Zhuang Zi - Los Capítulos Interiores

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Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferre r Editorial Trotta,S.A., 1998 ISBN: 84-8164-239-8 Capítulo I LIBRE CAMINAR I Muy al Norte, en el oscuro abismo, existe un pez. Su nombre es Kun. ¡Es tan inmens o que mide no se cuántos miles de li ! Transformado en pájaro, su nombre es Peng. ¡Es tan inmensa su espalda, que mide no se cuántos miles de li ! Con toda su fuerza em prende el vuelo y sus grandes alas son como nu

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Los Captulos Interiores de Zhuang Zi Los Captulos Interiores de Zhuang Zi Pilar Gonzlez Espaa y Jean Claude Pastor-Ferre r Editorial Trotta,S.A., 1998 ISBN: 84-8164-239-8 Captulo I LIBRE CAMINAR I Muy al Norte, en el oscuro abismo, existe un pez. Su nombre es Kun. Es tan inmens o que mide no se cuntos miles de li ! Transformado en pjaro, su nombre es Peng. Es tan inmensa su espalda, que mide no se cuntos miles de li ! Con toda su fuerza em prende el vuelo y sus grandes alas son como nubes que cubren los confines del ci elo. Es con la gran marea cuando Peng parte hacia el Lago Celeste, en el lejano abismo del Sur. As dice el Libro de las Maravillas: "En el mes de junio, al emprender su vuelo ha cia el Sur, Peng emerge batiendo sus alas contra el agua sobre una superficie de tres mil li, hasta que un viento poderoso en espiral lo alza a noventa mil". Ca ballos salvajes, polvaredas, criaturas que respiran soplndose entre s. Este inmenso azul del cielo es su verdadero color o es el efecto de la distancia infinita? Y es que Peng el pjaro, cuando mira hacia abajo, ve exactamente el mismo azul. Si el agua es poco profunda no puede sostener un barco; pero el agua de un tazn v olcada en un pequo hoyo puede hacer un barco de una simple hoja de hierba. El tazn se pegara al fondo, como un barco demasiado grande para tan poca agua. As, sobre poco aire, no podran sostenerse grandes alas. Por eso Peng se eleva a noven ta mil li y apoyado sobre el viento al que cabalga, con el Cielo arriba, a sus e spaldas, emprende ya sin demora su marcha hacia el Sur. Una cigarra y una paloma torcaz se burlaban diciendo: "Cuando iniciamos el vuelo presurosas por alcanzar un olmo o un sndalo, a veces caemos a tierra antes de ll egar. A santo de qu ascender a noventa mil li y remontar el vuelo hacia el Sur?". Para quien se va un da al campo tres comidas sern suficientes y volver an con el estm ago lleno; quien se aleja cien li de distancia llevar provisiones para la noche; pero quien recorre mil li necesitar alimentos para tres meses. Qu pueden entender e stas dos pequeas criaturas! Un pequeo saber no puede equipararse a uno grande. Ni una corta vida a una larga existencia. Cmo se sabe que esto es as? El hongo que slo vive una maana desconoce el ciclo de la luna. La cigarra de verano nada sabe de primaveras ni de otoos. As son las pequeas existencias. Al sur del estado de Chu vive la tortuga Min Ling cuyo otoo es de quinientos aos, de quinientos aos tambin su primavera. En la remota antige dad haba un cedro cuyo otoo dur ocho mil aos, y ocho mil aos tambin su primvera. As las largas existencias. Como Pengzu conocido por su longevidad, y al que en van o desearamos imitar. Las preguntas del emperador Tang a Ji tambin eran del mismo gnero: "Existen los con fines del espacio?". "Ms all de lo ilimitado: lo ilimitado. Ms all de lo infinito: lo infinito - repondi Ji -. En el Lago Celeste, un abismo oscuro del Septentrin es tril, habita un pez. Su nombre es Kun. Es tan inmenso, que mide no se cuntos miles de li! All habita un pjaro. Su nombre es Peng. Es tan grande su espalda como la mon taa Tai, y sus alas tan inmensas omo nubes que cubren los confines del Cielo! Una enorme espiral de viento como un gran cuerno de carnero lo eleva a ms de noventa mil li, y una vez que traspasa las nubes cuando slo el cielo azul se extiende a sus espaldas, orienta su vuelo hacia el abismo del Sur. Un gorrin se burlaba dici endo: "Adnde ir se? Yo doy un salto hacia el aire y apenas me elevo, ya desciendo pa ra revolotear entre la hierba. As es el culmen de mi vuelo, Pero se adnde ir?". He ah la diferencia entre lo grande y lo pequeo. Inteligencia apropiada para desempear un oficio, conducta ejemplar en la sociedad , virtud pareja a la del prncipe, talento suficiente para servir al estado, todos ellos atributos que hacen a un hombre tan orgulloso como esas pequeas criaturas. Song Rongzi se ri de todos ellos: que el mundo entero le alabase o despreciase l e traa sin cuidado. Conoca el lmite que separa lo exterior de lo interior, la front era que se extiende entre la gloria y la desgracia. Eso era todo. Nada poda pertu rbarle. Pero no instaur nada nuevo en el mundo. Lie Zi cabalgaba el viento, en vuelo gil y lleno de luz. Al cabo de los quince das regresaba. Y aunque ignoraba el ardor de la felicidad y exento estaba del camina

r humano no pudo librarse de todas las dependencias. El que sigue la Norma exacta del Cielo y de la Tierra, empujado por los seis sop los que eternamente se transforman; el que camina libremente por el infinito, de qu po dra depender? As est escrito: El Hombre Supremo carece de yo. El Hombre Divino care ce de mrito. El Hombre Santo carece de fama. II Cuando Yao quiso ceder su imperio a Xu You, le dijo: "El surgir del sol y de la luna hace intil la luz de las antorchas. La cada apropiada de la lluvia hace vano el riego de los campos. Sube t al trono y as el mundo estar bien gobernado. Yo no s oy apto para ello y mientras siga en el poder slo ver mis fracasos. Te lo ruego: t oma el mando". Y Xu You le contest: "Seor, t gobiernas el mundo y el mundo est bien gobernado. Tan s o para ganar renombre voy yo a ocupar ese puesto? El renombre no es ms que el husp ed de lo real. Yo, un simple husped? Cuando el pjaro troglodita construye en el bos que su nido, una ramita le basta. Cuando el topo bebe en el ro, toma lo justo par a saciar su sed. Seor, vuelve a tu trono. Qu puedo yo hacer con las riendas del mun do? Si el cocinero falta a su oficio, el que representa a los muertos y el que i nvoca en los sacrificios no abandonan ofrendas ni vino sagrado para reemplazarle en su puesto". Jianwu coment a Lian Shu: "He odo a Jie Yu, y sus palabras me causan pavor. Son pa labras grandiosas pero no reales, tan lejanas que jams retornan, como la Va Lctea s in contornos, tan inconmensurables que ignoran todas las cosas del mundo". Y Lian Shu le pregunt qu decan esas palabras. "Decan que en la misteriosa montaa Gushe viven unos seres divinos cuya blanqusima p iel brilla como el hielo. Tan tmidos y dulces como jvenes doncellas. No comen los cinco cereales, beben roco y respiran viento. Cabalgan sus dragones por encima de las nubes y se dirigen ms all de los Cuatro Mares. Concentrando su espritu, pueden curar enfermedades y hacer que maduren las cosechas. Yo, de todas estas locuras , no creo ni una sola palabra". Entonces Lien Shu le respondi: "Claro! Cmo un ciego iba a apreciar ornamentos y colo res! Cmo un sordo iba a escuchar campanas y tambores! No slo el cuerpo puede no ver y no or. No slo los ojos enceguecen. No slo ensordecen los odos. As tambin la inteli encia ciega y sorda puede estar, como lo muestran tus palabras. Un hombre de tal Virtud funde los Diez Mil Seres en su Unidad primera. Y aunque el mundo se lo e xija, cmo va l a dignarse gobernar sobre la tierra? A un hombre as nada puede herirl e. Aunque las olas lleguen al Cielo, l no se ahogara. Aunque por una gran sequa se disuelvan piedras y metales, se calcinen tierras y montaas, las llamas no le alca nzaran. Tan slo de su cuerpo convertido en polvo los grandes Yao y Shun renaceran. P ara qu iba l a ocuparse de las cosas del mundo!". Como aquel hombre de ong que quiso vender sombreros en la ciudad de Yue. Pero su s habitantes, de cabeza rapada y cuerpo tatuado, no los necesitaban. O como Yao, que instaur el orden y la paz por todas partes, y cuando visit a los C uatro Sabios del Monte Gushe, al norte del ro Fen, olvid su imperio para siempre. III Hui Zi dijo a Zhuang Zi: "El rey de Wei me dio una semilla de calabaza. Cuando st a creci, era tan enorme que no serva ni de cntaro para agua: imposible levantarla! L a part para hacer cazos, pero incluso stos resultaban demasiado grandes. As que la romp en pedazitos". Zhuang Zi respondi: "No sabes hacer uso de lo grande. Un hombre de Song invent un blsamo para manos cortadas. Por generaciones, su familia lavaba y blanqueaba la s eda. Un forastero se interes por la receta y le ofreci cien piezas de oro. El inve ntor dijo a su familia: "Desde hace aos, lavando seda no ganamos apenas unas mone das y en slo una maana podemos ganar cien piezas de oro. Vamos pues a venderla!". E l forastero, despus de adquirirla, se la ofreci al rey de Wu; ste, agradecido, le n ombr general de la flota contra Yue. En pleno invierno consigui una victoria y com o recompensa obtuvo un feudo. El blsamo para no agrietarse las manos, a uno le si rvi para lavar la seda, a otro para obtener un feudo. Todo depende de la utilidad que se le d. Esa enorme calabaza que tenas, en lugar de quejarte de sus defectos,

por qu no la usaste como balsa para navegar por lagos y por ros? Desde luego que er es obtuso!". Hui Zi dijo: "Tengo un gran arbol al que llaman ailanto, de tan nudoso tronco y ramas tan retorcidas, que escuadra, cuerda y comps no pueden medirlo. Se yergue a l borde del camino, pero a ningn carpintero le interesa. Igual que tus palabras, tan grandes, tan intiles, que no sirven para nada!". A lo que Zhuang Zi respondi: "No has visto a la comadreja cmo se agacha y se encorva par a atrapar a su presa? Cmo salta hacia el este y el oeste, hacia arriba y hacia aba jo, aunque un da caiga en la trampa y acabe por morir en la red? En cambio ese ya k, tan grande como una nube que cubre los confines del cielo, incapaz es de atra par un ratn. Este rbol, del que lamentas su inutilidad, por qu no lo plantas en las extensas llanuras de la nada? Pasate bajo l y duerme bajo su sombra. Nunca conocer los golpes del hacha ni sufrir dao alguno. Su estado es lo intil. Qu podra entonces p rturbarlo?". Captulo II IDENTIDAD DE LAS COSAS Y LOS DISCURSOS I Ziqi de Naguo, reclinado en su divn, Hacia el cielo suspiraba extasiado, como pri vado de su cuerpo. Yancheng Ziyou, de pie a su lado, le pregunt: Qu te ocurre? Cmo ha podido convertir tu cuerpo en un tronco seco, y en cenizas muertas tu mente? El hombre aqu ahora mismo tumbado no es el hombre de ayer!. Y Ziqi respondi: Sabes? Hace un momento he perdido mi yo. Aunque oigas la msica de l os hombres, no oyes la msica de la tierra. Aunque oigas la msica de la tierra, no oyes la msica del cielo. Ziyou quiso entender ese misterio. Viento es lo que exhala la Tierra respirando - dijo Ziqi -. Inmvil hasta que se le vanta y braman con furia todas las oquedades. All, en las montaas, en los bosques profundos, las hendiduras de los gigantes troncos son como narices, bocas, oreja s, muescas, tazas, morteros, hoyos y hondonadas: todos ellos susurran, silban, c hillan, sollozan, rugen, vociferan. Unos llaman y otros son eco. Unos son dulce brisa, otros huracn desaforado. Cuando el viento poderoso se detiene, las oquedad es se vacan de silencio. No has visto t la danza ltima de las hojas, de las ramas el ltimo temblor? . Ziyou replic entonces: Si la msica de la Tierra proviene de estas oquedades; y si l a msica de los hombres proviene de las flautas de bamb; de dnde viene la msica del Ci elo?. La msica del Cielo - dijo Ziqi - de dnde viene ese soplo mltiple y plural que penetra en cada cosa y que cada cosa inhala por s misma?. II El gran Saber todo lo abarca El pequeo todo lo divide. Las grandes palabras son f uego. Las pequeas, balbuceos intiles. Durante el sueo, las almas de los hombres se funden, se entremezclan. En la vigilia, los cuerpos se despiertan y se animan. E n el contacto con las cosas, el corazn del hombre se enreda y lucha: prudencia, astucia, calma. Los pequeos mie dos le inquietan. Los grandes le paralizan. Rpido como una flecha se lanza a dist inguir la verdad de la mentira. Obstinado como el que ciegamente jura y se aferr a a la victoria. Igual que en otoo e invierno, se apagan los das del hombre. En el mar de sus actos, ya hundido, nada puede hacerle emerger. Su corazn lacrado se m archita, As llega a la vejez, hacia la muerte. Su luz ya no renace. Alegra, clera, tristeza, placer, lamento, inquietud, inconstancia, perseverancia, descuido, lig ereza, insolencia, afectacin. Msica que brota del silencio. Hongos que nacen de la humedad. Los das se alternan con las noches; nadie sabe el cmo ni el porqu. Basta, basta! Acaso podemos conocer el origen de todo lo que cabe entre un da y una noche ? Sin lo otro, no hay yo. Sin el yo, nada se manifiesta. S, cerca estamos del orige n, pero desconocemos Aquello que todo lo hace y lo comienza. Quizs haya un Dueo ve rdadero: ninguna traza hay de su existencia. Real, pero invisible. Creemos en su s actos aunque no vemos su figura. De los cien huesos de que un cuerpo se compone, de los nueve orificios, de las s eis vsceras, cul es el ms amado? Se les ama a todos por igual? Hay alguna preferencia

Son todos ellos sbditos? Son todos ellos amos? O se alternan en su poder como servidor y soberano? Hay entre ellos un Dueo verdadero? Aunque lo hubiera, nu estra ignorancia de l, nuestro conocimiento de l, no afectaran en nada a su autntica Verdad. Cuando una forma nos ha sido dada, persiste hasta que la vida se agota. Nos cort amos con el filo de las cosas. Nos evitamos mutuamente. Veloces como caballos ga lopando. Incontenibles. No es una lstima? Esforzarse sin ver el fruto del trabajo. Agotarse y no saber a dnde regresar. No es triste? Ser inmortales para qu? El cuerp o se corrompe, as tarnbin el espritu. Podemos negar ese inmenso dolor? La vida del ho mbre es tan absurda? O es que soy el nico que lo piensa, yo, el ms absurdo de entre todos? III El hombre se conforma a lo prefijado por su mente y lo toma por maestro. Quin es e l hombre extraordinario que se priva de ello? O slo el hombre que penetra la alter nancia de las cosas lo toma por maestro? As tambin el necio, cuando admite que afi rmacin y negacin preceden a lo fijado por su mente. Tan ilgico como partir hoy para Yue y llegar ayer, o afirmar que es visible lo invisible. Y aunque ello fuera c ierto, si ni siquiera Yu el divino podra entender ese misterio, cmo iba a entenderl o yo! La palabra no est hecha slo de aire, la palabra tiene un decir, pero lo que dice n o es nunca fijo. En verdad existen las palabras? En verdad se diferencian del piar de los pjaros? Quin ha ensombrecido el Tao, distinguiendo la verdad de la mentira? Quin ha confundido a las palabras distinguiendo afirmacin de negacin? Dnde se encuentra el Tao ausente? Dnde las palabr s imposibles? Tras los mnimos acontecimientos el Tao se esconde. Tras su mximo esp lendor las palabras se ocultan. As, confucianos y mostas niegan y afirman, afirman do lo negado, negando lo afirmado. Pero si deseas la afirmacin negada, la negacin afirmada, nada puede compararse a la Iluminacin. En las cosas mismas existe el es to y el aquello. Si partimos del aquello no entenderemos nada. Si partimos del e sto lo alcanzaremos todo. Escrito est: aquello surge de esto, esto depende de aqu ello. El esto y el aquello unidos nacen. Lo que ya es vida ya es muerte. Lo que ya es muerte ya es vida. Lo que ya es posible es imposible. Lo que ya es imposib le ya es posible. Porque lo que se puede afirmar, se puede negar. Porque lo que se puede negar, se puede afirmar. El Santo no va por este camino. l ilumina las c osas con la luz del cielo. y todo lo aprueba, toda circunstancia. Esto y aquello se sustituyen uno al otro. En el esto se renen un s y un no. En el aquello se renen un s y un no. Es que hay en verdad un esto y un aquello? Es que no hay en verdad un esto y un aquello? El punto en donde esto y aquello neutralizan su oposicin es el ncleo del Tao: el centro de un crculo que irradia infinitas resp uestas. Infinito es el s. Infinito es el no. Escrito est: nada es comparable a la Iluminacin. IV Mejor que mostrar con un significado que el significado no es significado, utili za el no significado para demostrarlo. Mejor que mostrar con un caballo que el c aballo no es el caballo, utiliza el no caballo para demostrarlo. Cielo y tierra: un significado. Los Diez Mil Seres: un caballo. Lo admisible proviene de lo admisible. Lo inadmisible proviene de lo inadmisible . El Tao es el camino que forman nuestros pasos. El nombre de las cosas es el no mbre que nosotros les damos. Es as porque puede ser posible. No es as porque puede no ser posible. Es as porque es as. No es as porque no es as. Por qu es as? Porque as. Por qu no es as? Porque no es as. Por qu puede ser as? Porque puede ser as. P e no ser as? Porque puede no ser as. Toda cosa posee inherente su propia naturalez a. Toda cosa tiene su propia posibilidad. Nada hay sin su naturaleza, y nada sin su posibilidad. As, por extraas o inslitas que las cosas sean, viga o rama, bellez a como la de Xi Shi, o extrema fealdad, el Tao todo lo disuelve unificndolo. Lo q ue se divide, se forma. Lo que se realiza, se destruye. En la divisin est el acaba miento del ser. En el acabamiento del ser, su destruccin. Separar es formar. Form ar, destruir. Pero nada se forma ni se destruye, porque todo se disuelve en lo Uno. Slo el saber del hombre penetrante unifica las cosas. No afirma nada y permanece

en lo usual. Lo usual es lo til; lo til es lo intercambiable. Lo intercambiable, u nifica, lo que unifica, alcanza, lo que alcanza, se acerca y la afirmacin cesa. E ste final del que ignoramos el porqu es lo que llamamos Tao. Pero el que fatiga su espritu en comprender la Unidad sin reconocer las semejanza s, a eso se le llama tres por la maana. Por qu se llama as? Un criador que alimentaba a sus monos dijo a stos: Tres castaas por la maana y cuatro por la tarde. Los monos s e enfurecieron. Est bien - les dijo -, entonces cuatro por la maana y tres por la t arde. Y los monos saltaron de alegra. Nada haba cambiado: ni la realidad ni las pal abras; pero su utilidad provoc clera primero y alegra despus, porque se adapt a las c ircunstancias. As el Santo armoniza negacin y afirmacin y descansa en la Rueda Cele ste. Esto se llama: andar por dos caminos. El saber de los hombres antiguos lleg a un lmite. Cul? Unos pensaban que en el comienzo no haba seres. Conocimiento puro y s upremo. Nada ms que aadir. Otros pensaban que haba seres, pero no lmites. Otros que haba lmites, pero no diferencias entre negar y afirmar. Negar-afirmar, sta es la cau sa de la decadencia del Tao. La decadencia del Tao: cuando el amor divide y culm ina. Decadencias, culminaciones existen verdaderamente? S, existen: Zhao lo demuestra cuando toca su lad. No, no existen: Zhao lo demuestr a cuando no toca su lad. Zhao Wen tocando su lad, el maestro Kuang sosteniendo su batuta, Hui Zi meditando apoyado sobre un rbol. Todos ellos perfeccionaron su art e hasta el final de sus das. Fue su amor lo que les diferenci del mundo, lo que le s empuj a iluminar a los otros. Iluminar lo no iluminado: entrar a la oscuridad d e lo blanco y lo duro. Por eso, siguiendo a su padre, el hijo de Zhao Wen muri sin alcanzar nada. Podemos llamar a esto culminacin? Entonces yo, inacabado, soy ella. O no podemos llamarlo as? Entonces ni yo ni nadie lo somos. As el Santo desdea el f ulgor de la ilusin y de la duda. No afirma nada y permanece en lo usual. Esto sig nifica la Iluminacin. V Ahora bien, si dijera cualquier cosa, diferira de una afirmacin? Lo que difiere y l o que no difiere son de la misma categora. Sin embargo, djame decirte: Hay un origen. Hay el no origen del origen. Hay el no origen del no origen del origen. Hay la presencia. Hay la ausencia. Hay el no o rigen de la ausencia. Hay el no origen del no origen de la ausencia. De repente: presencia de la ausencia. Ya no s cul es cul. S, acabo de hablar. Pero he afirmado y o algo o no he afirmado nada? Nada hay ms grande que la punta de un cabello del otoo. Nada ms pequeo que la enorme montaa Taishan. Nadie ms longevo que un recin nacido muerto. Nadie ms prematuramente muerto que el longevo Pengzu. El Cielo y la Tierra han nacido conmigo y los Diez Mil Seres con migo son Uno. Ahora que ya todo es Uno para qu decir algo? Cuando digo que todo es Uno no utilizo la palabra? Uno ms palabra son dos. Dos ms uno son tres. Si siguiram os as, el ms experto contable no acabara nunca, y mucho menos una persona cualquier a. As, si llegamos de la ausencia a la presencia y de la presencia al tres, adnde l legaramos a partir de la presencia? Parmonos y lo afirmado cesa. El Tao nunca ha tenido lmites La palabra nunca ha tenido normas. Pero la afirmacin tiene sus lmites. Djame decirte cules son. Hay derecha, hay izquierda, hay reflexin , hay debate, hay divisin, hay discriminacin, hay rivalidad, hay pelea. stos son lo s ocho poderes. De ms all del Universo, el hombre Santo sabe pero no habla. De rns ac del Universo, el hombre Santo habla pero no discute. De los Anales de los anti guos reyes el hombre Santo discute pero no debate. Debatir: desprenderse de lo q ue no puede ser debatido. Qu quiere decir esto? El hombre Santo todo lo acoge en s u seno. El hombre comn debate para ponerse en evidencia. Por eso digo: el que deb ate, nada alcanza. El Tao supremo es innombrable. El Debate supremo, mudo. La su prema Bondad ignora el bien. La Probidad suprema nada guarda. El Coraje supremo nunca agrede. El Tao que se ilumina ya no es Tao. La palabra que debate nada alc anza. La bondad que perdura no es perfecta. La brillante probidad no es creble. El coraje que agrede es inmaduro. Son cinco realidades perfectas como el crculo, pero se deforman en cuadrados. El saber que permanece en la ignorancia es lo ms alto. Quin puede conocer el Debate Callado, el Tao impronunciable? Si alguien es capaz de conocerlo algn da, eso es lo que se llama el Tesoro Celeste. Por mucho que derrames en l, nunca se llenar. P

or mucho que saques de l, nunca se agotar. Misteriosa es la fuente en donde brota porque es la llamada Luz Oculta. VI Antiguamente el emperador Yao pregunt a Shun: Es mi deseo someter a los Zong, a lo s Kuai y a los Xu Ao. Pero me siento inquieto en mi trono. Cul puede ser la causa?. Y Shun le respondi: Estos tres reinos perdidos entre los matorrales cmo pueden inqui etarte? En otros tiempos diez soles surgieron y los Diez Mil Seres brillaron. Aca so la Virtud de un hombre no ilumina ms que la luz del sol?. Nie Que pregunt a Wang Ni: Conoces algo que sea afirmado por todos?. Cmo puedo yo saberlo? - contest Wang Ni. Pero sabes que lo ignoras?. Crno puedo yo saberlo?. Entonces, nada puede conocerse?. Cmo puedo yo saberlo? - insisti Wang Ni -. De todas formas, te dir algo: Cmo puedo y aber que lo que se llama conocimiento no es ignorancia, que lo que se llama igno rancia no es conocimiento? Si un hombre se acuesta sobre mojado, sus riones no lo resistiran; ocurrira esto con un pez como la locha? Si un hombre se sube a un rbol, temblar por miedo a caerse; ocurrira esto con un mono? Cul de los tres conoce el lug ar perfecto? Los humanos se alimentan de herbvoros, de heno se alimentan los alce s y los ciervos. A los ciempis les encantan las serpientes. Las lechuzas y los cu ervos se comen los ratones. Pero cul de los cuatro posee el gusto perfecto? El mon o se aparea con los monos; la locha con los peces; y sin embargo, al ver a Maoqi ang y Li Qi, beldades admiradas por el hombre, los peces asustados se sumergen, los pjaros se espantan, los ciervos huyen. Cul de estos cuatro distingue la belleza perfecta? Creo que la verdad y la mentira son todo oscuridad y confusin inextric able. Cmo podra yo diferenciarlas?. Nie Que pregunt: T no conoces la benevolencia ni la justicia, pero el Hombre Supremo las desconoce t ambin?. El Hombre Supremo es un espritu! - dijo Wang Ni -. Aunque los grandes bosques ardan, l no se quema. Aunque los ros He y Han se congel en, l no siente ningn fro. Aunque el rayo quiebre las montaas, l no se asombra. Aunqu e el huracn azote los ocanos, l no siente ningn temor. Un ser as, por encima de las nubes, cabalga la luna y el sol y se pasea ms all de l os Cuatro Mares. Vida y muerte no le alteran y menos an los principios del benefi cio o del dao. Qu Quezi pregunt a Zhang Wuzi: He odo decir al Maestro: "El Santo nada persigue, ni busca beneficios, ni evita el dao. No ama requerimientos ni se encierra en doctr inas. Sin decir nada, dice algo. Diciendo algo, nada dice. Vaga ms all del polvori ento mundo". Aunque el Maestro considere estas palabras ftiles e inconsistentes, para m son el camino del ms grande Tao. Qu piensas t?. Zhang Wuzi contest: Si el propio Emperador Huangdi se habra ofuscado al orlo, cmo iba a entenderlo Confucio! T, sin embargo, te apresuras. Ves el huevo y ya quieres el gallo. Ves la ballesta y ya quieres asada la lechuza. Y ahora, quieres escucharme con la misma ingravidez que mis palabras? Con el sol y la luna a cada lado guarda en tu seno al universo todo. Deja a un lado oscurid ad y confusin. Lo mismo es el noble que el esclavo. El pueblo se agita y se consu me. El Santo se aquieta y permanece impvido, abraza los milenios y en lo Uno inst ala la pureza. Son los Diez Mil Seres como son, todos reunidos en lo Indiferenci ado. Cmo puedo yo saber que amar la vida no es una trampa?, que odiar la muerte no es extraviarse, como un nio se pierde al regresar a casa? Li era la hija de Ai, u n guarda fronterizo. Cuando el rey del pas de Jin se apoder de ella, las lgrimas mo jaron su vestido. Pero una vez que lleg a palacio, y comparti con el rey el mismo lecho, y se alimen t de exquisita carne, se arrepinti entonces de sus lgrimas. Cmo puedo yo saber si los muertos se arrepienten de desear antes la vida? Quien suea con un banquete se despierta con lgrimas. Pero quien suea con lgrimas se despierta con caceras en la aurora. Quien suea, ignora que suea. Quien dentro de un sueo suea que suea, al despertar sabe que todo era un sueo. Slo en el Gran Despertar se revela el Gran Sueo. Los estpidos creen que estn despiertos, y que saben ellos

mismos quines son: prncipes o pastores. Qu obtusos! Confucio y t no sois ms que un su y yo que lo digo soy un sueo tambin. Todo esto tiene por nombre: el misterio. Den tro de muchos siglos, un Santo revelar todo en el espacio de un da. Durante un debate, si t triunfas y yo pierdo, t ests en la verdad y yo en lo falso? Si yo triunfo y t pierdes, yo estoy en la verdad y t en lo falso? Ambos estamos en l a verdad? Ambos estamos en lo falso? Ni t ni yo podremos saberlo. Y los dems, a osc uras, tampoco. A quin llamar para resolverlo? A uno de tus aliados? Estando de tu p arte cmo podra juzgar? A uno de los mos? Estando de mi parte cmo podra juzgar? A a que no estuviera de tu parte ni de la ma? No, por exceso de alejamiento. A alguien que estuviera de tu parte y de la ma? No, por exceso de cercana. Y si ni yo ni na die puede saberlo, buscaremos a alguien ms? Qu significa "conformarse a la Norma Celeste"? Afirmar la negacin. Admitir lo que n o es as. Si la afirmacin verdaderamente afirma, su alejamiento de la negacin excluye todo d ebate. Si el "as" es verdaderamente "as", su distancia del "no es as" excluye todo debate. Debatir en la reciprocidad como si la reciprocidad no existiera. Conform arse a la Norma Celeste y al cambio ilimitado. As, agotar los aos. Olvidar la suce sin en el tiempo, la distancia en el espacio. Remontarse a lo infinito y en lo in finito asentarse y reposar. VII Penumbra pregunt a Sombra: Hace un momento estabas caminando, ahora ests quieta. Ha ce un momento estabas sentada, ahora ests de pie. Por qu no te decides?. Sombra resp ondi: Para ser no dependo yo de algo?, y eso de lo que yo dependo no depende a su ve z de algo ms? No soy yo como la serpiente que depende de sus escamas o la cigarra que depende de sus alas? Cmo puedo yo saber por qu es as o por qu no es as?. Una noche, Zhuang Zhou so que era una mariposa, revoloteando feliz y contenta de s erlo. Pero no saba que era Zhou. De pronto, Zhuang Zhou se despert, sorprendido de ser l mismo. Ya no saba si era una mariposa que soaba ser Zhuang Zhou o Zhuang Zho u que soaba ser una mariposa. Entre mariposa y Zhuang Zhou hay una diferencia. Es o es lo que se llama transmutacin de los seres. Captulo III NUTRIR EL PRINCIPIO VITAL I Mi vida tiene lmites. El saber no los tiene. Si nosotros, limitados, perseguimos lo ilimitado, corremos un peligro: detenernos. Si nosotros, detenidos, anhelamos an sabidura, corremos un peligro mayor. El que obre el bien, que rechace el xito. El que obre el mal, que evite el castigo. Sigue tu centro y haz de eso tu ley. T u cuerpo estar a salvo, tu vida ser plena, tu vitalidad preservada y tus aos agotad os. II Ding el cocinero descuartiz un buey para Wen Hui. Primero golpe la carne con las m anos, enderez la espalda, y pisando fuerte contra el suelo hinc una rodilla sobre el buey, y entonces su cuchillo henda zum!, cortaba zas!, parta crac!, danzando al ri tmo de la cancin "sang-lin", danzando al ritmo de la cancin "jing-shou". "Qu maestra! Has llegado a la cima de tu arte!", exclam Wen Hui. El cocinero Ding, dejando el cuchillo, replic: "Ms all de toda habilidad, slo existe el Tao para tu humilde servidor. Al comienzo de mi trabajo slo vea el buey. Tres aos ms tarde ya casi no lo vea. Ahora, trabajo con mi espritu y no con mis ojos. All donde el conocimiento y los s entidos se detienen, el espritu es el que acta. Sigo la estructura corporal de la res, penetro en las articulaciones, no toco ni una arteria ni un tendn y menos an los grandes huesos. Un buen cocinero cambia de cuchillo una vez al ao, porque cor ta con l. Un mal cocinero cambia de cuchillo una vez al mes, porque desgarra con l . Con este cuchillo, desde hace diecinueve aos, he descuartizado mil bueyes y su hoja est como recin afilada. Entre las junturas: un intersticio, el espacio sufici ente para que la finsima hoja penetre y se deslice. Por eso, tras diecinueve aos d e uso, mi cuchillo tiene una hoja perfecta. Pero si me encuentro con un nudo com plicado, con una juntura difcil, me pongo en guardia y tomo mis precauciones. Mue vo la hoja del cuchillo lentamente hasta que...zas!, de un solo corte la juntura se separa; el animal se descuartiza, se desploma como un montn de tierra. Entonce

s, de pie con mi cuchillo, me yergo, miro a mi alrededor satisfecho de m mismo; l impio la hoja y lo guardo". "Excelente! -exclam Wen Hui-. Escuchando tus palabras, he aprendido a nutrir el Pr incipio vital". III Gongwen Xuan, viendo al Comendador de Derecha, dijo sorprendido: "Qu clase de homb re eres que slo tienes un pie? Es causa del Cielo o de los hombres?". "Es obra del Cielo y no de los hombres -contest-. Es el Cielo quien ha hecho que nazca con un solo pie. La forma le es dada a los hombres. Por eso s que es causa del Cielo, y de nadie ms". El faisn de los pantanos, cada diez pasos, picotea, cada cien pasos, toma un sorb o de agua. No deseara nunca estar encerrado en una jaula aunque le trataran como a un rey. Jams sera feliz. Cuando Lao Dan muri, Quin Shi fue a presentar sus condolencias, suspir tres veces y parti. Un discpulo le pregunt: "No eras t amigo del Maestro?". "S", contest. "Y e la manera apropiada de condolerse?". "S. Antes le consideraba un hombre Supremo, pero ahora ya no lo es. Acabo de entrar para rendirle homenaje, y he visto que l os viejos le lloraban como si lloraran a sus hijos, he visto que los jvenes le ll oraban como si lloraran a su madre. Algunos de entre los reunidos, aunque no des eaban hablar, hablaban, aunque no deseaban llorar, lloraban. Eso es huir del Cie lo y la Verdad, desdear sus dones. "Huir del Cielo es una ofensa", decan los Antig uos. En su momento el Maestro lleg. Siguiendo su rumbo, el Maestro se fue. Si te conformas al tiempo y continas el rumbo marcado, ni el dolor ni la alegra podrn pen etrarte. Esto es: "deshacer el nudo que nos ata", como decan los Antiguos. Aunque la antorcha se apag, el fuego contina propagndose. Mas nadie sabe cundo acaba r de consumirse. Captulo IV MUNDO DE HOMBRES I Con el fin de viajar, Yan Hui pidi permiso a Confuncio. "Dnde vas?" -pregunt el Maes tro. "Al pas de Wei" - contest Hui. "Y que hars all?". "He odo decir que el prcipe e oven en edad e irresponsable en actos, gobierna el pas a la ligera y no reconoce sus defectos; descuida tanto la vida de sus hombres que los cadveres cubren el pas como la hierba seca cubre una tierra desolada. El pueblo ya no sabe qu hacer. Yo , Hui, he odo que decas: "Ignora los pases bien gobernados y acude a los turbulento s. En las puertas del mdico se amontonan los enfermos". Inspirado por estas palab ras, espero encontrar remedio para salvar el pas". Y Confuncio respondi: "Ah! Temo que vayas hacia tu propia ejecucin! La intromisin es contraria al Tao. La intromisin engendra lo mltiple, lo mltiple engendra la confusin , la confusin engendra la desgracia, y la desgracia es sin retorno. En la Antigeda d, el hombre Supremo, antes de ayudar a los otros, buscaba su propia firmeza. Si tu vida an no est firme, cmo vas a poder ocuparte de un tirano? Adems, sabes t lo que disipa la Virtud, lo que origina el saber? La Virtud se disip a por la fama, el saber nace por las luchas. La fama es rivalidad. El saber es s u instrumento de combate. Fama y saber: armas funestas que no sirven en la perfe cta conducta. Una virtud extremada, una sinceridad absoluta, no siempre penetran en el carcter de un hombre; no luchar por la fama o el renombre no siempre influye en su corazn . Y si frente al tirano te jactases usando en exceso de palabras como benevolencia o deber, no haras ms que oponer tu belleza a su fealdad. Y sers llamado "el que trae la desgracia". Y al que trae la desgracia, las desgracias le llegan. Te veo en peligro! Si el prcipe de Wei amara a los sabios y detestara a los necios, de qu servira intentar distinguirte? Mejor abstenerte de persuadirlo. El peso de su autoridad se impondr sobre ti: deslumbra r tus ojos, empalidecer tu rostro, har que tus palabras se confundan, que tu mente se trastoque. Pretendes apagar con fuego un incendio, remediar con agua una inun dacin. A esto se le llama "ir de mal en peor". Quien desde el principio obedece, ya no puede dejar de obedecer. Temo que l no crea en tus palabras que mueras en m anos del tirano. As, en la Antigedad, Guan Longfeng, muerto por Jie, y Bigan, muerto por Zhou, sigu

ieron una intachable conducta sosteniendo a su pueblo, oponindose a sus superiore s. Por sus cualidades, los prncipes se deshicieron de ellos. Esto es lo que ocurr e a quienes buscan la fama. As Yao atac Congzhi y Xu Ao, Yu atac Youhu: estados derrudos, espritus errantes, prci es castigados y ejecutados. Empuaron sin tregua las armas con un ansia insaciable de triunfo. Estos hombres buscaban la fama y las riquezas. Eres t el nico en ignor arlas? Fama y riquezas tentaron incluso al hombre Santo, te crees t mejor que l? Pe ro supongo que algo tendrs pensado: me gustara conocer tu plan". Yan Hui respondi: "Ser irreprochable y humilde, ntegro y voluntarioso. Es esto lo ad ecuado?". "Oh, no! - dijo Confuncio -, esto no servira de nada. El prcipe est lleno de altivez y suficiencia y su temperamento es caprichoso. El hombre comn nunca se le opone. Desoye los consejos de los otros para seguir as su propia voluntad. Si las pequea s virtudes cotidianas no germinan en l, cunto menos la suprema Virtud! Es un hombre obstinado y nunca cambiar. Exteriormente conciliador, pero interiormente insensi ble. Qu conseguiras con ello?" "En ese caso, interiormente ser recto, exteriormente flexible. Actuar conforme a l os Antiguos. Quien es recto en su interior, sigue el camino del Cielo, sabe que, al igual que el prncipe, del Cielo l tambin ser el hijo. Para qu iba yo a esperar la alabanza o la crtica de los hombres! Ser como un nio, a eso se le llama "seguir el camino del Cielo". El que exteriormente se doblega sigue el camino de los hombr es. Arrodillarse, levantar las manos, juntarlas, inclinarse... es el ritual entr e sbditos y prcipes. Por qu habra de ser yo una excepcin? Haciendo lo que los otros h cen, nadie encontrar falla en m. Esto es lo que se llama "seguir el camino de los hombres". Y si acto conforme a los Antiguos, les seguir a ellos, y sus palabras, q ue no son sino crticas y preceptos, sern las palabras de los Antiguos pero no las mas. As, pues, nadie podr echarme en cara mi franqueza. Esto es lo que se llama "se guir el camino de los Antiguos". Podr lograrlo de ese modo?". Confuncio respondi: "Demasiada tontera y poco rigor!". Aunque te comportaras como u n estpido, quiz salieras indemne. Pero cmo ibas a poder cambiar a este prncipe, teniendo slo a tu corazn por maestro?". "Pues ya no tengo ms propuestas - dijo Yan Hui -. Cul sera entonces la manera correc ta?". "Guarda abstinencia y yo te lo dir. Actuar conforme al corazn no es algo dema siado fcil? Quien sigue la facilidad se opone a la lucidez del Cielo". "Yo, Hui, soy de familia pobre. Desde hace meses no he probado ni el vino ni la carne. Es esto una abstinencia?". "No -respondi Confuncio -. Es una abstinencia ritual, pero no del corazn". "Y qu es una abstinencia del corazn?" - pregunt Hui. "Unifica tu voluntad. No oigas con tus odos, oye con tu corazn. No oigas con tu co razn, oye con el soplo vital. El odo se limita a or, el corazn, a corresponderse con las cosas. En cuanto al soplo, su vaco acoge a la totalidad de los seres. Solame nte el Tao se posa en lo vaco. El Gran Vaco es la abstinencia del Corazn". Yan Hui respondi: "Antes de comprender Aquello que todo lo hace, yo era Hui, pero habindolo comprendido, ya nunca lo he sido. Es esto lo que se entiende por vaco?". "Exacto - dijo Confuncio -, escucha: eres perfectamente capaz de entrar en esa j aula, pero evita buscar la fama. Cuando tus palabras hallen entrada, canta como los pjaros. Cuando no la hallen, desiste. Sin puertas no hay peligros. Habita la Unidad, obra lo inevitable, y estar muy cerca del umbral. Fcil es no dejar huellas, difcil caminar sin pisar el suelo. Fcil es imitar lo que hace un hombre. Difcil imitar lo que hace el Cielo. Hemos odo que los seres alados vuelan, pero no que se pueda volar sin alas. Hemos odo que el que sabe tiene int eligencia, pero no que sin inteligencia se pueda saber. Contemplar ese lugar don de la nada habita. Misteriosa habitacin vaca: all nace la luz, all la calma y la fel icidad reinan. All moverse es como "galopar en posicin sentada". Si consigues ver y escuchar hacia dentro de ti mismo, y hacia afuera de ti mismo expulsas el sabe r, el pensamiento, los demonios y los espritus atrados vendrn a morar en ti, y cunto ms los hombres! sa es la transformacin de los Diez Mil Seres. se es el centro secret o de Yao y de Shun. sa es la conducta final de Fu Xi y de Ji Qu. Y as debera ser la de todos los hombres".

II Zigao, seor de She, enviado en misin a Qi, se dirigi as a Confuncio: "El rey me ha e ncomendado una importante misin en el reino de Qi. All los emisarios son tratados con gran respeto, pero tardan en acceder a sus demandas. Si resulta vano meter p risas a un hombre cualquiera, cunto ms a un seor feudal! Todo esto es muy incmodo par a m. una vez me dijiste: "Raros son los asuntos, grandes o pequeos, que sin el Tao puedan felizmente cumplirse. Si fracasamos, sufriremos el castigo del Tao de lo s Hombres. Si tenemos xito, sufriremos el desequilibrio del Yin y del Yang. Slo el hombre de Virtud conoce el xito y el fracaso, sin que el desequilibrio o la desg racia puedan turbarle". Yo soy sencillo y simple en mis comidas, y nunca he necesitado tomar nada refres cante. Al amanecer fu cuando recib la orden y ya por la noche tuve que beber agua helada. Tena fiebre en mi interior! Antes de cumplir mi misin, ya siento el desequilibrio d el Yin y del Yang. Y si fracaso sufrir adems el castigo del Tao de los hombres. Do ble es mi pena. Como ministro, no puedo asumir esta misin. Deseara escuchar tu con sejo". Y Confuncio respondi: "Este mundo lo gobiernan dos grandes principios: el Decreto y el Deber. El amor filial es un Decreto celeste, no se puede arrancar d el corazn. Servir al soberano es un Deber de justicia, dondequiera que uno vaya, el soberano es soberano. No hay lugar entre Cielo y Tierra para sustraerse a est os dos principios. Servir serenamente a sus padres dondequiera que estn es la Pie dad filial suprema. Servir serenamente al soberano en todo lo que decida es la L ealtad suprema. Servir al corazn sin pena ni alegra, conocer lo ineluctable y segu ir nuestro Decreto, es la Virtud suprema. Como hijo o como ministro, lo inevitab le se impone. Si actas segn las circunstancias y olvidas tu propia persona, acaso h abr lugar para preocuparse por la vida, o intentar zafarse de la muerte? Obra as y todo ir bien. Djame repetirte lo que he odo: Para los que estn cerca de ti, usa la confianza. Para los que estn lejos, usa la lealtad en tus palabras. Transmitir la s palabras puede agradar o disgustar a ambas partes, y eso es lo ms difcil del mun do. Para agradar, se necesitan exagerados cumplidos. Para disgustar, se necesita n exagerados insultos. Cualquier exageracin es falsa, no inspira confianza y el m ensajero est en peligro. As dice un proverbio: "Transmite la normalidad de los hec hos, no transmitas nada exagerado y as permanecers a salvo". Cuando compiten dos luchadores, comienzan noblemente pero acaban con bajeza. Si van demasiado lejos, los golpes bajos aumentan. Los que beben en un banquete com ienzan con moderacin pero acaban con desenfreno. Si van demasiado lejos, su agita cin tambin aumenta. As todas las cosas: el principio es corts, el final es vulgar. S e comienza con sencillez y se acaba en la desmesura. Las palabras son olas y vie nto. Prdidas o ganancias, los actos. Olas y viento se levantan fcilmente. Prdidas y ganancias fcilmente nos acosan. Palabras prfidas y frases extremadas son el nico o rigen de la clera. El animal que muere no elige su grito. El odio inflamado en su pecho despierta el odio del que lo ha cazado. Cuando uno se excede en exigencia , el otro responde con contrariedad. Si uno ignora su propia reaccin, cmo va a prev er cul es el fin? Un antiguo proverbio dice: "No te apartes de las rdenes, no te e mpees en el xito. Sobrepasar la medida es excederse". Si te apartas de las rdenes y te empeas en el xito, vas directo hacia el peligro. Lo bien hecho necesita tiempo . Lo mal hecho es irreversible. Cmo no ser prudente? Deja que tu corazn libre vague entre las cosas; entrgate a lo inevitable y nutre t u propio centro: es la ms alta perfeccin. Para qu obrar buscando recompensa? Obedece tan slo las rdenes. Ah reside la mayor dificultad". III Yan He, al ser nombrado preceptor del hijo heredero del conde Ling de Wei, fue a consultar a Qu Boyu: "Supongamos que l sea un hombre sin Virtud. Si no hago nada al respecto, pondr al pas en peligro. Si me entrometo, ser yo quien est en pel igro. Su sabidura alcanza a conocer los defectos de los hombres, pero no sus caus as. Qu puedo hacer con un hombre as?". "Buena pregunta -contest Qu Boyu-. Estate alerta! Ponte en guardia y rectifica tu p ropia persona! En tu exterior aparenta intimidad. En tu interior establece la ar mona. Aunque estas dos actitudes entraan un peligro. No caigas en su intimidad! Que no se transparente tu armona! Pues si caes en su intimidad sers derrumbado, abatid

o, arruinado, exterminado. Y si dejas ver tu armona, sers acusado, criticado, desh onrado y maldito. Cuando se comporte como un nio, s t con l un nio. Cuando salte las barreras, sltalas t tambin. Cuando no ponga lmites a su conducta, no las pongas t tam poco. Y una vez que le hayas sondeado, entra en l por donde no haya peligro. No conoces t la historia de la mantis religiosa? En medio de un camino agitaba sus patas con el fin de parar las ruedas de un carro. Creyendo demasiado en sus cap acidades, ignoraba su impotencia. Estate alerta y ten cuidado! Si te jactas de tu s mritos, le ofenders y estars en peligro. Sabes t lo que hace el criador de tigres? No les da de comer animales vivos, para no animar su instinto asesino, No les da de comer animales enteros, para no desp ertar sus ansias de descuartizar. Conoce el secreto de la ferocidad, porque sabe cundo estn saciados o hambrientos. Los tigres, aunque diferentes de los hombres, respetan al criador que se adapta a su naturaleza pero matan al que se les opong a. Un hombre amaba tanto a sus caballos, que recoga sus excrementos en un cesto y su orina en una concha. pero un da, sobre un caballo se pos un mosquito, y el hombre lo caz a contratiempo. El animal asustado rompi los frenos y de una coz le parti e l pecho y el crneo. La intencin del hombre era buena, pero su amor le perdi. Nunca s e es lo bastante prudente!". IV El carpintero Shi, de camino hacia el reino de Qi, lleg a Quyuan y vio un roble, dios sagrado de aquellas tierras. Tan inmenso, que poda dar sombra a varios miles de bueyes, y su tronco meda unos cien palmos. Su altura rondaba la de una montaa y sus primeras ramas brotaban a veinticinco metros del suelo. Con slo diez de ell as hubieran podido constuirse barcas. Oleadas de gente se amontonaban en torno a l para admirarlo. El carpintero Shi, sin detenerse a mirar, continu su camino. Su aprendiz, despus de contemplarlo, se aproxim a Shi y le dijo: "Maestro, desde que manejo el hacha bajo tus rdenes, no he visto nunca un rbol tan bueno como ste. Por qu continas tu camino sin dignarte siquiera mirarlo?". "Ya est bien, calla! -dijo el carpintero -. No ves que su madera es intil? Haz barcos con ella y se hundirn! Haz atades y se pudrirn! Haz herramientas y se rompern rpida te! Haz vigas y pilares y los devorar la carcoma! Haz puertas y ventanas y rezumarn resina! Su madera es inservible y no vale para nada: por eso ha durado tanto tie mpo". Cuando regres a su casa, el carpintero so que el roble le deca: "Con qu me has compar do?, con los rboles nobles? A los acerolos, perales, naranjos, pomelos y otros rboles, cuando sus frutos estn maduros, los despojan, los ultrajan, rompen sus grandes ramas y las pequeas las a rrancan. Su propia utilidad daa su vida, muriendo en pleno vigor sin acabar sus da s por el Cielo decretados. Vctimas de s mismos y vctimas del mundo. sa es la suerte de todas las cosas. En cuanto a m, desde hace tiempo aspiro a ser intil, y ahora, ya cerca de mi muerte, por fin lo he logrado: sa es mi gran utilidad. Siendo til, h abra durado tanto tiempo? Adems, t y yo somos seres. Cmo puede uno juzgar a otro? Hom bre intil condenado a la muerte, qu sabrs t de rboles intiles?". Al despertar, el carpintero relat su sueo. El aprendiz le pregunt: "Si aspira a ser intil, por qu es un rbol sagrado?". "Calla! No digas nada ms! l tan slo desempea su papel ante los que no le comprenden. i no se le considerara rbol sagrado, no habra sido abatido? Se protege de manera di ferente a los dems. Y usar del sentido comn para juzgarlo, no te parece un error?". V Ziqi de Nanbo paseaba por la colina de Shang cuando vio un gran rbol fuera de lo comn. Mil carros podran guarecerse bajo su sombra. "Qu rbol es ste? -pregunt Ziqi-, e tener alguna cualidad extraordinaria". Al levantar la cabeza vio sus ramas fin as y retorcidas, inadecuadas para hacer vigas. Al bajar la cabeza, vio su tronco nudoso y agrietado, inadecuado para hacer atades. Al mascar sus hojas, se le que m la lengua. Al olerlas, se embriag y enloqueci durante tres das. "Su madera es inservible, por eso ha llegado a ser tan grande -dijo Ziqi-. Ah, po r eso el ms divino de los hombres es todo l materia inservible!". En Jingshi, en el pas de Song, crecen bien las catalpas, cipreses y moreras, Pero

cuando stos alcanzan el tamao suficiente para que dos manos puedan abarcarlos, so n cortados para hacer estacas de amarrar monos. Cuando sus troncos miden tres o cuatro palmos, son talados para hacer bellas y altas vigas. Y cuando sus troncos alcanzan los siete u ocho palmos, los nobles y los ricos comerciantes los manda n cortar para hacer sus atades. Por eso no acaban sus das asignados por el Cielo. Antes de tiempo abatidos por el hacha: es el precio que pagan por ser tiles. En los sacrificios al dios del ro, se prohiba que los bueyes de frente blanca, los cerdos de morro retorcido y los hombres con hemorroides fueran arrojados al ro. Lo que para los chamanes eran signos de mal augurio, para el Hombre Divino eran signos favorables. VI Zhili Shu, el contrahecho, tena el mentn a la altura del ombligo, los hombros ms al tos que su cabeza, su joroba apuntaba al cielo, sus cinco vsceras estaban en lo a lto del cuerpo y sus nalgas a la altura del costado. Lavando y remendando vestid os se ganaba su pan. Aventando cereales poda alimentar a diez personas. Cuando se reclutaban soldados, l se paseaba tranquilo con las mangas remangadas. Para los trabajos pblicos, siempre exento por enfermedad. Y cuando se ayudaba a los enferm os, l reciba tres raciones de grano y diez cargas de lea. Si este hombre, deforme e n su cuerpo, se bastaba a s mismo, y pudo acabar los das que el Cielo le asign, cunto ms no conseguir un deforme en la Virtud! VII Cuando Confuncio estaba en el pas de Chu Jie Yu, el loco, pas por su puerta y grit: "Oh! Fnix! Fnix! Por qu declina la Virtud? Inalcanzable es el porvenir. Imposible r rnar hacia el pasado. Cuando el mundo posee el Tao, el Santo se realiza en lo ms alto. Cuando el mundo pierde el Tao, el Santo slo sobrevive. En nuestros tiempos, ya es bastante con librarse del castigo. La felicidad es tan ligera como una pluma y nadie puede sentir su peso. La desgr acia es tan pesada como la tierra y nadie puede evitar pisarla. Basta, basta! No ms Virtud que enderece a los hombres! Cuidado! Cuidado con mostrar a los dems el cami no que se debe seguir! Zarzas, espinos, no estorbis mi camino!, no estorbis mis paso s! Yo zigzageo y os evito". Los rboles de la montaa apelan a su propia destruccin. Su resina alimenta el mismo fuego que los consume. Talan el canelo por ser comestible. Por ser til talan el rb ol del barniz. Todos conocen la utilidad de lo til. Todos ignoran la utilidad de lo intil. Captulo V SIGNOS DE NTEGRA VIRTUD I Wang Tai, el cojo, viva en el pas de Lu. Tena tantos discpulos como Confuncio. Chang Ji pregunt a este ltimo: A Wang Tai, aunque cojo, le siguen la mitad de los habita ntes de Lu. De pie, no ensea nada; Sentado, no debate. Sin embargo, los que estn vacos Van hacia l y vuelven llenos. Es que posee el arte de ensear sin palabras, o un medio invisible para labrar el co razn? Qu clase de hombre es ste?. Este hombre es un Santo - respondi Confucio -. Tan slo he aplazado mi visita. Pero si yo mismo debiera tenerle por maestro, cunto ms los que no estn a mi altura! No slo al pas de Lu, sino que llevara hasta l al mundo entero!. Si este cojo os supera, Maes tro - replic Chang Ji -, debe ser un hombre extraordinario. El corazn de un hombre as en qu se diferencia de los otros?. Vida y muerte son para l igual en importancia: en nada le afectan - dijo Confucio -. Aunque Cielo y Tierra se desplomen, l permanece intacto. Discierne la verdad s in distraerse con las cosas, se adapta a sus transformaciones: se acoge a su Pri ncipio Ancestral. Qu quieres decir? - pregunt Chang Ji. Si se miran las cosas desde su diferencia, entr hgado y vescula hay una distancia tan grande como entre el pas de Yue y el de Chu. Pero si se miran las cosas desde su identidad, los Diez Mil Seres son Uno. Un h ombre as ignora la distincin entre el odo y la vista, y su corazn se baa en la armona de la Virtud. Desde la Unidad, no existe la prdida. Mira su propia pierna perdida como si fuera un montn de tierra abandonada. No hace ms que labrar su perfeccin - dijo Chang Ji -.

A travs de su inteligencia, accede a su corazn; a travs de su corazn, accede al cora zn inmutable. Pero por qu tantos seres afluyen a l?. El hombre no utiliza como espejo el agua que corre, sino el agua que duerme - dij o Confucio -. Slo la calma puede calmarlo todo. Investidos del Decreto Terrestre slo el pino y e l ciprs, libres, yerguen su rectitud. Tanto invierno como verano: siempre el rnis mo verdor. Investidos del Decreto Celeste, slo Shun y Yao, libres, por encima de los Diez Mil Seres, alcanzaron la perfeccin. El dichoso capaz de rectificar su pr opia naturaleza puede rectificar la de los otros. No hay temor para el que sigue el rastro del origen. Un soldado valiente afronta l solo una batalla contra nuev e ejrcitos: si un hombre es capaz de esto por la fama, cunto ms el que gobierna Ciel o y Tierra acogiendo en su seno a los Diez Mil Seres! El que habita su cuerpo co mo efmera morada, sabiendo que sus ojos, sus odos, slo perciben apariencias; el que slo conoce la Unidad y en cuyo corazn la muerte ya no existe; un da, l amanecer en e l mundo y el mundo le seguir. De qu le servira preocuparse de los hombres?. II Shen Tujia, el amputado, y Zichan, primer ministro de Zheng, tenan ambos por maes tro a Bohun Nadie. Si yo salgo primero, t esperas - le dijo Zichan al cojo -. Si t sales primero, esperar yo. Al da siguiente se encontraron en la misma sala, sentados los dos sobre la misma estera. Si yo salgo primero - repiti Zichan -, t esperas. Si t sales primero, esperar yo. Si yo saliera ahora mismo, esperaras o no? Pero es que no vas a apartarte cuando ves f rente a ti a un primer ministro? Acaso te consideras mi igual?. En casa del Maestro - replic Shen Tujia - existen primeros ministros? Parece que te precias tanto de serlo, que das la espalda a los dems. He odo decir lo siguiente: "Si tu espejo brilla, el polvo no se adhiere a l. Pero si el polvo se adhiere, es porque tu espejo no brilla. Estando largo tiempo en compaa de un Sa bio no deben cometerse errores". La grandeza que posees viene de nuestro Maestro . Hablar as de esta manera no es cometer un error?. Tal como eres, pareces querer competir con Yao, el virtuoso - dijo Zichan -. Es qu e no hay suficiente Virtud en ti como para mirarte honestamente a ti mismo?. Numerosos son los que exhiben sus faltas y juzgan sus prdidas inmerecidas, pero po cos son los que no las exhiben y las juzgan merecidas - respondi Shen Tujia -. Slo el hombre de Virtud conoce lo ineluctable y sigue el Decreto del Cielo. Quien p asa delante del arquero Yi es alcanzado por su flecha; quien escapa, se lo debe al Decreto. Muchos son los hombres con dos pies que se ren de m por estar cojo. An tes, senta una clera terrible. Ahora, desde que vengo a casa del Maestro, mi furia ha desaparecido y me he encontrado a m mismo. Me habr purificado el Maestro con su bondad? Durante diecinueve aos he estado en su compaa, pero jams ha advertido mi co jera. Ambos deberamos habitar el interior del cuerpo. Pero t quieres sacarme al ex terior. No es eso un error?. No hablemos ms, dijo Zichan confuso, cambiando de actitud. III En el pas de Lu haba un cojo llamado Sushan, el Sin-dedos. Cojeando sobre su taln, fue a ver a Confucio y ste le dijo: Por falta de prudencia, tus errores cometidos te han puesto en este triste estado . Qu es lo que esperas viniendo a m?. Por descuido y por tratar mi cuerpo a la ligera, he perdido los dedos de un pie respondi el Sin-dedos -. Pero hoy vengo a ti porque hay algo que estimo ms que mi s pies y deseo conservarlo intacto. No hay nada que el Cielo no cubra ni nada qu e la Tierra no sostenga. Seor, yo te considero mi Cielo y mi Tierra, por qu me trat as de este modo?. Confucio le contest: Me he portado como un ignorante. Por qu no entras, Maestro, y m e instruyes con tus conocimientos? Y el Sin-dedos se fue. Discpulos, a trabajar duro! - dijo Confucio - porque si el Sin-dedos se entrega al estudio para rectificar sus errores, icunto ms deberan hacerlo los hombres de ntegra Virtud!. El Sin-dedos pregunt a Lao Dan: Confucio an no es un hombre perfecto? Por qu se moles

a en venir a ti para seguir tus enseanzas? l, que slo busca tener fama de hombre nic o y extraordinario, ignora acaso que para el Hombre Supremo la fama y el renombre son cadenas?. Por qu no le has mostrado t mismo - dijo Lao Dan - que la vida y la muerte se entret ejen, que lo admisible y lo inadmisible penden del mismo hilo? Podr liberarse algn da de sus cadenas?. Siendo castigo del Cielo - replic el Sin-dedos -, cmo podra librarse?. IV El duque Ai del pas de Lu pregunt a Confucio: En el pas de Wei viva un hombre muy feo llamado Tuo el Feo. Los que vivan a su alrededor, fascinados por l, ya no podan ap artarse. Las mujeres que le conocan decan a sus padres: "Prefiero ser su concubina que la esposa de otro". As, ya tena ms de una decena de ellas que no cesaban de solicitarle. Nunca llevaba la voz cantante y se acomodaba a los dems. No tena ni poder para salvar a un hombr e de la muerte, ni beneficios para socorrer a un hambriento, y su fealdad asusta ba a todo el mundo. Conciliador y no instigador, su saber se constrea a su territo rio, pero mujeres y hombres iban atrados hacia l. Este hombre deba tener algo extra ordinario. As que le llam para observarle. Efectivamente su fealdad poda estremecer al mundo entero. En menos de un mes en su compaa, ya me di cuenta de la clase de hombre que era, y en menos de un ao, ya haba puesto en l toda mi confianza. Cuando mi pas se qued sin ministro, lo nombr a l para el cargo. Indeciso, acab por aceptar c on un s tan fro, tan indiferente, que pareca rehusar. A pesar de mi turbacin, finalm ente le confi el pas. Poco despus me abandon y se fue. Qued muy triste y afectado por esta gran prdida, como si ya no hubiera nadie ms con quien compartir mis esperanz as. Qu clase de hombre era ste?. Y Confucio respondi: Un da que yo iba en misin a Chu, vi unos cerditos que an se amam antaban de su madre muerta. De repente la miraron asustados y huyeron. Ella ya n o los miraba como antes. Ya no era como ellos. Lo que amaban en ella no era su c uerpo sino lo que a su cuerpo animaba. Un hombre muerto en la batalla ya no requ iere de funerales rituales. Un hombre con una pierna amputada ya no necesita de sandalias. En sendos casos, se ha perdido el fundamento. Las concubinas del Hijo del Cielo no se cortan las uas ni se horadan las orejas. El recin casado vive fue ra del palacio y ninguna misin le es asignada. Si los hombres ntegros en su cuerpo pueden obrar as, cunto ms los hombres ntegros en Virtud! Ahora, Tuo el Feo, sin deci r palabra, inspira confianza; sin hacer nada, suscita intimidad. Todos quieren confiarle su gobierno y temen que l lo rechace. Es, evidentemente, un hombre cuyas cualidades estn intactas y cuya Virtud no se exterioriza. Qu entiendes por cualidades intactas?. Y Confucio contest: Muerte y vida, conservacin y destruccin, destreza y xito, miseria y riqueza, excelencia y mediocridad, calumnia y apologa, hambre y sed, fro y calo r, son las mutaciones de las cosas: el Decreto en accin. Un alternancia que opera da y noche ante nosotros, y de la que nadie puede sondear su fuente. Sin embargo , no altera nuestra paz, ni entra en nuestra Mgica Morada. Hacer que la armona y e l goce circulen sin que la dicha se pierda, que entre la noche y el da no haya ni ngn intersticio, florecer con los seres y las cosas, seguir con el corazn la conti nuidad del tiernpo: esto es lo que yo llamo cualidades intactas. Y qu significa Virtud no exteriorizada? - le pregunt el duque Ai. Agua inmvil o calm erfecta. En su interior se protege. En su exterior nada mueve. Eso podra servir c omo ejemplo. La Virtud es cultivar la armona. En la Virtud que no se exterioriza los seres y las cosas se conservan sin disgregarse. Otro da, el duque Ai le cont a Min Zi: Al principio, sentado en mi trono cara al su r, yo gobernaba y controlaba el Estado, temeroso por la muerte de mi pueblo. Yo me crea un hombre perfecto. Ahora, despus de or las razones de un Hombre Supremo, t emo haberme equivocado; he sido negligente con mi propia persona, y he arruinado a mi pueblo. Confucio y yo no somos seor y sbdito, sino amigos en la Virtud, eso es todo. V Un cojo, encorvado y sin labios era el consejero del duque Ling de Wei. Este ltim o tan entusiasmado estaba con l, que le pareca que los hombres bien formados tenan

un cuello demasiado largo. Un hombre con bocio en forma de jarra era el consejero del duque Huan de Qi. Est e ltimo tan entusiasmado estaba con l, que le pareca que los hombres bien formados tenan un cuello demasiado corto. As, cuando la Virtud es grande, el cuerpo se olvida. Los hombres que no olvidan l o que se ha olvidado, y olvidan lo que no se ha olvidado, estn en el olvido verda dero. As el Santo se recrea. Para l, el saber es una maldicin, los pactos son cola de pegar, los favores, una corrupcin, la habilidad, un simple comercio. El Santo p ara qu quiere el saber si no tiene proyectos?, para qu la cola de pegar si l nada ha separado?, para qu poseer si nada ha perdido?, para qu comerciar si nada codicia? T odo esto son Dones del Cielo. Los Dones el Cielo son alimento. El que est nutrido por el Cielo qu necesidad tiene de los hombres? Posee la forma de los hombres, pe ro no sus pasiones. Posee la forma de los hombres y por eso se mezcla entre ello s. No posee las pasiones de los hombres y por eso lo falso, lo verdadero, nada s ignifican para l. Qu pequeo como hombre! Qu grande, libre, realizando en l su propio elo! VI Hui Zi pregunt a Zhuang Zi: Puede haber un hombre sin pasiones?. S - dijo Zhuang Zi. Pero un ser as, cmo puede llamarse hombre? . Zhuang Zi contest: El Tao le dio su aspecto. El Cielo le dio su cuerpo. Por qu enton ces no llamarlo hombre? . Si t le llamas hombre, por qu carece de las pasiones humanas?. Lo verdadero o lo falso - dijo Zhuang Zi -, Esto es lo que yo entiendo por pasion es humanas. El que no es empujado por el amor o el odio, El que sigue con consta ncia su naturaleza Y nada aade a la vida, Es un hombre sin pasiones humanas. Si no aade nada a la vida - pregunt Hui Zi - cmo puede existir en tanto que hombre? . El Tao le dio su aspecto El Cielo le dio su cuerpo. No es empujado por el amor ni el odio. En cuanto a ti, dispersas tu espritu Y malgastas tu esencia vital. Apoy ado sobre un rbol, desatinas. Inclinado sobre una mesa, te adormeces. El Cielo te ha dado un cuerpo Y t slo especulas sobre "lo blanco y lo duro". Captulo VI EL GRAN MAESTRO ANCESTRAL I Conocer las acciones del Cielo, conocer las acciones del hombre, es el Conocimie nto Supremo. Conocer las acciones del Cielo es vivir la vida asignada por el Cie lo. Conocer las acciones del hombre es utilizar lo que se conoce para nutrir lo que se desconoce, agotar los aos impartidos por el Cielo y evitar en medio del camino el asalto de la muerte. ste es el conocimiento perfe cto. Sin embargo, hay una dificultad: el adecuado conocimiento depende siempre de alg o, y este algo no es nunca fijo. Cmo puedo saber si lo que llamo Cielo no es el ho mbre? si lo que llamo hombre no es el Cielo? Slo el conocimiento es Verdadero cuando el hombre es Verdadero. Qu significa un Hom bre Verdadero? El Hombre Verdadero de antao se acomodaba a la escasez, no se enor gulleca con el xito, no actuaba con planes. Un hombre as erraba sin arrepentirse, a certaba sin vanagloriarse. Un hombre as ascenda sin vrtigo a lo ms alto, se sumerga e n lo profundo sin mojarse, penetraba en el fuego sin quemarse. Su conocimiento e ra tan alto como el Tao. El Hombre Verdadero de antao dorma sin sueos, despertaba sin quejas, coma sin distin ciones, respiraba hasta lo ms hondo. La respiracin del Hombre Verdadero llegaba ha sta sus talones. La del hombre comn se queda en la garganta; por eso, cuando algo le subyuga, se le atragantan las palabras. Si la pasin y el deseo son profundos, dbil es la fuerza interna del Cielo. El Hombre Verdadero de antao ignoraba el amor a la vida, el odio a la muerte. Ale rta siempre y ligero en su ir y venir: eso era todo. Consciente de su origen, si n preocuparse por el fin. Complacindose en recibir. Olvidndose al entregar. Esto e s lo que se llama no daar al Tao con el corazn, no estorbar al Cielo con lo humano . As era el Hombre Verdadero. De corazn calmado, rostro tranquilo, frente serena. Como el otoo, fro, como la primavera, clido. Airado o alegre segn el humor de las cuatro estaciones.

Adaptndose a las cosas, a los seres, sin que nadie conociera sus lmites. As, un Santo al frente de un ejrcito conquistaba un pas sin perder sus habitantes. Reparta sus bienes entre mil generaciones sin que el amor lo empujara. Quien se r egocija entre los hombres, no es un Santo. Quien acta con afecto, no es benevolen te. Quien escoge el momento, no es sabio. Quien no equipara prdidas y beneficios, no es un hombre de bien. Quien acta por renombre y se pierde, no es un hombre ho nesto. Quien se destruye huyendo de la verdad, no es apto para el gobierno. Hu B uxie, Wu Guang, Bo Yi, Shu Qi, Jizi, Xu Yu, Ji Tuo y Shentu Di servan como esclav os de los otros, se complacan complaciendo a los dems, pero nunca complacindose ell os misrnos. El Hombre Verdadero de antao se impona a los hombres sin tomar nunca partido. Pare ciendo necesitado, no aceptaba nunca nada. Solitario y seguro, nunca rgido. Noble y humilde, nunca fastuoso. Risueo, siempre alegre! Activo, cuando era inevitable. Concentrado, de faz resplandeciente. Cauteloso, conteniendo su Virtud. Tolerant e, parece mezclarse con el mundo. Arrogante, nunca dominado. Lejano, encerrado e n su silencio. Perdido, olvidando sus palabras. De los castigos haca el tronco. D e los ritos, las alas. De la sabidura, lo oportuno. De la Virtud, el camino. Quie n hace de los castigos el tronco, castiga con indulgencia. Quien hace de los rit os las alas, puede moverse en el mundo. Quien hace de la sabidura lo oportuno, slo en lo inevitable acta. Quien hace de su Virtud el adecuado camino, alcanza la cima con sus propios pies. Ascensin penosa, pensaban los hombres. As, l o que l amaba era Uno. Lo que l no amaba era Uno. Lo que en l se unificaba era Uno. Lo que en l no se unificaba era Uno. Estando unificado, acompaaba al Cielo; no es tando unificado, acompaaba al hombre. Cuando hombre y Cielo en nada rivalizan, al l aparece el Hombre Verdadero. II Vida y muerte sucedindose: el Decreto. Noche y da, inmutables, sucedindose: el Ciel o. Para el hombre, inaccesible: esencia de los seres y las cosas. Si hay hombres que aman al Cielo como a un padre, cunto ms amaran Aquello que se eleva sobre el Ci elo! Si hay hombres que, amando a su seor ms que a s mismos, son capaces de sacrifi carse por l, cunto ms lo haran por la nica Verdad! Cuando se seca un manantial, los peces agonizan en el fondo, por eso se alientan entre ellos, con sus babas se humedecen mutuamente; mejor les fuera ignorarse l os unos a los otros, liberndose en los lagos y en los ros. Antes que elogiar a Yao o condenar a Jie, mejor olvidarse de ambos y fundirse en el Tao. La Tierra me ha dado mi cuerpo, me ha dado la labor de mi vida, el ocio de la ve jez y el descanso de mi muerte. Lo que me impulsa a amar la vida me impulsa a am ar la muerte. Esa barca escondida en un barranco, esa red escondida en un pantano, se creen se guras all. Pero si en medio de la noche alguien fuerte se las lleva y las carga a sus espaldas, no se enterar siquiera ni el que all las dej. Lo pequeo escondido en lo grande: tiene su lugar aunque puede perderse. Mundo escondido en el mundo: nada se puede perder. As es la realidad fundamental de lo inmutable. El hombre se alegra tan slo con su forma de hombre; pero si esa forma sufre continua, indefin idamente Diez Mil Transformaciones, acabar alguna vez de contar sus alegras? As el S anto se recrea entre los seres y las cosas que no pueden perderse, y con ellos s iempre permanece. Muerte prematura, vejez, origen y fin le procuran el mismo con tento. Y si el hombre gusta de imitar al Santo, cunto ms debera imitar Aquello que u ne a los Diez Mil Seres, Aquello de lo que dependen todas las transformaciones! III El Tao es algo seguro, real. Carece de forma, no acta. Se transmite, no se recibe . Se posee, no puede verse. l mismo, tronco y raz. Antes del Cielo y la Tierra, ya exista imperturbable en su propia Antigedad. Anim al soberano, a los espritus, cre e l Cielo y la Tierra. Por encima de la Cumbre Suprema, sin altura. Por debajo de las Seis Direcciones, sin hondura. Nacido antes que el mundo, sin edad. Ms antigu o que la Alta Antigedad y sin vejez. Xiwei lo obtuvo y armoniz Cielo y Tierra. Fux i lo obtuvo y penetr el origen de los soplos. La estrella polar lo obtuvo y ya nu nca ms cambi. El sol y la luna lo obtuvieron y ya nunca ms cesaron. Y Kanpi, que pe netr en los montes Kunlun, y Pingyi, que atraves a nado el gran ro. Y Jian Wu, que habit la montaa Taishan. Y el Emperador Amarillo, que cabalg sobre nubes. Y Zhuan X

u, que habit el Negro Palacio. Y Yuqiang, que se fue al polo Norte. Y Xiwangmu, q ue se asent en Shaoguang. Nadie conoce su principio. Nadie conoce su fin. Pengzu lo obtuvo y vivi desde la poca Shun hasta la de los Cinco Prncipes. Fu Yue l o obtuvo, fue ministro de Wuding y gobern el Imperio, ascendi hasta la estrella Do ng Wei, cabalg a Sagitario, a Escorpin, y se fundi con los astros. IV Zikui de Nanpo pregunt a Nuyu: Por qu a pesar de tu avanzada edad tienes el aspecto de un nio?. Yo he odo el Tao - respondi Nuyu. Puede ser aprendido el Tao?. No - replic Nuyu -, t no serviras para ello. Buliang Yi tena la aptitud para ser un S anto, pero no tena el Tao del Santo. Yo, que poseo el Tao, no tengo la aptitud. Q uera enserselo. Deseaba tanto verle convertido en Santo! Pero no fue una empresa fcil . Sin embargo, cuando se posee el Tao del Santo no es difcil transmitirlo al que tiene aptitudes para ello. Yo he guardado el Tao en m, instruyndole: En tres das, fue capaz de apartarse del m undo, una vez apartado, yo segua guardando el Tao. En siete das, se apart de los se res; una vez apartado, yo segua guardando el Tao. En nueve das, se apart de su vida ; habindose apartado, la aurora le inund. Inundado de luz, despert a lo nico. En lo n ico, pasado y presente se abolieron. Con el pasado y presente abolidos, penetr en la no-vida, en la no-muerte. Lo que mata la vida no muere. Lo que da vida no na ce. En cuanto a las cosas, es aquella que a todas acoge y acompaa, es aquella que todo lo destruye y que todo lo genera. Su nombre es "lucha serena" , despus de l a lucha: el acabamiento. Dnde has aprendido todo esto? - pregunt Zikui de Nanpo. Lo aprend del hijo de Escrit - respondi Nuyu -, que lo haba aprendido del nieto de Recitacin-Continua, el cual a su vez lo haba aprendido de Mirada-Luminosa, quien asimismo lo aprendi de Murmul lo-Acordado, y este ltimo lo aprendi de Prctica-Obligada, que asimismo lo haba apren dido de Alegre-Balada, quien a su vez lo aprendi de Sutil-Oscuridad, el cual lo h aba aprendido de Misterioso-Vaco, que a su vez lo aprendi de Origen-Evanescente. V Cuatro hombres, los Maestros Si, Yu, Li y Lai, se dijeron: Quin puede hacer de la A usencia, la cabeza, de la vida, la espina dorsal, y de la muerte, el lomo? Quin ha comprendido que vida y muerte, conservacin y destruccin, forman el mismo y nico cu erpo? El que alcance a comprenderlo ser nuestro amigo. Los cuatro se miraron sonri endo. Ninguno se opuso y as se hicieron amigos. Cuando el Maestro Yu de repente c ay enfermo, el Maestro Si fue a visitarle. Grandioso! - dijo Yu -. Cmo es que Aquello que todo lo hace me ha deformado de esta manera? Ha jorobado mi espalda y la ha levantado. Mis cinco vsceras por encima de la nuca. Mi mentn a la altura del ombl igo. Mis hombros ms altos que mi crneo, y las vrtebras cervicales apuntan hacia el Cielo. Mis energas Yin y Yang estn obstruidas!. Sin embargo su espritu era sereno y s in preocupaciones. Se arrastr hasta un pozo para ver su reflejo: Ah! Aquello que tod o lo hace se afana todava ms en deformarme!. Le odias? - pregunt el Maestro Si. No qu iba a odiarle? - contest Yu -. Mi brazo izquierdo se transformar en un gallo, y as podr cantar para anunciar la aurora. Mi brazo derecho, en una bala de ballesta, y as podr cazar bhos y asarlos para la cena. Mis nalgas se transformarn en ruedas, mi espritu, en un caballo, y as cabalgar; para qu querra yo otra montura? Adems, gan la vida es pura circunstancia, perderla, un puro conformarse. Cuando uno se acom oda a las circunstancias ni pena ni alegra pueden entrar. Antao se deca: "Haber des atado el nudo". Cuando uno no puede librarse por s mismo, es que las cosas le ata n. Ahora bien, nada se puede contra el Cielo. Para qu iba yo a sentir odio?. Sbitame nte, el Maestro Lai cay enfermo, agonizando en el umbral de la muerte. Su mujer y sus hijos le rodeaban llorando. Cuando fue a verle el Maestro Li, ste dijo a su familia: Fuera de aqu! No estorbis su transformacin!. Y acercndose a la puerta del mo, le dijo: Grandioso es Aquello que todo lo crea y lo transforma! Qu har de ti? Ad sers enviado? Te convertirs en el hgado de una rata o en la pata de un escarabajo?. El Maestro Lai le respondi: Un nio con padre y madre va al este, al oeste, al norte o al sur, adondequiera que ellos le manden. Para un hombre, el Yin y el Yang so n ms que un padre y una madre. Son ellos quienes me han trado hasta el umbral de l a muerte. Si lo rehusara, les desobedecera. Adems, de qu puedo culparles? La Tierra me ha dado mi cuerpo, me ha dado la labor de mi vida, el ocio de la vejez y el d

escanso de mi muerte. Por la misma razn que me parece bueno vivir, me parece buen o morir. Si ahora un Maestro fundidor de metales viera saltar del horno un trozo de metal que le dijera: "Quiero que me des la forma de la espada Moye", el fund idor pensara sin duda que es un metal funesto. Si, de repente, apareciese una for ma humana que dijera: "Yo quiero ser hombre y slo hombre", Aquello que todo lo cr ea y lo transforma pensara sin duda que era un hombre funesto. Si, de repente, yo hiciera del Cielo y la Tierra un gran horno, y de Aquello que todo lo crea y lo transforma hiciera un Maestro fundidor, habra algn lugar adonde yo pudiera no ir?. VI Tres hombres, el Maestro Sanghu, Meng Zifan y el Maestro Qinzhang, comentaban en tre ellos: Quin de nosotros puede relacionarse sin tener relaciones?, estar de acuer do sin acuerdos? Quin de nosotros puede ascender al Cielo, pasearse entre las nube s, errar en lo infinito, y olvidarse de los otros por los siglos de los siglos?. Los tres se miraron sonriendo. Ninguno tena nada que oponer y as se hicieron amigo s. Despus de un perodo de calma, el Maestro Sanghu muri. Antes del entierro, Confucio, al enterarse de la noticia, envi a Zigong para los funerales. ste, al llegar, vio a un hombre componiendo una cancin y a otro tocando su lad. Los dos cantaban as: Ah! Sanghu! Querido Sanghu! Has regresado a tu verdad! Pero ay de nosotros que seguimos siendo humanos!. Zigong se apresur a preguntarles: Cantar as ante un cadver es conforme a los ritos?. Los dos hombres se miraron y sonrieron. Qu sabrs t de los ritos!, dijeron. Zigong reg es donde Confucio y le dijo: Qu clase de hombres son stos? Su conducta es indecente. No hacen caso de sus cuerpos, cantan en presencia de un cadver sin cambiar la exp resin de sus rostros. No hay palabras para nombrarlos. Pero qu clase de hombres son?. Son la clase de homb res que viven fuera del mundo, - contest Confucio -. Yo, sin embargo, an estoy den tro. El afuera y el adentro no tienen nada en comn. Ha sido estpido por mi parte haberte asignado esta misin! Estos hombres son compaeros de Aquello que todo lo crea, hab itan en el soplo nico del Cielo y de la Tierra. Consideran la vida como una excre cencia tumorosa, la muerte como una pstula reventada. Para ellos, no hay diferenc ias entre la vida y la muerte, el antes y el despus. Toman de la diversidad lo qu e unifican en su propio cuerpo. Olvidan hgado y vescula, Rechazan vista y odo. Invi erten origen y fin. Ignoran todos los lmites. Vagan libremente ms all del polvorien to mundo ejercitndose en la No-intervencin. Para qu rebajarse practicando los ritos comunes y servir de espectculo a los hombres?. Maestro, de qu parte ests t? - pregunt Zigong. Yo soy un condenado por sentencia del Cielo y t compartes mi misma suerte, dice Con fucio. Maestro, me puedes revelar ese secreto?. Confucio contest: Los peces se mueven en el agua, Los hombres caminan por el Tao. Los que se encuentran bien en el agua van hasta el fondo del estanque y all se al imentan. Los que se encuentran bien en el Tao van hasta el fondo de la No-interv encin y all habitan. Por ello se dice: "En los lagos y ros, los peces se ignoran en tre ellos, as los hombres en la prctica del Tao. Y los hombres extraordinarios? - pregunt Zigong. Son extraordinarios entre los hombres, pero iguales ante el Cielo. Por ello se di ce: "Un hombre pequeo para el Cielo es un hombre grande entre los hombres. Un hombre grande entre los hombres es un hombre pequeo para el Cielo. VII Yan Hui pregunt a Confucio: Cuando su madre muri, Mengsun Cai llor sin lgrimas, su co razn ignor la tristeza, y su duelo fue sin dolor. A pesar de estas tres faltas, en el Estado de Lu se le considera como el mejor conductor de duelos. Se puede adqu irir la fama de algo que no se realiza? Me parece tan extrao!. Mengsun ha llegado a la cima -respondi Confucio -. Est ms all del saber. Simplificando ms aquellos ritos n o habra conseguido nada. Ya los ha simplificado bastante. Mengsun ignora qu es la vida o la muerte y cul de ellas viene antes o despus. Se transforma adaptndose al m isterioso cambio, eso es todo. Transformndose, cmo sabe que se est transformando? No

transformndose, cmo sabe que no se est transformando? T y yo, an sin despertar de nu stro propio sueo. En cuanto a l, su cuerpo se estremeca pero no su espritu. Habit tan tas moradas como maanas tienen los das, pero nunca le lleg la verdadera muerte. Slo Mengsun estaba despierto. Cuando los hombres lloraban, l lloraba con ellos: eso e ra todo. Adems, cmo saber quin es este "yo" que yo digo? T sueas ser un pjaro y te e as en los cielos. Sueas ser un pez y te sumerges en las aguas. Cmo saber si el que habla est dormido o despierto? Mejor que lo adecuado: la risa espontnea. Mejor an: confrmate a Aquello que todo lo ordena y olvida la transformacin. As se entra en el Cielo inmenso de la Unidad. VIII Yi Er Zi fue a ver a Xu You, y ste le pregunt: Qu te ha enseado Yao?. Me ha dicho: "Observa las reglas de la benevolencia y el deber. Distingue clarame nte la afirmacin de la negacin". Entonces, para qu has venido a verme? - replic Xu You -. Si l con la benevolencia y e l deber te ha marcado la frente y con la afirmacin y la negacin te ha arrancado la nariz, cmo podrs andar libremente por los lejanos e infinitos caminos?. Sin embargo, me gustara recorrerlos. lmposible! - exclam Xu You -. Un tuerto no puede apreciar la belleza de un rostro. Un ciego no puede contemplar el verde y amarillo de los brocados. Yi Er Zi pregun t: Wuzhuang perdi su belleza. Juliang perdi su fuerza. El Emperador Amarillo perdi su sabidura. Los tres fueron forjados por el Tao. Cmo saber si Aquello que todo lo cr ea no borrar la marca de mi frente, no restituir mi nariz cortada, y persiguiendo mi transformacin no podr yo, Maestro, seguirte?. iAh! Nada sabemos - replic Xu You -. Te lo explicar brevemente: mi Maestro, ioh, mi Maestro!, desmenuza los Diez Mil S eres, pero no por eso es cruel. Sus bondades se extienden sobre diez mil generac iones, pero no por eso ejerce la benevolencia. Es ms viejo que la Alta Antigedad, pero no por eso es un anciano. l contiene Cielo y Tierra, modela todas las formas , pero no por eso es hbil. As es el mundo donde l habita. IX He progresado! - dijo Yan Hui. En qu? - le respondi Confucio. He olvidado la benevolencia y el deber. Eso est bien, pero an no es bastante. Otro da, Yan Hui volvi a ver a Confucio. He p sado! - dijo Yan Hui. En qu? - respondi Confucio. He olvidado los ritos y la msica. Eso est bien - respondi Confucio -, pero an no es bastante. Otro da, Yan Hui volvi a nfucio y le dijo: Me he asentado en el olvido. Qu entiendes por asentarse en el olvido? - pregunt Confucio asombrado. Abandonar el cuerpo. Eliminar la percepcin. Alejarse de la forma. Separarse de la inteligencia y unirse a la Gran Interaccin. Eso es lo que yo entiendo por asentar se en el olvido. Unificndote, no tienes preferencias. Transformndote, no tienes perm anencia. Eres un Sabio verdaderamente! Djame ser tu discpulo - dijo Confucio. X Ziyu y Zisang eran amigos. Haca diez das que no paraba de llover. Ziyu pens: El Maes tro Sang debe estar muerto de hambre. Y cogi algo de comer para llevrselo. Al llega r a su puerta, oy a alguien gimoteando, mientras cantaba acompaado de un lad: Oh, Pad re! Oh, Madre! Oh, Cielo! Oh, Hombre!. A duras penas pronunciaba las palabras, esfor zndose en cantar. Ziyu entr y le dijo: Por qu cantas eso?. Me preguntaba quin es la causa del lamentable estado en que me encuentro; y no he encontrado respuesta. Cmo mi padre o mi madre habran podido desear para m una miseri a semejante! Cmo el Cielo que todo lo cubre y la Tierra que todo lo sostiene habran podido desear para m una pobreza semejante! Busco pero no encuentro una respuest a. A no ser que haya sido el Decreto quien me ha reducido a este lamentable estad o!. Captulo VII EN CUANTO A EMPERADORES Y A REYES I Nie Que, el Desdentado, cuestion a Wang Ni. Cuatro veces le pregunt Y cuatro veces l no supo contestar. As que el Desdentado, saltando de alegra, Se lo cont a su Maes

tro Traje de Juncos. No lo has sabido hasta ahora? -coment su Maestro-. El soberano Youyu no poda equipar arse al soberano Tai: Youyu usaba su benevolencia para atraerse a los hombres y ganar su confianza, pero no lleg a desentenderse de las cosas de este mundo. En c ambio, el soberano Tai dorma profundamente y se despertaba satisfecho. Le era ind iferente ser caballo que ser buey. Su saber era real y su Virtud autntica. Nunca se implic en las cosas de este mundo. II Jian Wu fue a ver al loco Jie Yu. Qu te ha dicho Ri Zhongshi? - pregunt Jie Yu. Me ha dicho: Al que gobierna segn sus propios principios, quin rehusara obedecerle y reformarse? . El loco Jie Yu le respondi: Falsa Virtud! Gobernar as es como atravesar el ocano, agu jerear un ro, hacer que un mosquito sostenga una montaa. Cuando el Santo ordena, or dena lo exterior? Tan slo se corrige a s mismo para despus actuar, seguro de hacer n icamente lo que es capaz: eso es todo. Para evitar la flechas, el pjaro vuela alto. Para evitar que el hacha o el fuego le sorprenda, el ratn de campo, en las colinas sagradas, excava profundo su guari da. Los hombres no alcanzan siquiera la sabidura de estas pequeas criaturas!. III Alguien llamado Raz-Celeste se paseaba al sur de la Gran Montaa y lleg a orillas de Ro Lmpido. All encontr a Hombre-sin-Nombre, y le pregunt: Cmo se gobierna un imper Fuera de aqu! Estpido! - exclam Hombre-sin-Nombre -. Perder el tiempo con temas tan absurdos! Estoy a punto de ser el compaero de Aquel lo que todo lo hace, y cuando me canse, cabalgar de nuevo al pjaro evanescente par a volar ms all de las Seis Direcciones. All, en la ciudad de la nada, habitar la des nuda inmensidad. Cmo puedes venir a molestarme con la manera de gobernar un imperi o?. Pero Raz-Celeste repiti la pregunta. Hombre-sin-Nombre respondi: Deja que tu corazn n ade en lo inspido. Mezcla tu soplo con lo indiferenciado. Sigue lo espontneo y no seas egosta: entonces el imperio estar en orden. IV Yang Ziju visit a Lao Dan y le dijo: Supongamos un hombre alerta, fuerte, de una s agacidad clara y penetrante, estudioso infatigable del Tao. Puede alguien as equip ararse a un ilustre monarca?. Lao Dan le respondi: Para un Santo, ese hombre sera como un aprendiz de artesano qu e carga con el peso de su cuerpo y de su espritu. Los tigres y leopardos atraen a l cazador. por los dibujos de su piel; por su destreza, los monos y los perros a caban atados en cadenas. Ese hombre puede equiparase a un ilustre monarca?. Yang Ziju le pregunt respetuosamente: Podra yo saber cmo gobierna el irnperio un ilus tre monarca?. Sus hazaas se extienden por el mundo entero - dijo Lao Dan -, sin que parezcan hec has por su propia mano. Sus riquezas se esparcen entre los Diez Mil Seres sin qu e los hombres dependan enteramente de l. Se encuentra all donde nadie puede nombra rle. l deja que cada uno encuentre su propia alegra. Sus pies se posan en lo inson dable y camina all donde la nada habita. V En el reino de Zheng haba un hechicero llamado Ji Xian. Conoca de cada hombre su n acimiento y su muerte, su existencia y su declive, su desgracia o su suerte, su longevidad o su muerte prematura, y prevea con exactitud el ao, el mes, la semana y el da, igual que un espritu. Nada ms verlo, los habitantes de Zheng huan. Pero cua ndo Lie Zi lo vio, entusiasmado fue a ver a Hu Zi y le dijo: Maestro, yo crea que tu Tao era Supremo, pero hay otro Tao an ms alto. Si yo slo te he enseado la forma pero no la esencia! Cmo pretendes saber lo que es el Tao? Es que acaso las gallinas, sin un gallo, pued en poner huevos? T te sirves del Tao para convencer al mundo. Te crees alguien y u n simple vidente te traspasa! Trelo aqu para que yo lo vea!. Al da siguiente Lie Zi lleg en compaa del hechicero. Saliendo de casa de Hu Zi, Ji X ian le confes a Lie Zi: Hum, tu Maestro se muere! No resistir ms de diez das. He vist en l algo extrao: ceniza hmeda. Lie Zi, cuyas lgrimas mojaban su vestido, inform a s Maestro y ste respondi: Hace un momento le he mostrado la formacin lenta e incesant

e de la Tierra. l no ha visto ms que la fuerza interna y obstruida de mi Virtud. H azle venir otra vez. Al da siguiente, Lie Zi lo trajo de nuevo. Despus de la entrevista, el hechicero e xclam: Es una suerte que tu Maestro me haya encontrado! Ya est curado y lleno de salu d! He visto su potencia contenida. Lie Zi se lo cont a su Maestro y ste le dijo: Hace un momento le he mostrado el Cie lo fecundando la Tierra: algo intangible y sin nombre. La fuerza interna brotaba desde mis talones. l no ha visto ms que mi inclinacin hacia la vida. Hazle venir d e nuevo. Al da siguiente Ji Xian, el hechicero, volvi. Saliendo de casa de Hu Zi, le dijo a Lie Zi: Vuestro Maestro es inconstante: no he podido leer nada en su rostro. Cua ndo est ms equilibrado, volver para examinarle. Lie Zi se lo cont a su Maestro, y Hu Zi contest: Hace un momento le he mostrado el Gran Vaco. Ha visto la fuerza interna de mi Soplo vital en equilibrio. Hay abismo s en los remolinos que forman las ballenas. Hay abismos en los remolinos que for man las aguas calmadas. Hay abismos en los remolinos que forman las aguas corrie ntes. stos son slo tres de las nueve clase de abismos. Que vuelva otra vez!. Al da siguiente el hechicero apareci de nuevo. Pero antes incluso de ponerse frent e a Hu Zi, ya se haba ido. Alcnzale! - dijo Hu Zi. Pero Lie Zi no pudo atraparle. Desapareci, le he perdido, no e podido alcanzarle - le dijo a su Maestro. Hu Zi respondi: Hace un momento le he mostrado mi Principio Ancestral. Mi vaco ondulante e inasible, como hierba acariciada por el viento. como ola diso lvindose en el agua. Por eso se ha ido. Lie Zi concluy que an no haba aprendido nada, y regres a su casa, de la que no sali d urante tres aos. Cocinaba para su mujer, alimentaba sus cerdos como si se tratara de personas. Se apart de todas las cosas del mundo. Abandon la gema tallada por l a piedra desnuda. Solo e independiente como un trozo de tierra en medio del mund o agitado. Habit la Unidad hasta el fin de sus das. VI No seas el depositario de un nombre. No seas el guardin de tus proyectos. No te h agas cargo de nada. No seas detentor de la sabidura. Realzate en lo ilimitado, cam ina por senderos sin huellas. Acepta enteramente el don del Cielo, sin presumir de haberlo obtenido. S t el vaco: eso es todo y basta. El Hombre Supremo usa el cor azn corno un espejo: a nadie echa, a nadie acoge, refleja sin quedarse con nada. Por eso conquista a los seres sin sufrir dao alguno. El emperador del Mar del Sur se llamaba Sbito. El emperador del Mar del Norte se llamaba Furia. Y el emperador del Centro se llamaba Caos. Sbito y Furia se reunan a veces en el reino de Caos. ste les trataba tan bondadosam ente que Sbito y Furia decidieron recompensarle y se dijeron: Todos los hombres ti enen siete orificios para ver, escuchar, comer y respirar. Slo l no tiene ninguno. Vamos a hacrselos nosotros!. Le abrieron un orificio cada da: Pero al sptimo Caos mu ri.