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¡Ah! el colibrí, que pica flores, por sus colores es cual rubí. Siempre lo vi como un tesoro que viste de oro, perla y topacio, para el palacio del tocororo. MINIDÉCIMAS (Malaritas)

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XXXII

¡Ah! el colibrí,

que pica flores,

por sus colores

es cual rubí.

Siempre lo vi

como un tesoro

que viste de oro,

perla y topacio,

para el palacio

del tocororo.

A pocas millas

una isla verde

se va, se pierde

de estas orillas

De las Antillas

la reina ha sido,

y por sentido

que la hace bella

me prendo a ella

de amor urgido.

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DEDICATORIA

(El haikú malarizado)

Mi buen amigo:

no dudes tú

sobre el haikú,

lo que te digo.

Esto que sigo

con mi deceno,

luce tan bueno

como el que es

de un japonés

ensayo ameno

MINIDÉCIMAS

(Malaritas)

Francisco Henríquez

Miami, 2011

Un sabio un día

tan pobre estaba

que se llenaba

con porquería.

Habrá: decía

¿cuál yo otro tal?,

viendo al final

como otro sabio

llevaba al labio

mendrugo igual.

*Parodiando a Calderón

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MINIDÉCIMAS

(Malaritas)

(En versos pentasílabos)

Francisco Henríquez

Miami, 2011

©

Derechos:

Francisco Henríquez

305 652 0584

[email protected]

[email protected]

Un burro un día,

entre sus cosas

sobre las rosas

un cuento oía.

Con su osadía

al huerto entró,

la flor mordió

como regalo:

¡nada tan malo

antes comió!

Parodiándome yo mismo

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El pavo real,

si abre la boca

y no le toca,

sale bien mal.

Es muy normal

si entre la bruma

como la espuma

flota tranquilo,

porque su estilo

está en la pluma.

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UNAS PALABRAS

Estas mini-décimas, con el formato tradicional de la décima, pero en versos de cinco sílabas, han sido escritas en distintos tiempos por mí a partir de 1997 hasta el presente.

En reciente viaje a México, algunos decimistas la estuvimos ensayando, y nos pareció muy práctica y sonora.

Hace unos días, el excelente decimista cubano, y gran amigo, Efraín Riverón, me habló de algunas décimas que estaba escri-biendo en versos pentasílabos, (cinco sílabas) momento en que le mencioné que yo tenía algunas de esas mini-décimas escritas. Razón por la cual decidí sacarlas a la luz, sin ninguna pretensión, pues sin duda, sus mini-décimas son verdaderos colibríes sonoros.

Cabe señalar que los poetas puertorriqueños improvisan y escriben algo similar a las mini-décimas, pero en versos hexasílabos, o sea

de seis sílabas. Cito un ejemplo del muy conocido poeta Nacional de Puerto Rico, Juan Antonio Corretjer:

En el horizonte

otra vez se asoma,

me voy a la loma

me vuelvo a mi monte,

pues soy el sinsonte

que siempre yo he sido,

canto al estallido

de un tiro en la palma:

lo llevo en el alma

y ahora me despido.

Estoy seguro que no somos los primeros en escribir mini-décimas en versos pentasíla-bos. Ya nos dirán los estudiosos de este arte.

Miami, junio 8, 2011

Por el camino

de ayer regreso

a darte un beso

de campesino.

Toma este vino

que da mi viña

para esta niña

de mis amores

que mis dolores

de miel aliña.

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Ya amarillea,

es el otoño;

cada retoño

muere, se afea.

Así es la idea

del genio humano

llega a ser vano

como el mutismo

y el genio mismo

se vuelve Arcano.

.

MINIDÉCIMAS

(Malaritas)

Para la brega

esta bandurria

contra la murria

que me doblega.

De lejos llega

música suave

como de clave,

como de pino,

como de trino,

como de ave.

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1

Por una orilla

del Damujiro

iba un guajiro

con su rosilla.

Sobre su silla

cucalambeana

por la sabana

cruza veloz

como la voz

de la mañana.

Parodiando a El Cucalambé

Ganó el jinete

triunfo de argolla

que a su criolla

sirvió de arete.

El colorete

del arrebol

lustra el crisol

de su mejilla

y su chiquilla

parece un sol

2

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A los portales

de tu morada

va mi tonada

con madrigales.

Y tus rosales

ya florecidos

y revestidos

de níveas flores

les dan amores

a mis sentidos.

Con su yarey

de guajirito

corrió Jaimito

por un mamey.

Desde el batey

de guano y yagua

con ojos de agua

lo vio su abuelo

y el arroyuelo

murió de magua.

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3

Las golondrinas

alzan el vuelo

allá en mi cielo

sobre colinas.

Y vespertinas

las mariposas

buscan golosas

en la frescura

de la llanura

vírgenes rosas.

Los avatares

del modernismo,

contra el lirismo

trajo pesares.

De los pinares

hizo tabique;

y al alambique

de la ciudad,

con humildad

llevó su arique.

4

29

Como doncella

de dulce gracia,

su aristocracia

ganó una estrella.

Joven y bella.

como las rosas

sintió las cosas

más añoradas

entre bandadas

de mariposas.

Brillan tus ojos

como dos perlas

que dan al verlas

nuevos antojos.

Dos rayos rojos

de sangre pura,

fulgor de altura;

los ojos tuyos

son dos cocuyos

en noche oscura.

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5

Los espartillos

que han anudado

con sumo agrado

nuestros chiquillos:

cierran los triíllos

que hacia la casa

coge el que pasa…

cuando tropieza

va de cabeza,

y todo es guasa.

Vistió de monte

para el coplero

y de su alero

colgó un sinsonte.

Si al horizonte

(ultramontano)

buscaba en vano

consuelo o cruz

no halló otra luz

que yagua y guano

6

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Con paso breve

cruzó los valles,

por secas calles,

por las de nieve.

Cuando se mueve

por la campiña

como una niña

de seno orondo

busca quien hondo

de amor la ciña.

En pobres cunas

las arrullaron

las acunaron

allá en Las Tunas.

Entre lagunas

junto al Cornito

se oyó su grito

de niña pobre

y por El cobre

creció su mito.

26

7

Para el torneo

vistes de guinga;

se te endominga

todo el deseo.

Ya el zapateo

más que guateque

suena a timbeque

y a una colada,

de madrugada,

de bajareque…

Como una llama

de mil titanes

soltó los canes

de la proclama.

El panorama

muerto sin flor

y el desamor

no la quería

porque tenía

"metro menor".

8

25

Junto a las olas

de la razón,

de la extinción

se cuida a solas.

Santas aureolas

la coronaron,

y la llevaron

a los altares

de los palmares,

y la adoraron.

Sintió alegría

con el calostro

que tiene rostro

de vaquería.

Yo volvería

sin temer nada

a otra ordeñada

cual la de otrora,

y en otra hora

de madrugada:

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9

Tras la humareda

que el techo tizna

con la llovizna

limpio se queda.

En la arboleda

gotea el mango,

y del fandango

por los bateyes

llegan los bueyes

oliendo a fango.

Por las palabras

que han proferido

no han entendido

cabros ni cabras.

Cosas macabras

que el mismo Pablo

de un viejo establo

mandó el mensaje

con el lenguaje

del mismo Diablo.

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23

Alzó las iras

contra el flagelo,

cuando su suelo

ardió en mentiras.

Sopló las piras

de la unidad,

y en su bondad

la patria entraba

cuando lloraba

sin libertad.

Canímar –ceño

de yumurinas –

de sus esquinas

San Juan es dueño.

Carilda es sueño

de amor y amar

y si en su andar

deja a Versalles

todas las calles

corren al mar.

22

11

Unión de Reyes

al sur de Cuba

mi verso incuba

con sus bateyes.

Carretas, bueyes,

el corte y tiro,

desde el retiro…

lo amó Liborio;

era un emporio

para el guajiro.

Don Ermitaño

(que no caduca)

creció una yuca

de gran tamaño.

Durante el año

limpió de abrojos

y otros matojos…

¡al gusto llega

cuando navega

su mar de mojos!

12

21

Los caimitillos

están maduros

y caen puros

sobre espartillos.

Llegan chiquillos

de todos lados,

quedan pintados

los mozalbetes

con los cachetes

verde-morados.

Un río pasa

por su terreno;

pasa sereno

junto a mi casa.

El sol abrasa

todo el recinto;

sobre el retinto

por mi ensillado

cruzaba el prado

de El Laberinto

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13

Fui carretero

y agricultor

y ordeñador

y machetero:

Y fui montero

de vaca prieta…

por una veta

bajé palmiche

y de un trapiche

salió el poeta.

En el lindero

de “bienvenida”

perdió la brida

Juan el montero.

Y un carpintero

que en el ribazo

marcaba el trazo

que nadie pasa

trazó su casa

de un picotazo.

.

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19

Las decimillas

–décimas breves –

son cantos leves;

son más sencillas.

Y en las orillas

de este universo

son el reverso

de las que otrora

mi educadora

me dijo en verso

Nuestro Caribe,

de azul intenso,

es un inmenso,

profundo, aljibe.

Del sol recibe

fulgentes rayos

como desmayos

que opalescentes

surten las fuentes

de aquellos cayos.

.

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El verde Pan

–pan de verdores –

por sus albores

las musas van.

Sobre un caimán

junto a la ermita,

si el viento agita

su crin, lo hallo

como un caballo

que se encabrita.

En un instante,

de pura magia,

se nos contagia

de consonante.

Como vibrante,

fruta, sonora,

alegra y mora

el alto monte,

y el horizonte

de luz colora.

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17

MINIDÉCIMAS

(Malaritas)

Los barcos van

los barcos vienen

y todos tienen

buen capitán.

¿Adónde irán

por otra tierra?,

¿qué los aterra?,

¿qué los apuran?;

¿la paz auguran

o son de guerra?...

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