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VOL. XXXII—NÚM. COMPORTAMIENTO EDUCATIVO 35-1199)—CURSO 1958-5A Comportamiento educativo Siempre nos ha quedado la duda de saber qué nombre daríamos a la función normal en la que el hombre se ve influido y modificado en la vida coti- diana. Estudiaremos los artículos publicados por el señor Bousquet titulado "Integración de la educa- ción" y por el señor Alcoba titulado "Transforma- ción impersonal y educación" en REVISTA DE EDUCA- CIÓN, número 83. Intentaremos dar nuestro punto de vista que en algo difiere de los citados señores. Nos referimos a esas influencias que se reciben a través de la vida social. Lo que retenemos y apli- camos después de haber visto, pongo por caso, una película. Ese sedimento que a alguno queda, por no decir que a casi todos, y que pueden abarcar muchos campos de estudios como son la Sociología, la Psi- cologia y muy principalmente la Pedagogía. Es eso que ve Van-Trich al decir que la educación es "obra de todos los días, de todas las horas y de todos los instantes". Aquí daremos un repaso rápido a la Sociología y a la Psicología para detenernos en la Pedagogía, que es el campo que a nosotros nos interesa. EDUCACIÓN. Reine considerado siempre la educación como una influencia y una modificación que intencionadamente hemos practicado, cuando somos educadores, y que hemos recibido, cuando somos educandos. Mas nos cabe pensar si esta definición es completa. Repasan- do otras muchas que en nuestro fichero tenemos to- rnadas de aquellos libros que en nuestras manos han caído desde que empezamos a interesarnos por la educación y no hemos encontrado dos iguales. No reflexiona igual el señor Alcoba cuando nos dice: "Adviértase que hablamos de educación en el sen- tido actual de la palabra, pues, aunque no siempre haya sido teniendo en cuenta por los historiadores de la pedagogía, no podemos olvidar que sólo ha cambiado históricamente la educación, sino también su concepto. Cada nivel histórico ha entendido por educación cosas con frecuencia diferentes." Y aun entre las de hoy también existe notable diferencia, y quizá sea por aquello que dice Murray Butler en "The Meaning of Education" que "el valor de nues- tra doctrina de la educación depende del valor de nuestra concepción del hombre y de la vida". De todo esto hemos venido a sacar la conclusión de que la educación no ha sido definida en su más profunda raíz. Nosotros tampoco nos creemos capa- ces de poder dar una; pero nos ha parecido más ló- gico el definir la educación sin buscarle un fin ten- dencioso, o sea, sin pretender considerar la educación en ramas o caminos distintos. Para nosotros al bus- car la definición no hay una educación religiosa, ni social, ni física, ni intelectual. No buscamos el sen- tido más o menos etimológico de la palabra en su más o menos raíz griega, sino que intentamos ver lo que actualmente se entiende por tal, y su más fiel definición es esa de modificaciones e influencias in- tencionadas que ejercemos unos hombres sobre otros, aunque el señor Alcoba difiera de esto en su artículo citado y diga que "unas veces se duplica el signifi- cado de la palabra "educación", se la toma en dos acepciones que, unidas al especial significado que ya tiene frente a "instrucción", aumentan su equivoci- dad. Un ejemplo expresivo es esta definición de Stuart Mill: "Educación es "todo lo que hacemos por nosotros mismos y todo lo que los demás hacen por nosotros, con objeto de aproximarnos a la perfección de nuestra naturaleza..." Claro, que aquí diferimos de Stuart Mill al globalizar, en nuestra definición, tanto todo aquello que ha de encaminarnos al bien como al mal. No creemos que sólo seamos educados hacia el bien, sino que también podemos serio para nuestra imperfección, o sea, que aquella cualidad que estaba en nosotros y nos hacía agradables, una in- fluencia recibida en un embate de la vida nos la cambia por esta otra que nos agrió el carácter. En nuestra definición aplicamos la palabra "inten- cionadamente" pero temiendo dejar coja la defini- ción, pues dejamos en el aire eso que al principio decíamos de no saber encasillar las influencias y modificaciones que ejercemos y que sobre nosotros ejerce el desarrollo de la vida diaria en la que a primera vista no hay asomo de educación, aunque al examinarlo después veamos que existe, aunque de una manera indirecta; quizá la solución a esto sea la supresión de la palabra "intencionadamente", mas entonces queda demasiado vaga la definición y se pierde en el campo de los indefinidos, o por lo menos de los mal definidos. Entendemos por definición la explanación clara de un algo, o, como Balmes, "la explicación de una cosa", o la contestación justa a la pregunta que lleva por principio ¿qué es...? Así no vemos justa la respues- ta a gané es educación? suprimiéndole ese "inten- cionadamente". Pero entonces se nos queda en el aire nuestro supuesto. Para ello buscamos un nuevo ca- mino y un nombre adecuado y el señor Alcoba hace esto denominándolo "transformación impersonal". - 2,Es que no es impersonal casi toda la educación? (ese "casi" lo dejo para la autoeducación). Cuando ésta llega a ser personal pasa a pura formación, puesto que al ser personal no le hace falta la ense- ñanza ni la instrucción dadas por otros; si así fuese se hundirían todas las definiciones de educación, y aun ésta, por lógica natural, dejaría de ser tal. Cree- mos que en esto nos apoya el señor Alcoba cuando en dicho articulo nos dice que "las transformaciones del hombre se manifiestan en tres estados: 1) Estado natural. 2) Estado interindividual o humano: A los cam- bios de este grupo corresponde concretamente el nom- bre de "educación". 3) Estado impersonal". Entonces cómo denominaríamos a estas influen- cias que en ese mismo número se plantea el señor Bousquet y tampoco da nuestro modesto parecer, y sin desmerecer ningún articulo, respuesta clara? El señor Bousquet encabeza su artículo llamándo- lo "Integración de la educación", título sugestivo, y el artículo nos aclara los conceptos sobre nuestra tesis, pero nada más. El señor Alcoba analiza los pormenores de estas in- fluencias mirándolas desde un punto de vista filosb-

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VOL. XXXII—NÚM. COMPORTAMIENTO EDUCATIVO 35-1199)—CURSO 1958-5A

Comportamiento educativoSiempre nos ha quedado la duda de saber qué

nombre daríamos a la función normal en la que elhombre se ve influido y modificado en la vida coti-diana. Estudiaremos los artículos publicados por elseñor Bousquet titulado "Integración de la educa-ción" y por el señor Alcoba titulado "Transforma-ción impersonal y educación" en REVISTA DE EDUCA-

CIÓN, número 83. Intentaremos dar nuestro punto devista que en algo difiere de los citados señores.

Nos referimos a esas influencias que se reciben através de la vida social. Lo que retenemos y apli-camos después de haber visto, pongo por caso, unapelícula. Ese sedimento que a alguno queda, por nodecir que a casi todos, y que pueden abarcar muchoscampos de estudios como son la Sociología, la Psi-cologia y muy principalmente la Pedagogía. Es esoque ve Van-Trich al decir que la educación es "obrade todos los días, de todas las horas y de todos losinstantes".

Aquí daremos un repaso rápido a la Sociología ya la Psicología para detenernos en la Pedagogía, quees el campo que a nosotros nos interesa.

EDUCACIÓN.

Reine considerado siempre la educación como unainfluencia y una modificación que intencionadamentehemos practicado, cuando somos educadores, y quehemos recibido, cuando somos educandos. Mas noscabe pensar si esta definición es completa. Repasan-do otras muchas que en nuestro fichero tenemos to-rnadas de aquellos libros que en nuestras manos hancaído desde que empezamos a interesarnos por laeducación y no hemos encontrado dos iguales. Noreflexiona igual el señor Alcoba cuando nos dice:"Adviértase que hablamos de educación en el sen-tido actual de la palabra, pues, aunque no siemprehaya sido teniendo en cuenta por los historiadoresde la pedagogía, no podemos olvidar que sólo hacambiado históricamente la educación, sino tambiénsu concepto. Cada nivel histórico ha entendido poreducación cosas con frecuencia diferentes." Y aunentre las de hoy también existe notable diferencia,y quizá sea por aquello que dice Murray Butler en"The Meaning of Education" que "el valor de nues-tra doctrina de la educación depende del valor denuestra concepción del hombre y de la vida".

De todo esto hemos venido a sacar la conclusiónde que la educación no ha sido definida en su másprofunda raíz. Nosotros tampoco nos creemos capa-ces de poder dar una; pero nos ha parecido más ló-gico el definir la educación sin buscarle un fin ten-dencioso, o sea, sin pretender considerar la educaciónen ramas o caminos distintos. Para nosotros al bus-car la definición no hay una educación religiosa, nisocial, ni física, ni intelectual. No buscamos el sen-tido más o menos etimológico de la palabra en sumás o menos raíz griega, sino que intentamos verlo que actualmente se entiende por tal, y su más fieldefinición es esa de modificaciones e influencias in-tencionadas que ejercemos unos hombres sobre otros,

aunque el señor Alcoba difiera de esto en su artículocitado y diga que "unas veces se duplica el signifi-cado de la palabra "educación", se la toma en dosacepciones que, unidas al especial significado que yatiene frente a "instrucción", aumentan su equivoci-dad. Un ejemplo expresivo es esta definición deStuart Mill: "Educación es "todo lo que hacemos pornosotros mismos y todo lo que los demás hacen pornosotros, con objeto de aproximarnos a la perfecciónde nuestra naturaleza..." Claro, que aquí diferimosde Stuart Mill al globalizar, en nuestra definición,tanto todo aquello que ha de encaminarnos al biencomo al mal. No creemos que sólo seamos educadoshacia el bien, sino que también podemos serio paranuestra imperfección, o sea, que aquella cualidad queestaba en nosotros y nos hacía agradables, una in-fluencia recibida en un embate de la vida nos lacambia por esta otra que nos agrió el carácter.

En nuestra definición aplicamos la palabra "inten-cionadamente" pero temiendo dejar coja la defini-ción, pues dejamos en el aire eso que al principiodecíamos de no saber encasillar las influencias ymodificaciones que ejercemos y que sobre nosotrosejerce el desarrollo de la vida diaria en la que aprimera vista no hay asomo de educación, aunqueal examinarlo después veamos que existe, aunque deuna manera indirecta; quizá la solución a esto seala supresión de la palabra "intencionadamente", masentonces queda demasiado vaga la definición y sepierde en el campo de los indefinidos, o por lo menosde los mal definidos.

Entendemos por definición la explanación clara deun algo, o, como Balmes, "la explicación de una cosa",o la contestación justa a la pregunta que lleva porprincipio ¿qué es...? Así no vemos justa la respues-ta a gané es educación? suprimiéndole ese "inten-cionadamente". Pero entonces se nos queda en el airenuestro supuesto. Para ello buscamos un nuevo ca-mino y un nombre adecuado y el señor Alcoba haceesto denominándolo "transformación impersonal".- 2,Es que no es impersonal casi toda la educación?(ese "casi" lo dejo para la autoeducación). Cuandoésta llega a ser personal pasa a pura formación,puesto que al ser personal no le hace falta la ense-ñanza ni la instrucción dadas por otros; si así fuesese hundirían todas las definiciones de educación, yaun ésta, por lógica natural, dejaría de ser tal. Cree-mos que en esto nos apoya el señor Alcoba cuandoen dicho articulo nos dice que "las transformacionesdel hombre se manifiestan en tres estados:

1) Estado natural.2) Estado interindividual o humano: A los cam-

bios de este grupo corresponde concretamente el nom-bre de "educación".

3) Estado impersonal".Entonces cómo denominaríamos a estas influen-

cias que en ese mismo número se plantea el señorBousquet y tampoco da nuestro modesto parecer, ysin desmerecer ningún articulo, respuesta clara?

El señor Bousquet encabeza su artículo llamándo-lo "Integración de la educación", título sugestivo, yel artículo nos aclara los conceptos sobre nuestra tesis,pero nada más.

El señor Alcoba analiza los pormenores de estas in-fluencias mirándolas desde un punto de vista filosb-

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fico y acaba por llamarlas "transformaciones im-personales" después de hacer una cuidada relaciónde denominaciones existentes y llega a creer que estainfluencia no puede ser puramente educativa. ¿Noestaríamos más acertados si las llamásemos sociales?El nos dice que "ese sujeto personal a través delcual suele llegarnos lo impersonal es de importan-cia secundaria, puesto que la eficacia de su actua-ción está condicionada socialmente. Incluso ante elejemplo de individualidades poderosas no podemosolvidar que la autoridad de que vienen revestidas esconsecuencia muchas veces del "prestigio", cuyaesencia es totalmente social".

Este sujeto personal es el que realiza un acto máso menos voluntariamente, o sea, es el sujeto querecibe la acción que lo modifica; el señor Alcoba loconsidera secundario; para nosotros es primordial,ya que es él el que nos ha de decir si ha habidoacción educativa.

Mas creemos que no podemos quedarnos con estesentir social si nos sentimos educadores o pedagogos.Hemos de hacerlos nuestros porque nuestros son.

SOC IOLOGÍA.

La sociología entiende a todo aquello en que hayuna relación entre uno y otro. O sea, la sociología ensí abarca la pedagogía, o mejor la educación. Laeducación es, en este caso, pura relación social alser un conducto de modificaciones de uno, o unos, con

.otros, u otro, pero existe un matiz en que la socio-logía se aleja profundamente de la educación. Lasrelaciones de ésta son pura modificación, la socio-logía no modifica, estudia estas modificaciones paraaconsejar una aplicación anterior al acto que se pue-de dar, y desde este punto es cuando no podemos de-jar pasar esta educación o estas modificaciones enfavor de la sociología.

Estudiemos por nuestra cuenta el valor de estosmatices. El señor Bousquet nos apoya mucho a lolargo de todo su articulo mencionado, ya que él vecuáles son estas modificaciones, tal es así cuandonos dice: "hoy día, cuando la educación ya no seencuentra difundida en toda la sociedad, es precisomantener artificialmente la armonía entre educacióny sociedad, realizar artificialmente la síntesis queen otro tiempo existía por si misma", y más adelanteaumenta el motivo de todo esto cuando analiza ydice: "la educación moderna, nacida de un procesode análisis..., es decir, por el espíritu de división. Laeducación maternal se encuentra perfectamente dis-tinguida de la educación primaria, la primaria dela secundaria y así sucesivamente. Las actividadesescolares están también perfectamente delimitadas yseparadas de las actividades extraescolares". ¿Noserá que en la escuela ha entrado el tecnicismo yha olvidado su sentido, más real y práctico, real?Creemos que hay algo de esto, y hasta cuando he-mos llegado a intentar hacer escuela social —y vade muestra de lo que los pueblos españoles entiendenpor escuela— se nos ha dicho, y hasta en algunaJunta Municipal de Enseñanza, aquello de que "lascosas bien aprendidas de memoria, aunque no se sepa

. lo que es..., y que la letra con sangre entra". No nos

ha valido reaccionar violenta o pausadamente. Laverdad de la escuela era ésa y nos han llamado maleducadores ( ?) por no hacerlo así, por empeñarnosen mostrar a los niños la realidad de la vida en lavida misma; pero mostrada y encauzada hacia lo quenosotros deseamos.

"Si la Historia que se enseña en clase renunciaraa sus pretensiones de ser pura ciencia y si el maes-tro, por ejemplo, adquiriera la costumbre de comen-tar, sin malignidad pero sí señalando donosamentelos errores, la película histórica que se proyecta du-rante la semana en el cine de barrio o del pueblo,se iría creando paulatinamente una opinión pública,un gusto público que exigiría que las distraccionesde carácter histórico se aproximaran algo más a loshechos conocidos. Prensa, novelas de divulgación, ra-dio y cine se corresponden con el nivel del público;si la escuela comprendiera de una vez para siem-pre que su papel consiste en preparar para distrac-ciones existentes, el nivel de esas distracciones seelevaría poco a poco hasta alcanzar el de la escuelaque se había inclinado para tenderle la mano. Laúnica acción que está a nuestro alcance para operarsobre la cultura radica en la escuela, a condición,evidentemente, de que la escuela guarde estrechocontacto con la cultura "de hecho" y no se acantoneen una cultura "de derecho" inexistente fuera de laescuela." Es un razonamiento que hemos copiado paradiferir en parte del señor Bousquet. Nuestra preten-sión es esa, que el público sepa más que e4,productorde cine y no sólo para la cosa histórica71Yino para lacosa moral, al igual que Quack H. P. nos dice que"la cuestión social es, en primerísimo lugar, unacuestión moral", así diríamos de la cuestión his-tórica.

Sobre la Historia en el cine se nos ha respondidoalguna vez y en algún pueblo de los que hemos ido,y hasta en el mismo Madrid y por cierto comentan-do un pasaje que el señor Bosquet nos cuenta ("elúltimo Quo Vadis...? nos revela que el incendio deRoma y la persecución de los cristianos provocan lasublevación de las legiones. Nerón, acorralado en supalacio, asesina a Popea y se suicida") que eso notiene importancia, ya que de poco nos puede impor-tar y de nada nos sirve que Nerón, el Rey Sol, Car-lomagno o Napoleón hicieran esto y lo otro. "Nos-otros —nos han dicho— vamos al cine a distraernosy queremos cosas que nos gusten, no rollos históri-cos." Y hasta alguna vez nos ha dado la sensaciónde que la respuesta era poniéndonos un poco en telade juicio y casi dudando de nuestra verdad histórica,porque "Norteamérica ¿ por qué —nos decía un dis-creto ciudadano no hace mucho— se va a gastar losmillones que se gasta en contarnos una mentira ?";Que vaya el pobrecito maestro de escuela a decirleque eso no es verdad! y una derrota (?) de estaclase no agrada. En más de una ocasión ha surgidola controversia y cuando el maestro ha querido afian-zar su verdad ha tenido que recurrir a libros de"solvencia" como el Espasa y entonces se le ha reco-nocido ésta.

Y esto, entre las personas mayores, entre los quetienen juicio claro y razonan; entre los niños el com-bate es difícil, aunque para él el maestro es su cien-cia, al maestro pregunta esperando una contestación

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justa que cualquier otra persona, aun su propio pa-dre, no le iban a dar. Ante el niño el profesor cri-tica la película y con buen tacto niega lo que no escierto en ella. El niño crece, pero al llegar a casacuenta la película tal y como la ha visto, el niño esfiel a lo que ve y después no suele recordar lo quele han dicho en la escuela porque cree más vivo loque Vi6. Al niño, como todos sabemos, se le antepo-nen los sentidos al juicio razonado. Por eso lo queel señor Bousquet propone es muy difícil, aunque esoes lo más acertado y lo que todos deseamos queocurra.

No se da sólo en el cine, sino en todo aquello queel hombre considera de distracción y hasta de publi-cidad, y no sólo, como ya he dicho, en cosa histórica,sino en moral, que es aun peor, y estamos con elseñor Bosquet cuando dice: "Cuanto es verdad parala Historia —o para la cultura en general— es tam-bién verdad para la moral, o mejor dicho, para elestilo de la vida."

Pero estos son razonamientos que aun estando den-tro de lo que pretendemos nos aleja de nuestra pro-posición.

PSICOLOGIA.

Otra de las ciencias que estudian estas influenciases la Psicología, aunque ésta sea más bien para re-coger las verdaderas influencias que han podido ejer-cerse sobre cada individuo de una manera ya pasa-da y nos dicen cuales son las causas que verdade-ramente influyen sobre cada caso de individuo, poreso tampoco la podemos despreciar, ni dejar de te-ner en consideración. En realidad estas ciencias, laPsicología y la Sociología, las estudian y las dancomo realidades, pero no hacen de ellas un estudiotan detenido como para definirlas y encasillarlas consu nombre propio, y esto es lo que queremos expo-ner sin pretender aclararlo del todo, pero sin dar piepara que sea buscado y conceptuado.

El señor Alcoba nos dice: "Si se comienza por de-finir "a priori" y de un modo un tanto caprichosoel orden de los temas que ha de tratar la Pedagogíay sus límites sin esperar que la realidad misma losseñale, no es ilógico que se produzcan conflictos altratar luego de imprimir ese esquema en las situa-ciones reales. Pero la realidad exige sus derechos yla exigencia es tan auténtica que aun aquellos in-vestigadores que han acotado previamente su cam-po de estudio no pueden dejar de referirse a eseconjunto de fenómenos que han situado fuera de suparcela. Un amplio panorama pedagógico se ofrecesugestivo ante sus ojos. Frente a él sufren como im-potentes espectadores presos en sus propios concep-tos", por eso nosotros, que no nos creemos con unaagilidad teórica superior y si con alguna, aunquecorta, práctica escolar, hefnos visto esta realidad "delcaprichoso orden de temas" y deseamos mejorarla,pero tememos caer en un punto opuesto y caer enuna contrariedad, en la que aqui no hay lugar aello. Por eso creemos que no se ha estudiado al niñopara darle en el momento justo lo que necesita. Aesto nos ayuda la psicología.

Tengamos en cuenta que la psicologia nos ayuda

enormemente en este campo a que queremos refe-rirnos, pues ella ha de ser, o mejor es, descubridorade momentos educativos en los sujetos y para estoque aquí vemos y más fundamentalmente en uno delos apartados siguientes. Sin ella en algunos mo-mentos nos seria difícil hallar la acción propia deesta educación y hasta en algún caso poder dar elvalor útil de cualquier acción puramente educativa.

Pero ello sólo nos puede servir de auxilio, no nospuede arrebatar nuestra tesis para hacerla psicoló-gica cuando la verdad es que está en el campo peda-gógico aunque esto no hayan sabido verlo y "se lesitúe fuera de su parcela". Pero la realidad es quela pedagogía no se ha parado aún a verla enredadaen otros conceptos más fundamentales, por eso no nosextraña que puedan surgir estas dudas.

COMPORTAMIENTO EDUCATIVO.

No denominaremos transformaciones a estas va-riaciones que sobre nosotros vienen de fuera, pol-esto mismo, porque vienen de otro, para después, máso menos voluntariamente, aplicarlas a nosotros.Transformación es, a nuestra manera de ver, uncambio, una mutación de nuestras formas por otrasque no tienen relación con aquellas que teníamos yademás a la pura fuerza y sólo de una manera fí-sica. Sería, quizá, el caso del bolchevismo o colonia-lismo ruso. Ni nos acoplamos tampoco a ninguna deesas denominaciones que estudia en su articulo elseñor Alcoba. Los denominaríamos comportamientoeducativo, que es justo para todas aquellas cosasque han de influir e influyen en nosotros, sin teneruna intención educativa.

Comportamiento porque es tal como son las cir-cunstancias que sin querer hacerlo lo hacen. Vulgar-mente decimos: "fulano se comportó de esta mane-ra". Así ante un hecho educativo que no es inten-cionado lo llamaríamos comportamiento educativo yla realidad es que nos movemos y andamos segúnaquellas influencias exteriores que hemos recibido yasimilado un poco a nuestro capricho y luego sólonos queda "retratarlas" con mas o menos parecido,ya que este comportamiento no es puro calco de unacosa real, aunque así puede ser, sino más bien sóloun reflejo en los casos normales. La excepción delque imita, como lo hacen los monos, no se da entrelos seres humanos.

El comportamiento como tal goza de dos fasesbien distintas. Una la que está en el sujeto. Es elmomento que puede ser meramente educativo y pue-de estar influenciado por infinidad de circunstancias.Desde la postura inicial del gesto o del movimientode aquel que tenemos delante en su influencia física,hasta la más remota idea del pensamiento de nues-tro enfrentado, siendo éste el momento espiritual yquizá el más real de la educación. De los conocimien-tos físicos del comportamiento educativo podemossacar las conclusiones de influencias, ya que estor:corportamientos en sí se deben a influencias, para.como ya hemos dicho. determinados casos de distin-tas índoles. Los que denominamos de carácter me-ramente educativo, cuando entendemos por tal "edu-cación" JU modo parcial de mejora; y los de caräc-

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ter meramente "ineducativos" a los de sentido con-trario al anterior. O sea, desde el punto de vistanuestro, este comportamiento en si, el comportamien-to del que tenemos delante, puede ser positivo o ne-gativo según aquello para que son educados. En esteapartado general podemos incluir todo el artículo delseñor Bousquet cuando habla del carácter expositivode las películas y de las reacciones falsas que éstaspueden producir situándose entonces en el comple-mento educativo de aquello que posiblemente y sincerteza puede ser. Decimos posiblemente y sin cer-teza por la sencilla razón de que todo esto de quehablamos no está considerado como motivo educa-tivo, ya que puede o no serlo según a alguien, si estealguien se modifica con su influencia. Se puede pasaruna película en un local y a todos los allí presentesno les "ha dicho" nada educativamente, aunque estamisma película en otro salón haya modificado a unao varias personas practicando este comportamiento.

Por otro lado tenernos al que realmente es el su-jeto, o sea, la persona o grupo de personas que seven modificadas por el sujeto de enfrente y sin queen éste haya ni aun sospechas de educación, puestoque en el momento en que en éste las hay caemosdentro del campo de la educación en si y nos so-braría toda reflexión fuera de la de ella propia.

El comportamiento educativo del sujeto que reci-be estas influencias puede ser de dos formas, volun-taria cuando el sujeto que recibe la acción "no" edu-cativa la considera él de por si educativa y la aceptaplena o parcialmente, el caso del escritor "azorinia-no", pongo por caso, y aun dentro de este conceptopueden estar los comportamientos en dos caminosdistintos, por ejemplo, ante una palabra podemossentirnos voluntariamente educados en los movimien-tos, ademanes y composturas de ciertos personajes,uno o varios, nosotros nos comportamos como ellosde una manera física, pero también puede ocurrirque ante esta película nos sintamos voluntariamenteeducados por el sentido moral de ella y entonceseste comportamiento será espiritual, pudiendo sersiempre cualquiera de éstos positivos si va hacia elbien y negativos si van hacia el mal.

Y tenemos el comportamiento educativo "involun-tario", o sea, el de aquel que involuntariamente seve modificado por algo. Aquí es donde verdadera-mente está el meollo de la cuestión que intentamosdespejar y que tiene una problemática muy extensa.

Aquí no se puede prever cuándo ni cómo el sujetoha sido modificado, cuándo los agentes externos haninfluido en nosotros y aun hay veces que no se puedeprecisar si ésta ha sido positiva o negativa, lo quesi se puede precisar es que ha existido valor edu-cativo y que existe un comportamiento, o mejor por-que existe un coportamiento. Si en los apartadosanteriores se ha podido ver si un sujeto determi-nado es el que ha influido y en un determinado mo-mento, y si estas influencias han sido positivas o ne-gativas, y si el que las recibe reacciona o no ade-cuadamente a lo que recibe, o no reacciona en abso-luto. Aquí todo esto se nos queda reducido a unsimple estudio de que el sujeto ha recibido una in-fluencia que ha imitado pero no podemos precisarde dónde, ya que ésta puede ser de cualquier hechoo circunstancia de la vida o puede ser sólo de silimaginación. Aquí no vale estudiar "a priori" de loque va a pasar o va a ocurrir, aquí sólo nos quedanlas reacciones "a posteriori" de un algo que no sa-bemos de dónde viene, puesto que el propio sujetono lo sabe. Unos experimentos o pruebas o simple-mente estudio de estas circunstancias sólo puedendar un resultado más o menos problemático.

Estas circunstancias las notamos al ver reaccio-nar a una persona de una manera distinta a lo queen ella es habitual.

CONCLUSIÓN.

Para el fin de este "comportamiento educativo",y para nosotros educadores, nos interesa conocer lareacción de cada ser ante este fenómeno o circuns-tancia y aplicamos unos estudios someros y ligerosde la psicología que nos dan las mejores condicionesde reacción del sujeto y también el conocimiento delo más conveniente y antes tenemos que conocer lavida social de la localidad. Cuando el fin de este ins-trumento que nos ha de servir para realizar nuestralabor ha de transitar por distintas 'nacionalidadeshay que buscarle un interés pedagógico de carácteruniversal que ha de abarcar una o varias de aque-llas circunstancias humanas comunes a todos comopueden ser la bondad, la perseverancia, el amor y elbuen tono.

ANTONIO DE LAS REYES.