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Sin excusas, la intención de este libro es advertir a tanta gente como sea posible acerca de la abundante evidencia bíblica de que el fin del

mundo ya está casi aquí. El fin del mundo será ese momento

asombroso y terrible cuando Jesucristo, el gobernante supremo

de la humanidad, consumará el proceso del juicio que comenzó en

el Jardín del Edén cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios.

¡Ya Casi Llegamos! (Spanish- We Are Almost There) Por Harold Camping

Todos los derechos quedan reservados, incluyendo el derecho de reproducción en todo o en parte y en cualquier forma.

Publicado e impreso por Family Stations, Inc. Oakland, California 94621, U.S.A.

En el Internet: www.familyradio.com 07-01-08

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¡Ya Casi Llegamos!

Índice

Prefacio ....................................................................................................... v

Capítulo 1. La Gloriosa Palabra de Dios ................................................ 1

La Ley Escrita de Dios ................................................................... 2 El Tercer Período de Revelación .................................................... 3 La Interpretación Bíblica ............................................................... 4 Finalmente, una Revelación Completa del Plan Divino de Salvación ................................................................................... 5

Capítulo 2. La Biblia Da la Cronología de la Historia .......................... 8

La Revelación Gradual del Plan Divino de Salvación es la Cronología de la Historia ....................................................... 9 Israel y los Años desde 1447 A.C. hasta el 33 D.C. ..................... 10 El Comienzo de la Era de la Iglesia ............................................. 13 La Biblia Anticipa una Iglesia Defectuosa .................................. 14 El Problema de Satanás dentro de las Iglesias ............................. 16 ¿Es la Biblia en su Totalidad la Palabra Infalible de Dios? ......................................................................... 18 Habría un Final de la Era de la Iglesia ......................................... 20

Capítulo 3. El Plan de Dios para Demorar la Comprensión del Fin ........................................................................... 22

Este es el momento de Entender .................................................. 24 Los Momentos Cruciales Importantes de la Cronología están relacionados con los Días de Fiestas Ceremoniales ........... 30 La Exactitud de los Eventos Importantes de Salvación ............... 34 Dios Usó el Templo para Ilustrar la Verdad Espiritual ................ 35 La Dedicación del Templo Da Información Importante con Respecto al Tiempo ...................................................................... 36 El Octavo Día, el 21 de Octubre del 2011 ................................... 38 Otra Mirada a la Fiesta de los Tabernáculos ................................ 39

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Capítulo 4. Comenzamos Nuestra Búsqueda de la Cronología del Fin .......................................................................... 42

La Fecha del Final de la Era de la Iglesia .................................... 49

Capítulo 5. ¿Es Exacta Nuestra Comprensión de la Cronología de la Historia? ........................................................... 56

El Trece Milésimo Aniversario del Mundo .................................. 59 Un Día es como Mil Años ............................................................ 64 Los Cinco Meses Finales ............................................................. 66 Más Información Increíble ........................................................... 67 De la Expiación al Rapto: 722,500 Días ...................................... 69 Más Pruebas ................................................................................. 70 El Proceso del Juicio de Dios Continúa Mientras una Gran Multitud es Salva .......................................................... 71

Capítulo 6. ¿Hay Esperanza para Mí? .................................................. 73

Aquellos Que Nunca Han Oído .................................................... 75 Aquellos Que Han Oído la Palabra pero que Son Burladores ............................................................................. 75 Aquellos Que Humildemente Creen que la Biblia tiene que Ser Obedecida ............................................................... 77

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Prefacio

Sin excusas, la intención de este libro es advertir a tanta gente como sea posible acerca de la abundante evidencia bíblica de que el fin del mundo está casi aquí. El fin del mundo será ese momento asombroso y terrible cuando Jesucristo, el gobernante supremo de la humanidad, consumará el proceso del juicio que comenzó en el Jardín del Edén cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios.

Todos y cada uno de los individuos que no son salvos experimentarán toda la ira de Dios. Si Cristo no ha pagado el castigo que le corresponde a usted pagar por sus pecados, usted experimentará la plenitud de la ira de Dios.

A nadie le gusta hablar de esta clase de información. Nada podría ser más desalentador. Es muchísimo más fácil vivir negando todo eso, abrigando secretamente la esperanza de que toda esta conversación sobre el día del juicio no es más que palabras que no deben tomarse seriamente.

Sin embargo, cuando comprendemos que la Biblia es enteramente fiel y autorizada, se nos manda a decirle al mundo todo lo que la Biblia enseña con respecto a ese asombroso evento. Los verdaderos creyentes en Cristo no tienen opción. Ellos tienen que advertir al mundo del juicio inminente. Al profeta Jonás, por ejemplo, Dios le ordenó que fuera a Nínive para advertir a esa malvada ciudad que en 40 días, Dios los destruiría. A Jonás no le alegraba en lo más mínimo tener que llevar esas noticias terribles a Nínive, pero así y todo obedeció. De manera maravillosa, el pueblo de Nínive se arrepintió y humildemente suplicó a Dios, esperando que Dios tuviera misericordia de ellos. Y Dios se compadeció de ellos, y no destruyó su ciudad.

La situación actual es la misma, pero hoy en día, el mundo entero está implicado. El tiempo es de menos de cuatro años, en lugar de 40 días. Si bien la ciudad entera de Nínive se arrepintió, el mundo entero de nuestros días no se arrepentirá. Sin embargo, la buena noticia es que la Biblia declara que una gran multitud, la cual ninguno puede contar, implorará humildemente a Dios pidiendo misericordia, y a una gran cosecha de personas, a quienes Dios ha escogido salvar, se les dará vida eterna, y escaparán del juicio de Dios, el cual merecen por causa de sus pecados.

Una afirmación muy común que hacen especialmente aquellos que son miembros de las iglesias locales, es que Cristo vendrá como ladrón en la noche. Por esa razón, ellos alegan que ninguno debería estar interesado en tratar de saber lo que Dios dice en la Biblia acerca de cuando ocurrirá el fin del mundo.

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Estas amadas personas tienen razón. La Biblia enseña que para mucha gente, Cristo vendrá como ladrón en la noche. Leemos en I Tesalonicenses 5:2-3:

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

Pero cuando la Biblia dice en los versículos 4-6:

Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

Estos versículos enseñan que hay dos clases de personas en este mundo que entienden que este mundo llegará a su fin, y que en ese momento Dios separará los salvados de los que no son salvos. Ambos grupos saben que los que no son salvos experimentarán toda la ira de Dios y que aquellos que han llegado a ser salvos estarán para siempre con Cristo en la felicidad y gloria más grandes.

Uno de los grupos incluye a muchas personas que creen que son salvas, cuando en realidad no lo son, las cuales no están conscientes de que, en nuestros días, Dios ha revelado en la Biblia una gran cantidad de información que se refiere a la cronología de los eventos de la historia hasta llegar al fin del mundo, y no se interesan por tratar de aprender todo lo que la Biblia enseña. Confían en que han llegado a ser salvos, y por tanto, les da igual saber o no realmente cuándo vendrá Cristo. Para ellos, El vendrá como ladrón en la noche. Pero tristemente, estos versículos enseñan que cuando Cristo venga, “destrucción repentina” vendrá sobre ellos. Por su falta de interés en querer saber cuanto sea posible acerca de lo que enseña la Biblia, están demostrando que no son salvos, y que todavía están sujetos a la ter-rible ira de Dios.

Pero también hay mucha gente que, debido a su amor y respeto por la Biblia, han aprendido que ésta da mucha información acerca de la cronología de la historia, y por esa razón, han aprendido muchísimos detalles con respecto a los eventos de los tiempos del fin, así como el horario de esos eventos. La Biblia se refiere a ellos como “atalayas” (Ezequiel 33:2-9),

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porque ellos tienen la habilidad de advertir a los no salvos del mundo del inminente fin del mundo, el cual está tan próximo.

Este libro fue escrito con la esperanza de que usted también llegue a comprender la absoluta seriedad de la difícil situación en la cual se encuentra el mundo. No es posible cambiar el plan de Dios para el fin del mundo. Sin embargo, sí es posible que usted también pudiera ser uno de aquellos que escapará de la ira de Dios por la misericordia de Su maravillosa salvación.

En este libro examinaremos brevemente cuáles han sido las acciones que Dios ha llevado a cabo a través de la historia del mundo en la medida en que Él ha ido revelando Su plan de salvación para el mundo. Haremos hincapié de manera particular en el período final de la historia de la tierra, cuando dos grandes eventos están sucediendo simultáneamente. Estos eventos son la consumación del proceso del juicio de Dios, y la salvación de la gran multitud de personas, la cual nadie podía contar.

En este libro se dan muchas fechas de varios eventos históricos y también futuros. A aquellos que deseen verificar más aun las evidencias Bíblicas para estas fechas, y precisar los detalles de la información acerca de los eventos que se identifican con estas fechas, se les invita a llamar o escribir a Family Radio solicitando libros gratuitos que muestran que toda la información ha surgido de la Biblia, y no es fruto de la especulación ni de conjeturas de ninguna clase. Los libros incluyen los títulos siguientes:

El Tiempo Tiene Un Final

El Final de la Era de la Iglesia y Después

El Trigo y la Cizaña

Principios Fundamentales del Estudio Bíblico

Tengo la Esperanza de Que Dios Me Salve

Adán, ¿cuándo?

La Armonía Perfecta de los Números de los Reyes Hebreos.

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Capítulo 1. La Gloriosa Palabra de Dios

Para entender la idea asombrosa de que el mundo está muy próximo al final del tiempo es necesario tener una clara comprensión de la naturaleza y autoridad de la Palabra de Dios, la Biblia. La Biblia presenta los principios fundamentales que deben ser obedecidos para poder recibir la verdad de Dios. Estos principios deben estar totalmente asentados en la mente de todo aquél que desee entender esta asombrosa idea.

La Biblia es la Palabra de Dios. En los lenguajes originales de la Biblia, principalmente Hebreo y Griego, cada palabra, y cada letra de cada palabra, proviene de la boca de Dios. Por tanto, la idea de que algún ser humano, o alguna institución eclesiástica, tenga alguna autoridad sobre cualquier palabra o frase en los lenguajes originales de la Biblia jamás debe tolerarse. Dios ha protegido las copias más antiguas de los manuscritos originales Hebreos y Griegos de un modo tal, que nosotros podemos estar seguros de que poseemos la Palabra de Dios original, directamente de Su boca. Los manuscritos usados en la traducción inglesa “King James” (y en el idioma español la “Reina-Valera”), y otras traducciones de esa época, son los manuscritos que Dios ha preservado. Ciertamente, el maestro Bíblico serio, cuando estudia cualquier enseñanza de la Biblia, siempre debería verificar el trabajo del traductor y hacer las correcciones que sean necesarias, en caso de que se requiera hacer alguna.

La Biblia en su totalidad es el libro de la ley suprema de Dios, y tiene que ser meticulosamente obedecida por todos y cada uno de los seres humanos. Siendo el libro de la ley de Dios, la Biblia establece que el castigo de la eternal condenación les será impuesto a todas y a cada una de las personas que violan la ley de Dios en cualquier manera (Romanos 6:23; Santiago 2:10).

La Biblia es el mensaje de salvación de Dios. Es decir, incluida en la ley de Dios está la magnífica noticia de que Dios mismo, en la persona del Señor Jesucristo, vino a ser el sustituto, o el que tomó el lugar, de todos aquellos a quienes Dios había escogido para ser salvos del castigo del pecado que es la eterna condenación, a favor de los cuales, El padeció el castigo de la ira de Dios.

La Biblia es su propio diccionario y comentario. Todas y cada una de las palabras, oraciones, conceptos, etcétera, tienen que ser interpretados examinando el uso de esas mismas palabras o conceptos tal como se encuentran en otras partes de la Biblia. Ninguna conclusión tocante a cualquier doctrina de la Biblia debería ser aceptada hasta haber sido comprobada cuidadosamente en toda la Biblia para corroborar que armoniza totalmente

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con cada una de las otras verdades de la Biblia. Dios manda en I Corintios 2:13:

Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

La Ley Escrita de Dios

Por Su misericordia, Dios ha provisto una copia escrita de la ley de Dios. Esa ley escrita es la Biblia, la Palabra de Dios. La ley es también el pacto de Dios con la humanidad, y se la conoce también como el Evangelio y como Antiguo y Nuevo Testamentos. De esta manera, cuando la Biblia usa las palabras “ley” o “mandamientos”, o “testamento”, o “Evangelio”, o “pacto”, o “Palabra”, todos esos términos se refieren únicamente a la Biblia, y todos ellos son sinónimos.

La Biblia fue dada a la humanidad en dos partes bien definidas, pero por la manera en que Dios escribió la Biblia, las verdades de la misma han sido reveladas a la humanidad en tres partes.

La primera parte de la Palabra escrita que Dios proveyó fue el Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento comenzó a escribirse en el año 1447 A.C. cuando Dios le dio a Israel los diez mandamientos junto con muchas otras leyes. Al mismo tiempo, dentro de este pacto o libro de la ley, El escribió muchas verdades concernientes a la creación, la entrada del pecado en el mundo, y el diluvio de la época de Noé, así como muchos mandatos que hacían hincapié en la necesidad que tiene el género humano de un Salvador. Dios continuó escribiendo el Antiguo Testamento hasta el año 391 A.C.

Sin embargo, Dios escribió el Antiguo Testamento de manera tal que un número enorme de verdades e información incluidas en la escritura del Antiguo Testamento fueron reveladas de manera vaga a la humanidad. Además, debido a que la invención de la imprenta no tuvo lugar hasta siglos después que fuera escrito el Antiguo Testamento, casi no existían copias auténticas de la primera parte de la Biblia. Poco después, unas cuantas copias de la primera parte de la Biblia estuvieron disponibles.

Dios comenzó a escribir la segunda parte del pacto, llamada Nuevo Testamento, cerca del año 33 D.C. y la concluyó alrededor del año 95 D.C. Esta segunda parte proveyó una gran cantidad de verdad que ayudó a hacer algo más comprensible el Antiguo Testamento. Esto se debe principalmente a que el Nuevo Testamento dio mucha información acerca de Jesucristo el Salvador, cuando El, literal y realmente, sufrió la ira de Dios en lugar de todos aquellos a quienes El planeó salvar. No obstante, el Nuevo Testamento,

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al igual que el Antiguo Testamento, fue escrito por Dios de una manera tal que muchas verdades que en él se exponen permanecieron ocultas para los creyentes verdaderos de la era de la iglesia. 1

Así que, aun cuando la Biblia fue un pacto o libro de leyes escrito y concluido por casi 2,000 años, muchas verdades muy importantes dispersas a través de toda la Biblia nunca le fueron reveladas ni aun al teólogo más dedicado y temeroso de Dios aunque éste fuera un hijo de Dios. Estas doctrinas misteriosas o escondidas se relacionan especialmente con una interpretación precisa y exacta de la fijación del tiempo y la naturaleza del programa de Dios para la salvación, y también, con los eventos trascendentales que habrían de ocurrir durante los 23 años finales de la historia del mundo.

El Tercer Período de Revelación Sin embargo, en estos días, tan cerca ya del fin del tiempo, Dios, por

tercera vez, está revelando mucha verdad adicional que siempre ha estado en la Biblia, pero que permaneció siendo un misterio a través del tiempo. Por tanto, es casi como si Dios le hubiera hecho una adición al Antiguo y Nuevo Testamentos y nos la hubiera dado, aunque, por supuesto, la Biblia no ha sido ampliada. Ciertamente, ninguna palabra nueva le ha sido agregada. La Biblia que usamos hoy, en los lenguajes en los cuales fue originalmente escrita, es exactamente la misma Biblia que fue concluida hace alrededor de 1,900 años. Es simplemente que ahora que Dios ha abierto nuestro entendimiento a la mayoría de las verdades que previamente habían estado ocultas, toda la gloria del Evangelio se hace patente. En Hebreos 8:8, la Biblia declara:

Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto.

En este versículo, la frase “estableceré un nuevo pacto” debería haber sido traducida como “daré el toque final a un nuevo pacto”. El nuevo pacto es el Nuevo Testamento de la Biblia, pero es al final del tiempo, en nuestros días, que Dios está dándole el toque final a nuestro entendimiento de ese pacto, abriendo nuestros ojos a muchas verdades nuevas que siempre han estado en la Biblia, pero que ahora nos están siendo reveladas a fin de que podamos entenderlas. Es como si Dios estuviera dándole el toque final a

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la escritura del pacto, el cual es la Biblia. Esto está exactamente de acuerdo con un versículo tal como el de Daniel 12:9:

El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.

La Interpretación Bíblica

Es realmente triste que prácticamente todas y cada una de las iglesias a través del mundo entero no puedan entender muchas verdades de la Biblia. Y eso se debe a que ellas no obedecen las instrucciones que da la propia Biblia en cuanto a cómo interpretarla. Además, es muy posible que la mayoría de los maestros Bíblicos no entiendan que cada palabra en los lenguajes originales de la Biblia proviene de la boca de Dios, y por lo tanto, es sobremanera importante y más que exacta.

El método hermenéutico Gramático-histórico de interpretación Bíblica de manufactura humana que cuenta con el apoyo de prácticamente toda iglesia, denominación, seminario, etcétera, debe ser totalmente rechazado. El verdadero método Bíblico de interpretación de la Biblia está basado en el hecho de que la propia Biblia enseña que ella es un libro espiritual escrito de manera terrenal, y al estar escrito por Dios cada evento histórico, y cada conversación, y cada incidente registrado en la Biblia, es absolutamente verdadero y confiable. Sin embargo, debido a que estas declaraciones literales e históricas, también deben ser entendidas espiritualmente, el mensaje verdadero y definitivo que Dios está dándole a la humanidad en la Biblia no será comprendido hasta que la enseñanza espiritual del versículo que está siendo estudiado haya sido encontrada

Jesús habló de este principio hermenéutico en Marcos 4:33-34, donde leemos:

Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo.

Jesús es la mismísima esencia de la Palabra de Dios. Leemos en Juan 1:14 que la Palabra (el Verbo) se hizo carne y habitó entre nosotros. Por tanto, el principio que establece que se debe buscar el significado espiritual de cada palabra y frase registradas en la Biblia se aplica a toda la Biblia por cuanto es con toda la Biblia que Cristo se identifica. La Biblia es la Palabra de Dios. Cristo es la Palabra de Dios. Y puesto que la Biblia es el libro de Dios, el estudiante de la Biblia debe buscar ayuda del Espíritu Santo, que es

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el Propio Dios. Sólo Dios puede traer verdad a nuestros corazones (Juan 16:13). Cualquier conclusión espiritual debe ser cuidadosamente examinada por el estudiante de la Biblia para estar seguro de que está enteramente en armonía con todas las demás verdades que la Biblia enseña.

El principio anterior de que Cristo habló en parábolas, y que sin parábola El no hablaba, parece ser el medio principal que Dios usa para ayudar a los creyentes verdaderos a entender más la Biblia. Pero también parece ser el medio principal por el que Dios ciega a aquellos que acuden a la Biblia con sus propias ideas preconcebidas. Este principio está expuesto en Marcos 4:11-12, donde Dios dice:

Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.

Por ejemplo, cualquiera que sigue el método hermenéutico gramático- histórico de confección humana, el cual es utilizado por todo el mundo eclesiástico, no podrá entender correctamente muchas verdades importantísimas de la Biblia, incluyendo las enseñanzas de la Biblia con respecto al final de la era de la iglesia y al hecho de que los verdaderos creyentes pueden conocer mucho acerca del horario y de los detalles del fin del mundo.

Finalmente, una Revelación Completa del Plan Divino de Salvación

Hay tres áreas especialmente importantes de la verdad que se hacen evidentes ahora que Dios está abriendo nuestros ojos a mucha verdad nueva que a lo largo de la era de la iglesia no fue bien comprendida.Estas áreas son las siguientes: (1) La naturaleza y la fijación del tiempo del plan de salvación de Dios. (2) Los detalles del tiempo del fin, que incluyen la cronología de los eventos históricos. (3) La naturaleza y carácter del plan de Dios en relación con el juicio.

En este estudio, nos concentraremos muy poco en la naturaleza del plan de salvación de Dios, pero sí nos concentraremos intensamente en detalles del tiempo del fin. La naturaleza y carácter del plan del juicio de Dios serán tratados en un libro posterior.

En Hebreos 8:10-11, Dios nos instruye:

Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel: Después

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de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

Estos versículos enfocan especialmente al plan de salvación de Dios. A lo largo de la era de la iglesia, la enseñanza predominante de la mayor parte de iglesias Bíblicas era decirles a los hermanos y hermanas de las congregaciones cómo podrían estar seguros de ser salvos o cómo ellos podrían llegar a ser salvos. Un análisis cuidadoso de las enseñanzas de estas denominaciones muestra invariablemente que ellas incluían el requisito de que el individuo que buscaba salvación hiciera alguna contribución.Estas contribuciones podrían incluir acciones tales como el bautismo en agua, la profesión pública de fe, el acto de aceptar a Cristo, la participación de la Eucaristía o de la mesa de comunión, o elevar cierta clase de oración. En prácticamente todos los casos, había una violación definida de la ley de Dios, la cual estipula claramente que toda la obra para salvar a una persona fue hecha por Cristo, mucho antes que esa persona naciera. 2

En Hebreos 8:10-11 anteriormente citado, Dios enfatiza que una vez que ocurra la revelación plena de la Biblia, la enseñanza acerca de la salvación en el mundo será totalmente Bíblica. A los seres humanos no se les enseñará cómo pueden llegar a ser salvos, sino que la salvación es totalmente obra de Dios (Efesios 2:8-9). Dios estará salvando una gran multitud que puede ser que en realidad entienda muy poco de la Biblia. Intentaremos presentar un bosquejo simple de la enseñanza Bíblica con respecto a la salvación de la gran multitud, la cual nadie puede contar, la cual está siendo salva en nuestros días.

1. La Biblia ordena que los verdaderos creyentes anuncien el Evangelio en todo el mundo.Dios ha guiado el desarrollo de las comunicaciones a nivel mundial, tales como la radio y el Internet, para hacer posible que todas las personas del mundo oigan el Evangelio.

2. En la providencia misteriosa de Dios, muchos que conocen poco o nada acerca de la verdad Bíblica comenzarán a darse cuenta de lo siguiente:

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a. Que son pecadores que están caminando hacia un futuro terrible en el cual serán castigados por sus pecados.

b. Que la Biblia, de la cual ellos están oyendo y a la cual han comenzado a escuchar, debe venir de Dios, y por lo tanto, empiezan a tratar de obedecer sus mandatos.

c. Se enteran de que el día del juicio está muy cercano, pero que Dios está salvando a mucha gente.

d. Comienzan a darse cuenta de que pueden y deben clamar a Dios pidiendo misericordia, esperando que Dios quizás les salve.

Esta es la situación actual en el mundo, mientras cada vez más personas están llegando a ser salvas únicamente por medio de la acción de Dios. Cuando Dios salva a un individuo, le da una nueva alma, eterna y resucitada. Y por esa razón, ese individuo tiene un deseo intenso y continuo de ser obediente a la Biblia. El tremendo incremento del número de personas que están siendo salvas hoy en día, según dice la Biblia (Apocalipsis 7:9- 14), ciertamente tiene relación con el hecho de que Dios está revelando ahora muchísimas verdades de la Biblia que las generaciones anteriores no conocieron.

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Capítulo 2. La Biblia Da la Cronología de la Historia

Por medio del estudio cuidadoso de toda la Biblia, hemos aprendido que la Biblia no es solamente un libro de leyes que expone todas las leyes por medio de las cuales Dios gobierna a la humanidad entera, sino que también es un libro dado a los seres humanos para que puedan conocer la Cronología Divina de la Historia. Leemos en Eclesiastés 8:5-7:

El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?

En estos versículos, la palabra “juicio” es sinónimo de la palabra “ley”. Por tanto, aquí se enseña que, por medio del estudio de la Biblia, el creyente verdadero no sólo aprende las leyes de Dios, particularmente en cuanto a su relación con el proceso del juicio de Dios, sino que también aprende mucho acerca de la cronología de Dios para la tierra.

Por esa razón, el creyente verdadero puede conocer mucho acerca de la cronología de la historia, incluyendo muchas verdades con respecto a la fijación del tiempo del fin del mundo. Sin embargo, para aquellos que no siguen el método bíblico para la interpretación de la Biblia, Cristo vendrá como ladrón en la noche. En un instante, su infelicidad se verá enormemente agravada cuando se den cuenta, demasiado tarde, que ha llegado el fin del mundo. Ya no habrá más misericordia, ni gracia, ni salvación para los que no son salvos. Por eso, leemos en I Tesalonicenses 5:2-7:

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

Y leemos en Apocalipsis 3:3:

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Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

En estos versículos, Dios nos está enseñando que los que leen la Biblia se dividen en dos tipos de personas. Aquellos que están satisfechos con la comprensión que tienen actualmente acerca de su relación con Dios. Ellos saben que algún día el mundo terminará, pero entienden que sólo Dios conoce cuándo vendrá el día postrero. Por eso piensan que la humanidad no necesita preocuparse por esto. Para ellos ciertamente Cristo vendrá como ladrón en la noche. Sin embargo, para estos individuos, Su venida será para destruirlos ¡Qué terrible!

Por otro lado, hay algunos que han llegado a darse cuenta de que Dios nos ha dado mucha información en la Biblia con respecto a la cronología de la historia. Por esa razón, ellos han aprendido mucho de la Biblia acerca de cuándo tuvo lugar la creación del mundo y muchísimos eventos más que están registrados en la Biblia. También han aprendido mucho acerca de la cronología exacta del fin del mundo. Para ellos, el momento en que ocurrirá el fin del mundo no será algo inesperado.

La Revelación Gradual del Plan Divino de Salvación es la Cronología de la Historia

La Biblia enseña cómo Dios le ha dado el mensaje del Evangelio a la raza humana a través de la historia. El Evangelio incluye toda la Biblia. Por eso, cuando estudiamos la Biblia cuidadosamente,, aprendemos que la revelación gradual del plan de Dios para la salvación es la Cronología de la Historia.

Durante los primeros 9,500 años de la historia del mundo, Dios no usó ningún tipo de organización terrenal para representar el Reino de Dios en este mundo. Durante ese período de tiempo, Dios siempre obró por medio de creyentes individuales que fueron los representantes de Su reino. Abel; Enoc, que fue llevado al cielo; Noé y su familia, Abraham, Isaac, Jacob, y José son nombres que Dios registró en la Biblia como representantes del reino de Dios.

A medida que estudiamos la Biblia cuidadosamente, descubrimos que el mundo fue creado hace casi 13,000 años. 3 La Biblia es muy exacta, y por eso, cuando armonizamos el calendario Bíblico con nuestro calendario moderno, sabemos que el año de la creación fue el 11,013 A.C.

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Con toda probabilidad, durante los primeros 9,500 años de la historia de la tierra, pocos individuos llegaron a ser salvos. En la época de Noé, por ejemplo, en todo el mundo existente en el año 4990 A.C., cuando Dios destruyó el mundo con el Diluvio, no hubo más que ocho personas que fueron salvas.

Israel y los Años desde 1447 A.C. hasta el 33 D.C.

Sin embargo, en el año 1447 A.C., Dios efectuó un gran cambio en Su método de representar el reino de Dios en esta tierra. En ese año, Dios comenzó a utilizar a la nación de Israel como representante del reino de Dios. Fue en el año 1447 A.C. cuando Israel, bajo el liderazgo de Moisés, salió de su esclavitud en Egipto. La nación de Israel estaba compuesta por los descendientes de Abraham, que había nacido hacía más de 700 años. Abraham nació en el año 2167 A.C. y era oriundo de Ur de los Caldeos o Babilonia. En el año 2092 A.C., él y su esposa Sara, obedeciendo el mandato de Dios, salieron hacia la tierra de Canaán. Ellos marcaron el comienzo de la nación de Israel, y la tierra de Canaán fue usada por Dios como una representación terrenal del reino de Dios.

La nación de Israel, junto con la tierra de Canaán, pasó a ser el centro de la revelación del plan de salvación de Dios durante el período de los 2,100 años que precedieron al nacimiento de Cristo. De hecho, Jesús el Hijo de Dios recibió Su naturaleza humana como descendiente directo de Abraham.

Por el año 1447 A.C., los descendientes de Abraham, que fueron llamados Israel, habían crecido hasta llegar a ser una nación posiblemente de casi dos millones de personas. Fue en ese año cuando ellos salieron de la esclavitud en Egipto. Y durante los 1,480 años siguientes, Israel fue llamado el pueblo de Dios. A ellos les fueron entregadas muchas leyes de Dios, y se convirtieron en los representantes externos del reino de Dios en la tierra.

Dios le dio a la nación de Israel un país, la tierra de Canaán, llamada también la tierra de Israel, como lugar para vivir, y les dio un templo, y sinagogas donde adorar. Les dio leyes, a las cuales llamamos teológicamente leyes ceremoniales, que los israelitas tenían que obedecer por cuanto ellas apuntaban hacia Jesucristo, el Mesías que habría de venir. Las leyes ceremoniales incluían cosas tales como la celebración de los días de fiesta, nuevas lunas, Los días de reposo sabático, holocaustos, sacrificios de sangre, etcétera.

Dios usó entidades terrenales tales como Canaán, Israel, Judá, Jerusalén, Sión, el templo, Judea, etcétera, para representar externamente el reino de Dios. Por esa razón, en la Biblia se usan con mucha frecuencia esos nombres para representar espiritualmente el reino de Dios.. Por ejemplo,

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durante la era de la iglesia, las iglesias fueron la representación del reino de Dios. Por tanto, la Biblia usa frecuentemente palabras tales como Israel, Judá, el templo, etcétera, cuando se refiere a las iglesias de la era de la iglesia.

Una parte integral de la nación de Israel era el conjunto de leyes que Dios dio con respecto al nombramiento de sacerdotes, Levitas, profetas, y reyes para el gobierno de toda la nación, y ese conjunto de leyes era un organismo divino establecido por Dios mismo para representar exteriormente el reino de Dios aquí en la tierra. Todo judío, por ser un descendiente de Abraham, era automáticamente miembro de esta gran congregación. Para hacer resaltar esta membresía, todo varón era circuncidado, y ésa era otra de las leyes ceremoniales expuestas en la ley de Dios.

La Biblia nos da mucha información acerca de los años que precedieron inmediatamente al principio de la nación de Israel así como de sus primeros mil años de historia. La Biblia nos da muchos detalles acerca de Israel como nación, cuando Dios los libró de la esclavitud y los sacó de Egipto, cuando milagrosamente atravesaron el Mar Rojo a pie, y vagaron 40 años en el desierto, y más tarde, cuando cruzaron a pie el Río Jordán. La Biblia entonces da una cantidad considerable de información con respecto a los próximos 360 años de su historia, cuando Dios gobernó sobre ellos, utilizando a individuos llamados jueces, en la tierra de Canaán.

Posteriormente, se nos dan los detalles acerca de los 116 años siguientes, cuando Israel llegó al apogeo de su gloria terrenal siendo gobernados por el Rey Saúl, por su sucesor, el Rey David, y luego por el Rey Salomón.

La Biblia también da un considerable número de detalles con respecto a la división de la nación unificada que incluía a las 12 tribus de Israel, en dos naciones. Al morir el Rey Salomón, diez de las tribus se convirtieron en un reino independiente llamado Israel, con su capital finalmente localizada en Samaria, y las dos tribus restantes se convirtieron en la nación de Judá, con su capital localizada en Jerusalén. La Biblia da mucha información acerca de estos reinos y de los reyes que los gobernaron.

La Biblia da también una cantidad considerable de información acerca del final de estas naciones. Las diez tribus de la nación de Israel fueron conquistadas por los asirios en el año 709 A.C. Luego en el año 587 A.C., la nación de Judá fue conquistada por los babilonios, y en ese tiempo la ciudad de Jerusalén y el magnífico templo edificado por el Rey Salomón fueron destruidos.

No obstante, después de la destrucción de Jerusalén en el año 587 A.C., los detalles de las experiencias de las 12 tribus fueron más limitados. Aprendemos que en el año 539 A.C., casi 40,000 de los sobrevivientes de Judá, que fue destruida por los babilonios, regresaron a Jerusalén.

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Aprendemos hechos relacionados con la reconstrucción del templo, un esfuerzo que fue concluido en el año 515 A.C.; y principalmente en los libros de la Biblia titulados Esdras, Nehemías y Ester, aprendemos de algunas experiencias de los judíos que regresaron a la tierra de Israel.

Pero entonces, por casi 400 años de historia, a partir del año 391 A.C. hasta el 8 A.C., la Biblia guarda completo silencio tocante a la tierra de Israel, sus habitantes, y de hecho a cualquier otra nación en el mundo.

Tristemente, durante todo el período de la existencia de Israel, muy pocas personas realmente llegaron a ser salvas. La Biblia está llena de declaraciones con respecto al pecado, a la apostasía, y a la rebelión de la nación de Israel contra las leyes de Dios. Aun más, cuando Jesucristo, que en Su naturaleza humana era descendiente de Abraham, vino como Salvador, ellos se rebelaron, y no lo consideraron como su Mesías. De hecho, acabaron matándolo (Hechos 2:22-23).

La Biblia nos asegura que Cristo es el maravilloso fruto producido por la nación de Israel. Es por medio de la nación de Israel que Dios tomó una naturaleza humana, siendo nacido de la virgen María, la cual era de la tribu de Judá.

En el año 8 A.C., la Biblia comenzó nuevamente a darnos muchos detalles acerca de la nación Judía. En ese año fue anunciado el nacimiento de Juan el Bautista, y Juan fue el encargado de declararle al mundo que el Mesías, el Señor Jesucristo, el Cordero de Dios, había venido para quitar los pecados del mundo. ¡Claro está! Jesucristo es el único medio a través del cual la deuda de los pecados de un individuo cualquiera en este mundo puede ser pagada, y este individuo puede ser reconciliado eternamente con Dios.

Desde el tiempo del nacimiento de Jesús en el año 7 A.C. hasta cerca del año 65 D.C., la Biblia da mucha información acerca de la nación de Israel. Es durante este período de tiempo que ocurrió el evento más asombroso de la historia del mundo. Dios, en la Persona del Señor Jesucristo, asumió una naturaleza humana naciendo de la virgen María. En este período de tiempo, Jesús predicó por casi tres años y medio. Jesucristo fue crucificado en el año 33 A.C. El resucitó de los muertos y ascendió al cielo. Ese año, el 33 D.C., marcó el final del período de 1,480 años durante los cuales toda la nación de Israel fue la congregación que representó exteriormente el reino de Dios. 4

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El Comienzo de la Era de la Iglesia

Pocos días después de la ascensión de Cristo al cielo, la gran organización divina que tenía que representar al reino de Dios durante los 1,955 años siguientes tuvo su comienzo.

En el día de Pentecostés en el año 33 D.C., casi 3,000 personas fueron salvas (Hechos 2). Aquellos que fueron salvos ese día venían de muchas naciones diferentes. Este grandioso evento marcó el comienzo de la era de la iglesia. Fue durante esta parte del comienzo de la era de la iglesia que se dieron muchos detalles con respecto a los misioneros que fueron a países que ahora conocemos como Turquía, Grecia, e Italia. La era de la iglesia instituida por Dios era un plan divino por medio del cual Él habría de anunciar el Evangelio en todo el mundo. Nunca más las sinagogas judías, la ciudad de Jerusalén, la nación de Israel, o el templo en Jerusalén, representarían al reino de Dios. Las congregaciones locales que se formarían por todo el mundo serían la representación externa del reino de Dios. Por lo tanto, en un sentido espiritual, la Biblia con mucha frecuencia llama a las congregaciones locales “Jerusalén”, “el templo”, “Sión”, “Israel”, “Judá”, “Judea”, etc.

Esta organización divina, finalmente compuesta por iglesias localizadas en todo el mundo, fue diseñada cuidadosamente por Dios. Y Dios puso reglas estrictas en Su libro de leyes, la Biblia, para regular la selección de los ancianos y de los diáconos (I Timoteo 3). Las mujeres no podían enseñar ni tener autoridad en las congregaciones. Las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento que la nación de Israel tenía que observar, ya no tenían que continuar siendo observadas. En vez de ello, dos nuevas leyes ceremoniales fueron introducidas para ayudar en la enseñanza de la naturaleza del Evangelio. Estas leyes fueron el bautismo en agua y la Cena del Señor. Se estableció también una ley con respecto a la excomunión de la membresía de la iglesia (I Corintios 5). El domingo fue señalado por Dios como día de reposo, y debía ser usado para llevar a cabo toda clase de actividades espirituales. Todas las congregaciones locales que fueran establecidas por todo el mundo tenían que regirse por las leyes expuestas en la Biblia.

La gran tarea que Dios les dio a esas congregaciones que Él ordenó fue la de anunciar el Evangelio por todo el mundo. Por lo tanto, según ya hemos dicho, aun antes que la Biblia estuviera terminada, fueron enviados misioneros a las naciones vecinas (Hechos 13).

Cerca del año 95 D.C., Dios concluyó la escritura de la Biblia, y no ha vuelto a dar ninguna otra información a manera de relato histórico para describir el progreso real de la iglesia. Sin embargo, mucho antes que la era de la iglesia comenzara, Dios profetizó cómo habría de desarrollarse espiritualmente la era de la iglesia.

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Se podría esperar que con el comienzo favorable de la era de la iglesia en el Pentecostés del año 33 D.C., cuando casi 3,000 fueron salvos en un día (Hechos 2), el desarrollo de la era de la iglesia sería una historia de éxitos memorables. Sin embargo, la Biblia profetizó que ése no era el plan de Dios. Tristemente aprendemos de la Biblia que aun antes que Dios acabara de escribir la Biblia (cerca del 95 D.C.), ya había cada vez más evidencias de que la era de la iglesia no iba a ser una historia de éxitos enormes.

La Biblia Anticipa una Iglesia Defectuosa

En Apocalipsis 2 y en Apocalipsis 3, Dios nos habla de la condición espiritual de siete iglesias típicas. Estas condiciones se hicieron patentes casi 30 años después que estas iglesias habían sido formadas. Por ejemplo, la iglesia en Éfeso había perdido su primer amor (Apocalipsis 2:4-5). Recuerde que amar a Dios es obedecer Sus mandamientos (Juan 14:21-23). Por tanto, Dios amenazó con quitar su candelero, el cual representa la luz del Evangelio, porque ellas ya no eran obedientes a las leyes de Dios. Esta iglesia ya no continuaría siendo usada por Dios para anunciarle el Evangelio al mundo.

En Gálatas 1:2-9, la Biblia reporta que antes que la Biblia estuviera completa, ya las iglesias de Galacia habían comenzado a seguir un evangelio que no era el Evangelio de la Biblia. En Apocalipsis 2:13, la Biblia reporta que la iglesia de Pérgamo era una iglesia en la cual, hasta cierto punto, Satanás ya estaba gobernando. Este versículo hace referencia a la “silla” de Satanás (Nota del traductor: vea la Biblia Reina-Valera versión antigua 1909, pues en la de 1960 se tradujo como “trono”). En la Biblia, la palabra “silla”, en esta clase de contexto, se refiere al hecho de gobernar o reinar. Y en Apocalipsis 3:1-4, la Biblia reporta que la iglesia de Sardis ya era una iglesia muerta, aun cuando quedaban en ella unos cuantos creyentes verdaderos.

En Mateo 13:24-30, la Biblia presenta la parábola del trigo y la cizaña. El trigo representaba a los creyentes verdaderos en las iglesias. La cizaña representaba a los que no eran creyentes pero que mostraban hasta tal punto todas las evidencias propias de los verdaderos creyentes que únicamente al final de la era de la iglesia, Dios proporcionaría los medios para poder separar el trigo de la cizaña. Esto significaba que durante toda la era de la iglesia habría cizaña, es decir, aquellos que aun eran esclavos de Satanás, los cuales estarían muy activos en las iglesias. A través de ellos Satanás podía gobernar en las iglesias, aunque oficialmente Cristo era Quien las gobernaba.

En Isaías 9:1-4, Dios ya había profetizado que la era de la iglesia no sería una historia de grandes éxitos. Leemos allí:

Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en

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angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.

En estos versículos, Dios habla de la luz que resplandece sobre la tierra más allá del Jordán como “Galilea de los gentiles” (Véase también Mateo 4:15-16). Es decir, todas las naciones del mundo habrían de estar bajo la luz del Evangelio. Esa luz, por supuesto, es el Señor Jesús, que es la luz del mundo (Juan 1:7-10).

Puesto que la luz del Evangelio tenía que brillar en todo el mundo, un gran cambio en el programa divino del Evangelio habría de tener lugar para que las tinieblas espirituales del mundo fueran penetradas por esa luz (Isaías 9:2). Sería una luz que daría como resultado en todo el mundo, el surgimiento de una gran compañía de personas que en su apariencia exterior parecerían ser verdaderos creyentes en Cristo, como Isaías 9:3 declara: “Multiplicaste la gente”. En otras palabras, la dimensión exterior del reino de Dios que se extendería por todo el mundo sería grande.

No obstante, en el mismo versículo, Dios profetiza que El no ha aumentado la alegría de la cosecha (Nota del traductor: vea la Biblia Reina- Valera versión antigua 1909, pues en la de 1960 se tradujo afirmativamente como “aumentaste la alegría”). El gozo de la cosecha es el gozo que viene cuando a una persona se le da vida eternal para que llegue a ser un creyente verdadero (Lucas 15:10). Si el gozo de la cosecha falta, eso sólo puede significar que la cosecha de creyentes verdaderos es muy pequeña. La realidad es, según estamos notando, que este triste anticipo acerca de la falta de una cosecha grande de personas que sean salvas y entren en el reino de Dios está profetizado en muchos lugares de la Biblia.

Además de todas las referencias bíblicas que ya hemos mencionado, leemos en Isaías 5 que Dios presenta a la era de la iglesia como una viña que Él mismo plantó con todo cuidado y amor. Pero esta viña no produjo buen fruto. Produjo uvas silvestres. Espiritualmente, las uvas silvestres se identifican con aquellos que han creado su propio evangelio en lugar de seguir meticulosamente el Evangelio de la Biblia. Más adelante en este estudio

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veremos que el plan de Dios fue destruir finalmente a esta viña a causa de esos pecados.

Debe advertirse que en muchos capítulos de los libros de Isaías, Jeremías, y Ezequiel, etcétera, Dios manifiesta Su ira intensa contra las naciones de Israel y Judá por causa de sus continuas maldades. En efecto, esas naciones finalmente fueron destruidas. Israel fue destruido en el año 709 A.C. por los asirios, y Judá en el año 587 A.C. por los babilonios.

Dios usó a Israel y Judá, que en su época fueron la representación externa del reino de Dios, como ejemplos de todas las iglesias locales que han representado el reino de Dios a lo largo de la era de la iglesia. Cuando estudiamos estos libros bíblicos del Antiguo Testamento, en realidad estamos leyendo lo que Dios previó para la era de la iglesia, y más particularmente, para el final de la era de la iglesia.

De este modo, Dios enseña que las iglesias tenían que ser establecidas en todo el mundo durante toda la era de la iglesia, dando la apariencia de que la era de la iglesia tenía éxitos enormes, aunque en realidad, sólo un remanente, una pequeña parte del todo en las iglesias, llegaban a ser verdaderamente salvos, llegaban a ser verdaderos creyentes..

Esta misma idea se presenta en Romanos 9:27, donde Dios cita de Isaías 10:22-23:

Romanos 9:27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo.

Isaías 10:22-23 Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia. Pues el Señor, Jehová de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.

El Problema de Satanás dentro de las Iglesias

Una grandísima razón de la falta de éxito espiritual en la era de la iglesia fue el problema de Satanás. En el momento de la cruz, Satanás recibió un golpe mortal. Fue desterrado del cielo (Apocalipsis 12:7-11) y fue atado a fin de que no pudiera engañar a las naciones durante todo el período de la era de la iglesia, que es descrito simbólicamente como un período de 1,000 años (Apocalipsis 20:1-3). Los 1,000 años deben entenderse como simbólicos o como un número espiritual que significa totalidad o “carácter completo”. El período real durante el cual Satanás estuvo atado fue de 1,955 años (del 33 D.C. al 1988 D.C.)

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La atadura de Satanás significaba que él no podía frustrar de ninguna manera el plan de Dios de salvar a aquellos que desde el principio mismo del tiempo, Dios había elegido para salvación. Pero el hecho de estar atado no le impidió a Satanás andar rondando como león rugiente, buscando a quién devorar (I Pedro 5:8). Es decir, aun cuando la era de la iglesia era totalmente el plan de Dios por el cual el Evangelio tenía que llegar a todo el mundo, Satanás impidió en gran medida su eficacia espiritual. El obstaculizaba la eficacia de las iglesias, sembrando cizaña o malas hierbas dentro de ellas (Mateo 13:24-30). Es decir, Satanás, operando como “ángel de luz” introducía a sus ministros como “ministros de justicia” dentro de cada congregación local (II Corintios 11:13-15).

En Apocalipsis 6:4, él es simbolizado como un jinete sobre un caballo rojo, cargando una gran espada, la cual es la Espada del Espíritu, la Biblia, por medio de la cual quitaba la paz de la tierra. En otras palabras, él usaba palabras de la Biblia para tratar de dar autoridad a sus falsas enseñanzas.

Cuando tratamos de armonizar cuidadosamente todas estas referencias bíblicas, aprendemos que ciertamente, desde un punto de vista externo, la era de la iglesia tuvo mucho éxito cuando iglesia tras iglesia reportaba que grandes cantidades de personas eran salvas. Sin embargo, en realidad sólo un remanente de aquellos que pasaron a ser miembros profesantes en plena comunión dentro de la iglesia llegaron a ser verdaderos creyentes.

La bendición más grande para el mundo durante la era de la iglesia fue probablemente la impresión y distribución de cientos de millones de Biblias a través del mundo entero. La Biblia, la luz del Evangelio, fue esparcida por todo el mundo, aunque el número de aquellos que llegaron a ser creyentes verdaderos durante la era de la iglesia fue pequeño.

De esta manera, la amenazadora profecía de Mateo 7:21-23 se convertirá en aguda realidad el día que Dios haga descender Su gran ira sobre aquellos que no son salvos en el mundo Y tristemente, eso incluirá a los que aun estén en alguna iglesia en cualquier lugar del mundo en el momento del rapto, es decir, cuando los creyentes verdaderos sean arrebatados para encontrarse con el Señor en el aire. En estos versículos Dios declara:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

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Desde nuestro ventajoso punto de vista que nos permite contemplar retrospectivamente toda la era de la iglesia, podemos ver la realidad de la declaración profética de Dios con respecto a la falta de éxito de la era de la iglesia, que ciertamente comenzó con un gran florecimiento el día de Pentecostés del año 33 D.C. cuando casi 3,000 personas fueron salvas. Pero como ya hemos señalado, dentro de las iglesias que fueron establecidas aun antes que la Biblia fuera terminada, la apostasía ya era evidente. Además, Satanás ya estaba gobernando en muchas iglesias por medio de la cizaña que sembraba en esas iglesias. Las iglesias de Apocalipsis 2 y 3 eran representativas de todas las iglesias que habrían de existir a lo largo de la era de la iglesia del Nuevo Testamento.

Por otra parte, cuando examinamos la historia de la iglesia, no encontramos ninguna época de gran fidelidad a la Biblia. La historia de la iglesia está repleta de relatos de infidelidad bíblica. El nivel más alto de infidelidad bíblica lo alcanzó probablemente la época de la Reforma que tuvo lugar en Europa hace casi cuatrocientos o quinientos años. En esa época de la historia, la iglesia predominante era la iglesia Católica Romana. Esta iglesia fue tan mala debido a su violación de las leyes bíblicas que hombres católico-romanos como Martín Lutero y Juan Calvino abandonaron la iglesia y se convirtieron en los iniciadores de las iglesias Protestantes. Muchas de estas iglesias Protestantes trataban resueltamente de ser tan fieles como les era posible a las enseñanzas de la Biblia.

Sin embargo, no pasó mucho tiempo sin que muchas de las iglesias Protestantes comenzaran a enseñar un plan de salvación de manufactura humana, que enseñaba que toda persona podía aceptar a Cristo como su Señor y Salvador y que esta acción producía salvación. Una mirada a los grandes avivamientos del pasado revela que la base de la mayoría de ellos fue esa clase de evangelio. Tristemente, ése no era el Evangelio de la Biblia. A pesar de esto, Dios salvó a algunas personas durante la era de la iglesia.

¿Es la Biblia en su Totalidad la Palabra Infalible de Dios?

El solo hecho de que entre las muchas denominaciones Protestantes que se han desarrollado haya tan gran desacuerdo con respecto a muchos aspectos de la doctrina Bíblica indica que cada denominación seleccionó los versículos de la Biblia que eran especialmente de su agrado, y a partir de ellos, elaboraron sus credos y confesiones. Cada denominación insistía en que los versículos que habían seleccionado eran infalibles e inequívocos. De esta manera, parecía que las conclusiones teológicas que se convirtieron en los credos de sus iglesias, y que fueron obtenidas al armonizar su interpretación de los versículos que habían escogido, eran totalmente

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verdaderas y dignas de confianza. Sus enseñanzas parecían estar fundadas sólidamente en la infalible Palabra de Dios, la Biblia.

Pero eso que parecía ser verdadero y confiable no siempre lo era. Desafortunadamente, con mucha frecuencia, los versículos que ellos

habían escogido como base para sus confesiones fueron entendidos erróneamente porque los teólogos de la iglesia no consultaban la Biblia en su totalidad ni escudriñaban cuidadosamente la Biblia entera, comparando la Escritura con la Escritura, para asegurarse de que sus conclusiones fueran correctas. Daba la impresión de que creían que la Biblia entera era infalible, pero en realidad ponían su confianza solamente en aquellos versículos que habían escogido para probar sus doctrinas. De este modo, en realidad negaban la autoridad de cada uno y de todos los versículos en toda la Biblia.

La consecuencia de esta confianza defectuosa en la Biblia fue la proclamación de un evangelio de salvación que estaba a veces alejado de la verdad. Esa es la razón por la que durante toda la era de la iglesia ha habido tantas interpretaciones diferentes de las doctrinas Bíblicas por parte de las distintas denominaciones. Por ejemplo, los Bautistas están en desacuerdo con los Luteranos con respecto a muchas enseñanzas bíblicas, y así mismo, los Luteranos con los Presbiterianos, los Presbiterianos con los Bautistas, etc.

Sabemos que la Biblia es verdadera y digna de confianza en cuanto a todas y cada una de las doctrinas Bíblicas, y por lo tanto, puede haber solamente una respuesta verdadera. De modo que si denominaciones diferentes sostenían diversos puntos de vista en cuanto a una doctrina en particular, a lo sumo solamente una de estas denominaciones estaba diciendo la verdad, y todas las demás estaban predicando una mentira.

Por otra parte, si estas denominaciones creían que la Biblia entera era la Palabra infalible de Dios, y que sus credos tenían que estar sujetos a la autoridad de la Biblia sola y en su totalidad, entonces podría lógicamente esperarse que al final, cada una de las denominaciones enseñara cada doctrina del mismo modo que lo hacían las demás..

Además, ha habido grandes segmentos de las iglesias, como los Católico-romanos, los Mormones, los Adventistas del Séptimo Día, y las iglesias Carismáticas de nuestra época que declaran abiertamente que las doctrinas de su iglesia son producto de la Biblia y además de revelaciones posteriores procedentes de Dios, mensajes que fueron dados después que la Biblia estuvo concluida.

En consecuencia, por su propia declaración, ellos poseen una autoridad para articular y determinar la interpretación de la Biblia que difiere de la autoridad de Dios, la cual es la Biblia sola y en su totalidad (Apocalipsis 22:18-19). Debemos entender de manera absoluta que nunca se le ha hecho ninguna adición a la Biblia después que ésta fue terminada hace 1,900 años.

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Como ya indicamos antes, Dios previó y profetizó que por todas las razones mencionadas anteriormente, la profecía sucedería como El declaró: “...No aumentaste la alegría...en la siega” (Isaías 9:3). Aunque Israel, es decir, todas las iglesias locales en todo el mundo, fuere como la arena del mar, solamente un remanente será salvo (Romanos 9:27).

Habría un Final de la Era de la Iglesia

Dios profetizó que la era de la iglesia habría de llegar a su final y que después de eso, Dios completaría la cosecha de Sus elegidos, los cuales fueron escogidos por Dios para llegar a ser salvos (Efesios 1:3-6), anunciando el Evangelio a individuos que estuvieran fuera de toda autoridad eclesiástica.

Cuando escudriñamos la Biblia, nos damos cuenta de que ésta enseña que habría una tribulación final, a la cual se le llama en Mateo 24:21 “la gran tribulación”. Leemos allí:

Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

Significativamente, estamos viviendo en un momento histórico que nos permite mirar hacia atrás a través de los casi 2,000 años de historia que han transcurrido después que la Biblia estuviera terminada. Como aprendimos anteriormente en este estudio, la información histórica disponible procedente de fuentes no bíblicas con respecto a la historia de las iglesias nos enseña que la era de la iglesia fue tan infructuosa como la Biblia predijo que sería.

Pero eso nos lleva a una pregunta muy importante. Los estudiosos de la Biblia siempre han interpretado que finalmente, este mundo tendría una conclusión, y que en ese momento, los que no son salvos recibirían el castigo total de la ira de Dios, y los salvos estarían eternamente seguros con Cristo en los nuevos cielos y en la nueva tierra. Además, se ha creído comúnmente que el fin del mundo llegará cuando Cristo venga como ladrón en la noche. Es decir, se entendía que no podemos saber con precisión alguna cuando ocurrirá el fin. A pesar de eso, en diversas épocas de la historia, cuando la persecución severa de los cristianos llegó a ser particularmente notoria en algunas partes del mundo, hubo quienes se atrevieron a especular que conocían el año del regreso de Cristo. Por supuesto, en todos los casos resultaron estar equivocados por cuanto ellos no basaron sus conclusiones en un cuidadoso análisis de todo lo que la Biblia tiene que decir acerca del regreso de Cristo.

En efecto, durante toda la era de la iglesia parece ser que la interpretación habitual de las iglesias era que las iglesias continuarían hasta

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el fin del tiempo, y que repentinamente este mundo llegaría a su fin cuando Cristo viniera como ladrón en la noche.

Una variante importante de este concepto cobró popularidad durante el siglo pasado cuando en algunas iglesias, especialmente en las Bautistas, comenzó a enseñarse la así llamada doctrina pre-milenial. Esa doctrina afirmaba que Cristo vendría como ladrón en la noche y arrebataría a la iglesia, es decir, se llevaría a toda la gente de las iglesias al cielo. Al mismo tiempo o un poco antes de eso, habría un período de siete años de gran tribulación. Inmediatamente después de este período de siete años, Cristo regresaría físicamente a esta tierra para reinar 1,000 años desde la ciudad literal y real de Jerusalén. Después de este período de 1,000 años vendría el fin del mundo. Esta enseñanza, que es totalmente errónea, es posible porque hay muchos capítulos, especialmente en el libro de Apocalipsis, que obviamente hablan del fin del mundo, pero que son extremadamente difíciles de entender. Es solamente en nuestros días que estamos comenzando a entender claramente estas referencias bíblicas del fin del tiempo.

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Capítulo 3. El Plan de Dios para Demorar

la Comprensión del Fin

En efecto, la Biblia nos enseña que no sería posible entender ninguna información de la Biblia que diera detalles del fin del mundo hasta que el mundo estuviera realmente muy próximo a su fin. Por ejemplo, muchos versículos en el libro de Daniel hablan del fin del mundo, pero Dios nos enseña en Daniel 12:9:

El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.

En otras palabras, no sería sino hasta que llegáramos al tiempo cuando estuviésemos muy próximos al fin del mundo que los creyentes verdaderos entenderían cualquier información sustancial con respecto a los detalles del Evangelio acerca del tiempo del fin en el mundo. La intención de Dios era que precisamente antes que el mundo llegara su final, esta información estuviese a disposición de los creyentes verdaderos que, a su vez, tenían que ponerla a disposición del mundo.

Un método que Dios empleó para impedir que la información concerniente al fin del mundo se entendiera fue permitir que prácticamente todas las iglesias adoptaran una hermenéutica de confección humana, es decir, un método de interpretación bíblica fabricado por los hombres que hizo que una gran cantidad de información de la Biblia no estuviera al alcance de las mentes de los teólogos. Recuerden que anteriormente en este estudio mencionamos esta triste realidad.

La Biblia claramente nos instruye que sin parábolas, Cristo no hablaba (Marcos 4:34). Una parábola es una historia terrenal con un significado celestial o espiritual. Es decir, la Biblia es enteramente un libro espiritual. Es la Palabra de Dios, y Cristo es la misma esencia de la Palabra de Dios (Juan 1:14). Al estar escrita por Dios, toda la información histórica, las conversaciones que están registradas en ella, y las anécdotas que son mencionadas, son absolutamente verdaderas y confiables. Pero el hecho de saber que este evento histórico sucedió realmente no es más que una fracción del inmenso depósito de verdad que es en realidad la Biblia. Cada conversación, cada anécdota, cada palabra de la Biblia fue planeada y diseñada cuidadosamente por Dios con el fin de enseñar verdades espirituales extremadamente importantes.

Descubrir la verdad espiritual requiere una inmensa cantidad de estudio bíblico, comparando la Escritura con la Escritura (I Corintios 2:13),

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y también es necesario que Dios el Espíritu Santo abra los ojos espirituales del que busca la verdad. Como ya mencionamos con anterioridad, no fue intención de Dios revelar muchas verdades de la Biblia, es decir, abrir los ojos espirituales del que busca la verdad, hasta estar muy cerca del final del tiempo. Para facilitar esta ceguera a lo largo de la era de la iglesia, a Dios no le pareció conveniente abrir los ojos espirituales de los maestros bíblicos de las iglesias en todo el mundo. De este modo, por ejemplo, no se dan cuenta que están estudiando la Biblia con un método de interpretación bíblica totalmente equivocado.

Otro ejemplo puede ofrecerse acerca de la manera en que Dios, a lo largo de la era de la iglesia, impidió que las iglesias entendieran gran cantidad de declaraciones de la Biblia. Aquellos cuyos ojos espirituales Dios ha abierto entienden implícitamente que todas y cada una de las palabras en los idiomas originales de la Biblia proceden de la boca de Dios, y en consecuencia, son absolutamente verdaderas y dignas de confianza. El traductor pudo haber cometido un error en la traducción, pero la palabra hebrea o griega que fue traducida nunca debe ponerse en tela de juicio.

El problema de poner en duda el original hebreo o griego ha resultado ser especialmente difícil en lo que se refiere a los números de la Biblia. Por ejemplo, los teólogos no han podido reconciliar la duración del reinado de un determinado rey según aparece registrada en un versículo de la Biblia con la información dada en otro lugar de la Biblia. Y por eso, han llegado frecuentemente a la conclusión que debe haber sido un error del escriba, es decir, que al copiar el texto original, el escriba accidentalmente cambió un poco una de las letras del número original, y de esta manera formó un número que no aparece en el escrito original, y ese error se mantuvo en las copias adicionales que se hicieron. Por esa razón, ellos dicen que no podemos confiar de manera absoluta en todos los números registrados en la Biblia.

Adoptar una actitud así en relación con la Biblia implica que no podemos confiar realmente en ninguna parte de la Biblia. Si es posible un error de ese tipo con un número que aparece en la Biblia, entonces eso mismo también podría haber ocurrido en conexión con cualquier palabra de la Biblia, y tendríamos que llegar a la conclusión de que nada en la Biblia es absolutamente confiable.

Sin embargo, a fin de darles autoridad a los versículos que usan para enseñar lo que ellos quieren enseñar, los maestros Bíblicos declaran que la Biblia es infalible y que no tiene errores. Pero en realidad, ellos no creen que eso sea verdaderamente cierto con respecto a todas y cada una de las palabras en toda la Biblia. Si creyeran que toda la Biblia es infalible, nunca hablarían de cosas tales como ‘un error del escriba’. Ellos no comprenden que Dios ha protegido Su Palabra de manera que no pueda ocurrir ningún error al copiarla. Debido a que Cristo deliberadamente habló en parábolas para esconder

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verdades, y debido a que Dios ha permitido que los teólogos de la iglesia pongan en duda la exactitud de algunas palabras de la Biblia, muchas verdades registradas en la Biblia han permanecido escondidas.

Estos son solamente dos ejemplos, entre otros muchos, de cómo Dios mantuvo escondidas ciertas verdades de la Biblia hasta que El decidiera revelar esas verdades. Debemos reconocer que ningún individuo puede afirmar jamás que fue su propia habilidad intelectual o su santidad o su justicia las que lo capacitaron para entender la Biblia correctamente. Tenemos que reconocer que solamente Dios puede abrir nuestros ojos a las verdades que Él ha escondido en la Biblia. Pero indudablemente, Él tiene Su propio programa de tiempo para hacerlo.

Debemos tener en mente que Dios terminó de escribir la Biblia hace casi 2,000 años. Pero fue plan de Dios que nadie entendiera muchas de las verdades de la Biblia hasta muy cerca del final del tiempo. Y sin embargo, por casi 2,000 años algunos eruditos bíblicos serios, devotos y fieles, y que realmente eran salvos, tuvieron acceso a la Biblia y pusieron todo su empeño en entender tanto como les fue posible.

Así, podemos entender por qué Dios escribió la Biblia de la manera tan intrincada y complicada como lo hizo, y entendemos, por ejemplo, por qué Dios permitió que todas las iglesias adoptaran un método tan defectuoso de interpretación bíblica. Nosotros podemos entender mucha más verdad bíblica que otros estudiantes bíblicos que nos han precedido únicamente porque nos hallamos muy cerca del fin y porque hoy por hoy, la intención expresa de Dios es mostrarnos toda esta verdad adicional.

Este es el momento de entender

Hemos llegado a ese momento.Y por eso, los versículos en la Biblia que hasta ahora habían sido misteriosos, hoy podemos entenderlos. Casi todos los días brota alguna nueva verdad de la Biblia, y eso está dando por resultado que se comprenda cada vez mejor el plan de Dios para el fin del mundo. Siguiendo el principio Bíblico de comparar la Escritura con la Escritura, y reconociendo que debemos buscar la verdad espiritual escondida dentro de cada ilustración y de cada anécdota y de cada evento histórico registrado en la Biblia, Dios está abriendo nuestros ojos para que entendamos toda clase de verdades que hasta ahora les habían sido negadas a los más dedicados buscadores de la verdad Bíblica. Ahora podemos descubrir el patrón Bíblico para los eventos finales del mundo. Esta capacidad de saber mucha más verdad Bíblica se debe únicamente a que es en esta época de la historia que Dios está abriendo los ojos de los creyentes verdaderos que están investigando cuidadosamente la verdad en toda la Biblia.

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La Biblia nos recuerda que la intención de Dios era que un día los verdaderos creyentes entendieran esta información. Recuerden lo que Dios declaró en Eclesiastés 8:5-7:

El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?

En estos versículos, Dios enseña que el hombre, por naturaleza, no tiene idea de la fecha del día de su muerte o de los detalles del proceso del juicio de Dios para el fin del mundo. Sin embargo, el propósito de Dios es que el verdadero creyente, es decir, aquél que tiene un corazón sabio, conozca el tiempo y el juicio.

El hecho es que los verdaderos creyentes van a aprender de la Biblia mucha información acerca del tiempo, pero no es sino en este tiempo que ellos están conscientes de esta verdad. Así, por ejemplo, es ahora que los creyentes verdaderos han descubierto en la Biblia el calendario completo de la historia, comenzando con la creación en el año 11,013 A.C.

El principio expuesto en Eclesiastés 8 aparece también declarado en I Tesalonicenses 5:2-6, donde leemos:

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

Estos versículos enseñan que para aquellos que se sienten satisfechos con su conocimiento actual de la Biblia, o con la filosofía de la vida que poseen, que incluye la idea de que no tienen por qué temer el día del juicio, para ellos, Cristo vendrá como ladrón en la noche. Ellos no conocen ni confían en la información de tiempo que la Biblia ofrece.

Por otro lado, aquellos que están vigilantes y sobrios, es decir, los que tienen una mente sana porque Dios les ha dado una nueva alma resucitada, llegarán a conocer muchas cosas acerca del carácter y el momento del regreso de Cristo.

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Este principio está también declarado en las palabras de Amós 3:7, donde Dios dice:

Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.

Teniendo en cuenta estos principios, estamos capacitados para anticipar los eventos finales de la historia del mundo. Por supuesto, estas verdades, que sabemos que están relacionadas con el fin del mundo, no solo deben proceder de la Biblia, sino que también deben resistir cualquier examen de la Biblia por minucioso que sea.

La Biblia nos dice claramente que Cristo vendrá como ladrón en la noche (II Pedro 3:10; I Tesalonicenses 5:2). A lo largo de la era de la iglesia, eso fue lo que enseñaron las iglesias. En base a los mejores esfuerzos que hacían por entender la Biblia, los maestros bíblicos y teólogos temerosos de Dios correctamente insistían en que debemos estar sumamente preocupados por nuestra salvación personal porque no tenemos garantía de que estaremos vivos mañana. Por otra parte, la mayor parte de las iglesias enseñaba que también debemos estar conscientes de que el fin del mundo y el regreso de Cristo para juzgar podrían ocurrir en cualquier momento.

Sin embargo, como ya hemos indicado, durante toda la era de la iglesia, no hubo ningún conocimiento claro de la cronología bíblica de la historia. Nadie fue capaz de determinar el año preciso de la creación, el año del diluvio de los días de Noé, el año en que Abraham fue circuncidado, el día y el año del bautismo de Cristo, etcétera.

Esta falta de un conocimiento exacto de la cronología de los eventos pasados, así como del conocimiento del momento del regreso de Cristo, fue cuidadosamente planeada por Dios, según está indicado en Daniel 12, donde leemos que a Daniel, al cual se le había dado a conocer mucha información del tiempo del fin, se le dijo: “Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin.”(Daniel 12:4).

Pero ahora estamos en el tiempo del fin, y Dios ha abierto nuestros ojos espirituales a la importancia de declaraciones tales como las que aparecen registradas en Eclesiastés 8:5-6 y en Amós 3:7.

Por lo tanto, como ya hemos señalado anteriormente, la Biblia nos enseña en I Tesalonicenses 5:2-6 que muchas personas hoy en día continuarán insistiendo en que Cristo vendrá como ladrón en la noche, solamente para descubrir que ellos mismos son objeto de la ira de Dios.

Debido a que ahora estamos tan cerca del momento del fin, estos versículos son extremadamente significativos. En este tiempo, por la misericordia de Dios, nosotros hemos podido descubrir la cronología de la

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historia por medio del estudio cuidadoso de la Biblia. La Biblia no sólo nos ha revelado mucha información con respecto a la cronología precisa de eventos históricos del pasado que están registrados en ella, sino que también nos ha dado mucha información de tiempo con respecto a los eventos que deben ocurrir precisamente al fin del mundo.

No deberíamos sorprendernos de que esto sea así. Cuando Dios destruyó toda la tierra en los días de Noé, Él se aseguró de que el mundo de aquella época supiera que este evento terrible, la destrucción del mundo por medio de un enorme diluvio, se aproximaba, y también el día exacto cuando ocurriría. Noé no solamente fue el constructor de aquella enorme arca, hecho bien conocido por el mundo de ese entonces, sino que también fue un “pregonero de justicia” (2 Pedro 2:5). Siete días antes del comienzo del diluvio, Dios le dijo a Noé en qué fecha exactamente comenzaría éste (Génesis 7:4, 10, 16).

Del mismo modo, cuando Dios estaba a punto de destruir la impía ciudad de Nínive, envió al profeta Jonás a advertir a esa ciudad que al cabo de 40 días, a partir del día en que Jonás comenzó a dar esta advertencia, ésta sería destruida (Jonás 3:4).

Así mismo, debemos entender que, hoy en día, Dios está dando información con respecto a la cronología exacta del fin del mundo. Esta información procede únicamente de la Biblia. La Biblia hoy no es en modo alguno diferente a la Biblia que fue terminada hace más de 1,900 años. Pero como no era plan de Dios revelar esta información sino hasta el final del tiempo, esta información con respecto a los detalles del tiempo del fin del mundo permaneció profundamente oculta en las palabras de la Biblia. Por esa razón, no les fue posible, ni aun a los estudiantes más fieles y diligentes de la Biblia, entender estas cosas.

No obstante, el plan de Dios siempre fue que cerca del tiempo del fin, esta extensa información de tiempo se pusiera a disposición del mundo. Puesto que toda la evidencia Bíblica muestra que ya casi hemos llegado al fin del mundo, podemos estar seguros de que esta información tan importante con respecto al tiempo tiene que estar disponible ahora, y ciertamente debe ser compartida con el mundo entero.

Por medio del examen cuidadoso de toda la información que da la Biblia con respecto a los eventos históricos que aparecen registrados en ella, estamos en la capacidad de entender muchas cosas acerca del cálculo acertado del tiempo y la naturaleza de los eventos futuros, en todo el tiempo que resta hasta llegar al último día de la existencia de la tierra. Podemos bosquejar un número de verdades fundamentales que la Biblia nos enseña, y son las siguientes:

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1. La Biblia es un libro muy analítico. No está escrita de una manera tal que fomente el análisis subjetivo o el razonamiento filosófico (II Pedro 1:20). Está escrita como un libro de ingeniería, en el cual la verdad se presenta como un hecho absoluto.

2. Todos y cada uno de los números registrados en la Biblia son exactos. Aunque un número pueda resultar difícil de entender, nunca debe ser considerado como un error.

3. Hay gran exactitud en la ocurrencia de los eventos históricos. Por ejemplo, Israel estuvo en Egipto exactamente 430 años. Israel estuvo en el desierto viajando de Egipto a Canaán exactamente 40 años.

4. Con frecuencia, aunque no siempre, Dios usa ciertos números de la Biblia para ilustrar la verdad espiritual. Jesucristo se refiere a la importancia espiritual de los números en Mateo 18:21-22. Cuando Pedro le preguntó a Jesús cuántas veces debía perdonar a su hermano, Jesús usó números para exponer Su respuesta. El dice en el versículo 22:

... Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Puesto que siempre tenemos que perdonarnos los unos a los otros, podemos ver que Jesús usa números para describir verdades espirituales. Esos números pueden estar solos o formar parte de un número más grande. Esto ayuda enormemente a armonizar y a relacionar eventos paralelos que ocurrieron con muchos años de diferencia. La siguiente es una lista de la mayoría de estos números:

2- Aquellos que han sido comisionados para anunciar el Evangelio.

3- El propósito de Dios 4- La extensión más larga de tiempo o de distancia que Dios

espiritualmente tiene en mente. 5- La expiación, que enfatiza tanto el juicio como la salvación. 7- El cumplimiento perfecto del propósito de Dios. 10- El carácter completo de aquello que esté bajo

consideración. 11- La primera venida de Cristo, 11,000 años después de la

creación.

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12- La plenitud de aquello que se esté considerando. 13- El fin del mundo, los detalles del cual comenzaron

exactamente 13,000 años después de la creación. 17- El cielo 23- La ira o el juicio de Dios 37- La ira o el juicio de Dios 40- Prueba 43- La ira o el juicio de Dios

En Juan 21 hay un ejemplo de cómo podemos descubrir verdad espiritual por medio de un número grande que puede ser descompuesto en números más pequeños. La Biblia habla ahí de la pesca de 153 peces. La red no se rompió. Sin hacer uso de un barco, que tipifica a la iglesia local, todos los peces fueron llevados con seguridad a tierra, lo cual representa el cielo. Espiritualmente, esos peces representan a todos los verdaderos creyentes, los elegidos, después de finalizada la era de la iglesia, los cuales serán salvos del infierno, que está tipificado por el mar. Según podemos ver, el número 153 es divisible por 3 y por 17 porque 3 x 3 x 17 = 153. Espiritualmente, esos factores indican que el número 153 describe el propósito de Dios (3) para llevar al cielo (17) a todos aquellos que Dios ha salvado de Su ira. De este modo, el número 153 nos ayuda a entender las verdades espirituales que están ocultas en ese evento histórico.

5. A veces la Biblia dirige la atención a un número que profetiza un evento futuro. Por ejemplo, en Daniel 12:12, Dios habla de una persona bienaventurada que espera y que llega a 1,335 días. Descubrimos que ahí se está profetizando la venida de Jesús, cuya obra de expiación espiritual para esta tierra comenzó el día 26 de septiembre del año 29 D.C. cuando fue anunciado oficialmente como el Cordero de Dios. Esa obra continuó hasta el día 22 de mayo del año 33 D.C., el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo fue derramado y la era de la iglesia comenzó de manera oficial. El tiempo transcurrido entre estos dos eventos fue de exactamente 1,335 días incluyendo ambas fechas, según se había predicho en Daniel 12:12.

6. Debe entenderse claramente que la comprensión real de cualquier verdad bíblica es posible únicamente cuando el Espíritu Santo decide que es hora de que conozcamos esa verdad. Para poder conocer cualquier verdad, Dios tiene que abrir nuestros corazones y nuestros ojos espirituales. Por tanto, pedir esta visión espiritual debería ser la oración constante de todo

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aquél que procure conocer cualquier verdad bíblica. Esto también se aplica de manera muy directa a la comprensión de la cronología y de la naturaleza de los eventos finales de la historia de este mundo.

7. En Colosenses 2:16 y 17, Dios nos informa que los días de fiestas ceremoniales eran sombras de lo que había de venir. Estos versículos declaran:

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

Por tanto, podemos esperar y, de hecho, es así, que cada uno de los momentos cruciales en la revelación gradual del plan de Dios para el Evangelio ocurre en la fecha de un día de fiesta ceremonial. Por ejemplo, Cristo fue crucificado el día de la celebración de la Pascua. El día de Pentecostés fue el día en el que se derramó el Espíritu Santo al principio de la era de la iglesia. Y según veremos, este principio se aplica de manera consistente hasta el último día de la existencia de la tierra, el cual se identifica con el último día de la Fiesta de los Tabernáculos.

Si en nuestro estudio de la Biblia tenemos en cuenta esos siete principios, ellos nos serán de gran ayuda en nuestros esfuerzos por entender la verdad bíblica.

Debido a la importancia del punto 7, que habla de la relación que hay entre las fechas ceremoniales de la Biblia y los momentos cruciales en la revelación gradual de la cronología divina de la historia, sería bueno enfatizar más esta cuestión. Y al hacerlo, vamos a descubrir también la gran precisión que existe frecuentemente entre esos momentos cruciales de la historia. Posteriormente veremos que esa precisión se extiende hasta el propio día final de la existencia del mundo.

Los Momentos Cruciales Importantes de la Cronología están Relacionados con los Días de Fiestas Ceremoniales

Como se mencionó anteriormente, muchos de los momentos cruciales importantes en la revelación gradual de la cronología estaban relacionados de manera muy precisa con los días de fiesta ceremoniales que eran celebrados por el Israel del Antiguo Testamento. El calendario ceremonial de la Biblia estaba regido por el tiempo que había entre una luna nueva y la siguiente, y eso hacía que los meses tuvieran 29 o 30 días. Al analizar cuidadosamente la información acerca del tiempo que hay en la Biblia, aprendemos que el primer

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mes de cada año comenzaba lo más cerca posible del equinoccio de primavera, es decir, el 21 o el 22 de marzo.

Como ya dijimos, Dios instituyó cierto número de fiestas ceremoniales muy importantes que aunque no eran mas que “sombra de los bienes venideros”estaban identificadas con aspectos destacados del programa de Dios para la salvación. Esos días importantes de fiestas ceremoniales son los siguientes:

1. La Pascua, el 14º día del primer mes.

2. El Pentecostés, conocido también como la Fiesta de la Cosecha, y que tenía lugar 50 días después del día de reposo sabático si coincidía con la Pascua o después del primer día de reposo posterior a ésta.

3. El primer día del séptimo mes era un día de fiesta especial que los teólogos llaman la Fiesta de las Trompetas, aunque de manera más apropiada, debería llamarse la Fiesta del Jubileo. Las trompetas tocadas ese día no eran las trompetas de plata que se mencionan en la Biblia. En esa fecha, lo que se tocaba era el “shofar”, el cuerno de carnero. En la Biblia traducida correctamente, se le llama a este día el Día del Jubileo (Números 29:1), o un Memorial del Jubileo (Levítico 23:24).

4. Cada quincuagésimo año era un año de jubileo, y eso indicaba que el Evangelio (libertad) tenía que ser proclamado en todo el mundo. Los años de jubileo comenzaron en el 1407 A.C. cuando Israel entró a la tierra de Canaán y fueron celebrados a partir de ese momento cada 50 años (Levítico 25:8-13). Por tanto, el 7 A.C., año cuando Cristo nació, fue un año de jubileo. Y el 1994 D.C., 2,000 años después del 7 A.C., fue también un año de jubileo.

5. Al día décimo del séptimo mes se le llamaba el Día de la Expiación, y también se le conocía como Día de Jubileo (Levítico 25:9), y apuntaba hacia el gran evento de la Expiación que Cristo proveyó por los pecados de todos aquellos a quiénes Él vino a salvar.

6. Del día 15º al 22º del séptimo mes tenía lugar la Fiesta de los Tabernáculos, que se celebraba al mismo tiempo que la Fiesta de la Cosecha a la salida del año.

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Significativamente, la ocasión de cada uno de estos días de fiesta se identificaba con momentos cruciales muy importantes en la revelación progresiva del programa de Dios para la salvación. Cuando armonizamos toda la información Bíblica que nos ayuda a desarrollar la cronología de la historia hasta el final del tiempo, descubrimos lo siguiente:

1. Una cantidad considerable de evidencia bíblica apunta hacia el hecho de que, con toda probabilidad, Jesús, que es la misma esencia del jubileo, nació en el día 2 de octubre del año 7 A.C. El año 7 A.C. es un año de jubileo. El 2 de octubre del año 7 A.C., fue el Día de la Expiación en el cual el “shofar” (cuerno de carnero) del jubileo debía tocarse. De esta manera, tanto el Día de la Expiación como el año 7 A.C. se identificaban con el jubileo. Recuerden que el jubileo indicaba enfáticamente que el Evangelio tenía que ser publicado en el mundo entero.Y Jesús vino a esta tierra para hacer todos los arreglos necesarios para que el Evangelio pudiera ser publicado en todo el mundo. De este modo, vemos que hay una conexión extraordinaria entre la fecha del nacimiento de Jesús, que es la esencia misma del jubileo, y el día y el año a los que enfocaba el jubileo.

2. El siguiente momento crucial importante en el programa de salvación de Dios fue el día cuando Jesús comenzó oficialmente Su obra como Mesías. Ese día Él fue anunciado como el Cordero de Dios que había venido para quitar los pecados del mundo. De acuerdo con nuestro calendario moderno, eso ocurrió el día 26 de setiembre del 29 D.C., y según el calendario bíblico, ése es el primer día del séptimo mes, que es la fecha de la Fiesta del Jubileo (llamada incorrectamente por los teólogos “Fiesta de las Trompetas”). Ciertamente podemos darnos cuenta de las hermosas similitudes que hay entre el anuncio del principio oficial del ministerio de Jesús y la Fiesta del Jubileo.

3. Jesús, como el Cordero de Dios destinado al sacrificio, literalmente sufrió el castigo demandado por la ley de Dios, y ese castigo era equivalente al que habrían recibido aquellos a quiénes Él vino a salvar por cuyos pecados Él pagó. Ese castigo gigantesco comenzó el jueves por la noche en el Jardín de Getsemaní y continuó precisamente hasta antes de la puesta del sol del viernes. Este asombroso evento ocurrió exactamente en el mismo momento que la Biblia prescribía para la celebración de la Pascua. Ese viernes, según el calendario bíblico, fue el día

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catorce del primer mes. Según nuestro calendario moderno, fue el día primero de abril del año 33 D.C.

4. En el año 33 D.C., el calendario Bíblico exigía que la Fiesta de Pentecostés se celebrara el domingo 22 de mayo de nuestro calendario. Ése era el día en el que se debían traer las primicias, o primeros frutos, de la cosecha. Y fue en ese mismo día, el 22 de mayo del año 33 D.C., que el Espíritu Santo fue derramado y los primeros frutos de la era de la iglesia fueron traídos al reino de Dios. Recuerden que en Hechos 2:41 leemos que en ese día alrededor de 3,000 personas fueron salvas.

5. Cada día de Pentecostés a través de toda la era de la iglesia, desde el 33 D.C. hasta el 1988, hacía hincapié en que las primicias debían continuar trayéndose. Por esa razón, la era de la iglesia finalizó el día 21 de mayo de 1988, que fue el día antes de la Fiesta de Pentecostés en ese año. La duración de la era de la iglesia fue de exactamente 1,955 años.

6. Prosiguiendo en nuestro estudio, veremos que la era de la iglesia concluyó el día 21 de mayo del año 1988 D.C. Esta fecha coincidió con el inicio del tiempo en el que Dios comenzó a preparar a las iglesias y al mundo para lo que la Biblia llama la “gran tribulación”. También aprenderemos que durante los primeros 2,300 días de esta tribulación de 8,400 días, virtualmente nadie pudo llegar a ser salvo.

7. Pero entonces, según veremos más tarde, 2,300 días después del comienzo de la gran tribulación, Dios le dio inicio al gran programa final de salvación. Ese día histórico fue el 7 de septiembre del año 1994 D.C.). Fue en esa fecha cuando Dios derramó de nuevo Su Espíritu Santo, para que durante los 17

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años siguientes, una gran multitud de todas partes del mundo fuera salva. 5 ¡Claro está!, nadie se percató de esta acción asombrosa de Dios en el momento en que ocurrió, pero la Biblia nos asegura que sí ocurrió. Ese 7 de Septiembre, según el calendario Bíblico, fue el primer día del séptimo mes, que era el día en que debía celebrarse la Fiesta del Jubileo (incorrectamente llamada, como ustedes recordarán, Fiesta de las Trompetas). Ese año 1994, cuando este grandioso evento tuvo lugar, fue un año de jubileo, como también lo fue el 7 A.C. que fue el año en que nació Jesús. Una vez más vemos la extraordinaria conexión cronológica de la revelación gradual del plan de Dios para la salvación con la cronología bíblica de los días de fiesta ceremoniales.

La Exactitud de los Eventos Importantes de Salvación

Mediante el estudio cuidadoso de la Biblia aprendemos que la revelación gradual de los momentos cruciales importantes en el plan de salvación de Dios para el mundo no es fortuita o errática. Cada evento obedeció a un programa de tiempo muy cuidadosamente planeado que está revelado en el libro de leyes de Dios, la Biblia. He aquí algunos ejemplos:

1. Israel estuvo en Egipto exactamente 430 años. (Éxodo 12:40- 41). Esos años fueron desde el 1877 A.C. hasta el 1447 A.C.

2. Después que Israel salió de Egipto en el año 1447 A.C., tardaron exactamente 40 años en llegar al Río Jordán, el cual atravesaron para entrar en la tierra de Canaán.

3. Según fue profetizado en Daniel 12:12, la obra de Cristo como Mesías tuvo lugar durante un período de precisamente 1,335 días inclusive. Él comenzó Su obra el 26 de septiembre del año 29 D.C. cuando fue anunciado como Cordero de Dios (Juan 1:29), y el 22 de mayo del año 33 D.C., es decir, exactamente 1,335 días después (incluyendo ambas fechas), el Espíritu Santo fue derramado y la era de la iglesia comenzó de manera oficial.

4. La era de la iglesia duró exactamente 1,955 años. Comenzó el día del Pentecostés, el 22 de mayo del año 33 D.C. y terminó el 21 de mayo de 1988 D.C., que fue el día anterior al Pentecostés en ese año.

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5. Transcurrieron exacta y precisamente 13,000 mil años desde la creación en el año 11,013 A.C. hasta el final de la era de la iglesia en el año 1988 D.C., que marcó también el comienzo de la actividad final de Dios para la salvación y el juicio.

6. Se cuentan exactamente 7,000 años desde el diluvio en los días de Noé, que destruyó todo lo que había sobre la faz de la tierra en el año 4,990 A.C., hasta el año 2,011 D.C., y según aprenderemos, éste será el año en el que Dios destruirá el universo actual y lo re-creará como Cielos Nuevos y Tierra Nueva.

7. Tal como fue profetizado en Daniel 8:14, veremos también que hubo precisamente 2,300 días desde el comienzo de la gran tribulación, la cual coincidió con el final de la era de la iglesia el 21 de Mayo de 1988, hasta el derramamiento del Espíritu Santo. Este derramamiento del Espíritu Santo, que ocurrió el 7 de Septiembre de 1994, y esta fecha marca el inicio de la magnífica cosecha final de 17 años, cuyo fruto será una gran cantidad de personas que llegarán a ser verdaderos creyentes.

Estos son algunos de los períodos de tiempo muy precisos que demuestran que Dios preparó de antemano el desarrollo del Evangelio en el mundo.

Dios Usó el Templo para Ilustrar la Verdad Espiritual

Debemos recordar que en algunas ocasiones la Biblia presenta un evento histórico para ilustrar la ira de Dios y también Su misericordia y Su amor. Por ejemplo, la Biblia describe el juicio terrible de Dios sobre el mundo en los días de Noé. Dios utilizó las aguas del diluvio para destruir al género humano. Sin embargo, en I Pedro 3:20, hablando de este diluvio, Dios indica que, “ocho (personas), fueron salvadas por agua”. Así mismo, el paso de Israel, protegido de todo riesgo, a través del Mar Rojo ilustra la salvación, mientras que la destrucción de los ejércitos egipcios en el Mar Rojo ilustra el juicio de Dios sobre los malos. Por tanto, a través de estas ilustraciones, Dios usa el mismo evento para mostrar Su ira y Su misericordia.

De manera similar, Dios usó el templo magnífico construido por Salomón para ilustrar el juicio de Dios y la salvación de Dios también. Este templo, al igual que el tabernáculo en Silo, ilustraba la edificación del reino de Dios durante la era de la iglesia. Sin embargo, más tarde, Dios destruyó el templo en Silo y también el templo de Salomón en Jerusalén a causa de la maldad de Israel y Judá. Del mismo modo, en este tiempo, Dios ha enviado

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Su juicio sobre las iglesias. Estas iglesias estaban tipificadas por el tabernáculo y el templo. Ninguna de las iglesias de la actualidad está incluida en el plan de Dios para la salvación. El templo, que era un tipo de la era de la iglesia, ya no existe más. No ha quedado piedra sobre piedra (Mateo 24:1-3).

Pero Dios usa también el templo de Salomón para tipificar e ilustrar el plan maravilloso de salvación de Dios que está teniendo lugar en nuestros días. Eso es precisamente lo que Él hace cuando describe la dedicación del templo que aparece en la Biblia. Todos los eventos relacionados con esta dedicación tuvieron lugar en el séptimo mes del calendario bíblico (I Reyes 8:2). La Biblia habla del séptimo mes como el final del año (Éxodo 23:16, 34:22). En lo que a la historia del mundo se refiere, nosotros nos encontramos ahora al final del año6. Por consiguiente, todos los eventos relacionados con la dedicación del templo de Salomón tipificaban o señalaban hacia los eventos evangélicos que están ocurriendo ahora, en estos días de la cosecha final.

La Dedicación del Templo Da Información Importante con Respecto al Tiempo

En relación con la dedicación del templo de Salomón, Dios mostró de manera interesante que el fin del mundo ocurrirá un día después de cuando nosotros esperábamos que aconteciese. Y al hacerlo, Él también nos muestra la gran exactitud de la fecha del fin del mundo. Para entender esta información, tenemos que examinar la manera en que Dios usa la frase “día postrero”.

Esa frase “día postrero” aparece solamente en ocho versículos de la Biblia. Cuatro de ellos se encuentran en Juan 6, donde Dios dice que en ese “día postrero” los verdaderos creyentes recibirán sus cuerpos resucitados (Juan 6:39.40, 44, 54). La frase “día postrero” también se halla en Juan 11:24, donde leemos que Marta, de pie junto a la tumba de su hermano Lázaro que había muerto, declara, bajo la inspiración del Espíritu Santo:

...Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.

Esta frase también está registrada en Juan 12:48, donde Cristo declara:

El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

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Los dos ejemplos restantes del uso de Dios de la frase “día postrero” están significativamente relacionados con el último día de la fiesta de los tabernáculos. Esos ejemplos se encuentran en Juan 7:37 y Nehemías 8:18.

La Fiesta de los Tabernáculos y la Fiesta de la Cosecha se celebraban simultáneamente. Ambas fiestas estaban definitivamente relacionadas con el fin del mundo. Por eso, no es sorprendente que Dios use las palabras “día postrero” en conexión con la Fiesta de los Tabernáculos. Es decir, el último día de la Fiesta de los Tabernáculos nos indica cuál será el último día del fin del mundo.

En el calendario ceremonial Bíblico, estas fiestas simultáneas, la Fiesta de los Tabernáculos y la Fiesta de la Cosecha, debían tener una duración de siete días a partir del día 15 del séptimo mes. El día que seguía inmediatamente a estos siete días, al cual la Biblia llama el octavo día, era conocido también como un día de “santa convocación” (Levítico 23:36) y como un “Día de Reposo” (Levítico 23:39). De esta manera, la Fiesta de los Tabernáculos abarcaba en realidad ocho días que comenzaban el día 15 del séptimo mes y concluían el día 22, y este día final tenía que ser guardado como un Día de Reposo.

Sin embargo, el propósito que Dios tenía en relación con esto era mostrarnos que cuando hacemos la aplicación de estos días al fin del mundo, el octavo día debe ser considerado como un día con una duración de dos días, y de este modo, el día 23 del séptimo mes bíblico estará incluido en ese octavo día.

Esta verdad es revelada por Dios en la información bíblica relacionada con la dedicación del templo de Salomón, la cual, según puede demostrarse, se identifica de manera asombrosa con los eventos que tienen lugar al fin del mundo. En II Crónicas, Dios relata la dedicación del templo de Salomón. A continuación, debemos examinar algunas declaraciones que Dios hizo con respecto a esa dedicación:

1. Ocurrió en el séptimo mes (II Crónicas 7:10).

2. La dedicación del altar duró siete días (II Crónicas 7:9).

3. Después de eso, ellos celebraron la Fiesta de los Tabernáculos (la Fiesta de la Biblia) por siete días (II Crónicas 7:8-9). Y de este modo, 14 días ya habían pasado (I Reyes 8:65).

4. Los siete días de celebración de la Fiesta de los Tabernáculos eran seguidos por el octavo día, en el cual celebraban una santa convocación (II Crónicas 7:8-9).

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Este octavo día era observado como un día de Reposo (Levítico 23:39), y en él no debía hacerse ninguna obra, y aun la distancia para viajar estaba limitada. Según Hechos 1:12, la distancia entre el Monte de los Olivos y Jerusalén, que era menos de media milla, era el único trayecto o distancia que les era permitido recorrer en un día de Reposo. De manera excepcional, leemos en I Reyes 8:66:

Y al octavo día despidió al pueblo; y ellos, bendiciendo al rey, se fueron a sus moradas alegres y gozosos de corazón, por todos los beneficios que Jehová había hecho a David su siervo y a su pueblo Israel.

El Octavo Día, el 21 de Octubre del 2011

Según hemos mencionado ya, este octavo día ordinariamente era el día 22º del séptimo mes y debía guardarse como un día de Reposo. Muchas personas habían venido de toda la tierra de Israel (I Reyes 8:65). ¿Cómo podía esperarse que ellos se trasladaran y viajaran en un día que tenía que considerarse un día de Reposo? Dios resolvió este problema, indicando que el octavo día continuaría por un día más. Ese día adicional fue el día 23º del séptimo mes. Leemos esto en II Crónicas 7:10:

Y a los veintitrés días del mes séptimo envió al pueblo a sus hogares, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que Jehová había hecho a David y a Salomón, y a su pueblo Israel.

Observen, por favor, el lenguaje casi idéntico de este versículo con el de I Reyes 8:66 (citado arriba). Recuerden, I Reyes 8:66 se refería al octavo día, que era el día 22º del mes, mientras que II Crónicas 7:10 se refiere al día 23º del mes.

Esta revelación es muy importante cuando entendemos que la dedicación del templo y la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos (la Fiesta de la Biblia), se identifican íntimamente con la consumación del plan del juicio de Dios en el fin del mundo. Esto significa que en el 2011 D.C., el octavo día de la Fiesta de los Tabernáculos (Fiesta de la Biblia) tiene que ser considerado realmente como de dos días de duración. Mientras que el octavo día (el día 22º del séptimo mes), el 20 de octubre, tiene que ser guardado como ellos lo hicieron en II Crónicas 7:10, en el día 23º del séptimo mes, que es el 21 de octubre, 2011. De esta manera, podemos concluir que el 21 de octubre del 2011 será el día final de la existencia de esta tierra.

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Otra Mirada a la Fiesta de los Tabernáculos

Cuando examinamos la dedicación del templo de Salomón, descubrimos que la Fiesta de los Tabernáculos era parte integral de las actividades de dedicación, y nos ayuda a conocer la fecha del fin del mundo. ¿Pero por qué se le llamaba Fiesta de los Tabernáculos?

Vamos a descubrir que la palabra hebrea que se traduce como “tabernáculo” en conexión con esta fiesta es una palabra que aparece traducida más comúnmente como “enramada” o “cabaña”. Por otra parte, también veremos que la palabra “tabernáculo” se identifica con la nube y el fuego que cubrió el tabernáculo durante los 40 años que Israel estuvo en el desierto en su peregrinación desde Egipto hacia la tierra de Canaán. Además, descubriremos que la nube y el fuego representaban los mandamientos de Dios, y así mismo, la edificación de las cabañas representa los mandamientos de Dios. Por tanto, la Fiesta de los Tabernáculos es en realidad la Fiesta de la Ley de Dios o la Fiesta de la Biblia. La Fiesta de los Tabernáculos (la Fiesta de la Biblia), pone de relieve la gloria de Dios según es revelada por medio de la gloria del Libro de la Ley de Dios, la Biblia.

La palabra Hebrea para tabernáculo que Dios colocó en la frase “Fiesta de los Tabernáculos” es la palabra “sukkah”, que también es traducida como “cabaña”. Un pasaje de la Biblia que nos ayuda a entender esta palabra es Isaías 4:5-6. Allí leemos:

Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.

La palabra Hebrea traducida como “dosel” en este versículo debería haberse traducido como “cubierta”, y las palabras “habrá un abrigo” como “habrá una cabaña”. De este modo, una mejor traducción de estos versículos sería ésta:

Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá una cubierta, y habrá una cabaña para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.

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Estos versículos enseñan lo siguiente:

1. “toda la morada del monte de Sión” Esto se refiere a cada aspecto del reino de Dios, del cual somos hechos ciudadanos cuando llegamos a ser salvos.

2. “sobre los lugares de sus convocaciones” Esta es una palabra singular (en el idioma original, nota del traductor) que habla de una gran convocación eterna que incluye a todos aquellos que han llegado a ser salvos.

3. “nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas” Esto se refiere a la ley de Dios, la Biblia, que le da dirección espiritual a la humanidad.

4. “sobre toda gloria habrá una cubierta”. Esto se refiere a la gloria del reino de Dios que tiene la nube de día y el fuego de noche como cubierta.

5. “y habrá un abrigo [cabaña] para sombra contra el calor del día, para refugio y cubierta [escondedero] contra el turbión y contra el aguacero”. La nube y el fuego, es decir, la Palabra de Dios, es una cabaña que cubre y provee un escondedero de la ira de Dios, del turbión y del aguacero.

Anteriormente aprendimos que la nube y la columna de fuego se refieren a la Palabra de Dios. Podemos darnos cuenta de eso cuando observamos que la Biblia habla en muchos pasajes acerca de la nube y la columna de fuego que guiaron a Israel en su peregrinación de 40 años en el desierto. Por ejemplo, leemos en Números 9:21-23:

Y cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, o cuando a la mañana la nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba, entonces partían. O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel seguían acampados, y no se movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían. Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

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En Números 9:15-23, Dios claramente asocia la nube de día y el fuego de noche con los mandamientos de Dios. Y por supuesto, los mandamientos de Dios son la Biblia.

¡Claro está!, nosotros debemos entender que si nunca llegamos a ser salvos, la ley de Dios hará que la condenación de Su ira caiga sobre nosotros. Sin embargo, si somos elegidos de Dios (y podemos saber que lo somos si hemos recibido un alma nueva y resucitada), entonces no estamos sujetos a la pena de la eterna condenación por nuestros pecados. Es decir, la ley ya no puede condenarnos. Antes bien, la ley es la garantía que Dios nos da de que estamos eternamente seguros en Cristo. La propia ley de Dios es la que nos esconde de la ira de Dios. Y la ley de Dios, la Biblia, nos guía para que podamos vivir enteramente para la gloria de Dios.

Por tanto, hemos aprendido que el punto central de la Fiesta de los Tabernáculos es la Biblia, por medio de la cual Dios nos revela Su gloria sobremanera grande. Por esa razón, sería más apropiado referirse a la “Fiesta de los Tabernáculos” como la “Fiesta de la Biblia”.La fiesta de la Biblia se celebraba al mismo tiempo que la Fiesta de la Cosecha, y ésta última se celebraba al tiempo de la cosecha final del año. Espiritualmente, esto indica que la Fiesta de la Biblia glorifica a la Biblia. Este enfoque sobre la gloriosa naturaleza de la Biblia se hace patente también en la gigantesca cosecha final de personas que llegan a ser salvas exactamente antes del fin del mundo.

Esta siega final fue profetizada en Romanos 9:28, donde leemos:

Porque el Señor ejecutará [Griego, logos] su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud.

El vocablo griego “logos” ordinariamente aparece traducido como “palabra”. Por tanto, este versículo hace alusión al breve período de tiempo presente, que según aprenderemos en la Biblia, es el período de los 17 años finales de la historia de la tierra. La clave para entender la importancia de estos 17 años es la gloriosa Palabra (logos)de Dios por medio de la cual Él está salvando ahora una gran multitud que ninguno puede contar (Apocalipsis 7:9). Esta evangelización final del mundo que está teniendo lugar actualmente no tropezará, ni fallará. Será una transición sin defectos ni vacilaciones, hacia su consumación total, cuando en un breve período de tiempo Cristo regrese y arrebate a todos los creyentes verdaderos, los elegidos, en todo el mundo para que estén eternamente con El en los nuevos cielos y nueva tierra.

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Capítulo 4. Comenzamos Nuestra Búsqueda

de la Cronología del Fin

Vamos a hacer ahora un bosquejo de las verdades básicas de la Biblia que nos guían hacia la comprensión cabal de la cronología final de la historia.

A lo largo de los últimos 2,000 años, tiempo durante el cual toda la Biblia ha estado disponible, creyentes verdaderos, devotos y dedicados, han escudriñado seriamente la Biblia para tratar de descubrir la revelación futura de la historia de esta tierra. Todos ellos estaban conscientes de una verdad, a saber, que vendría el momento en el que la historia de este mundo llegaría a su fin, y que esto coincidiría con el regreso de Jesús como el justo juez de la tierra, y el rapto de todos los creyentes verdaderos hacia un nuevo cielo y una nueva tierra, donde habrían de reinar eternamente con Cristo.

Sin embargo, antes que ese momento llegara, habría un período de cierta especie de gran tribulación. Generalmente y de manera equivocada se entendía que ése sería un tiempo de persecución física y masiva para los creyentes en Cristo. Pero en realidad, ése es un tiempo que sólo puede ser entendido espiritualmente.

Algunos capítulos de la Biblia tales como Mateo 24 y Marcos 13 fueron estudiados particularmente con gran cuidado porque parecían indicar que la tal tribulación tendría lugar precisamente antes del regreso de Cristo. Es cierto que dentro de estos dos capítulos, Dios nos da la mejor pista que nos ayuda a construir un sistema bíblico que vincule el pasado con el final de la historia. Esa pista se encuentra en Marcos 13:28, donde Dios declara:

De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.

Este versículo no comenzó a entenderse sino hasta hace unos 60 años, el 14 de mayo 1948. En esa fecha, la higuera bíblica, la nación de Israel, volvió a ser una nación real entre las demás naciones del mundo. Eso fue casi un milagro, porque desde el año 70 D.C., cuando Israel junto con la ciudad de Jerusalén y el templo fueron totalmente destruidos por los romanos, Israel no había sido una nación del mundo con territorio propio. Sin embargo, casi milagrosamente, el 14 de mayo de 1948, Israel volvió a ser una nación en un territorio de su propiedad.

De inmediato, muchos Cristianos asociaron, de manera correcta, este dramático evento con la profecía de la higuera de Marcos 13:28. Ellos vieron

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correctamente que Dios tipificó a la nación de Israel como una higuera, y que esa higuera con hojas se refería a Israel que volvía a ser nación.7

Debido a que este versículo insiste en que cuando la higuera tenga hojas, todos los eventos registrados en Marcos 13 y Mateo 24 habrán de tener lugar, debemos reconocer que Dios ha dado en él una pista excepcional de que el tiempo del fin del mundo está muy próximo porque una lectura cuidadosa de Mateo 24 y de Marcos 13 muestra que esos eventos se identifican con un tiempo de gran tribulación (Mateo 24:21), que será seguido por el regreso de Cristo (Mateo 24:29-31).

Otra pista que Dios nos da se encuentra en Apocalipsis 7:9-14, donde Dios habla de una gran multitud la cual nadie podía contar, que saldría de la gran tribulación. (El artículo “la” no fue traducido, pero está en el original Griego). (Nota: El autor se refiere a la versión inglesa King James). Adicionalmente, en Lucas 21:22, donde también se habla del tiempo de la gran tribulación, Dios se refiere a esta tribulación como un tiempo de venganza. El castigo de Dios sobre los malos es un tiempo de venganza. En la gran tribulación, Dios ha comenzado a preparar a las gentes del mundo y a todas las iglesias locales para la consumación de Su proceso de juicio.

El siguiente versículo que nos resulta útil es Mateo 24:22, donde leemos:

Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.

Según parece, este versículo dice que éste es un tiempo de gran tribulación, en el cual Dios comenzará a tomar venganza de la humanidad. Sin embargo, debido a que muchos de los elegidos de Dios, aquellos que fueron escogidos por Dios para que fueran salvos (Efesios 1:3-6), aun no han llegado a ser salvos, el período de tribulación ha sido acortado. En otras palabras, este período de gran tribulación se identifica mucho con el plan del juicio de Dios, pero al mismo tiempo está identificado con un aumento repentino en la actividad de salvación. ¿Cómo podemos reconciliar estas ideas?

Hemos aprendido del examen de la revelación gradual de los eventos históricos de la Biblia, y de la enseñanza de Colosenses 2:16-17, que esos eventos se relacionan con los días de fiesta ceremoniales. El año del jubileo, por ejemplo, hace hincapié en que la libertad (la salvación) tiene que ser promulgada en el mundo. La realidad es que toda la evidencia Bíblica indica

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que, con toda probabilidad, Jesús, que es la misma esencia del jubileo, nació el Día de la Expiación del año 7 A.C. que fue un año jubilar, y en esa ocasión se tocó el shophar (cuerno de carnero) del Jubileo (en hebreo “teruah”, Levítico 25:9).8

Por otra parte, aprendimos que Jesús fue anunciado oficialmente como el Cordero de Dios el 26 de septiembre del 29 D.C., que bíblicamente era el primero de Tishri 1 (Tishri es el séptimo mes), y a ese día también se le conoce como “Día del Jubileo” (Números 29:1). Debido a que Cristo, el Jubileo, había venido y fue oficialmente anunciado, el escenario estaba listo para que el Evangelio le fuera anunciado a todo el mundo. Siete semanas después del Domingo de la resurrección de Jesús, el Espíritu Santo fue derramado y la evangelización mundial comenzó.

Ese gran auge en la actividad de salvación parece tener relación con un año jubilar. Por lo tanto, a partir del año 1948, ¿cuándo tendría lugar otro año de jubileo? Hay exactamente 50 años entre un año jubilar y el siguiente. En efecto, 1994 fue el primer año de jubileo después de 1948, que tuvo lugar exactamente 2,000 años después del 7 D.C., año jubilar, cuando Cristo, que es la misma esencia del jubileo, nació.

El jubileo definitivamente se relaciona con el programa de Dios para la salvación. Pero la Biblia nos asegura que este año de jubileo está en medio del período de gran tribulación, que es un tiempo de preparación para las actividades del juicio final de Dios. ¿Cómo pueden estos eventos simultáneos contradictorios ocurrir al mismo tiempo y relacionarse con el año 1994?

La profecía de Daniel 8 resulta muy útil. En Mateo 24, donde aprendemos acerca de esta gran tribulación, Dios nos dirige al Libro de Daniel para que busquemos más información. Mateo 24:15-16 declara:

Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.

En Daniel capítulo 8, Dios habla de un tiempo de 2,300 días durante el cual gobernaría un rey cruel, que haría que el sacrificio diario fuera quitado y la abominación o prevaricación desoladora durara hasta que el santuario y el ejército fueran pisoteados (Daniel 8:12-14). Espiritualmente, eso significa que el verdadero Evangelio sería reemplazado por el evangelio satánico.

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Con respecto a la visión de los 2,300 días, Dios declara, de manera significativa, en Daniel 8:17: “...la visión es para el tiempo del fin”.

Hemos mencionado que el año 1994 es un año jubilar cuyo énfasis principal es la proclamación mundial del Evangelio. ¿Es ese año, entonces, el final del período de los 2,300 días mencionados en Daniel 8, durante los cuales está teniendo lugar la gran abominación?

Si eso fuera así y puesto que 2,300 días antes del año 1994 es el año 1988, ¿no podría ser ése acaso el año en el que comenzó la gran tribulación? Eso significaría que durante ese tiempo, en la primera parte de la gran tribulación, prácticamente nadie llegó a ser salvo, pero también significaría que durante la última parte de la tribulación, una gran multitud, la cual nadie puede contar, sería salva (Apocalipsis 7:9-14).

Mientras reflexionamos acerca de esto, deberíamos de observar que en Hechos 7:11 las palabras “gran aflicción” [usadas en la versión inglesa King James] se usan en conexión con la experiencia de Jacob y todo Israel cuando salieron de la tierra prometida, la tierra de Canaán, en dirección a Egipto para escapar de los siete años de hambre. Nosotros sabemos que ésa fue una experiencia terrible para Jacob. Las palabras “gran aflicción” son las mismas palabras Griegas que aparecen traducidas como “gran tribulación” en Mateo 24:21. 9

De manera muy significativa, vemos que Jacob se fue a Egipto durante aquel tiempo de gran tribulación en el año 1877 A.C. El año que estamos examinando en conexión con la gran tribulación de Mateo 24:21 es el año jubilar 1994. Estos años, 1877 A.C. y 1994 D.C., están separados por 3,870 años. 1,877 + 1,994 – 1= 3,870. (Puesto que el año cero no existe, al pasar del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, se debe sustraer un año). Muy sorprendentemente 3,870 = 3 x 1,290.

El número 1,290 parece ser muy importante porque hubo otro momento en el que Israel fue echado de la tierra prometida. Jerusalén y el templo fueron completamente destruidos por los babilonios. Esto ocurrió en el año 587 A.C., durante un período de 70 años de gran ira de Dios sobre la nación de Judá. Este período de 70 años comenzó en el año 609 A.C. y terminó en el año 539 A.C., cuando la ciudad de Babilonia fue derrotada por los medos y los persas. El terrible evento, la destrucción de Jerusalén y el templo, tuvo lugar en el año 587 A.C. De maneracuriosa y ciertamente muy importante, los tres años que estamos examinando (1877 A.C., 587 A.C., y 1994 D.C.) se relacionan entre sí por medio del número 1,290.

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1877 A.C. – 587 A.C. = 1,290 años

587 A.C. al 1994 D.C. - 1 = 2,580 años = 2 x 1,290

1877 A.C. al 1994 D.C. – 1 = 3,870 años = 3 x 1,290

El número 1,290 se pone de relieve en la Biblia en conexión con la actividad espiritual que sucede en cada una de las tres ocasiones mencionadas. La Biblia enfatiza este papel del número 1,290 en Daniel 12:11, donde leemos:

Y desde el tiempo que sea quitado el continuo hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días.

Debemos recordar que en algunas ocasiones, Dios habla de un día para representar un año. Por ejemplo, en Números 14:34, Dios indicó que Israel permanecería en el desierto por cuarenta años, de acuerdo con los 40 días en los que los espías estuvieron inspeccionando la tierra de Canaán. Por esa misma razón, los 1,290 días de Daniel 12:11 pueden ser interpretados como 1,290 años. Dios definitivamente está relacionando el tiempo terrible en el que Jacob tuvo que abandonar la tierra prometida para irse a Egipto, con el tiempo en que la nación de Judá fue arrojada de Jerusalén, y con algo terrible que sucedió en el año jubilar 1994. ¿Qué cosa terrible podría ser ésa?

Nosotros sabemos que la tierra de Canaán se usa en la Biblia para tipificar el reino de Dios. Jerusalén y el templo también tipifican exteriormente el reino de Dios. Por tanto, para Jacob y su familia el abandonar la tierra de Canaán fue como abandonar el reino de Dios. Así mismo, ser echados de Jerusalén, y saber que el templo había sido destruido, fue como ser arrojados del reino de Dios. Pero, ¿qué tipificaba al reino de Dios en el año 1994? A lo largo de la era de la iglesia, todas las iglesias locales tipificaban el reino de Dios porque ellas eran la institución divina que Dios había designado para que representara exteriormente ese reino. Ellas eran las guardianas de la Biblia, y tenían la responsabilidad de llevar el Evangelio por todo el mundo.

La gran tribulación que experimentó Jacob (Hechos 7:11-12) abarcó siete años de hambre, pero durante ese período, el peor momento tuvo lugar al final de dos años, cuando Jacob tuvo que abandonar la tierra prometida (1877 A.C.). La orden que recibieron Jacob y su familia de salir de la tierra de Canaán era como una orden de salir del reino de Dios. Nada podía haber sido más traumático que eso porque significaba que la tierra prometida, la tierra de Canaán, se había rendido a los paganos que estaban en el reino de Satanás. Por tanto, simbólicamente, era como si a Satanás se le hubiera dado

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el gobierno del reino de Dios. Por consiguiente, el año 1877 A.C. fue un año triste y terrible.

Del mismo modo, el año más terrible de aquella experiencia de 70 años para Israel, fue el año 587 A.C. cuando Jerusalén y el templo, que también tipificaban el reino de Dios, fueron destruidos. En ese año, por orden de Dios, el rey de Babilonia, que tipificaba a Satanás (Isaías 14), destruyó el templo y a Jerusalén. Una vez más, era como si el reino de Dios en la tierra hubiese llegado a su final.

Estos dos eventos históricos tipificaron lo que sucedió en el año jubilar de 1994 D.C. Por 1,955 años, las iglesias en todo el mundo eran un símbolo del reino de Dios, tal como lo había sido la tierra de Canaán en los días de Jacob, y como lo habían sido también Judea, la tierra de Israel, Jerusalén, y el templo en la época de Israel.

Vamos a descubrir que un poco antes de 1994, Dios dejó de usar a las iglesias como representantes del reino de Dios. Por esa razón, el maravilloso año jubilar de 1994 fue un año horrible para las iglesias. En todo el mundo Dios otra vez estaba salvando números incontables de personas mientras que las iglesias permanecían bajo el dominio espiritual de Satanás. Realmente, Dios ya no habría de usar nunca más a las iglesias como representantes del reino de Dios. La situación fue similar a la del 1877 A.C., cuando la tierra de Canaán quedó sujeta al dominio de los paganos, y a la del año 587 A.C., cuando la tierra de Judea quedó sujeta al dominio del rey de Babilonia.

El año 1877 A.C. dividió la tribulación que Jacob experimentó en dos partes, del mismo modo que el año 587 A.C. dividió los 70 años del período de tribulación que experimentó Israel en dos partes. Así también la gran tribulación de nuestros días fue dividida en dos partes en el año 1994, cuando vino a ser cierto que Dios dejó para siempre de usar a las iglesias como representantes de Su reino.

Puesto que estos dos períodos de tribulación de siete y setenta años son modelos de la gran tribulación de nuestra época, podríamos esperar que este período de tribulación actual también se identifique con el número siete. Ya hemos descubierto que la primera parte de la gran tribulación parece identificarse con los 2,300 días de Daniel 8. Debido a que la experiencia de tribulación de Jacob abarcó siete años, y la experiencia de la tribulación de Judá abarcó 70 años, podemos esperar que en el tiempo total de la gran tribulación actual también se ponga de relieve el número siete. Podrían ser 7,000 días o posiblemente 7 x 12 x 100, lo cual equivale a 8,400 días. Espiritualmente, el número 100 significa “carácter completo” y el número 12 significa “plenitud”. Más adelante descubriremos que el período de gran tribulación es de 8,400 días (23 años), y hay mucha información bíblica

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adicional que demuestra sólidamente que eso es así. De manera asombrosa, hay exactamente 8,400 días en 23 años, y el número 23 muy frecuentemente se identifica con la ira de Dios.

Además, advertiremos el paralelismo que existe entre la división en dos partes de los siete años, de los 70 años, y de los 8,400 días. Según hemos aprendido, el período de siete años de la tribulación de Jacob fue subdividido en dos partes. La traumática experiencia de abandonar la tierra de Canaán ocurrió al final de los primeros dos años del total de siete años (Génesis 45:6-8). Por lo tanto, la primera parte fue de dos séptimos, es decir, fue el 28.6% del período total. De igual manera, la tribulación de Judea comenzó en el año 609 A.C., cuando el Rey Josías murió, y continuó hasta el año 539 A.C., cuando Babilonia fue conquistada por los medos y los persas. Este período de 70 años fue dividido en dos partes también. La primera parte fue de 22 años. Veintidós años es el 31.4% de 70 años.

Recuerden que la tribulación de Jacob y la tribulación de Judea son patrones o modelos de nuestra gran tribulación actual. En consecuencia, podríamos esperar que la duración de la primera parte de la gran tribulación de nuestros días también estuviera próxima al 28.6% o al 31.4% del período total de tribulación. Y de hecho, vemos que 2,300 días es el 27.4% de 8,400 días, y por tanto, podemos darnos cuenta del paralelismo que existe por lo próximos que están el 27.4%, el 28.6% y el 31.4%. Más adelante descubriremos muchas pruebas en la Biblia que nos muestran que la división provisional de 2,100 días como la primera parte de un período de gran tribulación de 8,400 días es muy exacta.

De esta manera, veremos que los 8,400 días ponen de relieve también el número 7 (7 x 12 x 100), y este período igualmente parece estar dividido en dos partes, siendo la primera parte un 30% del tiempo total. Y puesto que 23 años es igual a 8,400 días, y el número 23 se identifica frecuentemente en la Biblia con la ira de Dios, eso nos da pábulo para creer que la duración del período de la gran tribulación es precisamente de 8,400 días.

Leemos en I Pedro 4:17:

Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?

En este versículo, Dios está hablando de un tiempo preparatorio para el juicio de Dios que habría de venir y que tendría que comenzar en las iglesias. Por tanto, un período de 8,400 días (23 años) podría ser posiblemente ese período de tiempo.

Los 2,300 días que se identifican con la primera parte de esta gran tribulación pueden también identificarse con Apocalipsis 8:1, donde leemos:

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Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.

El tiempo como de “media hora” fue un tiempo durante el cual, en todo el mundo y dentro de las iglesias, prácticamente nadie llegó a ser salvo. Podemos saber que esto es así porque en Lucas 15:10 leemos:

Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

Cuando la gente no está siendo salva, hay silencio en el cielo porque no hay gozo.

De este modo, estamos descubriendo que al final de la era de la iglesia, hay un período de 8,400 días (23 años) que comienza con un período de 2,300 días, y en ese tiempo, el mundo entero, y especialmente las iglesias, están siendo preparados para el día del juicio.

Esa es la razón por la que leemos, por ejemplo, en Apocalipsis 13:7 y 8 acerca de una bestia (Satanás) que sale del mar (la ira de Dios), y que vence a los santos (los echa de las iglesias), y también domina al mundo.

Sin embargo, como ya hemos mencionado, el año 1994 fue un año jubilar, en el cual, el Espíritu Santo fue derramado (Ezequiel 39:25-29; Joel 2:28-32), y un gran período final de evangelismo mundial comenzó a ser llevado a cabo. Nuestro deseo era creer que eso significaba que las iglesias iban a ser nuevamente usadas por Dios. Sin embargo, según estamos aprendiendo ahora, las iglesias locales que surgieron en todo el mundo estaban tipificadas por el templo, y Dios nos asegura que vendría el tiempo cuando el templo sería destruido y no quedaría piedra sobre piedra (Mateo 24:1-3). En ninguna parte leemos que el templo, mencionado en Mateo 24, sería reconstruido después de haber sido hollado. Es decir, nunca más Dios habría de usar ninguna iglesia para anunciarle el Evangelio al mundo.

La gran tribulación se prolonga por todo el período de 8,400 días que son exactamente 23 años. Esto significa que a partir de 1994, el año jubilar, Dios usó otro método para anunciarle el Evangelio al mundo. Él ya no continuó usando a las congregaciones locales. Es decir, mientras que en cierto modo el año 1994 fue un año maravilloso de un renovado alcance del Evangelio en todo el mundo, para las iglesias locales ése fue un año terrible porque las iglesias habrán de continuar bajo la ira de Dios hasta el final de los 8,400 días del período de gran tribulación.

La Fecha del Final de la Era de la Iglesia

La información que hemos examinado hasta aquí nos asegura que el año jubilar 1994 fue el final del período de 2,300 días, durante los cuales

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prácticamente nadie llegó a ser salvo en ninguna parte del mundo. Ese hecho nos ayuda a descubrir la fecha del final de la era de la iglesia, la cual coincide con el comienzo de la gran tribulación de 23 años (8,400 días).

Un período de 2,300 días es igual a seis años y algunos meses más. Por tanto, el final de la era de la iglesia tiene que haber ocurrido seis años antes del año 1994. Es decir, tiene que haber ocurrido en el año 1988.

Para descubrir el día preciso del año 1988 en el que la era de la iglesia llegó a su final, debemos recordar que la era de la iglesia estaba relacionada con el día ceremonial de la Fiesta de las Semanas, y a ese día también se le llama “día de Pentecostés”, que se celebraba cincuenta días después del sábado siguiente a la Pascua, es decir, el domingo que venía después de las siete semanas contadas a partir del primer sábado (o día de reposo judío) posterior a la Fiesta de la Pascua En ese día, se traían al templo las primicias o primeros frutos de la cosecha, y eso anticipaba la recolección de la primera cosecha mundial de verdaderos creyentes que fueron traídos al reino de Dios. El comienzo oficial de la era de la iglesia fue el día de Pentecostés del año 33 D.C. Si sincronizamos ese día con nuestro calendario, ese día fue el 22 de mayo del año 33 D.C.

El día de Pentecostés cada año indicaba espiritualmente que la recolección de las primicias continuaba por un año más. Sin embargo, en el año 1988 D.C., esa recolección de las primicias que estaba identificada con el Pentecostés llegó a su final. En el año 1988, el día de Pentecostés fue el 22 de mayo, y por tanto, el último día de la era de la iglesia fue el día anterior al 22 de mayo, es decir, el día 21 de mayo. De manera muy curiosa, eso significa que la era de la iglesia, que comenzó oficialmente el 22 de mayo del 33 D.C., se había prolongado desde el 33 D.C. hasta el año 1988 D.C., lo cual hace un total de exactamente 1,955 años. Y ésa es otra evidencia de la exactitud de la cronología Divina de la historia.

Por esa razón, el 21 de mayo de 1988, fue el final oficial de la era de la iglesia y el comienzo oficial de la gran tribulación. Los 2,300 días de la primera parte de la gran tribulación terminaron entonces el día 7 de septiembre de 1994. De manera significativa, el 7 de septiembre de 1994, de acuerdo con el calendario bíblico de los días de fiesta, fue el primero de Tishri, al que la Biblia también llama “Fiesta del Jubileo”. Recuerden que la palabra “jubileo” está enteramente relacionada con el hecho de anunciarle el Evangelio al mundo.

Después del período de los 2,300 días, aun quedan 6,100 días (8,400 – 2,300 = 6,100) del período de 23 años (u 8,400 días) de la gran tribulación. El final de esos 6,100 días será, por tanto, el 21 de mayo del año 2,011.

Aprendimos anteriormente que el último día de la existencia de esta tierra, según lo indica la celebración de la Fiesta de los Tabernáculos (o

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Fiesta de la Biblia) es el 21 de octubre del 2011. Y por tanto, después de la gran tribulación tiene que haber un período final de 153 días, que, como veremos más adelante es el día del juicio en el que Dios consumará Su proceso de castigo sobre aquellos que no son salvos.

Por la misericordia de Dios, ésta es la cronología de la historia que tentativamente hemos podido descubrir y que llega hasta el mismo fin del mundo. Y ahora, vamos a mostrar las pruebas que da la Biblia de la exactitud de esta cronología.

Una regla fundamental que ha resultado muy útil en este intento es la que está expuesta en Colosenses 2:16-17, donde Dios declara:

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

En estos versículos tan ilustrativos, Dios declara el principio de que las fechas en que se celebraban las diversas leyes ceremoniales están relacionadas y apuntan hacia las fechas de cosas que habrían de venir. Por esa razón, podemos entender inmediatamente por qué Jesús, el Cordero de Dios, fue crucificado el día 14º del primer mes (el 14 de Nisán) del calendario bíblico, que era el día de la Pascua. Podemos también entender por qué el Espíritu Santo fue derramado y la iglesia comenzó casi siete semanas más tarde, en el mismo día en que Israel estaba celebrando la fiesta de Pentecostés.

Otra profecía muy útil de la Biblia acerca de la cual ya hablamos con anterioridad en este estudio es la que aparece en Marcos 13:28-29 y en la cual Dios nos enseña:

De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.

La nación de Israel está tipificada frecuentemente en la Biblia por una higuera. Después de haber estado sin patria y sin identidad nacional por casi 2,000 años, Israel, de modo casi milagroso, volvió nuevamente a ser una nación real en el mundo. Muchos maestros bíblicos han visto en este evento un cumplimiento de esta profecía de Marcos 13. Puesto que este evento ocurrió el 14 de mayo de 1948, estos versículos nos enseñan que todos los eventos mencionados en Marcos 13 muy pronto habrían de tener lugar, en los años posteriores al 1948.

Otra pista muy útil que nos ayudó a descubrir la cronología que nos lleva hasta el fin del mundo es el hecho de que el año 1994 fue un año

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jubilar. Ya hemos visto que Jesús, que es la misma esencia del jubileo, nació en el año 7 A.C., que fue un año jubilar. Recuerden que el Jubileo significaba que la libertad (la salvación) tenía que ser publicada al mundo.

Un estudio muy cuidadoso de Marcos 13, y algunos capítulos paralelos como el de Mateo 24, Lucas 17 y Lucas 21, indica que los siguientes eventos habrían de suceder en la medida en que Dios fuera poniéndole fin a la historia del mundo.

1. Vendría un tiempo en el que todas las iglesias en todo el mundo, que estaban tipificadas por el templo de Dios, llegarían a su fin. “No quedará aquí piedra sobre piedra”. (Mateo 24:2). Serían destruidas por Satanás, que es llamado la “abominación desoladora” (Mateo 24:15). 10

2. Ese sería un tiempo de gran tribulación en el que a los creyentes verdaderos se les echaría de sus iglesias o se les ordenaría que se marcharan de ellas. Sería un tiempo de gran apostasía en las iglesias, por cuanto Satanás ya habría entrado en muchas de ellas con señales y prodigios (Mateo 24:24).

3. Este tiempo de tribulación está tipificado por los siete años de tribulación que Jacob experimentó cuando en el año 1877 A.C. Dios le mandó que saliera de la tierra prometida, Canaán, y se fuera a vivir en Egipto.

4. Este tiempo está también tipificado por el período de 70 años, del 609 A.C. al 539 A.C., en el que la ira de Dios estuvo sobre Judá. Ése fue el período de 70 años que se prolongó desde el 609 A.C., cuando Josías, el último rey bueno, fue muerto, hasta el 539 A.C., cuando Babilonia fue conquistada por los medos y los persas, que permitieron que los judíos cautivos regresaran a Jerusalén. En medio de esa experiencia tan terrible para Israel, en el año 587 A.C., los babilonios destruyeron completamente a Jerusalén y el magnífico templo de Salomón.

5. En un grado menor, podríamos mencionar que este tiempo también está tipificado por el período de siete meses en el que

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el arca del tabernáculo de Silo capturada por los filisteos estuvo en tierra de ellos. Eso ocurrió en el año 1068-1067 A.C.

De este modo, el número 7 parece estar íntimamente relacionado con la duración de la gran tribulación acerca de la cual leemos en Mateo 24, y vimos que, con toda probabilidad, el número 23 estaba asociado con el período de gran tribulación. Ese número se usa repetidamente en la Biblia como representación de la ira de Dios, y el período de gran tribulación es definitivamente un tiempo cuando Dios está preparando las iglesias y el mundo para la ira de Dios, que seguirá inmediatamente a este período. Los números 7 y 23 llegaron a ser cada vez más relevantes cuando descubrimos que 8,400 días equivalen precisamente a 23 años. El número 8,400 es igual a 7 x 12 x 100, y de este modo, tanto el número 7 como el número 23 se ponen de relieve en este período de 8,400 días o 23 años de gran tribulación.

Vimos también que este período de 8,400 días de tribulación estaba dividido en dos partes. De acuerdo con lo que aprendimos de Apocalipsis 8:1, durante la primera parte de ese período, virtualmente nadie llegó a ser salvo en ninguna parte del mundo. Nosotros identificamos esa primera parte con las 2,300 tardes y mañanas de Daniel 8:13-14.

Descubrimos que durante la segunda parte de la gran tribulación, una gran multitud, la cual nadie podía contar, está llegando a ser salva en todo el mundo (Apocalipsis 7:9-14). Esto tenía que suceder enteramente fuera de las iglesias, las cuales tendrán que permanecer bajo la ira de Dios.

También descubrimos que la Fiesta ceremonial de los Tabernáculos (Fiesta de la Biblia), que no era más que la sombra de cosas por venir, estaba identificada con el mismísimo día postrero, y puesto que el día postrero se identifica, a su vez, con el fin del mundo, la cronología bíblica de la Fiesta de los Tabernáculos debe también identificarse con el fin del mundo.

Y además, debemos tener en cuenta una información más difícil, y es la declaración de Marcos 13:24-26, donde leemos:

Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria.

Aun tenemos que aprender más acerca de este período. Resumiendo todo lo que hemos aprendido hasta aquí, podemos

concluir que el desarrollo de los eventos en preparación para el fin del mundo parece ser como sigue:

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1. La era de la iglesia, la cual comenzó en el 33 D.C., habría de terminar en algún momento posterior a 1948, que fue el año cuando Israel volvió a ser una nación real entre las naciones del mundo.

2. Debido a que la era de la iglesia comenzó el día de Pentecostés, y ha estado íntimamente identificada con el Pentecostés, es decir, con la recolección de las primicias de la cosecha, el final oficial de la era de la iglesia debía ocurrir el día anterior al día de Pentecostés del año en que la era de la iglesia concluyera.

3. Debido a que la última parte de la gran tribulación tenía que identificarse con una gran multitud que llegaría a ser salva, esa última parte debió comenzar en el año 1994, que fue un año jubilar.

4. Puesto que la primera parte de la gran tribulación tenía que identificarse con los 2,300 días de Daniel 8, en los que prácticamente nadie llegaría a ser salvo, el comienzo de la gran tribulación, que debía coincidir con el final de la era de la iglesia, tiene que haber ocurrido en algún momento del año 1988 (2,300 días equivalen a un poco más de seis años).

5. Puesto que el final oficial de la era de la iglesia tuvo que ocurrir el día anterior al Pentecostés del año 1988 y nosotros descubrimos que el día de Pentecostés fue el 22 de mayo. Entonces, el final de la era de la iglesia y el comienzo de la gran tribulación tienen que haber ocurrido el día 21 de mayo de 1988.

6. Puesto que la primera parte de la tribulación, durante la cual prácticamente nadie llegaría a ser salvo, tenía que ser de 2,300 días, y 2,300 días después del 21 de mayo de 1988, nos llevan al 7 de septiembre de 1994, entonces, esta fecha tiene que ser la fecha del comienzo de la gran cosecha de personas que tendrán que ser salvas a lo largo de los 6,100 días que quedan de los 8,400 (o 23 años) de la gran tribulación.

7. El final de los 6,100 días posteriores al 7 de septiembre de 1994 es el 21 de mayo del 2011, el cual tiene que ser el final de la gran tribulación.

8. En el año 2011, ¿Cuál es el último día de la Fiesta de los

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Tabernáculos (Fiesta de la Biblia)? Nosotros hemos aprendido que ese día será el 21 de octubre del 2011. Por lo tanto, hay cinco meses, que equivalen a 153 días de nuestro calendario, durante los cuales los eventos de Marcos 13:24-27 habrán de tener lugar. Ciertamente, todo esto nos confirma que, con toda probabilidad, hemos llegado a una comprensión correcta de la manera gradual en que se desarrollarán los eventos que conducen al fin del mundo. En Apocalipsis 9, Dios habla de un período de cinco meses que se identifica con el tiempo en el que el sol se oscurece y el juicio ha comenzado. Y 153 días, desde el 21 de mayo hasta el 21 de octubre, son exactamente cinco meses.

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Capítulo 5. ¿Es Exacta Nuestra Comprensión de la Cronología de la Historia?

Pero ahora viene la pregunta importante. ¿Cuán seguros podemos estar de esta cronología? Este es un tema tan asombroso, que ciertamente quisiéramos que Dios nos diera una certeza mayor acerca de si ésta es en efecto una interpretación válida de la cronología del fin.

La Biblia habla de otro evento estupendo que es el punto central del plan de salvación de Dios. Ese evento fue la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Si no podemos estar totalmente seguros de que Cristo resucitó como prueba de que El había pagado completamente los pecados de los elegidos, entonces pondríamos en duda todo el programa de salvación.

Para darnos esa seguridad, leemos en Hechos 1:1-3:

En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

Y Dios dice en I Corintios 15:3-8:

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

La Biblia enseña claramente que era intención de Dios que la verdad de la resurrección de Cristo fuera indisputable. Aquél que persiste en negar esta verdad asombrosa no es más que sabio en su propia opinión, y piensa que sabe más que Dios.

De manera sorprendente, cuando Dios abre nuestros ojos a la cronología de los eventos finales de la historia del mundo, Dios también nos

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da muchas pruebas que nos aseguran que hemos entendido correctamente el momento preciso de los eventos finales de la historia de la tierra.

Hasta aquí, hemos presentado un bosquejo hasta cierto punto tentativo de la cronología de los eventos finales de este mundo, y puesto que esos eventos son tan importantes vamos a resumirlos una vez más. Éstas son las fechas a las que hemos llegado:

1. La crucifixión de Jesús tuvo lugar el día 14º del primer mes del 33 D.C. Es decir, el 14 de Nisán del año 33 D.C., según el calendario Bíblico, y ese día fue el 1 de abril del año 33 D.C. en nuestro calendario moderno.

2. La era de la iglesia comenzó oficialmente el día de Pentecostés posterior a esa fecha, es decir, el 22 de mayo del año 33 D.C.

3. La era de la iglesia terminó y los 8,400 días de gran tribulación comenzaron el día anterior al Pentecostés de 1988, y ese día fue el 21 de mayo de 1988.

4. Los primeros 2,300 días de la gran tribulación comenzaron el día 21 de mayo de 1988, y terminaron el 7 de septiembre de 1994.

5. La segunda parte de la gran tribulación, que tiene una duración de 6,100 días (8,400 – 2,300 = 6,100), comenzó el 7 de septiembre de 1994 y terminará el 21 de mayo del 2011.

6. Los cinco meses finales de la historia de la tierra comenzarán el 21 de mayo del 2011 y concluirán el 21 de octubre del 2011.

Hasta aquí, hemos presentado el bosquejo básico de las coyunturas importantes que conducen hasta el fin del mundo. También hemos mostrado la información bíblica que nos hace llegar a esta información cronológica.

Pero ahora, queremos examinar las fechas presentadas en este bosquejo cronológico a la luz de cualquier otra información que la Biblia pueda darnos, y vamos a descubrir que Dios ha dado tanta información adicional que podemos saber, sin lugar a dudas, que esta cronología es absolutamente precisa. Ahora pues, vamos a explicar punto por punto para mostrar de qué manera tan sólida armoniza todo este patrón cronológico.

Comenzaremos con la duración de la era de la iglesia, que comenzó el 22 de mayo del año 33 D.C. y terminó el 21 de mayo de 1988. Ese tiempo

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de la era de la iglesia incluye tanto el día 22 de mayo del año 33 D.C. como el día 21 de mayo del año 1988. Esto significa que la era de la iglesia abarcó un período de 1,955 años (1988 – 33 = 1,955) exactamente. La frase “exactamente” armoniza de manera perfecta con la exactitud de las acciones de Dios en el pasado. Por ejemplo, Israel estuvo en Egipto 430 años hasta “el mismo día” (Éxodo 12:40-41). Puede mostrarse también, a partir de la información bíblica, que desde el día que Israel salió de Egipto hasta que llegó al Río Jordán y se dispusieron a cruzarlo, transcurrieron 40 años exactamente.

Además, debido a que Cristo hablaba en parábolas, podemos ver el carácter exclusivo que tienen estos 1,955 años. Recuerden que una parábola es una historia terrenal con un significado celestial. Y por eso, las palabras o números (que son también palabras), pueden tener un significado terrenal, literal, y también podrían tener un significado espiritual. De este modo, el número 3 con frecuencia simboliza espiritualmente el propósito de Dios. Este sería un buen momento para explicar de nuevo el significado espiritual que Dios pone de relieve frecuentemente por medio del uso de los números:

2 - Aquellos que han sido comisionados para llevar el Evangelio.

3 - El propósito de Dios

4 - La extensión más larga en tiempo o distancia a la que Dios espiritualmente se esté refiriendo

5 - La expiación, la cual hace resaltar tanto el juicio como la salvación.

7 - El cumplimiento perfecto del propósito de Dios.

10 - El carácter completo de aquello a lo que Dios se esté refiriendo

11 - La primera venida de Cristo, 11,000 años después de la creación.

12 - La plenitud de aquello a lo que se esté haciendo referencia.

13 - El fin del mundo, los detalles del cual comenzaron exactamente 13,000 años después de la creación.

17 - El Cielo

23 - La ira de Dios o el Juicio

37 - La ira de Dios o el Juicio

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40 - Prueba

43 - La ira de Dios o el Juicio.

Por otra parte, hemos aprendido de la Biblia que si un número mayor puede ser subdividido en números más pequeños, y cada uno de esos números más pequeños tiene un significado espiritual, eso puede ayudarnos a entender el mensaje espiritual que transmite el número mayor, y podemos estar seguros de que el número mayor está proporcionando una información espiritual significativa que nos ayuda a entender el contexto en el cual se encuentra.

Este principio se hace patente en los 1,955 años de la era de la iglesia. El número 1,955 puede ser descompuesto en 5 x 17 x 23. Y espiritualmente, esos tres números se identifican de manera intensa con el carácter espiritual de la era de la iglesia. Leemos en II Corintios 2:14-16:

Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?

Estos versículos nos enseñan que el Evangelio produce tanto salvación como muerte. La salvación se identifica con el cielo (17). La muerte se identifica con la ira de Dios (23). Recuerden que el número 5 se identifica espiritualmente con la Expiación. De este modo, los 1,955 años de la era de la iglesia, tiempo durante el cual el Evangelio fue anunciando en el mundo, se identifican claramente con la naturaleza misma y con el carácter del Evangelio: 1,955 = 5 x 17 x 23. Por tanto, los 1,955 años de la era de la iglesia tienen su fundamento en la expiación (5), que trae el cielo (17), y que trae también la ira de Dios (23). ¿Es esto algo accidental? No, por supuesto que no. Esto armoniza perfectamente con el principio que acabamos de describir.

El Trece Milésimo Aniversario del Mundo

Algo más tenemos que decir con respecto al año 1988. ¿Es acaso accidental que el 1988 sea el trece milésimo aniversario de la historia del mundo? La Biblia nos ha enseñado que el mundo fue creado en el año 11,013 A.C. Si sumamos 11,013 a 1988 y restamos 1 (porque no existe el año cero entre el calendario del Antiguo Testamento y el calendario del Nuevo Testamento), el resultado es 13,000. De este modo pues, el año del final de

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la era de la iglesia, que se identifica precisamente con el trece milésimo aniversario del mundo, indica que Dios está siguiendo un plan muy preciso que fue preparado de antemano.

Esta información se torna especialmente interesante cuando nos damos cuenta de que desde el año de la creación (11,013 A.C.), hasta el año del diluvio de Noé (4,990 A.C.), cuando el juicio de Dios vino sobre el mundo entero, hubo exactamente 6,000 más 23 años. Recuerden que el número 23 frecuentemente hace alusión a la ira de Dios. Así mismo, desde el año 4,990 A.C. hasta el 33 D.C., cuando Cristo experimentó el juicio de Dios, transcurrieron exactamente 5,000 más 23 años, incluyendo ambas fechas; y ahora estamos aprendiendo que el año 2011 es el año del fin, y desde el año 11,013 A.C. hasta el 2011 D.C. hay 13,000 años más 23 años. ¿Podría todo esto ser accidental? Recuerden que nosotros llegamos tentativamente a la conclusión de que el 2011 sería el año del fin porque entendimos que, con toda probabilidad, la gran tribulación tendría una duración de exactamente 8,400 días. Y 8,400 días son exactamente 23 años. Y al sumarle 23 años al año 1988, el resultado nos llevó al 2011 como el año en que tendrá lugar el fin del mundo.

Los 23 años finales que comenzaron el 21 de mayo de 1988, es el período de la gran tribulación, que es el comienzo del proceso de juicio a nivel mundial del tiempo del fin. Es significativo observar que el 21 de mayo de 1988 terminó la era de la iglesia, y en ese momento se inició el juicio de la gran tribulación, en estricta armonía con la profecía bíblica de I Pedro 4:17: “que el juicio comience por la casa de Dios”. De este modo, hemos aprendido que tanto el año 1988 como el día 21 de mayo de 1988, armonizan sorprendentemente bien con el desarrollo de la cronología de la historia.

El siguiente momento crucial importante en el desarrollo de la cronología de Dios fue el año 1994. Vimos que el 7 de septiembre de 1994 tuvo lugar exactamente 2,300 días después del 21 de mayo de 1988. Recuerden que ya hemos mencionado que el año 1994 fue un año jubilar. Es decir, es un año que ponía de relieve el propósito espiritual de Dios de publicarle el Evangelio al mundo. Y ahora hemos aprendido que el 7 de septiembre de 1994 fue el primer día del séptimo mes (Tishri), del calendario ceremonial bíblico.

El primero de Tishri era un día de fiesta ceremonial conocido como “conmemoración de jubileo” (Levítico 23:24) y “día de jubileo” (Números 29:1).11 Ésa era la fiesta que se estaba celebrando en el año 29 D.C. cuando

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Jesús comenzó oficialmente Su trabajo como Jubileo, o Mesías. Fue en ese día cuando El fue anunciado como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Ese día del año 29 D.C. según nuestro calendario moderno fue el 26 de septiembre. Y según el calendario bíblico, ese día fue el primero de Tishri, que era un día de fiesta de jubileo, del mismo modo que el 7 de septiembre de 1994 que fue también un día de Jubileo.

La palabra “Jubileo” está enteramente relacionada con la proclamación de libertad al mundo (Levítico 25:10). Por esa razón, la palabra “terúah” se traduce correctamente como “Jubileo” en conexión con el día de la Expiación. Cristo es la esencia de la Expiación, así como también es la esencia del jubileo. Por tanto, cuando Juan el Bautista Lo anunció el 26 de septiembre del año 29 D.C. de la manera en que leemos en Juan 1:29, diciendo: - “He aquí el Cordero de Dios”, ésa fue una gloriosa proclamación al mundo de que Cristo era el “Jubileo” que había venido con el Evangelio de salvación. Así mismo, el 7 de septiembre del año jubilar 1994, el Evangelio fue nuevamente proclamado a todo el mundo. Y tanto el 26 de septiembre del 29 D.C., como el 7 de septiembre de 1994 coincidieron con la fecha ceremonial bíblica del primer día del séptimo mes. Por tanto, así como la palabra “terúah” aparece correctamente traducida como “Jubileo” en Levítico 25:9 en conexión con el día de la Expiación, vemos que cuando en Levítico 23:2 y Números 29:1, se habla de “una conmemoración de terúah” y “un día de terúah”, esas frases deberían traducirse como “una conmemoración de Jubileo” y “un día de Jubileo”. Por lo tanto, esta fiesta, a la que los teólogos llaman “Fiesta de las Trompetas”, debería llamarse “Fiesta del Jubileo”.

Recuerden que aprendimos que el 7 de septiembre de 1994 concluyeron los primeros 2,300 días del período de tribulación de 8,400 días. El 7 de septiembre de 1994, la gran multitud de todo el mundo que nadie puede contar, comenzó a entrar en el reino de Dios. Ése fue el día cuando, por segunda vez en la historia del mundo, el Espíritu Santo fue derramado. Si ese día hubiera sido cualquier otro día y no el 7 de septiembre del año 1994, no se habría identificado con la Fiesta de la Luna Nueva del primero de Tishri, que era “sombra de lo que ha de venir” (Colosenses 2:16-17). Este glorioso evento, el día de fiesta ceremonial del 7 de septiembre de 1994 (primero de Tishri), anunció y ciertamente le dio inicio al período final de salvación de 6,100 días.

Pero el año 1994, en el cual Dios comenzó a contar los 6,100 días de gran salvación a nivel mundial, fue también un año de horror para las iglesias en todo el mundo. El Espíritu Santo fue derramado a fin de que fuera de las iglesias, es decir, completamente independiente de cualquier iglesia en cualquier parte del mundo, una gran multitud, que nadie puede contar, sea salva. Al mismo tiempo, dentro de las iglesias, el proceso de juicio habría de continuar. Satanás, que se había instalado en todas las iglesias al principio

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de la gran tribulación, seguiría gobernando, y Dios continuaría enviando “un poder engañoso, para que crean la mentira” (II Tesalonicenses 2:11), y continuaría preparando para el castigo a aquellos que están dentro de las iglesias.

Ésa es una historia de horror inmenso para las iglesias. Ellas no se dan cuenta de eso, y creen que están sirviendo fielmente a Cristo, pero la Biblia nos dice cuál es la verdad. Nunca más habrá ninguna posibilidad de salvación bajo la autoridad de una iglesia local.

Recuerden que los patrones de períodos históricos de gran tribulación descritos en la Biblia que examinamos anteriormente en este estudio hacían énfasis en la condición terriblemente triste de las iglesias. En el año 1879 A.C., Jacob comenzó a experimentar una gran tribulación (Hechos 7:11) a causa del hambre grande que había en la tierra. Dos años después, en el año 1877, a Jacob se le ordenó que fuera a vivir a Egipto con todo su clan. Ellos tuvieron que abandonar la tierra prometida que le había sido dada al patriarca Abraham, su abuelo, 215 años antes. Debido a que la tierra de Canaán tipificaba el reino de Dios, eso era como si se les hubiera ordenado abandonar el reino de Dios. En el año 1988 D.C. Dios entregó a las iglesias al dominio de Satanás del mismo modo que en el año 1877 A.C., la tierra de Canaán fue entregada a los impíos del mundo para que la gobernaran. Ese, ciertamente, fue un tiempo de gran tribulación.

Dios vincula esa tribulación con la tribulación de las iglesias que tuvo su inicio cuando en 1994 Dios terminó por completo con ellas, y comenzó a prepararlas para el juicio. Una vez más, al examinar los números que vinculan la tribulación de la época de José con el tiempo actual de tribulación, vemos el énfasis adicional que ellos hacen en el carácter espiritual de estos dos eventos tan distantes. Cuando sumamos 1877 y 1994, y restamos 1 año, el resultado es 3,870, que es el número de años que hay entre esos dos eventos trágicos. El número 3,870 se descompone en 3 x 1,290, o lo que es igual, en 10 x 3 x 3 x 43. El número 43 ordinariamente significa juicio. Por tanto, ambos eventos están unidos por medio de este número de años, que expresa el propósito (3) completo (10) de Dios de traer juicio (43). El número 3 duplicado no solamente significa el propósito de Dios, sino también que El se apresura a hacerlo (Génesis 41:32).

Aprendimos además en este estudio que Dios también vincula este tiempo terrible de juicio sobre las iglesias, en las cuales Satanás está gobernando ahora, con la tribulación enorme que Israel experimentó durante 70 años. Comenzó con la muerte del Rey Josías en el 609 A.C., y continuó por espacio de 70 años, hasta que el rey de Babilonia fue muerto en el 539 A.C. El año 587 A.C. fue un año de especial horror. Ya en el año 609 A.C., cuando Josías, el último rey bueno de Israel, fue muerto, Israel se vio cada

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vez más sometido a reyes paganos que simbolizaban a Satanás dominando las iglesias. Sin embargo, en el 587 A.C., Jerusalén y el templo fueron totalmente destruidos. El impío Nabucodonosor, rey de Babilonia, que tipifica a Satanás en la Biblia, llegó a ser el gobernante total de la tierra de Israel. ¡Qué terrible!

Este evento triste y terrible es también un patrón o modelo que Dios ha dado de la gran tribulación de nuestros días, y está relacionado con el año 1994 de la gran tribulación actual por medio del número de años que separan esos dos eventos. Jerusalén fue destruida en el año 587 A.C. Si sumamos 587 a 1994, y restamos 1, el resultado es 2,580, y ese número se descompone en 2 x 1,290, o en 10 x 3 x 2 x 43. Puesto que el número 2 representa espiritualmente a aquellos que deben anunciar el Evangelio, el mensaje espiritual de este período de tiempo de 2,580 años es que era el propósito (3) completo (10) de Dios sobre las iglesias que Él había comisionado para anunciarle el Evangelio al mundo (2), que fueran juzgadas (43).

De manera interesante y muy provechosa, Dios conecta estas tres tribulaciones, la de Jacob, la de Israel, y la de nuestros días, por medio del versículo de Daniel 12:11, donde Él declara:

Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días.

Puesto que en algunas ocasiones la Biblia usa un día para describir un año (Ezequiel 4:6), sabemos que podemos entender que ahí se está hablando de 1,290 años. Hubo 1,290 años entre la tribulación de Jacob del 1877 A.C. y la tribulación de Israel del 587 A.C. Así mismo, hay 3 x 1,290 años entre la tribulación de Jacob del 1877 A.C. y la tribulación de las iglesias del 1994. De la misma manera, hay 2 x 1,290 años entre la tribulación de Israel del 587 A.C. y la tribulación de 1994 de nuestros días.

Observen, por favor, lo bien que armonizan estos eventos, y eso indica que ciertamente el lenguaje de la Biblia le da cada vez más solidez a nuestra interpretación inicial del desarrollo de la cronología de la historia.

La siguiente coyuntura en la trayectoria del tiempo que debemos examinar con mucho cuidado es el 21 de mayo del 2011, que será el último día de los 8,400 días, o 23 años, de gran tribulación. Recuerden que aprendimos que a ese día le seguirá un período final de 153 días (5 meses) que terminará el 21 de octubre del 2011. Puesto que tanto el 21 de mayo como el 21 de octubre pertenecen al año 2011, que, según estamos aprendiendo, será el último año de la existencia del mundo, tenemos que examinar ese año muy detenidamente.

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Un Día es como Mil Años

Dios llama nuestra atención hacia ese año de un modo muy apremiante. En II Pedro 3:6, Dios habla del diluvio que destruyó el mundo entero de la época de Noé. Leemos en ese versículo:

Por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua;

Y entonces, en el versículo siguiente, Dios habla del juicio terrible que tendrá lugar al fin del mundo. Leemos en el versículo 7:

Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.

Inmediatamente después de estos dos versículos, Dios hace una declaración muy curiosa en II Pedro 3:8, que en la Versión Antigua de Reina Valera dice así:

Más, oh amados, no ignoréis esta una cosa: que un día delante del Señor es como mil, y mil años como un día.

¿Qué es esta “una cosa” acerca de la cual Dios dice que El no quiere que los elegidos, es decir los “amados” de Dios, ignoren? Tiene que ser algo sobremanera importante, y Dios insiste en que ellos tienen que conocerla. Esta “una cosa” está enteramente relacionada con el tiempo.

Dios dice que “un día… es como mil años, y mil años como un día.” Podemos ver de inmediato que Dios está hablando acerca de esta “una cosa” dos veces. Es decir, en primer lugar, El afirma que “un día es... como mil años”. Y después, repite esta información diciendo que “mil años como un día.” Esto acrecienta todavía más la importancia del hecho de que todos los creyentes verdaderos tienen que conocer absolutamente que un día es igual a mil años.

Recuerden que Faraón soñó primero con siete vacas gordas y con siete vacas enjutas, y luego con siete espigas llenas de grano y con siete espigas menudas. En conexión con este evento, Dios expone un principio bíblico en Génesis 41:32, donde leemos:

Y el suceder el sueño a Faraón dos veces, significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.

La ley que Dios presenta en este versículo es que cuando Él duplica una declaración, eso enfatiza la verdad absoluta de esa declaración, y garantiza que aquello que haya de suceder, sucederá, y sucederá pronto. De este modo,

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al duplicar la declaración de que un día es como mil años, Dios nos está diciendo que eso es algo extremadamente importante, y que muy pronto habrá de suceder.

Pero, ¿cómo se relaciona esa declaración con el contexto de II Pedro 3, donde Dios habla de dos juicios a nivel mundial, a saber, el juicio de la época de Noé y el juicio de nuestra época? Cuando examinamos cuidadosamente el relato del diluvio que aparece en Génesis capítulo 7, hallamos nuestra respuesta. Debemos examinar el arca, aquel enorme barco que Dios le ordenó a Noé que construyera. Leemos en Génesis 7:1-4:

Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación. De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra. También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra. Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.

Espiritualmente, las aguas del diluvio representaban el juicio de Dios sobre los impíos del mundo en los días de Noé. El arca representaba el hecho de estar a salvo de ese juicio, y por consiguiente, representaba a nuestro Salvador, el Señor Jesucristo, que es el único que puede protegernos del juicio. Los animales representaban a toda la creación, que busca a Cristo para ser libertada de la esclavitud de corrupción (Romanos 8:19-23), lo cual habrá de tener lugar cuando Dios haga surgir los nuevos cielos y la nueva tierra.

De modo que, en Génesis 7, Dios está diciendo que en realidad todos los seres humanos en el mundo entero tienen siete días para entrar en la seguridad de Cristo, que es el único que puede salvarnos de la ira de Dios. Pero, ¡un momento! ¿No dijo Dios acaso en II Pedro 3 que nosotros tenemos que saber que un día es como mil años? Sustituyamos 7,000 años por siete días. Por consiguiente, lo que Dios le estaba diciendo a Noé realmente era que todos los seres humanos que habrían de vivir en todo el mundo tendrían 7,000 años para entrar en la seguridad de Cristo si de la ira de Dios debían escapar.

¿A qué año se llegaría exactamente contando 7,000 años a partir del diluvio de los días de Noé? ¡Parece increíble! Hace mucho tiempo aprendimos que el diluvio ocurrió en el año 4990 A.C., y 7,000 años después nos llevan al año 2011. Recuerden que debemos sumar los años del Antiguo Testamento y los del Nuevo Testamento y restar 1 año por cuanto el año cero no existe.

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4990 + 2011 – 1 = 7,000 años

Por tanto, debemos entender que Dios está declarando de manera definitiva que El espera que todos sus elegidos conozcan absolutamente que en el año 2011 habrá de tener lugar el fin del mundo.

Los Cinco Meses Finales

Pero hay algo más qué decir. Hemos aprendido que habrá un período de tiempo de cinco meses que seguirá inmediatamente a los 8,400 días de gran tribulación. ¿Qué ocurrirá durante ese tiempo? Estos cinco meses finales que comenzarán el 21 de mayo del 2011, se centran intensamente en el plan de Dios para la salvación y también en Su plan para el juicio. Descubriremos que en el primer día de esos cinco meses, que será el 21 de mayo del 2011, todos los creyentes verdaderos serán arrebatados para estar para siempre con Cristo, y también descubriremos que ése es el día en el que comenzará el juicio del Infierno para todos los que no sean salvos.

En Apocalipsis 9, la Biblia habla acerca de un tiempo durante el cual el Infierno estará en esta tierra, y ese tiempo será un período de cinco meses (versículos 5 y 10). El capítulo comienza diciendo que “el pozo del abismo” (un sinónimo de infierno), fue abierto y subió humo como de un gran horno. En ese momento, aquellos que habían estado convencidos de que eran salvos porque habían sido maestros y predicadores de la Biblia, pero que en realidad no eran salvos, y no fueron arrebatados, continuarán tratando de enseñar su interpretación errónea de la Biblia. Ellos están tipificados por las langostas (versículo 3), y son gobernados por Abadón (destrucción) y por Apolión (destructor) (versículo 11), y dañarán a aquellos que vivan en la tierra en ese tiempo. Sin embargo, no podrán dañar a aquellos que tienen el sello de Dios en sus frentes.

La esencia del infierno es el hecho de recibir el pago de la destrucción eterna, es decir, ser destruidos para siempre. Y por esa razón, esas personas que no sean salvas estarán gobernadas por Abadón y por Apolión (Apocalipsis 9:11), que son dos nombres que describen la naturaleza del infierno. El hecho de estar en el Infierno durante esos últimos cinco meses garantiza que todos los que no sean salvos serán destruidos para siempre. Ellos nunca jamás volverán a vivir, y al igual que el universo entero, serán aniquilados. Ellos no pueden dañar a los creyentes verdaderos que tienen el sello de Dios en sus frentes porque los creyentes verdaderos nunca tendrán que experimentar el infierno. Los creyentes verdaderos ya habrán sido raptados (arrebatados al cielo) cuando estos últimos cinco meses de Infierno sobre la tierra comiencen.

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En Apocalipsis 9:4, Dios declara:

Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.

En este contexto, la hierba, la cosa verde, y los árboles simbolizan a los creyentes verdaderos. En Apocalipsis 15, Dios habla de las plagas finales, del tiempo final de Infierno sobre la tierra, y en el versículo 1, El declara: - “porque en ellas se consumaba la ira de Dios”.

El versículo siguiente entonces nos asegura que en ese mismo tiempo, todos los creyentes verdaderos estarán seguros con Dios sobre un “mar de vidrio”. Leemos en Apocalipsis 15:2:

Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

El “mar de vidrio” está en el cielo, como lo indica Apocalipsis 4:2: “...he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado”. Además, el versículo 6 declara: “Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal”.

Los creyentes verdaderos serán arrebatados el primer día de este período final de cinco meses y de esa manera, escaparán completamente de los horrores de este período final de tiempo. Si bien es cierto que estos cinco meses serán una historia de horror enorme para aquellos que no habrán sido raptados, para los que sean arrebatados, será un tiempo de gran gozo y asombro.

Este período de cinco meses abarca exactamente 153 días, desde el 21 de mayo hasta el 21 de octubre. El número 153 se descompone espiritualmente en 3 x 3 x 17, tal como sucedió cuando examinamos los 153 peces. Por lo tanto, ese número se identifica espiritualmente con aquellos para quienes era el propósito de Dios (3) llevarlos al cielo (17). El número 3 duplicado significa que Dios se apresurará a hacerlo.

Más Información Increíble

Como prueba adicional de que esta fecha, el 21 de mayo del 2011, es la fecha del rapto, descubrimos un hecho muy significativo. Según el calendario ceremonial bíblico, el 21 de mayo del 2011 es el día 17º del segundo

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mes. Precisamente 7,000 años antes, en el día 17º del segundo mes, según el calendario usado por Noé, Dios cerró la puerta del arca. Leemos en Génesis 7:1 y 4:

Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación...Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.

Y leemos en Génesis 7:10 y 11:

Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas.

Y leemos en los versículos 13 y 16:

En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca;... Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.

El calendario de la época de Noé se diferenciaba ligeramente del calendario bíblico posterior en cuanto a que los meses tenían 30 días; mientras que en el calendario posterior de la Biblia, que obedecía a las fases lunares, los meses eran de 29 días y medio. Pero Dios, de manera extraordinaria, estableció una relación entre el momento en que Él cerró la puerta del arca el día 17 del segundo mes con el momento en que Él cerrará la puerta el día 21 de mayo del 2011, que, según el calendario ceremonial de la Biblia será el día 17º del segundo mes. Esto separó para siempre a los creyentes verdaderos que estaban en el arca de todos los que no eran salvos que perecieron fuera del arca, y anticipó el hecho de que a partir del día en que todos los creyentes verdaderos sean arrebatados, nunca jamás volverá a haber ninguna otra posibilidad de salvación para aquellos que se quedaron aquí. Por consiguiente, es como si hubiesen transcurrido exactamente 7,000 años a partir del momento en que la puerta fue cerrada a cualquier otra posibilidad de salvación, tanto en la destrucción mundial de los días de Noé como de la destrucción mundial en nuestros días. ¿Podría ser esto acaso una casualidad?

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De la Expiación al Rapto: 722,500 Días

Dios nos da otra información cronológica interesante y significativa que demuestra más la exactitud del 21 de mayo del 2011 como la fecha del rapto. El 1 de abril del año 33 D.C., el Señor Jesús fue crucificado por los pecados de aquellos a quienes El vino a salvar. Exactamente 722,500 días más tarde (incluyendo ambas fechas), tendrá lugar el rapto (el 21 de mayo del 2011). Este número se descompone en los siguientes factores tan significativos:

(5 x 10 x 17) x (5 x 10 x 17) = 722,500

Nosotros ya hemos aprendido el significado espiritual de esos números. La obra de la expiación (5) se completará (10) cuando todos los elegidos estén seguros en el cielo (17). Este hecho maravilloso se duplica por medio de la repetición de esos tres números, 10 x 5 x 17, y eso indica enfáticamente, según Génesis 41:32, que “la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla”.

¿Nos damos cuenta de cómo Dios ha vinculado el momento del rapto el 21 de mayo del 2011 con el momento en que el cielo se tornó posible (en la Expiación), cuando Cristo fue crucificado y efectuó el pago total por los pecados de aquellos que habrán de ser arrebatados al cielo para vivir eternamente con Jesús?

En este momento en nuestro estudio, debemos hacer una pausa momentánea y analizar lo que acabamos de aprender en los párrafos precedentes.

Estamos muy seguros de que la crucifixión de Cristo tuvo lugar el día de la fiesta de la Pascua, que fue un viernes del año 33 D.C., y ese viernes fue el día 14º del primer mes del calendario ceremonial bíblico. También estamos muy seguros de que ese día fue el 1 de abril del 33 D.C., según nuestro calendario moderno, y en ese día, Cristo fue castigado por los pecados de todos aquellos a quienes El vino a salvar, y por el hecho de haber pagado por sus pecados, a ellos se les garantizó que habrían de ir al cielo para reinar con El para siempre.

En base a mucha información que la Biblia nos da, hemos descubierto que el 21 de mayo del 2011, todos aquellos que fueron salvos por ese pago que Jesús efectuó en el momento de Su crucifixión, se darán cuenta de que su salvación es consumada cuando sean raptados (arrebatados) al cielo. Por tanto, es muy obvio que las fechas del 1 de abril del 33 D.C. y del 21 de mayo del 2011, están espiritualmente relacionadas de manera muy estrecha.

Pero también descubrimos que estas dos fechas, que están separadas por casi 2,000 años, también se hallan espectacularmente unidas por medio

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del número literal de días que las separa y también por el significado espiritual de ese número grande de días.

Examinen otra vez el número 722,500. ¿Acaso no resulta totalmente increíble que este número se descomponga exactamente en un par de números espirituales tan significativos como el 10, el 5, y el 17? Solamente Dios, que creó este gran universo con todas sus leyes físicas tan exactas, pudo haber diseñado la cronología de la historia de manera tan precisa y maravillosa. ¡Díganme! ¿Cuál es la posibilidad de que estas relaciones de tiempo puedan ser casuales? La respuesta tiene que ser que bajo ninguna circunstancia nada de esto podría ser una casualidad.

Más Pruebas

Continuamos examinando otras pruebas que demuestran que hemos alcanzado un conocimiento muy exacto de la cronología del fin. Según dijimos ya, Dios le dio mayor consistencia y precisión a la fecha del 21 de mayo del 2011 cuando estableció que el día en que Él cerrará la puerta, es decir, el día del rapto, sea el día 17º del segundo mes del calendario bíblico. De manera significativa, el número 17 se acopla perfectamente con el rapto porque espiritualmente, el número 17 representa el cielo. Además, el número 2 (el segundo mes) se identifica espiritualmente con aquellos que fueron comisionados para anunciar el Evangelio. ¿No es maravilloso que ellos hayan de ser arrebatados el día 17º del segundo mes? ¿Es eso acaso una casualidad?

También hemos aprendido que el día final de la existencia de la tierra, el 21 de octubre del 2011, será el día 23 del séptimo mes del calendario bíblico. El número 23 normalmente expresa la ira de Dios cuando es derramada. El número 7 (el séptimo mes) simboliza el cumplimiento perfecto de los propósitos de Dios. ¿Podría ser eso también una casualidad, que la consumación final del castigo de Dios sobre los que no sean salvos ocurra en un día del séptimo mes que pone de relieve el número 23, que es un número que se identifica enteramente con la ira de Dios, expresando así que la ira perfecta de Dios caerá sobre aquellos que no sean salvos?

La exactitud de la cronología del fin del mundo se acentúa aun más cuando examinamos este período final de cinco meses desde el punto de vista de la ira de Dios. Mientras Dios castigaba a Jesús cuando El estaba pagando los pecados de los elegidos, nos llama la atención el hecho de que parte del castigo por los pecados de los que no son elegidos está aun por suceder. Estos dos castigos están relacionados entre sí por medio de los 1,978 años que separan el momento de la cruz (33 D.C.) del momento del fin (2011 D.C.)

2011 – 33 = 1,978

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1978 = 2 x 23 x 43

El número 2 representa a aquellos que deben llevar el Evangelio.

El número 23 simboliza la ira.

El número 43 simboliza el juicio.

De este modo, por medio del número 1,978, Dios está subrayando que el juicio caerá sobre aquellos que habían sido comisionados para llevar el Evangelio (2) pero que aun están sujetos a la ira de Dios (23 y 43).

El Proceso del Juicio de Dios Continúa Mientras una Gran Multitud es Salva

Cuando examinamos cuidadosamente las fechas de la gran tribulación, el rapto, y el día final de la existencia de la tierra, descubrimos otro hecho interesante. Hemos aprendido que durante los últimos 6,100 días de los 8,400 días del período de gran tribulación, los creyentes verdaderos, que estarán fuera de las iglesias, están siendo usados por Dios para traer al reino de Dios una gran multitud, la cual nadie podía contar. Al mismo tiempo, todos los miembros de iglesia están siendo preparados para entrar en el período final de cinco meses cuando el castigo final de Dios caiga sobre ellos. Pero al mismo tiempo, durante esos últimos 153 días, todos aquellos que fueron salvos durante los 6,100 días previos estarán seguros en el cielo, junto con todos aquellos que fueron salvos a través del tiempo. Cuando sumamos estos 6,100 días y los 153 días finales, el resultado es de 6,253 días. El número 6,253 se descompone en los números significativos 13 x 13 x 37.

El número 13 es el fin del mundo.

El número 37 es el juicio de Dios.

Recuerden que Noé estuvo en el arca exactamente 370 días.

Recuerden también que el ejército asirio de 185,000 hombres al mando de Senaquerib fue destruido por Dios en una noche (II Reyes 19:35), y 185,000 = 1,000 x 5 x 37. Por consiguiente, podemos ver que el número 37 se identifica con la destrucción que es un resultado del juicio de Dios.

Por medio el número 6,253 Dios nos está asegurando que en tanto que hay una gran multitud que experimentará la salvación durante ese período

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de tiempo, el proceso del juicio de Dios (37) será consumado al fin del mundo (13). Y aquí también, por favor, observen que el número 13 está duplicado.

Anteriormente en este estudio establecimos, basados únicamente en la información bíblica, la cronología definitiva del final de la historia de un modo algo tentativo. Sin embargo, posteriormente, al seguir aplicando con todo cuidado otra información Bíblica, hemos descubierto que esa cronología era extremadamente exacta. Una prueba tras otra se pusieron de relieve. Si la cronología presentada en este momento es inexacta en cualquiera de sus fechas, muchas de esas pruebas quedarían invalidadas. Si cualquiera de las fechas que la Biblia nos ha enseñado es incorrecta, muchas de las pruebas ya no podrían ser conocidas. Pero verdaderamente, podemos estar seguros de que el rapto ocurrirá el 21 de mayo del 2011, y el día final de la historia del mundo será el 21 de octubre del 2011.

Pero estos no son sólo datos intelectuales o académicos, son verdades que se aplican de manera muy personal a cada individuo (casi siete billones de personas) que vive actualmente sobre esta tierra. ¿Será posible escapar de este terrible día del juicio?

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Capítulo 6. ¿Hay Esperanza para Mí?

La Biblia dice claramente que el Señor Jesucristo vendrá como ladrón en la noche (II Pedro 3:10; I Tesalonicenses 5:2), y nosotros hemos aprendido que eso es lo que debía entenderse a lo largo de la era de la iglesia. Por esa razón, los estudiantes de la Biblia y los teólogos no tenían por qué preocuparse por la cronología del regreso de Cristo, sino que se concentraban en la tarea inmediata de anunciar el Evangelio por todo el mundo (Hechos 1:6-8).

Sin embargo, también hemos aprendido que al aproximarse el tiempo del fin del mundo, los creyentes verdaderos sabrían mucho acerca de la cronología de la historia (Eclesiastés 8:5-6; I Tesalonicenses 5:3-5; Apocalipsis 3:3).

Nosotros estamos ahora en ese tiempo histórico tan asombroso, y por consiguiente, hemos podido determinar con gran exactitud bíblica el día, el mes, y el año en que ocurrirá el fin del mundo.

Puesto que el fin está tan cerca, deberíamos sentirnos muy preocupados, pensando: ¿HAY ESPERANZA PARA MÍ? Ciertamente, hay una gran esperanza para cualquier persona que esté viva actualmente porque Dios nos asegura de manera muy positiva que en esta época de la historia, una gran multitud, que nadie puede contar, está siendo salva (Apocalipsis 7:9-14). Por eso, vamos a hablar brevemente acerca del plan de Dios para la salvación.12

En Marcos 1:14b-15, Jesús declara el mandato de Dios para la raza humana:

...Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

Creer en el Evangelio como ordena este versículo significa reconocer que el Evangelio procede de la boca de Dios. Por tanto, es absolutamente verdadero, absolutamente importante, y absolutamente autorizado. La ley de Dios, la Biblia, es lo que todas las personas deben obedecer. En consecuencia, aquél que cree en el Evangelio debe tratar de ser tan obediente como le sea posible hasta donde sea capaz de entender la Biblia.

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Toda persona, por naturaleza, puede, hasta cierto punto, hacer alguna obra espiritual, incluso la de creer y obedecer la Biblia porque la ley de Dios está escrita en su corazón (Romanos 2:14-15), y Dios le ha dado una conciencia que le hace tener cierto sentido de la moral. Aun cuando esa persona esté muerta espiritualmente, en cuerpo y alma, y no tenga ninguna posibilidad de alcanzar por ella misma vida espiritual, sí tiene, en cierta medida, la capacidad de obedecer las leyes de Dios. Todos los seres humanos, hasta cierto punto, se arrepienten, o se apartan de sus pecados, y en consecuencia, son capaces de vivir una vida moral y decente. Por naturaleza, están espiritualmente muertos por cuanto son descendientes de Adán, nuestro primer padre. Cuando Adán pecó en el Jardín del Edén, en principio, toda la raza humana pecó porque todos estábamos en los lomos de Adán (I Corintios 15:22).

No obstante, él no tiene absolutamente ninguna capacidad para llegar a ser salvo, es decir, para conseguir vida eterna para su cuerpo o para su alma. Y eso es así porque el Evangelio indica que el pago que la ley de Dios demanda por el pecado es que el pecador sea castigado con una muerte vergonzosa. De este modo, cada persona que haya sido sentenciada a esa muerte vergonzosa por sus pecados jamás volverá a vivir, y ha perdido la herencia maravillosa de la vida eterna. Por esa razón, cada uno de nosotros debe encontrar a alguien que sea nuestro sustituto, es decir, que ocupe nuestro lugar y sufra ese castigo a favor nuestro.

Ese mandato de Marcos 1:15, de creer en el Evangelio y arrepentirse (o sea, dejar de pecar y obedecer la Biblia), fue dado hace unos 2,000 años, y afirma que “El tiempo se ha cumplido”. Fue en ese tiempo que Jesús el Mesías vino para efectuar el pago que la ley de Dios exigía a favor de todos aquellos a quienes El había venido a salvar.

Hoy en día, la frase “el tiempo se ha cumplido” se aplica aun más al plan de Dios para la salvación porque falta ya muy poco tiempo para que ese plan de Dios alcance su consumación final. Cuando estudiamos Su plan magnífico de salvación para el mundo, nos damos cuenta de que básicamente hay tres clases de individuos en el mundo, que son los siguientes:

1. Los que durante toda su vida jamás han oído ni una sola palabra de la Biblia.

2. Los que han oído las enseñanzas de la Biblia, pero se burlan o ridiculizan la Biblia, o bien, se acercan a la Biblia con sus propias ideas preconcebidas acerca de la verdad.

3. Los que creen que la Biblia es la Palabra de Dios y que resuelta y humildemente desean la salvación en total conformidad con la verdad Bíblica.

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Aquellos Que Nunca Han Oído

A través de la historia del mundo, hay quienes han vivido y han muerto sin haber oído o leído jamás ninguna palabra de la Biblia. Y debido a que “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17), tenemos que creer que ninguna de estas personas fueron elegidas por Dios para ser salvas. En consecuencia, no fue necesario que Dios las pusiera en ningún momento de sus vidas al alcance de la Palabra de Dios para que pudieran oírla. Aquellos Que Han Oído la Palabra pero que Son Burladores

Desde que Dios dio el mandato de arrepentirse y creer en el Evangelio (Marcos 1:15), Él tuvo la intención de que en el mundo, tantas personas como fuera posible estuvieran al alcance del Evangelio y pudieran oírlo. Por esa razón, hace alrededor de 2,000 años, Jesús ordenó que todos los creyentes verdaderos tenían que anunciar el Evangelio por todo el mundo (Mateo 28:19- 20).

Tristemente, la reacción de mucha gente que en cierto modo estaba familiarizada con la Biblia fue menospreciarla o ridiculizarla, o bien, seguir sus propias reglas y no las reglas de la Biblia al tratar de entender la verdad bíblica. Los que ridiculizaban la Biblia estaban convencidos de que había errores y contradicciones en ella, y en consecuencia, no tenían ni deseos ni necesidad de obedecerla. Aquellos que se acercaron a la Biblia con sus propios métodos humanos de interpretación, o que pusieron su confianza en sus iglesias o denominaciones como la autoridad final en lugar de confiar en la Biblia, ellos también comenzaron a obedecer doctrinas que no eran fieles a la Biblia.

La Biblia enseña que los individuos que no son salvos pueden, hasta cierto punto, obedecer las leyes de Dios. Esta verdad explica la falsa esperanza que alberga mucha gente. Por ejemplo, eso es cierto para los que son miembros de iglesias que enseñan los cinco puntos del Calvinismo, los cuales se derivan de los Cánones de Dort, un credo histórico.13 El primer punto es que tenemos que creer que antes de ser salvos, somos totalmente depravados. Puesto que algunos miembros de estas iglesias viven vidas morales y decentes, y obedecen las normas de sus iglesias, ellos saben que no pueden ser totalmente depravados. Por medio de sus confesiones, se les ha enseñado que la condición espiritual de aquellos que no son salvos es la depravación total. Por consiguiente, su estilo devoto de vida y la fidelidad a su iglesia, junto con el hecho de haber sido bautizados en agua y de ser miembros fieles de la iglesia,

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les asegura que no son totalmente depravados, y por tanto, Dios tiene que haberlos salvado. No se dan cuenta de que la evidencia de la salvación es un deseo intenso de ser obedientes a toda la Biblia. Y de este modo, por la confianza que depositan en una conclusión teológica que no es bíblica, no tienen salvación y se hallan atrapados en esa condición. Podríamos mencionar otro ejemplo. En muchas otras iglesias, la clave para la salvación que se enseña es la aceptación personal de Jesús como Salvador y el bautismo en agua. En esas iglesias, estas acciones, junto con la fidelidad a las normas de la iglesia, y el vivir una vida moral decente, parece darles abundante seguridad de salvación. Sin embargo, es un programa de salvación elaborado por los teólogos y no el programa de salvación verdadero que la Biblia presenta, en el cual la evidencia de la salvación es un deseo intenso y continuo de ser fieles a toda la Biblia.

Consecuentemente, las iglesias de nuestra época que dicen seguir cuidadosamente todas las enseñanzas de la infalible Palabra de Dios, la Biblia, están llenas de estos individuos morales, decentes, que son miembros en plena comunión. Estas amadas personas no tienen idea de que aun se hallan sujetas a la ira de Dios, ni entienden que es necesario verificar con mucho cuidado las enseñanzas de sus iglesias para determinar si están siendo verdaderamente fieles a la Biblia.

La advertencia de I Tesalonicenses 5:2-4 debería alarmarles porque prácticamente todos los que están en las iglesias creen que están seguros en Cristo, y por eso, se conforman con creer que El vendrá como ladrón en la noche. I Tesalonicenses 5:2-4 declara:

Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

La destrucción repentina únicamente puede referirse al día del juicio que ya está casi aquí. ¡Qué terrible es saber que esta gente tan preciosa todavía se halla sujeta a la ira de Dios que habrá de venir sobre todo aquél que no haya llegado a ser salvo!

En muchos casos, estas personas son individuos morales, decentes, miembros fieles y muy devotos de una iglesia. No obstante, por acercarse a la Biblia con las doctrinas erróneas y preconcebidas que su iglesia enseña, no le prestan atención a la Palabra de Dios, y tan sólo oyen y desean obedecer esas doctrinas erróneas de su iglesia y no la enseñanza de la Biblia entera.

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Sin darse cuenta, a menudo leen la Biblia, y entonces, en su mente, tuercen las verdades bíblicas para hacerlas concordar con sus propias ideas preconcebidas. Y de este modo, no están escuchando lo que dice la Biblia con el deseo de ser obedientes a ella.

La Biblia hace muchas referencias a esta clase de conducta, y advierte constantemente que dicha conducta hará que toda la ira de Dios caiga sobre aquellos que desprecian Su Palabra de esta manera. No les da a estos individuos ningún aliento ni esperanza de que sea posible que Dios los salve. En realidad, ellos mismos no entienden que esa esperanza sea necesaria. Ellos creen que ya son salvos, o según su propio plan de salvación al estilo de “hágalo usted mismo”, creen que pueden llegar a ser salvos en cualquier momento que lo deseen.

La verdad curiosa y terrible es que Dios se da cuenta de esta clase de rebelión espiritual y por lo general deja que esas personas permanezcan en esa rebelión. Leemos, por ejemplo, que Jesús vino a Nazaret a predicar, y la Biblia reporta en Marcos 6:5-6:

Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.

Aunque Dios, por supuesto, tenía poder para hacer que estas personas de Nazaret creyeran en El, Él ciertamente está subrayando en este pasaje que aquellos que no tienen deseos de ser obedientes a toda la Palabra de Dios, se hallan en un peligro espiritual enorme. La reacción normal de Dios hacia esta clase de personas está expresada muy claramente, por ejemplo, en Jeremías 26:4-6, donde leemos:

Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros, para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que yo os envío desde temprano y sin cesar, a los cuales no habéis oído, yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra.

Aquellos Que Humildemente Creen que la Biblia tiene que Ser Obedecida

La Biblia habla de una tercera clase de individuos, y son aquellos que escuchan lo que dice la Biblia y seriamente desean ser obedientes a ella. Ellos creen que la Biblia, la cual es el Evangelio, es la ley de Dios y que está

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dirigida a ellos. Reconocen que son pecadores vergonzosos y que tienen grandes problemas con Dios. Reconocen también que cada palabra de la Biblia procede de la boca de Dios, y que por lo tanto, tienen que prestarle esmerada atención. Se dan cuenta de que solamente Dios puede salvarlos, y aun cuando ellos tienen que ser castigados con la muerte eterna a causa de sus pecados, albergan la esperanza de que posiblemente Dios tenga misericordia de ellos (Lucas 18:13), y tratan de ser obedientes a todo lo que entienden de la Biblia, sabiendo perfectamente que esas acciones propias de la obediencia no contribuyen en manera alguna a su salvación, ni garantizan que Dios habrá de salvarlos. Es posible que sepan que Dios está salvando a una gran multitud de gente en este tiempo, y puesto que Dios es misericordioso, ellos quizás también puedan llegar a ser salvos.

Y por eso, ellos le suplican a Dios que tenga misericordia, sabiendo que es únicamente por esa misericordia inmerecida de Dios que ellos podrían llegar a ser salvos. Y mientras esperan pacientemente en el Señor (Lamentaciones 3:26), procuran aprender todo lo que pueden de la Biblia con el fin de ser tan obedientes como les sea posible a la ley de Dios.

No podemos saber por qué la actitud de este tercer grupo de individuos es tan diferente a la de los del segundo grupo. Es posible que Dios esté atrayéndolos en preparación para salvarlos, o también es posible que esto no sea más que un resultado del hecho de que la ley de Dios está escrita en sus corazones, y su conciencia está advirtiéndoles de las consecuencias del pecado. La verdad importante no es por qué ellos tienen esta actitud de obediencia a la Biblia; la verdad importante es que ellos sí tienen esta actitud de obediencia a la Biblia.

Debemos recordar que cada vez que una persona obedece alguna de las leyes de Dios, está haciendo una obra espiritual. Sin embargo, esa obra jamás podrá contribuir a su salvación (Efesios 2:8-9). La salvación alcanzará solamente a los elegidos, y el asunto de la elección es estrictamente una competencia de Dios. Es por eso que Dios puede salvar a un bebé o a una persona mentalmente discapacitada que esté oyendo la Biblia.

En Su misteriosa providencia, Dios les da oídos espirituales a los elegidos, que están entre aquellos que están oyendo físicamente la Palabra de Dios. Leemos en Mateo 13:9:

El que tiene oídos para oír, oiga.

De esta manera, podemos saber que Dios, en este asunto misterioso de la salvación, habla de dos aspectos contrarios en los seres humanos. Por una parte, El habla de aquellos que se encuentran oyendo físicamente el Evangelio, y que, si tienen la capacidad de entender tan siquiera un poco la

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Palabra de Dios, tratarán de ser obedientes a la Biblia. Por su obediencia, ellos oran a Dios pidiéndole misericordia; esperan pacientemente en Dios, y albergan la esperanza de que tal vez ellos también puedan llegar a ser salvos. Por ese deseo de ser obedientes, ellos se hallan al menos en un ambiente (el ambiente de la Biblia) en el cual, si Dios así lo quiere, puede salvarlos.

Por otro lado, Dios les da muchas advertencias a aquellos que están oyendo físicamente la Palabra de Dios, pero no la escuchan con el deseo humilde de ser obedientes a ella. A través de sus acciones, ellos demuestran realmente que desprecian la Palabra de Dios. Dios les advierte una y otra vez que si persisten en tales acciones, acabarán siendo sentenciados a la vergüenza total, a la maldición, a la pérdida de la herencia, y a la muerte; las cuales son parte de la ira de Dios contra el pecado.

Este no es tiempo para el orgullo propio, para el ego personal, para la auto-estima ni para el amor propio. No es tiempo para la superioridad espiritual ni para la arrogancia espiritual. Este es un tiempo en el que deberíamos reconocer plenamente la autoridad plena de la Biblia sobre nuestras vidas, y por esa razón, escuchar lo más cuidadosamente posible lo que Dios nos está diciendo a cada uno de nosotros hoy.

Este es un tiempo en el que cada uno debe reconocer plenamente lo vergonzoso de sus pecados, y estar persuadido de que por causa de sus pecados, merece la medida completa de la ira de Dios. Es un tiempo para pedirle humildemente a Dios Su misericordia inmerecida. Es un tiempo en el que cada uno de nosotros debería darse cuenta de que Dios es misericordioso. Su increíble misericordia es mucho más grande de lo que cualquiera de nosotros merece o puede imaginar.

Hoy por hoy, en Su grande y maravillosa misericordia, Dios está salvando a una gran multitud de personas. Por tanto, es posible que mientras cualquiera de nosotros implora humildemente Su misericordia, si es que aun no somos salvos, quizás podríamos ser uno de esos que están incluidos en esa gran multitud, la cual nadie puede contar.

LA PREGUNTA MÁS IMPORTANTE ES ÉSTA: ¿Está usted pidiéndole humildemente a Dios la salvación, sabiendo muy bien que no la merece por su vergonzosa desobediencia y rebelión contra las leyes de Dios? Recuerde a la gente de Nínive (Jonás 3:6-10).

¡QUIERA DIOS TENER MISERICORDIA DE CADA UNO DE NOSOTROS!