Wilde, Oscar - La Importancia de Llamarse Ernesto

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  • OOssccaarr WWiillddee

    LLaa iimmppoorrttaanncciiaa ddee

    llllaammaarrssee EErrnneessttoo

  • Sinopsis

    Obra de excelente trama cmica que fluye entre los sutiles dilogos de

    sus escenas y el relato de los hechos lleno de agudeza y frescura. Estos son los

    grandes valores que han hecho de esta composicin una de las ms

    representadas y aplaudidas del mundo. El enredo es una constante del argumento que cre Oscar Wilde (1854-

    1900) y que se origina desde el mismo ttulo con la dualidad entre la palabra

    earnest, que significa serio en ingls, y el mismo nombre de Ernesto. La obra se estren en 1895 con un triunfo arrollador desde el principio. Se dijo de ella

    que Inglaterra nunca haba redo tanto con una comedia. Fue, adems, uno de

    los xitos mas importantes de este autor que, educado en el ambiente culto y literario de sus progenitores, consigui abrirse muchas puertas en su entorno,

    tanto por su carcter equvoco como por su simpata.

  • Personajes

    JOHN WORTHING (JACK), juez de paz. ALGERNON MONCRIEFF.

    GWENDOLEN FAIRFAX.

    CECILIA CARDEW. LADY BRACKNELL.

    Reverendo cannigo CHASUBLE.

    SEORITA PRISM, institutriz.

    LANE, criado. MERRIMAN, mayordomo.

  • ACTO PRIMERO

    Saloncito ntimo de maana, en el piso de soltero de Algernon, ubicado en la calle Half Moon. La habitacin est suntuosa y artsticamente

    amueblada. Lane prepara en la mesa el servicio para el t de la tarde,

    y luego de que cesa la msica, entra Algernon.

    ALGERNON.Has escuchado lo que estaba tocando? LANE.No, seor; pues pienso que es impropio hacerlo. ALGERNON.Entonces, lo siento por ti. No toco con precisin. Todo el

    mundo toca con precisin, sin embargo, yo toco con una expresin estupenda.

    Respecto al piano, los sentimientos son mi fuerte. Guardo la ciencia para la

    Vida.

    LANE.S, seor. ALGERNON.Y, ya que hablo de la ciencia de la Vida, ya tienes

    preparados los sandwiches de pepino para lady Bracknell?

    LANE.S, seor.

    Se los muestra en una bandeja.

    Algernon los examina, toma dos, se sienta en el sof y dice:

    ALGERNON.Oh! Y a propsito, Lane, he advertido que en tu libro de cuentas has anotado que durante la cena del jueves el seor Worthing, lord

    Shoreman y yo bebimos ocho botellas de champaa.

    LANE.En efecto, seor: ocho botellas y un poco ms. ALGERNON.Por qu ser que en una casa de soltero son,

    invariablemente, los sirvientes quienes se beben el champaa? Lo pregunto

    sencillamente por curiosidad.

    LANE.Supongo que se debe a la excelente calidad de esa bebida, seor. He advertido que en las casas de los hombres casados el champaa rara vez es

    de primera calidad. ALGERNON.Por Dios! Tan desmoralizador es el matrimonio? LANE.Particularmente, considero que es un estado muy agradable,

    seor. Hasta el momento he tenido poqusima experiencia. Slo me he casado

    una vez. Fue un error entre una muchacha y yo.

    ALGERNON.(lnguidamente) No s si me importa mucho su vida familiar, Lane.

    LANE.No, seor; no es un tema muy relevante. Yo tampoco pienso en ella.

    ALGERNON.Muy natural. No lo dudo. Es suficiente. Gracias, Lane.

  • Lane sale.

    ALGERNON.La opinin que tiene Lane del matrimonio parece algo relajada. En verdad, si las clases inferiores no dan un buen ejemplo, qu

    utilidad tienen en este mundo? Como clases, parece que no tienen en absoluto

    ningn sentido de responsabilidad moral.

    Entra Lane.

    LANE.El seor Ernesto Worthing.

    Entra Jack. Se retira Lane.

    ALGERNON.Cmo ests, mi apreciado Ernesto? A qu has venido a la ciudad?

    JACK.Oh el placer, el placer! Qu otra cosa puede traer a la gente? Ah!, pero ests comiendo, Algy!

    ALGERNON.(con displicencia) Creo que es costumbre en la buena sociedad disfrutar de un leve refrigerio a las cinco. Dnde has estado desde el

    jueves pasado? JACK.(sentndose en el sof) En el campo. ALGERNON.Y qu te ha obligado a encarcelarte all? JACK.(quitndose los guantes) Cuando uno se encuentra en la ciudad,

    se divierte uno solo. Cuando uno s encuentra en el campo, divierte a los

    dems. Esto es temiblemente tedioso. ALGERNON.Y quines son esas personas a las que t diviertes? JACK.(con tono indiferente) Oh! Vecinos, vecinos. ALGERNON.En tu tierra de Shropshire has encontrado vecinos

    tratables?

    JACK.Totalmente repugnantes! No hablo nunca con ninguno de ellos. ALGERNON.Debes divertirles de una manera formidable! (Se levanta

    y coge un sandwich.) A propsito, Shropshire es tu patria chica, no es as?

    JACK.Qu dices? Por supuesto, as es. Y, por qu estn dispuestas todas esas tazas? Por qu estos sandwiches de pepino? Por qu esta insana

    excentricidad en un hombre tan joven? A quin has invitado a tomar el t? ALGERNON.Oh! Solamente ta Augusta y Gwendolen. JACK.Es divinamente encantador! ALGERNON.En efecto, todo eso est muy bien, sin embargo, temo que

    a ta Augusta le disguste encontrarte aqu.

    JACK.Podras decirme por qu? ALGERNON.Mi apreciado amigo, es por tu vergonzosa manera de

    coquetear con Gwendolen. Es casi tan inmoral como la forma como coquetea

    Gwendolen contigo.

  • JACK.Estoy enamorado de Gwendolen. He venido a Londres exclusivamente para declarrmele.

    ALGERNON.Supuse que habas venido a buscar placer. A eso le doy el nombre de negocios.

    JACK.Eres muy poco romntico. ALGERNON.Sinceramente, no distingo ni un pice de romntico en

    una propuesta de matrimonio. Sentirse enamorado es muy romntico. Sin

    embargo, no hay nada romntico en una declaracin definitiva. Porque incluso

    puede uno ser aceptado. Creo que de esa manera ocurre, generalmente. Y

    entonces se acab todo entusiasmo. La verdadera esencia del romanticismo es la incertidumbre. Si llego a casarme, procurar olvidarme del amor.

    JACK.Te creo, mi apreciado Algy. El divorcio fue exclusivamente inventado para personas cuya memoria est curiosamente constituida.

    ALGERNON.Oh! Es en vano hacer reflexiones de este tema. Los divorcios se realizan en el cielo. (Jack estira la mano para coger un sndwich, Algernon no se lo permite.) Por favor, deja de comer los sandwiches de

    pepino. He ordenado que los preparen especialmente para ta Augusta. (Luego

    de decir esto toma uno y se lo come.)

    JACK.Pero, por qu me los niegas y t no paras de comrtelos? ALGERNON.Eso es totalmente distinto. Yo soy su sobrino. (Coge un

    plato) Come un trozo de pan con mantequilla. El pan con mantequilla es para

    Gwendolen. A Gwendolen le fascina el pan con mantequilla.

    JACK.(arrimndose a la mesa y sirvindose l mismo) Este pan y esta mantequilla estn muy sabrosos.

    ALGERNON.Es verdad, mi apreciado amigo, sin embargo, no es necesario que comas como si fueras a terminrtelo todo. Actas como si ella

    ya fuera tu esposa. No lo es an y dudo que lo sea jams.

    JACK.Por qu ests tan seguro? ALGERNON.Porque las chicas jams contraen matrimonio con el

    hombre con el que coquetean. No consideran que sea honesto. JACK.Eso es una gran estupidez! ALGERNON.Ests equivocado. Esto demuestra por qu puedes ver un

    sinfn de solteros por todas partes. Adems, yo no consentira ese matrimonio.

    JACK.Te opondras? ALGERNON.Mi apreciado amigo, Gwendolen es mi prima hermana. Y

    antes de aceptar que sea tu esposa, has de explicarme por completo el asunto

    de Cecilia. (Se escucha el tintinear del timbre.)

    JACK.Cecilia! Qu es lo que deseas saber? Jams he cruzado una sola palabra con una mujer que se llame Cecilia.

    Entra Lane.

    ALGERNON.Trae por favor la cigarrera que el seor Worthing olvid en la sala de fumar la ltima vez que nos acompa a cenar.

  • LANE.En seguida, seor.

    Sale Lane.

    JACK.Entonces, has tenido mi cigarrera todo este tiempo? Podras haberme hecho el favor de decrmelo. He enviado varias cartas frenticas a

    Scotland Yard para que se encarguen de este asunto. Incluso he estado dispuesto a ofrecer una esplndida recompensa.

    ALGERNON.Bueno, espero con impaciencia tu oferta JACK.Ya no es necesario, pues ya ha aparecido.

    Entra Lane con la cigarrera sobre una bandeja. Algernon la recibe. Se

    retira Lane.

    ALGERNON.Me obligas a decirte que esa actitud me parece sumamente mezquina, Ernesto. (Abre la cigarrera y la examina.) Empero, no

    importa porque ahora veo la inscripcin de la parte de dentro, y compruebo

    que el objeto no te pertenece.

    JACK.Te equivocas, es mo. (Dirigindose hacia l) En ms de cien ocasiones me la has visto, adems, nadie te ha autorizado a leer lo que est

    escrito en su interior. Es una insolencia leer una cigarrera particular.

    ALGERNON.Oh! ES absurdo tener una regla rigurosa e invariable sobre lo que debe y no debe leerse. Ms de la mitad de la cultura moderna

    depende de lo que no debera leerse. JACK.Es un hecho del que estoy perfectamente informado, pero no es

    mi propsito discutir acerca de la cultura moderna. Este tema no merece

    conciliarse en privado. Lo nico que quiero es recobrar mi cigarrera.

    ALGERNON.Tambin lo s, sin embargo, esta cigarrera no te pertenece. Esta cigarrera se la obsequiaron a una persona que se llama Cecilia y t has asegurado que no conoces a nadie con ese nombre.

    JACK.Bueno, ya que te empecinas en saberlo, te dir que Cecilia es mi ta.

    ALGERNON.Tu ta! JACK.S. Adems, es una anciana maravillosa, encantadora, que vive en

    Tunbridge Wells. Dame la cigarrera en seguida, Algy.

    ALGERNON.(tendindose en el sof) Pero, por qu se llama a s misma la pequea Cecilia, si es ta tuya y si vive en Tunbridge

    Wells? (Contina leyendo.) De la pequea Cecilia, con su ms tierno amor.

    JACK.(en direccin hacia el sof e hincndose en l) Mi apreciado amigo, no hay nada de raro en eso: unas tas son grandes y otras no lo son. Es

    sta, innegablemente, una cuestin sobre la cual debe estarle permitido a una

    ta decidir por s misma. Crees que todas las tas deben ser exactamente

    iguales a la tuya! Eso es absurdo! Por dios, dame mi cigarrera. (Persigue a

    Algernon por toda la habitacin.)

  • ALGERNON.Estoy de acuerdo, sin embargo, por qu tu ta te llama to suyo? De la pequea Cecilia, con su ms afectuoso amor, a su adorado to

    Jack. No hay nada reprobable, lo admito, en que una ta sea pequea, pero

    que una ta, sin importar la estatura o la edad que tenga, deba llamar a su

    propio sobrino su to, es lo que no puedo entender. Adems, t no te llamas Jack, sino Ernesto.

    JACK.Ests equivocado, mi nombre no es Ernesto, sino Jack. ALGERNON.Siempre me has dicho que te llamas Ernesto. Ante todo el

    mundo te he presentado como Ernesto. Respondes al nombre de Ernesto.

    Tienes la apariencia de llamarte Ernesto. Eres la persona de aspecto ms normal que he visto en mi vida. Es totalmente ilgico que niegues llamarte

    Ernesto. Tus tarjetas de presentacin as lo consignan. A propsito, aqu hay

    una. (Saca una de su cartera.) Seor Ernesto Worthing, B. Cuatro, The

    Albany. La guardar para demostrar que tu nombre es Ernesto, si alguna vez

    pretendes negrmelo a m, a Gwendolen o a cualquier otro. (Se guarda la tarjeta en el bolsillo.)

    JACK.Est bien, en la ciudad mi nombre es Ernesto, y en el campo me conocen como Jack, y la cigarrera me la obsequiaron en el campo.

    ALGERNON.Lo acepto, sin embargo, eso no aclara por qu tu pequea ta Cecilia, que vive en Tunbridge Wells, te llama querido to. Vamos, es mejor que confieses de una vez.

    JACK.Mi apreciado Algy, te expresas textualmente igual que un dentista, y es muy corriente hablar como los dentistas cuando uno no lo es.

    Produce una falsa impresin.

    ALGERNON.Estoy de acuerdo, pero ahora, prosigue! Dmelo todo. Te advierto que siempre he sospechado que eras un bunburista confirmado y

    secreto; y ahora estoy muy seguro de ello.

    JACK.Bunburista? A qu diablos te refieres cuando me llamas bunburista?

    ALGERNON.Te contestar lo que me pides inmediatamente de que tengas la amabilidad de revelarme por qu eres Ernesto en la ciudad y Jack en

    el campo.

    JACK.Acepto, pero antes que nada devulveme mi cigarrera. ALGERNON.Tmala. (Le da la cigarrera.) Ahora formula tu

    explicacin y pdele a Dios que no sea inverosmil. JACK.Apreciado amigo, mi explicacin no tiene nada de inverosmil.

    En realidad, es perfectamente vulgar. El viejo seor Thomas Cardew, que me

    prohij cuando yo era nio, me nombr en su testamento tutor de su nieta,

    seorita Cecilia Cardew. Cecilia me llama to por motivos de respeto que

    seras incapaz de comprender; vive en mi casa, en el campo, al cuidado de su apreciable institutriz, seorita Prism.

    ALGERNON.Por cierto, en qu sitio se encuentra esa casa? JACK.Apreciado amigo, eso no te incumbe. Nunca te invitar Lo

    nico que puedo decirte es que esa casa no se encuentra en Shropshire.

  • ALGERNON.Lo supona, estimado amigo! En dos ocasiones distintas he bunburizado todo Shropshire. Ahora, contina con tu narracin. Por

    qu eres Ernesto en la ciudad y Jack en el campo?

    JACK.Mi apreciadsimo Algy, dudo que puedas entender mis verdaderas razones, pues eres sumamente frvolo. Cuando se desempean funciones de tutor, tiene uno que adoptar una actitud moral elevadsima en

    todas las ocasiones. Es una obligacin hacerlo. Y como una actitud moral

    elevada en verdad es muy poco provechosa para la salud y la felicidad, con el

    propsito de poder venir a Londres he aparentado siempre que tena un

    hermano menor llamado Ernesto, que vive en Albany, y que se mete en los los ms terribles. Esta es, mi apreciado Algy, toda la verdad, pura y sencilla.

    ALGERNON.A excepcin de contadas ocasiones la verdad es pura, pero nunca sencilla. La vida actual sera sumamente aburrida si la verdad

    fuera una u otra cosa, y la literatura actual, totalmente imposible!

    JACK.Eso no estara del todo mal. ALGERNON.Apreciado amigo, no intentes hacer crtica literaria, pues

    eres un nefito en este campo. Permite que la hagan quienes no han estado en

    una universidad. La hacen tan bien en los diarios! Lo que t eres es un verdadero bunburista. Eres uno de los bunburistas ms sagaces que conozco.

    JACK.Qu pretendes decir? ALGERNON.Que has inventado un til hermano menor cuyo nombre es

    Ernesto, quien te ha permitido viajar continuamente a la ciudad como 1

    quieras. Yo he inventado un inestimable invlido permanente llamado

    Bunbury, para poder ir al campo siempre que quiera. Bunbury es eternamente

    inestimable. Sin la mala salud extraordinaria de Bunbury, no me sera posible, por ejemplo, cenar contigo esta noche en Willis, pues ya me compromet con

    ta Augusta desde hace ms de una Semana.

    JACK.No te he pedido que cenes conmigo en ninguna parte esta noche. ALGERNON.Es verdad, pero no me extraa en nada, pues eres

    sumamente descuidado cuando se trata de mandar invitaciones. Eres muy bruto. Nada enfada tanto ala gente como no recibir invitaciones.

    JACK.Sera mucho ms agradable que cenaras con tu ta Augusta. ALGERNON.No tengo la menor intencin de hacer semejante cosa. Ya

    cen con ella el lunes, y para m es suficiente cenar con los parientes una vez a

    la semana. Adems, cuando ceno con ta Augusta, me tratan como aun miembro de la familia: me sientan junto a una mujer, o dos. Y para colmo ya

    s junto a quin me sentarn esta noche: cerca de Mary Farquhar, que siempre

    flirtea con su propio marido en la mesa. Eso es sumamente desagradable, y

    hasta indecoroso Y esta manera de comportarse est aumentando enormemente. En Londres es completamente escandaloso el nmero de seoras que coquetean con sus maridos. Hace tan mal efecto! Es, sencillamente, como lavar en pblico la ropa limpia. Adems, ahora que eres

    un bunburista confirmado, quiero hablarte del bunburismo. Quiero que

    conozcas las reglas.

  • JACK.Te equivocas, para nada soy un bunburista. Si Gwendolen me acepta, matar a mi hermano. De hecho, le matar de todas maneras. Cecilia

    ha desarrollado un enorme inters por l. Ya me ha causado muchos

    problemas. As es que voy a deshacerme de Ernesto. Y te recomiendo

    vivamente que hagas lo mismo con el seor, con tu amigo invlido que tiene ese nombre tan absurdo.

    ALGERNON.Nada me obligara a deshacerme de Bunbury, y si alguna vez contraes matrimonio, situacin que considero extraordinariamente

    problemtica, te alegrars mucho cuando conozcas a Bunbury. Aquel que se

    case sin conocer a Bunbury se aburrir enormemente. JACK.Por favor, mi amigo, no digas tonteras. Si me caso con una

    muchacha tan encantadora como Gwendolen, y es la nica muchacha que he

    visto en mi vida con la que quisiera casarme, te aseguro que no tendr

    necesidad de conocer a Bunbury.

    ALGERNON.Entonces querr conocerle tu esposa. Pareces ignorar que en la vida matrimonial tres representa una compaa, y dos es nada.

    JACK.(sentenciosamente) Mi apreciado y joven amigo, sa es la teora que el corruptor teatro francs ha venido promoviendo en las ltimas cinco

    dcadas.

    ALGERNON.Es verdad, y la misma que el dichoso hogar ingls ha confirmado en la mitad de ese tiempo.

    JACK.Por Dios, no intentes ser cnico! Es sumamente fcil serlo. ALGERNON.En la actualidad, mi apreciado amigo, nada es fcil. Existe

    una competencia feroz para todo. (Se escucha sonar el timbre de la

    puerta.) Ah! Quiz sea la ta Augusta. Slo los familiares o los acreedores tocan el timbre de esa manera wagneriana. Ahora, si consigo entretenerla

    durante diez minutos, para que puedas declararle tu amor a Gwendolen,

    podr cenar contigo esta noche en Willis?

    JACK.Creo que s, si quieres. ALGERNON.S; pero que sea en serio. Aborrezco a las personas que no

    actan con seriedad cuando se trata de comidas. Demuestra tal vulgaridad de

    su parte!

    Entra Lane.

    LANE.Lady Bracknell y la seorita Fairfax.

    Algernon se adelanta a recibirlas. Entran lady Bracknell y Gwendolen.

    LADY BRACKNELL.Buenas tardes, estimado Algernon. Espero que te ests comportando muy bien.

    ALGERNON.Me siento muy bien, ta Augusta.

  • LADY BRACKNELL.Eso no es exactamente lo mismo; me refera a la otra bondad. En realidad, esas dos cosas casi nunca van juntas. (Ve a Jack y le

    hace un saludo glacial.)

    ALGERNON.(a Gwendolen)Ests muy hermosa, querida! GWENDOLEN.Siempre lo estoy! O acaso miento, seor Worthing? JACK.Seorita Fairfax, es usted absolutamente perfecta. GWENDOLEN.Ojal que no! En caso contrario, ya no podra mejorar,

    y mi intencin es mejorar en muchas cosas.

    Gwendolen y Jack se sientan juntos en un rincn.

    LADY BRACKNELL.Disclpame por haber llegado un poco tarde, Algy, pero tena la obligacin de ir a ver a nuestra apreciadsima lady

    Harbury. Desde que muri su pobre marido, dej de visitarla. Jams haba

    visto una mujer tan cambiada; parece veinte aos ms joven. Y ahora voy a

    tomar una taza de t y uno de esos exquisitos sandwiches de pepino que me

    prometiste. ALGERNON.Por supuesto, ta Augusta. (Se encamina hacia la mesa de

    t.)

    LADY BRACKNELL.Quieres sentarte cerca de m, Gwendolen? GWENDOLEN.Gracias, mam; en este lugar estoy muy cmoda. ALGERNON.(alzando, preocupado, la bandeja vaca) Por Dios, Lane!

    Por qu no preparaste los sandwiches de pepino? Te lo orden especialmente.

    LANE.(con tono seri) Seor, esta maana no haba pepinos en el mercado. Incluso fui dos veces.

    ALGERNON.Que no haba pepinos? LANE.Es verdad, seor, no haba pepinos, ni siquiera pagando al

    contado.

    ALGERNON.Est bien, Lane, puedes retirarte. LANE.Gracias, seor. (Se retira) ALGERNON.Me apena muchsimo, ta Augusta, pero no hubo pepinos

    en el mercado, ni siquiera pagando al contado. LADY BRACKNELL.No te preocupes, Algernon. He tomado unos

    panecillos con lady Harbury, la cual parece vivir ahora slo para el placer.

    ALGERNON.Escuch algunos rumores acerca de que por la pena se le haba vuelto el pelo totalmente rubio.

    LADY BRACKNELL.Es verdad que el tono ha cambiado, pero desconozco la causa de tal cambio. (Algernon le sirve el t.) Eres muy amable.

    Tengo algo delicioso para ti, Algernon. Esta noche te sentar cerca de Mary

    Farquhar. Es una mujer deliciosa, y tan atenta con su marido! Resulta

    encantador verlos ALGERNON.Temo, ta Augusta, tener que renunciar al deleite de cenar

    contigo esta noche.

  • LADY BRACKNELL.(haciendo un gesto de molestia) Ojal que pudieras asistir, Algernon, pues de lo contrario me desbarataras la mesa por

    completo. Tu to tendra que cenar arriba; por fortuna ya est acostumbrado a

    hacerlo.

    ALGERNON.Es sumamente molesto, y no necesito decir lo que me contrara; sin embargo acabo de recibir un telegrama en que mi pobre amigo

    Bunbury me informa que est muy enfermo de nuevo. (Intercambia una

    mirada con Jack.) Creo que debo estar junto a l.

    LADY BRACKNELL.Es muy raro. Ese seor Bunbury tiene una salud muy mala.

    ALGERNON.Tienes razn, ta, el desdichado Bunbury es un caso desesperado.

    LADY BRACKNELL.Debo decirte, Algy, que, a mi juicio, ya es hora de que el seor Bunbury se decida por fin a vivir o a morirse. Su indecisin en

    este tema es absurda. Repruebo tajantemente la simpata moderna hacia los enfermos crnicos. Lo considero morboso. La enfermedad, sea la que fuere,

    no es cosa que deba alentarse en el prjimo. Cuidar la salud es la primera

    obligacin en la vida. Se lo digo siempre a tu pobre to, pero no parece

    hacerme mucho caso a juzgar por la leve mejora que experimenta en sus dolencias. Te agradecer mucho que le pidas al seor Bunbury que hiciese el favor de no tener una recada el sbado, pues cuento contigo para que me

    organices la msica. Es la ltima recepcin que doy y necesito algo que anime

    las conversaciones, en particular a fin de temporada, cuando la gente ha dicho

    realmente todo lo que tena que decir, lo cual, en la mayora de los casos, no

    era probablemente mucho. ALGERNON.Hablar a Bunbury, ta Augusta, si es que no ha perdido,

    an la cabeza, y creo poder prometerte que no tendr ninguna recada el

    sbado. Claro es que la msica va a ser algo difcil. Mire usted: si se toca

    buena msica, la gente no escucha, y si se toca mala msica, nadie habla. Pero

    tocar todo el programa que he preparado, si quiere usted tener la amabilidad de acompaarme a la habitacin contigua un momento.

    LADY BRACKNELL.Te lo agradezco, Algy; eres muy precavido. (Se levanta y sigue a Algernon.) Tengo la certeza de que el programa ser

    encantador luego de que hagamos unas pequeas purgas. No puedo tolerar

    canciones francesas. Parece que la gente cree que son indecentes, y, ponen unos rostros escandalizados, lo cual es vulgar, o se ren, lo cual es peor an.

    Sin embargo, el alemn suena como un idioma perfectamente respetable, y

    realmente as lo creo. Gwendolen, quieres acompaarme?

    GWENDOLEN.Voy, mam.

    Lady Bracknell y Algernon se dirigen a la sala de msica. Gwendolen se queda atrs.

    JACK.Qu hermoso da hace, seorita Fairfax!

  • GWENDOLEN.Le suplico que no me hable del tiempo, seor Worthing. Siempre que una persona me habla de ese tema tengo la absoluta seguridad de

    que quiere decir algo ms. Y eso me pone sumamente nerviosa.

    JACK.En efecto, quiero decirle algo ms. GWENDOLEN.Ya me lo figuraba. En verdad, nunca me equivoco. JACK.Quisiera que me permitiera aprovechar la ocasin favorable

    creada por la ausencia momentnea de lady Bracknell.

    GWENDOLEN.Le aconsejara que lo hiciese. Mam tiene una manera sbita de entrar en una habitacin, que me ha forzado a reconvenirla muchas

    veces. JACK.(con nerviosismo) Seorita Fairfax, desde la primera vez que la

    vi, la admir ms que a ninguna otra muchacha Desde que la conozco. GWENDOLEN.S, ya estoy perfectamente enterada de eso. Y con

    frecuencia he deseado que en pblico usted hubiera sido ms expresivo en

    todos los aspectos. Ha tenido usted siempre para m un encanto irresistible. Incluso antes de que lo conociera no me era indiferente. (Jack la mira

    desconcertado.) Vivimos, como imagino que sabr, seor Worthing, en una

    poca de ideales. Este hecho nos lo recuerdan constantemente en las revistas

    mensuales ms caras, incluso me han comentado que ha llegado hasta los

    plpitos de provincia, y mi ideal ha sido siempre amar a un hombre cuyo nombre sea Ernesto, pues este nombre me inspira una total confianza. Desde

    la primera vez que Algy me coment que uno de sus amigos se llamaba

    Ernesto, comprend que estaba destinada a amarle a usted.

    JACK.Me ama usted realmente, Gwendolen? GWENDOLEN.Con exagerada pasin! JACK.Vida ma! No sabe usted lo feliz que me ha hecho. GWENDOLEN.Mi Ernesto! JACK.Pero, no querr usted realmente decir que no podra amarme si

    no me llamase Ernesto?

    GWENDOLEN.Pero usted se llama Ernesto. JACK.Es verdad; pero en caso de que mi nombre fuese otro, quiere

    usted decir que le sera imposible amarme?

    GWENDOLEN.(con volubilidad) Ah! Eso es, evidentemente, una especulacin metafsica, y, como la mayora de las especulaciones

    metafsicas, tiene muy poca relacin con los hechos efectivos de la vida real, tal como los conocemos.

    JACK.Personalmente, querida, se lo digo con toda sinceridad: no le doy demasiado inters al nombre de Ernesto No creo que ese nombre me siente del todo bien.

    GWENDOLEN.Le sienta perfectamente. Es un hombre divino. Tiene msica. Produce vibraciones.

    JACK.Pues sinceramente, Gwendolen, le confieso que hay nombres mucho ms bonitos. Incluso creo que Jack es ms encantador que Ernesto.

  • GWENDOLEN.Jack? No; tiene poqusima msica, si es que realmente tiene alguna. No impresiona. Carece de vibracin He conocido a varios hombres con ese nombre y todos, sin excepcin, eran de una fealdad

    extraordinaria. Incluso, Jack es el diminutivo de los infinitos Johns, criados. Y

    me compadezco de toda mujer que se haya casado con un hombre cuyo nombre es John. Tal vez jams pueda tener la maravillosa satisfaccin de un

    nico momento de soledad. Sin lugar a dudas, el nico nombre que merece

    confianza es Ernesto.

    JACK.Gwendolen, es imperioso que vaya a bautizarme quiero decir, debemos casamos inmediatamente. No hay que perder ni un segundo.

    GWENDOLEN.Casamos, seor Worthing? JACK.(admirado) Naturalmente Ya sabe usted que la adoro, seorita

    Fairfax, y me ha permitido creer que no le soy indiferente.

    GWENDOLEN.Lo adoro! Sin embargo, usted no. JACK.Bueno, puedo declararme ahora? GWENDOLEN.Pienso que sera una oportunidad admirable. Y para

    evitarle una probable decepcin, seor Worthing, creo que es justo confesarle

    con toda sinceridad y anticipadamente que estoy totalmente decidida a decirle

    que s.

    JACK.Gwendolen! GWENDOLEN.Lo escucho, seor Worthing, qu quiere decirme? JACK.Ya sabe usted lo que quiero decirle. GWENDOLEN.S, pero usted me lo tiene que decir. JACK.Gwendolen, quiere casarse conmigo? (Se arrodilla) GWENDOLEN.Claro que acepto, mi vida! Has tardado mucho en

    pedrmelo! Temo Que tengas muy poca experiencia en materia de

    declaraciones.

    JACK.Encanto mo, no he amado a nadie en el mundo como a ti. GWENDOLEN.S, pero los hombres se declaran frecuentemente, para

    practicar. Estoy enterada de que mi hermano Gerardo lo hace. Todas mis amigas me lo han contado. Qu ojos azules ms hermosos tiene usted,

    Ernesto! Son muy, muy azules. Ojal que me mire usted siempre de esa

    manera, principalmente cuando haya personas a nuestro alrededor.

    Entra lady Bracknell.

    LADY BRACKNELL.Levntese, seor Worthing, de esa postura semiyacente! Es muy indigna.

    GWENDOLEN.Mam! (El seor Worthing intenta pararse. Ella no lo permite.) Te suplico encarecidamente que te marches. Este no es lugar para ti.

    Adems, el seor Worthing no ha terminado todava.

    LADY BRACKNELL.No ha terminado de qu, si tengo derecho a saberlo?

    GWENDOLEN.Soy la prometida del seor Worthing, mam.

  • LADY BRACKNELL.Disculpa, pero t no eres la prometida de ningn hombre. Cuando te comprometas con una persona, yo, o tu padre, si su salud

    se lo permite, te lo comunicaremos. Un compromiso debe presentrsele a una

    muchacha como sorpresa, agradable o desagradable, segn sea el caso. Este

    asunto, debido a su complejidad, no debera permitrsele arreglarlo por s misma. Y ahora quiero que me aclare algunas dudas, seor Worthing.

    Mientras tanto, t, Gwendolen, aguardars en el carruaje.

    GWENDOLEN.(reconvinindola) Mam! LADY BRACKNELL.He ordenado que me esperes en el carruaje,

    Gwendolen.

    Gwendolen se encamina hacia la puerta. Ella y Jack se lanzan besos

    por detrs de Lady Bracknell. Lady Bracknell observa vagamente a su

    alrededor como si no advirtiese lo que estaba sucediendo, se vuelve y

    le pide nuevamente a Gwendolen que vaya al carruaje. Gwendolen se

    marcha volvindose para mirar a Jack Luego de sentarse y sacar de su bolsillo un pequeo cuaderno de notas y un lpiz, lady Bracknell le

    ofrece asiento al seor Worthing.

    JACK.Gracias, lady Bracknell, prefiero estar de pie. LADY BRACKNELL.(lpiz y cuadernito de notas en mano) Creo que

    es mi deber advertirle que no est usted incluido en mi lista de muchachos elegibles, aunque tengo la misma que la apreciada duquesa de fe Bolton.

    Realmente trabajamos juntas. Pero estoy totalmente dispuesta a anotar el

    nombre de usted si sus respuestas son las que requiere una madre

    verdaderamente amorosa. Fuma usted?

    JACK.Pues bien: s, debo reconocer que fumo. LADY BRACKNELL.Me da mucho gusto saberlo. Un hombre debe

    tener siempre una ocupacin cualquiera. En Londres hay muchos hombres

    desocupados. Qu edad tiene?

    JACK.Veintinueve aos. LADY BRACKNELL.Esa es una edad excelente para casarse. Siempre

    he pensado que si un hombre desea casarse debe saberlo todo o nada. En qu

    caso se encuentra usted?

    JACK.(despus de dudar durante unos segundos) No s nada, lady Bracknell.

    LADY BRACKNELL.Me da mucho gusto saberlo. Rechazo la menor intromisin de la ignorancia natural. La ignorancia se parece a un delicado

    fruto extico: si la tocas, la marchitas. La teora de la educacin moderna es

    ntegra y radicalmente falsa. Por fortuna en Inglaterra, en cualquier escala, no

    causa el menor efecto. Si lo produjese, sera un peligro probado para las clases

    altas, y dara lugar, probablemente, a actos de violencia en Grosvenor Square. Cul es su salario?

    JACK.De siete a ocho mil libras esterlinas al ao.

  • LADY BRACKNELL.(luego de anotar en su cuadernito) En tierras o en inversiones?

    JACK.En inversiones, la mayora. LADY BRACKNELL.Eso es muy ventajoso. Entre los deberes que se le

    exigen a uno durante su vida y los deberes que se le exigen tras su muerte, las tierras han dejado de ser, en todo caso, un beneficio o un placer. Le dan

    posicin a uno, y lo previenen de aumentarlas. Es cuanto puede decirse de las

    tierras.

    JACK.Poseo una casa de campo con algunas tierras, lgicamente dentro de la misma propiedad, unos mil quinientos acres aproximadamente; sin embargo, no proceden de eso mis ingresos reales. En realidad, por lo que he

    podido comprobar, los cazadores furtivos son los nicos que sacan algo de las

    tierras.

    LADY BRACKNELL.Esa casa de campo cuntas alcobas tiene? Bueno, ese punto puede aclararlo despus. Tiene una casa en Londres, verdad? Una muchacha de naturaleza simple, que conserva su belleza natural

    como Gwendolen, es difcil que pueda vivir en el campo.

    JACK.S; tengo una casa en la plaza de Belgravia, sin embargo, la he arrendado desde este ao a lady Bloxham. Naturalmente que puedo pedirle

    que la desaloje cuando yo lo desee, con seis meses de aviso. LADY BRACKNELL.Lady Bloxham? No la conozco. JACK.Oh! Ella casi no sale de la casa. Es una seora de edad muy

    avanzada.

    LADY BRACKNELL.Ah! En la actualidad eso no es garanta de decencia Qu nmero de la plaza de Belgravia?

    JACK.Ciento cuarenta y nueve. LADY BRACKNELL.(moviendo la cabeza) En el lado que no est de

    moda. Ya me imaginaba que habra algo. Empero, eso lo podemos modificar

    con facilidad.

    JACK.La moda o el lado? LADY BRACKNELL.(severamente) Me imagino que los dos, si es

    necesario. Y en poltica de qu lado est?

    JACK.Temo que en rigor de ninguno. Soy tan slo liberal unionista del mantenimiento de la unin inglesa a ultranza, enemigo, por ende, de la

    autonoma irlandesa. LADY BRACKNELL.Oh! Eso le coloca entre los tories. Cenan con

    nosotros. O vienen a conversar por la noche, en todo caso. Ahora, abordemos

    cuestiones menores. Sus padres viven?

    JACK.Ambos han muerto. LADY BRACKNELL.Perder a uno de los dos, seor Worthing, puede

    juzgarse como una desgracia; perder a ambos es como un descuido. Quin

    era su padre? Indudablemente, un hombre con cierta riqueza. Naci en lo que

    los peridicos radicales llaman el reino de los negocios, o se haba

    encumbrado en el crculo de la aristocracia?

  • JACK.Temo no saberlo exactamente. La verdad es que aunque he manifestado que perd a mi padre y a mi madre, lo ms cercano a la realidad

    sera decir que, supuestamente, fueron ellos los que me perdieron a m En la actualidad no s quin soy por m nacimiento Fui bueno, fui encontrado.

    LADY BRACKNELL.Encontrado! JACK.El difunto seor Thomas Cardew, anciano caballero, muy

    humano y misericordioso, me encontr y me dio el nombre de Worthing

    porque casualmente tena un billete de primera clase para Worthing en su

    bolsillo en ese momento. Worthing es un pueblo de la comarca de Sussex. Es

    una playa concurrida. LADY BRACKNELL.Dnde lo hall ese caballero misericordioso? JACK.(con gravedad) En una bolsa de mano. LADY BRACKNELL.En una bolsa de mano? JACK.(muy serio) Naturalmente, lady Bracknell. Me encontraba en una

    bolsa de mano, un saco de mano un tanto grande, de cuero negro, con asas; es decir, una bolsa corriente.

    LADY BRACKNELL.En qu lugar encontr ese seor James o Thomas Cardew ese saco de mano corriente?

    JACK.En el guardarropa de la estacin Victoria, Se la dieron, equivocadamente, por el suyo.

    LADY BRACKNELL.En el guardarropa de la estacin Victoria? JACK.S, en la lnea Brighton. LADY BRACKNELL.El nombre de la lnea no es importante, seor

    Worthing; confieso que me siento un poco desconcertada por lo que acaba de

    revelarme. Nacer, o tan siquiera haber sido criado en un saco de mano, con asas o sin stas, me parece una ofensa hacia el recato de la vida de familia,

    que recuerda los peores abusos de la Revolucin Francesa. Y supongo que

    sabr a lo que ha conducido ese infortunado movimiento. Respecto al lugar

    exacto en el cual fue hallado el saco de mano, el guardarropa de una estacin

    de ferrocarril podra servir para ocultar una indiscrecin social, y realmente es muy factible que haya sido utilizado para ese propsito antes de ahora; sin

    embargo, difcilmente puede ser considerada como una base segura para un

    reconocimiento en la buena sociedad.

    JACK.Qu me sugerira usted hacer? No es necesario que diga que hara cualquier cosa para asegurar la felicidad de Gwendolen.

    LADY BRACKNELL.Le sugiero, seor Worthing, que procure conseguir parientes lo ms rpido que pueda y que haga un esfuerzo supremo

    Oscar Wilde para presentar, siquiera, a uno de sus dos progenitores, antes de

    que concluya la temporada.

    JACK.Pues no veo cmo voy a arreglrmelas para eso. Puedo traerle la bolsa cuando lo indique. La conservo en mi casa, en mi armario. Creo que con

    eso podra realmente darse por satisfecha, lady Bracknell.

    LADY BRACKNELL.Yo, caballero! Qu tengo que ver con eso? No creer que lord Bracknell y yo vamos a caer en la locura de casar a nuestra

  • hija nica, una muchacha educada con el mayor cuidado, con un paquete de

    guardarropa. Buenos das, seor Worthing!

    (Lady Bracknell sale con una rabia majestuosa.)

    JACK.Buenos das!

    Desde un saln contiguo, Algernon comienza a tocar la marcha nupcial; Jack, con aire furibundo, camina hacia la puerta.

    JACK.Por Dios, no toques esa msica tan pavorosa, Algy! Qu torpe eres!

    Cesa la msica y Algernon entra con semblante risueo.

    ALGERNON.Conseguiste lo que te proponas, mi viejo amigo? No querrs decir que Gwendolen te dio calabazas? S que es un hbito suyo.

    Siempre rechaza a sus pretendientes. Lo encuentro muy perverso en ella.

    JACK.Oh! Es tan correcta como un salvamanteles. Ya estamos comprometidos. Su madre es totalmente insoportable. Jams he conocido a

    una Gorgona semejante En realidad, no s cmo ser una Gorgona; sin embargo, estoy segursimo de que lady Bracknell lo es. En cualquier caso, es

    un monstruo, y no mitolgico, lo cual resulta ms bien injusto Perdname, Algy. Creo que no debera hablar de tu ta de esta forma, estando t presente.

    ALGERNON.No te preocupes, a m me encanta or maltratar a mi familia. Es lo nico que me hace tolerarlos despus de todo. Los parientes son, sinceramente, un hatajo de personas impertinentes que no tienen la ms

    remota nocin de cmo hay que vivir, ni el ms pequeo instinto de cundo

    morirse.

    JACK.Oh, eso es absurdo! ALGERNON.Te equivocas. JACK.Est bien, no quiero reir por ese tema. T siempre quieres

    discutir todo.

    ALGERNON.Precisamente para eso las cosas fueron creadas. JACK.Te juro que si yo pensase eso, me pegara un

    tiro, (Pausa.) Crees, Algy, que existe una posibilidad de que Gwendolen llegue a parecerse a su madre dentro de ciento cincuenta aos?

    ALGERNON.Todas las mujeres llegan a imitar a sus madres. sa es su tragedia. A los hombres no les ocurre lo mismo. sta es la suya. Jack: Es muy

    ingenioso eso! ALGERNON.Est perfectamente comprobado. Y es tan verdadero como

    puede serlo cualquier observacin en la vida civilizada.

  • JACK.Estoy hastiado de la inteligencia. En la actualidad, todo el mundo es inteligente. No puedes ir a ninguna parte sin encontrarte con personas

    inteligentes. Esto ha llegado a ser una verdadera calamidad pblica. Le

    imploro a Dios que deje a unos cuantos torpes.

    ALGERNON.Los hay. JACK.Me encantara muchsimo encontrrmelos. De qu temas

    hablan?

    ALGERNON.Los torpes? Oh! De las personas inteligentes, naturalmente.

    JACK.Qu estpidos! ALGERNON.Por cierto: le has dicho a Gwendolen la verdad: de que

    eres Ernesto en Londres y Jack en el campo?

    JACK.(con marcado aire de proteccin) Mi apreciado amigo, la verdad no es el tipo de cosas que uno dice a una muchacha hermosa, agradable e

    inteligente. Qu ideas ms extraordinarias tienes acerca de la manera de proceder con una mujer!

    ALGERNON.La nica forma de proceder con una mujer es hacerle el amor, si es hermosa, o hacrselo a otra, si es fea.

    JACK.Oh! Esa opinin es una estupidez. ALGERNON.Y qu le has comentado de tu hermano? Del derrochador

    de Ernesto.

    JACK.Oh! Antes de que termine la semana me habr desembarazado de l. Dir que una apopleja acab con su vida en Pars. Muchsimas personas

    mueren sbitamente de esa enfermedad, acaso no es verdad?

    ALGERNON.Es verdad; sin embargo, ese padecimiento es hereditario, mi preciado amigo. Es uno de los males que vienen de familia. Es mejor que

    digas que falleci de un grave resfriado.

    JACK.Tienes la certeza de que un grave resfriado no es hereditario, ni nada por el estilo?

    ALGERNON.Por supuesto que no lo es! JACK.En tal caso, est bien. Mi infeliz hermano Ernesto muri en Pars

    de un grave resfriado. Ya me he deshecho de l.

    ALGERNON.No obstante, cre que me dijiste que la seorita Cardew estaba muy interesada en tu desdichado hermano Ernesto? No sufrir ella mucho con la muerte de tu hermano?

    JACK.Oh! La cosa ira bien. Cecilia no es una muchacha torpe, romntica. Tiene buen apetito, da largos paseos y no presta ninguna atencin a

    sus clases.

    ALGERNON.Me encantara realmente conocer a Cecilia. JACK.Me cuidar mucho de impedrtelo. Es sumamente hermosa, y

    tiene dieciocho aos recin cumplidos.

    ALGERNON.Y le has comentado a Gwendolen que tienes una pupila exageradamente hermosa y de slo dieciocho aos?

  • JACK.Uno no puede hablar sbitamente de estas cosas a la gente. Talgo la certeza de que Gwendolen y Cecilia acabaran siendo ntimas amigas. Te

    apuesto lo que quieras a que despus de media hora de conocerse se estarn

    llamando recprocamente hermanas.

    ALGERNON.Las mujeres nicamente hacen eso luego de que se han llamado un montn de cosas primero. Ahora, m estimado amigo, si queremos

    tener una buena mesa en Willis, tenemos que ir a cambiarnos inmediatamente.

    Sabes que son cerca de las siete?

    JACK.(con enfado) Oh! Siempre son cerca de las siete. ALGERNON.Bueno, pero yo tengo hambre. JACK.No sera la primera vez que lo supiese. ALGERNON.Luego de cenar, a dnde iremos? Al teatro? JACK.Oh, no! Me resulta enfadoso escuchar. ALGERNON.Est bien, iremos al club. JACK.Tampoco estoy de acuerdo; odio hablar. ALGERNON.Entonces podramos dar una vuelta por el Empire a las

    diez.

    JACK.Oh, no! Me resulta intolerable mirar ciertas cosas. Es tan insulso!

    ALGERNON.Bueno, entonces qu propones hacer? JACK.Disfrutar del ocio. ALGERNON.Es sumamente fastidioso estar inactivos. De cualquier

    modo, no estoy dispuesto a ese penoso trabajo si no tiene algn propsito.

    Entra Lane.

    LANE.La seorita Fairfax!

    Entra Gwendolen, se retira Lane.

    ALGERNON.Gwendolen, a fe ma! GWENDOLEN.Algy, por favor vulvete de espaldas. Quiero decirle

    algo muy personal al seor Worthing.

    ALGERNON.En verdad, Gwendolen, dudo mucho que pueda aceptar lo que me pides.

    GWENDOLEN.Algy, con frecuencia asumes una actitud rigurosamente inmoral con la vida. No eres an lo suficientemente viejo para impedrmelo.

    Algernon se retira hacia la chimenea.

    JACK.Amada ma! GWENDOLEN.Ernesto, tal vez nunca nos casemos. Por la expresin

    que he visto en el rostro de mi madre, temo mucho que as sea. En la

  • actualidad muy pocos padres hacen caso de lo que dicen los hijos. El antiguo

    respeto que se tena a los hijos se est disipando rpidamente. Si alguna vez

    tuve cierta influencia en mam, la perd cuando yo tena tres aos de edad. Sin

    embargo, aunque pueda yo casarme con otro y casarme muchas veces, nada de

    lo que ella pueda hacer podr cambiar el inquebrantable amor que te profeso. JACK.Amada Gwendolen! GWENDOLEN.La historia de tu romntico origen, tal como me la ha

    narrado mi madre, prescindiendo de los desagradables comentarios, ha

    sacudido, como es natural, las fibras ms recnditas de mi alma. Tu nombre

    tiene un encanto irresistible. La sencillez de tu carcter te hace exquisitamente incomprensible para m. Ya cuento con tu direccin en la ciudad de Albany.

    Cul es tu direccin en el campo?

    JACK.Casa solariega de Manor, en Woolton, condado de Herdfort.

    Algernon, que ha estado escuchando con mucha atencin, sonre para

    s mismo y anota la direccin en el puo de su camisa. Despus toma la gua de trenes.

    GWENDOLEN.Supongo que habr un buen servicio postal. Puede ser necesario que tome una decisin desesperada. Eso, claro est, requiere de una

    seria reflexin. Te enviar cartas todos los das.

    JACK.Mi nico amor! Gwendolen.Hasta cundo permanecers en Londres? JACK.Hasta el lunes. GWENDOLEN.Bien! Algy, ya puedes volverte. ALGERNON.Gracias, ya me haba vuelto. GWENDOLEN.Tambin puedes llamar al timbre. JACK.Me permites acompaarte hasta tu coche, amada ma? GWENDOLEN.S. JACK.(a Lane, que entra) Yo acompaar a la seorita Fairfax. LANE.Como usted ordene, seor.

    Salen Jack y Gwendolen. Lane presenta a Algernon varias cartas en una bandeja. Puede presumirse que son facturas, pues Algernon, luego

    de observar los sobres, las hace pedazos.

    ALGERNON.Srvame una copa de jerez, Lane. LANE.S, seor. ALGERNON.Lane, maana voy a bunburizar. LANE.Est bien, seor. ALGERNON.Es probable que vuelva hasta el lunes. Prepreme mis

    trajes, la chaqueta del esmoquin y el vestuario completo de Bunbury.

    LANE.Inmediatamente, seor.

  • Deja el jerez encima de la mesa.

    ALGERNON.Ojal que maana haga buen da, Lane. LANE.Es muy raro que haga buen da, seor. ALGERNON.Es usted demasiado pesimista. LANE.Hago lo que puedo por agradarle, seor.

    Entra Jack. Se retira Lane.

    JACK.Qu muchacha tan juiciosa, tan perspicaz! La nica muchacha que me ha interesado en mi vida. (Algernon re insolentemente.) Qu dije que

    te caus tanta gracia?

    ALGERNON.Oh! Slo estoy un poco preocupado por ese desdichado de Bunbury.

    JACK.Si no eres prudente, tu querido amigo Bunbury te meter en un serio lo un da de stos.

    ALGERNON.Me agradan los los. Son las nicas cosas que jams han sido serias.

    JACK.Oh! Esas son estupideces! Slo dices estupideces!

    Jack le observa enfadado y se retira del saln. Algernon enciende un

    cigarro, lee lo que ha escrito en el puo de su camisa y sonre.

  • ACTO SEGUNDO

    Jardn en la residencia solariega de Manor. Una escalinata de piedra gris lleva a la casa. El jardn, a la antigua, est repleto de rosas.

    poca, mes de julio. Sillas de mimbre y una mesa atiborrada de libros

    se encuentran bajo un enorme tejado.

    La seorita Prism aparece sentada a la mesa. Al fondo, Cecilia

    regando las flores.

    SEORITA PRISM.(llamando) Cecilia! Cecilia! Indiscutiblemente, una tarea tan utilitaria como la de regar las flores es ms bien un deber de

    Moulton que tuya. Principalmente en este momento en que le aguardan los

    placeres intelectuales. Su gramtica alemana est encima de la mesa. Te

    suplico que la abras por la pgina quince. Repasaremos la leccin de ayer. CECILIA.(aproximndose muy despacio) Pero a m no me agrada el

    alemn. Es un idioma que no sienta absolutamente nada bien. S

    perfectamente que parezco fesima despus de mi leccin en ese idioma.

    SEORITA PRISM.Nia, sabes perfectamente que tu tutor est muy ansioso de que mejores en todos los aspectos. Ayer, cuando sali hacia Londres, hizo particular hincapi en tu alemn. En realidad, insiste siempre

    sobre el alemn cuando se va a Londres.

    CECILIA.Es tan serio mi querido to Jack, que a veces pienso si no se encontrar del todo bien!

    SEORITA PRISM.(levantndose) Tu tutor goza de una inmejorable salud, y su sensata conducta es muy loable en alguien tan joven como lo es l.

    No conozco a nadie que tenga un sentido tan alto del deber y de la

    responsabilidad.

    CECILIA.Me imagino que sa debe ser la causa de que parezca tan aburrido cuando estamos los tres juntos.

    SEORITA PRISM.Cecilia! Me sorprendes. El seor Worthing ha tenido muchas tribulaciones as su vida. La indolencia, la diversin y la

    ordinariez no tienen cabida en su conversacin. Debes recordar la inquietud

    constante en que le tiene su hermano, ese infeliz joven.

    CECILIA.Me agradara que el to Jack permitiese a ese infeliz joven que viniese por aqu alguna vez. Podramos ejercer una influencia en l, seorita

    Prism. Tengo la certeza de que usted lo hara. Usted sabe alemn y geologa, y

    cosas por el estilo que influyen considerablemente en un hombre.

    Cecilia comienza a escribir en su diario.

  • SEORITA PRISM.(moviendo delicadamente la cabeza para demostrar su desaprobacin) Dudo que pudiera producir el menor efecto en

    un carcter, de acuerdo con lo admitido por su propio hermano,

    irremediablemente dbil y vacilante. En verdad, no tengo la certeza de que

    quisiera yo reformarle. No estoy a favor de esta mana moderna de transformar gente mala en gente buena en un santiamn. Que cada cual recoja

    lo que sembr. Debes cerrar tu diario, Cecilia. No veo ninguna razn por la

    que debas anotar en l.

    CECILIA.Lo llevo para anotar los secretos maravillosos de mi vida. Si no los apuntase, probablemente los olvidara por completo.

    SEORITA PRISM.La memoria, mi querida Cecilia, es el diario que todos llevamos con nosotros.

    CECILIA.S; pero, generalmente, slo registra las cosas que no han sucedido ni podran suceder. Creo que la memoria es responsable de casi

    todas las novelas de tres tomos que Mundi nos remite, seorita. SEORITA PRISM.No hables con desprecio de las novelas entres

    tomos, Cecilia. Yo tambin escrib una en mis aos juveniles.

    CECILIA.Es verdad, seorita Prism? Qu maravillosamente perspicaz es usted! Me figuro que no acabara bien? No me agradan las novelas con finales felices. Me deprimen muchsimo.

    SEORITA PRISM.Los buenos terminan felizmente, y los malos acaban mal. Esto es el significado de la ficcin.

    CECILIA.Me lo imagino. Sin embargo, parece demasiado injusto. Y publicaron su novela?

    SEORITA PRISM.Ay, no! Por desgracia abandon el manuscrito. (Cecilia se estremece.) Quiero decir que lo extravi. Pero estas

    consideraciones son totalmente innecesarias para tus trabajos.

    CECILIA.(sonriendo) Pero aqu veo a nuestro apreciado doctor Chasuble, que viene por el jardn.

    SEORITA PRISM.(levantndose y aproximndose) Doctor Chasuble! Es para m una verdadera satisfaccin!

    Entra el cannigo Chasuble.

    CHASUBLE.Cmo amaneci, seorita Prism?, supongo que estar bien.

    CECILIA.Hace unos momentos la seorita Prism se quejaba de un leve dolor de cabeza. Creo que le sentara bien dar un breve paseo con usted por el

    parque.

    SEORITA PRISM.Cecilia, en ningn momento te he dicho que me doliera la cabeza.

    CECILIA.No, estimada seorita Prism, lo s; sin embargo, he advertido instintivamente que tena usted jaqueca. Ciertamente, en eso estaba yo

    pensando, y no en mi leccin de alemn, cuando el doctor entr.

  • CHASUBLE.Espero, Cecilia, que no sea distrada. CECILIA.Oh! Temo serlo. CHASUBLE.Es muy raro. Si yo tuviera el privilegio de ser pupilo de la

    seorita Prism, me quedara pendiente de sus labios. (La seorita Prism abre

    exageradamente sus ojos.) Hablo metafricamente. Mi metfora la tom de las abejas. Ejem! El seor Worthing no ha vuelto an de Londres?

    CECILIA.Nos indic que le esperramos hasta el lunes por la tarde. CHASUBLE.Ah, s! Acostumbra pasar el domingo en Londres. No es

    de las personas que piensan solamente en divertirse, como parece el caso de

    ese infeliz joven hermano suyo. Sin embargo, no debo entretener por ms tiempo a Egeria y a su pupila.

    SEORITA PRISM.Egeria? Mi nombre es Leticia, doctor. CHASUBLE.(inclinndose) Es una simple alusin clsica, tomada de

    los autores paganos. Las ver seguramente a las dos en el oficio de vsperas

    de esta tarde? SEORITA PRISM.Me parece, querido doctor, que lo acompaar a

    dar una vueltecita. Realmente, noto que tengo jaqueca, y un paseo puede

    hacerme bien.

    CHASUBLE.Con mucho gusto, seorita Prism; con mucho gusto. Podemos llegar hasta las escuelas y volver.

    SEORITA PRISM.Resultar delicioso. Cecilia, hazme el favor de estudiar tu leccin de Economa Poltica durante mi ausencia. El captulo

    sobre la baja de la rupia puedes saltrtelo. Es demasiado sensacional. Hasta

    esos problemas monetarios tienen su lado melodramtico.

    Se va por el jardn con el doctor Chasuble.

    CECILIA.(recogiendo los libros y tirndolos sobre la mesa) Fuera la horrible Economa Poltica! Fuera la horrible Geografa! Fuera, fuera el

    horrible alemn!

    Entra Merriman con una tarjeta sobre una bandeja.

    MERRIMAN.El seor Ernesto Worthing acaba de llegar en coche de la estacin. Ha trado su equipaje consigo.

    CECILIA.(tomando la tarjeta y leyndola) Seor Ernesto Worthing, B. cuatro. The Albany, W. El hermano del to Jack! Le ha dicho usted que el

    seor Worthing estaba en Londres?

    MERRIMAN.S, seorita, Y ha parecido muy contrariado. Le he dicho que usted y la seorita Prism estaban en el jardn. Ha dicho que tena mucho

    inters en hablar con usted reservadamente un momento.

    CECILIA.Dgale al seor Ernesto Worthing que venga aqu. Y creo que sera mejor que usted le indicara al ama de llaves que le preparase un cuarto.

    MERRIMAN.Bien, seorita. (Se retira.)

  • CECILIA.Hasta ahora no he conocido an a ningn hombre verdaderamente malo. Me siento un poco asustada. Mucho me temo que se

    parezca a todos los dems. (Entra Algernon muy alegre y desenvuelto.) Y se

    parece!

    ALGERNON.(quitndose el sombrero) Seguramente t eres mi pequea prima Cecilia.

    CECILIA.Est terriblemente equivocado. No soy pequea. En verdad, creo que estoy ms crecida d lo corriente para mi edad. (Algernon se siente

    sumamente confundido.) No obstante, s soy su prima Cecilia. Ya veo por su

    tarjeta que es usted el hermano del to Jack, mi primo Ernesto, mi infame primo Ernesto.

    ALGERNON.Oh! En verdad, no soy infame, ni mucho menos, prima Cecilia. No debes tener esa opinin de m.

    CECILIA.Si no es perverso, nos ha estado mintiendo, indudablemente, a todos, de la manera ms inaceptable. Ojal que no est llevando una doble vida, intentando ser perverso y ser realmente afable durante todo este tiempo.

    A esa actitud se le llama hipocresa.

    ALGERNON.(observndola con estupefaccin) Oh! Por supuesto que he sido un poco imprudente.

    CECILIA.Me alegra escucharlo. ALGERNON.Verdaderamente, ya que lo mencionas, he sido todo lo

    perverso que he podido en mi breve vida.

    CECILIA.No creo que deba ufanarse de ella, aunque, indudablemente, haya sido muy satisfactoria.

    ALGERNON.Mucho ms grato es estar aqu contigo. CECILIA.Lo que me es difcil entender es por qu ha venido a este

    lugar. El to Jack volver hasta el lunes por la tarde.

    ALGERNON.Oh! Que enorme frustracin para m. Debo marcharme forzosamente el lunes por la maana en el primer tren. Tengo una reunin de

    negocios a la que me interesa mucho faltar. CECILIA.No podra faltar en cualquier otro sitio que no fuese

    Londres?

    ALGERNON.No; la cita es en Londres. CECILIA.Bueno; ya s, naturalmente, lo importante que es no acudir a

    una cita de negocios cuando se quiere conservar cierto sentido de la belleza de la vida; empero, creo que hara usted mejor en esperar el regreso del to Jack.

    S que desea hablar con usted de su emigracin.

    ALGERNON.Acerca de qu? CECILIA.De su emigracin. To Jack ha ido a comprarle a usted su

    vestuario. ALGERNON.No aceptar de ninguna manera que Jack me compre mi

    equipo. Tiene un psimo gusto para las corbatas.

    CECILIA.Dudo que vaya a necesitar alguna corbata. El to Jack ha decidido enviarlo a Australia.

  • ALGERNON.A Australia! Antes prefiero morir. CECILIA.Pues el mircoles por la noche, mientras cenbamos, dijo que

    tendra que escoger entre este mundo, el otro y Australia.

    ALGERNON.Ah! Bueno. Los informes que he recibido de Australia y del otro mundo son poco alentadores. Este mundo es suficientemente bueno para m, prima Cecilia.

    CECILIA.Lo s; sin embargo, es usted bastante bueno para l? ALGERNON.Temo que no. Por ello quiero que t me reformes. Puedo

    ser tu misin, si no te importa, prima Cecilia.

    CECILIA.Esta tarde no puedo. ALGERNON.Bueno, no te importar si comienzo a reformarme yo solo

    esta tarde, verdad?

    CECILIA.Sera un poco quijotesco de su parte. Sin embargo, creo que debe intentarlo.

    ALGERNON.Lo intentar. Incluso me siento ya mejor. CECILIA.Pues su aspecto demuestra lo contrario. ALGERNON.Eso es porque tengo hambre. CECILIA.Qu descortesa la ma! Debera haber recordado que, cuando

    uno va a comenzar una vida completamente nueva, uno necesita comer en

    abundancia y sanamente. Quiere cenar? ALGERNON.Se lo agradezco. Podra tomar antes una flor para el ojal?

    Nunca tengo apetito si no llevo una flor en el ojal.

    CECILIA.Aceptara una calndula? (Toma las tijeras.) ALGERNON.Disclpame, pero preferira una rosa sonrosada. CECILIA.Por qu? (Corta una flor.) ALGERNON.Porque pareces una rosa sonrosada, prima Cecilia. CECILIA.Creo que es incorrecto que me hable de esa forma. La seorita

    Prism no me dice nunca esas cosas.

    ALGERNON.Entonces ser una vieja dama miope. (Cecilia le coloca la rosa en el ojal.) Eres la muchacha ms bonita que he visto en mi vida.

    CECILIA.La seorita Prism asegura que todas las personas encantadoras son una trampa.

    ALGERNON.Una trampa en la que todo hombre prudente querra dejarse atrapar.

    CECILIA.Oh! Creo que a m no me gustara atrapar a un hombre sensato. No sabra de qu hablarle.

    Entran en la casa. La seorita Prism y el doctor Chasuble regresan.

    SEORITA PRISM.Est usted muy solo, m estimado doctor Chasuble. Debera casarse. Le comprendo, todava misntropo; pero un mujerntropo,

    jams!

  • CHASUBLE.(con un escalofro de hombre docto) No merezco, crame, un vocablo de tan marcado neologismo. El precepto, as como la prctica de la

    Iglesia primitiva, eran claramente opuestos al matrimonio.

    SEORITA PRISM.(sentenciosamente) sa es, sin duda alguna, la razn de que la Iglesia primitiva no haya durado hasta nuestros das. No parece usted darse cuenta, mi querido doctor, de que un hombre que se

    empea en permanecer soltero se convierte en una perpetua tentacin pblica.

    Los hombres deberan ser ms prudentes; su propio celibato es lo que pierde a

    las naturalezas frgiles.

    CHASUBLE.Sin embargo, es que un hombre no tiene los mismos atractivos cuando est casado?

    SEORITA PRISM.Un hombre casado no posee nunca atractivos ms que para su mujer.

    CHASUBLE.Y, segn me han dicho, muchas veces ni siquiera para ella. SEORITA PRISM.Eso depende de las simpatas intelectuales de la

    mujer. Se puede siempre confiar en la edad madura. Se puede dar crdito a la

    madurez. Las mujeres jvenes estn verdes. (l doctor Chasuble se

    estremece.) Hablo en trminos de horticultura. Mi metfora estaba tomada de

    las utas. Pero, dnde est Cecilia?

    CHASUBLE.Tal vez nos haya seguido a las escuelas.

    Entra Jack muy despacio por el fondo del jardn. Viste de luto riguroso,

    con una gasa negra sobre la cinta del sombrero y guantes negros.

    SEORITA PRISM.Seor Worthing! CHASUBLE.Seor Worthing? SEORITA PRISM.Es una verdadera sorpresa. No le esperbamos a

    usted hasta el lunes por la tarde.

    JACK.(estrechando la mano de la seorita Prism con ademn trgico) He regresado antes de lo que esperaba. Supongo que estar usted

    bien, doctor Chasuble.

    CHASUBLE.Mi estimado seor Worthing, espero que ese traje de luto, no significar ninguna terrible calamidad.

    JACK.Mi hermano. SEORITA PRISM.Ms deudas vergonzosas, ms locuras? CHASUBLE.Sigue siempre haciendo su vida de placer? JACK.(inclinando la cabeza) Muerto! CHASUBLE.Ha muerto su hermano Ernesto? JACK.Por completo. SEORITA PRISM.Qu leccin para l! Espero que le servir. CHASUBLE.Seor Worthing, le doy a usted mi sincero psame. Tiene

    usted, al menos, el consuelo de saber que fue usted siempre el ms generoso y el ms indulgente de los hermanos.

  • JACK.Pobre Ernesto! Tena muchos defectos; pero es un golpe doloroso, muy doloroso.

    CHASUBLE.Muy doloroso, en efecto. Estaba usted con l en sus ltimos momentos?

    JACK.No. Ha muerto en el extranjero; en Pars, s. Recib anoche un telegrama del gerente del Gran Hotel.

    CHASUBLE.Indica la causa de la muerte? JACK.Un fuerte enfriamiento, segn parece. SEORITA PRISM.Cada hombre recoge lo que siembra. CHASUBLE.(levantando la mano) Caridad, mi querida seorita Prism,

    caridad. Ninguno de nosotros es perfecto. Yo mismo tengo una debilidad

    especial por el juego de las damas. Y el entierro tendr lugar aqu?

    JACK.No. Parece ser que expres el deseo de que le enterrasen en Pars. CHASUBLE.En Pars! (Moviendo la cabeza.) Temo que ese detalle

    indique la poca sensatez de su estado de nimo en los ltimos momentos. Desear usted, sin duda, que haga yo el domingo prximo alguna ligera

    alusin a esta desgracia domstica. (Jack le aprieta la mano

    convulsivamente.) Mi sermn sobre el significado del man en el desierto

    puede adaptarse a casi todas las ocasiones alegres o, como en el presente caso,

    luctuosas. (Todos suspiran.) Lo he predicado en fiestas campestres, en bautizos, confirmaciones, das de penitencia y fechas solemnes. La ltima vez

    que lo pronunci fue en la catedral, como sermn de caridad a beneficio de la

    sociedad preventiva contra el descontento de las clases altas. Al obispo, que

    estaba presente, le causaron mucha impresin algunas de las comparaciones

    que hice. JACK.Ah! No ha hablado usted de bautizos, doctor Chasuble? Porque

    eso me recuerda una cosa. Supongo que sabr usted bautizar muy bien? (El

    doctor Chasuble se queda estupefacto.) Quiero decir, como es natural, que

    estar usted bautizando continuamente, no es eso?

    SEORITA PRISM.Siento decir que es uno de los deberes ms constantes del rector en esta parroquia. Yo he hablado ms de una vez a las

    clases menesterosas sobre este asunto. Aunque parecen ignorar lo que es

    economa.

    CHASUBLE.Pero hay algn nio determinado por quien se interese usted, seor Worthing? Su hermano creo que era soltero, es verdad?

    JACK.Oh, s! SEORITA PRISM.(con amargura) La gente que vive nicamente para

    el deleite lo suele ser.

    JACK.Pero no es para ningn nio, mi querido doctor. Me gustan mucho los nios. No! El caso es que quisiera yo ser bautizado esta tarde, si no tiene usted nada mejor que hacer.

    CHASUBLE.Pero, seguramente, seor Worthing, estar usted ya bautizado.

    JACK.No recuerdo absolutamente nada.

  • CHASUBLE.Pero tiene usted alguna duda importante sobre eso? JACK.Creo tenerla. Claro es que no s si la cosa le molestar a usted, o

    si le parezco ya un poco viejo.

    CHASUBLE.No, por cierto. La aspersin y hasta la inmersin de los adultos son prcticas perfectamente cannicas.

    JACK.La inmersin! CHASUBLE.No tenga usted cuidado. Basta con la aspersin, y es

    incluso lo que le aconsejo. Est el tiempo tan variable! A qu hora desea

    usted que se efecte la ceremonia?

    JACK.Oh! Podemos quedar en las cinco, si a usted le parece. CHASUBLE.Perfectamente, perfectamente! Tengo, adems, otras dos

    ceremonias similares a esa hora. Han nacido recientemente dos gemelos en

    una de las quintas alejadas de la finca de usted. El pobre Jenkins, el carretero,

    es un hombre que trabaja de firme.

    JACK.Oh! No me parece divertido ser bautizado en compaa de otros rorros. Sera infantil. Le parecera a usted bien a las cinco y media?

    CHASUBLE.Admirablemente, admirablemente! (Saca el reloj.) Y ahora, mi querido seor Worthing, no quiero molestar ms tiempo en su casa,

    sumida en la pesadumbre. Le aconsejara tan slo que no se dejase abatir

    demasiado por el dolor. Las que nos parecen pruebas amargas son muchas veces beneficios disfrazados.

    SEORITA PRISM.Esto me parece un beneficio evidente.

    Llega Cecilia, que viene de la casa.

    CECILIA.To Jack! Oh! Me alegra muchsimo verle ya de vuelta. Pero qu traje tan horrible se ha puesto usted! Vaya usted a cambiar de ropa.

    SEORITA PRISM.Cecilia! CHASUBLE.Hija ma! Hija ma!

    Cecilia se dirige hacia Jack; ste la besa en la frente con aire

    melanclico.

    CECILIA.Qu ocurre, to Jack? Pngase usted alegre! Parece que tiene usted dolor de muelas! Qu sorpresa le preparo! Quin cree usted que

    est en el comedor? Su hermano!

    JACK.Quin? CECILIA.Su hermano Ernesto. Ha llegado hace una media hora. JACK.Qu disparate! Yo no tengo hermano. CECILIA.Oh, no diga usted eso! Por mal que se haya portado con usted

    anteriormente, no por eso deja de ser su hermano. No es posible que tenga

    usted tan poco corazn como para renegar de l. Voy a decirle que salga. Y le

    dar usted la mano, verdad, to Jack?

  • Vuelve a entrar corriendo en la casa.

    CHASUBLE.stas s que son noticias alegres. SEORITA PRISM.Despus de estar todos nosotros resignados a su

    prdida, ese retomo inesperado me parece singularmente calamitoso.

    JACK.Que mi hermano est en el comedor? No s qu querr decir todo esto. Lo encuentro completamente absurdo.

    Entran Algernon y Cecilia tomados de la mano. Se dirigen muy

    despacio hacia Jack.

    JACK.Santo Dios!

    Con un gesto ordena a Algernon que se marche.

    ALGERNON.Hermano John, he venido de Londres para decirte que me avergenzan mucho los disgustos que te he dado y que estoy decidido a

    enmendarme por completo en lo sucesivo.

    Jack le mira con ojos furibundos y no le tiende la mano.

    CECILIA.To Jack, no ir usted anegarle la mano a su propio hermano. JACK.Nada me mover a estrechar su mano. Su venida aqu me parece

    ignominiosa. l sabe muy bien por qu.

    CECILIA.To Jack, sea usted bueno. Siempre hay algo bueno en todo el mundo. Ernesto me hablaba precisamente de su pobre amigo paraltico, el

    seor Bunbury, al que visita con mucha Secuencia Y seguramente tiene que haber mucha bondad en quien la tiene con un enfermo y renuncia a los

    placeres de Londres para sentarse junto a un lecho de dolor.

    JACK.Oh! Ha estado hablando de Bunbury, verdad? CECILIA.S; me ha estado contando todo cuanto se refiere a ese pobre

    seor Bunbury y a su terrible estado de salud. JACK.Bunbury! Bueno, pues no quiero que vuelva a hablarte de

    Bunbury ni de nada. Es para volverse completamente loco.

    ALGERNON.Reconozco, naturalmente, que es ma toda la culpa. Pero debo decir, y as lo creo, que la frialdad de mi hermano John me es

    particularmente dolorosa Yo esperaba una acogida ms calurosa, sobre todo teniendo en cuenta que es la primera vez que vengo aqu.

    CECILIA.To Jack, si no le da usted la mano a Ernesto, no se lo perdonar nunca.

    JACK.Que no me perdonars nunca? CECILIA.Nunca, nunca, nunca!

  • JACK.Bueno; es la ltima vez que lo hago. (Le da la mano a Algernon, mirndole con ojos llameantes.)

    CHASUBLE.Es muy agradable, verdad?, presenciar una reconciliacin tan perfecta. Yo creo que podramos dejar solos a los dos hermanos.

    SEORITA PRISM.Cecilia, ten la bondad de venir con nosotros. CECILIA.S, seorita Prism. Mi pequeo trabajo de reconciliacin ha

    terminado.

    CHASUBLE.Ha realizado usted hoy una accin muy hermosa, hija ma. SEORITA PRISM.No debemos ser prematuros en nuestros juicios. CECILIA.Me siento muy dichosa.

    Salen todos, a excepcin de Jack y Algernon.

    JACK.Eres un rufin, Algy, tienes que largarte de aqu lo ms pronto posible; no te permitir ningn bunburismo aqu.

    Entra Merriman.

    MERRIMAN.He dejado el equipaje del seor Ernesto en la pieza contigua a la del seor. Supongo que he hecho lo correcto.

    JACK.El qu? MERRIMAN.El equipaje del seor Ernesto. Lo he desempacado y lo he

    dejado en la pieza contigua a la de usted.

    JACK.Su equipaje? MERRIMAN.S, seor. Tres bales, un estuche de viaje, dos cajas de

    sombreros y una fiambrera grande.

    ALGERNON.Me da mucha pena no poder quedarme ms de una semana.

    JACK.Merriman, ordene que enganchen el coche en seguida. El seor Ernesto ha de volver rpidamente a Londres.

    MERRIMAN.Est bien, seor. (Vuelve a la casa) ALGERNON.Eres el ms infame de los mentirosos, Jack! No tengo

    que volver a Londres en absoluto.

    JACK.Para m, s tienes que volver a la ciudad. ALGERNON.No saba yo que me llamase alguien. JACK.El deber de caballero te llama all. ALGERNON.Mis deberes de caballero nunca han interferido en mis

    diversiones.

    JACK.No comprendo lo que dices. ALGERNON.Est bien, Cecilia es encantadora. JACK.Te prohbo que hables as de la seorita Cardew; me molesta

    muchsimo.

    ALGERNON.Est bien, pero a m me desagrada mucho tu traje. Te da un aspecto absolutamente ridculo. Por qu demonios no vas a cambiarte? Es

  • totalmente absurdo vestir de luto riguroso por un hombre que va a pasarse

    toda una semana contigo, en tu casa, como husped. Para m esto es grotesco.

    JACK.Puedes asegurar que no te quedars conmigo toda una semana como invitado ni como nada. Tienes que marcharte en el tren de las cuatro y cinco.

    ALGERNON.Mientras ests de luto no me marchar. Sera la mayor falta de amistad. Si yo estuviera de luto, te quedaras acompandome,

    supongo. Y si no lo hicieras, me parecera una gran descortesa de tu parte.

    JACK.Bueno, te marchars si me cambio este atuendo luctuoso? ALGERNON.S, pero con tal que no tardes mucho. Jams he visto a

    alguien que tarde tanto en vestirse y con un resultado tan lamentable.

    JACK.Bueno, despus de todo, mejor es vestir as que usar esos atuendos tan extravagantes que siempre te pones.

    ALGERNON.Si algunas veces mis ropas son extravagantes, eso lo compenso siendo exageradamente educado.

    JACK.Tu soberbia es ridcula; tu comportamiento, un agravio, y tu presencia en mi jardn, totalmente absurda. De todas formas, tendrs que

    marcharte en el tren de las cuatro y cinco, y ojal que tengas un buen viaje de

    regreso a Londres. Este bunburismo, como lo llamas, ha sido desastroso para

    ti. (Entra en la casa.) ALGERNON.Pues pienso que ha sido todo lo contrario. Estoy

    enamorado de Cecilia, y esto es todo. (Entra Cecilia por el fondo del jardn.

    Toma la regadera y comienza a regar las flores.) Sin embargo, es necesario

    que la vea antes de irme, y realizar las gestiones para otro da de bunburismo.

    Ah, aqu est! CECILIA.Oh!, nicamente he regresado a regar las flores. Cre que

    estaba usted con el to Jack.

    ALGERNON.Pues ya ves que no, l ha ido a ordenar que enganchen el coche para m.

    CECILIA.Lo llevar de paseo? ALGERNON.No; me enviar a Londres. CECILIA.Entonces, tenemos que separamos? ALGERNON.Eso temo. Ser una separacin muy dolorosa. CECILIA.Siempre es muy triste separarse de las personas que uno ha

    conocido recientemente. La ausencia de las viejas amistades la puede uno tolerar con serenidad. Sin embargo, una separacin momentnea, de una

    persona que acaban de presentamos, es casi intolerable.

    ALGERNON.Gracias.

    Entra Merriman.

    MERRIMAN.El coche lo espera en la puerta, seor.

    Algernon mira suplicante a Cecilia.

  • CECILIA.Pida que espere cinco minutos, Merriman. MERRIMAN.Se lo dir, seorita. (Se retira.) ALGERNON.Espero, Cecilia, que no la ofender si le declaro con toda

    sinceridad que me parece en todos los aspectos la personificacin de la

    perfeccin absoluta. CECILIA.Creo que su sinceridad le honra mucho, Ernesto. Y si no se

    molesta, copiar sus opiniones en mi diario. (Camina hacia la mesa y

    comienza a escribir en su diario.)

    ALGERNON.En verdad, lleva usted un diario? Dara cualquier cosa por echarle un vistazo. Me permite hacerlo?

    CECILIA.Oh, no! (Y con su mano evita que Algernon lo tome.) Comprender que stas son simples anotaciones de pensamientos e

    impresiones de una muchacha demasiado joven, y que est hecho, por lo

    tanto, para ser publicado. Cuando aparezca en volumen, esporo que encargue

    un ejemplar. Pero le suplico que prosiga, Ernesto, pues me encanta escribir al dictado. He llegado hasta la perfeccin absoluta. Puede continuar. Estoy

    lista para seguir escribiendo.

    ALGERNON.(confundido) Ejem, ejem! CECILIA.Oh, no tosa, Ernesto! Cuando uno dicta, se debe hablar, no

    toser. Adems, no s cmo se escribe tos. (Escribe mientras Algernon habla.) ALGERNON.(hablando velozmente) Cecilia, desde la primera vez que

    vi su inigualable hermosura, me he atrevido a amarla con desesperada pasin

    y fervor.

    CECILIA.Creo que no es correcto que me diga que me ama con desesperada pasin y fervor, pues esto no parece tener mucho sentido, verdad?

    ALGERNON.Cecilia!

    Entra Merriman.

    MERRIMAN.Seor, el coche sigue esperndolo. ALGERNON.Ordnele que regrese la semana prxima, a esta misma

    hora.

    MERRIMAN.(observando a Cecilia, que no se turba) Est bien, seor. CECILIA.Mi to Jack se enfadar mucho si se enterara de que usted se

    quedar hasta la semana prxima, a la misma hora.

    ALGERNON.Oh!, no me inquieta lo que piense o cmo acte Jack. La nica que me importa eres t. Te amo, Cecilia Quieres ser mi esposa?

    CECILIA.Qu muchacho tan torpe! Claro que quiero ser tu esposa Como que somos novios desde hace tres meses.

    ALGERNON.Desde hace tres meses? CECILIA.Efectivamente, l jueves cumpliremos exactamente tres

    meses.

    ALGERNON.Pero, me podras decir cmo nos hemos comprometido?

  • CECILIA.Desde la primera vez que mi adorado to Jack nos revel que tena un hermano menor muy cruel y perverso, t, lgicamente, has sido el

    principal tema de conversacin entre la seorita Prism y yo. Y, naturalmente,

    un hombre de quien se habla mucho resulta siempre muy atrayente. Una

    intuye que debe haber algo en l, despus de todo. Admito que fue una estupidez de mi parte, pero me enamor de ti, Ernesto.

    ALGERNON.Amada ma! Y en qu momento comenz realmente este noviazgo?

    CECILIA.El jueves catorce de febrero ltimo. Fastidiada de que ignoraras por completo mi existencia, determin finalizar el asunto de una u otra manera, y despus de una prolongada lucha conmigo misma, te acept

    bajo este adorado viejo rbol. Al da siguiente compr este pequeo anillo con

    tu nombre y esta pulsera con el nudo de amantes fieles que te promet llevar

    siempre.

    ALGERNON.Yo te lo di? Es muy bonito, verdad? CECILIA.S, tienes un gusto muy exquisito, Ernesto. sa es la excusa

    que he dado siempre a la ignominiosa vida que llevabas. Y en esta caja guardo

    todas tus cartas. (Se arrodilla frente a la mesa, abre la caja y muestra unas

    cartas atadas con una cinta azul.)

    ALGERNON.sas son mis cartas? Pero, mi querida Cecilia, jams te he enviado ninguna carta.

    CECILIA.No es necesario que me lo recuerdes, Ernesto. Recuerdo muy bien que me he visto obligada a escribirlas yo misma por ti. Escriba siempre

    tres veces por semana, y algunas veces ms.

    ALGERNON.Por favor, Cecilia, permteme que las lea. CECILIA.No es posible! Te haran muy vanidoso. (Las guarda

    nuevamente en la caja.) Las tres que me enviaste despus que reimos son tan

    encantadoras y tienen tan mala ortografa, que incluso ahora no puedo leerlas

    sin llorar un poco.

    ALGERNON.Pero, alguna vez rompimos nuestro compromiso? CECILIA.S. En marzo pasado, el da 22. Si lo deseas, puedes verla

    anotacin. (Le muestra el diario.) Este da he roto mi compromiso con

    Ernesto. Creo que es preferible esto. Hasta hoy, el tiempo contina

    encantador.

    ALGERNON.Pero, por qu rompimos nuestra relacin? Qu dao te caus? No he hecho nada. Cecilia, me entristece mucho escucharte decir que

    hemos reido. Mxime ahora que el tiempo est muy encantador.

    CECILIA.Si no hubisemos reido alguna vez, hubiese sido un noviazgo poco serio. Sin embargo, excusar tu comportamiento antes de que

    termine la semana. ALGERNON.(caminando hacia Cecilia y arrodillndose a sus

    pies) Cecilia, eres un ngel perfecto, inmaculado!

    CECILIA.Ah, qu romntico eres! (l la besa y ella le acaricia los cabellos.) Supongo que es natural el rizado de tus cabellos, verdad?

  • ALGERNON.Es verdad, amada ma, con una pequea ayuda de otros. CECILIA.Me siento muy feliz. ALGERNON.Cecilia, nunca volvers a reir conmigo? CECILIA.No creo que pueda reir contigo ahora que te conozco en

    persona, Ernesto. Adems, queda la cuestin del nombre, como es natural. ALGERNON.(nerviosamente) S, claro. CECILIA.Mi amor, no te ras de m, pero la verdad es que desde nia

    uno de mis mayores sueos fue amar a un hombre que se llamase

    Ernesto. (Algernon se levanta y Cecilia tambin.) Hay algo en ese nombre que

    me inspira una total confianza. Compadezco a la mujer que se haya casado con un hombre que no se llame Ernesto.

    ALGERNON.Pero, amada ma, acaso no podras amarme si me llamase de otra manera?

    CECILIA.Pero, qu nombre? ALGERNON.Oh! El que quieras. Algernon, por ejemplo CECILIA.Ese nombre no me agrada. ALGERNON.No veo realmente, amada ma, chiquilla de mi alma, qu

    objecin puedes tener al nombre de Algernon. Ese nombre no es feo. En

    realidad, es por el contrario, un nombre aristocrtico. La mitad de los

    muchachos que comparecen ante el Tribunal de Quiebras se llaman Algernon. Pero, en serio, Cecilia (Aproximndose a ella.) Si me llamase Algy, no podras amarme?

    CECILIA.(ponindose de pie) Tal vez te respetara, Ernesto; no obstante, temo no poder darte toda mi atencin.

    ALGERNON.(tomando su sombrero) Ejem! Cecilia! Supongo que el prroco de aqu tiene mucha experiencia en la prctica de todas las ceremonias

    de la Iglesia.

    CECILIA.Oh, s! El doctor Chasuble es sumamente culto. Jams ha escrito un solo libro, as que puedes imaginar cunto sabe.

    ALGERNON.Necesito verle inmediatamente para que oficie un bautizo muy importante; quiero decir, para un asunto muy importante.

    CECILIA.Oh! ALGERNON.Me ausentar no ms de media hora. CECILIA.Considerando que somos novios desde el jueves catorce de

    febrero y que acabo de conocerle hoy, creo que sera muy molesto que me dejase sola por un tiempo tan prolongado como treinta minutos. Podras

    volver en veinte minutos?

    ALGERNON.No tardar mucho. (La besa y sale corriendo.) CECILIA.Qu muchacho tan vehemente! Me fascina su cabello. Debo

    apuntar su declaracin en mi diario.

    Entra Merriman.

  • MERRIMAN.Una seorita acaba de llegar y quiere ver al seor Worthing. Es para un asunto muy importante, segn dice.

    CECILIA.El seor Worthing no se encuentra en su biblioteca? MERRIMAN.Desde hace varios minutos el seor Worthing fue a la

    parroquia. CECILIA.Te suplico que le digas a esa seorita que tenga la cortesa de

    venir aqu. No tardar el seor Worthing. Y puedes traer el t.

    MERRIMAN.Esta bien, seorita. (Se retira) CECILIA.Seorita Fairfax! Tal vez sea una de las caritativas ancianas

    que se han asociado con el to Jack para impulsar alguno de sus trabajos filantrpicos en Londres. Me desagradan mucho las mujeres interesadas por

    los trabajos filantrpicos. Creo que son muy atrevidas.

    Entra Merriman.

    MERRIMAN.La seorita Fairfax.

    Entra Gwendolen, se retira Merriman.

    CECILIA.(yendo hacia ella) Le suplico que me permita presentarme yo misma. Me llam Cecilia Cardew.

    GWENDOLEN.(dirigindose hacia ella y estrechndole la mano) Es usted Cecilia Cardew? Qu nombre tan fascinante! Algo me dice que vamos

    a mantener una gran amistad. Siento por usted un afecto indescriptible. Mis primeras impresiones ante la gente nunca me engaan.

    CECILIA.Qu amable es semejante afecto por su parte, tras el breve tiempo de habernos conocido! Le suplico que se siente.

    GWENDOLEN.(an de pie) Puedo llamarla Cecilia? CECILIA.Por favor. GWENDOLEN.Y t me llamars Gwendolen, verdad? CECILIA.Si as lo quieres GWENDOLEN.Entonces, todo est arreglado, no crees? CECILIA.As lo espero.

    Pausa. Se sientan las dos juntas.

    GWENDOLEN.Tal vez sea sta una excelente oportunidad para decirte quin soy. Mi padre es lord Bracknell. Supongo que nunca has odo hablar de

    l.

    CECILIA.No creo. GWENDOLEN.Fuera del crculo de familia, pap, me satisface decirlo,

    es totalmente desconocido. Creo que as debe ser. Me parece que el hogar

    debe ser el ambiente apropiado para un hombre. Y, en verdad, en cuanto el

  • hombre comienza a desatender sus deberes domsticos, se vuelve

    dolorosamente afeminado, no es cierto? A m me desagrada eso. Hace a los

    hombres tan atractivos! Mam, cuya opinin acerca de la educacin es absolutamente rgida, me ha enseado a ser de una miopa extraordinaria, es

    una de las partes de su sistema. No te molestar, por lo tanto, si me pongo mis gafas para verte?

    CECILIA.Oh! En absoluto. Me gusta muchsimo que me miren. GWENDOLEN.(luego de examinar minuciosamente a Cecilia con sus

    gafas) Supongo que has venido aqu de visita.

    CECILIA.Oh, no! Aqu vivo. GWENDOLEN.(con rigor) De verdad? Supongo que tu madre o

    alguna otra pariente tuya de edad avanzada vive tambin aqu.

    CECILIA.Oh, no! No tengo madre, ni, en realidad, ningn pariente. GWENDOLEN.Ser posible? CECILIA.Mi adorado tutor, con la ayuda de la seorita Prism, asume la

    ardua tarea de estar a mi cuidado.

    GWENDOLEN.Tu tutor? CECILIA.S; soy la pupila del seor Worthing. GWENDOLEN.Oh! Es muy extrao que l jams me haya comentado

    que tena una pupila. Qu reservado es! Cada hora que transcurre resulta ms interesante. Pero no creo que la noticia me inspire un sentimiento de alegra

    pura. (Levantndose y yendo hacia ella) Cecilia, me eres sumamente

    agradable. Te estim desde el primer momento en que te vi! Sin embargo,

    tengo la obligacin de decirte que ahora que s que eres la pupila del seor

    Worthing no puedo evitar el deseo de que fueses, vamos, un poco ms viga de lo que pareces y no tan atractiva. De hecho, si puedo hablar con total franqueza

    CECILIA.Te lo suplico! Pienso que cuando alguien tiene algo desagradable que decir, uno debe ser muy franco.

    GWENDOLEN.Bueno; pues hablando con total sinceridad, Cecilia, hubiera deseado que tuvieses cuarenta y dos aos cumplidos, y que fueses ms

    fea de lo que se suele ser a esa edad. Ernesto tiene una naturaleza fuerte e

    ntegra. Es la esencia misma de la verdad y del honor. La traicin sera en l

    tan inadmisible como la desilusin. Paro aun los seres de espritu sumamente

    noble son exageradamente sensibles a la influencia de los encantos fsicos de los dems. La historia moderna, en mayor medida que la historia antigua, nos

    proporciona muchos de los ms atroces ejemplos del caso a que me refiero. Si

    no fuera de esa manera, ciertamente, la Historia sera totalmente confusa.

    CECILIA.Disculpa, Gwendolen, has dicho que Ernesto? GWENDOLEN.S. CECILIA.Oh!, pero el seor Ernesto Worthing no es mi tutor. Es su

    hermano, su hermano mayor. GWENDOLEN.(tomando asiento nuevamente) Ernesto jams me ha

    dicho que tuviese un hermano.

  • CECILIA.Siento decirte que desde hace mucho tiempo no han tenido buenas relaciones.

    GWENDOLEN.Ah! Eso lo aclara todo. Y ahora que lo pienso, jams he escuchado a un hombre hablar de su hermano. Por lo visto, el tema pareca

    desagradable para la mayora de la gente. Cecilia, me has quitado un gran peso de encima. Estaba comenzando a sentirme intranquila Hubiera sido cruel

    que una nube cualquiera enturbiase una amistad como la nuestra, no lo crees

    as? Dime: ests segura, totalmente segura de que el seor Ernesto Worthing

    no es tu tutor?

    CECILIA.Plenamente segura. (Pausa.) Realmente, voy a ser yo su tutora.

    GWENDOLEN.con tono interrogante) Cmo has dicho? CECILIA.(tmida y confidencialmente) Mi adorada Gwendolen, no hay

    razn para que te guarde un secreto. Nuestro pequeo peridico local tal vez

    publique la noticia la semana prxima. El seor Ernesto Worthing y yo somos novios y nos vamos a casar.

    GWENDOLEN.(levantndose, muy amablemente) Mi estimada Cecilia, sospecho que en eso debo de haber alguna mala interpretacin. El seor

    Ernesto Worthing es mi prometido. La noticia se publicar en el Moming Post

    del sbado, lo ms tarde. CECILIA.(muy cortsmente, levantndose) Creo que debes de estar un

    poco confundida. Ernesto se me declar hace diez minutos. (Le muestra el

    diario.)

    GWENDOLEN.(examinando con atencin el diario con las gafas puestas) Es verdaderamente rarsimo, pues me suplic que fuese su esposa ayer por la tarde, a las cinco y media. Si deseas comprobar el hecho, hazlo, te

    lo imploro. (Saca su propio diario y aade): Siempre que viajo llevo mi

    diario. Debe una llevar siempre algo sensacional para leer en el tren. Querida

    Cecilia, me dara mucha pena que esta compleja situacin te pudiera causar

    alguna desilusin, sin embargo, creo que tengo prioridad. CECILIA.Mi apreciada Gwendolen, sentira de una manera

    indescriptible el haberte causado cualquier angustia mental o fsica, sin

    embargo, es mi obligacin precisar que, desde que Ernesto se te declar, ha

    cambiado rotundamente de opinin.

    GWENDOLEN.(con aire meditabundo) Si ese desventurado muchacho se ha dejado atrapar por la trampa de alguna promesa absurda, considerar que

    es mi obligacin librarle de ella sin demora y con mano firme.

    CECILIA.(abstrada y apenada) Cualquier enredo en el que se haya inmiscuido m adorado Ernesto, jams se lo recriminar despus que nos

    hayamos casado. GWENDOLEN.Se refiere a mi, seorita Cardew, como a un enredo?

    Es usted muy atrevida. En ocasiones como sta, es ms que un deber moral el

    decir lo que uno piensa. Se convierte en un placer.

  • CECILIA.Insina, seorita Fairfax, que mediante un ardid yo he atrapado al seor Ernesto para que se declarase? Cmo osa decir eso? No es

    ste el momento de proceder con fingida cortesa. Cuando veo un azadn, lo

    llamo azadn.

    GWENDOLEN.(con sarcasmo) Me satisface decir que jams he visto un azadn. Es evidente que nuestros crculos sociales son muy diferentes.

    Entra Merriman, seguido de un criado. Lleva una bandeja, un mantel y

    una mesita con el servicio. Cecilia est a punto de protestar. La

    aparicin de los criados ejerce una influencia moderadora, bajo la

    cual ambas muchachas se revuelven colricas.

    MERRIMAN.Seorita, puedo servir el t aqu, como se acostumbra? CECILIA.(severamente y con voz sosegada) S, como se acostumbra.

    Merriman comienza a desocupar la mesa y coloca el mantel. Una

    prolongada pausa. Cecilia y Gwendolen se miran rabiosamente la una

    a la oir.

    GWENDOLEN.Hay muchas excursiones interesantes por las cercanas, seorita Cardew?

    CECILIA.Oh, s! Muchas. Desde la cima de una de montaas ms prximas uno puede ver cinco comarcas.

    GWENDOLEN.Cinco comarcas! Dudo que eso me agrade mucho: odio Tas aglomeraciones.

    CECILIA.(con dulzura) Supongo que es por eso por lo que vive en la ciudad

    Gwendolen se muerde los labios y se golpea irritada el pie con la

    sombrilla.

    GWENDOLEN.(observando a su alrededor) Qu jardn tan bien cuidado, seorita Cardew!

    CECILIA.Me complace que sea de su agrado, seorita Fairfax. GWENDOLEN.No tena idea de que hubiese flores en el campo. CECILIA.Oh, las flores son tan comunes aqu, seorita Fairfax, como lo

    es la gente en la ciudad.

    GWENDOLEN.Respecto a m, no puedo entender cmo se las arregla alguien para vivir en el campo, si es que hay quien haga semejante cosa.

    Aborrezco el campo mortalmente.

    CECILIA.A eso los peridicos lo llaman depresin agrcola, no es verdad? Creo que en estos momentos, la nobleza est padeciendo mucho por

  • este motivo. Es casi ma epidemia entre ellos, segn me han comentado.

    Puedo ofrecerle t, seorita Fairfax?

    GWENDOLEN.(con depurada amabilidad) Gracias. (Aparte.) Antiptica muchacha! Sin embargo, necesito

    tomar te! CECILIA.(con dulzura) Le pongo azcar? GWENDOLEN.(con arrogancia) No; se lo agradezco. El azcar ya no

    est de moda.

    Cecilia la mira nfima, toma las pinzas y pone cuatro terrones de

    azcar en la taza.

    CECILIA.(secamente) Tarta o pan con mantequilla? GWENDOLEN.(con indolencia) Pan con mantequilla, por favor. Las

    tartas ya casi no se ofrecen en las casas de las buenas familias.

    CECILIA.(cortando una rebanada grande de tarta y colocndola en el plato) Pase usted esto a la seorita Fairfax.

    Merriman obedece y se retira con el sirviente. Gwendolen bebe el t y

    hace un gesto. Deja inmediatamente la taza, estira una mano hada el

    pan con mantequilla, lo observa advierte que es tarta. Se levanta

    encolerizada.

    GWENDOLEN.Ha puesto muchos terrones de azcar en mi t y, aunque le he