Yacimiento Arqueológico de Tara (Telde, Gran Canaria)

44
Yacimiento Arqueológico de Tara Una visión por el pasado y el presente de los vestigios de un poblado troglodita Aitor Brito Mayor 1º del Grado de Historia, ULPGC 2010

description

La importancia y riqueza documental del poblado troglodita de Tara han sido suficientes para que se instaurase como foco atractivo para los estudiosos, y sus textos son pruebas más que suficientes para ratificarlo. Sin embargo, hasta el momento no se han realizado trabajos con enfoques actuales ni medios tecnológicos contemporáneos, pese a la condición de Tara como “capital” aborigen. Tampoco se ha aprovechado este vestigio del pasado desde el punto de vista turístico y pedagógico y por todo ello nos lo encontramos en unas condiciones de peligroso deterioro y, en algunos casos, de riesgo de desaparición.

Transcript of Yacimiento Arqueológico de Tara (Telde, Gran Canaria)

Yacimiento Arqueológico de Tara

Una visión por el pasado y el presente de los vestigios de un poblado troglodita

Aitor Brito Mayor 1º del Grado de Historia, ULPGC 2010

2

Índice

1. Introducción………………………………………………………3

2. Aproximación geográfica al guanartemato de Telde………...4

3. La toponimia, un recurso muy clarificador……………………7

4. Visión cronológica de los trabajos de interés

arqueológico realizados en el yacimiento de Tara……………14

A. Desde el fin de la conquista……………….......................14

B. Sociedad Científica El Museo Canario……………………..16

C. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas………...18

D. Fin de la CGEA y nueva etapa de descontrol………….……23

5. Estado actual del yacimiento…………………………………...25

6. Conclusión…………...…………………………………………..27

7. Bibliografía……………………………………………………...30

8. Anexo………...…………………………………………………..34

A. Herramientas utilizadas……………………………………..34

B. Láminas……………………………………………………..34

3

1. Introducción

Según los cronistas la isla de Gran Canaria, en momentos previos a la conquista,

estaba dividida en dos guanartematos o territorios independientes uno del otro. Por un

lado estaba el de Agáldar, que controlaba la vertiente oestenoreste, y por el otro el de

Telde (o Telle), en el cual nos centraremos. Según las más antiguas crónicas los

territorios bajo la responsabilidad de Telde comprendían desde el barrando del

Guiniguada hasta el de Arguineguín y desde la península de Gando hasta la Caldera de

Tejeda. El centro administrativo de este territorio se localizaba en el actual poblado de

Tara, objeto principal de nuestro estudio.

La importancia y riqueza documental del poblado troglodita de Tara han sido

suficientes para que se instaurase como foco atractivo para los estudiosos, y sus textos

son pruebas más que suficientes para ratificarlo. Sin embargo, hasta el momento no se

han realizado trabajos con enfoques actuales ni medios tecnológicos contemporáneos,

pese a la condición de Tara como “capital” aborigen. Tampoco se ha aprovechado este

vestigio del pasado desde el punto de vista turístico y pedagógico y por todo ello nos lo

encontramos en unas condiciones de peligroso deterioro y, en algunos casos, de riesgo

de desaparición.

Sin embargo, no sólo a eruditos ha interesado este conjunto de cuevas. Los

llamado carariólogos o falsos arqueólogos han saqueado las desamparadas cuevas

durante siglos: en los mejores casos descontextualizando los restos y en los peores

haciendo perder en el olvido la memoria de los antiguos canarios. También podemos ver

que muchas de las cuevas se han ido convirtiendo con el paso de los años en domicilios,

alpendres, corrales e incluso estanques que actualmente han quedado en desuso.

4

2. Aproximación geográfica al guanartemato de Telde

Como hemos podido comprobar, el

guanartemato de Telde comprendía una

amplia extensión de terreno que ocupaba la

mitad estesudeste de la Isla de Gran Canaria.

Esta amplia región abarca una importante

riqueza y diversidad natural de la que se

hacen eco los diversos cronistas que la

contemplan en sus obras. Pero antes de

centrarnos en los textos dirigiremos nuestra

atención al análisis del perfil ideal de la

vegetación1 del guanartemato en cuestión, una

suerte de paleobotánica que se hace necesaria

para la mejor compresión del modus vivendi de los aborígenes canarios.

Partiendo desde la amplia costa de más de 70 km que marca el límite

septentrional y oriental del territorio en cuestión, nos encontramos con las llamadas

comunidades litorales. En este entorno se desarrolla una vegetación que se ha adaptado

a un entorno dominado por la maresía, con suelos salinos y una humedad constante. Se

desarrollaron en el pasado extensas comunidades halófilas, psamófilas y salareras que

convivieron con asentamientos humanos como son los de Tufia, La Garita o el istmo de

la Isleta. Las especies propias de este piso no se desarrollan tierra adentro, por tanto es

sólo entre el nivel del mar y los 10 m sobre este donde habitan. A partir de entonces

1 El perfil ideal de la vegetación en Canarias es uno de los temas básicos de la asignatura de Geografía

perteneciente al plan 2008/2009 de 2º de Bachillerato. De sus apuntes y conocimientos me he basado para

realizar esta sucinta reconstrucción del ecosistema. 2 Prueba de ello son el texto de numerosos autores griegos y romanos. La mayoría de ellos se han adscrito

a la categoría de geografía mítica. Para saber más sobre el tema: MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, M. (2002):

↑ [Lámina 1] Límites de los

guanartematos según las

crónicas (CUENCA [et al.],

1988:33)

5

domina el piso basal con sus matorrales de especies xerófilas como son los cardones y

las tabaibas que presentan su hegemonía hasta los 150 m por encima del nivel del mar.

Luego nos encontramos el bosque de matorrales termófilos que se desarrolla hasta los

800 m en las zonas de barlovento y hasta los 400 m en sotavento. En este piso las

precipitaciones oscilan entre 200 y 500 mm anuales y la temperatura media entre 19º y

22º, por ello es una zona idónea para el asentamiento humano. No es de extrañar

entonces que los poblados interiores más importantes del guanartemato de Telde se

encuentren en estas altitudes: nos estamos refiriendo a las tres ciudades colindantes de

Cedro, Telde y sobre todo Tara, centro administrativo del guanartemato en cuestión. En

este piso se presenta una importante vegetación basada en sabinas, palmeras, dragos o

acebuches. A partir de los 800 m, en algunas zonas de barlovento, se nota la influencia

del mar de nubes que genera el efecto de la lluvia horizontal. En este entorno se

manifiesta el Monteverde, con su gran número de endemismos que pululan entre las dos

comunidades vegetales imperante: la Laurisilva y el Fayal-brezal. El Pinar se desarrolló

a partir de los 500 o 600 m de altitud en el sotavento y los 1300 o 1500 m en la fachada

de barlovento. Estaba constituido por un bosque de pino canario y un sotobosque en el

que dominó el brezo, la faya, el codeso o la retama. Siendo en la isla de Gran Canaria el

punto más alto el pico de la Nieves con 1949 m de altura no se desarrolla el último

piso, el de alta montaña, que sí lo hace el La Palma y Tenerife. Toda esta diversidad y

riqueza vegetal es una característica redundante en los textos que se refieren a nuestras

islas: desde las antiguas literaturas griegas, pasando por Juba II y llegando a los

cronistas de la conquista.

6

Las islas eran conocidas desde la antigüedad clásica2, no obstante fueron cayendo

en el olvido hasta que alrededor del 1325 Lancelloto Malocello las redescubrió para el

mundo medieval. Así comenzaron a arribar a las islas nuevos cristianos europeos,

abriendo de este modo el paso para la conquista de las mismas a la par que a las rancias

piratescas. Una de estas misiones de franciscanos se asentó en las inmediaciones de la

aborigen Telde desde 13623 y la mayoría de los entendidos los hacen responsables de un

amplio trabajo de investigación tanto geográfica como etnológica de la zona de Telde

que debió haber sido de gran ayuda para los primeros conquistadores.

Desgraciadamente estos textos han desaparecido con el transcurrir de los años, sin

embargo existen otras muchas crónicas que nos son de ayuda para el objeto de nuestro

estudio. Los cronistas de Bethencourt son los primeros que describen la isla de Gran

Canaria4 aunque de forma muy sucinta. Tras haber estado en “Fuerte Ventura” se

dirigen a Gran canaria, pero al llegar se encontraron a numerosos aborígenes que

impedían su asentamiento. Textualmente se dice lo siguiente:

El qual (Bethencourt), llegando a Canaria, echó luego su jente en tierra aunque los

canarios se lo defendieron valerosamente por que eran muchos y muy esforzados. Es

ysla de mucha recreaçión y de muchas y buenas aguas y buenas frutas y mucho

pescado aunque desto, gloria a Nuestro Señor, todas son abundantes.

(MORALES PADRÓN, F. 1993:111)

Las diversas crónicas describiendo la isla reiteran lo mismo. Existencia de grandes

bosque, riachuelos, etc. En cuanto a la zoología es también común la referencia a aves,

cabras, ovejas, el famoso cochino negro y los grandes y feroces perros.

2 Prueba de ello son el texto de numerosos autores griegos y romanos. La mayoría de ellos se han adscrito

a la categoría de geografía mítica. Para saber más sobre el tema: MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, M. (2002):

Las Islas Canarias en la antigüedad clásica: mito, historia e imaginario. 3 SÁNCHEZ RODRÍGEZ, J.: “Periodo evangelizador. 1344-1519”, «La iglesia en las islas Canarias» en

VI Centenario de la Diócesis Canariense-Rubicense (Diócesis de Canaria). pp. 3-5.

4 CHIL Y NARANJO, G. (1876): Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias,

volumen I. Isidro Miranda. Las Palmas de Gran Canaria. [pp. 461 en adelante].

7

Sin embargo, existen otras voces de investigadores del siglo pasado, como

Francisco Morales Padrón, que son bastante reticentes a la hora de interpretar al pie de

la letra la visión geográfica de los cronistas. Es probable que estos textos estén

contaminados por un excesivo entusiasmo aventurero, o por intereses más pragmáticos

que hayan incitado a una boyante descripción idílica de nuestras islas. Según la visión

de Padrón, que puede ser apoyada por el estudio paleobotánico desarrollado en líneas

anteriores, lo más probables es que existieran zonas de la isla agras y otras muy fértiles.

Tampoco hay que olvidar que los aborígenes también explotaban los recursos arbóreos

que la naturaleza les suministraba y en mayor o menor medida también alteraban el

medio.

Sea como fuere, lo que sí parece a todas luces real es que la masa vegetal

comenzó a diezmar de forma vertiginosa con la conquista5, pues tanto invasores como

aborígenes quemaban las sementeras y arboledas de sus rivales. Pero esta explotación

no terminó con el fin de las trifulcas, sino al contrario: se acentuó. La tala irrespetuosa

se manifestó para alimenta a las industrias azucareras y para el cultivo de la caña de

azúcar. También se usó la madera para la construcción de las nuevas urbes castellanas

que emergieron paralelamente a dichas industrias.

3. La toponimia, un recurso muy clarificador

A través del estudio de los nombres propios de un lugar podemos llegar a obtener

una importante información de gran ayuda. Los expertos en lingüística insisten, y así se

demuestra en la práctica, que el denominar un sitio con un vocablo específico es una de

las cosas más estables de una comunidad. Heredamos, a raíz de una educación social,

todo este elenco de sustantivos que se refieren a un espacio concreto y es por ello que la

5 Eso es lo que no refleja la crónica Ovetense.

8

toponimia resulta un recurso clarificador. Muchos de los lugares que hoy día jalonan

nuestra geografía son transcripciones “a oído” de cómo los aborígenes los llamaban.

Basándonos en esa premisa podemos realizar un estudio, en este caso sucinto, de

la toponimia de la palabra Telde y sobre todo de Tara.

La palabra Telde, o sus parecidos fonéticos, comenzó a utilizarse para denominar

a la parte oriental de la isla (correspondiente con el Guanartemato de Telde) por los

cronistas desde el redescubrimiento de las islas6. El historiador y médico teldense,

Tomás Marín y Cubas (1643/1704), fue uno de los primeros que comenzó a hacer un

estudio toponímico sobre su pueblo natal. Las conclusiones a las que llegó sacan en

claro que dicha palabra podría ser de origen persa, pues en la antigüedad existía una

ciudad bajo el dominio de este puedo, a orillas del fértil Éufrates, llamada Telda. Los

persas, según la teoría de Marín y Cubas, debieron ser los encargados de Transportar en

su lengua este vocablo hasta orillas del atlántico fruto de su expansión por el noreste de

África. De este modo la palabra en cuestión fue evolucionando pero conservó su

significado base: denominación de un lugar fértil como era la ciudad del Telda. Así nos

explica Cubas la presencia de la palabra, tell en el Marruecos francés, para distinguir las

zonas fértiles, con abundante vegetación a orillas del Atlas, de las esteparias, rocosas y

desérticas. Sin embargo este autor parece ser que no profundiza más en el tema, por ello

es necesario recurrir a otro gran cronista oficial de la ciudad de Telde, a la vez que

Comisario Local de dicha urbe del que hablaremos más detenidamente con

posterioridad: el presbítero Pedro Hernández Benítez. Este estudioso nos aporta

fragmentos de crónicas que legitiman la utilización de este vocablo desde el comienzo

de la conquista. Según su consulta de un manuscrito de Valentín Fernández conservado

en la biblioteca de Múnich (Alemania) dice que en 1415 un noble portugués llamado

6 HERNÁNDEZ BENÍTEZ, P. (1958). Telde: (Sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y

religiosos). Imprenta de Telde. Las Palmas. [pp. 8 en adelante]

9

Juan de Castro, que estaba al mando de una armada del infante Enrique, hijo de Juan I

rey de Portugal:

[…] navegando por el Atlántico ocupó por la fuerza parte de una isla llamada Gran

Canaria, la cual parte de la tierra o isla se llamaba en la lengua de los natales Telli

fructuosa, esto es la abundante en higos.

[…] tienen muchos higos que llaman en su lengua telle. […] Comen muchos higos

que crecen en la parte de su tierra que llaman Telle.

(Valentín Fernández en 1415; tomado de HERNÁNDEZ BENÍTEZ, 1958:8)

Estas referencias a higos y sobre todo a la abundancia de ellos apoya el estudio

expuesto en el apartado de la aproximación geográfica al guanartemato de Telde.

También continúa en la tendencia de relacionar esta palabra con una riqueza

medioambiental tal y como expuso Marín y Cubas. Sin embargo hay que hacer una

anotación: todo apunta a que la higuera debió ser introducida por los mallorquines que

visitaron asiduamente nuestra isla desde 1362, no obstante Pedro Hernández Benítez

mantiene la posibilidad de la existencia de esta planta desde la llegada de los

primigenios pobladores.

Ciertamente este estudio del presbítero Pedro es la lectura más reciente que se ha

hecho sobre el tema y la que sigue vigente hoy día si mantenemos la teoría de la

← [Lámina 2]

Mapa del s. VI

del ingeniero

Leonardo

Torriani. En él se

observa la villa

de Telde y sus

dos poblados

aborígenes:

Cedro y Tara

(MARTÍN,

RODRÍGUEZ,

1986:90)

10

homofonía según la cual el nombre primitivo es Telle ha venido a convertirse en Telde.

Argumentos que apoyan esta postura son, aparte de los ya citado, la existencia textos

que postulan la palabra Telle como aborigen y con un significado relacionado con la

higuera y la fertilidad de la tierra; y la existencia de de localidades teldenses que tienen

reminiscencias hacia una abundancia de higueras o hacia una bonanza vegetativa como

es la Higuera Canaria o el Palmital.

Cambiando de tercio centrémonos ahora en el estudio toponímico de Tara. El

primer cronista que hace mención de este vocablo es el Ingeniero cremonés Leonardo

Torriani7 que sirvió bajo el mandato de Felipe II en calidad de ingeniero militar. El

mismo monarca le encarga viajar a La Palma en 1584 para que comience la

construcción de un muelle para la isla. Tres años más tarde recibe otra orden del rey en

la que se le ordena que visite las siete islas para que realice informes pormenorizado de

cada una de ellas en relación a sus fortificaciones e idee unos planes de mejora de las

mismas. Objetivamente estos planes no fue lo más importante que realizó Torriani,

prueba de ello es que pocos se llevaron a cavo. Sin duda la riqueza de su trabajo recae

en la importancia que le dio a una descripción geográfica y del entorno de las ciudades

más representativas de nuestras islas a finales del siglo XVI además de sus

disgregaciones históricas que, aunque breves, son de gran interés para el conocimiento

del pasado de nuestras islas. En textos de esta índole encontramos la siguiente

referencia:

[En relación a Telde] Esta es una ciudad muy pequeña, de trescientos fuegos, situada cerca

de un río y a poca distancia de dos grandes poblaciones antiguas , que en lengua canaria se

llaman Tara y Sendro; las cuales afirman los antiguos (y también se demuestra así por su

ruinas) que eran de grande superficie y llegaban al número de catorce mil casas. Una parte

de ellas, hechas en lo alto, sobre el suelo, pequeñas, redondas, y con estrechas calles, eran

7 HERNÁNDEZ, O. (1982): ««Tara», «La Tara»...» en El Eco de Canarias 2/10/1982: 4.

11

para los pobres; y otra parte, bajo tierra, labradas con suma industria, como sea dicho en

otro lugar, eran de los nobles y de los más ricos.

(TORRIANI, 1592:169)

Este es el primer texto del que tenemos constancia en el que se cita el poblamiento

aborigen en cuestión, pero no es un material que ha estado al alcance de todos. Se

terminó en 1592 y parece ser que el propio autor hizo llegar una copia al rey8. Sea como

fuere, lo plausible es que Torriani conservó una copia manuscrita que al cavo del tiempo

quedó en manos de la Universidad de Coimbra en Portugal. En sus estanterías descansó

la obra durante 348 años sin ser debidamente conocida y en absoluto divulgada hasta

que en 1940 se traduce al alemán por Dominik Josef Wölfel, apareciendo en español 38

años más tarde, en 1978. A raíz de este hecho podemos inducir dos consecuencias, una

mala y otra buena. La mala es sin duda que la riqueza de este material no pudo ser

aprovechada por los historiadores y estudiosos durante dicho periplo. Y la buena es que

este texto se presenta como un documento inédito y, por lo tanto, altamente original.

Esto implica que lo escrito por Torriani funcionó como un flash en su momento, un

flash que cual cámara fotográfica ha plasmado el pasado pero sin influir en su presente.

Por ello, pese a que muchos estudiosos no son partidarios de otorgar a Torriani un alto

grado de veracidad, hay que tener su trabajo muy en cuenta. Usándolo con la debida

crítica documental puede ser de gran ayuda para estudios de diversa índole, tales como

el acercamiento arqueológico que estamos realizando.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto, y considerando Tara como topónimo

original y usado en la lengua de los antiguos canarios para referirse a esta región,

aproximémonos ahora al estudio del significado del vocablo. En este tema es de

indiscutible mención unas líneas del historiador ya citado Marín y Cubas: “Pintaban las

8 De este hecho no se tienen pruebas documentales

12

paredes de las cuevas con almagre, rayas y otros caracteres llamados tara” (Marín y

Cubas, tomado de HERNÁNDEZ BENÍTEZ, 1958:43).

Pese a que no existe consenso con respecto al significado aborigen de la palabra

Tara como “raya o escritura”9, las líneas de Cubas son un fuerte argumento que apoya

esta teoría. Sí tomamos este significado como posible podemos ir incluso más allá: la

propia toponimia no sólo se limita a relacionar una palabra con un lugar, sino que

incluso nos da una visión mental del mismo. De este modo, de forma parecida a como

lo hacían los antiguos pobladores, relacionamos Tara con raya, escritura o marca. Todo

ello nos hace pensar en la posibilidad de que el conjunto troglodita que estamos

estudiando pudiera estar, en su forma original, decorado de un modo parecido a como lo

están hoy día algunos reductos de cuevas en Gáldar o Agüimes10

. La práctica de la

decoración de casas-cueva entre los canarios es un hecho bastante documentado y

estudiado, a raíz de ello la posibilidad de que se haya hecho esto en Tara no parece tan

remota. En primer lugar, el poblado está excavado en toba volcánica11

, un material muy

poroso y fácil de trabajar que podría haber sido la base perfecta sobre la que preparar la

pared para su posterior pigmentación. También hay que tener en cuenta que este

poblado aborigen se postula por los cronistas como la sede de uno de los dos

guanartematos, tal y como se ha dicho con anterioridad. Según algunos textos, en este

término habitó el Faizag (Faycan) Guanariragua, gran chaman y consejero del

Guanarteme célebre por sacrificarse junto a Tazartico (heredero del Guanarteme de

Telde) en el risco de Tirma bajo el grito de “Atis Tirma”. Todo ello nos hace pensar que

Tara debió ser un núcleo neurálgico y administrativo que tenía que demostrar su

9 HERNÁNDEZ BENÍTEZ, Pedro. “Tara aborigen”, Telde: (Sus valores arqueológicos, históricos,

artísticos y religiosos). Pp. 42-47. 1958. 10

HERNÁNDEZ BENÍTEZ, P. (1958). Telde: (Sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y

religiosos). Imprenta de Telde. Las Palmas. [pp. 42 en adelante]. 11

La toba volcánica es un material muy poroso y fácil de manipular por su blandura. La cueva pintada de

Gáldar está excavada en el mismo material, el cual admite bastante bien los pigmentos después de ser

debidamente tratada.

13

importancia no sólo con los hechos, sino también con un importante impacto visual.

Esta especie de “propaganda” o ensalzamiento del poder se la da ya de por sí la

situación estratégica del poblado (en la confluencia de dos barrancos12

) la cual aumenta

si proponemos como probable el que algunas de las cuevas estuvieran llamativamente

decoradas.

Sin embargo esta teoría de Tara como palabra perteneciente a la lengua aborigen

no es del todo compartida por los estudiosos. Tal es el caso de Sebastián Jiménez

Sánchez que postula la palabra en cuestión como una trasmutación de un apellido

introducido en la conquista13

. Unos de los caballeros que participaron en la conquista de

Telde se llamaba Diego de Xara. A principios del siglo XVI, Xara realiza numerosas

peticiones al Cabildo del Real de las Palmas reclamando unas tierras situadas al lado de

“Los Mocanes” y cerca del “Barranco de la Rocha”. Ciertamente todo apunta a que esta

tierras son lo que hoy día conocemos por Tara y que se le cedió al señor Diego de Xara

tras una “sesión de adjudicación de tierras” celebrada en 1537. Sebastián Jiménez

Sánchez nos plantea que “no teniendo nada que ver el topónimo Tara con raya, tabla o

señal para cuentas, ni con Escudo o rodela, ni con signo o grabado” (JIMÉNEZ

SÁNCHEZ en el Diario Falange del 25/08/1954:6) se trata de un nombre hispano

enquistado desde el comienzo de la hispanización en la isla. Habría ido transformándose

desde el primigenio Xara, después Jara y concluye en el Tara por transformación gráfica

de escribanos y amanuenses. Años después sería Torriani el encargado de recoger tal

topónimo en sus mapas.

12

Lo que significa agua (un bien muy preciado) y el control del acceso al interior de la isla por la cuenca

de los barrancos 13

JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S. (1954): «Xara, Jara, jaraquemada, Valle de Casares y Llanos de Jerez» en

Diario Falange 25/08/1954:6.

14

4. Visión cronológica de los trabajos de interés arqueológico realizados en

el yacimiento de Tara

La situación geográfica, el estar situado cerca de la urbe de Telde y el atractivo

visual que hemos estado comentando han sido un aliciente para que la población

extranjera fuera acercándose a las cuevas de Tara. Esto hizo que el recinto fuera

deteriorándose con el paso del tiempo y los vestigios de sus antiguos moradores

usurpados y destinados al olvido. Sin embargo, este asiduo ir y venir de gente no parece

que llamara la atención a los historiadores y primeros arqueólogos pues las

intervenciones serias sobre este yacimiento se nos presentan muy reducidas. No

obstante en las siguientes líneas realizaremos una sucinta visión cronológica sobre las

actuaciones (científicas o no) que se han realizado sobre la antigua capital del

guanartemato de Telde.

A. Desde el fin de la conquista

Hasta el fin de la conquista de Gran Canaria en 1483 el poblamiento de las nuevas

ciudades que se fueron creando, como “El Real de Las Palmas”, Gáldar o Telde, debió

ser, concentrado en respuesta a las hostilidades que acontecían14

. Pero a partir de dicha

fecha los nuevos pobladores de las islas, impulsados por la búsqueda de fuentes de agua

y tierras fértiles para el cultivo de la caña de azúcar, fueron adentrándose y explorando

el dominio de los antiguos aborígenes. Existe cierto consenso en pensar que estos

campesinos, curiosos, o militares posiblemente fueron los primeros que violaron los

restos de los últimos aborígenes. En este largo periodo se usurpa gran cantidad de

material de una riqueza científica incalculable entre los que hay que destacar los

elementos más llamativos de los aborígenes canarios: idolillos, molinos, ajuares

14

LÓPEZ GARCÍA, J. S. (1988): «Origen y desarrollo de los cascos históricos de la comarca de Agáldar:

Gáldar y Guía» en MORALES PADRÓN, F. (Coord.): VI Coloquio de Historia Canario-Americana,

Tomo II (primera parte), pp. 299-326. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria y Gobierno de

Canarias. Las Palmas de Gran Canaria.

15

funerarios, enseres de vivienda, etc. También se destruyen viviendas para el reciclado

de sus piedras, dejando sólo la cimentación y se reutilizan las cuevas y abrigos de

distintas formas.

Documentos privilegiados para el estudio de esta etapa son los dibujos de

Leonardo Torriani realizados a finales del siglo XVI [ver Lámina 2]. En el que dedica a

Telde podemos ver que presta una gran importancia a los yacimientos de Tara y Cedro

junto la pequeña villa de Telde. En la parte superior izquierda sitúa dentro de una

filacteria “Tara citta” en relación a una zona montañosa con cuevas de habitación

superpuestas y terrazas en sus frentes. No apreciamos restos de casas aborígenes ni

calles (cosa que sí vemos en Cedro) y tampoco construcción hispana que haya

modificado el yacimiento. No obstante, sabemos por los textos del cremonés (citados en

páginas anteriores) que sí existían vestigios visibles por entonces de casas y calles

estrechas, transitadas por los aborígenes, en la parte superior del conjunto troglodita.

Estas estructuras en superficie serían posteriormente destruidas por la agricultura, la

roturación de la tierra y la construcción. Además muchas de las casas-cueva fueron a lo

largo del tiempo reutilizadas como alpendre, estanque, vivienda o incluso iglesia en

algunas ocasiones. Esto aceleró el proceso de deterioro de las cuevas pudiendo llegar a

la desaparición total de las hipotéticas pinturas que adornaban las paredes.

En esta larga etapa hay que señalar la actuación de saqueadores que se

encaminaban por los yacimientos de las islas en busca de objetos que pudieran tener

algún valor en el mercado negro de la arqueología. Esta es la mayor lacra que puede

llegar a sufrir un territorio con vestigios claros del pasado, perdiéndose la mayoría de

los restos para siempre. Los pocos que sobrevivieron quedaron refugiados en iglesias o

colecciones particulares y acabarán reuniéndose en el fondo del Museo Canario tras su

creación.

16

B. Sociedad Científica El Museo Canario

En 1831 nace en la ciudad de Telde una persona que marca un antes y un después

en la arqueología grancanaria: Gregorio Taumaturgo María de los Dolores Chil y

Naranjo15

. Hijo de una familia acomodada, comenzó sus estudios destacando desde niño

hasta que se desplaza a París con la edad de 17 años. Ingresa en la Facultad de Medicina

de dicha ciudad, verdadero epicentro cultural del siglo XIX. En 1860 regresa a Las

Palmas y comienza a ejercer su labor de médico, en la que adquiere pronto prestigio y

popularidad. A partir de entonces el Doctor Chil empieza a compaginar el ejercicio de

su profesión con el estudio de la naturaleza y el pasado aborigen de las islas.

Aprovechaba cualquier ocasión para contactar con personas que pudieran darle

información sobre yacimientos o que fueran capaces de suministrarle restos. También

organizó numerosas expediciones en busca de objetos de los antiguos canarios alrededor

de la isla. Sus esfuerzos se localizaron principalmente en las cuevas funerarias del

barranco de Guayadeque, en los yacimientos de la vega de Gáldar, algunos en el sur de

la isla como Mogán y Tirajana y en los yacimientos de su ciudad natal: Tara y Cedro. El

resultado de ello fue la obtención de numerosas momias, cráneos, cerámica, tejidos y

objetos de diversa índole que catalogó, estudió con sumo mimo y conservó el Doctor

Chil en su casa de Vegueta.

Estas prácticas, pese a ser de inestimable importancia, no responden a marco

alguno ni pautas de actuación científica. Por ello no es hasta el 2 de Septiembre de

1979, cuando un grupo de intelectuales encabezados por el Doctor Chil da un paso de

gigante en el ámbito del desarrollo científico y cultural de Las Palmas de Gran Canaria.

15

RAMÍREZ SÁNCHES, M. (2004): «Gregorio Chil y Naranjo» en Zona Arqueológica (Ejemplar

dedicado a: Pioneros de la arqueología en España (del siglo XVI a 1912)) 3:209-214.

17

La Sociedad de El Museo Canario comienza su andadura16

y con ella se abre para

Canarias la era de las investigaciones prehistóricas17

. Así empiezan las primeras

prospecciones arqueológicas seriadas, se forman los primeros museos, se publican

artículos sobre el tema y se elaboran las primeras síntesis generales como la de Millares

Torres.

En la década de 1890 el Doctor Chil vuelve a estudiar, aunque de forma muy

sucinta, las poblaciones aborígenes de Telde, Cedro y Tara. Esta vez a la luz de nuevos

e importantes hallazgos realiza un pequeño artículo en la Revista “El Museo Canario”

donde expone sus ideas

acerca de la historia, la

forma de construcción y la

fisionomía de estos

yacimientos, dándole un

mayor protagonismo al de

Tara. A Chil le debemos la

primera descripción

pormenorizada del conjunto

troglodita: nos ofrece una

visión de la magnitud

espacial con la que llegaban

16

NAVARRO MEDEROS, J. F. (1978): «Evolución y desarrollo de las últimas investigaciones

arqueológicas en Gran Canaria» [Resumen de una conferencia pronunciada en el Museo Canario con

ocasión del IV Curso de Iniciación a la Arqueología Canaria] en Aguayro 98:17-21. 17

En nuestra opinión, este adjetivo de prehistoria, que se le ha dado a todo aquel estudio que tenga como

objeto el conocimiento de las culturas y sociedades aborígenes de las Islas Canarias, se ha usado de forma

indebida. Lo prehistórico comprende aquel periodo que va desde el comienzo de la humanidad hasta la

invención de la escritura (aproximadamente en el 3.000 a.C.). El poblamiento aborigen en canarias se

desarrolló en etapa histórica, ahí recae lo erróneo del adjetivo. Sin embargo existe otra palabra que se

refiere a aquel periodo que abarca todas las sociedades que se desarrollan desde el 3.000 a.C. hasta la

actualidad pero que continúan manteniendo una forma de vida propia de la prehistoria: la protohistoria.

↑ [Lámina 3] Jarra de cerámica troncocónica,

de 12,01cm de alto y con un diámetro máximo

de 16,01 cm, completa y pigmentada y con un

asa cuadrangular en horizontal encontrada de

Cedro (Telde) en 1884 (archivo fotográfico del

Museo Canario)

18

a contar algunas cuevas, que a su vez ,dentro de estas, se excavaba otra en la pared del

fondo a unos dos metro de alto y que servía, según Chil, como granero. Hace una

descripción de 5 grandes cuevas, que atribuye a la gente noble, de una pequeña covacha

de gente humilde y por último de una construcción casa de piedra seca.

También nos señala un dato de vital importancia que hasta el momento no

habíamos observado en ningún estudio referido a estas tres poblaciones aborígenes: al

parece cada una de ellas tenía su propio cementerio.

Cada grupo de viviendas, según he indicado, tenía un cementerio especial: el de

Telde se hallaba donde dicen el Roque, sitio lleno de escorias volcánicas llamadas

entre nosotros, mal-país: el de Cendro en los arenales que dicen de la Primavera; y

el de Tara en los lomos del mismo nombre.

(CHIL Y NARANJO, en Revista El Museo Canario – Enero 1899 nº 58:9)

Ya avanzado el siglo XX presenciamos una disminución en el número de

publicaciones pero por el contrario es una época durante la cual aumenta de forma

considerable las colecciones del Museo.

C. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas

Sin embargo, este periodo de cierto cese de publicaciones se termina con la llegada, en

← [Lámina 4] Fotografía

de 1940 donde podemos

ver en la esquina superior

derecha el poblado

troglodita de Tara (Tomada

de la FEDAC y ampliada y

retocada para una mejor

calidad)

19

1940, del Marqués de Lozoya a Canarias18

. Con esta visita comienza a fraguarse un

nuevo rumbo de la arqueología canaria que se plasmaría, tras su regreso a Madrid, con

la integración de nuestras islas en la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas

de recién creación. De este modo se establecen el nombramiento de los diversos

responsables19

: el profesor Elías Serra sería nombrado Comisario de Zona, D. Juan

Álvarez Delgado sería el Comisario Provincial de Tenerife y D. Sebastián Jiménez

Sánchez el de Las Palmas. También se establecieron Comisarios Locales, Insulares, etc.

Uno de estos Comisarios Locales, como ya adelantamos en capítulos anteriores, fue el

presbítero Pedro Hernández Benítez, párroco de la iglesia de San Juan de Telde que fue

llamado al cargo en 1943 por su trayectoria como aficionado a la arqueología. En 1941,

al roturarse unas tierras en un cercado de la finca de Don Andrés Calderín, salieron a la

luz algunos vestigios líticos pertenecientes al pasado aborigen20

. Se encontraron tres

betilos, idolillos principalmente anicónicos que se cree fueron piedras de culto para los

antiguos canarios. Pedro Hernández Benítez las describe como moradas de divinidades

y espíritus, otros estudiosos de tiempos más recientes los relacionen con diversos cultos

fálicos. Pero lo cierto es que aun hoy día no sabemos a ciencia cierta qué función

concreta tenían. Lo que sí se ha comprobado, y es compartido por la mayoría de los

entendidos, es que el conjunto de los ídolos de barro, piedra y hueso que encontramos

por todas las islas canarias se adscribe perfectamente a la tipología de dama de la

fertilidad que se desarrolló en las culturas prerromanas de la cuenca del mediterráneo.

De este modo, pasamos a una descripción sucinta de los betilos encontrados en Tara:

18

NAVARRO MEDEROS, J. F. (1978): «Evolución y desarrollo de las últimas investigaciones

arqueológicas en Gran Canaria» [Resumen de una conferencia pronunciada en el Museo Canario con

ocasión del IV Curso de Iniciación a la Arqueología Canaria] en Aguayro 98:17-21. 19

DIAZ-ANDREU, M y RAMIREZ SÁNCHEZ, M. E. (2001): «La comisaría general de excavaciones

arqueológicas (1939-1955), la administración del patrimonio arqueológico en España durante la primera

etapa de la dictadura franquista» en Complutum 12:325-343. 20

HERNÁNDEZ BENÍTEZ, P. (1958). Telde: (Sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y

religiosos). Imprenta de Telde. Las Palmas. [pp. 24 en adelante].

20

dos de ellos estaban realizados en basalto y contaban con una cara aplanada, el tercero,

de corte más complejo, está tallado en una toba rosácea. En este último podemos

aprecia unos claros trazos antropomórficos que señalan la boca, la nariz, los ojos y las

mejillas de un corte geométrico.

También se encontró, en el mismo terreno, un ara: una enorme losa de fonolita

con un huevo tallado en su centro. Se trata, según Pedro Hernández Benítez, de una

clara llamada a la fecundidad: el huevo como símbolo del renacer, como principio de

vida, es algo que los antiguos canarios podían haber visto en su propio entorno natural.

Todos estos vestigios antiguos llegaron a manos del Comisario Local de Telde que los

conservó en su museo particular. Otros restos de menor calado se encontraron en las

tierras de Andrés Calderín. Cabe destacar algunos morteros, piezas de molino y trozos

cerámicos que también encontraron un lugar en la colección privada del presbítero. Por

otro lado, llegaron a manos de Comisario local otros objetos provenientes de Tara:

botones perforados en V fabricados en barro cocido, pintaderas, amuletos, tahonillas21

,

hachas, fusayolas22

, etc.

Debemos a este presbítero el nombre de las dos cuevas más llamativas del elenco

troglodita de Tara. A la primera la llama “Cueva del Faizag Guanariragua” por ser la

más fastuosa y en la que se supone habitó dicho célebre Faycan:

Tuerto canario, hombre robusto y ancho de miembros, llamado Tarira, astuto y mañoso y

muy valeroso que vivía dos leguas de Gando más al oriente, habitaba cuevas de peña tosca,

cavadas y dentro muy capaces 23

(Gómez Escudero; tomado de HERNÁNDEZ BENÍTEZ, 1958:47)

La cueva citada es descrita minuciosamente: su amplio vestíbulo sumado a sus

numerosas salas dispuestas escalonadamente hacen un total de más de 25 metro de

21

Molinos de mano de tipo africano, compuestos de dos piedras redondeadas, una fija y la otra giratoria. 22

Elementos de barro cocido que servían para tejer. 23

Fragmento de Gómez Escudero llamando Tarira, posiblemente porque vivía en Tara, a este Faycan.

21

profundidad según el presbítero. Sin embargo la segunda cueva, a la que llama “Cueva

de los Guaires”, tampoco escatima espaciosidad. Hacen un total de más de 18 metros de

profundidad si sumamos todo el recinto.

No obstante, el Comisario Local no salió muy bien parado tras su experiencia

arqueológica. Después de haber trabajado muy activamente con el Comisario Provincial

(como veremos en las siguientes líneas), fue acusado y cesado por Julio Martínez Santa-

Olalla el 27 de abril de 195424

. El Comisario Local de Telde fue culpado, según las

acusaciones de Santa-Olalla, de engrosar su colección particular con

excavaciones que llevaba a cabo con el cargo de Comisario Local.

Volviendo al yacimiento de Tara, en parte por el trabajo que hizo

el Comisario Local, en 1944 se organiza una detenida “exploración y excavación”, de

mano del Comisario Provincial de Las Palmas Sebastián Jiménez Sánchez y con la

24

DIAZ-ANDREU, M y RAMIREZ SÁNCHEZ, M. E. (2001): «La comisaría general de excavaciones

arqueológicas (1939-1955), la administración del patrimonio arqueológico en España durante la primera

etapa de la dictadura franquista» en Complutum 12:325-343.

← [Lámina 5]

Una de la

expediciones del

presbítero Pedro

Hernández

Benítez a Tara,

concretamente a

la cueva “del

Faizag

Guanariragua”

[actualmente

llamada cueva

“de la virgen”]

(HERNÁNDEZ,

1958:21)

22

ayuda Pedro Hernández Benítez, en Tara, particularmente en las fincas de Andrés

Calderín25

. Una de las catas sacó al descubierto las ruinas de una vivienda aborigen a 60

cm de profundidad. En su interior se hallaba un trozo de una viga de sabina de 2 metros

carbonizada, grandes piedras sueltas, lajas de 30 cm de ancho por 35 cm de largo y 7 cm

de espesor y resto de carbón. Tras profundizar un poco más en el mismo terreno

encontraron restos de cerámica, asas y caparazones de moluscos

El resto de la finca la encontraron sembrado de vestigios del pasado entre los que

merece la pena destacar: pedazos de pequeños molinos y tapas de molinos; recipientes

de piedra labrada; un mortero; un cuchillo pétreo; un pico; bruñidores; cuchillos-

machetes; asas de cerámica; fragmentos de cuencos, cazuelas, vasos, vasijas, ollas,

bordes; fragmentos de platos; etc.

Las conclusiones que se derivaron de esta concisa indagación fueron múltiples. En

primer lugar, la vivienda encontrada fue una buena fuente de información para conocer

mejor la construcción arquitectónica de los pobladores aborígenes de la isla. Por otro

lado, la gran cantidad de restos, encontrado entre los que destacan los caparazones de

moluscos y la cerámica, confirman lo que nos cuentan las crónicas. Tara se constituyó

como un densísimo poblado aborigen, que bien pudiera haber sido un centro neurálgico

y administrativo de gran importancia. Pero la conclusión más destacada por Sebastián

Jiménez Sánchez es la que se dilucida a raíz de la ingente cantidad de restos cerámicos

que se encuentras en Tara. El Comisario propone este gran poblado aborigen como el

más importante taller alfarero de la isla de Gran Canaria.

25

JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S. (1946): “Tara (Telde)” en «Plan de excavaciones arqueológicas de 1944»

dentro del compendio de Excavaciones arqueológicas en Gran Canaria, del plan nacional de 1942, 1943 y

1944, pp. 139-142. Ministerio de Educación Nacional, Comisaría General de excavaciones arqueológicas.

Madrid.

23

D. Fin de la CGEA y nueva etapa de descontrol

Tras el fin de la 2ª Guerra Mundial, con la caída de los regímenes totalitarios en

centro Europa, el ambiente político en España cambia considerablemente. Las tensiones

ultraderechistas en el seno del Estado se moderan y la falange pierde protagonismo.

Esto repercute en gran medida en la Comisión General de Excavaciones Arqueológicas

que ve el declive de su presencia en el mundo de la investigación desde comienzos de la

década de 195026

. Esto también debe leerse teniendo en cuenta el Auge de los

Catedráticos de Prehistoria y Arqueología, como Martín Almagro, en la investigación

arqueológica en España. Todo ello generó ciertas tensiones en el ámbito académico que

terminaron con el deterioro total de la CGEA y su fin en 1955.

Pese a que tras esto se crea el Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas,

en canarias esta institución no tuvo la eficacia que hubiera sido deseable. La segunda

mitad de los 50 y la década de los 60, años en los que se desarrolla la economía

española convergiendo con Europa y en Canarias el auge del turismo, para el ámbito

arqueológico en las islas se trata de una época de involución. No existió un control

serio de los trabajos y apareció un fenómenos que aún hoy día sigue, aunque en menor

medida. Nos referimos a la actuación descontrolada de coleccionistas, saqueadores,

falsos arqueólogos, etc. Los mal llamados “canariólogos” ven su época dorada y, fruto

de su actuación, se destruyen un inconmensurable número de yacimientos.

Sin embargo, existen contadas excepciones en este funesto periodo y una de ellas

gira en torno al yacimiento de Tara. En 1957, con ocasión del desmonte de un bancal de

cultivo para asentar los cimientos de la actual iglesia de Tara, construcción dirigida por

Néstor Álamo, se encuentra el ídolo pintado de Tara. Según el encargado de la obra, el

señor Perdomo, el ídolo se entregó a Néstor Álamo tras haber sido encontrado. Este

26

DIAZ-ANDREU, M y RAMIREZ SÁNCHEZ, M. E. (2001): «La comisaría general de excavaciones

arqueológicas (1939-1955), la administración del patrimonio arqueológico en España durante la primera

etapa de la dictadura franquista» en Complutum 12:325-343.

24

estudioso analizó la pieza y la donó al Museo canario, posteriormente en el año 1958

publicaría en la Revista de historia Canaria de la Universidad de la Laguna un breve

artículo monográfico dedicado a dicha pieza.

El fragmento recuperado representaba parte del torso y el hombro derecho, con

un brazo apoyado sobre la cadera y con ciertas formas femeninas. Lo más llamativo de

esta pieza es su fino bruñido, que le otorga un brillo particular y su pigmentación

geométrica27

a base de rojo almagre. A la altura de la axila encontramos dos

protuberancias sobre las que aún no se tiene una explicación fehaciente.

Este ídolo es de incontable importancia para el estudio de la sociedad aborigen.

Nos ofrece información acerca de prácticas religiosas, arte y mentalidad. Es único en su

27

Está decorado con dos rayas paralelas a la altura de los hombros. Le sigue una línea angulosamente

zigzagueantes y una decoración de triángulos apiramidados en horizontal. Bajo el pecho encontramos una

decoración de recuadros: tres de ellos rellenados de color y los otros tres sin relleno. A la altura del

vientre encontramos dos triángulos concéntricos en cuyo centro se ve claramente dos puntos circulares y

se adivina un tercero.

[Lámina 6] →

Ídolo pintado de

Tara junto a su

posible

reconstrucción.

(Tomada de

PEINADO, 2009 y

modificado)

25

especie en la isla y a día de hoy no ha aparecido un estudio decisivo que nos explique el

total de las consecuencias que se pueden inferir del mismo. Sin embargo, sí que ha

habido ciertos comentarios de relevancia como el de Frederick Zeuner. Este historiador

ha establecido paralelismos entre dicha figura y el mal llamado “ídolo de Tara”

basándose en las semejanzas de sus formas.

5. Estado actual del yacimiento

Esta etapa de decadencia de la arqueología en canarias terminó con la creación en

1972 de la Comisión de Arqueología en el Museo Canario. Este órgano pretendía volver

a emprender tareas de prospección y excavación. Sin embargo, el yacimiento de Tara no

se encontraba entre sus planes de actuación durante todo su periodo de vigencia. Ni

siquiera con la creación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 1989 se

han hecho trabajos propiamente arqueológicos en las cuevas de Tara, o al menos no ha

quedado constancia de ello. La última actuación sobre el poblado troglodita fue de

limpieza y conservación de las cuevas. Se realizó a principios del siglo XXI, según las

fuentes orales. Estas tareas consistieron en la eliminación de la maleza que crecía en su

entrono, el acondicionamiento interior de las cuevas limpiando eses, basura y restos que

se acumulaban tras años de desamparo. También se apuntaló una cueva amenazada de

derrumbe por la carretera que le pasa por encima, se vallaron algunos recintos y se

cubrieron las entradas de las cuevas con redes para que no anidaran dentro las aves.

Según los vecinos, las tareas se realizaron por arqueólogos locales tras muchas

peticiones enviadas al ayuntamiento teldense y tenían el objetivo último acondicionar el

yacimiento para su posterior visita y disfrute de turistas y escolares.

No obstante, este fin último parece ser que ha quedado en segundo plano.

Actualmente las cuevas se encuentras en condiciones deplorables. La vegetación ha

26

vuelto a brotar y ahora anexiona terreno sin nada que se lo impida. El interior de las

cuevas se ha convertido en morada de insectos, aves, gatos y demás animales, pues las

redes que se pusieron en su momento o se han deteriorado o la mano del hombre las ha

quitado. En los silos donde antes se almacenaban las reservas de grano y pastos ahora

hay polvo y escombros provenientes de las paredes. Parte del techo de la cueva que se

apuntaló, por estar en peligro de derrumbe causado por la carretera que le pasa por

encima, ha caído no hace muchos años. En la misma cueva derruida se pueden encontrar

restos de cerámica, tan sólo oteando la superficie, sin necesidad de alterar el yacimiento.

Las cuevas convertidas en estanques y uno de ellos (el que se rebajó 4 metros) ahora es

un amplio cuarto de aperos. En su interior nos encontramos material de construcción,

basuras de diversa índole y hasta un viejo coche abandonado.

Sin embargo, existe una excepción en todo este caos. Una de las cuevas en la que,

dicen los locales, se apareció la Virgen de la Candelaria (apodada Virgen de Tara). Esta

es la única oquedad que está en regular estado de conservación, pues está cuidada con

mimo. En ella encontramos numerosos ídolos y estatuillas de vírgenes, estampas,

plantas y demás enseres, sin embargo convenimos en que dicha estancia no es apropiada

← [Lámina 7]

Cueva

apuntalada y

semi-derruida

27

para el culto. Pero desgraciadamente la excepción no rompe la regla, y el funesto estado

general de este rico yacimiento desmerece en gran medida su primera impresión.

6. Conclusión

En el presente texto hemos ido viendo la importancia y magnitud de este

yacimiento, la riqueza documental que ha aportado en los escasos trabajos que le han

dedicado tiempo y el nefasto estado actual del mismo. Todo ello nos da una impresión

clara: desinterés institucional. No es ningún secreto el señalar que las tensiones entre el

interés histórico y el de las instituciones están a la orden del día, pero concretamente en

el municipio de Telde es el caballo de batalla. En este municipio se tiene algunos de los

mejores vestigios del los aborígenes canarios, entre los que cabe destacar el poblado de

Tufia, el de Cedro, el de Tara o el yacimiento de Cuatro Puertas. Sin embargo, no existe

ningún museo, centro o espacio que publicite alguno de ellos. Es más, el estado de los

yacimientos en general no se puede calificar de bueno y ni mucho menos están

preparados para hacer un uso social de ellos. Esto, desde nuestro punto de vista, es una

situación que urge cambiar pues el deterioro, cada vez más intensivo, no es reversible y

puede llegar a la destrucción total o parcial de los vestigios, algo que ya está ocurriendo.

Sin embargo, esa es una labor que no nos compete y no puede competernos, sólo nos

limitamos a plasmar el estado de la cuestión.

Por otro lado, y muy en relación a lo anterior, tampoco existe por parte del

colectivo de estudiosos de la historia un interés por este yacimiento, o al menos no se

refleja. No ha quedado constancia de que se hayan realizado excavaciones, a parte de las

dudosamente científicas de Sebastián Jiménez Sánchez, en el poblado troglodita de

Tara. Y, por lo que hemos visto, parece un yacimiento que aún tiene mucho que aportar

al elenco arqueológico de Gran Canaria. También es necesario apuntar que en la

28

vertiente norte de la loma de Tara existen restos de lo que parece ser un asentamiento,

un sitio de culto o una necrópolis. Sin embargo no nos encontramos capacitados para

dar una sentencia clara y decir si son aborígenes o no, simplemente me limito a

describirlos. Se trata de un conjunto de corredores labrados en la toba que comunican

claros en la ladera unos con otros. Estos túneles son aproximadamente de 1,5 m. de alto

por 0,5 m. de ancho y están gravemente afectados por la erosión. Dos de ellos se

encuentran en buenas condiciones y un tercero ha ido derrumbándose y ya sólo se puede

adivinar su forma. Sin embargo estos corredores no es lo único que aflora: se ha

encontrado una galería de 1 m. de alto por 0,5 de ancho que se adentra en la loma

alrededor de 20 metros y podemos encontrar una pequeña estancia de dos metros de

ancho en la mitad del trayecto. Al fondo de dicha cavidad no se ha podido llegar por la

existencia de basuras, que son el resultado de una reciente habitación posiblemente de

indigentes, que imposibilitan el paso. Quiero dejar claro que no se ha encontrado

ninguna referencia de qué son estos corredores y es por ello que no nos aventuramos a

profundizar en el significado de los mismos. Sin embargo, sean o no vestigios de los

aborígenes canarios, creo que se debe realizar un estudio detallado de estas galerías para

aclarar las lagunas que existen en torno a ellas. Pero el desinterés no termina aquí, la

propia loma de Tara, supuesto lugar de habitación por un lado y necrópolis por otro,

tampoco ha sido excavada a pesar del afloramiento claro de rocas basálticas de un

tamaño propio de los túmulos.

Para terminar sólo queda señalar que, tras un buen trabajo de puesta en uso social

el entorno de Tara, sería relativamente sencillo realizar rutas turísticas y demás actos

divulgativos. El barrio de Tara, aunque pequeño, cuenta con un elenco de recursos

patrimoniales bastante interesante. En primer lugar se podría hablar de las cuevas en sí y

hacer una visión de la protohistoria de la isla y de qué papel jugó Tara en ella.

29

Seguidamente se podría visitar los restos de estanques, alpendres y antiguas casas-cueva

para explicar la vida de los campesinos canarios apoyándonos en la visión de los

interesantes bancales y la agricultura que se ha desarrollado en el entorno y que aún se

practica. Podríamos concluir en la fachada de la su recogida iglesia, donde se localiza la

plaza central del pueblo. Pero no sólo en potencia el poblado troglodita de Tara podría

ser un atractivo turístico, sino que cuenta con las infraestructuras básicas para serlo.

Tiene escaleras y barandillas a trabes de las cuales se puede trazar el itinerario, tiene un

idóneo terreno abierto al lado de su iglesia donde se podría construir un museo.

También cuenta con vías de acceso por carretera y con terrenos donde tanto guaguas

como automóviles pueden aparcar. Tiene un recurso muy útil para la realización de un

itinerario turístico: el factor sorpresa. Los recovecos y las esquinas son abundantes y

tras cualquiera de ellas uno puede encontrarse con una cueva, una antigua casa o un

alpendre abandonado. Y sobre todo Tara tiene algo sin lo cual es imposible realizar

cualquier labor: el apoyo ciudadano y la ansias por rehabilitar sus cuevas y su

patrimonio. Lo único que falta es el aval institucional y las ganas de hacer de Tara lo

que se merece.

30

7. Bibliografía

- AYUNTAMIENTO DE TELDE (Ed.) (1988): El patrimonio arqueológico de

Telde. Telde, Gran Canaria.

- Cabildo de Gran Canaria (Ed.) (2001): Guía del patrimonio arqueológico de

Gran Canaria. Cabildo de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria.

- CASTEJÓN, P. (1972): «Faicanes en Ansite» en El Eco de Canarias

9/07/1972:15.

- CHIL Y NARANJO, G. (1876): Estudios históricos, climatológicos y

patológicos de las Islas Canarias, volumen I. Isidro Miranda. Las Palmas de

Gran Canaria. Formato: PDF. Disponible en:

http://bibmdc.ulpgc.es/cdm4/document.php?CISOROOT=/MDC&CISOPTR=57

000&CISOSHOW=56997

[Última consulta: 29 de mayo de 2010]

- CHIL Y NARANJO, G. (1899): «Importancia de la Excavaciones», en El

Museo Canario 58: año IV 1899.Formato: PDF. Disponible en:

http://www.elmuseocanario.com/index.php/es/publicaciones/revista-el-museo-

canario/78-revista-el-museo-canario-ii

[Última consulta: 29 de mayo de 2010]

- CUENCA, J.; GARCÍA, C. y RIVERO, G. (1988): «El guanartemato de Telde,

en la prehistoria de Gran Canaria» en Aguayro 176:32-37.

- DIAZ-ANDREU, M y RAMIREZ SÁNCHEZ, M. E. (2001): «La comisaría

general de excavaciones arqueológicas (1939-1955), la administración del

patrimonio arqueológico en España durante la primera etapa de la dictadura

franquista» en Complutum 12:325-343.

31

- HERNÁNDEZ BENÍTEZ, P. (1958). Telde: (Sus valores arqueológicos,

históricos, artísticos y religiosos). Imprenta de Telde. Las Palmas.

- HERNÁNDEZ, O. (1982): ««Tara», «La Tara»...» en El Eco de Canarias

2/10/1982: 4.

- HERRERA PIQUÉ, A. (1990): Tesoros del Museo Canario. Cabildo Insular de

Gran Canaria. Madrid.

- HERRERO, P. (1974): «Telde, ciudad de arte y de historia» en El Eco de

Canarias 17/09/1974:8.

- JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S. (1946): “Tara (Telde)” en «Plan de excavaciones

arqueológicas de 1944» dentro del compendio de Excavaciones arqueológicas en

Gran Canaria, del plan nacional de 1942, 1943 y 1944, pp. 139-142. Ministerio

de Educación Nacional, Comisaría General de excavaciones arqueológicas.

Madrid.

- JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S. (1946): Relación de los más importantes yacimientos

arqueológicos de los Guanches: canarios prehispánicos de las Islas de Gran

Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Tip. Alzola. Las Palmas de Gran Canaria.

- JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S. (1954): «Xara, Jara, jaraquemada, Valle de Casares y

Llanos de Jerez» en Diario Falange 25/08/1954:6.

- JIMÉNEZ SÁNCHEZ, S. (2006): Descripción Geográfica de Canarias y

especial del grupo oriental. Idea Ediciones. Las Palmas de Gran Canaria.

- JOSÉ FARRUJIA DE LA ROSA, A. y ARCO AGUILAR, Mª (2004): «La

arqueología en canarias durante el régimen franquista: el tema del primitivo

poblamiento de las islas como paradigma (1939-1969)», en Trabajos de

prehistoria 1:7-22.

32

- LÓPEZ GARCÍA, J. S. (1988): «Origen y desarrollo de los cascos históricos de

la comarca de Agáldar: Gáldar y Guía» en MORALES PADRÓN, F. (Coord.):

VI Coloquio de Historia Canario-Americana, Tomo II (primera parte), pp. 299-

326. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria y Gobierno de Canarias. Las

Palmas de Gran Canaria.

- MARÍN DE CUBAS, A (1694): Historia de las siete islas de Canaria [reedición

de Ángel de Juan Casañas y María Régulo Rodríguez en 1986; proemio de Juan

Régulo Pérez; notas arqueológicas de Julio Cuenca Sanabria]. Real Sociedad

Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria. Las Palmas.

- MARTÍN DE GUZMÁN, C. (1984): Las culturas prehistóricas de Gran Canaria.

Exmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid-Las Palmas.

- MARTÍN RODRÍGUEZ, F. G. (1986): La primera imagen de Canarias; Los

dibujos de Leonardo Torriani, pp. 91. COAC. Tenerife.

- MIRANDA VALERÓN, J. y NARANJO RODRÍGEZ, R. (1996): «Tara» en

Aguayro 219:2.

- MORALES ADRÓN, F. (1993): Canarias: crónicas de su conquista. Cabildo

Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria.

- MORÁN RUBIO, I. (1990): «Doctor Gregorio Chil y Naranjo» en Guía

Comercial de Telde 4: 45-46.

- MUSEO CANARIO y GOBIERNO DE CANARIAS (1988): La arqueología en

Gran Canaria durante el Comisariado de Excavaciones Arqueológicas, 1940-

1965. Museo Canario y Gobierno de Canarias, Viceconsejería de Cultura y

Deportes (Ed.). Las Palmas de Gran Canaria.

- NAVARRO MEDEROS, J. F. (1978): «Evolución y desarrollo de las últimas

investigaciones arqueológicas en Gran Canaria» [Resumen de una conferencia

33

pronunciada en el Museo Canario con ocasión del IV Curso de Iniciación a la

Arqueología Canaria] en Aguayro 98:17-21.

- NUEZ, A. de la (1988): «Dominik J. Wölfel, centenario de un investigador que

dedicó gran parte de su vida a Canarias» en Aguayro 176:6-11.

- ONRUBIA PINTADO, J [et al.] (2000): Ídolos canarios: catálogo de terracotas

prehispánicas de Gran Canaria. El museo Canario. Las Palmas de Gran Canaria.

- OSORIO ACEVEDO, F. (2003): Gran diccionario guanche: el diccionario de la

lengua de los aborígenes canarios. CajaCanarias: Centro de la Cultura Popular

Canaria. Tenerife.

- PEINADO RODRIGUEZ, F. L. (2009): «El mal llamado Ídolo de Tara» en

Pintadera, blog sobre arqueología de Gran Canaria. Formato: HTML.

http://pintaderacanaria.blogspot.com/2009/01/el-llamado-idolo-de-tara.html

[Última consulta: 29 de mayo de 2010]

- RAMÍREZ SÁNCHES, M. (2000): Aproximación historiográfica a la

investigación arqueológica en Canarias, la Comisaría Provincial de

Excavaciones Arqueológicas de Las Palmas (1940-1969). ADECAP. Porto,

Portugal.

RAMÍREZ SÁNCHES, M. (2004): «Gregorio Chil y Naranjo» en Zona

Arqueológica (Ejemplar dedicado a: Pioneros de la arqueología en España (del

siglo XVI a 1912)) 3:209-214.

- RODRÍGUEZ DORESTE, J. (1977-1979):«El Museo Canario, pionero en la

busca de nuestra identidad» en El Museo Canario 38I-40:377-379.

- RODRÍGUEZ QUINTANA, Y. [et al.] (2008): El patrimonio troglodítico de

Gran Canaria. Asociación Insular de Desarrollo Rural de Gran Canaria. Las

Palmas de Gran Canaria.

34

- SÁNCHEZ RODRÍGEZ, J.: “Periodo evangelizador. 1344-1519”, «La iglesia en

las islas Canarias» en VI Centenario de la Diócesis Canariense-Rubicense

(Diócesis de Canaria). pp. 3-5.

- TORRIANI, L.: “De la ciudad de Telde” en Descripción e historia del reino de

las Islas Canarias: antes Afortunadas, con el parecer de su fortificaciones

[traducción del italiano, con introducción y notas, por Alejandro Cioranescu en

1978], pp. 169-170. Goya. Santa Cruz de Tenerife.

- Wölfel, D. J. (1996): Monumenta linguae Canariae [revisión y redacción de la

obra, después de la muerte del autor: Alois Closs ; biografía del autor, Ferdinand

Anders ; traducción, Marcos Sarmiento Pérez]. Dirección General de Patrimonio

Histórico. Santa Cruz de Tenerife.

8. Anexo

A. Herramientas utilizadas

- Faro, Jable, Dialnet, diversos buscadores de internet, etc.

- Fondo de la biblioteca de la ULPGC.

- Biblioteca de la Casa de Colón.

- Biblioteca de San Juan, Telde.

- FEDAC.

- Memoria digital de Canarias.

- Google Earth

- Museo Canario.

- Entrevistas abiertas a los habitante de Tara. Cabe destacar la

colaboración de Constitución García Rodríguez y Agustín.

B. Láminas

35

[Lámina 8] betilos hallados por el presbítero Pedro Hernández Benítez (HERNÁNDEZ, 1958:2)

[Lámina 9] Antiguo alpendre abandonado a la izquierda y casa cueva reutilizada a la derecha

36

[Lámina 10] Cueva-estanque con restos de red protectora

[Lámina 11] Contrafuertes del estanque

37

[Lámina 12] Estado de las vallas que rodean uno de los conjuntos trogloditas

[Lámina 13] Entrada de una de las cuevas más espaciosas

38

[Lámina 14] Interior de la cueva

[Lámina 15] Cámaras laterales de las cuevas

39

[Lámina 16] Estado actual de “La Cueva del Fayzag Guanariragua” en la que vemos los adornos de los locales

[Lámina 17] Antigua cueva transformada en alpendre que actualmente se encuentra en ruinas

40

[Lámina 18] Grieta en la carretera que pasa sobre una de las cuevas

[Lámina 19] Cueva apuntalada que está debajo de la carretera de la Lámina 19

41

[Lámina 20] Cerámica encontrada dentro de la cueva vista en la Lámina 20

[Lámina 21] Anverso de una cerámica pigmentada

42

[Lámina 22] Reverso de la cerámica pigmentada

[Lámina 23] Restos de un estanque y la cueva que acogía el agua

43

[Lámina 24] Interior de la cueva vista en Lámina 24 donde se ven las construcciones realizadas y la rebajación

que se hizo

[Lámina 25] Marcas de pico realizadas en la cueva vista en la Lámina 25

44

[Lámina 26] Interior de la cueva vista en la Lámina 25 donde apreciamos los restos de un coche abandonado