Violencia y Paz

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El Estado burgués mexicano y las tareas de la revolución proletaria Falsa dicotomía entre violencia y paz en las acciones políticas de las masas Partido Comunista de México (marxista-leninista) Frente Popular Revolucionario Unión de la Juventud Revolucionaria de México

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El Partido Comunista de México (marxista-leninista), el Frente Popular Revolucionario y la Unión de la Juventud Revolucionaria de México ha publicado el siguiente material, importantísimo para las necesidades y tareas para las cuales con urgencia reclama solución el movimiento social en la actualidad.Sobre la necesidad de elevar concientemente las formas de lucha y las formas de organización; dar paso a la constitución y multiplicación de asambleas obreras, populares, barriales, campesinas, etc., en las cuales recaiga colectivamente la dirección del movimiento por la ‪#‎PresentacióndeLos43YA‬ y por el derrocamiento del régimen oligárquico y criminal de Peña Nieto; por la conjugación correcta entre mejor y más adecuada organización con la utilización de todas las formas de lucha y la violencia revolucionaria de las masas obreras y populares; los motivos y la necesidad de combatir el falso debate que el Estado y los pacifistas socialdemócratas sin remedio quieren abrir entre 'Violento' y 'Pacífico'.A estos y otros temas aporta alternativas el documento titulado "El Estado burgués mexicano y las tareas de la revolución proletaria. Falsa dicotomía entre violencia y paz en las acciones políticas de las masas".

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El Estado burgués mexicano y las tareas de la

revolución proletaria

Falsa dicotomía entre violencia y paz en las acciones políticas de las masas

Partido Comunista de México (marxista-leninista) Frente Popular Revolucionario

Unión de la Juventud Revolucionaria de México

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Primera edición digital.México, diciembre de 2014.

Ediciones Vanguardia Proletaria

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El Estado burgués mexicano y las tareas de la

revolución proletaria

Falsa dicotomía entre violencia y paz en las acciones políticas de las masas

Partido Comunista de México (marxista-leninista) Frente Popular Revolucionario

Unión de la Juventud Revolucionaria de México

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“Quien consuela al esclavo en vez de empujarlo a la sublevación contra la esclavitud ayuda a los esclavistas.”

Fuerbach, citado por V.I. Lenin en: La Bancarrota de la II Internac-ional. Obras Tomo V, (1913-1916), P. 108

IntroducciónA partir de la llamada “guerra contra el crimen organizado”,

pero especialmente a partir de La Batalla de San Lázaro del 1° de diciembre de 2012, el tema del Estado y la elevación de las formas de lucha y organización para subvertirlo han cobrado relevancia es-tratégica.

Mirando objetivamente la historia reciente de la lucha de clases, no debe extrañar que los hechos criminales del 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, con 6 personas asesinadas: 3 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, uno cruelmente desollado del rostro; un joven deportista del equipo Los Avispones de Chilpancingo, la profesora Blanca Montiel Sánchez y Víctor Manuel Lugo Ortiz; además de 43 estudiantes normalistas detenidos-desaparecidos, varias personas heridas y un estudiante normalistas hasta hoy en estado de coma; derivara en las diversas movilizaciones de masas en demanda de su

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aparición con vida y justicia, en disposición de combate en Guerrero y en todo el país y la amplia solidaridad a nivel internacional, lo que nos convocan a exponer nuestro punto de vista acerca del Estado y las tareas que nos exige la revolución proletaria.

Tareas que tenemos que definir a partir de los procesos y lu-cha de clases que agrietan la dictadura del capital en otras partes del planeta, bajo las mismas condiciones y contradicciones materiales que se concretan en Ayotzinapa, Tixtla, Iguala, Guerrero y México, aprendiendo de las lecciones y experiencias de nuestro mismo ejér-cito en Túnez, Grecia, Burkina Fasso, Benín, Kobane, Ferguson, en las barriadas populares de París, Brasil, Turquía, Ecuador, Filipinas, Colombia, etc.

5 de noviembre de 2014. De Los Pinos al Zócalo: ¡Fue el Estado!

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Falsa dicotomía entre violencia y paz en las acciones políticas de masasEn los últimos 2 meses la historia del país ha dado grandes

saltos abriendo nuevas posibilidades para su desarrollo. Consi-gnas y tareas del movimiento proletario y popular hoy con un fuerte contenido práctico y grandes perspectivas de realidad y concreción, por ejemplo, de la Huelga Política General, la Asamblea Nacional del Proletariado y los Pueblos de México, la caída de Peña Nieto o el establecimiento de un Gobierno Pro-visional Revolucionario de obreros y campesinos pobres y una Asamblea Nacional Constituyente.

Desde el 1 de diciembre de 2012 en sectores del movimien-to popular se mantenía el planteamiento de que “México NO tiene presidente”, pues la ilegalidad y la ausencia de cualquier tipo de le-gitimidad de su gobierno lo hacían un gobierno impuesto desde el poder del capital financiero. Esta consigna se convirtió muy pronto en un contundente ¡Fuera Peña! durante el movimiento magisteri-al de 2013, la lucha contra las reformas estructurales entreguistas fueron articulando la tarea histórica de derrocar el gobierno de Peña Nieto con las tareas prácticas necesarias para lograrlo, tales como la acción de las masas populares en las calles, el Paro Nacional y la Huelga Política General.

A partir de los hechos del 26 y 27 de septiembre este pro-ceso se aceleró. El narco-gobierno de Peña Nieto y el narco Estado, los sectores más reaccionarios y terroristas de la oligarquía financi-era, fundidos con el crimen organizado, propinaron un duro golpe al movimiento estudiantil, al movimiento magisterial, al movimiento

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obrero, campesino y popular, a las comunidades indígenas, camp-esinas y al pueblo de Guerrero, a los pueblos de México y como se ha dejado ver, a la humanidad toda.

El proyecto de fascismo, terror, saqueo, despojo, explotación, miseria, depauperación y embrutecimiento; en contra de las liber-tades democráticas, el desarrollo humano integral de los pueblos, de la juventud y los trabajadores, osó provocarnos con ese grave crimen de lesa humanidad cometido en Iguala contra jóvenes estudi-antes que todos los días conviven y comparten con la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias - Policía Comunitaria “La Patria es Primero”.

Este duro golpe ha puesto sobre la mesa la aceleración del

proceso que se venía desarrollando de elevar las formas de lucha y organización del pueblo trabajador y sus expresiones organizadas para hacer firme oposición a la aplicación de las reformas estruc-turales, para consolidar el proceso de unidad que nos permita actuar más organizados y con mayor contundencia en la perspectiva de la Huelga Política General y la revolución socialista. Tanto formas de lucha como formas de organización vieron un gran impulso por los acontecimientos de Iguala, a los grandes contingentes ya organiza-dos y movilizados a quienes se les hacía complicado conmover al grueso de la población para resistir y pasar a la ofensiva en contra del neoliberalismo, se le unió en estos dos meses una gran masa de ciudadanos y ciudadanas, jóvenes, niños, mujeres y ancianos que componen un amplio tejido social, pluri clasista y multisectorial que ha permitido pasar a la ofensiva, acorralar al régimen y proponerse la realización concreta de una aspiración de millones: ¡Tumbar al mal gobierno!

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Las movilizaciones han ido creciendo en su calidad y cantidad, desde el 2 de octubre hacia el 20 de noviembre se ha expresado el descontento popular tanto en la movilización tradicional, caminando de un punto a otro de forma masiva, así como formas distintas, algu-nas más contundentes mediáticamente y otras efectivas económica y políticamente: la destrucción de instalaciones de partidos políticos burgueses (PRI, PAN y PRD), oficinas como la de José Luis Abarca o el Palacio de Gobierno y Casa Guerrero, donde se fraguaron los asesinatos de dirigentes campesinos; bloqueos carreteros, toma de camiones con productos de empresas monopólicas, que luego se dis-tribuyen organizadamente a la población pobre o son ocupados para la resistencia; bloqueo a bancos y edificios públicos de gobierno; clausura momentánea y simbólica de centros comerciales así como el cerco de los aeropuertos de Acapulco y la ciudad de México. Han

5 de noviembre de 2014. De Los Pinos al Zócalo: ¡Dónde están los asesinos?

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desatacado como el centro del accionar la movilización política en la capital del país, llenando en varias ocasiones la plancha del Zócalo, donde el grito unánime oscila entre ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! y ¡Fuera Peña!, acciones, movilizaciones y consignas, que se van cualificando a partir del piso que nos ha dejado la Primavera Magisterial del 2013.

Como es costumbre del régimen y su mal gobierno, en nuestras

acciones y movilizaciones infiltra y provoca. El régimen se aprove-cha de nuestra aún limitada organización y disciplina o de la fragili-dad de la misma, para hacer de la suyas infiltrando a provocadores de tal forma que generen confusión sobre cuál debe ser el comportami-ento de nuestros contingentes en determinadas situaciones.

Por eso, debemos poner al centro la organización, luego más organización y luego y siempre más y mejor organización. La or-ganización consciente, disciplinada y planificada más amplia y asamblearia de masas, así como la organización más férrea de los cuadros en sus estructuras con la claridad, discutida, acordada y plan-ificada para que las acciones y tareas se realicen con éxito.

Las acciones de los contingentes pueden ser muy variadas. La propaganda negra que hacen los medios de comunicación masiva tiene un fin muy concreto y es el de inhibir la participación popular y la movilización política de masas. Pero también hay otro objetivo, que es el de disuadir a los contingentes, de hacer su legítima defensa de la ofensiva del régimen, defensa que debe hacerse organizada y con una amplia participación popular para que tenga éxito y las ma-sas en nuestra movilización callejera, elevemos nuestra moral y con-fianza en nuestra capacidad de acción y de poder.

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Desde el 1 de diciembre, cuando comenzó la pesadilla del desgobierno de Enrique Peña Nieto, precedida por 30 años de neo-liberalismo y saqueo, un amplio sector de la juventud organizó el cerco a la Cámara de Diputados, en esta movilización tuvo lugar La Batalla de San Lázaro. Varios contingentes llevaron la consigna de no permitir la toma de protesta del fascista, evidentemente faltó una participación más numerosa de masas populares y faltó también una mayor organización para actuar de forma más disciplinada, más ordenada, con mejores pertrechos que permitieran lograr un mayor éxito en la jornada. De todas maneras, los medios masivos de comu-nicación no pudieron ocultar nuestra pequeña victoria, aún a pesar de querer deslegitimarla.

De esta movilización y la subsiguiente cacería de brujas surgió un enorme linchamiento en contra de la acción directa, en contra de “la violencia y de los violentos”, culpando de violentos a cualesqui-era que utilice una capucha o lance objetos, inflamables o no a los “representantes del orden público” (sic).

Debemos hacer notar que la violencia fundamentalmente es la que ejerce el orden establecido de explotación y opresión capital-ista en contra de las mayorías trabajadoras, es decir, la violencia es-tructural de nuestra sociedad deriva de la composición clasista de la misma. Es la explotación asalariada, es el abuso constante del poder de los grandes ricos, es el saqueo que se ha profundizado en el país durante los últimos 30 años y el autoritarismo feroz de los últimos 80 años donde se contiene la máxima violencia reaccionaria.

El Estado de la oligarquía financiera actúa como provo-cadora de la violencia, a través de sus testaferros para legitimar

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la represión, el terror, el fascismo, más cuando las masas aún no llegan a comprender la necesidad de la violencia revolucionaria y no han alcanzado un nivel de organización superior para em-prenderla. Por un lado, pero por el otro están las acciones espon-táneas, o las “acciones directas” que se desatan y que no enseñan a las masas a combatir como ejército revolucionario, sino como individuos o grupos aislados y hace presa fácil de la derrota, de la virulenta reacción del enemigo de clase y peor aún alejan a las masas de esa necesidad.

La tarea fundamental es superar la falsa dicotomía entre las acciones pacíficas y las acciones violentas. No es gratuito que el dis-curso de Peña Nieto sea el de que “no se puede exigir justicia con violencia” y unos días después el de que “se quiere desestabilizar el proyecto de nación”. Primero hay que considerar que Peña tiene un proyecto de nación, es de entrega y subordinación al gran capital nacional y extranjero.

El régimen ha utilizado esta maniobra muchas veces, de “divide y vencerás”, tratando de confrontar un sector del mov-imiento que se expresa de forma “civilizada” y “pacífica” con el sector “radical” que se expresa violentamente cuando no es que son puros “infiltrados”. Ya lo ha hecho entre “guerrilla buena” y “guerrilla mala”, entre “estudiantes buenos” y “estudiantes ma-los”, etc.

¿Qué hacer entonces?Si consideramos que vivimos en una sociedad dividida en

clases sociales donde una minoría rapaz, menos de 250 mil personas, el 0,7% de la población, domina a la gran mayoría trabajadora del

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campo y la ciudad, la violencia es estructural y la ejerce fundamen-talmente la clase dominante a través del Estado y sus instrumentos represivos.

De hecho, en la medida que la crisis general del capital-ismo imperialista se profundiza y avanza en su descomposición, como en este momento ocurre en el país y en el mundo, la violen-cia que ejerce contra la clase obrera y los pueblos es más agresiva y extrema, la agudización de la lucha de clases lleva a que la oligarquía financiera ejerza sobre los explotados y oprimidos el fascismo. Nuestro país vive en un acelerado proceso de fascisti-zación.

Su contrario es la violencia consciente y organizada de las ma-sas populares, la violencia revolucionaria transformadora que hace suyas las más diversas acciones y formas de lucha para derrocar al régimen opresor y generar las bases de una sociedad sin violencia, sin explotación de los hombres por los hombres mismos. La paz es construcción consciente de la humanidad en el triunfo de la justicia como norma social, es la ausencia de la guerra por el derrocamiento de la oligarquía financiera y su régimen guerrerista por una revolu-ción proletaria que, en su primer forma de organización social se con-stituye en dictadura del proletariado para la desaparición de las clases sociales y acceder al comunismo, cuando material e ideológicamente han desaparecido las bases de la lucha de clases y con ello la guerra.

Las acciones que hemos visto hasta ahora difícilmente se pu-eden calificar de violentas o radicales. En este entendido, son ac-ciones efectivas mediáticamente. Quemar un metrobús o tomar un camión de leche para repartirla entre al pueblo pobre y posterior-

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mente prenderle fuego, es una acción de sabotaje, con efectividad mediática, pero si se realiza aislada del conjunto del movimiento, sin planificación y sin acuerdo de estructuras asamblearias, la efec-tividad pasa a segundo plano y es utilizado por los medios masivos como propaganda negra.

a) Estas acciones contundentes y efectivas mediáticamente

tienen un objetivo político para el movimiento, ese objetivo político se debe tener claro en el conjunto de los participantes, el objetivo se logra cuando las masas, ordenadamente, identificadas con un sector y organización como ha sido el caso de la sección XXII, la CETEG o la FECSM, etc., realizan una acción, como en el caso de desmantelar las oficinas del PRI, hoy por hoy identificado como una organización

1o de diciembre de 2014. Del Zócalo al Ángel de la Independencia: ¡Peña, tú no eres Ayotzinapa!

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criminal. Esa acción considerada desde el punto de vista del derecho burgués republicano decimonónico como un acto en perjuicio de la propiedad privada, observada desde el punto de vista de la lucha de clases resulta ser un acto de justicia, pues es sabido de todos que en esas oficinas se planean asesinatos y operan redes de trata de per-sonas por lo menos. Pero el punto es que no sea un grupo reducido y desorganizado que improvisadamente expresa su rabia contra un edificio símbolo del poder, pues en esos momentos es cuando opera la infiltración, sino en que sea un contingente de masas disciplinado y consciente de la acción que se llevará a cabo y las medidas a tomar.

b) La confrontación y la violencia históricamente son inevita-bles. En ocasiones podemos evitarla si estamos prevenidos con actos creativos, político organizativos, como los “sentones” pero la may-oría de las veces la desobediencia civil y pacífica topa con la realidad de autoridades que no son capaces de respetar sus propios marcos le-gales establecidos y los contingentes nos entregamos como carne de presidio. Los contingentes debemos estar preparados y organizados para actuar según las circunstancias y ganar políticamente la batalla callejera. Las masas populares debemos ganar confianza, de encuen-tro en encuentro con los cuerpos represivos, avanzar y replegarse sin entrar en pánico, esto sólo se logra actuando colectiva y organizada-mente sin romper la formación y bajo la orientación de los cuadros más claros del movimiento.

c) La infiltración aprovecha la desorganización. Sobre todo los militantes tienen la responsabilidad de hacer un balance constante y un análisis permanente de la situación que guarda la lucha popular y el ascenso en la movilización de las masas. A mayor movilización y mayor crecimiento de la protesta, in-

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variablemente viene una respuesta violenta del régimen, por eso los 11 presos políticos del 20 de noviembre. De hecho, a eso responde la desaparición de los 43 compañeros, a la ofensiva del régimen en contra del pueblo trabajador y las organizaciones que resisten al proyecto neoliberal. Para que la infiltración no juegue un papel central y para que la violencia del Estado no cobre bajas o cobre las menos, el remedio es la organización, no el pacifismo mecánico.

Cada célula, cada comité de lucha, cada Asamblea Popular o estudiantil, cada sección sindical, sindicato, organización campesina o indígena, debe dotarse de una estructura de seguridad interna y externa, que conozca bien a sus agremiados, adherentes, militantes o participantes, que mantenga la disciplina y que sepa cuáles son las medidas a adoptar en tal o cual situación. Por ejemplo si en una ac-ción el acuerdo es romper el cerco policiaco se debe tener claridad de la forma en que se hará; quiénes y cuántos irán a la vanguardia, quiénes y cuántos a la retaguardia, quiénes tendrán instrumentos para tal o cual acción y cómo se realizará, quién dará la orden de avance y repliegue, así como la manera en que se hará un repliegue en caso de tener inferioridad numérica o enfrentarse a armamento no convencional. Si tenemos claridad de la acción que se realizará, los tiempos y los compañeros que realizan tal o cual tarea, la infiltración queda totalmente rebasada. Esto por ejemplo ya lo hemos visto en la insurrección del EZLN y en la construcción de sus Juntas de Buen Gobierno (JBG); en las acciones guerrilleras del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y el Ejército Revolucionario del pueblo In-dependiente (ERPI); en la insurrección de la Ciudad Proletaria de Lázaro Cárdenas, Michoacán; en la huelga general y levantamiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO); en las acciones de distintos contingentes de la Coordinadora Nacional de

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Trabajadores de la Educación (CNTE) de las secciones la 22 y la 14 principalmente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Edu-cación (SNTE); en las acciones de las milicias populares en Guer-rero y Michoacán, en acciones de contingentes campesinos y del movimiento urbano-popular; en algunas acciones y actividades del #YoSoy132; y en muchos otros procesos. Es decir hay alguna experi-encia. Ahora conviene cualificarlas y sobre todo generalizarlas.

d) Debemos hacer oídos sordos de la satanización que se hace de la acción directa y la autodefensa de las masas populares. Por un lado superar la mistificación de que aventar un coctel molotov es revolucionario por sí mismo, y por otro superar el mito pacifista irracional y mecánico de que la transformación del país se le debe solicitar pacíficamente al poder burgués y sus estructuras. Debemos considerar que las acciones efectivas mediáticamente pueden ser simbólicas y prácticas. Puede ser efectiva mediáticamente una ac-ción artística o una acción directa en contra de centro del poder pero cualquiera de las dos será un fracaso si se hace desorganizadamente y aislada del conjunto del proceso de la lucha popular. Las acciones pacíficas o no, legales o no, se deben subordinar al objetivo político, la capacidad logística y la correlación de fuerzas, pero sobre todo al poder de las masas a través de sus asambleas-poder soviético.

e) La movilización de masas, la protesta y la expresión políti-ca de masas en las calles tiene de por sí estas dos formas de mos-trarse, 1) la participación pacífica en la movilización (marcha, mitin, plantón, performance, etc.), la demanda dialogada y la solicitud legal de las demandas populares y 2) la expresión contundente y fehaci-ente del descontento, el sabotaje, el boicot, la confrontación directa a los cuerpos represivos. Estas dos manifestaciones dependen de la

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elevación de la lucha de clases, la cerrazón del Estado y la subsigu-iente provocación del mismo generan las condiciones para hacer uso de la segunda mientras las expresiones de la primera se mantienen durante todo el movimiento. En las actuales circunstancias debemos hacer uso de las dos, articularlas creativamente pues lo que nos es-tamos proponiendo es el cambio del rumbo del país, un objetivo tan elevado no se logra con una sola forma de lucha, si no en la articu-lación ordenada, sistemática, planificada y coherente de todas las for-mas de lucha con el objetivo del derrocamiento del poder económico, político y social de los monopolios y de todo el sistema capitalista-imperialista.

La Jornada. 2o de diciembre de 2014. Portada. Reclamos al Rojo Vivo.

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f) Las tareas inmediatas y para las que debemos mantener la mayor de la organización posibles son el Paro Cívico Nacional del 1 de diciembre, la toma de la ciudad de México el 6 de diciembre y la construcción de la Huelga Política General para el primer se-mestre del año 2015. En ese lapso se darán varias movilizaciones y escaramuzas de las que debemos salir fortalecidos, y la única forma de lograrlo es aislar a la infiltración organizadamente, como hicieron los universitarios con el provocador que desenmascararon en Ciudad Universitaria después del tiroteo del 15 de noviembre o como se ha hecho desde las redes sociales y determinados organismos civiles, a través de fotos y videos, respecto a los provocadores del 20 de noviembre que fueron sembrados desde carros del Ejército mexicano para “confrontar” con la policía; rebasar la falsa dicotomía entre ac-ciones contundentes y autodefensa contra acción pacífica. Debemos romper el cerco mediático oficialista, mantener el crecimiento del movimiento con campañas permanentes de información en los bar-rios, las escuelas y los centros de trabajo, agrícolas o industriales. Los pasos prácticos que demos en estas jornadas de lucha serán mu-cho más útiles que cien programas, nuestro pueblo debe aprender a combatir en las calles para ganar políticamente a la reacción y su campaña negra de división y miedo.

La lucha actual articula varios procesos históricos, la desapa-rición de los 43 compañeros normalistas no es un acto aislado del crimen organizado. Los compañeros forman parte del proyecto de Normales Rurales que es un proyecto que se halla en la resistencia permanente en contra del neoliberalismo, en la lucha constante por llevar la educación laica, gratuita, científica, humanista y crítica a los campesinos pobres, son hijos de campesinos y luchan por mejo-rar las condiciones de vida de su pueblo, más aún, forman parte de

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un contingente que lucha por la superación de la sociedad dividida en clases, los 43 forman parte de Ayotzinapa y Ayotzinapa forma parte del proceso compuesto por muchos contingentes que lucha-mos por el socialismo en nuestro país y en el mundo.

No se debe dejar de lado que este ataque, la desaparición de los 43, el asesinato de 6 personas y el desollamiento de Julio César Mondragón entre ellas, representa un acto de violencia del Estado encabezado por EPN en contra de todo el pueblo trabajador y tiene como fondo garantizar la aplicación violenta de las reformas es-tructurales, el saqueo de los recursos naturales del estado de Guer-rero y la consolidación de un Estado de excepción. Este proceso ha ido caminando con la detención injustificada y el procesamiento de los presos políticos que han sido ya remitidos a penales de máxima seguridad cuando no existe una sola prueba de los delitos que se les imputan y ni siquiera formaron parte de los actos de provocación del día 20 de noviembre en el Zócalo capitalino, actos que se han demostrado, fueron causados por agentes del gobierno federal.

A mayor organización y contundencia de la movilización, el Estado, puede responder con mayor violencia o intentar, como lo hizo después del 68 y el 71, una “nueva” reforma política. De to-das maneras, cualesquiera que fuera la salida política que el Estado quiera dar; nuestra mayor organización, consciencia y disciplina de clase y nuestro poder asambleario-soviético sabrá estar a la altura de las circunstancias de la lucha de clases sin perder nuestro obje-tivo histórico: la victoria de la revolución proletaria y la dictadura revolucionarias del proletariado. Para hacer frente al proceso de agudización de la lucha popular, se debe fortalecer todo el proceso organizativo desde la base hasta la dirección, en estos días debemos lograr articular la dirección colectiva, un mando único, centraliza-

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do que oriente y dote de cohesión al conjunto del proceso organiza-tivo, por eso la Asamblea Nacional Popular debe cualificarse como una Asamblea Nacional del Proletariado y los Pueblos de México, mantener su regularidad y componerse de los delegados electos por sus asambleas de base, mantenerse abierta a los contingentes que deseen participar y generar instrumentos y estructuras que permitan desarrollar las tareas fundamentales para golpear certeramente al régimen con movilizaciones de masas.

La necesaria caía de Peña Nieto exige que discutamos en to-das las instancias del movimiento cuál será la opción popular. Cier-tamente no podemos cambiar un títere de los monopolios por otro, debemos proponernos la tarea de gobernar este país, la fuerza y la experiencia capaz de hacerlo se encuentra en la vida colectiva de las masas que han construido la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, en la Juntas de Buen Gobierno y en las Policías Comu-nitarias y la comunidad de Cherán. Las movilizaciones en Guer-rero que han tomado los municipios y están ejerciendo el gobierno popular colectivamente, coberturados por el pueblo organizado y armado en su policía comunitaria.

El gobierno de Peña Nieto debe ser desmantelado, despla-zado y sustituido por un Gobierno Provisional Revolucionario que debe tener como base las Asambleas Populares y las organizaciones de masas, nuestro poder soviético de masas. La primera tarea del mismo es poner orden y garantizar la gobernabilidad democrática socializada en la participación activa del pueblo trabajador en la convocatoria y discusión de una Asamblea Nacional Constituyente Democrática y Popular, que discuta una nueva Constitución para el país.

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Esto sólo se logrará con la amplia participación de nuestro pueblo, por los proletarios y de todos los sectores agraviados por el neoliberalismo e indignados, ofendidos y sensibilizados por la desaparición de nuestros 43 camaradas.

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!¡Presos políticos libertad!¡A construir la Huelga Política General!¡Sólo la revolución socialista es cambio!¡Ahora es por la revolución proletaria!

¡Proletarios de todos los países, uníos!

Partido Comunista de México (marxista-leninista)

Frente Popular Revolucionario

Unión de la Juventud Revolucionaria de México

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