VULCANISMO E INFLUJO CÓSMICO

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1 VULCANISMO E INFLUJO CÓSMICO José Luis Pascual Blázquez Introducción En los círculos astrológicos eran bien conocidos y esperados, aunque con notables reservas y desconfianza, los cielos de 2.020, y, en particular, el stellium de marzo en Capricornio de este año de infausto recuerdo: El cielo del 20 de marzo de 2.020, recién pasada la luna nueva equinoccial El día 14 el Gobierno de España decretó el “estado de alarma” y , lo que estaba sucediendo y vivimos después bien lo recordará el lector, porque fueron días inolvidables de confinamiento e incertidumbre a nivel mundial. A este respecto, bueno será visualizar el gráfico del Índice Cíclico del siglo XXI (suma de las distancias angulares de los cinco lentos en coordenadas heliocéntricas, j-S, j-F, j-G, j-J, S-F, S-G, S-J, F-G, F-J, G-J, que está pasando por el mínimo del siglo entre 2.020 y 2.022):

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VULCANISMO E INFLUJO CÓSMICO

José Luis Pascual Blázquez

Introducción

En los círculos astrológicos eran bien conocidos y esperados, aunque

con notables reservas y desconfianza, los cielos de 2.020, y, en particular, el

stellium de marzo en Capricornio de este año de infausto recuerdo:

El cielo del 20 de marzo de 2.020, recién pasada

la luna nueva equinoccial

El día 14 el Gobierno de España decretó el “estado de alarma” y, lo

que estaba sucediendo y vivimos después bien lo recordará el lector, porque

fueron días inolvidables de confinamiento e incertidumbre a nivel mundial.

A este respecto, bueno será visualizar el gráfico del Índice Cíclico del siglo

XXI (suma de las distancias angulares de los cinco lentos en coordenadas

heliocéntricas, j-S, j-F, j-G, j-J, S-F, S-G, S-J, F-G, F-J, G-J, que está pasando por el mínimo del siglo entre 2.020 y 2.022):

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Primero vino la pandemia, previsible, pero no en el grado de

indefensión que nos cogió. ¡Nuestro orgullo de ignorantes que pensamos

hallarnos por encima del bien y del mal! Cuando parecía que salíamos del

pozo con las vacunas, empezaron en el verano de 2.021 los primeros indicios

de que había que contener la alegría: los altos precios del hierro y otras

materias primas, la escasez en la entrega de microchips, el precio de los

carburantes, más tarde el gas y la electricidad a costes disparados… Las

tensiones geopolíticas entre China y Taiwán, así como las de nuestros

vecinos de Marruecos con Argelia y viceversa…

Luego vimos las estanterías de las grandes superficies comerciales del

Reino Unido vacías, las colas en las gasolineras y las peleas por llenar los

depósitos. Y ahora nos enteramos de que faltan conductores de camión en

toda Europa, de que no hay relevo generacional ni entre los transportistas ni

entre los pescadores, que agricultores y ganaderos trabajan perdiendo dinero

y de que la subida del precio del pan es inminente… y si solo fuese el pan…

Inflación contabilizada en septiembre 2.021: 5,5% en España, hacía

un cuarto de siglo que no se alcanzaba un valor semejante. El fenómeno es

mundial y amenaza no solo la recuperación económica, sino el empleo y la

viabilidad del “estado del bienestar”, algo de lo que en los círculos

astrológicos ya hace años que se viene hablando (ver al respecto los trabajos

y exposiciones de Inma Fernández). Porque ahora llegan a la jubilación los

“baby boomers” (perdonad el palabro), la rebaja de las pensiones no tardará

en llegar y el aumento de las cotizaciones está a la vuelta de la esquina. En

definitiva, vacas flacas agravadas por la crisis climática, que antes o después

frenará en seco la cantinela del “progreso” y del progresismo, del

pensamiento simplista que considera la historia como una línea recta en la

que todo lo de atrás es oscuro y malvado, y el presente y el futuro luminoso

(entre ellos, los santos inocentes que siguen predicando la “era de Acuario”).

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Por si faltaba algo en este belén decadente (no lo olvidemos, estamos

en plena bisagra del último C-800, acaba el ciclo cristiano europeo y

comienza uno nuevo condicionado absolutamente por la incógnita de hasta

qué punto somos capaces de dañar la casa común, nuestro habitáculo

terrestre), el 19 de septiembre reventó el volcán de Cumbre Vieja en la isla

canaria de La Palma, causando los estragos que son de sobra conocidos.

¿Casualmente?, el Etna volvía a rugir dos días después, cuando, tras haber

entrado en erupción el 21 de abril de 2.020, llevaba un tiempo en calma.

Precisamente 2.020 fue un año de múltiples erupciones, completando el

cuadro de fenómenos que llevamos indicados: un año de auténtico “turning

point”.

Pero entremos en materia. A primera vista, parecería que poco o nada

tiene que ver el vulcanismo (fenómeno de la dinámica interna propia de

nuestro planeta) con el influjo que nos llega desde el exterior (Sistema Solar,

galaxia, etc.). Los astrólogos se afanan habitualmente en levantar la carta del

momento de la explosión y deducir interpretaciones simbólicas de si tal o

cual planeta maléfico estaba angular, de si Marte y Urano estaban en aspecto

disonante, calculan y trazan astrocartografías a ver si alguna línea pasa por

el volcán, etc. Pero esto es simple horoscopía, una parte importante de la

astrología, que, como dice Ptolomeo al comienzo del Tetrabiblos, trata de

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cómo influye el ambiente externo sobre la vida en la Tierra y los fenómenos

que en ella se desarrollan.

Y aquí, en el comienzo del tercer milenio, hemos de recurrir a los

conocimientos del momento, en este caso, a la Física de la Tierra.

Vulcanismo y radiación cósmica

Ya dimos cuenta en un anterior artículo de Spica que Júpiter y Saturno

se habían estado acercando en la constelación de Sagitario y el stellium de

marzo de 2.020 recayó sobre este grupo estelar, por tanto, sobre nuestra

propia galaxia (la Vía Láctea). Lo cual creaba para la Tierra una “ventana” a

la radiación dura procedente de ella, particularmente la gamma y los rayos

cósmicos, al atraer estos planetas los micrometeoritos, polvo cósmico, etc.

que vagan por el espacio. Influjo con gran capacidad de penetración en

materiales sólidos, no lo olvidemos.

Es importante para los astrólogos que se quiten de la cabeza la imagen

esquematizada que la Astronomía nos ha dado del Sistema Solar: pedruscos

dando vueltas en torno al Sol trazando trayectorias (órbitas) sobre él. El Sol

es una gran dinamo con una activa vida interna que expulsa de continuo

partículas y radiaciones, con sus ciclos de actividad, modulados por el

movimiento de los planetas (todo funciona como un cuerpo único, no como

partes independientes).

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Campo zodiacal formado por el Sistema Solar: los planetas interiores, los

exteriores y sus toroides de revolución (niveles de energía). Demetrio Santos,

conferencia Valencia 2.006: Radiación gamma, gradiente y esferas planetarias.

A este respecto, es mucho más real la imagen de los toroides (antiguas

esferas planetarias, niveles de energía) que recorren los planetas, sobre los

cuales entra la radiación y las partículas procedentes del Sol y del exterior al

Sistema.1 Comencemos por una cita de los “Apuntes” de Demetrio Santos

(Su Legado. Fundamentos del saber astrológico, editados por la Sociedad

Española de Astrología):

33.889.- Gamma, tormentas, terremotos.- Del mismo modo que la

acumulación de cargas eléctricas en la atmósfera viene a consecuencia de

la transmutación y exceso de carga eléctrica consiguiente, al acumularse

iones en el aire, fruto de la transmutación, también --no hay por qué no--

se dará el fenómeno en la materia sólida del suelo, y también allá la

acumulación de fuerzas y átomos, iones, etc., producirá una “carga” y una

descarga sólida, como el rayo y la tormenta, y se producirá una crisis

cuando la acumulación sea suficiente. El fenómeno será sísmico por la

propia naturaleza de los materiales, es decir: tormenta = terremoto (<

transmutación).

Por eso, la posición de los planetas exteriores ha de tener que ver

con los fenómenos (por ejemplo, Neptuno o Plutón), puesto que canalizan

la radiación gamma, y por ello producen sobrecargas eléctricas,

gravitacionales, etc. que acaban produciendo los seísmos. He ahí la

influencia y su explicación.

Todos estos fenómenos, y también los biológicos, hay que verlos

desde un punto de vista cosmológico para unificarlos, y ver el origen

profundo del fenómeno, no dar explicaciones “químicas” que no resuelven

más que los pequeños problemas (como el petróleo los dinosaurios

enterrados), que finalmente resultan ser falsos.

13/05/06

Por haber adoptado este enfoque actualizado de la Astrología, hemos

oído decir a más de uno (y una) que Demetrio no era astrólogo, y hay quien

hasta regaló sus libros por considerarlos carentes de valor. Cada cual a lo

suyo, así que sigamos con lo nuestro. Hoy en día hay una abundante

bibliografía sobre estudios que relacionan la radiación cósmica con el

vulcanismo, y el mecanismo de actuación no es difícil de imaginar:

Los rayos cósmicos son núcleos atómicos y otras partículas de alta

energía (protones), que se mueven a velocidades próximas a la de la luz (el

1 Para este asunto, ver las obras de Demetrio Santos: Astrología Teórica II. Helicoides (Zamora,

2.006) y La influencia de la radiación gamma (Zamora, 2.009).

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término “rayos” es inapropiado). Al entrar en la Tierra se desintegran en

cascada, dando partículas atómicas capaces de actuar como núcleos de

condensación, favoreciendo nubes de condensación en niveles bajos…

…El Sol también emite rayos cósmicos, pero de más baja energía

que los exteriores al Sistema (procedentes de la Galaxia o no). Cuando un

Sol quieto emite menos rayos cósmicos durante un mínimo solar, no

equilibra el efecto de siembra de nubes del aumento de los rayos cósmicos

galácticos…

…En un mínimo solar, al entrar más rayos cósmicos y deshacerse en

partículas que actúan como núcleos de condensación, hay formación de

nubes en niveles bajos. Algunas partículas incluso penetran en el interior de

la Tierra. De este modo, más rayos cósmicos aceleran la formación de

tormentas, lluvias erráticas, tormentas de nieve, granizo, inundaciones

locales y, a largo plazo, enfriamiento global. A lo que se añaden: terremotos,

volcanes, relámpagos y otros sucesos de carácter eléctrico, así como un

aumento de llamaradas solares que pueden perturbar las redes eléctricas.2

Y de ahí es precisamente de donde venimos, de un mínimo solar del

número de Wolf (parámetro que cuantifica la actividad solar, una de cuyas

manifestaciones son las manchas solares) que se adelantó a 2.018 con

ausencia de manchas durante largos meses:

2 Sacha P. Dobler. Solar History. The Connection of Solar Activity, War, Peace ant the Human

Mind in the 2nd Millenium. 2.018. Págs. 16-17.

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Lo cual no sorprendió a los estudiosos, porque está previsto que en las

próximas décadas se alcance un “gran mínimo”, es decir, varios máximos

con muy bajos valores del número de Wolf.

¿Cuáles son los efectos de la baja actividad del Sol? Entre ellos, las

bajas emisiones del Sol, permiten la libre entrada a la radiación externa al

Sistema Solar (en presencia de abundancia de éstas, interaccionan con ella y

actúan de “colchón” o amortiguador absorbente), de modo que llegan a la

Tierra con mucho menos energía, y, por tanto, con mucho menos poder de

penetración.

Porque tanto la radiación gamma, que interacciona con los núcleos

atómicos, como los rayos cósmicos, pueden atravesar la corteza terrestre,

pero no son inocuos. Provocan cambios físicos y químicos, entre ellos,

transmutaciones, y en esos procesos, hay también liberación de energía en

forma de calor. Y es aquí donde pueden incidir en las placas tectónicas,

alterando sus delicados equilibrios. ¿Consecuencias? Sin duda, vulcanismo

y terremotos:

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En un Gran Mínimo solar, los rayos cósmicos que entran en la Tierra

pueden penetrar la superficie y desencadenar terremotos, vulcanismo y otras

anomalías tectónicas. Las partículas penetrantes (rayos cósmicos, muones)

procedentes del espacio disminuyen la viscosidad del magma, rico en sílice.

[Ver: Explosive volcanic eruptions triggered by cosmic rays: Volcano as a

bubble chamber ; Gondwana Research June 2011]

Las fluctuaciones de las radiaciones cósmico-solares cargan la

ionosfera, lo cual resulta en anomalías del campo geomagnético, causante

de la generación de la corriente de Eddy. La corriente de Eddy calienta las

rocas en las fallas, y, en consecuencia, la intensidad de la resistencia a la

cizalladura y la fricción estática de las rocas disminuye. Este es el principal

proceso que desencadena los terremotos y las erupciones volcánicas.3

Así que con un mínimo solar muy bajo entre 2.018-2.020, el stellium

de 2.020 y la gran concentración planetaria de estos tres últimos años, hemos

tenido y seguimos teniendo buenos ingredientes para un claro aumento del

vulcanismo y de la actividad sísmica en la Tierra. Pero concretemos si este

punto de vista justifica las últimas erupciones habidas en nuestras amadas

islas Canarias.

A este respecto, hemos de tener presente el lugar donde se producen

esas conjunciones o esos pasos de los planetas lentos, porque,

influencialmente, serán muy diferentes, y no nos estamos refiriendo a

regencias o similares, sino a su presencia sobre el fondo de la Vía Láctea

(ahora, constelaciones de Sagitario Géminis aproximadamente, su posición

depende de la precesión de los equinoccios, es decir, del movimiento de

peonza de la Tierra). Dicho de otro modo, los planetas exteriores facilitan la

entrada de radiación cósmica cuando se hallan en los signos de Cáncer y

Capricornio, aproximadamente.

Erupciones en las Canarias habidas en los últimos cien años

Son las siguientes:

1909. 18 de noviembre. Volcán Chinyero en Tenerife.

1949. Del 24 de junio al 4 de agosto. Volcanes Hoyo Negro,

Duraznero, Llano del Banco.

1971. 19 de septiembre. Volcán del Teneguía en La Palma.

2011. 10 de octubre. Erupción submarina de La Restinga (El Hierro).

2021. 19 de septiembre. Erupción del Cumbre Vieja en La Palma.

Hay otras anteriores, catalogadas a partir de 1470, pero requerirían un

estudio más amplio. Así que veamos los cielos de los momentos de estas

cinco últimas erupciones, que son de las que disponemos de mejores

3 Sacha P. Dobler. Obra citada, pág. 237.

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informaciones, teniendo en cuenta que estos procesos geológicos se han

gestado en los meses anteriores. El día de la erupción es la maduración de un

largo proceso anterior, cuando los delicados equilibrios de la corteza terrestre

en la zona correspondiente han alcanzado condiciones críticas.

Con esta consideración en mente, veamos esos cielos y si podemos

extraer alguna conclusión de ellos. Se observará que solo hemos tenido en

cuenta los planetas exteriores, que son los que pueden “abrir” el flujo de

radiación dura hacia la Tierra, procedentes de la Vía Láctea (para nosotros,

los “barrenderos” del espacio exterior).

En la erupción de 1909 vemos F p G en el eje solsticial, por tanto,

sobre las constelaciones de Sagitario y Géminis, es decir, en la misma Vía

Láctea. A la pareja se une Plutón, así que tenemos a tres “barrenderos”

propiciando la entrada de radiación cósmica dura en la Tierra.

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En la de 1949 Urano está también sobre el fondo de la Vía Láctea, y

se le está uniendo Marte; Júpiter, por su parte, retrograda en ella, pero ya la

ha barrido anteriormente.

El caso de 1971 es el caso más claro: tenemos nada menos que 5

planetas exteriores sobre la Vía Láctea, realizando una limpieza a fondo de

polvo cósmico que, sin duda, facilitó la llegada de radiación dura. Flujo que

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hemos de tener en cuenta no es uniforme ni constante, puesto que el Sistema

Solar se mueve en el espacio hacia el ápex y atraviesa zonas más o menos

densas de materia y energía de manera aleatoria.

Este es el caso menos evidente, solo Plutón se halla en la constelación

de Sagitario. Pero recordemos que estábamos en plena crisis económica y

social, a nivel global, que tan bien fue prevista por algunos astrólogos

mundialistas (T-cuadrada cardinal j-F-S-J). Pero las crisis importantes,

raramente, o nunca, afectan a partes aisladas. Son fenómenos globales que

afectan al clima, a las cosechas, a la economía, a las psicologías individuales

y de las masas, a la biología (lo hemos visto en la última pandemia iniciada

en 2020) y, como estamos constatando, suelen venir unidas también a graves

perturbaciones geofísicas.

Y así llegamos a la erupción del Cumbre Vieja, que ha inspirado este

escrito, redactado justo cuando ya llevamos dos meses de actividad

ininterrumpida y el volcán no parece dar señales de agotamiento, tras haber

causado enormes estragos y dejar a cientos de palmeros en la nebulosa de la

nada.

Plutón ya se va a uno de los extremos de nuestra galaxia, vista desde

la Tierra, en el momento de la erupción del Cumbre Vieja. Pero recordemos

que durante todo 2020 estuvieron junto a él sobre ese denso fondo estelar del

Camino de Santiago Júpiter y Saturno conformando un largo stellium en el

signo de Capricornio.

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Repasemos algunos eventos de esos días de 2020 en que los indicios

de pandemia hicieron saltar las alarmas en todo el mundo y los acaecidos

durante las semanas que vinieron después.

Enero: tractoradas de los agricultores, estallido social por los bajos

precios en origen.

Febrero: extraordinariamente cálido no solo en la Península Ibérica,

sino en buena parte de Europa y Asia. Plaga de langostas en el Cuerno de

África que se extiende a Asia.

Marzo: a partir del día 6 desplomes en la bolsa, aumento de la prima

de riesgo. Día 12 desplome histórico en la Bolsa de Madrid. Día 15 se decreta

el estado de alarma. Poco después, cierre de fronteras.

Marzo, 22. Terremoto en Croacia y Grecia, afecta a las catedrales.

Marzo, 25. Terremoto en el Este de China.

Abril, 1. Récord histórico absoluto en Castellón de lluvia caída en 24

horas: 150 l/m2.

Abril, 13. Reaparece la plaga de langosta en Kenia.

Abril, 15. Entran en erupción simultáneamente 15 volcanes en el

Cinturón de Fuego.

Abril, 21. El Etna entra en erupción en Sicilia.

Mayo, 25. Plaga de langostas en Uttar Pradesh (India), arrasa los

cultivos. La peor borrasca en Australia en una década.

Mayo, 28. Gravísimos disturbios, con toque de queda, en USA, a causa

de la muerte de un negro a manos de un policía blanco. Trump amenaza con

la utilización de balas.

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Junio, 2. Dos asesinatos dentro de la familia en La Rioja y Navarra.

Junio, 3. Asalto a la Casa Blanca en Washington, algo nunca visto

anteriormente.

Semana del 14-21 de junio. Ola de derrumbe de estatuas de Colón en

USA, de Churchill en el Reino Unido, de cuestionamiento de antiguos

presidentes y personajes ilustres en Reino Unido (reina Victoria), de

esclavistas en USA, de cazadores de esclavos en Bélgica… y los talibanes

arrasan las ruinas de la ciudad romana de Palmira. El nuevo eón no

comprende al anterior, como el adolescente no comprende a sus padres.

El 22 de junio es derribada la estatua de Fray Junípero Serra en

California por “raciasta”.

Agosto, 4. Explosión en Beirut del almacén donde se guardaban miles

de toneladas de nitrato de amonio. Ciertamente, este compuesto (utilizado

como abono en el campo, pero también en explosivos) puede estallar por

simple choque. ¿Se trató de un accidente, o pudo ser causada por la

radicación procedente del exterior? Dejó un cráter de 43 metros de

profundidad y produjo gases y cenizas (entre ellos, óxidos de nitrógeno) en

cantidades equivalentes a una explosión volcánica.

Vistos día a día, como telón de fondo en el desayuno, la comida o la

cena, o mientras tomamos un café, todos estos acontecimientos parecen

azarosos y sin relación alguna entre ellos. Pero, vistos en conjunto y desde

una perspectiva influencial, ¿no responden más bien a una causa única

procedente del exterior a la Tierra? ¿No rebajan en buena parte nuestra

creencia de ser seres libres e independientes, el ensueño de que somos amos

y señores de nuestra vida y de nuestro destino?

La respuesta, la dejamos para el lector.

A modo de epílogo

Obviamente, el vulcanismo y los seísmos son fenómenos internos de

la vida terrestre (recordemos el “alma de la Tierra” de Kepler), una de las

expresiones de su propio dinamismo. Pero recordemos que la Vía Láctea era

vista por los antiguos como las puertas de entrada y salida por donde las

almas ascendían una vez separadas de los cuerpos de los difuntos, o

descendían para encarnar en los vientres de las madres. ¿Eran unos ingenuos,

o se expresaban en un lenguaje que ya difícilmente comprendemos? Hemos

citado antes a posta el nombre castellano de la Vía Láctea, el Camino de

Santiago (Sagitario), un camino de estrellas (las abundantes toponimias que

hacen referencia a las estrellas a lo largo de él), capaz de modular la radiación

galáctica cuando los planetas exteriores pasan por él (para los antiguos, el

Sol, Marte, Júpiter y Saturno, o, como los llama el Libro de las Cruzes, los

planetas “soberanos”).

¿Hay contradicción en hablar de radiaciones penetrantes en referencia

a la Vía Láctea y de almas que suben y bajan, entran y salen del Cielo a la

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Tierra y viceversa? ¿No están orientados una buena parte de los megalitos

hacia esas puertas equinocciales para facilitar el camino de las almas recién

desencarnadas hacia su destino celeste4? Mucho nos tememos que noexiste

tal contradicción, y que debemos profundizar en una comprensión mucha

más abierta y menos dogmática de la astrología de la que nos ofrecen los

horoscopistas. Y, sin duda, mucho más actual.

4 noviembre 2021

4 Ver a este respecto Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada. René Guénon. Capítulo

XXXV. “Las puertas solsticiales. Pág. 178. Editorial Paidós. Barcelona, 1.995. Y también Las

leyes del cielo. Astronomía y civilizaciones antiguas. Juan Antonio Belmonte. Ediciones Temas

de hoy. Madrid, 1.999.