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Jornada Día Internacional contra la Exclusión Social y la Pobreza Sábado, 16 de octubre de 2004 Fundación ONCE Cruz Roja Española Cáritas Edita: Fundación ONCE para la cooperación e integración social de personas con discapacidad C/ Sebastián Herrera nº 15 28012 Madrid Realiza: Servimedia S.A. Pº General Martínez Campos 46, 5º B 28010 Madrid Imprime: Villena Artes Gráficas Avda. Cardenal Herrera Oria nº 242 28035 Madrid Depósito Legal: M-7220-2005 ISBN: 84-88934-12-2 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor. Impreso en España Presentación

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Jornada Día Internacional contra la Exclusión Social y la Pobreza

Sábado, 16 de octubre de 2004

Fundación ONCECruz Roja EspañolaCáritas

Edita: Fundación ONCE para la cooperación e integración social de personas con discapacidad

C/ Sebastián Herrera nº 15 28012 Madrid

Realiza: Servimedia S.A. Pº General Martínez Campos 46, 5º B

28010 Madrid

Imprime: Villena Artes GráficasAvda. Cardenal Herrera Oria nº 242

28035 Madrid

Depósito Legal: M-7220-2005 ISBN: 84-88934-12-2

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de

grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

Impreso en España

PresentaciónA mayor o menor distancia de nosotros, a consecuencia de la pobreza y la exclusión, millones de

personas arrastran un insoportable lastre para acceder a condiciones de existencia dignas. Como también sabemos, esa realidad de vulnerabilidad, de sufrimiento y desesperación de muchos, ocurre mientras disponemos de suficientes medios técnicos y económicos para resolverla, al menos, en gran medida. Ciertamente, el grado de evolución del pensamiento científico y social choca con las tragedias humanas de nuestros días. Muchas de ellas son de sobrecogedora envergadura, según nos muestra la actualidad.

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Desde la solidaridad, debemos conseguir aunar una respuesta contundente a las flagrantes desigualdades. No debemos resignarnos a que derechos inalienables como son el respeto a la vida y a la dignidad de todo ser humano, continúen siendo, en buena medida, únicamente privilegio de algunos.

Hemos de posibilitar la creación de oportunidades reales para que cualquiera pueda iniciar su existencia y avanzar en la vida sin asumir desventajas previas. Todos -gobiernos, organizaciones sociales y empresariales y ciudadanos en general- podemos contribuir decisivamente a que cada individuo y cada comunidad pueda tener su opción a prosperar. A nuestro alcance tenemos medios y métodos de progreso que hemos de compartir , y que deben servirnos para construir una convivencia pacífica consolidada, una sociedad mundial reconciliada por la equidad.

Son cada vez más las organizaciones y personas confluyendo, aún proviniendo de diferentes postulados ideológicos, en la determinación de rechazar activamente la vulneración o el desprecio a los derechos individuales. Son cada vez más quienes entienden la solidaridad como un compromiso ético; quienes siendo conscientes de la enorme tarea humanitaria que la solidaridad nos propone, comparten la convicción de que un mundo mucho mejor es posible.

El Día Internacional contra la Pobreza y la Exclusión es ocasión para expresar un reconocimiento al voluntariado de todas las organizaciones empeñadas en proteger la dignidad humana. La acción cotidiana de cada voluntario y voluntaria constituye el motivo de la esperanza recobrada de muchas personas. Su labor nos muestra lo mucho que se puede hacer, también lo que queda por hacer, así como la necesidad de que compartamos sus dedicaciones.

Juan Manuel Suárez del Toro RiveroPresidente de Cruz Roja Española

En estos últimos años Cáritas está poniendo especial énfasis en llamar la atención de nuestra sociedad sobre la realidad de los últimos, de aquellas personas cuyo deterioro social es tan serio que sus redes, familiares, sociales y de atención están completamente destruidas.

Estos últimos a los que nos referimos en Cáritas son todos aquellos que hoy ya no cuentan: las personas sin recursos económicos o cuyos ingresos están por debajo del umbral de la pobreza; los enfermos mentales, las víctimas del SIDA, los toxicómanos o los discapacitados que carecen de apoyo familiar y son incapaces de afrontar por sí solos su situación. Últimos son también los sin techo que no tienen ni una vivienda digna ni expectativas; los reclusos confinados en las cárceles españolas, sin posibilidad de reconstruir un futuro rehabilitado al que en ocasiones no pueden acceder; los inmigrantes en situación irregular; las personas que habitan en áreas rurales deprimidas o en los barrios marginales de nuestras ciudades… Los últimos son aquellos que se quedan fuera de los procesos de rehabilitación, personas inempleables y parados crónicos, en quienes se superponen diversos problemas. Y, más allá de nuestras fronteras, son últimos todos los excluidos de los países del Sur, en riesgo y situación de emergencia a causa del hambre, la enfermedad o las guerras; son los desplazados y las víctimas de tantos conflcitos olvidados…

En Cáritas creemos que el trabajo permanente de atención a los últimos y no atendidos es un compromiso que compete al conjunto de la ciudadanía. Por eso, apelamos a la solidaridad de todos, no sólo para buscar ayuda económica o para impulsar el compromiso gratuito como voluntarios, sino también para que cada uno miremos a nuestro alrededor, descubramos quién es el último y nos interesemos por él.

Con motivo del Día contra la Exclusión, es necesario denunciar que, a pesar de la riqueza que brindan las nuevas oportunidades económicas en el mundo, 2.800 millones de personas subsisten con menos de dos euros al día y que el uno por ciento de la población más rica del planeta tiene una renta anual equivalente al total de lo que percibe el 57 por ciento más pobre.

Ante esta realidad, la apuesta de Cáritas pasa por sumar esfuerzos con otras organizaciones sociales para transformar no sólo las situaciones que viven los últimos, sino también las causas que impiden el pleno desarrollo de su dignidad humana.

Es esta realidad de desigualdad e injusticia la que desde Cáritas analizamos, denunciamos y e intentamos transformar. A todos os invitamos a participar en esta apuesta vital por algo tan provocador como trabajar por la justicia.

Nuria Gispert Presidenta de Cáritas Española

“Imagina un mundo sin hambre, ni avaricias, un mundo de fraternidad,Imagina que todas las personas compartiéramos el mundoQuizá piensas que soy un soñador pero no soy el único. Sólo espero que algún día vivamos unidos en un mundo para todos”.

John Lennon (Imagine)

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La pobreza y la exclusión social son sinónimo de analfabetismo, de falta de empleo, de miseria, de desnutrición, de unas condiciones de vida tan degradadas que niegan a sus víctimas los derechos fundamentales como ciudadanos y ciudadanas del mundo, les arranca su dignidad como personas y su propia esperanza. Aún así, son condiciones de vida que constituyen el destino de más de mil doscientos millones de personas en este mundo; hombres, mujeres y niños cuya identidad se nos antoja, a veces, olvidadiza.

En 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 17 de octubre como Día Internacional contra la Pobreza y la Exclusión Social con el objeto de concienciar a la sociedad civil y a la clase política de la necesidad de erradicar la indigencia y la exclusión en el mundo. Esta conmemoración rinde un sentido tributo a aquellos que se enfrentan cada día a esta realidad, da voz a los que más les cuesta hacerse oír y favorece un marco idóneo para reflexionar acerca de la necesaria solidaridad que todos debemos invertir para solucionar este vasto conflicto.

Es precisamente la solidaridad, en los albores del siglo XXI, el verdadero impulsor del cambio y un valor clave en las relaciones internacionales. El mundo y sus estructuras supranacionales deberían forjarse en paralelo a unos compromisos de respeto, igualdad y solidaridad. Sólo así lograremos alcanzar ese vínculo perfecto entre desarrollo y paz.

Algunas de las organizaciones que velamos por la igualdad de derechos humanos nos hemos querido sumar a esta conmemoración desde la diversidad y la particularidad que a cada uno de nosotros nos caracteriza. Debemos entre todos aspirar a que el nuevo milenio sea la era de las naciones, de los pueblos y de los individuos consagrados a la solidaridad, pues es este el único camino para construir un mundo de paz e igualdad.

Carlos Rubén Fernández GutiérrezPresidente de Fundación ONCE

“JORNADA INTERNACIONAL CONTRA LA EXCLUSIÓN SOCIAL Y LA POBREZA”

INAUGURACIÓN

PONENTES

Carlos Rubén Fernández GutiérrezPresidente de la Fundación ONCE

Miguel Carballeda PiñeiroPresidente de la ONCE

Jesús Caldera Sánchez-CapitánMinistro de Trabajo y Asuntos Sociales

Nuria Gispert Feliú Presidenta de Cáritas Española

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Juan Manuel Suárez del Toro RiveroPresidente de Cruz Roja Española

CARLOS RUBÉN FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ Presidente de la Fundación ONCE

Bienvenidos a la Fundación ONCE para la Cooperación y la Integración de las Personas con Discapacidad, ésta sede que espero consideren su casa. Permítanme en primer lugar que agradezca a todos ustedes su presencia hoy aquí, para conmemorar un día importante para millones de ciudadanos en nuestro país y para millones de ciudadanos en el mundo. Un día con el que queremos sumarnos a esa difícil lucha contra la pobreza, contra la exclusión. Quiero agradecer especialmente en nombre de los organizadores, la presencia de todos los ponentes y participantes en las diferentes mesas redondas, así como del equipo que ha permitido desarrollar estas jornadas en el día de hoy. Permítanme un agradecimiento especial a aquellos invitados que tienen la deferencia de acompañarnos, especialmente al ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, que hoy ha querido estar aquí con todos nosotros para también apoyar y sumarse a la labor que todas las organizaciones estamos haciendo de ésta importante jornada, en este relevante día.Pobreza y exclusión social son dos términos que desgraciadamente todavía coexisten en pleno siglo XXI, términos en lo que todavía parte de la población no ha parado a reflexionar las innumerables consecuencias negativas que suponen, en primer término para la garantía de los derechos fundamentales de la ciudadanía y de forma especialmente importante para el propio desarrollo de la sociedad en su conjunto. Sabían muchos de ustedes, supongo que sí, que el 10 por ciento de la población mundial tiene algún tipo de discapacidad y que más de 100 millones de ciudadanos cada año contraen esa discapacidad por una escasa o mala nutrición.Para hablar de discapacidad como un factor de exclusión social, contamos hoy, con la presencia aquí, en la mesa del Presidente del Consejo General de la ONCE, Don Miguel Carballeda, a quien le cedo la palabra.

MIGUEL CARBALLEDA PIÑEIROPresidente de la ONCE

Excelentísimo Señor Ministro, querida Nuria, Juan Manuel y Carlos Rubén. Amigos y amigas, bienvenidos a todos a estas jornadas de conmemoración cuyo objetivo es poner en nuestra mente una realidad que está presente en mayor o menor grado en todos los rincones del mundo: la pobreza y la exclusión social.Lo primero de todo, me gustaría expresar mi satisfacción en nombre de la ONCE por poder compartir esta iniciativa con dos grandes organizaciones hermanas, como es la Cruz Roja y Cáritas, con las que cada vez estrechamos más nuestra colaboración en pro de un mundo más justo y solidario. Hoy, aquí, bajo la hospitalidad de nuestra Fundación ONCE, siempre dispuesta a arropar acciones de solidaridad, y hacerlo acompañados de nuestro ministro de Trabajo y Asuntos Sociales y tan importantes altos cargos de lo social. Es una prueba de la firme voluntad y colaboración que nos anima y nos honra. La exclusión es un fenómeno que hoy afecta a millones de personas en todo el mundo que, por razón de su pobreza, su implicación directa en guerras o desastres, su necesidad de emigración por coexistir con algún tipo de discapacidad, se ven marginados en una realidad alienante que merma sus derechos y les hace vivir en un contexto de desigualdad. Una situación que pervive con nosotros, pero que de forma especial cada 17 de octubre debe acaparar más, aún si cabe, nuestra atención. Más aún si cabe, para sumarme a este llamamiento como ciudadano, no como presidente de la Organización Nacional de Ciegos Españoles, que desde hace más de seis décadas, la ONCE ha aportado su grano de arena en la lucha porque distintos colectivos en riesgos de exclusión alcancen y mantengan una posición social y profesional digna, primero a favor de los ciegos y deficientes visuales de nuestro país y después, afortunadamente, haciendo extensible, ésta lucha, al resto de personas con discapacidad en España y a los ciegos en países pobres, fundamentalmente nuestra solidaridad con los ciegos de América Latina.

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A lo largo de sus 65 años de historia, la ONCE ha jugado un importante papel a la hora de integrar a las personas con discapacidad, de la marginalidad que reina hasta hace menos de un siglo. Hemos pasado a una situación más igualitaria, en la que las personas ciegas gozan de un nivel social, profesional y cultural que nos hace sentirnos orgullosos. Fisioterapeutas, abogados, periodistas, músicos, profesores e informáticos, entre otros profesionales ciegos, ya no son casos extraordinarios y todo gracias a nuestro empeño. La formidable y constante tarea llevada a cabo por el equipo de vendedores y profesionales que han ido conformando la ONCE a lo largo de los años. Lo más importante: por la generosa complicidad de los españoles y españolas que han contribuido día a día a favor de nuestra prestación de servicios sociales. Una labor, la llevada a cabo por la ONCE y su grupo, comprometida internacionalmente que ha demostrado que el camino a la integración es posible y que ha contribuido a que un colectivo abocado a la pobreza, aporte riqueza al país, al igual que el resto de ciudadanos. Una tarea a favor de la inclusión social de las personas ciegas y por el resto de personas con discapacidad, que no ha concluido y en la que todavía queda mucho por hacer. Nuevas demandas se suman a las que todavía no se han cumplido en su totalidad: la accesibilidad en el transporte y en las comunicaciones, el empleo, la formación, la cultura, el deporte y el ocio son ámbitos en el que las personas con discapacidad partimos en desventaja y para los que hacemos nuestro especial llamamiento. Los datos hablan por sí solos y ratifican el esfuerzo de la ONCE para generar empleo y reducir la exclusión social hoy. En este momento, trabajan en la ONCE unas 28.000 personas, de las que más de la mitad son afiliados por deficiencia, por ceguera. Un nutrido equipo a los que se suman los 17.000 trabajadores que conforman la corporación empresarial ONCE, CEOSA y a los cerca de 12.000 trabajadores que conforman el Grupo FUNDOSA, perteneciente a Fundación ONCE. Éste último, construido por más de un 70 por ciento de personas con algún tipo de discapacidad, además a través de los programas de empleo fijados con los gobiernos, los convenios con empresas y organizaciones de todo tipo, hemos creado más de 50.000 empleos y hemos formado a más de 40.000 alumnos y alumnas. Pero nuestra labor de integración no se circunscribe exclusivamente a los objetivos de inserción laboral. De hecho, la exclusión no exime a ningún ámbito social, de ahí que el camino hacia el futuro desarrollado por la ONCE otorgue un especial reconocimiento a acciones educativas, culturales y deportivas. Una labor que, en función del principio de renovación que nos mantiene activos, también apuesta por la investigación, el desarrollo y las aplicaciones de las nuevas tecnologías, que lejos de acentuar su exclusión, debe favorecer una mayor autonomía y una mejor calidad de vida de las personas ciegas y del resto de personas con discapacidad. Todos estos datos, nos deben servir para demostrar que si todos cooperamos intensamente, podemos construir un futuro sin exclusión en España. Las personas ciegas han dejado de ser invisibles y hoy ejercen su derecho a vivir una vida normal. Un síntoma, de reafirmación, de orgullo colectivo y de conciencia del potencial de las personas ciegas ejercido muchas veces a partir de sus propios medios.Permítanme añadir dos reflexiones más para concluir mi intervención: • En primer lugar quiero resaltar que la solidaridad no es unidireccional, y que reivindicamos a favor de la discapacidad, la cual debe ser correspondida por nuestra parte con una actitud de reciprocidad y de extensión de dicha solidaridad hacia otros colectivos de exclusión y quizás en mayor desventaja que la nuestra.• El deseo de estrechar lazos de colaboración social con las organizaciones que aquí me acompañan en la mesa para afrontar proyectos en común y para empujar juntos en la construcción de un tercer sector articulado, sólido, innovador, capaz de situar a la solidaridad en pie de igualdad con la competitividad. Y un ofrecimiento a nuestro gobierno, aquí representado por el Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, reiterándole nuestra mejor disposición a trabajar juntos en favor de políticas sociales que aseguren la dignidad de todos y especialmente la calidad de vida e integración de tantas gentes que se encuentran el extrarradio de la ciudadanía. Extendamos ésta reivindicación al resto del mundo, demostremos que un mundo sin pobreza y sin exclusión es posible y recordemos este propósito todos los días del año.

Muchas Gracias a todos y feliz jornada.

NURIA GISPERT FELIÚPresidenta de Cáritas Española

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Excelentísimo Señor ministro, amigos, Juan Manuel, Miguel y Carlos. Yo me siento sinceramente complacida por el hecho de poder participar hoy en un acto de ésta naturaleza. Creo que se trata de un hecho cargado de esperanza para el futuro de la lucha contra la pobreza, el que nos hayamos reunido hoy aquí, desde nuestro convencimiento de la cuota de responsabilidad que a todos nos corresponde. Porque nosotros hemos de responder a los retos que hoy nos lanza el drama de la exclusión social y que se asoma en el rostro de tantos seres humanos de todo el mundo.Nuestra sociedad está inmersa en un cambio de gran magnitud, presenta luces y sombras que afecta radicalmente al proyecto de sociedad y al concepto de persona. Un cambio, al que mi organización está intentando responder a partir de la lectura de la realidad desde los intereses y el lugar de los pobres. Para Cáritas, los últimos son nuestra prioridad, aquellas personas o colectivos que encuentren especiales dificultades para su integración y en las que nadie se fija. El entorno del bienestar que nos rodea tiende muchas veces a aislarnos de la realidad y a hacernos olvidar que estos últimos son una gran multitud de seres humanos. A pesar de la riqueza que brindan las nuevas oportunidades económicas en el mundo, existen 2.800 millones de personas que subsisten con menos de dos euros al día. Mientras el uno por ciento de la población más rica del mundo, un exclusivo club de privilegiados de los que nosotros formamos parte, tiene una renta anual equivalente al total de lo que percibe el 57 por ciento más pobre de la población del planeta. Este escandaloso abismo entre seres humanos iguales a nosotros en derecho y en dignidad, no es un fenómeno que exista sólo fuera de nuestras fronteras. Los últimos, los que no cuentan, los excluidos viven también a nuestro lado en nuestras mismas ciudades. A pesar del crecimiento económico y el desarrollo del estado del bienestar, que se da en la Unión Europea, sigue habiendo pobres y su número no sólo sigue aumentando, sino que sigue habiendo nuevos fenómenos de pobreza. Ya que hoy en día, la pobreza no se considera sólo una insuficiencia de recursos humanos que afecta a determinadas personas o grupos sociales, sino que las carencias materiales suponen también la pérdida de capacidad para el pleno ejercicio de la ciudadanía y en consecuencia la integración o la exclusión en el orden social establecido. Según datos aportados por EUROSTAD, el 18 por ciento de la población de la Unión Europea, aproximadamente unos 65 millones de personas vive con menos del 60 por ciento de la renta media nacional. En nuestro país el nivel de pobreza supera la media europea, hay aproximadamente 2 millones de personas que viven bajo el umbral del 50 por ciento de la renta media disponible neta. La población pobre concentra la mayoría de los males, carencias y problemas sociales existentes en nuestro país, como el paro, las toxicomanías, las delincuencias y la marginalidad en general. Los pobres soportan la mayor parte de los males. Otra realidad que cada día va adquiriendo mayor relevancia en el mapa de la pobreza de nuestro país es el hecho migratorio, integrado por ciudadanos procedentes de países no industrializados que se configuran como uno de los mayores grupos de riesgo de exclusión, al acumular situaciones desfavorables diversas. Éstas personas se enfrentan a un compendio de indocumentación, subempleo, bajos salarios y precariedad concentrada principalmente en los sectores de agricultura, construcción, servicios domésticos y hostelería. Ante esta precaria situación se unen sus dificultades para acceder a una vivienda, lo que fomenta el fenómeno de la ‘etnización de las infraviviendas’, es decir, la concentración de la población inmigrante en viviendas precarias. Ésta realidad nos sitúa ante colectivos de personas sin acceso a un mercado laboral, sin ninguna posibilidad de integrarse en ninguna escala de la sociedad y que se ven relegados en la mayor parte de las veces sin su consentimiento a espacios únicos y exclusivos de supervivencia. La realidad de estas personas y colectivos cuya situación de exclusión se hace crónica ante las limitaciones del sistema de protección ante la ausencia de recursos y procesos de inserción a los que se han generado en los últimos años conforma esta nueva identidad que en Cáritas denominamos: los últimos.Viven una pobreza encubierta maquillada por el modelo de sociedad en el que vivimos, preocupada por la imagen, el culto a la felicidad instantánea y la sonrisa permanente. Es una pobreza enmascarada por quienes son víctimas de la exclusión, en muchos casos para evitar la vergüenza de darla a conocer. Esta realidad, que empieza a perfilarse en diversos y nuevos matices, implica principalmente para la administración los servicios públicos y organizaciones sociales abordar y tratar los problemas de estas personas ideando nuevas formas de trabajo y recursos, ya que los recursos actuales no responden a las necesidades que presentan estos grupos. Por otra parte, en el proceso globalizador que como especie hemos acometido, ya no cabe la dicotomía norte-sur. Somos una sola especie humana con un destino común. O la riqueza se distribuye por igual y el desarrollo se globaliza, o la exclusión nos va a afectar a todos. Nuestro sistema se tambaleará hasta caer y arrastranos con él.

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Ahora el sur vive en el norte, en las plazas y calles de nuestras ciudades, en el piso de arriba. Su realidad nos afecta, nos impregna y configura nuestra vida sumergiéndola en un proceso de cambio continuo que necesita un esfuerzo permanente para poder adaptar las respuestas a nuevas necesidades. Por ello, una verdadera medición de los últimos en el mundo debe tener en cuenta, más allá de los criterios monetarios, sus niveles de acceso real al agua, a la alimentación, a la vivienda, a la asistencia médica, a la educación a las nuevas tecnologías, a la justicia. Un acceso real a unas condiciones de vida dignas, en paz, sin tener que perpetúan conflictos que a lo largo de los años sin que a nadie parezca interesarle que tengan un fin.Cáritas apuesta de manera firme para aunar esfuerzos con otras organizaciones sociales, para transformar no sólo la situación que viven los últimos, sino también las causas que generan estas situaciones.Estar con los últimos, atender a aquellos que más sufren, procurando que se conviertan con nosotros en agentes de cambio, es una tarea que debemos cuestionarnos cada uno de nosotros y nuestras propias instituciones. De estas nuevas formas de pobreza, no podemos decir: este es su problema, porque son los mismos problemas que tenemos todos, pero que los últimos sufren de manera más grave y aguda. Las causas estructurales que explican la capacidad de acceso a la vivienda de los últimos por ejemplo, son las mismas que dificultan el acceso a la vivienda de la mayor parte de la población. Las causas estructurales que explican su dificultad de acceso al empleo, son las mismas que explican la situación de desempleo y precariedad laboral de buena parte de la población. Éstas nuevas formas de pobreza, son también mi problema, en la medida que son problemas sociales que nos afectan a todos, pero que requieren soluciones individuales y acciones estructurales en las que todos podemos participar. Esto ha de llevar a reforzar los vínculos de solidaridad con las personas que sufren estas nuevas formas de pobreza. Nosotros sufrimos, pero en menor grado, porque la pobreza nos afecta a todos.Nuestra sociedad tiene capacidad de consumo y quien no la tiene no cuenta, porque no puede entrar en el mercado, que es la medida de todas las cosas. Por lo tanto, si no tienes capacidad de consumo, no eres. Las personas excluidas tampoco tienen la oportunidad de acceder a la participación o a la toma de decisiones, porque sencillamente no existen. Es necesario que recuperemos la ciudadanía, es decir, la responsabilidad y el interés por la justicia. En nuestra sociedad ha desaparecido el concepto de ciudadanía y cuando se emplea se entiende de un modo diferente: como la salvaguarda de derechos civiles o políticos, y como el acceso a prestaciones de servicios, pero nunca como compromiso por la justicia.La desaparición del concepto del bien común y de la dimensión comunitaria en este feroz individualismo que vivimos, aún hace más difícil que se entienda así. Ejercer la ciudadanía como compromiso por la justicia, es también el reto de construir una ciudad alternativa, con otra escala de valores, otras prioridades diferentes a las que se nos ofrecen actualmente. Supone centrar toda actuación y toda prioridad en la persona humana, en su dignidad y en su bienestar, por encima de la economía, del poder o de la violencia. La pobreza es un fenómeno estructural, no se produce por casualidad o por causas individuales, sino que nuestro mundo está organizado de tal manera que genera pobreza y exclusión. Siempre hay unos últimos que salen perdiendo. No podemos limitarnos a ayudar a estos últimos, se hace imprescindible limitar los generadores de pobreza.Hoy, Día Internacional contra la Exclusión Social y la Pobreza se hace más necesario que nunca reclamar un triple compromiso:

1. Por la sensibilización, para tener una actitud atenta y abierta, para estar dispuesto a ver lo que no es evidente.

2. La formación, para conocer y entender cómo funcionan los mecanismos que generan pobreza y exclusión.

3. La participación, para involucrarnos sin disimulos en acciones transformadoras para denunciar lo que se intenta esconder y para exigir justicia y dignidad.

Muchísimas gracias.JUAN MANUEL SUÁREZ DEL TORO RIVERO Presidente de Cruz Roja Española

Excelentísimo Señor Ministro, Miguel, Carlos, querida Nuria, amigas y amigos.

Muy Buenos días.Es una satisfacción para nosotros estar hoy aquí y muy saludable y gratificante estar con la ONCE y su

Fundación que nos acoge y con Cáritas, por esa necesidad espontánea, si ustedes me permiten la expresión,

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de que hayamos unificado nuestros respectivos empeños para significar la importancia de lo que encierra el Día contra la Pobreza y la Exclusión social.

Nuestra intención común, es que el análisis experto que debemos realizar a lo largo de esta jornada, sea escuchado por nuestra sociedad, porque buscamos y pedimos la reflexión de todos, sobre lo imperativa e inaplazable que es acercar nuestra solidaridad a los que sufren con desesperación por diferentes causas en todo el mundo.

Resulta alentador, además, contar con la presencia del gobierno, del Ministro en una muestra de su interés por las inquietudes de nuestras organizaciones. Es obvia, la transcendencia que para nuestras organizaciones tienen las decisiones gubernamentales relativas a nuestros ámbitos de dedicación. Por ello, resulta evidente la importancia que para nosotros representa una fluida y constante elocución sobre estos asuntos. Creo que esto es algo extensivo al conjunto de administraciones públicas, a las que reiteramos nuestra voluntad de trabajar conjuntamente.

Además, me gustaría pedir a todas las promociones del abanico parlamentario, depositarias de la voluntad ciudadana, que mantengan y refuercen su atención perseverante a las víctimas de la desigualdad. Desde las distintas opciones, debe prevalecer siempre la prioridad compartida y consensuada de atender con urgencia y proporcionalidad los dramas humanos causados por la pobreza y la exclusión. Nos preocupa mucho en el ámbito de la comunidad internacional, la politización que aumenta en la ayuda internacional en los últimos años, en el sentido de que se atienden más intereses políticos y económicos o estratégicos, que los de las verdaderas necesidades de las comunidades.

Por lo demás, creo que la importancia de estas jornadas está asegurada por la participación de las novedosas organizaciones e instituciones que nos acompañan hoy. Todas ellas, comparten nuestras ilusiones e inquietudes, sobre todo en la experiencia del trabajo solidario e humanitario. Hoy, tenemos la excelente oportunidad de realizar entre todos una puesta en común de cómo hacer frente a los requerimientos humanitarios. Sin lugar a dudas, la envergadura de los desafíos que presenta la pobreza y la exclusión social exige una acción conjunta cada vez más sincronizada y específica. Desde luego, es ineludible contar con el apoyo y la confianza de los ciudadanos, de la opinión pública y de los medios de comunicación. Tal vez, no resulte suficientemente ilustrativo referirme al dato de los miles millones de personas víctimas de una pobreza absoluta, por una realidad de desigualdad, de norma y crueldad. La pobreza es el epicentro de la vulnerabilidad de todas esas personas y familias, víctimas de las carencias económicas y sociales y privadas de unas condiciones de vida dignas.

Las propias situaciones de adversidad a las que se suele arrastrar la pobreza son frecuentemente, y para colmo, motivo de estigmatización, de discriminación y de intolerancia. Es real, que la pobreza sea incluso una amenaza para la integridad física de quienes la sufren. Se siguen sucediendo los conflictos armados, crecen las migraciones, los desastres naturales o de cualquier tipo destruyen los incipientes logros de las comunidades más rezagadas, sigue la expansión del SIDA y se reproduce el brote de otras enfermedades, la alimentación y la educación básica sigue siendo necesidades para muchos.

Es preciso responder a las necesidades humanas mediante una redistribución equitativa de los recursos y son las sociedades más adelantadas las que deben trabajar por una globalización, pero que incluya como primer objetivo asegurar la vida y la dignidad de los más vulnerables. Sin duda, una gran azote a la dignidad sigue siendo la violencia armada, las disputas por los recursos, los conflictos por las desigualdades, la supremacía de ideologías, intolerancia religiosa o étnica, el abuso del poder o la violación de los derechos más fundamentales siguen ocasionando enfrentamientos cada vez más destructivos. En la mayor parte de los casos, esos conflictos se suceden en escenarios de extrema pobreza de las poblaciones, y no pocas veces esas condiciones de miseria son utilizadas y ocasionadas de forma deliberada como el arma más mortífera de los contendientes. Podemos afirmar que es consustancial a las situaciones de conflicto armado, el sometimiento de las poblaciones civiles, a la hambruna, los desplazamientos forzados, la destrucción de sus hogares y demás violaciones sistemáticas de los derechos humanos, así como el desprecio sistemático a las normas contenidas en los convenios de Ginebra.

Toda ésta destrucción y sufrimiento, sólo cabe detenerlos si somos capaces de satisfacer los logros y demandas que hagan posible hacer dueñas a las personas de su dignidad. Solamente si contribuimos a prestar el apoyo suficiente que haga posible ganar estabilidad a los estados estructuralmente precarios por convulsiones, más o menos duraderas, va a ser posible realmente que se puedan aprender a hacer procesos de desarrollo sostenible. Contribuir a prevenir la paz es la mejor garantía para disfrutar de una paz duradera y universal. Junto a la guerra, la pobreza absoluta y demás negaciones de los derechos humanos son la causa de que más 175 millones de personas se hayan visto obligadas a abandonar su lugar de origen. Muchas son personas que buscan una mínima prosperidad, es ésta una mínima problemática crucial en la

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que se entremezclan la atención a la salud, la integración en la sociedad de la acogida, el retorno voluntario y la lucha contra el racismo y la xenofobia. Sólo una mínima parte de ellos accede a los países del bienestar, la mayoría de las personas de las familias que se ven forzadas a desplazarse son acogidas en ciudades vecinas con similares carencias.

Otras veces son los desastres y las enfermedades los que aparecen como causas, no sólo de la destrucción de vidas, sino de progresos de la desintegración de las estructuras sociales. Los desastres que parecen multiplicar su poder de destrucción en las comunidades más vulnerables arrasan la capacidad de recuperación y neutralizan los esfuerzos para reducir la pobreza.

Otro enorme problema humanitario es el del VIH, que provoca seis millones de muertes al año, destroza a un gran número de familias y debilita las economías. Mientras, de tuberculosis siguen muriendo dos millones de personas al año, lo mismo de la malaria, culpable de 1 millón de muertes, el 90 por ciento en niños.

Son muchas las personas que no pueden soñar con un futuro, porque a priori les está siendo negado.Las Naciones Unidas, al inaugurar este tercer milenio han vuelto a reiterar al conjunto de la comunidad

internacional, el mismo compromiso con el desarrollo igualitario comunitario, que formuló en 1974. El mismo diagnóstico realizado entonces sobre los males que aquejaban a la sociedad humana coincide con el que se hace hoy. Son también objetivos para el 2015 la erradicación parcial de la pobreza extrema y el hambre, la universalización de la enseñanza primaria, la igualdad de géneros, la reducción de la mortalidad de los menores de 5 años, así como de la mortalidad materna, combatir la enfermedad, fomentar la asociación mundial para el desarrollo y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.

Sólo un ejemplo: todos asumimos como un tópico consabido, que el agua es sinónimo de vida, pues habrá que esperar al 2015 para saber cuántos tendremos entonces acceso al agua potable. Hoy, todavía no disponen de agua más de mil millones de personas en el mundo.

Es fundamental extender el conocimiento de que ninguna de estas situaciones es inevitable y de que tampoco son fortuitas. Los avances sociales y científicos actuales, hacen cada vez más inexplicable que no podamos reducir los riesgos ante los desastres y las enfermedades, no podamos fortalecer las capacidades de las personas para hacer frente a las situaciones que amenazan su vida, su sustento y su dignidad. Es imprescindible que las personas en situación de vulnerabilidad puedan oír su voz de una vez y que puedan participar en las decisiones que afectan a su vida y entorno.

Este Día Internacional contra la Pobreza y la Exclusión Social tiene que mostrar que es posible dar ocasión a cada individuo y a cada comunidad de desarrollar posibilidades de prosperar. Así lo evidencia, de forma inapelable, la labor del voluntariado: voluntarios y voluntarias que han asumido un compromiso con los que sufren que va más allá de aliviarlo, sino que quiere adelantarse y transformar definitivamente las circunstancias para que no se repitan. No existen motivos que justifiquen la realidad de la pobreza y la exclusión, no existe razones morales para que los que sufren la pobreza y la exclusión, en el mejor de los casos, puedan sobrevivir. Devolverles su derecho a la dignidad de vida, es nuestra propia dignidad.

Muchas gracias.

JESÚS CALDERA SÁNCHEZ- CAPITÁNMinisterio de Trabajo y Asuntos Sociales

Muy buenos días.No es ninguna obligación estar aquí hoy, sino es el mejor lugar para estar como testimonio de

compromiso con la erradicación de la pobreza y la exclusión social. Quiero comenzar agradeciendo a las organizaciones aquí presentes, a Cáritas, Cruz Roja y la Fundación ONCE, por esta invitación que me cursaron para estar con ustedes y la posibilidad de hacer una reflexión breve, pero en voz alta, sobre estas dos lacras mundiales que son la pobreza y la exclusión social. Y quiero felicitarles por el acierto de organizar estas mesas redondas y a aquellos que van a participar en ellas como moderadores o como ponentes a lo largo del día de hoy.

Tengo poco más que añadir, a lo ya dicho, como no sea la insistencia en la idea de la equiparación social como un derecho humano, es decir, en la idea de que combatir la exclusión social y la pobreza

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constituye un derecho humano fundamental. Sin duda, es el objetivo de este gobierno, y estoy convencido de que también de la sociedad española, que debe ser alcanzado por todos y para todos. Además, nadie duda hoy de que si la economía es una condición de posibilidad para todo proyecto, a pesar de ello, hay pensadores que adecuan su discurso económico cuando se trata de poner énfasis en el justo desarrollo de los pueblos, aunque para ello acudan, a veces, a figuras tan sugestivas como la cuadratura del círculo, e insisten en la imperiosa necesidad de dotar de medios y de democracia a esas grandes zonas de la tierra dónde se pasa hambre. Unas zonas, en las que su historia no es definitiva, no ha llegado a su fin y tiene un largo trecho hasta llegar a unas cuotas estables, a unos mínimos derechos que aún no han alcanzado.

Dicho de otro modo, la lucha contra la pobreza, contra la exclusión es un factor de desarrollo económico y social. Todavía no hace un mes que se celebró la Cumbre contra el Hambre, reunida en la sede de Naciones Unidas. Allí recordarán ustedes que cinco países acordaron crear, como impulsores, la mayor alianza que hoy necesita la humanidad, la alianza contra el hambre, contra la miseria.

Hace año y medio cuando quienes hoy estamos en el Gobierno, participábamos en las calles españolas de la protesta y el rechazo a una alianza contra una guerra que considerábamos injusta e ilegal, como la de Irak. Afirmamos que, si un día los españoles decidían poner su confianza a una alternativa política, como la que representaba el Partido Socialista, sólo íbamos a participar en una alianza contra el hambre. Por eso España, participa hoy en ésta alianza, no por decisión del Gobierno, sino de sus ciudadanos que atendieron a ese compromiso y decidieron que las alianzas que hay que desarrollar en el mundo consisten en alianzas a favor de la superación de la exclusión y del hambre. Esa alianza permite combatir la lacra, a la que ya Albert Camus, Premio Nobel de Literatura, calificaba como infecunda, como negativa, no sólo para el desarrollo de la persona, sino para el desarrollo del mundo.

En aquella cumbre de Naciones Unidas, el presidente del Gobierno de España llamó la atención sobre una situación que nos denigra a todos como seres humanos: el hecho de que miles de millones personas en el mundo vivan todavía la pobreza. Y añadía, que hoy se puede erradicar la pobreza y que además sabemos qué es lo que hay que hacer y cómo hacerlo, sólo falta la voluntad universal de ponerlo en marcha.

Por tanto, se puede y se debe erradicar; pero para ello es preciso reactivar las políticas de desarrollo sostenible, estancadas lamentablemente desde hace más de dos décadas, una circunstancia que ha hecho aumentar el hambre en el mundo y poner en un aprieto al primer objetivo del milenio, adoptado por las Naciones Unidas hace cuatro años, de acabar con el hambre de más de mil millones de personas en el año 2015.

Hace unos días el director de programas de alimentos de la ONU, decía en Madrid que por tan sólo 28 euros al año, se puede alimentar a un niño. Si es así, cómo es posible que no hayamos conseguido todavía la financiación suficiente para combatirlo. Por eso es necesario tomar conciencia ante semejante barbarie, es preciso invertir en la humanidad y en el restablecimiento económico y social de las zonas más subdesarrolladas de nuestro planeta. La razón democrática y moral de los países desarrollados nos exige declarar como prioritarios estos objetivos destinados a disminuir las enormes desigualdades que sufren estos países.

Es por eso que mi Gobierno, que encabeza José Luis Rodríguez Zapatero, ha asumido un compromiso que va a cumplir, un compromiso que consiste en duplicar la ayuda al desarrollo en estos próximo cuatro años. Alcanzaremos el 0,50 del PIB y les garantizó que ese será uno de los compromisos más firmes y más importantes. Ya en el presupuesto del año 2005 se producirá un incremento y lo seguirá siendo en los próximos tres años, hasta acercarnos lo más posible a destinar el 0,7 por ciento de nuestra riqueza total como ayuda al desarrollo. Pero me gustaría también invitar a los ciudadanos a que cooperen. No basta sólo con el compromiso público. Me gustaría invitar a los ciudadanos españoles a las actividades que realizan las organizaciones aquí presentes, a que se asociaran, a que participaran con un pequeño compromiso económico, que supone un gran compromiso en términos morales y con una pequeña aportación, como el 0,5 ó 0,6 de los ingresos, se pudiera destinar a estas actividades.

La ayuda oficial al desarrollo que se duplicará en los próximos cuatro años, llevará también algunas otras medidas en su conjunto, para combatir la pobreza y la exclusión. El actual gobierno de España se compromete a desarrollar el canje de deuda con países pobres, subdesarrollados por iniciativas encaminadas al desarrollo social. Más concretamente a la educación primaria y teniendo unos objetivos y unos destinatarios concretos: los más débiles y los niños.

Cuánta pobreza tolera la seguridad mundial y cuánto subdesarrollo soporta la democracia, ésta expresión es obra de un diplomático sueco, Pierce Sori, pronunciada a finales de los años 80. Una frase o un gran concepto que repitió el representante del gobierno argentino y que planeó sobre las cabezas de todos los

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delegados y en las resoluciones de la conferencia internacional sobre población y desarrollo celebrada en el Cairo, hace ahora una década.

Un compromiso y una reflexión que nos pone sobre dos aspectos: la democracia como sistema capaz de desarrollar una sociedad igualitaria, la pobreza y la exclusión son enemigos de la democracia. Y la segunda, desde un punto de vista ético, la puesta en práctica de un modelo de solidaridad global que haga posible el establecimiento de los derechos del hombre y el fin de la miseria en el mundo. Esta frase, constituye en sí misma todo un programa de actuación para el desarrollo económico del proceso mundo, un proceso largo, pero que de no producirse tendrá como consecuencia un mundo profundamente dual y difícilmente habitable. Un mundo desarrollado cada vez más pequeño y un mundo subdesarrollado cada vez más grande. Dónde el paso de la periferia al centro será cada vez más difícil, cuando no imposible.

Quiero antes de terminar formular un profundo reconocimiento a las organizaciones aquí presentes y a todos aquellos ponentes y moderadores que van a participar en estas jornadas. Ya que el elenco de personalidades que van a comprender la jornada quiero formularles un reconocimiento muy personal, porque en muchos de los escritos de los que van a participar me he inspirado para extender y profundizar en los valores, en los que creo. A todos ellos me gustaría agradecerles su actitud con una cita de un poema nórdico del siglo XI que dice los siguiente: “los hombres y mujeres generosos y valientes no temen a nada; el avaro teme los regalos”.

Como todos ustedes son generosos y valientes y han luchado tantísimo contra la pobreza, espero que acepten el regalo de nuestro agradecimiento y de nuestra admiración.

El paso de la lucha definitiva contra la pobreza y la exclusión debemos hacerlo posible por respeto a la razón, a la justicia, por respeto al ser humano, porque se trata del hombre, ese ser que despierta en la inocencia en medio de la historia, que sin él no sería nunca universal, ni tan siquiera visible, como muy acertadamente nos recordó María Zambrano, años antes de volver del exilio, cuanto todavía era una desterrada, como desgraciadamente tantos seres humanos que hoy buscan sobrevivir con dignidad.

Muchas Gracias.

LA POBREZA: HACIA LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

DE UNA CULTURA SOLIDARIA Y EL DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE DE LAS PERSONAS

MODERADOR

David ÁlvarezPresidente de la Coordinadora de CONGDE de España

PONENTES

Javier ReverteEscritor y periodista

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Silverio Agea RodríguezSecretario General de Cáritas Española

Gabriel MopsCoordinador de Relaciones Internaciones e Iniciativa Interamericana

de Capital Social, Ético y Desarrollodel Banco Internacional de Desarrollo (IBD)

Manuel Campo Vidal Periodista y sociólogo

JAVIER REVERTEEscritor y periodista.

Hablar de la miseria, de la pobreza, de la exclusión sin recurrir a tópicos, a argumentos, a datos más o menos manidos, se me hace muy difícil. Yo no soy un jurista, no soy un sociólogo, no soy un filósofo teórico, ni por supuesto soy un pensador político. Aunque tengo mis opiniones sobre todas las cosas, como todo el mundo, evidentemente.Yo soy simplemente un escritor al que le gusta viajar mucho por el mundo y que en el camino se ha topado con gentes que no disfrutan de una vida más o menos feliz, muy por el contrario, disfrutan de una vida muy distinta a los que estamos aquí. Y eso que yo tengo la tesis de que todos menos unos pocos en el mundo somos pobres, ya que siempre estamos endeudados con los más ricos. Podemos tener un gran automóvil, pero siempre debemos a un gran banco o a alguien. Tengo la tesis de que todos somos en realidad pobres. Por eso tendríamos que ser más solidarios entre todos nosotros.Por eso, y a lo que yo me dedico, más que contar una teoría sobre la desigualdad o la miseria, me gustaría narrarles unas pocas historias, con nombres y con rostros que hablan de vidas singulares y que no gozan de una existencia feliz. Unas pocas historias de gente pobre, de gente excluida y de cómo han llegado, y cómo han nacido y han crecido y siguen en esa situación de miseria e infelicidad. Empiezo:Se llamaba Cristine, vivía en Ruanda y pertenecía a la etnia tutsi. La encontré en el verano del 97. Cristine era algo así como la guardesa de la iglesia de Miamatta, un pequeño poblado situado a una veintena de la capital Kigali. La iglesia de Miamatta era un museo del horror. Tres años antes se había producido el espantoso genocidio ruandés del que ustedes tienen sobrada noticia. En la iglesia de Miamatta se refugiaron varias centenas de tutsis, creyendo que allí estaban seguros bajo la protección de la cruz. No fue así, porque los tres sacerdotes italianos encargados de la iglesia huyeron dejándolos solos. Una tarde entraron bandas de hutus, a los que se conocía como interhaue, que significa los que matan juntos, y acabaron con todos los tutsis a golpe de machete. Nadie recogió sus cadáveres y, al llegar la paz, la iglesia permaneció tal y como quedó después de la matanza, con el suelo cubierto de huesos rotos, girones de ropa, libros de cantos religiosos hechos pedazos, sandalias y pañales de niños. Tres calaveras adornan el altar y unos cuantos cientos más se exhiben en la puerta del templo, algunos con un trozo incluso de machete clavado en el cráneo. Cristine estaba allí dentro el día de la matanza. Sus nueve hijos murieron y también sus padres y sus hermanos. Fue la única superviviente porque los verdugos la dieron por muerta.

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Su mirada era extraviada. Sin que le preguntase, me dijo que seguía viviendo porque aquel día tenía otro hijo en su vientre y pensaba que debía vivir para él, sólo para él. Me extrañaba que trabajase precisamente en el lugar del crimen y pensé que tal vez aquella mujer había perdido la razón. Cuando le pregunté porqué seguía allí, sencillamente me respondió: “odio este lugar pero no tengo otra manera de ganarme la vida. Aquí me dan un pequeño sueldo y la gente que viene a ver la iglesia me deja alguna propina. Necesito el dinero para dar de comer a mi hijo. Si yo no estuviera aquí, él se moriría de hambre”. Imaginen lo que es una vida así.Se llamaba Luis y era un taxista nicaragüense. Le conocí en el año 84. Su coche, un toyota, llevaba al menos diez años necesitado de desguace y cada vez que cerraba la puerta un poco fuerte, amenazaba con partirse en pedazos. Le contraté por muy poco dinero gracias al cambio en el mercado negro y viajamos un día al sur del país. Cuando íbamos a emprender el regreso a Managua, el radiador del coche reventó. Durante el viaje de vuelta, Luis fue parando en pequeños ranchitos pidiendo jabón y tapando una y otra vez los agujeros del radiador por donde se escapaba el agua. Tardamos casi siete horas en recorrer unos ciento cincuenta kilómetros. Cuando Luis me dejó en la pensión, se quedó en pie ante el coche y vi que las lágrimas corrían por sus mejillas. No decía nada ni pedía nada. Estaba ahí, quieto, en silencio y llorando delante del coche. Le pregunté por qué lloraba y simplemente respondió: “este coche es todo lo que tengo para ganarme la vida y alimentar a mis hijos y no tengo dinero para pagar un radiador, aunque sea uno usado”. Pregunté cuánto costaba uno. Luis me dijo que veinticinco dólares. Evidentemente se los dí y creo que pocas veces he visto una sonrisa de agradecimiento como la suya. Tan sólo veinticinco dólares salvaban una familia como la suya en Nicaragua.Se llamaba Keltume y era una bella saharaui que trabajaba con el Frente Polisario en los campamentos de refugiados del desierto argelino. La conocí en el año 79. Keltume se ocupaba de acompañar a los visitantes extranjeros y mostrarles las condiciones en que se organizaban los campos de refugiados. Era una activista con un alto grado de concienciación política y sabía muy bien qué contarnos a los visitantes. Un día, sin embargo, pude hablar con ella sobre cuestiones más personales. Le pregunté cuál era su mayor aspiración en la vida. “La paz” -dijo- “y la independencia de mi país”. “Y eso, ¿qué cree que supondrá para usted personalmente?”, insistí. Keltume respondió “Entonces podré tener una nevera y una lavadora. Sé que existen esos aparatos, pero sólo los he visto cuando cae en mis manos algún periódico europeo”. Una nevera y una lavadora. Las que vemos en tantos descampados de Madrid y que todavía se pueden usar.Se llamaba Celestine y era congoleño. Le conocí a comienzos del años 87, a poco de concluir la guerra que derrocó a Mogutu e instaló a Kabila en el poder. Viajábamos juntos en un decrépito barco que ascendía el río Congo. Celestine tenía unos cincuenta años. Era padre de siete hijos y había estado en Bélgica, donde se licenció como Ingeniero agrónomo. Viajaba a una pequeña ciudad río arriba, Burma, a unos mil kilómetros de la capital, Kinshasa. Durante años, había trabajado como obrero en una fábrica, por un sueldo miserable y todos los días tenía que caminar dos horas para llegar al trabajo y regresar a casa andando, otras dos horas. Ahora, ascendiendo el río, Celestine era feliz porque por primera vez en su vida había logrado un trabajo como ingeniero agrónomo en una plantación. Pensaba que, si las cosas le iban bien y no había una nueva guerra, podría llevarse unos meses después a su familia a Burma. Celestine llevaba un pequeño equipaje y su posesión más valiosa era una pequeña calculadora, que guardaba con mimo en una funda de plástico. Y todos los días la sacaba para calcular conmigo cuántos días nos quedaban de viaje, en función de los kilómetros que íbamos recorriendo. Un día me dijo que era muy pobre y añadió: “pero eso no es lo peor. Lo más humillante para un hombre es no poder trabajar en lo que conoce, para lo que se ha preparado toda su vida”.Se llamaba Nanael y tenía 15 años. Vivía en la pequeña ciudad de Bahar Dar, a las orillas del lago Tana, en Etiopía. Una tarde en que yo paseaba la ciudad realizando fotos, en marzo del año 2000, unos carteristas me robaron dinero del bolsillo. Cuando me dí cuenta, comencé a decir que me habían robado. Un chico con cara de ángel se acercó a mí. “No se preocupe, los he visto” -dijo- “Le acompañaré a la Policía”. Nanael declaró a la policía sobre los ladrones y, aunque yo estaba seguro de que no lograría recuperar nunca el dinero, dejé seguir la situación. Luego, invité a Nanael a tomar un refresco en el jardín de mi hotel. Hablaba bastante bien el inglés y le pregunté dónde lo aprendía. “Un poco en la escuela, pero somos muchos alumnos y el profesor no puede atendernos a todos. Pero tengo un diccionario que, aunque es muy malo, me sirve para aprender palabras. Cada noche aprendo veinte y las memorizo hasta que me duermo”. Me dijo que había libros muy buenos de gramática en una librería de la ciudad pero que no podía comprarlos porque su familia era pobre. “Tráeme la lista y los precios”, le dije. Al día siguiente regresó con la lista. Eran cuatro libros y su precio no llegaba a las dos mil pesetas. Se las dí y le pedí que viniera al siguiente día a enseñarme los libros. No confiaba para nada en el asunto. Podía ser una forma de sacarme algo de dinero,

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muy frecuente en estos países, y no volver a aparecer nunca. Pero, al día siguiente, Nanael estaba en el hotel con los libros y con las vueltas que le habían sobrado. Me trajo un regalo, una especie de pequeño bordado hecho por su madre. Luego me dijo: “por lo menos, podré aprender bien inglés con estos libros, porque otra cosa ya no puedo aprender; el año que viene termino la escuela secundaria y a partir de ahí ya no podré seguir estudiando, porque hay que pagar mucho dinero para aprender. Me hubiera gustado ser médico, pero al menos ahora podré ser traductor o guía de turismo”. Yo, cuando estuve con Nanael, me acordé luego de tantos niños españoles que no quieren estudiar (bah, no me interesa estudiar) y tienen todas las escuelas y todos los medios. El Tercer Mundo está lleno de niños que quieren estudiar. Se llamaba Gilberto y le conocí en Ciudad de Guatemala, en 1983. Era periodista y había perdido su trabajo por escribir sobre asuntos que la Junta Militar consideraba poco acordes con su proyecto de reconstrucción nacional. Era mestizo y tenía 35 años. Trabajaba como camarero en un hotel del centro de la ciudad. Charlamos unas cuantas veces, trabamos amistad y Gilberto me contó muchas cosas y me dio contactos que me sirvieron enormemente para mi trabajo. Siempre decía: “el trabajo del periodista es contar la verdad, ¿no cree?; es una suerte que ustedes puedan contarla en su país. Aquí, cuando la contamos, o nos echan del trabajo como a mí, o nos pegan un tiro en la cabeza. Nuestras alternativas son el hambre o la mentira. En mi país yo no puedo ser periodista, sólo puedo ser pobre”. Cuando me fui del país, me carteé con él en una ocasión. Me escribió que las cosas habían cambiado en Guatemala y que de nuevo tenía un trabajo periodístico, aunque en una pequeña revista. Unos días después supe, por unos amigos de la universidad guatemalteca, que lo habían matado los escuadrones de la muerte, por escribir un artículo en el que hablaba de la pobreza y del genocidio. Me enviaron una copia, comenzaba así: “Este pueblo está cansado de morir”. En fin, termino con una última historia, para no cansarles. Se llamaba Marina y la conocí en Split, Croacia, en noviembre de 1992. Yo estaba esperando el permiso para unirme a un convoy humanitario que viajaba a Sarajevo, la ciudad de Bosnia cercada por los serbios desde meses atrás. Un día, mientras hacía fotos en el puerto, Marina me preguntó en buen inglés si yo era periodista. Le dije que sí y le expliqué que trataba de entrar en Sarajevo. Entonces Marina me contó que su marido estaba dentro de la ciudad asediada y me rogó que le llevase una bolsa con alimentos. Yo acepté y, al entregarme la bolsa, me dio también doscientos marcos alemanes para su marido. “Allí, en Sarajevo,” -me dijo- “todo se paga con moneda occidental en el mercado negro. A él le falta de todo y no tiene dinero para pagarse la comida”. Tomé la bolsa y el dinero y le dije: “Marina, le da usted todo el dinero que tiene a alguien que no conoce. Puedo quedarme con él y no pasaría nada”. Ella sonrió con tristeza y respondió: “en nuestro país, hemos aprendido a desconfiar de los conocidos y a confiar en los desconocidos”. A desconfiar en los conocidos y confiar en los desconocidos. Podría hablar de muchos más nombres y muchas más patrias y de mucha más gente, pero somos varios en la mesa.Me he encontrado con gentes desarraigadas en África que, huyendo de la miseria del campo, acuden a las grandes urbes para, cada día, intentar encontrar, como sea, algo de comida, con la que poder subsistir hasta el día siguiente.Me he encontrado con las caravanas de los refugiados de Bosnia o de América Central, huyendo de los estrépitos de la guerra, con apenas unos pocos muebles en su carro y dejando atrás casas quemadas por sus vecinos de otra fe religiosa; casas a las que nunca podrán volver. Es eso que llaman limpieza étnica. Y he visto a los indios guatemaltecos que huyen a las montañas, de las matanzas del ejército. Y a decenas de muchachos del Tercer Mundo que quisieran, como Nanael, estudiar y no tienen dinero ni siquiera para pagarse los libros.Mi visión de la pobreza y la desigualdad está en esos rostros y en esas voces en el camino. Confieso que no sé si un mundo así tiene remedio aunque, por lo que han dicho las personalidades que han inaugurado esta jornada, desde luego que debería tenerlo.Supongo que la solidaridad del mundo occidental, con los que menos tienen en el mundo en general, ha avanzado bastante estos años y está más alta que nunca y también que conciencia de las sociedades es más solidaria que nunca. Por mi parte, mi manera de ser solidario, de acercarme y echar una mano y poner un hombro para combatir todas estas lacras, son mis libros y mis reportajes, y alcanzar esos rostros y ponerles una voz, y darles un nombre, un nombre real, para que podamos ver directamente cómo sufre la gente, cómo sufre en concreto. Concluiré para decir que esto no es ajeno al mundo occidental, con una frase que leí hace poco, hace unas semanas en Irlanda. Había un gran cartel de publicidad en la calle de una ciudad, de una organización, no recuerdo el nombre, de lucha contra el hambre. Irlanda, supongo que lo saben, es uno de los países punteros en desarrollo, gracias a una política de exención fiscal de las empresas extranjeras. Viven un momento de euforia, con un alto nivel de educación, con unos altos salarios y, sobre todo, muy cerca en esta sociedad

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del éxito, que hemos creado, en la que vivimos un poco todos, pendientes del éxito y del triunfo social. Recuerdo una vez un ministro que dijo, al poco de empezar la democracia: “el que no se haga rico en España es que es tonto”. No diré el partido, aunque pueden imaginarlo. Luego cambió esa política, ese partido. Pero esa frase de “el que no se haga rico en España es que es tonto” pues a mí me pareció muy típica de lo que es esa sociedad del éxito, esa sociedad de consumo, esa sociedad de la riqueza y del triunfo social. Pero ese cartel de Irlanda denunciaba que todavía hay en el país 90.000 niños pobres. Y reproducía la frase de uno de ellos, un niño de 12 años llamado Jack. Sólo decía eso. La frase era la siguiente: “Yo no tengo hambre de éxito, simplemente tengo hambre”.

Muchas gracias.

SILVERIO AGEASecretario General de Cáritas

Me gustaría empezar agradeciendo la presencia de personas del mundo político, de la Administración, especialmente. No es habitual que en la sala quede una directora general; no es habitual que una Ministra esté escuchando las conferencias y me parecía oportuno empezar agradeciendo este gesto.

Antes de empezar, me gustaría explicar brevemente desde qué perspectiva hablo y desde qué organización hablo. No pretendo hacer márketing de la Organización, pero sí tengo que decir lo que somos para entender nuestros principios y nuestra forma de actuar.

Cáritas no es la parte de la Iglesia, como alguien ha dicho, que trabaja la pobreza. Cáritas es la propia Iglesia que realiza la tarea caritativa y social. Por lo tanto, en nuestras diócesis, el Presidente de la Cáritas es el Obispo, porque realizamos la tarea pastoral de la caridad, que la tiene que hacer el propio Obispo. Lo que pasa es que nosotros somos ese cauce para pre-realizarlo. Cáritas es una confederación internacional que está presente en 180 países, que está presente donde hay Iglesia Católica y donde no la hay, este es un dato bastante importante. Nosotros no miramos el credo o la religión, ni el color de las personas, sino las necesidades y donde hay injusticia. Eso es lo que intentamos erradicar y atender. Por lo tanto, es habitual encontrar acciones de Cáritas con otras Iglesias y esto es bastante importante en el mundo en el que vivimos, de violencia y de enfrentamiento, incluso por temas religiosos.

En la actualidad, Cáritas Española es una confederación que engloba a unas 70 Cáritas diocesanas (ahora la Diócesis de Barcelona se ha dividido en tres diócesis). Hablamos de un colectivo de 70.000 voluntarios y por aquí quería empezar.

¿Qué es lo que nos distingue? Uno de los valores fundamentales de Cáritas es el voluntariado en la lucha contra la pobreza, que es fundamental desde la entidad católica. Y 4.000 empleados con un presupuesto en torno a 180 millones de euros.

Visto desde donde hablo, me parece oportuno empezar con los datos estadísticos. Pero no los voy a repetir, por deformación profesional. Yo soy, de formación estadístico y resulta que si salimos a la calle y se atropella ahora mismo un perro me impacta más que las cifras que nos acaban de decir. Sin embargo, yo agradezco la intervención de Javier. Es que detrás de esas cifras hay casos concretos como los que Javier ha narrado. Es que es cierto que la gente se muere. A veces, de tanto escuchar en los medios de comunicación, de tanto ver en la televisión datos de violencia, datos de muerte, datos de guerra, de hambre..., permanecemos totalmente impasibles ante el tema. Lo que pasa es que no caemos en la cuenta de que es así. Y los que hemos tenido la desgracia de ver morir de hambre a personas, especialmente a niños, os aseguro (permitidme tutearos) que nunca se olvida.

Cuando Javier estaba narrando la primera historia sobre el tema de Ruanda, me acordaba de las misioneras que han entregado su vida dentro de Ruanda y esos tiros que estaban dentro de su casa en la pared, con el retrato de cada una de ellas. Y, sin embargo, hubo curas italianos que se fueron, pero hubo religiosas que allí se quedaron y que entregaron su vida.

No puedo olvidar el ver morir a dos niños gemelos en manos de su madre. Esto es imposible, es imposible poderlo olvidar. Y, desde allí, quiero que eso me sirva y nos sirva para romper esas cifras frías, que a veces decimos alegremente y parece que no nos interpelan.

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Dicho ese previo, lo que pretendo hacer brevemente es dar algunas claves para la lucha contra la pobreza. Creo que ya estamos bastante hartos (permitidme la expresión) de análisis. Tenemos muchos análisis. Lo que no nos dedicamos es a decir por dónde caminar y qué pistas hay para luchar contra la pobreza. Este es el encargo últimamente que hemos hecho a los servicios de estudios de Cáritas Española y que hacemos en las redes con las que trabajamos, porque me parece fundamental dar pistas. Sé que tengo tiempo pero voy a enunciar un decálogo breve de lo que creemos desde Cáritas que pueden ser las pautas que pueden marcar la lucha contra la pobreza:

1º.- La pobreza no es una situación residual que será absorbida por el crecimiento económico. El crecimiento económico no supone la erradicación de la pobreza.

Hay ejemplos en toda Europa de países que se han desarrollado mucho desde el punto de vista económico, del empleo, y sin embargo no ha habido una reducción drástica de la pobreza.

El ejemplo más claro es el de España. España es el país que más ha crecido en empleo y uno de los que más ha crecido económicamente en los últimos años en la Unión Europea. Sin embargo, este país, que está al borde de estar entre los grandes, tiene en la actualidad (son datos muy antiguos todavía pero se están avalando) en torno a 8 millones y medio de pobres. Si bien es cierto que esta política de crecimiento económico y de empleo ha servido para paliar gran parte de lo que se denomina pobreza severa.

Hay muchas personas que están por debajo del umbral de la pobreza que se sitúa en la mitad de la renta neta disponible. El pobre severo percibe la cuarta parte (es decir, la mitad de la mitad) de la renta neta disponible. De éstos, había 4 millones en España. Sin embargo ahora hay un millón y medio.

El crecimiento económico y del empleo ha servido para que haya una reducción de la pobreza severa. Sin embargo no ha servido para que haya una reducción de la pobreza en términos generales.

¿Qué es lo que intento decir? Que hemos disminuido en intensidad de pobreza, pero no en cantidad. El crecimiento económico y del empleo no garantizan al cien por cien la lucha efectiva contra la pobreza.

Por lo tanto, este sería el primer eje a debatir, porque hay que incorporar junto a la lucha contra la pobreza el tema del crecimiento, pero también el tema del desarrollo. Para esto, nosotros desde el Capítulo 9 del Informe Foresa hacemos toda una reflexión sobre cómo unir esas tres variables: lucha contra la pobreza, crecimiento económico y desarrollo. No podemos hablar de crecimiento económico sin poner al lado el desarrollo.

2º.- La pobreza es un fenómeno social multidimensional. Normalmente, hemos entendido por pobre el que no tiene. El que está por debajo del umbral de la

pobreza es pobre y el que está por encima es rico. Hablamos de lo que los ingleses llaman ‘up and down’ (por encima y por debajo). Sin embargo, hay que entrar en dinámicas de ‘in and out’, (dentro y fuera). No es pobre ya el que está por debajo del umbral de la pobreza, sino también es pobre el que no disfruta de derechos, el que no disfruta de una plena ciudadanía, como decía anteriormente nuestra presidenta.

Por lo tanto, hay que empezar a redefinir lo que es la pobreza, para poder intervenir desde esta pauta. Para eso, había un sociólogo americano, Julián Barnet, que recurrió a una parábola muy ilustrativa, la parábola del superpetrolero, muy ilustrativa para entender cómo la pobreza va cambiando. Decía Julián Barnet que la pobreza se puede comparar con un barco velero, un superpetrolero o un portaaviones (un barco del siglo XVIII y un barco técnico actual). Decía Julián Barnet que el velero y el superpetrolero van navegando por el océano y, si queremos entender el estado del bienestar como el barco, bastaría con comparar el del siglo XVIII y el de hoy. Si cogemos el del siglo XVIII, a todos nos viene a la mente la imagen del barco de las películas de piratas, un barco lleno de gente, con una tripulación muy abundante; es decir, que dentro del estado del bienestar hay mucha gente. El más hábil o más capacitado en el barco suele ser el más fuerte o el más ágil para subir al mástil o el que es capaz de realizar las tareas más sencillas y normalmente físicas. Dice Julián Barnet que si este barco velero va navegando por el océano y ve un naufrago, puede enviar un barco salvavidas, un bote o un salvavidas y subirlo al barco. Pero no sólo ven al naufrago, sino que además de salvarlo, pueden incorporarlo para trabajar dentro del barco. Esta era la sociedad del bienestar del siglo XVIII y XIX incluso; una sociedad del bienestar muy abundante, se detectaba a los náufragos, a los pobres, y además se les podía incorporar al “barco”. Ahí sí que podíamos hablar de up and down, (arriba y abajo).

Sin embargo, la sociedad actual del bienestar es como el super petrolero, que tiene cuatro o cinco tripulantes, no más, técnicos en informática, en radar, en telecomunicaciones; que además van dentro del casco y no van viendo a los insignificantes náufragos, a la gente que está fuera del estado de bienestar. Ya sabéis que funcionan con el sistema de radar, que no lee a un insignificante náufrago. Julián Barnet decía que si alguien por casualidad viera al náufrago, seguro que lo podía rescatar, pero no podría trabajar, a no ser que fuera un técnico experto en telecomunicaciones. Por lo tanto, aquí hablamos de in y out; no podría estar incorporado en el barco.

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Es muy importante también entender la segunda variable; ya no hablamos de la pobreza tradicional, hoy hablamos también de marginación y de exclusión.

3º.- La pobreza es una relación compleja entre biografías sociales y estructuras e historia social.Hablamos de la relación entre la pobreza, como dice el Programa Europeo Pobreza no, como el análisis

de los procesos sociales para explicar y comprender los cambios y transformaciones de la misma. Existe una relación entre las condiciones, que son multidisciplinares, y los factores y las condiciones de integración en la sociedad. Por lo tanto, tenemos que incidir en la pobreza desde dos ámbitos:

• El ámbito directo, directamente con los sujetos, las personas, su dignidad, que es lo más importante. Hay que hacer una atención individualizada

• También desde los factores y las condiciones que provocan la pobreza. Es muy importante buscar relaciones de mediación, para intentar eliminar esas estructuras que generan pobreza.

4º.- La pobreza es un fenómeno mundial, con rangos diferenciados pero con significados convergentes. Todo se ha globalizado y la pobreza también. Tenemos que luchar por globalizar también los

instrumentos de lucha contra la pobreza. Hoy en día, ya no hablamos de Primer y Tercer Mundo. Son términos que a mí no me gustan. Hablamos ya de zona norte y zona sur; hablamos de norte en el sur y de sur en el norte. Hay mucha abundancia en los países del sur, pero también tenemos barrios suburbiales en el norte. Lo importante es globalizar también la lucha contra la pobreza y globalizar los instrumentos.

En el tema de inmigración es muy importante la cooperación al desarrollo, el co-desarrollo. A veces nos preguntamos por qué tenemos esas avalanchas de inmigrantes en nuestro país. Quizás tenemos esas avalanchas porque nosotros disfrutamos de bienes que les pertenecen (quizás no, seguro) pero, además, no hacemos lo suficiente mediante políticas de cooperación al desarrollo para intentar que se puedan desarrollar un país. Si tu le preguntas a un inmigrante, lo que te dice es que no quiere abandonar su país, lo que quiere es vivir en su país. Por lo tanto, son muy importantes las políticas de co-desarrollo.

5º.- La acción frente a la pobreza y la exclusión social ha de redefinir las políticas sociales. Es importantísimo el incidir sobre nuevas políticas. No basta la política de protección que actualmente

tenemos, hay que tener nuevas políticas activas. Hay que garantizar el ejercicio de derechos básicos, como por ejemplo las rentas mínimas. Algunas comunidades autónomas han empezado a decir que no es necesario fijar unas rentas mínimas en nuestro país. Para Cáritas no es que sea necesario, es imprescindible una política de rentas mínimas. Gracias a estas políticas de protección hay seres humanos, ciudadanos, que pueden vivir y que tienen, por lo menos, lo básico.

Sin embargo, además de estas políticas de protección, tenemos que generar políticas activas para redefinir de esta forma las políticas sociales. Ante el enfrentamiento de los que hablan de políticas activas y pasivas, desde Cáritas proponemos una mezcla de las dos.

6º.- Construcción de condiciones macro y micro estructurales que deben estructurar la lucha contra la pobreza.

No basta con articular las políticas activas y pasivas, no basta con políticas de rentas mínimas y políticas activas de empleo, sino que tenemos que garantizar el acceso a los derechos y la participación real.

Una persona deja de ser pobre, excluida, cuando tiene acceso a los derechos que todos tenemos y a la participación que todos tenemos.

7º.- La lucha contra la pobreza en los estados modernos se está entendiendo como una lucha contra la pobreza desde el gasto y no desde la inversión.

Para entender esto pondré un ejemplo: cuando nuestros ministros europeos salen en los medios de comunicación hablan de que hemos invertido en infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, pantanos...) miles de millones de euros. Sin embargo, cuando sale el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales suele decir, y es muy habitual, lo que hemos gastado en la lucha contra la pobreza.

Mientras que no entendamos que la lucha contra la pobreza es una cuestión de inversión y que no hay convergencia económica si no hay convergencia social; y que no hay una convergencia auténtica europea y mundial si no hay una lucha activa contra la pobreza; y si no entendemos la lucha activa contra la pobreza como una inversión, estaremos haciendo que la ciudadanía incluso crea que la pobreza es un gasto innecesario e inútil.

Insisto, y se decía en la mesa de inauguración, si no entendemos la lucha contra la pobreza y la exclusión como una inversión, como una cuestión de apuesta de futuro, tenemos un grave problema.

8º.- La mundialización y la globalización de las respuestas.Es muy importante que tengamos respuestas totalmente globales. No vale intervenir ya en los programas

tradicionales. Cuando una persona llega a un servicio de acogida, viene con una multitud de problemas. Normalmente cuando una señora llega y dice que le van a desahuciar, normalmente detrás del desahucio

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hay un problema de educación, de sanidad, de acceso a derechos, de participación en el barrio, hay un problema de rechazo. Por lo tanto, tenemos que arbitrar soluciones desde la globalidad.

9º.- La responsabilidad pública y la participación social.Brevemente, no se trata de un asunto de la Administración Pública. La lucha contra la pobreza debe ser

un asunto de Estado. Debe ser una inversión, como decíamos. No puede ser que sólo se impliquen el sector privado y el sector público, sino que también nos tenemos que implicar los ciudadanos. Y sólo desde esa conjunción será posible erradicar la pobreza.

Simplemente, una sugerencia. A nosotros, desde Cáritas, nos gustaría que la lucha contra la pobreza estuviera en el ministerio más transversal, que suele ser el de la Presidencia. Porque entendemos que la lucha contra la pobreza es un tema en el que deben actuar todos los departamentos de la Administración Pública, el sector privado y también la ciudadanía.

10º.- Los bienes y los recursos.Es muy importante trabajar en nuevos recursos, no sólo en los tradicionales. Los nuevos recursos son,

por ejemplo, la vinculación social, el trabajo en redes (hoy esta mesa simboliza lo que debe ser el trabajo en red), las relaciones y los espacios de humanización: la cercanía, la acogida, la solidaridad, la compañía y el afecto.

Para explicar esto, acabaré contando el ejemplo de la ola de calor. En la ola de calor, el año pasado en Francia murieron muchísimas personas mayores. En España murieron menos, ¿sabéis por qué?, porque la gran red de solidaridad y la red vecinal sigue funcionando. Nuestro país sigue siendo solidario y esto hay que potenciarlo, es un activo del país.

Finalmente, ojalá que la lucha contra la pobreza sea un compromiso de todos y en el cual nos demos cuenta de que lo fundamental es la dignidad de las personas. Y que luchando contra la pobreza estamos ganando también en bienestar nosotros. Que la lucha contra la pobreza debe ser un compromiso, pero si no por compromiso, hagámoslo aunque sea por otras razones que no vienen al caso. Porque lo importante es que las personas tengan dignidad como cada uno de nosotros.

Gracias.

GABRIEL MOPSCoordinador de Relaciones Internacionales e Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ético y Desarrollo del Banco Internacional de Desarrollo (BID)

La pobreza deriva de la desigualdad, si no reducimos la desigualdad la pobreza va a bajar poco.Para dar algunos datos que miden la desigualdad en torno a una sociedad: América Latina es el

continente más desigual de todo el planeta, lo que quiere decir que el 10 por ciento más rico tiene mucha más cantidad en cuanto a posiciones y posibilidades que el 10 por ciento más pobre. Cuanto más alto es el índice que mide la desigualdad es peor, así los países desarrollados tienen un promedio de 0,30 por ciento y los países nórdicos, que son los que mejor tienen este coeficiente, están en un 0,25 por ciento.

Esto es lo que denominamos la ‘pobreza paradójica’. Voy a dar dos ejemplos muy sencillos: el caso argentino y el brasileño.

• Argentina es conocida por su capacidad de producción agrícola y ganadera, pero en este momento y en los últimos años ha estado exportando alimentos para poder abastecer a 330 millones de habitantes en todo el mundo. Argentina tiene 37 millones de habitantes y estamos registrando un 20 por ciento de desnutrición infantil, lo que quiere decir que el país que produce alimentos para 10 veces la cantidad de población que tiene, no puede dar alimentos a sus propios niños. Es un caso paradójico, es un problema ético.

• El caso brasileiro. Brasil es la octava potencia del mundo industrial y tiene 44 millones de personas que pasan hambre.

El 58 por ciento de los niños en América Latina son pobres, estamos desproveyendo a nuestros niños en el futuro. En la actualidad, 190.000 niños mueren por causas prevenibles, por una mala asistencia alimenticia y sanitaria. La pobreza no son sólo números, ni estadísticas, sino que la pobreza está matando, en nuestros días, a muchísima gente: a niños, a madres que dan a luz sin la asistencia mínima, etc.

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La juventud es otro tema que hay que tratar. Si no podemos darle un futuro a la gente joven, la situación se degenera en los problemas que estamos teniendo de pandillas y delincuencia. Personas que no encuentran trabajos, que no pueden seguir estudiando porque no tienen los menores recursos para alimentarse o porque su familia está desarticulada por la crisis económica. El 30 por ciento de los jóvenes no puede encontrar trabajo y está fuera del sistema, lo que produce consecuencias directas como un aumento de la criminalidad, la mortalidad, etc.

Las políticas que se han aplicado eran malas o no han sabido solucionar estas cuestiones. Durante los años 90, hemos tenido las famosas recetas que nos alentaban a poner en práctica políticas de libre mercado. En teoría estaban bien, pero hay que ver hasta que punto daban resultados. Los gobiernos eran muy grandes, por tanto no eran suficientemente manejables, así que había que reducir su participación a la mínima expresión y una de las cosas que primero se reducía era la política social. Hablamos por tanto, de una desigualdad importante que no es consecuencia de la pobreza, sino que la pobreza es consecuencia de la desigualdad. A una gran cantidad de la población no le sirven los ingresos mínimos y una pequeña cantidad retiene el mayor porcentaje de los ingresos de un país. En esta nueva tendencia estamos trabajando, hace pocos años una economista muy reconocida, Nancy Bifdal, hizo todo un análisis sobre lo que pasaría si redujéramos solamente la desigualdad en un punto o en dos puntos en América Latina, lo que mostraba unos descensos de la pobreza increíbles. Durante mucho tiempo, nos centramos en cómo reducir la pobreza, y no pensamos en cómo hacer que la distribución del ingreso tenga mayor alcance. Por eso, a partir de ahora tenemos que centrarnos en otras cuestiones en las que antes no nos habíamos ocupado, como la corrupción. La corrupción de América Latina se ha llevado muchos de los recursos que estaban disponibles en los años 90. Había un influjo de dinero que estaba entrando en los países latinoamericanos y eran desviados a los puntos que no eran primordiales.

Un punto fundamental con el que nosotros trabajamos son las falacias. Mostremos cuatro falacias fundamentales:

1.- La primera falacia es que la pobreza es un problema individual, como si la pobreza fuera algo que los mismos pobres quieren asumir. No es un problema de la sociedad, sino que son ellos que no se esmeran, no estudian o no se esfuerzan. Eso no es verdad, es una cuestión de falta de oportunidades, de falta de visión como comunidad. La pobreza es un problema de todos.

2.- La segunda falacia es que hay que tener paciencia, hay que esperar a que crezca el PIB de los países, que empiece a aumentar la riqueza y que ésta se vuelque al resto de la sociedad. En algún momento, este sistema de goteo llegaría a los pobres. Evidentemente, eso nunca ha pasado. Pero además de eso, se habla de esperar, cuando no nos damos cuenta que en la pobreza no se puede esperar porque la gente se muere. Por eso, la pobreza hay que manejarla desde el día de hoy.

3.- Deslegitimación de la política social. El Estado tiene una responsabilidad hacia la sociedad, y la sociedad al mismo tiempo tiene que comprometerse con esos problemas.

4.- La pérdida de la capacidad de indignación. Es como si la pobreza fuera algo natural. En un lado están las montañas; en otro, los ríos y en otros los pobres, como si hubieran existido siempre como un elemento más del entorno. Eso es mentira, los pobres no son una parte más del paisaje y la gente tiene que entender que la pobreza es un problema de toda la sociedad. No es natural ver a los niños tratando de limpiar los automóviles en los semáforos de las calles de América Latina o los famosos cartoneros en Argentina, o familias de clase media que un día se vieron obligados a dejar todo lo que tenían y ponerse a revisar la basura.

La gente puede hacer mucho por erradicar la pobreza, no sólo con aportes económicos, sino con un pequeño aporte de tiempo para escuchar a las personas que tienen problemas. Lo que realmente buscamos es una respuesta de toda la sociedad.

Hay dos nuevos rumbos en los últimos años, con el tema de la crisis, con la maduración de la democracia. Hay una presión social por conseguir resultados, hay un pedido de la sociedad con respecto a las políticas sociales, ya que la inversión social es muy importante.

La democracia en América Latina es algo nuevo desde los años 80, por eso es un proceso de aprendizaje y con ello cómo la sociedad va poco a poco respondiendo a los problemas que se va enfrentando. Esto supone unos cambios de ideales y unos cambios de rumbo.

Hace dos años y medio surge dentro de la iniciativa interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo, del Banco Internacional de Desarrollo (BID), en el que la idea fundamental es empezar a trabajar con nuevos conceptos que en América Latina estaban poco desarrollados como es el capital social y los valores que necesitamos cultivar para avanzar en el desarrollo. Surge esta iniciativa porque la sociedad

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estaba pidiendo el cambio de valores y se veía una sociedad civil que poco a poco se estaba haciendo cada vez más activa y que necesitaba un cierto apoyo.

Los países nórdicos y Canadá son los que están a la cabeza de la escala del desarrollo humano, competencia, tecnologías. Países que han hecho una inversión social en valores durante un período largo y en poquísimo tiempo han alcanzado resultados muy buenos. Esto refleja que por esta vía América Latina tiene alguna alternativa, y eso es lo que nosotros queremos impulsar.

Trabajamos, con los temas de capital social, que es algo que se empezó a desarrollar en los años 80, por eso para América Latina es algo muy nuevo. Para ello, vamos a establecer unas líneas de trabajo con los países latinoamericanos, para saber hacia dónde está dirigido el capital social de cada uno y cuál es el clima de confianza en el seno de una sociedad, es decir, cómo se ve una persona con respecto de la otra.

Nos vamos a centrar en temas como: la conciencia cívica, la solidaridad, que una persona se haga responsable del otro dentro de su comunidad. El tema del capital social es complementario de las otras formas de capital: el capital natural, el capital físico, el financiero, el humano.

La responsabilidad social de las políticas públicas, la responsabilidad empresarial, el fortalecimiento del voluntariado, la participación ciudadana, el compromiso de la sociedad, el ‘empowerment’: tratar de ayudar a gente que vive en comunidades pobres a reinsertarse en el sistema. Y por supuesto trabajar en el tema de la educación: de las universidades, de la enseñanza media, trabajando con la inculcación de los valores éticos de los chicos desde los primeros años.

Para ello hemos empezado a trabajar en una red de conocimiento sobre estos temas, de modo que hemos creado un biblioteca digital, donde todo el mundo puede entrar libremente. Hemos creado una radio universitaria y hemos empezado a trabajar con organismos internacionales, para poner a disposición de la gente que trabaja en el FMI o en el Banco Mundial, estos conceptos para el diseño de sus proyectos.

Termino con la frase de un filósofo que se ocupó durante mucho tiempo de la interpretación de la Biblia: “si yo no me preocupo por mi familia, ¿quién lo va a hacer? Si sólo me preocupo por mí, ¿para qué existe mi vida? y si no me preocupo ahora ¿cuándo lo haré?”.

MANUEL CAMPO VIDALPeriodista y sociólogo

Gracias, Buenos Días.Cuando me propusieron esta intervención, que agradezco, pensé que debía centrarme en hablar de la

responsabilidad de los medios de comunicación, que es un debate muy largo que sólo voy a tener tiempo de enunciar.

Antes voy a comentar los nuevos focos de pobreza, más allá de las formas de pobreza severas, que ya hemos comentado. Hay pobres muy cerca de nosotros, probablemente 10 calles más allá en cualquier dirección en la que en este momento tomemos. Porque hay colectivos de ancianos, de inmigrantes, de marginados y otros que no están probablemente en una pobreza severa o sí, en algún caso, pero que viven una forma de pobreza importante. La globalización, que es la forma nueva del capitalismo, avanza de manera selectiva, incluye y excluye segmentos de economías y sociedades dentro y fuera de las redes en las que vivimos: las redes de información, las redes de riqueza y de poder en este nuevo sistema dominante. De modo que cambia la geografía de la pobreza.

No hace falta irse al corazón del Amazonas para encontrarse situaciones críticas en la sociedad, basta irse a California, donde existen altos índices de criminalidad, de violencia, etc.

La globalización cambia la geografía de la pobreza y hay que tenerlo presente desde los medios de comunicación y desde la sociedad en general.

Por otra parte, el elemento fundamental de la brecha digital, hace que haya una distancia creciente en ricos y pobres, hecho que se demuestra dentro de cada una de las sociedades. En materia de Internet, España es uno de lo países más pobres de la Unión Europea por su falta de desarrollo. Éramos el número 13 de la lista de 15 países, en cuanto a acceso a la Sociedad de Información, y ya somos el 17, sobre 25 porque vinieron Eslovenia, Eslovaquia y Lituania que nos pasaron por delante. También en ese sentido somos pobres, es otra forma de pobreza que al distribuirla dentro del país, la brecha digital a nivel europeo se hace tremendamente profunda. Por tanto, hay que ampliar el foco de pobreza.

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La responsabilidad de los medios de comunicación. La función histórica de los medios ha sido siempre, es y será ejercer un contrapoder frente a la política,

la economía, frente a los problemas de la sociedad, la judicatura, el Estado, etc., mediante el análisis crítico de cualquier tipo de información al que se pueda llegar. Estamos en un momento especialmente crítico en los medios de comunicación, por los efectos de una temporada en la que los medios de comunicación han sufrido en nuestro país y en otros, un proceso de manipulación desde la política.

Desde el punto de vista empresarial, los problemas de globalización han llevado a procesos de concentración económica, la salud informativa se ha convertido en precaria y existe una tendencia a la irrelevancia en los medios de comunicación, a los programas de degradación, que comúnmente se han llamado ‘telebasura’, aunque también hay ‘radiobasura’, ‘prensabasura’, etc. Por todas esas razones, estamos en uno de los puntos más bajos de responsabilidad.

Tratamos de plantearlo de una manera seria en el diálogo del Fórum 2004 sobre ‘Información, poder y ética en el siglo XXI’, reflexión que tuve la suerte de dirigir, encargado por el Colegio de periodistas de Cataluña, y que nos debe llevar a revisar cuál es la posición de los medios de comunicación frente a muchos elementos de la sociedad, pero especialmente frente al tema de la pobreza y de la exclusión.

Hay una suerte de hipocresía en el ejercicio de los medios, incluso de ignorancia, de muchas de estas realidades. Pero muchas cosas no se cuentan porque no las sabemos exactamente, entre los periodistas solemos decir que existe la “dictadura de las fuentes informativas o la dictadura de la agenda”, hay que ir a muchas ruedas de prensa a lo largo del día, etc., y no da tiempo para reflexionar, que muchas veces es necesario, y para cambiar el foco hacia otro tipo de contacto con la sociedad.

Cuando el 15 de febrero de 2003 había convocadas en todo el mundo manifestaciones contra la guerra de Irak, no se sabía cuántas manifestaciones se iban a producir. Al final, algunos periódicos fueron avanzando que habría unas 12 manifestaciones,14 ó 16. Yo tengo registrado que, según el diario El País, la víspera o el mismo día se producen 55 manifestaciones convocadas. Fue la cifra más alta que un periódico anunciaba. En España se produjeron 215 manifestaciones contra la guerra de Irak y ni siquiera el periódico que presuntamente es el mejor informado o periódico de referencia, u otros que pretenden serlo y se lo discuten, se habían enterado de esa realidad, porque hay un desenfoque entre una movilización social y lo que los medios de comunicación estamos recogiendo.

Del mismo modo que hay un desajuste informativo, sobre el que hay que reflexionar, de cercanía a la sociedad, también lo hay de materias como las que estamos tratando y creo que es urgente reflexionar sobre ello. Incluso hay una cierta topología detectada con relación a la actitud de los medios de comunicación sobre estos problemas, en esa falta de intervención, por lo menos en desatención. En segundo lugar, la no valoración y en tercer lugar, en la no investigación.

En desatención porque se gastan miles de horas de televisión y miles de páginas de papel en hablar de personajes que son absolutamente irrelevantes, inventados por los propios medios, para al final consumir su vida y ser sustituidos por otros sin hablar de otras historias, no necesariamente tristes, sino ejemplarizantes, ya que también está en nuestra responsabilidad contribuir a crear una nueva ciudadanía.

De no valoración, porque muchas veces no se dan cuenta que hay una irrelevancia de la pobreza que también nosotros tenemos que detectar.

El otro día, al profesor y ex presidente de la SIRF, Fernando Enrique Cardoso, le escuché decir: “ ser un país explotado es una cosa terrible, pero ser un país irrelevante es todavía mucho peor y hoy, grandes zonas de África, de América Latina, de la Amazonia y grandes áreas urbanas de lo que llamamos el primer mundo, son absolutamente irrelevantes”. Es decir, no es que se les explote, sino que están ahí y nadie les hace el menor caso, ni siquiera la materia prima interesa, porque ahora los sistemas de producción son otros o porque ya no interesa aquella riqueza que había allí. Esa irrelevancia sobre muchas realidades que tenemos en nuestra sociedad, y no sólo a nivel del planeta, debe llamarnos la atención a aquellos que tenemos la responsabilidad de estar en medios de comunicación sobre esa desatención, sobre esa no valoración y sobre esa no investigación.

Déjenme poner dos ejemplos más, que a mí me hacen sentir inquieto. No hace falta ir tan lejos a buscar, en cualquier local de prostitución de carretera de España, de los que van quedando a derecha e izquierda en cualquier dirección o carretera que se tome, se puede encontrar la terminal de una organización mafiosa, de trata de blancas, de explotación sexual de una serie de personas que no están allí por voluntad, sino por pobreza o por engaño y que en la mayoría de los casos están retenidas a la fuerza. Y esa es una realidad que está ahí, que se investiga muy poco y que vemos al pasar en coche dedicando, como mucho, una mirada.

Otra cuestión más polémica es la investigación sobre las ONG, ya que frente al caudal de personas extraordinarias, lo mejor que tienen, que son historias enternecedoras de servicio público y de interés por

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los demás, yo creo que también, y nadie lo dice, se han colado una serie de personas que, con el pasaporte hacia la bondad de la población y detrás de algunas imágenes conmovedoras, están creando una perversión del sistema. Por eso es necesario actuar sobre ellos para clarificar quién hace un buen trabajo y quién no lo hace, exigiendo a todas las ONG, a la sociedad y a los medios de comunicación un certificado de compromiso. Es un sistema o una vía de investigación que no se trata, dando todo por bueno, cuando no lo es.

Los medios de comunicación son clave para la construcción colectiva de la cultura solidaria y del desarrollo humano sostenible de las personas. Los medios son determinantes para construir esa nueva ciudadanía.

Una de las cuestiones que más me llamó la atención del Fórum, que ha finalizado recientemente, fue uno de los debates que se hizo sobre nuevas ignorancias y nuevas alfabetizaciones, en el que se centraron en otras formas de ignorancia, incluso la ignorancia de los que tenemos unos estudios universitarios, y a veces hablamos con demasiada soberbia sobre los supuestos conocimientos y sin embargo somos ignorantes en muchas otras cosas. La ignorancia de la diversidad lingüística, cultural, racial y religiosa, que son realidades que tenemos que estar afrontando. La ignorancia del otro, la reaparición de nuevas formas de discriminación, por la ignorancia de la ética. La ignorancia del futuro, sobre un mundo profundamente castigado por la acción del hombre y que pone a muy corto plazo el riesgo del agua potable y simplemente del ambiente que respiramos. Frente a todas esas ignorancias para las que son necesarias las alfabetizaciones para aprender a vivir en la nueva sociedad en la que estamos entrando, cada uno debe asumir su responsabilidad. Y la responsabilidad de los periodistas es volver al principio de nuestra legitimidad, que supone defender el pluralismo de las ideas, la honestidad, el rigor, el civismo y, en última instancia, la responsabilidad.

Desde todos los ámbitos hay que mandar el mensaje de responsabilidad hacia los medios, y que escuchen historias tan claras como las que hoy se han visto, de modo que los periodistas adquieran ese compromiso que deben tener con nuestra sociedad.

Muchas gracias.

MIGRANTES: BILLETE PARA UN VIAJE DE IDA, SIN FECHA DE VUELTA

MODERADOR

Fernando del Rosario Romero

PONENTES

Estrella Rodríguez PardoDirectora General de Integración de los Inmigrantes

Antonio Skarmeta Escritor y ex embajador de Chile en Alemania

Sami Naïr

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Pensador y ex diputado del Parlamento Europeo

Carlos Capataz GordilloDirector del Departamento de Intervención Social

de Cruz Roja Española

ESTRELLA RODRÍGUEZ PARDODirectora General de Integración de los Inmigrantes.

Buenos días a todos y todas. Quisiera agradecer la invitación a la Fundación ONCE, a Cruz Roja y a Cáritas por poder participar en una mesa redonda en el día internacional de la pobreza y la exclusión social y tratar el tema de los inmigrantes.Generalmente se ha tratado la pobreza por un lado y los temas concernientes a la inmigración por otro, obviando que si llegan personas a nuestro país en busca de un mundo mejor es por la extrema pobreza en la que viven. Y si no hacemos las cosas bien en los países de acogida, les estamos abocando a la exclusión.Quisiera también dar un saludo a la secretaria de Estado de la Inmigración y Emigración que ha compartido esta mesa redonda.Todos saben que en nuestro país hemos vivido de 1999 a 2004 un crecimiento rapidísimo de la inmigración, ya que se han multiplicado por cuatro las cifras. En el año 2003, el 23 por ciento de las llegadas a Europa fueron a nuestro país. Esto ha hecho que un país que no tenía ninguna tradición como país receptor de inmigrantes, haya tenido que dar respuestas rápidas, y muchas veces inciertas, a las llegadas de estas personas. Esto ha hecho que no hayamos sabido ser capaces de organizar los flujos migratorios, de darles una respuesta y mucho menos de ir creando un consenso social, dando respuestas a los problemas de la integración. Pensamos que si no hay un consenso social en materia de inmigración, cualquier política, cualquier cambio legislativo, cualquier medida social, tiene que ser, a la larga, insostenible e ineficaz. Estamos en una situación en la que cada día siguen llegando pateras con gente que arriesga su vida, también hay personas traficadas, personas que son víctimas de las redes y una población que se encuentra en una situación irregular. Quizás, cuanto más boyante es nuestra economía sumergida, más población en situación irregular tenemos y, directamente, más efecto llamada estamos produciendo. Esta población puede ser explotada, tiene carencia de coberturas, están en riesgo de exclusión por la precariedad en el empleo y en los salarios. Todo ello está generando una alarma social, provocando un paso atrás en las conquistas sociales, perjudicando al conjunto de la población.Nos hemos encontrado una falta de tradición, una escasez de medios y una compleja burocracia en las oficinas de extranjería, lo que ha producido que muchas personas hayan sido expulsadas del sistema teniendo que sufrir una irregularidad sobrevenida. Además, existen situaciones especiales, como las que se viven en Ceuta, Melilla y Canarias, el problema de los menores acompañados, una inadecuación de los servicios públicos, como son los temas de vivienda, educación y salud, lo que ha hecho que muchas veces enfrentemos a las personas en riesgo de exclusión a una lucha por el reparto de la precariedad. No hemos sabido gestionar la diversidad cultural y, lo que es peor, hemos acuñado en la sociedad una imagen que identifica inmigración con delincuencia, e incluso con terrorismo. Con estos instrumentos es muy difícil

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trabajar para la construcción de la sociedad totalmente cohesionada e integradora, que supone el objetivo de toda lucha contra la exclusión y la pobreza.Tenemos que tener también en cuenta otros aspectos, como que la inmigración contribuye a frenar el envejecimiento poblacional. Somos en la actualidad 47 millones, por lo tanto hemos crecido, ya que el siete por ciento son personas inmigrantes, lo que hace aumentar la población contributiva activa. Se están revitalizando sectores productivos, sectores a los que la situación nacional de empleo no estaba dando respuestas y que nuestros nacionales no querían ocupar. Está apoyando también la incorporación de la mujer en el mundo laboral, porque es la inmigración la que está conteniendo la dependencia, dando una respuesta al sector privado. Favorece que la mujer se incorpore al mercado laboral. La inmigración y la integración de las personas que llegan a nuestro país puede generar problemas con luces y sombras, por eso hay que abordarlo de una manera transparente y aportando medidas públicas. El Gobierno ya tomó una primera decisión, que fue cambiar el marco de competencias, pasando del Ministerio de Interior al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Esto supone forzosamente cambios de enfoque y de gestión, sin olvidar que se quiere hacer una política integral que comprenda e incorpore las distintas dimensiones de la inmigración. Otro factor importante fue la creación de la Dirección General de Integración de los Inmigrantes, apostando por primera vez por la integración de las personas, que ya supone un hecho, que se queden a convivir en nuestro país.Los tres pilares de la política de inmigración del Gobierno son: la lucha contra la inmigración irregular, la canalización legal y ordenada de los flujos migratorios y la apuesta por la integración de las personas inmigrantes en nuestro país. Hay diversos instrumentos para conseguir esto: uno que está estos días sobre la mesa, es el reglamento que desarrolla la Ley de Extranjería. Queremos decir que estamos buscando el máximo consenso en política migratoria, por eso se han incorporado al borrador del reglamento numerosas propuestas de fuerzas políticas, de organizaciones sociales, ONG, de Comunidades Autónomas, de Ayuntamientos, de Diputaciones.El reglamento es coherente con la ley orgánica, con la normativa europea y con los diferentes tratados que tienen incidencia en esta materia, y que tiene un esfuerzo importante por priorizar la inmigración legal y por perseguir eficazmente la inmigración irregular, de modo que fomenta instrumentos para la inmigración de edad, contiene una reforma en la valoración nacional del empleo, y posee una reforma del contingente, incluyendo un número de visados para la búsqueda de empleo en determinados sectores. También existe una bonificación de la reagrupación familiar, por eso estamos intentando conservar las exigencias y los requisitos para mantener el derecho de la reagrupación familiar y que los procedimientos se agilicen y se mejoren.Estamos tratando de aumentar las formas de lucha contra la inmigración irregular, en donde sale la figura del arraigo laboral y que supone una medida de lucha especial y específica contra la economía sumergida a la que se hacía referencia. Además, se producen mejoras de carácter administrativo como la reducción de plazos y la eliminación de la aplicación informática integrada. También hay cuestiones muy excepcionales, pero que son importantes. Partimos de una situación difícil, ya que existe un número importante de inmigrantes en situación irregular en nuestro país. Estas cuestiones, son las autorizaciones de residencia por circunstancias excepcionales, como son: el arraigo laboral, el arraigo social, la protección internacional y las razones humanitarias. Aunque la ley no condiciona, no es el único instrumento para hacer una política migratoria, ya que es importante también hacer una política integral, poner medidas para la integración, llegar a acuerdos, tener un consenso social sobre inmigración y, sobre todo, llegar a un pacto de Estado con la inmigración.La tercera pata del Gobierno en materia de inmigración es la apuesta por la integración. La secretaria de Estado, en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados el 29 de Junio, comentó que: “los inmigrantes son un elemento necesario para asegurar el desarrollo económico y social de nuestro país”. Tenemos, por lo tanto, que poner en marcha programas y recursos para promover la normalización de la convivencia y la plena participación de los inmigrantes en una realidad de la que ya forman parte. Para ello, vamos a poner un Plan Estratégico para la Coordinación y Ejecución de las Políticas de Integración. Un plan que va a ser un instrumento de coordinación de las actuaciones de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, y va a actuar como un elemento común destinado a promover la participación de las organizaciones sociales. Los principios que van a inspirar el plan son: que debe servir de paraguas a planes autonómicos y locales, debe disponer de una dimensión integral de las actuaciones públicas, debe promover mensajes positivos hacia la población y debe avanzar hacia la normalización. Es decir, entendemos la integración como un proceso de equiparación de derechos.

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Entre las áreas de actuación prioritaria que contempla están: la ayuda humanitaria, la creación de una red de alerta temprana para detectar y actuar sobre situaciones de emergencia y la promoción de itinerarios de integración. Esto quiere decir que se van a desarrollar medidas para la primera acogida, para la mejora del acceso a la vivienda, la inserción laboral, la mejora en el empleo, la gestión de los recursos humanos en las empresas con la nueva dimensión intercultural, la educación y el acercamiento a la salud. Es importante que la integración la veamos en dos direcciones: todas las medidas destinadas en un plan global tienen que ir destinadas también a la población española, ya que pensamos que la sensibilización de nuestros ciudadanos y ciudadanas es un elemento importante. Este plan debe tener medidas y programas de codesarrollo.

Estamos además trabajando con la Secretaría de Estado de Cooperación al Desarrollo y estamos haciendo una agenda conjunta de trabajo. Las actuaciones con los menores no acompañados para garantizar el retorno con su familia, preservando sus derechos en colaboración con las Comunidades Autónomas. Otra vía de trabajo será la lucha contra el racismo y la xenofobia y cualquier forma de discriminación, para ello se van a incorporar dos instrumentos: el Observatorio contra el Racismo y la Xenofobia y el Consejo para la Promoción de la Igualdad de Trato y No Discriminación de las personas por su Origen Racial o Étnico, como consecuencia de la transposición de la Directiva 2043.

Una medida importante es revitalizar el foro para la integración social de los inmigrantes apoyados en las ONG. Queremos que se visualicen los trabajos del foro, podemos estar de acuerdo, o no estar de acuerdo con las propuestas que hace, pero pensamos que es importantísimo que la sociedad perciba y sepa que hay un foro que trabaja y hace propuestas a la administración sobre los temas de la integración.

Queremos poner en marcha todo esto con una acción concertada. Si no llegamos a acuerdos con Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y con las organizaciones sociales y empresariales, poco podemos poner en marcha. Además, pensamos que un elemento importante de la estrategia de integración son los ayuntamientos, es decir, el mundo local. Creemos que hay que reforzar todos los planes municipales de integración de los inmigrantes y esto es una tarea que vamos a abordar en los próximos meses.

Es el mundo local el que ya ha dado muchas veces respuestas y sin recursos, poniendo en marcha medidas imaginativas. Y segundo, creemos que nuestra obligación es reforzar este apoyo. Y un tema importante es el de la mujer, el 46 ó 47 por ciento de la inmigración en nuestro país, son mujeres. Mujeres que si en un principio llegaron acompañando a sus parejas en el proyecto migratorio, hoy vienen solas con un proyecto migratorio propio. Y esto a la hora de desarrollar cualquier estrategia o cualquier plan hay que tenerlo en cuenta. Además, hay que saber que tenemos a las mujeres inmigrantes en determinados sectores de la economía y en determinados segmentos del empleo, sin permitir el acceso ni la mejora del empleo, cuando muchas veces su capacitación es mayor del sector en el que están trabajando.

Me gustaría extenderme un poco más, porque sé que he sido muy somera en las líneas que vamos a poner en marcha, pero seguiremos hablando y tendremos la oportunidad de hacerlo en otros foros.

ANTONIO SKARMETAEscritor y Embajador de Chile en Alemania.

Me resultaría difícil hablar hoy, aquí en Madrid, el día de la exclusión social, sin haber sido yo mismo durante un período largo de mi vida un refugiado. Siempre he sentido un enorme pudor en expresar opiniones sobre tragedias humanas tan grandes como el hambre, la migración compulsiva, el genocidio, pensando que comentarlos sin hacer nada por impedirlos es actuar con frivolidad. También hoy me invade este sentimiento, pero estoy aquí porque he llegado a la conclusión de que al igual que va aumentando el espacio para el horror, aumenta también la voluntad de los individuos y las organizaciones de incrementar su influencia en la sensibilidad de los pueblos y gobiernos del mundo.

En muchos casos, el espectáculo de la atrocidad de los holocaustos mayores, de los apocalipsis individuales o sociales que tienen lugar en muchas zonas del planeta, conducen a hacer sensibles, a amortiguar el dolor y la preocupación que dichos acontecimientos provocan, refugiándose un poco en la desinformación, amparándose en la lejanía dónde tienen lugar los penosos accidentes y hasta creando una cierta frialdad hacia ellos. Mi responsabilidad es hacer humano, vivible, confiable mi entorno. Ese hábitat de mi sociedad, donde importa en primer lugar, mi familia, mi barrio, mi ciudad y mi país. Si cada individuo no puede ser el recipiente del total del dolor de la humanidad, al menos tiene que ser partícipe de

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la ética de lo humano, que a mi modo de ver, consiste en tener la certidumbre activa de que los hombres no nacemos libres, como lo proclaman los derechos humanos con algo de voluntarismo, sino que la libertad está en permanente riesgo de perderse. La libertad es una condición histórica y no simplemente natural. Todos los hombres nacen libres, es una bíblica necesidad que interpreta a las almas más nobles del mundo, pero es evidente que hay quienes nacen menos libres que otros. Así, la pobreza suele ser, no sólo metafóricamente, la condición de una esclavitud. No quiero ponerle la menor gota de patetismo a mi intervención, pero tengo la suficiente experiencia personal e histórica para espetarle a cualquiera que se jacte hoy, livianamente, de que es libre, que puede tener la certeza que por esa libertad de la que hoy disfruta, en algún momento alguien murió para que él o ella la tuviera.

Mirando la actual situación y la ferocidad de los guetos extranjeros que se multiplican en Europa, el exilio político que padecimos cientos de miles de latinoamericanos de Argentina, Centroamérica, Chile, Brasil, Uruguay, en la década de los 70 y 80, contó con la activa solidaridad de grupos y gobiernos, a los cuales les era traducible a sus hábitos y códigos políticos nuestro drama. Eran democracias como las nuestras, las occidentales, las de Francia, Italia y, posteriormente, España, las que habían sido interrumpidas. Y eran dictadores, usurpadores de un poder otorgado a los gobernantes derrocados por el voto, los que hacían desaparecer gente, quemaban libros, relegaban, torturaban y despedían a la gente de sus empleos. Se diría que la tragedia de Latinoamérica se transformó en inicio del emplazamiento de los demócratas europeos contra las autoridades represivas e insensibles de sus propios países. Las grandes emigraciones que vienen hoy de la hambruna, de genocidios étnicos, de masacres originadas de las discrepancias religiosas ancestrales, no tienen las equivalencias culturales que hacen que las diferencias se reduzcan amparadas en una mutua tradición.

Contra el exiliado político latinoamericano podían algunos sectores de la sociedad europea esgrimir lo errado de sus ideas, el carácter pro comunista de sus luchas, desacreditado por los socialismos reales que tenían a mano con sus vecinos. El temor de que en sus territorios fueran a la larga agentes del desorden. Pero, lo que no se podía negar era que estas aprehensiones estaban dirigidas a cientos de miles de personas que habían actuado dentro de las democracias, como la de ellos, que habían sido derrocadas no por el voto, sino por las armas. De alguna manera, el hecho de que varios de estos países siguieran haciendo negocios y manteniendo relación con estas nuevas dictaduras, obligó a ciertos gobiernos a lavar su imagen manteniendo la política no tan manifiestamente hostil hacia los emigrados de América Latina. Y cuando no lo hacían los poderes centrales, procedían las mayorías democráticas regionales.

Hoy, cuando el debate político está en primer plano y algunos compatriotas latinoamericanos huyen hacia Europa aterrados por la violencia en Colombia, la crisis global en Argentina, la pobreza en Ecuador, falta el componente de solidaridad por causas comunes que agitó a los europeos en los 70 y los 80. Y sin embargo, la otra edad del emigrado no los exime en ningún caso del respeto a la ética universal de los derechos humanos.

Todas las vidas de los refugiados son dramáticas, su existencia precaria en la ilegalidad o al borde de ella, expuestos a viviendas estrechas y promiscuas, amenazados por climas hostiles y enfermedades, arrinconados por la xenofobia organizada o espontánea, en desventaja cuando son escolares frente a niños crecidos en el universo de la electrónica, vistos como delincuentes, como eventuales ladrones de sitios de trabajo. Para un escritor, sumergirse en cualquiera de estos dramas es una experiencia necesaria, trágica y dolorosa .

En el tiempo en el que viví como refugiado en Berlín Occidental centré mi atención en los adolescentes y jóvenes. Me motivaba que yo era padre de dos niños. Mi ideal formativo en ese momento podría resumirse como ecléctico, podrían abrirse cuanto quisieran a la sociedad anfitriona siempre y cuando no olvidaran de dónde provenían y supieran representar la dignidad y pureza de nuestros ideales, es decir, de los ideales que los padres consideraban dignos de ser ideados. Si este fue mi propósito inicial, pronto fui testigo y víctima de cómo la identidad en el extranjero es algo mucho más fluido y frágil de lo que uno quisiera.

Mientras los padres cultivábamos meticulosamente la nostalgia por la patria perdida, nuestros hijos habían salido a la calle, a la escuela, a partidos de fútbol en sitios baldíos, a los conciertos de rock, a viajes con mochilas fuera de casa, y cada día que pasaba enfrentaban las cordialidades de la solidaridad, pero también los golpes de la xenofobia, la provocación por el acento o el color de la piel, la tristeza frente a las potentes motos de los compañeros de curso, sus grandes colecciones de fabulosos discos o ropas de marca. En un mundo que tenía desafíos y exigencias mayores y en la medida que pasaban los meses, crecía el dominio de la lengua y la sagacidad para percibir la psicología de los anfitriones, comenzaban a moverse

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con autonomía y se despegaban del lugar paterno, de modo que en el conflicto entre la casa y lo que ocurría fuera, comenzaba a ganar lo que ocurría en la calle.

Pero el hogar suponía fidelidades difíciles de comprender, porque los padres seguíamos oyendo himnos victoriosos que a sus ojos eran desmentidos por la derrota cotidiana de los días sin luz entre un país perdido y otro que no ganábamos. Necesitábamos a nuestros hijos, dueños del lenguaje que aprendían en la escuela, para que corrigieran o redactaran nuestras peticiones, manifiestos, cartas de protesta, apelaciones urgentes a tribunales y organizaciones internacionales denunciando las violaciones a los derechos humanos que tenían lugar en nuestro país. Queríamos que salieran a repartir proclamas en las avenidas principales, entregando papeles que los compradores de la zona del centro cogían con una mano, la arrugaban con la otra y la tiraban en el primer cesto de basura.

Hablábamos de amor y solidaridad, pero el peso del exilio y la pobreza nos había afilado los nervios y las lenguas. Así, el cálido hogar era a menudo objeto de discusiones, de angustias y hasta la ruptura de los matrimonios incapaces de soportar las presiones del nuevo desamparo. En ese estado de ánimo, siendo foco de atención de una prensa que enfatiza los desenlaces trágicos que tiene la vida del gueto o al borde de la marginalidad, cómo puede el relato de esas existencias llegar de modo comunicable a las poblaciones que les acogen y que están siendo sometidos a practicar sobre ellos, los emigrantes, prejuicios e indolencia.

Mi experiencia como refugiado latinoamericano en Alemania, demostraba muy claramente que ellos no se reconocían en la imagen pública y oficial. Y esto lo podían comprobar los amigos, grupos o comunidades que al convivir con esos guetos, no sólo mantenían vivo el sentido de una humanidad fraternal, sino que ellos mismos eran beneficiarios de su contacto, pues tenían la posibilidad de contrastar su cultura con otra y disfrutar de su descubrimiento, que muchas veces dotaba a sus propias vidas rutinarias de otros significados y motivaciones.

Sé que muchos de ustedes, activos participantes de organizaciones gubernamentales o independientes, expertos en temas legales de emigración, directores de agrupaciones caritativas, líderes de grupos humanitarios, se han visto enfrentados directa o lateralmente con estos temas. Para mí, como escritor profesional y sintiéndome, para usar la imagen de Neruda, una hoja más del gran árbol humano, el gran tema era la comunicación, cómo matizar el discurso terrorífico, extravagante, prejuicial, esquemático, sobre los refugiados, para escapar del tono plañidero, compasivo, que mueve a la caridad pasiva más que a la acción solidaria.

Durante mucho tiempo, como narrador, no tuve una respuesta. Sabía que la misión de un comunicador era ser transmisible, fluido y convincente. En la vida hay problemas de una comunidad foránea a otra local que está inmersa en otros hábitos y en la cual predominan otras metas.

Un día, el azar me demostró que son los jóvenes refugiados la vanguardia vital de estos traductores, ya que están en medio de la familia exiliada, y la ternura, la compasión y el amor no les lleva a cortar del todo el cordón umbilical. Pero, contrariamente a sus padres, no están en el arduo país que los cobija atendidos a una estrategia de sobrevivencia, sino una táctica de apetencias.

Hasta que un día, mi hijo, prácticamente me arrojó a un chico indígena en los brazos y me dijo que me ocupara de él, ya que era escritor y no músico. Mi hijo tenía una banda de rock y había llegado este chico con un texto para ver si podían incluirlo en los de la banda. Consumido por su timidez y vergüenza de haber sido desterrado de la banda, el chico temblaba con un papel manuscrito que había traído a los rockeros para proponerles que hicieran una canción con su texto. Pero mi hijo, que adoraba por esa época la violencia verbal de Jim Morrison, se lo había rechazado con una frase lapidaria: esto que escribiste es una cursilería soft. Dado el rumbo que tomó la vida de este chico indígena, su actitud me inspiró un novela sobre refugiados, que tendría varias ediciones en Alemania y que fue llevada posteriormente al cine. Puedo reproducir exactamente la cursilería soft: “échate el pelo con la mano atrás, échate lentamente el pelo con la mano atrás, échate el pelo una vez más lentamente el pelo con la mano atrás, échate una vez más, lentamente una vez más el pelo con la mano atrás, infinitamente échate el pelo con la mano atrás”.

¿Lo encuentras demasiado repetitivo? Me preguntó el chico. ¡No hombre! Más que repetitivo, rítmico y obsesivo, le dije. Se frotó las manos, igual que si le hubiera caído un regalo del cielo, movió el cuello y se me quedó mirando con esos ojos alucinados de los pájaros en los bosques nocturnos. Repetitivo, rítmico y obsesivo, dijo gozoso. ¿En qué te inspiraste para escribirlo? Quise saber. Estaba en un café y había una chica alemana en la mesa de enfrente acariciándose el pelo, mientras leía el periódico, le sonreí y ella me sonrió. ¿No la hablaste? Le pregunté. Me dio vergüenza, dijo él. Lo único que hice fue escribir el poema en la servilleta, lo tiré encima de su mesa y salí corriendo. Me miró como un delincuente que pide clemencia al juez y dijo: ¿usted cree que eso es cursilería soft Don Antonio? No muchacho, le dije, es el fin de la continencia, el salto de la sobrevivencia a la apetencia. No entiendo, me dijo. Pero yo sí, terminé jubiloso.

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En cuanto se marchó, comencé la obra que anhelaba, había que contar la experiencia del exilio, no desde las víctimas directas, es decir, los padres conscientes e ideologizados, los deudos de un país con el que cargaban luto, sino desde los hijos, quienes dentro de la familia estaban en los valores del terruño, pero que en el aura de las calles extranjeras tenían que jugársela con la luz de la vida, aunque fuera escribiendo un poema en la servilleta y escapando cocinado en vergüenza escarlata. Comprendí que era una opción, diferente a la que tomarían otros colegas de exilio, pero una opción que me sacaba a mi también de mi gueto, de la nostalgia bella, pero inútil, por mi pequeño y modesto paraíso perdido en Chile.

Un colofón sobre nuestro pequeño poeta para terminar. En cuanto el chico indígena aprendió bien el alemán, se afilió a un partido con fuertes intereses ecológicos y arengó tanto en su vecindad, que terminó integrado en la lista como extranjero para un cupo entre los concejales de la municipalidad. Resultó elegido y consiguió que en las escuelas de su zona se contrataran profesores de idiomas para que los hijos de extranjeros no perdieran la lengua escrita de sus padres. Aunque no volvió a escribir más poesía.

Me concederían ustedes, hoy, queridos amigos, convocados por la Fundación ONCE, que su iniciativa de defensa de las lenguas originarias valió tanto, o más, que su poema rítmico, repetitivo y obsesivo.

Muchas gracias.

SAMI NAÏRPensador y ex diputado del Parlamento Europeo.

Antes de todo, quisiera dar las gracias a la Fundación ONCE por haber organizado este día internacional contra la exclusión social y la pobreza, y sobre todo por haber integrado la cuestión de los refugiados, ya que es una buena oportunidad para tener una concepción más profunda y realista de lo que es la exclusión social.

También quiero dar las gracias a la Fundación ONCE por haberme invitado a dar mi opinión sobre este tema muy debatido hoy en día en Europa.

El problema del asilo y los refugiados ha cambiado de contexto histórico en los últimos 20 años y se ha vuelto, cada vez más, un problema ligado a la inmigración, de manera más precisa a la inmigración clandestina e ilegal.

Primero, hay que saber cuál es la situación real en el ámbito europeo. Europa es el continente que recibe hoy en día el menor número de peticiones de asilo. Según las cifras de la OCDE, el asilo representa una minoría de las entradas en los países europeos, lo que se traduce en un 8,1 por ciento en Francia, 8,4 por ciento en Gran Bretaña y un poco más en Alemania. En realidad, las olas de asilo se desarrollan sobre todo en los países donde no hay una política de control de las fronteras, sobre todo en África y en América Latina. África, continente pobre, recibe muchos más inmigrados y peticiones de asilo que nuestro continente desarrollado. En Europa el primer país de acogida es Alemania, seguido por Gran Bretaña, Francia, Países Bajos y Suecia.

La política europea ha cambiado estos últimos años a la baja en cuanto a la solidaridad con la gente que pide asilo, que son auténticamente refugiados o inmigrantes. Podemos comprobar que en los últimos 10 años se ha producido un endurecimiento de las condiciones de entrada en todos lo países, excepto en Asia. La construcción europea se ha hecho en detrimento de las viejas tradiciones de asilo en los países europeos. Por ejemplo: Francia tenía una política de asilo mucho más abierta antes del Tratado de Maastricht, que después. Y tuvimos que cambiar la Constitución para restringir el derecho de asilo. En general, podemos decir que desde finales de los años 90 el control de las fronteras y la lucha contra la inmigración ilegal son, hoy en día, los pilares de la política de inmigración y de asilo común de la Unión Europea.

La política de asilo iniciada en la Cumbre de Tamper en 1999 se elaboró en torno a un discurso enfocado a la importante solicitud de asilo y, sobre todo, el desarrollo de los refugiados ‘falsos’, o sea, ilegítimos. La frontera entre inmigrantes clandestinos y refugiados auténticos está desapareciendo como política oficial de la Unión Europea. Y todos los estados están metidos en el mismo asunto, de ahí que hay unas mismas normas muy restringidas en el ámbito de la acogida de los refugiados en la Europa comunitario, como en los estados miembros. No quiero definirlo de manera polémica, pero desgraciadamente es la realidad, poco a poco el refugiado está pasando del estatuto de víctima, al de

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enemigo, y se está creando en el ámbito europeo un verdadero plan de batalla. Un plan de batalla discutido por las autoridades europeas. De manera general, las orientaciones actuales tienden a poner en tela de juicio los criterios de la Convención de 1951, que están basados en un derecho de asilo individual y subjetivo. Ilustración de esta tendencia, por ejemplo, es el Plan británico de marzo de 2003, finalmente rechazado en la Cumbre de Tesalónica, pero que ahora está otra vez planteado en el ámbito europeo.

Este plan proponía una estrategia europea de apertura entre comunidades de centros de tránsito, en países como Marruecos, Turquía, Albania, Nigeria, o sea países supuestamente seguros para encerrar a los solicitantes de asilo, esperando una respuesta de las autoridades europeas. Utilizando así los países terceros como instrumento para guardar en ellos a los refugiados que vienen de otros países.

Recientemente, esta política de internamiento de los inmigrantes ilegales y de los refugiados se ha desarrollado mucho en Europa. Y diría, sin intención polémica, que la estrategia de reunión europea, hoy en día, respecto a la inmigración clandestina y a los refugiados, consiste en la voluntad de institucionalizar campos de retención externos a la Unión Europea. Los campos de retención, hasta ahora, eran internos, la novedad es crearlo en países terceros. Eso corresponde a una estrategia. En España, por ejemplo, se llaman centros de internamiento de extranjeros, que tienen la intención de facilitar y controlar el desplazamiento de los inmigrantes o su expulsión a las fronteras europeas en zonas tapones como Hungría, Ucrania, Ceuta y Melilla, para controlar su entrada y escogerles, es decir, elegir entre los buenos y los falsos.

Lo que me gustaría ver es cuál es la política de estos campos. La idea de externalización ha resurgido en el verano de 2004 por medio de dos elementos fundamentales: primero, por la negociación y conclusión de un acuerdo de cooperación entre Italia y el gobierno de Libia. Esta negociación y conclusión consiste en reforzar el control, no sólo de las fronteras, sino silenciar campos en el sur de Libia para detener a los subsaharianos.

Se puede imaginar el respeto de los derechos humanos que existe en el sur de Libia, con la policía de Gadafi. Los alemanes entraron en este proceso y hubo una iniciativa ítalo-alemana sobre este tema. Esta estrategia de encerramiento de los inmigrantes, de los que piden el asilo, me parece muy peligrosa porque en realidad, para mí, estos campos especiales son un insulto a la dignidad y conllevan inevitablemente violaciones de derechos humanos, no sólo por parte de los que guardan los campos, sino por parte de los que están dentro de los campos. Topa, evidentemente, contra la libertad de circulación, no tienen ninguna legitimidad jurídica y no respetan los derechos humanos, sobre todo de los jóvenes, dentro de estos campos.

No tenemos una solución fácil para establecer unas líneas de actuación ya que el asilo ha cambiado de contenido, no se trata hoy en día, en general, de un asilo político, sino que se ha convertido en un asilo económico. Los países desarrollados toman juntos posiciones para solucionar este problema sin una verdadera política de inmigración, que no existe, y sin una política de los flujos migratorios basada no en la política actual, que es una política ciega de cierre de las fronteras, ya que provoca el auge de la migración clandestina, el reagrupamiento familiar y, evidentemente, el desarrollo de la corrupción y de las mafias que se aprovechan de la gente que quiere emigrar.

No afirmo que hay que abrir las fronteras, ya que sería imposible, pero hoy en día hay que encontrar y poner en marcha, en Europa, una política de ayuda al desarrollo de estos países, que consiste no sólo en responsabilizar, sino en obligar a estos países a que aceptan entrar en la estrategia de la Unión Europea, a respetar a los derechos humanos en estos campos y que exista una política europea, ya que hasta ahora prevalecen las políticas nacionales, puesto que los gobiernos nacionales están dejando a la Unión Europea la responsabilidad de gestionar este asunto y la Unión Europea no lo puede hacer sola.

Muchas gracias.

CARLOS CAPATAZ GORDILLODirector del Departamento de Intervención Social de Cruz Roja Española.

Todas las migraciones tienen en el fondo un mismo objetivo, que es el de mejorar la situación de partida, objetivo que en muchas ocasiones se ve truncado por la cruda realidad y las personas que tienen que dar el paso fallecen en el intento.

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Las migraciones han ocurrido siempre en la historia de la humanidad, sin embargo hoy en día tienen un elemento diferencial, que es el fenómeno de la globalización mundial. Una globalización que en muchos casos es excluyente, que produce un marco en el que los fenómenos migratorios, los desplazados, los refugiados se ven expulsados del mismo.

Si nos detenemos a analizar las reflexiones que han hecho muchos expertos en relación con las migraciones y su relación con la globalización, la imagen que más clara se nos presenta refleja que, con sus ventajas y sus inconvenientes, nuestras sociedades globalizan el capital, la información, los mercados, pero no lo hacen con los derechos sociales y con los derechos económicos.

Los desplazamientos humanos pueden ocurrir en unos contextos y en unas condiciones, que conducen a muchas de estas personas a la frustración, la explotación, la discriminación, la xenofobia y, en definitiva, a su vulnerabilidad.

La selección de las personas inmigrantes, especialmente aquellas que viven a la sombra de la llamada ilegalidad, constituyen un motivo de preocupación para la Federación Internacional de la Cruz Roja, de la Media Luna Roja y, por supuesto, para la Cruz Roja española. En su última asamblea regional celebrada en Berlín el pasado año, la Federación Internacional reafirmó el compromiso de las sociedades nacionales con el plan de acción que integra aspectos de protección, de respuesta humanitaria de emergencias, integración, defensa de derechos y salud.

La organización a la que pertenezco es una organización humanitaria vinculada a las personas y a los sectores sociales en su situación más desfavorecida. Tenemos una larga trayectoria de intervención con la población refugiada e inmigrante, con la que desarrollamos líneas de acción que abarcan desde la provisión de servicios, hasta cerrar el círculo que comienza con la ayuda humanitaria que llega a nuestras costas y finaliza con la integración social o sociolaboral en los casos en los que es posible. Pasa también por la interlocución, un papel muy importante con las administraciones para la defensa de los derechos, incluyendo también el trabajo en red con otras organizaciones y con agentes sociales y el mundo de la empresa.

La dimensión de los proyectos en los que trabaja Cruz Roja, gracias al número de usuarios, al alcance territorial (debido a nuestra dispersión en los núcleos pequeños de población) y al volumen de recursos económicos y humanos empleados (tanto personal remunerado como voluntario), nos concede una experiencia valiosa que, unida al carácter generalista de nuestra organización, favorece un aprovechamiento de sinergias y una transversalización de contenidos. No tenemos que hablar sólo de migración, tenemos que empezar a hablar de emigración y envejecimiento, emigración y género, emigración y empleo, emigración y población reclusa, emigración e infancia, etc.

Creemos que también es necesario que las políticas de financiación que soportan muchos de los proyectos que desarrolla mi organización, como otras muchas, deben contemplar esta flexibilidad de intervención, la necesidad de atender por un mismo recursos diferentes casualidades de una persona.

No quiero aburrirles, pero creo que es justo reconocer el trabajo que hacen muchos de mis compañeros y compañeras voluntarios, algunos aquí presentes. Y para situarnos en el volumen de actividad que desempeña la Cruz Roja en relación a la inmigración, concretamente a través de su plan de empleo en 2003, atendimos a 2.700 solicitantes de asilo y a 183.000 personas inmigrantes. Y con el objetivo de facilitar la integración social a través del mercado laboral, se atendieron a 661 refugiados y a 26.000 inmigrantes.

Nos preocupa la situación de especial vulnerabilidad de algunos sectores de la población inmigrante, especialmente de los menores no acompañados. Creemos que hay que ser más generosos, dedicando más tiempo a la valoración médica de los jóvenes, en cuanto a valorar si es o no adulto. Y nos preocupa que en 2003 España ocupa el penúltimo lugar respecto a los países de la Unión Europea en cuanto a la concesión de estatutos de protección de los refugiados. Según datos de ACNUR, en 2003 se cursaron 5.767 solicitudes, pero sólo se concedieron 250.

Pensamos y brindamos a la nueva administración que sería interesante que España se sumara al resto de países en su política de acogimiento de personas refugiadas y que residen en lugares de retención o de acogimiento.

Y por último, no sé si es una preocupación o más bien una oportunidad que vemos en el horizonte, es el tema del codesarrollo. Los emigrantes vienen a España porque tienen necesidad de venir, dejarán de venir cuando tengan resuelta la situación en su país y esto pasa por el codesarrollo. Creemos que se pueden aplicar fórmulas de codesarrollo originales, como por ejemplo hacer partícipes de ese trabajo a los propios inmigrantes que están en España, convertirlos en agentes de codesarrollo en sus países. Ellos conocen mejor la situación en el país de donde provienen, conocen organizaciones, conocen las necesidades y las oportunidades que presentan y existe la oportunidad de convertirles en protagonistas de ese codesarrollo.

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La Cruz Roja entiende que la migración se debe mirar desde el marco de los derechos humanos, además del marco de nuestro Estado, del de la Constitución. Debemos mirarlo así:

• Desde el punto de vista de la pluralidad, teniendo en cuenta la diversidad de perfiles y proyectos migratorios. Me atrevo a decir que hay tantos proyectos migratorios como personas que llegan. Proyectos que configuran un mosaico de la emigración a la hora de diseñar respuestas específicas, por eso debemos mirarlo con diversidad, incidir en situaciones de especial fragilidad respecto a menores no acompañados, familias monoparentales, personas mayores, personas en situación irregular, personas traficadas, especialmente mujeres. Se está produciendo un fenómeno de feminización de la migración, en el cual más del 46 por ciento de los inmigrantes son mujeres. Y esta cifra va en alza.

• Desde el punto de vista de la inversión. La migración es un fenómeno generador de riqueza, pero su integración requiere la inversión de recursos humanos y económicos.

• Desde el punto de vista de la cercanía. Hay que dotar de protagonismo al ámbito local, a nuestros pequeños núcleos urbanos, con transparencia cuando llegan los grupos de inmigrantes, deben saber cuándo y cuántos van a llegar y contar con recursos para que puedan favorecer su integración en el ámbito local.

• Desde el punto de vista de la igualdad de oportunidades, garantizando la igualdad de criterios y recursos en los ámbitos territoriales y competenciales en esta España de las autonomías.

• Desde la personalización. Hay que trabajar en clave de proceso, reconocer la dimensión integral de las personas. Hay que tener en cuenta la promoción de la prevención de la exclusión, marginación y xenofobia entre la población oriunda.

• Debemos pensar en las segundas generaciones, ya que hay aspectos muy importantes como las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, puesto que hay una brecha que hemos de salvar ahora, o empezar a cerrar ahora, para que no se abra un abismo dentro de pocos años.

• Desde el punto de vista de la participación, el derecho de participar socialmente de los inmigrantes. Cruz Roja cuenta con un grupo de voluntarios y voluntarias muy importante y su objetivo es hacer partícipes a los inmigrantes. Deben ser protagonistas de su acción. La participación social para ellos es un derecho y además creemos que ejerce una forma de reconocimiento social y de empatía de la sociedad que puede ayudar a evitar procesos de xenofobia.

Quiero terminar con un ejemplo muy dramático que narraba un voluntario de Algeciras hace ya unos meses y se refiere a cómo llegaban los inmigrantes a las costas y cómo ellos salían con su embarcación al encuentro de las pateras. Me narraba cómo en las pateras iban hacinados, literalmente, en posición fetal, unos junto a otros sufriendo graves quemaduras por la mezcla del agua marina y el gasoil, y sufriendo la consecuencia de los mareos en la embarcación. Cuando avistaban la costa, la embarcación de la guardia civil o la nuestra, lo peor que nos podía ocurrir era que se pusieran nerviosos, que se pusieran en pie, que intentaran moverse y que la embarcación zozobrase. Al agitarse de ese modo la embarcación y llevar ellos tanto tiempo en esa posición, el cuerpo humano es incapaz de moverse. Cualquiera de nosotros, en una situación semejante, aunque no supiera nadar, al caer al agua bracearía y aguantaría unos segundo en la superficie. El drama viene cuando él me narra cómo estas personas no pueden estirar sus miembros y van a pique en posición fetal. Y ahí está su drama: el no saber a quién rescatar primero, a quién escoger.

Muchas gracias.

“DISCAPACIDAD: EL RETO DE LAS POLÍTICAS SOCIALES EN LA NUEVA SOCIEDAD”

MESA REDONDA

MODERADOR

Alberto Durán López

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Vicepresidente 1º Ejecutivo Fundación ONCE

PONENTES

Enrique RojasMédico y Humanista

Javier QuintanillaProfesor del IESE

Gema Hassen-BeyAtleta Paralímpica de Esgrima

Francisco AbadDirector de la Fundación Empresa y Sociedad

Stefan TrömelDirector del EDF

Manuel PorrasDirector General de Servicios Sociales y DependenciaALBERTO DURÁN LÓPEZVicepresidente 1º Ejecutivo de la Fundación ONCE

Va a ser una intervención muy poliédrica, muy variada en función del currículum, de la experiencia, del bagaje de los distintos intervinientes. Vamos a tener experiencias vitales de personas con discapacidad, la opinión de consultores, de empresas, de la propia administración y de la plataforma de los discapacitados en toda Europa.He aquí unos ‘flashes’ brevemente que pueden servir para enfocar o encuadrar brevemente el asunto que tratamos. El Consejo Europeo de Niza reconoce que el colectivo de la personas con discapacidad es tremendamente vulnerable porque tiene barreras jurídicas, económicas, físicas y de aptitud para conseguir su integración en la sociedad.

El 77, 5 por ciento de las personas con discapacidad tienen problemas para solventar sus necesidades básicas. El nueve por ciento de las personas con discapacidad no recibe ningún tipo de ingreso (personas que se encuentran en edad laboral). La probabilidad de que una persona sin discapacidad encuentre un trabajo en su edad laboral es del 66 por ciento, en el caso de una persona con discapacidad grave no llega al 25 por ciento. El 50 por ciento de las personas con discapacidad declaran vivir en ratios de pobreza y el 27,7 por ciento en ratios de extrema pobreza.

Son algunos datos que definen un poco la realidad de lo que estamos tratando. De cada diez personas con discapacidad, sólo dos trabajan, pero es que hay siete que ni siquiera se lo han planteado porque el entorno es meramente dificultoso. El 48 por ciento de las familias no tiene ningún apoyo económico que soporte la disminución de ingresos que tiene, porque a veces tienen que dedicar su tiempo a atender a personas con discapacidad grave en su familia, ni tampoco pueden compensar el mayor incremento de sus gastos.

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ENRIQUE ROJASMédico y Humanista

Muchas gracias por invitarme a participar en este foro y voy a ser muy concreto, voy a hablar de dos cosas: la personalidad y en segundo lugar un decálogo de cómo conseguir una buena autoestima.

En mis 10 minutos de exposición, les voy a tratar a ustedes como si fueran alumnos míos de la Universidad Complutense, de dónde soy catedrático. Realmente quiero transmitirles un mensaje muy concreto.

• La personalidad es aquel conjunto de pautas de conducta actuales y potenciales que se mueven en tres planos: la herencia, el equipaje genético, el ambiente, el entorno que uno tiene,(decía Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia”), y en tercer lugar la experiencia de la vida, la trayectoria personal. Los tres se funden y forman una síntesis completa y específica.

En la personalidad distinguimos fundamentalmente dos notas, que son el carácter y el temperamento. El carácter es la parte de la personalidad adquirida, en dónde se funden mucho ingredientes que se hospedan, se mueven, habitan dentro de ésta geografía. En segundo lugar, el temperamento, que es la parte de la personalidad heredada. Lo decimos en el lenguaje coloquial: “tiene el mismo temperamento que su padre”. Por lo tanto, es una parte que hemos recibido desde el punto de vista de nuestro mapa o de nuestro genoma.

La personalidad es el sello de cada de identidad de cada uno de nosotros: la forma de ser. Esto, significa cuatro aspectos: físico, psicológico,(que es un patrimonio de patrimonios diversos que residen ahí: su percepción, la memoria, el pensamiento, la inteligencia, la confidencia, la afectividad). Lo social y cultural, que es libertad nos da a cada uno de nosotros las calidad granítica . Ya que como decía Don Quijote: “Cada uno es hijo de sus obras“.

Nacer con una minusvalía física o que la tiene de forma adquirida produce una mella en la personalidad. Nosotros tenemos cada uno, dos cosas especialmente nuestras: nuestro cuerpo, nuestro vehículo, ya que vengo con mi cuerpo esta mañana aquí, a la ONCE. Y al mismo tiempo, poseemos un sello, que es mi forma de ser, mi personalidad.

Acabo de publicar un libro que se llama: ¿Quién Eres?, que es un pequeño manual sobre la personalidad y sus trastornos, lo que se denomina en inglés: Personality Disorders.

La personalidad equilibrada, madura, no perfecta, ya que eso es una utopía. La persona, en definitiva, bien conjugada, es el puente levadizo que nos conduce al castillo de la felicidad. Por lo tanto, el trabajo personal que cada uno hace por tenerla bien conjugada es una tarea de artesanía, lenta, gradual, progresiva. Me paso el día viendo a gente en mi consulta que tiene la personalidad mal edificada.

Por lo tanto, este sería el primer aspecto de la personalidad que tiene una parte privada y una parte pública. La parte privada es cómo yo me siento conmigo mismo y la pública es la imagen que yo doy hacia el exterior.

• El decálogo de una personalidad con una autoestima bien diseñada, sería el siguiente:1.- La autoestima es fundamental para la supervivencia psicológica y significa una especie de juicio

personal, privado, en dónde hay un haber y un deber, y hay una afirmación positiva de mi mismo.En primer lugar, soy capaz de perdonarse a mi mismo: fallos, defectos y errores, en este caso, esa

minusvalía congénita o adquirida, dando como fruto una autoestima estable.2.- La autoestima significa un cierto estado de paz relativa, no una tranquilidad absoluta, que también

sería una utopía, que se da dentro de uno mismo al aceptar las aptitudes y las limitaciones que uno tiene. Una de las grandes sabidurías del ser humano es ser capaz de asumir las limitaciones que uno tiene.

3.- Para alcanzar un buen nivel de autoestima es preciso que la vertiente física esté bien aceptada en cada uno de nosotros. La morfología corporal, la belleza, las características físicas y fisiológicas, etc.

4.- El patrimonio psicológico forma una estructura que es concebida como positiva, en donde todos los elementos de ella, dan una resultante dentro del nivel de cada uno, el máximo posible.

5.- La autoestima supone que en el plano sociocultural haya una buena relación positiva. No olvidemos que nosotros nos relacionamos con los demás, pero partimos de nosotros mismos. Entonces, muchas veces una persona tímida con un esfuerzo de voluntad grande puede desarrollar una buena relación con los demás, dando lugar a una timidez compensada que se supera.

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6.- El trabajo, como comentaba nuestro presidente de la mesa, la dificultad de encontrar trabajo en una persona que tiene una discapacidad física. El trabajo es libertad, y los tres elementos fundamentales de la felicidad, desde mi punto de vista son: el amor, el trabajo y la cultura. Pero la felicidad , se ha dicho muchas veces, es “encontrar a una persona que no tenía ni camisa”, es decir es un estado de ánimo, una forma de mirar la realidad.

7.- Un error frecuente que hay que evitar para tener una buena autoestima es compararse con los demás. La palabra comparación tiene en castellano una expresión muy rica que es la envidia, que viene de la palabra latina envidere, que significa mirar de soslayo o de reojo. Y en la comparación con los demás, realmente comparamos superficies y no profundidades. Hay que evitar eso, porque la felicidad consiste en estar contento con uno mismo, es decir, tener una buena proporción entre lo que uno ha deseado y lo que uno ha conseguido. Por tanto, la felicidad consiste en la administración inteligente del deseo.

8.- Para tener seguridad en si mismo, que es en el fondo la autoestima, es importante la mirada comprensiva, indulgente y tolerante con la propia persona. Ser capaz de pasar las páginas negativas del pasado, lo he dicho en un libro mío reciente, la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria.

9.- Una de las cosas que más elevan la autoestima es hacer algo positivo por los demás, algo tangible, objetivo, que no se quede en las palabras.

10.- Educar la mirada, que es psicológica, para ver más lo positivo, lo valioso, lo fuerte, que lo negativo, lo defectuoso o lo débil. Saber mirar es saber amar.

Las personas con discapacidad son un ejemplo para aquellas otras que, sin sufrir ninguna minusvalía, son capaces de construir una personalidad sólida, sustentada en la autoestima.

Dice un proverbio hindú que todo lo que no se da se pierde. Realmente, he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente que he tratado en mi consulta: ciega, sorda, tetrapléjica, con minusvalías congénitas o adquiridas, que estaba llenas de alegría, de dinamismo, mirando hacia delante. Y he conocido gente físicamente sana, muy tocada, es decir, muy mal estructurada en su personalidad. Por lo tanto, ahí existe un trabajo, lento, gradual y progresivo sobre sí mismo.

Acabo de estar en la feria del libro de Frankfurt y me ha impresionado mucho, encontrar que el 15 por ciento de la población de esta ciudad alemana es de origen turco. Uno oye a las seis de la tarde cantar al almohacín llamando a la oración, en un país en el que la gente procede de lugares muy diversos, y que parten de cero para trabajar su personalidad haciéndola sólida, compacta, firme y consistente.

Voy a terminar con un texto del libro de los proverbios que resumiría un poco, lo que quiero decir en esta apretada síntesis:“el hermano que ayuda a otro hermano es como una ciudad amurallada”.

JAVIER QUINTANILLAProfesor del IESE

Ilustrísimo señor director general, colegas ponentes de esta mesa, amigos y amigas. Antes que nada, y sobre todo, quiero dar las gracias por la invitación a la Cruz Roja, a Cáritas, a la Fundación ONCE por estar en esta mesa. Pero quiero decir, que no represento ninguna organización, ni poseo méritos propios algunos para estar sentado donde estoy ahora mismo. Pero ya que estoy sentado aquí, voy a aprovechar la equivocación que han tenido los organizadores de este acto, para compartir con todos ustedes una serie de reflexiones personales sobre cuáles creo que son las claves para luchar contra la exclusión social y contra la pobreza, sobre todo en el ámbito de la discapacidad.

Yo soy sordo, sólo conservo un 10 por ciento de mi audición en el oído derecho, sin los aparatos que llevo en la cabeza no podría desarrollar normalmente ninguna de las actividades personales y profesionales que ahora mismo desarrollo, ninguna. También sé, que si no pudiera contar con la tecnología en la que ahora me apoyo, mis colegas sordos y muchísimas organizaciones me ayudarían a encontrar alternativas igual de válidas para seguir adelante.

En el mundo en el que me relaciono, en el que trabajo, tanto personal como procesionalmente, nadie me considera discapacitado y aunque lo soy, y lo soy legalmente, casi todo el mundo con el que trabajo me considera normal. Hombre, normal, ¡como si supiésemos en qué consiste la normalidad!

Pido perdón de manera anticipada porque voy a hablar sobre mí, es lo único sobre lo que puedo hablar. No tengo ningún discurso preparado, ni articulado sobre estos temas, no ha sido mi ámbito de trabajo, pero

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intento colaborar dentro de lo que puedo y espero que vaya a más. Quiero hablar basándome en parte de mi propia vida y utilizando las palabras de Enrique Rojas, psiquiatra que no está aquí presente, que en su último libro habla de nuestra incierta vida normal. Puesto que todo el mundo me considera normal, pero obviamente tengo una serie de limitaciones tremendas. Pero con todos los datos que nos ha contado Alberto, realmente soy un verdadero privilegiado.

Mi pérdida de audición comenzó a ser patente hace ya más de 20 años, después me he dado cuenta de que esa pérdida auditiva también tenía impacto en mi rendimiento académico, ya que nunca fui un buen estudiante hasta mucho más tarde. Pero ahora justo, hace unos diez años, tuve que empezar a utilizar audífonos, primero más pequeños, después más grandes y después la única alternativa que había era un implante coclear.

El trabajo para unir todo lo que estoy diciendo es el de un profesor universitario, en el ámbito de la dirección de empresas, soy un profesor del IESE, es una escuela perteneciente a la Universidad de Navarra, con sedes en Madrid y Barcelona. Y además es un placer verme rodeado en esta mesa por antiguos alumnos, tanto Alberto que hizo el master de dirección de empresas en Barcelona, como Stefan que hizo un programa de dirección de empresas aquí en Madrid. Y también de otros directivos, tanto de la ONCE como de la Fundación ONCE y otras organizaciones no gubernamentales que han pasado por nuestras aulas. Es un mundo de alta exigencia, de evidente dureza, aunque como sabemos, para dureza, la pobreza y la exclusión.

Mis actividades fundamentales son: la enseñanza, la investigación, las responsabilidades directivas de gobierno dentro de la propia escuela y el asesoramiento de empresas e instituciones. Con todas estas actividades, mi sordera es una limitación brutal, tal y como están concebidas estas actividades en el mundo, mi sordera es una limitación tremenda. Es un trabajo excluyente a priori, para aquellas personas que tenemos este tipo de limitaciones. Por poner un ejemplo: más del 60 por ciento de mi docencia es en inglés. Si no fuese por los aparatos que tengo me sería imposible. En inglés la gran dificultad es saber distinguir entre si uno entiende el inglés o lo oye. En inglés la confusión es tremenda. Mi investigación trata de saber y reflexionar acerca de la realidad social, en este caso más la empresarial. Para lo cual tengo que estar en permanente contacto con otras personas: haciendo entrevistas, visitando empresas, fábricas,... Y luego, además, exponer las fuentes de esa investigación en congresos, sobre todo si son congresos internacionales en los que son en inglés, en lo que yo puedo contar las cosas que hago. Pero jamás logro entender las preguntas que me hacen.

En los ámbitos de dirección también son muy exigentes: dentro de tres semanas tengo que llamar a Shangai para organizar un intercambio entre alumnos de nuestra escuela, con una escuela de allí. Las dificultades de moverme en ese ámbito son muchas, sólo por poner un ejemplo. Y también a la hora de asesorar empresas, no es un mero asesoramiento sin ánimo de lucro, sino que cobras y exigen una barbaridad. En muchas ocasiones las dificultades son tan simples como no poder escuchar a mis interlocutores en determinada circunstancias.

A pesar de todo, estoy desarrollando una incierta vida normal. La tecnología es un factor fundamental y también lo que nos acaba de decir el doctor Rojas, la autoestima personal contra la diversidad.

Pero para mí han sido claves, más que lo que se recibe desde fuera: la sensibilidad, convertir la sensibilidad en actitud, convertir la actitud en pro actividad y todo ello impulsando el mérito gracia. Voy a intentar explicarlo. Yo creo que la sensibilidad y más la de los aquí presentes, es con el ejercicio del valor, valor que existe en la sociedad. Realmente, cada vez está más clara la sensibilidad de las sociedades a la hora de tratar con los problemas que estamos viendo en este Día Internacional. Pero hay que hacer más: ya que no nos vale sólo la sensibilidad, y de ella se encargan los organismos que están aquí, de mostrarnos dramas y de mostrarnos como la Cruz Roja corre en ese anuncio precioso, hacia dónde están las dificultades y cómo los demás salimos disparados, sin embargo hay que dar un paso más en esta sensibilidad. Déjenme poner un ejemplo de las actividades para el desarrollo. Al inicio de todas mis clases, después de presentarme y ver lo que vamos a hacer en el curso, siempre me paro un momento e intento hacer que aflore la sensibilidad de los alumnos hacia mi problema real. Les digo que soy sordo y que el aparato que llevo en la cabeza no es un teléfono móvil de última generación, sino que es sencillamente un aparato que me permite oír, y ya empiezan a sonreír.

Pero, les pido tres cosas también para que sea factible la clase y podamos trabajar: la primera es que me hablen alto, así les oigo, que levanten la mano. La segunda que no se pongan a hablar, porque no sé quién habla, ni de dónde viene, y la tercera, a modo de broma, me acerco a alguno, me acerco mucho y les digo que si me acerco que no se asusten que no les voy a besar, que sencillamente lo que quiero es escucharles.

A partir de ahí, suele cambiar, esa sensibilidad aflora y se trasmite que tienen que hacer cosas diferentes, de modo que esa sensibilidad se convierta en actitud, en una actitud distinta. Ya que, las actitudes son las

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que han posibilitado que yo haya tenido una vida normal. En el primer caso son obviamente las actitudes de la familia: cómo ha sabido ayudarme, apoyarme, presionarme para que convirtiese la educación en la clave de mi desarrollo, sin eso, jamás podría haber llegado a aquí. La actitud de mi escuela, el IESE, que me ha brindado siempre toda la ayuda necesaria para que pueda hacer lo que estoy haciendo. Sobre todo ha sido la confianza (aparte de apoyos económicos de todo tipo): “Tú puedes y lo harás”.

También existen profesionales en la Universidad de Warwick (Reino Unido), donde trabajé cinco años y me doctoré. Allí, mi sordera entró en ámbitos galopantes, con la patología que ahora tengo y se pusieron todos los medios para hacerlo factible.

Por tanto, hay que fomentar la proactividad, intentando que esa sensibilidad y actitud se concrete en acciones que tengan un efecto positivo. Las empresas integran a las personas discapacitadas cuando esa sensibilidad, esa actitud de sus directivos, se convierte en acciones específicas, como se desarrolla en las universidades que he trabajado, como en las cientos de empresas que en este país desarrollan políticas activas para integrar a los discapacitados. En el fondo, de lo que estamos hablando es de meritocracia, poner los medios para que los méritos de las personas, indistintamente de las realidades de sus limitaciones, afloren. Esas son, realmente, las claves que yo he vivido y que me han posibilitado llegar aquí. Pero éste es un día en el que debemos y podemos pedir una serie de cosas y ofrecer una humilde colaboración en el desarrollo de las mismas. La promesa de las administraciones públicas y privadas en el ámbito de la enseñanza y la universidad. Hay que lograr el acceso de los discapacitados a la educación y esto a veces implica dinero, pero no es coste sino inversión que redunda para la sociedad y para las personas.

Déjenme que les ponga un ejemplo muy claro. Estos días venía en la prensa, hace una semana, cómo han dado a Roberto Serrano, un profesor universitario español en Estados Unidos, un premio importante de la Fundación del Banco Herrero, que pertenece al Banco de Sabadell. Esto me hace reflexionar sobre lo que yo he vivido, lo que demuestra que es fácil darse esas oportunidades con actitud y proactividad. Roberto Serrano ha recibido este premio este año; el año pasado lo recibió un compañero del IESE que está frente a mi despacho. Los dos se parecen muchísimo porque ambos son capaces e inteligentes, porque los dos estudiaron su doctorado en Harward y fueron admitidos con becas. La gran diferencia es que Roberto Serrano es ciego y contaba en una entrevista cómo, al llegar allí, se encontró con una sociedad práctica en la que se permitía el acceso de acuerdo con tus méritos. Sencillamente, en Harward le hicieron una pregunta: “Aparte de financiarle, ¿Qué podemos hacer para ayudarle?”. Son pasos muy sencillos gracias a los cuales ahora mismo podemos ver el impacto.

Insisto en que hay que hacer cosas y no son difíciles, cuesta poco dinero en comparación con lo que acarrea. Al mundo empresarial le hago una petición muy concreta. Siempre se habla de que hay que ser muy competitivos, pero para serlo hay que hacer cosas distintas. Sobre todo, para ser competitivos hay que ser competentes y eso también es actitud y proactividad.

Esas políticas que permiten la incorporación de los discapacitados han de ser una prioridad para los recursos humanos. Es muy fácil conseguir esto, ya que las empresas que hacen bien las cosas, cuando te das cuenta de lo que hacen, ves que hacen cosas simples. Por ejemplo, nos puede ayudar mucho algo que se está realizando en el Reino Unido. Se trata de un sello acreditativo de aquellas empresas en las cuales realmente tienen políticas proactivas a favor de la diversidad y, entre ellas, la incorporación de discapacitados. Es un sello que se pone en los anuncios, en la prensa, pero que tiene un prestigio tremendo. Creo que podemos y debemos trabajar desde muchas organizaciones, con los estamentos públicos, con los sindicatos, para conseguir visibilidad a esas acciones que tienen tanto impacto.

Por último, quería pedir una cosa que todos los que estamos aquí compartimos, es estar muy abiertos a otros enfoques, a otras maneras de hacer las cosas, a conseguir un impacto con los temas en los que estamos involucrados.

Por poner un ejemplo, hace tres semanas estuve en la universidad de Michigan con 70 alumnos del IESE, y tuvimos la suerte de tener una ponencia de uno de los más importantes pensadores, profesores, en el campo de la dirección de empresas, es un hindú llamado “Prajala” y muy conocido en el ámbito de la dirección de empresas. Este señor acaba de publicar un libro en inglés, muy polémico, que se llama algo así como, “La riqueza en la base de la pirámide”. Este autor vive muy cerca de la pobreza, ya que no sólo ha estado cerca del clamor de los Estados Unidos dónde hoy trabaja y desarrolla su actividad profesional, sino que mantiene una colaboración directa con su país de origen, la India. Lo que nos dice es cómo se puede generar riqueza en la base de la pirámide, y nos indica cómo casi todas las empresa en el mundo (el 95 por ciento) sólo dedica sus esfuerzos comerciales y sus actividades al 5 por ciento del vértice de la pirámide. Explica cómo hay negocio en tratar de satisfacer las necesidades, como han dicho los representantes de la Cruz Roja, a los pobres y a los inmigrantes. En el fondo, su libro tiene una clave, que es con la que quería

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cerrar, esta tarea es lo que fundamenta a las personas. Tratarles igualmente también implica tratarles como consumidores. Muy posiblemente este señor vuelva a España en los próximos meses, por eso creo que aunque sea un libro polémico, rupturista, diferente, es una buena ocasión para poder escucharle y trata alguna de esas actividades.

Querría cerrar con una frase que leí en una de las primeras novelas de un escritor colombiano que se llama Santiago Gamboa: “Cuando obtuve las respuestas recambiaron las preguntas”. Las preguntas cambian continuamente, lo importante es cómo somos capaces de dar respuesta. Yo creo que si tenemos en mente que sacando esa sensibilidad, esa actitud, convirtiéndola en proactividad, y tratar dignamente, de manera meritocrática a las personas, a los discapacitados, va a mostrar un impacto muy importante.GEMA HASSEN-BEYAtleta Paralímpica de Esgrima

Muchas Gracias por la presentación y por invitarme a estar con vosotros, además en esta casa que me trae tan buenos recuerdos, porque estuve en SERVIMEDIA cuando era la agencia de noticias y Fundación ONCE, que la siento como mi casa y tengo amigos.

Está también Miguel, que sabe lo que es llevar una antorcha, así que él seguro que va a entenderme perfectamente lo que quiero transmitiros. Lo que yo voy a hacer, nada más, es intentar que os llegue un poquito de esa llama que tuve el honor de llevar por Madrid y dibujaros un poco lo que es el movimiento paralímpico, lo que es el deporte y lo que ha significado en mi vida.

La bandera del movimiento paralímpico que ha ondeado en Atenas estos días, de donde vengo, y estos que han sido mis cuartos Juegos Olímpicos, es un lugar increíble, un mundo maravilloso, itinerante, que se pone en marcha cada cuatro años y obliga a todas las personas, a los políticos, a los deportistas a los ciudadanos, a todas las personas de todos los ámbitos, a vivir en un entorno realmente especial y a darnos cuenta que hay un mundo posible en el que lo que prima es la diversidad. Personas que vienen de todas partes del mundo, con muchas discapacidades, cada uno viene haciendo su camino y detrás de cada medalla tú ves una mirada, o cuando nos cruzábamos en la villa, una historia personal de superación. Os aseguro que los últimos tres días en la villa había un sentimiento muy fuerte de lo que es el espíritu humano, que todos podemos conseguir. De las ilusiones, de la felicidad que decía Enrique, del que me ha gustado mucho todo lo que ha comentado. Era como una fiesta absoluta de paz, aunque estábamos rodeados de seguridad por los tiempos que corren, y es cuando te das cuenta lo grande que es el espíritu humano, y de todo lo que podemos conseguir si realmente sabemos mirar.

Yo sólo trato de pasaros un poquito de ese fogonazo que traigo, de Atenas, de la llama. Y dibujaros lo que es el símbolo de la bandera paralímpica, que sabéis que no es como los olímpicos, que son cinco anillos que simbolizan los cinco continentes, la bandera paralímpica tiene tres lágrimas, para mi muy importantes, que simbolizan la mente, el cuerpo y el espíritu. Yo, a lo largo de mi vida, es un poco lo que he ido sintiendo.

Lo primero es la mente, asumir en la situación en la que estás. Yo tuve un accidente de coche cuando era pequeña, tenía cuatro años. Tuve una mala recogida porque la gente me quiso ayudar, pero no sabían cómo hacerlo. La médula ya estaba cortada, me cogieron en brazos, lo que ayudó más a la lesión y luego me llevaron sentada en un coche al hospital, y en el hospital me pusieron de pie, ahí ya, la médula dijo hasta aquí hemos llegado. A partir de ahí, yo empecé otra trayectoria de vida totalmente diferente a la que podría llevar. Me di cuenta, como nos damos cuenta muchas de las personas que sufrimos una discapacidad, de que no sólo sufres un corte en la médula, sino que sufres un corte en la vida. Te cambia todo, y de pronto estás en un entorno que no ha sido creado para ti. Decimos esto de la Constitución, un mundo para todos, pero te das cuenta de un modo palpable y muy duro que no es así. Tú ahora tienes una situación distinta, tengo ahora mismo la misma esperanza de vida que vosotros, por eso hay que seguir adelante, hay que vivir aquí, hay que hacer cosas.

Yo fui desde muy pequeña consciente de mi diversidad, que es algo de lo que hago gala ahora. No sólo de la mía, sino la de todos mis compañeros, de todos vosotros. Ya que estamos todos aquí sentados, yo os estoy mirando, sois todos diferentes y de la interacción de todos es de lo que nos enriquecemos. Creo que me ha tocado vivir desde aquí y estoy contenta de lo que puedo transmitir, pero todo eso tuve que ajustarlo.

Mi primer acto deportivo, aunque igual os vais a reir, fue ir a comprar el pan, pero ir en una silla de ruedas, en la ciudad, cuando yo tenía 12 ó 13 años. Mis padres y mi familia me querían superproteger, estaba en una jaula de oro, pero yo me rebelé, porque lo que quería era salir a la calle, enfrentarme al mundo y hacer mis cosas hasta donde llegara. Yo tenía todo el derecho a buscar mi felicidad, y mi felicidad no estaba en que me aportaran todo el entorno, sino en buscarlo yo, en ir a luchar y a buscar las cosas. Eso

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es lo que sabemos bien los paralímpicos, una medalla te sirve por todo el esfuerzo que lleva detrás. Muchas veces no es si la consigues o no, sino el camino hacia eso, y en el camino están las cosas, eso es tan valioso como conseguir la medalla o no traértela. Hacer una buena competición en general de la vida. Yo hago esgrima, pero para mi no es sólo un deporte, es un estilo de vida. Hago esgrima porque no puedo hacer otra cosa, la esgrima me ha servido para medir mis metas, para realizarme, para saber que puedo hacer las cosas y, si fallo, saber por qué, para enfrentarme al mundo cada día. Yo cojo la espada no sólo en las pistas, sino cada día en todo lo que hago.

Ir a comprar el pan fue para mí el despertar de una niñez. No existía una rampa, que no se puso por estética, que hubiera sido buena para mí, para las mamás que van con el carrito de los niños, para las personas mayores. El mundo, cuando mejora por alguien, mejora para todos, y es un mundo más cómodo.

Y yo tuve la oportunidad de ver un hueco para salir de casa, me encontré con un vecino, le pedí que me ayudara a bajar, él bajó temblando, no sé si temblaba más yo que él. Una vez en la calle, sentía que me había escapado y no podía volver sin el pan. Entonces llegué al mostrador, era altísimo, no se me veía. Era todo una aventura, porque la ciudad se convierte de pronto en un entorno casi selvático con un montón de dificultades que tienes que superar, cuando vas de pronto en una silla de ruedas.

Por fin conseguí el pan y volví a mi casa bajo la sorpresa de mi padre, le di la bolsa y le dije igual que hoy he ido a por el pan, mañana voy a ganármelo. Y ahí empezó una escisión con mi padre por mi decisión. Él no lo entendía, pero yo tenía que mostrarle que había otro camino y yo iba a ir a buscarlo. Después empecé en la universidad, donde estudié la carrera que yo quería, ciencias de la información, y paralelamente me encontré con el mundo del deporte. Un mundo con el que ya había tenido contacto durante mi rehabilitación en el hospital, de la mano de mi primera preparadora física, mi fisioterapeuta, que me enseñó desde niña a ser lo más independiente posible y a luchar con las armas de las que yo disponía.

Por eso, quiero sintetizar lo que significa la mente, ya que yo tuve que cambiar el chip, como ocurre con muchas personas que sufren discapacidad. Tienes que colocar de nuevo tus valores y tirar para adelante, y yo no pienso parar. Las cosas son difíciles y te encuentras con muchas dificultades cada día, pero me ha tocado vivir en este momento, yo tengo todo el derecho a ser feliz y lo hago intensamente. Lo que me importa no es andar, sino vivir intensamente y eso es lo que hago cada día.

Una vez que decides salir adelante, es entonces cuando necesitas un poco de los demás, eso es lo que para mí significa el cuerpo. La mente no funciona sin el cuerpo, y tú no funcionas sin los demás.

En el movimiento paralímpico, todos sabemos lo que es el trabajo en equipo. Lo que estáis haciendo todos vosotros y lo que estamos haciendo todos nosotros, que es luchar por un mundo mejor, es muy importante. Como lo que estamos haciendo hoy, al cuestionarnos lo importante que es luchar contra la exclusión y aprender de la diversidad de todos. Eso también lo aprendes con el deporte, el saber que nos necesitamos. Esto lo he comprobado en un programa en el que he trabajado, ‘Diversity’, en el que se aprende a luchar contra las dificultades, las nuestras y las de la sociedad.

Existen barreras psicológicas y físicas, pero las primeras son las importantes, ya que físicamente podemos alcanzarlo todo, pero psicológicamente es el chip que hay que cambiar. No entiendo cómo es más difícil que yo vaya a comprar el pan, que un astronauta llegue a la luna. Hay que cambiar la forma de mirar y replantearse el mundo.

No quiero extenderme más, pero os dejo mi espíritu, el espíritu olímpico. Cuando porté ésta llama en los Juegos Olímpicos de Atenas, yo había pasado dos operaciones y no sabía si me iba a clasificar para competir en estos juegos. Pero cuando estaba en el hospital, me llamó mi seleccionador y me dio dos buenas noticias: que me había seleccionado para los Juegos Olímpicos de Atenas y que me habían elegido para llevar la antorcha. Cuando portaba la antorcha miré Madrid, y pensé en Barcelona en cómo había cambiado la ciudad y cómo Madrid podría cambiar en 2012.

Cambiar el mundo es sólo cambiar los esquemas, y cada uno de vosotros, desde lo que hacéis día a día, estáis contribuyendo para que consigamos ese mundo que realmente sea lo que dice nuestra Constitución: un mundo para todos en el que todos tenemos nuestros derechos y podemos alcanzar nuestros sueños y ser felices, que es en definitiva para lo que venimos al mundo. Ya que, el motor que te mueve en el mundo no está en las piernas, sino en el corazón, si potencias eso, puedes llegar a donde quieras. Y eso es universal, no sólo de las personas con discapacidad, ni de los paralímpicos.

Con esa llama me despido en mi intervención, demostrando lo contenta que estoy de estar entre vosotros.

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FRANCISCO ABADDirector de la Fundación Empresa y Sociedad.

Muchas gracias por la presentación, por la invitación que hago extensiva a los organizadores y a los que estáis aquí.

Quiero aprovechar, al igual que Javier, la equivocación de que hayáis invitado a alguien que hable en nombre del mundo de la empresa, porque es el que menos trayectoria, experiencia, menos autoridad, probablemente, tiene para hablar de este tema.

Desde un cierto conocimiento, una cierta humildad, me gustaría contaros nuestra opinión, la experiencia que tenemos desde hace diez años, cuando empezó la Fundación Empresa y Sociedad a intentar convencer a las empresas que en estos campos tienen también algo que decir.

Lo que no cabe duda es que, hoy por hoy, la empresa es el patito feo del sistema en el tema social, hecho que hoy en día no cuadra con la importancia que tiene la empresa en la sociedad. Poco a poco la empresa va teniendo un papel en lo social, pero como vemos en la representación que hay hoy aquí, ese papel es minoritario. Este escaso papel es debido a varios motivos: el primero es que para la empresa lo social es un tema muy serio, que la empresa considera como tema pendiente.

Probablemente, de la acción social de las empresas se conocen cuatro campañas que están en los medios de comunicación y que son relativamente polémicas. La acción social, sin más, es otra cosa, lo hay en la mayor parte de las empresas y se emplea con seriedad, con discreción, como un camino difícil de conseguir. Otro de los motivos es que en el campo de lo social se trabaja en equipo, no de una manera individual. Por eso, hay que intentar que cada empresa se interese por los temas sociales de forma bien hecha, en la medida de su empresa, de su entorno y de las circunstancias en las que se desenvuelve.

La Fundación Empresa y Sociedad es el equivalente a una asociación de 75 empresas que se han vinculado a una identidad para intentar reflejar que están comprometidas a mejorar su acción social y a convertirse poco a poco en agente de cambio para que las empresas se tomen la acción social en serio. La fundación trata de provocar a las empresas para que cada vez hagan una acción social mejor, en el sentido amplio, de más calado social, de más sentido para la empresa, de más importancia para el futuro. Nuestra experiencia en esta labor de motivación, es tratar de no trabajar demasiado en el campo de la reflexión, reflexión que debe hacer cada uno en su casa, porque es un tema personal, muy serio, íntimo, profundo. No ha dado mucho mejor resultado hablar de la empresa desde el punto de vista de los datos y de los casos, y de ahí intentar poner a trabajar a la empresa en proyectos fáciles. Es muy difícil que haya empresas trabajando en temas complicados, como la pobreza, la inmigración o la discapacidad, pero sí con la parte más fácil y cercana de cada uno de ellos como: la educación, en empleo, en accesibilidad, en diseño para todos, en ocio y cultura.

De momento, cosas que están haciendo, por ejemplo, cuando usted vaya a cubrir un puesto de trabajo pida ofertas a entidades que están en la formación social del empleo de personas con discapacidad.

En el ámbito de la discapacidad, no está muy claro si hay datos de éxito sobre la LISMI, la Ley que lleva en marcha desde el año 1982, sobre el empleo de las personas con discapacidad. Es el único aspecto de integración social regulado por ley.

Pero no sólo las empresas deben cumplir la ley, sino todas las entidades que tienen un CIF, ya sea de la administración pública, o de las ONG, todos tenemos que cumplir la ley en un dos por ciento o un cinco por ciento. ¿Es una ley que se cumple?, nosotros preguntamos el 21 de junio al Parlamento si era así, el Congreso la recibió el siete de septiembre y a ocho de octubre expiró el plazo sin contestación. Supongo que no es fácil, es complicado, pero es un dato importante que nos pone el tema en contexto y que se ha preguntado.

Estamos tratando en dos o tres semanas, de la mano de la Fundación ONCE, de diseñar una especie de programa de tutorías, eligiendo las empresas de las que tenemos datos relevantes, ya que éstas tienen una experiencia importante adquirida a base de tiempo, y ponerlas en contacto con las que quieran trabajar en la formación, en el empleo, en el diseño para todos, en el ocio, en la cultura. De modo que trabajen con los mismos objetivos y aprendan unos de otros.

Otro punto. Hay muchas empresas que trabajan en cualquier cosa en el ámbito de la acción social. Pero hace unos meses, con el cambio de legislatura, se nos ocurrió que sería bueno que las empresas tuvieran una aproximación a cuáles son los temas más relevantes de lo social, con un conocimiento más detallado de las

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políticas sociales y viceversa. Ya que, por ejemplo, si se va a reformar la LISMI, sería bueno que quienes lo van a reformar supieran qué piensan las empresas, qué peculiaridades hay tanto en las empresas grandes, como en las pequeñas. Por eso, estamos planteando un programa, que ya ha recibido luz verde anteayer, que va a consistir en una serie de reuniones de trabajo del Parlamento con las empresas (socios de la fundación), para que cada seis meses se elija un tema y se trabaje juntos en el ámbito de la discapacidad, en el de la migración, y en el ámbito que escojan, trabajando siempre en equipo. Ya que, la clave del trabajo en acción social es trabajar de la mano, puesto que la empresa es muy consciente de que no sabe lo que ocurre en la sociedad, ni por dónde van las políticas sociales.

Y los temas que avanzan son los que se trabaja de forma conjunta entre las empresas, los expertos en el mundo universitario, y con el apoyo de los medios de comunicación, que provocan un calado en la sociedad. Por eso, tratamos de provocar a las empresa, por ejemplo, a varios de los que estáis aquí os hemos pedido en los últimos días que nos contestéis en una encuesta qué empresas son las que trabajan mejor en la acción social, en el empleo, en el voluntariado, en productos accesibles, etc. Esto nos sirve como herramienta para ver qué es lo que las empresas pueden hacer para mejorar en este campo, porque está bien compararse para aprender. Ese es un poco el papel de la fundación, pero si quieren más información sobre estas cosas, lo pueden ver en nuestra web, que es: www.empresaysociedad.org.

Lo que espero es que dentro de tres o cinco años haya más empresa en esta sala.

Muchas gracias.

STEFAN TRÖMELDirector del EDF

Ante todo, gracias por la presentación y por la invitación a participar en este acto.Soy director del Foro Europeo de la Discapacidad, pero me vais a permitir no hablar del año europeo,

sino que os voy a llevar un poco más lejos, a las Naciones Unidas. Naciones Unidas, en estos momentos, está elaborando la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que tiene como objetivo, igual que en estas jornadas, la plena inclusión social de las personas con discapacidad. Este trabajo que se hace desde Nueva York tiene, desde mi punto de vista, varios elementos importantes: por un lado plantea la discapacidad como un asunto de derechos humanos, es decir, no hablamos de un asunto de caridad, sino de derechos humanos, y por tanto se puede aplicar a muchos otros ámbitos, como es el de la migración.

En Nueva York se está aproximando el tema de un enfoque global con la plena convicción de que la inclusión social de las personas con discapacidad sólo se puede conseguir si se trabaja en todo los ámbitos: los derechos civiles, los derechos políticos, económicos, sociales y culturales. Todos esos derechos son interdependientes, si sólo aseguramos los derechos políticos y no los económicos, malo. Y viceversa.

Esa convención se marca una estrategia basada en la discriminación, que se refleja en la Declaración de Madrid aprobada en el año 2002, para conseguir la plena inclusión social. Está comprobado que la discriminación produce exclusión social. En las personas con discapacidad, la discriminación a veces es una exclusión directa, producto de prejuicios, estigma, baja expectativa. Pero la mayoría de las veces es una discriminación mucho más sutil, que se produce por un entorno inaccesible y Gema ha dado claras muestras de ello: hospitales inaccesibles, cines inaccesibles, puestos de trabajo, escuelas y universidades inaccesibles. No sólo es inaccesible desde el punto de vista de ausencia de una rampa, sino que es inaccesible desde el punto de vista de la información, como la ausencia de intérpretes de lenguaje de signos. Todos son claros ejemplos de inaccesibilidad. La mejor manera de solucionar esa inaccesibilidad es a través de una legislación vinculante.

El ejemplo que antes se ha citado, sobre apoyo a estudiantes universitarios en Harward, es totalmente cierto. La sociedad americana es más sensible en el ámbito de la discapacidad, quizás sí y quizás no. Y si es más sensible, es gracias a que desde 1990 tienen una legislación en materia de discapacidad, basada en los derechos de la discapacidad.

Gema ponía el ejemplo del astronauta. El vicepresidente del Foro Europeo de la Discapacidad, que es un experto en accesibilidad, de hecho va en silla de ruedas, dice: “yo, cuando vi que en la televisión estaba un

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hombre pisando la luna, llegué a la conclusión de que la inaccesibilidad no es un tema técnico, sino un asunto de voluntad política”. Esa voluntad política parece que aún no es suficiente. La asignación de recursos no se basa en un respeto de los derechos plenos de las personas con discapacidad.

En la lucha contra la discriminación no vamos a conseguir la solución de todos lo problemas de las personas con discapacidad. Hay muchas personas con discapacidad, por ejemplo personas con complejas necesidades de dependencia, personas con discapacidades múltiples, etc., para los cuales un cine accesible no les resuelve sus problemas del día a día. Necesitamos para esas personas la existencia de servicios basados en sus derechos humanos, que consiga lo máximo posible su integración o inclusión social.

La discapacidad produce pobreza, si la sociedad no cubre los gastos relativos a la discapacidad, si la responsabilidad de cubrir esos gastos recae en la familia, si la ausencia de servicios conlleva a que la familia dé cobertura a esa discapacidad, no sólo esa persona, sino toda la familia, es la que está en claro riesgo de exclusión social y pobreza. Entonces ya se ve la discapacidad como un asunto de carácter personal, hoy te toca a ti y mañana le puede tocar a otro, y de la familia. Evidentemente el apoyo de la familia es importante, pero también hay que dar la posibilidad a las personas con discapacidad para que se independicen de las familias. Gema ha dado claros ejemplos de cómo la familia, con la mejor voluntad del mundo, a veces es una barrera que hay que superar. Tenemos que diseñar políticas que permitan a las personas con discapacidad independizarse, como la mayor parte de las personas.

Tenemos que trabajar más en el campo de la sensibilización, seguimos abordando la discapacidad con un claro prisma paternalista, caritativo, equivocado. Hoy, escuchaba a la directora general que hablaba de la inmigración como problema, y hace poco también lo oía en referencia a la discapacidad. Creo que es un enfoque equivocado en los dos casos. El problema no es la discapacidad, sino las diversas sociedades que no están preparadas para asegurar la plena inclusión social de las personas con discapacidad y creo que ocurre lo mismo en el campo de la inmigración.

Utilicemos bien el lenguaje y no pongamos la culpa dónde no lo está. La culpa está en una sociedad que no está preparada para atender los retos: el reto de la exclusión, el de la pobreza, el de la inmigración y el reto de la discapacidad.

Para abordar la discapacidad hace falta que todos los actores intervengan, ya que no es un tema sólo de un ministerio, como el de Asuntos Sociales, sino que es un asunto de todos los ministerios y de todos los agentes sociales. Cuando abordamos el tema de la discapacidad tenemos que tener en cuenta también su increíble diversidad. Aquí, hoy, en esta mesa, hemos visto dos ejemplos individuales de personas con determinados tipos de discapacidad. Los problemas que enfrenta una persona con una deficiencia intelectual profunda, una persona con autismo, una persona con enfermedades mentales, son problemas muy diversos.

Detengámonos un momento en las personas con discapacidad en el tercer mundo. La convención de la que hablábamos al principio tiene que contribuir no sólo a las personas con discapacidad aquí, en España, sino también a las personas con discapacidad en Nicaragua, Uganda o Sierra Leona.

Pero, ¿Cómo organizaciones europeas o nacionales como la Fundación ONCE pueden contribuir a la mejor situación de las personas con discapacidad en estos países? Por un lado, a través de proyectos concretos, por otro lado, al incluir la discapacidad como un elemento transversal en toda la ayuda al desarrollo, es decir, que todo proyecto de desarrollo cuenta si está diseñado de tal manera que es inclusivo para las personas con discapacidad. Es decir, que no se estén creando nuevas barreras con fondos de ocupación para el desarrollo. Pero, con todo esto, los proyectos concretos, la transversalidad en toda ocupación del desarrollo, aún así no van a suponer grandes cambios.

Cuando nos reunimos con las ONG de personas con discapacidad del tercer mundo, para nosotros el gran problema es la pobreza. Desde ese punto de vista, como organización que representa a las personas con discapacidad y que intenta contribuir a la mejora de su situación, tanto en el ámbito nacional, como en el mundial, una organización de personas con discapacidad tiene que aliarse con otras ONG, con otros actores para conseguir que vivamos en países que sean lo menos desiguales posibles.

Tenemos que trabajar hacia políticas sociales que conlleven una mayor cohesión social y trabajar hacia un orden mundial lo menos desigual posible, porque un país o un orden mundial desigual, por definición, va a afectar de lleno a las personas con discapacidad.

Muchas gracias.

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MANUEL PORRAS MUÑOZDirector General de Servicios Sociales y Dependencia

Muchas gracias y enhorabuena a la Fundación ONCE, Cáritas y Cruz Roja por la organización de este día Internacional de la Pobreza. Gracias por poder estar aquí, disculpando a la secretaria de Estado que, lamentablemente, porque hubiera sido su deseo, está en estos momentos en Costa Rica, en la Cumbre de la Infancia.Quiero dar alguna idea desde la administración que en este momento asume la responsabilidad de la lucha contra la pobreza y en todos los ámbitos, incluido el de la discapacidad.Querría introducir en la reflexión algo que está ocurriendo en los últimos tiempos, y es el debate de cuando hablamos de cuarto pilar, a qué nos estamos refiriendo. Creo que el desarrollo social se produce prácticamente como el desarrollo individual, a partir del esquema de la pirámide de motivación de Maslow: primero vivir, luego vivir con salud, luego vivir con información y por último vivir en sociedad. El cuarto pilar es este cuarto nivel, es decir, si tuviéramos que priorizar que lo primero que tenemos que hacer es vivir, el trabajo o las pensiones serían el primer pilar, el sistema de salud sería el segundo pilar y la educación y cultura serían el tercer pilar. Pilares que están consolidados en el Estado de bienestar europeo.Faltaría ese cuarto pilar que es vivir en sociedad y se puede definir de muchas maneras: de modo negativo, sería la lucha contra la exclusión, la marginación o la pobreza; o de manera positiva, como el derecho a la igualdad de oportunidades o, como diría un olímpico o paralímpico, el derecho a estar en igualdad de condiciones en la línea de salida.En una concepción extensa la integración lo sería todo. En una concepción sobre cómo el Estado tiene los servicios, el cuarto pilar hace referencia algunos servicios, algunas prestaciones que, traducidas a derechos ciudadanos, convertiría en un estado social mucho más completo.Hay tres componentes en ese cuarto pilar: 1.- Estaría en el primer pilar, pero realmente depende del cuarto, es el derecho a la subsistencia, los salarios mínimos, las renta de inserción, porque no está resuelto por la vía de las pensiones, de los salarios o de la subsistencia habitual.En el año 90, las pensiones no contributivas disminuyeron de una manera impresionante en los niveles de pobreza severa, sobre todo en las personas mayores o las personas con discapacidad. En el bloque de la igualdad de oportunidades es donde tenemos más dificultades para visualizar los problemas, porque son muy variados: por un lado la vulnerabilidad que tiene que ver con el acceso al trabajo, la cultura, la educación, la salud y los servicios públicos, ya que, aunque son derechos consolidados jurídicamente, no son asequibles en la misma medida y de la misma manera. 2.- El fenómeno de la dependencia, que es creciente, importante y derivado del envejecimiento de la población, de la mayor esperanza de vida y de la situación que eso deriva.3.- La discriminación, que además de requerir servicios y prestaciones, requiere sobre todo preceptos legales, por ejemplo en materia de igualdad de hombres y mujeres o en materia de inmigración o minorías étnicas.La discapacidad puede estar en peligro en los tres puntos del cuarto pilar, porque las personas con discapacidad son objeto de vulnerabilidad por su mayor dificultad de ingreso en el mercado de trabajo, pueden ser objeto de situaciones de dependencia y de discriminación. Por eso, frente a la discapacidad, la flexibilidad efectivos a los derechos y a los servicios públicos hace que la igualdad de oportunidades, que se encuadraba en el segundo pilar, tenga sentido.Otro punto importante es la cooperación y el voluntariado social, y para que se pueda hablar de derecho a la cooperación y a que alguien pueda hacer algo por alguien cuando quiere, ese derecho no se puede ejercitar si no existen organizaciones, entidades que capten, canalicen y organicen el voluntariado. Les remito a que hagan una reflexión de cómo funcionó el voluntariado en las Olimpiadas de Barcelona. Cómo no funcionó el voluntariado y sí la voluntariedad en las concentraciones de jóvenes en la Castellana con el 0,7 y cómo funcionó de manera desigual, según los pueblos, el voluntariado con el chapapote. Son tres lecciones muy buenas de cómo el voluntariado, cuando está captado, canalizado y tiene un fin, funciona o no lo hace.Esta administración lo que pretende hacer es:1.- Reforzar, consolidar más los niveles de políticas de empleo y sistemas de seguridad social, que es el primer gran pilar y por lo tanto, el objeto de mayor atención.

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2.- En un segundo punto, el gobierno está tratando de luchar contra la violencia doméstica, no sólo a través de la ley, sino en la práctica de cada día.3.- La mejora general en las políticas de inmigración es un reto que ahora mismo está encima de la mesa.4.- Una serie de políticas para grupos con mayor vulnerabilidad, especialmente la dependencia, la discapacidad, la potenciación de servicios sociales de atención primaria y la lucha contra la pobreza.5.- La promoción del tercer sector y del voluntariado.Los medios para obtener estos objetivos, siendo beligerantes, son en primer lugar generar ideología e ilusión social por la solidaridad, ya que hay una pérdida clara de conciencia solidaria. Y en segundo lugar, el gasto social, que ha bajado en España en los últimos nueve años cinco puntos, y una sociedad de bienestar no se construye sin la buena voluntad de los gobiernos y las aspiraciones de los ciudadanos, ya que los derechos no son sólo una intención o una ley, sino que son medios efectivos en forma de prestaciones o servicios que los hagan posibles.

Muchas gracias.

Concierto Extraordinario Día Internacional contra la Exclusión Social

y la Pobreza

Como conclusión a la jornada del Día Internacional contra la Exclusión social y la pobreza, tuvo lugar en el Auditorio Nacional de Música

el pasado 16 de octubre de 2004 un concierto extraordinario que fue interpretado por el grupo Gabrieli Consort, bajo la dirección de Paul Mc Creesh. Actuó como soprano,

Camilla Tilling; Sarah Connolly como mezzosoprano; Timothy Robinson como tenor y Stephan Loges como barítono. Las piezas

interpretadas fueron:

PROGRAMA

I

Ludwig van BEETHOVEN:(1770-1827)

“Ah perfido” Aria de concierto para soprano y orquesta, op. 65 (1796)

CAMILLA TILLING, soprano

Franz Joseph HAYDN(1732-1809)

“Scena di Berenice” Cantata para mezzosoprano y orquesta, Hob.XXIVa/10 (1795)

SARAH CONNOLLY, mezzosoprano

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II

Wolfgang Amadeus MOZART(1756-1791)

Gran Misa en do menor para solistas, coro y orquesta, K 427/317a (1782-83)

1. KYRIEKYRIE (Coro, soprano).

Kyrie eleison. Christie eleison

2. GLORIAGLORIA (Coro). Gloria in excelsis Deo

LAUDAMUS TE (Mezzosoprano). Laudamus te, Benedictus teGRATIAS (Coro). Gratias agimus tibi

DOMINE (Soprano y mezzo). Domine Deus, Rex coelestisQUI TOLLIS (Coro). Qui tollis peccata mundi, miserere nobis

QUONIAM (Soprano, mezzo y tenor). Quoniam tu solus SanctusJESU CHRISTIE (Coro). Jesu Christe

CUM SANCTO SPIRITU (Coro). Cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen

3. CREDOCREDO (Coro). Credo in unum Deum Patrem omnipotentem

ET INCARNATUS EST (Soprano) Et incarnatus est de Spiritu Sancto

4. SANCTUSSANCTUS (Coro). Sanctus, Sanctus, Sanctus

BENEDICTUS (Soprano, mezzo, tenor y bajo). Benedictus qui venit in nomine Domini

HOSANNA (Coro). Hosanna in excelsis