Download - 04. He hecho croquetas - Mujer Palabra · María reuniendo los materiales: ocho huevos, medio kilo de harina, cuarto de azúcar, los cuencos para batir, el tenedor, el recipiente

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RelatotomadodeLasaltadora.Relatosfeministas1991-2014,demichellerenyé(MujerPalabra,2015)Libroenformatoebookypdfdescargableenmujerpalabra.net–Libros–ebooks

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00.Prólogo01.Lasaltadora02.Bellaylabestia03.Lahistoriadelchicogriegoenlaplaya04.Hehechocroquetas05.Escriboenuncartón06.Gata07.Dinero08.ElmisteriodeChihuahua

09.Buscandotrabajo10.Eneledificiotorcido11.LlegaralaPuertaAzul12.Diariodeunaactivistaestresada13.Cartadesdelazonadeconflicto14.Eraamor15.Dossueñosdecuandolasaltadoracayóenunpozo16.Decuandolasaltadoraperdiólasmalditaspartículas17.Regenerandolaidentidadperdida(Ilustración)

04.HehechocroquetasCuandoerapequeña,lamujerquenoscuidaba,María,ba-jita y oronda, con una fortaleza y una risa irrefutables,hacía bizcocho los domingos para los desayunos de lasemana. Vivíamos en el campo porque nuestra madrequeríaquepudiéramosmontarenbicilibremente,subir-nosalosárboles,explorarterritorios,caminos,cuevas…AMaría también le gustaba que la dejáramos en pazalgunos ratos. Decía que la cansábamos, sobre todo yo,quecreíaquelasniñasteníanderechoaopinarsobrelascosasquelesafectaban.«Eresunarespondona»,medecíaamenudo, a gritos en losmomentos culmen, o como severa reflexión nocturna,mientrassemecíajuntoalamesacamillaconinfiernilloysetirabasusclásicosysonoros pedos (esos que tanto nos aterrorizaba oír a mi hermano y a mí). Yosiemprelapedíaquemeexplicaraporquédecíaaquello,pero,enunsentidopro-fundo,nuncalleguéaentenderlasrazones. Maríahabíasido taquilleradecineen losaños treinta,antesde laguerra.Habíaconseguidoeltrabajograciasalsindicato,porqueenaquelentonces,lagentepobre y la gente sin empleo se iba al sindicato a pasar la tarde, y se buscabanempleos para todo elmundo. Era raro que lasmujeres tuvieran trabajos remu-neradosquenofueranlaprostitución,limpiar,sermaestra…peroalenviudar,muyjoven, teniendo siete hijos que alimentar, el sindicato le había buscado aquelempleoaella. CuandoMaríaconocióamimadre,sushijoseranyahombresconcarrerasyellateníanietos.Sinembargo,parasorpresadesufamilia,decidiódedicarseamimadre, a mi hermano y a mí. Mi madre la necesitabamás que sus hijos. Así loentendieronlasdosmujeres. Elpasoporlacocinademimadrepudoser,entonces,sóloenNavidadydecarácter radicalmente festivo.Recogiéndose el pelo enun kiki, nos convocaba alevento: unas veces en la cocina, donde lamirábamos cocinar el tradicional pavoestadounidense, con su relleno de pan y cebolla, su acompañamiento de patatasasadas conpiel, y elmagnífico pastel de chocolate escocés; otras veces, sobre elmanteldehilo,enelsalón,dondepreparabaelsukiyaki,unplatojaponésalquesele podía echar huevo crudo encima cuando te pasaban el cuenco (daba asco alprincipiopero sabíabien), que comíamos conpalilloso sorbiendo ruidosamenteaunque sabíamos que eso no se hacía. Nos habían enseñado a comer siguiendonormas exquisitas, que incluían pelar las naranjas con cuchillo y tenedor. Con

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aquellaslecciones,yomehabíaempezadoadarcuentadequehabíareglassocialesbastante ridículas, que pelar una naranja con cuchillo y tenedor era absurdoporquepodía hacerse sólo con cuchillo, decapitando los polos y dibujando gajossobrelapielrugosa,comohacíamiabuelo.Encualquiercaso,hacerloparavariarteníasugracia,asíqueenestasocasionesmearmabahastalosdientesconlosdosutensilios y le pelaba la naranja a quienme la pusiera por delante,mientrasmihermano pequeño, agarrándose fuerte a una katana que trajo nuestramadre deOriente,meemulabaconcaradebudacabreado. Por decirlo de otramanera, enmi infancia no se produjeron esos nume-rosos momentos caseros en los que las niñas aprenden inconscientemente acocinarviendoasumadrehacerlo,paraenelfuturocolmarlasexpectativasdelaHumanidad llegando a ser unamujer capaz de cocinar «por puro instinto feme-nino»(lagranfachadadelaopresión,sujustificaciónúltima).MicortaexperienciadeaprendizajeculinarioselimitaríaalosbizcochosdominicalesdeMaría. Los domingos, pues, encaramada a un taburete altísimode club nocturnoparallegaralabarrademaderaqueteníamosenlacocina,latardecomenzabaconMaría reuniendo los materiales: ocho huevos, medio kilo de harina, cuarto deazúcar,loscuencosparabatir,eltenedor,elrecipientedelhorno,lamantequilla,laespátula de goma; y yo, preparándome la merienda: en media barra de pan,alineando concienzudamenteprimero las rodajasde chorizo, luego lasde salchi-chónyfinalmentelasonzasdechocolate.Maríaprimeromezclabalasyemasconelazúcar,batiendoconunarabia(tie-ne-que-que-dar-muy-muy-fina,tie-ne-que-que-dar-muy-muy-fina)quesiempremeprovocabacarcajadasconperdigonesdepanmasticadoporque, indefectiblemente,meatragantaba.Llegabamiturno:batir lasclarasalpuntodenieve, lomásfascinante.Después,Maríaechabaelhuevoenlanube frágil para mezclarlo todo, y yo frotaba el molde con mantequilla y loespolvoreabaconharina,conentrega.Porúltimo,vertíamoslamasaenelmolde,una lengua de lava amarilla, y ¡al horno! María sacaba una botella de vino «demisa» yme echabaun chorrito. Pronto, la casa se inundabadeun olor tanbon-dadoso que debería disfrutarse de él en todamesa de negociación política. Pin-chábamos el bizcocho con una aguja larguísima, María gruñía de satisfacción, ysacábamos laobra:unrectángulodoradoyhumeante,compacto,quesemanten-dríatiernodíatrasdíaporqueno llevaba levadura.(Nohevueltoaprobaraquelsabor,supongoqueenlainfancialascosassabendiferente.) Para cuando llegué al infierno de la adolescencia,María habíamuerto decáncerdemama,yvivíamosenlaciudad.Noscuidabandospersonas:losmartesylosjuevesmiabuelamaterna,altayguapa,cálidaporfuerayfríapordentro,quien(lasmásdelasveces)noshacíafritadasparalacena;ylunes,miércolesyviernes,Basilisa, la asistenta,queporhacerleun favoranuestramadre sequedabaunashorasmásparadarnosdecenar.BasieraflacaeigualitaqueGilafísicamente,sóloqueconunamelenadensaycanosa,cortadaaestilotazón.Noscontabahistoriasde la posguerra española. Comíanmondas de patata y si había suerte, rata, y ledaban gracias a Dios por aquello, porque al menos estaban vivas y tenían quécomer. A nosotros nos hacía su especialidad, tortilla francesa, que acompañabaconpatatasfritasapesardemisprotestas:«Nocombinan,Basi.Laspatatasfritassonpara loshuevos fritos,para la tortilla es la ensalada». «Callay come,quenosabesnifreírteunhuevo.»«Porquenoesmifunción.Yotengoqueestudiar,freír

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huevostetocaati.»«Miralaseñorita»,replicaba,yyonoentendíaporquéaquelloera de señorita, si al instituto íbamos en pantalones casi siempre, y las chicastambién participábamos en los debates de Filosofía, porque ya había llegado lademocracia. Como no iba a contarle a mi madre, que también trabajaba vendiendoparcelas fuera deMadrid los fines de semana, quemi abuela se quedaba con eldinero de las cenas —a pesar de que su hija, una pionera del feminismo sinsaberlo,lepagabaunsuelditoporsucolaboración—,meveíaobligadaaresolverelproblema. Dedicaba los sábados a compensar la falta previa de carne, pollo ypescado,consiguiendo,altiempo,darriendasueltaamicreatividad:meinventabaplatos.Nousabarecetasporquesusimperativosysusingredientesimposiblesmeasfixiaban, me cortaban las alas. Mi hermano y yo comimos todo tipo decombinacionesnutrientes,ycómonosasombrábamos,quérisa:«¡Sabebien,sabebien!».Todosalíaricoenelhorno,yeraelmétodomenospeligroso,elmásamable. Alosdieciochoañosmefuidecasa.Losinfiernosdelaadolescenciaavecestienenestedesenlace.Yolvidécómococinar.Alprincipio,comíafrutaypan,cosasfrías,peromiamnesiacontinuócuandomejorómisituacióneconómica.Quizánodeseabapermitirquenadieenestemundopresupusieraqueporsermujerteníaque saber cocinar. Empezabami vida de persona libre, independiente. No iba ahacer«lonatural», loqueseesperabademíporalgoajenoamivoluntad, comotampocoibaaconvertirelamoroelsexoenuncontrato,pretendíaserlibresiem-pre.Tampocopensabasuperarelhorrorametermeunlápizenelojoparaparecermásguapa,niusarsujetadorniropaquemoldearamicuerpoparaparecermealasmujeres-muñecas de los libros de textomisóginos que venden tan bien y tantogustanaloshombrescomunes.Nisiquieraibaaconsiderarlaposibilidaddeusartampones.Mirelacióncon lavida ibaasermirelacióncon lavida,no loquemeordenaranlosusosylascostumbres,porqueenelrepartodelsistemasexo-géneromehubieratocadoelpeorpapeldelosdos. Noséporquéolvidécocinar,perosíquedesdeeldíaenquesalícorriendodelacasademimadrehastaayer,sábado,treintaañosdespués,hesido absolu-tamente incapaz de cocinar nada que pudiera comerse, incluso aunque lo inten-tara,comoen1986cuandounafamiliadeunpaísenguerramepidióuna«tortillaespañola»y al girar la sarténdehierromacizoparavoltear la sospechosamasa,cayó todoel contenidoal suelode tierra.Comimoshuevos revueltos conpatataspasadosporlaarena. Medito, ahora, de una manera un tanto onírica, que quizá olvidé cocinarporquesóloqueríahacerloparamihermanoyparamimadre. Encualquiercaso,loimportanteesqueayersábadohicecroquetas,siguien-dolarecetademiqueridaGloriadeXan,aquienfilmépreparandoesteplatohaceunosaños,cuandoellatenía77:despuésdepicarelpolloyecharloalasarténconunpardecucharadasdeaceite,espolvorearharina(trescucharadasrasasporcadavasodeleche)yunpocodesal,mezclarbien,empezaraañadirlechedeltiempo,apocos,yremover,remover,remover…