Vinelli_ANCLA. Una experiencia de comunicación clandestina orientada por Rodolfo Walsh

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    ANCLA. Una experiencia de comunicacinclandestina orientada por Rodolfo Walsh

    Por Natalia VinelliPublicado digitalmente: 23 de junio de 2006

    Ttulo: ANCLA, Una experiencia de comunicacin clandestina orientada por Rodolfo WalshAutora: Natalia VinelliEditorial: La Rosa Blindada (2002)

    Hubo un tiempo, no hace mucho, por ms que la desmemoria que lo arrastra todo quisiera enterrarlo enel olvido, en que la palabra fue acorralada, la lectura arda clandestina en los patios traseros de lasviviendas y en las calles brazos jvenes se debatan contra la muerte. Y muchas veces, ms de las quenos imaginamos ahora, eran cercenados por esta. Aturda el repicar de los tambores y ese particularsonidos de las botas golpeando contra el piso. Sin embargo, de todo ello haba que seguir hablando,contarle al mundo y tambin a los que en los infinitos rincones de la Patria seguan resistiendo. Por esonaci ANCLA, pero por eso tambin un puado de periodistas liderados por un Capitn lleno desabidura y corajes suficiente como para desafiar al monstruo en su propia madriguera, se propusierondar constancia de la otra historia. La de los campos de exterminio para imponer una economadespiadada, la de los sacerdotes que bendecan la masacre y los hombres de prensa que escriban lo queles dictaban, la de los empresarios que sealaban a quienes se rebelaban. ANCLA era la noticia sin

    maquillajes. La que surga del boca en boca generoso, o de las fisuras del propio verdugo, y en muchasocasiones logr paralizar alguna estrategia de aniquilamiento, o por lo menos ponerla al descubiertofronteras afuera. Y con ello fortalecer la denuncia contra el agresor. ANCLA era el espritu mismo de unaprofesin que antes y despus, ahora mismo, otros se encargan de bastardear con sus mentiras ycobardas. De esto habla este libro. Con pasin y compromiso. Sin esa felona denominada objetividad. Ysobre todo, con agradecimiento a quien fue creador de semejante desafo, ese hombre que an cado nodej de repiquetear los odos de sus asesinos con el tableteo de su ms poderosa arma: la inteligencia.Periodista, escritor, pero sobre todo militante revolucionario montonero, Rodolfo Walsh hizo posible quela palabra siguiera viviendo. Y est en nosotros evitar que otra vez la vuelvan a acorralar.

    Carlos Aznarez www.rodolfowalsh.org, 27 de julio de 2000

    INDICEDedicatoria y agradecimientos"Por algo ser"

    Introduccin Una breve historia: Rodolfo Walsh y el periodismo comprometidoAcerca de ANCLAUna aproximacin desde el punto de vista "tcnico"Las cartas y la cadena informativaUna aproximacin desde la alternatividadUn enfoque desde la prctica polticaA modo de conclusinPosdataApndiceBibliografa

    Dedico este libro a los que resisten y no abandonan la lucha. A los imprescindibles.

    ANCLA (AGENCIA DE NOTICIAS CLANDESTINA)

    "Lo repito una vez ms: hemos vivido para la alegra, por la alegra hemos ido al combate y por ellamorimos. Que la tristeza jams vaya unida a nuestro nombre".Julius Fucik Reportaje al pie del patbulo Praga, crcel de la Gestapo, 1943

    Agradecemos a...

    Carlos Mangone, tutor de este trabajo cuando an era una tesina de graduacin; a Mariano Mestman,Carlos Rodrguez Espern y Guillermo Caviasca, por sus invalorables .correcciones y sugerencias; a losque brindaron su testimonio, porque sin ellos este libro no hubiera sido posible; ya todos los compaerosy compaeras que de un modo u otro colaboraron con la investigacin. Tambin agradecemos, por suvalioso aporte en la difusin y distribucin de este libro, a Fabin Pierucci, Fernando Krichmar, AlejandraGuzzo y Miguel Mazzeo.

    "Por algo ser"

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    La recuperacin de las instituciones democrticas signific en nuestro pas una cierta lectura de ladictadura militar. No es solo un juego con los tiempos verbales si nos preguntamos acerca de "cmo fuela transicin para saber cmo ser la dictadura". Es que, como sabemos, cada poca poltica lee suantecedente en funcin de los intereses inmediatos y de la correlacin de fuerzas ideolgicas existentes.Por una parte, la salida de la Guerra de Malvinas fue el escenario ms adecuado para obturar cualquierreflexin o debate acerca del lugar de la violencia en la historia de Amrica Latina y de la Argentina; la

    llegada al poder del radicalismo implic el predominio de formas parlamentarias y de un borramiento,por lo menos parcial, de las responsabilidades de los polticos durante la represin. La "clase" polticainstal el tema desde la perspectiva del "exceso y del error" y aunque el juzgamiento de loscomandantes fue el resultado residual de las movilizaciones de masas e implic en la sentencia lanegacin de los "errores y excesos", durante un tiempo para la sociedad civil los desaparecidos habansido objeto de arbitrariedad (porque no "tenan nada que ver" o porque no haban sido juzgados).

    Slo algunos organismos de derechos humanos y ciertas estructuras polticas reivindicaban la estrecharelacin entre la represin y la actividad de los desaparecidos y asesinados, adems de los miles depresos polticos y cesanteados y exiliados. Con el correr del tiempo y de manera dificultosa comenz unatarea de concientizacin social en la cual el estereotipo, asimilado por muchos, de que se "desaparecapor cualquier cosa o por llevar un libro prohibido" dejaba lugar a la explicacin lgica y racional de que ladictadura haba sido tan feroz no por incapacidad sino por haber desarrollado una sistemtica yplanificada represin de la cual todava hoy no nos podemos recuperar totalmente.

    El "por algo ser", frase que indicaba la indiferencia civil frente a la represin (y su responsabilidadobjetiva con la misma), era el leit motiv meditico y ensaystico de una psicologa social quetranquilizaba conciencias particulares y alejaba el fantasma de miles de seres que haban tenido unatrayectoria social, poltica y cultural. Lo que haba desaparecido no era slo la persona sino su trayectoriaanterior al hecho o en todo caso la transicin democrtica rescataba aspectos menos contradictorios opara nada causales para que sobre l se ejerciera un acto de violencia fsica o ideolgica.

    Como sucede con otras situaciones polticas, son ciertos factores ms objetivos, como la persistencia dela crisis, una renovacin generacional que, si bien no est tan involucrada con los hechos, desarrolla unagran curiosidad acerca de ellos y sobre todo, la impunidad de los crmenes, todo lo cual promueve que seproyecten sobre el perodo y sus protagonistas nuevas miradas que se hagan cargo de todas lasmochilas posibles. Este es el valor del trabajo acerca de la experiencia de ANCLA, la de un acercamientocrudo y sistemtico a una prctica de resistencia antidictatorial que no la libere de sus relacionespolticas fundamentales y que adems no la limite a la tematizacin acadmica asptica y despojada,tan frecuente en la mirada institucional sobre la poca de la represin.

    Por otro lado, la propia figura de Walsh fue tratada de diversas maneras, privilegindose en primerainstancia su calidad de escritor, luego sus aportes al periodismo de investigacin para finalmenterescatar su compromiso poltico en el campo popular. Se soslayaba en lneas generales su decisin desubordinar la prctica literaria y en buena medida la de periodista de investigacin a la decisin por unamilitancia poltica de carcter orgnico en "el marco de un enfrentamiento de clases que radicalizaba lasposiciones y los mtodos.

    Un doble valor entonces, por una parte, el rescate de prcticas sociales y polticas de resistencia ante laopresin y de formas comunicacionales alternativas frente a la dominacin simblica que signific lacensura dictatorial; por la otra, el acercamiento en el mbito universitario, origen del presente trabajo,de temas que "queman" en el doble sentido del trmino, porque resultan cuestiones traumticas de lahistoria poltica argentina y en un significado ms popular, porque implican un "costo" institucionalimportante para una posible carrera acadmica.

    Por eso, en tiempos tan livianos como los que corren, se saluda este trabajo inicial. Carlos Mangone

    Introduccin

    "Con una mquina de escribir y un papel pods mover a la gente en grado incalculable. No tengo lamenor duda".Rodolfo Walsh, Marzo de 1970

    La Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) es, a nuestro entender, una de las experiencias de difusinclandestina ms interesantes -y a la vez desconocidas- de nuestro pas. De estructura artesanal yalimentada sobre la base de informacin Popular, ANCLA funcion como una herramienta polticaofensiva en el marco de la resistencia a la ltima dictadura militar (1976-1983). La agencia dependi delDepartamento de Informaciones e Inteligencia de Montoneros y como tal fue parte de una polticaintegral, al margen de la cual no puede entenderse. Sin embargo, funcion con una aparente autonoma

    respecto de la organizacin: en otras palabras, se encuadr en un criterio de subordinacin estratgica y

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    autonoma tctica que "le brind un amplio margen de libertad de accin para actuar frente a lacoyuntura.

    Los fundamentos de esa prctica poltica deben buscarse en su propia razn de ser, que responde, a suvez, a un triple objetivo: propiciar la participacin popular en el proceso comunicacional en tanto fuentesy retransmisores de la informacin; oficiar como medio de contrainformacin y, finalmente, funcionar

    como instrumento de accin psicolgica contra el poder econmico y militar. El carcter ofensivo no soloest dado por la apuesta a la organizacin en una situacin opresiva, sino tambin por su definicincomo herramienta de contrainteligencia. Es por eso que tanto Rodolfo Walsh como los integrantes de sumbito (1) decidieron no "pegar" directamente la agencia a Montoneros, buscaron como nombre unasigla capaz de generar confusiones y cuidaron la redaccin de los cables, de modo tal de mantenerdifusa su identidad poltica y proteger o generar suspicacias en torno a las fuentes.

    Esta prctica recuerda un postulado de Paolo Fabbri, aquel que dice que "sabiendo que te controlo medars indicios tales que harn ciertamente que semejante control no controle nada" (2). Por un lado, laagencia necesitaba de cierto margen para mantener sus servicios, dado que el Departamento deInformaciones e Inteligencia de Montoneros no escapaba a la atencin de la represin. Por el otro, ANCLAnecesitaba cubrirse con una identidad difusa para actuar dentro de los bloques de poder, tendiendo aromper su unidad coyuntural. De todas formas hay que hacer una importante salvedad: Fabbri se refiereal caso de doble agente o espa y por ese motivo establece que el secreto estratgico es una escaladamvil ascendente que se rige por un cdigo de apariencias permanentes, donde al fin de cuentas se

    pierde el objeto central que necesit la cobertura del secreto (3). Como veremos a lo largo de estainvestigacin, en el caso que nos ocupa el recurso al secreto es totalmente a la inversa, puesto que es elobjeto del secreto, la informacin, lo esencial y lo que nunca ha de perderse durante el funcionamientode ANCLA. Esa "obsesin por la verdad", tan presente en la figura de Rodolfo Walsh (en cierta forma elidelogo de la agencia), recorre todo el trabajo de ANCLA. Walsh combati a la dictadura hasta el ltimomomento de su vida. No fue el nico: muchos merecen ese lugar en la memoria.

    El 25 de marzo de 1977, un da despus de enviar a las redacciones del pas su "Carta de un escritor a laJunta Militar", cay en una emboscada tendida por un grupo de tareas de la Escuela de Mecnica de laArmada. Tena su pistola calibre 22 y se defendi hasta que las balas enemigas lo alcanzaron. El 9 deenero haba cumplido 50 aos. Las bases programticas de ANCLA, adems, remiten a las anterioresexperiencias de difusin popular donde Walsh particip. Todas ellas responden a un criterio amplio,sntesis de una prensa pensada como instrumento de combate en la tradicin latinoamericana y comoherramienta de informacin, discusin poltica y organizacin en la teora leninista. Walsh era unapasionado lector y busc, en la propia prctica, sistematizar un conocimiento a fin de cuentas colectivo.En Prensa Latina y junto al periodista argentino Jorge Masetti (4), se empe en contrarrestar la

    "catarata de basura informativa" de los medios de comunicacin transnacionales.

    El trabajo sostenido logr la colaboracin de reconocidos polticos e intelectuales y la agencia cubanapudo, as, establecer numerosas corresponsalas. Asimismo, desde las pginas del Semanario CGT sedesprendieron numerosos llamados a que cada fbrica cumpla con un corresponsal y a que trabajadoresy organizaciones polticas se sumaran a las tareas de distribucin, donde se destaca el rol organizadordel peridico. Finalmente, el diario Noticias -perteneciente a Montoneros pero organizado como empresaperiodstica-, se present como una prensa independiente que, sin decirse claramente partidaria, apunta llegar masivamente al pueblo. ANCLA no fue una excepcin a estos criterios, como tampoco lo fue laotra herramienta que Walsh cre durante 1976, la Cadena Informativa. Ambas eran estructuras polticasque respondan a una lnea, pero que -al mismo tiempo- no se presentaban como rganos oficialmentepartidarios ni se circunscriban al xito de una operacin. Esa tarea le corresponda a Evita Montonera y aEl Montonero. Eran ellos los responsables de propagandizar la lnea del partido, "La nica empresaregular que haga el balance de toda la actividad en sus aspectos ms variados" (5). La agencia, msbien, daba batalla en el terreno de las apariencias. Para especificar tanto forma como funcin, ANCLA

    necesit una evaluacin de la etapa poltica que funcionara como anclaje de sentido.

    Ese lugar de reconocimiento fueron los documentos internos de Walsh, "papeles de la resistencia",presentados para el debate a la direccin de Montoneros y que representaban la postura crtica de unsector de la organizacin. Si bien no se trata de una derivacin cronolgica, los documentos actuaroncomo su matriz ideolgica y de su anlisis de la realidad se desprendieron los mtodos de lucha msadecuados para enfrentarla: en este caso, la construccin de rganos descentralizados de difusinclandestina que permitieron sobresaltar a las Fuerzas Armadas y a los grupos econmicos, gracias a unanlisis exhaustivo de la prensa legal, a las "escuchas" por interferencias a las redes de comunicacindel aparato represivo y, fundamentalmente, a que muchas personas superaron el terror para contar loque haban visto u odo. La agencia, entonces, se enmarc en una convocatoria a la resistencia contra elrgimen. Segn Rodolfo Walsh, se habla de resistencia cuando se "cuestionan los efectos inmediatos delorden social, incluso por la violencia, pero al interrogarse por el poder, responde negativamente porqueno est en condiciones de apostar por l.

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    El punto principal en su orden del da es la preservacin de las fuerzas populares hasta que aparezca unanueva posibilidad de apostar al poder. La obtencin de ese objetivo de supervivencia est ligada a ladesaceleracin del enfrentamiento militar y a la aceleracin del enfrentamiento poltico".

    En cambio, tambin en palabras de Walsh, la guerra es "centralizada, homogeneizada a travs delfuncionamiento partidario y dependiente de un aparato especializado. La organizacin de la resistencia

    se basa en grupos reducidos e independientes cuyo nexo principal es la unidad por la doctrina" (6). ParaDaniel James, por otra parte, la resistencia es "una heterognea mezcla de actividades de distintos tipos(...) un variado conjunto de respuestas que iban de la protesta individual en el plano pblico hasta elsabotaje individualmente efectuado y la actividad clandestina (...) La motivacin general que impulsabaestas diferentes formas de resistencia al rgimen militar puede ser entendida como un rechazo delnuevo rgimen poltico y lo que implicaba en materia social y poltica. Sin embargo, acciones como lacolocacin de bombas y el sabotaje eran inspiradas tambin por un abrumador sentimiento dedesesperacin" (7).

    En ese sentido, la agencia busc romper la tradicional polaridad donde un emisor fuerte se dirige enforma unidireccional a una masa annima de receptores pasivos: a partir de la distribucin de sus cablesapel a que cada receptor se convierta en un nuevo emisor, generando una cadena de informacin quesin duda desafi al silencio. Esta prctica es parte de la discusin sobre medios alternativos decomunicacin presente en aquellos aos en toda Latinoamrica." Pero la poltica de informacin deANCLA tampoco fue ajena a los llamamientos a la participacin publicados en forma de artculos o

    consignas en la prensa oficial de Montoneros. En muchas ediciones de Evita Montonera se resalta que"hay que ganar la batalla de la informacin y la propaganda", y se caracteriza a la gran prensa diariacomo un espacio de "periodistas venales y corruptos (que) nos someten todos los das a un cmulo deinformaciones falsas. Esas informaciones falsas o tergiversadas responden a los intereses de losoligarcas y grandes capitalistas" (8). A la manera de las octavillas clandestinas presentes en los textosde Lenin o de los pasquines ilegales que surgan con el descontento popular durante la poca colonial dela Amrica Hispana, el trabajo de informacin y propaganda intent abrir medios de comunicacin donde"el pueblo empieza a escribir sus propias noticias, y a ordenar la informacin que llega a sus odos". Delectura fcil y rpida, estas "octavillas" alentaron "su reproduccin por cualquier medio y de cualquierforma". Lo cierto es que Walsh particip durante algn tiempo de la estructura de prensa de Montoneros(junto a su amigo el poeta y militante Francisco Urondo). Ms tarde, en Informaciones e Inteligencia,encar proyectos que incluan la comunicacin y cont con espacios en las pginas de Evita Montonerapara plantear vas de accin.

    A esto se debe la semejanza en tanto modelo comunicacional entre ANCLA, Cadena Informativa yalgunos de los espacios recreados desde la Secretara de Propaganda, que incluyeron hojas zona les,

    cintas grabadas e interferencias a los canales de TV y radio. ANCLA, en sntesis, vena a representar lanecesidad de contar con un medio eficaz para la circulacin de informacin en un momento de tenazbloqueo informativo. Tambin, la necesidad de un instrumento poltico de contrainteligencia: un espaciodisimulado que, a la vez de informar, dirigiera buena parte de sus esfuerzos a actuar dentro del coraznmismo del poder.

    En otras palabras, se trat de una estructura comunicacional que involucr tanto la representacin comola accin, tomando parte activa en la lucha de resistencia al rgimen. En la construccin de unaidentidad diferenciada se dejan entrever, tambin, sus objetivos: ya en el Plan de Operaciones (9) de1810, escrito por el secretario de la Primera Junta Mariano Moreno y con la colaboracin del vocal ManuelBelgrano, estaba presente el recurso a la comunicacin como forma de lucha psicolgica contra elenemigo. El texto dice: es necesario montar una oficina de "seis u ocho sujetos que escriban cartasannimas, fingiendo o suplantando nombres y firmas (...) y (aunque) protesten que son imposturas (... y)por muchos alegatos que impongan, nunca podr dejar el gobierno (...) de mirarlos como sospechosos(... As) podremos sacar mucho fruto, sembrando entre ellos mismos la semilla de la discordia y la

    desconfianza" (10). Por ltimo, queremos aclarar que este trabajo no pretende agotar el tema sino, porel contrario, comenzar a abordarlo. La investigacin, que en muchas de ocasiones pareci unrompecabezas con piezas difciles de encontrar, vari sus hiptesis a medida que los testimonios de losactores de aquellos aos aportaban mayor informacin.

    Por ese motivo, en principio partimos de la base de una agencia noticiosa que desde la clandestinidaddenunciaba las violaciones a los derechos humanos; mientras que a poco de comenzar nos encontramoscon una verdadera estructura poltica que estaba en relacin con un llamamiento a la resistencia paracombatir a la dictadura, tanto en el terreno poltico como en el militar. Este trabajo es un intento dereconstruccin de una parte de la historia que an no est saldada y que se proyecta sobre el presenteen sus logros y fracasos.

    De ah que los testimonios estn irremediablemente mediados por la reflexin y los posicionamientospolticos actuales de cada uno de los actores de aquella poca, tras 25 aos de la derrota de laexperiencia revolucionaria de los aos 70 en nuestro pas. Por lo tanto, no es extrao que abunden

    contradicciones en el recuerdo de un perodo tormentoso y que stas se traduzcan, a la vez, en erroresde tiempo o forma que no supimos apreciar durante la investigacin: ANCLA, en tanto elaboracin

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    colectiva, ofrece entonces mltiples miradas. Esta no es ms que un intento de sntesis de algunas deellas.

    Una breve historia: Rodolfo Walsh y el periodismo

    comprometido"Mi relacin con la literatura se da en dos etapas: de sobrevaloracin y mitificacin hasta 1967, cuandoya tengo publicados dos libros de cuentos y empezada una novela; de desvalorizacin y paulatinorechazo a partir de 1968, cuando la tarea poltica se vuelve una alternativa. La lnea de OperacinMasacre era una excepcin: no estaba concebida como literatura, ni fue recibida como tal, sino comoperiodismo, testimonio. Volv a eso con Rosendo, porque encajaba en mi nueva militancia poltica". "Ladesvalorizacin de la literatura tena elementos sumamente positivos: no era posible seguir escribiendoobras altamente refinadas que nicamente poda consumir la intelligentzia burguesa, cuando el pasempezaba a sacudirse por todas partes. Todo lo que escribiera deba sumergirse en el nuevo proceso, yserie til, contribuir a su avance. Una vez ms, el periodismo era aqu el arma adecuada"..(11)

    Como puede apreciarse en los prrafos citados, la evolucin del pensamiento poltico de Rodolfo Walshdetermin y acompa su relacin pblica con la literatura, que conserv como pasin y prctica hastasu muerte. Y fue la investigacin acerca de los fusilamientos de civiles en Jos Len Surez, tras el

    levantamiento del general Valle en junio de 1956, la que termin de confirmar que "tampoco soy ya unpartidario de la revolucin que -como tantos- cre libertadora".(12). Unos aos antes, Walsh habaparticipado -aunque no como miembro activo- de la Alianza Libertadora Nacionalista. l era unnacionalista convencido y haba visto con malos ojos la firma del gobierno peronista de las Actas deChapultepec .(13), as como tambin la poltica de movilizacin de los recursos petroleros va contratocon la empresa estadounidense California Argentina.(14). Por eso, en un primer momento, recibi concierta expectativa la nueva embestida militar, hasta que el evidente carcter antinacional y antipopularde la "Libertadora" le puso un punto y aparte al periodista "vagamente antiperonista" (15) que entendala novela como el punto clmine de las letras.

    En el prlogo a Los que luchan y los que lloran, Walsh escribi de Jorge Ricardo Masetti palabras quevalen para l: "en ese ilusionismo de periodista ingenioso haba como un oscuro rito, una transformacinautntica". As, mientras matizaba la idea de la novela como cumbre del arte, comenz a acercarsedefinitivamente a la poltica, y dentro de ella al peronismo. Para operar semejante cambio, primero debivivir los logros de la Revolucin Cubana -que fueron para l una escuela-, trabajando junto a Masetti enla construccin de la agencia de noticias Prensa Latina: destinada a contrarrestar los efectos de la

    propaganda transnacionalizada contraria a la isla y a presentar una visin de la realidad desde el puntode vista de los pases latinoamericanos, la agencia no escap a la discusin generalizada sobre la teorade la dependencia y su correlato en la concentracin meditica.

    Fue all, posiblemente, donde su inters por descifrar mensajes en clave se transform en un mutuoaprendizaje junto a los militantes cubanos. O, ms bien, en una sistematizacin de la experiencia quesirvi de orientacin para una futura poltica de Inteligencia. De hecho, en los das de Prensa LatinaWalsh pudo poner los mecanismos de "espionaje" en prctica, de forma tal que la decodificacinanticipada de ciertos mensajes permitieron descubrir la tentativa norteamericana -instrumentada por laClA-de invadir la isla a travs de Baha Cochinos. l recordar, tiempo despus, que "vivamos al pie delteletipo": muchas veces, las "escuchas" de comunicaciones permitieron a Prensa Latina suplir el vacoinformativo provocado por el bloqueo a Cuba. De vuelta en Buenos Aires y despus de publicar Losoficios terrestres y Un kilo de oro, en 1968 Walsh conoce -va entrevista personal con Pern en el exilio-al dirigente grfico Raimundo Ongaro, de la CGT de los Argentinos. Desde una concepcin de la prensapopular basada en un profundo respeto hacia los destinatarios de la informacin y hacia los

    protagonistas que generaban hechos polticos, histricos o sindicales, se da entonces a la tarea de armarel Semanario CGT, clausurado tras los sucesos del Cordobazo y obligado a la clandestinidad.

    El semanario no slo tuvo en cuenta artculos de carcter gremial y reivindicativo, sino que se abri a ladiscusin poltica desde su oposicin al rgimen militar, amparado en el Mensaje del 1ro. de Mayo. Estecontena las bases programticas de la CGT alternativa y oficiaba como encuadre poltico de cada una delas notas publicadas en el peridico. Tal como seala Mariano Mestman, "esta definicin remite a lapresencia de la concepcin leninista sobre la prensa (...), que se expresa (...) en su carcter polmico, enla difusin de lnea y en la publicidad de los debates de las reuniones, en la importancia adjudicada a sudistribucin y en el lugar asignado a las corresponsalas" (16). Justamente, fue la consigna de "uncorresponsal en cada fbrica" la que intent comprometer la participacin obrera en la elaboracin,distribucin y venta del peridico, realzando su rol de organizador colectivo y estimulando laparticipacin directa de los trabajadores en su propio semanario. En Walsh, la gestacin del SemanarioCGT termin de definir su conviccin y su militancia poltica. Antes, Operacin Masacre haba actuadocomo una bisagra entre dos formas de procesar la realidad. Ahora se decida a aportar orgnica menteen el Peronismo de Base (PB). Luego, en 1973, comenz a participar activamente en Montoneros, donde

    no desarrollaba tareas de prensa sino de inteligencia: con el grado de oficial 2do. y el alias de "Esteban",

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    su responsabilidad era la produccin y anlisis de informacin para uso interno de la organizacin. En1974, sin embargo, comparti su actividad en la estructura de Informaciones e Inteligencia conactividades en el rea de prensa.

    Fue cuando particip del diario Noticias, concebido como empresa periodstica. Si bien perteneca aMontoneros, Noticias era un diario que procesaba la informacin desde el punto de vista periodstico, y

    que -sin decirse partidario- aprovechaba los resquicios de la legalidad burguesa para llegar con sudiscurso a las ms amplias masas populares (17). Luego, hacia 1975 y en virtud de su anlisis crtico dela situacin poltica que viva el pas y de la respuesta a esa situacin por parte de Montoneros, volvi aencarar propuestas que desde el trabajo de inteligencia incluan la prensa, especfica mente la Agenciade Noticias Clandestina (donde su alias era "Basualdo") y Cadena Informativa, adems de sus recordadascartas. Lo cierto es que Walsh, frente a cada coyuntura, se plante mtodos de lucha en el terrenocomunicacional adecuados a la realidad que viva el pas: su participacin en Prensa Latina y en elSemanario CGT le haban permitido conocer, en concreto, las posibilidades de la prensa como factor deorganizacin y combate. Es esa concepcin la que marc el camino de ANCLA: rigor respecto de lainformacin, fomento de la participacin popular, instrumento de contra informacin, comunicacin enaccin.

    El golpe de Estado y la polmica con Montoneros El funcionamiento y los objetivos de la Agencia deNoticias Clandestina se dieron en funcin y respuesta al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.

    Es decir, ANCLA naci en el marco de una situacin represiva donde la censura y la autocensura de losmedios estaba a la orden del da: justamente, entre algunos de los mximos objetivos de la Junta decomandantes de las tres ar-mas que tom por asalto el poder, figuraba el amordazamiento de la prensa.De acuerdo a la Doctrina de Seguridad Nacional, eje rector del autodenominado Proceso de Reor-ganizacin Nacional, se establecieron consejos de guerra militares para encausar a toda persona"enemiga de la Patria", se control directamente a los medios de comunicacin y se impuso la censura,se eliminaron los partidos polticos, los sindicatos, se anularon los derechos civiles y sociales y losderechos humanos. Adems, se reorganiz la educacin para ponerla al servicio de "objetivosnacionales". Los militares argentinos se basaron en la hiptesis de guerra interna para legitimar unacontra insurgencia clandestina que enfrentara a "Ia subversin" y al "caos marxista clandestino". Cabedestacar que la doctrina es discpula fiel de las experiencias del ejrcito francs en Argelia e Indochina, yque los manuales ms populares de contraguerrilla del ejrcito argentino son los del Coronel RogerTrinquier y sus adeptos (18).

    La doctrina, en sntesis, es la versin americanizada de la teora de Trinquier, que se adelanta e inspira a

    las teoras contra insurgentes norteamericanas de los aos 60 y 70. Antes del golpe de Estado, ya sehaba prohibido la publicacin de Militancia, El Mundo, Noticias, El Descamisado, El Peronista, La Calle, ElNuevo Hombre y Satiricn, entre otros, acusados de formar parte del "terrorismo periodstico" (19).

    Luego la censura de la prensa se acentu enor-memente: el mismo 24 de marzo el bando 19 de la JuntaMilitar anunci que "ser reprimido con la pena de reclusin por tiempo indeterminado el que porcualquier medio divulgare, difundiere o propagase comunicados o imgenes provenientes o atribuidas aasociaciones ilcitas"; y que "ser reprimido con reclusin de hasta diez aos, el que por cualquier mediodivulgase, difundiere o propagase noticias (...) con el propsito de perturbar, perjudicar o desprestigiarlas actividades de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales". Conforme esto, la Junta Militarestableci como lo ms sano "a los fines de la Patria" una suerte de estrategia de incomunicacin ydesinformacin. Esta estrategia superaba la negativa a informar sobre la desaparicin de personas (amenos que fueran suministradas oficialmente), ya que alcanzaba a censurar cualquier crtica al modeloeconmico, poltico y social y hasta cualquier informacin o libro considerado peligroso.

    Justamente, para Rodolfo Walsh la dictadura provocaba un "terror basado en la incomunicacin", y a estaidea dio respuesta estructurando una forma de comunicacin clandestina. Gracias a su trabajo, Walshpudo proveer a los medios nacionales y extranjeros de informaciones fidedignas, e incluso pudo difundirdatos aportados por periodistas que no podan publicarlos en su medio. Se-gn Horacio Verbitsky, laregularidad de los despachos sirvi para medir, ms tarde, el nivel de miedo, colaboracin o supuestaignorancia de la gran prensa diaria de aquella poca (20). Si bien los cables -salvo honrosas excepciones-no pudieron publicarse de forma tradicional debido a la censura imperante, se retransmitan de boca enboca por el mundo y por el pas (21), aunque en este caso no de una forma generalizada sino -por elcontrario- muy solapada, casi como un ru-mor (22).

    El llamado Proceso de Reorganizacin Nacional cont entre sus vctimas a 99 periodistas, entre ellos elpropio Walsh (84 estn desaparecidos, 15 fueron asesinados). Segn el anlisis de la Co-misin Nacionalsobre la Desaparicin de Personas (CONADEP), la cifra es muy alta en relacin con los profesionales queintegraban el sector, lo que desnuda el intento de silenciar a la prensa para evitar todo tipo decuestionamientos al rgimen. Al igual que el Programa del 1ro. de Mayo funcion como matrizorientadora del Semanario CGT (23), en el caso de ANCLA esa matriz fueron los documentos internos deMontoneros elaborados por Walsh para su debate y discusin, documentos que daban cuenta de la

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    necesidad de generar medios de comunicacin para enfrentar el silencio y para "parar el golpe" conrespuestas polticas (24).

    Pese a su notoria claridad, la calidad de las propuestas y el anlisis certero respecto de la etapa que seabra con el golpe de estado de 1976, la conduccin de la organizacin slo los tuvo en cuentaparcialmente. En ese marco, escribe Walsh el 23 de noviembre de 1976: "Respecto a las crticas que (...)

    formulamos, buena parte de ellas coinciden parcialmente con las rectificaciones del Consejo (Nacional), yen ese sentido entendemos que el documento es un avance significativo para el conjunto.

    Sin embargo pensamos que las rectificaciones son slo parciales, porque no corresponden a unaautocrtica profunda sobre los errores que nos condujeron a la actual situacin, sino que tienden acorregirlos de facto ante la evidencia del mal resultado obtenido" (25). En esa poca, eran varios lossectores de Montoneros que polemizaban con la conduccin. Entre las polmicas ms notorias estn laque encabezaba Walsh, por un lado, y la de la Columna Norte del Gran Buenos Aires, por el otro. Ambasdiscusiones, desde diferentes propuestas y perspectivas, giraban en torno del funcionamientoorganizativo y del rol de la identidad peronista tras el golpe. En el caso de Walsh, la crtica se dirigaprincipalmente hacia la lnea triunfalista y militarista de Montoneros, y como contrapartida planteaba unnecesario repliegue hacia el peronismo, en vez de dilapidar "esfuerzos en crear un inexistenteMovimiento Montonero".

    Antes del golpe de Estado, la organizacin haba disputado la conduccin del movimiento peronista, que

    despus de 1976 dio por agotado: "forzadas a replegarse ante la irrupcin militar, (las masas) se estnreplegando hacia el peronismo que nosotros dimos por agotado (...) Suponer que las masas sereplieguen al montonerismo es negar la esencia misma del repliegue, que con-siste en desplazarse deposiciones ms expuestas hacia posiciones menos expuestas" (26). De ah su postura -relacionada alrepliegue popular hacia el peronismo- y la propuesta aglutinan- te de resistencia al rgimen, "queMontoneros tiene mritos histricos para encabezar".

    En trminos de Mao Tse-Tung, Walsh caracteriz la etapa como de retirada desde el punto de vistaestratgico y como de resistencia desde el punto de vista tctico. Esta definicin supona un cambio enla estructura organizativa para adecuarla a las nuevas necesidades, de modo que la descentrali-zacinse constituy en una de las claves de su planteo. "Un centenar de oficiales, dispersos en el territorio, sinotro lazo orgnico que la unidad doctrina-ria, es suficiente para sostener la resistencia si se cuenta conrecursos adecuados en dinero, do-cumentacin, propaganda y explosivos".

    De esta manera, un masivo "cuestionamiento al orden social, incluso por la violencia", permitira acelerar

    "el enfrentamiento poltico". Al "sustraerse como blanco" del accionar enemigo y "reclamar por la paz",podra demostrarse que "la respon-sabilidad de la guerra recae en el enemigo. En este punto aparece laposibilidad y legitimacin de la resistencia, forma de guerra diluida que, sin fijarse plazos, puede arraigaren el pueblo si le propone formas de accin que estn a su alcance" (27).

    Para lograr este objetivo, Walsh propuso el reparto del dinero con anticipacin y por tiemposprolongados, la descentralizacin de la prensa y la fabricacin de explosivos caseros y bombasincendiarias en vez de la fabricacin de armas de guerra. En su propuesta, funciona como expe-rienciade aprendizaje la etapa de la primera resistencia peronista: una lnea militar ligada al in-ters inmediatode las masas, el abandono de los atentados individuales y el privilegio de los atentados al aparatoproductivo; en lo poltico, el levantamiento de la bandera de los derechos humanos y una incesantepropaganda ofensiva realizada por medios artesanales. "La aparicin de contradicciones entre ellos (laJunta) gira sobre polticas a seguir despus de la derrota de la guerrilla, que sigue siendo el factorunificador" (28).

    Por lo tanto, todas las acciones -militares y polticas- deban apuntar a acelerar esas contradiccioneshasta romper su unicidad. En esa lnea de pensamiento y accin, Walsh cre ANCLA, una herramientapoltica ofensiva des-tinada a horadar en el corazn mismo del poder.

    Acerca de ANCLA

    Dijimos en el captulo anterior que la Agencia de Noticias Clandestina naci comnecesidad frente a unasituacin de opresin y autoritarismo. Poltica del rea Inteligencia de Montoneros, la agencia decontrainformacin busc "parar la ofensiva militar con respuestas polticas" (29).

    Esto significaba que todo el trabajo estaba destinado a generar grietas que minaran el muro del poder, altiempo que se desarrollara, lentamente, la resistencia popular al rgimen. ANCLA empez a funcionar enjunio de 1976. Tan solo un mes despus, los documentos confi-denciales cursados por la embajada deEstados Unidos en nuestro pas hacia el Departamento de Estado norteamericano dieron cuenta de laferoz interna entre los militares que se haban adue-ado del gobierno argentino: la divisin entre

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    "duros" y "moderados", la posibilidad de abrir cier-to dilogo con los partidos polticos, el plan econmicodiseado por Jos Alfredo Martnez de HOZ (30), las maniobras de cada arma para imponer a sushombres en los lugares de poder. Un breve repaso a estas tensiones entre el Ejrcito, la Marina y laAeronutica es fundamental a la hora de comprender el trabajo de la agencia, puesto que en suagudizacin iba la tarea central de la poltica de contrainteligencia.

    Marco poltico Una lectura rpida pero atenta a los cables de ANCLA, escritos hace unos 25 aos, revelala oscu-ra trama que se desenvolva tras la aparente unidad de concepcin del bloque en el poder. Lasluchas intestinas entre las tres armas, que fueron una constante del autodenominado "Proceso deReorganizacin Nacional", siempre tuvieron un lugar de anlisis acertado en aquellos cables quellegaban por correo a las redacciones, a los militares, a los miembros de la Iglesia, a los empre-sarios.Segn documentos de la embajada estadounidense en la Argentina desclasificados recientemente (31),algunos de los sectores que antes haban apoyado el golpe comenzaron a alejarse tmida-mente debido ala evidente poltica de exterminio sistematizado sobre cualquier opositor a la Jun-ta Militar, por un lado, ydebido a los estragos causados por la poltica econmica de Martnez de Hoz, por el otro. Estoposiblemente favoreci el acopio de informacin por parte de ANCLA, ya que entre sus fuentes seencontraban "informantes calificados".

    La agencia retrata, en diferentes cables, los efectos de esa represin sobre todos los mbitos de lasociedad argentina: la violencia del Estado terrorista, el abandono de la produccin cientfica de nuestropas, las diferencias entre los miembros de la Iglesia, la crisis del aparato productivo. En el cable del 30

    de agosto de 1976, titulado "Campaa de censura y represin contra el perio-dismo", la agencia dacuenta de la situacin represiva a travs de un comunicado de la Asociacin de Entidades PeriodsticasArgentinas (ADEPA); "Un agudo malestar ha causado en medios alle-gados a la Secretara de InformacinPblica, que preside el capitn de navo Carlos Carpintero, la declaracin emitida por ADEPA (...) La nota(...) cuenta como objetivo primordial el reclamo de poder informar ms libremente y la condena abierta alos actos de violencia que sufren los hom-bres de prensa en la actualidad". Asimismo, en otro cable (3 deenero de 1977, "La liberacin de los presos polticos en Argenti-na") ANCLA utiliza el discurso referidodirecto para dar cuenta del engao de los "liberados", donde las comillas vienen a negar lo que lapalabra ajena, la de los militares, afirma. Su propia opinin, que abre y cierra algunos de los cables, estpuesta adems en funcin reveladora: descu-bren la inexistencia de los enfrentamientos, de losliberados, de la opcin de abandonar el pas e, incluso, de la ambigedad de la afirmacin de quemuchos detenidos por el poder ejecutivo habran sido liberados, cuando habran pasado a serencausados por la justicia (es decir que se-guiran detenidos), denunciando -a su vez- la funcinpropagandstica de tales anuncios. Los efectos de la represin sobre la sociedad pueden verse tambinen el parte del 18 de sep-tiembre de 1976, "La ola de violencia sobre los profesionales": "Losintelectuales argentinos aco-rralados por la violencia indiscriminada, buscan refugio en lugares del

    mundo ms propicios para realizar sus actividades, producindose una verdadera fuga de cerebros.

    Los cientficos, tcnicos e intelectuales que por distintos motivos no se alejan del pas, permanecen enun estado de par-lisis que redunda en un deterioro de la produccin intelectual y de la investigacincientfica ar-gentina". Y con respecto a la Iglesia, el cable de ANCLA del 30 de agosto de 1976 ("Habrasido asesinado monseor Angelelli") sostiene que "este conjunto de hechos ha creado una situacin decreciente tensin entre la Iglesia Catlica y el gobierno militar argentino, mitigada por las gestiones deal-gunos miembros de la alta jerarqua eclesistica en un esfuerzo por detener la propuesta masiva delconjunto de los integrantes de esta institucin religiosa". En este marco, las luchas intestinas por elpoder se proyectaban y complicaban cada vez ms el sistema de gobierno diseado por los militaresgolpistas. "Tres factores (...) acentan las diferencias normales de opinin (entre las Fuerzas Armadas)-dice al respecto un informe secreto de la embajada norteamericana en julio de 1976-: a) El difcilsistema de manejo de la Junta. La Junta, no el presidente, es la autoridad suprema del pas.

    El gabinete y las reas de responsabilidad estn divididos entre las tres fuerzas. Esto traslada rivalidades

    al gobierno y fomenta el que los ministros e interventores tiendan a reportarse y a responder ms al jefede su arma que al presi-dente. b) La incapacidad de (Jorge Rafael) Vide la para afirmarse (...) c) Lasambiciones del almi-rante (Emilio Eduardo) Massera (... ya que) no quedan dudas de que apunta a lapresidencia. (...) Videla es consciente de las maniobras de Massera, desconfa de l y probablemente legustara librarse de Massera antes de que este ltimo intente liberarse de l (...) Videla y Violasupuestamente tambin se consideran adversarios" (32).

    El traslado de "rivalidades al gobierno" se hace presente en muchos de los cables de ANCLA: "La Marinaargentina propuso como presidente de la repblica al general Luciano Benjamn Menndez, reservandoal actual titular del Poder Ejecutivo general Videla, el cargo de comandante en Jefe del Ejrcito. Laposicin de la Marina incluye un abanico de posibilidades que cubre desde la candidatura presidencial(...) hasta el nombramiento de otro alto jefe militar en un eventual car-go de primer ministro. Pero entodos los casos supone el desdoblamiento de la funcin ejercida por Videla", explica el cable del 20 dediciembre de 1976, "La crisis en la cpula militar". El mismo cable luego contina que "las propuestasmanejadas por el sector orientado por el general Viola privilegian la titularidad del Poder Ejecutivo parael general Videla (...) y ubican al general Viola en la Comandancia en Jefe del arma. Tanto la Marina, laAeronutica, como el sector del Ejrcito orientado por el general Menndez cuestionaron al general Viola

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    (...) por su relacin con polticos y sindicalistas. Los enfrentamientos en la cpula militar (...) seagudizaron a partir de que el general Viola lograra mejorar su relacin de fuerzas con los cambiosproducidos en el arma por la Junta de Calificaciones. En dicha oportunidad, si bien la llamada lnea Violaperdi la Brigada I de Caballera y debi pactar en algunos casos con el ala liderada por Menndez, pudopa-sar a disponibilidad a cuatro opositores (Paladino, Vilas, Buasso y Mujica), promover a altas funcionesa generales afines (Vaquero y Olivera Rovere) y mantener sus posiciones en el gobierno (...).

    La contraofensiva emprendida por la Marina, Aeronutica y el sector aliado del Ejrcito, se ha centradoen dos ejes: la relacin Junta-Poder Ejecutivo, y la cuestin sindical, a travs de la Ley de AsociacionesProfesionales". Las consecuencias de ese pase a disponibilidad de "cuatro opositores" se evidenciancuatro meses despus, en el cable del 14 de abril de 1977 ("Campaa por tres generales retirados"). All,la agencia sostiene que "volantes reclamando por el retiro forzado de los generales Acdel Vilas, JuanAntonio Buasso y Rodolfo Clodomiro Mujica fueron arrojados en el centro de Buenos Aires, como unsntoma ms de las divisiones que agitan a la cpula militar argentina (...) Los tres formaban parte delala ultraderechista del Ejrcito, enfrentada con (...) Viola y apoyada por (...) Massera".

    Estas luchas internas se vieron representadas tambin en el allanamiento de la vivienda del general debrigada Arturo Amador Corbetta (del ala "Iegalista") poco ms de un mes despus de la detonacin deuna bomba en la Superintendencia de Seguridad Federal, reivindicada por Montoneros. Corbetta, luegode "una verdadera rebelin de la plana mayor policial-en reclamo de san-grientas represalias-" (33),relev a los superintendentes de dos unidades operativas de la Polica Federal y present su propia

    renuncia como jefe policial. "Las diferencias entre Corbetta y (el ministro del Interior, Albano)Harguindeguy datan de tiempo atrs, habindose evidenciado al decidir el ministro (...) que los jefespoliciales relevados (...) en la crisis de julio se desempearan como asesores de su ministerio".

    El cable puntualiza que "el general Corbetta se ubica entre los ms firmes sostenedores de la posicinlegalista en cuanto a la represin antisubersiva (...) Su oposicin (...) se manifest especialmente a razdel asesinato del general boliviano y ex presidente de ese pas Juan Jos Torres y de la ejecucin de loscinco religiosos de la orden de los palotinos, en los primeros das de julio". Asimismo, en la crnica y elanlisis de los hechos del cable del 19 de diciembre de 1976, "Males-tar en la Polica provincial", ANCLAdesarrolla su argumentacin poniendo de relieve la oposicin interna entre policas y militares.

    As, la agencia aparece como conocedora de sucesos "secretos": las divisiones internas de las FuerzasArmadas y de seguridad, y las previsiones que stas proyectan para un futuro inmediato ("comisariosgenerales y jefes regionales (...) estaran dispuestos a realizar un planteo (...) al comandante del PrimerCuerpo del Ejrcito"). El cable parte de la de-tonacin de un artefacto explosivo durante una reunin de

    la plana mayor de la Polica de la Provincia de Buenos Aires (PPBA), "reivindicada para s por laorganizacin peronista Montoneros".

    Otro de los mltiples y violentos reflejos de las diferencias internas entre las tres armas tuvo lu-gar conel secuestro, en Buenos Aires y por parte de un grupo de tareas de la Marina, del embajador argentinoen Venezuela nombrado por Vide la, Hctor Hidalgo Sol (julio de 1977). Esa era una de las nada sutilestrabas de la dictadura para nombrar civiles en cargos de gobierno. Pero la imagen norteamericana deVidela como militar de un ala supuestamente "democrtica" ("Soldado profesional decente, honesto ysincero, obviamente aborrece las confrontaciones polticas y las luchas internas", dice uno de losdocumentos desclasificados) se desvaneci rpidamente, cuando fue el mismo Videla el que cerr todaposibilidad de apertura hacia los partidos polticos tradicio-nales. A esa supuesta apertura no solo seenfrentaba la Marina: tambin Martnez de Hoz, en-frentado a Massera -y ahora a Videla-, la descartaba.

    Es que necesitaba "ms tiempo para que sus medidas de austeridad reviertan la economa" (34). El planeconmico de Martnez de Hoz, apoyado y alentado por Estados Unidos, no poda "aplicar-se sin un

    considerable sacrificio de una parte de la clase trabajadora", explicaba entonces el secretario de Estadonorteamericano, Henry Kissinger, en un documento confidencial.

    Este "consi-derable sacrificio", al decir del funcionario, se tradujo entre 1976 y 1978 en un descenso delos salarios reales industriales bsicos de entre el 57,7 Y el 28,3 por ciento, de acuerdo a la rama de laproduccin. Al mismo tiempo, la deuda externa "creci un 50 por ciento, pasando de 5.189 millones dedlares en el 76 a 8.357 millones en el 78. Las inversiones extranjeras, en cambio, treparon de 4.115millones de dlares (...) a 147.070 millones" (35). Esas inversiones, en 1981, se transformaran en lasideral deuda externa argentina. En otras palabras, en el diseo norteamericano de nuestra economa, el"sacrificio" era parte de un programa que, en lneas generales, incitaba "a la Argentina a que aceptara supapel productor de alimentos y dejara controlar su potencial nuclear, adems de impulsar las polticasde apertu-ra y endeudamiento externo, que derivaran en un proceso de desindustrializacin" (36). Esos147.070 millones de dlares en inversiones extranjeras no se traducan en inversiones producti-vas, sino-por el contrario- en el endeudamiento a travs de prstamos a las empresas estatales y privadas. Esdecir que esa "inversin extranjera" se daba gracias a los prstamos que Estados Unidos otorgaba a lasempresas vinculadas al poder militar o a las empresas estatales obligadas a endeudarse. Luego el totalde la deuda sera absorbida por el Estado.

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    Un ao despus del golpe, ANCLA revela que "el nico xito que el ministro Jos Alfredo Martnez de Hozpudo exhibir ante sus ceudos interrogadores castrenses fue un supervit de 1.100 millo-nes de dlaresen el balance de pagos, lo cual no es extrao si se considera que se produjo un ingreso de 1.300 millonesde dlares por crditos obtenidos del Fondo Monetario Internacional y de bancos de Estados Unidos,Japn y Europa para refinanciar la agobiante deuda externa argen-tina de 12.000 millones de dlares. Elproducto bruto descendi un 2,9 por ciento y el consumo casi un 8 por ciento, creando situaciones

    crticas a importantes sectores industriales como la pro-duccin automotriz (...) Esta grave recesin hizotrepar al 10 por ciento el ndice de desocupacin, pese al plan del ministro (...) de evitar un desempleomasivo por la va de una cada generalizada del poder adquisitivo del salario. Temeroso de los estallidossociales, el gobierno militar anunci a los empresarios que podran mantener sus ganancias congelandolos salarios. Pero (... restringiendo) al mnimo los despidos de personal" (37).

    A esta situacin tambin se refiere uno de los documentos de la embajada norteamericana: "Lostrabajadores no son el nico problema de Martnez de Hoz. Tambin tiene sus crticos dentro de losmilitares", en referencia a las ambiciones de Massera y su aliado Guillermo Surez Mason. Todas estas"diferencias" tuvieron otro captulo en la discusin sobre la eleccin del llamado "cuarto hombre",impulsada por el Ejrcito a finales de 1977 y en cierta forma adelantado por ANCLA casi un ao antes("La contraofensiva emprendida por la Marina, Aeronutica y el sector aliado del Ejrcito, se ha centradoen (...) la relacin Junta-Poder Ejecutivo").

    Ese "cuarto hombre" sera Videla, que ya retirado como comando en Jefe asumira como presidente

    "civil" con autoridad superior a la Junta, la que slo en casos de emergencia ejercera el poder de veto.La Armada y la Fuerza Area, en cambio, proponan un "cuarto hombre" sometido a la Junta como rganosupremo. Videla asumi como presidente en 1978, cargo que hasta ese momento haba ejercido, pero encalidad de miembro de la Junta. Massera segui en la Junta como jefe de la Armada. En la jefatu-ra delEjrcito Roberto Viola reemplaz a Videla, pero en una tormentosa y dividida votacin del alto mando dela fuerza: Viola no contaba con el apoyo unnime de los comandantes de cuerpo, "donde est elverdadero poder del Ejrcito", tal como consta en los documentos secretos. Las maniobras aqumencionadas brevemente conforman parte del marco poltico en el que se desarroll ANCLA, entre 1976y 1978 (38).

    En cada uno de los partes pueden verse en juego la identificacin propia, los objetivos poltico ofensivosde la agencia, el tratamiento de las fuentes y la construccin de un destinatario mltiple para consumarsus tareas de contra inteligencia y co-ntra informacin. La agencia, que se presentaba en forma difusa,cuid todo el tiempo su redac-cin a fin de que no aparecieran marcas explcitas de identidad; mientrasque las contradicciones militares aparecan siempre puestas en relacin con alianzas y hechos.Informaciones e inteligencia: el origen de la agencia.

    En el organigrama montonero, el Departamento de Informaciones e Inteligencia dependa de laestructura militar de la organizacin (39). Su funcin era la de realizar evaluaciones acerca de lasituacin del "enemigo" (40), de la situacin militar, de los posicionamientos de los partidos pol-ticos yde la Iglesia y de la situacin del campo popular. Su objetivo, servir a la toma de decisio-nes polticas y alas actividades internas de Montoneros, entre cuyas tareas estaba la de armar un "ejrcito popular"(Ejrcito Montonero).

    Para cumplir con su trabajo, el departamento cont con un importante bagaje de informacin. Por unlado, manejaba el archivo periodstico del diario Noticias (que Walsh integr en 1974), y recopilaba yanalizaba los informes publicados por la prensa legal; por el otro, cada sector de la organizacin hacallegar informacin referente a fuerzas de seguridad, operativos, patronos, etc., a esa estructura,formando una red interna a travs de los canales orgnicos. La informacin, que se archivaba y seprocesaba, se complementaba con los datos arrojados por interceptaciones a la red de transmisinpolicial y de las Fuerzas Armadas.

    Esta actividad se de-nominaba "escucha", puesto que requera escuchar cotidianamente lastransmisiones y desentraar sus cdigos para captar algn operativo o secuestro. Las fuentes de lainformacin, por lo tanto, podan ser internas (estructura orgnica), pblicas (diarios y revistas) yclandestinas (interceptaciones y contactos "calificados"), adems de los co-laboradores "por afuera" dela organizacin: un trabajador, un vecino que haba visto un operati-vo, un estudiante, un familiar, unconscripto, etc.

    Esta ltima modalidad fue bsica en el caso de ANCLA, sobre todo a medida que la represin ibadeteriorando cada vez ms las estructuras orgnicas. Rodolfo Walsh, a cargo de una de las reas deldepartamento (41), le daba una importancia fun-damental a la informacin poltica que se desprenda dediarios y revistas de circulacin legal. Sola prestar especial atencin a los discursos de los generalespara descubrir las diferencias en-tre cada uno de los sectores de las Fuerzas Armadas, a quienesrespondan en el plano econmico, sobre qu sector de la Iglesia se apoyaban.

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    "Una de las tareas centrales de Informaciones, y despus tambin de ANCLA -explica Lila Pastori-za,quien particip en Inteligencia- era recopilar los recortes de los diarios todos los das: se publicabamucha ms informacin de la que se cree, y complementada con los datos obtenidos por las dems vasse empezaba a armar el rompecabezas" (42). Es decir, ms que grandes contactos en las altas esferasdel Partido Militar, la informacin que llegaba a informaciones e inteligencia emanaba "desde losconscriptos hasta el tipo que era poli-ca desde mucho antes, que era peronista y perteneca o

    colaboraba con Montoneros. No era in-formacin central, porque un colimba (43) no tiene informacincentral, pero -por ejemplo- to-das las informaciones acerca del funcionamiento de la ESMA se recopilarongracias a colimbas que cumplan el servicio militar en ese lugar. Si bien existan algunos contactos a msalto nivel, no eran tan fundamentales" (44).

    La calidad del servicio de informaciones montonero pudo, en un sentido amplio, notarse en ms de unaoportunidad. "Aramburu, Villar, los Born, la fbrica de armas Halcn, el Hrcules y mu-chos otros fueronposibles porque compaeros como usted nos pasaron la informacin necesa-ria", sostiene un artculo dela revista Evita Montonera (45). De ah se desprende su importancia dentro de la estructura militar de laorganizacin, en tanto servicio de inteligencia.

    La revista contina: "Todos manejamos alguna informacin sobre el enemigo: el cana que vive en elbarrio, la pinza que vimos, el plano de la comisara o el cuartel donde hicimos la colimba, el matn delsindicato, la casa de un traidor del movimiento, el dueo de la fbrica donde trabaja-mos. Esainformacin, tal vez, en s misma no sea muy importante o tal vez no sirva para una accin militar

    espectacular, pero para nosotros por ms pequeo que sea cualquier dato es til, porque lo unimos aotros datos y as vamos armando nuestra red de informacin" (46). Cuando comenz la accin represivade la Triple A (47), el departamento de informaciones cum-pli una tarea esencial: envi fotografas delos sospechosos de participar en ese organismo paramilitar a cada una de las reas de la organizacin,con el objeto de identificarlos.

    Segn Richard Gillespie, la apelacin a la polica de la Provincia de Buenos Aires realizada en 1975 porlos Montoneros, adems de otras peticiones, sirvieron para cosechar an ms datos acerca de las tresAAA, los que ms tarde se utilizaran para estimular la denuncia del accionar de ese organismo por partede polticos y personalidades (48).

    Los militantes que participaban del departamento cumplan diversas actividades relacionadas acontrainteligencia. Hacia 1976, Walsh se encontr con la necesidad de dar salida a todo ese bagajeinformativo que se vena construyendo desde 1973.

    Reunido con Lila Pastoriza, Lucila Pa-gliai, Eduardo Surez (desaparecido en agosto de 1976) y CarlosAznrez, discuti acerca de la posibilidad de crear una agencia de noticias. Luego, hizo el planteo formalen la estructura supe-rior de la que dependa el organismo, posiblemente la direccin de Inteligencia(supuestamente a cargo de Horacio Campiglia, alias "Petrus", a quien Walsh nombra en uno de suspapeles personales) (49) o la Secretara Militar, en ese entonces a cargo de Horacio Mendizbal. "Rodolfoera muy habilidoso en ese sentido. Por eso, cuando se arma la agencia, la discusin se da en buenostrminos con la organizacin.

    ANCLA pareca una tarea absolutamente racional", seala Carlos Aznrez (50), y luego agrega que Walshapareca como "el ms capacitado para llevar adelante un proyecto de esas caractersticas: tenainsercin en el gremio, contactos cuali-ficados y gente en distintas reas que le facilitaban lainformacin, a l y a ningn otro". Segn Aznrez, Walsh "estaba al da con toda la tecnologa quepudiera servir para la contrainteligencia. Rodolfo era un minucioso investigador en ese rea y en muchasocasiones mandaba a comprar artilugios al exterior, que luego serviran para hacer escuchas.

    Adems, era uno de los ms grandes descriptadores que tena la orga, poda descifrar una clavepolicial o militar (a nivel de mensajes tabicados) en muy poco tiempo.

    Y a la vez, era un maestro para generar mensajes en clave, que -luego nos enteramos- a los milicos lescostaba mucho entender" (51). Esta experiencia, no individual sino colectiva, sirvi para encontrar unaherramienta que permi-tiera dar a conocer, por otra va, lo que estaba pasando: todos los rganoslegales de prensa par-tidaria estaban definitivamente clausurados, la represin cada vez era ms dura ymuchos me-dios de comunicacin masiva desecharon rpidamente la posibilidad de publicarinformaciones provenientes de fuentes no oficiales.

    ANCLA: objetivos

    En virtud del material recopilado y de las entrevistas realizadas, puede observarse que ANCLA tuvo tresobjetivos centrales: "informar a los que informan", es decir, brindar informacin veraz a los periodistas a

    fin de romper el bloqueo informativo; funcionar como una herramienta de de-nuncia no slo acerca delas violaciones a los derechos humanos, sino tambin acerca de aspec-tos de la poltica econmica, la

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    situacin social que se viva en el pas, y de la movilizacin obrera sistemticamente silenciada; y,fundamentalmente, agudizar las contradicciones existentes en el seno de las fuerzas armadas y demssectores de poder.

    Agudizar las contradicciones.

    La Agencia de Noticias Clandestina, como dijimos ms arriba, fue parte de la poltica del aparato deInteligencia, y en ese sentido orient su accionar. Ya desde la eleccin del nombre, Walsh busc generarconfusin entre las Fuerzas Armadas. Por eso utiliz la sigla ANCLA: las competen-cias en el seno de lasFFAA permitieron que la agencia funcionara con relativa tranquilidad duran-te unos meses, ya que cadaarma sospechaba de la otra en la autora de los cables. Pero lo cierto es que lo que ms preocupaba a losmilitares era el contenido de esos misteriosos partes: por la calidad de la informacin, evidenciaban unconocimiento de la situacin para ellos slo posible a travs de fuentes militares.

    Segn Lila Pastoriza, responsable del mbito que llevaba adelante la agencia, Walsh plante laimportancia de realizar un trabajo poltico entre las Fuerzas Armadas y de seguridad, destinado aagudizar sus contradicciones internas: haba que enfrentar al sector de la Iglesia "X" con el sector delcapital "Y", o con alguna de las tres armas. En este sentido era necesario "generar instrumentos deaccin psicolgica para producir o acelerar las contradicciones dentro del campo del enemigo. Como loque de alguna manera haca la guerrilla era unificarlo, nuestro objetivo entonces era dividirlo" (52).

    Para lograrlo, los cables -redactados de manera ambigua en cuanto a la identidad de la agencia y de lasfuentes- eran enviados por correo a personajes cruciales elegidos de antemano en funcin de lasnecesidades polticas; al tiempo que la difusin entre periodistas aportaba a la circulacin de rumores ygeneraba un marco ms amplio para la accin poltica y la agitacin. Para conseguir las direcciones msimportantes, all estaba el trabajo de inteligencia: segn Roberto Perda, exista en la organizacin unanmina de oficiales a los que enviar la informacin "para provocar des-pelote entre ellos, opiniones",aunque "se saba de dnde vena esa informacin" (53).

    La forma de ordenar los datos serva, adems, para dar relieve a las diferencias entre los secto-res depoder, mientras que la cantidad de fuentes en diferentes sectores de la sociedad y ciertos "informantescalificados" les permitan realizar anlisis tan certeros que provocaban dudas y preocupacin entre susdestinatarios. Este objetivo, en s mismo, descubre a la agencia como un instrumento ofensivo decontrainteligencia: "Se generaron todo tipo de cables cruzados, que provocaron desde temor hastaincredulidad" en el seno del poder, seala Carlos Aznrez (54).

    De ah que su mbito natural estuviera vinculado a la estructura de inteligencia de Montoneros. Lapoltica de contra inteligencia no se agotaba con el funcionamiento de ANCLA: tambin se edi-tabanpapeles y estudios acerca de temas conflictivos, como por ejemplo la soberana o la poltica econmica.Entre ellos figuran los Cuadernos de la Soberana, redactados y distribuidos por Horacio Verbitsky ydonde tambin participaba, entre otros, Patricia Walsh. Segn expres la hija menor de Rodolfo en lapresentacin de la primera edicin de este libro, en los Cuadernos... trabajaba "un grupo no muy grandede compaeros, que en plena dictadura y en la absoluta clandesti-nidad, nos dedicamos a escribirlos".

    Los Cuadernos... -explica a su vez Verbitsky- "eran como la contraimagen de lo que la dictaduraplanteaba a los oficiales jvenes", era mostrarle a los militares la posibilidad de una forma distin-ta deser militar. "Nos plantebamos la disputa ideolgica en ese sentido -contina-, con la idea de que no erainevitable que todos los militares fueran secuestradores, asesinos y lapidadores del patrimonio nacional.

    Pensbamos que, en general, cuando un adolescente comienza la carrera militar lo hace con intenciones

    generosas, no con la idea de convertirse en un asesino y un la-drn. Sin hacemos demasiadas ilusiones,procurbamos fortalecer esas contradicciones". Entre los cables de la agencia donde se deja entrevereste objetivo, se destacan: "Malestar en la polica provincial", "La crisis en la cpula militar" y"Divergencias en las Fuerzas Armadas argentinas", emitidos durante 1976; "Explicaciones econmicaspara el asesinato de un jefe militar", "Polmica por una obra recientemente inaugurada", "Brasil desplazaa la Argentina en la fabricacin de aviones", algunos apartados del "Servicio especial: a un ao del golpemilitar en la Argen-tina" y "Campaa por tres generales retirados", durante la primera mitad de 1977; y"El cuarto hombre recin en 1979", y "Qu est pasando en la Junta Militar?", correspondientes a la rea-nudacin de los servicios de ANCLA a partir del mes de agosto (para ms informacin sobre las etapas deANCLA, ver el apartado sobre funcionamiento) (55).

    Ahora bien, el1 9 de abril de 1977, en conferencia de prensa, el Comando en Jefe del Ejrcito dio aconocer un informe sobre "La subversin en la Argentina". La conferencia dur cuatro horas y laintroduccin estuvo a cargo del comandante en jefe, teniente general Jorge Rafael Videla (en eseentonces presidente). Tambin expusieron Roberto Viola (titular del Estado Mayor de esa arma), CarlosAlberto Martnez (jefe II -Inteligencia- del Estado Mayor General), y Luciano Adolfo Juregui (titular de lajefatura III-Operaciones-) (56). Lo que ms interesa aqu es la "exposicin" de Martnez, entre comillas

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    dado que los medios de comunicacin de la poca hicieron una transcripcin exacta del documentooficial ledo durante la conferencia.

    En uno de sus apartados, dice: "La accin sicolgica (AS) ha desempeado un im-portante papel en elaccionar subversivo y ha recurrido a diversos medios que van desde publica-ciones clandestinas,inscripciones murales, panfletos, pegadas de obleas, emisiones radiales clandestinas, propaganda y/o

    intimidaciones por va postal o telefnicas, visitas domiciliarias, etc., hasta el empleo de propagandaarmada y uso de explosivos de alto poder sobre lugares de concentracin de personas (Cine CrculoMilitar, Superintendencia de Seguridad Federal, Secreta-ra de Planeamiento del Ministerio de DefensaNacional) con fines no slo de destruccin, sino propagandsticos" (57).

    "En general, la AS est dirigida a: Captar. Disminuir el espritu de lucha y fracturar la cohesin de lasFuerzas Legales. Enfrentar a distintas instituciones con el gobierno, especialmente la Iglesia. Manteneren estado de agitacin al campo laboral buscando hacer fracasar el plan econmico. Desprestigiar algobierno y las FFAA. Lograr una resistencia de la poblacin al gobierno" (58). En otras palabras, elinforme desnudaba los objetivos de la agencia clandestina.

    Ms adelante y despus de enumerar el empleo de la "AS a nivel internacional", la investigacin describelas "estructuras propias (dentro del pas)", que "envan informacin falsa o distorsionada acorresponsales extranjeros, tratando de aparecer como una agencia independiente clandestina. Tal es elcaso de ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina), organizada por la bdsm (59) montoneros y que

    funciona en el sector FFAA del Departamento Informativo de la Secretara Militar bajo la responsabilidadde la DS (60) (alias) Lidia" (61). Lidia era el pseudnimo de Lila Pastoriza. Despus de ms de medioao de funcionamiento y en virtud de los datos que ahora manejaba el ejrcito, puede suponerse que elobjetivo de "agudizar las contradicciones internas" perdi su razn de ser.

    Las FFAA haban descubierto la identidad de la agencia, por lo tanto los destinatarios de la informacinestaban precavidos acerca de las intenciones polticas de sus autores: dividirlos disfrazndose de unos yotros, sembrar la discordia. Pero no fue as. Por el contrario, la preocupacin y las sospechas semantuvieron: el problema no era tanto la identificacin del emisor, sino la calidad de una informacinque presupona que con-tactos secretos en cada una de las tres armas (o en alguna de ellas)colaboraban con la estructura de la agencia. Adems, tal como seal Mariano Moreno, secretario de laPrimera Junta Patria (1810), la accin psicolgica no es tan simple de contrarrestar: Moreno asegurabaque el envo de cartas polticas con nombres y firmas falsificadas generaba cierta desconfianza entre losene-migos, de la cual -aunque "protesten que son imposturas"- nunca podrn desprenderse (62).

    Las cartas estaban sobre la mesa, pero las tensiones entre las tres armas favorecan la incredulidad y ladesconfianza. Aznrez profundiz este punto con el relato de situaciones posibles: "Cada fuerza suponaque la informacin de los cables perteneca a la otra. Por ejemplo, algn empresario vinculado a la Ae-ronutica, que reciba los partes, crea que los responsables pertenecan a la Marina; lo mismo condeterminado miembro jerrquico de la Iglesia que comentaba la informacin con un cape-lln". De estaforma, la agencia consigui seguir desvelando a las FFAA durante un tiempo ms.

    Pastoriza, quien dos meses despus de aquella conferencia fue secuestrada por la Marina, re-cuerda susorpresa al descubrir que "todava se mantena nuestro objetivo. Incluso cuando yo ca, en junio del 77,pude comprobar que la Marina todava pensaba que el informe era un bolazo del Ejrcito, y el Ejrcito asu vez no terminaba de creer que ANCLA perteneciera a Montoneros!".

    Dadas las competencias internas de las FFAA y dems sectores de poder, un arma crea que la agenciaera parte de una maniobra de la otra. Los recelos entre ellos permitieron, as, dar ms "aire" ycontinuidad al trabajo, cada vez ms difcil ya que "el enemigo estaba tras nuestros pa-sos" (63),Mientras tanto, retenida clandestinamente en la ESMA, Pastoriza enfrentaba a unos secuestradores quese empeaban en descubrir "cul era el gran contacto" que les permita obte-ner las informaciones quese publicaban en los cables. No podan entender que esa informacin estaba implcita en la prensa legal,en sus propios discursos, en los libros de historia..., razn por la cual tambin insistieron con suinterrogatorio acerca de "dnde se encontraba el mimegrafo. Nunca lo encontraron, ni tampoco el sellocon la sigla ANCLA que encabezaba todos los cables" (64).

    Esta insistencia recuerda la situacin que se viva en el centro de detencin clandestina "Quinta deFunes", en Rosario, donde el ejrcito retena ilegalmente a miembros de la direccin de la co-lumnaRosario de Montoneros, "tres mimegrafos y una rotaprint", para imprimir folletos firma-dos comoMontoneros: una maniobra destinada a infiltrar y aniquilar a la guerrilla peronista (65).

    Presumiblemente, la Marina tena intenciones de llevar adelante una poltica de ese tipo con lossecuestrados del grupo de ANCLA, pero nunca lo logr. As lo demuestran no solo los testimoniosrecopilados y la ausencia de "cadas" posteriores a los secuestros, sino tambin el hecho de que

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    periodistas como Horacio Verbitsky decidieran, hacia agosto de 1977, reanudar los serviciosinformativos.

    Instrumento de denuncia

    A medida que la accin represiva se fue incrementando, comenzaron a llegar a la redaccin itine-rantede ANCLA muchos hechos denunciables. As fue que al objetivo de accin psicolgica se le uni lanecesidad de generar un instrumento de denuncia acerca de las crecientes violaciones a los derechoshumanos. Denunciar lo que ocurra en el pas no slo se circunscriba a ese mbito, sino que incluytambin la evaluacin de la poltica econmica, de la situacin social y de la movilizacin obrera.

    "Cuando empezaron a llegar los rumores acerca de lo que pasaba en la ESMA o en otros campos deconcentracin, muchos de nosotros sentimos incredulidad. Estbamos pensando que tal com-paeroestaba muerto, su sangre estaba ah, pero despus alguien nos deca que estaba secues-trado... Fue ungolpe muy fuerte. Y fue cuando reaccionamos que, junto a Rodolfo (Walsh), empezamos a pensar enformas de contar toda esa historia. Pero no slo en relacin con los derechos humanos, sino tambin contodas las tropelas que estaban haciendo los milicos. ANCLA abarcaba todos los temas, desde lasprimeras huelgas y medidas de resistencia hasta la corrupte-la de la junta", explica Aznrez (66). Esadenuncia no era masiva, porque la represin hizo que los receptores de la informacin se redujeran cadavez ms.

    El "multiplicar y difundir" fue quedando acotado a los medios extranjeros y a los medios nacionales que,si bien no publicaban los cables, permitan una retransmisin subterrnea de boca en boca. Pero ante elbloqueo informativo, la agencia serva para incidir, para generar grietas en la uniformidad de los mediosnacionales. El trabajo generado se fue constituyendo, entonces, en una molestia permanente para ladictadu-ra. "En el exterior conseguimos publicar un montn de cables -sostiene Aznrez-. Y si no se pu-blicaban todos, muchos de los receptores en el exterior, que eran periodistas elegidos a dedo,retransmitan la informacin por otras vas".

    Ese "horadar el muro del silencio", sumado a la accin incesante de los organismos radicados en elexterior, preocup al rgimen al punto de instalar el "Centro Piloto" de Pars, que esperaba contrarrestarcon propaganda paga las numerosas denuncias que los militares golpistas llamaron "CampaaAntiArgentina". Porque ANCLA no trabajaba aisladamente: adems de los familiares y exiliados queplanteaban la situacin argentina afuera del pas, se le uni la accin de las organi- zaciones polticas yde derechos humanos. El despacho de ANCLA del10 de agosto de 1977 es claro al respecto.

    El tema es la reanudacin de los servicios de la agencia luego de un mes de suspensin en razn de lossecuestros de miembros del grupo y de la salida al exterior de otros. El cable establece que ANCLA,desde su creacin, "se propuso proporcionar informacin fidedigna y con un alto grado de elaboracin",para luego detallar la lista de temas que la Junta censuraba: "la situacin interna de las Fuerzas Armadas(...); los procedimientos clandestinos, secuestros, torturas y ejecucin de rehenes, que en un ao ymedio han sembrado de cadveres el territorio nacional y sus aguas jurisdiccionales (...)", y "larepercusin de estos hechos ms all de las fronteras argentinas" (67).

    Segn Manuel Gaggero, miembro en aquel entonces de la seccin Legal (68) del Partido Revolucionariode los Trabajadores (PRT), "nosotros tenamos un equipo de prensa que comenz a for-mar una agenciade noticias, con el fin de elaborar notas de denuncia y enviarlas al exterior esperando el rebote. Es decir,esperbamos que el rebote de alguna noticia publicada en el exterior permitiera que un secuestro o unadesaparicin lograra un espacio en los medios de prensa ar-gentinos. Ese era nuestro objetivo y creo quetambin el de ANCLA, con quienes intercambiba-mos informacin" (69).

    La agencia a la que se refiere Gaggero funcion entre abril y diciembre de 1976, aproximada-mente.Muchos de los que participaron haban trabajado antes en El Mundo, diario nacional vin-culado al PRT(situacin semejante a la de Noticias, vinculado a Montoneros). Al igual que ANCLA, esta agencia eraclandestina y no funcionaba en un lugar fijo. El intercambio entre estos dos instrumentos no solamentese daba en el plano de la elaboracin de notas, sino que inclua las direcciones a donde mandarlas.

    El contacto con Montoneros era, segn el testimonio de Gaggero, Miguel Zavala Rodrguez, exdiputadoperonista desaparecido en 1976, con quien se mantenan relaciones prcticamente se-manales. Durantela entrevista, explic que "cuando perdamos el contacto con la gente de ANCLA, recurramos a l". Sibien los entrevistados del grupo de ANCLA, consultados sobre esta relacin, manifestaron no tenerconocimiento, es muy posible que haya existido cierta vinculacin entre las estructuras de prensa deambas organizaciones. Y, a partir de all, el contacto con el grupo de ANCLA.

    Lo cierto es que en el Secretariado Nacional se fundan las conducciones de la estructura militar (de

    donde dependa la agencia) y de la estructura de Prensa y Propaganda y en ese mbito unifi-cado se

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    coordinaban todas las tareas ejecutivas, aunque con los golpes y el paso del tiempo las estructurasorgnicas comenzaron a degradarse y confundirse entre s.

    Adems, en uno de sus papeles, Walsh puntualiza que durante algunas semanas comparti un mbito defuncionamiento con Zavala Rodrguez, Sergio Puiggrs, Paco Urondo y "Eduardo", del rea de Prensa(70).

    Informar a los que informan

    Para Lucila Pagliai, el objetivo ms importante de la agencia clandestina era "informar a los queinforman". Porque si bien sus despachos, salvo honrosas excepciones, no fueron publicados en la prensaargentina en razn de la censura y el bloqueo informativo, "en las redacciones se saba lo que estabapasando: al menos nuestros cables llegaban con regularidad". Entre junio de 1976 y junio de 1977, seenviaron 200 cables de ANCLA, ya que el parte de rea-nudacin de los servicios de agosto de 1977 es elnmero 200. Sin contar el perodo julio-agosto de 1977, durante el cual ANCLA no funcion por la salidaal exterior de Pagliai y Aznrez y la ca-da de Pastoriza, los cables se mandaron con una regularidadestimada de uno da por medio (71).

    "Muchos periodistas tenan informacin pero no la daban a conocer, algunos porque se hacan losdistrados, otros por temor, otros porque no tenan ms alternativa. La idea, entonces, era re-cordarles

    lo que estaba pasando, horadarles un poco los sentimientos para que colaran alguna informacin aunquesea entre lneas", explica Aznrez.

    De no ser posible, que los cables sirvieran para "radio bemba, para que un periodista se lo cuente al otro,para generar una cadena mnima de informacin". Lo cierto es que, adems de la informacinsistematizada que llegaba a las redacciones a travs de los cables de ANCLA, en los diarios y revistas "lainformacin segua circulando sin alcanzar su consumacin natural en el contacto con el pblico",sostiene Verbitsky en su libro sobre Rodolfo Walsh y la Prensa Clandestina.

    La agencia, entonces, vena a llenar ese vaco, de acuerdo a "la lnea general de la organizacin" pero sinrecurrir a "la propaganda". Sobre este punto, Pagliai seala que la informacin enviada a los medios "noera del tipo de la que se publica, sino de la que se corre". Y como "la informacin tiene un poderconcientizador", la llegada de los cables a las redacciones estimulaba a los periodistas a comentar ydifundir como les fuera posible las nuevas noticias acerca de lo que estaba sucediendo. Es decir,"mantenamos informados a los informadores".

    Al mismo tiempo, algunos periodistas que no podan publicar una informacin en su medio la hacanllegar a ANCLA, e incluso a veces elaboraban informes. Esto demuestra, aunque precaria-mente, unarelacin de ida y vuelta. En ese sentido, escribe el periodista Alberto de Arriba: "Durante el ao posterioral golpe, podamos sacudirnos un poco la indignidad que nos cubra colaborando con los sistemasinformativos clandestinos que haba creado Rodolfo Walsh (...). No sabamos dnde seran publicadasesas notas impublicables en la Argentina del Proceso. Pero era como tragar un poco de aire" (72). Sinembargo, en el exterior se publicaron varios cables de ANCLA. Y cuando esto no fue posible, losreceptores de la informacin la hicieron llegar "al entorno argentino y latinoamericano en el exilio. As labola se corra, hasta que la informacin llegaba a publicarse en medios alternativos (73).

    Esa era una de las tantas formas de perforar el muro del silencio. Este objetivo, entonces, estuvoestrechamente vinculado a la idea del rumor, a la idea de que pese a las condiciones negativas elhombre se las ingenia para seguir comunicndose.

    El trabajo desarrollado por Rodolfo Walsh en Cadena Informativa, otro de los instrumentos nacidos delDepartamento de Informaciones e Inteligencia, apunt tambin a este objetivo -aunque superaba elmbito periodstico para abarcar a toda personalidad destacada-: comprometer al receptor de lainformacin a que se convierta en un nuevo emisor, con los medios que tuviera a su alcance.

    Una aproximacin desde el punto de vista "tcnico"

    ANCLA funcion como una agencia de noticias que operaba en la ms absoluta clandestinidad. Sinembargo, mantuvo los rasgos caractersticos de esa empre-sa. Ideolgicamente la eleccin de un gnerotextual no es inocente, por el con-trario, implica un posicionamiento social: desde la eleccin de unaagencia noticiosa como forma de funcionamiento, ANCLA reafirm su condicin de ser la primera enrecibir informacin. A su vez, el gnero le dio la posibilidad de construir la informacin produciendo unefecto de objetividad.

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    Ese efecto fue aprovechado para escribir sobre "los secues-tros y otros mtodos ilegales", de forma talque le haca decir a sus informantes aquellas cosas que ANCLA no poda decir (hay desaparecidos yfusilados) para proteger su identidad.

    El trabajo desarrollado por la agencia, entonces, se mueve dentro de un margen muy pequeo, donde encada lnea se cuidan los lmites -y las conexiones- entre un instrumento para la accin poltica ligado a la

    inteligencia montonera y la agencia como proyecto de comunicacin popular. En ese sentido, esinteresante ver, desde un punto de vista ms "tcnico", sus modos de funcionamiento, a fin de evaluar lapuesta en acto de sus mltiples objetivos.

    Fuentes

    Las fuentes de informacin de ANCLA son semejantes a las fuentes con que se manejaba el De-partamento de Informaciones e Inteligencia. De hecho, la agencia funcionaba en ese mbito. Por lo tantose puede afirmar que las fuentes podan ser internas, obtenidas a travs de los canales orgnicos;legales, a travs de la prensa y los discursos; clandestinas ("escuchas" e intercepta-ciones); y populares(gente comn que tena cierta informacin y la haca llegar a la agencia).

    A esta lista debe agregarse la atencin especial que se prestaba a los llamados informantes clave endeterminada temtica (74), a los medios de informacin extranjeros ya algunos periodistas argentinos

    que colaboraban con la agencia. "Entre los que mandaban informacin a ANCLA haba muchosperiodistas que incluso a veces re-dactaban informes", explica Lila Pastoriza.

    Por empezar, Walsh reuni periodistas de su ms absoluta confianza y con ese equipo empez a formaruna extensa red de informantes: en los estudios jurdicos exista informacin acerca de los pedidos dehabeas corpus; en las empresas se conocan datos socioeconmicos, contactos y negociados entre lossectores de poder; en la calle muchos vean secuestros y operativos; en las redacciones del pas semanejaba cierta informa-cin. Tenemos, entonces, una agencia realizada sobre la base de una estructuraartesanal alimentada sobre la base de informacin popular y de (en menor medida) "informantescalificados". Es decir que la participacin, al menos, estaba garantizada desde la fase de emisin de lainformacin.

    De otro modo, no hubiese existido la posibilidad de crear la agencia. Prueba de esto es el tiempo duranteel cual se prolongaron sus servicios sin interferencias, ya que las fuerzas armadas busca-ban"inexistentes talleres de impresin", y centraban su atencin en posibles "infiltrados en puestos clave"

    (75). Aunque existan contactos "calificados", la mayor cantidad de informacin llegaba del seno mismode la sociedad, lo que hace suponer a la agencia ms bien como un espacio de sistematizacin de todala informacin que se corra de boca en boca, como un rumor, enfrentando el silencio imperante.

    La importancia de la participacin popular en la produccin .de la informacin hizo que la agencia tuvieracorresponsales en distintos puntos del territorio nacional, situacin similar a la del Sema-nario CGT que,desde sus pginas, llamaba a los trabajadores a aportar en la distribucin y venta de la prensa y aresponder a la estructura de "un corresponsal en cada fbrica" (76).

    Estos corresponsales no eran otros que militantes de la organizacin que cumplan tareas en diferentesreas y regiones y que, a travs de los canales orgnicos, hacan llegar la informacin a la agen-cia. Lamayora de los militantes que participaron de ANCLA eran, adems, "periodistas de batalla".

    Esa caracterstica les facilit "la lectura de los medios de comunicacin, ya que estbamos muyacostumbrados al entre lneas". Asimismo, el grupo tena "bastante conocimiento acerca de dndeobtener la informacin sin perder tiempo y controlando las medidas de seguridad. Apuntbamos conmucha direccionalidad: si haba alguna medida de resistencia en la fbrica Pirelli, bus-cbamos alcompaero que haba sido delegado y ya no estaba (porque estaba clandestino), pero que nos deca conquien se poda hablar" (77).

    Acerca de la importancia de los medios extranjeros en la recopilacin de informacin, Verbitsky planteaque "Walsh escuch por onda corta de la BBC de Londres los detalles sobre un operativo militar enBuenos Aires.

    Todas las noches sintonizaba los informativos de La voz de Alemania, La voz de Estados Unidos, RadioCanad Internacional (...), donde el tesoro de la informacin vedada a los argentinos se administraba concuentagotas".

    En ese operativo, que mencionaron escuetamente los medios oficiales das despus, muri la hija de

    Walsh, Vicky, junto a un grupo de militantes en una casa de Villa Luro. Sus averiguaciones lo llevaron a

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    escribir la Carta a mis amigos, donde cuenta las circunstancias de esas muertes y la frase que habagritado Vicky antes de quitarse la vida: "Ustedes no nos matan. Nosotros elegimos morir".

    Era septiembre de 1976 y con esa carta naci un nuevo instrumento de informacin, la CadenaInformativa. Gracias a la multiplicidad de fuentes, el equipo de ANCLA pudo informar sobre la suertecorrida por miles de desaparecidos, denunciando as un plan de exterminio sistemtico desconocido

    hasta entonces en el pas: la existencia de campos de concentracin donde las Fuerzas Armadas y deseguridad torturaban y asesinaban salvajemente a prisioneros no reconocidos legalmente como tales.Para reunir esa informacin -celosamente ocultada por la Junta Militar-, era necesario que los testigos dehechos aberrantes hablaran.

    Luego, escribir y sistematizar la informacin, para ms tarde reproducirla. De modo que el equipo debaasegurarse un flujo informativo permanente para crear la agencia, y apel a toda su experiencia paralograrlo: Walsh haba participado, tambin, de la formacin de Prensa Latina en La Habana, en 1959.

    Funcionamiento

    Todos los entrevistados coinciden en definir a la Agencia de Noticias Clandestina como una es-tructurade armado muy artesanal, que permiti su subsistencia an en condiciones dificultosas. La "secretara deredaccin" estaba compuesta por Lila Pastoriza (responsable), Lucila Pagliai, Carlos Aznrez y Eduardo

    Surez. Todos ellos repartan su tiempo entre el funcionamiento de la agencia y otras actividadesmilitantes. Rodolfo Walsh era el jefe orgnico del grupo.

    Arm ANCLA y "la dej en nuestras manos. Escriba algunos cables, participaba de la discusin poltica,pero prcticamente no intervena en el fun-cionamiento de la agencia", aclara Pastoriza. El grupo centralera mvil y muy dinmico. Luego del secuestro de Walsh, el 25 de marzo de 1977, la nica que quedenganchada con la estructura orgnica fue ella (78). De todos modos, por fuera del grupo central eranvarios los que colaboraban: al pertenecer a inteligencia, otros mbitos de esa rea participabanacercando informa-cin, pasando contactos e incluso escribiendo algunos cables, como por ejemploHoracio Verbitsky (79), quien ms tarde reanud los servicios de la agenc