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PPPPPROCESOS PARA ELROCESOS PARA ELROCESOS PARA ELROCESOS PARA ELROCESOS PARA EL
DESARROLLO DEL NIÑODESARROLLO DEL NIÑODESARROLLO DEL NIÑODESARROLLO DEL NIÑODESARROLLO DEL NIÑO
En el presente capítulo vamos a resumir algunos de los principales
trabajos que contribuyen en la construcción biológica, social y cultural
del niño. La perspectiva biológica del niño se basa en los trabajos de
Jean Piaget, como el marco teórico. Por otro lado, el trabajo de Barry
Bogin es una aplicación de la propuesta de Piaget sobre el desarrollo
mental y los trabajos sobre crecimiento y desarrollo que realiza el
antropólogo. En éste investigador son de gran importancia los
conceptos de: heterocronía, neotenia, hipermorfosis, alometría,
plasticidad y de manera central: la niñez.
Desarrollo mentalAunque los psicólogos tienden a destacar las capacidades internas
formadoras del orden, la mayoría está de acuerdo en que éstas sólo
pueden desarrollarse mediante una recíproca interrelación con el mundo
externo. El marco teórico para éste punto de vista es de Piaget (1950).
Según éste autor, el desarrollo intelectual del niño pasa por una serie
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de etapas sucesivas. En ciertos aspectos, dice Piaget, éstas etapas se
parecen al progreso de cualquier disciplina científica. En efecto, a
medida que el niño crece, inventa modelos o teorías cada vez mejores,
acerca del mundo. Cada nueva versión es contrastada con la realidad
y el niño extiende el modelo lo más posible para adaptarlo a nuevas
observaciones. Pero el niño acaba por abandonar el modelo cuando
experimenta incertidumbre al no poder conciliarlo con hechos
inevitables de la realidad, seguramente el autor se refiere a la muerte,
accidentes, enfermedades y catástrofes extraordinarias, entre otros.
Por regla general el progreso del niño consiste en un periodo en
el que la mente está dominada por las acciones que el niño puede
ejecutar, sobre los objetos del mundo exterior. Es un periodo intermedio
en el que los actos, sobre los objetos, pueden representarse
internamente en la mente. En una etapa final los actos pueden
representarse simbólicamente, en forma de palabras o inclusive en
conceptos matemáticos. Piaget identifica cinco o más etapas
separadas, por cuyo proceso pasa prácticamente todo niño. De hecho
cada etapa representa la movilización de una nueva capacidad
intelectual.
Piaget organiza el desarrollo de la mente del niño de la siguiente
manera. La fase sensoriomotríz, que ocurre del nacimiento a los dos
años: el bebé recién nacido no se distingue a sí mismo del medio
ambiente, sino que utiliza simplemente sus reflejos. La fase
preconceptual ocurre al niño de dos a cuatro años: en este tiempo
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investiga su ambiente y las posibilidades de actividad; el juego ocupa
la mayor parte de sus actividades. En esta fase el lenguaje es vehículo
de desarrollo. La comunicación mediante el lenguaje verbal o no verbal
establece un vehículo entre el pensamiento y la palabra. La fase del
pensamiento intuitivo ocurre de los cuatro a los siete años: el niño
tiene un mayor interés social por el mundo que le rodea. La fase de las
operaciones concretas es de los siete a los once años: el niño supera
su falta de lógica haciéndose menos centrado en sí mismo y aprende
a considerar tanto los cambios como las condiciones estáticas,
desprendiéndose de la confianza en las apariencias. El resultado de
esta fase es el desarrollo de una mente rudimentariamente lógica. En
la fase de las operaciones formales, de los 12 años en adelante, los
niños empiezan a aplicar las reglas formales de pensamiento. Pueden
formular hipótesis y verificarlas, así como seguir un sistema de lógica
deductiva hasta su conclusión. Piaget termina con una aseveración
fuerte: No todo el mundo alcanza esta etapa de desarrollo (ver esquema
1).
Una perspectiva biocultural de la niñezLos humanos comparten con los chimpancés la habilidad de discernir
la relación causa-efecto y ocuparse de jugar durante la primera etapa
de la vida. Pero los humanos también se ocupan de aprender y practicar
habilidades verbales. Durante la etapa (piagetana) pre-operacional, los
infantes y los niños aprenden los nombres de los objetos y el
razonamiento intuitivo. La siguiente etapa es llamada operacional
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concreta. Durante esta etapa el joven comienza a manejar conceptos
abstractos como los números y las relaciones. La última etapa
operacional formal, corresponde a la adolescencia, y marca el inicio
del razonamiento en una forma lógica y sistemática. Bogin (2001) esta
de acuerdo con Parker (1996) quien explica que únicamente las etapas
humanas fueron agregadas por hipermorfosis, esto es, por la extensión
del periodo de desarrollo cognitivo. Esto niega la neotenia lo que en
opinión de Parker, significaría que las capacidades cognitivas humanas
evolucionaron por una detención del desarrollo mental en una etapa
temprana o una etapa intermedia del desarrollo de los primates no
humanos. Para remarcar la afirmación de Parker podríamos decir que
los humanos cognitivamente, somos monos sobre desarrollados en
lugar de subdesarrollados.
Bogin coincide también con la aportación de Vrba (1996) quien
acepta que la hipermorfosis es la clave del proceso en la evolución
humana, pero agrega algunos elementos a éste argumento. El modelo
de Vrba sobre la evolución humana está colocado dentro de un contexto
más general de la evolución mamífera en África. La autora trata de
mostrar que el cambio del clima, en la glaciación global ocurrida hace
2.9 millones de años, provocó el alargamiento del cuerpo con un relativo
decremento en la longitud de las extremidades de varias especies
mamíferas africanas. Este cambio morfológico, debido al clima, está
de acuerdo con las leyes ecológicas de Allen. Por eso Vrba considera
que los homínidos vivos en ese tiempo también actuaron bajo ésas
leyes. Sin embargo, los homínidos no sólo incrementaron el tamaño
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del cuerpo sino que también aumentaron el tamaño del cerebro con
relación al tamaño del cuerpo.
Heterocronía, neotenia e hipermorfósisDe acuerdo con el glosario de términos recopilado por Bogin,
Heterocronía*, se refiere a varios procesos en biología que traen
cambios evolutivos entre las especies ancestrales y las descendientes,
a través de la modificación de caracteres presentes en el ancestro vía
los cambios en la velocidad del desarrollo. La neotenia es un tipo de
heterocronía que resulta de la retención de los rasgos infantiles o
juveniles hacia la vida adulta. Estos rasgos se mantienen al ocurrir la
maduración sexual en el momento en que el individuo todavía esta en
una etapa pre-adulta del desarrollo fenotípico. Finalmente, la
hipermorfósis es otro tipo de heterocronía que prolonga una o más de
las etapas de crecimiento y desarrollo de las especies descendientes
por sobre aquella especie ancestral.
Los conceptos de neotenia y de hipermorfósis señalan que el
humano moderno evolucionó por un retraso o una extensión de los
patrones de crecimiento ancestrales. En opinión de Bogin, el
crecimiento humano, anatómico, fisiológico y conductual no puede ser
explicado por estos procesos. Los humanos, dice Bogin, muestran
nuevos patrones de crecimiento no vistos en alguna otra especie de
mamíferos, especialmente de primates. Dos de esos patrones son el
brote medio de crecimiento que marca el fin de la niñez y el brote de
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crecimiento esquelético en la adolescencia. Estos brotes de crecimiento
resultaron de los patrones de las acciones endocrinas y la regulación
de la sensibilidad del tejido que sólo se encuentra en los seres humanos.
De manera similar los patrones humanos de niñez y adolescencia no
son únicamente extensiones heterocrónicas de las etapas de la vida
que se encuentran en otros mamíferos. Niñez y adolescencia, como la
nariz-trompa del elefante, sirven cada una a nuevas funciones y tienen
características peculiares de crecimiento e implicaciones funcionales.
Otro proceso a considerar es la alometría: velocidades de
crecimiento diferencial de las partes del cuerpo, relativo al cuerpo como
un todo. Esta es una regla en primates que también ocurre en el
desarrollo humano. Ambas alometrías, positiva y negativa toman lugar
en la ontogenia del desarrollo humano. Es decir las piernas contra
crecimiento del tronco, o la cabeza contra el crecimiento del cuerpo.
Estos cambios alométricos traen diferencias funcionales entre los
adultos por el tipo en la apariencia física y su desempeño en la vida
cotidiana.
Algunos ejemplos de alometría positiva es el aumento de la talla
en relación con la edad durante el crecimiento, al realizar
comparaciones entre diferentes generaciones. Otro caso puede ser la
aparición de la menarquia a edades más tempranas y el surgimiento
de la menopausia. Por el contrario algunos ejemplos de alometría
negativa pueden observarse en el desarrollo de las hipoplasias del
esmalte dental, la aparición de las líneas de Harris en las epífisis de
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las tibias, así como en la mayor proporción del tórax, en relación con
las extremidades inferiores.
Al igual que ocurren cambios biológicos, morfológicos y
fisiológicos debidos a algunos efectos de la heterocronía, puede
considerarse que en gran parte de la evolución humana, especialmente
durante la evolución de la niñez y de la adolescencia, la capacidad
humana para el lenguaje simbólico y la cultura, son resultado de la
introducción de nuevas etapas de la vida, dentro del patrón general
del crecimiento y desarrollo de los primates.
PlasticidadLa niñez permite la plasticidad en el desarrollo. El término plasticidad
significa un potencial para cambios en el fenotipo de los individuos
causado por un cambio en el ambiente. La forma de un fenotipo dado
varía dentro de un rango ambiental de variación. Cuando los fenotipos
son fijados en el desarrollo temprano, como en los mamíferos en los
cuales la maduración sexual temprana ocurre después de la
ablactación, el cambio ambiental está positivamente correlacionado
con una alta tasa de mortalidad. Los mamíferos sociales prolongan el
periodo de desarrollo al agregar una etapa juvenil entre la infancia y la
etapa adulta. El fenotipo adulto se desarrolla más lentamente en los
mamíferos. Ellos experimentan un amplio rango de variación ambiental
y el resultado es una mejor conformación entre los individuos y el
ambiente.
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La plasticidad lleva al incremento de la forma, lo que significa
que cada vez más los recién nacidos pueden sobrevivir a la etapa
reproductiva. En los mamíferos que no cursan por una etapa juvenil,
solamente sobrevive y llega a la etapa reproductiva menos del 10 por
ciento. Mientras que entre los mamíferos que cursan por una etapa
juvenil de crecimiento sobrevive del 10 al 30 por ciento. La inserción
de la etapa de la niñez, entre la infancia y el periodo juvenil en los
humanos, resulta de un crecimiento físico lento, pero además de la
contribución de otros cuatro aspectos: alimentación, cuidados,
cuidadores y bajo costo. En conjunto esto da a las experiencias de
conducta esa característica de plasticidad del desarrollo. El efecto
combinado entre niñez y plasticidad produce un incremento en el éxito
reproductivo (ver esquema 2).
La niñezLos seres humanos pasan por la etapa de la niñez, del crecimiento y
del desarrollo. El inicio de la etapa de la niñez está marcado por un
cambio en la velocidad de crecimiento; de un rápido descenso durante
la infancia a un periodo más estable de suave descenso; la erupción
de todos los dientes deciduos, la ablactación y la maduración de las
capacidades motoras congénitas. En la ablactación, los niños todavía
dependen de los individuos mayores para su alimentación y protección.
El final de la niñez es proclamado por varios eventos biológicos: erupción
del primer premolar permanente, el final del crecimiento y del aumento
de peso del cerebro; el niño alcanza el estilo adulto de locomoción.
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Esquema II
Waterlow J.C. 1985
RANGO PREDETERMINADOLIMITES DE ADAPTACIÓN
SUPERIOR INFERIOR.A .A´ A´´?.B B´
PREGUNTAS
1. ¿ Tienen A y B difentes posiciones naturales dentro del rangopredeterminado (A vs B)?
2. ¿Difieren A y B quizas por razones genéticas, en su capacidad deadaptación (A – A´ vs B – B´)?
3. ¿Puede A extender su capacidad de adaptación (A´ - A´´)?
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También el fin de la infancia esta asociada con nuevos niveles de
madurez cognitiva, el cambio de los 5 a los 7 años de edad, que es el
paso de la niñez al segundo brote del crecimiento. Además son
importantes las erupciones del primer premolar permanente entre los
5.5 y 6.5 años; el brote del crecimiento moderado asociado con eventos
endocrinos y la adrenarquia, evento endocrino de un progresivo
incremento de secreción adrenal de hormonas.
La niñez es también una adaptación alimentaria y reproductiva
que incluye a la madre pero además participa el padre y cualquier otro
miembro que pueda dar alimentos y protección a los niños. El fenómeno,
de la participación de otros miembros de la familia en el cuidado y
alimentación de los hijos, libera a la madre de las demandas de lactancia
y de la inhibición de la ovulación. Esto, como consecuencia puede
reducir el intervalo inter-genésico e incrementa el éxito reproductivo.
La alometría del crecimiento del niño libera a los padres de una
buena parte del tiempo dedicado a la crianza y el cuidado de los niños.
Durante este proceso, la alometría del crecimiento conserva, en el
niño, un aspecto infantil –cráneo largo, cara y cuerpo corto, poco
desarrollo sexual– lo cual estimula, en especial a los tíos / as y otros
parientes cercanos, para dar cuidados y alimentación a los niños, pero
con menor aprensión. Esta etapa resulta de un gran interés social y
cultural, porque el niño inicia un proceso de socialización con sus
parientes cercanos. A su vez los tíos y hermanos / as practican y
entrenan en el cuidado y alimentación de los menores. Así, los padres
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pueden dejar de atender al niño por periodos muy largos. Mientras
está ocurriendo este proceso, el cerebro alcanza su tamaño completo,
aún cuando el cuerpo sólo tiene el 58% de su desarrollo, el 40% de la
dentición, y el 10% de la madurez reproductiva. Es decir, hay grandes
diferencias en el desarrollo y madurez entre las diferentes partes del
cuerpo.
El éxito reproductivo es la mayor fuerza detrás de la evolución
de todas las especies. Parte del éxito reproductivo de la especie humana
se debe a la inversión intensa de cuidado que los padres y otros
individuos, dan al infante y a los niños. En los últimos millones de años,
el patrón de crecimiento fue conformado por la selección natural para
promover y relacionar la inversión intensa de cuidados con el
parentesco. Una manera en que esto ocurrió estuvo conformado por
la estimulación de lo que podemos llamar la psicología del parentesco.
ComentariosEn la propuesta sobre el desarrollo mental, Piaget marca dos etapas
que nos parecen relevantes: la primera del nacimiento a los dos años
–sensitivo motor– y la segunda el periodo pre-operacional, de los dos
a los seis años. Según Piaget, el niño pasa de un estado totalmente
centrado en sí mismo, egocéntrico, a una apreciación modesta de otros
puntos de vista, es una etapa de confusión y falta de lógica. Otros dos
aspectos llaman nuestra atención: la propuesta menciona que se
identificaron cinco o más etapas separadas por cuyo proceso pasan
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prácticamente todos los niños, sin embargo hace notar que en el periodo
de las operaciones formales no todo mundo alcanza esta etapa de
desarrollo. Un último punto que resulta de gran interés es que los
supuestos del desarrollo mental de Piaget se complementan con la
importancia del medio circundante, al que el individuo está
adaptándose. Sobre este aspecto la posición de Piaget se resume en
el teorema de Durkheim, según el cual todas las realidades sociales
–valores y procesos– son creación de los hombres. El mundo social
es reflejo de la socialización experimentada por cada individuo en su
desarrollo cognoscitivo. Con base en lo anterior Piaget postula que el
individuo y su ambiente representan un todo sincrético. (Maier 1971)
El trabajo de Bogin busca aplicar la propuesta de Piaget y
apoyado en otros autores trata de demostrar que en el hombre han
ocurrido dos cambios esenciales y únicos. El primer cambio se refiere
al desarrollo de la etapa de los dos a los siete años, la cual corresponde
a la niñez. Esta etapa prácticamente no existe en alguna otra especie
animal; lo que generalmente se ha identificado con claridad, en otras
especies, es la etapa infantil, juvenil y la vida adulta. Bogin propone
que en el hombre hay una etapa de la infancia, al igual que otras
especies, pero la etapa de la niñez es característica sólo del hombre
(heterocronía). Otro de los cambios de gran importancia sobre la etapa
de la niñez es que ha aumentado el tiempo de su duración
(hipermorfósis). La propuesta resulta cada vez más compleja conforme
se van agregando otros elementos por considerar durante la niñez,
por ejemplo la alometría y la plasticidad.
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Una vez que se han aceptado como plausibilidades biológicas
las etapas del desarrollo mental y su correlación con la etapa de la
niñez como el desarrollo físico, el concepto de alometría es una
consecuencia positiva o negativa. El crecimiento diferencial de las
partes del cuerpo está plenamente demostrado, primero crece la
cabeza, después el tronco aumenta de tamaño y finalmente las
extremidades se alargan. De la misma manera existe un desarrollo y
madurez diferencial entre los órganos, sistemas y aparatos del cuerpo,
es decir que existe una heterocronía en el crecimiento y desarrollo. Si
se acepta que existe una etapa distinta, la niñez, y que además han
ocurrido variaciones en la velocidad del crecimiento, entonces ésta
heterocronía es parte del proceso de evolución que altera el crecimiento
y desarrollo introduciendo nuevas etapas y causando una variación en
las etapas subsecuentes. Finalmente está el concepto de plasticidad
que básicamente se refiere a los cambios en el fenotipo de los individuos
causados por las transformaciones en el ambiente.
Los siguientes ejemplos pueden ayudar en la explicación de la relación
entre heterocronía, alometría y plasticidad. Los estudios sobre la
evolución humana, a través de los restos óseos, han mostrado un
aumento en el tamaño del cerebro con relación a una disminución en
el tamaño del maxilar, de la mandíbula y de los dientes; como
consecuencia hay también una reducción del prognatismo. Por el
contrario, también ocurre un abultamiento en el hueso frontal y los
parietales. Los cambios en el ambiente que influyeron sobre la evolución
de la morfología humana, están dentro de un contexto más general: la
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evolución de los mamíferos. Los especialistas tratan de demostrar que
el cambio del clima, durante la glaciación global provocó un
alargamiento del cuerpo en la longitud de las extremidades de varias
especies mamíferas. En los homínidos no sólo se incrementó el tamaño
del cuerpo, también el del cerebro. Todos estos cambios propiciaron
una postura erecta, la liberación de la mano, como un medio de apoyo
para la locomoción y las consecuencias son múltiples: reducción del
tamaño y cambios en la forma de los huesos de la pelvis, entre otros
muchos.
Para conocer y demostrar que los cambios en la forma, el tamaño
y la velocidad del crecimiento ocurren con relación a la alometría y
plasticidad, los estudios sobre la nutrición humana nos demuestran
estas relaciones reiteradamente. Cuando un niño se enfrenta a
prolongados y repetidos periodos de nutrición deficiente o a reiteradas
situaciones de enfermedad, su crecimiento es notoriamente alterado.
Podemos decir que un cuerpo con deficiencias nutricionales
importantes, sacrifica el crecimiento por la sobrevivencia. Es decir, el
niño será pequeño pero podrá sobrevivir. Proporcionalmente el cuerpo
de este niño tendrá piernas cortas con relación al tronco. Si además
podemos conocer a la madre de este niño, hay muchas posibilidades
de que sea una mujer de estatura baja, lo cual significa que ella, durante
su etapa de crecimiento también tuvo desnutrición crónica.
Con el fin de afinar la hipótesis de la niñez, como una etapa
única de la especie humana, Bogin señala que la niñez incluye una
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adaptación alimentaria y reproductiva. Este punto representa el tema
central de la perspectiva social del antropólogo. La niñez incluye a la
madre pero también participan otros miembros de la familia que proveen
de alimentos, protección y cuidados, haciendo una gran inversión de
tiempo y esfuerzo en el cuidado del niño. Este hecho aumenta la
probabilidad de sobrevivencia de los niños, reduce el tiempo que la
madre dedica al niño y se reducen los costos de la reproducción
biológica y cultural del grupo. De manera general se reduce el intervalo
entre un nacimiento y otro, pero de mayor importancia es el aumento
en la probabilidad de sobreviviencia y salud de los recién nacidos. Por
otro lado, el aspecto sociocultural de mayor trascendencia sobre el
éxito reproductivo es, sin duda alguna, el desarrollo de las relaciones
de parentesco.
Estamos de acuerdo con la perspectiva biocultural de Bogin, así
como con el señalamiento que él y Piaget hacen sobre el ambiente.
Sin embargo en ambos resulta muy limitado el desarrollo de los
procesos sociales, culturales y la importancia de ellos.
PROCESOS SOCIALES Y POLÍTICOS PARA EL DESARROLLO DE LA NIÑEZUna perspectiva social y cultural más desarrollada se encuentra en los
estudios de la historia de la evolución de la infancia de Lloyd deMause,
Bruce J, Tucker y Wirth (1982) que presentan la historia del niño en
Europa. El estudio para América del norte corresponde a Walzer e
Illick y (1982) para la historia del niño en América Latina los trabajos de
Lipsett-Rivera, Kuznesof E, Blum A y Guy D(1998). La historia de la
infancia en México se basa en los trabajos de Alcubierre B y Carreño T
(1997). También se describe el caso que presenta Fernando
Ponce(1911), sobre el alcoholismo en la niñez mexicana, en la primera
década del silgo xx. La situación del niño en México a lo largo de casi
todo el siglo xx es documentada ampliamente desde una perspectiva
gubernamental. Por otro lado, para analizar desde una perspectiva
crítica el fenómeno de la niñez, se han agregado dos trabajos: el primero
de Linda Pollock (1990) y el segundo de Luc Boltanski(1974). Finalmente
se concluye con una análisis general sobre las aportaciones más
importantes.
Cambio histórico sobre la infanciaLa teoría psicogénica de DeMause (1982) es una propuesta general
del cambio histórico, que no se refiere a la tecnología, ni a la economía,
sino a los cambios psicogénicos de la personalidad resultantes de las
interacciones de los padres con hijos en generaciones sucesivas. Desde
esta perspectiva se proponen cinco condiciones:
1. La evolución de las relaciones paterno filiales constituye una
causa independiente del cambio histórico.
2. La presión generacional a favor del cambio psíquico no sólo es
espontánea, se produce independientemente del cambio social
y tecnológico.
3. La historia de la infancia es una serie de aproximaciones entre
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el niño y el adulto, en el que cada acercamiento provoca nueva
ansiedad.
4. La historia de la infancia supone una mejora general de la
puericultura por lo que conforme se va reduciendo la duración
de los cuidados al niño, menos eficacia muestran los padres
para lograr satisfacer las necesidades del desarrollo del niño.
5. Dado que la estructura psíquica ha de transmitirse siempre de
generación en generación, las prácticas de la crianza de los
niños son la condición de la transmisión y desarrollo de todos
los demás elementos culturales.
En el análisis que hace DeMause sobre los historiadores de la
infancia, encuentra que éstos han observado ciertos patrones en las
relaciones paterno filiales en distintos momentos históricos. Las formas
de crianza tienen características distintas en los diferentes tipos de
familias. Unas familias practican modelos de crianza antiguos, otras
introducen prácticas nuevas y algunas hacen cambios revolucionarios.
Hay diferencias en los modelos de crianza según la región y la clase
social. Pero de manera general, los padres poco a poco comienzan a
desarrollar la capacidad de conocer y satisfacer las necesidades de
sus hijos.
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La historia del niño en EuropaPara algunos investigadores europeos (Bruce., Tucker y Wirth. 1982)
resulta más o menos fácil identificar las prácticas de crianza en los
países como Italia, Francia, Inglaterra y Alemania. Así afirman que el
infanticidio ocurrió como una práctica común hasta el siglo iv. El
abandono de los hijos se observa con facilidad a partir del siglo iv y
hasta el xvii, en el que los padres empezaron a aceptar al hijo como
poseedor de un alma. Una actitud de ambivalencia hacia los niños
(retención-rechazo) puede reconocerse del siglo xiv al xvii, durante los
cuales al niño se le permite entrar a la vida afectiva de los padres. La
intrusión en la vida del niño, fue característica del siglo xviii porque los
padres trataban de dominar la mente del niño, para controlar su interior,
rabietas y necesidades. La socialización del niño ocurrió principalmente
en el siglo xix, en el cual los padres tratan de enseñar al niño a adaptarse
y socializarse. Finalmente se registra una etapa de ayuda al niño, en
el siglo xx. Los padres consideraban que el niño sabe mejor que nadie
lo que él necesita en cada etapa de su vida. Esta última etapa no
supone el intento de corregir o de formar hábitos.
En Europa, aún cuando desde el siglo xv y hasta el xvii se va
dando un cambio en las prácticas y representaciones de las familias
con respecto al cuidado de los niños, los historiadores opinan que: no
parece haber disminuido mucho la amenaza de la mortalidad infantil.
Los padres continuaron con la desatención, la explotación y el abandono
de los niños; aunque poco a poco se fue dando cierta oposición, de las
autoridades, a éstas prácticas de maltrato. Las pautas y tendencias de
la crianza de los niños crean una interrogante entre la naturaleza y la
educación, ¿Dónde termina una y en dónde comienza la otra? La idea
del niño como propiedad de sus padres siguió dominando, pero las
autoridades civiles empezaron a intervenir para iniciar una idea del
niño como ser por derecho propio.
En muchas sociedades tradicionales europeas, el cambio de
prácticas y actitudes hacia los niños fue menor, comparado con lo que
permaneció igual. Una de las razones por lo que éste cambio no fue
mayor, se debe a que el mundo del niño, hasta la edad de seis años,
era el mundo de las mujeres. Conforme empezó a llegar más
información para las mujeres instruidas, a través de la reforma religiosa
y social, se fue construyendo un nuevo carácter moral para los niños.
Otras fuentes de información que contribuyeron a iniciar el cambio
hacia el trato a los niños, fueron los libros médicos y las comadronas
que ya tenían alguna preparación.
La infancia tiene como objetivo inmediato la sobrevivencia y ésta
dependía de una relación de lactancia satisfactoria, aunque no se
desconocía, en Europa, la posibilidad de la alimentación artificial:
animales, alimentadores y preparados alimenticios. En ese entonces
se consideraba que la lactancia tenía una influencia más honda, en el
desarrollo de la naturaleza del niño, que la experiencia prenatal. Para
la mujer la supresión de su leche era como el aborto. Incluso las
autoridades médicas creían que la leche de la madre era literalmente
sangre menstrual. Las características que adquiría el niño en brazos
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de su nodriza eran tan innatas como las que adquiría en el útero. La
madre durante la gestación y la nodriza durante la lactancia, podían
transmitir al niño no solo características físicas sino también rasgos de
temperamento como la pereza, promiscuidad, crueldad. Una buena
relación entre nodriza y lactante era algo más que deseable, era de
vital importancia. Los signos del fracaso de esta relación eran conocidos
como el síndrome del agotamiento del recién nacido, hoy conocido
como marasmo. En algunos casos los médicos sostenían que estaba
contraindicada la lactancia a cargo de la madre biológica. Los consejos
de los médicos sobre las técnicas de lactancia variaban también según
las clases sociales; para las mujeres de la aristocracia que eran
consideradas delicadas, lo mejor era empezar a dar el pecho al niño
después de un periodo que podía variar entre unos días y varias
semanas. Para los hijos de éstas pacientes delicadas los calostros
eran considerados perjudiciales. Otro obstáculo para la lactancia era
la membrana situada debajo de la lengua, la cual era cortada por un
médico y a veces con la uña de la nodriza.
La aparición del primer diente era para muchos una indicación
de que el niño ya podía tomar alimentos sólidos y la salida del último
diente de leche era la señal para el destete. Se consideraba que el
destete era una crisis y a veces se evitaba por temor a que el niño
enfermara. Alguna gente recomendaba el destete de manera radical,
aunque otros lo hacían gradualmente y para ello se ponía en los
pezones mostaza o cualquier sustancia desagradable. Después del
destete ya se podían someter a los niños a los castigos, miedos,
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vergüenza y culpabilidad, todos ellos con la finalidad de lograr
obediencia.
La vida urbana del siglo xvii, parecía favorecer el nacimiento del
niño, pero también hay un incremento de niños abandonados durante
las guerras; aumentan las infecciones, el castigo y la tasa de mortalidad
son frecuentes y altos en las ciudades. Ante esta situación, eran pocos
los niños que llegaban a la edad adulta. La alta mortalidad que ocurría
en la población infantil contribuía a que los adultos no tuvieran
demasiado apego a los niños y el fatalismo era una actitud y respuesta
muy común. Por otro lado, ante la nueva moral que se desarrollaba en
la vida urbana, se redujo la fuerza y el autoritarismo del padre, aunado
a que el estado, con mayor frecuencia, intervenía de una manera u
otra para dar cierta protección a los niños.
A mediados del siglo xvii se produjo el despertar de la medicina.
En ésos años ya se hablaba de la higiene, y el estudio de las
enfermedades infantiles era una mezcla de teorías rudimentarias y de
observaciones escasas, aunadas a la fascinación por la magia y la
preocupación religiosa. Frente a toda ésta mezcla de ideas,
predominaba la supuesta intervención divina y sus propósitos
predeterminados. Por lo tanto el papel de la medicina era incipiente y
con poco reconocimiento ante lo que podía hacer la voluntad divina.
En la clase media europea del siglo xix se concibe al hogar como un
nido. Los padres ponían especial atención en el cuidado físico del recién
nacido. La alimentación de los hijos debía ser sin elección o preferencia
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y siguiendo las ideas de Rousseau, los padres consideraban que los
niños nacen buenos, con capacidades de razonar y las virtudes sólo
necesitan ser desarrolladas. Aun así, había diferencias entre los adultos
que quieren a los niños, con los que no los quieren; los que confían en
la naturaleza, contra los que temen a Dios; los que aplican una disciplina
moderada, frente a los que creen que el sufrimiento es bueno para los
pequeños. Poco a poco y a pesar de las diferencias, la disciplina de
los niños fue pasando de las prácticas del castigo corporal al castigo
mental, pero los principales enemigos de los niños, seguían siendo la
pobreza y la ignorancia.
ComentariosEl primer punto que llama nuestra atención, en el trabajo de DeMause
es que no distingue entre infancia y niñez, y casi puede incluir a los
adolescentes, es decir a toda la población de un mes a 17 años de
vida. Por otro lado, sin duda ha exagerado el tema de la violencia y el
maltrato hacia los niños y llega hasta mencionar que todo esto “es un
aspecto de la crueldad y agresión que hay en el fondo de la naturaleza
humana”. El estudio resulta limitado, porque trata principalmente de la
clase media o alta de las sociedades con una cultura occidental.
Nos parece interesante que DeMause haya formulado una teoría
del cambio psicogénico de la personalidad, basada en las interacciones
de padres e hijos a través de las sucesivas generaciones. El primer
punto de desacuerdo con esta teoría, con elementos estructuralistas,
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es cuando el autor asume que en las interacciones familiares no influyen
ni la tecnología ni la economía y con ello coloca a la familia dentro de
una esfera que no puede ser modificada por el entorno. Según la teoría
de DeMause, las relaciones paterno filiales son independientes de lo
que ocurre en el resto de la sociedad. Es la estructura psíquica la que
se modifica de generación en generación, a través de las prácticas de
la crianza de los niños. La presión generacional para el cambio en las
relaciones padre-hijo es espontánea. Finalmente todo lo anterior se
basa en la eficacia de los padres en satisfacer las necesidades de sus
hijos y en la ansiedad que esta relación provoca. Ante todo esto resulta
contradictorio o al menos confuso que a continuación el historiador
mencione que se han observado patrones de las relaciones paterno
filiales, en distintos momentos históricos; que las formas de crianza
son distintas entre diferentes tipos de familias, según clase social,
religión; y que además haya familias que practican modelos antiguos
de crianza y otras utilizan nuevos modelos.
De gran interés resultan también los siguientes trabajos citados,
debido a que se manifiesta en ellos una representación social de la
niñez y un tipo de respuesta organizada, lo cual demuestra que el niño
empieza a ser considerado como un problema y una preocupación
social. Por ejemplo Bruce y los otros dos investigadores, comentan
que a partir del siglo xvii se empezaba a aceptar que el niño poseía un
alma. Posteriormente el niño empieza a participar de la vida afectiva
de los padres y para el siglo xviii los padres trataban de dominar la
mente del niño, controlar su conducta, sus necesidades. En la moda
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siguiente el niño debía aprender a convivir y los padres trataban de
enseñarle a adaptarse y socializarse. Para el siglo xx predomina la
idea de que el niño sabe mejor que nadie lo que necesita y los padres
solo deben ayudarlo. Así en trescientos años cambió la actitud de los
padres de tratar de controlar, disciplinar y someter a sus hijos: una
relación entre la naturaleza y la educación, un problema entre el niño
como propiedad de los padres y el niño como un ser con derechos
sociales.
Los autores también reconocen la importancia de la alimentación,
pero ponen especial atención en los primeros dos años de vida:
lactancia, ablactación, destete. De esta manera, la vida del niño hasta
los seis años estaba confinada al mundo de la mujer. Pero el punto
más interesante es cuando los autores mencionan que estas mujeres
empezaron a recibir información a través de las comadronas con
preparación, así como de las obras médicas escritas. Por supuesto
que se refieren a la vida urbana y al desarrollo del Estado, el cual ya
intervenía en la protección de los niños. De alguna manera se empieza
a institucionalizar la atención de los niños, ante el surgimiento de la
medicina. Entonces, la principal confrontación es entre los esfuerzos
de la incipiente medicina e higiene contra una amalgama ideológica
compuesta de creencias mágicas y religiosas que propiciaban una
actitud de poco apego a los niños y un fatalismo ante las precarias
condiciones de vida en la ciudad.
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El concepto de niño desde una postura críticaDesde el comienzo de su trabajo Linda Pollock (1990) manifiesta su
desacuerdo en primer lugar, con la visión predominantemente negativa
de los historiadores de la infancia. Considera que si bien el maltrato a
los niños existe en todas las épocas, países y grupos sociales, esto de
ninguna manera es una práctica general. La autora también refuta las
tesis teóricas más difundidas sobre el cuidado paterno en el pasado y
presenta una historia de la infancia que repasa la forma en que los
niños han sido criados: cómo los disciplinaban, vestían, alimentaban,
educaban, curaban y sobre todo, qué sentían sus padres por ellos. El
estudio de Pollock, se basa directamente en fuentes originales: diarios
privados y periódicos de los siglos xvi al xix. La conclusión final es
contraria a los autores que proponen una evolución de las prácticas en
la infancia, ya que afirma que: las formas de atender y cuidar a los
niños han perdurado inalterables a lo largo de cinco siglos y que
constituyen una de las variables más resistentes al cambio en la historia
de la humanidad.
Los estudios citados concluyen que antes del siglo xvii no existía
el concepto de niñez y que se tenía a los niños en el fondo de la escala
social. Frente a estas situaciones los niños eran indignos de
consideración alguna, es decir eran inferiores, sus necesidades y
peticiones no debían tomarse en cuenta. Sobre la relación formal entre
los padres y los hijos, los diversos autores mencionan que los padres
eran personajes distantes a los que no era fácil aproximarse. También
se menciona de alguna manera que hasta el siglo xviii y principios del
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xix, a los niños se les explotaba y se les sometía a situaciones indignas.
Por su parte, Pollock considera que hay evidencias de que a partir del
siglo xvii aparece el concepto de niñez, debido a un renovado interés
en la educación, a una modificación dentro de la familia; al auge del
capitalismo, al surgimiento de un espíritu de benevolencia y a la
creciente madurez de los padres. De esta manera el concepto de niñez,
dice la autora, se perfeccionó entre el siglo xviii y el xix, hasta que al
niño se le atribuyó un papel central en la vida de la familia y sus derechos
fueron protegidos por el Estado.
La mayoría de los autores habla del control y la disciplina que se
ejercía hacia los niños. Por su parte Pollock menciona que es durante
la primera parte del silgo xix cuando hubo una clara intensificación de
las demandas de los adultos, de obediencia y conformidad de los niños,
sobre todo en las escuelas. Como dice la autora, la industrialización
de la sociedad contribuyó tal vez al aumento de la disciplina, por eso,
la hipótesis sobre la industrialización en relación con la obediencia y
conformidad puede comprobarse, si se compara a las familias de
distritos rurales con otras de regiones industriales.
Por otro lado Pollock tampoco está de acuerdo con la visión
general que se da sobre los niños, ya que ella dice que no son totalmente
pasivos; exigen cosas de sus padres y ellos a su vez se ven obligados
a operar dentro del contexto de estas exigencias. Los límites de
variación sobre las técnicas de crianza de niños son el nivel de
dependencia del niño y la aceptación de la responsabilidad en cuanto
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a protección y socialización de ese niño por los padres. En
contraposición con otros historiadores, Pollock comenta que no se
sostiene la hipótesis sobre las técnicas evolutivas de la historia de la
niñez. Pues según ella, aún cuando haya habido cambios en las
costumbres alimentarias de los niños y algunas modificaciones en las
actitudes hacia ellos, en el siglo xviii no hubo una transformación
espectacular en la costumbre de crianza de los niños.
La puericultura y la medicinaEl trabajo de Boltanski (1974) se enfoca en la puericultura, cuyo origen
se remonta a 1890. Según este autor, la crianza del niño encuentra un
nombre, se constituye como saber autónomo; se organiza en torno a
algunos principios fundamentales para formar un cuerpo coherente de
conocimientos teóricos y de reglas prácticas, para el cuidado y
alimentación de los niños.
La difusión de la puericultura, dice Boltanski, no es un hecho
espontáneo, es el resultado de una empresa sistemática que empieza
a finales del siglo xix y continúa hasta la actualidad. Es un proyecto
más amplio, más ambicioso: regular la vida, particularmente la de los
miembros de las clases bajas. Regular todos los actos de la vida,
incluidos los más íntimos y los más privados, los que se realizan en el
seno del hogar. La puericultura nace en un proyecto común a la
institución escolar y la institución médica. Intenta mostrar que es
solidaria con toda una ideología del orden y del desorden, de la
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civilización y del salvajismo; y por tanto con una representación de las
clases populares y su destino. Sin embargo, las reglas de la puericultura
son menos condicionantes de lo que parecen, debido a que son
esencialmente negativas y se presentan la mayor parte de las veces
en forma de prohibiciones.
Según Boltanski, en aquella época se consideraba a las mujeres
obreras como una especie de la que existen dos variedades: una salvaje
y otra doméstica, cultivada. La salvaje debe convertirse en doméstica,
para ello, tiene que organizar su vida, introducir un orden en ella, un
desarrollo, una regularidad. Por ejemplo, hacer un empleo minucioso
del tiempo para regular la sucesión y duración de todos los actos
domésticos, incluidos los más pequeños e incluso aquellos
aparentemente arbitrarios.
Entre 1885 y 1914 hay un espíritu revolucionario en Francia,
que impregna todas las obras escritas, manuales escolares, de
enseñanza del hogar, libros de divulgación para las consultas infantiles;
distribución de alimentos y leche, conferencias, carteles para madres
embarazadas dirigidos hacia un solo objetivo regular la vida privada,
las múltiples conductas que se ejercen en la intimidad del hogar. Sustituir
con reglas las maneras habituales de la costumbre, transmitidas por la
tradición, con el fin de reducir la arbitrariedad individual.
Desde ésta perspectiva crítica de Boltanski, la puericultura
enseña la manera correcta de realizar todos los actos, desde los más
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generales hasta los más particulares que afectan a la madre. El menor
gesto es racionalizado, estandarizado desmenuzado, es objeto de
enseñanza. Desde 1890 existe una manera legítima, dictada por el
cuerpo médico, de cumplir con los cuidados que exige la educación de
un bebé. Los reformadores desean infiltrase en los hogares, penetrar
en los espíritus, sustituir la autoridad tradicional de la familia por una
autoridad racional basada en el saber. Pero sólo una parte de la
sociedad goza de la supremacía moral y material: la universidad, la
institución escolar y el cuerpo de médico. La escuela debe realizar una
transformación total de los espíritus, una revolución pacífica e interior;
debe permitir a todos el acceso a una vida decente, moral, ordenada,
“cultivada” debe, si no nivelar las condiciones, al menos uniformar las
maneras de vivir y de pensar. La escuela debe obligar a los miembros
de las clases populares, campesinos y obreros de las grandes ciudades
a comportarse bien, vivir decentemente y correctamente; pues las
clases populares se caracterizan por ser desordenados, anárquicos e
inmorales. Por otro lado, dice Boltanski, parece que era menos
necesario imponer una estricta reglamentación al campesinado que al
nuevo proletariado de las ciudades. Los puericultores tenían la idea de
que la vida de los campesinos estaba sometida a un orden rudimentario
“natural” y casi animal, pero a pesar de todo tenía la virtud de mantenerla
en límites estrechos, alejada de los excesos. Finalmente, tanto para el
campo como para la ciudad la escuela pretende realizar una obra
civilizadora por medio de las enseñanzas del hogar, pero lo más útil y
a la vez más fácil es domesticar a la mujer, para que se convierta en
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una misionera, una auxiliar de la escuela que convierta al marido y a
sus hijos.
Por medio de sus prácticas y conocimientos la institución médica
intenta una verdadera toma de poder. Los objetivos inmediatos son
extender el campo de la medicina y colocar nuevos dominios, otras
conductas, bajo el control imperioso y sabio del médico sobre esa
infinidad de actos privados que las mujeres todavía creen que tienen
derecho a ejercer libremente en su función materna. Así, con el fin de
disminuir las creencias erróneas y confirmar cada vez más la autoridad
del médico, se multiplican las consultas gratuitas destinadas a los niños
de los barrios populares. Los consejos del médico adquieren ese tono,
como cuando un padre se dirige a su hija, pretenden enseñar la
puericultura de la misma forma en que el cura enseña el catecismo. La
puericultura, en este contexto, debe ser para la mujer la primera de las
ciencias porque se refiere al primero de sus deberes.
El análisis de Boltanski sugiere que a finales del siglo xix y
principios del xx se construye una representación social en donde el
niño no es psicológicamente más que un adulto pequeño en cuerpo,
pero muy distinto al adulto en espíritu, un pequeño inocente,
irresponsable, cándido. El niño no es responsable, esta más allá del
bien o del mal; hay que esperar a que llegue por sí solo, poco a poco,
a que tenga edad para comprender, para disciplinarse a sí mismo por
imitación y siga el ejemplo de los mayores. Los miembros de las clases
altas insisten en la proximidad psicológica del niño y el adulto, en su
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responsabilidad, individualidad y necesidad de autonomía. Los
miembros de las clases bajas consideran que el niño no es un ser
completo, es un animalito libre encantador al que sería inútil imponer
una disciplina demasiado estricta, ya que la vida se encargará de
educarlo. De esta manera la representación de la infancia, en este
análisis, se diversifica según la clase social.
Por otro lado, el análisis de este sociólogo muestra que para las
clases populares, el niño pequeño todavía no ha conquistado su ser;
pertenece a un estadio intermedio entre el ser y el no ser; es más una
parte de la familia, antes que un ser individual. Finalmente el estudio
llega a las conclusiones de que la imagen o representación de la infancia
propia de cada época y de cada clase social depende de las condiciones
objetivas de la existencia de los niños, pero también de las reglas con
las que los adultos pretenden criarlos. Por lo tanto, la infancia es menos
una naturaleza que una definición social.
ComentariosEl estudio de Boltanski es parte de una investigación más amplia sobre
las actitudes de los miembros de las diferentes clases sociales en
relación a la medicina y en general, con respecto al cuerpo. Se basa
en el análisis de muchos libros de puericultura escritos en diferentes
épocas y en el análisis secundario de encuestas realizadas desde 1960
hasta 1966, por diferentes instituciones francesas. Además el
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investigador aplicó 120 entrevistas centradas en la ciudad de París en
el año de 1967.
Boltanski nos muestra una perspectiva diferente y mejor
delimitada. Analiza la situación de los niños urbanos, de los grupos
sociales populares, los obreros. El concepto central de su análisis es
la puericultura: un cuerpo coherente de conocimientos teóricos y de
reglas prácticas, para el cuidado y alimentación de los niños. Según
este autor, la puericultura es parte de un mismo proyecto conformado
por las instituciones escolares y médicas con una ideología del orden
y la civilización. El objetivo de la puericultura, según Boltanski es regular
la vida, los actos más íntimos y privados de los miembros de las clases
populares. Los medios de mayor prestigio y supremacía moral son la
escuela y la medicina. Desde esta perspectiva, la medicina surge como
un grupo de poder que tiene hegemonía sobre la atención de las
enfermedades y que encuentra en el embarazo, el parto, el puerperio
y la crianza del niño, un campo sobre el cual puede ampliar su área de
influencia. En este sentido estamos de acuerdo con la idea de Boltanki
de que la medicina realiza una verdadera toma de poder y conquista
un espacio privado, la vida familiar. Con todos estos recursos la
medicina alcanza el desarrollo como institución que ocupa un espacio
dentro del Estado, el cual a su vez regula y controla la práctica médica.
El proceso de la institución escolar es similar y paralelo. La conclusión
al respecto es que la puericultura, la medicina y la escuela,
corresponden a un sistema de Estado y a un modo de producción
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industrial y además a la vida urbana. El objetivo final es la creación,
sostenimiento y reproducción de un sistema de nación-estado.
La puericultura queda entonces como un conjunto de prácticas
y acciones naturales e instintivas de la relación madre-hijo, de la
racionalización de las experiencias compartidas entre generaciones y
la apropiación de conocimientos científicos de cada época, que tienen
como finalidad la crianza y el cuidado de los hijos. Pero para la medicina,
la puericultura, es el antecedente más inmediato de una nueva
especialidad, la pediatría. Lo que resulta de gran importancia es que la
pediatría nace cuando se introduce el nuevo concepto de infancia y se
asume que el niño y la niña no son adultos en pequeños, sino seres
distintos: con necesidades distintas, enfermedades, lesiones,
malestares, es decir una patología y riesgos distintos a los adultos.
Posteriormente la definición de pediatría no solo se refiere a la asistencia
cuando el niño está enfermo. La primera definición en España es de
Criado Aguilar en 1902: “La pediatría es la parte de la medicina que se
ocupa de las condiciones del organismo infantil, de la modalidad de
sus reacciones y de las enfermedades que le son peculiares”. Así se
abre una etapa de lucha por una disciplina autónoma, con un objeto
de estudio propio. Es necesario aclarar que la pediatría viene de París,
pues en 1802 se creo el famoso Hospital del Niños enfermos. (M. de
Miguel.1984)
Otro aspecto de interés en la investigación de Boltanski es sobre
la reproducción y el cambio en las prácticas maternales. El autor
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considera que sí hay una evolución en el tiempo, de las prácticas y
métodos de educación en las diferentes clases sociales. También
asegura que las reglas de la puericultura se difunden en el espacio y
en el tiempo, pero varían con la distancia social que separa al receptor
del emisor. Otra afirmación es que los conocimientos y las prácticas
de los miembros de todas las clases sociales están en perpetuo cambio
y las diferencias son debido a las distancias sociales entre los grupos.
Los niños en la historia de América LatinaPara el siglo xvii se empieza a creer en la necesidad de moldear
ciudadanos para el futuro. Esto tiene un impacto en las mujeres porque
ellas estaban asociadas con el entrenamiento de las mentes jóvenes.
La conexión del niño y el futuro del Estado impactó en las políticas del
gobierno, y de manera consecuente comienza la relación entre los
niños y la modernidad. Así, los gobiernos se preocupan por el bienestar
de los niños como un indicador de avance y desarrollo.
Lipsett-Rivera (1998) sostiene que durante el siglo xix, además
de promover el trabajo y la educación de los niños, el control social era
la mayor preocupación de las autoridades. En esta situación, el trabajo
del niño y la educación pueden verse como controles sociales. Por
ejemplo, desde la perspectiva familiar brasileña, la contribución del
trabajo de los niños a la economía del hogar era muy importante y, por
otro lado, el cuidado del niño es considerado como una actividad
especializada, propia del dominio femenino. El rol de la madre sobre la
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crianza de los niños adquiere mayor importancia y es dominante, pero
también empieza a ser cuestionado por los nuevos expertos: los
salubristas y los trabajadores sociales. Estos nuevos expertos –y
actores del control social– ayudan a crear un nuevo espacio para los
niños y en particular para los adolescentes por ejemplo, el deporte y
las actividades recreativas toman un lugar importante en la vida
cotidiana, y además la educación sexual, que era una moda llegada
del exterior, empieza a invadir algunos ámbitos de la enseñanza.
El desarrollo del Estado-Nación moderno en Latinoamérica (del
siglo xix) coincide con el aumento en la importancia de los niños. Sin
duda alguna, un medio de legitimación del estado es la educación
pública, esta a su vez era considerada como la oportunidad para llevar
la modernización al campo; pero la educación de la clase baja estaba
inscrita sobre la lógica de la capacitación para el trabajo. En el caso de
los niños, la gente los asociaba de manera muy clara con el trabajo y
no necesariamente con la educación. La noción explicita de los
derechos de los niños se estableció, por primera vez durante el
movimiento Pan-americano. Así, ante este contexto del desarrollo del
estado-nación, legitimación y educación; trabajo y movimientos sociales
las políticas públicas empezaron a crear un espacio para jóvenes
ciudadanos y para los niños (Kuznesof 1998).
El honor de la familia resulta un medio de relación entre la esfera
pública y la privada. En muchas ocasiones los rituales de parentesco
agudizaron el problema del abandono de los niños concebidos fuera
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del matrimonio. Por eso en varios países latinoamericanos se funda, a
finales del siglo xix, la Casa de Niños Expósitos que tenía como objetivo
principal, dar una alternativa al abandono y evitar el infanticidio entre
las mujeres de las clases media y alta. Esta institución pública estrecha
la relación entre las leyes, las políticas y las prácticas familiares
ayudando también al cambio sobre el valor social de los niños y la vida
familiar (Blum 1998).
Paralelamente a las prácticas y cambios en la vida familiar, la
medicina adquiere gran éxito y un papel central en esta nueva relación
de lo público y lo privado. Empieza a darse la participación médica
contra la mortalidad y dentro del movimiento de higiene pública; también
la medicina está presente en el movimiento para defender a los niños
en el mundo moderno. El movimiento tiene su origen en las reformas
legales de las naciones industrializadas del siglo xix en Europa y los
Estados Unidos. El objetivo principal de este movimiento era proteger
a los niños contra la explotación de las prácticas laborales y dar algunas
alternativas a los huérfanos y a las adopciones de niños. Una
consecuencia de este movimiento es el desarrollo de un gran interés
en el individuo, es decir el niño sin familia o fuera de ella. Finalmente el
congreso organizado por feministas argentinas en 1919 pronto atrae a
muchos médicos más, así como a otros especialistas sobre la
mortalidad infantil, los niños abandonados y la delincuencia juvenil.
Esto lleva a una legislación para los niños así como al Tratado
Hemisférico de los niños de 1948, en el cual se señala la obligación del
Estado para atender sus derechos (Guy 1998).
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ComentariosEn los estudios sobre los niños en América Latina la relación entre el
niño y el Estado resulta evidente para los autores como Lipsett-Rivera.
Además en el estudio se introducen los conceptos de modernidad,
desarrollo del Estado-Nación, las políticas del gobierno; considera
importantes el control social, la educación, el trabajo y también reconoce
que la medicina y la higiene pública adquieren un papel importante. A
pesar de todo lo anterior, lo que resulta realmente nuevo es que coloca
a los niños dentro de un movimiento que está ocurriendo en el mundo
moderno. La defensa de los niños es también la lucha por un espacio
en la vida social, no sólo dentro de un país sino que trasciende las
fronteras. En general, los autores reconocen que hay un cambio en el
valor social que tienen los niños y la vida familiar. En nuestra opinión el
factor más importante está en la relación entre la familia, el niño y el
Estado, a través del desarrollo institucionalizado de la medicina.
Historia de la infancia en México XIX-XXDurante el Porfiriato México empezó a ser un país de jóvenes; el 41%
de la población era menor de 15 años. Por tal razón la niñez se convirtió
rápidamente en un tema de interés del gobierno y de la sociedad.
Según las historiadoras Alcubierre y CarreñoT, en 1856, durante
el Congreso Constituyente, Ignacio Ramírez fue el primero en señalar
que había un vacío jurídico con respecto a los niños. El legislador
señalaba que si bien el matrimonio civil estipulaba la protección legal a
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los hijos legítimos, no existían los derechos de la infancia: educación,
higiene y trabajo infantil. En 1861 se inauguró, por decreto del
Presidente Juárez, el hospital de Maternidad e Infancia y posteriormente
fue rehabilitado por la Emperatriz Carlota. En 1887 la esposa de Porfirio
Díaz fundó la casa Amiga de la Obrera, para atender a los hijos de las
mujeres trabajadoras y él por su parte construyó el Hospicio de Niños
en 1905. Todas estas acciones dependían del Estado, pero estaban
apoyadas por la caridad de civiles pudientes y grupos religiosos.
Ambas historiadoras también mencionan que los derechos del
niño eran considerados algo natural al inicio del siglo xx. A partir de la
certeza de que los niños eran el futuro del país, comenzaron a ser un
asunto de Estado y éste asumía la responsabilidad y el control
educativo. A pesar de esto, la reforma educativa de Justo Sierra para
la alfabetización total, tuvo serias dificultadesdebido a la diversidad
cultural, la presencia indígena, el trabajo infantil, la falta de escuelas y
maestros. En la primera década del siglo xx los métodos educativos
empiezan a modernizarse, inicia la escuela de párvulos para los niños
de cuatro a seis años y son prohibidos los castigos corporales. Los
internados civiles, militares y religiosos resultaron una alternativa para
los padres que deseaban educar a sus hijos con disciplinas para reprimir
malos hábitos y doblegar el carácter.
En estos mismos años la mortalidad era muy elevada sobre todo
entre los pobres. Las causas de muerte más comunes eran los
problemas gastrointestinales, tos ferina, resfriados mal tratados,
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epidemias de cólera y viruela. La relación con la muerte era natural y
cotidiana, pero no dejaba de considerase una pérdida. El sentimiento
de paternidad estaba presente en la colaboración padres-hijos, sobre
todo en las labores del campo, pero aumentaba de intensidad en las
situaciones de guerra. El bautizo de los niños era un evento, que como
rito de iniciación otorgaba existencia y pertenencia dentro del grupo
social; este vínculo fundamental que se daba con el compadrazgo tenía
en la muerte y la enfermedad un contexto implícito. Así los niños
enfermos, bautizados, podían contar con el apoyo de sus padrinos y
los padres enfermos o próximos a morir dejaban a sus compadres la
responsabilidad de ver y cuidar a sus ahijados.
El mundo de la infancia mexicana a principios del siglo veinte,
coexistía con mundos profundamente distintos entre sí. El que era
velado por el Estado, ideado por y para los sectores medios y altos de
la sociedad; el olvidado, de los niños trabajadores, huérfanos y
abandonados; y el campesino, un mundo mayoritario, cuya dinámica
respondía a sus propias costumbres y tradiciones. Los niños de la
clase media y alta lograron un lugar central en la familia. Estos niños
eran considerados la alegría del hogar, individuos con voluntad propia
y una responsabilidad para toda la sociedad. Así en 1896 se publicaba
el decálogo para la atención de los niños: amamantar y vigilar la
alimentación, destetar hasta que salgan los dientes, no usar
medicamentos, no forzar la alimentación ni el sueño, brindar cobijo y
limpieza, baños de aire puro y de agua, entre otros. Como había la
idea de que el papel de los hijos se determinaba desde los primeros
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meses de vida, las madres reproducían en miniatura el mundo de los
mayores. En este contexto la mujer se consagraba al hogar, la
maternidad, enseñar los valores de religión, honra, respeto, aprecio y
amor a la patria.
Las historiadoras mencionan que para los niños pobres ocurría
todo lo contrario: incluso dejaban de ser considerados niños, pues vivían
haciendo trabajo prematuro -principalmente en la industria textil-, vida
insalubre, descuido de los padres y vagancia. Para los grupos de un
nivel socioeconómico medio o alto, estos niños eran un tipo de adultos
“precoces y llenos de vicios: fumadores, jugadores y para colmo: léperos
y pícaros”. Estos niños representaban un peligro latente para la
sociedad, como un foco de contagio de epidemias y males mortales. A
esta niñez desvalida trataron de ocultarla, en los hospicios y hospitales,
por lo que era común la reclusión de niños pobres, mendigos,
abandonados y huérfanos. Algunas otras acciones fueron realizadas
por personajes importantes, por ejemplo se cuenta que a Pancho Villa
en ocasión de una visita a la ciudad de México no dejaba de asombrarle
la cantidad de niños que vivían y dormían en las calles. Antes de
regresar a su estado pidió que se recogiera a cuanto niño vago se
encontrara y lo colocaran en los vagones del tren con destino a
Chihuahua. Villa se comprometía a darles vestido, alimento y educación,
así que antes de que salieran los vagones llenos de niños, en Chihuahua
ya tenían un lugar acondicionado para ellos.
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La historia es distinta para el niño campesino, quien ya estaba
inserto en los ciclos naturales. Él se vestía y trabajaba como adulto.
Ese niño se enfrentaba a un paisaje abierto, en el cual incidía desde la
edad temprana. El trabajo infantil en el campo no implicaba el ingreso
prematuro al mundo de los adultos, su labor estaba de acuerdo con
una visión comunitaria del conjunto familiar, donde cada uno de los
miembros cumplía un papel complementario para la reproducción de
la vida cotidiana. La perspectiva de las historiadoras Alcubierre y
Carreño es compartida por muchos otros investigadores, y de manera
general se considera que en este contexto las necesidades comunales
se imponen a las del individuo; y que la familia campesina desposeída
es un grupo doméstico que funciona como unidad de producción.
Alcoholismo en la niñez mexicanaLa obra de Fernando Ponce (1911) ofrece una oportunidad para
profundizar sobre un problema más específico en la vida cotidiana en
México, durante la primera década del siglo veinte. Después de treinta
años de práctica médica, el doctor Ponce quiere mostrar que en todo
México hay un grupo de padecimientos que ataca a individuos de ambos
sexos, de todas las edades y sin distinción de clases sociales. “...Hay
la necesidad de manifestar ante todo el mundo, los males que acarrean
las bebidas y el grado de alcoholismo en que estamos... Sobre todo,
hay la necesidad de que la sociedad en general conozca perfectamente
las consecuencias de las bebidas espirituosas ingeridas habitualmente,
aunque sea en poca cantidad”. (Ponce 1911: 7)
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Explica el doctor Ponce que, generalmente se cree que el
alcoholismo se desarrolla exclusivamente en jóvenes o personas
adultas, y que los niños están exentos de éste mal. “Esta creencia
viene, porque rara vez se ve a los niños en las cantinas o pulquerías
tomando licor; también porque no escandalizan en las calles ni se les
encuentra tirados en la vía pública, en estado de embriaguez. Por todo
esto nos parece que los niños no pueden ser alcohólicos ni borrachos
y sin embargo, al fijar la atención en éste grupo social, se verá que
éste problema no es raro en los primeros años de vida. Aún más, antes
de que nazca el niño puede ya sufrir corporalmente las consecuencias
del alcoholismo de sus padres. Si una mujer en estado de embarazo
consume bebidas embriagantes, el alcohol entra en la sangre y llega
así hasta el cuerpo del feto”.
La alimentación y nutrición de las personas alcohólicas son
siempre defectuosas e insuficientes, sus tejidos se alteran y debilitan
en sus funciones, resultando que un niño nacido de una mujer en estas
condiciones, será débil o raquítico y generalmente morirá a pocos
meses de haber nacido; y si sobrevive más tiempo será un niño
enfermizo y débil. Pero nadie pensará que las verdaderas causas de
la enfermedad y muerte de este niño fueron las costumbres alcohólicas
de la madre. El alcoholismo del padre no es menos funesto para el
niño que el de la madre. El padre trasmite a su hijo, por herencia,
todos los caracteres físicos de su organismo, como también sus
aptitudes, sus gustos, sus costumbres. Todo es transmisible de padres
a hijos y el vicio de embriagarse, por consiguiente también lo es.
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Además, un hombre alcohólico tiene todos sus tejidos alterados y su
fuerza orgánica muy disminuida, de lo que resulta que no puede
engendrar hijos robustos y sanos, sino débiles y propensos a contraer
todas las enfermedades. En el caso en que el padre y la madre sean
de costumbres alcohólicas, mayores serán las perturbaciones en el
organismo de sus hijos. Las autoridades médicas han considerado al
alcoholismo como un factor muy importante entre las causas de la
mortalidad de la niñez en todas las naciones.
Después de los primeros meses de nacimiento y cuando el niño
comienza a comer, sus padres, sin razón ni motivo alguno y con el
pretexto de que el agua le puede hacer mal, le destinan un vasito para
que tome su pulque a la hora de la comida. Es muy común que a los
niños se les induzca con insistencia a beber desde sus primeros días.
Ya más grandecito el niño llora y se enfada si no se le permite tomar la
cantidad que desea. Otras veces el uso del pulque en los niños tiene
otra causa. Cuando el niño esta descolorido, delgado o por cualquier
otro achaque o enfermedad, no falta una persona que dice a los padres
que le den pulque, vino, tónico o Jerez, con el fin de lograr una mejor
apariencia.
En muchas familias hay la costumbre de que a la hora de comer
se sirva pulque a todos sus miembros, sean mayores de edad o niños,
como si ésta bebida fuera una cosa tan necesaria como el pan o la
carne. También hay personas que creen y dicen que el pulque es un
alimento y por eso los niños lo deben de tomar. En algunas ocasiones
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hay mujeres que para quitar del pecho a sus hijos lo hacen dándoles
pulque cada vez que lloran o que quieren alimento; porque según ellas,
esta sustancia tiene la ventaja de ser alimenticia en alto grado,
substituye con creces la leche materna o cualquier otra y además
cuando el niño llora, dándole pulque se duerme y no molesta más.
Los profesores de las escuelas de la zona pulquera, han
observado que buena parte de sus alumnos, comúnmente por las
tardes, llegan presentando las primeras manifestaciones de la
embriaguez por lo cual es imposible la educación moral e intelectual y
agregamos, que para mayor espanto de la sociedad, el alcoholismo
no es extraño a muchos maestros. También las mujeres indígenas
que con frecuencia llevan en brazos a sus hijos cuando entran a una
tienda y piden una copa de aguardiente, licor o pulque y antes de
apurarlo, humedecen sus dedos con el líquido, para pasarlo sobre la
boca del infante que llevan a cuestas. Sea por un motivo o por otro, lo
cierto es que en muchos hogares, los primeros maestros de tan
repugnante vicio, son los padres de familia. (Ponce 1911)
El niño, perspectiva gubernamentalEn enero de 1904, Justo Sierra establece los jardines de niños en la
ciudad de México. Durante esos años se recomendaba acostumbrar a
los niños a comer lo menos que puedan y darles alimentos de fácil
digestión, en proporción a la tierna elasticidad de sus estómagos. Los
niños deberían de familiarizarse “con el aire y demás intemperies;
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hacerlos levantar en una hora regular, andar descalzos, con la cabeza
sin pañuelo ni forros, vestir sin ligaduras para que sus fluidos corran
sin embarazo; dejarlos travesear cuando quieran y siempre que se
pueda al aire fresco, para que se agiten y robustezcan sus nerviecillos;
hacerlos bañar con frecuencia y si es posible en agua fría, o cuando
no tibia, porque dicen, que es increíble el beneficio que resultaría en
los niños con este plan de vida”.
Durante la dictadura del general Porfirio Díaz 1876-1910, la
población de México y sus necesidades habían crecido de forma
extraordinaria, llegando a ser inaceptable el sistema semi-colonial del
gobierno. En 1910 de cada 1000 niños nacidos vivos morían casi la
cuarta parte, antes del primer año de vida; la mortalidad general de
33.4 y la esperanza de vida al necer era de 27 años.
Al llegar el año de 1910 las condiciones sanitarias de México
eran deficientes, hombre y medio mostraban un panorama deprimente.
La viruela, tifo exantemático, fiebre amarilla, peste bubónica, cólera y
paludismo mantenían al país en estado de alarma. La difteria,
sarampión, tos ferina, escarlatina, diarreas y enteritis, neumonías,
tuberculosis, entre otros cobraban numerosas víctimas en la infancia.
Todo los problemas mencionados se agudizaron por la Revolución
Mexicana. Básicamente fue una revolución campesina, las gentes
abandonaban sus hogares junto con sus familiares, sus animales,
enseres domésticos. La revolución incluía: hombres, mujeres y niños.
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Las soldaderas daban a luz en los trenes, campamentos y campos de
batalla.
El Departamento de Salubridad Pública fue uno de los primeros
productos de la Constitución Mexicana de 1917. Posteriormente en
1920 se creo el Instituto de Higiene y se inició la formación de
trabajadores de la salud. En 1921 tuvo lugar en México el Primer
Congreso Mexicano del Niño, en el cual el doctor Isidro Espinosa Reyes
destacó en su ponencia el valor de la puericultura, estableciendo que
ésta debe abarcar desde antes de la procreación, la gestación, el
nacimiento, hasta la etapa del recién nacido. Se reconoce la necesidad
de hacer educación higiénica para la infancia y en las escuelas primarias
impartiendo la asignatura de higiene, además de actividades y prácticas
relacionadas con la salud. En 1927 una representación de México
asistió al Segundo Congreso Internacional para la Protección de la
Infancia en Bruselas, Bélgica. Esta asociación tenía como objeto facilitar
el estudio de cuestiones de la protección de la infancia y favorecer las
legislaciones.
En 1926 comienza en los Estados de Veracruz, Oaxaca y Chiapas
la lucha contra la uncinariasis, una parasitosis grave de alta mortalidad
sobre todo en preescolares. En 1929 se organiza las instituciones de
protección a la niñez: La Gota de la leche y La Asociación Nacional en
Pro de la Infancia. En 1930 se organiza el Primer Congreso para la
Prevención de la Ceguera. En 1933 al elaborarse El Primer Plan
Sexenal del gobierno se presenta como ineludible la lucha contra la
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mortalidad infantil. En 1935 después del Primer Congreso Nacional de
Higiene Rural, se crearon las Unidades Médicas Ejidales y los Centros
de Higiene Rural; el Servicio Social se institucionalizó en 1936 para
dar consulta a los niños menores de siete años. En este momento la
atención se empieza a centrar en el binomio madre-hijo.
A final de la década de los treinta, el gobierno de la República
Mexicana plantea que todo habitante tiene derecho a la protección
desde la concepción hasta los 14 años. Que a éstos individuos se le
mantenga dentro de la salud, se les proteja contra los males de la
miseria, el crimen, los perjuicios populares y las malas costumbres; a
luchar contra los rigores del clima, las epidemias y hacer llegar la
educación. El niño tiene derecho a que se le proteja preventivamente
contra las enfermedades generales y las transmisibles. También el
maltrato de los menores en el medio familiar debe ser perseguido y
corregido.
En 1943 se crearon la Secretaría de Salubridad y Asistencia
–SSA– El Instituto Mexicano del Seguro Social –IMSS–, y el Hospital
Infantil de la Ciudad de México, para beneficio de la infancia, la familia
y la sociedad. En 1953 se impulsa la doctrina de considerar a la salud
como causa y efecto del fortalecimiento de la vida familiar y comunitaria.
Los Centros de Bienestar Rural (1953), la Escuela Rural y las Misiones
Culturales surgen como procesos de desarrollo de la comunidad y como
apoyo a la salud colectiva.
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La Organización Mundial para la Salud celebra en México la VII
Reunión Anual (1955) y la ponencia de México fue sobre el programa
de Bienestar Social Rural. A partir de entonces se intensificaron las
campañas de vacunación para la erradicación del paludismo, la
poliomielitis y el abatimiento de la mortalidad infantil. A pesar de todas
las acciones, para la década de los setentas, el 80% de la población
nacional confrontaba desnutrición en alguna de sus formas, sufriendo
las consecuencias físicas, mentales y sociales.
En 1938 se fundaron la Comisión Reguladora de Mercado de
Abastos y el Instituto Nacional de Nutriología, (INN) este último se
abocó al estudio científico de la desnutrición y a la preparación de
personal técnico para apoyar los programas de nutrición de los servicios
de salud y de educación. En 1958 el INN, dio a conocer los primeros
resultados del estudio epidemiológico de la nutrición en México. En
ese estudio fueron evaluados los factores geográficos, históricos,
económicos, educativos y sociales que influyeron en algunas áreas
rurales de la República como también en los cinturones de miseria.
Dicho estudio señaló la gravedad del problema en los escolares y
preescolares.
En el Primer Congreso de Salubridad y Asistencia (1925)
surgieron las siguientes recomendaciones: a) el problema de la
desnutrición compete al gobierno y a las fuerzas vivas del pueblo; b)
es indispensable intensificar la investigación científica no sólo del
problema en sí, sino de los nutrientes complementarios -soya, harina
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de pescado-; c) el establecimiento de un programa permanente de
educación popular en materia de alimentación; y d) intensificar los
servicios asistenciales de nutrición, dirigidos a embarazadas, niños y
escolares.
En esos años, el discurso oficial en relación a la educación para
la salud busca transformar aquellas conductas y costumbres
inconvenientes hacia nuevas formas de comportamiento, modos de
vida que influyan positivamente en la promoción, protección y
restauración de la salud. Lo que implica una toma de conciencia de
que la salud y la nutrición son relevantes para el bienestar personal,
familiar y social, así como para formar una actitud que se traduzca en
conductas adecuadas que eleven el nivel de vida de la población.
En 1961 se creó el Instituto Nacional de Protección a la Infancia
(INPI) cuyo propósito es proteger a la niñez por todos los medios.
Posteriormente en 1968 se crea también el Instituto Mexicano de
Asistencia a la Niñez (IMAN). Años después (1977) en México se
postula que: ...la niñez no es una entidad aislada del núcleo en que se
genera su existencia ni del medio en que se desenvuelve; y que si
bien es cierto que la población infantil presenta una problemática
singular en cuanto a salud, educación y desarrollo cultural, atender a
la niñez fuera del contexto de la problemática familiar o de su
comunidad, sería ofrecer soluciones parciales que, por la complejidad
de nuestra sociedad, carecen de valor objetivo, ya que su vigencia
sería efímera y solo permitiría erradicar los efectos negativos que se
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generan... De acuerdo con éstas razones, en 1977 se funda El Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, DIF. Este es un
instrumento de la administración pública que interviene para el
fortalecimiento del federalismo, la demanda social, la política de
población; concreta el modelo de mínimos de bienestar, para promover
el bienestar social. El DIF incluye acciones de medicina preventiva y
nutrición, educación, promoción social, desarrollo de la comunidad y
alimentación familiar (AIN-MEXICO, 1979; Ávila y Frenk 1997).
ComentariosEl primer punto de gran atracción es el señalamiento de que el país
tiene una gran población de jóvenes menores de 15 años. Este
fenómeno demográfico influye determinantemente en el interés de la
sociedad y en el gobierno. Habría que agregar que en México, al final
del siglo xix y principios del xx, la mayoría de la población vivía en las
áreas rurales del país. Pero también en ese periodo se inicia el desarrollo
de las grandes ciudades como centros de atracción y fuentes de empleo,
en otras palabras es un periodo del desarrollo de talleres, maquiladoras
y una incipiente industria manufacturera nacional.
Es importante destacar que muchas de las acciones en beneficio
de los niños en el medio urbano tenían antecedentes europeos,
principalmente de España y Francia. Incluso, algunas acciones llevaban
hasta el mismo nombre. Si bien el Estado construía o habilitaba lugares
para la atención a los niños, en general estos servicios estaban
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apoyados por la caridad civil y los grupos religiosos. Este hecho refuerza
la idea de la influencia europea para las acciones y representaciones
de la crianza de los niños en México y principalmente de aquellos de
las zonas urbanas.
La niñez en las ciudades comienza a ser un problema que se
deriva principalmente de la migración de la población rural a las
ciudades, la industrialización, el trabajo de la mujer y la alta mortalidad
materna. Aunado a esto, la Revolución Mexicana de 1910, fue otro
evento que vino a agravar el problema de la niñez. Poblaciones enteras
fueron desplazadas durante todo este movimiento. Familias completas
perecieron, pero muchos más niños quedaron huérfanos, fueron
abandonados o separados de sus padres. Las historiadoras señalan
que el mismo Francisco Villa se asombró de la cantidad de niños que
vagaban, dormían y trabajaban en las calles de la ciudad de México.
De esta manera se va demostrando que el problema del niño mexicano
era principalmente el de las familias campesinas. En el estudio sobre
el alcoholismo en México, el doctor Fernando Ponce da un claro ejemplo
de la vida de la familia campesina y en especial del niño. El primer
punto de gran interés es que el doctor asume que los niños son un
grupo social, además señala que la salud materna y paterna son
fundamentales para la salud del niño.
Durante todo el siglo xx, el gobierno mexicano participa de
manera activa en las actividades internacionales de apoyo a la infancia
y la niñez. Si bien muchas acciones fueron implementadas
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temporalmente y sólo durante los programas sexenales de gobierno,
otras iniciativas se institucionalizaron como parte estructural de la
respuesta del Estado a las demandas de la sociedad. De esta manera
las acciones de gran impacto, por el alcance de su cobertura,
permanencia y desarrollo, son la Secretaría de Salud, el Instituto
Mexicano del Seguro Social, los hospitales. Pero también de gran
importancia fueron las acciones de lucha contra las enfermedades
endémicas, y contra todas aquellas de gran riesgo para la salud de los
niños. Es muy interesante hacer notar que todas las acciones del
gobierno y en especial aquellas relacionadas con la salud y la
educación, fueron el principal medio de legitimación del Estado
mexicano, ante los diferentes grupos sociales del país. Por otro lado
resulta de gran interés hacer notar que, si bien algunas acciones fueron
diseñadas en México, muchas otras fueron préstamos y adaptaciones
de los programas que ya habían sido implementados en otros países,
algunos en pleno desarrollo de su ideología fascista. Por ejemplo, de
la Italia fascista se copia el modelo y hasta el nombre del IMSS. De
España se adopta el programa de la Gota de la Leche. Sin duda alguna,
es el DIF, el instrumento de acción resolutiva de mayor alcance de los
diferentes niveles de gobierno.
Conclusión generalEn los últimos cien años se ha reducido paulatinamente la mortalidad
infantil, por lo que hay mayor sobrevivencia, mayor esperanza de vida
al nacer y longevidad; como consecuencia hay un aumento de la
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población joven junto con la fecundidad. Por otro lado es evidente la
importancia de los fenómenos sociales como la Revolución Mexicana
y la migración hacia las ciudades, aunado al proceso de
industrialización. Acompaña todo este proceso el desarrollo del Estado-
Nación y como parte operativa, el surgimiento de la medicina moderna
y las acciones en salud. Frente a todo esto, ha sido inevitable el
surgimiento de nuevos actores sociales que ingresan en la vida nacional
en busca de espacios, recursos; de ellos son especialmente notorios
la mujer, los jóvenes, los niños. Los procesos sociales abren espacios
también a los indígenas, los ancianos, los discapacitados y los
enfermos. Por otro lado, si bien las acciones del Estado tienen gran
relevancia en los procesos de salud, también es cierto que las
organizaciones civiles, religiosas y movimientos internacionales ocupan
cada día mejores posiciones en la arena social.
(Nota)* Heterochrony referring to several processes in biology that bring about evolutionary change
between ancestral and descendant species by modifying characters present in the ancestor
via changes in developmental timing. Neoteny, a type of heterochrony that results in the
retention of infantile or juvenile traits into adulthood. This is achieved by having sexual
maturation take place while the individual is still in a pre-adult stage of phenotypic
development. Hypermorphosis, a type of heterochrony that extends one or more stages of
growth and development of the descendant species beyond that of the ancestral species.
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