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Una manera de presentir y resentir basada en la Naturaleza como modelo, motivo original de sensación y reflexión, hace vivir a KIee la necesidad de ordenar el movimiento de un universo puramente plástico, tan rico y vigente aún, que para varias generaciones de pintores posteriores a él ha sido punto de partida, enigma a descifrar, referencia inevitable, guía hacia los signos determinantes de la esencia del quehacer pictórico mismo y del devenir espiritual de nuestro tiempo. Se acude a su obra no como a la escuela tradicional o al conjunto fraguado de su riqueza, sino al revolucionario esencial, vivo, defmitivo. KIee es raíz y cuerpo de árbol creciendo aún, fructificando, influctuable, por encima de las frías, crípticas o superficiales modalidades actuales de la formalidad pictórica. Mu- cha pintura actual, a pesar de su encubridor matiz de novedad, parece ser producto de reflexión o inspiración con base en una faceta o en una mirada sectaria de su obra o, en el peor de los casos, una mirada banal, su exterioridad vuelta fácil y gratuita. Imbuido profundamente en su época, modificado y comprome- tido por ella, Klee despierta su verdad personal a través de sus signos espirituales evidentes y su más sutil correspondencia visible. No sólo engloba las tendencias plásticas de su tiempo, sino que las hace compatibles. Universaliza hallazgos con lo que de arriesgada- mente temporal tiene el nacimiento de cada nueva tendencia. A diferencia de Picasso y Kandinsky, con quienes se le asocia comúnmente -son Los Tres Gr·andes Creadores del Siglo XX-, Klee no es originador de movimientos pictóricos sin dejar de ser parte fundamental de algunos. Pero ésto no lo define ni lo encauza. Se ha dicho que es un ilustrador abstracto o que significa la vigencia del Figurativismo. Sin tomar partido, trabajador no alineado, en su obra conviven en armonía significativa las más disímbolas visiones de la plástica. Tomando en cuenta que en el periodo de mayor productividad de Klee hubo cuando menos cinco o seis tendencias defmidas y fraguadas, y la demoledora presencia del posimpresionismo, no se puede hablar de que haya recibido "influencias". Su concepción abstracta de su medio de expresión puede haberse reforzado ante la contemplación de obras renacen- tistas y bajo las impresiones formativas asimiladas de maestros como Cézanne o Van Gogh, o ante el puntillismo de Seurat que devendrá en KIee una forma de sortilegio. Con Gustav Macke y Franz Marc tuvo una íntima comunicación amistosa; con Delau- nay compartió búsquedas en su seguimiento de un estilo que finalmente defmió a Delaunay y que para KIee significó un vehículo espiritual de penetración aguda hacia su búsqueda perso- nal del secreto movimiento de las cosas. Dos o tres líneas a tinta sobre una hoja de papel carta, un garabato acuareleado, la más estricta composición geométrica desmistificada por la sugerencia de un rostro, el esqueleto fantas- mal de una ciudad distante, el esquema abstracto de un paisaje, el desplazamiento de gradientes tonales de un color que define el círculo de una cara infantil, al primer golpe de vista parecen trabajos de un espíritu impresionable y quizá obligado por las vicisitudes plásticas --{ln embrión entonces- que sobreviven vitales, alentadas por una suerte de magia inasible. No es una hoja más, un ilustre dato histórico desprendido del árbol por el viento y el rejuego de nuevas sectas afanadas en el logro de su verdad. Esto es sólo apariencia casi deliberadamente modesta de su profunda riqueza. En Klee se nutren la raigambre y la verdad positiva de cada cambio, de cada impulso plástico inquietante que su obra ha debido vivir y, a veces, impulsar con su esclarecimiento. Conviven en su obra, con lúcida sencillez, el peso y la euforia del S¡.lfrea- lismo, desposeído de su radicalismo extrapictórico; la especulación sensitiva del Cubismo; disciplinas c011structivistas que tornan inne- cesarias rigidez y frialdad doctrinarias. Aunque se le encuadra, y con propiedad, dentro del Expresionismo alemán, se han marcado las diferencias entre Der Blaue Rieter (El Jinete Azul), grupo expresionista al que perteneció KIee y Die Brücke (El Puente), al que pertenecieron Nolde, Heckel, Pechstein, Schmidt-Rothluff, Kirchner, quienes radicalizaron la visión expresionista y que define su origen y sus características peculiares. Según Read, Die Brücke pretendió, como principio, concentrarse sólo en un aspecto deter- minado de la realidad (la expresión desbordada de la condición emocional del hombre) mientras que Der Blaue Rieter sostuvo que el hombre y la Naturaleza pertenecen al mismo dominio de lo real y, lo que importa en arte, es la medida en que el artista expresa un aspecto de su totalidad y la medida en la cual la naturaleza es transformable para expresár la condición humana. Klee asirá como núcleo la realidad puramente plástica (importa más un acierto colorístico y su acción sobre el espectador) que enfatizar al sicologismo que definió primordialmente al Expresionismo. Klee absorbe cuanto encuentro trasluce significativo traspasando el ánimo de continuar una trayectoria tendenciosa. Klee sintetiza y cohesiona reveladoramente esencias plásticas la apariencia de un descubrimiento casual. Hace suyos los recursos al reinventarlos, al infundirles vida y los hace razón profunda de una experiencia individual. Klee no es un recuerdo ni sólo una fase del Arte Contempo- 1JI55

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LUIS CARLOS EMERICH

Incluso .la más pobre exposición de obras de Paul KIee (Munchen­buchsee, Suiza, 1879-1940) basta para develar la influencia de susencuentros formales más sobresalientes sobre las característicasfundamentales de pintura actual de distintas tendencias y latitudes;tal influencia, como la de un gran poeta, va más allá de loinmediato, a orientar o modificar de raíz los cursos mismos de lainspiración pictórica. Su presencia en esta pintura (obvia, oculta oparafraseada), resulta ser una multiplicación diversa de sus facetassuperficiales y un remedo de aventura que intenta abrir nuestraconciencia al ritmo aparente del devenir natural. Una manera depresentir y resentir basada en la Naturaleza como modelo, motivooriginal de sensación y reflexión, hace vivir a KIee la necesidad deordenar el movimiento de un universo puramente plástico, tan ricoy vigente aún, que para varias generaciones de pintores posterioresa él ha sido punto de partida, enigma a descifrar, referenciainevitable, guía hacia los signos determinantes de la esencia delquehacer pictórico mismo y del devenir espiritual de nuestrotiempo.

Se acude a su obra no como a la escuela tradicional o alconjunto fraguado de su riqueza, sino al revolucionario esencial,vivo, defmitivo. KIee es raíz y cuerpo de árbol creciendo aún,fructificando, influctuable, por encima de las frías, crípticas osuperficiales modalidades actuales de la formalidad pictórica. Mu­cha pintura actual, a pesar de su encubridor matiz de novedad,parece ser producto de reflexión o inspiración con base en unafaceta o en una mirada sectaria de su obra o, en el peor de loscasos, una mirada banal, su exterioridad vuelta fácil y gratuita.

Imbuido profundamente en su época, modificado y comprome­tido por ella, Klee despierta su verdad personal a través de sussignos espirituales evidentes y su más sutil correspondencia visible.No sólo engloba las tendencias plásticas de su tiempo, sino que lashace compatibles. Universaliza hallazgos con lo que de arriesgada­mente temporal tiene el nacimiento de cada nueva tendencia. Adiferencia de Picasso y Kandinsky, con quienes se le asociacomúnmente -son Los Tres Gr·andes Creadores del Siglo XX-,Klee no es originador de movimientos pictóricos sin dejar de serparte fundamen tal de algunos. Pero ésto no lo define ni loencauza. Se ha dicho que es un ilustrador abstracto o que significala vigencia del Figurativismo. Sin tomar partido, trabajador noalineado, en su obra conviven en armonía significativa las másdisímbolas visiones de la plástica. Tomando en cuenta que en elperiodo de mayor productividad de Klee hubo cuando menos cincoo seis tendencias defmidas y fraguadas, y la demoledora presenciadel posimpresionismo, no se puede hablar de que haya recibido"influencias". Su concepción abstracta de su medio de expresiónpuede haberse reforzado ante la contemplación de obras renacen­tistas y bajo las impresiones formativas asimiladas de maestroscomo Cézanne o Van Gogh, o ante el puntillismo de Seurat que

devendrá en KIee una forma de sortilegio. Con Gustav Macke yFranz Marc tuvo una íntima comunicación amistosa; con Delau­nay compartió búsquedas en su seguimiento de un estilo quefinalmente defmió a Delaunay y que para KIee significó unvehículo espiritual de penetración aguda hacia su búsqueda perso­nal del secreto movimiento de las cosas.

Dos o tres líneas a tinta sobre una hoja de papel carta, ungarabato acuareleado, la más estricta composición geométricadesmistificada por la sugerencia de un rostro, el esqueleto fantas­mal de una ciudad distante, el esquema abstracto de un paisaje, eldesplazamiento de gradientes tonales de un color que define elcírculo de una cara infantil, al primer golpe de vista parecentrabajos de un espíritu impresionable y quizá obligado por lasvicisitudes plásticas --{ln embrión entonces- que sobreviven vitales,alentadas por una suerte de magia inasible. No es una hoja más, unilustre dato histórico desprendido del árbol por el viento y elrejuego de nuevas sectas afanadas en el logro de su verdad. Esto essólo apariencia casi deliberadamente modesta de su profundariqueza. En Klee se nutren la raigambre y la verdad positiva decada cambio, de cada impulso plástico inquietante que su obra hadebido vivir y, a veces, impulsar con su esclarecimiento. Convivenen su obra, con lúcida sencillez, el peso y la euforia del S¡.lfrea­lismo, desposeído de su radicalismo extrapictórico; la especulaciónsensitiva del Cubismo; disciplinas c011structivistas que tornan inne­cesarias rigidez y frialdad doctrinarias. Aunque se le encuadra, ycon propiedad, dentro del Expresionismo alemán, se han marcadolas diferencias entre Der Blaue Rieter (El Jinete Azul), grupoexpresionista al que perteneció KIee y Die Brücke (El Puente), alque pertenecieron Nolde, Heckel, Pechstein, Schmidt-Rothluff,Kirchner, quienes radicalizaron la visión expresionista y que definesu origen y sus características peculiares. Según Read, Die Brückepretendió, como principio, concentrarse sólo en un aspecto deter­minado de la realidad (la expresión desbordada de la condiciónemocional del hombre) mientras que Der Blaue Rieter sostuvo que elhombre y la Naturaleza pertenecen al mismo dominio de lo real y,lo que importa en arte, es la medida en que el artista expresa unaspecto de su totalidad y la medida en la cual la naturaleza estransformable para expresár la condición humana. Klee asirá comonúcleo la realidad puramente plástica (importa más un aciertocolorístico y su acción sobre el espectador) que enfatizar alsicologismo que definió primordialmente al Expresionismo. Kleeabsorbe cuanto encuentro trasluce significativo traspasando elánimo de continuar una trayectoria tendenciosa. Klee sintetiza ycohesiona reveladoramente esencias plásticas ~on la apariencia deun descubrimiento casual. Hace suyos los recursos al reinventarlos,al infundirles vida y los hace razón profunda de una experienciaindividual.

Klee no es un recuerdo ni sólo una fase del Arte Contempo-

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ráneo; es fuente viva, también distancia a cubrir; parece vivir unaatmósfera en que la verdad se da mágicamente y. por sí misma;pero esa atmósfera pródiga es creación de KIee. Es un verbojugando a los tiempos sin posarse en conclusiones. Su obra essiempre relativa, ambigua, por la necesidad de sólo sugerir porañadidura la existencia de 10 absoluto. No busca una "manera" ola revelación de un hallazgo solo; encuentra un estilo al explorar suespiritualidad. Su lenguaje pertenece al de la Naturaleza de laPintura. Lo onírico, lo instintivo, 10 compulsivo, lo ingenuo, loprimitivo,.lo encantador, el rasgo humorístico polivalente atribui­bies al Surrealismo, son en la obra de KIee raptos de magia,hechizo interpretable por sus sugerencias o por su antítesis.

El sujeto de su obra, el hecho pictórico en sí, movimientosecreto, ha de tomar su vestimenta, las formas a través de lascuales se exprese la razón exterior del ser pictórico y la significa­ción formal', de su continuidad en relación con sus contemporá­neos. Para Klee, los movimientos concebidos bajo postulados omanifiestos so\ aportadores o coincidencias formales en juegoimaginativo en su pintura. Signos, símbolos, violencias familiares alSurrealismo expresan s610 la cercanía y el interés de KIee a lacircunstancia de su tiempo y el aspecto exterior de su vuelopoético.

Por lo anecdótico e irracional, por su frescura, KIee admira aEnsor. De Joan Miró -el imaginero encantador y enigmático­Klee conoce los límites que debe trascender. De Arp -embrionesmetafísicos, amibas nutriéndose de su propio movimiento síntesislobulada de' una inquietante presencia abstracta-, KIee hac; secreto,movimiento puro ante la inexistencia de la figura o de 10 humano

Pinturas de Paul K1ee

reconocible, dinámica creativa sin límites, sin significación contro­lable como tantos fenómenos de la naturaleza. La sustanciasurrealista es materia prima vibrante que hace una realidad visiblepara un modo de movimiento irracional (o "demencial", porque esel siglo XX el que lo provoca y no la nostalgia de la prehistoria).A este mundo de complejos afluentes, a estos azares espirituales yatmosféricos se invocan personajes-símbolo, esquemas-espectro,geometrías con máscara humana, estrictas composiciones construc­tivistas con emociones rupestres; y su significado asible es el engañorisueño que nos guía a una sucesión de contenidos armoniosos ocoherentemente contradictorios dirigidos a purificar el instinto dequien contempla.

Klee es un movimien to continuo; la experiencia imaginaria o laima-ginación de la experiencia o la mistificación o fabulación de lallamada realidad visible se torna un mundo ideal donde tanto elobjeto como el concepto son multifacéticos, provocadores deemoción y experiencia insólita que hacen de la superficie de la telapintada, de los límites del cuadro, un campo de metamorfosisconstante más que de la valencia del espacio visual, del poderescrutador y sensible de la mirada. .

Esta obra abierta, esta obra de la imaginación, análisis derompecabezas ideales no es, a pesar de todo, ajena al Cubismo. Ladesintegración irreversible del objeto, del paisaje doméstico delCubismo y la intromisión expresiva de objetos "ajenos a la pin-tura" (recortes de periódicos, cartas, fotografías, brocados, etcéte­ra) inquieta a Robert Delaunay en función de la necesidad de superarla grisalla cubista mediante experimentos cromáticos que, al lograrse,creó una intluencia decisiva en la pint11 ra a la que no fue ajeno

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Paul KIee. ApolJ inaire llama Orfismo a este hallazgo plásticoprovocado por el Cubismo Analítico que, centrado al principio enel objeto cromático reconocible (un edificio, una calle, unaventana, un vaso), llevó a Delaunay 'a experimerttar con formaspuras o geométricas. En círculos cromáticos, segmentos y ritmosdesglosa todas las tonalidades del color contenido en un mismoespacio. Esta teoría del color, llamada también Simultaneismo porlograr el desdoblamiento tonal en un mismo espacio y de un sologolpe de vista, enriquece, al propiciar mayores libertades, al estiloya establecido de Klee, a quien no hará variar de rumbo sino quelo llevará a una mayor profundidad de lo creado, a una mayor su­tileza y a la multiplicidad de la movilidad de la imagen visible.

De las ciudades que Klee visitó en Africa y en Italia, queda lanostalgia plástica de su color local y su movimiento emotivo, no elrecuerdo sino su reinvención, no un retrato idealizado sino laimaginación provocada y titulada por la nostalgia. Ciudades table­roS, con cúpulas no muy exactamente geométricas, el colorreanalizado como en un sueño indescifrable, parece comunicarsecon la Naturaleza misma, o darle una respuesta a sus misterios. LaNaturaleza exige misterio para el diálogo, para la confabulación. Esel modelo, y el cuadro de Klee es un ente autónomo equiparable,no imitativo. La intuición artística se acomoda al cálculo, a lareflexión y la regla plástica a la fantasía: el cuadro es estasincronía extraña que hace visible el mecanismo incontrolable de laimaginación silvestre.

Un caballo en movimiento no es un caballo estático que depronto se mueve, sino que en la figura está contenida la naturalezade su movimiento. Franz Marc propone un hecho pictórico y de la

misma manera los futuristas erigen a Duchamp creador de unprincipio que definirá esta tendencia. El "Desnudo descendiendo laescalera" es la fragmentación visible de cada movimiento del cuerpoal desplazarse. Es el movimiento, con pretexto en el objeto, lo quese quiere plasmar. Franz Marc, paralelamente a Kandinsky, expe­rimentaba con esta inquietud. Al morir Marc, prematuramente,en la Primera Guerra, KIee, quien compartía la búsqueda, llevará asus últimas consecuencias la movilidad de aquellos animales violen­tos, vivos, que dejan la imagen de su movimiento en el cuadro másque la defmción ·de su anatomía. KIee sigue el movimiento puro,abstracto de la idea, la mistificación ideal de lo aportado por Marce instituido como manifiesto por los Futuristas. Sus caballos, suscamellos, sus seres humanos, sus rostros, sus máscaras surgen comorecuerdo, como parte de un fluir cromático que los involucra,invocados mágicamente. Los paisajes son un resultado sutil delmovimiento cromático, de -la composición casi geométrica. Sonengendrados por el movimiento interno del color, son incidentesarmónicos, un contacto casual con su forma y su vibración porquepertenecen en esencia a la dinámica espiritual de la invocaciónespacial, cromática. La magia armoniza al concretar en la abstrac­ción elementos coincidentes, heterogéneos. Arbol, casa, animal,piedra, rostro, máscara acuden al llamado secreto del clima pictó­rico.

La estricta geometría del Neoplasticismo, vigente en Alemania yen París (Mondrian, Van Doesburg), durante las décadas de mayorproductividad de KIee, podrían verse como un acontecimiento alque KIee no era ajeno. Más tarde sería maestro del Bauhaus, in­vitado por Gropius, quien comulgaba con ese gometrismo y que

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en la obra de Klee resulta ser un juego individual, tan particular desu imaginación que él mismo lo instituyó literariamente, como unpoeta.

Nunca hay horizontalidad ni verticalidad ni figura geométricaestricta en las construcciones de Klee. Sus triángulos, cuadrados,círculos, sus curvas más o menos regulares son testigos de encanta­mientos, sortilegio de una forma de movimiento, de elevación, derompimiento o desintegración. Su geometría deviene ciudad, mapa,sus trazos regulares descubren la figura de una mujer extrañamenteentrometida, o el plano de un paisaje citadino imposible. Laconstrucción reflexionada es expresión del buen sentido del humorde KIee. La severa disposición de formas geométricas en juego conespacios planos y abiertos, soslayan el encanto de un triángulo vueltotejado de una casita, o referencia a un ave que hace paseo através de geometrías puristas. Si no se reconoce figura, en undesdoblamiento cromático hay una floración o se hace audible unacorde musical. Irrespetuoso y lúcido, Klee atemoriza a un niño alenfrentarlo a escalinata (¿escala? ) cromática; una ciudad se esque­letiza para caber en la composición cromática a base de retículasregulares; la complejidad imaginativa del trazo lineal descubre uncandelabro o una araña de mil luces con antecedentes arquitectóni­cos góticos.

Las manos de un niño descomponen lo sesudamente o moderna­mente construido, reforman para deformar errores, trazos primiti­vos; un niño retoca con tiza los bisontes encamados por el temor,la magia y la prehistoria en una caverna donde cada grupo pule asu manera las mismas rocas y les pone un nombre altisonante. Lairracionalidad es un orden; la sensibilidad y la creatividad, un

espejo; el enigma, referencia de lo absoluto, de lo improbable. Elreino encantado es sólo evidencia y nunca clave.

Como otros pintores de su tiempo, Klee no desechó la posibili­dad expresiva de los medios físicos de la pintura: textura, acciden­tes del material, sustitución del pincel por las yemas de los de~os,

el empastado a base de polvo o arena, el papel encolado, las telas,el chorreado de una aguada e incluso la provocación impulsiva de sulibre acción sobre la tela para atrapar al vuelo una apariciónsignificativa, una forma accidental que se defmiera por sí sola otuviera la fuerza de modificar un orden preconcebido. La posibili­dad de hacer visible el resultado mágico del puro ejercicio técnico delos materiales y dejarlo ser por su propio poder. Exteriorización de loinconsciente que da su sentido de aparición mágica o insólitaa mucha de su obra. Este impulsivismo (o expresionismo "yaabstracto") es sólo una faceta de la obra de Klee que tuvorepercución de alcances insospechados. Aunque no es el único aquien acudieron los expresionistas abstractos, Klee es un precursorimportante y un inspirador ineludible no sólo en lo exterior sinopenetrador en los mecanismos gestálticos de la pintura Gestual ySígnica, del Informalismo, el Tachismo, el Materismo, el Neocon­eretismo y cierto tipo de Neofiguración. La action Painting,descendiente ambigua del surrealismo, ha nutrido su madurez alprofundizar en las motivaciones mágicas de la obra de Klee. Elmayor enigma de su obra sigue siéndolo y ampliando sus significa­ciones para la plástica joven de hoy. Armonizar en una obraprofundamente individualista los más disímbolos elementos de lasmás disímbolas tendencias, con el espíritu de una personalidaddefmida, constituye para Klee una veta inagotable. La gran diversi-

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dad de resultados a través de múltiples disecciones, tiene el rostrosonriente de un niño maravillado ante el indescifrable laberintoque forman los medios de comunicación artística.

"A Klee le encantaba todo lo que pudiera ponerse en movi­miento por medio de un mecanismo secreto" -dice Miró-."Miraba ensimismado incluso hasta un juguete de cuerda enmovimiento." Su capacidad de asombro y reflexión lo llevaba aprofundizar incluso en las cosas más triviales. Su sentido delhumor era siempre analítico, siempre formal. "Trabajaba en suestudio ordenadamente, meditando, en silencio, inmóvil. Pero, aveces, su ejercicio del dibujo era obsesivo y lo continuaba a todahora. Dibujaba mien tras conversaba con sus amigos si acaso habíaun pedazo de papel a la mano." Tal obra, sin pretensión; esosgarabatos desechables, ese rayar por rayar, se han conservadodespués de su muerte como verdaderos tesoros. Su importanciareside solamente en que salieron de la mano de KIee y nada más,así como tantas servilletas de restaurante o de papel de envolturasrayoneadas por Picasso andan por el mundo entre coleccionistasque los obtuvieron a precios estratosféricos. Esto, que Miró comen­taba hace algunos años en una entrevista, sale a colación porque laexposición que motivó estas páginas (la del Museo de ArteModerno de México) parece estar integrada en su mayor parte poreste tipo de dibujos.

Entre 61 obras expuestas pueden escogerse 9 o 10 (óleos yacuarelas y algún dibujo a tinta) que merecen la dignidad deemprender el viaje desde Alemania (cuyo gobierno patrocinaprincipalmente la esposición) para dar una idea, aunque seamínima, del genio de K.lee. Incluso lo mejor de la exposición no

llega siquiera a sugerir parte de la importancia de este pintor clavede nuestra época. Un modelo de exposición mínima pero concen­trada de la obra de KIee podría constituirse, por comparación, lade la pequeñísima galería de Washington, D. c., (phillips Colec­tion) porque con menos de una docena de cuadros abre una puertaamplia y franca a algunos puntos culminantes de sus muy diversoshallazgos, presencia y sugerencia de la grandeza de sus alcances.

La amplitud numérica de lo expuesto en México logra crear unaimpresión contradictoria; casi todo el conjunto de los dibujos sonperfectamente prescindibles porque interfieren la apreciación des­prejuiciada de la mejor obra. Cumplen sólo con expresar unacronología que dista mucho de funcionar como clave de evolucióndel mundo de Klee., No son destellos brillantes y, los más, noofrecen continuidad con la obra mayor. Son monost1abos, balbu­ceos firmados, pasatiempos sin el encanto de lo casual ni lafrescura ni la espontaneidad que preceden al hallazgo lúcido,significativo. Son acciden tes aislados, embriones sin brillo ni pro­mesa. El resto tiene la cualidad de ser obra consumada, alusiónválida y bella, botones de muestra que cumplen con serlo. Dos otres obras climáticas hubieran cohesionado esta parte y ofrecido lallave hacia la amplísima personalidad de Klee que el contempladorcasual debía seguir aun cuando sea a través de la infidelidad de loslibros de reproducciones.

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