Y TEMA EN LA POESIA DE U OCTAVIO PAZ · A la or·illOJ del mundo ni en su último volumen de poemas...

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8 UNIVERSIDAD DE MEXICO Octavio Paz -"su concepto de la realidad y m l·ea.cción ante ella" Por John M. FEIN Sea como fuere, vislumbrado breve- mente o no, el espejo de A la orilla del mundo está siempre subordinado a la des- cripción de alguna otra cosa; es un ele- mento secundario del poema, un instru- mento incidental de reconstrucción poética aplicado a algo que está más allá de los límites de la vida emocional del autor. Podríamos decir que el breve espacie Insomnio, espejo sin respuesta (L, 43) Anegado en mi sombra-espejo (L, 54) La conciencia, laberinto de espejos, hipnótica mirada en sí misma abstraída (L, 92) La noche nace en espejos de luto (L, 21) El silencio es un espejo negro donde se ahogan todas las preguntas (L, 102) Adiós al espejo verídico, donde dejé mi máscara por descender al fondo del sinfín (L, 103) Mas a solas de pronto un espejo, unos ojos, un silenc-io, precipicios abrían, inflexibles (L, 106) El mal sabor del mundo, el impasible, abstracto abismo del espejo a solas (L, 123) Estos pasajes sugieren también que sólo una mirada a través de la ventana abierta sobre una dimensión que carece de forma y de tiempo puede inquietar al sujeto. En algunos casos esta inquietud se convierte en emoción más extrema y que ocupa en el libro anuncia sólo un con- cepto más amplio al cual Paz habría de llegar posteriormente. 4 Examinando los casos donde se 10 em- plea como imgen en Libertad bajo palabra, observamos que hay un denominador co- mún que se destaca por encima de todos los demás: la visión del espejo como un objeto que sugiere ausencia de límites, un objeto que por definición no está so- metido a las leyes habituales de la dimen- sión espacial. Atrás mis uñas y mis dien- tes cOJÍdos en el pozo del espejo (L, 15), por ejemplo, sugiere la irreparable pér- dida. Un olvido reciente y ya olvidado, espejo en. un espejo (L, 46) postula la repetición sin fin de dos espejos que se reflejan mutuamente. Su propia soledad doblada: un. desolado espejo negro (L, 43) comunica la idea de soledad llevada a proporciones infinitas. Repetidamente la imagen del espejo envuelve el comienzo de una nueva dimensión, una dimensión ¡límite, una infinitud de espacio; su uso aquí podría llamarse una ventana abierta hacia lo infinito: DE PAZ IMAGEN POESIA OCTAVIO Ni en sus libros de poesía anteriores a A la or·illOJ del mundo ni en su último volumen de poemas (1954) el espejo apa- rece significativamente. Los poemas que más nos importan aquí, por lo tanto, son aquellos de A. la orilla del mundo y Libertad bajo palabra. De hecho, el pn- mero sólo contiene un número limitado de referencias al espejo y, de éstas, la mayoría se aplica a descripciones u ob- jetos que no tienen relación directa o estrecha con la vida interior del poeta; en tales casos, el espejo, si se le menciona -está sugerido con más frecuencia que manifestado-, tiende a ser una breve imagen engolfada en el desfile de imágenes y de otros asuntos que la SI- guen en apretada sucesión. Es lo que ocurre en "Palabra": Palabra, voz exacta y sin embargo equívoca,. oscura y IU1ninosa'j' herida y. fuente,. espejo,. espejo y resplandor,. resplandor y puñal, vivo puñal amado, ya no puñal, sí mano suave: fruto (O, 9).3 LA COMO EL ESPEJO Y TEMA EN Los tres primeros dibujos de este artículo son de Rufino Tamayo e ilus! ran la edición en es- pañol de Aguila o sol; los restantes son de Bona. e ilustran la edición francesa; A ¡gle Ol/ S oleil? París, 1957. U NA DE LAS PRINCIPALES RAZONES a las que debe su éxito la poesía de Octavio Paz consiste en que puede ser significativa sin ser inaccesible, y en que puede ser altamente refinada en cuan- to a la forma sin carecer de sentido. 1 Es axiomático que el poeta del siglo xx, cual- quiera sea el lenguaje que use para ma- nifestarse, debe expresar sus sentimientos y reacciones personales y, aun cuando hable de absolutos e infinitos, debe man- tener una estrecha relación entre sus opi- niones y sus propias experiencias. Ha exigido proporcionalmente cada vez más de los lectores, por consiguiente, y, tanto en México como en Estados Unidos, ha convertido la lectura de la poesía de van- guardia en una exasperante tarea durante el último cuarto de siglo. El lector nunca sabe qué rúpaje intelectual deberá meter en la maleta para sus viajes estéticos. Pe- ro los años recientes han presenciado un retorno a la cordura en materia de poe- sía, no sólo por parte de determinados poetas que escriben comprensiblemente, sino también por parte de un perceptible movimiento literario. En cuanto a muchos poetas, esto significa la habilidad de com- binar lo personal y lo universal, lo par- ticular y 10 general, y de contrabalancear tanto la técnica como la elección del asunto. Que la nueva poesía sea accesible no quiere decir, sin embargo, que sea fácil: muchos de sus aspectos permanecen to- davía oscuros. Aunque raras veces hay en la obra de un poeta una explicación que aclare todo, existen con frecuencia ideas claves' que pueden servir de ayuda. N os ocuparemos ahora de una de ellas: el recurso del e&p,ejo. Nos proponemos ob- servar cómo lo. ha utilizado el poeta, ya sea en cuanto lmagen, ya sea en cuanto tema, y deducir de ello conclusiones que puedan aplicarse a la obra total de Octa- vio Paz, especialmente en lo que atañe a su concepto de la realidad y a su reac- ción ante ella. Dos motivos principales nos han lle- a elegir el espejo como punto de partIda, en lugar de tomar otras abstrac- ciones de cuales el poeta trata también. El primerú es el hecho de que se refiere al espejo con mucha más frecuencia e in- tensidad que a ninguna de las demás, particularmente en Libertad bajo palabra, donde aparece en la introducción en la última parte del poema final y mente en las páginas intermedias, con una extensión tal que la impresión in- mediata del lector es la de que constituye una obsesión o, al menos, una fijación de Paz. La importancia que tiene para el poeta está indicada también por su insis- tente aparición en artículos y ('n la poe- sía que siguió a Libertad bajo palabra. 2 El segundo motivo consiste en que ha dado al problema de la realidad un lugar dominante en su obra, y el espejo, tal como la tradición nos haría esperar, conviene idealmente para la exploración de este asunto.

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8 UNIVERSIDAD DE MEXICO

Octavio Paz -"su concepto de la realidad y m l·ea.cción ante ella"

Por John M. FEIN

Sea como fuere, vislumbrado breve­mente o no, el espejo de A la orilla delmundo está siempre subordinado a la des­cripción de alguna otra cosa; es un ele­mento secundario del poema, un instru­mento incidental de reconstrucción poéticaaplicado a algo que está más allá de loslímites de la vida emocional del autor.Podríamos decir que el breve espacie

Insomnio, espejo sin respuesta (L, 43)Anegado en mi sombra-espejo (L, 54)La conciencia, laberinto de espejos,hipnótica mirada en sí misma abstraída

(L, 92)La noche nace en espejos de luto (L, 21)El silencio es un espejo negrodonde se ahogan todas las preguntas

(L, 102)Adiós al espejo verídico,donde dejé mi máscarapor descender al fondo del sinfín

(L, 103)M as a solas de prontoun espejo, unos ojos, un silenc-io,precipicios abrían, inflexibles (L, 106)El mal sabor del mundo, el impasible,abstracto abismo del espejo a solas

(L, 123)

Estos pasajes sugieren también quesólo una mirada a través de la ventanaabierta sobre una dimensión que carecede forma y de tiempo puede inquietar alsujeto. En algunos casos esta inquietudse convierte en emoción más extrema y

que ocupa en el libro anuncia sólo un con­cepto más amplio al cual Paz habría dellegar posteriormente. 4

Examinando los casos donde se 10 em­plea como imgen en Libertad bajo palabra,observamos que hay un denominador co­mún que se destaca por encima de todoslos demás: la visión del espejo como unobjeto que sugiere ausencia de límites,un objeto que por definición no está so­metido a las leyes habituales de la dimen­sión espacial. Atrás mis uñas y mis dien­tes cOJÍdos en el pozo del espejo (L, 15),por ejemplo, sugiere la irreparable pér­dida. Un olvido reciente y ya olvidado,espejo en. un espejo (L, 46) postula larepetición sin fin de dos espejos que sereflejan mutuamente. Su propia soledaddoblada: un. desolado espejo negro (L,43) comunica la idea de soledad llevadaa proporciones infinitas. Repetidamente laimagen del espejo envuelve el comienzode una nueva dimensión, una dimensión¡límite, una infinitud de espacio; su usoaquí podría llamarse una ventana abiertahacia lo infinito:

DE

PAZ

IMAGEN

POESIA

OCTAVIO

Ni en sus libros de poesía anteriores aA la or·illOJ del mundo ni en su últimovolumen de poemas (1954) el espejo apa­rece significativamente. Los poemas quemás nos importan aquí, por lo tanto, sonaquellos de A. la orilla del mundo y ~eLibertad bajo palabra. De hecho, el pn­mero sólo contiene un número limitadode referencias al espejo y, de éstas, lamayoría se aplica a descripciones u ob­jetos que no tienen relación directa oestrecha con la vida interior del poeta;en tales casos, el espejo, si se le menciona-está sugerido con más frecuencia quemanifestado-, tiende a ser una breveimagen engolfada en el desfile de otr~s

imágenes y de otros asuntos que la SI­

guen en apretada sucesión. Es lo queocurre en "Palabra":

Palabra, voz exactay sin embargo equívoca,.oscura y IU1ninosa'j'herida y. fuente,. espejo,.espejo y resplandor,.resplandor y puñal,vivo puñal amado,ya no puñal, sí mano suave: fruto

(O, 9).3

LACOMOEL ESPEJO

Y TEMA EN

Los tres primeros dibujos de este artículo sonde Rufino Tamayo e ilus! ran la edición en es­pañol de Aguila o sol; los restantes son deBona. e ilustran la edición francesa; A ¡gle Ol/

S oleil? París, 1957.

UNA DE LAS PRINCIPALES RAZONES alas que debe su éxito la poesía deOctavio Paz consiste en que puede

ser significativa sin ser inaccesible, y enque puede ser altamente refinada en cuan­to a la forma sin carecer de sentido. 1 Esaxiomático que el poeta del siglo xx, cual­quiera sea el lenguaje que use para ma­nifestarse, debe expresar sus sentimientosy reacciones personales y, aun cuandohable de absolutos e infinitos, debe man­tener una estrecha relación entre sus opi­niones y sus propias experiencias. Haexigido proporcionalmente cada vez másde los lectores, por consiguiente, y, tantoen México como en Estados Unidos, haconvertido la lectura de la poesía de van­guardia en una exasperante tarea duranteel último cuarto de siglo. El lector nuncasabe qué rúpaje intelectual deberá meteren la maleta para sus viajes estéticos. Pe­ro los años recientes han presenciado unretorno a la cordura en materia de poe­sía, no sólo por parte de determinadospoetas que escriben comprensiblemente,sino también por parte de un perceptiblemovimiento literario. En cuanto a muchospoetas, esto signi fica la habilidad de com­binar lo personal y lo universal, lo par­ticular y 10 general, y de contrabalanceartanto la técnica como la elección delasunto.

Que la nueva poesía sea accesible noquiere decir, sin embargo, que sea fácil:muchos de sus aspectos permanecen to­davía oscuros. Aunque raras veces hayen la obra de un poeta una explicaciónque aclare todo, existen con frecuenciaideas claves' que pueden servir de ayuda.N os ocuparemos ahora de una de ellas: elrecurso del e&p,ejo. Nos proponemos ob­servar cómo lo. ha utilizado el poeta, yasea en cuanto lmagen, ya sea en cuantotema, y deducir de ello conclusiones quepuedan aplicarse a la obra total de Octa­vio Paz, especialmente en lo que atañe asu concepto de la realidad y a su reac­ción ante ella.

Dos motivos principales nos han lle­vad~ a elegir el espejo como punto departIda, en lugar de tomar otras abstrac­ciones de la~ cuales el poeta trata también.El primerú es el hecho de que se refiereal espejo con mucha más frecuencia e in­tensidad que a ninguna de las demás,particularmente en Libertad bajo palabra,donde aparece en la introducción en laúltima parte del poema final y r~petida­mente en las páginas intermedias, conuna extensión tal que la impresión in­mediata del lector es la de que constituyeuna obsesión o, al menos, una fijaciónde Paz. La importancia que tiene para elpoeta está indicada también por su insis­tente aparición en artículos y ('n la poe­sía que siguió a Libertad bajo palabra. 2

El segundo motivo consiste en que Pa:~

ha dado al problema de la realidad unlugar dominante en su obra, y el espejo,tal como la tradición nos haría esperar,conviene idealmente para la exploraciónde este asunto.

llNIVERSIDAD DE MEXICO

la imagen se usa para sugerir resentimien­to, hostilidad y ferocidad. El temor alvacío que siente el poeta se expresa asíen antagonismo hacia el objeto que lorepresenta. Paz desea "probar la soledadsin que el vinagre / haga torcer mi bocani repita / mis muecas el espejo, ni elsilencio / se erice con los dientes querechinan" (L, 124); la noche está llenade "espejos que combaten" (L, 92); elmar naufraga a causa de su propio "vorazespejo" (L, 49). No es e! reflejo con­creto lo que se teme por destructivo, sinolo que éste hace para anular la vísión dela identidad y de la existencia indepen­diente del poeta. "El espejo que soy medeshabita" (L, 51). Puesto que lo queve no le proporciona respuesta, sino quemeramente repite una pregunta o unaafirmación, la actitud de Paz es hostil.En dos casos, donde no se nombra alespejo, aunque está ímplicado, declara:"Lo que devoras te devora, / tu víctimatambién es tu verdugo" (L, 123) ; "Fren­de mí yo miSmo, devorado" (L, 50).

Si es cierto que la cualidad principalde! es.pejo, tal como Paz lo ve, es la re­petición infinita, es igualmente verdaderoque esta repetición nunca se utiliza paraglorificar la vanidad del sujeto. Nuncahay la más leve implicación de que elrostro en el espejo es un objeto de admi­ración. La persona que se mira en él, porel contrario, raramente ve lo que espera­ríamos que viera, y lo que se refleja, lejosde ser una fuente de satisfacción o de pla­cer es la causa de variadas v adversasrea~ciones que van desde el tedio hastala más profunda desesperación, pasandoa través del rechazó. La falta de un ras­tro cualq'uiera de narcisismo en una poe­sía acosada continuamente por la presen­cia de! espejo es en sí misma caracterís­tica y ~parta al poeta de otros escritorescomo Paul Valéry, narcisista intelectual,o de una reciente y popular compatriotade Paz, Guadalupe Amor, quien franca­mente admíte el narcisismo en su· aficiónpor los espejos. 5 .

Lo que la imagen del espejo sugierecontinuamente aquí, entonces, es que selo emplea como entrada a una dimensiónde repetición infinita, a la cual el poetaasocia frecuentemente con el vacío sinfondo y que se reiaciona conuna~eacciónemocional de lucha y violencia. El espejo

como repetición, como mundo en sí, noes 'particularmente ilógico ni está muyalejado del dominio de la experiencia.Mucho menos clara hasta ahora es lareacción del poeta ante este concepto. Ellector puede sentirse confundido cuandointenta determinar por qué el espejo per­turba al poeta. La posible causa de la in­quietud y de los sentimientos de violenciano se revela en el conjunto de imágenes.La más completa significación simbólicadel espejo queda reservada para variospoemas -o partes considerables de poe­mas- donde aparece con valor de tema.No contradicen ni enmiendan las ideasque hemos señalado como característicasdel es.pejo, sino que añaden implicacionesfilosóficas, en particular las relativas ala visión que el poeta tiene de la realidad,demasiado extensas para que la imagenlas resuma íntegramente.

Antes de analizar el tema del espejodeberíamos destacar el signifícado de otrocon el cual se vincula, pues está en rela­ción con el concepto de Paz acerca de lapoesía. No se debe a capricho que "Lapoesía", poema final de A la orilla, apa­rezca, revisado, como primer poema deLibertad bajo palabra y sea el único, enambos libros. que el autor ha elegidopara honrarlo con la repetición. Tantoen uno como en otro, se encuentra unapreocupación predominante por la formaque los poemas van tomando en la mentedel autor; quien nos ofrece la pintura deun hombre consciente siempre de las exi­gencias de su oficio mientras sufre lasagonías de la creación. En parte concierneesto a los centros en torno a los cualesgira la forja de un lenguaje que expre­sará su personalidad y que parece consi­derar como un medio de revelación per­sonal más que como un medium literario.De mayor importancia, quizá, es que con­sidere a la poesía como fuente de ordeny significación en un mundo desordenado.En la extensión en que logra encontrarlas palabras para expresarse, así confor­ma una parte de vida y controla un seg­mento de existencia:

El arte opera con la vida real como Dioscon el tiempo.

N o sólo da unidad a la vida dispersa,abandonada a su propio

fluir o a los estrechos cauces en queel hombre la encierra;

también le "pone un hasta aquí" a esainagotable marea. 6

El gran respeto por la misión de lapoesía ayuda a explicar la ausencia denarcisismo que consiste en la propia con­templación y que hemos señalado ya ene! conjunto de imágenes. Del mismo modoque el poeta no está satisfecho con lasapariencias del mundo tal como lo en­cuentra, del mismo modo rechaza por su­perficiales las apariencias primeras de supropia personalidad. Si la poesía debeordenar la vida, deberá buscar qué im­plica e! rostro en el espejo mejor que darsu descripción tal cual es. De hecho, lainterpretación' centrada en el yo del rostroen el espejo sería incompatible con elrespeto del poeta por los designios de lapoesía.

Es particularmente con referencia altiempo -o mejor a la suspensión deltiempo- que se siente una trat:Jsfo.rl1la­ción de la realidad. Esta expenenCla esla que el poeta tr:lta en "A~sos", d.o~de ;.mira e! proceso de la creaclOn artIstIocon ojo esquizofrénico identificándos~ ~on

e! río de su poesía. Este fluye, se dIVIde

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y se separa para encontrarse una vezmás. Aunque el espejo no se menciona,está fuertemente aludido en e! reflejodel propio poeta en el río de imágenes.La idea de una unión más o menús mís­tica con la poesía, unión que suspende eltiempo, ayuda a aclarar los pasajes delpoema:

¿ Qwién can.ta en las orillas del pa.pe!rInclinado, de pechos sobre el ríode i'mágenes, me veo, lento y solo,de mí mismo alejarme: oh letras puras.constelación de signos, incisionesen la carne dellielnpo, ¡oh escritura,raya en el agua! (L, 60).

La escritura misma puede ser tan efí­mera como una raya en el agua, pero elefecto que obtiene, "incisiones en la carnedel tiempo", coloca la experiencia fueradel alcance del tiempo. Esta inmoviliza­ción del tiempo, además, está envuelta enla paradoja (artificio que gusta obvia­mente a Paz) sugerida en "me veo, lentoy solo, de mí mismo alejarme", situaciónque sería imposible salvo en un mundo sintiempo. Igual clase de magia se aplicaal río, que también tiene característicasparadójicas ("que se desliza y no trans­curre") y que está en dos lugares a la vez,dejándose a sí mismo encontrarse a símismo, tal como el autor, en este y otrospoemas, abandona su identidad para en­contrarla, más a menudo, con ayuda delespejo:

Voy entre verdoresenlazados, voy entre transparencias,entre islas avanzo por el río,por el río feliz que se desliza)1, no transcurre, liso pensantiento.M e alejo de mí mismo, me detengosin detenerme en una orilla y sigo,río abajo, entre arcos de enlazadasi1'l'¡ágenes, el río pensativo. .

Sigo, me espero allá, vaya mi encuentro,río feliz que enlaza y desenlazaun 'I'IW1nento de sol entre dos álamos,en la 'pulida piedra se demora,y se desprende de sí 11'/.ismo y sigue,río abajo, al ei/.C1!entro de sí mismo

(L, 60-61).

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El río del arte, entonces, no .es ~n re­flejo de la vida, sino una destllaclOn:

El arte no es un reflejo de la v!da.Tampoco es solamente. ~~a pr?fundlza­ción de la vida, una VlSlOn mas pura ylimpia. Es algo más; limita el aconte­cer extrae del fluir de la vida unoscu;ntos minutos palpitantes y los inmo­viliza, sin matarlos. 7

Esta misma impresión de la feliz sus­pensión del tiempo q,ue el po~~a sientecuando logra su propIa expreSlOn puedeobservarse también en "Delicia":

... naces, poesía, delicia,y danzas, invisible, frente al hombre.El presidio del tiempo se deshace

(0,148-149).

La liberación del dominio del tiempo,que el autor continúa desarrollando enla estrofa que sigue, s~rg~ en las líneasfinales como el tema pnnClpal del poemay define completamente la naturaleza dela "delicia".

La búsqueda del poeta no resulta siem­pre tan bien recompensada y las refe­rencias a su obra no siempre reflejan lasatisfacción en su misión, como puede

"L ' " "L 1 b "verse en a poesla yen as pa a ras,'Ocasionalmente encuentra que la poeslano es una recompensa sino un castigo, ysus sentimientos indican frustración, in­seguridad y desilusión. Tal es el caso ,de"El sediento", donde la esperanzada bus­queda de la poesía termina en fracasocuando el poeta encara la realidad. Esta esaquí de especial interés para nosotrosporque toma la forma del eSI?ejo y con­nota las barreras de la propIa persona­lidad del poeta, barrera que él siente deberomper para lograr sus designios:

Por buscarme, Poesía,en ti me busqué:deshecha estrella de agua,se anegó mi ser.Por buscarte, Poesía,en mí naufragué.

Después sólo te buscabapor huir de mí:¡espesura de reflejosen que me perdí!M as luego de tanta vueltaotra vez me vi:el mismo rostro anegadoen la misma desnudez;las mismas aguas de espejoen las que no he de beber;y en el b01'de del espejoel mismo muerto de sed (L, 73).

La sed es el deseo del poeta de per­derse en la poesía (véase "Destino delpoeta" para otra variación del tema de"Delicia") ; el espejo es su esperanza delograr -y el logro de su esperanza- sumeta; la conclusión es una desamparaday objetiva vislumbre de sí mismo en elacto de la búsqueda.

Es la conciencia de sí mismo en elacto de la creación la que une el temade la poesía con el tema del espejo, aun­que no siempre Paz los ha mezclado tanconcretamente en "El sediento". Hay unarelación significativa entre las dos sug<'­rencias que acaso representan, no pro­blemas separados, sino aspectos diferentpsdel mismo problema -quizá el único ygigantesco problema en el caso de Paz­que el poeta está llamado a resolver.N uestro autor sabe probablemente en suestudio de la poesía de Quevedo el sig~

nificado de esta cuestión para compren­der su propia obra;

En los salmos y sonetos que formanlas "Lágrimas de un Penitente", Que­vedo expresa la certidumbre de que el¡poeta ya no es uno con sus creaciones:está mortalmente dividido. Entre lapoesía y el poeta, entre Dios y el hom­bre, se opone algo muy sutil y muypoderoso: la conciencia, y 10 que esmás significativo: la conciencia de laconciencia, el narcisismo intelectual.Quevedo expresa este estado demoníacoen dos versos:

las aguas del abismodonde me enamoraba de mí mismo. 8

No es coincidencia que Paz utilice tam­bién el término "abismo" para referirsea la búsqueda de sí mismo y que suscJmentarios aquí sean en esencia unaexacta paráfrasis de "El sediento".

Continuando su estudio de la poesía deQuevedo, Paz destaca que éste es el pri­merO de los poetas modernos que atribu­ye un contenido pecaminoso a la "co1'1-

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ciencia", no porque ella peque en imagi­nación, sino porque intenta sostenerse porsí misma, y completamente sola, parasaciar su sed de absoluto. 9 Aun cuandoPaz puede no sentir el amargo y orgu­lJoso placer en la "conciencia" que en­cuentra en Quevedo, su actitud participade la misma soledad, del mismo pecadode aislamiento. Cuando declara "contem.­pro el combate que combato" (L, 13) ocuando se dirige a la poesía para decirle"Insiste vencedora, / porque tan sólo exis­to cuando existes" (L, 13) únicamenteestá sirviendo de testigo a la lucidez, casiinsoportable en su claridad, de su sentidode conciencia. Tan verdadero en el caso desu tributo' a la poesía, aquí también elespejo sirve de eslabón entre sus ideas:

Romperé los espejos, haré trizas miimagen -que cada mañana rehace pia­dosamente mi cómplice, mi delator-oLa soledad de la conciencia y la COIl­

ciencia de la soledad, el día a pan yagua, la noche sin agua. Sequía, campoarrasado por un sol sin párpados, ojoatroz, oh conciencia, presente puro don­de pasado y porvenir arden sin fulgorni esperanza. Todo desemboca en estaeternidad que no desembQ\;a (L, 8-9).

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Cuando el poeta se enfrenta con su con­ciencia del mundo, cuando intenta verobjetivamente, termina por preguntarsedónde está la realidad. La naturaleza d~

la pregunta es tal que sólo puede respon­derse a eJla con una paradoja. "Epitafiopara un poeta" a primera vista es un mer')juego de palabras, pero de hecho encierraun misterio más profundo:

Quiso cantar, cantarpara olvidarsu vida verdadera de mentirasy recordarsu mentirosa vida de verdades (L, 82).

La clave para el misterio se encuentraen su artículo "Poesía de la soledad ypoesía de comunión". Pat encuentra queQuevedo rechaza la salvación y niega lagracia de la poesía porque está absorbidoen el mundo. "Nada me desengaiia, / elntttndo me ha hechizado" son líneas deQuevedo que sirven de introducción aA la orilla del mundo. Paz destaca queQuevedo rechaza la redención porque estáábsorbido en las apariencias:

y es que no sólo la hermosura vacíade1mundo lo sujeta (ni es ella a la quese abraza, en todos los sentidos y contodos los sentidos), sino su concien­cia de sí. lO

Esta afirmación recuerda los versos fina­les de "Insomnio":

lnsotnnio, espejo sin respuesta,páramo del desprecio,pozo de sangre ardiente,.'Jl'gullosa conciencia ante sí misma (L, 43)

No es asombroso, pues, dado el poderde la propia conciencia y de todo lo queimplica, que la poesía de Paz esté fre­cuentemente caracterizada por la angus­tia, el ansia, el incumplimiento y ocasio­nales vislumbres de su propio paraíso.Significativamente usa Paz el espejo paraexplicar lo que el poeta representa enrelación con 1<:1 gracia de la poesía y conel dolor de la percepc!ón:

La poesía es inocencia, pero el poetano es inocente.

De allí S'U angustia. La poesía es unagracia, un don,

pero también es 'Una sed y unpadecimiento. La poesía

brota del dolor como el agua de la tierra.Con la

poesía el poeta recobra la inocencia,recuerda el

Paraíso Perdido y come de la manzanaantigua. Pere,

¡ qué &tros páramos, qué desiertos, hayque atravesar

para llegar a la fuente! Utla fuente quea veces es

sólo un espejo resplandeciente y cruel,en el que el

poeta se contempla, sin saciarse, sinhundirse,

?'eflejado por una luz impía. El poetaes una_ conciencia:

la. baudeleriana ((conciencia del pecadá",la conciencia

de la embriaguez, la reflexión delvértigo. La

conciencia de la existencia. Y de suconciencia brota,

!la la ceguera ni el abandono, sino unamás profunda

hcidez, que le permite contemplar y sercontemplado,

ser el delirio y la conciencia del delirio, 11

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Esto también ayuda a explicar lo quepuede parecer, como las líneas siguientes,un caos de versos:

Vuelvo el rostro: no soy sino la estelade mí mismo, la ausencia que deserto,el eco del silencio de nú grito (L, 56).

La parte final de "Envío" expresa lamisma idea con fría intensidad ("ardorhelado") y subraya e! efecto de un mis­terio metafísico. Paz trata este tema máscompleta y dramáticamente en "La calle" :

Todo cstá oscuro y sin salida,y doy vueltas y vueltas en esquinasque dan siempre a la calledonde nadie me espera ni me sigue,donde yo sigo a un hombre que tropieza:)1 se levanta y dice al verme: nadie

(L, 110-111).

"Encuentro", en Aguüa o sol, es unavariante en prosa del mismo asunto.

Considerado en conexión con el dolorde la conciencia del poeta, e! artificio de!espejo adquiere connotaciones filosóficas:es el símbolo del conflicto entre su bús­queda general (la búsqueda de los abso­lutos) y su punto de vista subjetivo (elconocimiento de las propias limitaciones).Es también e! punto de conflicto entreel respeto_ de! poeta por la misión de lapoesía en general y la falta de satisfac­ción por el camino que ha 'elegido paraexpresarse. Es como si Paz interrumpierasus palabras escritas para verse reflejadoen ellas. Básicamente, e! espejo es la poe­sía de Paz y, al mismo tiempo, su reac­ción ante su poesía.

Esta reacción, que puede advertirseparticularmente en los poemas que tienenpor tema al espejo, es la fuente de la di­mensión de la repetición sin fin y de laviolencia que se asocia con ella, las cua­les son inexplicables cuando las imágenesdel espejo se ven solas. El espejo cons­tituye un infinito donde, sólo a través dela presentación de una serie infinita deperspectivas, el poeta puede orientar subúsqueda de una última y objetiva visiónde la realidad. Sin embargo, debe empe­zarla en sí mismo, puesto que es la únicarealidad que conoce. La violencia es unresultado de su frustración. No va másallá de sí mismo en su búsqueda: lo queve invariablemente es una pintura delpoeta que observa al poeta que observaun reflejo.

Algunos poeJ?as de Libertad bajo pa­labra son especIalmente significativos pa­ra un estudio de la visión del poeta. Son,con otro~ ~ los que nos hemos referido yaen las pagmas precedentes, "El prisione­ro", "Insomnio", "El espejo", "Pregun­ta", "La caída", la parte sexta de "Cre­púsculo de la ciudad", "Medianoche" "Lacalle" y la parte cuarta de "Cuarto df~hotel". En cuatro de ellos se mencion')particu~armente el espejo como fuente dela imagen reflejada; en otros está impli-

cado con fuerza. Lo que todos tienen encomún, como punto de partida para 1"1desarrollo del tema, es que el poeta uti­liza un reflejo cíe sí mismo como mediode escudriñar el significado de la realidLld.

Es interesante advertir que no en todoslos casos el poeta emplea el espejo al co­mienzo del poema. Antes de la apariciónreal y del reconocimiento de! reflejo hayuna introducción que consta de unascuantas palabras o de unos cuantos ver­sos. Esta aproximación gradual a la idc:1dominante produce el efecto de acrecen­tar el choque y el drama de la confronb­ción cuando en realidad ocurre. El en­cuentro tiene lugar sin ninguna rupturabrusca en la asociación de ideas, de modoque el lector advierte de pronto, con lamisma sorpresa que e! poeta debe sentir,que otra identidad, quizá inesperada, haaparecido. El pasaje de "Cuarto de hotel"es representativo de todos los poemas deque nos ocltlPamos por la forma fácil,casual y pasiva en que se desliza en ladoble identidad:

Roza mi frente con sus manos fríasel río del pasado y sus memoriashuyen bajo mis párpados de piedra.N o se detiene nunca su carreray yo, desde mí mismo, lo despido.¿Huye de mí el pasado!¿Huyo con él y, aquel que lo despidees una sombra que 1ne finge, hueca!Quizá no es él quien huye.. . (L, 118).

Al comienzo sólo se nos dice que elpoeta evoca memorias: una cadena deellas a la que pasa revista mentalmente.En la segunda oración, el poeta estableceun~ separación entre sí mismo y la pro­ces~ón. de recuerdos (una separación quees mdlspensab1e para lo que viene a con­tinuación, pero que sugiere sólo su con­ciencia de que hay algo en él que no estáempeñado activamente en el proceso evo­cativo). En la pregunta que sigue, laseparación entre la memoria y el yo seagudiza y se vuelve más concreta, perotodavía no encierra una segunda persona­lidad. Sin embargo en la segunda interro­gación -y la transición se suaviza aúnmás por el paralelismo de la forma-,un cambio sutil pero vital se ha efectuado:el poeta ha cambiado su punto de mira.En lugar de ver sus recuerdos desde elventajoso punto de su conciencia, se Iniaenti ficado ahora con los recuerdos mis­mos, pero sin sumergir por completo suconciencia voluntaria, de modo que mirahacia atrás, a la persona que estaba con­templando el espectáculo. Lo que vienedespués es una duda perfectamente Jó·gica y racional y un debate que toca ala real identidad del poeta: "Aquel quefui se queda en la ribem. / N o me re­cuerda nunca, ni 1ne busca". Luego, hemossido llevados al problema sin darnos cuen­ta. El poeta ha comenzado con un conjun­to de circunstancia perfectamente racionaly normal y, sin que lo advirtiéramos,h. entrado en la región de lo abstracto,mundo confuso donde los conceptos ha­bituales de realidad no siempre se aplican.

En este poema hemos observado quela visión que el poeta tiene de sí propio

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se logra cuando se identifica con sus re­cuerdos y que ve una sombra que lo imita.En "La calle", el mismo cambio sutil depunto ventajoso se lleva a cabo con igualefecto: el poeta se ve como se había des­crito un momento antes. En "El sedien­to", después de perderse en una selva dereflejos, el poeta vuelve a encontrarse:"yen el borde del espejo / el m'ismo muer­to de sed". Este verso final del poema esparticularmente interesante, porque signi­fica que el poeta ha repetido en términosobjetivos los mismos deseos que ha des­crito el comienzo en otros muy subjetivos.En "Envío", el proceso que hemos ad­vertido se invierte; en lugar de partir dela visión subjetiva de sí mismo a la vi­sión objetiva, comienza con la segunda("Alguien escribe en mí") y concluye conla vuelta a sí mismo ("y vuelve a ser yomismo"). l.a impresión general, sin em­bargo, es idéntica: el poeta se ve comootra persona en su propia situación ("Conun ardor helado / contempla lo que es­cribo". En "Arcos" ("Sigo, me esperoallá, / vaya mi encuentro"), la misma si­tuación se repite, como también, aunquemenos claramente en "La caída" ("El es­pejo que soy me deshabita"), y muy cla­ramente en "La pregunta", "El espejo"y "El prisionero".

Lo que primero ve Paz, entonces, esuna nueva dimensión de su personalidad-lo que podríamos llamar su yo incons­ciente- que nos revela en el contrasteentre la descripción subjetiva y la obje­tiva. Con excepción de "Insomnio" y de"Crepúsculo de la ciudad", todos los poe­mas de que nos ocupamos aquí devuelvenla imagen del poeta en el acto de observarsu imagen, dando así una inusitada pro­fundidad de perspectiva.

Por supuesto, hay aquí una paradojabásica, en la que Paz no ha fracasado aldesarrollar su efecto poético. Porque, ¿ có­mo es posible para el poeta ser al mismotiempo observador y observado, víctimay verdugo, el que parte y la persona ala cual se dice adiós?

Estoy con uno como yo,que no me reconoce y me muestra mis

armas;con uno que me abraza y me hiere-JI se dice nú hijo-;con uno que huye con mi cuerpo;con uno que Ine odia porque yo soy él

miSl1'1O (L, 4-5).

"La caída" resume la paradoja del re­flejo cuando el poeta escribe: "Frente demí yo mismo, devorado" y "El espejo quesoy me deshGb·ita/'. Definiciones inusitadasde situaciones paradójicas se '2ncuentra;-¡en la estrofa final de "Envío".

Pero este juez también es víctimay al condencnne, se condena:no cscribe a nadie, a nadie l/ama,a sí mismo se escribe, en sí se clvida,y se rescata, y vuelve a ser )',0 lIlismo ...

(L, 57).

y en "Crepús2u]0 de la ciud2d":

Vuelvo el ros'ro: no soy sino la estelade 11·d 1nis11/.0, la ausencia que deserto,el eco del silencio de mi grito (L, 56).

Muchos ejemplos más, no sólo en los poe­mas construidos e:1 torno al eS¡:Jcjo, sinoen toda su obra, indican que Paz se COI11­

place en explotar la paradoja. En el ca­so del espejo, añadiríamcs que este recllf­so es un aspecto fundamental de la visiónde sí que tiene el poeta. Es una par,te or­gánica del reflejo en el espejo. porque

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Paz ve, no una .repetición de. la mismacosa aislada, sino un aspecto d¡fer~nte ~ela realidad, y no sólo una. perspectiva di­ferente, sino una perspectiva opuesta:

todo lo que contemplo me contemp~ay sayal mis11-w tiempo fruto y labwy lo que perinanece y lo que huye

(O, 114).

La paradoja parece al principi.o unacertijo sin solución, porque ¿ cómo pue­de una persona ser dos cosas opuestas ala vez? En el mundo real de los aconteci­mientos, en la vida gobernada por unacronología de la que no se puede escapar,no habría respuesta; pero en el mundo ne­buloso del espejo, el tiempo no existe, porlo menos no como 10 conocemos. En unpasaje, que puede aplicarse tanto ,:1 pro­blema de la realidad como al del tiempo,leemos: "'¿ Y somos esa imagen que soí"ía­mas, / sueños al tiempo httrt~dos, ~,sue­ños del tiempo por burlar al ttempo? (L,46). Los versos que Paz escribe para laparte sexta de "Cuarto de hotel" podríanaplicarse al espejo :

N o hay antes ni después. ¿Lo que vivílo estoy viviendo todavía?¡Lo que viví! ¿Fui acaso? Todo fZ,uye:lo que viví lo. estoy muriendo todavía.N o tiene fin el tiempo . ..

Como el concepto que tiene Paz de lapoesía, e! espejo es un mundo sin tiempo(recordamos aquí a los surrealistas, quie­nes aprovecharon al máximo la aboliciónde los límites del espacio y del tiempo),donde es completamente apropiado parados opuestos ser considerados en conjun­ción.

Para ilustrar la reacción de! poeta ha­cia lo que ve en e! espejo, la mayor partede "Pregunta" es particularmente revela­dora. Las primeras líneas del poema, conla deliberada confusión respecto de laidentidad del ser al cual se está di rigiendoel poeta, conduce a la presentación de lavisión:

Déjame, sí, déjame, dios o ángel, demonio.Déjame a solas, turba angélicasolo conmigo, con, mi multitud.

El hecho de que la misma cosa pueda to­marse como un dios o como un ángel, co­mo upa turba maligna o angélica, la afir­mación paradójica de que el poeta estásolo consigo y solo con su multitud, nosprepara para las dualidades q'Lle siguen.

La segunda estrofa es la con frontación,"Estoy con uno como 'Va", de la cual yanos hemos ocupado. La 'tercera describe· lareacción habitual de Paz ante la imagendel espejo:

Mira, tú que huyes,aborrecible hermano mío,tú que enciendes las hogueras terrestres,tú, el de las islas y el de las l/al'naradas,mírate y dime:ese que corre;ese qIre alza lenguas y antorchaspara I/auiar al cielo -y lo quema--;ese que vive entre las aguas,en 1m pedazo oscl/ro de tierra deliciosa;ese que es l/na estrella lenta que

. desciende;aquel que es como un arma resonante,¿es el tuyo, tu' ser, hecho de horasy v?races minutos? (L, 15).

La' pregunta que introduce la cuartaestrofa es una consecuencia lóg\ca de laprecedente. Lo que el poeta ha visto, lo

hemos señalado, es otra faceta de su pro­pia personalidad. "¿ Quién sabe lo que esun cuervo / un alma, / y el sitio en que sejuntan?" Esta pregunta, que no obtienerespuesta, lleva a esta otra: "¿ Y somosesa imagen que soñamos, / sueiíos al tiem­po hurtados, sueños del tiempo por bur­lar al tiempo?" Las tres preguntas, cen­tradas todas en torno a la identidad del re­flejo, pueden formularse así co~ ot:,:spalabras, recurriendo a la ultraS1l11p)¡f¡­cación: ¿Es él mi alma? ¿Quién conoce10 que es cuerpo y 10 que es alma? ¿ Sonambos irreales?

Esta cuestión de la identidad, la reac­ción ante la visión en el espejo, es prime­ro un asunto intelectual, una indagaciónracional; pero su segundo efecto sobreun plano emocional es de intensa ;Lngus­tia:

Muros, objetos, cuerpos te repiten.¡Todo es espejo!Tu imagen te persigue.

El hombre está habitado por silencioy vacío.

¿ Cómo saciar esta hambre,cómo acallar este silencio y poblar su

vacío?¿Cómo escapar a mi imagen?Sólo en mi semejante me trasciendo . ..

(L, 19).

Frecuentemente las preguntas confirmanel vacío, como casi ocurre en "Pregunta".° nuevamente:

¿qué soy, sino la sima en que me abismo,y qué, sino el no ser, lo que me puebla?

El espejo que soy me deshabita;un caer en mí mismo inacabableal horror de no ser me precipita (L, 51).

y otra vez:

Hacia mí mismo voy; hacia la-s mudas,solitarias fronteras sin salida:duras aguas, opacas y desnudas,horadan lentamente mi concienciay van abriendo en mí secreta herida,que mana sólo, estéril, impaciencia

(L,56-57).

En otro poema (L, 119), el poeta pre­gunta si está solo en el tiempo, si sola­mente es tiempo: "¿Soy un llega,,- a serque nunca llega?" Una de las seccionesfinales de "Pregunta", que sigue inmedia­tamente a las tres interrogaciones, resu­me la extrema incomodidad que éstas ha­bían provocado, una incomodidad expre­sada, bastante lógicamente, en términosde daño autoinfligido:

En soledad pregunto,a soledad pregunto.

UNIVERSIDAD DE MEXICO

y rasgo mi boca a17;Lante de palabrasy me arranco los ojos .henchidos de mentiras y apariencias,y arrojo· lo que el tiempodeposita en mi alma,miserias deslumbrantes,ola que se retira. .. (L, 46) .

¿A dónde conduce el preguntar? ¿ Quéresptiesta encuentra el poeta? Las conclu­siones a que llega en "El espejo" son lasconclusiones de todos los poemas en losque el te.ma es el espejo:

y entre los juegos fatuos del espejoardo y me quemo y resplandezco y mientoun yo que empuña, muerto,una daga de humo que le fingelo evidencia de sangre de la herida,y un yo, mi yo penúltimo,que sólo pide olvido, sombra, nada,final mentira que lo enciende y quema.

De una máscara a otrahay siempre un yo penúltimo que pide.y me hundo en mí mismo y no me toco

(L,44).

Esto equivale, hasta cierto punto, a unaadmisjón del fracaso; fracaso, al menos,por incapacidad de fijar la naturaleza dela realidad. El reflejo es falso y, despuésde observarlo cuidadosamente, el poetasiente que también es falso 10 que estáreflejando. Ambos, pues, son máscaras,como lo ha declarado arriba. "Y entre es­pejos impávidos un rostro / me repite ami rostro, un rostro / que enmascara ami rostro". Termina siendo un reflejo deun reflejo. A pesar de todo esto, pese alrechazó de ambos rostros, de todos losrostros que pueda ver, el poeta tiene con­ciencia de su propia observación y de supropia insatisfacción que necesita algomás. Entre una máscara y otra "hay siem­pre un yo penúltimo que pide", que afirmala existencia del "último .yo" el objeto desu búsqueda.

El espejo ilustra, en su conexión con larealidad,una idea fundamental de toda lapoesía de Paz: la persuación de lo absD­luto, que frecuentemente lleva a senti­mientos de angustia porque no se obtiene.Lo que yace bajo la mayoría de los poe­mas, análogos en su búsqueda de un re­flejo verdadero en el espejo, es un deseode definir al st¡.jeto del cual trata. La de­finición parece envolver, primero, un re­chazo de las apariencias, y, luego, unasimplificación, un despojarse de atributos,en un esfuerzo apasionado para llegar alcorazón de las cosas. Finalmente, el poeta.queda, en la mayoría de los casos, con elsentimiento de frustración que sobrevie­ne cuando Ve que, de algún modo, existeuna realidad fuera de su alcance.

Trate de una silla, del paisaje mexicanoo de amor, Paz no puede evitar en el tra­tamiento del tópico, ser un abstraccio­nista. Esto no significa una generaliza­ción. No intenta escribir acerca de todaslas sillas, de todo el paisaje, de todo elamor, sino que intenta, más bien, .~ncon­

trar la esencia de su propia visión delasunto. Si es posible encontrarla, parecedecir, en ella se encontrará la base comúnque es la universalidad. Por lo que res­pecta a toda su visión de la realidad, lomismo que por lo que respecta a su bús­queda en el espejo, el designio del poetaes encontrar un valor absoluto, no tantoen sí mismo como a través de sí mismo.

UNIVERSIDAD DE MEXICO 13

Muy claramente, la meta no ha sido al­canzada en los poemas que tratan del es­pejo. La realidad que busca Paz conclu­ye habitualmente en la nada que el poetasiente al final de "El espejo" y que enotro poema describe con términos seme­jantes:

Adiós al espejo verídico,donde dejé m'i máscarapor descender al fondo del sinfín(y nunca descendía:¿no tienes fondo, sólo superficie!)

(L,103).

Es el mismo resultado negativo que en­gendra otro pensamiento que varias vecesencontramos en el poeta: quizá no existi­mos ni siquiera en la forma en la cualimaginamos que existimos:

olvidos que alimentan la 'I1temo.ria,que ni nos pertenecen ni llamamos,S'UetLOS del sueño, súbitas presenciascon las que el tiempo dice que no somos,que es él quien se recuerda y él quien

sueña (L, 101).

Un interesante paralelo con este con­cepto del hombre relacionado con la idease encuentra en la obra de Paul Valéry,quien estuvo igualmente fascinado por elespejo. También Valéry sugiere que noes el yo el que encuentra la idea, sino laidea la que adopta al yo. 12 La similitudentre los dos escritores, además. no ter­mina aquí. El espejo, como m¿todo dealentar la complicación para pensar me­jor, prueba hasta qué punto su pensa­miento es coincidente. 13 Como Paz, Va­léry experimenta momentu de disgustoa causa de la imperfección de las pala­bras y del sentido que comunican; tam­bién como Paz, según indica el títulodel interesante estudio de Elizabeth Se­well, Valéry está fascinado por la visiónde su propia mente en acción: "fe sttisétant et me' voyanJ, 1/1.e voyant mevoir." 14

Sin embargo, hayal menos una no­table diferencia entre los dos. Paz pro­bablemente estaría de acuerdo con Valéryen que tenemos la facultad de producirun antagonismo interior contra nosotrosmismos. Sin embargo, en Paz se produce,no mientras mira su imagen en el espejo,sino antes; la frustración de no ser capazde sojuzgarla toma la forma de un resen­timiento contra la imagen ¡del espejo.Por esto, cuando Valéry habla de lamente que vibra en una infinidad de es­pejos, está hablando de creación y movi­miento, de una sensación de placer. 15 Lamisma imagen para Paz es de frustra­ción, de limitación y de angustia.

:\unque la única conclusión firme dePaz, ?espués de mirarse en el espejo, esnegativa -certeza de la nada-, pode­mos sospechar que busca una certeza di­ferente. La sed de eternidad que lo ator­menta aparece raras veces en su poesíaen forma positiva. Uno de estos pocoscasos de nostalgia dichosa ocurre en"Himno entre ruinas", poema con el cualconduye Libertad bajo palabra:

La inteligencia al fin encarna en formas,se reconcilian las dos mitades enemigasy la conciencia-espejo se licúa,vuelve a ser fuente, manantial de

fábulas:H ombloe, árbol de imágenes,palabras que son flores que son frutos

que son actos (L, 129).16

Algunos versos de vVilliam ButlerYeats, pertenecientes a un poema queno es especialmente metafísico ("Befarethe W orld Was M ade"), quizá pl"Opor­cionen una definición de la meta de Paz:

Prom mirror al'ter núrror,N a vanity's displayed.I'm laaking for the face 1 hadBefare the warld wasmade. 17

La búsqueda de Paz en e! espejo es,entonces, una búsqueda típica de! hombredel siglo xx. Es paradójico, como 10 sonmuchas de sus ideas, que cuanto máspersonal se vuelve la búsqueda, adquieramayores características de universal. Esteno es el laberinto insondable e intrincadodel yo que encontramos a menudo en lossurrealistas, sino una búsqueda que con­cierne a muchos hombres del lllundo ac­tual.

NOTAS

1 Aunoue su primer libro de poesía (Lunasilvestre, 1933), publicado a los 19 aiíos, re­presenta aparentemente un ejercicio poético queel autor prefiere olvidar. Raíz del hombre(1937) conquistó I1n comentario muy favora­ble. La guerra de Espaiía y la presencia delpoeta en el lugar de la acción estimularonsu facultad creadora en los aiíos que siguie­ron. Una edición de Bajo lit clara sombra (in­cluido desllués en A la oril/a del mundo) apa­rdció en Valencia en 1937. Dos ediciones desu antología de la poesía contemporánea espa­iíola se publicaron en 1938 y 1939. El retornode ~u atención a su escena nativa, la en ciertolIlodo oscura abstracción de los elementos depaisaje en Entre la hiedra. y la flor (1941) ysu colaboración en la compilación de Laurel(J941), una de las más admirables antologíasde la poesia, contemporánea' ewañola e hispa­noamericana pertenecientes' a estos {¡Itimosaiíos, precedíei'on a la publicación de su obrarecopilada (faltan en cIJa Luna. silvestre y En­Ire la piedra JI la flor) bajo el título de A laorilla del l/l/Indo (19~2). Muy elogiado porcríticos como losé Luis Martínez y A. Sán­chez Barbudo.' este libro acrecentó mucho lareputación del poeta.

Como uno de los fundadores y más enér­gicos editores de Taller (diciembre de 1938­rebrero de 1941). Paz se encontraba entoncesen posición de ejercer influencía todavía más

directa sobre la literatura. En dicha revista,de hecho, se formó una constelación de escri­tores conocidos con el nombre de "grupo deTaller", los cuales heredaron, por 10 menostemporariamente, el prestigio de la generaciónde Contemporáneos en la jefatura del mundode las letras. En 1943 Paz recibió hi becaGuggenheim para trabajar y estudiar en losEstados Unidos.

En el breve período de cinco años que con­dujo a la publicación de A la orilla del IIIlttldo,Paz llegó a ser considerado, pues, como unode los más promisorios poetas de su país. Enobras subsecuentes, realizó por completo loqne se había esperado de él. Liberlad bajo' pa­lrobra (1949) fue objeto de grandes elogios.Le siguió en 1951 un libro de prosa poética:A.quila o sol. Una colección de ensayos acerl:adel carácter mexícano, El laber·into de la so­ledad (1950) y cierto número de brillantesartículos sohre variados asuntos ampliaron ¡¡Ureputación fuera del campo de la poesía. Losúltimos volúmenes de Paz son una antologíade poesía mexicana para la Unesco (1953)y Se'millas para I~n himno (1954). [Posterior­mente ha publicado: El arco y la lira y Lo:spems del 011110 (prosa) y Piedra de sol (poe­sía) l. Es indudable que en los últimos añosha adquirido mayor enverl!adura. Consideradoalguna vez como el "más noeta" del grupo deTallel', es ahora el único de sus sobrevivientesque sigue produciendo.

2 "Tercera vili'ilia", México en et Arte,núm. 12 (noviembre de 1952), pp. 7-8.

3 Las siglas O y L corresponden respectiva­mente a A la or·illa del 1IIundo (México. 1942)y a Libertad bofa palabra (México, 1949).

4 Véase A la oril/a. del mundo, pp. 46, 114Y 135.

La proporción en oue aparecen referenciasal espejo en Libertad baja /Jalabra, contras­tando con su uso limitado en A la or·illa del11/undo (1942). incita a pensar que el espejoes un desarrollo bastante reciente en los inte­reses filosóficos del poeta. Desgraciadamente,las fechas que se dan ~I comienzo de cadasección en el libro mencionado primero indi­can que algun(\s poemas I'n los cuales el es­pejo desempeña un panel sobresaliente (enespecial los de "Vigilia", 1931-1934) fucrnnescritos no sólo antes de 1949 sipr) tambiénantes de 1942. Esto hace imposible la postula­ción de nn desarrollo cronológico acerca delempleo del recurso. Sin embargo. podemos pre­guntarnos -preguntas que sólo Paz puede res­ponder- por qué esto" poemas se omitieronen la colección publicada en 1942 v se inclu­yeron en cambio en la que apareCió quince omás años después de su composición, y si fue­ron revisados en el proceso.

5 "Pita Amor". Boletín Biblio,qráfico Mp­:ri('flno (Porrúa Hermanos), enero-febrero de1952, p. 21.

Ó Octavio Paz. "Diario de un soñ;¡dor: vi­gilias". El Hijo Prórli.oo. 7 (marzo de 1945).151. Este concepto de la misión de la poesíaS~ desarrolla exl'ensamentc en un r.eciente ar­tículo de Paz: "Lenguaie v poema" (Cuader­nos, 17, m:, c 70-ahril de 1956, pp. 3.1-41). Cmm­do las palabras ~nl1 inciertas, declara Paz.I1nestros act:," t~mbién lo son. El hombre ~,

inseparable ele las palabras. incomprensiblesin ellas. El lenguaje, en cuanto poesía, coloca:'1 hombre aparte del mundo de la naturaleza:"FI homhre es un ser que se ha creado a símismo al crear un lenguaje" (p. 36).

7 lbid., p. 150.

8 Octavio Paz. "Poes;;¡ de soledad y poesíade comunii>n", n Hija P.ródigo, 1 (agosto de1943), p. 276.

9 1bid., p. 277.

lO lbid., pp. 276-277.

11 Octavio Paz. "Vigilias: fragmentos del.-liari" dI' un soiíarlnr", Taller, núm. 7 (diciem­bre de 1939). p. 17.

12 Elizabeth Sewell. Pnul Valáv: TireMilld itl Ihe M'irror, New Ha\'en, 1952, p. 30.

13 lbid., pp. 18-19,

14 [bid., pp. 14-15 Y 12.

15 lbii, p. 22.

16 Otro ca~o de la satisfacción espiritualdel poeta es "Medianoche", extática visión dellogro ele lo absoluto que está buscando..P,ueelclIamársele ulla versión moderna del tradICIOnalmisticismo español.

17 [Espejo tras espeja, I :/in.OIma vanidadse muestra. I F.stny buscando el 1'oslro quelenía / miles de q/(.e rI "/I/undo litera hechol.