Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
Objetividad, relativismo y verdad: Ensayos Filosóficos Vol. I Richard Rorty
Reporte de Lectura
I. OBJETIVOS DEL AUTOR II. DIEZ PLANTEAMIENTOS CLAVES DEL LIBRO III. EXPLICACIÓN DE ESOS PLANTEAMIENTOS IV. OPINIÓN PERSONAL
I. OBJETIVOS DEL AUTOR
Ensayos Filosóficos Vol. I, de Richard Rorty, es una colección de ensayos
publicados en la década de los 1980, en la cual, el recién fallecido filósofo neoyorquino
(1931-2007) abarca y contrapone las dos tradiciones filosóficas que han dominado la
filosofía contemporánea: la Anglo-América analítica y la continental (europea) con la
intención de dar a conocer su pensar. Su filosofía, la pragmática, está elaborada en torno
al principio de la utilidad, sin que este mismo principio tenga fundamento metafísico. Por
ser así este pragmatismo se halla cercano a los planteamientos de los filósofos
posmodernos. Sobre el eje del principio del pragmatismo se presentan las ventajas que
el mismo ofrece, según Rorty, “no sólo respecto de la concepción del conocimiento del
ser humano, a la tradicional cuestión del relativismo, sino también con relación a la
cuestión de la moral y la solidaridad y a la propuesta educativa y sus ideales
tradicionales”. R. Darós (2001).
Los temas principales en el primer volumen de Ensayos Filosóficos, “Objetividad,
relativismo y verdad”, están enfocados en tres capítulos principales relacionados entre sí:
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
1. La primera sección ofrece una visión pragmática de la ciencia y su relación con el
resto de la cultura. Rorty ofrece una visión anti-representacionalista del conocimiento,
sobre la base de que “knowledge is not a matter of getting reality right, but rather… a
matter of acquiring habits of action for coping with reality” (Rorty, 1991 p. 1). Esta
visión entiende como irrelevantes o sin sentido las discusiones planteadas por la
metafísica occidental; mente vs. cuerpo, empirismo vs. racionalismo, etc.
2. La segunda parte del libro explora algunos temas de la filosofía pragmática teniendo
en cuenta los trabajos de Donald Davidson, trabajos que han sido reinterpretados por
Rorty y otros autores como una contribución a la filosofía pragmática.
3. La tercera parte del libro analiza los temas concernientes al liberalismo democrático
desde una perspectiva pragmática. Desde la base de los valores culturales que Rorty
considera han modelado Occidente, este hace una lectura del liberalismo político -
desde una visión Deweyana de Democracia Radical – como la mejor esperanza para
los problemas de nuestros tiempos.
II – III. DIEZ IDEAS PRINCIPALES DEL LIBRO Y SU EXPLICACIÓN
1. Pragmatismo no es igual a relativismo
El núcleo principal de la pragmática visión de conocimiento y verdad de la
Filosofía de Rorty es que toda creencia está subordinada al contexto histórico, cultural y
temporal que le acontece y que toda verdad es contingente. Ahora bien, se podría
confundir fácilmente esta filosofía pragmática con el relativismo filosófico que ha
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
imperado desde los inicios del pensamiento post-moderno. Para Rorty el relativismo en
su esencia, es un pensamiento que se contradice en sí mismo. Más aún, es una corriente
filosófica que sostiene que cualquier verdad o pensamiento, cualquier teoría o creencia
son tan bueno como otras tantas y por tal razón no podemos pretender que una sea la
auténtica o la más válida. Sin embargo, ¿cuál es la definición de pragmatismo que nos
presenta Rorty? Y ¿cómo podemos diferenciar este pragmatismo del pensamiento
relativista postmoderno que tanto se le asemeja? La filosofía de Rorty, la pragmatista,
“asume que las cosas (los entes, los acontecimientos) valen, son verdaderas, son
buenas, no en sí mismas sino por las consecuencias prácticas, contingentes y útiles que
ellas ofrecen para lo que el sujeto (o la sociedad) desea obtener”. Darós (2001) p. 96.
En otras palabras, para Rorty, su filosofía pragmática no es un mero utilitarismo o
relativismo filosófico, es más bien un pensamiento en el que la utilidad es un ámbito
mayor donde todo es contingente y no se dan verdades y valores absolutas. La
diferencia principal, a mi entender, entre relativismo y pragmatismo es que, en esta
última, las verdades, aún siendo relativas, responden a un contexto cultural y al bien
común de la sociedad.
2. Tres ideas para diferenciar relativismo y pragmatismo
Rorty sostiene que relativismo es el adjetivo con el cual los “realistas” califican a
los filósofos pragmatistas. Sin embargo para él tres características casi inter-relacionadas
entre pragmatismo y relativismo ayudan a marcar la diferencia:
1. Toda teoría o creencia es buena como otra cualquiera
2. El término verdad es un término equívoco que tiene tantos significados como
justificaciones.
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
3. No hay nada que argumentar sobre “verdad” o “racionalismo” aparte de las
descripciones o los procedimientos de justificación que “nuestra sociedad” usa en las
distintas áreas del conocimiento.
Para Rorty la tesis que soporta a la filosofía pragmatista es la tercera, las otras
dos son ideas propias del relativismo.
3. Desacralización de la ciencia
Rorty defiende una nueva concepción de la “ciencia” y de lo que se ha entendido
por racionalismo. Esta nueva concepción del racionalismo re-plantea a la ciencia como
un constructo de virtudes morales basadas en la solidaridad y en el beneficio de la
sociedad, desechando de esta forma la idea de “ciencia y racionalidad” de la modernidad
en la cual la razón era concebida como un método en por el cual se representaba con
precisión la realidad. “Esa moderna visión de la razón es inseparable del
representacionalismo que ha permeado en la filosofía occidental y su concepción de
verdad” y Rorty se opone radicalmente a ella. (Milchman 1992 p. 577).
4. Antirepresentacionalismo distinto al de Heidegger o Derrida
“El anti-representacionalismo rortiano ha marcado en la filosofía contemporánea
una nueva reinterpretación de filósofos como Heidegger, Derrida and Freud” (Milchman
1992). Rorty ve a Heidegger y Derrida como herederos de una tradición anti-cartesiana,
anti-representasionalista y anti esencialista, tradición que también incluye a Nietzsche y a
Dewey. En sus “Ensayos Filosóficos” Vol. 2 Rorty, dirá: “ the worst parts of Heidegger
and Derrida as the parts which suggest that they themselves have finally gotten language
right, represented it accuarately, as it rally is”. (Rorty 1991, pp. 62-63).
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
El anti-representacionalismo rortiano, sin embargo, está basado en una
desconstrucción de la metafísica. Anti-representacionalismo que se opone radicalmente
a concebir la mente como el espejo de la naturaleza. Desde esta perspectiva, para Rorty,
son irrelevantes las discusiones sobre la distinción de mente y cuerpo, apariencia o
realidad y racionalismo o empirismo.
El siguiente pasaje resume brevemente la idea rortiana de
antirepresentacionalismo:
Antirepresentationalists . . . see no way of formulating an independent test
of the accuracy of representation—of reference or correspondence to an
‘‘antecedently determinate’’ reality— no test distinct from the success which is
supposedly explained by this accuracy. (Rorty, 1991, pp. 5–6)
5. No hay verdad absoluta en sí misma
Para Rorty no existe “verdad” o “realidad” absoluta en sí misma, no hay esencia
por la cual hayamos sido alienados sino, más bien, multiplicidad de creencias. Rorty
mismo sostendrá, citando a Freud, que el ser humano responde a la multiplicidad
cultural que no es en ningún momento verdad absoluta o última. Para Rorty somos
“aleatorio ensamble de contingencia e idiosincrasia”. La única verdad es la utilidad
entendida en un mundo de contingencias.
6. La ciencia es un modelo de la solidaridad humana
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
El pragmatismo rortiano pretende ser una propuesta en la que la ciencia sea un
ejemplo de la solidaridad humana y la responsabilidad moral. Rorty sugiere que en vez
de preocuparnos tanto por las ideas del lenguaje o la razón, la verdad, el sujeto-objeto, el
alma-cuerpo, deberíamos enfocar nuestro conocimiento en el hecho de que “there is
something there to be responsable to, we just drop that intuition”. (Ibid, P. 41). Para Rorty
el ser humano debe dirigirse en favor del pensamiento que le dice: “debemos de ser
mejores de lo que actualmente somos”. Debemos de inclinarnos hacia el sentido de ser
“mejores científicos, ciudadanos o amigos”. La respuesta de estos deseos debe de ser la
respuesta a esas utopías de la humanidad. Siendo así, el deseo de “objetividad” se
reduciría a la adquisición de creencias que eventualmente recibirían la aprobación de la
comunidad en el curso de un libre y abierto encuentro con otras creencias.
7. La mejor forma de actuar, la etnocéntrica
Para la filosofía pragmática decir que “algo es verdadero” significa que es la mejor
forma de actuar. Conocer algo, X o Y, significa simplemente saber hacer algo con X o Y.
En este contexto el problema de lo absoluto o lo relativo no tiene cabida. Rorty plantea:
Yo diría que no hay verdad en el relativismo, pero sí en el etnocentrismo:
no podemos justificar nuestras creencias (en física, ética o cualquier otro ámbito)
ante cualquiera, sino solamente con aquellos cuyas creencias coinciden con las
nuestras en cierta medida. (Ibid. Pp. 52-51).
Para el pragmatismo creer que existe una igual dignidad humana en las personas
no es más que “una excentricidad Occidental”. La igualdad es etnocéntrica, los
norteamericanos son iguales entre los norteamericanos, los marxistas entre los
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
marxistas, etc. “Es inevitable nuestra filiación espacio-temporal contingente; pero aún así
es deseable ampliar nuestra igualdad etnocéntrica” (Darós, 2001). Sólo desde el
etnocentrismo son justificables las creencias de la humanidad.
8. Prioridad de la Democracia sobre la Filosofía
La democracia tiene prioridad sobre la filosofía. La filosofía debe mantenerse al
servicio de la política y esta sólo tiene importancia privada si no sirve para fines políticos.
La preservación de la democracia es el fin más importante de la filosofía. En consiguiente
el fin de la política, la filosofía y la ciencia es reducir al mínimo el sufrimiento humano y
aumentar su felicidad.
9. Una propuesta moral: utilitaria y antropocéntrica
La moral pragmática es una moral utilitaria y antropocéntrica. Rorty considera que
los pragmatistas están en lo correcto cuando funden lo moral con lo útil. La sociedad
liberal no le regala nada al individuo, sólo procura que cada quien alcance sus fines
privados sin dañar a otro. La propuesta de Rorty se dirige a indagar cómo unificar el
aspecto antropológico e individual con el social. Rorty considera que no es papel del
Estado o de la sociedad querer crear un nuevo ser humano. Los principios morales no
son suprahistóricos sino que constituyen resultados útiles fruto del desarrollo de una
sociedad determinada.
10. Juegos del lenguaje
Para Rorty, como para Wittgenstein, los humanos simplemente nos movemos en
el lenguaje y en las prácticas que lo generan. Preguntarse por los límites de este –
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
lenguaje – o si existe una entidad fuera del tiempo que sostiene y le de sentido a esos
“juegos del lenguaje” no es más que una práctica inútil o un juego más. Por consiguiente
la filosofía de corte metafísico, la obsesionada con las grandes preguntas, está destinada
al fracaso por utilizar interrogantes e intenciones que no conducen a nada.
IV. COMENTARIO PERSONAL
Acercarse a Rorty y a su filosofía pragmática, estemos de acuerdo con ella o no,
provoca un cuestionamiento y un repensar del transcurso de la filosofía misma junto con
la historia de la humanidad. Pareciera ser como si los mismos tratados filosóficos del
pasado y la evolución de las preguntas que han preocupado al ser humano en épocas
específicas le dieran la razón al argumento rortiano: los planteamientos filosóficos no son
más que preocupaciones espacio-temporales subordinados a un contexto cultural.
Ciertos aspectos del pragmatismo de Rorty son prácticamente difíciles de ignorar
y hasta de contradecir por la forma en la que él mismo re-postula algunos pensamientos
tradicionales del pensar filosófico. Que no hay verdad absoluta en sí misma, que la
ciencia debe ser un modelo de la solidaridad humana, que la democracia y el liberalismo
político están por encima de la filosofía o que el fin de cualquier filosofía debería ser
intentar reducir el sufrimiento del ser humano, son propuestas difíciles de escuchar sin
evitar mover algunas de nuestras fibras más humanas. Parece ser cierto que nos hemos
perdido en más de una ocasión en la búsqueda de entidades supra-sensibles
olvidándonos finalmente de nuestros semejantes y hasta de nosotros mismos. Para
confirmar el argumento de Rorty, no sólo la filosofía ha caído tantas veces en esta
tendencia, la religión y la política también.
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
Sin embargo, a pesar de lo rica y sugerente que es la propuesta rortiana en
aspectos políticos y morales, hay ciertos puntos de la filosofía pragmática de Rorty que
sugieren debate y discusión. Negar, por ejemplo, los universales morales y éticos de la
humanidad significa más que una aparente postura relativista o pragmática. Decir que no
existe verdad absoluta o que nuestra forma de organización social es puramente
pragmática, utilitarista, tiene sus peligros pues implica asumir que el ser humano no
posee ciertas capacidades “humanas” que lo diferencien de lo puramente animal. Me
explico, desde el utilitarismo pragmático, cualidades innegables como la bondad, la
compasión o el sacrificio resultan prácticamente imposibles, o en el mejor de los casos
difíciles de comprender. Desde la perspectiva rortiana el ser humano es tan pragmático
como lo son los animales de la selva, del océano o del desierto, todos ellos tienen en
común algo particular, siempre toman decisiones que favorezcan a la manada o a la
supervivencia de la especie. Desde el pragmatismo el ser humano no es más que un
animal incapaz de trascenderse a sí mismo y sacrificarse por los demás. Sin querer
entrar en detalles la historia de la humanidad, colmada de hombres y mujeres capaces
de ir más allá de lo instintivo o de lo que la sicología les dicta, ha demostrado que esto no
es verdad.
Por otro lado vale destacar que desde esta filosofía si por democracia o
pragmatismo un grupo social llega a la conclusión de que eliminar a cierta etnia de la
sociedad, ya sea por razones X o Y, es lo más conveniente para ese grupo. Desde esta
perspectiva pragmática-democrática sería perfectamente lícito, ético, moral y justificable
dicha acción ya que tal grupo estaría simplemente actuando desde un pragmatismo
Luis Manuel Durán Cornelio [email protected]
utilitarista que podría justificar, si nos descuidamos, la más abominable de las acciones.
Awschwitz es un buen ejemplo de ello.
Finalmente, sobre la tan reiterada idea de que “no existe verdad absoluta”,
considero que la historia de la humanidad y su constante intención de lograr ideales
aparentemente inalcanzables y utópicos, demuestra que aunque no existe una verdad
evidente, si existe un “algo” que nos mueve y nos provoca a luchar por los ideales de
justicia, verdad, bondad y compasión, que aunque aparentemente inalcanzables, han
sido trabajados y re-definidos permaneciendo con su misma esencia a lo largo de los
siglos.
La perspectiva de Rorty, su filosofía pragmática, tiene mucho que ofrecernos
desde el aspecto político y social pues es rica en contenido y en propuestas. Pero a la
vez, y siendo coherentes con lo que él mismo predica, las ideas simplemente responden
a las contingencias del tiempo en el que son proclamadas, por ello lo más prudente sigue
siendo no llegar a afirmar como bueno y absolutamente válido ningún principio filosófico,
incluyendo claro está el de Rorty, y asumir una postura más dialogante y menos creída
que no excluya la hermosa filosofía que se regocija en el “saber por el saber” y que por
ello es superior a todas las ciencias. Tampoco debemos ser promotores de ninguna
filosofía minimalista que desde una lectura sicológica, conductista y utilitarista nos define
como animales capaces de pensar y de tener principios morales y éticos basados en el
utilitarismo pragmático, porque el ser humano aunque también es eso, es mucho más de
ahí.