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    ENFOQUES, TEORIAS Y NUEVOS RUMBOS DEL CONCEPTO CALIDAD DEVIDAUna revisin aplicada para Amrica Latina desde la sosteniblidad

    Oscar Mauricio Espinosa Henao *Socilogowww.naya.org.ar

    RESUMEN

    Junto al desarrollo sostenible, el trmino calidad de vida ha sido ampliamente difundido y

    acogido en el ltimo lustro. Considerando la sustantiva manera en que se ha incorporado

    en discursos de diversa ndole, la presente reflexin procura ser un acercamiento

    conceptual y crtico a lo que usualmente se entiende como calidad de vida,

    desentraando as su sentido bsico y la multiplicidad de perspectivas que lo abordan con

    relacin a lo sostenible, el bienestar, lo gubernamental, el desarrollo y, principalmente, la

    sociedad de consumo.

    La familia que saca su coche malva y cereza con aire acondicionado [] para daruna vuelta, atraviesa ciudades mal pavimentadas, afeadas por la basura, edificiosen ruinas, carteleras de anuncios por doquier [] Siguen adelante y atraviesanuna campia que los carteles publicitarios han vuelto en gran parte invisible []Meriendan con alimentos exquisitamente empaquetados, sacados de una neveraporttil, junto a un riachuelo contaminado, y prosiguen para pasar la noche en uncamping que es un peligro para la salud pblica [] Inmediatamente antes dequedarse adormilados en un colchn de aire, bajo una tienda de plstico, entre elhedor de la basura que se est pudriendo, tal vez reflexionen vagamente sobre laaccidentada irregularidad de los beneficios que disfrutan.

    (John Kenneth Galbraith, La Sociedad Opulenta)

    Citado por Mercedes Pardo.

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    1. PRESENTACIN **

    Desde la dcada de los setenta se han teido de verde las inclinaciones del hombre paramadurar unas relaciones ms armoniosas con el entorno. La degradacin generalizada

    del planeta se constituy en un asunto de competencia no solo de las ciencias cientifico-naturales, sino en un problema de envergadura social, poltica, econmica, tica, jurdicay cultural. Es interesante la manera en la cual el ambientalismo se condensa enmovimientos sociales y corrientes polticas, y, por otro lado, estructurando y componiendotoda ndole de discursos que, de alguna u otra manera, son familiares a los habitantes detodo el planeta; as no se constituya precisamente, salvo contadas excepciones, en uncompromiso vitae gracias a los patrones de vida y de consumo que detenta la sociedadmoderna.

    En el auge verde, los discursos asociados con las diferentes dimensiones de loecolgico, a pesar de sus mltiples facetas, contienen una terminologa un tantoimprescindible en sus mismas expresiones. En este sentido, para que un discurso otratamiento alguno de asuntos competentes a lo ambiental y al desarrollo, correspondacon lo actual, sea convincente y socialmente aceptado como bueno, debe conteneralgunos conceptos meridionales. Encontramos trminos relativos a desarrollo sostenible,conservacin o equidad. Ha sido tal la magnitud simblica de estos discursos que incluso

    han permeado reas que hasta hace poco no se consideraban de su ms directa yestrecha incumbencia. No extraa or hablar de desarrollo humano sostenible, crecimientosostenido, simbiosis interpersonales, cambio sostenido, gerencia sostenible, o delconcepto de Calidad Total extrapolado hacia el de calidad de vida, por exponer solo unvago ejemplo.

    Desde luego, dicho discurso ha tomado tal apogeo que en la mayora de casos se empleade manera acrtica, mecnica y repetida; el ambientalismo tambin es presa del boom de

    lo que est de moda. Es ms, coexisten grupos ecologistas, que parecen msinteresados en conservar el trmino de Desarrollo Sostenible que la propia naturaleza.[1]

    En el uso ordinario de trminos como calidad de vida, bienestar, sostenibilidad, sociedadcivil o desarrollo, el contenido y debate conceptual se evade pasndose por obvio, con locual casi nunca es del todo claro para quienes recurren a ellos, da a da, con el fin de

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    acoplarlos a realidades y niveles diferenciados de interpretacin. Se manipulandesconociendo que surgen tantas formas de descifrarlos y aplicarlos a situacionesconcretas, como actores o profesiones convergentes en la pretendida usanza. A pesar deque esas expresiones se van volviendo sentido comn, poco a poco, tambin se van

    convirtiendo en campos de batalla. Como son operativas y a todos gusta, todos lasreinterpretan a su acomodo. Siendo conceptos de compromiso rebosan de imprecisin; laambigedad oculta por el significante que permite reunir posiciones contrapuestas odistantes, desata una lucha sobre el significado. No obstante, si alguien est interesadoen ejercer una influencia poltica o acadmica en el corto o mediano plazo, no puede estarpor fuera de ese terreno discursivo.[2]

    Apenas ahora se advierten algunos propsitos de escrutar la anatoma conceptual de

    ciertos trminos usualmente empleados. En ese intento, la idea de Desarrollo Sostenibleha sido blanco de anlisis y criticas de diferentes ngulos, por cierto, unas msminuciosas que otras. Algunos autores, buscando realizar recensiones, se dispersan encrticas a las polticas ambientales que se trazan y ejecutan en el mbito local, regional,nacional o internacional, dejando de lado el trmino al cual no hacen anlisis alguno.Criticar las polticas ambientales no implica examinar cuidadosamente la idea desostenibilidad en su perfil filosfico, epistemolgico e ideolgico.

    De manera incluyente el desarrollo sostenible ha englobado el trmino calidad de vida,idea sumamente popularizada. Lo que se pretende en las siguientes lneas es acercarnosa una revisin del concepto Calidad de Vida, tres palabras insoslayales en toda clase dediscurso. Cuando algn proyecto se bautiza de antemano con l, o con el de sustentable,tiende a asumirse incondicionalmente como favorable. Entonces, de calidad de vidahablan muchos, o mejor dicho, todos lo hacemos: burcratas, las administracionespublicas, mdicos, acadmicos, ambientalistas, y a todo nivel profesional e institucional.Pues bien, en la siguiente reflexin se aspira realizar una revisin al desenvolvimiento del

    imaginario erguido en torno a la calidad de vida, a la luz de la nocin de desarrollosostenible como derrotero para hechar un vistazo a la sociedad de masas o industrialavanzada.

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    2. ARQUEOLOGIA DEL CONCEPTO CALIDAD DE VIDA[3]

    De manera embrionaria, la economa clsica del siglo XIX, dedic algunas lneas alambivalente asunto de la felicidad como expresin de la posibilidad de consumir y de

    contar con comodidades algo suntuarias, lo cual lleg a permear, en trminos generales,la esencia de la economa de bienestar. El boceto y los incipientes elementos de lo que seentiende como calidad de vida son oriundos de la modernidad burguesa en su apogeo, decarcter liberal, y se circunscriben al modus vivendi tpico de entornos bsicamenteurbanos.

    La gnesis del Desarrollo Sostenible nos conduce a la nocin de Ecodesarrollo, difundidaen la dcada de los setenta, luego de Estocolmo (1972). Por su parte, el auge del vocablo

    calidad de vida se remonta a la idea de Estado de Bienestar que evoluciona y se difundeslidamente en la posguerra, en parte, como producto de las teoras del desarrollismoeconmico y social que reclamaba el reordenamiento geopoltico y la reinstauracin delorden internacional, una vez consumada la segunda guerra mundial, en el marcoadyacente de la guerra fra. Pasaron dos dcadas para que el reto de repensar eldesarrollo se cerniera en las polticas que tenan injerencia en el rumbo de laspoblaciones. A finales de los sesenta se produce un nuevo giro hacia una perspectivasocialdemcrata o un enfoque de Estado del bienestar, donde se da menos importancia al

    crecimiento y ms a la generacin de empleo, a la reduccin de la desigualdad social, a laeliminacin del paro y a la satisfaccin de las necesidades bsicas.[4]

    Aunque en su momento se admiti como ideal social y econmico que la calidad en elvivir era el resultado de la posibilidad de consumir y acumular (crecimiento), ha sido objetode concienzudos cuestionamientos de otras escuelas econmicas y disciplinas. En susentido bsico, la economa de bienestar introdujo y ancl los patrones de consumocorrespondientes a la sociedad moderna, lo cual, directa e indirectamente, implicaba el

    atropello al medio ambiente. En pro de la satisfaccin de las necesidades bsicas, y deotras tantas que se creaban en el seno del mercado, el medio ambiente se asuma comouna despensa relativamente infinita de recursos de los cuales anrquicamente dispona elhombre (visin antropocentrica). Los tratados de economa poltica y algunas teoras deldesarrollo econmico dan cuenta de ello.

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    Los estructuralistas de la Cepal advirtieron las modalidades a la hora de entenderdiversas lgicas y grados de desarrollo. Ya planteaban, a principios de los ochenta, elasunto que nos ocupa: la nocin de calidad de vida en sus variadas interpretaciones. Lagran mayora de los estilos de desarrollo hoy en curso en el mundo y en particular en los

    pases subdesarrollados se inspiran en la creencia de una relacin directa y automticaentre el crecimiento econmico y el mejoramiento de la calidad de vida de toda lapoblacin. Sin embargo, a pesar del satisfactorio ritmo de crecimiento econmico que haexperimentado la mayora de pases menos desarrollados, se ha originado un profundoescepticismo respecto a las bondades del crecimiento econmico como nico objetivo deldesarrollo; en efecto, han persistido y a veces recrudecido dos problemas: la pobreza, quese manifiesta en que la mayora de la poblacin del mundo menos desarrollado sigue sinsatisfacer sus necesidades bsicas elementales; y el deterioro del medio fsico, que afecta

    directamente la calidad de vida de la totalidad de la poblacin y compromete el bienestarde las generaciones venideras.[5]

    Las polticas de desarrollo econmico y social jalonadas desde los pases desarrolladospretendieron cubrir el abanico de necesidades bsicas de la poblacin (salud, alimento,vestido, educacin, vivienda, empleo y seguridad social) en virtud de mejorar un nivel devida entendido como poder adquisitivo, modernizacin, apertura a mercadosinternacionales y mundializacin de la economa. Amrica Latina introdujo dichos modelos

    de desarrollo como moda, con cierto entusiasmo progresista, tambin por imposicin depases con mpetu colonizador que condicionaban economas fluctuantes, a merced delos intereses de las burguesas nacionales o de los monopolios de capital extranjero. stafue, en trminos gruesos, la pauta de los pases latinoamericanos, donde crecientessectores de poblacin, a la vez que se incrementaban, se distanciaban del cabalbienestar.

    A su vez, el imperativo era trazar un patrn para medir el crecimiento econmico, del cual

    equivocadamente se deduca las condiciones de vida de la poblacin en general. Enanlisis macroeconmicos y homogenizantes tanteaban el desarrollo por relativas cifrasper capita. Hasta hace poco los pases indagaban el bienestar tomando como base elcomportamiento de variables como el PNB, cantidad de automviles, consumo decemento o de hierro. En dicha visin, entre otras flaquezas, la variable ambiental estabiertamente excenta. Pese a las limitantes conceptuales y metodolgicas, el bienestar (o

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    la felicidad, como se denomina en Japn) se ha medido a travs de dichos indicadores,frente a los cuales es necesario agregar un sinnmero de salvedades y advertencias, conlo cual, en repetidas ocasiones, no dejan de ser arbitrarios. A lo sumo se acercaban a ladistincin de las diferencias de la riqueza entre un pas y otro, y al interior de cada uno de

    estos, entre los sectores menos favorecidos y los no muchos privilegiados. En todo elparcial anlisis de los gabinetes gubernamentales de desarrollo se desconoca,maquillaba y disimulaba la magnitud de la sentida realidad de una poblacin deprimidaque aumentaba aceleradamente en espacios residuales, que acogieron asentamientosperifricos, en la ilegalidad, a manera de cinturones de miseria. A su vez, el medioambiente se deterioraba, en algunas partes, de manera irreversible

    En este panorama no coincidan los ideales del desarrollo con el autntico bienestar, ni

    con los propsitos de un medio ambiente sano. En vano, y a gran distancia, la calidad devida se correlacionaba con el bienestar y la justicia social. Amrica latina se urbanizabruptamente en casi tres dcadas, la poblacin se subsumi en situaciones difciles, y nofaltaron asistencialistas y espordicos paliativos gubernamentales carentes de ejes quearticularan polticas coherentes de desarrollo y bienestar acordes a cada particularcontexto. En dicho momento la calidad de vida, como termino de referencia a nivel terico,no era precisamente la estrella polar hasta bien entrados los ochenta.

    No obstante, desde su apreciacin ms simplista y sesgada, la calidad de vida ha sidotanteada entre los marcos de referencia que establece el binomio satisfaccin einsatisfaccin de necesidades. Al respecto han surgido controversias por lasambigedades en torno a las abstractas interpretaciones de trminos como felicidad bienestar riqueza desarrollo posibilidad de consumo, insatisfaccin de necesidades pobreza, conformidad satisfaccin, crecimiento econmico acumulacin, entre otrosque se homologan como sinnimos entre s, que varan en cada contexto o cuando setrasnochan algunos paradigmas o transitorios debates; lo cual, indudablemente, nos aleja

    de una unanimidad terica y de parecer por cuanto no hay coincidencia plena entre lasdisciplinas que se han encargado de su estudio e implementacin.

    La idea embrionaria de calidad de vida proviene del imaginario colectivo de bienestar ydesarrollo, entendidos simultneamente en trminos de satisfaccin de necesidades, y, deposibilidad de consumo dentro de la lgica de las relaciones capitalistas de la

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    acumulacin; articulada y dinamizada, en gran medida, por la cultura de los mediosmasivos de comunicacin. No es gratuito que en el capitalismo avanzado, el lucrativonegocio del entretenimiento y la publicidad se constituyan en un sector de gran efectividadcomo mecanismo inconsciente e informal de control social; o como bien lo explica

    Packard: persuasores ocultos. Hoy el problema para la construccin colectiva deconocimiento no est ya tanto en los libros venerados como en la realidad virtual quecrean la TV y otros medios masivos de comunicacin y en su forma bancaria de impartirqu es lo real y qu no. La educacin y hasta la solidaridad se basan ms en lo que saleen la TV, por ejemplo, que en los problemas concretos y reales de nuestros vecinos, loque seguramente desconocemos o no valoramos por no ser dicho precisamente por esediosecillo universal que todos tenemos entronizado en nuestros domicilios. La realidadvirtual es as recreada en una pantalla a partir de unas tecnologas y medios

    jerarquizados-individualizados, de tal manera que las realidades convivenciales, lasexperiencias colectivas-creativas desde las bases sociales, se ven desplazadas por serdemasiado artesanales y vivas.[6]

    La sociedad contempornea moldea patrones de consumo que predeterminanorientaciones y algunas formas de vida que se renuevan con relativa frecuencia, de cuyaacogida se vende la idea de contar con buen nivel de vida. De esta tarea se encarga latelevisin y en general los mass media, como tambin de revestir con la identidad de lo

    citadino a todo individuo en condicin de consumidor (iconntropo = hombre de laimagen). Por lo tanto, los sujetos reafirman su particular identidad haciendo parte delengranaje simblico, integrativo y comunicativo que le proporciona la variedad deopciones del mercado. El consumo es tambin un sustrato relacional, a travs del cual sedistinguen grupos con particulares apetencias y afinidades sicosociales, los cualesreposan en las diversas expresiones de un interaccionismo simblico en el cualconvergen las lgicas de la racionalidad capitalista y el dinamismo metropolitano.[7]

    El Club de Roma Los limites del crecimiento (1972) y Ms all de los limites delCrecimiento (1992) revela una sociedad moderna opulenta cuya dinmica est regidapor el principio mayor consumo-mayor bienestar, donde el soporte en el cual descansa labiota est seriamente desequilibrado. Se advierte que si no se reconfiguran los topesdemogrficos junto con las formas de produccin y de consumo, el planeta no tolerara loscambios, corrindose el riesgo de poner en entredicho las mnimas condiciones para la

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    permanencia de la vida. Aunque dicha obra ha sido seriamente cuestionada en susaspectos metodolgicos e interpretativos de carcter Malthusiano, el llamado de atenciny la alerta que genera conserva vigencia.

    Si de algo se deriva la justicia y el bienestar en cualquier latitud del planeta es de laarmona y la igualdad. La equidad como valor mediador entre generaciones, sociedad ynaturaleza, ricos y pobres, y entre pases desarrollados y en va de desarrollo, es otrodesafo que algunos, con duelo, afrontan por lo utpico que s. Al respecto, puedeentenderse la equidad como un supravalor que asigna coherencia al acceso y distribucin justa de los recursos, oportunidades y potencialidades; donde el nosotros confluya con losotros, ellos con ellas, los de ahora con los de antes y los venideros, los que mucho tienencon los que nada poseen, y otras tantas posibilidades que permitan el cultivo de un futuro

    respetuoso con la base natural, poltica y cultural que le sustente. Pero si se revisa larealidad del presente, y su respectivo contenido histrico, con todas lasdescompensaciones acumuladas, el balance no es el mejor. Hay un dato tan sencillocomo estremecedor para valorar nuestro papel en la historia, y es que los seres vivos,actualmente habitantes de los veinte pases ms desarrollados del mundo, hemosgastado tanta energa y recursos como la totalidad de las 460 generaciones anteriores deseres humanos que han poblado este planeta. Incluyendo, es ms, las que tambinvivieron en nuestros pases desde mediados del siglo XIX hacia el pasado. El milagro del

    desarrollo econmico, como hoy todava se entiende, est basado exclusivamente en laconcentracin, en el espacio y en el tiempo, de la capacidad de consumo para tan solodos-tres generaciones y en menos de veinte estados.[8]

    Con todo ello, por mas avances que esbocen las medidas conservacionistas que intentanregular la relacin con el medio, la problemtica en s, no se superar en el plazoinmediato. Es iluso aspirar a que la sociedad incorpore completamente, a corto y medianoplazo, patrones de vida sustentables, dado el arraigo de modos de vida ecolgicamente

    contraproducentes, cuya solucin exigira recrear particulares e intrincados tejidos ydinmicas socioeconmicas, polticas y culturales que parten de mbitos locales hastallegar a los transnacionales.

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    2.1 De la calidad de vida en la administracin pblica

    En la formalidad institucional de la administracin pblica se entiende la calidad de vidadesde tres pticas:

    a) Como aquella disponibilidad de recursos en el mbito de las necesidades bsicas(alimento, vivienda, sanidad, etc.).

    b) Como la capacidad administrativa estatal de patrocinar la prestacin de serviciosbsicos pblicos, especialmente a los menos favorecidos; y,

    c) como la gestin social y programatica de alternativas competentes a su desarrollo en

    trminos de justicia y equidad.[9]

    Entendido de esta manera, la calidad de vida es el producto de medidas encaminadas agarantizar el suministro y disponibilidad de recursos para cubrir necesidades en lapoblacin. Sin embargo, son obvias las restricciones para tales propsitos. Contamos congobiernos corruptos, carentes de suficiente voluntad poltica y con dficits fiscales quehacen que las polticas diseadas para conseguir el desarrollo sean econmicamenteinsostenibles. S en un sector perifrico se inaugura una escuela o centro medico,

    pomposamente se dir que se mejor la calidad de vida. Pero no hay que ser muyperspicaz para saber que son infraestructuras mal dotadas, sin el suficiente recursohumano; que el cubrimiento de redes de alcantarillado y acueducto es deficiente; que lamayora de la poblacin est subempleada; o que el asentamiento se encuentra ubicadoen una zona susceptible a desastres naturales.

    El problema que atae a la calidad de vida es, indiscutiblemente, de orden poltico. Lostropiezos de la vida digna revelan, en su amplia magnitud, las falencias del mbito

    gubernamental. En este orden de ideas, es habitual que para acceder a una aparentecalidad de vida es necesario circunscribirse en las redes clientelistas y prevendatarias enlas que se sustentan los partidos polticos, los cuales garantizan minsculos beneficios apotenciales sufragantes, siempre y cuando estos favores sean retribuibles en la urna, porlo tanto, traducibles en votos. Realidad evidente que est bien enraizada tanto en elsistema electoral, como en la burocratizacin de las instituciones estatales.

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    La gestin pblica no se encuentra mediada por el ncleo articulador de la sustentabilidaden el tiempo, es irregular e ineficiente, por ende, reactivo ms no preventivo. Las polticaspblicas son segmentarias, casi existe una relacin inversamente proporcional entre

    cobertura y calidad. Si hay un aceptable grado de cobertura va en desmendro de lacalidad; y si se localiza la calidad en lo ptimo, exiguamente alcanza para un lugardeterminado, descuidando as el fin en cuanto cobertura. Por otro lado, si se cuenta conrecursos suficientes, no pueden dirigirse a una solucin integral de las demandas en suconjunto. Si se dota el sector salud, no queda dinero para el educativo, parainfraestructura deportiva o la red vial. El reordenamiento frecuente y coyuntural de lasprioridades por orden de urgencia genera la improvisacin en la ejecucin de lospresupuestos, con lo cual pierden consistencia los paquetes de medidas y planes

    estratgicos que conforman las polticas oficiales.

    3. LA CALIDAD DE VIDA RECONCEPTUALIZADA

    Acercarnos a la comprensin conceptual de calidad de vida requiere entender que

    1. El trmino vida se refiere nica y exclusivamente a la vida humana en su versin notanto local como comunitaria y social. Interesa fundamentalmente la calidad de vida de

    amplios agregados sociales.

    2. As mismo el trmino vida requiere hacer referencia a una forma de existenciasuperior a la meramente fsica que incluira al mbito de relaciones sociales del individuo,sus posibilidades de acceso a los bienes culturales, su entorno ecolgico-ambiental, losriesgos a que se encuentra sometida su salud fsica y psquica, etc.[10]

    Se asiste entonces a una idea ms societal que singular e impersonal, excluyndose el

    marcado individualismo que matiza al sujeto de la sociedad de consumo. Prima el ethoscolectivo sobre el individual. Desde esta arista, el hombre se reafirma como un complejobagaje de cosmovisiones y representaciones colectivas, interactuante tanto con suscongneres, como con el entorno natural y construido. De sta interrelacin se abona elterreno para que la teora de los sistemas proporcione los fundamentos de laecosistemica, paradigma interpretativo nieto de la teora de la complejidad.

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    De otro lado, la medicin y valoracin de la calidad de vida est regida, en gran medida,por apreciaciones subjetivas e ideolgicas correspondientes al particular contexto dondese desenvuelven las colectividades. As, pues, para medir un determinado tipo de calidad

    de vida es necesario contar con otros referentes que nos sirvan de contraste. Es precisodiferenciar los diversos modos de vida, aspiraciones e ideales, ticas e idiosincrasias delos conjuntos sociales, para distinguir los diferentes eslabones y magnitudes, pudiendo asdimensionar mejor las respectivas variaciones entre unos y otros sectores de la poblacin.Explicado de otra manera, es presuntuoso aspirar a unificar un nico criterio de calidad devida. Los valores, apetencias e idearios varan notoriamente en el tiempo y al interior delas esferas y estratos que conforman las estructuras sociales.[11] La calidad de vida (elbienestar) es un construido histrico y cultural de valores sujeto a las variables de tiempo,

    espacio e imaginarios, con los singulares grados y alcances de desarrollo de cada pocay sociedad.

    Podra sostenerse que el concepto calidad de vida es subjetivo y que a travs detodo el mundo la calidad de vida vara en el espacio y en el tiempo. Pero, a nuestro juicio, ese es precisamente el punto central: segn la situacin, el conjunto de lasvariables ambientales ms pertinentes puede y debe ser diferente en diversassituaciones. Lo que en un medio ambiente es bueno o malo, dentro de ciertos

    limites extremos inferiores y superiores, puede cambiar mucho segn las distintassituaciones y, salvo en el caso de variables como las que influyen en la saludhumana (que es un componente de la calidad de la vida), a menudo resulta muydifcil ordenar la calidad del medio ambiente sobre una base universal.[12]

    A la hora de acercarnos al examen de la calidad de vida es necesario discriminar lo queen economa se denomina Nivel de Vida. Al interior de la brecha social existente encontextos urbanos, cada nivel de vida puede especializares y diferenciarse de modo

    relativamente sencillo. En un sector marginal de la ciudad las personas canalizaran suspropsitos para contar con un cubrimiento aceptable de servicios pblicos, acceso adotaciones hospitalarias y educativas. Ciertamente, ello brindara un relativo grado deconformidad, mejorando, por ende, la calidad de vida. Por su lado, las clases pudientes,despus de contar con la garanta de satisfacer sus necesidades y demandas bsicas, yde gozar de un buen nivel de vida, reproducen nuevos ideales de manera tal que,

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    hipotticamente, puede tenerse un grado medio de conformidad; otro paralelo puedeestablecerse a fin de comparar dinmicas y lgicas urbanas y rurales entre s.

    Estamos frente al meollo simblico y figurado de detentar algunos bienes y servicios que

    proporcionan status, que se asumen como indicadores positivos en cuanto calidad devida. No obstante, tener lo que popularmente se conoce como lujo y abundancia, nonecesariamente es contar con lo ptimo en referencia a la calidad en el vivir. El otrosagaz recurso es la idolatra de lo efmero, de la moda, de lo que tiene que caer en rpidodescrdito para dejar paso a algo distinto, aunque sea igualmente antiesttico y poco mso menos duradero que lo suplantado.[13]

    No todo modelo establecido de buen nivel de vida lleva tcitamente intrnseco la calidad

    de vida en su correcto sentido. Tomemos, por ejemplo, el prototipo de buen nivel de vidaque conlleva el hecho de poseer un automvil. Es una idea, casi un dictamen cultural, quegozar de vehculo es distintivo de bienestar, poder, importancia y comodidad; modeloforneo correspondiente a la cultura del consumo (soberana del consumidor) de lospases industrializados; ... es probable que la Amrica Latina en su conjunto en losltimos veinte o treinta aos haya estado adquiriendo un estilo de vida en que el automvilconstituye para algunos la piedra angular de la existencia y para otros una aspiracin quedebe cumplirse aunque signifique un alto costo personal. En los primeros aos de

    posguerra, el cine y luego la televisin probablemente tuvieron un fuerte efecto sobremuchos latinoamericanos para conformar su visin del estilo de vida que preferan.Muchos de los programas transmitidos por esos medios de comunicacin fueronpreparados en los Estados Unidos de Norteamrica. Con ellos se import, en un gradodiscutible, un estilo de vida que se centra en torno del automvil privado.[14]

    Pero, sustancialmente, puede sostenerse que el coche mejora la calidad de vida? Sinlugar a dudas, colocados en su ptica ms global y compleja, y de acuerdo a la precisin

    retomada (cita 10), no. Circunstancias como la contaminacin atmosfrica (compuesta porpolucin acstica, gases y partculas en suspensin), la saturacin del flujo vehicular, elderroche de agua empleada en su limpieza, sus componentes y repuestos nobiodegradables, hacen que se desmejore la calidad de vida en las ciudades.

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    El crecimiento del acervo de automviles en la Amrica Latina ha tenido un efectoprofundo sobre aspectos tan diversos de la vida de la poblacin como la forma delas ciudades que habita, la calidad del aire que respira, la naturaleza de laocupacin en que se gana la vida y los lugares en que pasa sus vacaciones. El

    efecto del automvil lo han sentido tanto quienes lo tienen como quienes no loposeen, y si pudiera aventurarse una burda generalizacin al respecto cabraafirmar que todo el mundo siente los efectos del automvil, pero solo quienes loposeen gozan los beneficios derivados de su utilizacin. Como en la AmricaLatina contempornea hay una alta correlacin, salvo contadas excepciones, entrela posesin de un automvil y lo que podra describirse como el estrato privilegiadode una estructura social muy diferenciada, podra deducirse que el vehculo hatenido un efecto favorable sobre quienes ya estaban en buena situacin y que ha

    perjudicado a todos los dems. Probablemente, los primeros no han sido obligadosa compensar adecuadamente a los ltimos.[15]

    La proporcin de ello se revela en lo referente a las emisiones atmosfricas resultantes dela carburacin de combustibles fsiles. El parque automotor es el responsable de lacontaminacin atmosfrica en un 70% aproximadamente. Y en este orden de ideas seestima que la contaminacin del aire urbano es causa de 24.300 muertes al ao enAmrica Latina, de la perdida de 65 millones de jornadas laborales y de la tos crnica que

    sufren ms de 2 millones de nios.[16] Como adems sabemos que ms de un tercio delo que ganamos es succionado por los pagos a plazos del automvil, la energa queconsume, los impuestos que devenga, las multas y las reparaciones.[17]

    Lejos estamos de lo ptimo refirindonos a la calidad de vida con los insosteniblesreferentes de consumo que poseemos. Existen dificultades para hallar el punto deequilibrio cuando hablemos de calidad de vida en relacin con la satisfaccin denecesidades, la perpetuacin de los recursos naturales y la salud colectiva. De alguna

    manera, en el marco de la cultura de masas, la insatisfaccin puede crecer cuando dems bienestar se disponga. Una de las grandes paradojas de nuestro tiempo resulta deldisfrute de bienestar material sin ausentar el malestar existencial; situacin familiar atodos en algn momento de la vida. En consecuencia, esto supone desde el punto devista de las necesidades y de su satisfaccin que consumir se convierte en unaexperiencia de insatisfaccin permanente, puesto que el consumidor depende de

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    modelos y ritmos externos que escapan a su propia soberana. Lo que hoy se consumede forma deseable, maana deja de serlo aunque el servicio del producto sea el mismo ytambin el consumidor. As se formaliza un consumismo cuyo rasgo definidor es el deincorporar al consumidor a una espiral sin fin donde ve constantemente relanzada su

    demanda.[18]

    4. SOBRE LA CALIDAD DE VIDA EN MATERIA AMBIENTAL

    La denominada economa verde sugiere superar el poder adquisitivo lquido comoexpresin de un bienestar opulento u ostentoso, abriendo as su concepcin a todosaquellos bienes no cosificados que no se compran pero que tambin tienen un valor: elpaisaje, el sentido de pertenencia, el aire puro, la ausencia de ruido o contaminacin en

    general. Propone contemplar los componentes, tangibles e intangibles, que estructuraranorgnicamente una aproximacin a lo que s el bienestar bien entendido. Dichaapreciacin no discrimina distincin alguna entre los vocablos nivel de vida y lo quedebera entenderse como calidad de vida, puesto que los afilia como equivalentes entres, y, mancomunadamente, los exhibe como ideal de una especie de bienestar sostenible.[19]

    En la economa ambiental y de los recursos naturales, de clara tradicin anglosajona, la

    conjuncin conceptual entre nivel y calidad de vida (ideal alcanzable) conforman ensumatoria el estndar de vida, cuyos principales indicadores serian los ingresoseconmicos y su destinacin en gasto, siempre y cuando se entienda en la lgica racionale instrumental del anlisis costo-beneficio, lo cual conducira a optimizar las inversiones ylos flujos de energa pro eficiencia de procesos de diversa ndole. La mejora y laracionalizacin de la eficiencia econmica y social, por su parte, estara dirigida hacia unmayor rendimiento de las actividades productivas, en cuanto ello se relaciona con losdesafos y objetivos ambientales. Se buscaran resultados tales como los siguientes:

    disminuir el empleo superfluo de energa y materia prima en la produccin de bienes yservicios necesarios; reducir y desalentar la produccin y el consumo de bienes yservicios superfluos y suntuarios; lograr la mxima calidad posible de los bienes yservicios producidos y su proceso de mantenimiento a fin de asegurar su durabilidad, ypor tanto el ahorro de materias primas y energa en su frecuente o prematuro remplazo, yreciclar los desechos de la produccin, el consumo, el transporte y la comercializacin, as

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    como lograr el uso mltiple de los recursos incorporados a fin de abaratar los costos deproduccin y hacer posible la satisfaccin de las necesidades bsicas....[20]

    Tras esta correlacin de elementos, dicha escuela econmica sugiere restablecer el

    menguado nexo de lo antrpico con lo biofsico y ecolgico. Se estrecha aun ms larelacin entre calidad de vida como consecuencia de la calidad ambiental, y viceversa,cuya consonancia mutua arroja el ya mencionado estndar de vida como referente paradeducir el grado real de desarrollo sustentable. En el proceso de mejoramiento de lacalidad de vida, deben buscarse mecanismos que permitan valorar los recursos naturalesrenovables en la magnitud del beneficio que de ellos se deriva para la especie. Cualquiertergiversacin significa a la larga una reduccin de la calidad de vida.[21] Un esbozopreliminar puede deducirse de la formulacin[22]:

    BIENESTAR ECONOMICO NETO =

    Producto Nacional Bruto Costes Sociales Costes Ambientales

    Reestructurando el tratamiento a la calidad de vida, es importante contemplar aspectostales como condiciones de vida deseables, posibilidades de su ptima evolucin, grado desatisfaccin alcanzado, cuya sumatoria descansara en la bitcora de la sustentabilidad.En ste instante se fusionan dos direcciones de un mismo aspecto que parecan tomar

    rumbos desiguales. Se persigue compensar necesidades y elevar el nivel de vida peroalterando lo menos posible el medio ambiente. No obstante, en lo fctico, ha deconsiderarse ilusa la aspiracin de quienes procuran tener modos de vida en unasupuesta sincrona total y absoluta con el derredor. No hay que revisar demasiadainformacin sobre el tema para concluir que por cuidadosos que se intente ser enprocesos de produccin, establecimiento de asentamientos, modos de consumo, y el sinfin de circunstancias asociadas a lo que s vivir en una sociedad, con tal flujo de bienes yservicios, el entorno es objeto de serias modificaciones. Es acorde delinear patrones de

    vida en los que los medios y formas de produccin y consumo tengan su obviarepercusin en el entorno, procurando que sean mnimas, e intentando, sobre todo, queste conserve en el tiempo la capacidad de restaurarse de la incidencia de factoresantrpicos y tambin naturales (resilencia).

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    No pueden producirse bienes y servicios sin agotar recursos, alterar el medio ycontaminar, tanto en el proceso de produccin como en el de consumo (desechos). Elgran cuestionamiento gira en direccin de cmo vivir en ciudades hacinadas, noplanificadas cabalmente, con agua y aire contaminados, congestionamientos en la

    circulacin y modelos de vida consumistas. Aspirar a la calidad de vida, y al bienestarsostenible, interpone la racionalizacin del consumo, lo cual conduce a replantear eldesarrollo en trminos de calidad y cualidad, no de cantidad. Debemos ser realistas,mientras ms se habla de calidad de vida, nuestra realidad inmediata y las proyeccionesfuturas, sealan tendencias adversas.[23]

    La racionalizacin y la humanizacin del consumo apuntaran hacia la satisfaccinde las necesidades bsicas biolgicas y culturales de todos los sectores sociales

    en cuanto se relaciona con los desafos y objetivos ambientales y, por tanto, losajustes deberan encaminarse principalmente a proteger y estimular la produccionde los bienes y servicios destinados esencialmente a la satisfaccin denecesidades reales y aspiraciones razonables. Esto significa la eliminacin o eldesestimulo, en la medida de lo posible de bienes superfluos y suntuarios;asimismo, a garantizar la buena calidad de los productos, su duracin y susposibilidades de mantenimiento y reparacin; a evitar o desestimular los cambiosperidicos de modelos originados en practicas compulsorias de mercado, que con

    pretexto de la innovacin slo persiguen estimular tendencias consumistas ymaximizar el lucro de productores y comerciantes. El fenmeno se presenta masfuertemente en el caso de los bienes de uso domestico y en transporte automotorindividual; en igual forma, a proscribir la produccin y el consumo de productos,que debido a su efecto ambiental afectan la salud de la poblacin o la calidad delambiente, y a desestimular el consumo de bienes y servicios que entraan altoconsumo de energa o de recursos naturales escasos o considerados de alto valorestratgico para la preservacin del ambiente.[24]

    Conceptualmente se super (ms no en la prctica) la nocin simplista de bienestar comoposibilidad de consumo y robusta comodidad. Su comprensin incorpora, en teora,deberes sociales ajustados a esas ticas prolficas a fin de milenio: moderar el consumo,el reciclaje como cultura: el consumidor ecolgico o concienciado. Por su lado, los mediosy formas de produccin, en cuanto proceso de transformacin, han de adecuar e

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    implementar tecnologas limpias. El mercado debe ser elstico, operante y retributivo conrelacin a productos certificados con etiquetas verdes, los cuales, en la dinmica de laoferta y la demanda, deben escalonarse con precios competitivos: green marketing. Elsector privado est en mora de asumir responsabilidades, por ejemplo, en la asignacin

    proporcional de una fraccin de la plusvala a programas contingentes al medio ambienteo la salud pblica. El sector pblico debe aplicar polticas eficientes, comenzando por lasrestrictivas. La conjuncin de todo ello se circunscribe en el portafolio transnacional demedidas encaminadas al desarrollo sostenible en su amplia acepcin, lo cual apenasgermina en el horizonte de aquellas imperiosas utopas de la civilizacin.

    5. CALIDAD DE VIDA: multiplicidad de miradas en el nuevo milenio

    La calidad de vida es un elemento mediador en todo lo competente a lo ambiental y eldesarrollo. En pases con crecientes marginalidades a todo nivel, alcanzar el bienestar ensu ptimo sentido no es simple. Es pertinente unificar criterios para medir los avances alrespecto. En esta lnea de trabajo, desde 1990 el Informe de Desarrollo Humano delPrograma de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) emite diagnsticos anualespara 160 pases con la pretensin de disear prognosis acordes al denominado DesarrolloHumano Sostenible (DHS), el cual se cuantifica a travs del ndice de Desarrollo Humano(IDH). stos informes son el resultado de la yuxtaposicin de una gama de variables con

    un espectro relativamente amplio de respectivos indicadores. All logra recogerse unconjunto homogneo de lo requerido para medir calidades de vida, el cual fue acogido enconsenso por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Noobstante, dicho informe no parte de una revisin crtica a las desventajas de colocar datosque descansan tras el nico fuero de lo cuantitativo, pues arroja rangos y escalafones depases que s llegasen a completarse con peculiaridades propias trastornaranotoriamente ese orden anunciado, ya que, por ejemplo, se desconoce la incidencia y realenvergadura de los conflictos armados en las formas de vida, desplazamiento y

    segmentacin del tejido social, y en consecuencia, de la calidad del vivir.

    Sin embargo, no puede desconocerse las fortalezas tericas y conceptuales del Indice deDesarrollo Humano (IDH), dado que es un punto de vista alternativo que replantea losestilos de progreso y la forma convencional de medirlo. Se trasciende la valoracinortodoxa de desarrollo como crecimiento (acumulacin), industrializacin, auge de

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    mercados y, en general, avances macroeconmicos. Las gentes no son entidadesannimas y abstractas para que sean ignoradas en su sentir y percepcin subjetiva eintersubjetiva de bienestar. Los ndices de calidad de vida o del desarrollo humano queestn siendo diseadas por las Naciones Unidas y algunas universidades y gobiernos,

    esperan integrar diferentes variables que han sido identificadas como objetivos posiblesde la humanidad. Algunas de las variables recientemente agregadas tratan de involucrarlo que los cinco sentidos le dan al bienestar humano: visin, gusto, tacto, olor, sonidos;otros incluyen visiones platnicas de la felicidad como la belleza, justicia y verdad. Deesta forma la tica, el poder, el conocimiento y el placer estn reemplazando el PIB.Tratando de cuantificar la calidad algunas instituciones han diseado ndices de calidadde vida conectados a anteriores ndices que estn siendo medidos. (...) Conceptos desociologa, sicologa, y antropologa han sido usados para construir ndices utilizables en

    los cuales las variables estn agrupadas como en el ejemplo de Flanagan, en el cual lascategoras son: comodidad material, recreacin activa, experiencia laboral agradable,seguridad personal y de salud, aprendizaje, adquisicin de conocimientos, relaciones depareja, socializacin y expresin personal.[25]

    Los indicadores oficiales de progreso y calidad de vida deben ser complementados conotros que evidencien la real trascendencia de las polticas pblicas y de desarrollo.Usualmente se aplaude victoriosamente los progresos cuando los gobiernos exponen

    cifras positivas de incrementos exponenciales, de las cuales infieren beneficiosextensibles a todo un pas. Sin embargo, es escaso que se equiparen los avancesmacroeconmicos con asuntos como la distribucin del ingreso y la riqueza, o la posesiny grado de concentracin de la propiedad del suelo. Un cuestionamiento concienzudo deello conlleva a conjeturas y dilemas ticos y morales que confrontan las economas y losordenes establecidos. Replantear la calidad y las formas de vida es revaluar tambin elmodelo de sociedad. Por su parte, la economa no es ajena a la lupa de las eticidades y lamoral poltica y civil como garantes de la equidad: principio supremo en que se sustenta la

    calidad de vida como vida digna, apelando, en esencia, a la justicia social como valorsublime.

    Si se interpretan los objetivos globales de desarrollo nacional en trminostradicionales (tasas de crecimiento, tasas de ocupacin, tendencias de distribucindel ingreso, etctera) es evidente que el status constituye el factor orientador por

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    excelencia para la planificacin intrarreginal. Si en cambio se piensa en trminosde calidad de vida y se los ubica en el contexto de la bsqueda de estilos dedesarrollo, la posicin relativa entre status e imagen-objetivo se invierte; ello porcuanto las formas especificas que adoptar cualquier reformulacin de estilos de

    desarrollo, la dependencia de estas respecto de la situacin ambiental queenfrentan la comunidad regional y las comunidades locales, y la influencia decisivaque ello tiene sobre la calidad de vida, son cuestiones que brindan a la percepcincomunitaria del medio y, por consiguiente, a la imagen-objetivo prevaleciente de lacomunidad, un papel altamente pertinente en la gestin y evaluacin deldesarrollo.[26]

    Repensar la calidad de vida es reorientar en direcciones de avanzada ms integrales los

    ideales de desarrollo y progreso, as como redisear los modos de evaluarlos. Al respectoha contado con acogida en diferentes crculos la propuesta del chileno Manfred MaxNeff,quien en los ochenta postul el Desarrollo a Escala Humana con el concierto deposiciones ticas, estticas, culturales, pacifistas y cvicas. Tal desarrollo se concentra ysustenta en la satisfaccin de las necesidades humanas fundamentales, en la generacinde niveles crecientes de autodependencia y en la articulacin orgnica de los sereshumanos con la naturaleza y la tecnologa, de los procesos globales con loscomportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificacin con la autonoma

    y de la Sociedad Civil con el Estado.[27]

    Desde ello ...es igualmente claro que algunos estilos de desarrollo, produccin yconsumo son intrnsecamente incompatibles con la preservacin de la calidad ambiental eincluso de la calidad de la vida. La meta final del desarrollo socioeconmico es, o deberaser, el mejoramiento sostenido de la calidad de la vida de los seres humanos. El procesode desarrollo entraa utilizar, modificar y recrear el medio ambiente humano. Al mismotiempo, la calidad de este ltimo es un componente fundamental de la calidad de la vida y,

    por lo tanto, resulta necesario y apremiante explorar marcos conceptuales que haganhincapi en la plena integridad del desarrollo y el medio ambiente socioeconmicos, yaque estos seran aspectos complementarios del mismo proceso. Estos marcosconceptuales deberan permitir examinar una gama lo mas amplia posible de formas ycaminos de desarrollo alternativos y, ms importante que las opciones de aplicacin, hay

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    que recalcar que la generacin de objetivos o metas, distintos de los tradicionales,constituyen un proceso fundamental.[28]

    Debe contemplarse la combinacin, perspectiva sistmica, de los componentes sociales,

    econmicos, mdicos, psicolgicos, ecolgicos, culturales, polticos, ontolgicos yaxiolgicos, en su multivariada y compleja composicin. Buscar la calidad humana esromper con aejos puntos de vista parciales y reducidos. Esto ha implicado tomar encuenta no solo la satisfaccin cuantitativa de una necesidad especifica, sino tambin sumejora cualitativa.[29] Ilustremos dos ejemplos:

    a) El hecho de comer no necesariamente denota buena alimentacin; si las cifras sealanun bajo promedio de desnutricin infantil, es conveniente revisar el grado de malnutricin,

    la cual casi siempre supera ostensiblemente la primera. Entre los componentesfundamentales de la salud se encuentra la nutricin adecuada, que a su vez constituye labase del crecimiento y desarrollo humanos. Por el contrario, la nutricin deficiente oinadecuada puede contribuir a un gran numero de problemas de salud, alterandofunciones que regulan una vida normal y saludable. Teniendo en cuenta lo anterior, seconcluye que la disponibilidad, distribucin y consumo de alimento son variablesesenciales que relacionan la salud (en el ms amplio sentido), la nutricin y laproductividad econmica con el proceso de desarrollo socioeconmico. Como era de

    esperar, dadas las desigualdades segn clase social e ingreso ya demostradas en lasreas de mortalidad y morbilidad, existen grandes diferencias en los patrones de consumoalimentario entre los diferentes sectores poblacionales de los pases latinoamericanos. Dela misma manera que las cifras nacionales medias de mortalidad no captan lasdesigualdades existentes, los datos sobre disponibilidad y consumo de alimentos porindividuo encierran grandes diferencias en cuanto al consumo de nutrientes y los factorescausales de la desnutricin entre los diferentes grupos sociales.[30]

    b) Contar con techo no representa necesariamente buen nivel respecto a vivienda, espreciso detallar los materiales empleados en la construccin, como la vulnerabilidad delterreno donde se edifica; as mismo el promedio de individuos por vivienda. Elhacinamiento es un reflejo de la escasez de viviendas y de la falta de espacio para alojara la totalidad de los miembros de cada una de las respectivas familias. El hacinamiento semanifiesta tambin en la elevada densidad de poblacin de esos asentamientos precarios,

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    tal como lo ponen en evidencia el nmero de habitantes y de metros cuadradosconstruidos por hectrea.[31] Pero al mismo tiempo que en las ciudades del mundo haymillones de apartamentos vacos, la mayora de los nuevos urbanistas se apian en unaperiferia donde hablar de calidad de vida es puro sarcasmo. Y all todos aspiran

    legtimamente a una vivienda digna, slo que hacerlo puede ser la mayor de las trampas.Hoy, a escala planetaria, supera la mitad de la vida laboral de las clases trabajadoras loque se debe invertir para alcanzar esa convencional meta.[32]

    La relacin calidad de vida-calidad ambiental se encuentra mediada por un nexodirectamente proporcional. Por su lado, se ha ampliado el rango de aprehensin de loambiental, desde su concepcin bsica como naturaleza. Ambiente son todos loscomponentes del entorno. Son tambin las correlaciones y representaciones simblicas

    que tiene el sujeto de su espacio inmediato, en el cual se desenvuelve como ser social.El hbitat humano, adems, no es slo ni simplemente un mundo de objetos, sinotambin, y muy principalmente, un mundo de valores y de smbolos, que son, segnquiero ver yo este tema, parte esencial del medio ambiente humano. Parece necesario,pues, adoptar una perspectiva holstica que contemple al hombre y su medio como en unamutua interaccin y entrecruzamiento, de manera que los hechos y las acciones quetienen lugar en la escala ms reducida de la vida cotidiana, en la que el individuo tieneque ser y hacerse como persona moral, puedan verse de algn modo vinculados a (o

    insertos en) una dimensin planetaria, tan alejada en apariencia de sus diariaspreocupaciones, pero tan decisiva en cuanto a las posibilidades reales de sus opciones ydecisiones.[33]

    La calidad de vida no puede contrastarse con nada que se llame cantidad de vida. Todaslas consideraciones expuestas redundan en la aspiracin de una sociedadequitativamente bien ordenada al interior de s misma y con el contexto geogrfico en elcual persiste. Realidad distante, utpica y ajena a la realidad de las megalpolis de hoy

    da, con sus respectivas huellas ecolgicas que se prolongan ms all de la frontera de loconstruido y de lo que concierne a lo meramente urbano. La ciudad es hoy el escenariode casi todo, pero sobre todo del consumo. El cambio de tendencia en la distribucinsobre el territorio de las poblaciones tiene consecuencias de primer orden para el derredory para quienes en l viven, as como para los masificados. Prcticamente todo lo que dedestructivista sucede fuera de los limites de lo estrictamente ciudadano resulta aceptable

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    por que implica ms espacio, recursos y energa para la urbe, y adems desde sta ya nose percibe directamente. Como toda ciudad es centro de poder, y la cultura y el mundorural olvidables, poco extraa que poco o nada se enfrente el acaparamiento. [34]

    Una y tantas formas de calidad de vida y bienestar abarca todas y cada una de lasdecisiones diarias, de nuestras emociones respecto a ciertas situaciones, del ideal defuturo, de la alimentacin y del normal transcurrir de la existencia de las personas, la cualresponde a un especifico momento de la civilizacin. Rodriguez Villazante esboza laexperiencia del hombre cosmopolita: La mayora de nosotros, en el mejor de los casos,aumentamos en un nivel de vida (tenemos ms cosas), pero retrocedemos en la calidadde vida, pues lo mejor, lo ms adecuado a cada situacin concreta, hecho a propsito,slo se reserva para algunos privilegiados. La calidad del hbitat, de la alimentacin, de la

    salud, de la educacin, etc., no es tener ms coches para meterse en atascos de trafico,ni consumir ms frmacos por que hay nuevas dolencias, ni consumir ms carne sinsaber de qu se alimentaron esos animales, ni tener muchos electrodomsticos sin tenertiempo para or msica, ni tener muchos ttulos sin saber qu nos est pasando. Adems,otra gran parte de la poblacin ni siquiera tiene acceso a muchos de estos bienesmateriales de dudosa calidad. Mientras, se estn perdiendo recursos naturales y socialesde cada lugar que permitiran otras formas de vida. [35]

    5.1 Nuevos rumbos

    En los ltimos aos la nocin calidad de vida ha sido enriquecida con contenidos algonovedosos. De cierta manera es el acercamiento ms pragmtico y cotidiano quepodamos tener con un imaginario que ha transitado a vertientes bien interesantes parapensar. A continuacin se enumeraran algunos rumbos, los cuales son origen de otrostantos que servirn para tipificar acepciones de calidad de vida, los cuales, lgicamente,no agotan otras tantas alternativas de estudio y crtica.

    i) El concepto de calidad de vida asiste una apreciacin ms amplia y holistica,corrindose el riesgo que vago se volviera la manera de entenderlo en algunascircunstancias fcticas. Probablemente puede trascender a dimensiones no humanas,dado que como se explic en un principio, dicho termino se cie bsicamente a locompetente al hombre. En caso tal de que el humano derecho a la vida trascienda

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    prximamente a las especies animales, como sujetos de derechos morales yconsideraciones que revestiran a todo lo vivo en cuanto tal condicin (discusin entre lafilosofa del derecho y la tica ambiental)[36] , no es raro que ecologistas tomen lapancarta de defender la calidad de vida de los animales, por ejemplo, de un circo, por

    cuanto no estaran en sus ptimas condiciones por obvias razones: carecen de lo mnimoen relacin con su hbitat, soportan maltratos, son objeto de la postura utilitarista delhombre, y, como seres vivos, son un medio, no un fin en s mismos, secularizndose sulugar como organismos integrantes del sostn de la biota. Desde luego, se generarandiversas interpretaciones, todas discursivamente lgicas.

    ii) Si escrutamos el hecho de lo que es vivir en una sociedad de masas, nos encontramosrepetidamente con sujetos enajenados cuyo espacio vital est congestionado de

    artefactos que le ha brindado la tecn. La posesin y disfrute de bienes no garantiza laplena conformidad del hombre. A ello se dirige cierta corriente naturalista que,persiguiendo nivelar y solidarizar al sujeto con el medio, pretende modos de vida sencillosy naturales donde las necesidades primarias se compensan de manera simple, noopulenta. S hoy pensamos que tener calidad de vida es contar con telfono celular, nadararo que el da de maana calidad de vida sea la posibilidad de apagarlo para evadir elestrs de la vida diaria.

    iii) Una alternativa metodolgica para ahondar en la lgica del concepto objeto de anlisises diferenciando equidistantemente las categoras componentes de la triada nivel, forma ycalidad de vida, sorteando los obstculos a la hora de confeccionar matrices de anlisis eindicadores ntegros que renan las multicriteriales visiones de todas las reas delconocimiento, a la par de las cosmovisiones de los estudiados, es decir, de lascomunidades en los componentes estructurales en que se fundamentan. Enconsecuencia, como se acaba de detallar, la calidad de vida se resiste a interpretacionessesgadas y parceladas.

    iv) Las colectividades pueden conllevar pobreza no solo en lo econmico. Asimismo existecarencia de medios y erosin en lo poltico, cultural y social, de lo cual no escapansiquiera los sectores de altos ingresos. De ah el desafo de esfuerzos dirigidos a mejorarformas de vida a partir de la recreacin de tejidos sociales, la cabida a herramientasparticipativas y el rescate de valores a todo nivel. Es decir, a travs de la posibilidad de

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    afectados (o beneficiados) deben desempear un papel central en la decisin demtodos y objetivos.[39]

    A una lgica econmica, heredera de la razn instrumental que impregna la

    cultura moderna, es preciso oponer una tica del bienestar. Al fetichismo de lascifras debe oponerse el desarrollo de las personas. Al manejo vertical por parte delEstado y a la explotacin de unos grupos por otros hay que oponer la gestacin devoluntades sociales que aspiran a la participacin, a la autonoma y a unautilizacin ms equitativa de los recursos disponibles.[40]

    v) Si ha variado en algo la manera de discernir la calidad de vida, es desprendindose deaquel sesgo tradicional que la asocia nicamente a diferenciar determinados estratos

    sociales. Puede afirmarse que se ha diversificado lo correlacionado con ste termino.Explicado de otra forma, por la calidad de vida velan tambin agendas dirigidas a grupospoblacionales muy precisos, por fuera del referente unnime de franja social; aportacinprincipal de la psicologa social. Contemplemos aqu los programas para mejorar lascondiciones de vida de individuos con un comn denominador independiente de suposicin o estatus social, econmico y cultural. Hallamos grupos de acompaamiento ydiversificacin de posibilidades de vida a ancianos, jvenes, enfermos (de SIDA, cncer ocuanta enfermedad persistente exista), ejecutivos estresados, discapacitados fsicos,

    indigentes, madres gestantes, infantes, reclusos en centros penitenciarios, o proyectos deseguridad industrial, motivacin y autoayuda, entre muchos otros. Se impulsan sub-especializadas formas de hacer que sujetos, con particulares condiciones, cuenten conmnimos bsicos que les permitan desarrollar sus potencialidades, como puedan aspirar afuturos presupuestos de bienestar sicofisico.

    Desde la perspectiva de las nuevas socialidades, en la praxis, se ha superado, en algo,aquella primaria concepcin de calidad de vida explicada en el segundo captulo,

    incluyndose la posibilidad de potencializar circunstancias afines al gnero, grupopoblacional, edad, oficios y trabajo, hobbies, deficiencias de salud o rol desempeado enla familia, empresa o sociedad. Por ejemplo, asuntos descartados como el papel de lamujer en el mundo racional y tecnocrtico (Habermas) se rescatan. Hoy da, la aplicacindel criterio del desarrollo humano y la introduccin de los criterios para medir la calidadde vida obran conjuntamente en favor de la recuperacin de la importancia de la

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    naturaleza y de las tareas asignadas histricamente a la mujer, en las que naturalmenteno se ve razn alguna para que no sean compartidas con el varn.[41]

    vi) La diligencia de la calidad de vida ha traspasado el imaginario propio de capas sociales

    discriminadas por el margen de ingresos o poder adquisitivo. El sujeto postmodernocuenta con demandas que escapan a lo netamente socioeconmico, que revelan, en losocial, nuevos referentes de calidad de vida, y en lo individual, autorrealizacin y felicidad:alimentarse balanceadamente, practicar deporte, laborar en ambientesorganizacionalmente adecuados, no fumar ni consumir psicotropicos o alcohol, disfrutar elocio, hacer el amor, compartir con amigos y vecinos, adelgazar y evitar la obesidad. Lacalidad del vivir es un ideal, con diferentes grados de hedonismo, alcanzable en todomomento. No obstante, en algunas ocasiones sentirse y verse bien acarrea cosos. Los

    bienes y valores que se expresan en lo light son de acceso restringido. La estticacorporal, una alimentacin medicada y balanceada, algunos entretenimientos, soncomponentes de una nueva cultura que, si bien es cierto se expone a todos, solo algunossectores de la poblacin pueden aspirar a incorporarlos en su propio estilo de vida; lo cualhace que sean avances no extensibles a todos, fundamentalmente a la gran mayora.

    Por otro lado hay que tener en cuenta que la vida humana es un continuo de evolucin y,por tanto, es equivocado pensar que el desarrollo de las personas comienza al nacer y

    termina en la adolescencia. La verdad es que empieza en el momento de la concepcin yfinaliza con la muerte. Evolucionamos a lo largo de la vida, como nios, como adultos,como ancianos. De ah la necesidad de entender el concepto de calidad de vida en uncontexto evolutivo.[42] Lo cual hace que sea un continuum, un fin en permanenteconstruccin, tanto a nivel individual como colectivo, y sin relegar, como especie, el papeltransformador y desequilibrador del medio. Se expone un sujeto extremadamente sensiblee interactuante con el entorno social, el natural y el construido. Si la economa ambientalvalora notablemente el paisaje desde lo cualitativo a lo cuantitativo, la sicologa, por su

    parte, retoma ste eslabn interpretndolo a la manera del medio ambiente perceptual, e,igualmente, de acuerdo a su calidad, le otorga una gran significancia como origen desalud mental. Se ha presentado someramente la visin sicologista de la calidad de vida, lacual, en conjunto, ha tenido acogida en sociedades de todo el mundo.

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    Rquiem

    Todo lo tratado hasta ahora no est agotado, por el contrario es una reflexin inconclusagracias a su complejidad, puntos de vista divergentes u opiniones pueda generar el

    tratamiento ac brindado. Para finalizar, es tarea urgente reflexionar consistentemente eltema tratado, para lo cual es necesario trastocar y revertir hasta la mdula ciertosaspectos de una modernidad que en sus orgenes se pens prepotentemente como unculmen terminado de civilizacin. Continuaremos hilando la filigrana del compromiso depensar maneras acordes para convivir en un planeta finito; proyecto al cual se interpone elhambre, la segregacin, la guerra, la enfermedad, y la sensacin milenarista de estarextraviados en labernticos fatalismos que aclimatan nichos de incertidumbre.

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    Notas:

    * E mail: [email protected]

    ** El presente articulo se publico en la Revista Contribuciones de la Fundacin KonradAdenauer de Alemania y el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el DesarrolloLatinoamericano (CIEDLA), Buenos Aires (Argentina); ao XVI, N 3 (63), julio septiembre de 1999, p. 119 148, en esa versin se titula Apuntes sobre Calidad deVida, Desarrollo Sostenible y Sociedad de Consumo: una mirada desde Amrica Latina.

    [1] RODRGUEZ BECERRA, Manuel: El Desarrollo sostenible: utopa o realidad paraColombia?. En La poltica ambiental del fin de siglo: una agenda para Colombia. Manuel

    Rodrguez Becerra (editor). Santa Fe de Bogot, CEREC, 1994. Pagina 16.

    [2] PALACIO, German A. La gallina de los huevos de oro: debate sobre el concepto dedesarrollo sostenible. Santaf de Bogot. CEREC ECOFONDO, 1996. Pagina 11(Presentacin).

    [3] Es importante anotar que aqu no se citan los importantes ensayos magistralmentecompilados por Martha C. Nussbaum y Amartya Sen en la obra La Calidad de Vida,

    reimpresa en 1998 por The United Nations University y el Fondo de Cultura Econmica enMxico.

    [4] PARDO, Mercedes: El desarrollo. En Sociedad y Medio Ambiente. Jess Ballesteros yJos Prez Adn (editores). Madrid, Trotta, 1997. Pagina 190. El resaltado es del autor.

    [5] GARCIA HURTADO, Alvaro y GARCIA D ACUA, Eduardo: Las variablesambientales en la planificacin del desarrollo. En Estilos desarrollo y medio ambiente en

    la Amrica Latina. Osvaldo Sunkel y Nicolo Giglo (compiladores). Mxico, Fondo deCultura Econmica, 1981. Volumen II, pagina 439.

    [6] RODRIGUEZ VILLASANTE, Tomas: Del caos al efecto mariposa. En Utopa Siglo XXI,Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioqua.Volumen 1, nmero 1, junio-agosto de 1997. Medelln (Colombia). Pagina 43.

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    [7] GARCIA CANCLINI, Nstor. Consumidores y ciudadanos. Conflictos multiculturales dela globalizacin. Mxico, Gedisa, 1995.

    [8] ARAJO, Joaqun. XXI: Siglo de la Ecologa: para una cultura de la hospitalidad.Madrid, Espasa-Calpe, 1996. Pagina 98.

    [9] BLANCO, Amalio: Calidad de vida. En Terminologa Cientifico-Social: aproximacincritica. Roman Reyes (director). Barcelona, Anthropos, 1988. Pagina 66.

    [10] BLANCO, Amalio: Calidad de vida. En Terminologa Cientifico-Social: aproximacincritica. Roman Reyes (director). Barcelona, Antropos, 1988. Pagina 65.

    [11] Idem.

    [12] GALLOPIN, Gilberto C.: El medio ambiente humano. En Estilos desarrollo y medioambiente en la Amrica Latina. Osvaldo Sunkel y Nicolo Giglo (compiladores). Mxico,Fondo de Cultura Econmica, 1980. Volumen I, pagina 215-216.

    [13] ARAJO, Joaqun. XXI: Siglo de la Ecologa: para una cultura de la hospitalidad.

    Madrid, Espasa-Calpe, 1996. Pagina 117.

    [14] THOMSON, Ian: Investigacion sobre algunos aspectos de la influencia que ejerce elautomvil privado en la sociedad latinoamericana. En Estilos desarrollo y medio ambienteen la Amrica Latina. Osvaldo Sunkel y Nicolo Giglo (compiladores). Mxico, Fondo deCultura Econmica, 1981. Volumen II, pagina 125.

    [15] Idem, pagina 122.

    [16] HARDOY, Jorge E. Y PERELMAN, Pablo: Urbanizacin y medio ambiente: problemasy capacidad de investigacin en Amrica Latina y El Caribe. En Conocimiento ysustentabilidad ambiental del desarrollo en Amrica Latina y El Caribe. Francisco Len(compilador). Santiago de Chile, Dolmen Editores, 1994. Pagina 267.

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    [17] ARAJO, Joaqun. XXI: Siglo de la Ecologa: para una cultura de la hospitalidad.Madrid, Espasa-Calpe, 1996. Pagina 124.

    [18] KOSTKA FERNNDEZ, E. y GUTIRREZ BRITO, Jess: Consumo y medio

    ambiente. En Sociedad y medio ambiente. Jess Ballesteros y Jos Prez Adn(editores). Madrid, Trotta, 1997. Pagina 94.

    [19] JACOBS, Michael. Economa verde: medio ambiente y desarrollo sostenible. Bogot,Tercer Mundo Editores, 1991. Capitulo 19: Estndar de vida y calidad de vida, paginas449-467.

    [20] UTRIA, Rubn D.: La incorporacin de la dimensin ambiental en la planificacin del

    desarrollo: una posible gua metodolgica. En Estilos desarrollo y medio ambiente en laAmrica Latina. Osvaldo Sunkel y Nicolo Giglo (compiladores). Mxico, Fondo de CulturaEconmica, 1981. Volumen II, pagina 520-521.

    [21] GAST, Juan: Bases ecolgicas de la modernizacin de la agricultura. En Estilosdesarrollo y medio ambiente en la Amrica Latina. Osvaldo Sunkel y Nicolo Giglo(compiladores). Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1981. Volumen I, pagina 347.

    [22] Tomada de: RIOS CARMENADO, Ignacio de los; IGLESIAS GOMEZ, Laura: Lasconsideraciones ecologicas locales. En Sociedad y medio ambiente. Jess Ballesteros yJos Prez Adn (editores). Madrid, Trotta, 1997. Pagina 372.

    [23] Ver: CENTRO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS ASENTAMIENTOSHUMANOS (HABITAT). Un mundo en proceso de urbanizacin: informe mundial sobre losasentamientos humanos [Estambul, 1.996]. Colombia, Tercer Mundo editores, 1996. 2volmenes.

    [24] UTRIA, Rubn D.: La incorporacin de la dimensin ambiental en la planificacin deldesarrollo: una posible gua metodolgica. En Estilos desarrollo y medio ambiente en laAmrica Latina. Osvaldo Sunkel y Nicolo Giglo (compiladores). Mxico, Fondo de CulturaEconmica, 1981. Volumen II, pagina 521.

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    [33] SOSA, Nicols M.: tica ecolgica y movimientos sociales. En Sociedad y medioambiente. Jess Ballesteros y Jos Prez Adn (editores). Madrid, Trotta, 1997. Pagina275-276.

    [34] Idem, pagina 123.

    [35] RODRIGUEZ VILLASANTE, Tomas: Del caos al efecto mariposa. En Utopa SigloXXI, Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad deAntioqua. Volumen 1, nmero 1, junio-agosto de 1997. Medelln (Colombia). Pagina 42.

    [36] Ver recorridos sobre dicha discusin en:

    - GRUEN, Lori: Los animales. En Compendio de tica. Peter SINGER (editor). Madrid,Alianza editorial, 1995. Paginas 496-481.

    - SINGER, Peter. Liberacin animal. Espaa, Trotta, 1999.

    - HERRERA IBAEZ, Alejandro: Los intereses de los animales y sus derechos. EnDilemas ticos. Mark Platts (compilador). Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1997.Paginas 181-193.

    - LARA SNCHEZ, Francisco Damin: Los animales y la tica. En Introduccin a laEcologa Poltica. Francisco Garrido Pea (Compilador). Espaa, Editorial Comares,1.993. Pags. 159-178.

    [37] MAX-NEFF, Manfred. Desarrollo a escala humana: una opcin para el futuro. S.N.Pagina 51

    [38] CAMINO V., Ronnie de. Sostenibilidad de la agricultura y los recursos naturales:bases para establecer indicadores. San Jos de Costa Rica, Instituto Interamericano deCooperacin para la Agricultura. 1993. p. 15.

    Citado por ESPINOSA HENAO, Oscar Mauricio: Crisis ecolgica? El quehacer de lasciencias sociales en lo ambiental. En Utopa siglo XXI, Revista de la facultad de Ciencias

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    Sociales y Humanas de la Universidad de Antioqua. Medelln, volumen 1, nmero 2.Paginas 61-72, noviembre diciembre de 1997.

    [39] GARCIA HURTADO, Alvaro y GARCIA D ACUA, Eduardo: Las variables

    ambientales en la planificacin del desarrollo. En Estilos desarrollo y medio ambiente enla Amrica Latina. Osvaldo Sunkel y Nicolo Giglo (compiladores). Mxico, Fondo deCultura Econmica, 1981. Volumen II, pagina 467.

    [40] MAX-NEFF, Manfred. Desarrollo a escala humana: una opcin para el futuro. S.N.Pagina 62.

    [41] BALLESTEROS, Jess: Identidad planetaria y medio ambiente. En Sociedad y Medio

    Ambiente. Jess Ballesteros y Jos Prez Adn (editores). Madrid, Trotta, 1997. Pagina230-231.

    [42] ARDILA, Rubn: Psicologa y calidad de vida. En Innovacin y ciencia. Santa F deBogot. Volumen 4, nmero 3. Marzo de 1995. Pagina 43. El resaltado es del autor.