Zizeck

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Cultura SUPLEMENTO DE LA NUEVA ESPAÑA Jueves, 2 de enero de 2014 SILVERIO SÁNCHEZ CORREDERA Desde hace algunos años se está ges- tando una teología que, según parece, tiene entre sus objetivos una cierta «re- volución», al aspirar a cambiar radical- mente ciertas creencias y determinados usos políticos imperantes. Pero ¿de qué revolución se trata?, ¿de una intensifica- ción de un credo por definir y en mar- cha, como la llevada a cabo por Pablo de Tarso o por Agustín de Hipona?, ¿de una «nueva» religión como la de Mahoma?, ¿o de una escisión crítica como la de Lu- tero?, ¿o tal vez...? Uno de los escenarios de esta recien- te teología se nuclea en torno a las ideas de John Milbank, fundador del movi- Teología «revolucionaria» Zizek, desde su ateísmo, en diálogo con Milbank y Gunjevic, teólogos a la búsqueda de la unión de las iglesias cristianas miento anglocatólico Ortodoxia Radi- cal. Sus ideas le han llevado a una cono- cida polémica con Slavoj Zizek, que ha dado lugar a una publicación conjunta: The Monstrosity of Christ (MIT Press, 2009). La controversia entre dos postu- ras, en principio tan ajenas una de la otra, un cristiano y un ateo, Milbank y Zizek, solo parece ser posible si compar- ten algo en común. En este caso, ambos rechazan los valores decadentes de la modernidad y coinciden en dar gran importancia cultural a la religión. Zizek ya lo demostró en el año 2000 con su El frágil Absoluto o ¿por qué merece la pe- na luchar por el legado cristiano? Como continuación de esa polémica, surge ahora la que entablan Slavoj Zizek y Boris Gunjevic, en El dolor de Dios, El dolor de Dios. Inversionea del Apocalipsis SLAVOJ ZIZEK,BORIS GUNJEVIC Ediciones Akal, Madrid, 2013, 252 páginas. que más que controversia es un entrelazamiento de textos, procedentes de polos distantes, la creencia y la no creencia, pero polos que se atraen al formar parte de un universo uni- do por múltiples referencias intelectuales: Freud, Lacan, Ba- diou, Deleuze, Foucault, Agamben..., además de la tradición de la teología cristiana y del neoplatonismo. La experiencia de compartir un discurso teológico, desde distintos anclajes filosóficos, no es nueva sino más bien reite- rativa y hasta, diríamos, obligada, como comprobamos ya con B. Russell y F.Copleston y muy recientemente en Dios salve a la razón, entre Benedicto XVI (Ratzinger) y diversos intelec- tuales de tendencias muy variadas (cristianos, judíos, musul- manes, agnósticos y ateos), entre los cuales destaca la contri- bución de Gustavo Bueno, como una verdadera joya filosófi- ca atenta a la distinción de dos planos, que no deben ser con- fundidos: las diferentes ideas de Dios y sus distintos usos culturales. Gunjevic, teólogo y sacerdote luterano, cuyo verbo está in- vestido de «maneras radicales», comparte con Zizek un am- plio espectro de posiciones: desde una interpretación de la tradición filosófico-teológica cristiana, compatibles entre sí, hasta un repudio similar hacia el capitalismo y su reduccio- nismo axiológico. El libro que ambos construyen, y que aho- ra comentamos, intenta trazar nuevas vías de entender una praxis religiosa y una idea de Dios más armonizadas con los problemas de estos tiempos posmodernos de salvaje neoli- beralismo económico. Con ellos dos tenemos la ocasión de repasar lo que separa y une al judaísmo/ islamismo/ cristianismo: ¿Qué lejos o cer- ca están elYahvé mesiánico, el Alá trascendente innombrable y el Dios trino y encarnado, respectivamente?Y también revi- sar lo que articula y distancia al protestantismo/ ortodoxia/ catolicismo: ¿Hasta qué grado son compatibles, por una par- te, la fe sobre las obras como acceso a Dios, el contacto con Dios a través de lo valioso del mundo y, finalmente, la ince- sante tensión hacia Dios tras sus huellas, que han de ser in- terpretadas por Roma? Si el objetivo de Zizek es salir en defensa de los valores cul- turales del cristianismo, el de Gunjevic aspira, coincidiendo con Milbank, a una reunificación de todos los credos cristia- nos, a la luz de una nueva teología. En ocasiones se hace difí- cil comprender directamente cuál de los dos, Zizek y Gunje- vic, es el creyente y cuál el incrédulo. Sin embargo, sus discur- sos quedan subtendidos en torno a dos polos enfrentados: uno resuelto en la inmanencia y el otro en la trascendencia; el primero pensando sobre fondo pluralista y el segundo con- cibiendo un conjunto englobante monista; el ateo constru- yendo desde su materialismo y el creyente atraído por una ontología espiritualista. En estos niveles de análisis del problema de la religión don- de se comparte una perspectiva histórica homologable has- ta cierto punto, se está tratando, a mi entender, no ya en pri- mer plano de creer o de negar, sino de forjar una «estética» ge- neral de nuestra comprensión de la realidad que sea más o menos coherente. Y la coherencia, en ambos casos, se siente que ha de venir a comprobarse en las praxis, en las obras. Pa- recería como si Zizek y Gunjevic nos dijeran: «Hasta ahora las religiones se han dedicado a afirmar su verdad en exclusiva; pero de lo que se trata, en adelante, es de mostrar la consis- tencia de nuestra praxis ético-política al entrar en relación con el resto de nuestras ideas o creencias». la respuesta, incluso para mí mismo. Pero debo reconocer que sí, que me re- encontré en Ludi. Pero aún me quedan otros Ludís, no creas». Lo creo. Y tam- bién creo que en la espontaneidad muy calculada de la novela está el poso de muchos años de espera para hacerla: «Una novela sobre la propia niñez y adolescencia llega tarde o temprano. Así que creo que decidí escribirla desde el principio de los principios». Inevitable preguntarse si es la novela que quería escribir su creador o la pelí- cula que (ya) no se puede hacer: «Pro- curo que el trabajo de escritura no inter- fiera con el del cine. Y escribir de tal ma- nera que sea difícil llevar al cine el tex- to». ¿A qué huele esta novela? «A vaca y a hierba. Pero cada quisque tiene un ol- fato distinto».Y con ella ¿regresa a puer- to o sale a alta mar? «Efectivamente, tie- ne algo de vuelta, de regreso. Si te soy sincero, no sé qué ocurrirá después». ¿Cómo se lleva con los dioses? «Los he hecho a mi imagen y semejanza, al re- vés de lo que sucede en la Biblia». Lo más difícil de conseguir ha sido... «La intensidad. Yo deseaba que fuera como una carrera a pelo, sin interrup- ción. Como ves, la novela no tiene capí- tulos, si exceptuamos el de final». Y el paisaje, una vez más, es un per- sonaje fundamental. ¿O no? «El bosque, para un niño de cualquier lugar del mundo, forma parte del imaginario. Pa- ra los que habitamos el norte de Espa- ña, el bosque es algo más que un cuen- to: es un cuento real. Juntamos los ma- quis con Pulgarcito. En Cuando el frío llegue al corazón el paisaje es central, en este caso un moderno bosque de eu- caliptos, el árbol invasor, sin apenas pá- jaros que lo pueblen. La degradación del bosque de cuento. Y también el monte. En este caso el monte Véspero, demediado por las canteras y expulsa- dos los antiguos dioses de sus laderas. Te contaré una cosa curiosa, elVéspero ya salía en la novela asturiana La vida antes de marzo. En esta nueva novela he hecho emigrar el monte Véspero, con sus evocaciones venusianas, hasta Cantabria. Ya sabes, los topónimos se repiten, como el eco en las peñas». Hablando de ecos: el de esta novela de diálogos prodigiosos es de los que no se olvidan cuando se escuchan. El cine perdió a un gran autor cuan- do Manuel Gutiérrez Aragón, el hom- bre que regaló obras excepcionales (en todos los sentidos, incluido el sexto) co- mo Maravillas, Demonios en el jardín o Camada negra decidió dar claqueta- zo a su carrera tras las cámaras. La lite- ratura ganó a un gran autor cuando las imágenes pasaron a ser palabras. Su primera novela, La vida antes de mar- zo, ya dejaba claro que Gutiérrez Ara- gón afrontaba esta nueva vía de escape creativo con la misma curiosidad, el mismo arrojo y la misma pasión que había mostrado en su tránsito por las salas oscuras. Ahora está de estreno: Cuando el frío llegue al corazón, y de nuevo lo maravilloso se funde con el realismo en un viaje iniciático donde aparecen dioses, salen vacas y entran en escena los primeros amores. Es inevitable pensar que, de alguna manera, el autor se reencontró con el adolescente que fue al crear a Ludi Ri- vero Pelayo... «He procurado esquivar El bosque del corazón Tinta fresca TINO PERTIERRA Cuando el frío llegue al corazón MANUEL GUTIÉRREZ ARAGÓN Anagrama

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CulturaSUPLEMENTO DE LA NUEVA ESPAÑA

Jueves, 2 de enero de 2014

SILVERIO SÁNCHEZCORREDERA

Desde hace algunos años se está ges-tando una teología que, según parece,tiene entre sus objetivos una cierta «re-volución», al aspirar a cambiar radical-mente ciertas creencias y determinadosusos políticos imperantes. Pero ¿de quérevolución se trata?, ¿de una intensifica-ción de un credo por definir y en mar-cha, como la llevada a cabo por Pablo deTarso o por Agustín de Hipona?, ¿de una«nueva» religión como la de Mahoma?,¿o de una escisión crítica como la de Lu-tero?, ¿o tal vez...?

Uno de los escenarios de esta recien-te teología se nuclea en torno a las ideasde John Milbank, fundador del movi-

Teología «revolucionaria»Zizek, desde su ateísmo, en diálogo con Milbank y Gunjevic,teólogos a la búsqueda de la unión de las iglesias cristianas

miento anglocatólico Ortodoxia Radi-cal. Sus ideas le han llevado a una cono-cida polémica con Slavoj Zizek, que hadado lugar a una publicación conjunta:The Monstrosity of Christ (MIT Press,2009). La controversia entre dos postu-ras, en principio tan ajenas una de laotra, un cristiano y un ateo, Milbank yZizek, solo parece ser posible si compar-ten algo en común. En este caso, ambosrechazan los valores decadentes de lamodernidad y coinciden en dar granimportancia cultural a la religión. Zizekya lo demostró en el año 2000 con su Elfrágil Absoluto o ¿por qué merece la pe-na luchar por el legado cristiano?

Como continuación de esa polémica,surge ahora la que entablan Slavoj Zizeky Boris Gunjevic, en El dolor de Dios,

El dolor de Dios.Inversionea delApocalipsis

SLAVOJ ZIZEK, BORISGUNJEVIC

Ediciones Akal, Madrid, 2013,252 páginas.

que más que controversia es un entrelazamiento de textos,procedentes de polos distantes, la creencia y la no creencia,pero polos que se atraen al formar parte de un universo uni-do por múltiples referencias intelectuales: Freud, Lacan, Ba-diou, Deleuze, Foucault, Agamben..., además de la tradiciónde la teología cristiana y del neoplatonismo.

La experiencia de compartir un discurso teológico, desdedistintos anclajes filosóficos, no es nueva sino más bien reite-rativa y hasta, diríamos, obligada, como comprobamos ya conB. Russell y F. Copleston y muy recientemente en Dios salvea la razón, entre Benedicto XVI (Ratzinger) y diversos intelec-tuales de tendencias muy variadas (cristianos, judíos, musul-manes, agnósticos y ateos), entre los cuales destaca la contri-bución de Gustavo Bueno, como una verdadera joya filosófi-ca atenta a la distinción de dos planos, que no deben ser con-fundidos: las diferentes ideas de Dios y sus distintos usosculturales.

Gunjevic, teólogo y sacerdote luterano, cuyo verbo está in-vestido de «maneras radicales», comparte con Zizek un am-plio espectro de posiciones: desde una interpretación de latradición filosófico-teológica cristiana, compatibles entre sí,hasta un repudio similar hacia el capitalismo y su reduccio-nismo axiológico. El libro que ambos construyen, y que aho-ra comentamos, intenta trazar nuevas vías de entender unapraxis religiosa y una idea de Dios más armonizadas con losproblemas de estos tiempos posmodernos de salvaje neoli-beralismo económico.

Con ellos dos tenemos la ocasión de repasar lo que separay une al judaísmo/ islamismo/ cristianismo: ¿Qué lejos o cer-ca están elYahvé mesiánico, el Alá trascendente innombrabley el Dios trino y encarnado, respectivamente?Y también revi-sar lo que articula y distancia al protestantismo/ ortodoxia/catolicismo: ¿Hasta qué grado son compatibles, por una par-te, la fe sobre las obras como acceso a Dios, el contacto conDios a través de lo valioso del mundo y, finalmente, la ince-sante tensión hacia Dios tras sus huellas, que han de ser in-terpretadas por Roma?

Si el objetivo de Zizek es salir en defensa de los valores cul-turales del cristianismo, el de Gunjevic aspira, coincidiendocon Milbank, a una reunificación de todos los credos cristia-nos, a la luz de una nueva teología. En ocasiones se hace difí-cil comprender directamente cuál de los dos, Zizek y Gunje-vic, es el creyente y cuál el incrédulo. Sin embargo, sus discur-sos quedan subtendidos en torno a dos polos enfrentados:uno resuelto en la inmanencia y el otro en la trascendencia;el primero pensando sobre fondo pluralista y el segundo con-cibiendo un conjunto englobante monista; el ateo constru-yendo desde su materialismo y el creyente atraído por unaontología espiritualista.

En estos niveles de análisis del problema de la religión don-de se comparte una perspectiva histórica homologable has-ta cierto punto, se está tratando, a mi entender, no ya en pri-mer plano de creer o de negar, sino de forjar una «estética» ge-neral de nuestra comprensión de la realidad que sea más omenos coherente. Y la coherencia, en ambos casos, se sienteque ha de venir a comprobarse en las praxis, en las obras. Pa-recería como si Zizek y Gunjevic nos dijeran: «Hasta ahora lasreligiones se han dedicado a afirmar su verdad en exclusiva;pero de lo que se trata, en adelante, es de mostrar la consis-tencia de nuestra praxis ético-política al entrar en relación conel resto de nuestras ideas o creencias».

la respuesta, incluso para mí mismo.Pero debo reconocer que sí, que me re-encontré en Ludi. Pero aún me quedanotros Ludís, no creas». Lo creo. Y tam-bién creo que en la espontaneidad muycalculada de la novela está el poso demuchos años de espera para hacerla:

«Una novela sobre la propia niñez yadolescencia llega tarde o temprano. Asíque creo que decidí escribirla desde elprincipio de los principios».

Inevitable preguntarse si es la novelaque quería escribir su creador o la pelí-cula que (ya) no se puede hacer: «Pro-curo que el trabajo de escritura no inter-fiera con el del cine.Y escribir de tal ma-nera que sea difícil llevar al cine el tex-to». ¿A qué huele esta novela? «A vaca ya hierba. Pero cada quisque tiene un ol-fato distinto».Y con ella ¿regresa a puer-to o sale a alta mar? «Efectivamente, tie-ne algo de vuelta, de regreso. Si te soysincero, no sé qué ocurrirá después».¿Cómo se lleva con los dioses? «Los hehecho a mi imagen y semejanza, al re-vés de lo que sucede en la Biblia».

Lo más difícil de conseguir ha sido...«La intensidad. Yo deseaba que fueracomo una carrera a pelo, sin interrup-ción. Como ves, la novela no tiene capí-tulos, si exceptuamos el de final».

Y el paisaje, una vez más, es un per-

sonaje fundamental. ¿O no? «El bosque,para un niño de cualquier lugar delmundo, forma parte del imaginario. Pa-ra los que habitamos el norte de Espa-ña, el bosque es algo más que un cuen-to: es un cuento real. Juntamos los ma-quis con Pulgarcito. En Cuando el fríollegue al corazón el paisaje es central,en este caso un moderno bosque de eu-caliptos, el árbol invasor, sin apenas pá-jaros que lo pueblen. La degradacióndel bosque de cuento. Y también elmonte. En este caso el monte Véspero,demediado por las canteras y expulsa-dos los antiguos dioses de sus laderas.Te contaré una cosa curiosa, elVésperoya salía en la novela asturiana La vidaantes de marzo. En esta nueva novelahe hecho emigrar el monte Véspero,con sus evocaciones venusianas, hastaCantabria. Ya sabes, los topónimos serepiten, como el eco en las peñas».

Hablando de ecos: el de esta novelade diálogos prodigiosos es de los que nose olvidan cuando se escuchan.

El cine perdió a un gran autor cuan-do Manuel Gutiérrez Aragón, el hom-bre que regaló obras excepcionales (entodos los sentidos, incluido el sexto) co-mo Maravillas, Demonios en el jardíno Camada negra decidió dar claqueta-zo a su carrera tras las cámaras. La lite-ratura ganó a un gran autor cuando lasimágenes pasaron a ser palabras. Suprimera novela, La vida antes de mar-zo, ya dejaba claro que Gutiérrez Ara-gón afrontaba esta nueva vía de escapecreativo con la misma curiosidad, elmismo arrojo y la misma pasión quehabía mostrado en su tránsito por lassalas oscuras. Ahora está de estreno:Cuando el frío llegue al corazón, y denuevo lo maravilloso se funde con elrealismo en un viaje iniciático dondeaparecen dioses, salen vacas y entranen escena los primeros amores.

Es inevitable pensar que, de algunamanera, el autor se reencontró con eladolescente que fue al crear a Ludi Ri-vero Pelayo... «He procurado esquivar

El bosque del corazón

Tinta fresca

TINOPERTIERRA

Cuando el frío llegue alcorazónMANUEL GUTIÉRREZ ARAGÓN

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