VIVIR

en CRISTO

MOR

IRRESUCITAR

CUARESMA - SEMANA SANTA - PASCUA - PENTECOSTÉS 40 + 50 = 90 días

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Para mí, vivir es Cristoy una ganancia, el morir.

 (Flp 1,21)

Granada Misionera nº 180Suplemento nº 18Dirección Diocesana de Obras Misionales PontificiasC/ Casillas de Prats, 5, bajo18002 (Granada) · Tel. 958 25 00 46granadamisionera@gmail.comAutor: Elías Alcalde MartínMaquetación: Ángel Molero Cifuentes

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PRESENTACIÓNVivimos, celebramos y compartimos en el amor fraterno

la vida nueva de Cristo en nosotros los doce meses del año. Con la participación en la Eucaristía de cada domingo,

llevamos el Evangelio a la práctica en la semana.Además, contamos con tres meses especiales para reno-

var con más intensidad la vida cristiana, personal y comuni-taria. Y fortalecer más el amor a los hermanos.

Son 90 días: los 40 de Cuaresma y los 50 de Pascua hasta Pentecostés.

CUARESMA: Renovación de nuestra conversión en la fe, esperanza y amor (las virtudes teologales): para participar con más fruto en el Misterio de la Pasión, Muerte y Resu-rrección de nuestro Señor Jesús – la PASCUA-.

CINCUENTENA PASCUAL: Renovación de nuestra perte-nencia gozosa a la Iglesia de Jesucristo, y del compromiso con su Misión en el mundo, recibiendo la luz y fuerza del Espíritu Santo:

Él es el Don del Padre y del Hijo, que nos colma de sus ca-rismas para el crecimiento del Cuerpo de Cristo, al servicio del Reino de Dios en la historia humana.

Ofrecemos una guía sencilla, al hilo de las celebraciones litúrgicas, de los domingos de Cuaresma, Semana Santa, Domingos de Pascua hasta Pentecostés.

Podrá servir para una visión de conjunto de toda la ri-queza de la Palabra de Dios, orar personal y comunitaria-mente, y pasar la vivencia del Misterio Pascual a la renova-ción de la vida personal, familiar, eclesial y social.

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MIÉRCOLES DE CENIZA:  (Mt.6,1-6.16-18)

NACIDOS DE LA TIERRA RENACIDOS DE DIOS

Recuerde el alma dormida avive el seso y despiertecontemplandocómo se pasa la vida,cómo se viene la muertetan callando.

 (Liturgia de las Horas)

No he nacido para el sueloque es morada de dolor.Yo he nacido para el cielo, yo he nacido para Dios.

Al ser humanos, se realizará la inhumación de nuestro cadáver (dicho en latín). En español, si somos terrenos, a la tierra volveremos. Somos criaturas temporales en este planeta, estamos aquí de paso, no para siempre.

Reconocer esta condición nuestra es sano realismo. Canta nuestra debilidad el nacer, el vivir y el morir, lle-

nos de limitaciones, que podremos lamentar, incluso ali-viar, pero nunca suprimir del todo.

A la condición física se suma la condición pecadora, la inclinación al mal y el cometerlo, con lo que acarrea de malestar, frustración, pesadumbre, sufrimiento, sinsenti-do de la muerte. Nunca evitaremos acordarnos de lo que somos, por mucho que pretendamos esquivarlo, porque nos humilla hasta hacer ridícula toda soberbia.

Reconocerlo humildemente nos dispone a la sorpresa de escuchar la Buena Noticia, el Evangelio de Jesús:

CUARESMA

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El Dios de la vida ha decidido nuestra salvación de todos los males compartiendo la vida humana en su Hijo encar-nado y regalarnos así su vida divina con su felicidad, ya en la tierra y después en su gloria.

Por la fe en Jesucristo y el Bautismo en su nombre, na-cemos de nuevo a la vida de hijos de Dios, se nos perdo-nan los pecados y se nos capacita para amar a Dios con todo el corazón, y a todos, como hermanos: es la misión de toda nuestra vida que goza de la gracia de Dios.

La Cuaresma es un tiempo especial para renovar nues-tra vivencia del Bautismo y convertirnos más el Dios que nos ama y perdona al reavivar nuestra fe en Jesucristo:

Con la escucha de la Palabra de Dios, la oración confia-da, la liberación de las servidumbres que nos esclavizan, el compartir fraterno, cada día, del pan y la paz con los hermanos, con los más pobres.

En la imposición de la ceniza podemos escuchar: Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás. Y mejor: Convertíos y creed el Evangelio. Es conocido el dicho: “Hermano, morir tenemos, -ya lo

sabemos”. Lo que hemos de creer es el Evangelio de Jesu-cristo y convertir nuestra vida a la suya. Buena disposición será la oración en espíritu y en verdad; el ayuno y limosna actualizados: consumir menos y compartir más.

ORAR: Señor, conviértenos a ti y nos convertiremos. Enséñanos el camino de tu voluntad.

Confiamos en que nos amas y nos perdonas.

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DOMINGO 1º DE CUARESMA:  (Mt 4,1-11)

CON LA PALABRA DE DIOS VENCEMOS EL MAL

Tus palabras de vidanos llevan hacia ti,los días cuaresmales nos las hacen sentir.

 (Liturgia de las Horas)

Cuando alguien se vea tentado, que no diga: ´Es Dios quien me tienta´; pues Dios no es tentado por el mal ni tienta a nadie. A cada uno lo tienta su propio deseo cuan-do lo arrastra y lo seduce; después el deseo concibe y da a luz el pecado, y entonces el pecado, cuando madura, engendra muerte  (Santiago 1,11-15).

Jesús venció las tentaciones con las palabras de la Sa-grada Escritura, inspiradas por Dios. Igual los cristianos.

El vender la conciencia para asegurarse la propia vida con el tener bienes a costa de lo que sea…, el dominio de los demás para sobresalir por encima…, el prestigio espec-tacular que endiosa a uno y encandila a los que quedan por debajo…, incluso utilizando el nombre de Dios y la re-ligión para la propia conveniencia…

Son tentaciones radicales que a todos nos acechan a través de sus mil ramificaciones en las diversas etapas de la vida.

El ambiente actual lo certifica con tanta indiferencia a los valores del espíritu que dignifican la vida.

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Fijos los ojos en Jesús, con los oídos atentos a su ense-ñanza, hay que agarrarse a las palabras de la Sagrada Es-critura –la Biblia-, conocerlas y fijarlas en la memoria para valernos de su orientación y, con su ayuda, sobreponernos a las tentaciones, liberarnos del mal, hacer todo bien.

No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios, enseñó Moisés y recuerda Jesús: para hacer su misión según la voluntad de Dios en pobreza y humildad, sin aprovechamiento propio.

Y no convertir las piedras en pan, sino enseñar a repar-tir los panes.

No tentarás al Señor, tu Dios: Nos gusta la milagrería fácil e innecesaria, acudir en tropel a donde hay rumores de apariciones, embelesarnos con lo que deslumbra, uti-lizar a Dios para nuestras apetencias y ocurrencias, en vez de ponernos al servicio de su Reino en la tierra.

Al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo darás culto: Para no idolatrar a ninguna persona, ni cosa, y dejarnos escla-vizar por su dominio. Solo el Dios vivo libera, salva y nos engrandece a su medida, sin postergar ni excluir a nadie.

Dejar supersticiones, leyendas y mitos, acogernos a la Palabra del Dios vivo, creerla, orarla y practicarla son los mejores “ejercicios espirituales”.

ORAR: Señor: Ponme a prueba y sondea mi corazón, mira si mi camino se desvía y guíame por el camino eter-no. Mi delicia es tu voluntad. Ven en mi auxilio.  (Salmos).

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DOMINGO 2º DE CUARESMA:  (Mt 17,1-9)

ESCUCHAD AL HIJO AMADO DE DIOS

Transfigúrame. Señor, transfigúrame.Quiero ser mi figura, sí, mi historia,pero de Ti en tu gloria traspasado.

 (Liturgia de las Horas)

Oímos muchas palabras, voces, ruidos, músicas, casi para ensordecer. Pero ¿qué escuchamos? Mejor ¿a quién escuchamos? ¿Hay palabras fieles que nos puedan hacer auténticamente humanos y relacionarnos confiadamente como hermanos? ¿Palabras que orienten, iluminen, sa-nen, trasformen, renueven, fortalezcan, abran nuevos ho-rizontes, den esperanza última?

¿Está a nuestro alcance una palabra absoluta, que tras-cienda todas nuestras ansias, supere nuestros límites, nos dé una luz sin ocaso, colme del todo nuestra necesidad de verdad completa, de amor total y plenitud colmada?

Sí, La Palabra de Dios encarnada: JESUCRISTO

Evangelio de S. Juan:

En el principio ya existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios… En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres…

Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre no-sotros y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad  (1,1-18).

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San Juan de la Cruz:

El que ahora quisiere preguntar a Dios, le podría res-ponder de esta manera: Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra, pon los ojos solo en Él, porque en Él te lo tengo todo dicho y re-velado, y hallarás en Él aún más de lo que pides y deseas…

Después de anunciar Jesús su muerte a sus discípulos, ellos se asustan. Para animarlos, sube a un monte: Su ros-tro, que será desfigurado en la pasión, se llena anticipada-mente de la gloria de la resurrección, se transfigura.

Para que los discípulos se fíen de Jesús y le sigan hasta la muerte por el camino nuevo del Reino de Dios, oyen la voz de Dios, su Padre: Este es mi Hijo amado: Escuchadle.

Dios responde a las preguntas últimas y decisivas, que nos hacemos todos los humanos, dándonos a su Hijo Je-sús: Desde su encarnación hasta su pasión y muerte, toda su vida, obras y palabras nos desvelan el rostro de Dios y el nuestro, creado a su imagen y semejanza.

En Jesús descansa nuestro corazón inquieto. Escuchemos de Él cómo vivir y a morir, convivir y com-

partir, amarnos y servirnos, perdonar y reconciliarnos, trabajar por el Reino de Dios y su justicia en este mundo, gozar y dar gracias a Dios. Y cómo amar al Padre, seguir las inspiraciones de su Espíritu, esperar su gloria.

ORAR: Te escucho, Jesús, Hijo amado de Dios: Tú tienes palabras de vida eterna. Te creo, Señor, aumenta mi fe.

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DOMINGO 3º DE CUARESMA (Jn 4,5-42)

El QUE TENGA SED, QUE VENGA A MÍ Y BEBA

Fuente de gracia,fuente de vida, fuente de fe y esperanzaque brota de Dios.

 (Cantoral litúrgico)

La Cuaresma es el tiempo más apropiado para prepa-rarse a recibir el Bautismo y para renovar las promesas bautismales. Por eso, hay que comprender mejor los sig-nos de este sacramento: el agua, la luz, la vida nueva.

Jesús pide de beber agua de un pozo a una mujer sa-maritana. Él, a su vez, ofrece a ella un agua viva para que nunca más tenga sed, agua de vida eterna.

La sed de agua y el hambre de comida son las necesida-des primeras de los seres humanos.

De ahí que sean el símbolo más apropiado para dar a entender la necesidad absoluta de plenitud de vida, amor y felicidad que todos ansiamos.

Los salmos usan el símbolo de la sed, para orar a Dios con el anhelo de ver su rostro y gozar de Él:

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,mi alma está sedienta de ti;mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.  (Salmo 62)

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Como busca la cierva corrientes de agua,así mi alma te busca a ti, Dios mío;tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?  (Salmo 41)

Jesús grita en Jerusalén:

El que tenga sed, que venga a Mí y beba el que cree en Mí; de sus entrañas manarán ríos de agua viva: dijo esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en Él. (Jn 7, 37-39)

Y afirma a Nicodemo: El que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. (Jn 3,5)

El encuentro con Jesús en la fe es la mejor experiencia de la vida humana. Cuando se da, se cae en la cuenta de que Jesús llena del todo la vida.

La sed “infinita” de verdad, de amor, de paz, de felici-dad, que toda persona siente cuando ahonda en su pro-fundo interior, se colma plenamente en el amor de Dios que nos regala la fe en su Hijo amado, Jesucristo, con el don de su Espíritu Santo:

Es la palabra y verdad del Bautismo: Yo te bautizo en el nombre (= sumerjo en el amor) del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Con la gracia de Dios, todo bautizado habrá de creer con fe viva, y agradecer con amor sincero, el ser templo -morada- del Espíritu Santo, miembro del Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia, Pueblo amado de Dios.

ORAR: Recitar despacio y con fervor los salmos 62 y 41 con la visión de la fe cristiana.

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DOMINGO 4º DE CUARESMA  (Jn 9,1-41)

QUIEN CREE EN MÍ TENDRÁ LA LUZ DE LA VIDA

Están mis ojos cansadosde tanto ver luz sin verpor la oscuridad del mundo,voy como un ciego que ve.Tú que diste vista al ciegoy a Nicodemo también,filtra en mis secas pupilasdos gotas frescas de fe.  (Liturgia de las Horas)

Dios Padre nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al Reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pe-cados. (Col 1,13-14)

Antes sí erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5,8-9)

Jesús da la vista a un ciego de nacimiento, el cual, ade-más de ver la luz de este mundo, llegó a la luz de la fe. Le dijo: Creo, Señor. Es un espejo en que nos vemos refleja-dos para que el encuentro con Jesús nos ilumine siempre.

Nacemos a oscuras y lentamente vamos viendo la luz del sol. Pero crecemos y nos ponemos grandes echando en falta la claridad sobre quiénes somos, qué es la vida y qué es la muerte. Nos dejamos cegar por el encandila-miento de las cosas, los placeres, las riquezas, etc...

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Nubla la vista y la apertura a la fe la fiebre del consumo loco, el orgullo de bastarse a sí mismo y el prestigio propio.

Nos puede el dominio de las tinieblas. Y “vamos dando palos de ciego” atolondrados, sin rumbo, hacia la oscuri-dad de la muerte. Por mucho entretenimiento y más di-versión que nos deslumbre, no acabamos de atinar con la llave de la luz verdadera que ilumine nuestra existencia.

Dejémonos tocar por Jesús los ojos del corazón y que nos abra a la luz primera. Su vida, su palabra, su perdón, su entrega de amor hasta la muerte, su resurrección, el don de su Espíritu, son el nuevo sol de nuestra vida:

Tu luz nos hace ver la luz. A quien da fe a Jesús, Dios lo libra de la tiniebla que antes lo envolvía. Es ya luz en el Señor y vive como hijo de la luz, dando otros frutos.

Toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz: ¡Cómo se nota la diferencia de las personas oscuras y las que viven en la luz del Evangelio de Jesucristo! Su vida tiene otro color y brillo.

Ser buenos de verdad, justos, verdaderos, no falsos, ni injustos, ni malos, hace felices a todos aquí en la tierra y encamina al cielo. Refleja en este mundo el Reino de Dios.

El tiempo de Cuaresma es un buen momento para dejar que Jesús ilumine los ojos de nuestro corazón y compren-damos cuál es la esperanza a la que nos llama. Para elimi-nar zonas oscuras de nuestro ser y conductas ciegas.

ORAR: El Señor es mi luz y mi salvación. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. (Salmos)

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DOMINGO 5º DE CUARESMA  (Jn 11,1-45)

JESÚS ES NUESTRA VIDA Y RESURRECCIÓN

Eres resurrección, palabra y prenda de ser y de vivir eternamente;sembradas de esperanzas nuestras vidas,serán en ti cosecha para siempre.

 (Liturgia de las Horas)

Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aun-que haya muerto, vivirá. Y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre.

¿Crees esto? –Sí, Señor: Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.

Esta es la revelación de Jesús y la fe de Marta, la her-mana de Lázaro, antes de que Jesús lo sacara del sepulcro. Es la fe de los cristianos para vivir, morir y resucitar con Jesucristo en la gloria de Dios.

Creemos que Jesús resucitado es ya nuestra vida nueva y, después de la muerte temporal, nuestra resurrección eterna.

La muerte nos hace esclavos de su miedo y nos paraliza la capacidad de entregar la vida en el amor a los herma-nos.

Jesús participó de nuestra carne y sangre… para libe-rar a los que por miedo a la muerte pasaban la vida ente-ra como esclavos  (He 3,14-15).

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Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama aún está en la muerte. En esto hemos conocido el amor: en que Él dio su vida por nosotros. También nosotros de-bemos dar la vida por los hermanos  (I Jn 3,14.16).

El miedo es libre y cada persona lo puede alimentar, o vencer con la fuerza del Espíritu del Señor resucitado, que inspira toda confianza. El miedo a arriesgar bienestar, dinero, prestigio, y a perder la vida en la muerte, impide entregarse a amar y servir a los hermanos hasta el final.

Significa que no aún no hemos dejado que Cristo nos libere del todo y nos capacite para amar como Él amó.

La vida nueva de la fe en el Hijo de Dios, prenda de nuestra resurrección futura en su misma gloria, hay que hacerla valer y testimoniarla mientras que existimos en esta tierra, llevando a la práctica cada día el mandamiento nuevo de Jesús, la señal por la que seremos reconocidos como discípulos suyos: Amaos unos a otros como yo os he amado. Lo que hagáis a mis hermanos, lo hacéis a mí.

En medio de la cultura de la muerte que se respira en la sociedad, los resucitados por Cristo a la vida nueva de hijos de Dios hemos de apostar por la defensa y apoyo de la vida desde el seno materno hasta el último suspiro.

Nos va en esto hacer creíble a Cristo, quien afirmó: Yo he venido para que todos tengan vida y vida abundante.

ORAR: Señor, en este mundo tan lleno de agresividad, de muerte y de violencia, haz que tu amor, vivo en noso-tros, sea siempre más fuerte que el miedo y la muerte.

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DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓNDEL SEÑOR  (Mt 21,1-11. 26,14-27,66)

El pueblo que fue cautivoy que tu mano liberano encuentra mayor palmerani abunda en mejor olivo.Viene con aire festivo para enramar tu victoria,y no te ha visto en su historia,Dios de Israel más cercano: ni tu poder más a manoni más humilde tu gloria.

 (Liturgia de las Horas)

Jesús entra en Jerusalén como Mesías pobre y humil-de, montado en un borrico, y aclamado por el pueblo. A la semana, sale con la cruz a cuestas para ser crucifica-do. Sin embargo, Jesús no fue solo “un justo ajusticiado” o “un inocente asesinado”.

Los cristianos lo creemos Siervo Sufriente del Reino de Dios, Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo con su amor gratuito y perdón entero.

La procesión de los ramos anticipa ya el triunfo de Cris-to, el Rey pacífico. Después, escuchamos con estremeci-miento el relato de su Pasión en la Eucaristía, Memorial de su Muerte y Resurrección. Y la exhortación de S. Pablo:

SEMANA SANTA

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Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cris-to Jesús. El cual, siendo de condición divina, no hizo alar-de de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango tomando la condición de esclavo, hecho semejan-te a los hombres, se humilló hasta la muerte y una muer-te de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo.  (Fil 2, 5-11)

Comienza la Semana Santa: Días de especial recuerdo de Jesús en la fe agradecida, en la oración intensa y con-fiada, en la celebración de los Sacramentos de su Perdón y de su Cuerpo entregado y de su Sangre derramada para el perdón de los pecados, para nuestra salvación.

Entre ramos de olivo, liberándonos de los enredos eco-nómicos, sociales, políticos, de los reclamos procesionales de interés turístico nacional e internacional, decidámo-nos, como buenos discípulos, a triunfar en la vida al estilo de Jesús, que gana la vida precisamente al entregarla.

Ni utilicemos a otros, ni nos dejemos utilizar para los triunfos dañinos, o ridículos, del mundo este. Dediquémo-nos a ser humildemente verdaderos, enteramente libres, humanamente justos, divinamente santos. Y seremos tes-tigos creíbles de Jesús Nazareno, el Mesías de Dios.

Así, haremos santas todas las semanas del mes, todos los meses del año, todos los años de la vida, hasta morir y resucitar con JESUCRISTO, NUESTRO HERMANO Y SEÑOR.

ORAR: Como tu pueblo pobre y humilde, te cantamos: Bendito el que viene en nombre de Dios. Escucharemos tu palabra para que nos descubras la verdad de tu Reino. Comulgaremos contigo para vivir y morir como Tú.

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JUEVES SANTO EN LA CENADEL SEÑOR  (Jn 13,1-15)

EL AMOR, EL SERVICIO Y LA CENA DEL SEÑOR

EL MANDATO: Amaos como yo os he amado

EL EJEMPLO: Si yo os he lavado los pies, os he dado ejemplo para que vosotros también lo hagáis.

EL ENCARGO: Haced esto en memoria mía: Tomad y comed: esto es mi Cuerpo Tomad y bebed: esta es mi Sangre

La memoria completa son las tres realidades: el amor fraterno, el servicio mutuo, comulgar con su vida entre-gada hasta la muerte: Si las divorciamos, no celebraremos auténticamente la Cena del Señor en la EUCARISTÍA.

Jesús nos amó hasta dar la vida para que nos podamos amar como Él nos amó. Dijo y practicó: No he venido a ser servido sino a servir hasta dar la vida. Nos dejó el Sa-cramento de su vida entregada en la muerte de cruz para alimentar nuestra entrega de amor y servicio a todos.

La celebración de la Cena del Señor en el Jueves Santo es la mejor preparación para celebrar el Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

ORAR: Gracias, Padre, por el regalo de la Cena del Se-ñor: Que, al compartir el pan de cada día y el pan de la Eucaristía, pongamos nuestra vida, como Jesús, al servi-cio de todos como signo ofrecido de un amor universal.

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TRIDUO PASCUAL

VIERNES SANTO DE LA PASIÓNDEL SEÑOR  (Jn 18,1-9,42)

JESÚS EN LA CRUZ: SE ENTREGÓ POR NOSOTROS

Siete PALABRAS de DOLOR Y AMOR,MUERTE Y VIDA

1. Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen2. En verdad te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso3. Mujer, ahí tienes a tu hijo. –Hijo, ahí tienes a tu Madre4. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?5. Tengo sed6. Todo está consumado7. Padre, a tus manos entrego mi espíritu.

“¡Qué dulce es estar frente a un Crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante tus ojos!¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida nueva!”

 (Papa Francisco)

ORAR: Jesús crucificado: Tu amor a los pecadores no tie-ne límite. Tu amor más grande solo conoce el extremo de dar la vida: Tu vida entregada en tu sangre derramada nos libera del desamor que nos condena.

Al acoger tu amor, nos capacitas para amar como Tú: Nacemos de Dios, que es amor, para pasar contigo de la muerte a la vida amando a todos hasta el final.

Consumaste tu vida de la mejor manera, Amor de los amores, con la entrega total a tu Padre y a nosotros, tus hermanos. Ayúdanos a consumarla así contigo.

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SÁBADO SANTO DE LA SEPULTURADEL SEÑOR

En verdad os digo: Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.

 (Jn 12, 24)

Jesús fue crucificado, muerto y sepultado. Su entierro en sepultura de ricos certifica su muerte de

pobre abandonado, compadecido a destiempo, por no ha-berlo defendido a tiempo.

Bajó a los infiernos, a los últimos abismos insondables del silencio en el que se pierden todos los difuntos.

En su ausencia, debajo o detrás de la losa de la muerte, los discípulos, frustrados en sus expectativas mesiánicas, quedan muertos de miedo.

Mas habrán de esperar, contra toda esperanza, la últi-ma y suprema intervención de Dios a favor del Justo.

ORAR: JESÚS NAZARENO, con tu muerte y sepultu-ra, penetraste en el corazón de la tierra, expulsado del mundo de los vivos, escondiendo tu vida en el corazón de Dios.

Pero tú nos revelaste que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Nos fiamos de tu Padre: si te abandonó en la cruz, no te olvidará enterrado para siempre.

Te levantará de la muerte, y nos levantará a todos con-tigo a su vida eterna: la gloria de todos los hijos de Dios. Todos los que mueren, mueren contigo, Cristo de todos.Jamás moriremos solos.

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Ofrezcan los cristianosofrendas de alabanzaa gloria de la Víctimapropicia de la Pascua.

Lucharon vida y muerteen singular batalla,

y, muerto el que es la Vida,triunfante se levanta.

Primicia de los muertos,sabemos por tu graciaque estás resucitado;

la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádatede la miseria humanay da a tus fieles parte

en tu victoria santa. Amén Aleluya.

Cantemos con una vida renovada un cántico nuevo a Dios, que ilumina esta noche santa con la gloria del

SEÑOR RESUCITADO¡ A L E L U YA !

CINCUENTENA PASCUAL

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SANTA VIGILIA PASCUAL

Es la Vigilia de las vigilias, la Noche de las noches: Figura de la Pascua auténtica de Cristo, de la verdadera

liberación, en la cual, rotas las cadenas de la muerte, Cris-to asciende victorioso del abismo.  (Pregón Pascual)

La Iglesia se viste de su traje de fiesta y permanece en oración a la luz del Cirio pascual, signo de Cristo.

Acoge a los que van a recibir el Bautismo que nos re-cuerda que hemos muerto y resucitado con Cristo.

La Celebración del triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas, consta de cuatro partes:

1 – BENDICIÓN DEL FUEGO (Para destruir todo lo viejo y dañino): Procesión con el cirio y velas encendidas y pregón pascual.

2 – VIGILIALa Iglesia proclama y medita las maravillas que Dios ha hecho en favor su pueblo: con abundancia de lecturas de la Sagrada Escritura.

3 – EL AGUA DEL BAUTISMORenacen los nuevos discípulos de Cristo: Renovamos las promesas bautismales.

4 – EUCARISTÍAPrimera y más solemne del año litúrgico:Renovamos la CENA PASCUAL del SEÑOR JESÚS comulgando en su Muerte y Resurrección.

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DOMINGO DE PASCUADE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

 (Mt 28,1-10)

¡Cristo ha resucitado!¡Resucitemos con Él!

Cristo es nuestra esperanza,nuestra paz y nuestra vida.

Vivamos vida nueva, el bautismo es nuestra Pascua.

¡Aleluya, aleluya!

El ángel habló a las mujeres: No temáis, ya sé que bus-cáis a Jesús crucificado. No está aquí.

HA RESUCITADO, como había dicho.  (Mt 28, 5-6)

Hoy es el Domingo de los domingos, el primero del año. Hoy la Iglesia se llena de alegría por la Resurrección de Cristo: Por ella creemos que Dios siempre está a favor nuestro, de los que dan la vida, no de los que la quitan.

¡La fuerza de la Resurrección de Cristo es imparable!  (Papa Francisco).

Está actuando en su Iglesia, y en todo el mundo huma-no: Para amar como Él amó, morir como Él murió, vencer la muerte y entrar en la gloria de Dios:

¡Es nuestro feliz destino!

ORAR: Señor Jesús, ya no nos está permitido vivir tris-tes. Tu gozo es nuestra fortaleza. Nadie podrá arrebatar-nos la alegría de tu Espíritu en nuestra vida.

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DOMINGO 2º DE PASCUA  (Jn 20,19-31)

LA DIVINA MISERICORDIA

¡SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO!

Con estas palabras, Tomás confesó su fe en Jesús Resu-citado en su encuentro con Él.

Jesús le respondió: ¿Porque me has visto, has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.

Jesús Resucitado se presentó en medio de sus discípu-los reunidos, pero bien escondidos por el miedo:

Les da su paz y se llenan de alegría al ver al Señor.

Muestra sus manos heridas entre las que siempre se sentirán amados y seguros; y su costado, del que fluirá el agua de la nueva vida –Bautismo- y la sangre de la Nueva Alianza –Eucaristía-. El Señor les da el aliento del Espíritu Santo, su perdón y el don de perdonar en su nombre:

SU MISERICORDIA para todos.

Los dones recibidos son para la misión de repartirlos a otros: Como el Padre me envió, así os envío Yo.

Tomás no se creyó el anuncio de sus hermanos. Exigió ver y tocar. Jesús se dejó ver y le reprochó su incredulidad.

Y llamó dichosos a los que, después, creeremos por haber oído a los que lo vieron, oyeron y creyeron:

A nosotros, ahora reunidos en su nombre.

ORAR: Con la fe de Tomás: ¡Señor mío y Dios mío!

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DOMINGO 3º DE PASCUA  (Lc 24,13-35)

RECONOCER A JESÚS AL PARTIR EL PAN

Tus palabras fueron la luz de mi esperay nos diste una fe más verdadera;al sentarnos junto a ti para cenar

conocimos quién eras al partirnos el pan.

Dos discípulos, decepcionados por la muerte de Jesús, dejan el grupo y se van a su aldea: Emaús.

Jesús se hace su compañero de camino, pregunta por su conversación y les escucha en su tristeza:

Lo de Jesús el Nazareno, profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y el pueblo, crucificado por las auto-ridades. Esperábamos que fuera el Libertador de Israel.

Jesús les ayuda a descifrar el escándalo de la cruz con las palabras de Moisés y de los profetas. Les corrige lo fal-so de un mesías dominador y nacionalista.

Y les abre a la fe en el Mesías sufriente, porque la reli-gión mal entendida lo rechaza; no Dios, que le da su gloria.

En casa, Jesús parte el pan recordando la entrega y el don de sí mismo. Se les abren los ojos y lo reconocen.

Igual nosotros, lo reconoceremos en su palabra y en su pan compartido: Para entregarnos como Él.

ORAR: Señor Jesús: Enséñanos a reconocerte y anun-ciarte en el compartir tu pan y el nuestro.

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DOMINGO 4º DE PASCUA  (Jn 10,1-10)

JESÚS, EL BUEN PASTOR QUE VA DELANTE: ESCUCHAMOS SU VOZ

Puerta de Dios en el redil humanofue Cristo el buen Pastor que al mundo vino;

glorioso va delante del rebaño,guiando su marcha por buen camino.  (L. Horas)

“Por esta puerta siempre hemos de entrar”, escribe Sª Teresa refiriéndose a la humanidad del Mesías Jesús: Entró en nuestra historia y salió por la puerta de los po-bres y excluidos, compartiendo vida y muerte con ellos, sin abandonarlos nunca.

Entre los últimos, quiso desbordar sobre todos toda la plenitud del amor inmenso de Dios para prolongar su his-toria de salvación en todo tiempo, hasta eternizarla entera en Dios.

Siendo siempre cordero, nunca lobo, nunca extraño al sufrimiento de los humillados, puede ser reconocido como el único Pastor bueno:

Su voz bien que nos convoca a acoger su vida abundan-te. Y nos guía para no quitar más vida al mundo, sino mul-tiplicarla sin cesar con la entrega de la propia, en servicio gratuito hasta la muerte:

Esta es la vocación primera de todos en su Iglesia.

ORAR: Pastor bueno, la puerta de tu vida está abierta para todos. Guíanos siempre hacia ella.

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DOMINGO 5º DE PASCUA  (Jn 14,1-12)

JESÚS ES LA VIDA DE SU IGLESIA, SU VERDAD, SU CAMINO AL PADRE

Yo soy el caminoque lleva a la vida;

la verdad que la enseña y la comunica.

Jesús es todo para sus discípulos, llenos de alegría por creerle, amarlo, seguirlo: el misterio de la Iglesia.

Cada generación de cristianos necesita recobrar la con-ciencia de su identidad: Jesús es nuestra verdad auténtica, vida íntima, camino de servicio-entrega al bien de todos, privilegiando siempre a los más pobres.

Jesús se va al Padre por el amor hasta la muerte. Sus seguidores aprendemos de Él a amar hasta el final:

el don total de la propia vida es el CAMINO. Jesús une a esta cualidad suya otras dos: la verdad, la vida. Camino y verdad, subordinados a la VIDA.

Jesús es el único que la posee en plenitud, dada por su Padre para comunicárnosla. Por ser la vida plena es la VERDAD total de lo que somos y hemos de hacer.

La meta es EL PADRE que está presente y se revela en Jesús: quien ve, conoce y cree a Jesús, ve al Padre.

ORAR: Jesús, Tú eres necesario, tú eres suficiente. Tu camino, verdad y vida sean guía de nuestros pasos.

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DOMINGO 6º DE PASCUA  (Jn 14,15-21)

EL AMOR ES UN “DON”, ES UN FUEGO EN EL CORAZÓN,

QUE SOLO EL ESPÍRITU PUEDE ENCENDER

Ven, Espíritu divino,manda un rayo de tu lumbre

desde el cielo.

Para amar a Jesús, y amarnos como Él nos amó, prome-te enviarnos el Espíritu de la verdad: para que encienda en nuestros corazones el fuego de su amor y permanezca siempre en nuestra vida.

El Espíritu Santo será el abogado – defensor de los dis-cípulos de Jesús, cuando los desampara y empobrece este mundo por dejar de pertenecer a su corrupción.

Pero no quedaremos huérfanos indefensos:

El Espíritu, Padre amoroso del pobre, es la fuente del mayor consuelo. Así le invocamos convencidos.

El buen Espíritu de Dios está ya con nosotros: Nos une al Padre y al Hijo en Alianza Nueva de amor.

Pues hace comprender que somos amados por Jesús y por Dios, su Padre. Y que este amor sea recíproco: amor nuestro también, fiel y para siempre, a Dios y a todos los hijos de Dios que pueblan la faz de la tierra.

ORAR: Envía, Señor, tu Espíritu,que renueve nuestros corazones.

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DOMINGO 7º DE PASCUA  (Mt 28, 16-20)

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Te rebajaste, Cristo, hasta la muerte,y una muerte de cruz, por amor nuestro;

así te exaltó el Padre, al ascendertesobre todo poder de tierra y cielo.

Primicia de los muertos, tu victoriaes la fe y esperanza del creyente,

el secreto final de nuestra historia,abierta a nueva vida para siempre.  (L.Horas)

Jesucristo asciende al cielo para volver victorioso al fi-nal de los tiempos. Es la fiesta de la ausencia del Señor en beneficio de la presencia del Espíritu Santo.

El Siervo, doliente y humillado hasta la muerte de cruz, es el Hijo de Dios glorificado, con poder para servir la sal-vación, no para dominar como dueño del mundo.

El Señor Jesús nos envía a todos los pueblos, con su pro-mesa: Estaré con vosotros todos los días.

Para hacer discípulos de todos los pueblos, consagrán-dolos por el Bautismo en el misterio de amor del Hijo, de su Padre y de su Espíritu Santo.

Es nuestra gozosa misión con la fuerza del Espíritu Divino.

ORAR: Oh Señor, envía tu Espíritu que renueve la faz de la tierra.

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DOMINGO DE PENTECOSTÉS  (Jn 20, 19-23)

RECIBID EL ESPÍRITU SANTO

Esta es la horaen que rompe el Espíritu

el techo de la tierra,y una lengua de fuego innumerablepurifica, renueva, enciende, alegra

las entrañas del mundo.  (Liturgia de las Horas)

En esta fiesta solemne se concluyen los 50 días de la Pascua y se conmemoran, junto con el envío del Espíri-tu Santo, los orígenes de la Iglesia y el inicio de la misión apostólica.

El mejor don que nos hace Jesús Resucitado es su Espí-ritu Santo: con Él perdona a los discípulos, les renueva la vida entera, los llena de su alegría y su paz, los impulsa a continuar su misma misión.

El mismo don hace hoy a nosotros para renovarnos y fortalecernos como discípulos misioneros en todas partes.

“Para mantener vivo el ardor misionero hace falta una decidida confianza en el Espíritu Santo… Tiene que alimen-tarse y para eso necesitamos invocarlo constantemente. Él puede sanar todo lo que nos debilita en nuestro empe-ño misionero… No hay mayor libertad que la de dejarse llevar por el Espíritu… y permitir que Él nos ilumine, nos guíe, oriente e impulse hacia donde Él quiera. Él sabe bien lo que hace falta en cada época y en cada momento.

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¡Esto se llama ser misteriosamente fecundos!” “Jesucristo verdaderamente vive. Se nos invita a des-

cubrirlo, a vivirlo. Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Es una fuerza imparable”.

“Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua”. (Francisco: La alegría del Evangelio 280, 276, 6)

A evitar esta opción puede ayudar la visión de conjunto de los 90 días más significativos de la cele-bración del Misterio de Jesucristo: para vivir, amar y servir, hasta morir y resucitar con Él.

Hemos de seguir creyendo, practicando la vida cristiana y celebrándola todos los domingos del año.

En estos dos siguientes se manifiesta toda su realidad.

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD:

El Misterio de la Comunión de vida y amor que es nues-tro Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo: Somos su templo, su familia, su pueblo, por la gracia de Dios.

DOMINGO: EL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO:

El misterio de Dios con nosotros y nosotros para todos, se renueva en la Eucaristía: Nos invita Jesucristo.

ORAR: Anunciamos tu muerte. Proclamamos tu resurrección ¡VEN, SEÑOR JESÚS!

TIEMPO ORDINARIO

Por Cristo, vosotros creéis en Diosque lo resucitó y le dio gloria;

y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza.  (I Pe 1, 21)

Acuérdate de Jesucristo,resucitado de entre los muertos.

Él es nuestra salvación,nuestra gloria para siempre.