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X V I I
ENGUERA CARA AL PROGRESO
JOSE ANTONIO SARRIÓN FERNANDEZ
En el mes de Marzo de 1.957 se recibió en mi casa una tarjeta postal
dirigida al Alcalde José Sarrión y firmada por el Periodista de la cadena
SER, don Alejandro García Planas, con el siguiente contenido literal: Con destino a un programa de Radio Valencia: “Valencia vista a través
de sus hombres”, -por donde hago circular a lo más característico de la
vida ciudadana y ahora inicio con los señores Diputados Provinciales,-
quisiera recabar su conformidad, a fín de enviarle un cuestionario sobre
temas relacionados con su cargo. Si, como imagino, la respuesta es
favorable, le ruego que me indique fechas en que, normalmente, viene
usted a Valencia, para ponernos conformes en día y hora de grabación.
Previamente enviaría un cuestionario.
Muy atentamente le saluda Alejandro García Planas.
Y esta es la contestación de José Sarrión:
“Contesto a su tarjeta postal del día 45, en la que me invita, en mi
calidad de Alcalde y Diputado Provincial, a intervenir es su programa de
Radio “Valencia vista a través de sus hombres” y, salvada su mejor
opinión, considero que mi actuación pública es tan reducida y limitada al
ámbito local, que no puede merecer la atención de unos minutos de
radiación; y, por otro lado, considerando que el cuestionario a contestar
ha de ser de gran interés para el radioescucha valenciano, estimo que
hay muchas personalidades en nuestra provincia, merecedoras de tal
honor y servicio que, con sus dotes y preparación, puedan satisfacer la
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exigencias de quienes siguen a través de las ondas tan sugerente
programa.
Sin embargo no quiero que considere mis anteriores palabras como la
más ligera falta de colaboración, pues como acto de servicio estoy
dispuesto a cumplirlo.
Tarjeta postal de 2 de Mayo de 1.957:
Sr. Don José Sarrión Sanmartín.- ENGUERA. “Muy Sr. nuestro: Recibí en su día su escrito. Le agradezco -y valorizo-
su modestia, pero entiendo que todo es interesante, bajo el punto de vista
periodístico, por lo que me permito adjuntarle el cuestionario oportuno, a
fin de grabarlo en cinta magnetofónica y, en su día, darlo por las antenas
de Radio Valencia.
Muy atentamente le saluda Alejandro García Planas.”
No es el propósito del autor hacer una valoración de las obras
realizadas por su padre, pero sí quiere resaltar las dificultades con las que
se tropezaba en una España que estaba en pleno subdesarrollo y
empobrecida, y que empezó a salir de esta situación en la década de los
años sesenta. Pues, a pesar de ello, dijo:
“Podemos decir que tres aspectos de la vida local se han podido dar
por resueltos: VIVIENDA, AGUA POTABLE Y ENSEÑANZA.” Y
matiza: “Pero ello no quiere decir que, en un futuro más o menos próximo,
se vuelvan a plantear y renazca la necesidad de acometerlos nuevamente”.
1.- La construcción de más de doscientas viviendas ha enjugado el
déficit existente.
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2.- La instalación de dos grupos elevadores de agua, con los que, a partir
de ahora, queda garantizado su consumo normal. [Que no lo estaba por los
continuos cortes diarios de suministro, con horas y horas sin servicio que obligaba al
Alcalde a destinar especialmente al Guardia Miguel Aparicio “el de la cárcel” a la
vigilancia diaria del nivel del agua en las calles subterráneas de los aljibes].
3.- La terminación de la red local tanto de agua potable; como de
alcantarillado para la evacuación de todas las aguas residuales. [Las obras
se hicieron en las calles más humildes de la población San Antonio de Padua, Trinidad,
Santísimo, etc. Y hasta que todo esto llegó a completarse, les hizo un lavadero al final de la
calle de San Jaime para que las residentes en esas calles no tuviesen que andar cargadas
con la ropa, más de un kilómetro, hasta el lavadero municipal existente a la entrada norte
de la villa].
Y respecto a estas obras me referiré a dos párrafos de una carta que,
con fecha 14 de Agosto de 1.949 le escribió el Alcalde Sarrión al
Gobernador Laporta Girón y que decían así: “Con objeto de cumplir el plan metódico de gastos que he trazado, de
acuerdo con las disponibilidades económicas del momento, he dispuesto
que el próximo martes den comienzo las obras de alcantarillado de la
calle de Trinidad, de vecindario modesto.
“Cada año una calle y, cuando se disponga de mayores recursos dos; y
creo que la terminación total de todo el pueblo será ya cosa de muy poco. “Tengo una calle que es de gente pudiente, y como no están dispuestos a
un mínimo sacrificio, que sería pagarlo ellos a reintegrar en el próximo
presupuesto, que esperen porque es lo último que pienso hacer”.
4.- La construcción del Parque y Grupo escolar en la parte alta de la
población de siete clases y el proyecto avanzado de la construcción de
un nuevo grupo escolar.
5.- Y dice textualmente: “Falta desarrollar una más activa política en la
transformación de nuestros campos y prestar una mayor atención a la
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pobre agricultura local. Porque con haber transformado unas dos mil
hanegadas de secano en regadío no es bastante. Hay que intensificar la
búsqueda del agua necesaria que venga a cambiar el aspecto de
nuestras tierras de labor; y se precisa que llegue al campo una
inteligente dirección agraria que impida el desastroso éxodo hacia la
ciudad, en busca de una mejor remuneración y un más alto nivel de
vida.
6.- El consorcio con el Patrimonio, con el que se poblaron dieciséis mil
hectáreas de “nuestros montes” y se dio trabajo a enguerinos (de Enguera y
Navalón) [... que en el año 1.957 estaba todavía en fase de ejecución].
7.- Y, solo porque no quede por
citar, el antreproyecto de la
electrificación de Navalón,
inviable en aquella época para el
Alcalde Sarrión; ya que el
sacrificio económico alcanzaba la
cifra de millón y medio de
pesetas y una explotación con
rendimiento negativo, que
hubieran tenido que pagar los
enguerinos porque el
subdesarrollo no permitía esos
dispendios aunque fueran para
cosas necesarias para unos pocos.
La emisión de la entrevista,
realizada por el periodista García
Planas, fue oída o conocida por
mi amigo José Chirlaque Gayá
que, sin duda se le ocurrió
publicar en el Diario Levante una
gacetilla que nadie le pidió que escribiera y que, bajo el título de “Enguera
cara al progreso”, decía así: “Una de las poblaciones que, en los últimos años, se ha puesto en la provincia en
obras realizadas, es sin duda Enguera. ……………..
“He aquí cómo Enguera ha sabido conjugar en una misma fecha de tres
importantes pilares del progreso. Progreso entiéndase urbanístico u ornamental,
que cambia la fisionomía de la villa, pero no así el progreso de orden agrícola. La
población de Enguera emigra año tras año a distintos puntos de la geografía
nacional. Tarrasa tiene una numerosísima población de enguerinos -más de
doscientos- que tuvieron que abandonar la patria chica en busca de horizontes que
les permitiesen vivir con holgura.
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“Hora es ya de despertar de este letargo. Hay que industrializar nuestra
agricultura, olivo, fábricas de extracción de orujo, perforación de pozos para
convertir el secano en regadíos.
“El progreso no está solamente en hacer obras materiales sino que hay que hacer
obras sociales y formativas. He aquí porqué inicia ahora Enguera una etapa
material bajo el signo de lo espiritual. (Levante 25/Agosto/1957).”
El contenido de la “gacetilla, con muchas palabras y poco sentido, de
mi amigo Chirlaque, parece ser que no le gustó al “Cuentacuentos del
Aleluya”, porque ya se sentía “alcalde in pectore” y debió pensar que
aquello era un panfleto laudatorio para el Alcaldes Sarrión. Y decidió
buscar a alguien que escribiese
una réplica a lo dicho por
Chirlaque. Y debió ser así, y fue
así, porque en la presentación de
la réplica en el “Aleluya” se
escribió lo siguiente:
Publicamos el siguiente artículo de un
joven colaborador de nuestra revista,
motivado por el trabajo: “Enguera
cara al progreso”, que insertó el
periódico Levante de Valencia, salido
de la pluma del Cronista Oficial de
nuestra Villa, don José Chirlaque
Gayá, cuyo artículo reproducimos
asimismo en esta Página.
Como el contenido del
texto de la “gacetilla” escrita por
mi amigo Chirlaque no contenía
palabra, frase u oración que
pudiera excitar al “joven
colaborador” para escribir un
alegato tan violento contra lo escrito por su amigo Chirlaque, no tuve ni
tengo más remedio que pensar que la excitación le venía de fuera.
Seguramente de un encargo que le daba la oportunidad al “joven
colaborador” de emborronar unas cuartillas, sin límite de espacio.
Lo escrito es muy largo y, sinceramente creo que, si no hubiera sido
por el enunciado de su presentación, no hubiera sabido de qué se trataba.
Comienza por el siguiente párrafo:
“A primer golpe de vista me ha hecho gracia. Luego esa misma actitud
personal se ha transformado en un sabor a gracia amarga, a gracia
picante y dolorosa, sin humor ni chiste. Me ocupo escribiendo así de un
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comentario sencillo, abiertamente optimista, de un querido compañero en
tareas profesionales. Y estoy seguro que mi buen amigo, sin detenerse a
meditar en posteriores resonancias (¿qué resonancias, las del cuentacuentos del
Aleluya y su protector?) ha querido solamente trazar un bosquejo agradable de
nuestra actualidad y vivir sobre la montura verde de una esperanza, con
ribetes de realidades gratas, en la Enguera trabajadora, próspera y gran
amante del progreso. … … …”.
(Luego pregunta): “¿puede una villa, puede Enguera, amigos, vivir de cara al
progreso, mientras sus hijos esconden el rostro taimadamente, cuando se
trata de resolver problemas de “Vida o Muerte” para la vitalidad económica
de su tiempo? (Y reflexiona): “Aunque espero que nadie se dé por aludido.
(Para terminar con este párrafo): Triste resumen para un análisis de nuestra
situación interna. Pero más triste resulta al cronista escribir así. No todo ha
de ser un paseo en lancha por la Enguera de los adelantos y mejoras,
también, cuando uno comprende la situación, hace una mueca de disgusto y nota
como la saliva adquiere un sabor amargo, a cosa picante, a manjar podrido”.
Pues, con todo cariño y con el respeto debido para el “joven
colaborador”, éste no tenía ni idea de lo que era escribir sobre el presente y
sobre el futuro al mismo tiempo. Y debía haber sabido que no se debe
escribir por encargo, porque el resultado es que lo escrito carece de frescura
y acaba en un refrito “bodrioso” de lo que quiere otro. Debió saber que
“cuando natura non da, Salamanca non presta”. Y el resultado fue un escrito
de doble extensión que el de Chirlaque, para decirnos que de progreso nada
y que la gente se iba del pueblo porque la iniciativa privada no creaba
empresas para aumentar el censo de Enguera. Y (yo agrego) la culpa del
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Ayuntamiento que construía más de doscientas viviendas para que la gente
se marchara a vivir a otros lugares.
¿Qué debió pensar el “joven colaborador” cuando, veinte o treinta
años después, Enguera perdió la parte más importante de su censo
industrial. (Y que conste que nadie cierra fábricas y negocios para fastidiar al personal).
Seguramente nada. Aunque estoy seguro de que le habrá desaparecido esa
gracia amarga, picante y dolorosa con sabor a medio podrido. Estoy seguro
de que mi amigo, entonces mi joven amigo, fue sorprendido en su buena fe
por el “cuentacuentos del Aleluya”, que le hizo el encargo y él ejecutó la
letra de lo pedido y nada más.
A la altura de nuestros ochenta y seis años, ya cumplidos, puedo
afirmar, sin temor a error, que es uno de los más sinceros amigos que tengo
y he tenido, y creo que lo seguirá siendo hasta el fin de nuestros días,
porque yo siempre he encontrado en él la más completa sinceridad; por eso
estoy seguro de que en la gacetilla, motivo de lo escrito, él puso la letra, o
parte material, pero la música era de otro, que le sorprendió en su juventud
y en su buena fé. Por eso, salvando la sincera amistad que me une a él, he
de recordarle, modestamente, que, en nuestros primeros años, todos
cometemos “pequeños pecados de juventud”. Y quiero recordar en esta
ocasión la frase que Aristóteles le dedicó a su maestro Platón: Amicus
Plato, sed magis amicus veritatis.