VISITA DE LA VIRGEN PEREGRINA. Folleto

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Virgen Peregrina de Fátima CONVENTO DE SANTA CLARA Santiago de Compostela 3 y 4 de octubre de 2015

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Editado por la Iglesia del Salvador de Toledo (ESPAÑA)

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Virgen

Peregrina

de Fátima

CONVENTO DE SANTA CLARA

Santiago de Compostela

3 y 4 de octubre de 2015

10:00 Acogida de la Imagen del Peregrina seguida del Rezo del Rosario

11:00 Conferencia sobre las Apariciones de Fátima

12:00 Santa Misa

***

Al término de la misa, la Iglesia permanecerá abierta para que los fieles puedan

venerar la imagen.

15:00 Exposición del Santísimo Sacramento, Rosario de la Divina Misericordia y

Charla sobre el Mensaje de Fátima.

***

18:00 I Vísperas de la Solemnidad de Nuestro Padre San Francisco

19:30 Rosario

19:00 Santa Misa

***

21:00 Vigilia Mariana de jóvenes

ACOGIDA DE LA IMAGEN El sacerdote, vestido de pluvial blanca, saldrá a recibir la imagen a la entrada del

monasterio, acompañado de los fieles que pueden llevar cirios encendidos.

Acompañarán la imagen en procesión hasta la iglesia conventual. A entrar en

ella, se la girará hacia la reja del coro alto, y la Madre Abadesa dirigirá esta

oración u otra similar:

Virgen María, Señora de Fátima, Reina de la paz,

Al acoger tu imagen peregrina en nuestro monasterio de tu sierva Clara

En esta ciudad de Santiago de Compostela,

Meta de peregrinación de tantos hombres y mujeres,

Queremos que tu presencia maternal se haga presenta en medio de nosotros.

Como aquel nuevo matrimonio de Caná de Galilea

que te invitó junto a Jesús y a sus discípulos

a participar de sus bodas,

queremos también darte nuestra acogida,

compartir contigo todo cuanto tenemos y somos,

ofrecerte nuestro homenaje de amor y de tierna devoción,

presentarte nuestras necesidades para que tú intercedas por nosotros.

Queremos escuchar tu voz bondadosa que nos dice:

Haced lo que mi Hijo os diga.

Como el Arcángel san Gabriel, te decimos:

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.

Pues en ti contemplamos la belleza y la hermosura de Dios que viene a nosotros,

el poder de su gracia y misericordia

que es más fuerte que el pecado y más grande que nuestras pobreza.

Como tu prima santa Isabel, que salió a recibirte,

cuando presurosa acudiste a socorrerla, te saludamos:

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.

Con tu visita, nos vienes sola. Eres Madre de Dios y nos das a tu Hijo.

Muestra que eres Madre y danos a Jesús, alimento de nuestras almas.

Tú, dispensadora de todas las gracias,

vienes llena de todo don y toda gracia para derramarlas sobre nosotros.

Con confianza acudimos a ti.

Haznos dóciles como tú a la acción del Espíritu Santo

para que el Señor realice en nosotros sus maravillas.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores.

Sí, ruega por nosotros, por la Iglesia Universal,

por el Papa, los obispos y sacerdotes;

por nuestra diócesis y nuestros obispos.

Intercede por nuestros hermanos perseguidos a causa de la fe

y por todos aquellos que son víctimas

del odio, de la injustica, de la pobreza y de la guerra.

Ruega, Santa María, por nosotros,

por esta comunidad de Damas Pobres de Santa Clara,

por nuestra orden y familia franciscana,

por cada una de nosotras y nuestras intenciones.

Danos vivir en plenitud y fidelidad

la regla de nuestros Santos Padres Francisco y Clara.

A Ti que eres Reina del Purgatorio,

Te pedimos por el eterno descanso de nuestras Hermanas

que nos precedieron en este monasterio,

por nuestro familiares y bienhechores difuntos.

Ruega, Santa María, por todos los fieles

que durante la estancia de tu imagen peregrina entre nosotras

vendrán a visitarte en esta iglesia conventual.

Míralos con amor de Madre, escucha sus plegarias, atiende sus clamores.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,

Ruega por nosotros ahora

y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Redacción más breve:

Virgen María, Señora de Fátima, Reina de la paz,

Al acoger tu imagen peregrina en nuestro monasterio de tu sierva Clara

En esta ciudad de Santiago de Compostela,

Meta de peregrinación de tantos hombres y mujeres,

Queremos que tu presencia maternal se haga presenta en medio de nosotros.

Queremos darte nuestra acogida,

compartir contigo todo cuanto tenemos y somos,

ofrecerte nuestro homenaje de amor y de tierna devoción,

presentarte nuestras necesidades para que tú intercedas por nosotros.

Ruega, Santa María, por nosotros,

por esta comunidad de Damas Pobres de Santa Clara,

por nuestra orden y familia franciscana,

por cada una de nosotras y nuestras intenciones.

Danos vivir en plenitud y fidelidad

la regla de nuestros Santos Padres Francisco y Clara.

Ruega, Santa María, por todos los fieles

que durante la estancia de tu imagen peregrina entre nosotras

vendrán a visitarte en esta iglesia conventual.

Míranos con amor de Madre,

escucha nuestras plegarias,

atiende nuestros clamores.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,

ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Terminada la intervención de la Madre Abadesa, se continúa la procesión con la

imagen hasta el lugar destinado cerca del presbiterio con el canto del Ave de

Fátima.

1º El trece de mayo la Virgen Maria,

bajo de los cielos a Cova da Iria.

Ave, ave, ave María.

Ave, ave, ave María.

2º A tres pastorcitos la Madre de Dios

descubre el misterio de su corazón.

3º Haced penitencia, haced oración,

por los pecadores implorad perdón.

4º El Santo rosario constantes rezad

y la paz al mundo el Señor dará.

5º De vuestros hijitos, oh Madre, escuchad,

la tierna plegaria y dadnos la paz

Llegados al altar y colocada la imagen en su lugar, el sacerdote la inciensa y

concluye diciendo:

V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios

R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oremos:

Señor Dios, que nos diste a la Madre de tu Hijo como Madre nuestra,

concédenos que, perseverando en la penitencia y la oración

por la salvación del mundo,

colaboremos siempre y eficazmente

en la extensión del Reino de Cristo.

El que vive y reina por los siglos de los siglos de los siglos. Amén.

Mientras el sacerdote sube a la sede y se disponen para la recitación del rosario,

se entona otro canto breve.

PRIMERA PARTE DEL ROSARIO Da comienzo inmediatamente el rezo del rosario con el

primer misterio. La estructura sería la siguiente:

1. Enunciación del misterio y breve reflexión.

2. Canto de la estrofa propia del misterio con el Ave de Fátima. En

el apéndice están las letras.

3. Padrenuestro rezado por el sacerdote.

4. 10 avemarías rezadas por un fiel

5. Gloria Patri cantado.

6. La oración del Oh Jesús mío.

7. Y la jaculatoria de costumbre: María Madre de gracia, Oh María sin pecado, Ave

María purísima.

8. Puede cantarse un canto entre cada misterio o esas jaculatorias breves de Fátima

“Salve Regina”, “Mater Ecclesiae”, “Laudate Mariam”.

9. Terminados los cinco misterios, se rezan las letanías y, el sacerdote, concluye con la

oración y el Padrenuestro por el Papa para lucrar las indulgencias.

*** En apéndice, he puesto los 20 misterios con una intención brevísima,

para que no quede simplemente un rezo “común” al de todos los días.

MISTERIOS GOZOSOS

PRIMER MISTERIO.

La encarnación del Hijo de Dios en la entrañas purísimas de la Virgen

La Virgen María respondió a las palabras del ángel Gabriel: He aquí la

sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra.

La Virgen en Fátima dijo a los niños: ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar

todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados

con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? Ellos

contestaron: Sí, queremos. La Virgen entonces les dijo: Tendréis, pues, mucho

que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá.

SEGUNDO MISTERIO

La visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.

La Virgen María, tras el anuncio del ángel, se puso en camino y se fue con

prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de

Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de

gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo

Ante el anuncio de la Virgen en Fátima que llevaría pronto al cielo a los niños

Francisco y a Jacinta, Lucía apenada preguntó: ¿Me quedo aquí solita? A lo que

Nuestra Señora respondió: No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? ¡No te

desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino

que te conducirá a Dios.

TERCER MISTERIO.

El nacimiento del niño Dios en el Portal de Belén.

Los pastores fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño

acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de

aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores

les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en

su corazón.

Nuestra Señora, como Madre que protege a su Hijo, vino a Fátima a suplicar al

mundo, a todos los hombres, a nosotros representados en aquellos tres niños: “No

ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.”

CUARTO MISTERIO

La purificación de Nuestra Señora

y la presentación del niño Jesús en el templo.

José y María estaban admirados de lo que se decía del Niño. Simeón les

bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación

de muchos en Israel, y como signo de contradicción - ¡y a ti misma una

espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las

intenciones de muchos corazones.»

La Virgen María en Fátima pidió a los niños y también nos lo dice hoy a

nosotros: Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin

de la guerra.

QUINTO MISTERIO

El niño Jesús hallado y perdido en el templo

Al cabo de tres días, los padres de Jesús lo encontraron en el Templo

sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas;

todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus

respuestas.

Nuestra Señora no quiere que se pierda ninguno de sus hijos, por eso en Fátima

insistía a los niños: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores,

porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por

ellas.”

En apéndice están 4 modelos de letanías.

CONFERENCIA: LAS APARICIONES DE FÁTIMA

SANTA MISA Al ser primer sábado de mes, la misa del Inmaculado Corazón de María del libro

“Misas de la Virgen”.

EL INMACULADO CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA

El sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés la liturgia romana celebra,

con formulario propio, la memoria del Inmaculado Corazón de la Virgen María. En los

Propios de las Iglesias particulares y de los Institutos religiosos se hallan varias misas en

memoria del Corazón de la santísima Virgen, cada una de las cuales conmemora diversos

aspectos de este Corazón. El formulario que aquí se propone proviene, en gran parte, del

Proprium de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de la

santísima Virgen (cf. Annales Congregationis 52 [1976], pp. 363-365).

La expresión «Corazón de la Virgen» se ha de interpretar en sentido bíblico: designa la

persona misma de santa María Virgen; su «ser» íntimo y único; el centro y la fuente de su

vida interior: del entendimiento, de la memoria, de la voluntad y del amor; la actitud indivisa

con que amó a Dios y a los hermanos y se entregó intensamente a la obra de salvación del

Hijo.

El formulario celebra la misericordia de Dios, que, habiendo ofrecido a la Iglesia el Corazón

de nuestro Señor Jesucristo como testimonio de su caridad, le ha dado también como objeto

de contemplación el Corazón de santa María Virgen, modelo del «nuevo corazón» del

hombre de la «nueva Alianza».

El Corazón de la santísima Virgen, que, llena de fe y de amor, recibió al Verbo de Dios es

llamado en primer lugar «mansión del Verbo» (cf. Oración colecta), y también «santuario del

Espíritu Santo» (Oración colecta, cf. LO 53) por la inhabitación continua en él del Espíritu

divino. Recibe los calificativos de inmaculado (Oración colecta), es decir, inmune de la

mancha del pecado; sabio (Prefacio), porque la santísima Virgen, comparando las profecías

con los hechos, conservaba en él el recuerdo de las palabras y de las cosas relacionadas con

el misterio de salvación (cf. Lc 2, 19. 51); dócil (Prefacio, cf. IR 3, 9), porque se sometió de

corazón a los preceptos del Señor (cf. Lc 1, 48); nuevo (Prefacio), según la profecía de

Ezequiel (cf. Ez 18, 31; 36,26), revestido de la novedad de la gracia merecida por Cristo (cf.

Ef 4, 23-24); humilde (Prefacio), a imitación del Corazón de Cristo, que nos advierte: «Ap

rended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29); sencillo (Prefacio), esto es,

libre de toda duplicidad e impregnado todo él del Espíritu de la verdad; limpio (Prefacio), o

sea, capaz de ver a Dios, según la bienaventuranza del Señor (cf. Mt 5, 8); firme (Prefacio)

en la aceptación de la voluntad de Dios, cuando, según la profecía de Simeón (cf. Lc 2, 35),

se desató la persecución contra el Hijo (cf. Mt 2, 13) o cuando llegó el momento de su

muerte (cf. Jn 19, 25); dispuesto (Prefacio), ya que, mientras Cristo dormía en el sepulcro, a

imitación del corazón de la esposa del Cantar de los cantares (cf. Ct 5, 2), estuvo en vela

esperando la resurrección de Cristo.

Antífona de entrada Si 24, 25

En mí está toda gracia de camino y de verdad, en mí toda esperanza de vida y de

fuerza.

Oración colecta

Señor, Dios nuestro, que hiciste del inmaculado Corazón de María una mansión

para tu Hijo y un santuario del Espíritu Santo, danos un corazón limpio y dócil,

para que, sumisos siempre a tus mandatos, te amemos sobre todas las cosas y

ayudemos a los hermanos en sus necesidades. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Judit 13, 17-20; 15, 9

En aquellos días, todos se quedaron asombrados y, postrándose en adoración a

Dios, dijeron a una voz:

-«Bendito eres, Dios nuestro, que has aniquilado hoya los enemigos de tu

pueblo.»

Y Ozías dijo a Judit:

-«Que el Altísimo te bendiga, hija, más que a todas las mujeres de la tierra.

Bendito el Señor, creador del cielo y tierra, que enderezó tu golpe contra la

cabeza del general enemigo. Los que recuerden esta hazaña de Dios jamás

perderán la confianza que tú inspiras. Que el Señor te engrandezca siempre y te

dé prosperidad, porque no dudaste en exponer tu vida, ante la humillación de

nuestra raza, sino que vengaste nuestra ruina, procediendo con rectitud en

presencia de nuestro Dios.»

Todos aclamaron:

-« ¡Así sea, así sea!»

Cuando llegaron a su casa, todos a una voz la felicitaron:

-«Tú eres la gloria de Jerusalén, tú eres el honor de Israel, tú eres el orgullo de

nuestra raza.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Lc 1, 46-48a. 48b-49. 50-51. 52-53. 54-55 (R.: 49)

R. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava. R.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo. R.

Y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón. R.

Derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos. R.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R.

Aleluya

Dichosa eres, Virgen María, que llevaste al Hijo del eterno Padre.

EVANGELIO Dichoso el vientre que te llevó

+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28.

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío

levantó la voz diciendo:

— ¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron! Pero él repuso:

— Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!

Palabra del Señor.

Oración sobre las ofrendas

Mira, Señor, los dones que te presentamos en la memoria de la bienaventurada

Virgen María, y concédenos guardar con fidelidad y meditar continuamente,

siguiendo su ejemplo, las riquezas de la gracia de tu Hijo. Que vive y reina por

los siglos de los siglos.

Prefacio

EL CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA, CORAZÓN DEL HOMBRE DE LA NUEVA LEY

V. El Señor esté con vosotros.

R. Y con tu espíritu.

V. Levantemos el corazón.

R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación

darte gracias

siempre y en todo lugar,

Señor, Padre santo,

Dios todopoderoso y eterno,

por Cristo, Señor nuestro.

Porque diste a la Virgen María

un corazón sabio y dócil,

dispuesto siempre a agradarte;

un corazón nuevo y humilde,

para grabar en él la ley de la nueva Alianza;

un corazón sencillo y limpio,

que la hizo digna de concebir virginalmente a tu Hijo

y la capacitó para contemplarte eternamente;

un corazón firme y dispuesto

para soportar con fortaleza la espada de dolor

y esperar, llena de fe, la resurrección de su Hijo.

Por eso, unidos a los coros angélicos,

te aclamamos llenos de alegría:

Santo, Santo, Santo.

Antífona de comunión Lc 2, 19

María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Oración después de la comunión

Como partícipes de la redención eterna, te rogamos; Señor, que al celebrar la

memoria de la Madre de tu Hijo nos gocemos en la abundancia de tu gracia y

sintamos el aumento continuo de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

MATERIALES PARA LOS FIELES A continuación van unos materiales marianos para la meditación y oración

personales. Sería conveniente hacer fotocopias para que los fieles puedan

utilizarlos. Los preparé en hojas individuales.

ACTO DE REPARACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Corazón Inmaculado de María, atendiendo a tu súplica y la de tu Hijo a Sor

Lucía de Fátima en la ciudad de Pontevedra, vengo a tus plantas, para ofrecerte

este acto de reparación por las blasfemias e ingratitudes que hieren tu corazón.

No tengas en cuenta mis pecados y mi debilidad, sino el amor que me atrae hacia

ti y el deseo de consolarte y agradarte. Por tu poderosa intercesión, concédeme la

gracia de verme libre de pecado para no ofender más a Dios.

V/. En reparación por las ofensas contra tu Inmaculada Concepción:

R/. Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Avemaria y Gloria.

V/. En reparación por las ofensas contra tu Virginidad perpetua

R/ Oh María, Virgen antes del parto, en el parto y después del parto, siempre

Virgen Pura, ruega por nosotros pecadores. Avemaria y Gloria.

V/. En reparación por las ofensas contra tu maternidad divina, rehusando al

mismo tiempo recibirte como madre de los hombres

R/ Te saludamos María, Madre de Dios, Madre nuestra y Madre de la Iglesia. Avemaria y Gloria.

V/. En reparación por las ofensas de los que procuran públicamente infundir en

los niños y en los jóvenes la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia ti,

Virgen Inmaculada

R/ Madre de la infancia y de la juventud alabada seas por todos los siglos. Tuyo

es nuestro corazón. Avemaria y Gloria.

V/. En reparación por las ofensas y sacrilegios contra tus sagradas imágenes.

R/ Bendita sea tu pureza, oh Santa Madre de Dios Avemaria y Gloria.

Oh Inmaculado Corazón de María, aceptad este tributo de amor y veneración que

os ofrecemos, con la intención de consolaros y de reparar las blasfemias e

ingratitudes con que os hieren los pecadores. Amén

QUINCE MINUTOS EN COMPAÑÍA DEL CORAZÓN DE MARÍA.

I. Gracias, Corazón bondadosísimo. Vos sois manantial de las divinas

bendiciones; de Vos he recibido favores sin número. ¡Y cuántas veces, sin darme

cuenta de ello!

Cuando Jesús me redimía en el Calvario, allí estabais Vos, juntando vuestra

compasión a sus dolores, y vuestras lágrimas al torrente de su sangre redentora.

Tengo mis delicias junto al sagrario en la Santa Eucaristía; mas ese pan de

ángeles es fruto regalado de vuestra sangre y vuestro amor.

¡Oh Corazón dulcísimo de mi Madre!, Vos sois el canal señalado por Dios

mismo para distribuir todas sus gracias a los hombres. De Vos recibí aquella

inspiración..., aquella fuerza para vencer..., aquel consuelo en mi aflicción.

De vos me vino aquella luz que me mostró el abismo a que corría..., aquella

gracia que me movió a dolor de mis pecados... Aquel peligro conjurado...,

aquella salud recobrada.., me vinieron de Vos. ¡No tienen número vuestros

favores!. ¡Gracias, Corazón dulcísimo, gracias!

II. Y Vos, Corazón compasivo, ¿qué habéis recibido de mi? ¡Oh!, lo sabéis Vos,

y yo también lo sé, para confusión mía.

A vuestro amor y ternura he respondido con fría ingratitud. Esa espada que os

atraviesa de parte a parte, ¡oh Corazón de María!, os la he clavado yo, hijo

ingrato...; y no una, sino muchas veces.

Aquellas miradas..., aquellos sentimientos..., aquellas intenciones

inconfesables..., aquella soberbia oculta..., aquella sensualidad..., aquel

escándalo.. Que os hubiese ofendido otro menos favorecido de vuestro amor,

sería tolerable; pero que os haya disgustado yo, después de pruebas tan

elocuentes y repetidas de vuestro amor... ¡Oh Corazón Santísimo de María!, yo

me confundo y arrepiento; yo os pagaré amor con amor..., yo arrancaré la espada

cruel que os atormenta.

III. ¡Reparación, reparación! Si, os la quiero ofrecer siempre. ¡Os amo tanto!

¡Me duelen tan de veras la ingratitud y las continuas ofensas con que los hombres

corresponden a vuestro amor!

¡Oh Corazón dulcisímo de María!, la espada cruel que os atraviesa nos habla de

la pasión y muerte de Jesús y de los pecados de los hombres que os colman de

amargura; pero desde hoy yo he de consolaros. Bendecid mis resoluciones. Yo

amaré siempre a Jesús, para que no se pierda en mi el fruto de su sangre...; yo os

prometo morir antes que pecar, porque no quiero renovar vuestros dolores...; yo

pensaré en Vos, por los que os olvidan...; os alabaré por los que os blasfeman; yo

os amaré con todas las fuerzas de mi alma...

Por vuestro amor, ¡oh Corazón Inmaculado!, me apartaré de aquella ocasión...,

mortificaré mis sentidos...; haré que mis ojos, mis oídos, mi lengua, mis manos...,

imiten vuestros ejemplos de modestia, de caridad, de servicialidad...

¡Oh Corazón de mi Madre!, para reparar las injurias que los hombres os hacen,

me impondré entre día algunos pequeños sacrificios..., os ofreceré diariamente el

rezo del Santo Rosario..., os consagraré los primeros sábados de mes,

comulgando fervorosamente en honor vuestro...

IV. Y tengo que pediros nuevos favores, ¡oh Corazón dulcísimo! Os lo expongo

con plenísima confianza de obtenerlos, si convienen a mi eterna salvación. ¿No

dijo vuestro Jesús: "Pídeme por el Corazón de mi Madre, y alcanzarás cuanto

deseas"? Pues concededme que no vuelva a caer en el pecado...; que os ame en

todos los instantes de mi vida...; que al acabarse este destierro, me llevéis a gozar

de vuestras ternuras en el cielo...

Corazón dulcísimo de María, Vos me habéis de salvar...; yo recojo vuestra

regaladísima promesa de asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias

para salvarse a cuantos hayan comulgado cinco primeros sábados de mes

seguidos. Yo os daré ese consuelo, y confío en vuestra bondad y ternura.

Y ahora, ¡oh Corazón Inmaculado!, Vos conocéis mi debilidad...; dadme fuerza

para vencer aquella dificultad...; para cortar con tal ocasión... Alcanzadme esa

virtud que Jesús me pide hace tanto tiempo... Y el asunto que llevo entre manos..,

y la preocupación que conocéis..., arregladlo todo para mayor gloria de Dios.

Os pido por mis padres, hermanos, amigos (por aquel especialmente que anda

alejado de Dios)..., por la conversión de todos los pecadores, por la perseverancia

de los justos, por el alivio de mis queridos difuntos..., por los sacerdotes, para

que sean santos, por los misioneros...

Corazón bondadosísimo, dadme Vos mismo las gracias que sabéis serme

necesarias...

V. Despedida. ¡Qué dulce es, María, gozar de tu amor! ¡Qué hermoso y qué

tierno tu gran Corazón! ¡Y qué bien se está a vuestro lado! Pero tengo que irme:

me llaman mis obligaciones. ¡Corazón amantísimo de mi Madre! Me voy, pero

quiero dejar mi corazón aquí a vuestro lado, encerrado en vuestro seno

amoroso... A lo largo del día volverán a Vos mi recuerdo y los afectos de mi

alma... Cuanto antes pueda volveré con algún pequeño obsequio practicado en

vuestro honor, con algún pequeño sacrificio amorosamente aceptado en

reparación de las injurias que se os hacen.

¡Oh Corazón de mi tierna Madre, adiós! Haced que sienta durante el día vuestra

protección y vuestro amor. Ahora, recibid todo entero el del último de vuestros

hijos... ¡Adiós!

CONVERSACIÓN CON MARIA,

AUXILIO DE LOS CRISTIANOS

¡María! ¡María! ¡Dulcísima María, Madre querida y poderosa Auxiliadora mía!

Aquí me tienes; tu voz maternal ha dado nuevos bríos a mi alma y

anhelosa vengo a tu soberana presencia... Estréchame cariñosa entre tus brazos...

deja que yo recline mi cansada frente sobre tu pecho y que deposite en él mis

tristes gemidos y amargas cuitas, en íntima confidencia contigo, lejos del ruido y

bullicio del mundo, de ese mundo que sólo deja desengaños y pesares.

Mírame compasiva... estoy triste, Madre, bien lo sabes, nada me alegra ni me

distrae, me hallo enteramente turbada y llena de temor...

Abrumada bajo el peso de la aflicción, sobrecogida de espanto, busco un hueco

para ocultarme, como la tímida paloma perseguida por el cazador... y ese hueco,

ese asilo bendito, ese lugar de refugio es, ¡oh Madre Augusta! tu corazón.

A ti me acerco llena de confianza... no me deseches ni me niegues tus piedades.

Bien comprendo que no las merezco por mis muchas infidelidades; dignas de tus

bondades son las almas santas e inocentes que saben imitarte y a las cuales yo

tanto envidio sinceramente, mas Tú eres la esperanza y el consuelo, por eso

vengo sin temor.

¡Madre mía! Permite que yo no toque, sino que abra de par en par la puerta de tu

corazón tan bueno y entre de lleno en él pues vengo cansada y sé que Tú no sabes

negarte al que afligido viene a postrarse a tus pies.

¡Virgen Madre! Tu trono se levanta precisamente donde hay dolores que calmar,

miserias que remediar, lágrimas que enjugar y tristezas que consolar... por eso,

levantándome del profundo caos de mis miserias en que me encuentro sumergida

imitando al Pródigo del Evangelio, digo también: "Me levantaré e iré a mi dulce

Madre y le diré: ¡Madre buena, aquí está tu hija que te busca! perdona si en algo

te he sido infiel, soy tu pobre hija que llora, aquí me tienes aunque indigna a tus

favores... te pertenezco y no me separaré de Ti, hasta no llevar en mi pecho el

suave bálsamo del consuelo y del perdón.

¿Me abandonarás dulce María? ¿No herirán tus oídos mis clamores? ¡Oh, no! tu

apacible rostro ensancha mi confianza, tus castos ojos me miran compasivamente

disipando las densas nubes de mi espíritu y de mi abatimiento y zozobra

desaparecen con tu materna sonrisa. Si majestuosa empuñas tu cetro en señal de

poder, como eres mi Madre, es tan sólo para manifestarme que eres la

dispensadora de las gracias y mercedes del cielo para derramarlas con

abundancia sobre esta tu pobre hija que sólo desea amarte y agradecerte.

¡Oh sí! Tú eres el Océano, Madre, y yo el imperceptible grano de arena arrojado

en él... Tú eres el rocío y yo la pobre flor mustia y marchita que necesita de Ti

para volver a la vida. Que nada me distraiga, que nadie me busque... Yo estoy

perdida en el mar inmenso de tu bondad, estoy escondida en el seno misterioso

de mi bendita Madre.

Reina mía, confiando en tu Auxilio bondadoso y tierno quiero hablarte con la

confianza del niño... quiero acariciarte, quiero llorar contigo... traer a mi

memoria dulces recuerdos... derramar mi alma en tu presencia para pedirte

gracias, arráncame, en una palabra el corazón para regalártelo en prenda de mi

amor.

Escucha pues, tierna María, mi dulce Auxiliadora, una a una todas mis palabras y

deja que cual bordo de fuego penetre en tu corazón, porque quiero conmoverte...

quiero rendirlo y quiero en fin que tu Jesús, que tan amable abre sus bracitos

sonriendo con dulzura, repita en mi favor nuevamente aquella consoladora

palabra que alienta al desvalido y hace temblar al demonio: "He aquí a tu Madre,

he aquí a tu hija". Sí, aquí estoy... aquí está tu pobre hija a quien has amado y

amas aún con predilección y que te pertenece por todos títulos... la que descansó

en tus brazos antes de reposar en el regazo maternal... la que probó tus caricias

mucho antes que los maternos besos... ¿lo recuerdas? Yo dormí en tu seno el

dulce sueño de la inocencia, viví tranquila bajo tu manto sin conocer ni

sospechas siquiera los escollos de la vida, amándote con ardor y gozando de tus

caricias con las que preparaste mi alma y corazón para los rudos ataques de mis

enemigos y sinsabores de la vida.

Tu mano salvadora no sólo me apartó del abismo en que tantas almas han

perecido sino que me regaló con gracias particularísimas y especiales dones, que

reserves tan sólo para tus amados. Todo... todo lo confieso para mayor gloria tuya y quisiera tener mil lenguas para

cantar tus alabanzas digna y elocuentemente en fervorosos y tiernos himnos de

santa gratitud. ¡Ah cuando me hallo cercada de tinieblas y sombras de muerte, sobrecogida de

angustioso quebranto... cuando mi corazón tiembla ante la presencia del dolor,

este pensamiento dulcísimo de tus tiernas muestras de predilección viene a ser el

rayo luminoso que hace surgir mi frente dándome alas para remontarme hasta lo

infinito... ¡Oh recuerdo consolador! ¡Bendito seas! Eres la escala por la cual subo

hasta el trono de la clemencia y del amor santo y verdadero. Mas ¡ay!... pronto pasaron de aquella alma los días de encanto... con la velocidad

del relámpago se disiparon mis goces infantiles y llegó para mí la hora del

desamparo... Madre, no puedo soportar su peso... siento quebrantar al mismo

tiempo todas mis fuerzas interiores y necesito que tu mano me sostenga para no

sucumbir en la lucha... Ansiosa te busco como el pobre náufrago busca su tabla

salvadora... Levanto a Ti mis ojos y mi pesada frente como el marino en busca de

la estrella que debe señalarle el puerto. Me siento como abandonada, semejante a

una nave sin piloto a merced del oleaje tempestuoso e incesante... ¡Tengo miedo!

mucho miedo de perecer, entre las turbias ondas del agitado mar del pecado...

Tengo miedo de la justicia divina a quien soy deudora de tantas y tan

especialísimas gracias... pero sobre todo tengo miedo... ¡Oh no quisiera ni

decirlo... tengo miedo de serte ingrata, abandonándote algún día y olvidando tus

ternuras, pagarlas con ingratitud! ¡Jamás lo permitas, Reina mía! Haz que viva siempre unida a Ti, como la débil

yedra vive asida fuertemente a la robusta encina defendiéndose del furioso

huracán... ¿Qué sería de ésta tu hija? ¡Oh Madre! ¿sin Ti? Mil enemigos me

acechan redoblando a cada paso sus infernales astucias... acosada me siento por

todas partes y si Tú no me amparas, ¿quién se dolerá de mí? No me alejes, por

piedad, sálvame... muestra que eres mi Madre Auxiliadora; olvida por piedad las

veces que te he contristado, reduce a polvo mis pecados, lávame con tus lágrimas

y límpiame más y más. Tus brazos son el trono de la misericordia, en ellos descansa tu Jesús... sujétame

entre ellos para que no haga uso de la justicia contra mí... dile que acepto el dolor

que redime si Tú me lo envías, que venga, si es preciso, el sufrimiento aun

cuando mi pobre carne tiemble ante él, con tal que mi alma se torne blanca como

la nieve.

Sí, dile a tu amado hijo que yo quiero desagraviar para alcanzar su clemencia,

dile que eche un velo sobre mis faltas y miserias y que olvide para siempre lo

mala que he sido... ¡María! de mi vida no resta más que la última etapa... mis

ensangrentadas huellas van marcando mis pasos en la senda escabrosa de la vida

que está por cortarse... mi cansado corazón late aún, sí, porque Tú les das vida y

aliento, pero derrama las últimas lágrimas que manan de él cual candente lava. Terminará mi existencia y ¿qué será de mí, si mi Auxiliadora no viene en ese

momento terrible? ¿A quién volveré mis ojos si te alejas en ese instante? La

gracia que te he pedido y tanto deseo para mi agonía, es grandísima y no la

merezco, pero la espero con plena confianza y tu sonrisa me alentará. Estoy

segura de que aun cuando el demonio ruja a mi derredor, preparando su último

asalto, tu mano maternal me acariciará y con sin par solicitud me prodigará los

últimos consuelos en mi despedida de este triste valle de lágrimas. Esto lo sé cierto, lo siento en mí y no fallará mi esperanza... ni un momento lo

dudo.

Los ángeles santos, al ver las ternuras de que seré objeto en el terrible trance

exclamarán también enternecidos: "Mirad cómo la ama nuestra Reina".

Esta es la gracia de las gracias, mi último anhelo, mi petición suprema.

Haz ¡oh Madre mía! que tu dulcísimo nombre, que fue la primera palabra que

supieron balbucir mis infantiles labios entre las caricias de mi buena madre, sea

también la última expresión que suavice y endulce mi sedienta boca al entregar

mi alma. ¡Madre!... que mi tránsito sea el postrer tributo de mi amor hacia Ti...

que sea la última nota de mis cantos que tantas veces se elevaron en tu loor y el

ósculo moribundo que te envíe sea el preludio de mi eterna e íntima unión con la

Majestad divina y contigo, ¡oh mi dulce, mi santa y tierna Madre Auxiliadora...!

HORA EUCARÍSTICA-MARIANA

En torno a la aparición del 13 de octubre

LECTURA DE LAS MEMORIAS DE SOR LUCÍA SOBRE LA ULTIMA

APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA EL 13 DE OCTUBRE DE 1917:

“Salimos de casa bastante pronto, contando con las demoras del camino. Había

gente en masa (70.000 personas), bajo una lluvia torrencial. Mi madre, temiendo

que fuese aquel el último día de mi vida, con el corazón traspasado por la

incertidumbre de lo que podía ocurrir, quiso acompañarme. Por el camino, las

escenas del mes pasado, más numerosas y conmovedoras. Ni el barro de los

caminos impedía a la gente arrodillarse en actitud humildad y suplicante.

También nosotros, ahora, venimos como aquellas gentes a los pies de nuestra

Señora. Humildes y suplicantes queremos adorar a su Hijo y lo hacemos

repitiendo aquella oración que unos meses antes el ángel les enseñó a los

pastorcitos:

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.

Os pido perdón por los que no creen,

no adoran, no esperan y nos os aman. (se recita tres veces)

***

Continuación de relato de sor Lucía:

Llegados a Cova de Iría, junto a la encina, llevada de un movimiento interior,

pedí al pueblo que cerrasen los paraguas para rezar el rosario. Poco después

vimos el reflejo de luz y en seguida a la Virgen sobre la encina.

-¿Qué es lo que usted me quiere?

-Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del

Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra está

acabándose y los soldados volverán pronto a sus casas.

-Tenía muchas cosas que pedirle: si curaba a unos enfermos, si convertía a unos

pecadores, etc.

-Unos sí; otros, no. Es preciso que se enmienden; que pidan perdón por sus

pecados.

Arrepentidos de nuestros pecados y pidiendo la fuerza para enmendar nuestra

vida, presentamos por intercesión de la Virgen nuestras necesidades para que

ella interceda por nosotros ante su Hijo. Decimos:

Madre de la Iglesia, intercede por nosotros.

- Por el Papa, los obispos y sacerdotes, por los religiosos y consagrados;

por todos los bautizados. Oremos.

- Por la paz en el mundo, por aquellos que gobiernas las naciones, por los

que sufren las consecuencias de las guerras y las injusticias humanas.

Oremos

- Por la conversión de los pobres pecadores, de los que no conocen a Dios,

de aquellos que viven alejados e indiferentes. Oremos.

- Por los cristianos que son perseguidos a causa de su fe, por sus familias

y por sus Iglesias. Oremos.

- Por niños y los jóvenes para que busquen siempre a Dios, y si les llama a

la vida sacerdotal o consagrada respondan generosamente. Oremos.

- Por el eterno descanso de los difuntos, por las almas más necesitadas de

la misericordia de Dios. Oremos.

***

Continuación de relato de sor Lucía:

Y –la Virgen- tomando aspecto más triste dijo:

-Que no ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido.

Y abriendo sus manos las hizo reflejar en el sol, y en cuanto se elevaba

continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el sol.

La Madre pide que no ofendan más a su Hijo. Atendamos a las palabras de la

Virgen: no ofendan más a Dios nuestro Señor y hagamos un acto de amor y

reparación; diciendo: Perdón, Señor, misericordia.

- Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanaciones de fiestas,

- que se comenten contra el nombre de Dios y sus templos.

- Por todos los ataques a la Iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo.

- Por todos los que abandonan, lo que desprecian el Magisterio de los Papas

y por todos los falsos profetas.

- Por las presiones de los gobiernos, de esclavitud, de delincuencia; y todas

las injusticias laborales, familiares, sociales.

- Por toda inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en la política,

en las relaciones, en los espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas,

drogas.

- Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano, de inmoralidad y

de pornografía en el cine, en los periódicos, en la televisión.

- Por los pecados en contra de la santidad de la familia y contar la vida y el

amor fraterno.

- por los sacerdotes indignos, por los políticos prepotentes y mentirosos, por

todos los abusos de autoridad.

Terminamos con la oración enseñada por el Ángel a los niños en Fátima:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os

ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,

presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes,

sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos

infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido

la conversión de los pobres pecadores.

CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA

ORACIONES INICIALES

or la señal.

Padre nuestro…

Dios te salve María…

Credo apostólico.

ORACIONES

DE LAS DECENAS DE LA CORONILLA

En la cuenta del Padrenuestro:

adre Eterno, yo te ofrezco

el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad

de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo,

como propiciación por nuestros pecados

y los del mundo entero.

Después se dice 10 veces:

or su dolorosa Pasión,

ten misericordia de nosotros y del mundo entero".

Al terminar cada decena o al final de la cinco:

anto Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,

ten misericordia de nosotros y del mundo entero".

MEDITACIÓN. Espiritualidad del mensaje de Fátima

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

I VÍSPERAS DE LA SOLEMNIDAD DE NUESTRO PADRE SAN

FRANCISCO

P

P

P

S

SEGUNDA PARTE DEL ROSARIO Las intenciones breves se encuentran en el apéndice:

PRIMER MISTERIO

LA ORACIÓN EN EL HUERTO

Llegados al huerto de Getsemaní, Jesús dice a Pedro y a los

hijos del Zebedeo: «Mi alma está triste hasta el punto de

morir; quedaos aquí y velad conmigo.» ( Cfr. Mt 26,36-37)

El mensaje de Fátima es un llamado a la oración. "¡Orad. Orad mucho! -dijo el

ángel a los pastorcitos. ¿Para qué hemos de rezar? Para consolar a Dios, para

mostrarle nuestro amor, para salvar almas, para aplacar la justicia de Dios, para

pedir muchas gracias, para encontrar la paz.

SEGUNDO MISTERIO

LA FLAGELACIÓN DEL SEÑOR

Pilato preguntó a los judíos: ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad a vuestro

Rey?» Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!» Pilato

entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. (Cfr. Jn 18,39-19,1)

A lo largo de la historia, el grito de la turba se ha ido repitiendo y parece que en

nuestros días con más fuerza: “A ése, no”. La Virgen suplica en Fátima: “que no

ofendan más a Dios que ya está muy ofendido”. Y, ¿qué hemos de hacer para no

ofender más a Dios? Evitar el pecado, luchar contra las injusticias, perdonar a

quien nos ofende, hacer el bien a todos.

TERCER MISTERIO

LA CORONACIÓN DE ESPINAS

Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le

vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Jesús, le decían: «Salve, Rey de

los judíos.» Y le daban bofetadas." ( Cfr. Jn 19, 2-3)

El niño Jesús se apareció junto con su Madre a la Hermana Lucía en la ciudad de

Pontevedra. Él le dijo: ‘Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que

está cubierto de espinas’. ¿Qué son estas espinas? Tus pecados, tu indiferencia,

tu poca fe, tu falta de valentía, tu poco afán apostólico.

CUARTO MISTERIO

NUESTRO SEÑOR CARGADO CON LA CRUZ CAMINO DEL

CALVARIO

Cuando llevaban a Jesús para crucificar, echaron mano de un cierto Simón

de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará

detrás de él." (Cfr. Lc 23, 26)

La Virgen en Fátima dijo a los niños: “Deseáis ofreceros a Dios, soportar todos

los sufrimientos que El se complazca en enviaros, como un acto de reparación

por los pecados por los cuales El es ofendido, y pedir por la conversión de los

pecadores?” ¡El Cielo reclama Cireneos! ¿Tú quieres ser cireneo de tu hermano

que sufre, que está enfermo, que está desnudo y hambriento?

QUINTO MISTERIO

LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE EN LA CRUZ Uno de los malhechores decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu

Reino.» Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»

(Cfr. Lc 23, 42-43)

La Virgen no sólo se aparece para quejarse del pecado de los hombres y pedir

oración y penitencia. Tras mostrarles a los pastorcillos el infierno donde van las

almas de los pobres pecadores, les dice: Para salvarlos, Dios quiere establecer

en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. El Corazón de María se

convierte así en nueva arca de salvación. ¡Introdúcete en él!

SANTA MISA

VIGILIA MARIANA Se expone el Santísimo como de costumbre. Tras un breve momento de silencio

se lee el relato de la primera aparición del ángel:

Primera aparición del ángel en la primavera de 1916.

De las memorias de Sor Lucía.

“No puedo precisar las fechas con certeza. Me parece, sin embargo, que debía ser

en la primavera de 1916 que el Ángel nos apareció por primera vez, en nuestra

Loça de Cabezo (…) comenzamos viendo a cierta distancia, sobre los árboles que

se extendían en dirección al saliente, una luz más blanca que la nieve, en forma

de un joven transparente, más brillante que un cristal atravesado por los rayos del

sol. A medida que se aproximaba, íbamos distinguiéndole las facciones.

Estábamos sorprendidos y medio absortos. No decíamos palabra. Al llegar junto

a nosotros, dijo:

- ¡No temáis! Soy el Ángel de la paz. Orad conmigo.

Y arrodillándose a tierra dobló la frente hasta el suelo. Llevados por un

movimiento sobrenatural, le imitamos y repetimos las palabras que le oímos

pronunciar:

- Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen,

no adoran, no esperan y no te aman.

Después de repetir esto por tres veces, se levantó y dijo:

-¡Orad así! Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras

súplicas. Y desapareció”.

Tras un breve silencio, se canta la oración Dios mío yo creo por 3 veces.

TERCERA PARTE DEL ROSARIO

Cuando se considere oportuno, se da comienzo al Rosario.

MISTERIOS GLORIOSOS

PRIMER MISTERIO. LA RESURRECCIÓN DE JESÚS

Cuenta sor Lucía: “Fuimos bañados por una luz celestial que

parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró

nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz

era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella."

Cristo con su resurrección ilumina la vida de los hombres, dándonos la esperanza

de nuestra propia resurrección.

Renovemos nuestra fe y pidamos perdón por aquellos que no creen.

PRECES

Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.

Acudamos a la intercesión de Nuestra Señora y digámosle:

R/. Virgen María, renueva en nosotros la fe.

- Para que seamos testigos de la Resurrección

- Para que nuestras palabras, pensamientos, acciones sean coherentes con

nuestra fe.

- Para que el testimonio de nuestra vida sea la mejor evangelización.

SEGUNDO MISTERIO. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Lucía preguntó a la Virgen: "¿Nos llevarás al cielo?" Si, me llevaré a Jacinta y a

Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que

tú me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que establezcas la

devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.

Con la mirada puesta en cielo, hemos de vivir en medio del mundo como testigos

de Jesucristo. “Seréis mis testigos hasta los confines del mundo”. La esperanza

de ir al cielo, ha de motivarnos a obrar el bien para nuestros prójimos practicando

las obras de misericordia.

Renovemos nuestra esperanza y pidamos perdón por aquellos que viven en la

desesperanza.

PRECES:

Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.

Acudamos a la Virgen María diciendo:

R. Nuestra Señora de la esperanza, óyenos.

- Ante la muerte, el sufrimiento y la enfermedad:

- Ante la guerra, el hambre, el desempleo.

- Ante la falta de sentido de la vida, la incomprensión y la soledad

TERCER MISTERIO. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO SOBRE LOS

APÓSTOLES REUNIDOS EN TORNO A LA VIRGEN MARÍA

La Virgen dice a Lucía: “Hagan sacrificios por los pecadores, y digan seguido,

especialmente cuando hagan un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por

la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra

el Inmaculado Corazón de María.”

El Espíritu Santo es el amor de Dios derramado en nuestros corazones. Por

medio de él es como podemos amar a Dios mismo y al prójimo. Hemos de

multiplicar actos de amor a Nuestro Señor y a la Virgen María cada vez más

despreciados y olvidados por los hombres.

Renovemos nuestro amor a Dios y pidamos perdón por los que no ama.

PRECES

Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.

Acudamos a María para que renueve nuestro amor:

R. Madre del Amor hermoso, enséñanos a amar.

- A Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. A Jesús en el Eucaristía. A ti Madre

buena.

- A nuestros parientes, amigos y bienhechores. A aquellos a los que no

prestamos atención.

- A los pobres pecadores, a los que viven sin sentido, a las almas más

olvidadas.

CUARTO MISTERIO. LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS

CIELOS EN CUERPO Y ALMA

Cuenta Lucía: Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz

maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en

Europa, de la que tenían poca ninguna noción. Digan el Rosario todos los

días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra. Después de esto ella

se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la

inmensa distancia.

La adoración es la prosternación del hombre, que se reconoce criatura ante su

Creador tres veces santo. Solo las almas humildes son capaces de abajarse, de

postrarse, de adorar. El cielo es para las almas humildes, para las almas que

quieren ser como María: esclava del Señor. Renovemos nuestra adoración a Dios

y pidamos perdón por los que no adoran.

PRECES

Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.

Acudamos a María y digámosle:

R. Virgen María, haznos de corazón humilde.

- Para adorar a Dios en espíritu y verdad.

- Para alejarnos de los falsos para dioses que nos deslumbran: dinero, fama,

poder.

- Para reconocer a todos los hombres como hermanos

QUINTO MISTERIO. LA CORANACIÓN DE MARÍA COMO REINA Y

SEÑORA DE TODO LO CREADO

En sus Memorias, Lucía nos dice: La Señora vestía con un manto puramente

blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las

cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más

radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le

producía solo felicidad y un gozo confiado

Al subir al cielo, la Virgen Santísima no se aleja de la humanidad. Constituida

como Mediadora entre su Hijo y los hombres, la Virgen atiende a todos con el

amor propio de una Madre. El Rosario es el lazo que ella nos tiende: quién lo

reza puede estar convencido de que Ella escuchará su oración.

Con el Ángel de la Paz, con los Pastorcitos, con miles de almas que se han

asumido en sus vidas el mensaje de la Virgen de Fátima decimos:

PRECES

Al final del misterio pueden hacerse estas invocaciones.

Con verdadero amor de hijos, elevemos nuestra oración a María y digámosle:

R. Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

- Reina del Cielo y de la tierra, primicia de la humanidad redimida.

- Abogada ante el Divino Juez y Auxilio en nuestras tribulaciones.

- Intercesora en nuestras necesidades y Camino que nos lleva al cielo.

Terminado el rezo del rosario, el sacerdote puede decir algunas breves palabras

por si queda un tiempo de adoración. A continuación de la bendición y reserva,

delante de la Virgen, se hace la consagración a su Inmaculado Corazón.

CONSAGRACIÓN

AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, a Vuestro Corazón

Inmaculado nos consagramos, en acto de entrega total al Señor.

Por Vos seremos llevados a Cristo, y por Él y con Él seremos llevados a

Dios Padre.

Caminaremos a la luz de la fe, y haremos todo para que el mundo crea que

Jesucristo es el enviado del Padre.

Con Él queremos llevar el amor y la Salvación hasta los confines del

mundo.

Bajo la maternal protección de Vuestro Corazón Inmaculado, seremos un

solo pueblo con Cristo. Seremos testigos de su Resurrección. Por Él seremos

llevados al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, a quien adoramos,

alabamos y bendecimos.

Amén.

Se puede terminar con el canto de la Salve Regina o con el Totus Tuus u otro

canto apropiado.

DOMINGO, 4 DE OCTUBRE DESPEDIDA DE LA VIRGEN

CUARTA PARTE DEL ROSARIO Se puede recitar la cuarta parte del Rosario con los misterios

luminosos.

MISTERIOS LUMINOSOS

PRIMER MISTERIO. EL BAUTISMO DE JESÚS EN

EL JORDÁN

Por el Bautismo, hemos sido hechos hijos de Dios, herederos

del cielo, se nos ha dado la fe y hecho miembros de la Iglesia. Con María,

agradezcamos este inmenso don.

SEGUNDO MISTERIO. LAS BODAS DE CANÁ

La Virgen María desde el cielo intercede como Madre por nosotros. Solamente

nos da una condición: Haced lo que él os diga.

TERCER MISTERIO. EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS INVITANDO

A LA CON-VERSIÓN

La Virgen en las apariciones de Fátima, nos llama a la conversión -a volvernos a

Dios de quien nos alejamos por el pecado- y a rezar por los pecadores.

CUARTO MISTERIO. LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

La gracia de Dios recibida en los sacramentos obra en nosotros una

transfiguración: haciéndonos hombres nuevos a imagen de Cristo. El cielo es

nuestra meta.

QUINTO MISTERIO . LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA

La Virgen María recordó a los pastorcitos de Fátima la importancia de la

adoración a Jesús Eucaristía con la intención de reparar el corazón herido de

Cristo por los pecados. Hemos de ser verdaderos adoradores y reparadores.

Terminado el rezo del rosario, se puede cantar “Salve Madre” y antes de salir de

la Iglesia, detenida la imagen ante la reja del Coro, nuevamente la Madre

Abadesa dirige unas palabras de despedida a la Imagen de la Virgen. Se podría

entonar, el Adeús propio del Santuario de Fátima.

APÉNDICE

INTENCIONES PARA LOS MISTERIOS DEL ROSARIO

MISTERIOS GOZOSOS

1.- La encarnación del Hijo de Dios

en las entrañas purísimas de la

Virgen María. Pidamos para que el

don de la vida sea respetado y valorado

desde su inicio hasta su fin natural.

2.-La Visitación de Nuestra Señora a

su prima santa Isabel. Pidamos por

las personas que se encuentran en

necesidades materiales y espirituales

3.-El nacimiento del Niño Dios en el

portal de Belén. Pidamos por los niños

y los jóvenes; y por las personas más

indefensas y débiles.

4.-La purificación de Nuestra Señora

y presentación del Niño Jesús en el

templo. Pidamos por los sacerdotes y

todos los consagrados, por su

perseverancia y santidad.

5.- El niño Jesús perdido y hallado

en el templo. Pidamos por aquellos

que no creen o han perdido la fe o

viven con mediocridad su condición de

cristianos.

MISTERIOS DOLOROSOS

1. La Oración de Jesús en el Huerto.

Pidamos por los enfermos y

agonizantes.

2. La flagelación de Jesús atado a la

columna. Pidamos por aquellos que

viven esclavos del pecado.

3. La coronación de espinas. Pidamos

por aquellos que viven afanados por la

gloria mundana.

4. Nuestro Señor con la cruz a

cuestas camino del Calvario. Pidamos

el verdadero dolor de nuestros pecados

y por nuestra propia conversión.

5. La crucifixión y muerte del Señor.

Pidamos por el eterno descanso de los

difuntos.

MISTERIOS GLORIOSOS

1.-La Resurrección del Señor. Pidamos el don de la fe: Señor, creo;

pero aumenta mi fe.

2.- La Ascensión del Señor. Pidamos

el don de la esperanza: Señor, en ti

tengo puesta mi esperanza.

3.- La Venida del Espíritu Santo

sobre los Apóstoles reunidos en

torno a la Virgen María Pidamos el

don de la caridad: Señor, yo te amo,

enséñame a amar a mis hermanos.

4.- La Asunción de María Santísima

a los Cielos. Pidamos la verdadera

devoción a la Virgen: Señora, haznos

dignos de ser tus hijos.

5.- La Coronación De La Virgen

Como Reina Y Señora De Todo Lo

Creado. Pidamos la salvación eterna,

para nosotros y todos los nuestros.

MISTERIOS LUMINOSOS

1.-El Bautismo del Señor en el

Jordán. Renovemos nuestro bautismo

y renunciamos a Santanás y al pecado.

2.-El Milagro de las Bodas de Cana.

Renovemos nuestra confianza en la

Virgen e imitemos sus virtudes.

3.- El anuncio del Reino invitando a

la conversión. Recordemos que

nuestra regla es el santo Evangelio.

4.-La Transfiguración del Señor.

Encendamos nuestro corazón en deseos

de contemplar a Dios.

5.- La institución de la Eucaristía.

Imitemos a Jesús Eucaristía en su

entrega y fidelidad total.

ORACIONES DEL ROSARIO

PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación

y líbranos del mal. Amén.

AVEMARÍA

Dios te salve, María;

llena eres de gracia;

el Señor es contigo;

bendita Tú eres

entre todas las mujeres,

y bendito es el fruto de tu vientre,

Jesús.

Santa María, Madre de Dios,

ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo,

y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIAS

¡Oh buen Jesús,

perdona nuestros pecados,

líbranos del fuego del infierno,

y lleva al cielo a todas las almas

especialmente a las más necesitadas

de tu misericordia!

María, Madre de gracia,

Madre de misericordia,

defiéndenos del enemigo

y ampáranos ahora y en la hora

de nuestra muerte. Amén.

CANTOS LETRILLAS PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO

GOZOSOS LUMINOSOS 1º Llegó a María

del ángel la voz.

Serás tú, le dice,

la Madre de Dios.

2º María visita

a Santa Isabel,

colmando de gracias

a su prima fiel.

3º En pobre pesebre

Nació el Salvador.

Los ángeles cantan

la paz y el amor.

4º La Virgen su ofrenda

Al templo llevó,

y allí Jesús Niño

a Dios presentó.

5º Tres días perdido

estuvo Jesús

y dio a los doctores

raudales de luz.

1ºCuando es bautizado

allá en el Jordán,

en el mundo brilla

su divinidad.

2ºEl primer milagro

lo hace en Caná,

y así manifiesta

su inmensa bondad.

3º El Reino se acerca,

lo dice el Señor,

lo que Jesús quiere

es la conversión.

4ºHacia la montaña

camina Jesús,

y se transfigura,

radiante de luz.

5ºEn la Santa Cena

cual don celestial,

allá nos entrega

el Misterio Pascual.

DOLOROSOS GLORIOSOS 1º Orando en el Huerto

el Buen Redentor

vertió de su Sangre

copioso sudor.

2º Cuando en la columna

azotes sufrió

los pecados del mundo

Jesús reparó.

3º Corona de espinas su

frente rasgó,

por los pensamientos

que ofenden a Dios.

4º Al monte Calvario

camina Jesús

llevando en sus hombros

cargada la cruz.

1º Jesús del sepulcro

triunfante salió,

de muerte y pecado

feliz nos salvó.

2º Subiendo a los cielos

el Rey eternal,

nos abre la puertas

del gozo eternal.

3º En lenguas de fuego

el eterno Amor

a todos los suyos

sus gracias donó.

4º En cuerpo y alma

la Virgen se va,

al Cielo donde Ella

nos esperará.

5º En cruel agonía

murió el Salvador

dejando a María

por Madre de Amor.

5º Corona de gloria

adorna tu sien,

y cielos y tierras

están a tus pies.

MISTERIOS GOZOSOS 1. Cuando anuncia el ángel el magno misterio,

De gozo se llenan la tierra y el cielo. Ave…

2. María visita a Santa Isabel,

Visita, oh Virgen, nuestra alma también. Ave…

3. Jesús nace amante en pobre pesebre.

No améis las riquezas que a los hombres pierden. Ave…

4. La Virgen va al templo y ofrece a su Hijo.

Ofrece, cristiano, a Dios sacrificios. Ave…

5. ¿No ves a María buscando a su Hijo?

¡Ah! Búscale, hombre, cuando le has perdido. Ave…

MISTERIOS LUMINOSOS 1. Jesús se bautiza, el Padre se complace.

Para ser yo hijo el cielo me abre. Ave…

2. Obró por María el milagro en la boda.

Acude cristiano a tu mediadora. Ave…

3. El Reino está cerca, lo dice el Señor,

Miremos que urge nuestra conversión. Ave…

4. Cristo se nos muestra radiante de luz,

Adora cristiano, adora a Jesús. Ave…

5. Jesús nos entrega su Cuerpo y su Sangre,

con fervor recíbelo, igual que su Madre. Ave…

MISTERIOS DOLOROSOS 1. Jesús en el huerto ora y suda sangre.

Con el ángel vamos para consolarle. Ave…

2. Azotes terribles desgarran su cuerpo.

¿querrás con tus culpas herirle de nuevo?. Ave…

3. Corona de espinas le ciñe las sienes.

De tantos dolores la culpa tú tienes. Ave…

4. Con la cruz cargado sube hasta el Calvario.

Lleva la cruz tuya siempre sin desmayo. Ave…

5. Jesús muere en medio de grandes tormentos.

Por dar vida al hombre y llevarle al cielo. Ave…

MISTERIOS GLORIOSOS 1. Triunfante y glorioso levántate Cristo.

No quieras cristiano, vivir en tus vicios. Ave…

2. Jesús se despide y a los cielos vuela.

Miremos al cielo donde Él nos espera. Ave…

3. Espíritu Santo, encienda tu fuego

Nuestros corazones más fríos que el hielo. Ave…

4. Los Ángeles suben al cielo a María.

Tened confianza de verla algún día. Ave…

5. María fue Reina del cielo aclamada.

Que sea Señora también de tu alma. Ave…

EN LAS RAMAS

1.-En las ramas de una encina,

te apareces Virgen blanca

por salvar al mundo, Madre,

que en ti pone su esperanza.(BIS)

Ave, ave, ave, Madre Celestial;

Ave, ave, ave te canta el mortal.

2.-Descendiste de la altura

a hablar con los pastorcillos

que aceptaron generosos

ofrecerte sacrificios.(BIS)

3.-Penitencia y oración,

a todos nos aconsejas;

que, del hombre, los pecados

cesen ya sobre la tierra. (BIS)

SALVE REGINA Salve, Regina, Mater misericórdiae:

Vita, dulcedo, et spes nostra, salve.

Ad te clamamus, éxsules, filli Hevae.

Ad te suspiramus, gementes et flentes

in hac lacrimarum valle.

Eia ergo Advocata nostra,

illos túos misericordes óculos

ad nos converte.

Et Jesum, benedictum fructum

ventris tui,

nobis post hoc exsílium ostende.

O Clemens: O pía:

O dulcis Virgo María.

GLORIA

Gloria Patri et Filio, et Spiritui Santo.

Sicut erat in principio et nunc et

semper,

et in saecula saeculorum. Amen.

MATER ECLESIAE

Mater Eclesiae, Regina Mundi,

Da nobis pacem, da nobis pacem.

LAUDATE

Laudate, Laudate, Laudate, Mariam!

Laudate , laudate, Laudate, Mariam!

TOTUS TUUS

Totus tuus, María Totus tuus, María.

Mater christi, Mater Ecclesiae. Totus

tuus, María.

SALVE REGINA

Salve, Regina. Salve, Regina.

Ora pro nobis, María.

“ADEUS” A NUESTRA SEÑORA

Oh Virgen del Rosario, de Fátima Señora; de todo el mundo reina, de hombres protectora. Oh Virgen del Rosario, de Fátima Señora, en este mundo, Madre, tu eres mediadora. Una oración final, al dejarte Madre mía, viva siempre en mi alma este grito inmortal: Oh Fatima, adiós. Virgen Madre, adiós. (BIS) 2. Escucha gran Señora, oh reina del Amor, las últimas palabras de este pecador, que a despedirse viene henchido de dolor; acoge, Buena Madre, mi gozo y mi clamor.

LETANÍAS

LETANÍAS LAURETANAS

Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,

ten piedad de nosotros. Dios, Hijo, Redentor del

mundo,

Dios, Espíritu Santo,

Santísima Trinidad, un

solo Dios,

Santa María,

ruega por nosotros. Santa Madre de Dios,

Santa Virgen de las

Vírgenes,

Madre de Cristo,

Madre de la Iglesia,

Madre de la divina

gracia,

Madre purísima,

Madre castísima,

Madre siempre virgen,

Madre inmaculada,

Madre amable,

Madre admirable,

Madre del buen consejo,

Madre del Creador,

Madre del Salvador,

Madre de misericordia,

Virgen prudentísima,

Virgen digna de

veneración,

Virgen digna de

alabanza,

Virgen poderosa,

Virgen clemente,

Virgen fiel,

Espejo de justicia,

Trono de la sabiduría,

Causa de nuestra

alegría,

Vaso espiritual,

Vaso digno de honor,

Vaso de insigne

devoción,

Rosa mística,

Torre de David,

Torre de marfil,

Casa de oro,

Arca de la Alianza,

Puerta del cielo,

Estrella de la mañana,

Salud de los enfermos,

Refugio de los

pecadores,

Consoladora de los

afligidos,

Auxilio de los

cristianos,

Reina de los Ángeles,

Reina de los Patriarcas,

Reina de los Profetas,

Reina de los Apóstoles,

Reina de los Mártires,

Reina de los

Confesores,

Reina de las Vírgenes,

Reina de todos los

Santos,

Reina concebida sin

pecado original,

Reina asunta a los

Cielos,

Reina del Santísimo

Rosario,

Reina de la familia,

Reina de la paz.

Cordero de Dios, que

quitas el pecado del

mundo, perdónanos,

Señor. Cordero de Dios, que

quitas el pecado del

mundo, escúchanos, Se

ñor. Cordero de Dios, que

quitas el pecado del

mundo, ten

misericordia de

nosotros. Ruega por nosotros,

Santa Madre de Dios.

Para que seamos

dignos de las promesas

de Cristo.

ORACIÓN. Te

rogamos nos concedas,

Señor Dios nuestro,

gozar de continua salud

de alma y cuerpo,

y por la gloriosa

intercesión

de la bienaventurada

siempre Virgen María,

vernos libres de las

tristezas de la vida

presente

y disfrutar de las alegrías

eternas.

Por Cristo nuestro

Señor.

Amén.

LETANÍA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Señor, ten piedad...

Cristo, ten piedad...

Señor, ten piedad...

Santa María, Corazón Inmaculado de María, R/. ruega por nosotros.

Corazón de María, lleno de gracia

Corazón de María, vaso del amor más puro

Corazón de María, consagrado íntegro a Dios

Corazón de María, preservado de todo pecado

Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad

Corazón de María, delicia del Padre en la Creación

Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención

Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo

Corazón de María, abismo y prodigio de humildad

Corazón de María, medianero de todas las gracias

Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón de Jesús

Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica

Corazón de María, holocausto del amor divino

Corazón de María, abogado ante la justicia divina

Corazón de María, traspasado de una espada

Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados

Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo

Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo

Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús

Corazón de María, fortaleza de los cristianos

Corazón de María, refugio de los perseguidos

Corazón de María, esperanza de los pecadores

Corazón de María, consuelo de los moribundos

Corazón de María, alivio de los que sufren

Corazón de María, lazo de unión con Cristo

Corazón de María, camino seguro al Cielo

Corazón de María, prenda de paz y santidad

Corazón de María, vencedora de las herejías

Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra

Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia

Corazón de María, que por fin triunfarás

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Perdónanos Señor

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Escuchanos Señor

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, R/. Ten misericordia de

nosotros.

V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios

R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de Nuestro Señor Jesucristo

Oremos. Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una

digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre

conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro

Señor. Amen

LETANÍAS DEL RITUAL DE CORONOCIÓN DE LA VIRGEN

Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad

Santa María

Santa Madre de Dios

Santa Virgen de las vírgenes

Hija predilecta del Padre

Madre de Cristo Rey

Gloria del Espíritu Santo

Virgen Hija de Sión

Virgen pobre y humilde

Virgen sencilla y obediente

Esclava del Señor

Madre del Señor

Colaboradora del Redentor

Llena de gracia

Fuente de hermosura

Conjunto de todas las virtudes

Fruto escogido de la redención

Discípula perfecta de Cristo

Imagen purísima de la Iglesia

Mujer nueva

Mujer vestida de sol

Mujer coronada de estrellas

Señora llena de benignidad

Señora llena de clemencia

Señora nuestra

Alegría de Israel

Esplendor de la Iglesia

Honor del género humano

Abogada de la gracia

Dispensadora de la piedad

Auxiliadora del pueblo de Dios

Reina de la caridad

Reina de la misericordia

Reina de la paz

Reina de los ángeles

Reina de los patriarcas

Reina de los profetas

Reina de los apóstoles

Reina de los mártires

Reina de los confesores

Reina de las vírgenes

Reina de todos los Santos

Reina concebida sin pecado original

Reina asunta a los cielos

Reina del mundo

Reina del cielo

Reina del universo

Se concluyen como la lauretanas.

LETANÍAS A NUESTRA SEÑORA DOLORSA

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros

Santa María Ruega por nosotros

Santa Madre de Dios

Santa Virgen de las Vírgenes

Madre crucificada

Madre dolorosa

Madre lacrimosa

Madre afligida

Madre abandonada

Madre desolada

Madre privada de Hijo

Madre traspasada por la espada

Madre abrumada de dolores

Madre llena de angustias

Madre clavada a la cruz en su

corazón

Madre tristísima

Fuente de lágrimas

Cúmulo de sufrimientos

Espejo de paciencia

Roca de constancia

Ancora del que confía

Refugio de los abandonados

Escudo de los oprimidos

Derrota de los incrédulos

Consuelo de los míseros

Medicina de los enfermos

Fortaleza de los débiles

Puerto de los náufragos

Apaciguadora de las tormentas

Auxiliadora de los necesitados

Terror de los que incitan al mal

Tesoro de los fieles

Inspiración de los profetas

Sostén de los apóstoles

Corona de los mártires

Luz de los confesores

Flor de las vírgenes

Consuelo de las viudas

Alegría de todos los Santos

Cordero de Dios que quitas los

pecados del mundo, perdónanos

Señor

Cordero de Dios que quitas los

pecados del mundo, escúchanos

Señor

Cordero de Dios que quitas los

pecados del mundo, ten piedad de

nosotros

Oración. Oh Dios, en cuya Pasión

fue traspasada de dolor el alma

dulcísima de la gloriosa Virgen y

Madre María, según la profecía de

Simeón; concédenos propicio, que

cuantos veneramos sus dolores y

hacemos memoria de ellos,

consigamos el feliz efecto de tu

sagrada Pasión. Tú que vives y

reinas por los siglos de los siglos.

Amén

PROFESIÓN DE FE MARIANA

“Lo que la fe católica cree acerca de María se funda en lo que cree acerca de

Cristo, pero lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo.”

Hagamos en este año de la fe una renovación de esas verdades sobre nuestra

Madre, la Virgen María; cantando:

CREO, CREO. AMÉN.

CREO, CREO. AMÉN.

¡María, Madre de Dios y Madre nuestra amabilísima! Confesamos con la

Iglesia guiada por el Espíritu Santo tu Maternidad divina, tu perpetua

Virginidad, tu Inmaculada Concepción, tu misión Corredentora junto a tu Hijo

Jesús.

Creemos en tu Asunción y glorificación celestial en cuerpo y alma porque eres

la Madre del Resucitado e imagen de la Iglesia que tendrá su cumplimiento en

el retorno glorioso de Cristo.

Creemos en tu Maternidad espiritual que, donando a Jesús, nos engendra a la

vida divina, en tu Maternidad eclesial, porque precedes y acompañas a la

Iglesia en el camino de la Fe y del Amor.

Creemos en tu Realeza universal, en tu misión de Medianera y dispensadora

de toda gracia y don que viene de Dios, en tu presencia de Amor, junto a cada

una de las criaturas como Madre, Auxiliadora, Consoladora y Abogada.

Creemos que te preocupas cuando nos ves sufrir, que te alegras cuando nos

arrepentimos de nuestros pecados, que no dejas de ayudarnos en nuestras

necesidades, que nos amas con amor de misericordia, y creemos que por tú

eres el camino más fácil, corto, perfecto y seguro para encontrar a Jesús y

unirnos con Él.

ORACIONES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS A LA VIRGEN.

I

Santa Virgen María,

no ha nacido en el mundo entre las mujeres ninguna semejante a ti,

hija y esclava del altísimo Rey sumo y Padre celestial,

madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo,

esposa del Espíritu Santo:

ruega por nosotros,

junto con el arcángel san Miguel y todas las virtudes del cielo

y con todos los santos,

ante tu santísimo Hijo amado, Señor y maestro. Amén.

SALUDO A LA VIRGEN MARÍA.

Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María,

que eres virgen hecha iglesia

y elegida por el santísimo Padre del cielo,

a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito,

en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien.

Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya.

Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya

y todas vosotras, santas virtudes, que sois infundidas

por la gracia e iluminación del Espíritu Santo

en los corazones de los fieles,

para que de infieles hagáis fieles a Dios. Amén.