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  • PLIEGO

    A lo largo de 2013, venimos celebrando los 50 aos de la apertura del Concilio Vaticano II con la publicacin de varios trabajos dedicados

    a recordar y glosar algunos de sus principales documentos. Traemos ahora a estas pginas la obligada reflexin en torno a la constitucin

    dogmtica Dei Verbum sobre la Divina Revelacin, promulgada el 18 de noviembre de 1965. Su largo y complejo proceso de gestacin

    se tradujo en un texto que no solo fue un fiel reflejo del propio itinerario conciliar, sino que supuso un cambio de paradigma teolgico:

    la Palabra de Dios es hoy el alma de la teologa, pero tambin se ha convertido en uno de los bastiones en los que se arraiga la reflexin y la vida espiritual de las comunidades cristianas.

    DEI VERBUMLa Palabra, corazn de la Iglesia

    Marta Garca FernndezProfesora de Sagrada escritura en la Facultad de teologa

    de la Universidad Pontificia comillas

    2.874. 7-13 de diciembre de 2013

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    Un cambio de paradigmatodos los cambios de mentalidad, que se fue cociendo a fuego lento y no sin tensiones ni sufrimientos.

    Para hacernos una idea del cambio y la repercusin que este documento ha tenido, es necesario dibujar a grandes trazos el panorama teolgico que caldeaba el ambiente eclesial de los 60.

    1. El siglo de la Bibliael 30 de marzo de 1787, el profesor

    Johann Philipp Gabler pronuncia una prolusin: Sobre la pertinente distincin entre teologa bblica y teologa dogmtica y sobre la correcta delimitacin de sus respectivos mbitos3. Segn los expertos, nace aqu la disciplina bblica. a partir de entonces, se estrena un vertiginoso camino de emancipacin de la teologa bblica con respecto a la dogmtica, a la que, por ms de un milenio, haba servido.

    el reduccionismo metodolgico fue puesto radicalmente en cuestin por el profesor Gabler. este no era ms que el fruto del procedimiento escolstico en el que el argumento escriturstico citado parcialmente y descontextualizado (dicta probantia) constitua una prueba ms dentro del entramado lgico-racional de las grandes sumas teolgicas. Sin embargo, la independencia bblica que propona Gabler tampoco estaba exenta de problemas. de hecho, su propuesta pecaba igualmente de reduccionista, ya que restringa la funcin de la teologa bblica a una mera historia de la religin de Israel4.

    el siglo XVIII y, especialmente, el XIX estuvo dominado por la aplicacin de metodologas no estrictamente teolgicas al campo bblico. este hecho supuso un gran enriquecimiento en la comprensin de la Biblia y de su formacin. Pero tambin se cometieron excesos que generaron sospechas y reticencias, ya que algunos estudiosos postulaban que la fe no deba de intervenir en la investigacin.

    aun con todo, los nuevos descubrimientos provocaron replanteamientos sobre algunas cuestiones vitales. Por poner un ejemplo, en 1872, George Smith colaborador de Rawlinson lee ante la Sociedad Bblica y arqueolgica de Londres la traduccin de una tablilla que haba llegado a sus manos. cuatro aos ms tarde y tras sus excavaciones en nnive, edita en 1876 el relato caldeo de la creacin.

    Podemos vislumbrar el impacto que caus escuchar a finales del siglo XIX el relato mesopotmico del diluvio. Pues hasta el momento se pensaba que las narraciones bblicas eran nicas y que, adems, deban leerse literalmente. el descubrimiento de la undcima tablilla de la Epopeya de Gilgams pona en cuestin la teora clsica sobre la revelacin bblica. Bajo este estado de conmocin, hubo reacciones de todo tipo: para algunos, fue un escndalo; para otros, una oportunidad5.

    as pues, aunque el siglo XX ha sido el siglo de la Biblia, el redescubrimiento de la escritura no ha estado exento de tensiones. Se podra decir que el punto neurlgico que ha revestido diferentes formas y acentos a lo largo del siglo reside en mantener juntos el carcter humano-divino de la escritura6.

    2. Dos encclicas bblicas hasta la promulgacin de la Dei Verbum

    en este contexto de polmicas y de tensiones se ubica la intervencin del papa Len XIII, quien con gran valenta

    La constitucin dogmtica Dei Verbum es una de las cuatro constituciones que promulg el concilio Vaticano II. Las otras tres Gaudium et Spes, Lumen Gentium y Sacrosanctum Concilium son igualmente muy conocidas por su trascendencia e influjo. adems del tema que ocupa a cada una de ellas el mundo y el ser humano (Gaudium et Spes), la Iglesia (Lumen Gentium), la liturgia (Sacrosanctum Concilium) y la revelacin (Dei Verbum), qu es lo que distingue a la Dei Verbum del resto? O, dicho de otro modo, si se tuviera que indicar el aspecto ms peculiar de este documento conciliar, cul sealaramos? Sin duda, su proceso de redaccin y el cambio de paradigma teolgico que supuso. Vayamos por partes.

    I. UN LARGO Y COMPLEJO PROCESO DE ELABORACIN

    Bastara poner por orden cronolgico la promulgacin de los distintos documentos del Vaticano II para ver que la Dei Verbum es de los ltimos que se aprueban; 20 das antes de la clausura del concilio. teniendo en cuenta que los trabajos comienzan a mediados de 1959 y que la constitucin se promulga el 18 de noviembre de 1965, su perodo de gestacin es bsicamente de seis aos. Se trata de un largo itinerario, lleno de incidencias, identificado estrechamente en su extensin con el del concilio1. es ms, Gregorio Ruiz se atreve a afirmar: Los cuatro esquemas por los que pas el texto coinciden exactamente con los cuatro perodos del concilio2.

    en este sentido, se podra decir que la Dei Verbum est fuertemente identificada con el itinerario conciliar y es reflejo del mismo. el proceso de redaccin de dicha constitucin es un fiel y sobrecogedor espejo del espritu de libertad y de profundo discernimiento eclesial imperante en el concilio. Un ejercicio no por ello menos fatigoso, como son

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  • publica en 1893 Providentissimus Deus. Se trata de la primera encclica dedicada por entero a la escritura y a la exgesis. en ella se anima al estudio de las lenguas orientales antiguas y se seala la necesidad de que los estudios bblicos se adecen a los tiempos. tanto para la Biblia como para el Oriente antiguo esto supuso un impulso imparable.

    cincuenta aos ms tarde, Po XII publica en 1943 otra encclica tambin dedicada a la escritura, Divino afflante Spiritu. dicha encclica se considera la carta magna de la exgesis moderna catlica. aunque ya Providentissimus Deus alentaba al estudio de los aspectos humanos de la escritura, Divino afflante Spiritu invita al uso de los mtodos histrico-crticos y recomienda la aplicacin de los gneros literarios en el anlisis de los textos.

    Las dos encclicas se encuentran en continuidad y superan las tensiones y dicotomas planteadas en aquella poca, preparando de este modo la gestacin de la Dei Verbum. as, por ejemplo, lo expresa Juan Pablo II: Provindentissimus Deus y Divino afflante Spiritu coinciden perfectamente en su nivel ms profundo. ambas rechazan la ruptura entre lo humano y lo divino, entre la investigacin cientfica y la mirada de fe, entre el sentido literal y el sentido espiritual. aparecen, por tanto, en armona con el misterio de la encarnacin7.

    aunque con Divino afflante Spiritu se abra la puerta a la aplicacin de los mtodos histricos, en la prctica hubo sectores que ofrecieron muchas resistencias. de hecho, entre 1950 y 1962, se elevaron voces que acusaban a algunos exegetas de una aproximacin

    peligrosa a la exgesis protestante. de ah, la insistencia y polarizacin sobre la tradicin.

    3. El gran caballo de batallaaunque cuestiones como la

    historicidad de la Biblia, la naturaleza de la inspiracin y el proceso redaccional estaban presentes y eran puntos controvertidos en el debate bblico, el gran caballo de batalla con el que tuvo que medirse el concilio fue la teora de las dos fuentes de la revelacin.

    a la consigna protestante de sola Scriptura, trento haba respondido con la teora de las dos fuentes de revelacin: escritura y tradicin. Sin embargo, el estudio sobre la tradicin llevado a cabo por el telogo alemn J. R. Gielsemann iluminaba algunas cuestiones, al tiempo que levantaba ampollas. Ya que, tras al anlisis filolgico y pormenorizado del concilio de trento, sostena que la voluntad de los padres tridentinos no era la de subrayar la duplicidad, sino la unidad de la revelacin. es ms, en trento no se haba hablado de tradicin en singular, sino de tradiciones en plural8. estudios como este, y otros como el de P. Lengsfeld en 1959, junto con una nueva sensibilidad teolgica, bblica y ecumnica, azuzaron el debate conciliar, que sobre este punto fue muy controvertido.

    Qu afirmaba la teora de las dos fuentes? Que las verdades reveladas nos llegan por dos canales: la tradicin y la escritura. es ms, como aparecer formulado en el primer esquema de la constitucin, denominado De fontibus revelationis: La tradicin y solo ella es

    el camino por el que algunas verdades reveladas son conocidas por la Iglesia. O lo que es lo mismo, el carcter tortuoso y confuso del lenguaje bblico, su contenido limitado y la dificultad de interpretacin hacen a la revelacin bblica insuficiente. Por eso, necesita de la tradicin.

    el problema es que, en cuanto que la tradicin poda ser objeto de revelacin de verdades que no se encontraban en la escritura, pareca no necesitar de la misma. es ms, para algunos la tradicin se eriga sobre la Palabra como una entidad superior. en un ambiente marcado por la controversia, se radicalizaron las posiciones, de modo que una de las dos realidades tena que disminuir para que la otra creciera9.

    II. LA CONSTITUCIN DEI VERBUM

    en este panorama teolgico agitado se fragu lo que hoy conocemos por la Dei Verbum, no sin turbulencias ni polmicas. de hecho, hasta llegar a su estado actual, la constitucin sufri cuatro redacciones sucesivas que, de alguna manera, constituyen un testimonio elocuente del cambio de paradigma que lentamente se fue operando, as como de la reflexin eclesial guiada por el espritu a travs de los entresijos y avatares de una historia plagada de logros y de conflictos. Para comprender la novedad que trajo la Dei Verbum, es necesario recorrer su agitado proceso de gestacin.

    1. Cuatro esquemas tras el perodo de recogida

    de propuestas y sugerencias, en el que intervinieron numerosos obispos, telogos, conferencias episcopales, universidades e instituciones, el 5 de junio de 1960 se abre una segunda etapa: diez comisiones se encargan de elaborar los esquemas que sern discutidos en el concilio. Una de estas comisiones, la comisin teolgica, elabor el primer esquema de la Dei Verbum: De fontibus revelationis. como presidente de dicha comisin estaba el cardenal A. Ottaviani, y como secretario, P. S. Tromp.

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    afirma que la clave no est en que se cambiaron las respuestas, sino en que lo que cambi fueron las preguntas y, por tanto, se pas de interrogarse: en qu se distingue? a cmo se relacionan y se iluminan mutuamente?. este planteamiento nuevo no solo ayud a superar la oposicin dialctica entre tradicin y escritura, sino entre obras y palabras, revelacin personal y doctrinal, sacramento y palabra, contemplacin y estudio, historicidad y labor literaria, etc.

    La segunda, y no menos importante caracterstica, es el estilo histrico, que va muy en la lnea de la naturaleza e identidad de la escritura y de la revelacin, as como en la sensibilidad moderna. Generalmente, el lenguaje magisterial precedente era abstracto y con una forma de argumentacin de tendencia escolstica. Por eso, el lenguaje de la Dei Verbum resulta nuevo. ahora bien, la novedad no reside tanto en un cmulo de citas histricas, sino que, como seala Schkel, lo de menos son las citas de hechos histricos; ms importante es el tomar la historia como expresin y manifestacin de una realidad. La revelacin muestra su ser y su carcter en el desarrollo histrico. es decir, hasta el momento, la revelacin se haba reducido a la comunicacin de una serie de verdades doctrinales y casi independientemente de la historia; la recuperacin de esta como expresin y manifestacin de una realidad supuso un cambio de paradigma a la hora de comprender la naturaleza de la revelacin.

    La ltima caracterstica que alonso Schkel apunta es que la Dei Verbum utiliza un lenguaje bblico que

    el caballo de batalla de las discusiones: a) escritura y tradicin; b) la verdad de la escritura; c) historicidad de los evangelios. el Papa interviene pidiendo a la comisin doctrinal la revisin de estos tres puntos. Finalmente, el 6 de noviembre se distribuye a los padres conciliares el texto definitivo, que fue aprobado y promulgado el 18 de noviembre de 1965.

    2. Caractersticas generales de la constitucin Dei Verbum

    La lectura del texto final de la Dei Verbum testimonia su agitada redaccin. aun con todo, su trabada y trabajosa gestacin ha tenido como primer fruto una conseguida unidad tanto a nivel temtico como en el tono y en el estilo. algo difcil, si se tienen en cuenta los innumerables colaboradores, enmiendas y sucesivas redacciones a las que fue sometida la constitucin. as, por ejemplo, lo sostiene un importante exegeta espaol, Luis Alonso Schkel, quien, adems, apunta tres caractersticas de la Dei Verbum que me parecen imprescindibles a la hora de comprender el cambio de paradigma teolgico10.

    Una primera caracterstica que es indicio del cambio de mentalidad es lo que Schkel llama tendencia orgnica. Frente a una orientacin apologtica, basada en la polmica y la controversia, especialmente con la teologa protestante, y con una cierta inclinacin hacia la polarizacin y la dicotoma, la Dei Verbum consigue superar la oposicin antittica, y en esto se muestra muy en la lnea del concilio Vaticano II, cuyo talante era ecumnico. Schkel, como siempre tan intuitivo,

    tras las sucesivas enmiendas y correcciones, el esquema fue enviado a los padres conciliares el 13 de julio de 1962 y sometido a discusin desde el 14 hasta el 21 de noviembre de ese mismo ao. dado la insatisfaccin de los padres conciliares con la doctrina expuesta en dicho esquema, Juan XXIII suspende la discusin y forma una nueva comisin la comisin mixta con el fin de reelaborar el esquema.

    el segundo esquema, De divina revelatione, ya muestra en su ttulo un cambio de orientacin. Si el primer esquema claramente se remontaba a la doctrina tridentina sobre las dos fuentes de revelacin (escritura y tradicin), el ttulo del segundo esquema recoga las inquietudes de los padres conciliares sobre la necesidad de una profundizacin seria de lo que se entiende por revelacin.

    Las fatigosas y tensas sesiones de la comisin mixta duraron medio ao, y el segundo esquema fue enviado el 23 de abril de 1963. aunque el nuevo esquema supona un gran avance y un esfuerzo ingente por limar posiciones, todava la sntesis no estaba madura. Las dos tendencias irreconciliables se vislumbraban claramente en el documento que, de nuevo, no fue aprobado.

    Se tuvo, por tanto, que recurrir a la elaboracin de un tercer esquema, denominado de la misma manera: De divina revelatione. enviado el 3 de julio de 1964, se somete a discusin desde el 30 de septiembre hasta el 6 de octubre de 1964. aunque el esquema fue alabado y aceptado por una inmensa mayora, de nuevo el punto neurlgico se concentraba en el tema de la tradicin y su relacin con la escritura.

    a pesar de la aceptacin general, hubo numerosas enmiendas al texto, por lo que se procedi a la elaboracin de un cuarto esquema: De divina revelatione. el 20 de noviembre de 1964 se distribuy el nuevo esquema, que, en comparacin con el segundo y el tercero, no mostraba grandes transformaciones. el 20 de septiembre de 1965 comienzan las votaciones, captulo por captulo, y se proponen enmiendas que fueron estudiadas por una comisin tcnica.

    de nuevo, la discusin de la comisin se encalla en los puntos que haban sido

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  • no solo a los biblistas nos hace estar como en casa, sino que supone una vuelta a las fuentes y, con ello, una revitalizacin de una teologa anclada en la neoescolstica y necesitada de una expresin nueva. Por una parte, esta vuelta al humus de la escritura ha producido una nueva aproximacin ecumnica. Por otra, liberndose del lenguaje dogmtico y doctrinal, ha conseguido frmulas ricas, fecundas y ms vitales. como seala Schkel, a diferencia de otros momentos en que la cita bblica se utilizaba para probar un contenido y, en este sentido, estaba supeditada o al servicio de un fin apologtico, la forma de citar de la Dei Verbum es completamente distinta. es ms, el texto conciliar brota muchas veces de las palabras bblicas como su expansin natural, o toma las palabras bblicas como su primera y mejor expresin.

    3. Estructura y organizacin de la Dei Verbum

    Sera interesante poner en sinopsis los cuatro esquemas de la Dei Verbum, de manera que nos pudiramos hacer una idea de cmo el texto fue modificndose y creciendo y de cmo los captulos fueron articulndose y colocndose hasta llegar a su posicin actual11. Por el momento, basta decir que, aunque el contenido del primer esquema De fontibus revelationis fue radicalmente corregido, aparece latente el esqueleto de lo que luego ser la Dei Verbum.

    La actual Dei Verbum consta de un proemio inicial y seis captulos. esta estructura sigue un desarrollo interno.

    el solemne proemio contiene de manera densa y concentrada el cambio de paradigma y marca la nueva perspectiva en la que se sita el concilio: La Palabra de dios la escucha con devocin y la proclama con valenta el Santo concilio, obedeciendo a aquellas palabras de Juan: os anunciamos la vida eterna (); y se traza un objetivo: este concilio quiere proponer la doctrina autntica sobre la revelacin y su trasmisin: para que todo el mundo lo escuche y crea, creyendo espere, esperando ame (dV 1).

    coherente con lo enunciado de este proemio, la constitucin no se reduce a la escritura, sino que su mirada se cierne

    sobre la revelacin. Por este motivo, el primer captulo (dV 2-6) constituye una novedosa reflexin teolgica sobre la naturaleza de la revelacin segn las caractersticas enunciadas en el punto anterior. Lo ms sobresaliente de los seis puntos que componen este captulo es la acentuacin trinitaria y cristolgica, la comprensin de la revelacin como auto-comunicacin de dios, su dimensin histrica y la equilibrada sntesis entre donacin divina y respuesta humana.

    el captulo segundo versa sobre la transmisin de la revelacin. tras un punto dedicado a los apstoles y sucesores como transmisores del evangelio (dV 7), se afronta con valenta lo que fue el punto neurlgico de la discusin conciliar. Se procede de la siguiente manera: tras intentar definir qu se entiende por tradicin (dV 8), la constitucin describe qu relacin existe entre escritura y tradicin (dV 9) y, finalmente, entre escritura, tradicin y Magisterio (dV 10).

    el captulo tercero tambin afronta otra de las cuestiones ms polmicas de la discusin teolgica: la verdad de la escritura. Para ello parte de la inspiracin y lo pone en relacin al tema de la verdad contenida en la escritura (dV 11). de ello dimana como consecuencia el modo con que debe interpretarse la escritura (dV 12). el captulo concluye con una consideracin sobre la condescendencia de dios (dV 13).

    Los captulos cuarto y quinto tratan del at y nt, respectivamente.

    del captulo dedicado al at, cabe destacar como novedoso la importancia que se le da al mismo (dV 15), as como la unidad que se postula entre los dos testamentos hasta ahora descuidada (dV 16). en referencia al nt, el punto ms relevante es que la constitucin afronta una cuestin teolgica controvertida: el carcter histrico de los evangelios (dV 19).

    Finalmente, el captulo sexto est dedicado a la Sagrada escritura en la vida de la Iglesia. aunque por su dimensin pastoral y parentica el captulo sexto pueda parecer ms intrascendente que los primeros

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    estaba candente. La Dei Verbum recoge esta cuestin y dedica el n 12 a la interpretacin de la escritura ofreciendo tres claves: a) dios habla en la escritura por medio de hombres y en lenguaje humano; b) hay que tener presente el arraigo histrico de los textos bblicos; c) es indispensable interpretar el texto en el mismo espritu con que fue escrito y teniendo en cuenta la unidad de la escritura.

    el documento La interpretacin de la Biblia en la Iglesia (1993) recoge el testigo de la Dei Verbum y elabora una sntesis madura y ponderada, que llega a integrar polos que parecan hasta el momento irreconciliables: la exgesis cientfica no se opone a la exgesis creyente, al contrario. La metodologa e interpretacin de la Biblia es plural y debe estar en continuo dilogo con otras disciplinas del saber humano, sin que esto menoscabe la unidad de toda la escritura ni vaya en detrimento del sentido espiritual12.

    en 2001, la Pontificia comisin Bblica elabora otro documento: El pueblo judo y sus Escritura Sagradas en la Biblia cristiana, que puede considerarse el fruto maduro de una reflexin que toma anclaje en la Dei Verbum y en el Vaticano II. adems de ser expresin del talante ecumnico abanderado por el concilio, este documento de la Pontificia comisin Bblica profundiza en el desafo lanzado por la Dei Verbum en el captulo IV dedicado al at. como ya dijimos, la importancia que otorga la constitucin

    fidelium), contribuimos con ayuda del espritu a la profundizacin y asimilacin de lo que creemos.

    captar cmo ha sido la recepcin de un concilio es captar cmo el espritu, lentamente y teniendo en cuenta los procesos humanos e histricos, va guiando a la Iglesia. algo que ya hemos palpado al estudiar el agitado y convulso proceso de redaccin de la Dei Verbum. ahora, pues, vamos a examinar estos 50 aos de recepcin, y lo vamos a hacer centrndonos en tres mbitos: los documentos eclesiales, la teologa y la vida de la Iglesia.

    1. Recepcin de la Dei Verbum en los documentos eclesiales

    Sera un trabajo ingente, que supera los lmites del presente Pliego, constatar el influjo de la dei Verbum en todos los documentos eclesiales posteriores al concilio. Por eso, me limito a aquellos dos emitidos por la Pontificia comisin Bblica La interpretacin de la Biblia en la Iglesia (1993) y El pueblo judo y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana (2001), as como la exhortacin apostlica Verbum Domini (2010), promulgada a partir del Snodo de la Palabra (2008).

    el uso de mtodos histrico-crticos para interpretar la escritura haba sido uno de los caballos de batalla de los siglos anteriores. como ya vimos, las encclicas Providentissimus Deus y Divino afflante Spiritu animaban al estudio de la escritura. Sin embargo, a las puertas del concilio la cuestin

    captulos, lo cierto es que colocar la escritura en el centro de la vida de la Iglesia a niveles prcticos ha producido un cambio radical. Pues, con el protestantismo, la escritura fue en cierto modo relegada por los catlicos a un segundo plano. diciendo que la escritura debe nutrir la predicacin y la vida espiritual, ser el alma de la teologa, no solo se supera una polmica con la reforma y, en este sentido, se produce un acercamiento ecumnico, sino que se vuelve a los orgenes.

    III. RECEPCIN DE LA DEI VERBUM

    cuando hablamos de recepcin, hablamos de una categora teolgica que mide la asimilacin de los contenidos de la fe cristiana en la doctrina y la praxis de la Iglesia. esta categora se utiliza no solo en el mbito teolgico. Si pasamos al plano de la literatura, encontramos ejemplos anecdticos. as pues, mientras el libro del Quijote enseguida se expandi a amrica, la obra de san Juan de la Cruz fue prcticamente descubierta en el siglo XVIII. Por tanto, la acogida y asimilacin de un pensamiento o de una realidad depende tambin de las circunstancias y de la madurez histrica. dicen que el concilio Vaticano II fue rpidamente recibido en Francia, mientras que en espaa e Italia la recepcin fue ms lenta, ya que telogos franceses y alemanes tuvieron un papel importante en el mismo y estos pases estaban ms preparados para asimilar los contenidos conciliares.

    La recepcin, adems de ser un indicio de la asimilacin doctrinal y prctica, tambin es un criterio de discernimiento. La constitucin Lumen Gentium n 12 afirma algo muy interesante: La totalidad de los fieles, que tienen la uncin del Santo (cf. 1 Jn 2, 20 y 27), no puede equivocarse cuando cree, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo cuando desde los Obispos hasta los ltimos fieles laicos presta su consentimiento universal en las cosas de fe y costumbres. es decir, todos los cristianos poseemos el sentido de la fe (sensus fidei) y, a travs de este y de la adhesin o consentimiento (consensus

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    dogmtica al at y la unidad entre ambos testamentos ser el punto de partida de la Pontificia comisin Bblica, que adopta una perspectiva original. Ya que afronta el problema de la relacin entre el antiguo y el nuevo testamento dentro del tema ms amplio de la relacin entre las religiones juda y cristiana13. todava la cuestin sigue abierta y la teologa bblica se esfuerza por elaborar una teologa de los dos testamentos. aun con todo, es importante haber llegado a la siguiente conclusin: Sin el antiguo testamento, el nuevo testamento sera un libro indescifrable, una planta privada de sus races y destinada a secarse (n 84).

    el ltimo documento magisterial dedicado a la escritura es la exhortacin Verbum Domini (2010), fruto de la XII asamblea General Ordinaria del Snodo de Obispos celebrada en octubre de 2008. Ya en el primer nmero de la Verbum Domini, aparece trazado el objetivo: revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia (Vd 1). Ms adelante, al final del n 3, la exhortacin se pone como meta verificar la puesta en prctica de las indicaciones conciliares y hacer frente a los nuevos desafos que la actualidad plantea a los creyentes en cristo. en este sentido, la Verbum Domini se sita en continuidad con la Dei Verbum, como ya de los mismos nombres se deduce.

    Si nos atenemos a la estadstica, en la Verbum Domini, la constitucin Dei Verbum es citada un total de 24 veces. Lo que resulta ms significativo es la distribucin de las citas, ya que 19 aparecen en la primera parte (Verbum

    Dei), cuatro en la segunda (Verbum in ecclesia) y una en la tercera (Verbum mundo)14. en consecuencia, donde ms influjo ha tenido la Dei Verbum es en la parte ms teolgica de la exhortacin. en el siguiente apartado veremos cmo.

    2. Recepcin de la Dei Verbum en la teologa

    todos los das que dur el concilio se repeta el gesto de entronizacin del evangelio, no en el plpito, sino en una especie de ctedra, representando, de este modo, a la persona de cristo. este smbolo expresa magistral y simblicamente el mayor logro de la Dei Verbum, que no ha sido una constitucin dedicada a la escritura, sino a la revelacin15. de hecho, colocar la Biblia en un nuevo marco doctrinal sobre la revelacin es quizs el mayor logro de la Dei Verbum. Ya que todo lo dems dimana como consecuencia.

    es decir, la gran genialidad de la Dei Verbum es haber acuado un concepto de revelacin que se distanciaba de una teologa preeminentemente apologtica, la cual entenda la revelacin como un conjunto de verdades doctrinales comunicadas por dios. La Dei Verbum, sin embargo, entiende la revelacin desde la clave de la auto-comunicacin de dios. Por tanto, la revelacin es un acto personal de dios en el que dios mismo se da (dV 2). esta comprensin, que a nosotros hoy nos puede parecer evidente, ha supuesto un cambio de paradigma no solo para la teologa bblica, sino para toda la teologa en general16. Veamos algunas de las consecuencias ms importantes.

    Si la revelacin es un acto personal de auto-comunicacin, dios se da segn lo que es y, por tanto, esta auto-donacin como expresa la dV 2 tiene una configuracin trinitaria y una dimensin cristolgica. Por tanto, la revelacin es una palabra viva que genera dilogo y que requiere la fe, entendida como un acto tambin personal y libre en el que el ser humano no es un sujeto pasivo.

    adems, esta revelacin se realiza por obras y palabras intrnsecamente ligadas (dV 2). es decir, la Palabra de dios no se reduce a la escritura, como va a desarrollar la Verbum Domini. es ms, tiene una dimensin histrica y produce historia. Pero no solo, esta Palabra es performativa. O lo que es lo mismo, en cuanto que dios se da en ella, produce salvacin. Por tanto, revelacin y salvacin estn intrnsecamente unidas. Y esto lleva de la mano el tema de la sacramentalidad de la Palabra, algo de lo que tambin hablar explcitamente la Verbum Domini.

    aunque estas consideraciones pueden parecer abstractas, este cambio de paradigma ha tenido repercusiones importantes en toda la teologa. Y aunque despus de cincuenta aos se constate algunas lagunas y deficiencias17, se podra decir que todava vivimos de este gran legado. Me remito simplemente a constatar las consecuencias inmediatas que ya en la misma constitucin aparecen delineadas.

    Una comprensin de la revelacin como Palabra viva resuelve la cuestin de la relacin entre escritura, tradicin y Magisterio (captulo II). de hecho, en el proemio se afirma que la Iglesia escucha religiosamente la Palabra de dios (dV 1) y, ms adelante, que el Magisterio no est por encima de la Palabra, sino a su servicio (dV 10).

    La revelacin como acto personal de auto-comunicacin requiere un acto de acogida personal, libre, activo y en continuo dilogo (dV 5). desde esta ptica, se piensa tambin en el modelo de inspiracin y verdad de la escritura (captulo III). esto es, aunque el autor de la Biblia es dios, tambin los escritores bblicos fueron verdaderos autores que usaron de todas sus facultades y talentos (dV 11) y, por tanto, no fueron meros instrumentos pasivos ni

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    zambullirse en el mar de la Palabra y correr el riesgo de nadarla: cuando termina la explicacin comienza de veras la lectura. cada uno a solas con el texto, a solas consigo. Que es la ltima prueba del arte de leer (). cuando al final uno se quede a solas con el texto y despus a solas consigo. cuando la lectura se remansa o se represa en el silencio. es el momento de la verdad, cuando el ser, el hombre, dios se comunican. dios con el hombre, el pueblo con dios, es la verdad de la Biblia. Los ojos van ms aprisa que los labios, la mente ms que los ojos. Frenen lo labios, pronunciando, la prisa de los ojos; frene la contemplacin la curiosidad de la mente. Hay que dejar algo nuestro en el libro amado: al apartarnos, echemos de espaldas nuestra moneda en la fontana. Sus aguas nos harn volver. Hay que conocer el mar por dentro, nadndolo. Lo abrimos, se cierra detrs18.

    La reflexin seria sobre la escritura ha dado profundidad y hondura a la vida espiritual de los creyentes y a las celebraciones litrgicas.

    as pues, aunque no siempre se haga, la tendencia es que las homilas se centren en la Palabra escuchada. Hoy en da existen muchos recursos, desde el formato papel hasta los digitales, para profundizar en las lecturas dominicales. asimismo, en las catequesis y en la vida de los grupos cristianos, la Palabra es leda. La produccin de materiales bblicos de todo tipo es la mejor prueba de cuanto estamos diciendo y de cmo, a lo largo de estos aos, se ha ido colocando la Palabra en el centro de la vida de la Iglesia.

    es cierto que todava queda mucho camino por recorrer, pero en referencia a este punto el balance es muy positivo. Para concluir, quisiera terminar con las palabras de alonso Schkel, que magistralmente expresa lo que significa

    receptculos de verdades doctrinales, sino de acontecimientos salvficos arraigados en la historia que siguen generando vida.

    Por tanto, la interpretacin de la escritura es una continuacin del dilogo con la Palabra viva y, por ello, ha de hacerse en el mismo espritu en el que fue escrita (dV 12). en este sentido, es una Palabra que produce vida en la Iglesia (captulo VI). Y con esta consideracin, damos el ltimo paso.

    3. Recepcin de la Dei Verbum en la vida de la Iglesia

    cincuenta aos despus de la promulgacin de la Dei Verbum se podra decir que la Palabra de dios no solo es el alma de la teologa, sino que se ha convertido en uno de los bastiones en los que se arraiga la reflexin y la vida espiritual de las comunidades cristianas. Si hubo un tiempo, no muy lejano, en que no se recomendaba la lectura de la Biblia a los catlicos, en la actualidad es todo lo contrario.

    aunque como constataba la Verbum Domini todava hay muchas lagunas en referencia a la Biblia, lejos de desanimar a los creyentes, la paulatina aproximacin a la escritura ha hecho crecer la conciencia sobre la necesidad de una buena formacin bblica. La sensibilidad por la Palabra se traduce en una creciente demanda de formacin por parte de los creyentes y de una oferta por parte de las parroquias y de las instituciones de cursos y actividades relacionados con la escritura.

    adems, la nueva oleada de filmes y novelas histricas que traen al papel y a la pantalla la cuestin de la literatura apcrifa, si bien tiene consecuencias negativas, tiene tambin muchos aspectos positivos. Ya que ha hecho resurgir el inters por cuestiones relacionadas con la escritura y, para el cristiano de a pie, ha supuesto un llamamiento a formarse y profundizar sobre la Biblia a fin de poder dialogar con la cultura que lo circunda y le interpela.

    Las orientaciones pastorales de la Dei Verbum han ido permeando poco a poco la vida de la Iglesia y, aunque siempre queda camino por recorrer, si miramos atrs, vemos que en este sentido como Iglesia hemos ido avanzando.

    PL

    IEG

    O

    n o t a s1. G. RUIZ, Historia de la Constitucin Dei Verbum, en AA.VV., Concilio Vaticano II. Constitucin Dei Verbum,

    BAC 4, Madrid, 1969, p. 284.

    2. Ibd., 4. Para una sinopsis histrica, cf. F. GIL HELLN, Dei Verbum. Constitutio Dogmatica de Divina Revelatione. Synopsis histrica, Ciudad del Vaticano, 1993.

    3. Cf. J. P. GABLER, Oratio de justo discrimine theologiae biblicae et dogmaticae regundisque recte utriusque finibus, Programm, Altdorf, 1787.

    4. Cf. P. BOVATI, Testi di nuova allenaza, Dispense PIB, Roma, 2000, pp. 3-4.5. Conferencia pronunciada por J. A. CASTRO LODEIRO, La creacin en Mesopotamia y en la biblia, Ciclo

    del Instituto bblico y oriental, Madrid, 2 de marzo de 2010.

    6. Cf. V. BALAGUER, La Constitucin Dogmtica Dei Verbum y los estudios bblicos en el siglo XX, AHIg 10 (2001), pp. 239-241.

    7. JUAN PABLO II, Audiencia conmemorativa por los cien aos de la encclica Providentissimus Deus y por los cincuenta aos de la encclica Divino afflante Spiritu, Ciudad del Vaticano, 23 de abril de 1993.

    8. R. BURIGANA, La Bibbia nel Concilio. La redazione de la costituzione Dei Verbum del Vaticano II, Bolonia, 1998, pp. 32-33.

    9. L. ALONSO SCHKEL, El dinamismo de la Tradicin, en AA.VV., Concilio Vaticano II. Constitucin Dei Verbum, BAC 4, Madrid, 1969 p. 266.

    10. Lo que a continuacin voy a comentar aparece desarrollado en L. ALONSO SCHKEL, Unidad y composicin de la Constitucin Dei Verbum, en AA.VV., Concilio Vaticano II. Constitucin Dei Verbum, BAC 4, Madrid 1969, pp. 125-132.

    11. Un cuadro sinptico de los cuatro esquemas se puede consultar en G. RUIZ, Historia de la Constitucin Dei Verbum, en AA.VV., Concilio Vaticano II. Constitucin Dei Verbum, BAC 284, Madrid, 1969, pp. 46-99.

    12. Cf. F. GARCA LPEZ, La Sagrada Escritura, desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, en V. VIDE y J. R. VILLAR (eds.), El Concilio Vaticano II. Una perspectiva teolgica, San Pablo, Madrid, 2013, pp. 80-83.

    13. Ibd., 86.14. Cf. J. M. GRANADOS ROJAS, La recepcin de la Dei Verbum en la Verbum Domini, en Cuestiones teolgicas 91

    (2012), pp. 77-97.

    15. Cf. H. DE LUBAC, Comentarios al captulo primero sobre la Revelacin, en B.-D. DUPUY (dir.), La Revelacin divina, I, Taurus, Madrid, 1970, p. 338.

    16. Cf. M. GELABERT BALLESTER, Dei Verbum, para el progreso de la Teologa fundamental, en V. VIDE y J. R. VILLAR (eds.), El Concilio Vaticano II. Una perspectiva teolgica, San Pablo, Madrid, 2013, pp. 99-120.

    17. As por ejemplo, el Snodo sobre la Palabra, en la proposicin 12, pide a la Congregacin para la Doctrina de la Fe que se pronuncie sobre los temas de la inspiracin y la verdad de la Escritura, que en la Dei Verbum son tratados de una forma breve. Cf. J. M. GRANADOS ROJAS, La recepcin de la Dei Verbum en la Verbum Domini, en Cuestiones teolgicas 91 (2012), pp. 79-81.

    18. Cf. L. ALONSO SCHKEL, Hermenutica de la Palabra. Vol. I: Hermenutica Bblica, Madrid, 1986, pp. 214-215.