XXII. Juicio civil contra Noriega

A raíz de la entrega del ex-Narcodictador panameño Manuel AntonioNoriega al ejército de los Estados Unidos y a los funcionarios de la DrugEnforcement Agency (Agencia de Persecución de Drogas, DEA), variosFiscales panameños iniciaron juicios penales contra Noriega, por diversosdelitos que se le imputaban . El Lic. Rogelio Cruz, Procurador General dela Nación, expresó en una oportunidad, ante periodistas panameños, la im-procedente idea de que, por estar Noriega procesado y detenido en Nor-teamérica, no era posible adelantar en Panamá los juicios penales incoadosen su contra. Pero en los primeros meses de 1990, ningún funcionariopúblico panameño hizo alusión alguna a que Noriega sería demandadocivilmente en los Estados Unidos, por el Gobierno de Panamá .

Un buen día del mes de julio, el embajador panameño en Washington,señor Eduardo Vallarino, vino a Panamá, acompañado del abogado nor-teamericano Gregory Graig, de la sociedad de abogados Williams andConnolly, y después de visitar la Cancillería, anunció que Panamá pre-sentaría demanda civil contra Noriega, por cinco mil trescientos millonesde dólares, en los Estados Unidos, en razón de los delitos de extorsión, robo,fraude y asesinato (La Prensa, julio 10) . Con anterioridad, el abogadoCraig había anunciado, el 20 de junio, ante la Corte Federal de Miami,que juzga penalmente a Noriega por narcotráfico y lavado de dinero, quePanamá demandaría civilmente al ex-Narcodictador .

¿Por qué no se había hablado antes, en el mundo oficial de Panamá,en torno a la idea de que nuestro Gobierno presentaría juicio civil contraNoriega, en Norteamérica? ¿Quién aconsejó que se promoviera esta de-manda y con qué finalidad? El embajador Vallarino tuvo a bien indicar,en sus declaraciones periodísticas, que "definitivamente Panamá no esperacobrar ese dinero, simplemente lo que se le está diciendo a la Corte en losEstados Unidos es que éste es el daño que Noriega le ha causado a laeconomía panameña y al país en general" . Seguimos preguntando : ¿Quiéntenía necesidad de expresarle a la Corte norteamericana, por conducto deuna demanda civil, buena parte de lo que Noriega había hecho en Pa-namá?

Es resaltante que el Gobierno panameño se hubiera abstenido de soli-citar indemnización a Norteamérica, por el genocidio económico producidoen Panamá por las sanciones que decretaron los Presidentes Reagan yBush, y por los daños causados con la invasión militar del 20 de diciem-bre de 1989. En cambio, ya en julio de 1990 se anunciaban públicamente

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los preparativos para demandar civilmente a Noriega . Nosotros considera-mos legítima la conjetura de que el Gobierno de los Estados Unidos fuela instancia que aconsejó a Panamá esa demanda, con propósitos que nose han hecho claros, del todo .

El Procurador Cruz viajó a los Estados Unidos (Washington y Miami),para entrevistarse con el Procurador General norteamericano RichardThornburg y con los fiscales del juicio penal instruido contra Noriega, yllevó copias de los 17 sumarios penales que estaban en curso en Panamá,respecto a los delitos imputados al ex-Narcodictador (asesinatos de HectorGallegos, Hugo Spadafora, Moisés Giroldi, extorsión, apropiación inde-bida, violaciones a los derechos humanos, cte .) (El Panamá-América, ju-lio 15) . Después de esas entrevistas, el Consejo de Gabinete panameñoautorizó la presentación de la demanda, la que fue depositada en unaCorte de Miami, por el embajador Vallarino y el abogado Craig, por untotal de seis mil quinientos millones de dólares (La Estrella de Panamá,octubre 25 ; El Panamá-América, octubre 25) .

La fortuna acumulada ilícitamente por Noriega podía llegar a qui-nientos millones de dólares, en propiedades y cuentas bancarias en diversoslugares (Estados Unidos, México, Francia, Alemania, Suiza, Inglaterra,Luxemburgo, Panamá) . Algunos bienes podían estar a nombre de fami-liares o testaferros del ex-Narcodictador. Como ciertos países incautan lascuentas bancarias del narcotráfico, como por ejemplo, Suiza y los EstadosUnidos, podía ocurrir que esos dineros se congelaran en favor de talespaíses, y que nada de ese patrimonio en el exterior se adjudicara a Pana-má. Igualmente, la demanda civil ofrecía la oportunidad de obtener prue-bas judiciales que, eventualmente, se utilizarían en los juicios penales deMiami y Tampa, contra Noriega .

Sea lo que fuere, un Gobierno que no asumió su responsabilidad en elcaso de la entrega personal de Noriega a la justicia norteamericana ; queno ha adelantado las causas penales que se iniciaron en Panamá contrael ex-Narcodictador ; que padecía graves limitaciones económicas y fiscales,no podía abrigar ningún interés específico en demandar civilmente a Norie-ga y no debía mostrarse anuente a incurrir en gastos para incoar una de-manda civil astronómica por seis mil quinientos millones de dólares, sinobjetivos transparentes y sin mayor posibilidad de concretarlos . No obstan-te, el Gobierno panameño accedió a adoptar el papel de extraño deman-dante civil, ante una Corte de los Estados Unidos .

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XXIII. La subcultura de la corrupción y del militarismo

El año de 1990 representó en la vida social, política económica e institu-cional de Panamá un período de negras y desastrosas realidades, sin per-juicio de que gubernamentalmente se diera un clima de libertades indi-viduales .

La corrupción política puesta en marcha por la Oligarquía plutocráticadesde la década de los cuarenta y la orgía de delitos, negociados fraudu-lentos y represiones ciudadanas que se vivió en Panamá durante la dicta-dura militar torrijista y la Narcodictadura norieguista, por el largo períodode veintiún años (1968-1989), crearon un modo de vida nacional genera-lizado, una verdadera subcultura de corrupción y militarismo represivo .Pero una subcultura (como la misma palabra lo define) de degradación,de inmoralidad colectiva, que invadió progresivamente todos los intersti-cios, todos los tegumentos, toda la médula, toda la espina dorsal, toda lapiel, de la sociedad panameña.

El discurso político de la Oligarquía era simplemente retórico . Ellahablaba de democracia y de libre sufragio, pero se apoyaba en las armasde la Policía Nacional, de la Guardia Nacional, de las Fuerzas de Defen-sa, y en el fraude. Se cubría con un manto hablado de honestidad aristo-crática y practicaba el nepotismo, el comercio de la influencia gubernativay el monopolio cerrado del ejercicio del poder público . Llamaba al pue-blo a las elecciones cuatrienales y después se olvidaba de los problemas delpaís, dedicándose a usufructuar descaradamente la cosa pública . No teníaun programa nacional y lo suplía con las pugnas de sus clanes partidistas .De las controversias politiqueras y de las zancadillas gubernamentales llegóhasta el asesinato de un Presidente, calificándolo impropiamente de magni-cidio (José A. Remón, 1955) .

El discurso político del militarismo fue totalmente demagógico . Hablóde revolución popular y se quedó en la populachería sobornada (505 re-presentantes de Corregimientos, Código de Trabajo sindicalero, arrenda-mientos campesinos improductivos, etc.) . Se disfrazó con la Presidenciade la República y trasladó el poder a los cuarteles, estableciendo una dua-lidad política falsificante . Llevó la ignorancia y la podredumbre a la ma-quinaria burocrática, y con voracidad advenediza utilizó la coima, el pecu-lado y el delito descomunales, progresivamente, en beneficio de la cliquepolicíaca, que estaba incapacitada cultural y moralmente, para convertirseen casta militar. Siempre le hicieron honor a la cueva de Alí Baba y suscuarenta ladrones . Reemplazaron las pugnas de los clanes oligárquicos, con

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la disputa individual por alcanzar la Comandancia, y en esta senda tam-bién llegaron al asesinato impune (1981), cuando el mandamás se quisoeternizar. Pretendieron engañar al país y al extranjero, con elecciones bár-baramente fraudulentas. Y por fatalidad institucional, se llegó a la Narco-dictadura ; el ejército amamantado por Norteamérica ocupó literalmentetoda la vida nacional, imponiendo el soborno, la represión masiva y elasesinato político, cuando se entendió millonariamente con el narcotráfico,para desobedecer y abandonar a sus tacaños mandarines imperialistas . Labrujería, la represión y la degradación privaron como las virtudes perso-nales y como las características del ejercicio del poder . Hasta cuando lainvasión norteamericana los aplastó militarmente y los redujo a la cárcelo al limbo político. Pero esta última, la invasión, no podía rescatar al paísdel sida moral en que lo hundieron las aberraciones de la Oligarquía y lasperversiones del militarismo .

En los grupos sociales se perdió toda noción de ética pública y en losindividuos desapareció todo vestigio de honestidad personal. No había armaque estuviera vedada, para llegar a donde se quería, tanto en el ámbitogubernativo, como en las esferas particulares . La inmoralidad se trans-mutó en virtud ; y el alarde castrense, en colusión desenfrenada con laabyección civil, fueron los elementos inspirados del vasto conjunto dela existencia social. Algunos reductos individuales de honradez quedabanaplastados bajo el peso de los antivalores dominantes . Fueron la represiónrampante y la corrupción ululante los factores que suscitaron, paradójica-mente, la repulsa de una beligerante clase media y del pueblo en general,con el nombre de Cruzada Civilista, desde 1987 . Pero esta reacción fueuna simple autoterapia de un cuerpo moralmente canceroso, hastiado detodo lo que veía en sí mismo y en su derredor .

Abiertas con la invasión las posibilidades de rectificar muchas lacrassociales, se presentó el hecho atroz del secuestro y muerte del niño de tresaños Melquíades Rodríguez Justine, nieto del último jefe de Estado Mayor,Marcos Justine, ocurrido el 11 de abril de 1990 (La Estrella de Panamá,abril 13), por el cual fueron capturados dos hijos de la señora MarcelaTasón, ex-Secretaria muy allegada y confidente de Noriega . El ex-jefe deEstado Mayor Justine era una de las personas claves en los manejosde fondos de las Fuerzas de Defensa y seguía las órdenes del ex-Narcodic-tador. Al momento del secuestro y asesinato de su nieto, se encontrabay se encuentra detenido por graves acusaciones de malversación de millo-nes de balboas, del Gobierno . Este asesinato tenebroso era una prueba másde la criminalidad establecida en los mismos cuadros personales del alto

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militarismo panameño, y a pesar de la confesión de los autores materiales(el grupo de los señores Tasón), el hecho pudo tener ocultas motivacionespor la posesión y reparto de enormes cantidades de dinero, entre los miem-bros de la cúpula militar norieguista . Al mismo tiempo, este asesinato esun claro índice, no sólo de cómo había quedado la sociedad panameña,sino de lo que se continuaría haciendo, incluso entre los más allegados alex-Narcodictador .

La subcultura de la corrupción y del militarismo represivo se mantuvoen vigencia por casi medio siglo, llegando a sus más nefastas y culminantesexpresiones en las décadas de los años setenta y ochenta . La invasión nor-teamericana permitió mudar de piel, mas la carne, los huesos, la sangre yel cerebro del cuerpo social no podían transformar su naturaleza corruptani sus formas de acción violenta y represiva. De ahí todo lo que se produjoen el año de 1990, de cuyos rasgos fundamentales nos hemos ocupado enesta Novena Parte, aunque todavía quedan por examinar algunos cuantosaspectos adicionales .

Nada extraña que la sociedad global continuara moviéndose en supropio fango y que los gobernantes, en cuyas manos, inesperadamente, cayóel poder, no pudieron escapar el férreo determinismo que los había pe-netrado a ellos, por ser parte actuante y paradigmática de la subculturanacional. La máxima prueba de todo lo aseverado es que la invocaciónde los valores civiles que se utilizó en los tres últimos años para combatirlos extremos incalificables de la Narcodictadura fue relegada prontamenteal olvido y nadie se acordó más de tales valores, porque la realidad insu-perable y nutricia se encontraba en las antípodas de ese abroquelamiento,instrumental y pasajero . Así se explica el contenido de las Secciones an-teriores y de las que continúan, salvo la última que es una ventana abiertahacia el futuro inmediato .

XXIV. El "nuevo Tribunal Electoral

En la Sección IV de esta Novena Parte, anotamos que en el "Estatutode Retorno Inmediato a la Plenitud del Orden Constitucional' se postergó,para cuando estuvieran "debidamente instalados" los órganos Ejecutivo,Legislativo y la Corte Suprema de justicia, el nombramiento de los tresMagistrados del Tribunal Electoral, que correspondía llevar a cabo a cadauna de esas instancias, "en ejercicio de sus facultades constitucionales"(artículo 90 . del "Estatuto") .

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El órgano Ejecutivo había iniciado su funcionamiento la misma nochede la invasión militar del 20 de diciembre, y la Corte Suprema de justicia,integrada desde comienzos de enero de 1990, pudo despachar desde finesde este mes. Pero hubo un hecho sintomático en cuanto al Tribunal Elec-toral, que ya hemos enjuiciado anteriormente : la proclamación tardía,inútil y antijurídica del triunfo electoral de la nómina Endara, Arias C .y Ford, el 27 de diciembre de 1989. Aunque jamás se hallará ningúndocumento sobre el particular, necesariamente debió mediar alguna clasede entendimiento, para que los magistrados de ese Tribunal continuaran ensus puestos y actuaran en la órbita de sus funciones . Y como estaba pen-diente la integración del órgano Legislativo, cuya elección del 7 de mayode 1989 había sido anulada, la revocatoria de esa nulidad, llevada a caboel 27 de diciembre como antesala de la proclamación de la nómina pre-sidencial opositora, también indicaba que el Tribunal Electoral tendríaque adoptar una medida análoga, a propósito de la elección de los Legis-ladores .

Ya sabemos que así se hizo (Sección VIII de esta Novena Parte) el23 de febrero de 1990, y que en esos actos de decretos, cómputos, creden-cialesciales y proclamaciones tomaron parte la Presidenta del Tribunal, Lic .Yolanda Pulice de Rodríguez, el Magistrado Luis Chen (los dos habíananulado las elecciones el 10 de mayo de 1989, pero el 27 de diciembrerevocaron "espontáneamente" esa anulación) y el nuevo magistrado Lic .Manuel A. Icaza, quien había reemplazado al magistrado Dr . AurelioCorrea, suspendido por la Corte Suprema de justicia norieguista . Tambiénsabemos cómo actuaron, en la nueva etapa de "vida en libertad y demo-cracia", para proclamar Legisladores, los magistrados Chen y Pulice deRodríguez, duchos en fraudes y martingalas electoreras ; con experienciade años en la materia . Mas había que aprovechar ese dechado de sabiduríay de transparencia democrática .

Sin embargo, hubo personas que, desde un principio, adversaron lacontinuidad de los magistrados del Tribunal Electoral norieguista en suspuestos. El Dr . Carlos A. Mendoza, en artículo titulado "Pérdida de Ver-güenza", expresó que "poco después (de la invasión), con desfachatez inau-dita, los señores magistrados proclamaron a Guillermo Endara, RicardoArias y Guillermo Ford, vencedores en las elecciones presidenciales del7 de mayo". "El Tribunal Electoral sigue siendo la lacra mas notoria yvergonzosa de la administración pública panameña . Allí no existe aficiónpor la verdad, ni respeto por la Constitución y leyes de la República . Se ha

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perdido la vergüenza por faltas cometidas, deshonrosas y humillantes" (ElPanamá-América, febrero 25) .

Dos meses después el Dr . César Quintero, ya magistrado de la CorteSuprema de justicia, y Presidente del Tribunal Electoral en 1984, declaróa La Prensa, en forma categórica : "Ya es hora de que haya nuevos magis-trados en el Tribunal Electoral, porque los que están ahora mismo soncuestionados por la ciudadanía. La magistrada Pulice de Rodríguez estuvosiempre en favor de la posición del Gobieron, ella era apasionada e incon-dicional" (abril 27) . Y la columna editorial de ese diario, Hoy por Hoy,señalaba que "nadie cree posible una verdadera democratización mientraspermanezcan en el Tribunal los grandes delincuentes políticos, obsecuentesservidores de la dictadura, expertos en burlar la voluntad popular" .

La posición de los magistrados del Tribunal Electoral se fue tornandocada vez más precaria, porque se les señalaba como responsables, no sólopor sus actuaciones electorales, sino también por razón del reconocimientofraudulento de la nacionalidad panameña a gran cantidad de extranjeros,principalmente asiáticos. Por esta última. situación hubo de presentarse laPresidenta del Tribunal, Lic . Pulice de Rodríguez, ante la ProcuraduríaGeneral de la República, "en visita informativa" (El Panamá-América,abril 26) . Y el día 8 de mayo, la Lic . Pulice de Rodríguez presentó renun-cia irrevocable de su cargo de magistrada del Tribunal Electoral, mediantecarta dirigida al Presidente de la Corte Suprema de justicia (El Panamá-América, mayo 9), porque esta entidad era la que la había designado casiuna década atrás. En la fecha siguiente, renunció también, ante el órganoEjecutivo, el magistrado Luis Carlos Chen (El Panamá-América, mayo 10) .

Con fecha 30 de mayo, la Corte Suprema de justicia aceptó la renun-cia de la Lic. Yolanda Pulice de Rodríguez' y nombró en su reemplazoal Dr . Eduardo Valdés Escoffery, quien durante 7 años había sido Direc-tor del Patronato Nacional de la juventud Rural (PANAJURU) y Vice-presidente de la Fundación de Desarrollo Económico y Social (FUNDES),siendo últimamente Asesor Legal de la Lotería Nacional de Beneficencia(entidad que desde enero de 1990 estaba en manos del Partido Molirena) .Según nota editorial del diario Crítica Libre (mayo 30), Valdés militó enel Partido Laborista Agrario (PALA), en el cual el Ing . Ramón Sieiro

s Contra la Lic. Pulice de Rodríguez se decretó detención, por los delitos de corrup-ción de funcionario público y expedición de documentos falsos (certificados de naci-miento panameño, en favor de asiáticos) y luego de ocultarse por un par de meses,solicitó fianza de excarcelación, que le fue fijado en setenta mil balboas, lo que lepermitió continuar gozando de libertad provisional, desde octubre de 1990 .

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Murgas, cuñado de Noriega, siempre había sido uno de los directores prin-cipales .

A fines de julio de 1990, la Corte Suprema de justicia anuló el procesodentro del cual la Corte norieguista había suspendido al magistrado delTribunal Electoral Dr. Aurelio Correa (El Panamá-América, julio 26)y por ello dicho magistrado volvió a su cargo en el Tribunal, con el solo,fin de presentar renuncia del mismo, ante el órgano Legislativo, el 3 deagosto (El Panamá-América, agosto 5) .

Con la renuncia de los magistrados Chen y Correa, el órgano Ejecu-tivo y el Legislativo quedaban en libertad de nombrar nuevos magistrados,designaciones que recayeron, respectivamente, en los Licenciados Guiller-mo Márquez Amado (ex-Asesor Legal de la Autoridad Portuaria durantemuchos años, ex-Director también de ésta y Director del DepartamentoConsular y de Naves en el nuevo régimen de Endara) y Denis Allen (No-tario Público nombrado por el Gobierno Endara), lo que sucedió en agostode 1990. De este modo, con las accidentados procedimientos que hemosdescrito, se integró el "nuevo" Tribunal Electoral, con miembros vinculadosa los partidos políticos gobernantes, aunque algunos de ellos renunciaronformalmente a su pertenencia partidista. Se eligió, entre esos magistrados,como "nuevo" Presidente, al Lic. Guillermo Márquez Amado, activista dela Democracia Cristiana .

Como en el caso de los Ministros de Estado, de los miembros de laJunta Directiva y del Administrador del Canal, de los Directores de Insti-tuciones Autónomas, de los Legisladores y de toda la burocracia estatal,la distribución partidista de las magistraturas del Tribunal Electoral fuemás notoria, por la propia materia política que es la competencia de dichoorganismo. Y como se estaban organizando las elecciones parciales de nueveLegisladores, que deberán celebrarse a fines de enero de 1991, aquí sepresentaría la oportunidad de calibrar el sentido de sectarismo político quepredominó en el nombramiento de los tres magistrados de ese Tribunal,proveniente del órgano Legislativo, del Ejecutivo y de la Corte Supremade justicia, "nuevo" Tribunal que, por lo menos, debería depurar el re-gistro electoral norieguista con que se llevaron a cabo las elecciones del7 de mayo de 1989 .

La designación sectaria y parcializada de nombramientos de magis-trados del Tribunal Electoral fue lo que tanto criticaron los partidos opo-sitores de la Narcodictadura ; y llegado el momento, repitieron el mismovicio politico, porque aparentemente no pudieron encontrar personas másimparciales, de reconocida trayectoria ciudadana, de prestigio acrisolado

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en muchos años de vida, para encomendarles la competencia en la deci-sión de todos los asuntos electorales del país. Ello hace indiscutible la vi-gencia de la subcultura de corrupción y de militarismo que acabamos deseñalar en páginas anteriores .

XXV. Endara inscribe el Partido Arnulfista

A mediados de abril de 1989, el grupo de directores del arnulfismo queacompañó al Lic. Guillermo Endara, en su candidatura presidencial, inicióel proceso de inscripción legal de un partido politico, que invocaba comoliderazgo la figura del Dr . Arnulfo Arias, fallecido en agosto de 1988 . Deahí que se utilizara el nombre de Partido Amulfista . Estratégicamente,adelantándose al imprevisto resultado de las elecciones del 7 de mayode 1989, el grupo había decidido presentar la documentación relativa alnuevo partido, ya que el Tribunal Electoral norieguista le había entregadoel esqueleto legal del Partido Panameñista Auténtico (jefaturado hasta sumuerte por Arnulfo Arias), al Lic . Hildebrando Nicosia . Pero la suertede la inscripción del arnulfismo dependería del éxito o del fracaso elec-toral de la candidatura Endara .

Nada se dijo de la formalización del Partido Arnulfista, después dela elección anulada del 7 de mayo, pero la invasión militar norteameri-cana que propició el ejercicio presidencial de la nómina Endara, Arias C .y Ford, hizo posible también que simultáneamente se renovara la ideade la inscripción del mencionado partido . El poder politico facilitaría, evi-dentemente, ese aglutinamiento partidista a escala nacional .

En efecto, el Presidente Endara anunció en marzo de 1990 que llevaríaa cabo un recorrido de trabajo por todo el país . Lo inició en Bocas delToro, provincia limítrofe con Costa Rica, en el Atlántico, y lo continuóen la Provincia de Chiriquí, también de esa frontera, en la vertiente delPacífico. Desde Bocas del Toro se hizo evidente que Endara se dedicaríaa hacerle propaganda abierta a la inscripción del Partido Arnulfista . Fueacompañado por los directivos arnulfistas que le apoyaron electoralmenteen 1989, incluso de la señora Mireya Moscoso de Gruber, ex-viuda delDr. Arnulfo Arias, quien no había aceptado la candidatura presidenciala comienzos de 1989, para dedicarse a su vida privada, es decir, a su ma-trimonio. La señora Moscoso de Gruber quedaría como Coordinadora Ge-neral de la inscripción .

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Ya en Chiriquí, Endara aprovechó una concentración política arnul-fista, en La Concepción, para anunciar que "la inscripción del PartidoArnulfista se halla en tiempo record" (Crítica Libre, marzo 20 de 1990) .En su gira política, el Presidente visitó las provincias centrales del país(Veraguas, Cocle, Herrera y Los Santos), aprovechando la Semana Santa(La Estrella de Panamá, abril 16), e incluso estuvo en la ciudad de Colón,terminal atlántico del Canal . En conferencia de prensa celebrada el 16 deabril, la Sra . Moscoso de Gruber expresó que la inscripción partidistaestaba prevista para los días 27 y 28 de abril, tiempo en el cual se pensabainscribir veintitres mil adherentes, en todo el país, a fin de cumplir la exi-gencia legal correspondiente (El Panamá-América, abril 17) . A dichaconferencia de prensa también asistió, entre otros arnulfistas, el Presidentede la República, Lic . Endara, así como los Legisladores Francisco Artolay Lucas Zarak Linares, el Viceministro de la Presidencia Lic. Miguel Ba-tista y el Secretario General de la Caja de Seguro Social profesor HéctorPeñalba (El Siglo y La Prensa, abril 17) . El propio Endara manifestó enese acto político que la inscripción no implicaba ninguna ruptura de lacoalición partidista gobernante. "Convénzanse, dijo, de que no hay ningunadivisión, por el contrario hay más unión que nunca" .

Hacemos un paréntesis, en el análisis de la inscripción del Partido Ar-nulfista, para revisar el significado jurídico político que presentaba la acti-vidad proselitista del Presidente Endara y demás funcionarios públicosarnulfistas, con motivo de esa inscripción .

Conforme al artículo 130 de la Constitución, `las autoridades están obli-gadas a garantizar la libertad y honradez del sufragio. Se prohiben : 1 . Elapoyo oficial directo o indirecto a candidatos a puestos de elección popu-lar, aun cuando fueren velados los medios empleados a tal fin . 2 . Las acti-vidades de propaganda y afiliación partidista en las oficinas públicas" .Cualquiera sea la interpretación extensiva o restrictiva que se quiera dara estas normas jurídicas superiores, si corresponde a las autoridades "garan-tizar la libertad y honradez del sufragio", y les está prohibido "el apoyooficial' y "las actividades de propaganda y afiliación partidista", la cam-paña de inscripción del Partido Arnulfista que encabezó el Presidente En-dara, conjuntamente con otros funcionarios públicos, venía a constituir unaclara infracción de la letra o del espíritu de las disposiciones constituciona-les reproducidas. Pero, a dos meses de la invasión norteamericana y de laposesión presidencial de la nómina civilista de Endara, Arias C . yFord,nadie objetó ni denunció esta flagrante violación jurídica, pues la embria-

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guez del triunfo político y moral del aplastamiento de la Narcodictaduraenervaba el corazón y la mente de los panameños .

No obstante, infracciones parecidas imputadas al Presidente Marco A .Robles, por el Partido Demócrata Cristiano panameño, en 1968, llevaronal juzgamiento y destitución parlamentarios de dicho Presidente, sentenciaque no se consumó porque un juez municipal, en un recurso de amparode garantías constitucionales instaurado por Robles, suspendió ese "golpe deEstado Parlamentario", que de tal modo quedó sin efectos prácticos .

Cuando los partidos de oposición a la Dictadura castrense de Torrijos(entre otros, la Democracia Cristiana y el Panameñista Auténtico, del últi-mo de los cuales era Sub-secretario el Lic . Endara) adversaron la propa-ganda partidista que llevaba a efecto el Presidente Aristides Royo, en 1980,este funcionario introdujo en la política panameña la cínica y antijurídicatesis del dualismo presidencial, en cuya virtud Royo sostuvo que comoPresidente de la República era imparcial, pero que como ciudadano teníaderecho a hacerle propaganda al partido y a los candidatos de su predi-lección .

En el "nuevo" Gobierno Endara, que se calificaba de "régimen en li-bertad y democracia", se incurría en vicios políticos semejantes a los deldespotismo castrense, sin rubor alguno, repitiendo no sólo los hechos, sinohasta los argumentos utilizados por los corifeos del antiguo régimen. Otraprueba más de la vigencia de la subcultura de la corrupción y del militaris-mo represivo, que se había adueñado de las cúpulas de la sociedad pana-meña, fueran militares o civiles .

Volvamos a la inscripción del Partido Arnulfista. Gran despliegue depropaganda se pudo observar en los periódicos, en la televisión y en lascalles, con banderas y afiches, cuyo centro era la figura de Arnulfo Arias .También resultó notoria una fuerte movilización proselitista por todo elpaís. No podía negarse que en la última quincena de abril de 1990, lainversión económica en esas actividades fue considerable . En los menti-deros políticos se decía que de los diez millones de dólares entregados porNorteamérica a la oposición electoral de mayo de 1989, el grupo arnulfistase habla reservado una gruesa cantidad, precisamente para el momentode la inscripción partidista, anunciada semanas antes de la elección del7 de mayo. La coordinadora Mireya de Gruber anunció el 26 de abrilque en los dos días subsiguientes (sábado y domingo) se alcanzaría total-mente la cifra legal de inscripción (El Panamá-América, abril 27) . Losresultados del registro de adherentes fueron espectaculares, según declara-ciones de los organizadores de la inscripción, pues . ya el segundo día pu-

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dieron comunicar informes de que en todo el territorio los adherentes ha-bían rebasado las treinta mil inscripciones, desde el primer día de activi-dades (La Prensa, abril 29) . La estadística del Tribunal Electoral indicóque en los días 28 y 29 de abril, las inscripciones registradas ascendían aun total de 116,244 adherentes (El Panamá-América, mayo 8) . Analistasenterados del tiempo que requiere la inscripción de una persona, en loslibros correspondientes, consideraron que había sido físicamente imposibleque en los dos días señalados se hubieran materializado ciento diez y seismil inscripciones, entre ocho de la mañana y cinco de la tarde, tomandoen cuenta las cantidades de inscritos por provincia . Pero la explicación del"milagro" pudo radicar en que es práctica legal permitir los registrosde adherentes a domicilio, cuando el libro respectivo es llevado por fun-cionarios del Tribunal Electoral, y en esta forma es posible registrar adhe-rentes con anterioridad a los días propagandísticamente anunciados comofechas de inscripción .

A pesar de que la actividad de inscripción fue masiva e impresionante,el grupo directivo de la nueva organización partidista confrontaba ya difi-cultades con los mandos medios . En el reparto de los puestos públicos quelos partidos gobernantes hicieron en favor de su clientela electoral, desdeenero de 1990, se tomó en cuenta la cantidad de votos que cada partidollevó a las urnas, por lo que la Democracia Cristiana, el Molirena y elLiberal Auténtico obtuvieron cargos en proporción a los votos depositadoscon sus papeletas . Así, la mayor parte de los cargos públicos quedaronen manos de la Democracia Cristiana, pues el grupo de Endara no tuvopartido formal y sus postulaciones se produjeron dentro de la papeleta delLiberal Auténtico, agrupación carente de simpatías populares y que resultóa la zaga de los demás grupos electoreros de oposición . Muchos arnul-fistas prefirieron votar con la papeleta de la Democracia Cristiana, porrazones formales y de poca adhesión al liberalismo tradicional . Los mandosmedios del arnulfismo quedaron por fuera de la rebatiña y del festín buro-crático, poco disimulados con la denominación de "espacios políticos" . Enlos círculos internos arnulfistas se responsabilizó al grupo de Endara dehaberse preocupado únicamente por asegurarse altas posiciones, con pos-tergación de los elementos de base . El cargo era real, pero la situación nopodía ser remediada .

A todo lo largo del año de 1990, la queja y hasta la amenaza de losarnulfistas descontentos fueron constantes, en contra del grupo de Endara,y en consecuencia éste se abstuvo de convocar a la Convención necesariapara la formalización legal del Partido Arnulfista, que estaba inscrito, mas

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sin personería jurídica legalizada plenamente . Es difícil calcular por cuántotiempo se mantendrá este impasse, porque no era urgente que el grupode Endara formalizara el Partido . No había manera de resolver la incó-moda situación, producto de la simple militancia electorera de los partidosoligárquicos, que han acostumbrado a utilizar los empleos públicos comobotín burocrático, a fin de premiar y mantener la participación electoralde sus cuadros medios . En ello se confirmaba una de las usanzas políticastradicionales de la Oligarquía, lastre de imposible superación, sobre todoen una época de agudo desempleo, como fue la de la Narcodictadura y losmeses subsiguiente a su aplastamiento .

XXVI. Acusaciones contra Endara

Es frecuente, en la actividad de diversos organismos oficiales norteameri-canos, suministrar anónimamente a los diarios estadounidenses informa-ciones más o menos confidenciales, cuando esos organismos deciden pre-sionar o denunciar a determinadas personas de Norteamérica o del extran-jero. Algo de ello pudo haber en cuanto a publicaciones estadounidensesque vinculaban al Presidente Endara con un banco panameño al que seacusaba de lavar dinero proveniente del narcotráfico .

El 9 de febrero de 1990, el conocido diario norteamericano The NewYork Times publicó un artículo de mediana extensión, el que se referíaal lavado de dinero en los bancos del Centro Internacional Bancario dePanamá y señalaba el hecho de que el Presidente Endara era Secretariode la junta Directiva de uno de esos bancos (el Interoceánico) . En esosdías, se daban los primeros debates del Congreso estadounidense respectode la ayuda económica prometida a Panamá y el Departamento de Estadoiniciaba conversaciones con el Gobierno panameño sobre el Tratado deAsistencia Legal Mutua .

El Presidente Endara formuló explicaciones aclaratorias a la agencianoticiosa ACAN-EFE y expresó que su cargo bancario no era ejecutivo yque él no se había relacionado con el manejo de dinero en el Banco In-teroceánico (El Siglo, febrero 17) .

Con anterioridad a las publicaciones del mes de febrero, el agente dela DEA norteamericana (Drug Enforcement Agency) Keith Baudoin, pre-sentó un memorandum, el 12 de enero de 1990, al Procurador panameño,Lic. Rogelio Cruz, en el que se refería a depósito de doce millones dedólares, en el Banco Interoceánico, a nombre del narcotraficante colom-

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biano Gonzalo Rodríguez Gacha, muerto en combate con cl ejército colom-biano el 15 de diciembre de 1989 (El País, Madrid, octubre 26) .

Con relación a los periódicos panameños y extranjeros, las acusacionescontra el Banco Interoaceánico y contra Endara no continuaron apare-ciendo, durante varios meses. Pero en el mes de octubre de 1990, el perió-dico The Sun, de Baltimore, Estados Unidos, reabrió el tema del mencio-nado Banco, aseverando que en enero se había informado a las autoridadesjudiciales panameñas que el Director General del Banco, Ernesto VegaRuiz, participaba en el lavado de dinero ; que antes de la invasión norte-americana se depositaron en el Banco doce millones de dólares procedentesdel narcotráfico ; que Estados Unidos conocía desde 1984 las relaciones delInteroceánico con los carteles colombianos de la droga, lo que se pasó poralto cuando se trataba de luchar contra Noriega y apoyar la campañaelectoral de Endara en 1989 ; que el propietario del 98% de las accionesdel Interoceánico, Sr. Guillermo Ronderos Durán, mantenía relaciones eco-nómicas con el hotelero español Celso Luis Fernández Espina (La Prensa,octubre 24) . Desde este momento, los periódicos españoles comenzaron ainformar sobre el asunto y la prensa panameña se hizo eco de las publica-ciones extranjeras sobre el particular .

En Panamá, el diario El Siglo publicó el 22 de agosto de 1990 la de-nuncia del agente norteamericano Keith Baudoin y también se refirió alas relaciones del accionista y Presidente Guillermo Ronderos Durán conel español Fernández Espina, ampliando sus informaciones a la adquisicióndel Hotel El Panamá, por parte del Interoaceánico, Fernández Espina, Er-nesto Vega y Ronderos Durán (Hotelera El Panamá, S.A.) (El Siglo,octubre 29) . A los pocos días de iniciada la campaña publicitaria de esteúltimo diario contra el Presidente Endara, el embajador norteamericanoen Panamá, Me. Deane Hinton, visitó muy amigablemente la redacciónde este periódico. A Endara se le vinculó a las compañías denominadasInteroceánica de Seguros, S.A ., Inmobiliaria Interoceánica, S .A. y ProntoPago, S .A., en las que se entrelazaban también los nombres personales antescitados. Se insistió, en la prensa panameña y en la española, con respectoal nexo entre los hermanos Fernández Espina, sindicados de lavar dinerosdel narcotráfico, con negocios en Panamá (sobre todo la compra última delHotel El Panamá, propiedad del Gobierno panameño) y sus conexionescon el accionista principal del Banco Interoceánico (Ronderos Durán) .

Los periódicos chilenos Hoy y La Segunda, del mes de octubre, tam-bién señalaron la intervención de Endara, como abogado, en la legaliza-ción de empresas "panameñas", por cuenta del General chileno Manuel

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Contreras, ex-jefe de la DINA, señalado por la justicia norteamericanacomo organizador del asesinato de Orlando Letelier . Las compañías Pa-nadina, S.A., Entrecostera Panatlántica, S .A ., Complejo Terranova, S.A. yComercial Caronte, S .A ., que se consideran organizadas por encargo delGeneral Manuel Contreras, tenían como Directores a los señores HernánDelgado Quintero, Guillermo Endara, José Menalco Solís y Ceferino An-tonio Espino, y figuraba la sociedad de abogados Solís, Endara y Delgado,como Agente Residente (Revista Hoy, 30 de julio de 1980 ; La Segunda,octubre 2 de 1990) .

Desde 1927 una ley panameña aceptó las acciones al portador en lassociedades anónimas "panameñas", y esta libertad legal permitió que seorganizaran, desde entonces, muchas sociedades "panameñas" que actua-ban en el extranjero . Su número alcanza hoy a unas doscientas mil com-pañías (muchas de ellas inactivas en la actualidad), servicio al que sededicaron muy honorables abogados de Panamá. Pero cuando el narco-tráfico se hizo gran negocio, apeló a estas sociedades anónimas "pana-meñas" y de otras nacionalidades, y las más de las veces los abogadospanameños ni siquiera conocieron a los verdaderos dueños de aquéllas . LaLey del Impuesto sobre la Renta exonera del mismo a las empresas quetienen sus actividades en el extranjero . También cl registro de naves enPanamá ofrece ventajas económicas muy tangibles. La Ley bancaria esotra fuente de perspectivas comerciales nada despreciables . Con el dólarcomo moneda circulante y con los beneficios económicos someramente ex-puestos, Panamá es un verdadero "paraíso fiscal" .

Reanudamos el "affaire" Interoceánico . El 30 de octubre de 1990, laComisión Bancaria Nacional, una entidad gubernamental panameña, de-cretó la intervención del Banco Interoceánico, asumió la administracióndel mismo, suspendió sus operaciones públicas y designó como interventora Erasmo Castro (El Panamá-América, octubre 31) . Un grupo finan-ciero de panameños propuso la compra del Banco Interoceánico y su reha-bilitación económica . Al mismo tiempo, la Comisión de Hacienda de laAsamblea Legislativa se reunió para informarse de los problemas del centroBancario Internacional de Panamá, el Intcrbanco y el Tratado de Asis-tencia Legal Mutua, con cl resultado relevante, para el tema que estamosexaminando, de que el Procurador General Cruz, según él mismo lo ex-presó ante esa Comisión, había ordenado el congelamiento de cuentas enel Banco Interoceánico, por el monto de doce millones de dólares y queesta medida la había adoptado antes de la denuncia de la DEA en el mesde enero, debido a vinculaciones con el delito pecuniario del narcotráfico

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(El Siglo, noviembre 8) . La intervención del Banco Interoceánico la habíaordenado la Comisión Bancaria Nacional por un término de sesenta días,luego del cual decidiría si el Banco retornaba a sus Directores o si se optabapor su liquidación. Para el destino del Interoceánico, las explicaciones ymedidas del Procurador Cruz no resultaban muy alentadoras .

En el fondo de esta intrincada situación de negocios, lavado de dineroy participación del Presidente Endara en la organización y directivas debancos y compañías que estaban siendo cuestionadas por razón del lavadode dinero, la posición de Endara quedaba en entredicho . Mas era muyevidente que los Estados Unidos habían levantado esta polvareda, poniendolas bases desde el mes de enero de 1990, para utilizarla en mayor o menorgrado como una innegable presión sobre el Presidente, cuyo Gobierno seencontraba bajo el fuego de los bancos nacionales panameños, que exigíande las autoridades panameñas que no aceptaran los términos del proyec-to de Tratado de Asistencia Legal Mutua, a causa de que dicho Tratadopodía darle un golpe mortal al Centro Bancario Internacional de Panamá .Por lo demás, el denuncio norteamericano estaba encaminado a desacre-ditar, tanto a nivel nacional como a nivel extranjero, al Presidente Endara,cuya posesión de gobernante se había dado bajo los auspicios de la in-vasión militar estadounidense del 20 de diciembre de 1989 .

XXVII. El Gobierno y los problemas nacionales

El pueblo panameño, sin distingos de clases ni de grupos, como un todoque encierra el ser nacional, siempre ha anhelado que se identifiquen, ana-licen y resuelvan positivamente los problemas nacionales . La premisa deuna solución efectiva de éstos significa que ella debe emanar siempre delmayor consenso ciudadano posible, o cuando menos, que la solución satis-faga directamente, sin demagogia ni escamoteos, el bienestar específico delas mayorías.

Un campesinado irredento ; un obrerismo desempleado o viviendo demigajas ; un estudiantado primario, secundario y universitario en la inopiaeducativa ; una población general que sin la menor esperanza le hace frentea la pobreza material, a la enfermedad física y a la indefensión moral,están reclamando, con voz débil hoy, pero con grito fuerte mañana, quetodo gobierno panameño se caracterice como la máxima agencia propul-sora de las superaciones que la Patria nueva requiere .

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Así, pues, los problemas nacionales de la miseria urbana y rural ; elencauzamiento científico de la educación nacional ; el recobro de la saluden los estratos sociales medios y depauperados ; la exigencia perentoria denumerosas fuentes de trabajo ; la reorientación del sistema económico pa-nameño ; la prevención y rehabilitación de la incrementada delincuencia ;el cese de la desintegración familiar, estaban allí, a la mano, el 20 dediciembre de 1989, esperando la iniciativa gubernamental sustitutiva dela Narcodictadura y el apoyo de los sectores privados en la ingente laborde un proyecto o programa nacional de libertad individual, de paz colec-tiva y de justicia social. Un programa real y efectivo, y no vieras palabrasrepetidas maquinalmente hasta la saciedad .

Pero el Gobierno Endara, en vez de hacerse eco del significado de lavotación del 7 de mayo de 1989, que repudiaba a la Narcodictadura yelegía a un triunvirato presidencial para las rectificaciones nacionales in-mediatas, fue a recoger las credenciales extemporáneas e inútiles que leextendió el Tribunal Electoral norieguista ; efectuó nombramientos cru-ciales que anunciaban tempranamente una fuerte designación nepótica yoligárquica en las estructuras estatales ; renunció a ejercer los derechossoberanos de Panamá en el caso de la entrega del ex-Narcodictador No-riega ; hizo un reparto meramente partidista y sectario de los empleospúblicos; reincorporó las Fuerzas de Defensa norieguistas como Fuerza Pú-blica, de acuerdo con los designios fatales de Norteamérica ; abrió la fun-ción legislativa, en nombre de una supuesta democracia, a la incapacidaddel burocratismo partidista ; entró en conflicto innecesario con los Estadoslatinoamericanos del Grupo de Río ; esperó demasiado de la buena volun-tad norteamericana, mostrándose débil ante una obligación moral y jurí-dica de los Estados Unidos, para indemnizar los daños causados a Panamácon las sanciones económicas y por la invasión militar estadounidenses ;anunció una mendaz "estrategia" económica y dejó que imperaran los

mandatos expoliadores de las empresas privadas ; nada hizo de efectivopara paliar el desempleo . En pocas palabras, haciendo gala de una inca-pacidad gubernamental rayana en la absoluta indiferencia, le dio la es-palda a los problemas nacionales y se dispuso a disfrutar mezquinamentede la cosa pública, por el lapso del año en curso y por los cuatro años si-guientes, que quedaban para terminar el quinquenio de Desgobierno .'

Durante el primer año del Gobierno de Endara, dos veces dejamos constancia enartículos periodísticos de que únicamente el Ministro de Hacienda y Tesoro, Dr. MarioGalindo, y el Contralor General de la República, Lic . Rubén D . Larles Jr., habíanmantenido una función gubernamental de verdaderos estadistas, en sus respectivos ear-

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Muy poco de positivo llevó a cabo el Gobierno Endara, en el primeraño de "régimen en libertad y democracia" ; tan poco, que la montañade desaciertos y omisiones no permite referirse a lo exiguo positivo . Eldesprestigio gubernamental, a fines de su primer año, era tan inmensocomo irreversible . Amenazaba, además, con la desintegración de la alian-za gubernamental que ganó la elección de mayo de 1989 ; y le hizo perderal pueblo panameño su esperanza, penetrándolo de frustración, descrei-miento y amargura. No eran las encuestas que se hicieron las que prego-naban esta lúgubre realidad política . Era la misma realidad la que aplas-taba al cuerpo social por todas partes, sin perdón alguno, porque no sepuede perdonar, en la última década del siglo xx, el estancamiento na-cional, mediante errores catastróficos y omisiones condenables, al plazofijo negativo de cinco años. Ni siquiera podía perdonarse el primer año,porque el Gobierno había demostrado adherirse a lo imperdonable .»

Negras perspectivas políticas, sociales y económicas continúan amena-zando a la República . El aplastamiento militar de la Narcodictadura y eldesgaste absoluto del Gobierno Endara y sus partidos ya han comenzadoa crear un vacío de conducción política, que agravará la disolución insti-tucional del país. Conforme a la mentalidad conocida de la alianza guber-namental todavía existente con gran precariedad, todo indica que, para lacoyuntura de las elecciones presidenciales de 1994, la Democracia Cris-tiana pensará en retirarse del Gobierno y proclamarse "oposición", en vanointento de conjurar su desprestigio eleccionario . El grupo Molirena no ad-vertirá problema alguno en persistir dentro de los cuadros de la burocraciaestatal. Y la cúpula de Endara tratará de fortalecerse con los puestos aban-donados por la Demorcacia Cristiana . Los restos del norieguismo no mere-cen siquiera una alusión."

gos, y que la gran mayoría del equipo de administración estatal se había limitado a unaespecie de dolce oita burocrática.

10 Segunda nota que agregamos cuando está por terminarse la impresión de estaobra : en las elecciones parciales de enero de 1991, en que fueron electos nueve Legis-ladores, hubo un gran ausentismo electoral y "la oposición norieguista", resucitada po-líticamente por un error fatal del Gobierno Endara, obtuvo anda menos que cincoLegisladores . Prueba notoria de la frustración nacional sembrada por la ceguera y porla voracidad burocrática gubernamental .

n La ruptura de la alianza gubernamental acaba de producirse prematuramente, enlos primeros días de abril de 1991, a consecuencia de dos factores : 1) la estrategiaerrónea, de equívocos y duplicidades del Partido Demócrata Cristiano ; 2) las exigenciasdel Partido Arnulfista para que Endara le concediera una mayor cuota de empleospúblicos. Endara aprovechó la conducta poco leal de la Democracia Cristiana y la des-plazó del Gobierno . Esta medida sólo presagia la profundización de la quiebra institu-cional del país, en perjuicio de los intereses del pueblo panameño .

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Pero si el vacío indicado propicia la estructuración de un movimientopolítico sagaz, nacionalista y aglutinador, sin sectarismos de clase social,de religión o de ideología, y con la bandera de la solución comprome-tida de los problemas nacionales, la gran intuición política del pueblopanameño le dará su respaldo mayoritario .

XXVIII. La asonada norieguista de Eduardo Herrera

Para el lector ya es conocido el ex-coronel Eduardo Herrera (Sección VIIde esta Parte) embajador norieguista en Israel, por rivalidad sospe-chada de parte del ex-Narcodictador ; jefe de grupo represivo en la Iglesiadel Carmen durante el "viernes negro" (10 de julio de 19£37) ; destituidopor el ex-Narcodictador y vinculado a la CIA en una operación encubiertacontra Noriega, que fue cancelada, y de la que Herrera quedó envueltoen compra de armas que después llegaron al narcotráfico de Colombia ;subjefe de la Fuerza Pública en enero de 1990 por una semana y jefe dela misma, inmediatamente, hasta que, de manera inesperada, fue jubiladopor el Gobierno Endara, en agosto de 1990 ; presunto directivo de un su-puesto golpe de Estado en octubre de 1990, que no tuvo comienzo, aunquesí preparación disimulada .

Siendo jefe de la Fuerza Pública, Herrera formuló, en fechas diferen-tes, algunas declaraciones a la prensa. A pesar de que varias semanas des-pués de haber tomado posesión de esa jefatura expuso que, por razonesdel Tratado del Canal, Panamá debía tener ejército para defender la víaacuática, en mayo de 1990 sostuvo lo contrario : "yo comparto la idea deque Panamá no necesita de un ejército, los ejércitos son muy costosos ynosotros no tenemos problemas con nuestros vecinos" ; "en la actualidadse han destituido 250 oficiales que abiertamente se identificaban con elderrocado Manuel Antonio Noriega y depurar la institución de los norie-guistas es una de las primeras consignas del Presidente, ya hay muy po-cos". Agrega la misma información periodística que "igualmente Herreranegó enfáticamente que los policías estén esperando que los "gringos" seretiren del país para asestarle un golpe a la democracia, "eso es falso",afirmó tajantemente el militar metido a jefe de la Policía", expresandoel mismo Herrera que "los años que estuve en el exilio mi familia sufriómucho y quiero jubilarme para descansar y dedicarle tiempo a ellos, mipuesto está a disposición del Presidente y él decidirá si debo salir ya omañana, eso depende de él" (El Siglo, mayo 21) .

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Cuando en Israel se dieron informaciones con respecto a la adquisiciónde armas, en la que el general Yair Klein vinculaba a Herrera, éste admitióque los israelitas asesoraban en cuanto a la "Operación Comando" y que"las armas no se llegaron a adquirir, porque Delvalle que tenía que sacarlos fondos de su bolsillo, no del gobierno,, no pudo reunir el dinero ; laoperación militar costaba 2 .8 millones de dólares y nunca se llevó a caboporque el dinero no se podía sacar de los fondos congelados ; los salarioscobrados (por Herrera) durante la permanencia en Miami, correspondenal período de ocho meses, como asesor panameño con sede diplomática enWashington ; el grupo de doce militares nombrados en la Embajada, entrelos que se encuentran los mayores Augusto Villalaz, Ramón Adames yMoisés del Río, tenían la misión de organizar alguna operación militarcontra Noriega, pero lastimosamente por falta de fondos no se pudo llevara cabo y a mí no se me asignó la plata para la invasión ; la cifra de 9,476dólares que aparece en el documento donde se calcula un ingreso personalal 30 de octubre de 1988, no es correcto ya que en realidad se trata delcobro bimestral" (La Prensa, mayo 30) .

En el mes de julio, Herrera hizo la "revelación" de que Noriega habíapreparado un plan para volar, con explosivos, varias instalaciones del paísen caso de darse una invasión norteamericana ; que encargó de ello a unmiembro de las Fuerzas de Defensa apodado "Burrito", al que el jefe deSeguridad de Noriega, mayor Asunción Gaytán, alertaba en los días de lainvasión comunicándole : "Burrito, moverse con los cuarenta gatos" ; quela actual Fuerza Pública no tiene la intención, ni la capacidad para darun golpe de Estado contra el actual Gobierno y la mejor seguridad paraevitar ese tipo de acciones sería el mantener un respeto mutuo entre civilesy los miembros de los servicios de esa dependencia" (El Panamá-América,julio 25) .

Después de la jubilación forzada de Herrera, que decretó el GobiernoEndara, en el mes de agosto, varios grupos de empleados públicos orga-nizaron una manifestación de protesta, por las destituciones masivas quese venían dando, aunque adujeron como pretexto el "oponerse a la estra-tegia económica del Gobierno, que desvirtúa los derechos sociales de lospanameños". Fue señalado el 16 de octubre para que tuviera lugar esaprotesta. El acto de masas mencionado estuvo concurrido, puesto que alos descontentos del sector oficial se añadieron sectores de inconformes conla pasividad gubernamental frente a sus problemas (El Panamá-América,octubre 17) . Pero tal demostración pública, a más de ser la primera con-centración de masas contra el Gobierno Endara, fue el caldo de cultivo

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para que se tratara de poner en marcha una acción desestabilizadora encontra del Gobierno .

El 18 de octubre, la Presidencia de la República, mediante un comu-nicado; y el Procurador General de la Nación, Lic . Rogelio Cruz, denun-ciaron los preparativos para una rebelión de miembros de la Fuerza Pú-blica, que se extendería a todos los cuarteles del país . Se mencionabannombres, como los del capitán Francisco Herrera, hermano del ex-jefe dela Fuerza Pública Eduardo Herrera, y del capitán Iván Moreno, en la pro-vincia de Chiriquí (La Prensa, octubre 19) . El Lic. Cruz dijo que el plandel coronel Herrera "se conocía desde mucho antes de su jubilación, peroalgo falló en las pretensiones de los golpistas que tenían todo preparadopara el martes 16 de octubre" (La Estrella de Panamá, octubre 19) .

Eduardo Herrera se encontraba en Lima, Perú, en asuntos particulares,y desde esa ciudad llamó telefónicamente a una emisora radial panameña,para desmentir las imputaciones que se hacían en su contra . Herrera negótoda participación en el "frustrado intento desestabilizador", al que cali-ficó de "estrategia para desviar los problemas reales con cosas que no sonciertas" ; "se trata de acusaciones falsas que no tienen ningún fundamentomoral, ni base legal ; "los golpes militares están pasados de moda y seríailógico y suicida pensar que uno pudiese dar un golpe cuando el país estámilitarmente ocupado" ; "lo que está ocurriendo en Panamá es que . elGobierno ha confundido el descontento popular con golpe militar" (LaPrensa, octubre 22) . Este lenguaje traducía claramente un fondo de interéspolítico. Herrera anunció también que regresaría a Panamá el 24 de oc-tubre, lo que suscitó bastante expectativa .

Hagamos un paréntesis, a fin de examinar la información relativa al"plan de la conspiración" . El jefe de la Policía Técnica judicial formulódeclaraciones preliminares, en el sentido de que en las "pesquisas" queadelantaba se mencionaron "figuras y nombres de altos personajes del país"y aludió a "repercusiones y ramificaciones del movimiento desestabilizadordel Gobierno Endara", refiriéndose a "cinco personas detenidas y a susdeclaraciones" (El Panamá-América, octubre 23) . El propio Ministro deGobierno y justicia, Primer Vicepresidente de la República, Dr . RicardoArias Calderón, solicitó públicamente "que la investigación sea completa ysin contemplaciones y a quienquiera que se le encuentre vinculado a unintento de golpe de Estado, aun cuando sea en la etapa de planeamiento,a cualquiera le caerá el peso de la ley" (El Siglo, octubre 24) . No había,pues, acusaciones específicas, ni hechos de consumación, sino indicios ypreparativos, que las autoridades no revelaban .

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Simultáneamente a las denuncias nada concretas de las autoridades, losorganizadores de la manifestación de empleados públicos del 16 de octu-bre, reunidos en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, decidieronllevar a cabo otro acto de masas, el 24 de octubre, al que denominaron"marcha por el pan, techo y trabajo" al que pretendían llevar cien milpersonas. Era evidente que esos organizadores se sentían alentados por laconcurrida manifestación de descontentos, despedidos y empleados públi-cos temerosos de que continuaran las destituciones masivas . La nueva ma-nifestación debía iniciarse con una caminata por la Carretera Transístmica,de la ciudad de Colón (el día 23 en la tarde) ), para terminar el 24 en laciudad de Panamá, con el apoyo de todos los descontentos . Se trataba deun recurso de movilización utilizado y ya desacreditado desde 1959 . Hacíanahora la convocatoria la Coordinadora de Sindicatos Estatales, la Federa-ción de Empleados Públicos, el Consejo Nacional de Trabajadores Orga-nizados, la Unión General de Trabajadores, el Consejo de Rescate de laSoberanía, el Consejo Nacional de Desempleados y otros nombres, en ver-dad muchos estados mayores para la cantidad de manifestantes que enrealidad habría (La Estrella de Panamá, octubre 21) .

Al llegar Eduardo Herrera el 24 de octubre al Aeropuerto Internacio-nal de Tocumen, en horas de la tarde, en presencia de unas doscientaspersonas, un grupo de particulares armados rodeó a Herrera, haciendo aun lado a los guardianes de la Policía Técnica judicial, que debían con-ducir a Herrera a la sede de esta última . Así pudo Herrera ofrecer unaconferencia de prensa, en la que negó ser promotor de un golpe militar.contra Endara, expresando que "el propio pueblo puede quitarse de encimaa los gobiernos, cuando éstos son incapaces" . Añadió que "un golpe contrala actual administración tendría que contar con el apoyo de los EstadosUnidos" ; que él no era agente de la CIA y acusó al Gobierno de aplicarlas mismas tácticas del noriegato ; criticó la política gubernamental de des-militarizar la Fuerza Pública, sosteniendo que en todo país las FuerzasArmadas son necesarias y afirmó que los militares se sienten frustrados conel gobierno" (El Panamá-América, octubre 25) . Herrera quedó detenidoy sujeto a investigación. Sus palabras confirmaban sus propósitos políticos .

Pero también se había producido un hecho conturbador : "El Gobier-no, prisionero de sus errores en la conformación de la Fuerza Pública, seenfrenta ahora a su más dura prueba . Militares que hace hace poco per-tenecieron a la Policía Nacional, armados y vestidos de civil, impidieronque agentes de la Policía Técnica judicial condujeran a Eduardo Herreraa rendir indagatoria ante las autoridades, y decidieron llevarlo ellos mismos.

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Posteriormente, grupos paramilitares armados rodearon las instalacionesde la PTJ y la Procuraduría General de la Nación, ante la absoluta pasi-vidad de las autoridades encargadas de preservar el orden público" (LaPrensa, columna Hoy por Hoy, octubre 26) .

Ahora las autoridades suministraron informaciones de alguna impor-tancia. "La sorpresiva jubilación del coronel (R) Eduardo Herrera comojefe de la Fuerza Pública, se debió a que el militar promovía accionessubversivas", reveló a La Prensa, una fuente vinculada a las investigacio-nes. Agregó que en aquella ocasión no se dijeron los verdaderos motivosa fin de no entorpecer las investigaciones, pero que hoy serán presentadas"pruebas contundentes" de las actividades desestabilizadoras de quien fueraseñalado por los grupos civilistas como el militar ejecutor del "viernes ne-gro", la mayor acción represiva de los militares de Noriega contra la po-blación civil" (La Prensa, octubre 29) .

Las puntualizaciones que preceden son necesarias, porque las ofrecemoscomo los antecedentes que fueron preparando el acto subversivo que ocu-rriría varias semanas después, y estimamos que el lector debe estar enposesión de tales antecedentes .

Es posible que debido a la reserva del Ministerio Público en la inves-tigación, la Asamblea Legislativa solicitara la comparecencia del Procura-dor General de la Nación, Lic . Cruz, quien ante el pleno de esa Cámara"explicó a los legisladores los pormenores del "plan subversivo", desde losestallidos en Panamá y David de varios artefactos explosivos, hasta el mo-mento en que se produjo el arresto del capitán Iván Moreno y del retiradocoronel Herrera. Sobre la participación de civiles en el caso, indicó que sehan mencionado muchos nombres. El primero es el de Carlos Young Ada-mes, asesor de Endara, a quien le tomamos una declaración jurada . Younginformó que en la noche del martes 16 de octubre, recibió una invitaciónpara reunirse con líderes sindicales en el McDonald de San Fernando, dedonde luego se trasladaron a una oficina del arnulfista Víctor Berrio . Segúnlo que Adames expresó, la reunión donde se encontraba el capitán Herrera,quien no habló, giró en torno a la convocatoria a elecciones, una juntaprovisional y un golpe de Estado . Adames se quedó en la reunión, con elpropósito de obtener mayor información, pero cuando los sindicalistas ha-blaron de la junta, él y Berrio reaccionaron airadamente y luego la sesiónse disolvió. Cruz dijo que la declaración que hiciera el ex-legislador OtilioMiranda es uno de los elementos de juicio para ordenar la detención deHerrera" (La Prensa, octubre 30) .

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A pesar de lo explicado por el Procurador Cruz, tanto el capitán IvánMoreno como el ex-legislador Otilio Miranda, reconocido beneficiario denegociados con Noriega, se retractaron de sus declaraciones . No obstanteque Miranda estaba detenido, celebró una conferencia de prensa en lanoche del 30 de octubre, en una residencia particular, y acusó al Procura-dor Cruz de haberle propuesto darle permiso para que permaneciera ensu casa a su arbitrio y obtener de él (de Miranda) una declaración contraEduardo Herrera . Miranda entregó a la prensa un comunicado públicosobre los particulares aquí indicados, en el que se refería a su "declaraciónamañada y desviada", terminando con que "son totalmente falsas y ten-denciosas todas las acusaciones y cargos imputados al coronel Herrera .Jamás me prestaré para darle una puñalada por las espaldas a un amigo"(El Siglo, octubre 31) .

Este incidente era grave . Miranda imputaba a Cruz un acuerdo muydesdoroso para el Procurador y lo notorio consistía en que Miranda no seencontraba en la cárcel, sino fuera de ella, irregularidad insólita que, la-mentablemente, no tuvo explicación alguna, ni consecuencia aparente .Incluso Miranda, uno de los más connotados adláteres y socio turbio deNoriega, quedó como prófugo, sin que pudiera determinarse si había huídohacia el extranjero o si permanecía oculto en Panamá . Estas situacioneseran prueba evidente de que "algo podrido había en Dinamarca" ; de quemediaba un fondo, a lo mejor tenebroso, en este zigzagueante asunto . Sinembargo, la mayor parte de los medios de comunicación de masas, siem-pre alimentados de un sensacionalismo de baja ley y socialmente perni-cioso, les dio crédito y categoría de escándalo a las retractaciones de Mi-randa .

Eduardo Herrera permaneció detenido, y un mes después, el 23 denoviembre de 1990, uno de sus abogados se quejó de que, no obstante eltiempo transcurrido, el Procurador Cruz no le había tomado declaraciónindagatoria a Herrera (El Panamá-América, noviembre 24), lo que, enrealidad, resultaba inaceptable. El curso de desarrollo de los hechos referen-tes al ex-jefe de la Fuerza Pública nos ha impedido expresar que la ma-nifestación o "marcha por el pan, techo y trabajo" se llevó a cabo el 24 deoctubre, precisamente la fecha del regreso de Herrera . lista segunda mani-festación pública que partió de la ciudad de Colón, en la tarde del 23 yque los grupos descontentos de Panamá trataron de apoyar, fue un ver-dadero fracaso, pues a la Asamblea Legislativa sólo se presentaron unosmil manifestantes vocingleros (La Prensa, octubre 25) .

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Después de la marcha colonense del 24 de octubre y de la detención deHerrera producida esa misma tarde, transcurrieron unas cinco semanas sinnuevas circunstancias de interés, excepto que la legión del descontento(empleados públicos, damnificados de la invasión norteamericana, fami-liares de muertos de ésta, empleados oficiales despedidos, norieguistas, etc .)decretó una tercera manifestación para el 4 de diciembre, acompañada deuna huelga o paro de labores para el día siguiente . Era innegable que setrataba de un esfuerzo último, a fin de crear un ambiente general deinestabilidad gubernativa, ya que la columna más ostensible de la marchay de la suspensión de labores eran los grupos de empleados públicos, quie-nes reclamaban el pago del decimotercer mes (no había partida en el pre-supuesto para este pago), aumentos salariales acordados durante el régimende Noriega, etc .

A fines de noviembre, el Gobierno denunció a los organizadores delparo, como grupo desestabilizador, y amenazó a los empleados públicoscon eventuales destituciones si faltaban a sus trabajos . El paro del 5 dediciembre no tuvo mayor efectividad,' pero había creado cierta tensión,la que subió de punto en horas finales de la tarde del 4 de diciembre,cuando se supo que Eduardo Herrera acababa de escaparse de la prisiónde la Isla de Naos, sirviéndose de un helicóptero tripulado por dos perso-nas. Sólo se filtró la noticia de su evasión, pero al día siguiente, a las diezde la mañana, la televisión transmitió la fase final del acontecimiento quehabía estado en marcha desde la noche del 4 : una rebelión militar encabe-zada por Eduardo Herrera .

En efecto, dos miembros de la Fuerza Pública, tripulando un helicóp-tero alquilado, recogieron al ex-coronel Eduardo Herrera de la prisión deIsla Naos la tarde del 4 de octubre y aparentemente los llevaron al Cuartelde Tinajitas, en San Miguelito, mientras se daba la manifestación convo-cada por grupos desafectos al Gobierno Endara, la que concentró unascuarenta mil personas . Conforme a la versión de mayor credibilidad, He-rrera y su grupo obtuvieron armas en el cuartel de Tinajitas, y a medianoche se presentaron al Cuartel Central de la Fuerza Pública en Ancón,en donde Herrera hizo ostensible el apoyo de la mayoría de la guarnicióny se puso en contacto con los cuarteles del interior de la República .

Para simular que la rebelión había tenido alguna resistencia se hicierondisparos y se lanzaron unas cuantas bombas lacrimógenas . Hasta ese me-

12 La manifestación "obrera" del día anterior fue muy concurrida, pues la ocasiónpróxima de cumplirse el primer año del Gobierno Endara fue tomada como oportunidadde cauce para el gran descontento que se palpaba por la obra negativa gubernamental .

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mento, a media noche del 4 de diciembre, el golpe cuartelario no habíatenido obstáculo alguno . Por el contrario, se había desarrollado con unprevio acuerdo de la casi totalidad de los oficiales y de la tropa, que ahorase presentaba armada de rifles de asalto M-16, ametralladoras Uzi y riflesT-65, como en los viejos tiempos torrijistas y norieguistas .

Es útil indicar que sólo mediante un concierto anterior con sus cus-todios pudo salir Herrera de la prisión de Isla Naos y que también losacontecimientos respondían al clima creado por las manifestaciones popu-lares, a lo que había coadyuvado enormemente el año de gobierno oligár-quico y de espaldas al pueblo, por parte del triunvirato partidista que seencontraba en el poder . Otro factor importante era el de las denunciasque meses atrás puso en marcha el Gobierno estadounidense, a fin dedesprestigiar a Endara, por razón de sus vínculos, en apariencia poco fuer-tes, con el Banco Interoceánico.

No olvidemos que Herrera tuvo especiales conexiones con la CIA, cuan-do se preparaba una operación encubierta contra Noriega, que fue vetadapor el Comité de Servicios Armados del Senado norteamericano. Ya eranotorio que el Departamento de Estado mostraba una contenida decepcióncon el Gobierno Endara, por su falta de eficacia y dinamismo gubernativo,así como por una resistencia débil a firmar el Tratado de Asistencia LegalMutua, tal como lo había presentado Norteamérica . No podía ignorar laembajada estadounidense en Panamá, ni la DEA, ni la CIA, ni el Pen-tágono, lo que venía ocurriendo, con los preparativos de Herrera, parainducir a un cambio de gobierno .

Como antiguo oficial, y desde enero de 1990, jefe de la Fuerza Pública,no le fue difícil a Herrera obtener el apoyo casi total de las antiguas Fuer-zas de Defensa norieguistas, disfrazadas ahora de Fuerza Pública . El hechode que al ingresar al país el 24 de octubre hizo a un lado las unidades dela Policía Técnica judicial y se rodeó de una escolta armada personalísima,fue evidencia clara de que Herrera controlaba la mayor parte de unaFuerza Pública dispuesta a restaurar todos sus viejos fueros norieguistas,sin Noriega . Incluso el golpe cuartelario de Herrera tenía trazas de contarcon la simpatía cómplice del Comando Sur . Existe el indicio de que losgolpistas pretendían instalarse en el Palacio Legislativo, para convertirloen sede oficial de la rebelión .

Los protagonistas que actuaron en las horas de la madrugada del 5 dediciembre no han revelado el pugilato y los diálogos en que tomaron parte,dentro del Cuartel Central de la Fuerza Pública en Ancón . Las informa-ciones periodísticas son confusas y fragmentarias . No conocemos el orden

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en que se dieron los hechos. Hubo un instante en que los coroneles delComando Sur James Steel y Richard Pryor se presentaron a hablar conHerrera. Y también lo hizo el Viceministro de Gobierno y justicia RamónLima, enviado por el triunvirato gobernante que se encontraba reunido enla Presidencia, la cual estaba rodeada por la guardia de corps de Endara,grupo que desde meses atrás fue estructurado como organismo de seguri-dad presidencial .

Ha habido versiones no confirmadas de que en un momento, Herrerahizo saber a lo interno que el coronel Steel y el Viceministro Lima eranrehenes. También en las últimas horas de la madrugada quinientos sol-dados norteamericanos rodearon el Cuartel Central, mientras se tratabade que Herrera desistiera de sus propósitos golpistas . Y en la madrugada,el embajador norteamericano Deane Hinton entregó a la prensa una lacó-nica declaración del tenor siguiente : "En respuesta a solicitud del Gobiernode Panamá, los Estados Unidos han suministrado ayuda a la Policía Na-cional para ayudar en la protección del área alrededor del Cuartel de laPolicía Nacional" (The Miami Herald, diciembre 6) . El cerco norteameri-cano era fuerte anuncio de que ya Herrera no contaba con el apoyo delComando Sur. ¿Qué pudo haber sucedido? En verdad, no lo sabemos . Losinterrogantes son múltiples : ¿Quiénes y por qué decidieron enviar tropasnorteamericanas? ¿Contaba Herrera, como cosa definitiva, con el apoyoinicial de la CIA? ¿O del Comando Sur? ¿Qué gestiones realizó el triun-virato en el poder? Si alguna agencia del Gobierno norteamericano habíapropiciado la acción rebelde de Herrera, ¿por qué se desistió a última horade ese apoyo?

Nosotros aventuramos algunas conjeturas . El Presidente Bush se en-contraba en Caracas y es muy posible que algún miembro del GobiernoEndara le hubiera solicitado, directamente o por mediación del PresidenteCarlos Andrés Pérez, que impartiera la orden de respaldar al Gobiernopanameño, frente al golpe cuartelario de Herrera. Cercar a éste y a sustropas equivalía a impedirle cualquier acción contra el Gobierno Endaray obligarlo a desistir de su rebelión . La fórmula del embajador Hinton fuetan sencilla e inocente como lo indica el texto antes reproducido, pero enél se hace constar que la actuación de los soldados norteamericanos obe-deció a solicitud del Gobierno panameño .

A su turno, el Presidente Bush declaró en Caracas, el día B de diciem-bre, según despacho de la agencia REUTER que "los Estados Unidospermanecerán en Panamá hasta que la democracia en ese país esté conso-lidada. Casualmente ayer (7 de diciembre) tratamos el tema con el Presi-

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dente venezolano (Carlos Andrés Pérez) y creo que no se puede dar unafecha límite para la presencia norteamericana en ese país" (La Estrella dePanamá, diciembre 9) .

La versión de la agencia EFE es algo diferente : "He analizado el asun-to del perfeccionamiento de la democracia en Panamá en mi diálogo conel Presidente venezolano y no puedo dar una fecha límite para la salidade las tropas estadounidenses" (El Panamá-América, diciembre 9) . Lo lla-mativo es que Bush y Carlos Andrés Pérez hablaron sobre el problema dela democracia en Panamá y que Bush no se comprometió a retener lastropas norteamericanas en los límites de las bases militares estadouniden-ses. He aquí un fuerte indicio de que Bush tuvo conocimiento de la rebe-lión Herrera .

Ya en horas de la mañana del 5 de diciembre, numerosos periodistasnacionales y extranjeros se habían apostado en las cercanías del CuartelCentral, que rodeaban las tropas norteamericanas. Varios camarógrafos detelevisión pudieron captar algunos ángulos de los hechos y los transmitieronen vivo, entre nueve y media y once de la mañana. En una de esas "tomas"televisivas aparece el Viceministro de Gobierno y Justicia, Lic . RamónLima, en diálogo con Herrera, ambos rodeados de tropas panameñas, enel patio del Cuartel. Lo importante fue que Herrera se presentó en eseaparte como "vocero" de los miembros de la Fuerza Pública, en una recla-mación gremial. Ya no se trataba de un golpista cuartelario, sino de un vo-cero casi oficioso, pues Herrera no pertenecía ya a la institución policiva,jubilado como estaba de meses atrás .

En otro momento siguiente, Herrera hablaba con un grupo de miem-bros de la Fuerza Pública, y algunos de ellos manifestaban su desacuerdocon el movimiento rebelde, a lo que Herrera contestó que se trataba dealgo voluntario y que todos estaban en libertad de adherirse o no .

En la etapa final, hubo un grupo numeroso de policías armados, acuyo frente se encontraba Herrera, y éste manifestó que habían decididotrasladarse al cercano Palacio Legislativo para conferenciar con el Presi-dente de la Asamblea y otros Legisladores . Como el grupo estaba en lacalle, frente al Cuartel, había muchos curiosos, periodistas y camarógrafosque comenzaron a marchar con los rebeldes . Algunos jefes de tropas nor-teamericanas advertían, sin mucho ánimo, a Herrera y sus tropas, que nodebían abandonar ese sitio, pero no daban orden de impedírselo por lafuerza. El grupo rebasó los retenes de tropas estadounidenses, y un camiónque los rebeldes llevaban con armas dio un viraje contra una malla dealambre, que fue a dar al suelo, y las tropas panameñas corrieron hacia las

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casas de Curundú, en abierta estampida. Evidentemente, el anuncio de queiban para la Asamblea Legislativa fue una estratagema, pues se intentóhuir del cerco norteamericano, con Herrera a la cabeza . Alguien dio a estossoldados la orden de que detuvieran a los que escapaban, y como la mayorparte de los rebeldes había avanzado hasta las casas, los norteamericanossólo pudieron detener a unos treinta soldados panameños, que iban en laparte trasera del grupo. Allí se dio un espectáculo deprimente, que todosvimos por la televisión, cuando sucedía .

Los soldados estadounidenses desarmaban con violencia a los pana-meños, les hicieron acostarse al suelo, los cateaban en busca de revólveres,pistolas o municiones y los ataban con los brazos a las espaldas . Habíagritos, empujones, uno que otro disparo preventivo y gran confusión . Lacámara mostró a un soldado panameño herido, a quien colocaban en untransporte militar y vomitaba abundante sangre por la boca. Los pobla-dores de Curundú (caserío inmediato de gente muy pobre, verdaderostugurios) les gritaban improperios a los norteamericanos y pronto se unificóel grito de reproche : "Hussein" : "Hussein", sin que todavía hubiera co-menzado la Guerra del Golfo Pérsico . Al final, apareció Herrera acom-pañado por norteamericanos, sin que nadie le pusiera las manos encima,sin que se le atara o esposara, y hasta saludó, con forzada sonrisa, a uncamarógrafo que le llamaba con su nombre. Todos los capturados fueronsubidos a varios transportes del ejército norteamericano . Mientras tanto,entre diez y once de la mañana, la televisión captaba escenas en la Presi-dencia de la República, mostrando a oficiales que se declaraban leales aEndara, y se explicaba que los jefes de los cuarteles del interior tambiénapoyaban al Presidente, lo que en verdad fue expresado por algunos jefes,telefónicamente.

La televisión de esa noche y los periódicos del día siguiente informaronque las tropas norteamericanas entregaron a todos los detenidos, inclusoa Herrera, a la Policía Técnica judicial (PTJ), cuyas oficinas se ubicanmuy cerca del teatro de los hechos . También se informó que hubo un poli-cía panameño muerto y otro herido . Pero la versión oficial fue la de queel soldado panameño había perecido por disparo que le hizo un hampónarmado (Crítica Libre, diciembre 9) . Al día siguiente, 6 de diciembre,fuerte grupo de soldados estadounidenses, con equipos y arreos de com-bate, custodiaban la prisión denominada "El Renacer", sitio al que fueconducido Herrera, con otros oficiales golpistas (La Prensa, diciembre 8) .

Esta narración exige algunos comentarios . Todo indica que el GobiernoEndara se vio en difícil trance la noche del 4 y la madrugada del 5 de

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diciembre, porque la adhesión de la Fuerza Pública estuvo en favor indispu-tado de Herrera, a quien la gran mayoría de soldados apoyaba, en planinnegable de rebelión . Aunque algunos periódicos aislados suministraron lainformación de que el Gobierno Endara no había solicitado la interven-ción de las tropas norteamericanas, nadie desmintió el comunicado del em-bajador Hinton, y el Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Julio Linares,explicó que "es cierto que el Presidente pidió la intervención de las tropasestadounidenses, cuando yo todavía no había llegado a la Presidencia, sinembargo debo manifestar que comparto la actitud de lindara ; fue el me-nor de dos males" (La Prensa, diciembre 7) .

Las agencias norteamericanas, desde Washington y desde Panamá, lomismo que algunos periódicos de los Estados Unidos, venían despresti-giendo al Presidente Endara, al presentarlo como un mandatario débil yhasta vinculado a bancos que negociaban con el narcotráfico colombiano .Los primeros intentos indecisos de Herrera y también su tentativa final, seapoyaban en esa corriente norteamericana, en la ineficacia gubernamentaldel triunvirato partidista en el poden y en el extendido descontento delpueblo panameño para con el Gobierno que ese pueolo había elegido el7 de mayo de 1989 .

Herrera pudo llevar a efecto todos sus preparativos, sin mayor oposiciónefectiva, por parte de las autoridades panameñas, puesto que huyó de laprisión cuando quiso (4 de diciembre), ya que contaba con la compli-cidad de los miembros de la Fuerza Pública (ex-Fuerzas de Defensa norie-guistas) . Había preparado y firmado, con fecha 4 de diciembre, su "Pro-clama al Pueblo Panameño" (El Siglo, diciembre 5), en la que decía :

"En las dramáticas circunstancias que vive Panamá, en las que se mez-clan una de las peores crisis económicas y sociales con el desprestigio moralde los gobernantes, reafirmo mi vocación de patriota panameño, compro-metido con las angustias de un pueblo que no tiene trabajo y que se veobligado a salir a las calles para reclamar y defender sus derechos socialesconculcados. No podemos dejar de expresar públicamente nuestra soli-daridad con su lucha contra el desempleo y la miseria, nuestra identidadcon su demanda de un gobierno eficiente y honesto, nuestra adhesión a sussueños y esperanzas" .

Pero al suministrar explicaciones el 5 de diciembre en la mañana a losmedios de comunicación social con respecto a su fuga de la prisión, fingióignorar aspectos importantes de la misma : "un helicóptero descendió yme llevaron de la prisión . Yo no supe quiénes fueron hasta que los hombres

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se quitaron sus máscaras y me di cuenta que eran miembros de la fuerzapública" (The Miami Herald, diciembre 6) .

Recordemos también sus declaraciones contradictorias, reproducidas an-teriormente en esta misma Sección, sobre si se necesitaba o no un ejércitoen Panamá ; sobre si él tenía o no otro interés que el de jubilarse y otrosdetalles, lo que demuestra su inconsistencia de ideas, real o simulada . Paralos mismos hechos del 4 y 5 de diciembre se había agenciado una especiede coartada, pues ante las autoridades panameñas y norteamericanas queparlamentaban con él, expresó que no se trataba de un golpe cuartelario,sino de una reclamación gremial, por salarios, atención hospitalaria, etc .La excusa era muy pobre, en boca de quien se había evadido de la pri-sión, quien habla preparado con anterioridad una proclama política queno se refería a ninguna reivindicación gremial, en la que Herrera se ofre-cía como "líder de vocación patriótica" y más bien incitaba al desconoci-miento del Gobierno Endara. La misma forma como Herrera se condujoel 24 de octubre y el 4 y 5 de diciembre lo retratan como un conspiradormuy poco hábil, indeciso y carente de objetivos claros . Sin embargo, lascosas lo iban conduciendo a un derrocamiento del Gobierno Endara, sinque se conocieran sus propósitos integrales (reemplazo de Endara y otrasmedidas que lógicamente debían ponerse en el tapete, sin que pudierasaberse cuáles eran sus planes finales y si los tenía o no) .

El Panamá-América, diario independiente en cuanto a la posición gu-bernamental, le dedicó cuatro notas conceptuales (columna El Pulso dePanamá), a la asonada de Herrera, de las que reproducimos la siguiente :

"Está visto que no logramos superar, todavía, el funesto legado deveintiún años de predominio militar. Los señores Torrijos y Noriega crearonuna casta inservible y engreída de militares arrogantes, premunidos de susprivilegios y convencidos de que eran los dueños del país. El vuelco quedio Panamá a partir del 20 de diciembre del año pasado hacia la demo-cracia constitucional, ha dejado a estos elementos en una posición desaira-da que no pueden aceptar .

"El señor Herrera piensa que los panameños hemos olvidado que fueél, personalmente, quien comandó las fuerzas de represión durante el Vier-nes Negro, en uno de los episodios más bochornosos de la historia repu-blicana del país . Era ya dudosa, por tanto, su supuesta vocación demo-crática. Lo ocurrido anteayer y ayer demuestra claramente su ningunalealtad a la Constitución y las leyes de la República" (El Panamá-América,diciembre 6) .

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En realidad, el conato de rebelión encabezado por Eduardo Herrerafue una intentona de restablecimiento del militarismo norieguista, dirigidopor un ex-oficial de las Fuerzas de Defensa norieguistas, apoyado por lastropas norieguistas de tales Fuerzas, pero divorciándose de la persona delex-Narcodictador, preso y juzgado en Miami, desde el 4 de enero de 1990 .La pobre coartada aducida por Herrera, a fin de restarle carácter delic-tivo a esa asonada, en el sentido de que él era "vocero" de los miembrosde la Fuerza Pública (solicitaban una serie de privilegios que se les reco-nocieron en la época de Noriega), demuestra que la médula de la intentonatipificaba un norieguismo sin Noriega . El método de golpe cuartelarioutilizado por Herrera fue el tradicional en las insurrecciones militaristas deAmérica Latina, pero se frustró en su etapa inicial por las circunstanciasya conocidas. Por razón de que un 98% del pueblo panameño está encontra del militarismo, la tentativa frustrada de golpe canceló, por tiempomás o menos largo e indeterminado, la posibilidad de que en Panamápueda restaurarse el militarismo, ya con su atuendo torrijista, o con elrostro feroz y represivo del norieguismo. Pero este conato tenía tambiénun sentido adicional que precisa se le puantualice .

El magistrado Presidente de la Dirección de Responsabilidad Patrimo-nial, Lic. Eusebio Marchosky, declaró a la prensa que "el Ministerio deGobierno y justicia ha venido diciendo que la Fuerza Pública ha sidosaneada. Lo que ocurrió antes de ayer y ayer es una demostración de queno solamente ese saneamiento no existe, sino que no es posible ; sin em-bargo, es preocupante el hecho de que existen circunstancias que demues-tran que el experimento que ha querido hacer el Ministerio de Gobiernoy justicia con la Fuerza Pública ha fracasado" (El Siglo, diciembre 8) .

En igual sentido se pronunció el Lic . Alberto Conte, uno de los direc-tivos de la Cruzada Civilista, que fue torturado y deportado por la Narco-dictadura : "la rebelión militar que se suscitó hace dos días no constituyemás que el fracaso del experimento de la Fuerza Pública ; los panameñostenemos la necesidad de una Fuerza Pública diferente y nueva" (La Pren-sa, diciembre 7) .

El lector comprende que, a raíz de la invasión norteamericana, nadade lo que decidía el Gobierno Endara podía llevarse a cabo si el ComandoSur ejercía su veto. Además, ya hemos expresado que fue un designio nor-teamericano, declarado insistentemente por Bush, que Norteamérica no seoponía a las Fuerzas de Defensa norieguistas, sino a Noriega, lo que con-ducía, lógicamente, a la reorganización de éstas, bajo la supervigilancia in-confesable del Comando Sur, si bien ello se hizo utilizando el nombre de

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"Fuerza Pública", para dar a entender que se trataba de un cuerpo dis-tinto .

Correspondió al Primer Vicepresidente de la República y Ministro deGobierno y justicia, Dr . Ricardo Arias Calderón, defender a capa y es-pada la conversión nominal de las Fuerzas de Defensa en Fuerza Pública .Era imposible, con un juramento y rápidos seminarios formativos, trans-formar a militares norieguistas para que sirvieran de policías . Fácilmenteprevisible era que esos elementos, entrenados por largos años como unaguardia pretoriana de sicarios, podían llegar hasta el atentado contra elGobierno Endara y a las conocidas acciones y corruptelas que ellos desple-garon en el tiempo de la Narcodictadura . La prueba definitiva de estososcuros augurios la suministró, sin apelación, la asonada norieguista deEduardo Herrera.

El Partido Demócrata Cristiano, y sobre todo su Presidente, Dr. AriasC., en función de Ministro de Gobierno, cargarían con el peso de este gra-vísimo error, que pudo ser un gran acierto, si desde los primeros meses taldecisión restauradora se hubiera acompañado de una firme voluntad dereemplazo prolongado y sucesivo de los antiguos soldados y oficiales norie-guistas . Para autoabsolverse, el Dr . Arias Calderón declaró que "hay quecomprender la situación en que nos encontrábamos esa noche ; en la Poli-cía Nacional no hay gente acuartelada y, por lo tanto, uno no espera accio-nes como las que ocurrieron, porque ahora es una policía y no un ejército ;el hecho permanente es que durante todos los incidentes, la inmensa mayoríade los miembros de la Policía Nacional rehusaron responder al llamado desublevarse que les hizo Herrera ; fue para defender la democracia pana-meña y la Constitución Nacional que el Presidente Guillermo Endara tomóla decisión de pedir ayuda a las Fuerzas norteamericanas; había que ha-cer lo que fuera necesario para que amaneciéramos en democracia" (LaPrensa, diciembre 7) . Arias C. fue el segundo Ministro que responsabilizóa Endara, personalmente, por la solicitud de intervención de los EstadosUnidos, esta vez. El primero fue el Ministro de Relaciones Exteriores,Dr . Linares."

11 Agregamos una tercera y última. nota, durante el tiempo de impresión de estaobra. A raíz de la asonada golpista del 5 de diciembre de 1990, un abogado presentódenuncia penal ante la Asamblea Legislativa contra el Presidente Endara, por supuestodelito relativo a la independencia del Estado, consistente en haber pedido que inter-vinieran en dicha asonada las tropas norteamericanas . En vista de que la Comisióncompetente de la Asamblea quiso darle visos de delito al hecho, el Presidente Endaradeclaró públicamente que "yo he asumido la responsabilidad de la decisión de la ma-drugada del 5 de diciembre" ; "esa decisión la tomé por el consejo y con la colaboración

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Por otra parte, el anterior encadenamiento retórico del Primer Vice-presidente y Ministro, no puede ocultar la gravedad de la asonada, ni loque significaba esta injerencia militar norteamericana, en cuya virtud elrégimen democrático de Endara renovadamente le debía su propia exis-tencia gubernativa al ejército de los Estados Unidos . De haber tenidorespaldo de masas el Gobierno panameño, no hubiera sido necesario eldesdoroso favor de Norteamérica, sino que habría bastado, como tantasveces ha ocurrido en otros países latinoamericanos, hacer un llamado alpueblo para que, sin armas, rodearon a Herrera y su grupo, que en pocashoras se habría entregado, ante la aplastante superioridad numérica delos que pueden ser verdaderos defensores de la democracia en Panamá . Si laburguesía panameña esperó la invasión norteamericana de diciembre de1989, para que aplastara a la Narcodictadura, ahora el Gobierno Endarale pidió "ayuda" al Comando Sur, para que los soldados norteamericnosimpidieran que Herrera consumara su opereta golpista, justamente un añodespués de aquella invasión .

Acicateado seguramente por el Presidente Carlos Andrés Pérez, esta-dista mucho más cuidadoso que los gobernantes panameños, el PresidenteBush formuló la declaración que ahora reiteramos, en forma íntegra :

"Bajo el actual Tratado (que regula el funcionamiento del Canal)tenemos algunos derechos que ejerceremos . Queremos que la democraciaen Panamá se perfeccione y estaremos el tiempo que sea necesario . Ca-sualmente ayer tratamos el tema con el Presidente venezolano (Carlos An-drés Pérez) y creo que no se puede dar una fecha límite para la presencianorteamericana en ese país" (La Estrella de Panamá, diciembre 9) .

Fue indispensable que el Presidente Bush limitara pocos días despuésestas laxas declaraciones, pues no es tan claro en el Tratado del Canal, quelos Estados Unidos se puedan quedar en Panamá "el tiempo que sea ne-cesario para consolidar la democracia" . Ya hemos revisado, con la inevi-table amplitud, lo acontecido alrededor de la asonada norieguista de Eduar-

de aquellos funcionarios públicos que responden por mí ante la Fuerza Pública o porla Policía Nacional' ; "tres horas después de haber tomado yo esa decisión, se reunióel Consejo de Gabinete y me apoyó por unanimidad en la toma de esa decisión" ; "doshoras después de ese Consejo de Gabinete, la gran mayoría de los legisladores marcharondel Palacio Legislativo al Palacio Presidencial y me trajeron una resolución firmadapor la gran mayoría de los legisladores donde todos esos legisladores apoyaban plena-mente la decisión tomada por el Presidente de la República ese día (El Diario Inde-pendiente, marzo 14 de 1991) . De este modo, el Presidente ridiculizó a la Comisión"juzgadora" de la Asamblea, que terminó rechazando la denuncia . También reveló En-dara algunos hechos desconocidos . Pero la verdad íntegra, aún no se conoce,

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do Herrera, y la referencia de Bush al Tratado del Canal nos recuerdaque debemos referirnos, como última Sección de esta obra, al problemapanameño canalero . Sin embargo, para cerrar el presente "capítulo" dis-ponemos de la siguiente "perla latinoamericana .

La Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina(COPPAL), reunida en Lima con 300 delegados, consideró y rechazó eldía 8 de diciembre de 1990 "la sangrienta nueva represión de las fuerzasde intervención de Estados Unidos en la hermana república de Panamá" ."Esta agresión no solamente lesiona al hermano pueblo panameño, sinotambién la soberanía e intereses de América Latina, a los cuales Panamáse encuentra indisolublemente ligada" (El Panamá-América, diciembre 9) .

No parece desacertado suponer que algunos miembros delirantes de laConferencia de Partidos Políticos introdujeron en la resolución el subidocolor de la "sangrienta nueva represión norteamericana" del 5 de diciem-bre de 1990, que no fue sangrienta, ni nueva, ni represión .

XXIX. El problema panameño de fondo : el Canal

La estrecha garganta de tierra que forma el Istmo de Panamá separa pormedio centenar de millas los Océanos Atlántico y Pacífico, y al mismotiempo es puente que une los dos grandes bloques terráqueos de la Américadel Norte y la América del Sur . Desde que el Hemisferio Occidental fueincorporado a la historia del mundo de la civilización, hace cinco siglos,Panamá ha tenido un destino singular, determinado por las posibilidadesde tránsito, que brinda su geografía, hacia las cuatro direcciones cardi-nales del planeta. Su pequeñez territorial ha servido de pedestal a su gran-deza y a su drama histórico .

Desde los albores de la colonia española en América, el Istmo pana-meño afirmó su ventaja estratégica para el Imperio ibérico. Su indepen-dencia de España en 1821 le obliga a colocarse bajo el fulgor de la espadadel Libertador Simón Bolívar, y su independencia de Colombia en 1903está vinculada estrechamente al interés de los Estados Unidos de Norte-américa, en la construcción del canal interoceánico .

La España dominante a través de cuatro siglos ; la Gran Colombia ysus vicisitudes y el ascendente dominio estadounidense impusieron sus hue-llas en el devenir panameño . Pero en este Istmo siempre ha subsistido unasociedad nacional, que lucha permanentemente con pugnaz tesón, para soli-dificar su cohesión interna, frente a las heterogéneas fuerzas extranjeras

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que han trabajado arduamente por disolverla, o cuando menos debilitarla .Ese destino dramático es único en América, y tal vez sea único en elmundo .

Cuando la sociedad nacional panameña alcanza en 1903 la forma deEstado independiente, debido a profundas causas políticas, sociales e in-ternacionales, su suerte histórica le anexa, a lo largo del siglo xx, unahipoteca de coloniaje, que evoluciona en esta centuria, hacia la liberaciónintegral. En efecto, Panamá ha pactado con los Estados Unidos, desde1977, la entrega del Canal a la República panameña, el último día deeste siglo, es decir, ya en menos de una década .

En la presente obra que entregamos al lector nacional y al lector ex-tranjero resplandecen, a contragolpe, las fortalezas y las debilidades de lanacionalidad panameña . Las primeras, las fortalezas, anidan en el pueblocomo ser nacional, que ahora tiene muy próximos dos momentos crucia-les, los cuales compendian un derrotero de comprometida posteridad, cer-cana y futura : el canal propio (1999) y el primer centenario de indepen-dencia (2003) . Esta última no será completa, si no es realmente propioel canal .

Están muy lejanos los días del paso del oro y la plata y las gentes dela colonia española por Panamá . Están menos lejanos los días del primerferrocarril interoaceánico terminado en 1855 . A los panameños de estahora nos corresponde, en el brevísimo lapso de nueve años, hacer que elcanal sea propio y que en el primer centenario de independencia ésta seareal, efectiva, verdadera .

A todo lo largo y ancho de la presente centuria el canal norteameri-cano ha sido el generador constante de nuestra bonanza y de nuestra mi-seria : bonanza económica de comerciantes y miseria internacional del país .Sin que se conozcan las luchas periódicas del pueblo panameño por suliberación, se nos mira como una república supeditada a los Estados Uni-dos . Y el eje de estas verdades y estas distorsiones es el canal norteameri-cano. Debido a éste, los Estados Unidos siguen teniendo un gran peso enla vida nacional. Para recalcar únicamente lo acontecido en los últimosquince años, diremos que Norteamérica, en defensa de sus intereses cana-leros, creó el monstruo del ejército nativo, a partir de 1978, y cuando éstese le fue de las manos imantado por el narcotráfico, no tuvo más remedioque invadir y ocupar a Panamá, a fin de aplastar la Narcodictadura. Deno haber canal norteamericano, tampoco habría empeño estadounidenseen controlarlo, y nunca se hubiera dado la invasión de diciembre de 1989 .

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Pero ahora tenemos por delante el proyecto nacional del canal propioy de la consolidación política de la independencia panameña . La Narco-dictadura intentaba perpetuarse en el poder, a fin de recibir el canal enel año 2000 y convertir a Panamá en el paraíso mundial del narcotráfico .Tras la invasión norteamericana, los Estados Unidos y las empresas trans-nacionales, con la complicidad de la Oligarquía restaurada en el poderpolítico, se dirigen a la privatización del canal, para entregarle a la Repú-blica de Panamá un pedazo de papel, en que conste la nuda propiedadcanalera, mientras los empresarios internacionales (incluso los que tienennacionalidad panameña) establecen grandes negocios y obtienen exorbi-tantes ganancias, de espaldas al pueblo panameño y de la solución de losproblemas nacionales .

Sin embargo, han sido la anarquía y la desorganización del pueblo lasque han impedido que hubiéramos aprovechado las coyunturas históricasen que estuvieron a la orden del día las posibilidades de una profundarectificación general . Así ocurrió últimamente, cuando el aplastamiento dela Narcodictadura dejó a Panamá arruinada y destruida en todos los as-pectos del quehacer nacional . Por falta de organización de todo el pueblo,cuatro grupos partidistas sectarios ocuparon el poder, no para reconstruirel país, en su totalidad, como era el imperativo del momento, sino paradistribuirse las esferas del gobierno y usufructar mezquinamente la cosapública .

Por ello, el pueblo de Panamá, todo el pueblo, sin distinción de clasessociales, sin diferencias de raza o de religión, sin hegemonía de grupos uti-litaristas, debe unirse, estructurarse y organizarse, en torno al proyecto delcanal propio en 1999 e independencia real en el año 2003, para que esecanal administrado como patrimonio colectivo de la nación, revierta enbeneficio estatal para ricos y pobres, para la burguesía panameña, parala clase media panameña y para los asalariados panameños, para las ge-neraciones actuales y para las generaciones venideras. Ello será la contri-bución anticipada y pacífica de Panamá, al nuevo orden mundial que estáreclamando el siglo xxi .

Nuestro pueblo, si es que no nos dejamos encantar por las sirenas dela traición y del sectarismo, ese pueblo que en todo el siglo actual luchódesigualmente por la conquista del canal panameño, tiene capacidadessobradas para concretar ese proyecto, para manejar el canal eficientementey para demostrarle al mundo que somos una sociedad nacional y un Estadoindependiente . Tenemos en frente ese augusto destino Hagámoslo nuestro .

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ILUSTRACIONES

Luna de miel . Jefe de Inteligencia ((:-2) de Torrijos por doce años, Noriega perfeccionó susadismo y su astucia . Empleado por veinte años de la CC A, luego Comandante desde 1983 .hasta mediados de 1987 colaboró ron el Coreando Sur, jefatura militar de Norteamérica enPanamá, en maniobras conjuntas en todo el territorio panameño . En la foto, con el general

Bernard Loeffke de ese Comando y otros militares panameños .

En 1988, la visita de Tomás Borge, del Frente Sandinista de Nicaragua, ratificaba el com-plejo comercial, militar, internacional de Panamá, Nicaragua . Cuba, Libia y el Cartel deMedellín, que fue desmontado por la invasión norteamericana del _(! de diciembre de 19159 .

La Narcodictadura puso a su servicio todo el andamiaje estatal panameño y la instituciona-lidad jurídica civil se sometió a la voluntad del Narcodictador. Noriega escucha a la Presidenta

del Tribunal Electoral de Panamá, Lic. Yolanda Police de Rodríguez, de sonrisa a sonrisa .

Cada vez más el pueblo panameño demostraba s u repudio a la Narcodictadura . Una espec-tacular manifestación masiva, con banderas de lis

partidos políticos opositores, frente a lavieja estación del Ferrocarril

Los "Batallones de la Dignidad", formados por hombres y mujeres, reclutados en el desem-pleo y en la burocracia estatal en 1988 (también en el hampa), con el pretexto de defendera Panamá ante cualquier invasión norteamericana . Fueron instrumente para la represión

política en las calles, en auxilio del ejército.

Las fuerzas represivas, entrenadas porlos Estados Unidos "para defender elCanal después del año 21)00", atacana la población civil en sus casas par-

ticulares y en las calles .

El 10 de mayo de I989 una manifestación encabezada por los candidatos presidenciales E ndara,Aria., Calderón y Ford, es disuelta en el Parque de Santa Ana, c on violencia militar y para-militar, tres días después de la elección del 7 de mayo . En la foto. Endara acaba de recibir

un golpe en la frente, pero en la refriega ti¡¡ pudo ser detenido.