Montreal a 14 de Abril de 2015

ABRIENDO PUERTAS

Dedicado a los alumnos de 2º de Bachillerato de mi pueblo, Berja.

Desde que nacemos, entramos en una espiral de decisiones que nos harán tomar uno u otro camino en función de nuestras elecciones.

Sé que cada uno tiene una experiencia diferente y a la vez maravillosa así que aquí solo podré relatar la mía.

En mi familia, siempre sentí que desde pequeños nos inculcaban que éramos nosotros quienes teníamos que decidir aquello que deseábamos y que a la vez, tendríamos que ser responsables de las consecuencias que producíamos.

Así, mis padres decidieron la guardería, el cole, el instituto y después de ello, me dejaron sin las ruedas pequeñas de la bici, para que yo fuera pedaleando por donde sintiera era lo más correcto para mí. Eso sí, siempre me acompañaron y siguen haciéndolo a su manera.

Una de las primeras decisiones que tuve que tomar, era qué quería estudiar. Ya no me regía por los libros que me eran dados en la adolescencia sino que era el momento de enfocar mi vida hacia una profesión. De ese modo, me puse a mirar las distintas salidas que existían y me llamó la atención el Diseño Industrial y LADE.

Finalmente me incliné por estudiar LADE y a pesar de que mis amigos se quedaban en Almería, me gustó la idea de irme a Málaga. Así que ahí estaba yo, compartiendo piso con mi hermano y sus amigos y creyendo que la primera comida que vi, se convertiría en el menú de cada día.

El mi primer día de clase conocí a las personas con las que luego compartiría años de estudio y amistad.

Quise saber si yo podría con esa carrera o ella conmigo así que el primer año, me puse a prueba y al ver que todo rodaba, me centré además en otras tareas. Formé parte de una Asociación en la Universidad, viajaba a visitar a mis amigos de la infancia y en cuanto vi la oportunidad, apliqué para irme de ERASMUS y aprender un idioma nuevo.

Así que opté por Austria como destino. Allí pude mejorar mi inglés, aprender alemán, sacarme el carnet de conducir, viajar por distintos países y conocer a gente estupenda de muchas partes del mundo. A mi vuelta a España, me quedaba un año de Universidad y me pareció ideal terminarlo en Madrid. Y donde parecía que la etapa de mis estudios terminaba, realmente solo continuaba.

El primer trabajo de empresa que tuve, no me convenció demasiado así que cuando llegó el verano, decidí irme a EEUU a mejorar el inglés y gracias a un americano que había conocido durante la Erasmus, pude pasar unos meses en Boston en una casa para mí sola a cambio de dar de comer a 3 encantadores gatos.

A mi regreso a Madrid, decidí buscar trabajo y hacer un Postgrado. Aunque tuve varias entrevistas y algunos puestos no los sentía para mí, dí con el mío cuando me entrevisté con la Jefa del Departamento Internacional de Airbus.

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Montreal a 14 de Abril de 2015

Por supuesto, en la empresa también se formaban grupos y aunque al principio, parecía que tenía que estar con los becarios, pronto me di cuenta que solo nos ponemos títulos para diferenciarnos cuando lo que nos une va mucho más allá de lo que uno haga o tenga en la vida sino más bien de lo que uno es.

Durante ese año pude jugar al vóley, trabajar, estudiar y disfrutar. En ese momento, me entró el deseo de estudiar chino pero las plazas ya estaban completas. Quien me iba a decir, que al final de ese año, y sin que mi jefa supiera nada, me propondría irme a China a trabajar.

Y así fue… un año viviendo la mitad de él a -30 grados y la otra parte llegando al extremo opuesto, siendo la única chica europea que trabajaba allí. Fue una experiencia llena de anécdotas y a pesar de proponerme seguir otro año, empecé a sentir que deseaba cambiar mi enfoque profesional.

Justo el año que empecé a trabajar en Madrid con Airbus, un compañero me habló del Coaching y me interesé mucho por ello. En China, tuve la ocasión de conocer a una Coach quien me dijo que yo era aún muy joven para estudiarlo y sobre todo ejercer la profesión ayudando a los demás a alcanzar sus objetivos.

Así que decidí irme a vivir a Francia y puesto que siempre quise hacer el Camino de Santiago en una época en la que necesitara reflexión, consideré que el momento había llegado. Durante 22 días caminé a veces sola y otras acompañada, tratando de aclarar que es lo que quería hacer con mi vida. Lo que estaba haciendo ya no me llenaba y lo que quería hacer, parecía según decían, ser muy joven para desarrollarlo.

Al final del Camino, pensé que tenía claro que quería dedicarme al Desarrollo Personal y cuando lo comuniqué a mis seres queridos, entendí que si quería seguir aprendiendo, tendría que trabajar en lo que ya me había formado e ir estudiando nuevas áreas que me permitieran llegar a aquello que me estaba atrayendo. Así que, tras un mes en una academia de francés, volví a trabajar en la familia de Airbus.

Nunca me pusieron trabas con ningún nivel de idioma y siempre me he sentido muy bien acogida en los lugares donde me he movido.

Así, combiné el trabajo de empresa con formaciones en mis nuevas áreas de interés.

Los fines de semana los usaba para organizar cursos por distintas ciudades de Francia. En alguna ocasión, tomé la iniciativa de en un solo día ir a Burdeos y luego a Montpellier sin conocer nada de la ciudad y con la intención de encontrar no solo una sala para hacer promociones sino también que me diera tiempo a poner carteles en aquellos lugares que pudieran resultar interesantes. Y así sucedía y es que, en mi opinión, cuando algo te mueve por dentro, mejor ponerte en marcha y no esperar a que la razón te haga dudar.

Llegó un momento en el que la balanza se inclinaba más por los trabajos de crecimiento que por los de la empresa, y aunque esta me permitió viajar, crecer, etc, decidí que mi etapa en ella finalizaba. Aún recuerdo como en mi fiesta de despedida me preguntaban si estaba segura de marcharme. Fue una decisión difícil que me costó hasta comunicar a mi familia pero como

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Montreal a 14 de Abril de 2015

al principio dije, sabía que lo importante era decidir lo que para mí era correcto y afrontar las consecuencias.

Me dediqué a hacer terapias y a organizar cursos en Francia durante un período y aunque nunca lo hubiese imaginado, algo en mí me pidió volver a España. En un momento en el que la crisis estaba en boca de todos, parecía incomprensible mi elección pero tras cerrar la puerta en Francia, rápidamente se abrió otra en España.

La formación en Coaching que llevaba 6 años buscando y casi había olvidado, de pronto apareció ante mí. La persona que, sin conocer personalmente, me recomendó la escuela donde estudiar, al cabo de un mes me ofreció integrar la empresa de Coaching que estaba terminando de crear y una compañera y luego gran amiga, me propuso trabajar en su Centro de Psicología Positiva. Todo ello, entre Murcia y Alicante.

Y en España, seguí haciendo formaciones que me interesaban. Una llamada Dragon Dreaming, cambió bastante mi vida y es que me dio la oportunidad de conocer a gente magnífica que vivía en la Naturaleza sin importar el trabajo que tuvieran y que buscaban llevar a cabo sus sueños. Ello me conectó con la Tierra y decidí irme a vivir a la playa donde se me despertó el interés por pintar cuadros y tocar el ukelele que hacía un año me habían regalado. Mas tarde, acompañada de un gran amigo que me doblaba la edad, tuvimos un profe de 17 años que nos enseñó a adorar la guitarra.

Aparte, me hablaron de un Centro de Ciencias Humanas y Psíquicas en Montreal y usando la filosofía del Dragon Dreaming, se convirtió en uno de mis sueños a realizar.

Así, tras un año y medio en España, el pasado Marzo, cuando estaba en la presentación de un libro en Alicante con la directora del Centro de Montreal, aproveché para expresarle mi interés en el Centro. Para mi sorpresa, me invitó a venir al instante. De ese modo, tuve que hacer mudanza y vender mi coche rápidamente y unos días más tarde estaba cubierta de nieve en Canadá.

Ahora con 29 años, cuando miro atrás, sé que algunos de los pasos que he dado los busqué y encontré y otros, la vida me ha sorprendido de manera muy gratificante.

Como dije al principio, solo puedo contar mi historia, la cual tiene risas, lágrimas, amores, desamores, etc y observar con respeto como los demás llevan a cabo su vida.

Lo que tengo claro, es que lo principal es hacer aquello que te hace feliz y limar aquellas piedras que uno puede encontrar en el camino. Así que os animo, a que disfrutéis a cada paso que dais y que seáis los creadores de vuestra propia vida.

Con mucho cariño,

Cristina López Barrionuevo.

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