XXV Aniversario de los Hermanos Costaleros. Editorial · 2018-01-13 · XXV Aniversario de los...

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XXV Aniversario de los Hermanos Costaleros. Hdad. de la Sagrada Cena

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Editorial

E l murmullo con olor a cera se hacía cada vez más intenso, en esos instantes entró unapequeña brisa por entre los faldones y el murmullo se tornó bullicio, los nervios sehacían cada vez más patentes y las miradas de complicidad entre nosotros, dejabanentrever las huellas del sufrimiento de tantas noches de ensayos, en las que nosotros

habíamos tenido que ser aprendices del costal, maestros en las trabajaderas, compañeros de sufri-miento, psicólogos en el desánimo y un sin fin de cosas mas. De pronto, el sonido penetrante delmartillo irrumpió como una flecha en los sentidos y cautivó un silencio, que hizo presagiar que loque iba a ocurrir era grande... Por primera vez El cristo del Amor y María Santísima del Rosario ibana procesionar por las calles de Huelva, portados por Hermanos costaleros de su hermandad…

Esta podría ser el inicio de una breve crónica de lo que pasó en aquellos años 77 y 80. Motivopor el cual, este grupo de Hermanos costaleros, no quiere dejar pasar las fechas sin conmemorarlos más de 25 años debajo de los pasos de esta nuestra Hermandad. Estas “cuadrillas”, como sesiguen llamado desde hace décadas, han sabido sobrevivir en la sociedad onubense a todas lasvicisitudes que se le han ido presentando, desde el auge de los 80, el declive de los 90, y para mientender el nuevo auge y estabilización que ha llegado con la entrada del nuevo milenio.

El boletín, al igual que el resto de actos preparados para esta conmemoración, no quiere sermás que el lugar donde se refleje, el devenir de estas cuadrillas a lo largo de estos largos años.Donde queden plasmadas anécdotas, experiencias, sentimientos, y en definitiva ser una peque-ña biografía de este largo periodo.

Sírvase también esta editorial de agradecimiento ineludible a nuestro Hermano Mayor, el cualvio nacer estas cuadrilla desde este puesto de privilegio, y ha sabido estar durante este largoperiodo, no solo representando inmejorablemente nuestra hermandad, sino sabiendo ser recursopara las vicisitudes que se nos interponían en el camino. De igual forma esta celebración debe serhomenaje merecido para ellas, nuestras mujeres, las que saben pacientemente soportar nuestraausencia cada Jueves de ensayo, y no solo eso, sino también cada Domingo de Ramos.

Y como no podía ser de otra forma, que se eleve esta celebración y nuestro mayor y másmerecido agradecimiento para él, para todo aquel que con su amor, con sus sentimientos y consu esfuerzo debajo de nuestras trabajaderas, a hecho posible que estas cuadrillas perduren en eltiempo hasta nuestros días, para todos y cada uno de aquellos costaleros anónimos que hanpaseado las andas de nuestros titulares y a los que no les podemos dedicar un homenaje perso-nalizado que a buen seguro se lo tiene bien merecido, Para todo aquel que supo del sufrimientoque ha supuesto en determinados momentos el paso por nuestro querido barrio del matadero, ode las innumerables dificultades a las que hemos hecho frente debajo de la parihuela de MaríaSantísima del Rosario en su entrada y salida del templo. Desde aquí queremos elevar nuestromas sincero “tos por iguá”

Porque realmente todos habéis sido igualmente necesario para la consecución de este aniversario.Y para terminar, nuestro agradecimiento a todas las personas que con su dedicación en estos

días han colaborado en la organización de este aniversario, a los que nos han brindado su ayudaen la confección de este boletín y a las firmas que económicamente han hecho posible estacelebración.

EDITA: Cuadrillas Hermanos Costaleros Hdad. Sagrada Cena. EDITORIAL: Rafael MillanSimón. CONSEJO DE REDACCIÓN: Comision XXV Aniversario. FOTOGRAFIAS: JaviMesa, Ana Flor Delgado, Mariano Simó, Rafael Pereira “Talín” y Jero Garrido.MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN: Imprenta Jiménez, S.L. DEP. LEGAL: H-00-2005.

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Saluda Hermano Mayor

L a Junta de Gobierno de esta Her-mandad ve complacida como seestán celebrando los actos paraconmemorar el XXV Aniversario

de los Hermanos Costaleros de nuestraHermandad. Veinticinco años llenos devivencias alrededor del Santísimo Cristodel Amor y María Santísima del Rosario.Durante estos años ha habido de todo,años de apogeo y otros, los que menos,de borrascas internas más o menos in-tensas. Por ello estimamos que es buenoque todo se recuerde con el fin único desacar fruto de lo bueno y meditar sobrelo menos bueno para no volver a caer enerrores de antaño.

La Junta de Gobierno se suma demuy buen grado a los actos programa-dos para festejar este acontecimiento yse ha puesto a disposición de la comi-sión organizadora, como siempre hahecho y es su obligación, para aportartodo lo que pueda dentro de sus posibi-lidades.

Hemos vivido muchos Domingos deRamos gozosos viendo como nuestrospasos nos hacían vibrar a todos, con suandar majestuoso y a la vez elegante-mente sobrio por las calles de Huelva.Momentos que nos hacían más felices alos de más edad, recordando tiempospasados en que los costaleros eran lapesadilla no sólo de la salida sino detodo el año, por la inseguridad que te-níamos en poder lograr sin grandes, aveces terribles, contratiempos el regresode los pasos al templo. Hemos vistovuestros cuerpos sudorosos salir de lastrabajaderas, pero con el rostro sonrientede saberse con el deber cumplido, de-ber de que va ineludiblemente unido al

amor y a la fe que todos tenéis en nues-tros Sagrados Titulares. Hemos visto,afortunadamente pocas veces, comoaflora la desesperación y asoman lágri-mas de desilusión en los días que porinclemencia del tiempo no hemos podi-do salir a la calle en la estación de peni-tencia. Llanto y desesperación que salede dentro, que no es ficción sino auten-ticidad, que contagia y hace llorar a losdemás. Creemos que son los costalerosquienes más sufren por este contratiem-po meteorológico.

Para terminar queremos dejar cons-tancia que sigue en el ánimo de todosnosotros el conseguir una mayor presen-cia de los hermanos costaleros en todoslos actos que se organizan durante elaño, cultos, procesiones distintas a la es-tación de penitencia, conciertos, celebra-ciones extraordinarias, etc. El hermanocostalero siempre tiene su sitio, aménde su ogligación como hermano, y debeestar presente en todos los actos religio-sos, formativos, culturales o de cualquieríndole que se organicen.

Por ello la Junta de Gobierno felicitaa todos los hermanos que han formadoparte en algún momento de las cuadri-llas de costaleros durante el transcursode estos veinticinco años y se felicita conpoder contar actualmente con unas cua-drillas de hermanos costaleros dignosde lo mejor y que saben sacrificarse contal desinterés por el bien de la Herman-dad.

Que nuestros Sagrados Titulares osbendigan a todos en unión de vuestrasfamilias como es nuestro deseo.

La Junta de Gobierno

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El cristiano:Costalero de Cristo

E n una época en la que lo impor-tante es pasarlo bien, vivir có-modamente, esforzarse lo menos posible y preocuparnos sólo

de los nuestros, hablar de ayudar a losdemás es puro idealismo y cosa ya pasa-da de época.

Ser costalero hoy es ser un poco qui-jote. Cuando tus amigos se van de mar-cha el jueves por la noche, o están encasa cómodamente, tu estas debajo deunas trabajaderas, junto con otros com-pañeros ensayando para que el Domin-go de Ramos tu cristo salga por nuestrascalles bendiciendo nuestras casas, nues-tra ciudad.

Ser costalero supone un esfuerzo físi-co, un sacrificio. Es unir ese esfuerzo aotros compañeros, es andar a la par, esobedecer al capataz. Y todo ello ha dehacerlo escondido, sin que se vea, sinpersonalismos, calladamente... Sólo tie-ne que sobresalir la sagrada imagen quellevan encima; Solo es Cristo o MaríaSantísima los que sobre el trono tienenque relucir, andar sobre la multitud...Como si estuviera vivo.

Esto solo es posible si se ama a Cris-to o a su Madre. La devoción a su sagra-do titular es lo único que mueve a unjoven a meterse debajo de un paso. Quie-re que el día de la estación de penitenciasu Cristo, su Virgen brille como un solsobre su ciudad. Los costaleros hacen po-sible este testimonio, esta catequesis plás-tica en nuestra Semana Santa.

Muchas veces he pensado que el ver-dadero cristiano debe parecerse a un cos-

talero de Cristo, debe ser un costalero deCristo: Se es cristiano desde el amor anuestro salvador, no para cumplir unasnormas, no por costumbre; Solo desdeel amor a Jesucristo uno es capaz de rea-lizar su fe. El cristiano ha de ser testigode Jesucristo en medio mundo; Y ha dehacerlo con su esfuerzo y su sacrificio; esel mismo Cristo- escondidamente, humil-demente, sin personalismos ni aspavien-tos. Y no será una imagen de Cristo sinoCristo mismo a quien debe llevar sobresus hombros: Son los pobres, los que su-fren. Los marginados, porque Cristo lodijo muy claro: “Porque diste de comeral hambriento, de beber al sediento, venbendito de mi Padre”.

Este año que celebráis 25 años las cua-drillas de costaleros de la Hermandad dela Cena, tenemos que daros las gracias atodos los que lo habéis hecho posible, ydar gracias a Dios por vuestra generosi-dad y animaros a que seáis “Verdaderoscostaleros de los Cristos de carne y hue-so que andan junto a nosotros”.

Un abrazo de vuestro párrocoJuan Núñez

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F inalizada la Semana Santa delaño 1978, un grupo de alumnosdel Colegio Colón H.H.Maristas y del Instituto Alonso

Sánchez de Huelva, nos reuníamos to-das las tardes en la cafetería del ColegioNacional de Practicas, donde el temaprincipal de conversación era crear unacuadrilla de costaleros para el paso de laSagrada Cena. Envalentonados por la ju-ventud y con una ilusión rebosante, unade esas tardes, decidimos ir a la casa her-mandad, donde fuimos recibidospor el primer teniente de HermanoMayor. Aunque yo tenia informadaa la Hdad. de la existencia de estasreuniones, se quedaron sorprendi-dos la ver que éramos un grupo,aunque muy joven, muy numeroso.

Poco tiempo después la Hdad.nos comunicó que era imposibleque nuestro sueño se hiciese reali-dad ese año. Nuestra Juventud einexperiencia unido al hecho de latransformación necesaria del pasopara quitarle el mecanismo de rue-das sobre el que desgraciadamentesalía, lo hacían completamente inviablepara ese momento.

Al año siguiente lo volvimos a inten-tar, pero en esta ocasión nos acompaña-ba un capataz, que a su vez era costalerodel paso de palio, Enrique Pásaro. Al gru-po, que en un principio éramos unostreinta, se fueron uniendo otras personasque se habían enterado de la idea

Breve reseña histórica de laCuadrilla de Hermanos Costalerosdel Stmo. Cristo del Amor

fundacional de cuadrilla para el paso dela cena, así mismo algunos de los queempujaban las ruedas, también se agre-garon gustosamente al grupo.

Esta vez, la hermandad si confió ennosotros y empezamos los ensayos en laprimavera del año 1979.

Poco antes del Domingo de Ramosdel 1980, Enrique tubo que marcharseal Servicio Militar, haciéndose cargo delpaso, como capataz Juan Manuel Gil(Hermandad de la Esperanza) y como

segundo Antonio González (Toni). Ellosfueron los que finalmente nos guiaro enlos primeros pasos costaleros bajo lasandas de nuestro Cristo del Amor. Aque-lla cuadrilla se componía de cuarentahombres, que afortunadamente fuimosayudados por otros hermanos cofradesde Huelva de las hermandades del Naza-reno, Esperanza y Santo Entierro.

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Al año siguiente 1981, el capataz fueotro costalero de palio, Ángel Lema.Como sucedería en años posteriores, fueun año de pocos costaleros, algo casinormal en los primeros años, pero denuevo recibimos la ayuda de costalerosde otras hermandades y otros que se in-corporaban durante el recorrido.

Los años siguientes 1982,1983 y1984, un capataz de profesionales deSevilla Francisco Cuesta, se hizo car-go del paso, tomando en este tiempounas señas de identidad que por anti-guas hoy están completamentedesfasados pero que en aquel tiempodejaban un sabor cofrade todavía re-cordados por muchos. Años de muypoca gente y mucho pundonor. El pri-mer año, ante la falta de costaleros setrajo a treinta profesionales, aun re-cuerdo la cara que pusieron todos alver el paso de la cena y al lado loscríos con los que iban a trabajar. Enlos dos años siguientes después de nu-merosos e interminables ensayos, cuan-do llegaba el Domingo de ramos, todosestábamos felices y con la sensación deltranquilidad por el trabajo realizado,aunque destrozados por el cansancio alllegar al templo.

Desde 1985 hasta 1990, el capatazpaso a ser Pedro Sayago, siendo acom-pañado los dos primeros años, porAnselmo Arenas. Estos fueron años deconstantes altas y bajas de costaleros,pero la cuadrilla, a base de esfuerzo, su-frimiento y ganas seguía sacando a nues-tro querido titular.

Antonio Quiñones fue el capataz des-de 1991 al 1995. Con su entrada se rom-pió el estancamiento que venia padecien-do la cuadrilla desde hacia varios años.Todas las trabajaderas tenían relevos, sebailaban las marchas sabiendo lo que

hacíamos, y en definitiva pasamos desufrir a disfrutar debajo de la trabajadera.

En 1996, Junto con José Manuel Vélez,fuimos nombrados capataces del paso demisterio, lugar que ocupamos hasta elaño 1999, en el que fui nombrado capa-taz general de la cofradía. En esta fecha

se incorporaron al cuerpo de capatacesJosé Ivars, Juan José barroso y mi Her-mano Manuel Hitos. Durante estos añosestamos viviendo los mejores momentosde las cuadrillas desde su fundación, nosiendo afectadas por la crisis que atravie-sa el mundo del costal de Huelva. Nues-tras cuadrillas hoy por hoy salen dobla-das y donde se metieron niños ilusiona-dos, hoy disfrutan hombres con el sabordel trabajo bien hecho.

Todo esto no es casualidad, es frutodel trabajo de un grupo humano decostaleros y capataces que nos hemospropuesto mantener el máximo tiempoposible a las cuadrillas de la Cena en ellugar que se merecen.

A todos ellos, a los de antes y a los deahora, simplemente GRACIAS.

Jacinto Hitos Toledo

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L a cuadrilla de hermanoscostaleros salió por primera vez,el Domingo de Ramos de1977, cuando un

grupo de jóvenes tomaronla decisión de sacar a suquer id ís ima t i tu lar. Enaquel año salió de capatazun gran cofrade que todosconocemos, Juan ManuelGil hermano de la cofradíade la Esperanza y que selanzó a una aventura, por-que realmente lo fue. Eneste primer año hubo unaanécdota que fue inespera-da para todos, pues cuan-do la hermandad pasabapor la puerta del antiguocomercio de SIMAGO elpaso de la Virgen del Rosa-rio no podía seguir enton-ces Juan Manuel Gil pidióel servicio de sus costalerosdel paso de la Esperanza yunidos todos llegaron to-dos al templo, gracias aDios esto no ha vuelto a su-ceder.

En 1978 se hace cargo dela cuadrilla Rafael López, her-mano de la hermandad, el cualcon su gran cariño hacia laVirgen se lanzó para adelantecon el proyecto. Hubo años

25 años de hermanoscostaleros de MaríaStma. del Rosario

malos y buenos como suelen haberlos enestos menesteres. Presto sus servicios de-lante del paso hasta el año 1987.

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En el año 1988 el paso iba a sufriruna nueva era, “la era de la juventud co-frade”. Por este año empezó a sacar elpaso Rafael Pereira más conocido portodos por Talín, el cual, también herma-no de la hermandad, con su frescura y subuen hacer le transmitió al paso otra for-ma de trabajar y se hacer las cosas.

Este año también fue el último que laVirgen del Rosario dejo de salir en el mesde Octubre cuando salía sin palio.

Rafael Pereira deja de salir de capa-taz en el año 1992.

En el Domingo de Ramos de 1993,seguimos con la juventud de la herman-dad, los hermanos José Ávila, ManuelRomero y Juan Antonio Albendiz, secomprometen a ir delante del paso de laVirgen, antes los tres fueron hermanoscostaleros y dieron un paso valiente para

dirigir la cuadrilla de María Stma. delRosario, mi expresión de valiente la digopor la envergadura de este paso, siguie-ron con su labor hasta el año 1998.

En 1999, la hermandad nombra a Ja-cinto Hitos, antes capataz del Cristo delAmor, capataz general de la cofradía, elcual se hace cargo de la cuadrilla de her-manos costaleros del paso de la Virgen,en el cual sigue en la actualidad.

Espero que este toda la informaciónsuficiente para contribuir al evento quetan honrosamente llevamos a gala “XXVAniversario de las cuadrillas de herma-nos costaleros de la hermandad de laSagrada Cena”.

Artículo deJosé Manuel Vélez Rodríguez

Colaboración documental deRafael Pereira

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T odo comenzó en el año 84 si nome falla la memoria, pero ya enla salida del 83 mi gran amigoAntonio Guillén y yo estábamos

un poco hartos de salir de penitente, yasí que en una noche de Enero del 84nos dispusimos a ir al primer ensayo dela cuadrilla de Mª Stma. del Rosario, sien el palio, por que aunque yo he salidosiempre en el paso de Cristo, el primerintento lo hice en el palio porque esta-ban todos mis compañeros, tanto delcoro de la Hdad como de la comisión demayordomía como por ejemplo: AntonioGuillén antes mencionado, Carlos de laCampa, Manolo Romero, Pepe Ávila,Pepe Beltrán, Rafael Muñoz, más cono-cido como Falete y más gente que ahorano recuerdo y ellos sabrán disculparme.

Esa noche me llevé mi primera sorpre-sa en el mundo del costal, por aquel en-tonces estaba de capataz D. Rafael Lópezy cuando le dije que estaba allí para saliren el palio me dijo con estas palabras ysin igualarme: “No, tú no entras vete alCristo” y ustedes saben que con esa edadde 15 años uno es un pimpollo.

Entonces al siguiente jueves fui al en-sayo del Cristo, y me encontré a muchagente de la que aún estoy orgullosisimode haber conocido.

Allí estaba por entonces de capatazFrancisco Cuesta, que ese fue su ultimoaño si mal no recuerdo.

Tal fue mi ilusión cuando me dijeron“Venga chaval tú vas en segunda, detrásdel patero derecho” del cual estoy todavíamuy unido a él pues es Jacinto Hitos, un

Mi historia comohermano costalero

gran amigo que me enseñó mucho deba-jo del paso y que todavía me sigue ense-ñando cosas de pasos.

Bueno eso fue mi primer año.Después vinieron dos capataces de la

Hdad., Anselmo Arenas y Pedro Sayago,estuvieron los dos juntos dos años segui-dos y después al tercer año salió PedroSayago solo, y estuvo hasta el año 90.

Este año tuve unos cambios de opinio-nes con el capataz y decidí ese año nosalir en el Cristo con mucha pena. Cualfue mi sorpresa que un día en la Hdad.me encontré con Rafael Pereira más co-nocido por el Talín, y me preguntó quehabía pasado, después de saberlo me dijocon ese desparpajo con el que siemprehabla “este año sales conmigo de segun-do en el paso de palio”. Con respecto aese año tengo una anécdota que me vaisa permitir que la cuente.

Todos los que me conocieron a mí porese año 90, saben era más fácil saltarmeque darme la vuelta, y como no tenía trajepara salir de segundo en el palio, me tuveque hacer uno a la medida que me costó72.000 Ptas. de las de antes, cual fue des-pués mi sorpresa que en el año 90 por pro-blemas meteorológicos la Hdad. no pudosalir a la calle por que cayó agua en canti-dad, y yo con mi traje nuevo y sin estrenar.

Entramos en el año 91, en este cicloempezó siendo capataz del paso de Cris-to Antonio Quiñones Pérez, que con elcual compartí ese año la dirección delpaso, después de reunirse la cuadrilla ydecidir el cambio de capataz. Este año fuealgo grande para mí, estar delante de mí

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paso, del paso que tantas veces había su-frido sobre mi costal, que tantas veceshabíamos sudado sangre para sacarlo ydespués llevarlo hasta su casa, sinceramen-te yo estaba colmado de satisfacción.

Después de esta salida del 91, entre elcapataz y yo, no congeniamos en ciertasopiniones y como no me pareció normalpelearme por un mando, me fui otra vezdebajo de mi Señor del Amor e hice misalida en la estación de penitencia en elaño 92.

Al comienzo de la cuaresma del año93 yo deseaba que acabara pronto y queviniera la del año siguiente pues una le-sión en el hombro a finales del año 92,me dejó sin salir en mi paso. En este añola cuadrilla de mi paso ya empezaba a te-ner su propia identidad, gracias a muchoshermanos costaleros que con su constan-cia, su buen hacer y su afición (por quepara hacer esto hay que tener mucha afi-ción como mi gran amigo Rafael Casillasmás conocido como Fali) empezaron aenseñar a Huelva que un gran paso tam-bién se mueve y se mueve bien.

Por fin llegó la cuaresma del 94, añoesperado ansiosamente por mí, pues iba aestar otra vez debajo de mi paso y probarla nueva forma de trabajar, que para míera la mejor, ya empezamos con los costeroslos izquierdos, muy esporádicamente peromuy bien hecho. Este año no fue de rosascomo ustedes creen, sufrimos un poco porque los pasos empujan para abajo y sehacen pesados. En este año también tuveuna anécdota la cual recuerdo muy a me-nudo con Fali, estábamos en la calleMazagón ya de recogida y me dice Fali“Josema este año esta pesando esto más” yyo le dije: “ya lo sé Fali, el ánimo va muybajo y el año que viene va a pesar muchomás” al año siguiente el paso en el mismositio peso mucho más.

Comienza la cuaresma del año 95, eneste año iban a suceder muchas cosas,cambio de capataces del paso, incidentesel Domingo de Ramos, etc... cosas queya mejor no recordar. Este también fue ungran año para la cuadrilla de hermanoscostaleros, pues fueron engrandeciendo suidentidad a la hora de hacer las cosas.

Este también fue el año en el que meofrecieron ir de segundo en el paso delSeñor, lo recuerdo como si fuera ahoramismo: era un día de Corpus, iba yo pa-seando con mi esposa (a la cual desdeestas líneas le agradezco su comprensióny paciencia que ha tenido conmigo encuanto a la Semana Santa se refiere) yviene mi gran amigo Jacinto Hitos y medice “la Hdad. me ha dejado a cargo delpaso de Cristo y yo quiero que tú vengasconmigo de segundo” yo me quede unpoco sorprendido pero mi decisión fueque sí.

Así que desde la cuaresma del año 96,soy capataz de la Hdad. y digo de la Hdad.por que actualmente estoy delante delpaso de palio y si mañana tengo que salirde contraguía, seguiré siendo de la Hdad.

Creo que está contado todo sólamenteme queda agradecer y felicitar por su 25aniversario a los que se fueron y a los queestán, porque para mí todos son herma-nos costaleros.

No puedo terminar sin agradecer tan-tos momentos vividos a mi gran capatazJacinto Hitos, mi amigo Pepe Ivars, Ma-nolo Hitos, a mi gran amigo en todos losconceptos Jerónimo, a Fali Casillas ya selo dije antes, a mis dos cuñados Nene yQuini, mi viejo Louvier, y al gran favoritoManolo Carrasco (Topi) espero que medisculpen todos aquellos que aunque losllevo en el corazón no los menciono.

José Manuel Vélez Rodríguez

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H ace ya algún tiempo, intentéescribir algunas líneas sobrelo que uno siente sobre estemundo tan complicado del

costal y todavía hoy no me pongo deacuerdo conmigo mismo, del matiz quedebo darle, y es quizás porque tiene de-masiados. Quizás es en esa pluralidad dematices donde puede estar la verdad detodo esto, lo bonito, lopuro y lo alabado eninnumerables pregonesy publicaciones, peroque también subyaceun trasfondo más oscu-ro y vergonzoso, que sibien es lógico que nosea tan aireado paraaquellos ajenos a loque ocurre tras las caí-das, no deja de serigual de cierto.

Quizás se ha ensal-zado demasiado la pa-labra costalero, que sibien la entendemoscomo todo aquel que secoloca costal (aunquelo tenga mal puesto), semeta debajo de un paso y aguante kilos(más... o menos), aquí la llevamos a algocasi mágico, casi desafiante, casi heroico,que a muchos incluso les sobrepasa y aotros les lleva a confundir cual es el ori-gen y fin de su labor.

Con el transcurrir de los años, debajode los pasos, te cruzas con tanta y tantagente y a su vez, con tantos motivos porlos que algunos se meten debajo, que vatrasformando a algo más real esa magia

...cosas míascasi juvenil del principio. Desde el que semete por devoción, amistad, compromi-so, pijerío, modismo,... hasta el que lo haceincluso para perder peso (que me lo hellegado a encontrar hace ya bastantesaños), hay una amplia gama de motiva-ciones, todas ellas válidas por supuesto,siempre que su trabajo sea desempeñadocon la honradez y diligencia que merece

el puesto que por gra-cia va desempeñando.El motivo debe influiralgo, pero sobre todo esel carácter de cada unoel que diferencia a esosque son cumplidores almeterse debajo o poner-se delante de los pasos,que son consecuentescon lo que hacen y loque significa, y amantesde lo que por suertedesempeñan, de esosotros que los ensayos esun mero motivo parallegar tarde a casa, to-marse unas cervezascon los amigos y airearveteranía.

Ambos, y que quede claro, ambas ca-ras son necesarias para sacar los pasos ala calle en las condiciones de vistosidade integridad de los propios costaleros. Sinembargo, para el que considera que esetrozo de tela que cubre su cabeza y ciñesus riñones es algo más..., que, sigue sien-do su lazo de unión con sus propios sue-ños, con sus propias y más puras sensa-ciones cofrades, para ese, el salir debajode un paso (sea el de su cofradía o no)

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no termina una noche de recogía, paraese no termina nunca, mientras pueda veruna parihuela en la calle, escuche un re-doble de tambor o contemple porenésima vez las cintas de video que guar-da con tanto cariño y que espera impa-ciente que salgan días después que fina-lice la Semana Santa.

Al convivir unidas estas dos realida-des, se estará condenando a la existenciade discrepancias a la hora de ver las co-sas, siempre habráquienes esperan yquienes llegan tarde,siempre habrá quienhabla mas de la cuen-ta y quien calla y tra-baja, siempre habráquien sufre y quientoma copas, quienbusca ese malditoprotagonismo tanacentuado en estos si-tios y quien su mayorsatisfacción es el abra-zo sincero de recogíacon sus compañeros.

Ello está condena-do a ir unido por siem-pre, y la verdad es que no nos va tan mal,para como podría ir, la cuestión es ¿has-ta cuando, se entenderán ambas caras?,¿seguirá habiendo chavales que se me-ten debajo de los pasos con esa ilusiónque aludía antes?.

Ante los tiempos que corren en estodel costal, uno se queda expectante de loque queda por venir, si bien todo ha deevolucionar, en esto me da a mí la im-presión que se nos va de las manos.

La técnica, la perfección en el vestir ytrabajar y posiblemente en algo de disci-plina han sido valores que han evolucio-nado con el tiempo, pero otros parece

que simplemente se han pasado por alto.Me refiero, entre otras cosas a ese anoni-mato casi implícito que había en casi to-dos los que se metían bajo unastrabajaderas y que posiblemente a lasnuevas corrientes eso hoy día no se tieneen cuenta.

La visión que se tiene ahora del cos-talero es diferente a la que se tenía antesy posiblemente eso sea debido al cons-tante deseo de “llamar la atención” que

nos impone nuestrasociedad. Por muchoque se quiera excusar-se muchos de estos“modelos” con la con-sabida frase de “es queasí estoy más cómo-do”, lo cierto es quedebe haber otro fin entodo ello, puesto quea este paso, la CarreraOficial, se va a conver-tir en una “PasarelaCibeles Costaleril”. Al-gunos no se hacen laropa, simplemente sedisfrazan decostaleros, posible-

mente como motivación extra de la tareaque ha de acometer.

Quizás sea el choque generacional,que como en todos los ámbitos de lasociedad nos afecta, y habrá que asumir-lo si es que queremos que todo esto sigaen pie, sólo espero que sepamos conser-var el respeto hacia esa ropa que con tan-to cariño me plancha aun mi madre cadaDomingo de Ramos antes de salir de casa(y espero que por algunos años más, esoes señal que sigo saliendo) y que fueronde todo, menos artículos de moda.

Fali Casillas

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XXV Aniversario de los Hermanos Costaleros. Hdad. de la Sagrada Cena

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C uando hablamos de una cua-drilla, con frecuencia nos refe-rimos a ella por el numero gen-te que ha conseguido reunir,

hablamos sobre como se mueven la mesaque portan, sobre la seriedad en la for-ma de vestir o los problemas que tienenpara completarse o doblarse, hablamosde lo bueno o malo del capataz, o de lasvirtudes y defectos de tal o cual boquillade postín, en fin hablamos de casi todolo que la rodea... Pero con demasiada fre-cuencia nos olvidamos del hecho que unacuadrilla se compone de hombres.

Hombres que conforman una reali-dad con sus cosas y casos. Quiero ocu-parme en este articulo de esa historiamenuda que rodea todo grupo de perso-nas, de esos pequeños detalles que le dansu dimensión humana. Anécdotas diver-tidas, en algunos casos y en otras tristespasajes que dejan una huella imborrableen la memoria colectiva y que a lo largode muchos años les han acontecido a loshombres para los que tan gustosamentehe trabajado. Sírvase este escrito comocajón de sastre de 25 años de conviven-cia que ha llevado a estas cuadrillas allugar que hoy por hoy ocupan en nues-tros corazones.

Un anecdotario, no se podría catalo-gar de tal sin la presencia de nuestroamigo Antonio Quintero. Un costaleroque salió con profesionales en este paso,salió empujando las ruedas y continuodespués como hermano costalero ycontraguía. Él solo podría llenar un arti-culo sobre sus ocurrencias, todas naci-das desde lo mas profundo del cariño asu cuadrilla, pero todas únicas. Aquelcaso de ligereza de vientre en una “Le-

De casos y cosasvanta” ya en la época en que los años noperdonaban pero en la cual él insistía enponerse el costal y la faja aunque solofuera en ese momento y que provocó quealguien al año siguiente tuviese la brillan-te idea de llevarle un pañal para que elasunto no se repitiera, o el amigo Anto-nio colgado de una rama que estorbabael paso de la cofradía por la calle Fer-nando el católico, o enfriándose la manoa base de saliva para no quemarse con elmechero al encender los codales subidoen el paso o dando un masaje en las pier-nas de algún compañero lastimado, sonescenas que nos ha dejado la forma deentender las cosa de un hombre bueno,de una persona insustituible.

Se viene a mi memoria el caso de eseotro costalero que al hacer el relevo quequedaba junto al paso sin hacer el habi-tual recorrido por los sagrarios de lacruzcampo a los que somos tan dados.Cuando me percaté, después del segundoo tercer relevo le pregunte que porque nose retiraba y me comento con toda la sen-cillez del mundo que no sabia leer y en-tonces no sabia cuando tenia que entrar ycuando que salir, pero como no queríaperderse ni un solo momento, estaba de-cidido a permanecer todo el recorrido jun-to al respiradero o aquel año en el que laprimera de Palio se quedo el mismo Do-mingo de Ramos con nueve y los relevosse habían hecho para diez, lo comenta-mos y decidimos que se fueran organizan-do entre ellos, y tanto que lo hicieron, sindarnos cuenta, uno de ellos hizo el reco-rrido completo en la corriente sin quehubiera forma de sacarlo de debajo y to-davía cuando llegó a la iglesia, estaba con-tento y satisfecho... Sobran las palabras.

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Podríamos contar la mirada de páni-cos de dos costaleros que a la altura delchocolate, cuando el paso se arrió paratomar el refrigerio que nos ofrece la aso-ciación de vecinos, se vieron solos deba-jo del paso por las prisas de los demásen abandonar el barco aunque solo fue-ra por unos momentos. Eran tiempos di-fíciles y de los 35 que llegaron hasta allí,solo volvieron a entrar unos 22 o 24.Fatiga seca. Hoy no entenderíamos algoasí, pero durante muchos años era lohabitual, vaya nuestro homenaje paraesos 22, algunos de los cuales hoy toda-vía milagrosamente forman parte de esto.Hacia falta mucho valor para no salir co-rriendo.

Histórica para la Hermandad de la Fefue la primera salida procesional desdesu parroquia, salida que llevo a cabo de-bajo de su paso nuestra cuadrilla del Cris-to del amor. No hace falta hacer un alar-de de sabiduría para meter once palosen cinco, lo que hacen faltan son muchosc... Imaginaos a la primera en su sitio, ala undécima en la quinta, al resto enmedio, con mas tacos que un Gran Her-mano y para colmo de las desgracias, ala altura del Banco de España, se parteuna trabajadera. Menos mal que acom-pañaba una banda que habían contrata-do para la ocasión que solo tocaba lamarcha real y con mas voluntad que acier-to. Muchos aún comentan que no hancogido mas kilos en su vida.

Un día 14 de agosto en Palos dela frontera. Serían las 3 de la tarde y es-taba cayendo lo más grande y en estoque empiezo a escuchar los sones denuestra banda. La sorpresa es mayúsculay decidí averiguar de donde salía el soni-do. Me adelante un poco y veo un cochecon las puertas abiertas y un costaleronuestro en pleno éxtasis de Domingo de

Ramos, con los ojos cerrados completa-mente ajeno a todo lo que pasaba a sualrededor y mira que con 40 grados esdifícil. No me puedo imaginar momentomás inadecuado, pero la afición es así.

Como la afición del niño que tenía-mos que echar de la puerta del alma-cén porque no dejaba entrar a la gentey se le salían los ojos viendo igualar y

a la gente haciéndose el costal. Ese niñohoy ya hecho un hombre sale con no-sotros y habla debajo como si llevaramucho años en esto y es que en reali-dad los lleva. Hace unos años salió unlibro muy popular que se llamaba “Lostontos del capirote” tontos de esos, delos que pierden la cabeza por la Sema-

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na Santa en general y por nuestras cua-drillas en particular, he conocido unospocos. A uno de ellos lo he visto en elsalón de su casa bailando las marchascon el coche de capota de su hija mien-tras la dormía y de camino preparán-dolas para los ensayos.

El año en que por causas de obras enla catedral el corpus tubo que salir desdeSan Pedro ocurrió un caso digno de men-ción. Cuando varios días antes hicimosel traslado de la custodia desde la cate-dral, no caímos en la cuenta que ese mis-mo día se celebraba una concentraciónde coros Rocieros en la misma plaza deSan Pedro. La escena no tiene parangón,la custodia subiendo el porche al son deunas sevillanas y todos los que íbamoscon ella totalmente avergonzados y bajola mirada de cientos de personas que sehabían reunido allí para ver el otro es-pectáculo y casualmente se encontraroncon este.

Hablar de desgracias menores, de lasque ahora nos reímos, casi forma partedel diario de las cuadrillas. Un costaleroel día antes de la salida se vio envueltoen una pelea con tan mal suerte que unvaso le contó la parte de atrás del cuello,lógicamente fue baja ese año. Otro quese cayo de la moto camino del ensayo ysiguió idéntica suerte ¡Pa matarlos!. A laaltura de la gasolinera, en una arriada,un costalero se dejo el pie debajo de lapata del centro, al pobre el pie le quedomas que perjudicado y eso que era delos antiguos.

Recuerdo también entrañable para esamesa de madera y para ese almacén fren-te a la sanwichería Azul, que buenos mo-mentos y qué poca gente,… ese meca-nismo de hierro, que ascendía y descen-día al Cristo en las salidas y recogidas yque por su posición en la trasera, hacia

que alguno tuviese que colgarse literal-mente de él para poder bajarlo. Recuer-do también ese momento que se decidióquitar y la prueba con el palo de maderaen el traslado a la iglesia, que fatiga, yqué sudores para algunos... y esas garra-fas en la trasera… ¡Ay esas garrafas!.

Ríndase homenaje al arte de la figurasiempre simpática de un hombre gorditocon boina y puro, repartiendo polvoronesy vino dulce en las noches frías de ensa-yo, inefable Pepe Bellido, otro de nues-tros hombres buenos.

El devenir de estos veinticinco añosnunca estaría completo si, acompañadolas luces de su discurrir, no nos encon-tráramos con sus sombras.

Probablemente este es nuestro tragomas amargo y desearía de todo corazónque nunca hubiese ocurrido. Cuandoaquel año mandamos la carta para la con-vocatoria de la “iguala”, nunca pensé querecibiría esa llamada. Era por la mañana,en mi casa y sonó el teléfono. Lo conocíadesde que hacia tres años que salía connosotros, era un chaval de esos que noconoce nadie, que viene a hacer su traba-jo en silencio y en silencio se va para casadespués del ensayo. La voz pretendía seralegre pero no lo era “Jero, este año nopuedes contar conmigo porque tengoleucemia” me apoye contra la pared y sin-ceramente no supe que decirle, siguió ha-blando y me dijo que ese año no podía,pero que por nada del mundo iba a per-der su sitio en la cuadrilla, que se lo guar-dara, que él iba a pelear y a ganar la gue-rra que tenia por delante. Que alguien conese problema te llame para contártelo ypara asegurarse su sitio, todavía hoy meconmueve en lo mas profundo. Perdió labatalla. Al siguiente año su costal salió alos pies de nuestro cristo. Dicen que vivi-mos mientras alguien nos recuerda, no

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podemos ni queremos olvidarlo y en se-gunda, desde el cielo alguien viene a ocu-par el espacio de una corriente cada Do-mingo de Ramos.

La historia de estas cuadrillas está lle-na de alardes de valor anónimo, que nose cuentan porque parten del silencio yla oscuridad del interior de las caídas.Hoy quiero tenerlas en cuenta. Son mu-chas, tantas como grandes costaleros hantenido estos pasos. Sacrificios que noshablan de relevos desde la iglesia a laiglesia, de tantas y tantas salidas y reco-gidas de rodilla sin caber de tanto do-blarse para que no rozara el palio en eldintel, de cuellos abiertos, de terminarrelevos del cristo y salir corriendo parahacer un relevo en el palio, de no poderponer el cuerpo derecho y arrastrar laspatas por el barrio o como aquella vezque después de todo el recorrido habíaque hacer el traslado al almacén, y cuan-do el capataz toco el llamador, el paso

no se movió del suelo, no podía mover-se. Aquellos que olvidan su historia, es-tán condenados a repetirla. No podemospermitir que eso ocurra.

Risas y llantos, alborotos y silencios,emoción y seriedad, experiencia y novi-ciado, multitud y escased, afición y fe,orgullo y pasión, alegrías y tristezas...elementos que conforman un todo, untodo que se llama cuadrilla. Quiero ter-minar con esperanza. Hoy somos mu-chos, hemos logrado doblar las cuadri-llas y eso era algo impensable hace nomuchos años, la calidad que atesoramosen nuestro quehacer cofrade ha alcanza-do unas cotas altísimas y somos referen-tes para otros hermanos de costal quenos admiran y aprecian. Los hombres queformamos estas cuadrillas seguiremosdando casos y cosas para contar y le pidoa nuestros sagrados titulares otros vein-ticinco años de anécdotas, señal de queestamos aquí para vivirlas.

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F ueron años de espera bajo el há-bito de mi hermandad, muchasmiradas hacia atrás, mucho verla venir a los lejos y mucho de-

seo de portarla, cada vez más fuerte. Sinembargo la edad no me lo permitía; Sa-bia que la cuadrilla era escasa, pero tam-bién que esa escasez la suplía un grancorazón, que se abría en canal por ella,que era su centro.

Cumplir años era mi impaciencia ypoder aportar mi ayuda, por pequeña quefuese. Todo mi pensa-miento al mirarla era:¿Cómo puede ser queuna madre tan gran-de y tan buena a lavez pueda quedarseen cualquier calle? Laverdad es que a susbuenos hijos las fuer-zas les fallaban, ago-tados por tan largo re-corrido, con el incon-veniente además de laentrada y la salida. Ya mí aquello me ha-cía sufrir.

Y por fin llegó elaño soñado, siendotodavía demasiadojoven para ese esfuer-zo. Sabía que la fuer-za de los veteranos ysu experiencia portando a nuestra ma-dre del Rosario no serían iguales en nadaa las mías, pero a mí me sobraba corajey amor por ella.

Recuerdo con emoción esos primerosensayos y menos mal que yo no era el

Costalero de la Virgenúnico nuevo y me sentí más arropado.Una vez dentro del paso tuve un buencompañero de trabajadera, que me ense-ñó a pasear a la señora, a meter riñonesy a levantarla, a esperar firme la marcha,a cogerle el debido ritmo, y a cargar comohay que hacerlo: También aprendí de éla querer a la virgen de otra forma, desdeel interior de sus andas, con amor decostalero. Gracias amigo Fae, muchasgracias.

Luego, poco a poco, año tras año, fuecreciendo la costaleríade nuestra madre, queya sabía y podíalucirla como ella semerece y mi esfuerzono era tan necesario.Otro sueño arraigó enmí: Cuidar su imageny vestirla. Un sueñoque gracias a Dios, aella y a mis hermanosde la Hermandad,también tuvo cumpli-miento y así será has-ta que la virgen dis-ponga.

Sin embargo, nopuedo olvidar ni quie-ro a todos los que en-traron junto a mí bajosus andas, sobre todoa los dos buenos ami-

gos que compartieron el madero en sucuarta trabajadera: Tantos momentosbuenos juntos con Ella y tantos de sufri-mientos por Ella, pero todos inolvidables.Carlos, José Luis ¡Cuántas experienciaspara contar! ¿Verdad? También están

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siempre en mi recuerdo otros sufridoscostaleros de la Virgen del Rosario, queaguantaron los malos tiempos y algunosaún aguantan. Ahí estaban Justi, Anto-nio Guillén, Salvador, Caito etc... Aque-lla fue una nueva cuadrilla con muchailusión y compuesta de verdaderos her-manos de la Cena y fervorosos rosarieros.

Hoy, deseo que todos los costalerosque tienen la suerte de portar a nuestrosSagrados Titulares sean igualmente autén-ticos en su devoción por ellos, que sepanlo que llevan sobre sus hombros, y quecada vez que el paso se alce triunfantesobre ellos, reciban en su cuello y en sucorazón todo el amor de nuestro Señor,que nunca nos abandona, y toda la mise-

ricordia de la madre que nos acoge a to-dos sin distinción bajo el color sangre demanto. Pensad siempre en ellos dos, deverdad os lo digo. No hagáis ese sagradoesfuerzo por entreteneros, ni por alardearde no sé que cosa. Si es así, no os daréiscuenta que todo habrá sido para nada.Pero si sois consecuentes con vosotrosmismos y con aquellos que lleváis enci-ma, y vuestro sentimiento sólo abarca sin-ceridad y respetuoso amor por Ellos, po-déis estar seguros que vuestro sudor yvuestro cansancio les serán agradables yno lo dejarán sin recompensa. Aprove-chad, hermanos, la suerte que tenéis.

Pedro Ceada Salguero

Relación de capataces de lascuadrillas de hermanos costalerosde la Hdad. de la Sagrada Cena

PASO DE PALIO

1977 Juan Manuel Gil.1978-1987 Rafael López.1988-1992 Rafael Pereira (Talín).1993-1998 José Avila, Manuel Ro-

mero y Juan AntonioAlbendiz.

1999-2005 Jacinto Hitos Toledo,Juan José Barroso y Ma-nuel Hitos.

PASO DE MISTERIO

1980 Juan Manuel Gil y Anto-nio Gonzalez (Toni).

1981 Angel Lemax.1982-1984 Francisco Cuesta.1985-1986 Pedro Sayago y Anselmo

Arenas.1987-1990 Pedro Sayago.

1991 Antonio Quiñones y JoséManuel Vélez.

1992 Antonio Quiñones yJuan Alonso.

1993-1995 Antonio Quiñones y An-tonio Márquez Feria.

1996-2005 Jacinto Hitos Toledo,José Manuel Vélez y PepeIvars.

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FERREHOGAR

FERRETERÍAY

HOGAR

C/. Puebla de Guzmán, 3Telf. 959 233 397 - Huelva