Viviendo con los ángeles: Inés de Benigánim

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    P. NGEL PEA O.A.R.

    VIVIENDO CON LOS NGELES

    VIDA DE LABEATA INS DE BENIGNIM

    LIMA PER

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    Nihil ObstatPadre Ignacio Reinares

    Vicario Provincial del PerAgustino Recoleto

    ImprimaturMons. Jos Carmelo Martnez

    Obispo de Cajamarca

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    NDICE GENERAL

    FUENTES HISTRICAS.............................................................................6INTRODUCCIN.............................................................................................7

    PRIMERA PARTE: INFANCIA Y JUVENTUD ......................................8

    AMBIENTE SOCIAL...................................................................................8EL CONVENTO DE BENIGNIM...........................................................8INFANCIA.....................................................................................................9ENTRADA AL CONVENTO....................................................................12

    SEGUNDA PARTE: VIDA EN EL CONVENTO .............................14PROFESIN PERPETUA..........................................................................14EL DEMONIO.............................................................................................15TRABAJOS Y PENITENCIAS..................................................................18VIACRUCIS.................................................................................................21IGLESIA DE SAN SALVADOR..............................................................22SU OBEDIENCIA.......................................................................................23HUMILDAD Y SENCILLEZ....................................................................27HERMANA DE CORO..............................................................................29

    TERCERA PARTE: DONES DE DIOS ..................................................31DONES SOBRENATURALES..................................................................31

    A)Fragancia sobrenatural......................................................................31B)xtasis .................................................................................................32C)Los desposorios...................................................................................34

    D)Conocimiento sobrenatural................................................................35E)Profeca ...............................................................................................37F)Bilocacin ...........................................................................................40G)Don de curar......................................................................................47

    H)Don de hacer milagros.....................................................................53ASISTENCIA A LOS AGONIZANTES..................................................55LAS ALMAS DEL PURGATORIO.........................................................64AYUDA DE LAS ALMAS.......................................................................73

    CUARTA PARTE: SUS AMORES ......................................................77

    AMOR A JESS EUCARISTA..............................................................77CONFIANZA CON JESS........................................................................80AMOR A LA VIRGEN MARA..............................................................83

    AMOR A LOS SANTOS..........................................................................86VIVIENDO CON LOS NGELES...........................................................91

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    QUINTA PARTE: SU MUERTE....................................................101

    LTIMA ENFERMEDAD Y MUERTE................................................101EL ENTIERRO..........................................................................................102MILAGROS DESPUS DE SU MUERTE...........................................106MILAGROS APROBADOS PARA SU BEATIFICACIN.................111

    EXHUMACIONES....................................................................................115ANOTACIONES........................................................................................117

    CONCLUSIN..............................................................................................120

    BIBLIOGRAFA...........................................................................................121

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    FUENTES HISTRICAS

    Las primeras fuentes histricas que hemos tomado en cuenta han sidolas oraciones fnebres que con motivo de sus exequias fueron predicadasel mismo ao de su muerte 1696. Otra fuente importante han sido las notasescritas el ao 1712 por el padre Jaime Jordn en su libro Historia de laprovincia de la Corona de Aragn, segundo tomo, libro quinto, pginas570 a 611, y que estn basadas en las cuatro oraciones fnebres que habansido impresas.

    Otra fuente preciosa es el libro del padre Toms Vicente Tosca,sacerdote del Oratorio de san Felipe Neri, que escribi su vida el ao 1715y que fue incluida en el proceso informativo de Valencia. Al citar Toscahacemos referencia a su libro Vida, virtudes y milagros de la venerableMadre Josepha Mara de Santa Ins de Benignim, Valencia, 1715.

    La ms importante fuente de informacin es la vida escrita por el padre Felipe Benavent, prroco de Benignim, que fue un tiempo suconfesor, y cuyo manuscrito est en poder de las religiosas agustinas

    descalzas de Benignim. Fue publicado en 1882 con algunas adiciones del padre Juan Bautista Martnez, postulador diocesano de la causa de beatificacin, quien tuvo en cuenta los testimonios de los testigos delProceso.

    Nosotros, al citar al padre Felipe Benavent nos referiremos exclu-sivamente a su escrito Vida, virtudes y milagros de la beata sor Josefa deSanta Ins, Valencia, 1913, segn la primera edicin de 1882; lasadiciones del padre Juan Bautista Martnez las daremos a conocer.

    Al citarPedro de la Dedicacin hacemos referencia al libro del padrePedro de la Dedicacin de la Virgen del Pilar, que public la Vida,virtudes y carismas de la beata Josefa Mara de Santa Ins, publicada enValencia, segn la segunda edicin de 1974. Esta vida de la beata est muybien documentada, ya que el padre Pedro, como postulador de las causasde beatificacin y canonizacin de la Orden de Agustinos Recoletos, pudoconocer todos los testimonios de los testigos del Proceso, que seencuentran en el archivo del Vaticano.

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    INTRODUCCIN

    La vida de beata Ins de Benignim es una vida llena de maravillas.

    Lo natural y lo sobrenatural se entremezclan en ella con toda normalidad.Su relacin permanente con Jess, con la Virgen Mara, con los santos ylos ngeles, hacen de su vida un cielo en la tierra; con la diferencia de queen el cielo no se sufre, todo es felicidad, y ella deba sufrir muchasenfermedades y penalidades para ganar almas para Dios.

    Su relacin con su ngel custodio, y en general con los ngeles, eraalgo de todos los das. Por eso hemos puesto de ttulo Viviendo con losngeles. Se preocupaba mucho de la salvacin de los pecadores y, en

    especial, de los agonizantes, a muchos de los cuales asista personalmenteen sus ltimos momentos. Tambin oraba continuamente por las almas depurgatorio y muchas de ellas venan a su celda a pasar su purgatorio con elpermiso del Seor.

    Su relacin con Jess era tan amigable y sencilla que, a veces,jugaban como nios pequeos. Por algo Dios quiso que mentalmente fueratoda su vida una nia. No tena malicia alguna, no conoca las cosas delmundo y era tan inocente que todo se lo crea, aunque le dijeran sus

    hermanas las cosas ms disparatadas. Pero espiritualmente era una gigantedel espritu y oraba y sufra como una valiente mujer que saba que Dioshaca depender de ella la salvacin de muchas almas. Para ello el Seor leconcedi algunos dones sobrenaturales como el don de bilocacin, delconocimiento sobrenatural, de profeca, de curar y de hacer milagros.

    Leer su vida es como respirar el aire puro de la santidad a la quetodos estamos llamados. Te deseo un buen viaje por la vida para hacer deella un cielo en la tierra, en especial cuando asistas a la misa, donde te

    encuentras con Jess, con Mara y con todos los ngeles y santos que sehacen presentes.

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    Vicenta de San Francisco, M. Esperanza del Calvario y M. Victoria de SanEsteban. Nunca fueron muchas religiosas, pues segn las Constitucionesde santa Teresa no pueden ser ms de 21. En una ocasin, llegaron hasta26, pero con frecuencia haba algunas vocaciones que deban esperar.

    Actualmente slo hay conventos de agustinas descalzas en Benignim,Murcia y Alcoy (Alicante).

    La iglesia del convento tena por titulares a la Pursima Concepcin ya san Jos. El convento posea una magnfica huerta con un estanque deriego, un palomar y varias ermitas, donde las hermanas se retiraban a orary hacer penitencia. Esta huerta ser el lugar preferido donde Jess se leaparecer para conversar con su querida esposa.

    Tambin posea el convento una via de uva blanca que sor Ins

    llev como dote. Y reciban ingresos de un colegio de nias que funciona-ba en el mismo convento, aparte de algunas seoras seglares que vivanall, en sitio aparte, pagando su pensin.

    Durante la guerra civil (1936-1939) el convento fue quemado y seperdieron muchas reliquias de la beata.

    INFANCIA

    Nuestra beata se llamaba Josefa Teresa Albiana Gomar. Naci enBenignim (Valencia) el 9 de febrero de 1625. Parece que fue bautizada elmismo da de su nacimiento.

    Sus padres se llamaban Luis Albiana y Vicenta Gomar. Pertenecana familias sencillas, honradas y muy cristianas, y tenan mucha amistadcon las religiosas agustinas descalzas. Se casaron el 30 de julio de 1623.Al ao y medio de su unin matrimonial naci Josefa Teresa y Agustn,

    gemelos, pero Agustn muri a los pocos das de recibir el bautismo. Lospadrinos de la beata, segn su partida de bautismo, fueron Esteban Pastor yTeodora Tudela; pero no est claro si se bautiz en la iglesia de san Miguelo en la del Santsimo Cristo de la Sangre, ambas de Benignim.

    A sus ocho aos, el 24 de agosto de 1633, recibi el sacramento de laconfirmacin del visitador del arzobispado de Valencia Vicente Clavera.Su madrina fue Doa Juana Delgado.

    Era Josefa Teresa muy nia cuando falleci su padre y, compadecidode la viuda, Don Bartolom Tudela, que era pariente de la familia, recibien su casa a la pequea Josefa y a otra hermana menor, llamada Mara. En

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    casa de este to recibi Josefa las primeras seales de predileccin de Diosy algunas visitas sobrenaturales.

    Su madre contaba a las religiosas del convento que, cuando tenacinco aos, una noche se acost sin rezar sus oraciones. Al despertarse a

    medianoche, se dio cuenta de su falta y se puso de rodillas para rezarlas.Lo hizo con tanto fervor que se qued en xtasis y su madre la violevantada del suelo a cierta altura.

    Tendra unos doce o catorce aos, cuando un da en que estabaocupada en lavar y tender ropa, se le apareci Jesucristo vestido denazareno.Jess estaba dentro de un valo celestial, formado por multitudde estrellas brillantes, y le dijo: Josefa, quieres ser mi esposa?. Estomismo sucedi otro da estando en la iglesia parroquial de Benignim. El

    seor le pregunt: Josefa, me quieres por esposo, ya que yo te quieropara m? Y ella respondi con profunda humildad: Mi Dios, miRedentor y Seor mo, aqu tenis a esta vuestra indigna esclava, pronta ahacer vuestra santsima voluntad y obedeceros en todo1.

    Esta visin marc el sentido de su vida, pues en el futuro, estando enel convento, cada vez que se acordaba o le recordaban la aparicin delNazareno de la O (o de Quatretonda) se extasiaba. De modo que muchasveces slo por verla extasiada se lo recordaban sus hermanas religiosas.

    Esta visin se la cont al da siguiente a su confesor, el prroco deBenignim, padre Juan Bautista Loris, quien la admiti el domingosiguiente a recibir la comunin. En el momento de su primera comunin,de nuevo se le apareci Jess y le renov su pedido de si quera ser suesposa y ella le volvi a reiterar el S.

    A partir de entonces, el prudente confesor le permiti acercarse confrecuencia a recibir la comunin, aunque no era comn en ese tiempo. Ellaestaba feliz, recibiendo a Jess y deseando amarlo por toda la vida en unconvento. Los das pasaban tranquilos hasta que un da ocurri un sucesotrgico, que en el Proceso lo atestiguan todas las religiosas por habrseloodo a la interesada. Un perro se comi un pedazo de sebo que tena guar-dado su to para una medicina. Atribuyndolo a un descuido de Josefa,inflamado, por una parte, de clera y por otra, incitado del demonio, ledispar una escopeta cargada con dos balas; pero como el Seor laquera conservar para gloria suya, dispuso que, pasando las balas juntoa la cabeza de Josefa, se clavasen en la pared, en la cual se mantienentodava las seales con la singularidad de que, habiendo tapado varias

    1 Benavent, p. 8.

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    veces aquellos agujeros con yeso, ste se ha cado inmediatamente... Y fuetan grande el susto que tuvo Josefa que le dio un mal de corazn o gotacoral, que padeci despus toda su vida, derribndola muchas veces en el suelo con dolores terribles. Esto se repeta singularmente cuando se

    ofreca a padecer y satisfacer por las almas del purgatorio

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    .Sus tos tenan intencin de casarla, pero ella siempre se resisti,diciendo que no haba tenido ni tendra jams otro esposo que Jess.Viendo sus tos su firme resolucin, desistieron de sus intentos y lo mismoun joven que la pretendi durante algn tiempo; el cual se cas con suhermana Mara, que muri a los pocos aos de casada.

    En cierta ocasin, subiendo Josefa al granero de la casa de su to encompaa de Francisco Mestre, criado de la casa, para llenar un costal de

    trigo, intent ste hacerle un ademn menos puro, pero Josefa, dndoleuna bofetada y diciendo: Yo soy virgen, huy; y dando un brinco salt por una ventana a la casa vecina hasta que vino gente. Consrvasetodava la ventana por donde sali y es tan pequea que slo tiene de luzun palmo y cuarto de alto y tres cuartos de palmo de ancho, de lo que seinfiere haber obrado Dios un milagro para premiar el celo y el amor de susierva a la castidad y pureza Este caso fue contado en uno de los sermo-nes de las exequias de la beata y, oyndolo el referido Francisco Mestre,

    se puso a llorar, manifestando haber sucedido con l. Otra vez, advirtique en un lugar retirado de la casa haba un mozo y una moza hablando yhaciendo con desenvoltura algunas acciones que le parecieron menosdecentes, y llevada de su ardiente celo por la castidad y limpieza, tom unpalo y, a palos, los hizo salir de casa, dando razn a su tos para quepusiesen remedio3.

    Era muy pura e inocente en materia de castidad y hua de todo lo quele oliera a deshonestidad. Siendo religiosa, a los que la visitaban les acon-

    sejaba que fueran devotos de santo Toms de Aquino y se ciesen elcordn que suelen bendecir los padres dominicos para precaverse de lastentaciones de impureza; y aconsejaba a los hombres que tuvieran muchocuidado en el trato con las mujeres.

    Su confesor, Juan Bautista Loris, teniendo ella 15 16 aos, paraevitar solicitudes matrimoniales le aconsej que cada vez que saliera decasa fuera mordisqueando un pedazo de pan. As hara un acto dehumildad y la gente la tendra por idiota, burlndose de ella.

    2 Benavent, pp. 10-11.3 Benavent, pp. 9-10.

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    que estaba dirigiendo la devota pltica, que no se moviese ni tuviesetemor alguno, porque todo aquello lo causaba el demonio, con el fin deimpedirle la entrada en religin y la vesticin del santo hbito. Asegurn-dose el sacerdote de cuanto le deca la nueva novicia, a quien ya tena por

    grande sierva de Dios, permaneci firme y quieto en su lugar, quedandoall ambos solos, el sacerdote en la iglesia y Josefa dentro de la clausurajunto a la verja de los velos. Cesando el terremoto, que dio lugar alespanto y huida de las religiosas y dems personas asistentes, regresarontodos a sus puestos y continu hasta el fin la ceremonia de imponerle elhbito de esta santa Religin4.

    4 Pedro de la Dedicacin, pp. 98-99.

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    SEGUNDA PARTE:

    VIDA EN EL CONVENTO

    PROFESIN PERPETUA

    Despus de la vesticin del hbito hubo de ser probada su vocacindurante el ao de noviciado. Tuvo la suerte de tener dos fuertes columnasde la vida religiosa en la Madre Leocadia de los ngeles, Priora, autnticasierva de Dios, y en sor Catarina de la Santsima Trinidad, que era la

    subpriora. Algunas hermanas, al darse cuenta de la ingenuidad de Josefa,se divertan con ella y la probaban con toda clase de bromas. Todas lallamaron hasta el fin de su vida con el carioso nombre de Nina en valen-ciano oNia en espaol. Adems de ser analfabeta, era tartamuda. Nuncalleg a aprender el castellano y hablaba siempre en valenciano condificultad.

    Uno de sus confesores, Jaime Albert, declar que en algunasocasiones le lean en el recreo la partida de bautismo donde le decan queconstaba que le haban puesto por nombre Josefa Teresa la raborosa(rabiosa) y que efectivamente ella se mostraba raborosa, porque siendo ladespensera de la casa, cuando iba a sacar de la despensa comestibles,acudan los gatos y queran arrebatarle las cosas, pero ella procurabaespantarlos, pues era deber suyo guardar las cosas por obediencia y porobligacin de pobreza; y as, porque gritaba a los gatos, las monjas tam-bin la llamaban la raborosa5.

    Otras veces le decan que, por ser raborosa, le haba dado una patadaa su hermano gemelo Agustn y, por eso, se haba muerto a los siete dasde nacido. Ella les responda: Yo de eso no me acuerdo. Pero pensando quepoda haber pecado, se acus de ello al confesor.

    Un da le dijeron en broma que no serva para ser religiosa y que laiban a despedir. Ella les respondi: Madres, no me digan eso, porqueprimero me echar en el pocito que salirme de la casa de Dios. Llamabapocito a un lugar que haba en el convento donde recogan un poco de

    agua para regar el huerto y que tendra unos dos o tres palmos de hondo.5 Pedro de la Dedicacin, p. 113.

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    Y un da en que se lo repitieron se meti en el pocito diciendo: A ver siahora me sacan de aqu. Y viendo las religiosas que lo tomaba en serio,decidieron no hablarle ms de este asunto6.

    Por fin lleg el deseado da de su profesin perpetua o de su matri-

    monio espiritual con Jess. Era el da 27 de agosto de 1645. Tom pornombre sor Josefa de Santa Ins. A partir de 1690 todas las religiosasintercalaron el nombre de Mara a su nombre religioso. Por lo que se llamdefinitivamente sor Josefa Mara de Santa Ins, aunque le solan llamarhermana Ins o Madre Ins desde que fue hermana de coro. El padre PedroVicente Benavent, que vio el atestado de su profesin, manifest que ellallev al convento como dote 100 libras valencianas, que era el valor de unavia de uva blanca y que se llam via de la Madre Ins.

    EL DEMONIO

    Desde el principio de su vida religiosa el demonio, con el permiso deDios, empez a molestarla frecuentemente. Ella todo lo sufra por la salva-cin de los pecadores y de las almas del purgatorio.

    Con frecuencia se le aparecan los demonios de diferentes formas, a

    veces en figuras de santos o ngeles. Para discernir quines eran, les exigaque dijeran Alabado sea el Santsimo Sacramento del altar y la PursimaVirgen Madre; y que repitieran el Credo. Los demonios, al or esas pala- bras, se escapaban rabiando y echando maldiciones, mientras que lossantos o las almas del purgatorio las decan con devocin.

    En ocasiones los demonios, entre otras malas e injuriosas palabras,le decan: Dnde vas engaamundos?. Y ella responda: No osentiendo, si yo no voy por el mundo, cmo le he de engaar?. No alcan-

    zando ni conociendo la malicia que en s contenan las palabras que ledecan los enemigos7.

    Refiere sor Catalina de San Agustn: Un da la Madre Teresa Marade la Pursima Concepcin, ecnoma del convento, haba comprado ciertacantidad de miel a un seor que se haba presentado en la portera, y conel dinero que acababa de consignarle la Madre Priora iba muy satisfechaa hacer el pago. Pero al llegar al torno y echar mano al bolsillo parasacar el dinero, se encuentra completamente chasqueada; le haba desa-

    6 Juan Bautista Martnez en el libro de Felipe Benavent, pp. 17-18.7 Benavent, p. 43.

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    parecido sin saber cmo ni dnde. Vuelve inmediatamente sobre suspasos, recorre otra vez el mismo camino, mira por todas partes para verdnde se le ha cado el dinero recin recibido, y nada, todo intil; no le esposible encontrarlo por ninguna parte. Dios mo! Qu es esto? Qu

    apuro, tener que ir ahora de nuevo a la Madre Priora para que porsegunda vez le d el precio de la miel!Pero se acuerda en aquel momento de sor Ins y con voces interiores

    la llama en su ayuda, y esto muchas veces, y con grandes congojas e insis-tencias. No se hizo esperar la venerable Madre Ins. Vena puntual-simamente y de prisa, y le dice: Pero, muchacha, qu te sucede quetanto me llamas?. Le cuenta la Madre Teresa lo que le ocurre y el apuroconsiguiente, y le pide ayuda por Dios... Sor Ins se pone a orar y, como

    siempre, entra en xtasis; vuelve al poco rato y dice a la hermanaafligida: Mira, sin t sentirlo ni darte cuenta, el demonio te ha robado eldinero, y para que no lo encuentres y pierdas la paz y tranquilidad, lo haarrojado al pozo. Vete al pozo, y en una cazuela que hay flotante en elagua est metido el dinero, scalo. Todo sucedi as, quedando vencidoel demonio8.

    El padre Jaime Albert declar:En cierta ocasin todas las religiosas fueron asaltadas de gravsimo espanto. La causa era que por la noche

    sentan dentro de la clausura, especialmente en los dormitorios, extraosruidos y aullidos o ladridos de perro. A altas horas de la noche sentan lasmonjas que algn animal enfurecido y aullando daba corridas por losdichos dormitorios. Las religiosas estaban llenas de consternacin y no seatrevan a salir por el claustro durante esas horas de la noche. Slo lavenerable Madre Ins les daba nimo dicindoles que no tuviesen temoralguno, porque todo aquello lo produca el demonio para espantarlas.Como las molestias no cesaban y el espanto de la religiosas era continuo,

    la Madre Priora, que era entonces sor Ana Mara del SantsimoSacramento, impuso por obediencia a la sierva de Dios que suplicase alSeor las librara de aquella afliccin y que ella arrojase de all aldemonio para que renaciese en el convento la tranquilidad.

    Obedeci rendidamente la Madre Ins y, despus de hacer fervorosaoracin, se encamin hacia la sala que llaman de recreacin, donde hayuna especie de mesa cubierta con un mantel largo que cae hasta el suelo ysobre el cual se venera la imagen de Nuestra Seora de la Esperanza. La

    venerable Madre vino aqu, alz con la mano los manteles y encontr all8 Pedro de la Dedicacin, pp. 126-127.

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    acurrucado un grande y fesimo perro, el cual, viendo a la Madre, se ibaretirando, como queriendo escapar. La Madre lo sigui dicindole estaspalabras: No te sirve que te vayas apartando ni pretendas esconderte;ven aqu, que ya te conozco; y agarrndolo por las orejas, lo arrastr

    hasta el balcn de la misma sala, que da al huerto del convento, y por labaranda del mismo lo arroj a la huerta, dicindole: Vete, malvado, alos infiernos, y no vuelvas ms a este convento a molestar y aterrorizar alas religiosas. El perro no volvi ya ms a verse por all. La sierva deDios refiri todo el caso a la Madre Priora, a fin de que tranquilizara alas monjas, afirmndole que no se oiran ms aquellos ruidos9.

    En la vspera de la santa madre Teresa de Jess por la tarde, laPriora del convento de Benignim dio a la tornera dinero para cinco

    libras de carne, que dicho convento enviaba por caridad al de los religio-sos franciscanos descalzos de dicha villa para el da de la fiesta de lasanta. Puso el dinero la tornera en un pequeo perol que tena cerca deltorno; y cuando tuvo ocasin de entregarlo a la mandadera, no hall ni eldinero ni el pequeo puchero que lo contena. Por ms diligencias quehizo en buscarlo, no lo pudo hallar. Afligida y atribulada, llam a sorIns; y al instante estuvo con ella. Djole lo que le pasaba y la sierva deDios le respondi: Hermana San Pablo (as se llamaba la tornera) no se

    aflija que lo ha hecho el enemigo por inquietarla. Al mismo punto vio la venerable que en el claustro estaba eldemonio jugando a la pelota con el perolito donde estaba el dinero; yrogando a su santo ngel de guarda se lo hiciera dejar, al instante dej eldemonio el perolito entero en medio de dicho claustro. Entonces dijo lasierva de Dios a la tornera y a otra religiosa que estaba presente: Mirendnde ha puesto el enemigo el perolito, tmenlo y miren si est todo eldinero. Fueron, contaron el dinero y hallaron que no faltaba uno10.

    Sor Ana Mara de san Roque manifest: Un da, encontrndose ellaen la celda de la Madre Francisca Mara de los ngeles, actual Priora delconvento, enferma en aquella sazn, en compaa de la venerable MadreIns y de la Madre Mara de Santa Rosa y de la Madre Catalina de SanAgustn, que todava vive, sucedi que la Madre Ins se enajen de los sentidos de repente, y durante el xtasis se le demud el rostro,apareciendo tan amoratado que pareca que los ojos queran saltar de susrbitas; tena fuera de la boca la lengua y daba a entender con seales

    9 Pedro de la Dedicacin, pp. 250-251.10 Benavent, p. 231.

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    claras que estaba ahogndose, lo que caus grande pena a las religiosascircundantes. Al verla as, la Madre Mara de Santa Rosa tom aguabendita y la ech sobre la cabeza y el cuerpo de la venerable Madre Ins,y al pronto se vio que se serenaba y que el rostro recobraba su forma

    normal. Cuando ces el xtasis, la Madre Ins dio muy afectuosas graciasa la Madre Mara de Santa Rosa por el gran beneficio que le haba hechode rociarla con agua bendita. Preguntada qu le haba pasado, respondique haba ido a asistir a un hombre moribundo, al cual, con la ayuda delSeor, haba podido librar de las garras del enemigo infernal; pero que,furiosos los demonios de ver perdida para ellos aquella presa, se habanlanzado sobre ella y queran ahogarla. Con el divino favor, mediante elagua bendita, se haba visto libre de esas bestias infernales11.

    El padre Pascual de Tudela, en la oracin fnebre, dijo con lasmismas palabras de la sierva de Dios: Una vez, entre las cuatro y cinco dela tarde en la Oficina, vi con mis ojos corporales al infernal enemigo. Mepareci esta infernal bestia tan abominable, fea y espantosa, que no se meacuerda haberle visto jams en tan horrenda figura. El rostro lo tena dehombre, tan lleno de crecidos cabellos que pareca un pedazo de bosque.La boca, por lo grande, causaba horror; los ojos deformes y espantosos.Los brazos y manos tambin de hombre y todo el resto del cuerpo. Trat

    de continuar en mi Oficina y se volvi rocn. Despus tom figura de bueyy, viendo que pasaba a sobrada desvergenza, comenc a rezar el Credo yme dijo: Mala mujer, si yo pudiera, te quitara la vida. Continu rezan-do el Credo y le dije: Enhoramala. Vete, enhoramala, y se fue12.

    TRABAJOS Y PENITENCIAS

    Nuestra beata haca los trabajos ms fuertes y humildes delmonasterio. Ella era hermana lega, hermana de obediencia, no hermana decoro para rezar el Oficio divino, porque no saba leer. Pero se senta felizde servir a la Comunidad cuidando a las gallinas, ayudando en la cocina,limpiando, barriendo, cuidando a las enfermas, etc. Y, cuando las herma-nas le decan que por qu se fatigaba tanto, responda: Hermanas, lo quepuedo ganar yo, no lo dejo para otra.

    Un da, se le haba aparecido Jess y le haba dicho: Ins, con ganas

    o sin ganas, hazlo todo por amor de Dios. Desde ese da aprendi que11 Pedro de la Dedicacin, pp. 248-249.12 Pascual Tudela, Oracin fnebre, Valencia, 1698, p. 26.

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    deba cumplir sus obligaciones y hacerlo todo, aun sin ganas, por amor aJess.

    Con mucha frecuencia aceptaba cargamientos, es decir, sufrimientosexpiatorios en favor de las almas del purgatorio o de algunos enfermos,

    asumiendo ella lo que ellos deban padecer. En ocasiones, el mismo Jessse lo peda y ella aceptaba gustosa por su amor. Por eso, cuando conocaalguna desgracia o dolencia de alguna persona, sola decir: A m, s; a ti,no; tomndose ella sus penas y sufrimientos.

    Pidiendo al Seor para s los males y sufrimientos de los dems, sesanaban los enfermos y enfermaba la Madre Ins. Sucedi este trueque encasos repetidos. Pero no siempre se le daba la misma especie de enfer-medad, sino que se le conmutaba por otra mayor. A veces, tena tan

    terribles dolores que la privaban de los sentidos... En ocasiones lleg apadecer las mismas congojas y mortales angustias que los moribundos.Conocasele en el rostro, porque pareca difunta. Con esto se sanabanalgunos, alivibanse otros y todos experimentaban el fruto de su oracin. No slo las religiosas enfermas, pues no tena trmino su caridad.Llevbanle enfermos a su presencia. Rogaba por ellos, haca penitencias yhasta cargaba con sus males.

    Un da, le trajeron un nio que padeca un flujo a los ojos. El nio

    cur casi de repente y ella enferm en el mismo instante por muchos das.De estos sucesos hay muchos. Eran innumerables los enfermos de diversaspartes que se le encomendaban. A todos se ofreca y por todos ofreca susoraciones y no paraba hasta lograrles o la salud o el consuelo. Oanladecir muchas veces las religiosas: Vamos al coro y roguemos por N. queest muy enfermo. Vean entonces lo abrasado de su amor y despusadmiraban la verdad de las noticias13.

    En la declaracin jurada del Proceso, una de las religiosas certific

    que el continuo padecer de la sierva de Dios, su perfectsima resignaciny su admirable fortaleza, era para todas un continuo y eficaz ejemplo.Algunas veces le decamos que le pidiese al Nio Jess, a quien llamabasu quitapesares, que le quitase o al menos aliviase aquellos males que leaquejaban. Y responda: Me guardar muy bien de pedirle eso, pues lya sabe los dolores que padezco y se alegra de verme padecer, siendo stesu gusto. Cuando l quiera, me quitar los dolores y, si no lo hace,seguir contenta14.

    13 Jos Fernndez de Marmanillo, Oracin fnebre, Valencia, 1696, p. 28.14 Pedro de la Dedicacin, p. 243.

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    Por otra parte, ayunaba muchas veces a pan y agua. En esos dassola ponerse debajo de una mesa del comedor, porque se crea indigna desentarse con sus hermanas. Su confesor, el padre Jaime Albert, asegura queuna vez en la confesin le pidi permiso para aumentar sus ayunos y peni-

    tencias y no le dio permiso, fuera de lo acostumbrado. Y dice: Esto quedeclaro lo s, ya por haber dirigido el espritu de la sierva de Diosdurante cinco aos, ya tambin por ser voz comn entre las religiosasancianas que la venerable Madre Ins, en todo el curso de su vida, sehaba ejercitado en una continua y rigurosa penitencia15.

    El mismo confesor manifest que el pasar las noches en vela paraorar, no le quitaba las fuerzas necesarias para cumplir con sus obligacio-nes de coro y las dems obediencias16.

    Usaba siempre cilicios, su vestido era el ms pobre y remendado delconvento. Cada da sola darse disciplinas. Un da de Cuaresma dijo aotras religiosas si queran salir con ella a hacer penitencia y tomardisciplina en el comedor. Al instante, aceptaron y entraron al comedor,azotndose con fervor. Entonces Nuestro Seor Jesucristo se manifest asu sierva lleno de luces y resplandores, dndole a conocer que las asistacon singular gusto y contento y la venerable, viendo a su querido esposotan regocijado y alegre, le suplic le permitiera adorar los ladrillos donde

    pona sus divinas plantas; y su Majestad le concedi que adorase dondepona sus sacrosantos pies, y a todas les dio su santsima bendicin17.

    Coma tan poco y dorma tan poco que todas las religiosas se admi-raban de que pudiera seguir viviendo y trabajando con todas sus energas.Su vida era como un milagro permanente de Dios, que la alimentaba yfortaleca cada da con la santa Eucarista.

    Una vez estuvo cinco das privada de los sentidos por una raraenfermedad, sin comer ni beber. Las religiosas creyeron que se mora, pero

    empez a mejorar y se restableci totalmente. Al preguntarle la MadrePriora cmo haba hecho para soportar los cinco das sin comer ni beber, lerespondi: Madre, ha venido la Madre Isabel y me ha trado una buenasopa en una escudilla. La Madre Isabel haca tiempo que haba muerto.Sor Catalina de San Agustn afirm en el Proceso: Muchas veces encontra la Madre Ins en el refectorio (comedor) en un estado de suspensin, enel cual no coma nada. A veces, estaba llorando y, otras veces, tena el

    15 Pedro de la Dedicacin, p. 199.16 Ibdem.17 Benavent, pp. 30-31.

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    rostro muy encendido. Al preguntarle por qu no coma, responda:Cmo puedo comer si toda la comida se me convierte en clavos, azotesy corona de espinas de mi esposo?... Un da me dijo que, cada vez quetomase un vaso de agua, hiciese cuenta de que acercaba los labios a las

    sagradas llagas de nuestro Redentor

    18

    .

    VIACRUCIS

    Era muy devota de la Pasin de Jess y meditaba frecuentemente enella. Entre los ejercicios de su devocin estaba especialmente el Viacrucis.Cierto da tuvo la inspiracin de hacer este ejercicio y sinti una gran pereza. Pensaba que poda ser cansancio; pero considerando que suamado esposo haba caminado aquellos santos pasos mucho ms fatigado y desangrado que ella, se alent a visitarlos. Le vino una fuerterepugnancia y, recelando que fuera tentacin del enemigo, resolvi irse alcoro donde est la primera estacin. Cuando comenz este santoejercicio, se le apareci Nuestro Seor Jesucristo con una tnica morada,toda sembrada de brillantes estrellas, descalzo y una gran cruz sobre suhombro. Lo vio con sus ojos corporales, se arrodill, postrndose a suspies, y su pecho se llen de llamas de amor19.

    La Comunidad de agustinas de Benignim tena la costumbre dehacer en los das del carnaval una funcin de penitencia, que llamaban dedesagravios y perdn de las injurias. En cada uno de los tres das, laComunidad se aplicaba tres disciplinas (azotes), haciendo luego unaprocesin de penitencia en la que cada religiosa llevaba una cruz sobre laespalda. As recorran las estaciones del Viacrucis, que estaban colocadasen el convento y en la huerta. La Madre Ins llevaba la cruz ms pesada yhaca otras penitencias, edificando as a sus hermanas.

    Una vez se le apareci el mismo Seor, llevando una pesada cruz sobre sus hombros, y le dijo: Ins, aydame a llevar la cruz, quenecesito de almas que me sigan con fidelidad y amor. Palabras que lamovieron mucho a abrazar con alegra la cruz de los trabajos yaflicciones que el Seor le envi con tanta abundancia durante toda suvida. Aparecisele tambin en otra ocasin Cristo crucificado. Apenas levio, fue con gran devocin y ternura a adorarle. Jess, desclavando sus

    santsimas manos, le dio un abrazo y le imprimi su imagen en su alma de18 Pedro de la Dedicacin, p. 197.19 Benavent, pp. 34-36.

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    un modo tan sublime, que se reconoci desde entonces comotransformada, crucificada y unida con su celestial esposo20.

    Cierto da, as como principiaron este santo ejercicio del Viacrucis,permiti el Seor que nuestra hermana viese a su divina Majestad con la

    cruz al hombro, que iba delante de toda la Comunidad; y entre los doscoros iba la pursima Virgen Mara, vestida de luces y belleza. Los santosngeles de la guarda de las religiosas, cada uno a la suya, la acom-paaban con singular alegra. Comunicaba el Seor particulares auxiliosy especiales inspiraciones a todas las religiosas (segn se lo dio a conocera su sierva Ins) con lo cual, llenas de divino amor, meditaban con granternura su Pasin santsima y reverenciaban los santos pasos delViacrucis, con fervorosa devocin y religiosa compostura21.

    IGLESIA DE SAN SALVADOR

    El padre Jos Fernndez de Marmanillo declar en el Proceso que elpadre Ramrez y la Madre Ins se concertaron en promover cada viernesuna devocin en honor de la Pasin de Nuestro Seor Jesucristo delante dela milagrosa imagen del Santsimo Cristo, que se venera en la iglesia

    parroquial de San Salvador de Valencia. Estos santos ejercicios comenza-ron el ao 1678.

    El padre Jaime Albert declar que ella misma le manifest variasveces que el Seor dispona que muchos viernes del ao asistiese enespritu a estos ejercicios en honor de su Pasin y que eran muy delagrado del Seor. Tambin aseguraba la sierva de Dios haber vistoalgunos viernes a santo Toms de Villanueva y a san Vicente Ferrer, queestaban colocados muy prximos al altar mayor y que se acercaban con

    unos vasos de cristal al costado de Jess crucificado y, llenndolos dellicor del divino costado, lo iban distribuyendo entre los asistentes, dndo-les a unos ms y a otros menos segn la devocin de cada uno.Preguntndole un da el confesor cmo haca para ir a esa iglesia aasistir a esos ejercicios, responda que su cuerpo (que ella llamabatronquito) quedaba en el convento y que el ngel de la guarda la haca irall en espritu22.

    20 Benavent, p. 36.21 Benavent, p. 35.22 Pedro de la Dedicacin, pp. 201-202.

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    El padre Jos Fernndez de Marmanillo, en la oracin fnebre de susexequias, afirm que muchos viernes del ao vena a la iglesia de SanSalvador de Valencia a estos ejercicios acompaada de su ngel de laguarda y del de la parroquia de San Salvador. Y ella refera al por menor

    las circunstancias de la imagen, de los altares y de las personas queasistan, dando a entender que era testigo de vista23.

    SU OBEDIENCIA

    La sierva de Dios era eminentemente obediente, como todos lossantos. A veces, el Seor haca milagros como fruto de su obediencia.

    Refiere el padre Juan Bautista Martnez: El ao 1693 la Madre Insestuvo muy grave y desahuciada de los mdicos. Era el da de NuestraSeora de los ngeles, dos de agosto. La Priora, Madre Ana Mara delSantsimo Sacramento, le dijo: Vuesa Caridad, no es hija de obe-diencia? Pues le mando que ruegue a Nuestro Seor que no se la lleveahora sino que la deje algn tiempo para consuelo de la Comunidad y queel Seor me haga la gracia de que no muera en mi trienio. Oyendo esto,inmediatamente se arrob y la oyeron decir: Seor, mirad que soy hija

    de obediencia. Mi vida la tengo sacrificada a Vos, pero os pido esto pormandrmelo la obediencia. Y vuelta del xtasis, dijo: Madre, ya lo haconcedido el Seor. No me morir por ahora que la Virgen lo ha pedido ytambin las Madres Leocadia y Catalina (difuntas). Y se fue mejorando24.

    Haba en el convento una religiosa ciega y, por ms medicinas quele aplicaron, ninguna hizo efecto... Cierto da, inspirada del cielo, laMadre Leocadia, que era Priora, mand por obediencia a sor Ins quefuese donde estaba la religiosa ciega y le diese la vista. Le respondi:

    Madre, voy a obedecer. Se fue donde estaba la religiosa ciega y le dijo:Hermana, la santa obediencia me manda venir a curarla. Le aplic susmanos a los ojos y al instante recobr la vista la tal religiosa, quedandotoda consoladsima y emplendose en dar a Dios repetidas gracias portan singular favor25.

    Un da el excelentsimo seor obispo de Segorbe, Don AntonioFerrer, escribi a la Madre Priora de Benignim pidindole una cantidad

    23 Jos Fernndez de Marmanillo, o.c., p. 5.24 Benavent, p. 117.25 Benavent, p. 118.

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    determinada de rosarios, de los que sola hacer la venerable Madre, tanestimados de los fieles. Llam la Madre Priora a la sierva de Dios y leorden que hiciera el nmero de rosarios pedidos por el dicho seor obis-po. Respondile la sierva de Dios: Madre, no tengo suficientes cuentas

    para ese nmero de rosarios; ni siquiera para la mitad habr cuentas.La Priora le orden que, por santa obediencia, hiciera aquel nmero derosarios pedidos, y que llamase a alguna otra religiosa a fin de que leayudase. La sierva de Dios se fue a poner en ejecucin lo que se le habaordenado y llam para que le ayudase en el trabajo a la Madre Marianade la Asuncin. Cuando esta religiosa vio las cuentas de que disponan,prorrumpi en estas palabras: Madre Ins, aqu no hay cuentas ni parala tercera parte de los rosarios que nos piden.

    Entonces la sierva de Dios dio esta respuesta: Hagamos lo que nosmandan y luego Dios dispondr. Se pusieron al trabajo, terminaron dehacer el nmero de rosarios que la Madre Priora haba ordenado, y toda-va quedaba grano para hacer otros tantos rosarios como los elaborados.La Madre Mariana de la Asuncin, llena de asombro, vio palpablementeque el Seor haba premiado con un milagro evidente la obediencia ciegade la Madre Ins. Todava se conservan en el convento parte de aquellosrosarios hechos en aquellas circunstancias. La declarante se enter de

    todo esto por la misma Madre Mariana, y ha visto tanto los rosarios comoel grano que sobr26.

    Para obedecer no necesitaba de las voces sensibles de la Superiora,porque el ngel de la guarda le revelaba su voluntad. Era esta maravillatan comn y tan ordinaria en el convento que ya no causaba novedad.Buscbanla innumerables almas para tratar con ella sus desconsuelos yluego la tenan en la reja (sin llamarla). No haca falta campanilla que lallamase, bastaba que la Priora o la tornera formasen dentro de s mismas

    la intencin. Lo mismo suceda en las cosas que se ofrecan de la Comu-nidad. Tena a su cargo la dispensa. Llambala en su interior la cocineray luego acuda con lo que faltaba. Madre Ins, le preguntaban, quin selo ha dicho?. Y responda: Mi ngel de la guarda27.

    Sor Mara de San Agustn declar en el Proceso: Lo que msllamaba la atencin, era que obedeca y ejecutaba cuanto le ordenabanlas preladas, aun cuando se encontrara en xtasis, pues puede decirse queestos fueron continuados. Adems, la sierva de Dios haba advertido a sus

    26 Pedro de la Dedicacin, pp. 334-335.27 Jos Fernndez de Marmanillo, o.c., p. 22.

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    confesores que, cuando quisieran llamarla a algn confesonario, lo hicie-sen slo llamndola con acto interior, para que de ese modo ni ellos secansasen de esperarla, ni la hermana portera se fatigara yendo a buscarlapor el convento. Y esto lo hacan de la misma forma las dems religiosas,

    porque siempre que de ella tenan necesidad, bastaba que la llamasen consimple acto interior; la sierva de Dios se presentaba inmediatamente en ellugar donde era llamada, con tanta puntualidad que llamaba la atencinque pudiera acudir con tanta presteza, sucediendo en esto una cosa quepareca imposible. Cuando una religiosa llamaba a la sierva de Diosporque tena necesidad de alguna cosa que estuviese bajo custodia o alcuidado de ella, inmediatamente vena trayendo en la mano lo que lareligiosa necesitaba. Todo esto la declarante lo ha visto y experimentadopor s misma28.

    Otro caso muy singular lo declar el confesor padre Jaime Albert:Siendo todava hermana lega sor Ins, un da que con gran fervor seestaba ofreciendo a su divina Majestad para cumplir en todo su voluntadsantsima, se le apareci el Seor, a lo que entend, en visin imaginaria,y le dijo: Ins, es mi voluntad que, por espacio de tres aos, t estsmuda o tullida; dejo, pues, a tu eleccin escoger de los dos males elque ms quieras. Respondi al Seor con profunda humildad: Ya sabis

    bien, oh Seor, que puse en vuestras manos, por medio de mis Superiores,mi propia voluntad, cuando hice los votos de mi profesin; por eso no meatrevo yo a resolver cosa alguna que no venga por conducto de obedien-cia. Por tanto, si me concedis licencia, yo voy a la Madre Priora, le dirtodo y luego har lo que me ordene la obediencia. A juicio del declaran-te, el Seor se complaci en esta respuesta, ya que le concedi el Seor,dndole su bendicin, que fuese a enterar a la Madre Priora, y que all laesperaba con la respuesta.

    Se fue, pues, a la Madre Priora, que era la Madre Leocadia de losngeles. Le refiri la visin que haba tenido, lo que el Seor le habadicho, pero que ella se haba reservado la eleccin, con el fin de que fuesela Madre Superiora la que eligiese y le ordenase lo que debera responderal Seor. Qued suspensa de asombro la Madre Priora con aquellanovedad, y respondi por el momento: Madre Ins, mire, vyase conDios; pues siempre me est viniendo con embrollos. La sierva de Dios,sin molestarse por esta respuesta, con grande humildad le volvi a decir:

    Madre, el Seor est esperando, dgame pronto qu respuesta debo

    28 Pedro de la Dedicacin, p. 333.

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    darle. Como la Priora tena muy alto concepto de la virtud de sor Josefa y saba muy bien cunto ella era favorecida del Seor y las extraasoperaciones que la gracia obraba en aquella alma, llam y reuni inme-diatamente a las religiosas ms ancianas y de mayor virtud y prudencia.

    Les comunic el caso y les pidi consejo sobre el particular.Las religiosas fueron de unnime conformidad, que no convena quesor Ins quedase tullida, pues en este caso iba a ser necesario designaruna religiosa que cuidara de la venerable Madre, lo que no dejaba de serun grave inconveniente para la Comunidad, pues esa religiosa no podrallenar otras obligaciones y tendra que faltar muchas veces a los actos dela misma Comunidad; lo cual no sucedera en el caso de que quedasemuda, porque en este estado podra seguir la Madre llevando sus obliga-

    ciones sin que necesitase de especial asistencia. Tomaron, pues, estaresolucin y la Madre Priora le dijo que respondiese al Seor que laprivase de hablar, si as agradaba a su divina Majestad. Volviendo lavenerable Madre al lugar donde haba tenido la visin, se puso en oraciny habl as al Seor: Seor, la Madre Priora me ordena que os diga que,si es del agrado de vuestra Majestad, que me dejis muda por tres aos.Al mismo tiempo y en aquel preciso instante qued muda; y en los tresaos, durante los cuales qued privada del habla, acontecieron y se

    experimentaron muchos prodigios obrados por la divina grandeza. Unode los cuales fue que, no pudiendo ella hablar, la consol el Seor, conce-dindole que hablase para la confesin, lo que haca cada da, nopudiendo en la confesin hablar de otra cosa que de lo necesario paraexplicarse.

    El segundo prodigio fue que, por orden de la Madre Priora, suplical Seor que, para consuelo de las religiosas y edificacin de las mismas,en las principales solemnidades de la Iglesia le permitiese hablar con la

    Comunidad por espacio de una hora, o sea, el tiempo que, conforme a lasConstituciones, pueden destinar a la comn recreacin. Condescendiendola divina misericordia a la humilde splica de la sierva de Dios, lepermiti una hora de normalidad en dichos das festivos, en los cualestodo era para ella hablar de cosas de Dios, de la prctica de las virtudes yde la perfeccin a que deban tender las religiosas. Y suceda en estos dasque, estando ya para terminar la hora concedida, se apresuraba la siervade Dios a decir: Madres, acaben presto, porque est para terminarse la

    arena. Llegado el fin de la hora, quedaba repentinamente muda otra vez,y esto tan indefectiblemente y con tan exacta precisin, que algunas vecesse quedaba interrumpido y en el aire el pensamiento que estaba pronun-

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    ciando la sierva de Dios, y aun a veces se le quedaba cortada la palabracomenzada sin poder proferirla del todo. Sucediendo que, en la prximafiesta, al comenzar la hora privilegiada y tan esperada por la Comunidad,sor Ins comenzaba su conversacin por la palabra que qued interrum-

    pida. Todo esto causaba grande maravilla a las religiosas y las tenallenas de admiracin y de santos deseos de aprovecharse de aquellashoras de vacacin con la venerable Madre. Continu la sierva de Diosprivada de habla por el espacio de tres aos, como se ha dicho, y estandopara terminar el da ltimo de la mudez, entr un temor grande a lasreligiosas por la duda de si quedara la hermana sin habla para siempre,pues era ya la noche y el habla no volva. Hubo quien crey que eso de

    recobrar el habla poda ser ilusin, pero la venerable Madre, penetrandoel pensamiento de las monjas, cuando lleg el momento preciso, les dijocon la natural sorpresa de todas: No hablis mal del da hasta que hayapasado; y con estas palabras, con que las invitaba a la fe y a la confian-za en el Seor, comenz el estado de antigua normalidad. El jbilo de lasreligiosas fue inmenso, pues suspiraban llegase el da en que pudieranconsolarse con la Madre Ins, a quien siempre recurran para pedirle susconsejos29.

    HUMILDAD Y SENCILLEZ

    Ya hemos anotado algo sobre su ingenuidad y sencillez de corazn.Veamos algunos casos ms, cuando ya era religiosa profesa.

    Una vez vino a visitarla un sacerdote y, como no saba cmo tratarloy apenas saba mal el valenciano, le pregunt a la Priora: Qu le digo?

    Dgale: Seor doctor, sea usted muy bien venido. Al terminar esta frase levolvi a insistir: Y ahora qu le digo? Y as le preguntaba para poderdecirle algo. Evidentemente, con la gente pobre se desenvolva muy bien ylo mismo con gente de su confianza.

    Otra vez el padre Gaspar Tavenga le pregunt: Madre Ins, cmoanda de vanidad? Y le respondi: Padre, yo nunca he llevado vestidoselegantes ni cintas.

    Un da pregunt la Madre Ins al padre Pedro Pastor:Estoy oyendo a

    las monjas hablar sobre escrpulos. Dgame: Qu es eso?.29 Pedro de la Dedicacin, pp. 244-246.

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    Escrpulos son le respondi, atn con cebolla. Y crey siempre que,cuando en la mesa coma atn con cebolla, coma escrpulos. Se fue alotro mundo sin conocer el verdadero concepto de los escrpulos30.

    El padre Jos Ramrez, que era pintor, quera retratarla y habl con

    su Superiora, quien la llam y le dijo: El doctor Ramrez quiere llevar aValencia un retrato del hbito y velo que llevamos nosotras y del modocon que vamos vestidas. Vuesa reverencia no tendr reparo en que pinteel hbito y velos. A lo que respondi: Madre, muy enhorabuena. Sequed inmvil y, al parecer suspensa en Dios, y as se pudo hacer suretrato.

    Una copia tenan las religiosas dentro de la clausura, y le habandado a entender que era de santa Cristina. Y, estando un da en el archivo

    del convento Vicente Guill, vino la Madre Ins y le dijo: T no has vistoa la santa Cristina que tenemos en el convento. Ven y vers. Se lo mostry el escribano Vicente Guill admir su gran sencillez, al conocer cla-ramente que era el retrato de la misma Madre Ins31.

    Ella, en su inocencia, hasta le rezaba a santa Cristina, diciendo atodas que le fueran muy devotas, pues haba sido muy devota de la almasdel purgatorio.

    En una ocasin sor Catalina de San Agustn le pidi el capotillo de

    tela que las religiosas suelen llevar, ajustado a la cabeza debajo del velo.La hermana Ins le respondi: Por qu no le das el tuyo?. Le dijo queel suyo era nuevo y que era para ponrselo a un enfermo y haca falta unousado. La hermana Ins, sin pensar nada ms, se lo dio, dicindole: Si leva a servir de medicina, tmalo32.

    La misma sor Catalina certifica que un da la condesa de Faura lepidi a la sierva de Dios la taza que usaba para beber agua; y no tuvoreparo en drsela sin pensar que la quera para reliquia.

    El seor Felipe Domnech la visit y le pidi la escudilla en la quesola comer. Slo le respondi que, si la Priora le daba permiso, se la daba.Esa escudilla, revestida de plata, la tuvo la familia Domnech y con ellaDios hizo muchos milagros.

    En una oportunidad se le cay a la Madre Ins en el pozo una llavede las oficinas. Acongojada, levant la voz diciendo: Vlgame Dios, la

    30 Pedro de la Dedicacin, p. 356.31 Benavent, pp. 46-47.32 Pedro de la Dedicacin, p. 315.

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    llave se me cay en el pozo, y cmo har ahora? Oyeron sus voces lasreligiosas y, una de ellas, atendiendo a su sencillez, le dijo: Tome unanzuelo con un cordel; mtalo en el pozo y sacar la llave. Las otras quetal oyeron, viendo que sor Ins a toda prisa pona por obra lo que la

    religiosa le haba dicho, no pudieron contener la risa. Pero, al echar en elpozo el cordel con el anzuelo, vio que el nio Jess se arrojaba al aguapara poner la llave en el anzuelo. Al ver esta accin del nio Dios, movidadel afecto y de la primera aprehensin, dijo: Guardad, Seor, que osahogaris. Y diciendo y haciendo tir el cordel y sac la llave prendidaen el anzuelo33.

    Un da le pidi cierto sacerdote que le diese alguna cosa suya. Lerespondi la venerable Madre: Padre, no me dejan nada, yo no tengo qu

    darle; pero ya lo pensar esta noche. Volvi al otro da el sacerdote y laMadre Ins le dio, envuelta en un papel, una muela suya, dicindole:Tome, padre, esta muela que el otro da me la arrancaron y ha habidograndes pleitos por ella, porque el cirujano la quera y muchas hermanastambin, y la tena la hermana Teresa. Yo le he dicho que me la diese, quela quera para vuesa reverencia; y para que me la diese le he ofrecido quela primera que me saque se la dar por sta34.

    Muchas veces le pedan cosas personales y ella, con permiso de la

    Priora, daba vestidos, cruces, rosarios y otras cosas, diciendo a quien lodaba: Toma este rosario que lo he llevado muchos aos al pecho; yotras cosas as, de lo que entendan su profunda humildad y sencillez35.

    HERMANA DE CORO

    En una oportunidad escuch a las hermanas del convento decir que el

    criado del convento Toms Polizoto, siciliano, al cual le haban dado elhbito de Donado, quera ser sacerdote, pero pareca que todas lasdiligencias no daban resultado. Entonces la Madre Ins les dijo: Madres,no se cansen, porque, cuando a m me den el velo negro de hermana decoro, ordenarn al Donado Toms.

    Las religiosas no entendieron lo que deca; pero, pasados dos aos,lleg al convento de visita pastoral el arzobispo de Valencia, Monseor

    33

    Benavent, p. 45.34 Tosca, p. 59.35 Tosca, p. 224.

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    Martn Lpez de Ontiveros, y le confiri la tonsura y las cuatro rdenesmenores a Toms Polizoto. Ese mismo da le impuso a la Madre Ins elvelo negro con total acuerdo con la Comunidad. Fue el da 18 de noviem-bre de 1663. Tena 38 aos.

    Sor Ana Mara de san Agustn afirm:Ella no saba leer ni escribir yel seor arzobispo le conmut la obligacin del Oficio divino por larecitacin de ciento cuatro padrenuestros, ordenndole que, cuandoasistiese al coro, hiciese oracin mental...

    Poco tiempo despus de ser elevada a corista, estando en la huertadel convento, se le apareci Nuestro Seor y le dijo: Ins, por qu novas al coro?. A lo que respondi: Seor, para qu voy a ir, si no srezar el Oficio?. Entonces el Seor, tomndola de la mano, le dijo: Ven

    conmigo al coro, que yo te ensear a rezar. Obedeciendo fielmente, se fue al coro con las otras religiosas y recit y cant el Oficio divino,causando extraordinaria e inesperada novedad... Desde ese da, continusu asistencia, recitando y cantando con las religiosas coristas el Oficiodivino. Y no tena en sus manos ningn breviario, sino el librito del Oficioparvo de la Santsima Virgen. En este librito tena una imagen del santoEcce-Homo, al cual diriga su mirada, y, mirndole, se extasiaba en amordivino y recitaba y cantaba el Oficio, verificndose tal prodigio y

    maravilla todos los das hasta que muri.Este prodigio se repeta mientras estaba en el coro, porque apenas

    sala de l ya no saba leer nada ni conoca siquiera una letra. En efecto, preguntada por el confesor, si saba leer y si conoca las letras, ellarespondi, con su conocida simplicidad, que solamente conoca una letra,la redondita, pero que no saba cmo se llamaba. Era la O. Todo esto ladeclarante lo oy muchsimas veces de la Madre Ins y lo vio yexperiment por espacio de ms de treinta aos36.

    El confesor declar haber visto la imagen del santo Ecce-homo quela venerable Madre entreg al padre Felipe Benavent como se lo habaordenado el mismo Seor. El padre Felipe, agradecido, mand hacer unOratorio en el que coloc la sagrada imagen. Esta imagen estuvo en dichoOratorio hasta 1952, cuando el prroco, Ismael Roses, la traslad a laiglesia parroquial de san Miguel y la coloc en una urna del altar delSagrado Corazn de Jess para que fuera admirada por todos los fieles.

    36 Pedro de la Dedicacin, p. 163.

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    TERCERA PARTE:

    DONES DE DIOS

    DONES SOBRENATURALES

    A) FRAGANCIA SOBRENATURAL

    La beata Ins, con frecuencia, al aparecerse por bilocacin en distin-tos lugares, haca sentir su presencia por una fragancia celestial.

    En Valencia, una joven, que haba quedado embarazada sin estarcasada, decidi ahogar a su hijo apenas naciera para evitar comentarios.Pero el parto fue tan difcil que estaba ya a las puertas de la muerte. Unapersona amiga de la sierva de Dios invoc a la Virgen y pidi la ayuda dela Madre Ins. Al momento, los que la atendan sintieron una fraganciaespecial en la habitacin y todo se resolvi favorablemente. La sierva deDios, hablando despus con la que le haba invocado, le dijo: Yo no poda

    fallar, no te haba dicho que, siempre que me llames, acudir, si Diosquiere? Debes saber que mi ngel me dice cundo me llamas. Dile a esajoven que cuide su alma y le d gracias a Dios37.

    El padre Vicente Tosca manifest: Yo le o referir al padre PedroPantoix que, estando un da hablando con la venerable Madre, percibiuna fragancia extraa que no hallaba semejante en la tierra para podercompararla. Le pregunt a la Madre Ins qu era aquella fragancia y lerespondi: Padre, no todos la perciben, es de unas almas bienaventura-

    das que han pasado hace poco por el convento38

    .El padre Jos Fernndez de Marmanillo en la oracin fnebre de susexequias dijo: Su cuerpo virginal despeda un olor celestial quepercibieron muchos sin que pudiesen encontrar flores con quienes compa-rarlo. Y era de su pureza que, como nardo, despeda su fragancia39.

    Dos horas antes de morir, al ser visitada por la Virgen Mara, sanJos y otros santos, segn comunic a su confesor,se percibi en su celda

    37

    Benavent, p. 316.38 Tosca, p. 70.39 Jos Fernndez de Marmanillo, o.c., p. 19.

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    y en todo el convento una fragancia superior a la de todas las flores delmundo40. Y lo mismo pas con sus restos despus de su muerte.

    B) XTASIS

    Los xtasis y arrobos eran tan frecuentes que bastaba preguntarlecmo era el Cristo de la O, a quien haba visto de nia, para que se quedaraarrobada. A veces, estaba as durante varias horas y las religiosas, por ello,le llamaban la dormidora o dormilona. Sin embargo, bastaba una ordeninterior de la Priora para volver en s inmediatamente en virtud de la obe-diencia.

    En medio de sus trabajos se abstraa y a cada paso debainterrumpir la conversacin con las hermanas, porque se enajenaba.

    Solan ser los xtasis tan repentinos que no poda resistirlos. Solapermanecer tres o ms horas y, en este tiempo, estaba inmvil y puesta encruz. En una ocasin tuvo un altsimo xtasis que le dur tres das.Causaba en los que la miraban absorta no menor ternura que admiracin.En estos arrobos se le aligeraba el peso del cuerpo, de modo que un levealiento la mova41.

    En muchos de estos xtasis se elevaba de la tierra. Un da vol desdeel suelo hasta el techo y tom con las manos una cruz que haba sobre una

    ventana. Este suceso dej maravillada a la Madre Francisca de Jess quelo presenci. El da del arcngel san Miguel se puso a hablar enpresencia de Vicente Guill sobre Nuestro Seor y de su santo arcngelcon tal ternura que se arrob y qued tan ligera que, a distancia de msde tres pasos, el ms mnimo aliento la mova como si fuera una levepluma42.

    El padre Jaime Albert declar haberle referido el doctor Don JosRamrez, sacerdote y beneficiado de la iglesia parroquial de San Salvadorde Valencia, el cual sola ir frecuentemente a visitar a la venerableMadre, que habiendo entrado en cierta ocasin en clausura, con causa ylicencia legtima, vio a la venerable Madre transportada fuera de lossentidos; su cuerpo estaba elevado sobre el suelo, de rodillas sobre unacornisa muy estrecha que existe en el claustro y que est del suelo a laaltura de unos diez palmos. Estaba con tal modestia y compostura, que no se le vea ni la parte ms mnima de las sandalias. En esta forma

    40

    Tosca, p. 372.41 Jos Fernndez de Marmanillo, o.c., p. 35.42 Tosca, pp. 261-262.

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    permaneci hasta que la Superiora, la cual estaba presente, le orden quese bajara; la sierva de Dios obedeci puntualmente, quedando el citadosacerdote pasmado de tan grande maravilla, y con el mismo asombrorefiri el caso al declarante43.

    La Madre Priora sor Francisca Mara de los ngeles, que vivi consor Ins veinte aos, manifest: Muchsimas veces en las horas derecreacin que tena la Comunidad, la citada venerable Madre exhortabaa todas las religiosas y les deca que era de muchsimo gusto para Diosque estas horas las emplesemos en conversaciones que mirasen a la gloria de Dios; que, hacindolo de este modo, mereceramos yobtendramos que el mismo Seor viniera a estarse con nosotras. Y ella, aldecirnos tales cosas, manifestaba tan extraordinario contento y fervor,

    que se extasiaba y frecuentemente se pona a cantar con indecibledevocin y alegra espiritual la siguiente cuarteta:Por la sala de sus Damas

    se va paseando el Rey,

    herido de amor de ellas.

    Que el amor no tiene ley.

    Se ve claramente que estos versos se los haba inspirado el Espritu

    Santo, porque la natural sencillez de la Madre no daba de s talento capazde componerlos, ni aun de pronunciarlos como lo haca.

    El padre Jaime Albert, completa este relato, diciendo que, a veces, enestas recreaciones una religiosa tocaba un instrumento de cuerda, y lasierva de Dios senta un dulce arrobamiento y se le apareca el Seor enforma de un nio bellsimo, el cual se pona a bailar en medio de susesposas. Entonces tambin la venerable Madre se pona a bailar todaabsorta en su Amado y cantando por mandato del mismo la anterior

    estrofa. Vuelta en s del arrobamiento, deca a las religiosas: Madres,vean, vean al Nio Jess. Qu hermoso! Est bailando entre nosotras.Las religiosas le decan que ellas no vean al Nio Jess. Sor Ins se hacacruces de asombro, porque le pareca increble que sus hermanas noviesen lo que ella estaba viendo44.

    En el coro se enfervorizaba tanto, que muchas noches, en elmomento de entonar el Te Deum, se arrebataba en xtasis, sala alcentro del coro y se pona a cantar; y aun cuando en el suelo del coro

    43 Pedro de la Dedicacin, p. 343.44 Pedro de la Dedicacin, p. 181.

    33

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    haba siempre cinco candeleros encendidos, y en medio tambin un facistol, y por ms que el coro era muy estrecho, sin embargo, lavenerable Madre, que daba muchas vueltas por l, nunca chocaba, nitropezaba jams con los dichos candeleros y facistol, a pesar de que iba

    ella con los ojos cerrados. Cuando pasaba por el centro del coro y se pona enfrente del altar mayor, haca una reverencia al SantsimoSacramento. Igualmente, al pasar por delante de las religiosas, a cadauna haca una reverente cortesa. En todo este tiempo estaba la Madre Ins fuera de sus sentidos y con los ojos cerrados. Este espectculomantena a todas las religiosas en un profundo asombro y todas alababanal Seor, que tales misericordias concede a sus criaturas, pues todasvean que esto era de Dios, porque era imposible naturalmente que laMadre se moviera y bailara como lo haca sin el menor choque nitropiezo.

    La Madre sor Francisca Mara de los ngeles hace anlogadeclaracin sobre este hecho raro, y aade que la venerable Madre invita-ba a bailar a las novicias durante el Te Deum, y que ella misma salimuchas veces a bailar con la venerable Madre, y que, terminado el Oficiodivino, sor Ins se quedaba en el coro ante un Nio Jess, a quin amabamucho y llamaba su quitapesares, donde permaneca extasiada45.

    C) LOS DESPOSORIOS

    Cuando era una nia, estando en casa de su to Bartolom, Jess se leapareci y le anunci su matrimonio espiritual con l, pidindole suconsentimiento.

    El da de santa Mnica del ao 1672, estando en alta contemplacinen el coro, se le apareci Cristo, Redentor Nuestro, como de edad detreinta y tres aos, vestido de un riqusimo ropaje de blanco, verde y azul,

    primorosamente bordado. Viendo tan majestuosa grandeza, se postrdelante de su divino acatamiento, entregndose muy humilde a suvoluntad santsima; y estando en estos fervorosos afectos vio que al Seorse le abri todo su sacrosanto pecho hasta la cintura, y le dijo: Ins,entra dentro de mi pecho, que hemos de hacer unos desposorios. Estaspalabras, la dejaron absorta y suspensa, pues no saba qu hacer ni decir.

    Siguise que dos hermossimos ngeles, con una larga cadena de finsimo oro a modo de una faja, cieron y envolvieron el pecho delSeor; y como tuviese la dicha cadena en su remate un candado, lo cerr

    45 Pedro de la Dedicacin, pp. 167-168.

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    su divina Majestad y se qued con la llave. Deca la sierva de Dios quefueron tantos y tales los consuelos, delicias y regalos que sinti en estaocasin, que, a no confortarla el cielo, no fuera posible conservarse envida. Comunicla el Altsimo alientos para poderle preguntar: Seor,

    qu significa todo esto, que conmigo usis?. Respondile su divinaMajestad: Estos son unos desposorios que hago con tu alma. Y estacadena es por la unin que conmigo has de tener, para que no hagas cosaque no sea muy de mi voluntad46.

    El padre Jos Fernndez de Marmanillo que la confes muchasveces, asegur: Jess se le apareci hermossimo sobremanera. A ella lepareci que la vestan de riqusimas galas y preseas, que eran los dotes ydones del Espritu que le comunicaba. Le ech entonces el Seor al cuello

    una cadena de oro fino y le dijo: Josefa, te doy esta cadena en seal delos desposorios que hoy celebro contigo, pero advierte que en adelante tehas de portar como fidelsima esposa y no has de hacer ni desear nipensar cosa que no sea de mi agrado47.

    D) CONOCIMIENTO SOBRENATURAL

    Es el conocimiento de muchas cosas que slo se pueden saber porespecial revelacin de Dios. Veamos algunos ejemplos.

    Un da fue a visitarla cierto eclesistico que tena un penoso achaquey quiso aconsejarse de ella. La Madre Ins, antes de que l le dijese cosaalguna, le dio unos lienzos, dicindole: Padre, no se aflija, pngase estoslienzos donde tiene el mal y confe mucho en el Seor. El sacerdote quedmaravillado de ver que lo saba todo. Se aplic los lienzos y qued sano48.

    Cierto da, al ir a comulgar la Comunidad, la Madre Ins les dijo querogasen por la salud del padre Juan Gonzlez de Tejada, que era sudirector espiritual. Despus de la misa, les dijo a todas que sanara de esaenfermedad y que haba asistido en espritu al santo Vitico que le habandado, dndoles algunos detalles de la habitacin del enfermo; lo que nopoda conocer sino de una manera sobrenatural.

    Luis Mateu declar en el Proceso que Jos Fortuo, carpintero, ponaen duda los dones de la Madre Ins. Un da se fue al convento, llevado porla curiosidad, y al llegar al locutorio le dijo la Madre Ins: Jos, en esto y

    46

    Benavent, p. 63.47 Jos Fernndez de Marmanillo, o.c., p. 35.48 Benavent, p. 180.

    35

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    en esto t ofendes gravemente al Seor. Y le fue revelando algunos datosinteriores con los cuales sola ofender a Dios, exhortndole a continua-cin a confesarse y a no volver ms a cometer tales pecados. De lo queJos Fortuo qued asombrado49.

    Manifest en el Proceso sor Catalina Mara de San Agustn que unda enviaron al convento una carta dirigida a la Madre Ins para que rogasepor un nio que haba desaparecido. Cuando la Priora, Madre FranciscaMara de Santa Ana, iba por el claustro con la carta cerrada, ella le dijo:Buscan a un nio que no pueden encontrar. Se encuentra ya muerto enun retrete. Al abrir la carta se hall que contena exactamente lo quehaba dicho la sierva de Dios. Y la Priora comunic a la familia la tristenoticia. Efectivamente, el nio fue encontrado muerto en el retrete, como

    despus se comunic al convento50

    .El confesor de la Comunidad, padre Jaime Albert, manifest que ledecan las religiosas que, cuando cometan algn defecto por leve quefuera, reciban de la venerable Madre la oportuna amonestacin por dichafalta, animndolas al mismo tiempo con mucha caridad al arrepentimientoy a una mayor diligencia en el servicio de Dios.

    Don Jos Miln de Aragn, salmista de la catedral de Valencia, vinoun da a decir misa en esta nuestra iglesia. La sierva de Dios la escuch,

    y, despus, estando con l en el locutorio, le revel todos los actosinternos que haba hecho durante la celebracin, afirmando Don Jos quela sierva de Dios le haba penetrado totalmente el corazn. Refiriasimismo que, estando cierto da en el locutorio con la venerable Madre,sta sac un pauelo para limpiarse el sudor. Vino a la mente de dichosacerdote la idea de pedirle el pauelo y guardrselo como reliquia; perose abstuvo de manifestrselo. Fue la venerable Madre quien, conociendotal deseo, le dijo: Ya s que desea usted este pauelo; pedir licencia a

    la Madre Priora y se lo dar. As lo hizo. El sacerdote vio claramenteque la Madre haba conocido su deseo, aunque sin saber el fin para elcual quera el pauelo51.

    Otro da estaban todas las religiosas con gran pena por un grancontratiempo que les haba sobrevenido. La pena era mayor en la Priora,que era sor Ana del Santsimo Sacramento, por atribuirse a descuido suyolo que estaba sucediendo. Acudi a la Madre Ins y ella le dijo: No tenga

    49

    Pedro de la Dedicacin, p. 351.50 Pedro de la Dedicacin, p. 348.51 Pedro de la Dedicacin, p. 349.

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    pena que presto se descubrir la verdad, porque esto lo ha hecho elenemigo. El santo ngel de la guarda del convento ha trado a casa talcosa y luego se descubrir la verdad. As sucedi puntualmente, porqueluego se supo la verdad, quedando libre la Priora de lo que se le

    imputaba

    52

    .Un hombre de Quatrotonda llevaba sobre un jumento unas barandasde hierro para el presbiterio de la iglesia del convento de Benignim, quese haban hecho fabricar en otro lugar. Como las piezas eran grandes yunas ms largas que otras, no poda ir la carga muy bien por ms que elhombre procuraba ajustarlas.

    Cerca de medioda se descompuso de tal suerte la carga que el pobrehombre, vindose rendido y afligido de estar solo, sin nadie que le pudiera

    ayudar, se inquiet prorrumpiendo en palabras inapropiadas. Tuvo de elloconocimiento la Madre Ins que estaba comiendo con las hermanas y lesdijo: Madres, encomienden al hombre que trae las barandas paranuestro presbiterio, que no se impaciente. Lleg el hombre al convento yla Madre Ins lo llam y le dijo: Por amor de Nuestro Seor, le ruegoque no le suceda en otra ocasin impacientarse ni decir las palabras queha dicho, cuando se iba cayendo la carga. Con eso no lo ha remediado nilo remediar y pierde muchos mritos que puede ganar con resignacin.

    El hombre qued admirado por haberle sucedido en un lugar desierto yhallarse solo y no haberlo dicho a nadie53.

    E) PROFECA

    Sor Ana Mara de San Agustn declar en el Proceso: Un da se lerepresent a la Madre Ins en el claustro el padre fray Jernimo Nez dela Orden de San Jernimo, en figura de muerto. Con esto le dio a entenderel Seor que aquel religioso en breve deba morir. Como era hermano de

    la Madre Leocadia de los ngeles, sor Ins se lo manifest para que lonotificara a su hermano. Habiendo dado el oportuno aviso a su hermano,l respondi que estaba bien de salud, pero que procurara prepararsepara una buena muerte. En el trmino de ocho das entregaba su alma alSeor, de lo que recibi noticias la Madre Leocadia, como lo manifest ala Comunidad54.

    52

    Tosca, p. 149.53 Tosca, pp. 302-303.54 Pedro de la Dedicacin, p. 288.

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    La Madre Laura del Espritu Santo cont a la declarante que,habiendo cado enferma su hermana Tiburcia Pascual, la Madre Laurarecurri a la Madre Ins para que intercediera por su hermana, pero ledijo que se resignase a la voluntad de Dios, porque su hermana deba

    morir de aquella enfermedad Y as ocurri, obteniendo la sierva deDios que fuera a pasar el purgatorio en su celda55.Vinieron en cierta ocasin a visitar a la venerable Madre los duques

    de Ganda y le rogaron que instase al Seor para que les concedierasucesin, ya que hasta entonces no tenan. La Madre Ins les asegur quemuy pronto la tendran. Y as sucedi, pues el Seor les dio un hijo quehered el ttulo y hoy es duque de Ganda y vive en Madrid56.

    El notario de Valencia Vicente Guill, deseando tener una hija, se lo

    comunic a la Madre Ins. La sierva de Dios le respondi: Dios lo conso-lar, pero tenga paciencia, porque en este momento no le conviene.Efectivamente, pasaron dos aos y, al cabo de ellos, tuvo una hija que sellama Josefa Mara. Despus tuvo otra que se llam Isabel57.

    El padre Pedro Pastor refera pblicamente que un da, confesando ala Madre Ins, sta le dijo: Padre, en cuatro das el padre Zuritamorir. El padre Zurita era prroco de Benignim. Y, sabiendo quegozaba de buena salud, qued maravillado, pues a los cuatro das muri58.

    El 27 de noviembre de 1673, estando en el comedor, la sierva deDios tuvo una visin: Vio que Jess y su Madre Santsima con grannmero de ngeles se dirigan a la celda de sor Jacinta de Cristo, queestaba en cama. El Seor le dio a entender que morira enseguida.Aquella misma tarde le administraron los sacramentos. A la hora de lacena, la Madre Ins les dijo a todas que podan ir a cenar, que ella sequedara, pues no morira en todo ese rato. Puntualmente aconteci comolo dijo, pues la religiosa falleci a la una de la maana59.

    El padre Joaqun Madroo declar: Cuando muri la primeraconsorte de mi abuelo, llamada Felicidad Gamir, fue mi abuelo alconvento para consolarse con la Madre Ins. La sierva de Dios le dijo quevolvera a casarse y que no se afligiese, porque el Seor le dara un hijo

    55 Ib. p. 359.56 Ib. p .359.57

    Ib. p .359.58 Ib. p. 361.59 Ib. p. 361.

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    varn; y que de las dos hijas que tena de doa Felicidad, la una secasara muy pronto y la otra no tardara en hacerse religiosa, lo cualaconteci como haba dicho60.

    Un da le dijeron a la Madre Ins que encomendase a Dios una mujer

    anciana que padeca algunos achaques y, al mismo tiempo, a una nia dedoce aos que iban a darle los ltimos sacramentos. Lo hizo con muchogusto y a las pocas horas le dijo a la Priora, Madre Leocadia: Madre, lamujer anciana morir y la nia vivir, porque el Seor la quiere poresposa en nuestro convento. Y as sucedi y todava vive como religiosaen este convento61.

    En otra ocasin se encontraba muy grave sor Esperanza delSantsimo Sacramento y ya haba recibido los santos sacramentos. Estando

    el confesor asistindola, pensando que el fin era inminente, pues estabadesahuciada, le dijo la sierva de Dios: Padre, puede marcharse tranquilo,porque ha de vivir todava varios aos. He mirado el reloj y he visto quefalta todava pasar mucha arena. La enferma comenz a mejorar y murims tarde que la misma Madre Ins62.

    Sor Ana Mara de San Roque refera muchas veces que una vez vio ala Madre Ins que vena del locutorio y le dijo que all estaban las hijas deLuis Mateu, que estaban afligidas por la muerte reciente de su madre, pero

    que una de ellas se hara religiosa en ese mismo convento. En la tarde, lamisma Madre Ins le invit a Luisa, diciendo: Seorita Luisa, ahora queha muerto su madre, bien poda hacerse religiosa. Pero ella respondique era imposible, porque deba cuidar a su padre.

    Despus que muri la Madre Ins, ambas hijas de Luis Mateuasistieron a los funerales y, al escuchar los sermones, a la mencionadaLuisa Mateu le entraron deseos de ser religiosa. Hoy vive con el nombrede sor Luisa Mara del Salvador63.

    La seora Diega Hostalnou, marquesa de Colomer, fue a visitar a lasierva de Dios, dndole a conocer que estaba muy triste por la muerte desu nica hija y quedar as sin sucesin. Le pidi una prenda para recordarel mucho afecto que le tena y ella le dio para su consuelo un delantal de suuso, dicindole: Consulese, tendr ahora una hija que morir pronto,pero despus tendr un hijo. La profeca se cumpli. Dio a luz una hija

    60 Pedro de la Dedicacin, p. 365.61

    Benavent, pp. 194-195.62 Pedro de la Dedicacin, p. 361.63 Ib. p. 363.

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    que pronto muri y despus tuvo un hijo que hoy vive y es el actualmarqus de Colomer64.

    La seora Gertrudis Benavent declar que, habindosele muerto unhijo, fue al convento de Benignim a comunicrselo a la Madre Ins y a

    consolarse con ella, pidindole que rogase al Seor le diera sucesin. Lasierva de Dios le respondi: Consulate, el Seor te aliviar y te darsucesin. Quieres que sea hombre o mujer?. Un tanto sorprendida porestas palabras, le contest: Madre, yo deseo que sea mujer. La MadreIns le dijo: Pues bien, ya que lo deseas as, ser mujer y le pondrs pornombre Josefa Mara. Efectivamente dio a luz una nia y le puso pornombre Josefa Mara. Hoy vive y est casada con Jos Mateu y ambos sonvecinos de Benignim65.

    F) BILOCACIN

    Es el don por el cual una persona puede estar en dos lugares almismo tiempo. Algunos telogos dicen que eso es imposible y que en unode los lugares est con cuerpo aparente o un ngel toma su figura. Locierto es que su ngel custodio la llevaba a lugares distintos, incluso leja-nos del convento, para ayudar a los necesitados o asistir a los agonizantes.

    En sus viajes de bilocacin se transformaba a veces en pastorcito,

    anciano, luz o peregrina para que no la reconociesen.Monseor Antonio Ferrer, obispo de Segorbe y que un tiempo fue

    confesor de la Madre Ins, tuvo en una ocasin el atrevimiento de pasar elro de Algemes, creyndolo fcil y con poca agua. Pero ya dentro de l, sepercat de que arrastraba mucha agua y pas un momento de muchopeligro, creyendo perder la vida. Entonces se acord de la promesa de laMadre Ins de llamarlo interiormente cuando tuviera alguna necesidad ysali libre de aquel peligro. Cuatro meses ms tarde fue a visitarla alconvento y ella le record el peligro pasado y las circunstancias del da,hora y lugar con los ms menudos detalles que acompaaron el suceso66.

    En una ocasin la Madre Ins se qued extasiada y dijo a sorMariana de la Asuncin: Ruegue a Dios por su padre. Al volver delxtasis, dijo que a su padre le haba cogido una tempestad en el mar congrave peligro de perder la vida con todos los que le acompaaban y que le

    64

    Ib. p. 364.65 Ib. p .364.66 Pedro de la Dedicacin, pp. 296-297.

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    haba pedido socorro. Que haba acudido en su auxilio y, con el favor deDios, todos se encontraban sanos y salvos. Pocos das despus la MadreMariana reciba una carta de su padre donde le daba la noticia del da yla hora; y que haba invocado a la Madre Ins y haban salido libres del

    peligro

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    .En otro xtasis observaron las religiosas que haca actos de granviolencia como suelen hacerse cuando se mueven o trasladan objetos degran peso.Al volver en s le preguntaron: De dnde viene?. Respondique vena del mar donde haba puesto a salvo una nave que estaba apunto de naufragar, pero ya estaba todo remediado. Las religiosas vieroncon asombro que la Madre Ins tena los pies y las sandalias mojados yllenos de arena (Iba slo en espritu o tambin con el cuerpo?).

    El padre Vicente Pastor declar: Muchas veces vio l mismo cmodos o tres das despus que la sierva de Dios experimentara estos xtasis,llegaban al convento algunos marineros llevando para la Comunidadpescado, dinero u otros regalos, refiriendo los dichos marineros que,hallndose en grave peligro, haban invocado a la Madre Ins y con suspropios ojos la haban visto aparecer sobre las olas y asistirles calmandola tempestad y quedando sanos y salvos68.

    La seora rsula Benavent certific en el Proceso que oy referir al

    padre Alonso Cantero que, debiendo ir a Roma a un captulo general, fue adespedirse de la Madre Ins a Benignim, pidindole que le encomendasepara tener un feliz viaje. La Madre le dijo que, si llegaba a encontrarse enserio peligro en el mar, se encomendara a san Antonio de Padua y la invo-case a ella, que acudira en su ayuda.

    El padre se embarc en Alicante rumbo a Gnova, coincidiendo quela nave tena por patrono a san Antonio de Padua. A medio camino selevant una fuerte borrasca que amenazaba hacer naufragar al barco, que

    ya estaba con agua hasta la mitad. En esos momentos el religioso invoca la Madre Ins. De pronto, oy una voz que deca: Oh, cunto mecuestas t. l reconoci la voz de la venerable Madre e inmediatamenteces la tempestad y todos se salvaron. Todo esto lo declar el mismopadre Cantero, cuando regres de Roma y lleg a Benignim a darle lasgracias a la sierva de Dios69.

    67

    Ib. pp. 304-305.68 Ib. p. 306.69 Ib. pp. 306-307.

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    Sor Ana Mara de San Agustn manifest que su primo JernimoPastor, vecino de Benignim, vena de Castilla, conduciendo ganado parael consumo del reino de Valencia, y comenz a nevar con tal abundanciaque no encontr lugar donde guarecerse. El ganado se espant y huy a la

    desbandada. Estando reuniendo el ganado, se le ech la noche encima yvino a caer en un precipicio. All se encontr sin poder salir y comenzabana faltarle las fuerzas y entumecerse por el intenso fro. Invoc en sucorazn a la Madre Ins, pidindole ayuda.De pronto, divis no muy lejosun fuego y reanimndose pudo salir y dirigirse hacia all. Se calent unrato sin ver a nadie. Inspeccion el campo y vio el cuerpo de un hombre.Se acerc a l. Era un venerable viejo, que le dijo: Hijo, a dnde vascon este tiempo y a estas horas?. Le cont su tragedia y el anciano leindic que fuera al monte cercano, donde estaban sus compaeros ydonde tambin encontr a todo su ganado reunido. Todos entendieron queaquel anciano no era otro que la venerable Madre Ins. Esto mismo lorefiri con todos sus detalles el mismo Jernimo a su prima al llegar aBenignim70.

    Dos religiosos carmelitas descalzos venan de su convento deEnguera a predicar el sermn de santa Teresa de Jess a las religiosasagustinas descalzas de Benignim, donde estaba la Madre Ins. Les cogi

    la noche en el camino y se perdieron sin saber por dnde ir. Pero la MadreIns se les apareci en forma de pastorcillo, dicindoles: Padres, dndevan por estos barrancos y peas? Vengan conmigo. Y les puso en elcamino que va derecho a Benignim.

    Cuando la Madre Ins volvi de su xtasis, les dijo a algunasreligiosas que vena de encaminar a dos religiosos carmelitas extraviadosque venan a predicar el sermn de la santa Madre y que se les habaaparecido en forma de pastorcito.

    Llegaron los dos religiosos al convento y preguntndoles cmo leshaba ido en el camino, refirieron lo que les haba pasado y que aquelpastorcillo ms pareca ser un ngel del cielo que pastor de la tierra71.

    Otra noche caminaban dos hombres que llevaban unas cargas deatn y, al querer pasar un ro, dispuso el Seor que fuese su sierva Ins aencaminarlos para que no pereciesen todos. Oyeron una voz que les dijo:No pasen. Como no vean a nadie, pensando que sera alguno quequera burlarse de ellos, resolvieron pasar. Pero, al instante, se les

    70 Ib. pp. 302-303.71 Benavent, pp. 239-240.

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    apareci la Madre Ins en forma de mancebo, dicindoles: Amigos, nopasis por ah, venid conmigo que os ensear el paso. Lo siguieron ypasaron el ro. Le preguntaron quin era y respondi: Soy la enviadapor mandato de Dios. Y con esto desapareci, dejndolos contentos y

    agradecidos

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    . En cierta ocasin se diriga el padre Santiago Lpez, de losermitaos de San Agustn, a dar unas Misiones, y quiso con esta ocasinentrar en Benignim para saludar a la venerable Madre, hacia la cualprofesaba una muy grande devocin, y, al despedirse de ella, le dijo siquera acompaarlo a dichas Misiones, que no le faltara cabalgaduradonde ir a caballo: esto se lo propuso aquel varn apostlico tan slo porbroma. La sierva de Dios le respondi: Padre, sepa que yo tengo buenas

    sandalias. El padre Lpez, sin pensar ms en esta conversacin, se pusoen camino hacia el lugar donde deba dar la Misin; pero inmediatamenteobserv que una peregrina marchaba por delante, en la mismadireccin hacia el pueblo a donde l se diriga. En esto comenz a llover,y observ que ni l, ni la peregrina, ni siquiera el terreno por el cualambos caminaban eran mojados por el agua, la cual, aunque caa muyabundante, no los tocaba en nada, quedando en seco, como queda dicho,l, la peregrina y una franja del camino por donde ellos pisaban.

    Fijndose en esto y haciendo reflexin, el religioso juzg que la peregrinaque marchaba delante de l no era otra que la Madre Ins. De estepensamiento se cercior y confirm la primera vez que vino al convento,porque la venerable Madre cont todo lo sucedido en aquel viaje con toda suerte de pormenores. Es ms, le refiri que haba asistido a lapredicacin de la Misin, y le dio todos los pormenores del caso. Estohizo que aquel religioso venerase an ms a sor Ins. El declarantepregunt sobre este caso a la venerable Madre, la cual lo confirm tal

    como se ha referido, aadiendo que Dios Nuestro Seor haba dispuestoque ella asistiese al padre Santiago en la dicha forma.

    Francisco Cucarella era un criado al servicio de la Comunidad delconvento de Benignim. Cierto da fue enviado a la villa de Oliva, y, alregresar e internarse por el monte, como cerrara la noche, que se hizomuy oscura, perdi el verdadero camino y se puso a caminar por la faldadel mismo, creyendo as poder volver a la senda verdadera. Al llegar acierto punto, vio una luz, que le llam mucho la atencin, de la cual

    sali tambin una voz que le gritaba: No pases, no pases. Qued72 Benavent, p. 240.

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    estupefacto al ver que le gritaban en esa forma; se detuvo y se puso aobservar con detenimiento quin poda hablarle por all, pero no viopersona alguna. Ms bien sinti que de nuevo le gritaban: No pases porah; vete un poco ms arriba. Ciegamente crey y obedeci a lo que le

    ordenaban. De all a pocos pasos encontr una pequea senda, por dondeentr, y luego desapareci aquella luz misteriosa. Vivamente impresio-nado, quiso reconocer el lugar por donde hubiera pasado si no hubierasido avisado por aquella luz y voz, y al hacerlo encontr que habaun tremendo precipicio, por l ignorado, por el cual se hubierandespeado indudablemente l y su mulo, donde sin remedio hubieranperecido. Despus se supo con toda certeza que mientras l se hallabaexpuesto a tan inminente peligro, en el convento, la venerable Madre sehaba arrobado en xtasis.

    Cuando volvi de l, las m