Vigencia Del Marxismo, Sergio de Zubiria

5/14/2018 Vigencia Del Marxismo, Sergio de Zubiria - slidepdf.com

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LA VIGENCIA DEL MARXISMO1

“Hoy es perceptible una mayor aproximacióna los propios escritos de Marx entre los jóvenes-en particular a los del joven Marx, como los fa-

mosos Manuscritos de París o la Ideología Alemana,la primera y sinóptica formulación del nuevo pensa-

miento que redactaría con su camarada en Bruselas,durante su segundo exilio. En este regreso –o mejor,

encuentro con los clásicos- se ha reconocidoque se desconocían los fundamentos”

Rubén Jaramillo Vélez

La recurrente cuestión de la vigencia del marxismo, retorna en nuestra

actualidad bastante condicionada por fructíferos debates en la filosofía

contemporánea. Regresa con inmenso vigor, luego de decantada la noticia y

los sentidos del colapso del socialismo soviético.

Abordar el tema de la vigencia o persistencia del marxismo en el mundo

contemporáneo, implica enfrentar dos interrogantes que conforman dosmomentos necesarios: ¿Qué entender por “vigencia” o “persistencia” de

una teoría, pensamiento o concepción del mundo? ¿Cuáles son los

aspectos o tesis principales que otorgan vigencia al marxismo como

teoría? Una vez estos dos momentos ineludibles sean asumidos, podríamos

posteriormente ingresar a dificultades mayores y consecuentes, tales como, los

ámbitos que han perdido vigencia, la pertinencia del marxismo en plural o las

tensas relaciones entre lo teórico y práctico en el marxismo. Aspectos estos

últimos que no pretendemos trabajar en los límites del presente escrito.

Consideramos que estos dos momentos o interrogantes son un adecuado

sendero para penetrar en la necesaria cuestión de su vigencia o persistencia.

Una vez sentadas estas bases podremos ingresar en otras aristas de la

discusión sobre su vigencia.

1 Sergio De Zubiría Samper. Profesor Departamento de Filosofía. Universidad de los Andes

(Bogotá – Colombia).



MARCOS CONCEPTUALES DE SU VIGENCIA

Un primer excurso filológico nos tiene que llevar al Diccionario de la Lengua

española que rememora la raíz latina del término vigencia en “vigere”, como

tener vigor, fuerza. Se dice que una ley, ordenanza, estilo, costumbre, etc.,

posee “vigencia” porque está en vigor y plena observancia. Sólo aquello que

mantiene su observancia y su vigor tiene, en sentido estricto, vigencia.

Una indicación filológica que puede indicar acentos, pero no resuelve la

complejidad de la vigencia de una teoría o una concepción del mundo. En la

historia del marxismo han sido reiteradas dos formas para sustentar su

vigencia, que hoy consideramos son completamente insuficientes. La

primera, sitúa la vigencia en la defensa de su “cuerpo doctrinario” para

defenderse de la destrucción o disolución; una especie de suposición de

vigencia como “fidelidad doctrinal” o “angustia de contacto”. La segunda,

el viejo juego de disociar al “verdadero” Marx de Stalin, Lenin y hasta de

Engels, e incluso del mismo Marx, ya sea del Marx “joven”, “idealista”,

“hegeliano”; como una especie de compulsión por cierto “purismo

metafísico”.

En la ya larga historia del marxismo y en el debate contemporáneo existen

formas mucho más matizadas y lúcidas de discutir sobre su vigencia. Sin

ningún ánimo de hacer una tipología exhaustiva, podemos hablar de por lo

menos cinco concepciones diferenciadas para afrontar la cuestión de su

persistencia.

Una primera concepción insiste en los rasgos que impregnan a una teoría

o pensamiento de su condición de “clásico”. Esos elementos “clásicos”

están relacionados con la idea de modernidad y han sido relevados

principalmente por H. R. Jauss. El primero, es un tipo de mirada, transida de

una visión de la historia, que implica poder hacernos reflexivamente cargo

de nuestra posición actual desde un horizonte de la historia como

totalidad; es decir, ¿cómo hacernos cargo de nuestro propio presente



teniendo un sentido de historia como totalidad? Segundo, extraer la

normatividad de nuestra propia época, sin copiar modelos anteriores de

otras épocas aunque valorando que en la historia hay algo clásico, es

decir, no podemos copiar modelos de épocas anteriores pero tenemos queestimar que en el recorrido de la historia vivida, hay momentos que

podemos llamar clásicos. Tercero, lo clásico contiene tanto el eje de la

actualidad como el eje de algo perenne, no diríamos inmortal pero sí

perenne, y es que quien está en su propia actualidad tiene gran conciencia

y claridad de su propia época, pero más allá de su época sabe hacia

dónde va. Cuarto, existe una diferencia entre la actualidad de lo clásico y

la moda, en ese sentido puede haber muchas modas pero que no son

actualidad, porque no rememoran la conciencia de lo clásico. Para esta

visión, el marxismo es ya una teoría clásica porque cumple a

cabalidad con estos cuatro elementos.

La segunda versión de la vigencia del marxismo, se inspira en aquella

rica tradición del “postestructuralismo”, con autores tan representativoscomo J. Derrida, E, Laclau y J. Badiou. Se insiste en el papel

determinante de la “crisis”; la vigencia del marxismo consiste en

mantenerse en la “inmanencia” de la crisis, sin pretender su

resolución o superación. En las sociedades actuales esta crisis se

manifiesta de forma nítida en tres ámbitos sociales: la simultánea

necesidad/imposibilidad de la política; la ruptura de los horizontes de

“sentido” y los “discursos”, y, la experiencia de evitar repuestas definitivas.

La vigencia del marxismo pasa por mantenerse en la inmanencia de

estas tres crisis contemporáneas, evitando soluciones para mantener

su fuerza.

La tercera concepción, se nutre de cierta tradición de lo que

podríamos denominar la “lógica del capital”. Sustenta la idea de

derivar la vigencia del marxismo de la existencia “aún” del



capitalismo. Por ejemplo, el importante teórico del capitalismo, E.

Mandel, sugiere que la irresolución de los problemas que el

marxismo planteó resolver le otorga plena vigencia mientras exista

cualquier forma social capitalista. Algunos de esos problemas implícitosdesde su génesis son: el fin de la explotación, opresión y enajenación de

los seres humanos; la creación de las condiciones materiales para la plena

realización de los individuos y grupos sociales; y, la resolución pacífica de

los conflictos internacionales. Mientras existan formas capitalistas el

marxismo conservará toda su vigencia.

De cuño principalmente anglo-sajón, encontramos una cuarta

perspectiva, que destaca el profundo sentido histórico del marxismo.

Destacados historiadores y ensayistas ingleses como P. Anderson, F.

Jameson y M. Berman, ubican el sentido de la vigencia del marxismo

en tareas muy próximas a su vena histórica. Para P. Anderson tiene

que estar en su capacidad para explicar su propia génesis,

contradicciones y metamorfosis. Mientras que F. Jameson le adjudicala necesidad de exponer y comprender todas las contradicciones

inherentes a una sociedad capitalista. El marxismo como “ciencia de las

contradicciones de la historia”, encuentra su vigencia en el cumplimiento a

cabalidad de esta tarea histórica. Recientemente M. Berman, ha afirmado,

que “estudiar vidas humanas” conforma uno de los grandes aportes del

marxismo. Contiene un profundo sentido del individuo y puede ayudar

a la gente cotidiana a descubrirse a sí mismos como “ricos seres

humanos” con “ricas necesidades humanas”.

Dentro de la tradición frankfurtiana encontramos, en el primer J.

Habermas, una distinción heredera de su relación con el marxismo.

Las relaciones con una teoría pueden ser de tres tipos:

“restauración” “renacimiento” y “reconstrucción”. La “restauración” es

la pretensión de retornar a un estado inicial entre tanto corrompido de esa



teoría; el “renacimiento” la renovación de una tradición entre tanto

sepultada. Con el marxismo ninguno de estos caminos es plausible, ya

que no es una tradición sepultada ni museal. La “reconstrucción” posibilita

desmontar una teoría y luego recomponerla con el único objetivo dealcanzar mejor la meta que ella misma se ha impuesto. Desde esta

perspectiva, la actitud reconstructiva, pretende recuperar el interés

emancipatorio que está presente en la vigencia del marxismo.

Cinco propuestas de aproximación a la perseverancia del marxismo

que nos ubican más allá de la simple “fidelidad doctrinal” o el

“purismo metafísico”. Portan en medio de sus divergencias caminos

profundos y ricos para comprender la complejidad de la vigencia de

un pensamiento.

Nosotros nos sentimos próximos a las concepciones de lo “clásico”,

la Escuela de Frankfurt y el marxismo anglo-sajón. Consideramos

que los sentidos de lo “clásico”, la recuperación del interésemancipatorio y la importancia de las contradicciones históricas, son

un sendero conveniente para destacar las potencias actuales del

pensamiento marxista.

VIGENCIA TEÓRICA DEL MARXISMO

Nuestro interrogante por los aspectos, elementos o tesis que otorgan

vigencia al marxismo, nos obliga a hacer explícitas las dificultades y límites

de un esfuerzo de este tipo. Al postular su persistencia, desde unas

concepciones que destacan componentes de la naturaleza de esa

vigencia, tendremos que subrayar acertadamente las tesis centrales que

justifican esa perennidad.



Son demasiadas las dificultades de elegir esas tesis principales por los

siguientes motivos cardinales. El primero, la posibilidad de elaborar un

“listado arbitrario” de estas tesis. El segundo, ingresar sin criterios de

priorización, creando la impresión de <entrar por cualquier lado>. Eltercero, las limitaciones propias de una enumeración sin la profundidad

requerida y los detalles necesarios. El cuarto, la conciencia de que quedan

muchos elementos y aspectos por fuera de la enumeración. Riesgos todos

ineludibles, en el acercamiento sintético a una teoría o concepción del

mundo. El marxismo es y será siempre mucho más que un cuerpo

condensado de tesis. Su construcción, procesos y dilemas vitales,

rebasan cualquier intento de enumeración. Tal vez por ello, T. Adorno,

acostumbraba a recordar que <el objeto es siempre más que su

concepto>.

Limitándonos a la condición teórica del marxismo, encontramos tesis que

no sólo se mantienen, sino que hoy son más sólidas que nunca, ya que la

realidad contemporánea no ha hecho sino acentuar o extender esasproposiciones (como sostiene el gran intelectual iberoamericano Adolfo

Sánchez Vázquez). Tendremos que limitarnos a su enunciación, ya que un

trabajo profundo sobre ellas rebasa los límites de este escrito.

a. El carácter de su concepción de la teoría como <abierta, crítica y

creadora>. El marxismo es una teoría siempre en construcción, ajena

al dogmatismo y al sectarismo. Ha modificado el sentido de la filosofía

clásica hasta Hegel. La filosofía sólo se suprime realizándose, es decir,

volviéndose política, revolución, transformación del mundo, en ese

sentido la filosofía realiza su propia autosuperación disolviéndose,

no “permaneciendo como es”, como lo pensaron los teóricos de la

filosofía antigua y clásica alemana. Hacia 1993, en pleno colapso de la

Unión Soviética, en un texto sobre la vigencia del socialismo marxista,

escribe Álvaro Vásquez: “si acertamos en la reafirmación del marxismo



pero como una doctrina crítica, que se renueva cada día, que tiene

que estar creando, y que por su naturaleza es una ideología y una

tesis contestataria de la vida social…Naturalmente que nuestra

posición clara hoy es que afirmamos este sentido crítico sobre el cualse creó y se desarrolló el marxismo. Como decía Lenin: no basta

yacer sobre el marxismo, hay que crear sobre él”2.

b. La naturaleza explotadora, destructiva y depredadora del

capitalismo. En los análisis de Marx se muestra cómo el proceso

capitalista está obligado a despilfarrar para atenuar las crisis económicas.

El superdesarrollo de las capacidades productivas y la destructividad de

las técnicas empleadas, van generando penurias irremediables. La

destrucción de la naturaleza se revierte en la manipulación y control de lo

humano. En su irracionalidad económica se rompe el vínculo entre <más>

y <mejor>; ya que lo <mejor> puede obtenerse con menos (A. Gorz). La

pobreza, especialmente en los países <ricos>, tiene su causa no en

insuficiencias de la capacidad productiva, sino en la naturaleza de losbienes producidos y la manera de distribuirlos. Una especie de riquezas

<raras y destructivas> para la depredación y el despilfarro. Únicamente

merece ser producido socialmente <aquello que no privilegia ni humilla a

nadie> (A. Gorz). Por lo anterior, no soprende, en términos de intelectual

brasilero C. Furtado, como en el siglo que culmina, las técnicas que más

avanzaron, que contaron con financiamientos más abundantes, son las ligadas

a las artes de la guerra.

c. Los conceptos de clase, división social clasista y lucha de clases . La

clase es una categoría central para la tradición marxista, y paradójicamente,

una de las más difíciles y problemáticas. Algunas de sus dificultades radican en

su aparente sencillez: su aparente obviedad porque hablamos de “clase

media”, “clase capitalista”, “clase trabajadora”; y, pensamos inmediatamente en

2 Vásquez del Real, Álvaro “Vigencia del marxismo y del partido”, en Crisis y Vigencia del

Socialismo Marxista. Bogotá: Editorial Colombia Nueva, 1993. p. 72.



un grupo de personas con rasgos comunes (por ejemplo, ingresos). Pero

detrás aparece el fetichismo: las clases confundidas con relaciones entre

cosas. Las clases no son grupos estables definidos o sujetos puros con

rasgos característicos, son relaciones sociales en confrontación

dinámica. La misma llamada “clase trabajadora” combate contra su propia

definición, contra su propia existencia como “clase trabajadora definida”. Es la

lucha de clases la premisa de la relación social y no la clase como una

esencia inmutable.

d. El carácter de clase de la forma Estado. Por su condición de “seudo-

generalidad” y apariencia de “neutralidad” (no es la voluntad general sino la

voluntad de las clases dominantes), el Estado en el capitalismo cumple

funciones ligadas a intereses de clases. Algunos de estos desempeños

estatales son: instrumento de dominación de los intereses económicos,

jurídicos, sociales, políticos y culturales de las clases dominantes; instancia

integradora de la “sociedad civil” para regular las luchas entre clases

antagónicas; combinación de estrategias de represión, violencia,

consenso, ideología y hegemonía para garantizar la dominación; proveer

las condiciones generales de proceso de producción capitalista ; entre

otras funciones estatales.

e. La mercantilización avasallante de toda forma de producción material y

espiritual en el capitalismo. Todo se transmuta en mercancía, en exclusivo

<valor de cambio>. Ámbitos que hasta el capitalismo keynesiano no podrían

tener el carácter de “mercantilizables”, como la salud, educación, agua y

cultura, actualmente son tajadas disputadas para su conversión en negocios

privados altamente lucrativos. Es el dramático caso de la dimensión cultural.

Asistimos en el inicio del milenio a una pugna entre dos tesis completamente

divergentes sobre la naturaleza y finalidad de los bienes, servicios y derechos

culturales. La primera, sostenida por las grandes transnacionales de la industria

de la “recreación y la diversión”, y cuyo eco replican muchos “tecnócratas”,

supone que los productos y bienes culturales son meras mercancías para el

entretenimiento y mejoramiento de la tasa de ganancia. La segunda, queconforma un acuerdo supra-nacional y quedó condensado en el artículo 8 de la



Declaración Universal de la UNESCO sobre Diversidad Cultural, que afirma de

manera contundente el carácter no mercantilizable de las culturas: “frente a los

cambios económicos y tecnológicos, que abren vastas perspectivas para la

creación y la innovación, se debe prestar una atención particular a la diversidad

de la oferta creativa, a la justa consideración de los derechos de los autores y

de los artistas, así como al carácter específico de los bienes y servicios

culturales que, en la medida en que son portadores de identidad, de valores y

sentido, no deben ser considerados como mercancías o bienes de consumo

como los demás”.

f. La enajenación y el fetichismo que adquieren todas las relaciones

humanas y naturales. Enajenación y fetichismo: dos términos que tienen

distinciones, pero son de la misma familia. También a la lógica del capital le es

inherente la transmutación de las “relaciones humanas en relaciones entre

cosas” y “las relaciones entre cosas en relaciones humanas”, como anota

agudamente Marx en el capítulo I de El Capital. Las cosas, las marcas, el

dinero, las modas, el consumismo, las necesidades no-humanas,

dominan el mundo de los seres humanos; nos convertimos en súbditos

de ese mundo cosificado. Y las verdaderas relaciones y necesidades

humanas (amor, solidaridad, trabajo, eticidad, educación, política, etc.) se

convierten en cosas “comprables” por dinero.

Múltiples tesis y elementos vigorosos del marxismo han quedado por fuera de

esta limitada enumeración. Muchos debates están aún por continuar. Es la

ineludible necesidad humana del compromiso y la priorización.

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