Yelin Por Una Teoría Literaria Poshumanista

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Para una teoría literaria posthumanista. La crítica en la trama de debates sobre la cuestión animal. Julieta Yelin | Universidad Nacional de Rosario , CONICET Resumen: En los últimos tiempos, en el marco de una reconfiguración de los debates éticos y políticos en torno del problema de la animalidad que algunos estudiosos han designado como giro animal, la crítica literaria comienza a abordar la tensión conceptual a la que la zooliteratura contemporánea somete el denominado “discurso de la especie”. Para ello parece ineludible, por un lado, el establecimiento de un fluido diálogo con la corriente filosófica posthumanista y, por otro, una relectura de la obra de Franz Kafka, fundador de una tradición literaria que pone en crisis, mediante la experimentación formal, los fundamentos metafísicos de las perspectivas antropocéntricas. El personaje kafkiano, aparentemente desprovisto de tiempo, en tanto que ajeno al tiempo lineal de las metafísicas del progreso, carga en realidad con todos los tiempos, y asume una tarea tremenda: la de llevar al mundo, lo conocido y lo desconocido, a su ser, a la historia. Tal vez por esto la obra de Kafka ya no sea obra de frontera y de hibridación de dominios conocidos, sino, como dijimos, nuevo relato y nuevo mito, que son la apertura de un territorio diverso ya no definible en términos de “poesía” o de “filosofía”. Franco Rella. Metamorfosis. Imágenes del pensamiento. Literatura y pensamiento En los últimos años ha comenzado a tomar forma una vertiente de la crítica literaria dedicada a estudiar diversos modos de articulación entre un corpus de textos zooliterarios contemporáneos y el proceso de agudización de la crisis ideológica de los discursos humanistas, en el que llevamos inmersos ya más de medio siglo. Nuestra disciplina parece responder a un cambio de época: el fin de una era en la que la relación entre hombre y animal fue considerada preponderantemente en términos de diferencia –con el objeto, casi excluyente, de definir lo “propio del hombre”–, y el inicio de otra en la que ha ido ganando fuerza la reflexión sobre los vínculos entre las diversas formas de vida y su participación en un mundo compartido. Este ejercicio supone una reevaluación de las modalidades que asume nuestra relación, como animales humanos, con el resto de los animales. No se trata ya de imaginar sus perspectivas del mundo, ni de recurrir a ellos para comprender quiénes somos, sino más bien de analizar el lugar que ocupan en nuestra vida, es decir, cómo los amamos, estudiamos, utilizamos y matamos diariamente (Balibar y Hoquet 2009: 645); lista a la que habría que agregar, en un www.hemisphericinstitute.org | www.emisferica.org Phoca PDF

Transcript of Yelin Por Una Teoría Literaria Poshumanista

  • Para una teora literaria posthumanista.La crtica en la trama de debates sobre la cuestin animal.Julieta Yelin | Universidad Nacional de Rosario , CONICET

    Resumen:

    En los ltimos tiempos, en el marco de una reconfiguracin de los debates ticos y polticosen torno del problema de la animalidad que algunos estudiosos han designado como giroanimal, la crtica literaria comienza a abordar la tensin conceptual a la que lazooliteratura contempornea somete el denominado discurso de la especie. Para ello pareceineludible, por un lado, el establecimiento de un fluido dilogo con la corriente filosficaposthumanista y, por otro, una relectura de la obra de Franz Kafka, fundador de una tradicinliteraria que pone en crisis, mediante la experimentacin formal, los fundamentos metafsicosde las perspectivas antropocntricas.

    El personaje kafkiano, aparentemente desprovisto de tiempo, en tanto que ajeno al tiempolineal de las metafsicas del progreso, carga en realidad con todos los tiempos, y asume unatarea tremenda: la de llevar al mundo, lo conocido y lo desconocido, a su ser, a la historia. Talvez por esto la obra de Kafka ya no sea obra de frontera y de hibridacin de dominiosconocidos, sino, como dijimos, nuevo relato y nuevo mito, que son la apertura de un territoriodiverso ya no definible en trminos de poesa o de filosofa.

    Franco Rella. Metamorfosis. Imgenes del pensamiento.

    Literatura y pensamiento

    En los ltimos aos ha comenzado a tomar forma una vertiente de la crtica literaria dedicada aestudiar diversos modos de articulacin entre un corpus de textos zooliterarios contemporneosy el proceso de agudizacin de la crisis ideolgica de los discursos humanistas, en el quellevamos inmersos ya ms de medio siglo. Nuestra disciplina parece responder a un cambio depoca: el fin de una era en la que la relacin entre hombre y animal fue consideradapreponderantemente en trminos de diferencia con el objeto, casi excluyente, de definir lopropio del hombre, y el inicio de otra en la que ha ido ganando fuerza la reflexin sobre losvnculos entre las diversas formas de vida y su participacin en un mundo compartido.

    Este ejercicio supone una reevaluacin de las modalidades que asume nuestra relacin, comoanimales humanos, con el resto de los animales. No se trata ya de imaginar sus perspectivasdel mundo, ni de recurrir a ellos para comprender quines somos, sino ms bien de analizar ellugar que ocupan en nuestra vida, es decir, cmo los amamos, estudiamos, utilizamos ymatamos diariamente (Balibar y Hoquet 2009: 645); lista a la que habra que agregar, en un

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  • lugar privilegiado, los modos en que los representamos. Si durante siglos los animalespadecieron las ms variadas formas de explotacin econmica, tambin fueron vctimas de unaexplotacin ontolgica y simblica que los redujo a metforas de lo humano. El respeto quedesde el pensamiento poltico se reclama para la animalidad la deconstruccin de las lgicasde apropiacin, de sumisin de lo viviente y de naturalizacin del sacrificio animal (Cragnolini2011, 109), tiene su correlato en una demanda que podra ser bandera de una crtica literariaposthumanista: el fin, esta vez definitivo, de la servidumbre simblica de los animales y laorientacin de nuestras lecturas a los imaginarios de lo posthumano que desde hace dcadaspueblan la literatura, el cine, las artes plsticas.

    Por eso, antes de reflexionar sobre las posibilidades de una crtica superadora de losprejuicios humanistas, me gustara hacer una pequea aclaracin respecto de la definicin desu objeto de estudio. De la vastsima tradicin zooliteraria occidental que va de Esopo a lasfbulas contemporneas, pasando, entre tantsimos textos, por los bestiarios medievales o lascrnicas de los viajeros del siglo xvi, parecen especialmente pertinentes aquellos textos queno ceden ante las formas ms transitadas de figuracin teriomorfa, sino que, por el contrario,se aventuran en la exploracin de la singularidad animal y de su relacin de intimidad conaquello que, precariamente, seguimos llamando lo humano. Esa literatura que se rebela contralas convenciones de representacin simblica, y que encontr tal vez su momento de mayorfecundidad en los aos de la segunda posguerra, cuando proliferaron aqu y all reescriturasde fbulas y bestiarios. Una bsqueda potica con la que escritores como Antonio DiBenedetto, Juan Jos Arreola o Clarice Lispector, por nombrar solo a algunos de los msimportantes referentes latinoamericanos, dieron cuenta de una profunda crisis ideolgica.1

    Paralelamente a la irrupcin de esos nuevos imaginarios de animales y animalidad en laliteratura, y en sintona con ella, se desarroll en Europa la segunda etapa de la clebrequerella del humanismo. Impulsada sobre todo por intelectuales franceses no slo en elmbito de la filosofa marxista, sino tambin en el de la antropologa, la semiologa y elpsicoanlisis, dio lugar, en las dcadas siguientes, a la formulacin de teorizaciones que,tomando la tesis foucaultiana de la forma hombre como invencin occidental decimonnica,2procuraron desenmascarar, mediante un lcido y minucioso trabajo de arqueologa delpensamiento, la precariedad de las redes conceptuales que sostenan la legitimidadfilosfica y poltica del humanismo. El hombre comenz a ser pensado como unacategora aprisionadora de la vida y legitimadora de violencias dirigidas, en muchoscasos, hacia grandes contingentes de seres humanos, considerados menoshumanos en relacin con un ideal hegemnico. Los trabajos de Gilles Deleuze,Jacques Derrida, Georges Bataille, Maurice Blanchot, Giorgio Agamben, entre tantosotros, contribuyeron a iluminar los mecanismos de la mquina antropolgica, ese artefactodiseado y puesto en funcionamiento a lo largo de la historia del pensamiento por todasaquellas disciplinas que tuvieron en su horizonte una definicin de lo especficamente humano.3Y, al mismo tiempo, estos pensadores proporcionaron elementos para la emergencia denuevas formas de negatividad que expusieran la precariedad de lo humano su relacin de

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  • intimidad con lo inhumano y sugirieran otras formas posibles de relacin y convivencia entrelos vivientes, mostrando que existen fuerzas que resisten y operan sobre lo humano,deshumanizndolo.

    Este movimiento se podra enmarcar dentro de un giro tico y esttico de carcter ms general, cuya tarea esencial debera ser entendida, siguiendo al antroplogo Eduardo Viveiros deCastro, como la elaboracin de perspectivas crticas que aborden la imaginacinconceptual sin dejar de lado la creatividad y a la reflexividad inherentes a la vida de todocolectivo, humano y no humano; es decir, sistemas de pensamiento capaces de proponermodos de creacin de conceptos diferentes del filosfico. Un ejercicio de descolonizacinpermanente del pensamiento (2010, 18-24) cuyos resultados, cada vez ms numerosos,ilustran la fuerza y magnitud de este movimiento.4

    Tomando este contexto como horizonte, nos interesa ensayar posibles respuestas para unapregunta que atae directamente a nuestras prcticas de lectura: cmo con qu categoras ya partir de qu tipo de cruces interdisciplinares, abordar la tensin conceptual a la que lazooliteratura contempornea viene sometiendo el denominado discurso de la especie, eseconjunto de criterios con que se organiza y estratifica el universo de lo viviente? O bien, enotros trminos, cmo puede la crtica literaria actual construir un marco terico que d cuentade las diversas modalidades en que las ficciones contemporneas ponen en crisis losfundamentos metafsicos de las perspectivas antropocntricas?

    Un punto de partida interesante para comenzar a ensayar respuestas a estosinterrogantes es el que Viveiros de Castro esboza en su introduccin a Metafsicas canbales.Lneas de antropologa postestructural: all plantea que los estilos de pensamiento de loscolectivos estudiados por la etnologa deberan convertirse en la verdadera fuerza motriz de ladisciplina; concretamente: que, en su caso en particular, las concepciones amaznicas deperspectivismo y multinaturalismo, vale decir, la capacidad imaginativa de los pueblos quese propone explicar, se tendran que constituir en una respuesta epistemolgica y poltica parala orientacin de sus investigaciones. Es, sin duda, una idea sumamente productiva, y resultaestimulante imaginar su traduccin a nuestro campo de estudio, esto es, a la relacin de lacrtica literaria con los modos de pensar de experimentar con el sentido propios de laliteratura. Trataremos en estas pginas de considerar la posibilidad de una crticaposthumanista que encuentre en los procedimientos de la zooliteratura contemporneaherramientas tericas con que aprehender las posibilidades de pensamiento desplegadas porlos lenguajes estticos. La literatura se podra convertir as, para nosotros, como empieza aocurrir con la experiencia de ciertas culturas indgenas para la antropologa postestructural, enuna experimentacin con nuestras propias concepciones y representaciones de la literatura. Unejercicio que exige en palabras del propio Viveiros de Castro, mucho ms que una variacinimaginaria, una puesta en variacin de nuestra imaginacin (15).

    Es, ciertamente, un camino todava poco transitado. Si bien en los ltimos tiempos

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  • las aproximaciones transversales que articulan imaginacin y filosofa vanganando creciente inters, son an escasos los trabajos que abordan aquello queFranco Rella, en su trabajo sobre imgenes de metamorfosis, llama pensamiento otro, y que tambin podra ser definido como pensamiento literario. No aludimos con ello al modoen que la literatura se apropia de determinados supuestos filosficos y los ficcionaliza, ni a lapresencia de imgenes literarias en las elaboraciones del corpus terico de la filosofa, sino, demodo muy puntual, al pensamiento que surge del trabajo formal de la literatura o, en otraspalabras, a las ideas que producen los textos literarios al experimentar con la forma.

    En su ensayo Modernes deshumanits, Evelyne Grossman aborda el origen de esteencuentro entre literatura y filosofa en relacin con el contexto ideolgico que nos interesaestudiar: por qu existe se pregunta en estos asedios a los discursos humanistas, tantaproximidad entre escritores y filsofos? Nuestra tradicin cuenta con escritores-filsofosSartre, Nietzsche, con escritores apasionados por la filosofa Blanchot, Bataille, confilsofos apasionados por la literatura Deleuze, Derrida, Heidegger; y todos ellos perciben yexplotan la productividad del cruce entre literatura y pensamiento no como una forma dereproduccin o amplificacin de ideas preexistentes, sino como una estrategia eminentementecreadora, como un modo de darle forma a algo nuevo, todava no pensado. Para formular unarespuesta, Grossman esboza la siguiente hiptesis: a lo largo del siglo xx el lenguaje seconvirti en la preocupacin ms importante, al menos en el campo intelectual francs,organizado en buena medida en torno del pensamiento de Friedrich Nietzsche y MartinHeidegger. Como consecuencia, la literatura comenz a ser considerada un espacio virtual enel que era posible una experiencia de pensamiento radical, as como tambin una salidainesperada en el destino antropolgico de las ciencias humanas, de la que la filosofa debainspirarse para llevar a cabo su propia revolucin (Grossman 2010, 49). En ese contexto, ellenguaje ya no era entendido como aquello que distingua y separaba al hombre del resto delos vivientes, la propiedad clave del discurso de la especie; el gran descubrimiento del siglopasado fue que el lenguaje constituye precisamente la esencia inhumana del hombre, sudoblez ms misterioso: Eso que lo divide y vuelve otro a s-mismo (Freud, Lacan), eso que noposeer jams como propio, respecto de lo cual siempre ser un extranjero (Derrida,Deleuze), ese infinito cuyo eterno murmullo amenaza con volverlo loco (Blanchot, Artaud)5(50).

    La literatura no se pensar ya, pues, como un espacio privilegiado para la expresin de lohumano, sino como un territorio inestable en el que el lenguaje cotidiano, domesticado yaparentemente amoldado a las cosas y al mundo, muestra su incapacidad de hablar ms quede s mismo. De ese modo se explica la fascinacin por la literatura compartida por esospensadores que hoy consideramos posthumanistas, su valoracin de la escritura como modode acceso a zonas vedadas para el discurso filosfico de la modernidad.

    Otra vez Kafka

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  • Puesta en variacin de nuestra imaginacin; produccin de un pensamiento literario; ellenguaje como esencia inhumana del hombre: en estas proposiciones la presenciafantasmtica de Franz Kafka insiste, como si, despus de girar en torno de cuestiones deraigambre terica, todas las lneas especulativas condujeran a un centro vital, al coraznmismo de su obra. Si sus narraciones perturban todava es porque siguen interrogando a lafilosofa y a la antropologa, poniendo en tela de juicio los fundamentos metafsicos de losdiscursos humanistas con los que, en buena medida, ellas mismas fueron interpretadasdurante dcadas. Afortunadamente, se ha ido constituyendo un estado de la crtica a sumedida: esa reconfiguracin de los debates ticos y polticos en torno del problema de laanimalidad al que aludimos al comienzo, y que algunos estudiosos comienzan a designar giroanimal. Giro entendido como transformacin, como cambio de direccin, y tambin comorecomienzo, vuelta sobre s del pensamiento. En una reflexin sobre la impronta de la filosofanietzscheana en la corriente posthumanista, Evelyn Galiazo sostiene que es legtimo sostenerque el giro animal no representa un verdadero cambio de paradigma, sino otra vuelta de tuercaal giro lingstico, un nuevo descentramiento de lo humano en el que la clave interpretativa yano ser la estructura del lenguaje sino la animalidad. Las expresiones animal en busca de smismo y animal indeterminado, presentes en los textos de Nietzsche, rompen con lacaracterizacin tradicional del existente humano en la que el habla se presenta como supropiedad exclusiva, dando cuenta de que en realidad el hombre carece de toda propiedad omejor, de que su nica propiedad es su carencia (Galiazo 2011, 104).

    La zooliteratura podra ser definida, as, como toda escritura en la que el animal humano, conun lenguaje que no le pertenece, puede ir en busca de s mismo. Y esa bsqueda es unaaccin liberadora, en tanto tiene, siguiendo la estela de las reflexiones nietzscheanas, lafuncin cultural de resistir el dominio de la civilizacin el olvido de la animalidad del humano,suscitando formas de vida que no se conviertan en formas de poder sobre la vida, sino queestn ellas mismas plenas y rebosantes de vida (Lemm 2010, 38) Una crtica para esaliteratura debera, pues, resistir la violencia de las conceptualizaciones para preservar lapotencia del antagonismo entre las fuerzas animales y humanas, que Nietzsche entiende comotensin fundamental entre la cultura cuya funcin es mostrar a la racionalizacin y lamoralizacin como tcnicas de dominacin dirigidas contra la animalidad del ser humano y lacivilizacin como proyecto moral impuesto mediante la fuerza y la voluntad. En ese choque,que la literatura promueve y efecta, se cultiva una pluralidad de formas de vida singulares.

    El giro animal como perspectiva de estudio ilumina, de este modo, la vigencia del pensamientoliterario kafkiano, construccin laberntica para usar una imagen que le pertenece que siguecuestionando nuestras formas de concebir y organizar lo viviente, es decir, nuestras estticas ynuestras polticas de la vida. Una reflexin sobre las posibilidades de una crtica literariaposthumanista debera, entonces, enraizarse en la relectura de la obra de Kafka y de susnumerosas interpretaciones, intentando pensar el desafo que sta plantea al humanismo comohorizonte exegtico.

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  • En este sentido, es interesante observar que, desde un inicio, los textos kafkianos hanconvocado las ms diversas corrientes tericas y han dado lugar al desarrollo de lneasinterpretativas muy divergentes entre s. Uno de sus ms clebres recensoreshispanoamericanos, Guillermo de Torre, se refiri a este fenmeno con la expresin deliriohermenutico (1965, 84); y Marthe Robert, la gran lectora francesa, aadi que esadesesperada bsqueda de claves, por lo general provenientes de un terreno extra-literario,no aport nada esclarecedor ni a los lectores ni a la obra (1970, 34-35). En efecto, Kafka hasido ledo desde la teologa, la metafsica, el surrealismo, el marxismo, el psicoanlisis, elexistencialismo, el posestructuralismo, y su literatura fue considerada alternativamentesimblica, religiosa, proftica, fantstica, hiperrealista. Con todo, el estudio de la recepcin6permite organizar esa malla de lecturas, a grandes rasgos, en dos grandes vertientes crticas:una, preponderante en las primeras cuatro dcadas de recensiones (1927-1965) aunquelocalizable tambin en el presente, de carcter eminentemente contenidista, y otra, msfrecuente a partir de la revigorizacin del campo de la teora literaria en la dcada del sesenta,que propende al anlisis de los procedimientos formales. La primera se orienta hacia unainterpretacin de tipo simblica que da como resultado la decodificacin de significadostrascendentes, no importa cul sea su tinte ideolgico segn los diferentes lectores, Kafkaalude en sus textos a dios, a la ausencia de dios, al desamparo del sujeto moderno, a la culpa,la burocracia, el terror fascista o comunista, etc. La segunda vertiente pone el nfasis, encambio, en los artificios con los que el escritor consigue, mediante la experimentacin retrica,extender los lmites de las convenciones literarias de su tiempo.

    La hiptesis que gua estas reflexiones, y que hace pertinente esta breve digresin sobre larecepcin kafkiana, es que el aplastante predominio del primer punto de vista como lomuestran las bibliografas y antologas de la recepcin crtica que se han realizado hasta elmomento7 y la sorprendente disparidad de sus interpretaciones se vincularafundamentalmente a la tarda percepcin en la crtica con algunas pocas pero brillantesexcepciones, como, por ejemplo, la de Jorge Luis Borges8 de la puesta en cuestin que laliteratura de Kafka hace de las categoras epistemolgicas de los discursos humanistas;ignorado este aspecto fundamental, el vaco pide ser llenado y parece admitir casi cualquiercontenido. Es, en efecto, llamativa la enorme cantidad de malentendidos que puebla la historiade la crtica kafkiana, sobre todo si se tiene en cuenta que procura abordar una obracontempornea de las primeras experiencias de pensamiento orientadas a la creacin de unaperspectiva terica no antropocntrica. Kafka no slo es un lcido interlocutor de Heidegger,sino que tambin sostiene un dilogo fecundo con aquellos filsofos que, dcadas ms tarde,sealaron las limitaciones del pensamiento heideggereano en torno a la cuestin animal.

    En la introduccin de su libro Zoographies. The Question of the Animal from Heidegger toDerrida, Matthew Calarco reconstruye el derrotero de las discusiones filosficasacerca de la nocin de subjetividad, y muy en particular el del cuestionamiento de suconsideracin en trminos metafsicos. Sostiene que dicha revolucin conceptualestuvo acompaada de una pregunta por los lmites de lo humano y, evidentemente,

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  • de una redefinicin de las ideas imperantes acerca de la animalidad y de otras formasde vida no humana. La pregunta que sobrevuela sus reflexiones as como tambinlas de los personajes kafkianos, y la de una significativa cantidad de estudiosos en laactualidad, podra enunciarse de esta manera: Es el hombre el nico sujeto deexperiencia? O, dicho de otro modo, es posible un campo subjetivo impersonal, queno se erija sobre formas exclusivamente humanas? Para la filosofa moderna, ypara una buena parte de la filosofa contempornea, no hay dudas al respecto: Elsujeto no es simplemente un sujeto de experiencia neutro sino, casi siempre, unsujeto humano, y la metafsica se funda primordialmente, si no por completo, en unareflexin sobre las modalidades especficamente humanas de la subjetividad.9 La metafsicade la subjetividad se asienta en el olvido de una alteridad que al mismo tiempo la funda y laperturba; ese olvido es lo que Calarco denomina antropocentrismo implcito, punto ciego dela filosofa denunciado insistentemente por aquellos pensadores que se inscriben en la amplia yfecunda corriente del posthumanismo. Ellos someten la oposicin que supone unadiscontinuidad radical humano/animal a un riguroso trabajo de deconstruccin que obliga areformular ambas nociones, a establecer entre ellas relaciones que suponen continuidades,fronteras mviles, intercambio de fuerzas. Como consecuencia, la animalidad deja de serconsiderada una disminucin de lo humano, su sustrato ms bajo, ms elemental. El punto devista moral es suplantado por uno tico y esttico que identifica en el animal un reservorio defuerzas creativas y regenerativas de vida que permiten al ser humano lanzarse hacia el futuro(Lemm 2010, 25).

    Es una perspectiva sumamente valiosa para nuestro campo de estudio. Si la creacin de unaalternativa al antropocentrismo implica una ruptura del lazo entre subjetividad y lenguaje, unaexploracin de las regiones donde la relacin entre la palabra y el contenido se vuelve incierta,entonces el lugar ms indicado para que esta delicada operacin tenga lugar debe ser, porfuerza, la escritura animalizada y animalizante: la experimentacin con formas que rehyentodas las dicotomas fundadas o propuestas para tomar una formulacin de Esposito por ellenguaje de la persona; la bsqueda de ese umbral al que se refieren Deleuze y Guattaricuando trazan su nocin de devenir a propsito de la obra de Kafka: esa lnea de fuga dondese deshacen todas las formas y todas las significaciones, significantes y significados (1983,24-25) para que puedan emerger la manifestaciones anmalas de lo viviente.

    La metamorfosis kafkiana, puesta en acto de una potencia trasformadora, es a un tiempo unprocedimiento literario y un dispositivo crtico de resistencia, en tanto frustra cualquierpretensin clasificatoria, poniendo en suspenso las oposiciones que, bajo la mscara de laracionalidad, violentan y excluyen, vigilan y castigan lo que no se ajusta a sus taxonomas. Esla rebelin de aquello que genera sentido sin pertenecer al orden del sentido, rebelin contrael positivismo, contra el sentido dominante que es siempre antropocntrico, y en ltimainstancia, contra toda opresin (Galiazo 2010, 126). Por eso la metamorfosis no es solo unaforma de negatividad del ser, del concepto sino que tiene, tambin, un aspectopoderosamente creador, subjetivador. Mientras sea activa, la potencia siempre significar

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  • potenciacin-acrecentamiento. Produccin de subjetividad potente. (Espsito 2006, 200)

    La fuerza literaria de estas ideas se manifiesta claramente en los animales kafkianos, no soloen la clebre figura de Gregorio Samsa, cuya identidad fronteriza es inaprehensible y revulsivapara los miembros de su familia, para s mismo y para el lector, que no puede dejar de imaginarlo inimaginable, sino tambin en otras pequeas escenas de su narrativa en las que la imagenanimalizada muestra, en una brevsima aparicin, toda su potencia creadora. As, por ejemplo,describe su fantasa metamrfica el narrador de Preparativos para una boda en el campo,cuando especula con enviar su cuerpo a cumplir con las obligaciones sociales para permanecerl, eso que vagamente define como un yo, en la cama, bajo la apariencia de un bicho:

    Tal como estoy acostado en la cama tengo el aspecto de un insecto grande, un escarabajo, unlucano, creo yo () la figura grande de un coleptero, s. Proced entonces como para dormir eninvierno, y apret mis patitas contra mi panzudo cuerpo. Y susurro un pequeo nmero depalabras que son rdenes dirigidas a mi triste cuerpo, que est totalmente sometido a m y seha inclinado. Pero estoy listo, hace una reverencia; se desliza con rapidez y cumplir todo dela mejor forma, mientras yo descanso. (Kafka 2004, 388)

    La imagen kafkiana desbarata la dicotoma cuerpo/alma, normalmente relacionada al paranimal/humano. Si en un principio se genera la expectativa de que es el yo inmaterial el quepermanece en la cama, descansando, mientras el cuerpo se aleja, enseguida la descripcin delinsecto acurrucado crea una imagen mucho ms concreta an que la del cuerpo que parte,vale decir, produce mundo donde precisamente se anunciaba ausencia. Hace de la metafsicamateria viviente. Es en este sentido que la metamorfosis kafkiana puede convertirse en unaperspectiva de lectura transformadora: all donde la interpretacin alegrica solo lea en clavemoral la degradacin, la humillacin de lo humano, la metamorfosis kafkiana ilumina laproduccin tica de nuevas subjetividades que pueden confrontar los valores establecidos yproponer nuevas verdades, plurales y singulares.

    Verdades singulares

    No es casual, pues, que el nombre de Kafka aparezca una y otra vez en lasreflexiones de algunos de los pensadores posthumanistas de las ltimas dcadascada vez que intentan aprehender el modo en que la escritura transita zonas delimaginario no-humano. Es precisamente esa alteridad perturbadora la alteridad de loviviente inhumano y la alteridad del lenguaje cuando deviene signo asignificante laque encuentra en su obra un lugar privilegiado de manifestacin. No solo en eldiscurrir de animales parlantes que se preguntan sobre su identidad, o sobre laidentidad colectiva de sus comunidades como Kalmus, el narrador de lasInvestigaciones de un perro, Pedro el Rojo, de Informe para una academia, elroedor paranoico de La madriguera o el chacal de Chacales y rabes, sinotambin en la inquietante presencia de criaturas inclasificables, como el Odradek de

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  • Preocupaciones de un padre de familia o el gato-cordero de Una cruza, o depersonajes humanos sin psicologa, como los protagonistas de Amrica, El proceso y Elcastillo. Todas esas figuras que emergen cada vez que la escritura se arraiga en el territorio delo neutro y depone la posibilidad de decir yo, y por consiguiente t, para inscribirse en elrgimen impersonal del se. (Esposito 2009, 30)

    Respecto de los narradores animales, o en proceso de devenir-animal, hemos ya intentadoargumentar cmo, mediante la elaboracin de esa suerte de habla annima, de lenguaje sinsujeto, Kafka ha contribuido a desideologizar, es decir, a denunciar la ideologa que operabaen la gran mayora de las fabulaciones teriomorfas de la tradicin occidental.10 Esosamaestramientos antropomrficos que utilizan a las bestias como pretexto para afirmar,mediante la figura de la prosopopeya, la moral y la ideologa humanistas. Siempre undiscurso del hombre; sobre el hombre, incluso sobre la animalidad del hombre, pero para elhombre y en el hombre, dice Derrida (2008, 54) refirindose a la fbula clsica. En Kafka, eldiscurso animal, lejos de someterse al rigor de la metfora, produce un desvo: sosteniendo lafiguracin a medio camino entre lo animal y lo humano, en el territorio intermedio y potencial delo viviente, crea un hiato entre el sujeto de la enunciacin y su discurso. Consigue as que loque dicen estos animales no les pertenezca que no hablen en nombre de una identidad, queno construyan un marco personal para sus palabras, sin que, sin embargo, puedan serconsiderados autmatas, tteres o ventrlocuos del hombre o de la voluntad divina. De esemodo, la metfora animal es desmantelada y el sentido es sometido a un proceso de variacinanmala (Sauvagnargues 2006, 69) cuyo resultado son esas extrasimas criaturas kafkianas,hablantes que exponen con crudeza su relacin de impropiedad respecto del yo y del mundo.Los narradores animales resisten la personificacin, la cristalizacin de la imagen, larepresentacin; niegan la relacin intrnseca entre pertenencia y sujeto, y de ese modocuestionan el fundamento metafsico sobre el que se asienta la estructura jerrquica deldiscurso de la especie. Lo que no es propio dice Esposito no puede penetrar en el lenguaje,en los lenguajes del mundo, pero, justamente por eso, constituye el punto de refraccin desdeel cual ellos pueden ser interrogados radicalmente (Esposito 2006, 209).

    Nos hemos referido tambin, por otro lado, a las figuras inclasificables: el Odradek, ese carretede hilo chato y en forma de estrella, con trozos de hilos viejos y rotos enredados entre s,atravesado por unos caitos que le permiten estar erguido como sobre dos patas; o laindescriptible mquina con la que el protagonista de Blumfeld, un soltern ya algo viejo seconsuela de no tener un perro: dos pelotitas de celuloide, blancas con rayas azules, que saltansobre el parquet de forma alternada; o la singular mascota de Una cruza, mitad gatito, mitadcordero. Wilhelm Emrich ha analizado con lucidez la forma en que estas imgenes resisten laaplicacin de las relaciones convencionales entre objeto y significado, fenmeno y esencia,signo y sentido, particular y universal; en fin, su carcter de vidas sin sentido, singularidadesque remiten a universales inaprehensibles:

    El particular no garantiza la existencia de un determinado universal, como en el caso de la

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  • alegora. Ni el universal se desprende del particular, como en el caso del smbolo. La imagenparablica, por el contrario, ya est ms all de la esfera del particular, ms all de la esferadel discurso interpretativo. (1968, 108)11

    Esas uniones azarosas, esos cruces inesperados que Emrich llama imgenes parablicas,problematizan la naturaleza de las cosas, e incluso la idea misma de que las cosas tengan unanaturaleza, al exponer la precariedad de las fronteras que organizan nuestra percepcin de ladesconcertante variedad de lo viviente. La escritura de Kafka experimenta con formas de narrarla vida desnuda, de suspender las clasificaciones para que, mediada por la imaginacin, lanocin de especie sea expuesta como sistema de exclusin unilateral y arbitrario. Sus textos sefundan en una me-ontologa, es decir, en una ontologa de la falta de ser. Esa perspectiva secorresponde plenamente con el pensamiento post-metafsico nietzscheano, que revela queel mundo carece de una realidad metafsica, que no hay un ser superior o ms real queopere como fundamento de los seres en su conjunto. El tratamiento terico de la verdad enNietzsche corresponde a esta perspectiva del mundo felizmente perdido (Lemm 2010,266-7)

    Las criaturas kafkianas exponen con crudeza esa prdida: no se reconoce enellas un signo, un comportamiento, un gesto que pueda ser interpretado comopropio de lo humano. Desde la perspectiva que instituyen los personajes ynarradores kafkianos, tal cualidad, sea lo que fuere, no se reconoce en ellenguaje, en las obras de arte, en las leyes ni en las figuraciones animales. Estaqu?, parece preguntar el escritor sealando alternativamente los diversoselementos que componen su universo. No hay respuesta. Nada vale por unhombre, nada lo metaforiza, lo ilustra, ni siquiera lo alude. El hombre comounidad de forma y sentido est ausente en la literatura de Kafka, incluso,decamos, cuando se presentan personajes con fisonoma humana como en lasnovelas, donde los protagonistas son apenas piezas y engranajes de diversasmquinas sociales, de los que no se puede decir ms que el movimiento: adndevan, si suben o bajan, si avanzan o retroceden. Las criaturas kafkianas notienen especie, no son afectadas por el discurso de la especie, aunque s son especiales en el sentido que Agamben le atribuye a esta cualidad: son absolutamenteinsustanciales, no tienen lugar propio. Son como un habitus o un modo de ser. Resistenla violencia de lo personal, y redimen a la especie de la sustancializacin, la mantienenen el plano de la especialidad. Especial es, en efecto, un ser un rostro, un gesto, unacontecimiento que, no parecindose a alguno, se parece a todos los otros. (2005b, 75).

    Esa impugnacin de la especie como distribuidora de identidades puede atribuirse a un tipo detrabajo artstico que sustituye los conceptos y los smbolos, creadores de un mundo abstractode leyes lingsticas, por imgenes transfiguradoras que captan una infinita pluralidad deverdades singulares. A ese tipo de experiencia del mundo Nietzsche le ha dado el nombre depensamiento pictrico, y lo ha vinculado estrechamente con la imaginacin, los sueos y la

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  • fantasa, condiciones necesarias para que la vida pueda ser regenerada y recreada. Por esolas imgenes pictricas son siempre nuevas y, en su calidad de contra-lenguajes, cuestionan elorden regulativo e imperativo establecido por el pensamiento abstracto. Para Nietzsche elpensamiento pictrico es honesto como el animal: no puede hacer otra cosa que permanecerleal a su visin y su experiencia de lo singular y lo real. Por lo tanto, no puede sino deshacer ydisolver las construcciones de un pensamiento abstracto. (Lemm 2010, 278)

    Si Kafka nos ensea a leer es precisamente porque su obra engendra una multitud deimgenes que emergen de encuentros con la vida. Y en ella esa forma de encuentro y depensamiento se relaciona de modo directo, al igual que en la filosofa nietzscheana, con lapresencia de los animales. Sus roedores, monos, perros, caballos, chacales, buitres, insectosindeterminados, siempre ligados a situaciones de transicin entre el sueo y la vigilia, generanlas impresiones ms extraas y duraderas de los relatos, y tal vez por eso le permiten al lectorvivenciar lo estrecha que es su olvidada relacin con su propia animalidad.

    En la obra kafkiana toma forma, de ese modo, un pensamiento muy prximoal que Calarco reclama para la filosofa de nuestro tiempo: una crtica agudade los principios del antropocentrismo, llevada adelante mediante la creacinde un imaginario que pone al descubierto las falacias que sostienen la dignitas humana. Toda esa parafernalia conceptual que cubre la ausencia de unfundamento, por pequeo que sea, que justifique el sacrificio de lo viviente en posde la autonoma y supremaca de lo humano. No debe extraarnos que estacualidad haya sido y siga siendo en buena medida un problema para la crtica, quecon frecuencia ocult ese vaco mediante la coartada de la polivalencia simblica,a cuyos dudosos resultados nos hemos referido al inicio de estas pginas. Esapolivalencia permite explicar el movimiento de las incontables interpretacionesmetafricas, a menudo verosmiles en sus resultados aislados pero incoherentes,discordantes y finalmente inviables cuando se consideran los textos como totalidad.Kafka no construye homologas; por el contrario: como apunt lcidamente Robert(1970), toda su escritura apunta a discutir la validez de la homologa como patrnde pensamiento. Las traducciones simblicas de las expresiones teatro deOklahoma, proceso, castillo, insecto, que designan destinos de losprotagonistas de sus narraciones, olvidan que el universo kafkiano no tiene como finrevelar una verdad por medio de smbolos acabados, sino construir una mentira aun tiempo tan slida y evanescente que ponga al descubierto que la verdad en unsentido abstracto y general, adems de desconocida, es imposible de conocer. Eldesafo tico y esttico de la obra de Kafka tiene fuertsimos efectos sobre lo lallamada moral literaria humanista, pero tambin y esto es relevante al momento deentender la prolongada resistencia de la crtica sobre los mecanismos de exclusin(y, en muchos casos, exterminio) de lo no-humano categora en la que, como sabemos, seincluye cada da a una mayor parte de la humanidad.

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  • Para entender y valorar la potencia transformadora de los textos kafkianos parecenecesario, pues, reconsiderar la relacin entre los dominios de lo imaginario y lasformas de pensamiento que organizan el mundo en que vivimos; entender lalectura de textos literarios como una experiencia capaz de modificar nuestrapercepcin; releer a la filosofa desde la literatura; aceptar ese pensamiento otro y del otroque toma forma en los excesos del lenguaje, en el resto que no se dejaaprehender por la teora, en las zonas que resisten. De esa reevaluacin sedesprendern ya se estn desprendiendo nuevos enfoques de lazooliteratura contempornea, nuevas herramientas de lectura para delinear ynombrar eso que se vuelve, de las maneras ms diversas, inasignable einnombrable para el discurso del saber, de la ley y de la poltica (Giorgi yRodrguez 2007, 28). Las narraciones de humanimalidades de Kafka a Csar Aira,pasando, entre tantos, por Silvina Ocampo, Joo Guimares Rosa, Felisberto Hernndez oCopi12 podran convertirse as en un camino de experimentacin terica que auspicie nuevosdebates sobre la cuestin animal.

    Julieta Yelin es Dra. en Humanidades con mencin en Literatura por la Universidad Nacionalde Rosario y ha obtenido el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) del Doctorado en Lenguasy Literaturas Comparadas en el mbito Romnico de la Universidad de Barcelona. Ha realizadouna investigacin posdoctoral sobre la recepcin de la obra de Franz Kafka en el mbitohispanoamericano. Actualmente se desempea como Investigadora del Consejo Nacional deInvestigaciones Cientficas y Tcnicas de Argentina (CONICET), donde lleva adelante unproyecto sobre la crisis del imaginario animal en la literatura latinoamericana reciente.

    Notas:

    1 Sobre este tema vase Yelin 2008.

    2 Dans l'enseignement secondaire, on apprend que le XVIe sicle a t l'ge de l'humanisme,

    que le classicisme a dvelopp les grands thmes de la nature humaine, que le XVIIIe sicle acr les sciences positives et que nous en sommes arrivs enfin connatre l'homme de faonpositive, scientifique et rationnelle avec la biologie, la psychologie et la sociologie. Nousimaginons la fois que l'humanisme a t la grande force qui animait notre dveloppementhistorique et qu'il est finalement la rcompense de ce dveloppement, bref, qu'il en est leprincipe et la fin. Ce qui nous merveille dans notre culture actuelle, c'est qu'elle puisse avoir lesouci de l'humain. () Tout cela est de l'ordre de l'illusion. Premirement, le mouvementhumaniste date de la fin du XIXe sicle. Deuximement, quand on regarde d'un peu prs lescultures des XVIe, XVIIe et XVIIIe sicles, on s'aperoit que l'homme n'y tient littralement

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  • aucune place. La culture est alors occupe par Dieu, par le monde, par la ressemblance deschoses, par les lois de l'espace, certainement aussi par le corps, par les passions, parl'imagination. Mais l'homme lui-mme en est tout fait absent. Foucault (1966, 8).3 Cabe destacar la publicacin, en la dcada del setenta, de algunas obras claves para pensar

    la irrupcin de los animales en el campo de la filosofa moral y poltica. Entre ellas, AnimalLiberation (1975), del filsofo australiano Peter Singer; el nmero especial de la revista Critiquetitulado Lanimalit (n 375-376, 1978) y The Case for Animal Rights (1983) de Tom Regan.4 No es nuestra intencin realizar un inventario de las actividades y producciones en las que la

    llamada cuestin animal ha pasado a ser el centro de debates intelectuales, cientficos,ticos y sociales. Nombraremos solo algunas de ellas para dar una idea muy general delpanorama al que hacemos referencia: en primer lugar, se debe destacar la publicacin de unasignificativa cantidad de ensayos y dosieres sobre la problemtica (vase Cragnolini et al.2008, Snchez Prado et al., Balibar et al. 2009, Calarco et al. 2011 y Maciel 2010); en segundo,la realizacin y programacin de reuniones cientficas sobre el tema: el coloquio El bestiariode la Literatura Latinoamericana (el bestiario transatlntico), organizado por el Centro deInvestigaciones Latinoamericanas de la Universidad de Poitiers (2009); el simposio El giroanimal: imaginarios, cuerpos, polticas, realizado en la Universidad de Nueva York en BuenosAires el (2010); el coloquio Animais, animalidade e os limites do humano, organizado por laFacultad de Letras de la Universidad Federal de Minas Gerais (2011), y dos encuentros quetendrn lugar a lo largo del 2013: el simposio Animots. Devenires animales de la lengua en lafilosofa, la literatura y otras expresiones culturales, a realizarse en Buenos Aires en el marcodel XVI Congreso Nacional de la Asociacin Filosfica Argentina (AFRA), y el Congreso anualde la International Association of Philosophy and Literature (IAPL) Hospitalities. Biopolitics /Technologies / Humanities (Singapur). Finalmente, cabe consignar algunos proyectos deinvestigacin dedicados a indagar el estatuto del animal en la cultura contempornea; entreellos, en nuestro continente, Nietzsche, biopoltica y el futuro de lo humano (2008-2011),dirigido por la investigadora Vanessa Lemm y radicado en la Universidad Diego Portales deSantiago de Chile; Biopolticas de la animalidad. Relaciones hombre-animal en Medellndurante el siglo XX (2009-2011), dirigido por los investigadores Alberto Catrillon y Jorge WilliamMontoya y radicado en la Universidad Nacional de Colombia; La categora animal en la obrade Maurice Merleau-Ponty (2008-2010), dirigido por la investigadora Ana Cristina RamrezBarreto y radicado en la Universidad Michoacana San Nicols de Hidalgo, en Mxico.5 Ce qui le divise et le rend autre lui-mme (Freud, Lacan), ce quil ne possdera jamais en

    propre, auquel il demeure toujours tranger (Derrida, Deleuze), cet infini dont lternelmurmure menace de le rendre fou (Blanchot, Artaud). La traduccin es nuestra.6 Sobre la recepcin crtica de la obra de Kafka, se pueden consultar, entre otros: Ackermann,

    Paul Kurt; Reiss, H. S.; Robert, Marthe (1984); Caeiro, Oscar (2003); Yelin, Julieta (2011b,2011c).

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  • 7 Binder, Hartmut (1979); Caputo-Mayr Maria Luise, y Julius Michael Herz (2000); Flores, ngel

    (1976); Hemmerle, Rudolf (1958); Jrv, Harry (1961).8 Vanse los ensayos tempranos Las pesadillas y Franz Kafka (1935); The trial, de Franz

    Kafka (1937); Franz Kafka (Biografa sinttica) (1937) y el Prefacio a La metamorfosis(1938).9 The subject is never simply a neutral subject of experience but is almost always a human

    subject, and metaphysics is founded just as primordially, if not more so, on a meditation onspecifically human modes of subjectivity. (12) La traduccin es nuestra.10

    Vase Yelin 2011d.11

    The particular does not guarantee a determinable universal, as is the case in allegory. Nolonger is the universal immediately imparted in the particular, as is the case in symbol. Theparabolic image, on the contrary, is itself already beyond the sphere of the particular, beyondthe sphere of interpreting discourse. La traduccin es nuestra.12

    Sobre la recepcin productiva de Kafka en la literatura latinoamericana vanse Yelin 2008a,2008b, 2011 y 2011a.

    Obras Citadas

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