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VIDAS VIDAS DE OTROS DE OTROS Un puñado de impactantes biografías Un puñado de impactantes biografías desata la pasión por las historias ajenas desata la pasión por las historias ajenas El libro sobre la escritora Carmen Laforet, en la imagen en 1944, sorprende por sus testimonios. Babelia 966 NÚMERO 966. EL PAÍS, SÁBADO 29 DE MAYO DE 2010

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VIDASVIDASDE OTROSDE OTROS

Un puñado de impactantes biografíasUn puñado de impactantes biografíasdesata la pasión por las historias ajenasdesata la pasión por las historias ajenas

El libro sobre la escritora CarmenLaforet, en la imagen en 1944,sorprende por sus testimonios.

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EDel Retiro al blog de Babelia La Feria delLibro de Madrid tiene una presencia diaria hasta sucierre, el 13 de junio, en el blog de Babelia para que loslectores puedan participar:http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/Es la plataforma-escenario desde la cual la revistacultural de este periódico está cubriendo, conprogramación propia, la cita literaria más importantede España. A las nueve de la mañana, la jornada la abreun vídeo de un escritor respondiendo a la pregunta:¿qué personaje de la literatura le gustaría o le habríagustado ser?, que los lectores pueden complementar.

A las doce se inicia la escritura colectiva de un cuentosobre el que los lectores proponen cada día sucontinuación en 100 palabras. A las dos de la tarde sepublica el primer avance de una crónica sobre lajornada del Retiro. Y a las seis de la tarde se realiza unchat con autores hispanohablantes y de otros idiomasen dos ciclos: Temas clave de la literatura en español(del 31 de mayo al 4 de junio) y Grandes nombresinternacionales (del 7 al 11 de junio). Estarán, entreotros, Laura Restrepo, José María Guelbenzu, JorgeVolpi, Asa Larsson, William Boyd y John Banville. Laprogramación diaria la encuentra en el blog.

EN LITERATURA A MENUDO lo de menos es acertar y lo de másviene del lado de la tentativa y la alucinación, incluso de lainterrogación perpleja camuflada de revelación epifánica.Con las formas de la autobiografía ha empezado hace algu-nos años a suceder eso en España y fuera de España, y quizála tensión más alta de la literatura empieza a adueñarse delgénero para hacerle escalar, ya sin miedo, la ruta que losepara del registro fidedigno y lo conduce a la pura literaturao el largo poema en prosa. Por ahí entiendo yo que haconcebido Félix de Azúa su Autobiografía sin vida y ahí leo lapoderosa invención de este libro. A simple vista su originali-dad está en algunas de las enormidades que dice o incluso enla propensión apocalíptica que desprende, pero esa es unafalsa impresión: leer desde la literalidad este libro es conde-narse a entenderlo rematadamente mal o, al menos, muypobremente. Se trata más bien de reconocer la modulaciónliteraria de un género (o de una modalidad literaria) enmutación muy activa en los últimos decenios y que en estecaso toma sus energías de la plenitud literaria del ensayo:esta autobiografía gravita a partir del ensayo, la poesía y laconfidencia pero invenciblemente también de la radicalidad.Félix de Azúa reserva gran parte del ruido radical para elanálisis del presente y hacia el final de Autobiografía sin vidaexplica el colapso al que ha llegado el arte actual, prolonga-ción imitativa del pasado que ya ni siquiera es trivial porquees materia inerte. Pero insisto en que eso da un poco igualporque debe leerse como una tesela más, aunque central,para vertebrar un autorretrato radical y lírico.

Lo que no hay manera de leer sin taquicardia es la formade este ensayo porque es una transparente y elíptica autobio-grafía conceptual. La elipsis atañe a todo lo que no importapara escuchar la lección última y esencializada. La autobio-grafía está hecha con la biografía del arte desde los bisontesperpetuados en una cueva de hace miles de años hasta lasúltimas y desoladoras noticias (de hace treinta años). Laabstracción es su lenguaje y la inteligencia su curso: cuántasveces no le dijeron a Azúa que lo malo de sus novelas era elexceso de inteligencia (o la inteligencia mal administrada).Ahora ha puesto a trabajar la inteligencia estética para darcon un relato que ensaya terminantemente, y por eso se haceverdad conceptual y necesariamente trágica (en la sala derevelado que es esta autobiografía, el ironista se descubrecomo trágico e incluso como metafísico). Excepto en tres ocuatro medias líneas (donde deja el rastro de la edad evoca-da en cada capítulo), sumadas a las alusiones casi cifradas aeste o aquel compañero de ruta, el resto del mecanismo esuna poderosa máquina de matar morralla, emparentada conla prosa de ideas del mejor Benet y como han hecho aquellosque con la excusa de contar algo “en realidad proceden aconstructos lingüísticos de indudable poesía lírica, o lo quees igual, cuyo fin son los propios constructos en tanto queconstructos literarios”. De la biografía no queda más que elresto estilizado, purificado: el despojo que es la inteligenciasola y estupefacta pero también consciente de estar entregan-do un ensayo lírico de autobiografía. Abstracción y poesía sejuntan para la reinvención del relato autobiográfico. Comoaquí se tocan no se habían tocado en las letras españolas,quizá con la salvedad de otra gran brevería, otro ensayo deautobiografía despojada como fue L’agent provocador, deGimferrer. Para ir acabando, no está nada mal. O

Autobiografía sin vida. Félix de Azúa. Mondadori. Barcelona, 2010. 168páginas. 17,90 euros.

Jordi Gracia (Barcelona, 1965) ha publicado recientemente A la intemperie:Exilio y cultura en España. Anagrama. Barcelona, 2010. 256 páginas. 16,50euros.

Despojar el género

EN PORTADA Rosa Montero 4

Carmen Laforet La mítica autora de Nada (primer Premio Nadal en 1945) ha sido uno de los grandes enigmasde las letras en español. Un nuevo libro,Mujer en fuga, de Anna Caballé e Israel Rolón, “lleno de cosas importantísimasque se insinúan pero no se cuentan”, recorre la atormentada vida de la escritora. Simone de Beauvoir. Contra todo ycontra todos, de Danièle Sallenave, y otros libros sobre las vidas de los escritores completan la oferta biográfica enestos días de la 69ª Feria del Libro en Madrid. Foto: Efe

Razón y pasión de Simone de Beauvoir Jesús Ferrero 6

IDA Y VUELTA El mundo en un jardín Antonio Muñoz Molina 7

EL LIBRO DE LA SEMANA Escenas de la vida rural, de Amos Oz Josep Ramoneda 8

Entrevista con Abilio Estévez Carles Geli 10

INFANTIL Y JUVENIL Memorias de un mocoso Elisa Silió 12

Entrevista con Kami Garcia y Margaret Stohl Carmen Mañana 14

Libros premiados Victoria Fernández 16

PENSAMIENTO La posibilidad de una Ilustración árabe Celia Amorós 18

SILLÓN DE OREJAS Desmemorias editoriales Manuel Rodríguez Rivero / Max 19

ARQUITECTURA Un huerto en la autopista Jacobo Armero 20

LLAMADA EN ESPERA Gran Vía Estrella de Diego 21

PURO TEATRO Con Piaf en la montaña rusa Marcos Ordóñez 22

RELECTURAS Un día hay vida Enrique Vila-Matas 23

+

Babelia966Jordi Gracia

Viñeta de Greg 4.Días de perros, último

diario gráficodel estadounidense

Jeff Kinney.

SUMARIO

2 EL PAÍS BABELIA 29.05.10

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Los cuentos de José María Merino son cada vez “más realistas, pero en un contexto en el que se pueden leer de forma fantástica”. Foto: Luis Magán

EL ESCRITOR y académico José María Merino (A Coruña, 1941) compara su vida matutinacon la de un funcionario. “A las ocho y media me siento, consulto el correo electrónicoy, si estoy con algo, empiezo a tomar notas. La escritura es un continuo ensayo. Tienesque ponerte a trabajar como la bailarina, que vuela porque entrena ocho horas”,sostiene. Las tardes, cuando tiene entre manos relatos cortos, las dedica al ocio. Pero sianda absorto con una ficción larga no existen los horarios. “Me levanto de la cama aapuntar algo”. La liberación la consigue alternando los dos géneros: “El cuento es chas,la iluminación. Tengo que verlo entero aunque cambie el final. Y en la novela entras conel machete en un territorio muy frondoso y suceden cosas. Se van creando lógicas sinsaber muy bien adónde vas”. Estas semanas el funcionariado es escaso. Viaja parapromocionar Historias del otro lugar (Alfaguara), una recopilación de los cuentos quefue publicando en diferentes títulos entre 1982 y 2004.

La supervisión de esta nueva edición ha sido muy leve: “De sustancia no he cambia-do nada. Algunas erratas, algunos leísmos que me chirrían con los años…”. Y, desdeluego, sin ningún afán de revisar los textos para ajustarlos a lo políticamente correcto.

“Ahora existe la idea de que hay que renovar los cuentos populares. Mis hijas se criaronescuchándolos y son unas ciudadanas hechas y derechas. A usted nunca le han contadoun cuento en su infancia y por eso ahora encuentra cosas raras. ¡Qué me está contan-do!”, se indigna. Reconoce una evolución narrativa en estos veintidós años de minific-ciones. “A veces me sorprenden los primeros: ¡qué frescura! Seguramente he perdidojúbilo, pero me sigue encantando escribir cuentos. Cada vez tiendo a hacerlos másrealistas, pero en un contexto en el que se pueden leer de forma fantástica”.

“Ahora estoy leyendo cuentos para el concurso La Hucha de Oro y hay un nivelestupendo”, se felicita Merino, quien ya no ejerce de profesor en talleres de cuentos.“Terminaba exhausto”, se justifica rodeado de unos libros que engullen el cuarto, pese aregalar muchos y trasladar otros a su casa de León. Los apila por temática, peroencontrar el que interesa es una odisea. Así que oír la palabra “obra” o “mudanza” leproduce urticaria. Tiene hasta un plan trazado ante la trágica idea de tener que cambiarun día el suelo algo desgastado. “Cuando vaya a los países árabes voy a ir comprandoalfombras y algún día lo tapizaré todo”, desvela satisfecho. Elisa Silió O

Ficción a tiempo completoJosé María Merino ha reunido sus cuentos de veintidós años en Historias del otro lugar

EL RINCÓN

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El miedoy la gloriaCarmen Laforet. Una mujer en fuga, de Anna Caballé e Israel Rolón, es un libro esencial para entenderla atormentada realidad de la mítica y misteriosa autora de Nada. Es uno de los libros de latemporada que confirma la conquista imparable del género biográfico en España. Junto a él otroscomo el de Simone de Beauvoir protagonizan la 69ª Feria del Libro de Madrid. Por Rosa Montero

Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Madrid, 2004), a principios de los años cincuenta. En 1945, con 23 años, obtuvo el primer Premio Nadal por su novela Nada, que fue un éxito en la Feria de Libro de Madrid de entonces.

‘Una mujer en fuga’está lleno de cosasimportantísimasque se insinúanpero no se cuentan

La mayor tragedia deesta vida trágica es, sinlugar a dudas, lacreciente incapacidadde Laforet para escribir

ESPECIAL FERIA DEL LIBRO DE MADRID / Biografía

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LA MONUMENTAL y fascinantebiografía que los profesoresAnna Caballé e Israel Rolónhan escrito sobre Carmen La-foret (1921-2004) es un libroque merodea en torno a un

abismo. La mítica autora ha sido hastahace poco el mayor enigma de nuestrasletras; con 23 años escribió una novelaprodigiosa, Nada, que ganó el primerPremio Nadal en 1945 y provocó un im-pacto colosal. Pero después, tras publi-car unos pocos libros (y ninguno tanbueno), abandonó la escritura y ella mis-ma fue desapareciendo, convirtiéndosea través de las décadas en una figurafantasmal, un troquelado sombrío. Mu-cho más tarde se supo que esta-ba en una residencia, se rumo-reó que tenía Alzheimer, llegó lanoticia de su muerte. Y, en 2009,su hija Cristina Cerezales publi-có un conmovedor libro sobresu madre, Música blanca (Des-tino), que aportaba algunos da-tos pero seguía manteniendo lanuez del misterio.

A esa densa oscuridad se hanacercado ahora Caballé y Rolóncon un trabajo de investigacióndescomunal, y el enigma se varesolviendo con pasos de fieltro,cautelosos, contagiados del tor-tuoso secretismo de Laforet. Elintenso agujero negro que es lavida de la escritora parece absor-ber de algún modo a sus biógra-fos, de modo que el libro estálleno de cosas importantísimasque se insinúan pero no se cuen-tan. Todas las familias acarreana la espalda un saco de tabúes ysilencios, pero se diría que losCerezales Laforet están especial-mente acostumbrados a las vela-duras. ¿Por qué no se sabe si lamadre de Carmen era una depre-siva? ¿Y por qué no se pone nom-bre a la dolencia que la llevó a la muerte,dejando huérfana a la escritora con 13años? ¿Es posible que Carmen Laforetsufriera anorexia? ¿Qué era esa supuestaenfermedad neurovegetativa que dicen

que padecía la novelista desde los añossesenta? ¿La diagnosticó alguien? Losbiógrafos van dejando miguitas que con-ducen a llamativos agujeros de palabrasno dichas, y la materia entera del libroparece temblar y escurrirse entre las ma-nos. Cosa que aumenta el atractivo deltexto: es el mejor acercamiento posible auna vida tan resbaladiza. Mujer en fugase lee como un sobrecogedor y palpitan-te thriller, y al final hay un asesinato: lamuerte en vida de la escritora.

Para empezar por el principio, su in-fancia en Las Palmas fue terrible, con lamadre enferma y después una madras-tra malvadísima. La primera huida deLaforet es de ese infierno, a los diecio-

cho años, para irse a estudiar a Barcelo-na a casa de su abuela y de sus tíos. Esacasa, esa posguerra desolada, ese mun-do claustrofóbico lleno de dolor y amar-gura es lo que cuenta en Nada. Los de-

seos frustrados conducen a la ferocidady el infortunio, parece decir la novela;haber creído algún día en la posibilidadde ser feliz envenena tu vida cuando to-do se ha perdido. Se trata de una historiaautobiográfica, pero está escrita de ma-nera tan magistral que alcanza la fuerzaexpresiva de un arquetipo.

La enormidad del éxito de Nada des-colocó a Laforet. Aunque, al parecer, yaestaba descolocada desde antes: era unapersona extrañamente despistada, dema-siado susceptible, timidísima. Una chicarara con algo informe y vagaroso, comosi no estuviera del todo hecha, como si asu esqueleto le faltaran unos cuantoshuesos. Tras el premio desconcertó a to-

do el mundo con sus respuestas chocan-tes, con su actitud huidiza y antiintelec-tual. Para alguien tan inseguro comoella, el peso escrutador de la fama debióde suponer una inmensa tortura.

De modo que enseguida empezó atener problemas para escribir y para ser,esto es, para adaptarse a la mirada de losotros. La primera década parece normal.Se casó con el periodista Manuel Cereza-les; tuvo cinco hijos; hizo diversas cola-boraciones en prensa; publicó un librode relatos y otra novela. Pero si se aplicael microscopio se observa el borboteo dela angustia. No se llevaba bien con sumarido, la escritura era un tormento y,en 1951, conoció a Lilí Álvarez, la famosay atractiva tenista, y se prendó de ella.Porque a Laforet le gustaban las muje-res, pero eso era algo que no se podíapermitir. No con su inseguridad y superenne sentido de culpabilidad, no en

el aplastante entorno del fran-quismo. De modo que Carmensublimó el amor por Lilí y lotransmutó en un rapto místicoperfectamente adaptado al na-cionalcatolicismo imperante. In-cluso escribió una novela muyreligiosa, Una mujer nueva, quedejó patidifuso al personal. Laetapa beata duró siete años, losmismos que su relación con Lilí.Después rompieron, y Laforetvolvió a ser ella misma. Sólo queunos escalones más abajo. Resul-ta terrible pensar que algo tanintrascendente como la orienta-ción sexual de una persona pue-da llegar a destrozar la vida dealguien dentro de un ambienterepresivo.

Una mujer en fuga es la histo-ria de una larga caída. De ladeconstrucción de una persona.Los síntomas se van agudizandopoco a poco: ese desasosiegoque hace que se mueva todo elrato, que se vaya mudando deun sitio a otro, de una ciudad aotra, de un país a otro, en casasalquiladas, casas de amigos, ho-teles; las profundas, repetitivas

depresiones; la adicción desde 1960 alMinilip, un medicamento para adelga-zar que se compraba sin receta pero que

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Por Inmaculada de la Fuente

CARMEN LAFORET no sólo fue la autora de Nada,aunque el resplandor de esta obra haya robadoluz al resto de su producción. Menoscuarto reúnepor primera vez siete novelas cortas de los añoscincuenta publicadas en anteriores ediciones.Son relatos que huelen a posguerra, ya que a ellase circunscriben, evoca Álvaro Pombo en el prólo-go. Son historias que reflejan la miseria material ymoral de la época y algo de la desolación de suprimera novela. Las más logradas son El noviaz-go, El viaje divertido, La llamada y La Niña. Conun arranque algo extraño, Los emplazados da títu-lo a otra historia de atmósfera inquietante bajo eltrasfondo de la Guerra Civil. Las estrecheces eco-nómicas de la época recorren todas ellas y son eleje medular de El último verano. Sin embargo,descubrimos aquí a otra Laforet. Sus ojos sonmás indulgentes. Han perdido su primitiva inso-lencia. En los cincuenta, la Laforet existencialista

que insufló aires renovadores a la narrativa espa-ñola experimentó un súbito acercamiento a lareligión. Esa visión flota en estas novelas: el bien yel mal están delimitados y, frente a los personajesmalvados, aparece una contrafigura generosa eiluminadora. El Piano es una de las historias que,pese a su atractivo, se resiente de didactismo: ellector encuentra una dicotomía entre la ambi-ción de Rafael, el marido, y la generosidad e indo-lencia de la esposa, bastante afín, por cierto, almodo de ser de Laforet. Se transparenta ensegui-da que este desinterés por el dinero es una apues-ta de libertad, un impulso existencial, casi religio-so. Aun así, la autora fuerza a la protagonista aaludir expresamente a la pobreza de las Biena-venturanzas. El lector tiene que tener en cuentaeste contexto personal y, en ocasiones, obviarlopara disfrutar de una creadora que se reinventóvarias veces antes de abandonar la escritura. O

Siete novelas cortas. Carmen Laforet. Menoscuarto. Pa-lencia, 2010. 472 páginas. 23,50 euros.

El bien y el mal

El miedoy la gloriaCarmen Laforet. Una mujer en fuga, de Anna Caballé e Israel Rolón, es un libro esencial para entenderla atormentada realidad de la mítica y misteriosa autora de Nada. Es uno de los libros de latemporada que confirma la conquista imparable del género biográfico en España. Junto a él otroscomo el de Simone de Beauvoir protagonizan la 69ª Feria del Libro de Madrid. Por Rosa Montero

Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Madrid, 2004), a principios de los años cincuenta. En 1945, con 23 años, obtuvo el primer Premio Nadal por su novela Nada, que fue un éxito en la Feria de Libro de Madrid de entonces.

‘Una mujer en fuga’está lleno de cosasimportantísimasque se insinúanpero no se cuentan

La mayor tragedia deesta vida trágica es, sinlugar a dudas, lacreciente incapacidadde Laforet para escribir

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E Lugar y fecha. Paseo de Coches delparque del Retiro. Hasta el 13 de junio.

E Horario. De lunes a viernes: de 11.00 a14.00 y de 18.00 a 21.30. Sábados, domingosy festivos: de 10.30 a 14.30 y de 17.00 a 21.30.

E Invitado especial. Países nórdicos:Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega ySuecia. Estarán presentes con 25 escritores.

E Número de expositores. 408:librerías, 118; editores, 252; distribuidores, 12, yorganismos oficiales, 26.

E Programa cultural. Cerca de 350actividades en cinco pabellones más los dosdedicados a los niños.

EEn el ‘blog’ de ‘Babelia’. Consulte laprogramación de la revista cultural de EL PAÍS enhttp://blogs.elpais.com/papeles-perdidos

La vida de los creadores no tiene fin

NO ES FÁCIL adentrarse en una vidacomo la de Simone de Beauvoirtan regida, como la de Sartre,por la idea de destino. Simone

de Beauvoir se prometió a sí misma, ya enla adolescencia, crearse una poderosa co-raza y al mismo tiempo se prometió unacierta desnudez, un cierto despojamientomoral y emocional, a la manera en que loproponía Michel Leiris en La literaturaconsiderada como una tauromaquia, re-flexión que la incitaría aescribir sus memorias.

Pero ¿las corazas pue-den ser compatibles conla desnudez? En ciertomodo sí. Para poder vi-vir, y para poder triunfar(y Simone se vio desdemuy niña como triunfa-dora) en un mundo dehombres se exigía mu-cha fortaleza, circuns-tancia que no le iba aimpedir explorar todaslas formas de la mentiray la verdad, con genero-sidad, con obcecación,con rebeldía, con odio,con amor, con rabia y aveces también con de-sesperación.

A lo largo de seiscien-tas apretadas páginas,Danièle Sallenave va in-dagando en los vacíosque dejan todas las obrasde Simone de Beauvoir,desde los Cuadernos dejuventud a La ceremoniadel adiós, atendiendo alo que dice, pero tam-bién y sobre todo a loque no dice, porque no pudo o porque noquiso. “No pienso contarlo todo”, avisó ensu momento Simone de Beauvoir, pero,como asegura Danièle Sallenave, a vecespuede ser difícil creer que la autora de Losmandarines no lo contó todo, pues la escri-tura de la Beauvoir tiende a ser un tejidosin fisuras, claro y contundente, sin dema-siados rodeos y a la vez apoyada en unasólida construcción, sometida a un objeti-vo constante que ella misma definió pre-cozmente de la siguiente manera: “A losquince años deseaba que algún día la gen-te leyera mi biografía con emotiva curiosi-dad; si quería convertirme en una autoraconocida era con esa esperanza. Despuéspensé, a menudo, escribir yo misma mivida”. Ese mismo año vuelve a insistir ensu deseo de ser una “escritora célebre”.Simone codicia ese futuro “por encima decualquier otro”, y desea una gloria “tan

íntima como universal”. Más tarde, cuan-do decida al fin escribir sus memorias,volverá a la concepción original, ancladaen su adolescencia, y a su decisión de“hacer de su vida una experiencia ejem-plar en la que se refleje el mundo en sutotalidad”. Como vemos, nunca le faltóambición.

Ya en los Cuadernos de juventud, escri-tos hacia los dieciocho años, Simone deBeauvoir se juzgaba a sí misma con rabia,

con crudeza, con distancia, con proximi-dad…, y ya entonces hacía balances, exa-minaba sus posibles progresos, iba cons-truyendo, voluntaria y ardientemente, supropio destino, con un rigor tan constantecomo inimaginable en nuestros días.

A través de las exploraciones oblicuas yexhaustivas de Danièle Sallenave, de sus

idas y venidas, de su mirada incisiva sobrelos momentos en que la vida de la Beau-voir hace ángulo consigo misma, vamosconociendo sus amistades, sus amores, susfobias, sus iras, su anhelo de conquistar lamás alta coherencia y la más clara articula-ción de la vida y de la obra, su ironía, susarcasmo, sus mentiras, sus verdades, sulucha incesante por una nueva definiciónde la mujer y por un nuevo universo pasio-nal: todo un mundo individual y colectivo

desplegándose ante no-sotros y permitiéndonosacceder, no sin asombro,a una época, hoy aboli-da, en la que los intelec-tuales representaban laconciencia de la socie-dad; estatus que mantu-vieron aún en el periodoestructuralista, y que sedesmoronó con la llega-da de la posmodernidad,la descomposición delcriterio, y la corrosión detodo un sistema de valo-res y jerarquías profun-damente tributarias delhumanismo (incluso delhumanismo existencialis-ta), al que nunca fueronajenos ni los intelectua-les de posguerra ni los demás tarde. Entre ellos hu-bo auténticos mandari-nes: Jean-Paul Sartre ySimone de Beauvoir lofueron, y ni les faltó rele-vancia ni les faltó autori-dad. El excelente librode Danièle Sallenave dabuena prueba de ello, ala vez que nos muestra

los pliegues de una mujer que ya en sujuventud se dio a sí misma la siguienteorden: “Construiré una fuerza en la queme refugiaré para siempre”. Hay algo deaterrador en estas palabras que nos mues-tran una voluntad férrea y decidida a de-terminar la propia vida, “tallándola” conplacer y con ira sobre la intransigente “ro-ca de los días”. Las mentiras que pudoperpetrar respecto a su relación con Sartreestaban guiadas por ese empeño de hacerde su existencia, y de la de Sartre, unaexperiencia demasiado ejemplar, olvidan-do que la realidad nunca es tan simbólicacomo el deseo. O

Simone de Beauvoir. Contra todo y contra todos.Danièle Sallenave. Traducción de María CordónVergara y Malika Embarek López. Galaxia Guten-berg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2010. 640páginas. 30 euros.

Ya en su juventud se dioa sí misma la siguienteorden: “Construiré unafuerza en la que merefugiaré para siempre”

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Simone de Beauvoir (1908-1986) en una fotografía de 1945. Foto: Roger Viollet

EL GÉNERO BIOGRÁFICO y memorialístico si-gue su conquista imparable en España. Ha-ce muy poco la historia era otra: los españo-les no leían muchas vidas ajenas. Ademásde haber muy pocos autores españoles quese dedicaran al género al estilo exhaustivoanglosajón. Pero esto empezó a cambiar afines de los noventa y se ha afianzado en elXXI, ya no solo con vidas sobre políticos ypersonajes populares sino, y sobre todo,con gente del mundo de la creación, lasartes y el pensamiento. Una prueba de elloes que varios de los libros más destacadosde la temporada, y por ende, de la 69ª Feriadel Libro de Madrid, pertenecen a este gé-nero. Dos de las estrellas son Carmen Lafo-ret. Una mujer en fuga, de Anna Caballé eIsrael Rolón (RBA), y Simone de Beauvoir.

Contra todo y contra todos, de Danièle Sa-llenave (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lec-tores). Otras aproximaciones a escritores,intelectuales y artistas a través de biogra-fías: El oficio del poeta Miguel Hernández,de Eutimio Martín (Aguilar), y Miguel Her-nández. Pasiones, cárcel y muerte de unpoeta, de José Luis Ferris (Temas de Hoy).Libros que alumbran rincones de la vidadel poeta en el centenario de su nacimien-to: José Saramago. La consistencia de lossueños. Biografía cronológica, de Fernan-do Gómez Aguilera (Fundación César Man-rique). Seguimiento sosegado y directo delNobel portugués: Robert Walser. Una bio-grafía literaria, de Jürg Amann (Siruela).La vida del escritor suizo trenzada con supensamiento: La vida de André Bretón. Re-

volución de la mente, de Mark Polizzotti(Fondo de Cultura Económica y Turner).Una lupa sobre el “papa negro del surrealis-mo”: Charles Maurras. El caos y el orden,de Stéphane Giocanti (Acantilado). Uno delos intelectuales que más influyó en la crea-ción y la estética de principios del XX: Cara-vaggio, de Helen Langdon (Edhasa). Recu-peración de un clásico sobre el gran artistaitaliano. En el apartado de autobiografía ymemorias destacan: Verano, de J. M. Coet-zee (Mondadori); Partirás al amanecer, deWole Soyinka (RBA); Autobiografía sin vi-da, de Félix de Azúa (Mondadori); La nove-la de la memoria, de José Manuel Caballe-ro Bonald (Seix Barral), y To be or not tobop. Memorias de Dizzy Gillespie (Global-Rhythm). Winston Manrique Sabogal O

Razón y pasión de Simone de BeauvoirDanièle Sallenave rellena los vacíos existentes en toda la obra de la escritora, atendiendoa lo que dice, y sobre todo a lo que no dice. Su biografía permite además acceder a una épocaen la que los intelectuales representaban la conciencia de la sociedad. Por Jesús Ferrero

TODO SOBRE LA FERIA

llevaba anfetaminas, y que Laforetconsumió a diario durante años, talvez durante décadas; la imposibilidadde cumplir con sus contratos edito-riales porque no podía escribir; lasprogresivas mentiras que contaba atodo el mundo cuando hablaba de loslibros que estaba a punto de termi-nar; el avance de esa enigmática en-fermedad neurovegetativa… Al sepa-rarse de Cerezales en 1970, tras 24años de matrimonio, Laforet quisocreer que él había sido el culpable dela oscuridad. Pero en realidad fue apartir de entonces cuando las tinie-blas la engulleron. Terminó converti-da en una especie de vagabunda queacarreaba sus papeles en bolsas deplástico, y su grafofobia se hizo tanaguda que llegó a no poder ni firmarun cheque. Con 65 años, cogió uncuaderno escolar de su nieta y empe-zó a hacer palotes, intentando volvera aprender a escribir. Pero el deterio-ro ya era irreversible. Cuando murió,octogenaria, llevaba varios años sinpronunciar una palabra.

La mayor tragedia de esta vida trá-gica es, sin lugar a dudas, la crecienteincapacidad de la pobre Laforet paraescribir y el sufrimiento que eso leprovocaba. Y aquí está la única inter-pretación de la que disiento de estamaravillosa biografía. Cuando Nada sepublicó, Laforet dijo a todo el mundoque había hecho la novela fácilmenteen seis meses, cuando en realidad lle-vaba dos años de enorme trabajo.“No hay en toda la cultura españolaun autor menos interesado en su pro-pia leyenda”, dicen a raíz de estoRolón y Caballé, que parecen creer enlas insistentes proclamas de modestiade la autora. Pero yo pienso que suce-de justo lo contrario; que Laforet, cons-ciente de su enorme talento, poseíauna ambición soberbia y colosal, yque lo malo fue que carecía de la sufi-ciente fuerza psíquica con la que soste-nerla. Si declaró que escribió Nada atoda prisa fue porque tenía miedo dedefraudar sus propias y estratosféricasexpectativas; así, si la criticaban, siem-pre podía decir: no me esforcé. Y esoindicaría un ardiente interés en cons-truirse una leyenda… sólo que a sumedida. Por eso era una mujer tanquisquillosa con todas las críticas,por eso mandaba cartas virulentascontra los periodistas que hablabande ella, por eso era la típica entrevista-da insufrible (“vanidosa y arrogante”,la consideraron las espectadoras deun programa de televisión en el quesalió). Esa ambición desaforada fuecomo un faro a la inversa, una luzcegadora que la condujo a las rocasdel naufragio. Cuánto anhelo de glo-ria y cuánto miedo. O

Carmen Laforet. Una mujer en fuga. Anna Ca-ballé e Israel Rolón. RBA. Barcelona, 2010.544 páginas. 32 euros. carmenlaforet.com.

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ESPECIAL FERIA DEL LIBRO DE MADRID / Biografía

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SOPHIE BESSIS, autora de Occidentey los Otros. Historia de una su-premacía, afirma que los intelec-tuales críticos de los países mu-

sulmanes “tienen grandes dificultadespara hacerse oír”. Razón de más paraque les hagamos de caja de resonancia.

especialmente cuando nos han deja-do, como Mohamed Abed Yabri, falleci-do en Rabat a los setenta y cinco añosel día 3 de mayo. Escribió varios librosimportantes, de los que están traduci-dos al castellano parte de su Crítica dela razón árabe y El legado filosófico ára-be. Crítico con el pensamiento analó-gico (pensar sistemáticamente el futuroen función del pasado) característicode los fundamentalistas, nuestro filósofopropone desecharlo si es que queremosconectar con “la modernidad planeta-ria”. Pero entiende, contra la corrientedel llamado “liberalismo árabe”, queesa conexión no es posible prescindien-do en bloque del propio legado tradicio-nal cual viajeros sin equipajes. Debemospartir “del espíritu crítico producido pornuestra propia cultura árabe” en cual-quiera de los tramos en que éste se pro-duzca: no hay que remontarse al pasadoprimordial. Y lo identifica en el fenóme-no del averroísmo en Al Andalus. Llevaa cabo de este modo una “invención dela tradición”, como lo diría Hobsbawm,orientada por los intereses de nuestropresente. Pues la separación metódica

consciente que Averroes, el Comenta-dor de Aristóteles en la Córdoba delsiglo XII, lleva a cabo entre la religión yla filosofía nos da la clave para plantear-nos en el presente la cuestión del lai-cismo. Entiende Averroes que el ámbitode la filosofía tiene su propia raciona-lidad inmanente que consiste en la apli-cación sistemática del principio de cau-salidad, en la estela de Aristóteles. Porsu parte, en la esfera religiosa hay queremitirse para su inteligibilidad “a laintención del legislador” que no es sino

la de “incitar a la virtud”. La instanciareligiosa, pues, deja de operar como re-ferente totalitario de sentido. Se produ-ce de este modo “el desencantamientodel mundo” en el que consiste la mo-dernidad de acuerdo con el diagnósticode Max Weber: la separación de dis-tintas racionalidades inmanentes a losdiferentes ámbitos que se han emanci-pado del referente común que los arti-

culaba. Tenemos así, en la propia ex-periencia histórica árabe, lo que podría-mos llamar la plantilla para construiruna modernidad genuinamente árabe,para fundamentar, como lo expresabaMohamed Abed Yabri, “nuestra moder-nidad en nuestra autenticidad y nues-tra autenticidad en nuestra moder-nidad”. �

Crítica de la razón árabe. Nueva visión sobre ellegado filosófico andalusí. Mohamed AbedYabri. Traducción y presentación de Ahmed Ma-hfoud. Icaria. Barcelona, 2001. 166 páginas. 10,50euros.

El legado filosófico árabe.Mohamed Abed Yabri.Traducción de Manuel C. Feria García. Trotta.Madrid, 2001. 442 páginas. 22 euros.

La raison politique en Islam. Hier et aujo-urd’hui. Mohamed Abed Yabri. Éditions de laDécouverte. París, 2007. 321 páginas.

Elogio del panfletoy reivindicación de la demagogia.Historias de José K.José María IzquierdoIlustraciones de El RotoLa Hoja del Monte. Madrid, 2010122 páginas. 20 euros

Por Javier Valenzuela

JOSÉ K. ESTÁ muy, muy cabreado… y le so-bran motivos. La aldea global es Las Vegasahora los amos del casino, tras esquilmar alos currantes, los ponen de patitas en la calleporque llevan camisas sudadas. En cuanto aEspaña, gallean como nunca, y bien prietaslas filas, los caciques, obispos, torquemadas,chorizos y cantamañanas de siempre. JoséK., el personaje de los artículos de José MaríaIzquierdo recogidos en este libro, el álter egodel autor, debutó como jubileta de Chambe-rí y cascarrabias rojeras en 1986, cuando Feli-pe González jugaba a los triles con la entradaen la OTAN; estuvo luego varios lustros aga-zapado en el disco duro del periodista, y rea-pareció en las páginas de Opinión de ELPAÍS en 2008, cuando se hizo evidente que laizquierda en el Gobierno de España, lidera-da por un tipo blando y buenista, ni tansiquiera era capaz de proteger a su gente delos mordiscos de la derechona. Curtido tan-to en el periodismo de campo como en lasangustias de una redacción, Izquierdo ha lle-gado a la edad del júbilo profesional, esa enla que puedes ser tú mismo y caigan Sansóny todos los filisteos. A diferencia de tantosotros que se emboscan en una supuestaequidistancia para ocultar sus colores, Iz-quierdo es honesto y transparente: escribedesde el progresismo y para los progresistas,lo que no tiene nada que ver con la adhesiónincondicional a tal o cual partido o líder.Como nos enseñaron los clásicos, sostieneque si los hechos son sagrados, las opinionesson libres. Y va aún más lejos adoptando elgénero del panfleto, entendido como un en-sayo corto destinado a difundir ideas y susci-tar polémicas. Una fórmula que hoy tieneuna connotación peyorativa, pero que ha si-do cultivado por gente como Lutero, Dide-rot, Voltaire, Thomas Paine, Jonathan Swift,Zola, Orwell, Albert Einstein (Why socia-lism?) y Sartre. Por lo demás, Izquierdo abor-da los artículos de José K. con voluntad deestilo: tienen ecos de Larra y Julio Camba,están escritos con desparpajo y socarroneríay su castellano es sabroso, con fundamento,deliciosamente arcaizante en ocasiones.como este periodista es, como queda dicho,de los que van de frente, con estos textosreivindica la demagogia, siempre que por talentendamos que los de abajo recuperen lapalabra, puedan llamar al pan pan y al vinovino y le digan alto y claro a los amos delcasino que se están pasando tres pueblos. �

La posibilidadde unaIlustraciónárabeEl pensador marroquíMohamed Abed Yabriestablece las basespara la construcciónde una modernidadgenuinamente árabe

Las cosas porsu nombre

El pensador marroquí Mohamed Abed Yabri (Figuig, 1935-Casablanca, 2010) visto por Sciammarella.

Por Celia Amorós

Abed Yabri lleva a cabouna “invención dela tradición”, orientadapor los interesesde nuestro presente

PENSAMIENTO

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EN UNA HABITACIÓN con una cama yun pequeño escritorio y en un jar-dín que incluía un huerto de verdu-ras y frutas pasó Emily Dickinson la

mayor parte de su vida. Desde la ventana,en el piso alto de la casa, veía el jardín y másallá los prados cercanos y un bosque. De unespacio de dimensiones tan breves y de ununiverso humano que no pasaría de unadocena de personas —algunas de ellas fre-cuentadas tan sólo por correspondencia—extrajo los materiales para un universo poéti-co de una originalidad y una hondura queno se agotan nunca por mucho que uno lasexplore. Emily Dickinson vivió cincuenta yseis años sin salir casi nunca de un pueblode Nueva Inglaterra cuyo aislamiento noso-tros no somos capaces de calibrar. Su con-tacto con el mundo exterior más allá de lasescasas lejanías de su jardín era el correo.Escribía cartas en las que muchas veces in-cluía flores prensadas cuidadosamente ypoemas. En las cartas, como en los versos, elmicrocosmos de lo más cercano adquiere laamplitud misteriosa que encontrábamos enlos mapamundis los niños fantasiosos deotras épocas. Cuando era joven y todavíaaceptaba un cierto grado de vida social laletra de Emily Dickinson tenía largos rasgoscursivos que se encabalgaban romántica-mente los unos sobre los otros. Según sehizo mayor y más solitaria, la escritura sevuelve angulosa y sin adornos, las letrasmuy separadas entre sí, con una sugerenciade espacios en blanco y de palabras sincopa-das, un despojamiento entre de epigramajaponés y telegrafía de los secretos del alma.Terminaba las frases y los poemas no conun punto sino con un guión: como paraalertar de una continuidad posible, y tam-bién de la dificultad de decir, el guión comoun dedo índice que apunta hacia lo que no

se ha dicho. Cuando escribía a lápiz y no apluma la sensación de cautela es todavíamayor: el lápiz sólo roza el papel, no lo em-papa de tinta. Lo que el lápiz escribe pareceque no quiere imponerse sobre la superficieblanca.

Otros poetas nos sobrecogen, o nos arre-batan, o nos ofrecen un amparo íntimocontra la intemperie áspera de la realidad,o nos alientan para hacerle frente. EmilyDickinson nos hipnotiza. En ese retratocon sus hermanos en el que todavía es unaniña sostiene en la mano izquierda unarosa y un libro y su cara emerge del cuellode encaje del vestido y de la penumbra delóleo como la de alguien que ya mira serena-mente el fondo de las cosas. Mira con mu-cha atención no sabemos a qué y a la vezpermanece ensimismada. Desde que eramuy niña / notaba que la gente desapare-cía, dice en un poema. Tiene las mejillasrosadas, la frente y el cuello muy pálidos,casi azules, el pelo rojizo muy corto. Separece mucho a su hermano y a su herma-na, de los que no se separará nunca a lolargo de su vida, pero en ella hay una rare-za que la aísla, un aire ligeramente máscordial y a la vez de mayor reserva, de acep-tar el mundo con agrado y sin embargo nosentirse del todo parte de él, como de verlo que otros no ven, esos fantasmas de lagente que antes estaba y ya no. Ella es laúnica de los tres que lleva algo en las ma-nos. El libro abierto y la flor y la expresióntan serena y ausente nos recuerdan a esassantas algo sombrías de Zurbarán que sos-tienen como ofrendas los símbolos de sumartirio. Miro esa cara y me acuerdo deotro poema que tiene algo de cantinela in-fantil, de juego del veo veo en el que uno seaparta las manos que le tapaban la cara yde pronto no ve a nadie:

I’m Nobody! Who are you?Are you - Nobody -too?

Yo soy Nadie. ¿Quién eres tú?¿Eres -Nadie- también tú?

En Emily Dickinson las rimas y ritmosevidentes, igual que en William Blake, acen-túan la sugestión de encantamiento. Y cuan-do se quiebran, cuando desaparecen del to-do, el efecto de hilo cortado o de labios quese cierran cuando estaban a punto de emitiruna palabra es todavía más poderoso. Elsuyo es uno de esos talentos que no tienenpredecesor ni admiten discípulos y son in-munes por igual al homenaje y a la parodia.El linaje de Emily Dickinson es el de losraros absolutos: en el más breve de sus ver-sos está ella y nadie más que ella tan íntegra-mente como está Thelonious Monk en dosnotas consecutivas del piano o Paul Klee enlos palotes simples de un dibujo. En un poe-ma de Emily Dickinson hay ese hechizo quenos devuelve al mundo perdido de los en-cantamientos verbales y las canciones decuna, a los miedos y las maravillas secretasde la infancia. Para casi todo el mundo laprimera casa de la que tenemos recuerdo yel primer jardín son paraísos situados en laslejanías últimas de la memoria. Pero EmilyDickinson vivió siempre en la misma casaen la que había nacido, y por una extrañavirtud de su inteligencia y de su sensibilidadda la impresión de que no dejó nunca de verlas cosas más comunes con la atención fasci-nada, con la mirada primitiva de un niño, locual no sólo resulta compatible con la madu-rez, sino quizás es un atributo necesario dela sabiduría. En su jardín estaba el universode la botánica y de la zoología y en su almasellada el terror y la fascinación de la muer-te, el fuego críptico de las pasiones que no

llegan a convertirse en actos, ni siquiera enpalabras en voz alta.

Con qué atención nos mira en esa fotoque se conserva de ella, la mujer todavíajoven vestida y peinada a la moda de hacemás de siglo y medio pero también muymoderna en su actitud, en la franqueza inte-ligente de los ojos, en el gesto de la boca. Sevolvió todavía más reclusa y decidió vestirsiempre con el mismo vestido blanco. Salíaa cuidar el jardín en las noches de luna.Después de su muerte su hermana Laviniaencontró casi dos mil poemas manuscritosen un baúl en su habitación.

Qué cansancio -ser -alguien!Qué público -como una rana-Decir el propio nombre-…

Emily Dickinson, tan sigilosa, tan invisi-ble, resalta ahora con una rotundidad que aella le habría desconcertado en un jardínmucho más grande que el suyo, el Botánicode Nueva York, un edén de invernaderos,árboles como catedrales, laderas de hierba,macizos vibrantes de flores, que está en me-dio del Bronx. En la media luz de una salacerrada pueden verse algunas de sus cartasde escritura casi desvanecida y una copia desu vestido blanco, que tiene algo de gala deun fantasma. En el interior del invernaderoy en los jardines las flores que ella amaba semezclan con poemas suyos y fragmentos decartas. En la mañana de mayo una abejaliba en el largo pistilo de un lirio y el éxtasisbotánico al que se entrega tiene la precisiónligeramente ebria de una estrofa de EmilyDickinson. �

Emily Dickinson’s garden. The poetry of flowers.The New York Botanical Garden. Hasta el 13 dejunio. www.nybg.org.

El mundo en un jardínPor Antonio Muñoz Molina

La casa de Emily Dickinson (1830-1886) en Amherst, Massachusetts, cartel de la exposición del Jardín Botánico de Nueva York.

IDA Y VUELTA

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Escenas de la vida ruralAmos OzTraducción de Raquel García LozanoSiruela. Madrid, 2010168 páginas. 16,95 euros

Por Josep Ramoneda

DE LA MANO de Amos Oz, ocho relatos,que, en realidad son ocho retratos miste-riosos, se convierten en una novela. Lanovela de Tel Ilán, una ciudad imaginariay centenaria, fundada por los pionerosque llegaron antes que el Estado de Is-rael, una ciudad en declive inexorableatrapada entre la melancolía, la endoga-mia y la asfixia ambien-tal propia de un país contensiones existencialespermanentes.

A Arie Telnik su mu-jer le dejó en cuatro tiem-pos. Se fue a San Diego avisitar a una amiga: “Demomento no voy a regre-sar”, le dijo por carta.Seis meses después pro-longó la tregua: “Mequedo algún tiempocon Telma”. Más tarde,precisó: “No tienes porqué seguir esperándo-me”. Y finalmente con-cretó: “Nuestra maestraespiritual cree que no de-bemos renunciar la unaa la otra”. La nueva vidade Telnik consistió en re-gresar al pueblo a vivircon su nonagenaria ma-dre, con la renta de dospisos de Haifa. Hastaque “un desconocidoque no era desconoci-do” vino a reclamarunos derechos sobre lacasa y acabaron los dosacostados en la camacon la anciana madre:“Todo volverá a ir bien,queridísima señora, to-do volverá a estar bien,nosotros lo solucionaremos todo”.

Gili Steiner, la doctora del pueblo, unasoltera escuálida, angulosa, de pelo cortoy canoso, rostro severo y gafas cuadra-das, espera la llegada de su sobrino, alque quería como un hijo, y emprendeuna carrera de angustias y de celos, en lasoledad de la noche, al ver que el chicono ha llegado con el autobús de Tel Aviv.

El ex parlamentario Pesaj Kedem, un

jorobado alto, colérico y vengativo, vivecon su hija Raquel, al final del pueblo,en un estado de irritación permanentecon el mundo, y especialmente con lasactuales generaciones de políticos. Porlas noches se despierta atormentado porunos ruidos que atribuye a Adel, un estu-diante árabe, apocado, tímido, pero tam-bién hablador, al que acusa de socavarlos cimientos de la casa. Adel vive en unpabellón del patio y ayuda en las tareasdomésticas.

En medio de los chalets está “La Rui-na”, “como un diente negro en una filade dientes blancos”. Un estorbo para elcrecimiento del pueblo. Allí habita BatyaRubin, la viuda del escritor Eldad Rubin,

un hombre inválido en silla de ruedasque escribía libros sobre el Holocaustoque no había sufrido porque pasó toda suvida en Tel Ilán. Si tuviera dinero, dice lahija Yardena, compraría la casa y la cerra-ría. De ningún modo vendría a vivir aquí.

El alcalde Benny Avni, hombre alto,delgado, de hombros caídos y andarestestarudos, recibe en su despacho al jo-ven Adel, que le trae una nota de su mu-

jer: “No te preocupes por mí”. Sentadoen un banco, “con la mano ensangrenta-da vendada con el pañuelo, se abrochó elabrigo a causa de la fina lluvia que habíacomenzado a caer sobre él y se puso aesperar a su mujer”.

Kobby Ezra, un joven no muy feliz dediecisiete años, vive un enamoramiento“confuso y desesperado” de la funciona-ria de Correos y bibliotecaria del pueblo,

Ada Advash, una divorciada de treintaaños, “no muy alta, risueña, rellena y afa-ble”. Y acaba “perdido para siempre”,porque “todo estaba completamente per-dido desde el inicio”.

Hace cuatro años, el hijo quinceañerode Dalia y Abraham Levin “entró en eldormitorio de sus padres, se metió deba-jo de la cama y de disparó en la sien conla pistola de su padre”. Dalia y Abraham,acostados aquella noche en la cama, nosabían que el cuerpo de su hijo se encon-traba justo debajo de ellos. Ahora, en unainvernal noche de Sabbat, reciben a losvecinos en su casa para cantar salmosconjuntamente.

En fin, Tel Ilán, aquí son muchos losque tienen deficiencias,porque todos procreancon todos: el hermanocon la hermana. El hijocon la madre. Los pa-dres con las hijas. Lo di-ce “el que fue enviadopor la oficina para el de-sarrollo de las regionesatrasadas” con unas ór-denes bien precisas delgobernador: “Excavar.Desviar. Drenar. Lim-piar. Desinfectar. Verter.Remover. Modernizar. Yabrir un nuevo capítu-lo”. Los años pasaron ensilencio. “Quien puedatrabajar que trabaje. Yquien no pueda más porfavor que se muera. Seacabó”.

Se acabó. Recuerdode vidas precarias. Me-moria de un pueblo arra-sado por el progreso.Historias de gente queya no podía más. Relatossiempre abiertos, siem-pre inacabados, testimo-nio de la complejidad dela economía humana dela supervivencia y del de-seo. Y del misterio deuna tierra prometida,siempre en falta. Imáge-

nes en las que por más que Amos Oz loniegue es inevitable encontrar reflejos dela dura y castigada historia del pueblo deIsrael. Y de las ansiedades de una socie-dad en guerra eterna. O

Imagen de un colegio captada en Israel en 1960. Foto: Paul Schutzer / Time Life Pictures / Getty Images

E Primeras páginas de Escenas de lavida rural, de Amos Oz.

+ .com

Retratos misteriososAmos Oz reúne en el libro de relatos Escenas de la vida rural ocho historias que transcurren en un lugarasfixiado por sus tensiones existenciales y que en su conjunto forman una novela. Tel Ilán es ese escenarioimaginario creado por el escritor que refleja la castigada historia del pueblo de Israel, aunque el autor no lo reconozca

ESPECIAL FERIA DEL LIBRO DE MADRID / El Libro de la Semana

8 EL PAÍS BABELIA 29.05.10

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Las teorías salvajesPola OloixaracAlpha Decay. Barcelona, 2010275 páginas. 19 euros

Por J. Ernesto Ayala-Dip

DE LAS TEORÍAS SALVAJES, primera novela dePola Oloixarac (Buenos Aires, 1977), sepueden extraer varias conclusiones. Ytambién algunas no pocas enseñanzas.Empecemos por las conclusiones. La pri-mera y más relevante tiene que ver con elfuturo de la novela. Oloixarac, como lovienen haciendo en España autores co-mo Juan Francisco Ferré, Agustín Fernán-dez Mallo, Germán Sierra y Vicente LuisMora, pone en funcionamiento un para-

digma de representación de la realidadpartiendo del supuesto de que los viejosesquemas de la narrativa tradicional—llámese novela realista o realismo mági-co, novela lírica, etcétera— están forza-dos a redefinirse por la irrupción de losnuevos mecanismos de comunicación: di-gamos Internet, blogs, SMS. Por lo tanto,la novela tiene futuro sin que eso invali-de la vigencia de los presupuestos redefi-nidos: estamos en la era del eclecticismo.Habrá quienes todavía sueñen con el rei-no definitivo de Proust. Otros con el adve-nimiento de las nuevas formas: el viejoantagonismo entre lo nuevo y lo antiguodel siglo XVIII reverbera y arrastra consi-go el compromiso de los lectores, tam-bién nuevos y antiguos. Otra conclusiónes que Las teorías salvajes no tiene encaje

en ninguna taxonomía novelística, entreotras razones, porque ella se busca y sehalla la suya propia. Pola Oloixarac inven-ta una voz femenina nacida en 1977. Unaño después del golpe de Estado, ese te-rrorífico gesto de la maldad humana lleva-da hasta sus últimas consecuencias enArgentina. La era de las “muchachas her-mosas” pisoteadas por las botas militares.Pero esa era también la de los mesiánicosredentores del proletariado que llegarona ponerle estribillo y melodía imbéciles ala muerte de sus víctimas. La crueldadinfinita aliada con la estupidez histórica.En el orden de las enseñanzas que men-cioné al comienzo, señalaría la operaciónde ilusionismo novelesco que ensaya laautora. Crea un discurso (desde un yoenfáticamente femenino) a caballo entre

la antropología, la filosofía, el replantea-miento de la historia argentina más re-ciente (incluidos sus señales y roles másdespreciables). Todo ello simulando di-gresiones (y cuando hablo de digresio-nes, me refiero a Tolstói, Dickens, Poe,Melville), merodeos teóricos que exigenla puntual risotada y la sensación de quetoda la ironía que invade la novela tecompromete como ser humano nada aje-no a lo que lees. Pola Oloixarac crea unanovela sorprendentemente madura. Ha-blo de la madurez de su escritura, de lanitidez hiriente de los caracteres huma-nos. Una propuesta distinta de bellezaestética en medio del desastre, la oscuri-dad y la idiotez que nos rodea. Me gustóuna frase de Juan Terranova en su relato-prólogo a Hablar de mí (Lengua de Tra-po), antología de jóvenes cuentistas argen-tinos: “Y pese a todo, mi paranoia siguesiendo analógica”. Paranoias analógicas ydigitales: un incierto paisaje con futuronovelístico. O

La evolución de Calpurnia TateJacqueline KellyTraducción de Isabel MargelíRoca. Barcelona, 2010268 páginas. 18 euros

Por José Manuel Sánchez Ron

LA EVOLUCIÓN DE Calpurnia Tate no es unlibro complicado, sobre el que se puedanescribir sesudas reflexiones, en las que sebuscan, y finalmente identifican, complejasclaves que el lector común, ese que buscasobre todo entretenerse y si es posible emo-cionarse en algún momento, no advierte.Todo lo contrario, es esta una novela senci-lla, transparente como el agua de un humil-de manantial. Narra la historia de una niña,Calpurnia Virginia Tate, de 11 años, la únicachica de los siete hijos de un algodonero deuna pequeña localidad de Texas, en la quela supervivencia se basa en plantar algodóny pacanas o en criar ganado. Es la suya unafamilia pudiente, pero con los lujos de 1899,el año en el que transcurre la historia.

El destino de una niña en una villa ruraldecimonónica en la América profunda era,por supuesto, “sus labores” y el matrimo-nio, pero no es esto lo que Virginia, CallieVee, como la llama todo el mundo, desea. ¿Yqué es lo que deseaba? Esto es algo que vasurgiendo según se va desarrollando la tra-ma. No es una vocación innata, sino el frutode la conjunción de dos factores: la naturale-za que la rodeaba y la inteligencia que tenía.

La naturaleza es la de una casa separadade un río por una parcela de dos hectáreasde hierba salvaje y caótica, en, al principio,un tórrido verano. La combinación perfec-ta para que aparezcan insectos por todaspartes, en los que la perspicaz niña se fija.Tan despierta es que cuando sus hermanos

se quejan de la escasez de gusanos parapescar y de lo difícil que resulta encontrar-los cavando la dura y seca tierra, ella piensaque si los gusanos salen siempre con lalluvia, no sería muy complicado hacerlescreer que llovía. Así que decide verter aguaen una zona dos veces al día. Y pronto apa-

recen los gusanos. Cuando desvela el “tru-co” a uno de sus hermanos, éste la recom-pensa con un cuaderno con cubiertas depiel: “Puedes usarlo”, le dice, “para apuntartus observaciones científicas. Eres toda unanaturalista en ciernes”. El problema es queella no sabía qué era una naturalista, perodecide dedicar el resto del verano a la tarea.Y ahí aparece el otro personaje central de lanovela, su abuelo, el patriarca fundador delnegocio familiar, Walter Tate, que ha deja-do todo en manos del padre de Callie y quelleva una vida aparte del resto de la familia,metido en su biblioteca y haciendo experi-mentos. Resulta que él sí es un experimen-tado naturalista.

Contar más cosas es algo que un críticonunca debe hacer y no traicionaré yo estaelemental regla. Únicamente diré que bus-cando una explicación de por qué habíamás saltamontes de un tipo que de otro,Callie descubre el mecanismo que en 1859había introducido Charles Darwin para ex-plicar la evolución de las especies: la supervi-vencia de los más aptos. La luz que se en-ciende en la mente de Callie Vee cuandoencuentra la explicación servirá a muchoslectores mejor que tratados más refinados ycomplejos sobre la teoría darwiniana. Y asíla relación abuelo-nieta, prácticamenteinexistente al principio, se va intensifican-do. El viejo va enseñando a la niña los rudi-mentos del método científico, y ésta los ab-sorbe aunque, ay, se encuentra con que loque su madre quiere es que aprenda otrascosas. Cocinar, hacer punto. Prepararse, endefinitiva, para ser una buena esposa.

Como decía al principio: se trata de unanovela sencilla, con un trasfondo de ciencia,esa cosa aparentemente compleja que aquíse absorbe casi sin darse cuenta, entretejidaen historias más comunes. Una novela sen-cilla, sí, pero ¿no lo eran también muchasotras que leímos cuando no teníamos el co-razón tan endurecido, cuando teníamos to-do el mundo por descubrir? Y nunca olvida-mos aquellas historias. O

Ilusionismo novelesco

Campo de algodón en Tejas, en los años sesenta. Foto: Danny Lyon / Magnum

La niña que quería ser naturalistaLa evolución de Calpurnia Tate es una novela sencilla, transparente como el agua de unmanantial, con un trasfondo de ciencia entretejida entre historias comunes. El destinode la protagonista está marcado por la naturaleza que la rodea y su inteligencia innata

ESPECIAL FERIA DEL LIBRO DE MADRID / Narrativa

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Una revoluciónpequeñaJuan Aparicio-BelmonteLengua de Trapo. Madrid, 2009268 páginas. 18,90 euros

NARRATIVA. SOBRE EL PAPEL pocos aposta-rían por la viabilidad de una obra en don-de se combinasen sátira, intriga policial,esperpento y drama social clásico. Sin em-bargo, la cuarta novela de Juan Aparicio-Belmonte demuestra una vez más que enliteratura todo es posible, digan lo quedigan las teorías. Una revolución pequeñanarra la historia de una venganza. El azarhace que una joven llamada Perversa, hijade un juez asesino en serie, tenga la opor-tunidad de matar a su antiguo amante y asu esposa y cargar el doble crimen a unsobrino, casado este con una comisaria depolicía embarazada. Como sucedía conlas primeras películas de Pedro Almodó-var, de cuyas tramas disparatadas yestrambóticos personajes esta novela esdeudora, conviene pasar por alto la cues-tión artística de la verosimilitud. Entreotras razones porque, mientras se lee, elritmo de la novela no da respiro comopara pararse a ello. Luego, sin embargo,uno cae en la disparidad de los persona-jes, y se da cuenta de que mientras unosresponden más o menos al patrón tradicio-nal del realismo, como es el caso del sobri-no inculpado de los crímenes; otros, comoPerversa, parecen sacados de un sainete, ylos padres de esta de un esperpento maca-bro. A la larga, poco importan los desajus-tes, tanto entre estos personajes como en-tre algunos discursos paródicos y graves,porque Una revolución pequeña cautivacon el color de una prosa sólida y fluida y,sobre todo, con un humor disparatadoque hará las delicias de muchos lectores.Fernando Castanedo

Versiones de mi vidaPedro-Juan ValenciaPre-Textos. Valencia, 2010204 páginas. 18 euros

NARRATIVA. MIENTRAS LEES, resulta atractivaesa manera de contar que tiene el autor Pe-dro-Juan Valencia (Bogotá, 1974) en Versio-nes de mi vida. Esa autobiografía compuestade ráfagas de memoria imprescindibles pa-ra poder entender el porqué de su historia.Misceláneas que recogen las canciones de lamadre en un bar a media luz. Un amor jo-

ven y encendido, un accidente. La adustaabuela, el padrastro rico, el internado enSuiza. Los pocos y excelentes amigos. El pe-rro de nombre Trigo. Los perros Trigo. Me-moria de un joven de treinta y tantos. Sí,resulta muy atractiva la lectura, pero cuan-do ya crees que conoces algo de este escri-tor, surge la alarma, pues descubres quequien cuenta se oculta tras un seudónimo ycambia el nombre de sus amigos porquedice está en peligro y te preguntas si tam-bién los escenarios no son sino falsificacio-nes para anular las pistas de quienes estántras él. Y comienza a resultarte difícil creerque ese bien señalado recorrido por países,colegios y oficios no son sino maneras denarrar sobre emociones reales y no sobrehechos. Y entiendes que esa perturbadoraautobiografía que lees no es sino un buentexto de ficción. Y tratas de hallar algunaprueba que despeje tus dudas y anotas enlos márgenes de las páginas esa insistenciasobre la bondad de un oficio, el de copistade libros excelentes y también que es Pe-dro-Juan Valencia (o quien sea) quien nie-ga pero señala la identidad que otros leadjudican. Y en ese juego de identidadesficticias ya no sabes si es un autor desdo-blándose para protegerse. O son dos queno es sino uno. O también un tercero. ¿Pe-ro de qué hablo? si lo que importa es queeste libro está ahí para disfrutarlo y eso eslo que vale la pena. María José Obiol

MalditosLuis Antonio de VillenaBruguera. Barcelona, 2010280 páginas. 17 euros

NARRATIVA. AUNQUE LO RECONOZCA el mis-mo Villena hay que subrayar que este libromás que una novela —que dice que tam-bién es— es una descarnada crónica y muyamarga(da) de un tiempo pasado, una mi-rada hacia atrás a una época de chicosjóvenes, deseos y sábanas sudadas (el poe-ma de Gil de Biedma, otra cosa). La coarta-da acaso sea la frase de Mallarmé (“la car-ne está triste ¡ay!, y he leído ya todos loslibros”) y también aquello surrealista demorir joven para dejar atrás un hermosocadáver. Aquí el protagonista es Emilio Jor-dán, en vida EHI, hijo del periodista EHT

(aquí, Alberto Jordán), un chico con talen-to y tendencia autodestructiva que para elcronista de aquellos setenta y ochenta re-presenta, en el recuerdo, una suerte detransgresión y malditismo que no acaba deconvencer demasiado porque Emilio (deEHI hay muchos más testimonios, otros)resulta ser un personaje bastante antipáti-co. Me cuesta entender la intención últimade Villena al escribir esta crónica triste yamarga de un tiempo que pudo ser trans-gresor y acabó en nada (es de una sinceri-dad atroz el sexo nocturno entre churros ymúsica verbenera; la vergonzosa huida delnarrador y de Emilio Sanz de Soto, este consu nombre real, ante el trance de besar aun sidoso Emilio), una crónica en la quenadie se salva, ni el propio narrador, quetiene la valentía de salir, él mismo, y nomuy favorecido, en ese espejo roto puestoen mitad de aquel tiempo que pretendióser transgresor y acabó siendo algo cana-lla, según el relato de Villena. Javier Goñi

La vida en sordinaDavid LodgeTraducción de Jaime ZulaikaAnagrama, Barcelona, 2010360 páginas. 19,50 euros

NARRATIVA. HE AQUÍ UNA NOVELA característi-camente inglesa. Además, una novela de

profesor universitario, aunque en este casode trate de un profesor de lingüística jubila-do al que no le va la vida sedente. Por sifuera poco, su esposa, Fred (Winifred) estáinstalada en el punto alto de su dedicaciónprofesional, lo que abre un hueco en la vidade ambos, un hueco que exige un ajuste.Por si fuera poco, Desmond Bates, el jubila-do, padece de sordera, lo que le crea unconflicto con el mundo en su vertiente so-cial. Como él dice, la ceguera es trágica, pe-ro la sordera es cómica, a los ojos de losdemás. La vida de Desmond está sujeta alaislamiento que le produce su mal, a la vi-vencia de incapacidad y a la rutina de unavida profesional acabada.

Para mover esta historia, David Lodge seapoya en dos líneas narrativas: la primera esla relación de Desmond con su padre, unanciano de ochenta y nueve años con losprimeros síntomas de senilidad. La exposi-ción del tema de la vejez lo plantea a travésde un viejo (Desmond) que ha de atender aun anciano (su padre): un ejercicio doble enel que una fase de la vejez observa a la otralo que origina un comprometido examen deconciencia. La segunda se apoya en unaatractiva e inquietante joven que realiza unatesis sobre el lenguaje de las notas de lossuicidas y solicita el auxilio académico delprofesor… y algo más turbio quizás. Entremedias, equidistante, instala la propia rela-ción de Desmond con su segunda mujer

como línea de fondo del relato junto con laafección de la sordera. Y el resultado, acordecon la gratificante inteligencia de Lodge, esuna novela de mundo cotidiano salpicadade un humor muy medido que muestra connotable y atractiva habilidad la sordidez quese esconde tras la apariencia de la vida nor-mal de un imperio, el inglés, en franca deca-dencia.

Si esto fuera todo, yo recomendaría sulectura por el hecho de disfrutar de unaagria y lúcida comedia de costumbres impe-cablemente pensada, escrita y resuelta. Perohay algo más: en el último tercio, una som-bra que merodeaba discretamente por la his-toria se alza de pronto y se une al tema de lavejez: la presencia y realidad de la muerte. Yen ese momento la novela se alza a su vezsobre sí misma y nos ofrece una escritura

que, sin perder el tono contenido de todo elrelato, se apoya en una doble imagen (lavisita a Auschwitz, sin un gramo de grandilo-cuencia ni exceso, y la muerte del padre)para ofrecer un sentido a esa vida mutiladay empequeñecida por la rutina y la sorderaque resuelve con un final digno del excelen-te escritor que es. José María Guelbenzu

FabianErich KästnerTraducción de Miguel ÁngelVega CernudaMinúscula. Barcelona, 2010260 páginas. 18 euros

NARRATIVA. EN ÉPOCAS DE BAJA GENERAL, lasátira luce sus benéficas propiedades deantidepresivo, como recuerda esta delicio-sa novela. En Fabian, la historia de unmoralista, todo es ingenio y frescura. Fuegoverbal, chispa analítica y baile humorísticoenvuelven una alta dosis de observacionesmordaces sobre todo tipo de cuestiones ac-tualísimas: la devaluación del ser humanoen tiempos de crisis, el pasotismo cívico,

la hipocresía de los jueces de la moral, o elalegre cinismo de los periódicos: “Aque-llas noticias cuya falsedad o no se puedecomprobar o sólo se puede comprobar alcabo de algunas semanas, son verdade-ras”. Parecen escritos directamente parael año 2010 los discursos sobre la crisiseconómica, cuyas fatales consecuenciasdejan al descubierto el despreocupadooportunismo de los políticos: “Si lo quenuestro estimado globo terráqueo está pa-deciendo hoy le pasa a una persona par-ticular, se dice llana y sencillamente queesta persona sufre una parálisis. Y sin du-da todos ustedes saben que esta situacióntan desagradable y sus consecuencias sólose pueden curar mediante un tratamientoa vida o muerte. ¿Qué tratamiento se em-plea en caso de nuestro globo? Se le admi-nistran infusiones de manzanilla. Todossabemos que este brebaje sienta muy bieny no cura nada. Pero no es doloroso. Aesperar y a ver qué pasa, se piensa, y deesta manera continúa el reblandecimien-to oficial del cerebro que es una delicia”.La única incursión en la novela “adulta”de Erich Kästner, el inmortal autor de Emi-lio y los detectives, data de 1931. No obstan-te, ese Berlín después del crash, con susansias frenéticas de diversión y dinero,sus indigentes, rateros y prostitutas de lu-jo, podría ser cualquier ciudad europea deprincipios del segundo milenio. Y su escép-tico protagonista, ese doctor de filologíaen paro que vive entre amigos suicidas yamores desdichados, no desentonaría mu-cho en un afterhours de hoy. Fabian obser-va con mirada lúcida y compasiva la deca-dencia de una sociedad próspera, y no seresiste a que su vida también vaya “decamino a la puñeta”. “Si a un mundo deesta categoría no le parte un rayo, es queya no funciona ni la historia”. Sin blanden-guerías, rotundo, genial. Cecilia Dreymüller

Las moradas del verbo.Poetas españoles de lademocraciaÁngel L. Prieto de Paula (editor)Calambur. Madrid, 2010558 páginas. 28 Euros

POESÍA. DESDE LA histórica de Gerar-do Diego y la Generación del 27hasta ayer, las antologías de poesíahan sido en España una extrañamezcla de instrumento de promo-ción y arma de fuego. La mayoríahan tratado de influir sobre el ca-non futuro tomando posicionesdesde la salida. Y olvidando, parasu desgracia, que al negar el pan yla sal a los poetas de tendenciasdistintas estaban renunciando a loúnico que daría la verdadera medi-da de una obra en su contexto: unrival de altura. De ahí el valor deuna antología como Las moradasdel verbo, que, retomando el clási-co periodo generacional de 15años, selecciona poetas nacidos en-tre 1954 y 1968 cuyos primeros títu-los aparecieron en el último cuartodel siglo XX. Fiel al espíritu, riguro-so y abierto, de obras suyas como1939-1975: Antología de la poesíaespañola (Aguaclara) y de la inataca-ble Poetas españoles de los cincuen-ta (Almar), Ángel L. Prieto de Paulaha sabido analizar el bosque con laagudeza de un generalista sin dejarde estudiar los árboles con la preci-sión de un especialista. El resultadoes una antología con ambición his-tórica. Así, conviven las más dispa-res tendencias de la poesía última.Por tirar de categorías tantas vecesmalinterpretadas: de la poesía de laexperiencia (Luis García Montero,Felipe Benítez Reyes) a la del silen-cio (Miguel Casado, Ada Salas) pa-sando por el irracionalismo ilumi-nativo (Julio Llamazares, Juan Car-los Mestre), la meditación (VicenteValero) o la crítica social (Jorge Rie-chmann, Enrique Falcón). Sin olvi-dar la brillante síntesis entre clasi-cismo y posmodernidad de JuanAntonio González Iglesias y AuroraLuque. Claro que cada lector añadi-ría a sus propios autores, pero elhecho de que poetas incontesta-bles pero poco habituales de lasantologías como Tomás SánchezSantiago, Miguel Ángel Velasco oAntonio Moreno aparezcan en éstaes el mejor ejemplo de lo que todaselección tiene de apuesta. Pocasveces se ha contado mejor la evolu-ción de la poesía española desde laTransición. Javier Rodríguez Marcos

Por Carles Geli

NIJINSKY, EN Nueva York, entre1910-1912, leyendo una parti-tura; más arriba, el delgadoVirgilio Piñera, casi fuera de

cuadro por efecto del corpulento AlejoCarpentier; a la derecha, un dibujo deJosé Martí y, en el centro, sus padres, enotro añejo marco. Son fotografías queAbilio Estévez (La Habana, 1954) con-templa en la pared de la sala en la queescribe, obrador de donde acaba de sa-lir El bailarín ruso de Montecarlo (Tus-quets), cuarta novela tras la aclamada tri-logía encabezada por Tuyo es el reino(1999). La historia del experto en el liber-tador José Martí de visita a España parauna conferencia y que arrastra (uno delos hallazgos del relato) la imagen recu-rrente en sus recuerdos de un amigo bai-larín ensayando en un hotel desvencija-do está llamada a señalar un recodo en elcamino literario del autor cubano.

Augusto de Moreas, el maduro prota-gonista, quema su pasaporte, desapare-ce y se instala mal que bien en una hu-milde pensión en Barcelona, donde com-partirá esperanzas vanas con la dueña,siendo así el primer personaje de Esté-vez que logra con éxito escapar del mun-do habanero. “La huida es uno de losgrandes temas de mi país, el más desga-rrador porque ¿qué hay más triste queun país en el que nadie quiere estar?”. Yse expande sobre la fuga, que en Cuba

llega al extremo del “insilio: estás dentroy mentalmente no estás”.

La victoria del personaje, de algunamanera, es quizá la de su creador. “A míel desarraigo me ha costado mucho por-que salí de Cuba con 46 años y a esaedad…”. Y mirando la caótica hilera delibros que reducen el pasillo, una biblio-teca que ha reconstruido (“tuve que de-jarla allá, me vine con dos o tres libros;quien puede me va trayendo”), admite:“Siento que Cuba ya para mí es imposi-ble; tengo 56 años y… El país que fuenunca será”. ¿Ni con la salida de FidelCastro? “Es como en El otoño del pa-triarca: como no saben si está muerto ono, sigue mandando; Fidel está tan en elimaginario colectivo que todo sigueigual, se está como en 1992 y con estacrisis ni con pesos convertibles se consi-gue comida me dicen. No, no esperograndes cambios”.

Alertado por el autor —“a veces cargodemasiado mis libros de simbolismo”—,hay que mirar en la trastienda de la elec-ción de Martí y de Barcelona. “Batista,Fidel…, todos se apropiaron de Martí has-ta el extremo de que hoy ya no entiendeslo que es ser martiano y así todo un sím-bolo de la patria lo identificas con la retó-rica del poder”. ¿Y la ciudad, elogiada?“Barcelona, y dejémoslo ahí, me ha salva-do literalmente”.

Un libro de fotos de Walker Evans so-bre Cuba, otro de Justo Carrillo (Cuba,1933) u obras por doquier de Lezama Li-ma se imponen entre los amasijos de pa-

pel. “Siempre siento la nostalgia de estaren otro lugar; de pequeño, me encerrabapara imaginar otros mundos, cogía unatlas y marcaba lugares donde querríaestar”. ¿Y detrás? “Quizá un disgusto con-migo mismo, un no querer ser yo y unamanera de rebelarse ante circunstanciasque te pasan”.

Sabiendo que nunca formará parte dela compañía de ballet a la que aspira, enmedio de la catástrofe se entrena sin ba-rra ni parquet, solo y en un hotel deshabi-tado un amigo del protagonista, ambosmozos, recuerdo recurrente de brutalfuerza. “Es el ballet como metáfora de laperfección; lo que decía la bailarina Ali-cia Alonso: dominar la técnica y, luego,extender la ilusión de la facilidad; a lomismo debe aspirar la literatura, el lectorno ha de percatarse del trabajo que hayatrás: la vida es ardua, no hace falta quese sepa que es dolorosa”.

En un momento, el protagonistapiensa: “Una biografía debe consistir, alo sumo, en la historia de un encuen-tro”. Estévez tiene el suyo. “Nací dosveces y la segunda fue cuando conocí aVirgilio Piñera; ese encuentro propiciótodos los demás”, dice el escritor evocan-do las tertulias literarias en un jardín, convídeos de óperas, antes de que la policíalas clausurara y luego vinieran cuatrodías de calabozo por supuesta denunciade alteración del orden público, juicioque no se vio hasta años después. Lassecuelas: pavor al timbre de la puerta yno contestar al móvil.

Habla Abilio Estévez con fraseologíabreve, la misma que impregna El baila-rín ruso de Montecarlo, alejada de esahasta hoy prosa más barroca y alejocar-pentiana. “Uno se ajusta con los años,no requiero de tres adjetivos para expli-car nada, deseo mostrar la honradez conla que trabajas el material; eso me pare-ce más importante que el falso brillo,

que la cohetería artificial”. Escribe ahorapoesía, dice mientras se fija en unas fo-tos de su amiga Rosario Suárez, ex prime-ra danzarina en La Habana. “Igual soyun bailarín frustrado”, resume mirándo-la. Igual. O

El bailarín ruso de Montecarlo. Abilio Estévez.Tusquets. Barcelona, 2010. 200 páginas. 16 euros.

Un mapa fiel

Abilio Estévez“Siento que Cuba ya para mí es imposible”Una huida exitosa de la isla y un estilo más conciso marcan El bailarín ruso de Montecarlo, lacuarta novela del escritor en la que el ballet se presenta como “metáfora de la perfección”

“Nací dos veces, la segunda cuando conocí a Virgilio Piñera”, asegura Abilio Estévez. Foto: Gianluca Battista

ESPECIAL FERIA DEL LIBRO DE MADRID / Narrativa y Poesía

10 EL PAÍS BABELIA 29.05.10

Page 11: VIDAS DE OTROS - ciervalengua.files.wordpress.com · 0 1 0. E Del Retiro al blog ... INFANTIL Y JUVENIL Memorias de un mocoso Elisa Silió 12 ... Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Madrid,

Una revoluciónpequeñaJuan Aparicio-BelmonteLengua de Trapo. Madrid, 2009268 páginas. 18,90 euros

NARRATIVA. SOBRE EL PAPEL pocos aposta-rían por la viabilidad de una obra en don-de se combinasen sátira, intriga policial,esperpento y drama social clásico. Sin em-bargo, la cuarta novela de Juan Aparicio-Belmonte demuestra una vez más que enliteratura todo es posible, digan lo quedigan las teorías. Una revolución pequeñanarra la historia de una venganza. El azarhace que una joven llamada Perversa, hijade un juez asesino en serie, tenga la opor-tunidad de matar a su antiguo amante y asu esposa y cargar el doble crimen a unsobrino, casado este con una comisaria depolicía embarazada. Como sucedía conlas primeras películas de Pedro Almodó-var, de cuyas tramas disparatadas yestrambóticos personajes esta novela esdeudora, conviene pasar por alto la cues-tión artística de la verosimilitud. Entreotras razones porque, mientras se lee, elritmo de la novela no da respiro comopara pararse a ello. Luego, sin embargo,uno cae en la disparidad de los persona-jes, y se da cuenta de que mientras unosresponden más o menos al patrón tradicio-nal del realismo, como es el caso del sobri-no inculpado de los crímenes; otros, comoPerversa, parecen sacados de un sainete, ylos padres de esta de un esperpento maca-bro. A la larga, poco importan los desajus-tes, tanto entre estos personajes como en-tre algunos discursos paródicos y graves,porque Una revolución pequeña cautivacon el color de una prosa sólida y fluida y,sobre todo, con un humor disparatadoque hará las delicias de muchos lectores.Fernando Castanedo

Versiones de mi vidaPedro-Juan ValenciaPre-Textos. Valencia, 2010204 páginas. 18 euros

NARRATIVA. MIENTRAS LEES, resulta atractivaesa manera de contar que tiene el autor Pe-dro-Juan Valencia (Bogotá, 1974) en Versio-nes de mi vida. Esa autobiografía compuestade ráfagas de memoria imprescindibles pa-ra poder entender el porqué de su historia.Misceláneas que recogen las canciones de lamadre en un bar a media luz. Un amor jo-

ven y encendido, un accidente. La adustaabuela, el padrastro rico, el internado enSuiza. Los pocos y excelentes amigos. El pe-rro de nombre Trigo. Los perros Trigo. Me-moria de un joven de treinta y tantos. Sí,resulta muy atractiva la lectura, pero cuan-do ya crees que conoces algo de este escri-tor, surge la alarma, pues descubres quequien cuenta se oculta tras un seudónimo ycambia el nombre de sus amigos porquedice está en peligro y te preguntas si tam-bién los escenarios no son sino falsificacio-nes para anular las pistas de quienes estántras él. Y comienza a resultarte difícil creerque ese bien señalado recorrido por países,colegios y oficios no son sino maneras denarrar sobre emociones reales y no sobrehechos. Y entiendes que esa perturbadoraautobiografía que lees no es sino un buentexto de ficción. Y tratas de hallar algunaprueba que despeje tus dudas y anotas enlos márgenes de las páginas esa insistenciasobre la bondad de un oficio, el de copistade libros excelentes y también que es Pe-dro-Juan Valencia (o quien sea) quien nie-ga pero señala la identidad que otros leadjudican. Y en ese juego de identidadesficticias ya no sabes si es un autor desdo-blándose para protegerse. O son dos queno es sino uno. O también un tercero. ¿Pe-ro de qué hablo? si lo que importa es queeste libro está ahí para disfrutarlo y eso eslo que vale la pena. María José Obiol

MalditosLuis Antonio de VillenaBruguera. Barcelona, 2010280 páginas. 17 euros

NARRATIVA. AUNQUE LO RECONOZCA el mis-mo Villena hay que subrayar que este libromás que una novela —que dice que tam-bién es— es una descarnada crónica y muyamarga(da) de un tiempo pasado, una mi-rada hacia atrás a una época de chicosjóvenes, deseos y sábanas sudadas (el poe-ma de Gil de Biedma, otra cosa). La coarta-da acaso sea la frase de Mallarmé (“la car-ne está triste ¡ay!, y he leído ya todos loslibros”) y también aquello surrealista demorir joven para dejar atrás un hermosocadáver. Aquí el protagonista es Emilio Jor-dán, en vida EHI, hijo del periodista EHT

(aquí, Alberto Jordán), un chico con talen-to y tendencia autodestructiva que para elcronista de aquellos setenta y ochenta re-presenta, en el recuerdo, una suerte detransgresión y malditismo que no acaba deconvencer demasiado porque Emilio (deEHI hay muchos más testimonios, otros)resulta ser un personaje bastante antipáti-co. Me cuesta entender la intención últimade Villena al escribir esta crónica triste yamarga de un tiempo que pudo ser trans-gresor y acabó en nada (es de una sinceri-dad atroz el sexo nocturno entre churros ymúsica verbenera; la vergonzosa huida delnarrador y de Emilio Sanz de Soto, este consu nombre real, ante el trance de besar aun sidoso Emilio), una crónica en la quenadie se salva, ni el propio narrador, quetiene la valentía de salir, él mismo, y nomuy favorecido, en ese espejo roto puestoen mitad de aquel tiempo que pretendióser transgresor y acabó siendo algo cana-lla, según el relato de Villena. Javier Goñi

La vida en sordinaDavid LodgeTraducción de Jaime ZulaikaAnagrama, Barcelona, 2010360 páginas. 19,50 euros

NARRATIVA. HE AQUÍ UNA NOVELA característi-camente inglesa. Además, una novela de

profesor universitario, aunque en este casode trate de un profesor de lingüística jubila-do al que no le va la vida sedente. Por sifuera poco, su esposa, Fred (Winifred) estáinstalada en el punto alto de su dedicaciónprofesional, lo que abre un hueco en la vidade ambos, un hueco que exige un ajuste.Por si fuera poco, Desmond Bates, el jubila-do, padece de sordera, lo que le crea unconflicto con el mundo en su vertiente so-cial. Como él dice, la ceguera es trágica, pe-ro la sordera es cómica, a los ojos de losdemás. La vida de Desmond está sujeta alaislamiento que le produce su mal, a la vi-vencia de incapacidad y a la rutina de unavida profesional acabada.

Para mover esta historia, David Lodge seapoya en dos líneas narrativas: la primera esla relación de Desmond con su padre, unanciano de ochenta y nueve años con losprimeros síntomas de senilidad. La exposi-ción del tema de la vejez lo plantea a travésde un viejo (Desmond) que ha de atender aun anciano (su padre): un ejercicio doble enel que una fase de la vejez observa a la otralo que origina un comprometido examen deconciencia. La segunda se apoya en unaatractiva e inquietante joven que realiza unatesis sobre el lenguaje de las notas de lossuicidas y solicita el auxilio académico delprofesor… y algo más turbio quizás. Entremedias, equidistante, instala la propia rela-ción de Desmond con su segunda mujer

como línea de fondo del relato junto con laafección de la sordera. Y el resultado, acordecon la gratificante inteligencia de Lodge, esuna novela de mundo cotidiano salpicadade un humor muy medido que muestra connotable y atractiva habilidad la sordidez quese esconde tras la apariencia de la vida nor-mal de un imperio, el inglés, en franca deca-dencia.

Si esto fuera todo, yo recomendaría sulectura por el hecho de disfrutar de unaagria y lúcida comedia de costumbres impe-cablemente pensada, escrita y resuelta. Perohay algo más: en el último tercio, una som-bra que merodeaba discretamente por la his-toria se alza de pronto y se une al tema de lavejez: la presencia y realidad de la muerte. Yen ese momento la novela se alza a su vezsobre sí misma y nos ofrece una escritura

que, sin perder el tono contenido de todo elrelato, se apoya en una doble imagen (lavisita a Auschwitz, sin un gramo de grandilo-cuencia ni exceso, y la muerte del padre)para ofrecer un sentido a esa vida mutiladay empequeñecida por la rutina y la sorderaque resuelve con un final digno del excelen-te escritor que es. José María Guelbenzu

FabianErich KästnerTraducción de Miguel ÁngelVega CernudaMinúscula. Barcelona, 2010260 páginas. 18 euros

NARRATIVA. EN ÉPOCAS DE BAJA GENERAL, lasátira luce sus benéficas propiedades deantidepresivo, como recuerda esta delicio-sa novela. En Fabian, la historia de unmoralista, todo es ingenio y frescura. Fuegoverbal, chispa analítica y baile humorísticoenvuelven una alta dosis de observacionesmordaces sobre todo tipo de cuestiones ac-tualísimas: la devaluación del ser humanoen tiempos de crisis, el pasotismo cívico,

la hipocresía de los jueces de la moral, o elalegre cinismo de los periódicos: “Aque-llas noticias cuya falsedad o no se puedecomprobar o sólo se puede comprobar alcabo de algunas semanas, son verdade-ras”. Parecen escritos directamente parael año 2010 los discursos sobre la crisiseconómica, cuyas fatales consecuenciasdejan al descubierto el despreocupadooportunismo de los políticos: “Si lo quenuestro estimado globo terráqueo está pa-deciendo hoy le pasa a una persona par-ticular, se dice llana y sencillamente queesta persona sufre una parálisis. Y sin du-da todos ustedes saben que esta situacióntan desagradable y sus consecuencias sólose pueden curar mediante un tratamientoa vida o muerte. ¿Qué tratamiento se em-plea en caso de nuestro globo? Se le admi-nistran infusiones de manzanilla. Todossabemos que este brebaje sienta muy bieny no cura nada. Pero no es doloroso. Aesperar y a ver qué pasa, se piensa, y deesta manera continúa el reblandecimien-to oficial del cerebro que es una delicia”.La única incursión en la novela “adulta”de Erich Kästner, el inmortal autor de Emi-lio y los detectives, data de 1931. No obstan-te, ese Berlín después del crash, con susansias frenéticas de diversión y dinero,sus indigentes, rateros y prostitutas de lu-jo, podría ser cualquier ciudad europea deprincipios del segundo milenio. Y su escép-tico protagonista, ese doctor de filologíaen paro que vive entre amigos suicidas yamores desdichados, no desentonaría mu-cho en un afterhours de hoy. Fabian obser-va con mirada lúcida y compasiva la deca-dencia de una sociedad próspera, y no seresiste a que su vida también vaya “decamino a la puñeta”. “Si a un mundo deesta categoría no le parte un rayo, es queya no funciona ni la historia”. Sin blanden-guerías, rotundo, genial. Cecilia Dreymüller

Las moradas del verbo.Poetas españoles de lademocraciaÁngel L. Prieto de Paula (editor)Calambur. Madrid, 2010558 páginas. 28 Euros

POESÍA. DESDE LA histórica de Gerar-do Diego y la Generación del 27hasta ayer, las antologías de poesíahan sido en España una extrañamezcla de instrumento de promo-ción y arma de fuego. La mayoríahan tratado de influir sobre el ca-non futuro tomando posicionesdesde la salida. Y olvidando, parasu desgracia, que al negar el pan yla sal a los poetas de tendenciasdistintas estaban renunciando a loúnico que daría la verdadera medi-da de una obra en su contexto: unrival de altura. De ahí el valor deuna antología como Las moradasdel verbo, que, retomando el clási-co periodo generacional de 15años, selecciona poetas nacidos en-tre 1954 y 1968 cuyos primeros títu-los aparecieron en el último cuartodel siglo XX. Fiel al espíritu, riguro-so y abierto, de obras suyas como1939-1975: Antología de la poesíaespañola (Aguaclara) y de la inataca-ble Poetas españoles de los cincuen-ta (Almar), Ángel L. Prieto de Paulaha sabido analizar el bosque con laagudeza de un generalista sin dejarde estudiar los árboles con la preci-sión de un especialista. El resultadoes una antología con ambición his-tórica. Así, conviven las más dispa-res tendencias de la poesía última.Por tirar de categorías tantas vecesmalinterpretadas: de la poesía de laexperiencia (Luis García Montero,Felipe Benítez Reyes) a la del silen-cio (Miguel Casado, Ada Salas) pa-sando por el irracionalismo ilumi-nativo (Julio Llamazares, Juan Car-los Mestre), la meditación (VicenteValero) o la crítica social (Jorge Rie-chmann, Enrique Falcón). Sin olvi-dar la brillante síntesis entre clasi-cismo y posmodernidad de JuanAntonio González Iglesias y AuroraLuque. Claro que cada lector añadi-ría a sus propios autores, pero elhecho de que poetas incontesta-bles pero poco habituales de lasantologías como Tomás SánchezSantiago, Miguel Ángel Velasco oAntonio Moreno aparezcan en éstaes el mejor ejemplo de lo que todaselección tiene de apuesta. Pocasveces se ha contado mejor la evolu-ción de la poesía española desde laTransición. Javier Rodríguez Marcos

Por Carles Geli

NIJINSKY, EN Nueva York, entre1910-1912, leyendo una parti-tura; más arriba, el delgadoVirgilio Piñera, casi fuera de

cuadro por efecto del corpulento AlejoCarpentier; a la derecha, un dibujo deJosé Martí y, en el centro, sus padres, enotro añejo marco. Son fotografías queAbilio Estévez (La Habana, 1954) con-templa en la pared de la sala en la queescribe, obrador de donde acaba de sa-lir El bailarín ruso de Montecarlo (Tus-quets), cuarta novela tras la aclamada tri-logía encabezada por Tuyo es el reino(1999). La historia del experto en el liber-tador José Martí de visita a España parauna conferencia y que arrastra (uno delos hallazgos del relato) la imagen recu-rrente en sus recuerdos de un amigo bai-larín ensayando en un hotel desvencija-do está llamada a señalar un recodo en elcamino literario del autor cubano.

Augusto de Moreas, el maduro prota-gonista, quema su pasaporte, desapare-ce y se instala mal que bien en una hu-milde pensión en Barcelona, donde com-partirá esperanzas vanas con la dueña,siendo así el primer personaje de Esté-vez que logra con éxito escapar del mun-do habanero. “La huida es uno de losgrandes temas de mi país, el más desga-rrador porque ¿qué hay más triste queun país en el que nadie quiere estar?”. Yse expande sobre la fuga, que en Cuba

llega al extremo del “insilio: estás dentroy mentalmente no estás”.

La victoria del personaje, de algunamanera, es quizá la de su creador. “A míel desarraigo me ha costado mucho por-que salí de Cuba con 46 años y a esaedad…”. Y mirando la caótica hilera delibros que reducen el pasillo, una biblio-teca que ha reconstruido (“tuve que de-jarla allá, me vine con dos o tres libros;quien puede me va trayendo”), admite:“Siento que Cuba ya para mí es imposi-ble; tengo 56 años y… El país que fuenunca será”. ¿Ni con la salida de FidelCastro? “Es como en El otoño del pa-triarca: como no saben si está muerto ono, sigue mandando; Fidel está tan en elimaginario colectivo que todo sigueigual, se está como en 1992 y con estacrisis ni con pesos convertibles se consi-gue comida me dicen. No, no esperograndes cambios”.

Alertado por el autor —“a veces cargodemasiado mis libros de simbolismo”—,hay que mirar en la trastienda de la elec-ción de Martí y de Barcelona. “Batista,Fidel…, todos se apropiaron de Martí has-ta el extremo de que hoy ya no entiendeslo que es ser martiano y así todo un sím-bolo de la patria lo identificas con la retó-rica del poder”. ¿Y la ciudad, elogiada?“Barcelona, y dejémoslo ahí, me ha salva-do literalmente”.

Un libro de fotos de Walker Evans so-bre Cuba, otro de Justo Carrillo (Cuba,1933) u obras por doquier de Lezama Li-ma se imponen entre los amasijos de pa-

pel. “Siempre siento la nostalgia de estaren otro lugar; de pequeño, me encerrabapara imaginar otros mundos, cogía unatlas y marcaba lugares donde querríaestar”. ¿Y detrás? “Quizá un disgusto con-migo mismo, un no querer ser yo y unamanera de rebelarse ante circunstanciasque te pasan”.

Sabiendo que nunca formará parte dela compañía de ballet a la que aspira, enmedio de la catástrofe se entrena sin ba-rra ni parquet, solo y en un hotel deshabi-tado un amigo del protagonista, ambosmozos, recuerdo recurrente de brutalfuerza. “Es el ballet como metáfora de laperfección; lo que decía la bailarina Ali-cia Alonso: dominar la técnica y, luego,extender la ilusión de la facilidad; a lomismo debe aspirar la literatura, el lectorno ha de percatarse del trabajo que hayatrás: la vida es ardua, no hace falta quese sepa que es dolorosa”.

En un momento, el protagonistapiensa: “Una biografía debe consistir, alo sumo, en la historia de un encuen-tro”. Estévez tiene el suyo. “Nací dosveces y la segunda fue cuando conocí aVirgilio Piñera; ese encuentro propiciótodos los demás”, dice el escritor evocan-do las tertulias literarias en un jardín, convídeos de óperas, antes de que la policíalas clausurara y luego vinieran cuatrodías de calabozo por supuesta denunciade alteración del orden público, juicioque no se vio hasta años después. Lassecuelas: pavor al timbre de la puerta yno contestar al móvil.

Habla Abilio Estévez con fraseologíabreve, la misma que impregna El baila-rín ruso de Montecarlo, alejada de esahasta hoy prosa más barroca y alejocar-pentiana. “Uno se ajusta con los años,no requiero de tres adjetivos para expli-car nada, deseo mostrar la honradez conla que trabajas el material; eso me pare-ce más importante que el falso brillo,

que la cohetería artificial”. Escribe ahorapoesía, dice mientras se fija en unas fo-tos de su amiga Rosario Suárez, ex prime-ra danzarina en La Habana. “Igual soyun bailarín frustrado”, resume mirándo-la. Igual. O

El bailarín ruso de Montecarlo. Abilio Estévez.Tusquets. Barcelona, 2010. 200 páginas. 16 euros.

Un mapa fiel

Abilio Estévez“Siento que Cuba ya para mí es imposible”Una huida exitosa de la isla y un estilo más conciso marcan El bailarín ruso de Montecarlo, lacuarta novela del escritor en la que el ballet se presenta como “metáfora de la perfección”

“Nací dos veces, la segunda cuando conocí a Virgilio Piñera”, asegura Abilio Estévez. Foto: Gianluca Battista

EL PAÍS BABELIA 29.05.10 11

Page 12: VIDAS DE OTROS - ciervalengua.files.wordpress.com · 0 1 0. E Del Retiro al blog ... INFANTIL Y JUVENIL Memorias de un mocoso Elisa Silió 12 ... Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Madrid,

Por Elisa Silió

EL DIBUJANTE Jeff Kinney (Mary-land, 1971) se ha propuestoque no le engulla su hijo gráfi-co, Greg, un mocoso que le hahecho vender ya en EE UUveinte millones de ejemplares

con sus supuestas memorias de preadoles-cente. Que no le devore la promoción de sucuarta entrega, Diario de Greg 4. Días de pe-rros, de la que de golpe se han puesto a laventa tres millones de volúmenes en su país.Así que Kinney sigue madrugando y sopor-tando a un jefe. “Mi vida no ha cambiadodemasiado. Me he podido cambiar a unacasa más grande, mis hijos tienen sus pro-pias habitaciones, pero sigo viviendo en elmismo pequeño pueblo al sur de Massachu-setts. Lo que estoy es mucho más atareado.A veces tengo cuatro trabajos entre manosal tiempo”. Días de perros ya está en laslibrerías españolas, avalado por el éxito delos anteriores. Molino y Círculo de Lectores

han vendido en español 400.000 ejemplares—parte para la comunidad hispana deEE UU— de los tres primeros y 40.000 de unvolumen de manualidades. En este cuartoepisodio llega el verano y la familia de Gregbusca alternativas a su adicción a la consolay la televisión. Un club de lectura es la prime-ra tentativa de su entusiasta madre. Gregmaldice su suerte, a esa edad al menos teníaque haber participado en un reality show.

Kinney estuvo en 2009 en la lista de loshombres más influyentes del mundo de Ti-me, pero ocupa el día en una oficina deFamily Education Network, que crea pági-nas web infantiles. “Soy un apasionado delo que hago. Creamos un mundo virtual pa-ra los niños y esperamos hacer grandes co-sas con la plataforma que hemos montado”,asegura por correo electrónico. En 2004, Kin-ney comenzó a colgar en una de estas pági-nas (www.funbrain.com) las viñetas de Greg(Wimpy Kid en su versión original) que tra-zaba desde 1998. Un bombazo. En nuevemeses subió 1.300 páginas, base de estosdiarios, que desde entonces han recibido se-

tenta millones de visitas. La web sigue abier-ta, pero las ventas no se han visto afectadas.

Pero ¿quién es Greg? Un niño de secun-daria, segundo de tres hermanos, astuto, va-go, mal estudiante y deportista, imaginati-vo, pagado de sí mismo y ninguneado en elcolegio pese a sus fallidos intentos de ser“guay” (el 52º de 53 en la escala de populari-dad). Y todo, piensa Greg, por la pésimaidea de juntar en un mismo centro a chicoscomo él “que no han pegado el estirón” y a“gorilas que se afeitan dos veces al día”. Sumadre, harta de su comportamiento y supereza crónica, le conmina a que se expreseen un diario. “Cuando sea rico y famosotendré que hacer cosas más importantesque pasarme el día contestando preguntasestúpidas. Así que este libro podría resultarútil”, concluye Greg, en las nubes y casisiempre maquinando una trastada.

La suerte de Kinney cambió en 2006.Cuando abandonaba el salón del cómic deNueva York Comic-Con se topó con el edi-tor Charlie Kochman en el stand de Abramsy le enseñó algunas viñetas. Éste se entusias-

mó. “Kochman echó un ojo en menos de unminuto y dijo: ‘Esto es lo que buscaba. Es ellibro que hubiese querido leer de niño”.Aunque Kochman tenía otra política comer-cial en mente. “Decidió que Diario de Gregtendría más éxito como una serie de varioslibros dirigida a los niños que un solo volu-men para adultos, como era mi idea. Estoyseguro de que tenía razón. Hubiese fracasa-do si se hubiese intentado vender a los ma-yores”. Claro que muchos padres compranlos diarios a sus hijos y terminan partidos derisa con sus travesuras.

“A veces, Greg se cree que ha aprendidola lección o hecho lo correcto, cuando parael lector adulto no es así. Creo que mis lecto-res son lo suficientemente inteligentes paraentender que el humor de los libros viene delas carencias de Greg como persona”. Kin-ney fue también un niño revoltoso, pero des-cribe a su “hijo” como “una exageración” desus travesuras de infancia y madurez.

A Greg se le calculan unos 12 años, perosu edad y el lugar en el que vive son unmisterio. Y seguirá siéndolo. “He querido

que en mis libros no existiese ni tiempo nilugar para que pueda divertirse cualquiera yen cualquier fecha”, cuenta Kinney, licencia-do en informática y justicia criminal por laUniversidad de Maryland. Mientras que loschicos de las viñetas son claramente distin-guibles, ellas son casi un calco. “Esto te dauna idea de los pensamientos de Greg. Él noentiende a las chicas, así que para él todasson iguales”, sostiene Kinney. En primariatodo era sencillo, pero ahora Greg se plan-tea “qué está pasando con las chicas” que semueven por el físico y el dinero.

Atraer a la lectura a los nativos digitales,criados entre ordenadores, juegos y pelícu-las en 3D, no es tarea fácil. La vistosidad delas viñetas, sin embargo, cautiva a muchosque se aficionan tras divertirse con las peri-pecias de Greg. “Creo que los niños preten-den que su entretenimiento sea visual, asíque los cómics ayudan. Pero hace pocosaños vivimos el fenómeno Harry Potter yesos libros no tenían ilustraciones. Así queno pienso que las imágenes sean un requeri-miento para que los niños se enganchen aleer. Aunque es muy emocionante pensarque algunos hayan seguido leyendo graciasa mis libros”. No era su objetivo pero, sealegra, “es un resultado precioso”.

En España los diarios también sirven depuente lector. “Enganchan a los chicos a losque ya aburren los cuentos llenos de ilustra-ciones y no se atreven con las novelas juveni-les”, piensa Mar Peris, la editora de Molino.El sello catalán se animó a comprar los dere-chos de la obra antes de que se publicase.

“Todas las semanas recibimos soplos de va-rios fenómenos, pero esta vez nos dio laintuición de que iba a funcionar entre todaslas edades. En la editorial nos hemos reídocon los diarios y, desde el principio, el equi-

po se implicó de una manera especial en lapromoción”.

El próximo otoño, la Twentieth CenturyFox estrenará en España Diario de Greg, diri-

gida por Thor Freudenthal, un éxito ya enEstados Unidos. “He estado muy implicadoen la película, desde el principio al final, ytambién lo estoy con la secuela. Me quedécontento con la primera”, se alegra Kinney.

“Lamentablemente, no tengo tiempo deleer muchos de los correos de fans que reci-bo en los que me sugieren aventuras. Estoydemasiado ocupado. Espero rectificar algúndía”, promete Kinney. Ahora trabaja en laquinta entrega, que Molino editará en 2011.Al final serán siete volúmenes y no cinco,como estaba previsto en un inicio. Pero niuno más. “Sería horripilante un señor desesenta años escribiendo con la perspectivade un crío de doce años”. O

Diario de Greg 1. Un pringado total (2008). Diariode Greg 2. La ley de Rodrick (2009).Diario de Greg3. ¡Esto es el colmo! (2009). Móntatelo tú mismo(2009). Diario de Greg 4. Días de perros (2010).Jeff Kinney. Traducción de Esteban Morán. Moli-no y Círculo de Lectores. Los cuatro libros tienen218 páginas cada uno y su precio es de 15 euros.Un pringat total (2009). Diari del Greg. Fes el teupropi llibre (2009).Diari del Greg: el Rodrick mana(2009). Diari del Greg. Aixó és massa!: no fair nibrot però pringo com sempre (2010)Diari del Greg.Quina calda!. Jeff Kinney. Traducción de DavidNel.lo. Estrella Polar. Barcelona. 218, 200, 226 y224 páginas. 15 euros. www. diariodegreg.com.

AL CALOR DE los libros, el pabellóninfantil y juvenil de la Feria del Li-bro de Madrid será el escenario deuna amplia programación consagra-da a la literatura de Escandinavia,que en esta edición ejerce de paísinvitado. Una gran ocasión para vol-ver de nuevo al padre de grandesclásicos, el danés Hans Christian An-dersen o a las suecas Maria Gripe(La hija del espantapájaros o Los hi-jos del vidriero) y Astrid Lindgren(Pippi Calzaslargas).

En una sociedad tan avanzada co-mo la nórdica, con una alta tasa denatalidad, los niños desempeñan unpapel fundamental. Se les mima, tam-bién en los cuentos plagados de mitosy lugares mágicos. En la carpa se po-drán escuchar lecturas dramatizadasde narraciones del norte de Europa;actuarán la compañía teatral finlan-desa Quo Vadis, con Yo salvaré a ma-má, y la de títeres finlandesa-danesaAkseli Klonk, con El ruiseñor; se ce-lebrarán enigmáticos talleres bajo eltítulo Arquitectura de sombreros opresentarán sus libros, y coordinaránactividades los autores e ilustradoresÁslaug Jónsdóttir, Kalle Güettler,Rakel Helmsdal y Stian Hole. La car-pa servirá también de sede de otrasactividades, que tendrán como prota-gonistas a Jaime y sus gafas mágicas,Geronimo Stilton o el doctor Telini.

Para niños de tres a diez añosestá concebido el pabellón de la Fun-dación Mapfre. Los pequeños, acom-pañados de adultos, pueden en estacarpa leer, tocar y familiarizarse conlos cuentos en El Rincón de la Lectu-ra. A pocos metros, en el espacioLápiz y Ratón, como el nombre indi-ca, los niños pintan, colorean y sedivierten con juegos interactivos. Secelebran también talleres de escritu-ra y manualidades, y hay tiempo pa-ra los cuentacuentos y los espectácu-los de magia.

Otros pabellones también progra-man para los pequeños. Como el delas universidades públicas de Ma-drid y la UNED (letra F), que acogerepresentaciones de teatro infantil ycuentacuentos. E. S. O

La inscripción en las actividades de Al Ca-lor de los Libros (pabellón G) debe reali-zarse al menos media hora antes. Listadocompleto en www.ferialibromadrid.com.Inscripción en Mapfre (pabellón H) en el616 77 65 64. www.fundacionmarfre.com.

Conquistainfantil en laferia de Madrid

E Primeras páginas de Greg 4. Días deperros, de Jeff Kinney.

De derecha a izquierda Greg, sus dos amigos (Rowley y Fregley), sus hermanos (Rodrick y Manny) y sus padres. Ilustración de Jeff Kinney.

Memorias de un mocosoLospreadolescentes alérgicos a las novelas se enganchan a la lectura con las divertidas viñetas de los diarios deGreg, de JeffKinney.

+ .com

De las primeras tresentregas se han vendidoen EEUU 20 millonesde copias. La cuarta hadebutado con tres millones

Kinney ideó los diariospara adultos, pero laeditorial pensó quetriunfarían entre loschicos de diez a doce años

ESPECIAL LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

12 EL PAÍS BABELIA 29.05.10

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Por Elisa Silió

EL DIBUJANTE Jeff Kinney (Mary-land, 1971) se ha propuestoque no le engulla su hijo gráfi-co, Greg, un mocoso que le hahecho vender ya en EE UUveinte millones de ejemplares

con sus supuestas memorias de preadoles-cente. Que no le devore la promoción de sucuarta entrega, Diario de Greg 4. Días de pe-rros, de la que de golpe se han puesto a laventa tres millones de volúmenes en su país.Así que Kinney sigue madrugando y sopor-tando a un jefe. “Mi vida no ha cambiadodemasiado. Me he podido cambiar a unacasa más grande, mis hijos tienen sus pro-pias habitaciones, pero sigo viviendo en elmismo pequeño pueblo al sur de Massachu-setts. Lo que estoy es mucho más atareado.A veces tengo cuatro trabajos entre manosal tiempo”. Días de perros ya está en laslibrerías españolas, avalado por el éxito delos anteriores. Molino y Círculo de Lectores

han vendido en español 400.000 ejemplares—parte para la comunidad hispana deEE UU— de los tres primeros y 40.000 de unvolumen de manualidades. En este cuartoepisodio llega el verano y la familia de Gregbusca alternativas a su adicción a la consolay la televisión. Un club de lectura es la prime-ra tentativa de su entusiasta madre. Gregmaldice su suerte, a esa edad al menos teníaque haber participado en un reality show.

Kinney estuvo en 2009 en la lista de loshombres más influyentes del mundo de Ti-me, pero ocupa el día en una oficina deFamily Education Network, que crea pági-nas web infantiles. “Soy un apasionado delo que hago. Creamos un mundo virtual pa-ra los niños y esperamos hacer grandes co-sas con la plataforma que hemos montado”,asegura por correo electrónico. En 2004, Kin-ney comenzó a colgar en una de estas pági-nas (www.funbrain.com) las viñetas de Greg(Wimpy Kid en su versión original) que tra-zaba desde 1998. Un bombazo. En nuevemeses subió 1.300 páginas, base de estosdiarios, que desde entonces han recibido se-

tenta millones de visitas. La web sigue abier-ta, pero las ventas no se han visto afectadas.

Pero ¿quién es Greg? Un niño de secun-daria, segundo de tres hermanos, astuto, va-go, mal estudiante y deportista, imaginati-vo, pagado de sí mismo y ninguneado en elcolegio pese a sus fallidos intentos de ser“guay” (el 52º de 53 en la escala de populari-dad). Y todo, piensa Greg, por la pésimaidea de juntar en un mismo centro a chicoscomo él “que no han pegado el estirón” y a“gorilas que se afeitan dos veces al día”. Sumadre, harta de su comportamiento y supereza crónica, le conmina a que se expreseen un diario. “Cuando sea rico y famosotendré que hacer cosas más importantesque pasarme el día contestando preguntasestúpidas. Así que este libro podría resultarútil”, concluye Greg, en las nubes y casisiempre maquinando una trastada.

La suerte de Kinney cambió en 2006.Cuando abandonaba el salón del cómic deNueva York Comic-Con se topó con el edi-tor Charlie Kochman en el stand de Abramsy le enseñó algunas viñetas. Éste se entusias-

mó. “Kochman echó un ojo en menos de unminuto y dijo: ‘Esto es lo que buscaba. Es ellibro que hubiese querido leer de niño”.Aunque Kochman tenía otra política comer-cial en mente. “Decidió que Diario de Gregtendría más éxito como una serie de varioslibros dirigida a los niños que un solo volu-men para adultos, como era mi idea. Estoyseguro de que tenía razón. Hubiese fracasa-do si se hubiese intentado vender a los ma-yores”. Claro que muchos padres compranlos diarios a sus hijos y terminan partidos derisa con sus travesuras.

“A veces, Greg se cree que ha aprendidola lección o hecho lo correcto, cuando parael lector adulto no es así. Creo que mis lecto-res son lo suficientemente inteligentes paraentender que el humor de los libros viene delas carencias de Greg como persona”. Kin-ney fue también un niño revoltoso, pero des-cribe a su “hijo” como “una exageración” desus travesuras de infancia y madurez.

A Greg se le calculan unos 12 años, perosu edad y el lugar en el que vive son unmisterio. Y seguirá siéndolo. “He querido

que en mis libros no existiese ni tiempo nilugar para que pueda divertirse cualquiera yen cualquier fecha”, cuenta Kinney, licencia-do en informática y justicia criminal por laUniversidad de Maryland. Mientras que loschicos de las viñetas son claramente distin-guibles, ellas son casi un calco. “Esto te dauna idea de los pensamientos de Greg. Él noentiende a las chicas, así que para él todasson iguales”, sostiene Kinney. En primariatodo era sencillo, pero ahora Greg se plan-tea “qué está pasando con las chicas” que semueven por el físico y el dinero.

Atraer a la lectura a los nativos digitales,criados entre ordenadores, juegos y pelícu-las en 3D, no es tarea fácil. La vistosidad delas viñetas, sin embargo, cautiva a muchosque se aficionan tras divertirse con las peri-pecias de Greg. “Creo que los niños preten-den que su entretenimiento sea visual, asíque los cómics ayudan. Pero hace pocosaños vivimos el fenómeno Harry Potter yesos libros no tenían ilustraciones. Así queno pienso que las imágenes sean un requeri-miento para que los niños se enganchen aleer. Aunque es muy emocionante pensarque algunos hayan seguido leyendo graciasa mis libros”. No era su objetivo pero, sealegra, “es un resultado precioso”.

En España los diarios también sirven depuente lector. “Enganchan a los chicos a losque ya aburren los cuentos llenos de ilustra-ciones y no se atreven con las novelas juveni-les”, piensa Mar Peris, la editora de Molino.El sello catalán se animó a comprar los dere-chos de la obra antes de que se publicase.

“Todas las semanas recibimos soplos de va-rios fenómenos, pero esta vez nos dio laintuición de que iba a funcionar entre todaslas edades. En la editorial nos hemos reídocon los diarios y, desde el principio, el equi-

po se implicó de una manera especial en lapromoción”.

El próximo otoño, la Twentieth CenturyFox estrenará en España Diario de Greg, diri-

gida por Thor Freudenthal, un éxito ya enEstados Unidos. “He estado muy implicadoen la película, desde el principio al final, ytambién lo estoy con la secuela. Me quedécontento con la primera”, se alegra Kinney.

“Lamentablemente, no tengo tiempo deleer muchos de los correos de fans que reci-bo en los que me sugieren aventuras. Estoydemasiado ocupado. Espero rectificar algúndía”, promete Kinney. Ahora trabaja en laquinta entrega, que Molino editará en 2011.Al final serán siete volúmenes y no cinco,como estaba previsto en un inicio. Pero niuno más. “Sería horripilante un señor desesenta años escribiendo con la perspectivade un crío de doce años”. O

Diario de Greg 1. Un pringado total (2008). Diariode Greg 2. La ley de Rodrick (2009).Diario de Greg3. ¡Esto es el colmo! (2009). Móntatelo tú mismo(2009). Diario de Greg 4. Días de perros (2010).Jeff Kinney. Traducción de Esteban Morán. Moli-no y Círculo de Lectores. Los cuatro libros tienen218 páginas cada uno y su precio es de 15 euros.Un pringat total (2009). Diari del Greg. Fes el teupropi llibre (2009).Diari del Greg: el Rodrick mana(2009). Diari del Greg. Aixó és massa!: no fair nibrot però pringo com sempre (2010)Diari del Greg.Quina calda!. Jeff Kinney. Traducción de DavidNel.lo. Estrella Polar. Barcelona. 218, 200, 226 y224 páginas. 15 euros. www. diariodegreg.com.

AL CALOR DE los libros, el pabellóninfantil y juvenil de la Feria del Li-bro de Madrid será el escenario deuna amplia programación consagra-da a la literatura de Escandinavia,que en esta edición ejerce de paísinvitado. Una gran ocasión para vol-ver de nuevo al padre de grandesclásicos, el danés Hans Christian An-dersen o a las suecas Maria Gripe(La hija del espantapájaros o Los hi-jos del vidriero) y Astrid Lindgren(Pippi Calzaslargas).

En una sociedad tan avanzada co-mo la nórdica, con una alta tasa denatalidad, los niños desempeñan unpapel fundamental. Se les mima, tam-bién en los cuentos plagados de mitosy lugares mágicos. En la carpa se po-drán escuchar lecturas dramatizadasde narraciones del norte de Europa;actuarán la compañía teatral finlan-desa Quo Vadis, con Yo salvaré a ma-má, y la de títeres finlandesa-danesaAkseli Klonk, con El ruiseñor; se ce-lebrarán enigmáticos talleres bajo eltítulo Arquitectura de sombreros opresentarán sus libros, y coordinaránactividades los autores e ilustradoresÁslaug Jónsdóttir, Kalle Güettler,Rakel Helmsdal y Stian Hole. La car-pa servirá también de sede de otrasactividades, que tendrán como prota-gonistas a Jaime y sus gafas mágicas,Geronimo Stilton o el doctor Telini.

Para niños de tres a diez añosestá concebido el pabellón de la Fun-dación Mapfre. Los pequeños, acom-pañados de adultos, pueden en estacarpa leer, tocar y familiarizarse conlos cuentos en El Rincón de la Lectu-ra. A pocos metros, en el espacioLápiz y Ratón, como el nombre indi-ca, los niños pintan, colorean y sedivierten con juegos interactivos. Secelebran también talleres de escritu-ra y manualidades, y hay tiempo pa-ra los cuentacuentos y los espectácu-los de magia.

Otros pabellones también progra-man para los pequeños. Como el delas universidades públicas de Ma-drid y la UNED (letra F), que acogerepresentaciones de teatro infantil ycuentacuentos. E. S. O

La inscripción en las actividades de Al Ca-lor de los Libros (pabellón G) debe reali-zarse al menos media hora antes. Listadocompleto en www.ferialibromadrid.com.Inscripción en Mapfre (pabellón H) en el616 77 65 64. www.fundacionmarfre.com.

Conquistainfantil en laferia de Madrid

E Primeras páginas de Greg 4. Días deperros, de Jeff Kinney.

De derecha a izquierda Greg, sus dos amigos (Rowley y Fregley), sus hermanos (Rodrick y Manny) y sus padres. Ilustración de Jeff Kinney.

Memorias de un mocosoLospreadolescentes alérgicos a las novelas se enganchan a la lectura con las divertidas viñetas de los diarios deGreg, de JeffKinney.

+ .com

De las primeras tresentregas se han vendidoen EEUU 20 millonesde copias. La cuarta hadebutado con tres millones

Kinney ideó los diariospara adultos, pero laeditorial pensó quetriunfarían entre loschicos de diez a doce años

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OscuridadElena P. MelodiaTraducción de Jorge RizzoRoca. Madrid, 2010352 páginas. 17 euros

ALMA TIENE 17 años y unalibreta donde cada nocheanota oscuras premonicio-nes que siempre terminan cumpliéndose:violentos asesinatos, rituales satánicos… Sucompañero de aventuras es, cómo no, elchico más difícil y fascinante del instituto,Morgan. A medio camino entre novela ne-gra y romántica, Oscuridad es el primer li-bro de la trilogía My Land que ha funciona-do muy bien en Italia. C. M.

Sangre azulRichelle MeadTraducción de J. HermosoAlfaguara. Madrid, 2010253 páginas. 14,95 euros

EN EL SEGUNDO de los seislibros de la serie VampireAcademy, la vampira bue-na, o moroi, Rose Hathaway aprende a en-sartar y decapitar a vampiros malos, o stri-goi, en el internado St. Vladimir. Pero, ade-más, se enamora de su tutor, Dimitri, y le dacalabazas a su mejor amigo. Como en cual-quier historia de instituto humano que seprecie. Una mezcla de Harry Potter, Cre-púsculo y Las gemelas de Sweet Valley. C. M.

TemblorMaggie StiefvaterTraducción de A. CasalVázquez y Xohana BastidaSM. Madrid, 2009432 páginas. 15,95 euros

HA PERMANECIDO en la lis-ta de los libros más vendi-dos de The New York Times 10 semanas, hasido traducido a 20 idiomas y va a ser lleva-do al cine por New Line Cinema, la produc-tora de El señor de los anillos. En este caso,la chica no se enamora de un vampiro sinode un hombre lobo. Su autora ya trabaja enla segunda entrega, que se titulará Linger(sobrevivir). C. M.

EspecialesScott WesterfeldTraducción de Á. LeivaMontena. Barcelona, 2010400 páginas. 14,95 euros

STEPHENIE MEYER, autorade Crepúsculo, ha dichoque nunca se cansará derecomendar esta novela. Especiales es, trasTraición y perfección, la tercera entrega dela saga Ellas. Su protagonista, Tally, viveen una sociedad futurista donde la imper-fección no está tolerada. Al cumplir 16años, los adolescentes se someten a opera-ciones para corregir sus defectos. Aunqueno todos desean hacerlo. C. M.

Por Carmen Mañana

LAS HIJAS de Margaret Stohl leían ca-da vez menos. Después de devorarCrepúsculo, de Stephenie Meyer, yCrónicas vampíricas, de Anne Rice,

no encontraban ningún libro que las engan-chase. Empezaban uno y lo dejaban. Luegootro. Y otro. Y cada vez pasaba más tiempoantes de que volviesen a intentarlo con unnuevo título. Stohl y Kami Garcia, la profeso-ra de lectura del instituto de Los Ángelesdonde estudian las niñas, no estaban dis-puestas a dejar languidecer su pasión por laliteratura. Querían ofrecerles una obra quetuviese todo lo que ellas buscaban, que lesresultase irresistible. Así que escribieron Her-mosas criaturas (Espasa) para y bajo la su-pervisión de las tres hijas y otros cuatro jóve-nes. La novela ha permanecido en la lista delibros más vendidos de The New York Timesdesde su publicación, y fue elegida la mejornovela juvenil y la quinta mejor de literaturageneral en Amazon en 2009. Warner Bros hacomprado los derechos para llevar al cinelas cuatro entregas que compondrán la se-rie, bautizada en España como Las 16 lunas.

PREGUNTA. ¿Cómo es tener a un grupode adolescentes de editores?

MARGARET STOHL. Nunca pensamosen publicar. Escribimos el libro para sietechicos de entre 12 y 25 años; los Caster boys[así se denominan los seres mágicos en ellibro], como se han bautizado a sí mismos ya su web (castergirls.com). Cada día les ense-ñábamos lo que habíamos escrito. Nos de-cían qué les gustaba, qué les aburría.… Sinos preguntaban, por ejemplo, qué iba apasar con un personaje secundario, sabía-mos que teníamos que darle más peso.

KAMI GARCIA. Eran duros. Me decíancosas como: “Señorita Garcia, si usted loenfatiza todo, nada está enfatizado”.

P. ¿Cómo de cansadas están de que lascomparen con Stephenie Meyer, la creado-ra de la saga Crepúsculo?

K. G. Nos halaga. La sección de cienciaficción era una esquinita oscura de la libre-ría hasta que llegó Meyer. Ella consiguióque ahora ocupe las estanterías principales.Nuestro libro va ser publicado en 35 paísesporque las editoriales han entendido el gé-nero y cómo se supone que va a funcionaresta novela, y eso es un regalo de Meyer.

P. ¿Por qué tiene ahora tanto éxito elgénero del romance paranormal?

M. S. Primero, es accesible. Después, dapoder a las chicas. Los chicos, mediante losvideojuegos, han simulado adoptar otras per-sonalidades y tomar el control de la situa-ción. En estos libros casi todos los protagonis-tas son chicas y se habla de decidir por timismo y de superpoderes, es decir, de poder.Por último, sucede lo mismo que en los añoscincuenta con la ciencia ficción, que era ungénero que te permitía hablar de la guerra,pero sin la carga política de hacerlo de unareal, porque tenía lugar en otro planeta. Elgénero fantástico actual es una forma segurade experimentar con ideas y sentimientospeligrosos que son difíciles de controlar.

P. Muchos críticos opinan que no sonlecturas de calidad, ¿qué tienen que decir?

K. G. No es fácil escribir para los adoles-centes. Son supercríticos. Es casi un milagro

que hoy en día, con la MTV, Internet y losvideojuegos compitiendo por su atención,un chico coja su dinero y decida comprarun libro. Hay que trabajar el doble de duropara engancharlos.

P. ¿Por qué novelas tan castas como Her-mosas criaturas o Crepúsculo, donde losprotagonistas no pasan del beso, triunfanentre una generación que se inicia en elsexo cada vez antes?

K. G. Les gusta porque en su interacciónfalta romanticismo: eso de cogerse la manoen el cine. La presión del sexo y de crecerrápido es muy fuerte hoy en día. Pero conestos libros puedes disfrutar de la fantasíadel enamoramiento sin sentir la presión dedecidir ir más allá o no.

M. S. Además, no me hubiese sentidomuy cómoda escribiéndoles una escena desexo tórrido a mis hijas. [Risas].

P. ¿Es un género sólo para chicas?

M. S. Nuestro libro ha captado a muchosniños. Los Caster boys se quejaban de que elchico es siempre el que tiene poderes y salvaa la protagonista. “Yo hago esgrima, me pue-do defender a mí misma”, decía mi hija ma-yor. Así que Hermosas criaturas está escritadesde el punto de vista de un chico normalque se enamora de una chica con poderes.Además, la trama se desarrolla en Savannahy profundiza en la Guerra de Secesión, con loque muchos adultos lo han leído. Al locutordel programa de coches más oído de Misisi-pi le encanta. Lee un capítulo de vez en cuan-do y las ventas se disparan en ese Estado. O

Hermosas criaturas. Kami Garcia y MargaretStohl. Traducción de José Miguel Pallarés y MaríaJesús Sánchez. Espasa. Madrid, 2010. 459 páginas.16,90 euros. Criatures estranyes. Traducción deArmand Carabén. Columna. Barcelona, 2010. 560páginas. 16,90 euros.www.hermosascriaturas.com.

Kami Garcia y Margaret Stohl“Nos halaga la comparación con Stephenie Meyer”Hermosas criaturas busca suceder a Crepúsculo entre los fans del romance paranormal. Sus autoras viven en Los Ángelesy escribieron su primera novela para que siete chicos no dejaran de leer. Hollywood prepara la adaptación al cine

Margaret Stohl (izquierda) y Kami Garcia, autoras de Hermosas criaturas, estuvieron en Madrid a principios de este mes. Foto: Gorka Lejarcegi

ESPECIAL LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

14 EL PAÍS BABELIA 29.05.10

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EL PAÍS BABELIA 29.05.10 15

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La ventana infinitaAndrés Pi AndreuIlustraciones de Kim AmateDestino. Barcelona, 201028 páginas. 12,95 euros

A PARTIR DE 8 AÑOS. TRES HERMANOS, doschicos y una chica, observan con curiosi-dad al nuevo niño que se ha instalado enel barrio: no sale de casa, no contesta a lossaludos, y se pasa el día, solo y triste, mi-rando por la ventana. Tan extraño compor-tamiento les lleva a pensar que es un vam-piro y, muy excitados ante el peligro, loschicos deciden tramar un plan para desen-mascararle. Mientras sus hermanos ponenen marcha un estrambótico “comando ca-zavampiros”, Marisol, la hermana peque-ña, que se resiste a molestar al nuevo veci-no, hace sus propias averiguaciones y seentera de que el “vampirito” es, en reali-dad, un niño que ha perdido a su padre enun accidente y que vive solo con su madre.Impresionados por esta información, lostres hermanos cambian de plan y se propo-nen ser amigos del niño de la ventana. Uninteresante relato contra los prejuicios y elrechazo a los desconocidos, con final posi-tivo y feliz, narrado con gran eficacia através de un breve texto y unas dinámicasimágenes que ponen el contrapunto hu-morístico a la seriedad del tema. Obraganadora del Premio Destino Infantil-Apel-les Mestres para libros ilustrados. V. F.

El mundo de Casimiro.Memorias de un saltamontesGracia IglesiasIlustraciones de Ángela de la VegaCEPLI / Universidad de Castilla-La ManchaCuenca, 201048 páginas. 5 euros

A PARTIR DE 8 AÑOS. UN INSIGNIFICANTE salta-montes, nacido en un tiesto de un jardín, esel protagonista de este poemario, ganadordel Premio Luna de Aire de poesía infantil.Un conjunto de poemas sencillos, bien rima-dos y nada afectados, en los que Casimirova contando su vida, recuperando sus prime-ros recuerdos (El día en que nací, la primave-ra / colgaba del piquito de la luna…), filoso-fando (A veces soy pequeño / y a veces soygigante. / Eso sólo depende / de con quienande. / Cuando estoy entre hormigas y pulgo-nes / parezco el campeón de campeones. / Pe-ro, cuidado, porque tu zapato / podría espa-churrarme. ¡Qué mal rato!), y describiendoel mundo que le rodea: los otros animales yplantas del jardín —el limonero, el tomate,el escarabajo, la lombriz, el búho y el go-rrión, los sapos y los grillos—; los humanosy sus costumbres… y unos curiosos artefac-tos que éstos manejan, los libros. Todo unhallazgo, que permite a Casimiro descubrirun universo paralelo, poblado de seres fan-tásticos y sucesos extraordinarios. Un poe-mario imaginativo y original, de amena ygrata lectura. V. F.

El hombre con el pelo revueltoDaniel NesquensIlustraciones de Emilio UrberuagaAnaya. Madrid, 2010104 páginas. 8,30 euros

A PARTIR DE 10 AÑOS. LA FIRMA del zaragoza-no Daniel Nesquens (Mi familia; Hasta (ca-si) 100 bichos; Puré de guisantes, MarcosMostaza) remite, inevitablemente, al hu-mor. Un humor inteligente y transgresor,que parte de lo cotidiano para convertir larealidad en un divertido y absurdo dispara-te, y que vuelve a ser el acertado registro deeste título, ganador del Premio Anaya 2009.Un relato de relatos, en el que el protago-nista —un universitario a punto de acabarla carrera— recuerda las fantásticas histo-rias que le contaba su tío Fermín, todo unpersonaje que iluminó su infancia con suexcéntrico comportamiento y su imagina-ción sin límites, y por el que supo de laexistencia del hombre capaz de girar la ca-beza 180º, del muñeco de nieve enamora-do, del sombrero-bumerán de la gallinamecánica que ponía huevos de dos yemas,del pájaro del reloj de cuco que comía piz-za, de los instintos asesinos de un loro envi-dioso de un caballito de mar… Un sinfínde relatos extraordinarios, sorprendentes ymuy divertidos, hilvanados en una ágil na-rración de estimulante lectura, y presenta-dos en una cuidada edición con ilustracio-nes de Emilio Urberuaga. V. F.

Mi hermano el genioRodrigo Muñoz AviaEdebé. Barcelona, 2010182 páginas. 7,95 euros

A PARTIR DE 10 AÑOS. NO ES NADA fácil convi-vir con un “genio”. Bien lo sabe Lola, de 10años, en cuya familia todo gira alrededorde Gracián, su hermano adolescente, todoun talento tocando el piano y adorado porsus padres, músicos de profesión. Ella jue-ga al fútbol y sueña con ser como Messi, yaunque la obligan a dar clases de violín,acabará rebelándose contra todo. MuñozAvia aborda, con humor y afinada psicolo-gía, el tema de la autoestima y arremetecontra la terrible presión que las familiassuelen ejercer sobre los “niños prodigio”,en esta entretenida novela, estupenda-mente resuelta, que mereció el PremioEdebé Infantil 2009. Un interesante retra-to de familia equivocada, pero amorosa ydispuesta a rectificar, en el que cobra espe-cial protagonismo la inquieta Lola, la úni-ca capaz de ayudar a su hermano a salirdel bloqueo que le provoca la exigenciafamiliar, en uno de los mejores y más emo-tivos momentos del relato: con una intui-ción genial, Lola abandona por un mo-mento su pasión por el fútbol y, violín enmano, propone a su hermano la interpre-tación a dúo de 4’33, la famosa pieza silen-ciosa de John Cage. Después de eso, todocambiará en la familia. V. F.

Historia de un segundoJordi Sierra i FabraIlustraciones de Carlos VelázquezSM. Madrid, 2010262 páginas. 15,50 euros

A PARTIR DE 12 AÑOS. UN ENCUENTRO fortuito,un rápido cruce de miradas…, y dos adoles-centes son presa de un amor arrebatado porel que están dispuestos a morir, en esta insó-lita y romántica historia de amor imposible,ganadora del Premio El Barco de Vapor deeste año. Amor imposible porque en la épo-ca en la que está ambientada la novela (fina-les del XIX), una niña rica y un pobre huérfa-no analfabeto nunca podrían mezclarse.Pero se encuentran, y ya nada podrá separar-los. En el mejor estilo de los folletines román-ticos, Sierra i Fabra pone en pie un relatolleno de intriga, narrado a ritmo trepidante,en el que la literatura —un libro, concreta-mente— interpreta un papel fundamental:ella subraya palabras sueltas en las páginasdel libro que está leyendo y las va arrancan-do y haciéndoselas llegar al muchacho, quenecesitará de la ayuda del maestro del pue-blo para descifrar los mensajes y para con-testar a su amada. Cuando, como era previsi-ble, les separan, ella decide dejarse morir,pero él conseguirá salvarla, enfrentándose atodas las dificultades. Una novela emocio-nante y muy entretenida, en una estupendaedición que reproduce las páginas del viejolibro con los mensajes secretos. V. F.

Mujer mirando al marRicardo GómezSM. Madrid, 2010126 páginas. 15,50 euros

A PARTIR DE 14 AÑOS. UN ESCRITOR en buscade inspiración encuentra en El Rastro ma-drileño una carpeta con viejos papelesque llama su atención. Se trata de las pági-nas de un poema que cuentan una terriblehistoria de amor, la de una mujer, durantela Guerra Civil, en Galicia, que da muertea su marido, un resistente buscado por losnacionales, para impedir que caiga prisio-nero. Impresionado, el escritor decide se-guir el rastro de los protagonistas para tra-tar de reconstruir la historia y comprobarsu veracidad, e incluso encontrar a la su-puesta autora del largo poema. Viaja a Ga-licia, sigue pistas infructuosas, rememoralos escenarios de la posguerra y, en parale-lo, reflexiona sobre su oficio de escritor.Interesante enfoque el de esta novela, ga-nadora del Premio Gran Angular 2010, enla que el lector, además de “conocer” unatrágica historia de amor y muerte, tiene laoportunidad de ponerse en la piel del es-critor, asistir a la escritura de la propianovela y participar de sus dudas sobre laforma y el fondo, la realidad y la ficción, lalegitimidad de recrear historias ajenas…Una propuesta de lectura “diferente”, es-pecialmente sugerente para jóvenes convocación literaria. V. F.

Un loro en mi granjaPep BrunoIlustraciones de Lucie MüllerováEdelvives. Zaragoza, 200928 páginas. 14,70 euros

A PARTIR DE 6 AÑOS. DIVERTIDO álbum ilustra-do, ganador del Premio Biblioteca Insu-lar/Cabildo de Gran Canaria, en el que secuenta el día a día de una granja, en apa-riencia normal, con sus gallinas ponedoras,sus ovejas, sus vacas lecheras, su huerta, sutractor… aunque sorprendentemente re-gentada por un peculiar capataz: un activoy enérgico loro, cuyo comportamiento re-cuerda sospechosamente a los viejos “lobosde mar”. Y es que, como el lector atentoadvertirá enseguida por las pistas que vanapareciendo en cada página, este cuentotiene truco, y no es, precisamente, un cuen-to más sobre granjas y animales domésti-cos, sino… un cuento de piratas, como sedescubrirá al final. Bien narrado por el“cuentacuentos” catalán Pep Bruno, conun texto sencillo y claro, apoyado en lasespléndidas ilustraciones de la artista de ori-gen checo Lucie Müllerová, se trata de unrelato con final sorpresa, que juega con lacuriosidad del lector y que sabe mantenerla intriga hasta su gracioso desenlace. Unbuen cuento, con atractiva edición en granformato, fácil de leer y al que se le puedesacar gran partido en una lectura comparti-da entre niños y adultos. Victoria Fernández

Palabras envenenadasParaules emmetzinadesMaite CarranzaEdebé. Barcelona, 2010254 páginas. 9,60 euros

A PARTIR DE 14 AÑOS. CON 15 años, BárbaraMolina desapareció sin dejar rastro. Sucuerpo nunca apareció y las investigacio-nes de la policía se cerraron sin culpables.Caso sin resolver. Pero cuatro años des-pués, una llamada de móvil de la propiaBárbara, pidiendo ayuda, vuelve a reabrirel caso. Y en apenas veinticuatro horas, enuna frenética carrera contrarreloj, su ma-dre, su mejor amiga y el inspector que noconsiguió resolver el caso en su momentoconseguirán reordenar las antiguas pistas ylos detalles inconexos de la investigación yrescatar a la joven, retenida por su padreen la bodega de la casa de campo familiar.Un caso de abusos sexuales infantiles, na-rrado como un angustioso thriller, que re-mite directamente a los escalofriantes ca-sos reales del “monstruo” austriaco JosefFritzl y de la niña alemana Natascha Kam-pusch, de gran repercusión mediática. Unaexcelente novela, ganadora del Premio Ede-bé Juvenil, en la que Maite Carranza cons-truye un durísimo alegato contra los abusossexuales y sus devastadoras consecuencias,muy bien matizado por los distintos pun-tos de vista de los afectados. Una interesan-te lectura, también para adultos. V. F.

ESPECIAL LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL / Libros Premiados

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La ventana infinitaAndrés Pi AndreuIlustraciones de Kim AmateDestino. Barcelona, 201028 páginas. 12,95 euros

A PARTIR DE 8 AÑOS. TRES HERMANOS, doschicos y una chica, observan con curiosi-dad al nuevo niño que se ha instalado enel barrio: no sale de casa, no contesta a lossaludos, y se pasa el día, solo y triste, mi-rando por la ventana. Tan extraño compor-tamiento les lleva a pensar que es un vam-piro y, muy excitados ante el peligro, loschicos deciden tramar un plan para desen-mascararle. Mientras sus hermanos ponenen marcha un estrambótico “comando ca-zavampiros”, Marisol, la hermana peque-ña, que se resiste a molestar al nuevo veci-no, hace sus propias averiguaciones y seentera de que el “vampirito” es, en reali-dad, un niño que ha perdido a su padre enun accidente y que vive solo con su madre.Impresionados por esta información, lostres hermanos cambian de plan y se propo-nen ser amigos del niño de la ventana. Uninteresante relato contra los prejuicios y elrechazo a los desconocidos, con final posi-tivo y feliz, narrado con gran eficacia através de un breve texto y unas dinámicasimágenes que ponen el contrapunto hu-morístico a la seriedad del tema. Obraganadora del Premio Destino Infantil-Apel-les Mestres para libros ilustrados. V. F.

El mundo de Casimiro.Memorias de un saltamontesGracia IglesiasIlustraciones de Ángela de la VegaCEPLI / Universidad de Castilla-La ManchaCuenca, 201048 páginas. 5 euros

A PARTIR DE 8 AÑOS. UN INSIGNIFICANTE salta-montes, nacido en un tiesto de un jardín, esel protagonista de este poemario, ganadordel Premio Luna de Aire de poesía infantil.Un conjunto de poemas sencillos, bien rima-dos y nada afectados, en los que Casimirova contando su vida, recuperando sus prime-ros recuerdos (El día en que nací, la primave-ra / colgaba del piquito de la luna…), filoso-fando (A veces soy pequeño / y a veces soygigante. / Eso sólo depende / de con quienande. / Cuando estoy entre hormigas y pulgo-nes / parezco el campeón de campeones. / Pe-ro, cuidado, porque tu zapato / podría espa-churrarme. ¡Qué mal rato!), y describiendoel mundo que le rodea: los otros animales yplantas del jardín —el limonero, el tomate,el escarabajo, la lombriz, el búho y el go-rrión, los sapos y los grillos—; los humanosy sus costumbres… y unos curiosos artefac-tos que éstos manejan, los libros. Todo unhallazgo, que permite a Casimiro descubrirun universo paralelo, poblado de seres fan-tásticos y sucesos extraordinarios. Un poe-mario imaginativo y original, de amena ygrata lectura. V. F.

El hombre con el pelo revueltoDaniel NesquensIlustraciones de Emilio UrberuagaAnaya. Madrid, 2010104 páginas. 8,30 euros

A PARTIR DE 10 AÑOS. LA FIRMA del zaragoza-no Daniel Nesquens (Mi familia; Hasta (ca-si) 100 bichos; Puré de guisantes, MarcosMostaza) remite, inevitablemente, al hu-mor. Un humor inteligente y transgresor,que parte de lo cotidiano para convertir larealidad en un divertido y absurdo dispara-te, y que vuelve a ser el acertado registro deeste título, ganador del Premio Anaya 2009.Un relato de relatos, en el que el protago-nista —un universitario a punto de acabarla carrera— recuerda las fantásticas histo-rias que le contaba su tío Fermín, todo unpersonaje que iluminó su infancia con suexcéntrico comportamiento y su imagina-ción sin límites, y por el que supo de laexistencia del hombre capaz de girar la ca-beza 180º, del muñeco de nieve enamora-do, del sombrero-bumerán de la gallinamecánica que ponía huevos de dos yemas,del pájaro del reloj de cuco que comía piz-za, de los instintos asesinos de un loro envi-dioso de un caballito de mar… Un sinfínde relatos extraordinarios, sorprendentes ymuy divertidos, hilvanados en una ágil na-rración de estimulante lectura, y presenta-dos en una cuidada edición con ilustracio-nes de Emilio Urberuaga. V. F.

Mi hermano el genioRodrigo Muñoz AviaEdebé. Barcelona, 2010182 páginas. 7,95 euros

A PARTIR DE 10 AÑOS. NO ES NADA fácil convi-vir con un “genio”. Bien lo sabe Lola, de 10años, en cuya familia todo gira alrededorde Gracián, su hermano adolescente, todoun talento tocando el piano y adorado porsus padres, músicos de profesión. Ella jue-ga al fútbol y sueña con ser como Messi, yaunque la obligan a dar clases de violín,acabará rebelándose contra todo. MuñozAvia aborda, con humor y afinada psicolo-gía, el tema de la autoestima y arremetecontra la terrible presión que las familiassuelen ejercer sobre los “niños prodigio”,en esta entretenida novela, estupenda-mente resuelta, que mereció el PremioEdebé Infantil 2009. Un interesante retra-to de familia equivocada, pero amorosa ydispuesta a rectificar, en el que cobra espe-cial protagonismo la inquieta Lola, la úni-ca capaz de ayudar a su hermano a salirdel bloqueo que le provoca la exigenciafamiliar, en uno de los mejores y más emo-tivos momentos del relato: con una intui-ción genial, Lola abandona por un mo-mento su pasión por el fútbol y, violín enmano, propone a su hermano la interpre-tación a dúo de 4’33, la famosa pieza silen-ciosa de John Cage. Después de eso, todocambiará en la familia. V. F.

Historia de un segundoJordi Sierra i FabraIlustraciones de Carlos VelázquezSM. Madrid, 2010262 páginas. 15,50 euros

A PARTIR DE 12 AÑOS. UN ENCUENTRO fortuito,un rápido cruce de miradas…, y dos adoles-centes son presa de un amor arrebatado porel que están dispuestos a morir, en esta insó-lita y romántica historia de amor imposible,ganadora del Premio El Barco de Vapor deeste año. Amor imposible porque en la épo-ca en la que está ambientada la novela (fina-les del XIX), una niña rica y un pobre huérfa-no analfabeto nunca podrían mezclarse.Pero se encuentran, y ya nada podrá separar-los. En el mejor estilo de los folletines román-ticos, Sierra i Fabra pone en pie un relatolleno de intriga, narrado a ritmo trepidante,en el que la literatura —un libro, concreta-mente— interpreta un papel fundamental:ella subraya palabras sueltas en las páginasdel libro que está leyendo y las va arrancan-do y haciéndoselas llegar al muchacho, quenecesitará de la ayuda del maestro del pue-blo para descifrar los mensajes y para con-testar a su amada. Cuando, como era previsi-ble, les separan, ella decide dejarse morir,pero él conseguirá salvarla, enfrentándose atodas las dificultades. Una novela emocio-nante y muy entretenida, en una estupendaedición que reproduce las páginas del viejolibro con los mensajes secretos. V. F.

Mujer mirando al marRicardo GómezSM. Madrid, 2010126 páginas. 15,50 euros

A PARTIR DE 14 AÑOS. UN ESCRITOR en buscade inspiración encuentra en El Rastro ma-drileño una carpeta con viejos papelesque llama su atención. Se trata de las pági-nas de un poema que cuentan una terriblehistoria de amor, la de una mujer, durantela Guerra Civil, en Galicia, que da muertea su marido, un resistente buscado por losnacionales, para impedir que caiga prisio-nero. Impresionado, el escritor decide se-guir el rastro de los protagonistas para tra-tar de reconstruir la historia y comprobarsu veracidad, e incluso encontrar a la su-puesta autora del largo poema. Viaja a Ga-licia, sigue pistas infructuosas, rememoralos escenarios de la posguerra y, en parale-lo, reflexiona sobre su oficio de escritor.Interesante enfoque el de esta novela, ga-nadora del Premio Gran Angular 2010, enla que el lector, además de “conocer” unatrágica historia de amor y muerte, tiene laoportunidad de ponerse en la piel del es-critor, asistir a la escritura de la propianovela y participar de sus dudas sobre laforma y el fondo, la realidad y la ficción, lalegitimidad de recrear historias ajenas…Una propuesta de lectura “diferente”, es-pecialmente sugerente para jóvenes convocación literaria. V. F.

Un loro en mi granjaPep BrunoIlustraciones de Lucie MüllerováEdelvives. Zaragoza, 200928 páginas. 14,70 euros

A PARTIR DE 6 AÑOS. DIVERTIDO álbum ilustra-do, ganador del Premio Biblioteca Insu-lar/Cabildo de Gran Canaria, en el que secuenta el día a día de una granja, en apa-riencia normal, con sus gallinas ponedoras,sus ovejas, sus vacas lecheras, su huerta, sutractor… aunque sorprendentemente re-gentada por un peculiar capataz: un activoy enérgico loro, cuyo comportamiento re-cuerda sospechosamente a los viejos “lobosde mar”. Y es que, como el lector atentoadvertirá enseguida por las pistas que vanapareciendo en cada página, este cuentotiene truco, y no es, precisamente, un cuen-to más sobre granjas y animales domésti-cos, sino… un cuento de piratas, como sedescubrirá al final. Bien narrado por el“cuentacuentos” catalán Pep Bruno, conun texto sencillo y claro, apoyado en lasespléndidas ilustraciones de la artista de ori-gen checo Lucie Müllerová, se trata de unrelato con final sorpresa, que juega con lacuriosidad del lector y que sabe mantenerla intriga hasta su gracioso desenlace. Unbuen cuento, con atractiva edición en granformato, fácil de leer y al que se le puedesacar gran partido en una lectura comparti-da entre niños y adultos. Victoria Fernández

Palabras envenenadasParaules emmetzinadesMaite CarranzaEdebé. Barcelona, 2010254 páginas. 9,60 euros

A PARTIR DE 14 AÑOS. CON 15 años, BárbaraMolina desapareció sin dejar rastro. Sucuerpo nunca apareció y las investigacio-nes de la policía se cerraron sin culpables.Caso sin resolver. Pero cuatro años des-pués, una llamada de móvil de la propiaBárbara, pidiendo ayuda, vuelve a reabrirel caso. Y en apenas veinticuatro horas, enuna frenética carrera contrarreloj, su ma-dre, su mejor amiga y el inspector que noconsiguió resolver el caso en su momentoconseguirán reordenar las antiguas pistas ylos detalles inconexos de la investigación yrescatar a la joven, retenida por su padreen la bodega de la casa de campo familiar.Un caso de abusos sexuales infantiles, na-rrado como un angustioso thriller, que re-mite directamente a los escalofriantes ca-sos reales del “monstruo” austriaco JosefFritzl y de la niña alemana Natascha Kam-pusch, de gran repercusión mediática. Unaexcelente novela, ganadora del Premio Ede-bé Juvenil, en la que Maite Carranza cons-truye un durísimo alegato contra los abusossexuales y sus devastadoras consecuencias,muy bien matizado por los distintos pun-tos de vista de los afectados. Una interesan-te lectura, también para adultos. V. F.

EL PAÍS BABELIA 29.05.10 17

Page 18: VIDAS DE OTROS - ciervalengua.files.wordpress.com · 0 1 0. E Del Retiro al blog ... INFANTIL Y JUVENIL Memorias de un mocoso Elisa Silió 12 ... Carmen Laforet (Barcelona, 1921-Madrid,

SOPHIE BESSIS, autora de Occidentey los Otros. Historia de una su-premacía, afirma que los intelec-tuales críticos de los países mu-

sulmanes “tienen grandes dificultadespara hacerse oír”. Razón de más paraque les hagamos de caja de resonancia.Y especialmente cuando nos han deja-do, como Mohamed Abed Yabri, falleci-do en Rabat a los setenta y cinco añosel día 3 de mayo. Escribió varios librosimportantes, de los que están traduci-dos al castellano parte de su Crítica dela razón árabe y El legado filosófico ára-be. Crítico con el pensamiento analó-gico (pensar sistemáticamente el futuroen función del pasado) característicode los fundamentalistas, nuestro filósofopropone desecharlo si es que queremosconectar con “la modernidad planeta-ria”. Pero entiende, contra la corrientedel llamado “liberalismo árabe”, queesa conexión no es posible prescindien-do en bloque del propio legado tradicio-nal cual viajeros sin equipajes. Debemospartir “del espíritu crítico producido pornuestra propia cultura árabe” en cual-quiera de los tramos en que éste se pro-duzca: no hay que remontarse al pasadoprimordial. Y lo identifica en el fenóme-no del averroísmo en Al Andalus. Llevaa cabo de este modo una “invención dela tradición”, como lo diría Hobsbawm,orientada por los intereses de nuestropresente. Pues la separación metódicay consciente que Averroes, el Comenta-dor de Aristóteles en la Córdoba delsiglo XII, lleva a cabo entre la religión yla filosofía nos da la clave para plantear-nos en el presente la cuestión del lai-cismo. Entiende Averroes que el ámbitode la filosofía tiene su propia raciona-lidad inmanente que consiste en la apli-cación sistemática del principio de cau-salidad, en la estela de Aristóteles. Porsu parte, en la esfera religiosa hay queremitirse para su inteligibilidad “a laintención del legislador” que no es sino

la de “incitar a la virtud”. La instanciareligiosa, pues, deja de operar como re-ferente totalitario de sentido. Se produ-ce de este modo “el desencantamientodel mundo” en el que consiste la mo-dernidad de acuerdo con el diagnósticode Max Weber: la separación de dis-tintas racionalidades inmanentes a losdiferentes ámbitos que se han emanci-pado del referente común que los arti-

culaba. Tenemos así, en la propia ex-periencia histórica árabe, lo que podría-mos llamar la plantilla para construiruna modernidad genuinamente árabe,para fundamentar, como lo expresabaMohamed Abed Yabri, “nuestra moder-nidad en nuestra autenticidad y nues-tra autenticidad en nuestra moder-nidad”. �

Crítica de la razón árabe. Nueva visión sobre ellegado filosófico andalusí. Mohamed AbedYabri. Traducción y presentación de Ahmed Ma-hfoud. Icaria. Barcelona, 2001. 166 páginas. 10,50euros.

El legado filosófico árabe.Mohamed Abed Yabri.Traducción de Manuel C. Feria García. Trotta.Madrid, 2001. 442 páginas. 22 euros.

La raison politique en Islam. Hier et aujo-urd’hui. Mohamed Abed Yabri. Éditions de laDécouverte. París, 2007. 321 páginas.

Elogio del panfletoy reivindicación de la demagogia.Historias de José K.José María IzquierdoIlustraciones de El RotoLa Hoja del Monte. Madrid, 2010122 páginas. 20 euros

Por Javier Valenzuela

JOSÉ K. ESTÁ muy, muy cabreado… y le so-bran motivos. La aldea global es Las Vegas yahora los amos del casino, tras esquilmar alos currantes, los ponen de patitas en la calleporque llevan camisas sudadas. En cuanto aEspaña, gallean como nunca, y bien prietaslas filas, los caciques, obispos, torquemadas,chorizos y cantamañanas de siempre. JoséK., el personaje de los artículos de José MaríaIzquierdo recogidos en este libro, el álter egodel autor, debutó como jubileta de Chambe-rí y cascarrabias rojeras en 1986, cuando Feli-pe González jugaba a los triles con la entradaen la OTAN; estuvo luego varios lustros aga-zapado en el disco duro del periodista, y rea-pareció en las páginas de Opinión de ELPAÍS en 2008, cuando se hizo evidente que laizquierda en el Gobierno de España, lidera-da por un tipo blando y buenista, ni tansiquiera era capaz de proteger a su gente delos mordiscos de la derechona. Curtido tan-to en el periodismo de campo como en lasangustias de una redacción, Izquierdo ha lle-gado a la edad del júbilo profesional, esa enla que puedes ser tú mismo y caigan Sansóny todos los filisteos. A diferencia de tantosotros que se emboscan en una supuestaequidistancia para ocultar sus colores, Iz-quierdo es honesto y transparente: escribedesde el progresismo y para los progresistas,lo que no tiene nada que ver con la adhesiónincondicional a tal o cual partido o líder.Como nos enseñaron los clásicos, sostieneque si los hechos son sagrados, las opinionesson libres. Y va aún más lejos adoptando elgénero del panfleto, entendido como un en-sayo corto destinado a difundir ideas y susci-tar polémicas. Una fórmula que hoy tieneuna connotación peyorativa, pero que ha si-do cultivado por gente como Lutero, Dide-rot, Voltaire, Thomas Paine, Jonathan Swift,Zola, Orwell, Albert Einstein (Why socia-lism?) y Sartre. Por lo demás, Izquierdo abor-da los artículos de José K. con voluntad deestilo: tienen ecos de Larra y Julio Camba,están escritos con desparpajo y socarroneríay su castellano es sabroso, con fundamento,deliciosamente arcaizante en ocasiones. Ycomo este periodista es, como queda dicho,de los que van de frente, con estos textosreivindica la demagogia, siempre que por talentendamos que los de abajo recuperen lapalabra, puedan llamar al pan pan y al vinovino y le digan alto y claro a los amos delcasino que se están pasando tres pueblos. �

La posibilidadde unaIlustraciónárabeEl pensador marroquíMohamed Abed Yabriestablece las basespara la construcciónde una modernidadgenuinamente árabe

Las cosas porsu nombre

El pensador marroquí Mohamed Abed Yabri (Figuig, 1935-Casablanca, 2010) visto por Sciammarella.

Por Celia Amorós

Abed Yabri lleva a cabouna “invención dela tradición”, orientadapor los interesesde nuestro presente

PENSAMIENTO

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EN UNA HABITACIÓN con una cama yun pequeño escritorio y en un jar-dín que incluía un huerto de verdu-ras y frutas pasó Emily Dickinson la

mayor parte de su vida. Desde la ventana,en el piso alto de la casa, veía el jardín y másallá los prados cercanos y un bosque. De unespacio de dimensiones tan breves y de ununiverso humano que no pasaría de unadocena de personas —algunas de ellas fre-cuentadas tan sólo por correspondencia—extrajo los materiales para un universo poéti-co de una originalidad y una hondura queno se agotan nunca por mucho que uno lasexplore. Emily Dickinson vivió cincuenta yseis años sin salir casi nunca de un pueblode Nueva Inglaterra cuyo aislamiento noso-tros no somos capaces de calibrar. Su con-tacto con el mundo exterior más allá de lasescasas lejanías de su jardín era el correo.Escribía cartas en las que muchas veces in-cluía flores prensadas cuidadosamente ypoemas. En las cartas, como en los versos, elmicrocosmos de lo más cercano adquiere laamplitud misteriosa que encontrábamos enlos mapamundis los niños fantasiosos deotras épocas. Cuando era joven y todavíaaceptaba un cierto grado de vida social laletra de Emily Dickinson tenía largos rasgoscursivos que se encabalgaban romántica-mente los unos sobre los otros. Según sehizo mayor y más solitaria, la escritura sevuelve angulosa y sin adornos, las letrasmuy separadas entre sí, con una sugerenciade espacios en blanco y de palabras sincopa-das, un despojamiento entre de epigramaaponés y telegrafía de los secretos del alma.

Terminaba las frases y los poemas no conun punto sino con un guión: como paraalertar de una continuidad posible, y tam-bién de la dificultad de decir, el guión comoun dedo índice que apunta hacia lo que no

se ha dicho. Cuando escribía a lápiz y no apluma la sensación de cautela es todavíamayor: el lápiz sólo roza el papel, no lo em-papa de tinta. Lo que el lápiz escribe pareceque no quiere imponerse sobre la superficieblanca.

Otros poetas nos sobrecogen, o nos arre-batan, o nos ofrecen un amparo íntimocontra la intemperie áspera de la realidad,o nos alientan para hacerle frente. EmilyDickinson nos hipnotiza. En ese retratocon sus hermanos en el que todavía es unaniña sostiene en la mano izquierda unarosa y un libro y su cara emerge del cuellode encaje del vestido y de la penumbra delóleo como la de alguien que ya mira serena-mente el fondo de las cosas. Mira con mu-cha atención no sabemos a qué y a la vezpermanece ensimismada. Desde que eramuy niña / notaba que la gente desapare-cía, dice en un poema. Tiene las mejillasrosadas, la frente y el cuello muy pálidos,casi azules, el pelo rojizo muy corto. Separece mucho a su hermano y a su herma-na, de los que no se separará nunca a lolargo de su vida, pero en ella hay una rare-za que la aísla, un aire ligeramente máscordial y a la vez de mayor reserva, de acep-tar el mundo con agrado y sin embargo nosentirse del todo parte de él, como de verlo que otros no ven, esos fantasmas de lagente que antes estaba y ya no. Ella es laúnica de los tres que lleva algo en las ma-nos. El libro abierto y la flor y la expresióntan serena y ausente nos recuerdan a esassantas algo sombrías de Zurbarán que sos-tienen como ofrendas los símbolos de sumartirio. Miro esa cara y me acuerdo deotro poema que tiene algo de cantinela in-fantil, de juego del veo veo en el que uno seaparta las manos que le tapaban la cara yde pronto no ve a nadie:

I’m Nobody! Who are you?Are you - Nobody -too?

Yo soy Nadie. ¿Quién eres tú?¿Eres -Nadie- también tú?

En Emily Dickinson las rimas y ritmosevidentes, igual que en William Blake, acen-túan la sugestión de encantamiento. Y cuan-do se quiebran, cuando desaparecen del to-do, el efecto de hilo cortado o de labios quese cierran cuando estaban a punto de emitiruna palabra es todavía más poderoso. Elsuyo es uno de esos talentos que no tienenpredecesor ni admiten discípulos y son in-munes por igual al homenaje y a la parodia.El linaje de Emily Dickinson es el de losraros absolutos: en el más breve de sus ver-sos está ella y nadie más que ella tan íntegra-mente como está Thelonious Monk en dosnotas consecutivas del piano o Paul Klee enlos palotes simples de un dibujo. En un poe-ma de Emily Dickinson hay ese hechizo quenos devuelve al mundo perdido de los en-cantamientos verbales y las canciones decuna, a los miedos y las maravillas secretasde la infancia. Para casi todo el mundo laprimera casa de la que tenemos recuerdo yel primer jardín son paraísos situados en laslejanías últimas de la memoria. Pero EmilyDickinson vivió siempre en la misma casaen la que había nacido, y por una extrañavirtud de su inteligencia y de su sensibilidadda la impresión de que no dejó nunca de verlas cosas más comunes con la atención fasci-nada, con la mirada primitiva de un niño, locual no sólo resulta compatible con la madu-rez, sino quizás es un atributo necesario dela sabiduría. En su jardín estaba el universode la botánica y de la zoología y en su almasellada el terror y la fascinación de la muer-te, el fuego críptico de las pasiones que no

llegan a convertirse en actos, ni siquiera enpalabras en voz alta.

Con qué atención nos mira en esa fotoque se conserva de ella, la mujer todavíajoven vestida y peinada a la moda de hacemás de siglo y medio pero también mumoderna en su actitud, en la franqueza inte-ligente de los ojos, en el gesto de la boca. Sevolvió todavía más reclusa y decidió vestirsiempre con el mismo vestido blanco. Salíaa cuidar el jardín en las noches de luna.Después de su muerte su hermana Laviniaencontró casi dos mil poemas manuscritosen un baúl en su habitación.

Qué cansancio -ser -alguien!Qué público -como una rana-Decir el propio nombre-…

Emily Dickinson, tan sigilosa, tan invisi-ble, resalta ahora con una rotundidad que aella le habría desconcertado en un jardínmucho más grande que el suyo, el Botánicode Nueva York, un edén de invernaderos,árboles como catedrales, laderas de hierba,macizos vibrantes de flores, que está en me-dio del Bronx. En la media luz de una salacerrada pueden verse algunas de sus cartasde escritura casi desvanecida y una copia desu vestido blanco, que tiene algo de gala deun fantasma. En el interior del invernaderoy en los jardines las flores que ella amaba semezclan con poemas suyos y fragmentos decartas. En la mañana de mayo una abejaliba en el largo pistilo de un lirio y el éxtasisbotánico al que se entrega tiene la precisiónligeramente ebria de una estrofa de EmilyDickinson. �

Emily Dickinson’s garden. The poetry of flowers.The New York Botanical Garden. Hasta el 13 dejunio. www.nybg.org.

El mundo en un jardínPor Antonio Muñoz Molina

La casa de Emily Dickinson (1830-1886) en Amherst, Massachusetts, cartel de la exposición del Jardín Botánico de Nueva York.

IDA Y VUELTA

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AMENUDO ME invade la sospecha deque los primeros que no se tomanen serio la faceta cultural de sunegocio son los propios editores.

Quizás porque la presión del día a día lesimpide contemplar su actividad desde fue-ra, como si ejercieran durante un rato decríticos o historiadores culturales. El otrodía, en la sesión de clausura de la 13ª edi-ción de Litterae, el meritorio seminario entorno a la cultura escrita que vienen organi-zando cada año Emilio Torné y Enrique Vi-llalba, el profesor Jean-François Botrel —unhispanista especializado en la historia dellibro español— me ponía los dientes largosmientras se refería a las actividades del Insti-tut Mémoires de L’Édition Contemporaine.Creado en 1988 por iniciativa de investigado-res y profesionales de la edición (repito: pro-fesionales de la edición), el IMEC tiene co-mo misión fundamental reunir, conservar yponer en valor los fondos y los archivos queguardan la memoria de la cultura escritafrancesa del siglo XX, especialmente en suvertiente editorial. Alojado en la Abadía deArdenne (fundada en el siglo XII y perfecta-mente habilitada para su actual función), nolejos de Caen, el instituto recibe apoyo eco-nómico del Consejo regional de la BasseNormandie y de (tachín, tachín: tomen no-ta) la Direction du Livre et de la Lecture delMinistère de la Culture. Y que nadie se mos-quee: no se trata de la típica institución cuyadirección se destina al pago de favores políti-cos; hasta la fecha sus responsables han si-do grandes editores franceses o personalida-des que, como Jack Lang, han demostradosuficientemente su interés por lo escrito. Allíse guardan (mediante acuerdo con sus res-pectivos propietarios, que conservan sus de-rechos sobre lo depositado), entre otros mu-chos documentos referidos a la cadena dellibro y sus protagonistas (desde editores, au-tores y traductores a ilustradores, dise-ñadores, o críticos), la correspondencia demuchas editoriales. Y ese es el aspecto queme da más envidia. Cualquiera que hayaintentado trabajar en la historia de la edi-ción española contemporánea conoce laenorme dificultad de acceder a esa fuenteincomparable que es la correspondenciamantenida por sus protagonistas. Ademásdel proverbial secretismo del sector y de lareticencia puntillosa de muchos herederos yderechohabientes, existen obstáculos aúnmás infranqueables. Entre otras razones por-que, en no pocos casos, las cartas de autoresy colaboradores han sido destruidas comopapelote viejo o introducidas de modo per-functorio en cajas de cartón y enviadas a unoscuro rincón de almacenes saturados dehumedad y polvo, junto a palets atiborradosde ejemplares invendidos, cajas rebosantesde catálogos antiguos, y paquetes de tarjeto-nes cuyos titulares hace tiempo que fueron“reestructurados” y no trabajan en la empre-sa. Allí, perdidas en un limbo inaccesible, alcabo de pocas semanas nadie recuerda su

existencia. En ciertos sellos de grandes gru-pos en los que la movilidad laboral ha sidoparticularmente notable (los años noventafueron terribles), los archivos de un editordesaparecen cuando llega el que le sustitu-ye, que necesita espacio para el suyo y co-mienza marcando su territorio medianteuna limpieza general indiscriminada. Devez en cuando, algunas cartas dirigidas a loseditores aparecen en subastas, librerías anti-cuarias o en la trastienda de traperos quehan comprado al peso papelote y “libro vie-jo”. Y, sin embargo, esa correspondencia(hoy aún más precaria y volátil a causa de lainstantaneidad de la comunicación electró-

nica) constituye un tesoro que, aun pertene-ciendo a sus propietarios, forma parte de unlegado cultural que a todos concierne. ¿Se-ría tan difícil que nuestros editores —agrupa-dos en su Federación de Gremios— se pusie-ran de acuerdo para ceder y depositar esosfondos en una institución que les ofrecieralas suficientes garantías? Si lo hicieran, estoyseguro de que conseguirían suficientes apo-yos: me refiero a esos que les encanta conse-guir de la Administración. La historia de laedición contemporánea española (Diosmío: qué adjetivo tan problemático en unsector tan territorializado), tan rica en perso-najes excepcionales y conscientes de su la-

bor cultural (además de buenos empresa-rios), se merece un respeto. Y un homenaje.

RomanticismosMI AMIGA Concha Vázquez, una de esas ad-mirables profesionales que ejercen de profe-soras de literatura en un instituto repleto deadolescentes cuyas lenguas maternas se ri-gen por gramáticas muy diferentes (aunquetodas perfectas), me contaba el otro día que,preguntados acerca del Romanticismo, unade sus alumnas había contestado que “ro-manticismo es cuando te dejan pasar prime-ro por una puerta”. Bueno, es una forma deverlo. Dejando a un lado los peliagudos pro-blemas que tienen que afrontar nuestros es-forzados (y mal pagados) profesores en unsistema educativo que está muy lejos de sa-tisfacer las demandas de clientes cada vezmás heterogéneos, lo cierto es que lo román-tico —aunque sea a través del excesivo énfa-sis en lo gótico: vampiros, zombis, ángelesambiguos— constituye uno de los ingredien-tes fundamentales de la literatura más popu-lar entre los adolescentes. Como quiera queese género de obras, destinado a los “jóve-nes adultos”, también es leído con entusias-mo por un gran porcentaje de lectores cuyaedad sólo se corresponde con el segundotérmino del binomio, lo cierto es que el ro-manticismo sigue resultando editorialmen-te rentable. Entre la avalancha de noveda-des “románticas” que he recibido estos días,me permito recomendar a mis siempre im-probables lectores dos clásicos para adultos.Las Cartas y poesías mediterráneas, de LordByron (KRK), constituye una interesantísi-ma recopilación, hasta ahora inédita, de car-tas (92), poemas (28) y otros textos compues-tos por el poeta durante su grand tour de1808-1809, con paradas (y fondas) en la pe-nínsula Ibérica (lo que no deja de tener méri-to, con la que entonces estaba cayendo poraquí), Cerdeña, Sicilia, Malta, Grecia, Alba-nia y Turquía; la edición (incluyendo un ex-tenso ensayo preliminar) y la traducciónhan corrido a cargo de Agustín Coletes. Elotro libro cuya publicación celebro y cuyalectura recomiendo es una de esas novelasimprescindibles del canon del XIX que meencantaría no haber leído para poder volvera experimentar lo mismo que la primera vezque lo hice: Cumbres borrascosas (1847), deEmily Brontë, la asombrosa historia de amor(en el escenario sombrío y gótico de los pára-mos de Yorkshire) del atormentado Heathcli-ff (diseñado según el patrón del héroe byro-niano) y la salvaje y rebelde (pero sensible)Catherine Earnshaw, dos de los personajesmejor trazados de toda la narrativa románti-ca en lengua inglesa. El libro ha sido reedita-do (en la traducción de Cristina Sánchez-Andrade) en la nueva colección Tiempo deClásicos, de Siruela: no es la única editorialque, últimamente, recicla y relanza en odresnuevos los mejores caldos de su bodega (so-bre todo si son de derecho público). O

Desmemorias editoriales

Ilustración de Max.

SILLÓN DE OREJAS Por Manuel Rodríguez Rivero

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Por Jacobo Armero

El BLOG GUERRILLA Gardeningdeclara la guerra al abandonodel espacio público, y anima asus patrullas a plantar tiestospor las esquinas. Las mediane-ras se convierten en jardines

verticales, las azoteas prefieren ser inverna-deros. Se recuperan los ríos y los arroyos,se transforman en parques las ruinas in-dustriales, en plantaciones los solaresabandonados. Florecen los rascacielosque apilan cultivos, en la primera plantatomates, en la segunda lechugas, que nofalte de nada. Al vislumbrar el ocaso de laenergía fósil, el ciudadano quiere volver atener la huerta a mano. El mundo se vearrastrado por una fiebre verde que leimpulsa a devolver la naturaleza a las ciu-dades. Las personas quieren andar y res-pirar en las calles. Entramos en una nue-va era ecológica.

En principio, los efectos de la epide-mia son positivos. A nadie le molestavivir en ciudades más humanas, conmás parques, más aireadas, “sosteni-bles” es la palabra. Se trata de una reac-ción lógica a las urbes contaminadas ycongestionadas. Para el arquitecto y aca-démico Antonio Fernández Alba esta“ideología verde es producto de un dese-quilibrio producido por la Revolución In-dustrial, que arrasó la geografía sobre laque se asientan las ciudades, cuya pre-sencia es necesaria para el equilibrio psí-quico del individuo”. Durante décadas,la vida sobre el asfalto puro y duro hasido de lo más natural, y los árboles sehan echado poco o nada de menos. Peronunca es tarde para rectificar. El proble-ma es cómo se debe producir esta recon-versión, y a qué precio, sobre todo en unmomento de crisis mundial que estámermando considerablemente los recur-sos disponibles.

Uno de los procedimientos cada vezmás habituales en este principio de sigloXXI para reubicar la naturaleza en la ciu-

dad está siendo recuperar espacios linea-les ocupados por infraestructuras obsole-tas, que suelen ofrecer buenas oportuni-dades al estar muy bien situadas. SanFrancisco fue de las primeras ciudadesque demolió viaductos para obtener es-pacios verdes, y después le han seguidootras muchas metrópolis norteamerica-nas. En Seúl se ha desmontado reciente-mente una gigantesca autopista, y por

donde habían circulado miles de cochestodos los días durante unas pocas déca-das ahora vuelve a estar presente elagua, creando en pleno centro uno delos espacios públicos más atractivos dela capital coreana.

Pero ahora que cada vez hay menosdinero se procura no tener que desmon-tar nada, porque demoler es muy cos-toso y gestionar los residuos de formaecológica cada vez más complicado. Porejemplo, en la región de Calabria, enItalia, se acaba de convocar un gran con-

curso internacional para reconvertir untramo de la Autopista del Sol que se haquedado obsoleto en una línea verde alborde del mar, que sirva a la vez paraseguir dando acceso a los pueblos de lazona y además se convierta en un poten-te equipamiento sostenible, capaz decubrir las demandas de la zona con lainstalación de energías renovables. Elproyecto Parco Solare Sud evitará ade-más la demolición de grandes obras deingeniería, proyectadas por Pier LuigiNervi, entre otros.

También se están aprovechando lasvías elevadas en Nueva York, donde unaantigua vía férrea que sobrevuela el WestSide se está convirtiendo en un parquelineal. El primer tramo del High Line seinauguró el pasado mes de junio, y lasobras continuarán en los próximos años,encadenando una nueva secuencia demaravillosos paisajes neoyorquinos a lolargo de dos kilómetros y medio de natu-raleza enmarcada. A su paso, los anti-guos almacenes se convierten en lofts,florecen galerías de arte donde dormita-ban instalaciones industriales abandona-das, y el Withney Museum va a construiruna nueva sede a su vera. El High Line seha convertido ya en un fenómeno social.Su Asociación de Amigos, que evitó lademolición de la vía de tren promovien-do desde el principio la solución adopta-da, participa activamente en la gestiónde la línea verde junto al Departamentode Parques y Jardines de NY. En su bloginforman de todas las novedades quevan surgiendo, desde las previsiones deapertura de los nuevos tramos hasta elperfil del último jardinero contratado. Elresultado es espléndido, el paseo es muybonito, no podía ser de otra manera, pe-ro, según el arquitecto Andrés Martínez,profesor de la Escuela de Arquitecturadel Vallés en Barcelona, “tiene un proble-ma que lo invalida como espacio públi-co, y es que está desconectado del restode los espacios libres de la ciudad. Es unbonito mirador, y poco más”. El parqueelevado cierra por la noche, y no partici-

pa en el funcionamiento de la ciudad, ensu movilidad. Para Fernández Alba estetipo de intervenciones “implantan unanaturaleza reinventada. Se extiende unaalfombra con la imagen de un parque,producida por la nueva cultura visual enla que habitamos, pero no es ni muchomenos la naturaleza misma, es más bienuna instalación”. A juicio del artista Eu-genio Ampudia, representar la naturale-za ha sido constante a lo largo de la histo-ria, aunque “antes se pintaba un paisajeen un lienzo. La diferencia es que ahoraparticipamos todos en esa instalación,actuamos como en un decorado”.

Pero la ciudad reclama ahora algomás que alfombras y atrezzo, en un mo-mento en que algunos especialistas tra-bajan ya con la posibilidad de que en unfuturo bastante cercano no haya energíasuficiente para que cada vez que un hu-mano se quiera desplazar siga arrastran-do su propio montón de chatarra. Éste esel punto de partida de la ponencia Fiber-city Tokio 2050, una “representación dela ciudad futura en la época de las ciuda-des menguantes”, realizada por el doctorHidetoshi Ohno, profesor del Departa-mento de Estudios Ambientales de laUniversidad de Tokio, que ha sido publi-cada recientemente. Según su teoría, lavida urbana se va a concentrar cada vezmás en torno a los transportes colecti-vos, y propone usar las autopistas comocorredores verdes. Estos espacios linea-les funcionarían como fibras que se iríanextendiendo por la ciudad, hasta llegar adistancias razonables para el desplaza-miento a pie o en bicicleta. Alrededor deestas fibras se agruparían también losequipamientos y los servicios, las ofici-nas y las viviendas. Los actuales subur-bios esparcidos por el territorio, que esta-rían ya inutilizables por su dependenciadel coche, se irían devolviendo a la na-turaleza. Según Ohno, estos parques li-neales son mucho más eficaces que losparques tradicionales como el Retiro oCentral Park, porque ofrecen muchasmás oportunidades de interacción con la

gente que vive a su alrededor, y ademásse pueden producir a un coste muy infe-rior al de otras intervenciones, ya que nonecesitan grandes reformas.

La visión de Fibercity apunta haciauna estrategia interesante para los próxi-mos años. Para Federico García Barba,arquitecto especialista en urbanismo yordenación del territorio, “en los paísesavanzados, más envejecidos, con pobla-ción en decrecimiento y cada vez menoscompetitivos como el nuestro, la concen-tración de la inversión pública en el espa-cio próximo a los ejes y nodos de trans-porte es una alternativa que deberíamosconsiderar muy seriamente en la planifi-cación de la economía urbana”. Esta es-trategia pasa por insertar en la tramaexistente espacios verdes dinámicos yfluidos, capaces de tejer redes de trans-porte colectivo a todas las escalas, derecoger tránsitos peatonales, de fomen-tar el uso de la bicicleta como medio delocomoción. La recuperación de la geo-grafía sobre la que se asientan las aglo-meraciones no es solo una recuperacióndel paisaje. “Es necesario intervenir pararevitalizar”, afirma el arquitecto JaimeLerner en su libro Acupuntura urbana,“hacer que el organismo trabaje de otromodo”. Disminuir la velocidad y acortarlas distancias puede ser una de las líneasque lleven a nuestras ciudades a ir recu-perando la tan deseada sostenibilidad.

Pero no faltan nuevas arquitecturas yhasta nuevas ciudades que también quie-ren llevar puesta la etiqueta verde, como

las que ilustran la exposición Hacia otrasarquitecturas, recién inaugurada en laFundación Canal en Madrid, que preten-de explicar en qué consiste la arquitectu-ra sostenible a través de proyectos deimportantes estudios nacionales e inter-nacionales. Entre ellos destaca, por ejem-plo, el de Masdar City, de Norman Foster,la ecociudad que se está construyendo enDubai, presentada como uno de los máspotentes laboratorios de sostenibilidaddel mundo, que tiene el reto de hacer elenorme esfuerzo de no gastar más ener-gía de la que pueda producir en mediodel desierto. Otros arquitectos represen-tados por proyectos en esta exposiciónson Richard Rogers, Ken Yeang, EmilioAmbasz, Jonathan Hines, Rafael de laHoz, David Kirkland, Mario Cucinella,Antonio Lamela, Íñigo Ortiz, EnriqueLeón y el estudio holandés MVRDV.

En unas recientes declaraciones deFrank Gehry ante la Pritzker Organiza-tion, el siempre polémico arquitecto es-candalizaba al auditorio afirmando queel calentamiento global y el diseño soste-nible eran asuntos políticos, y daba aentender que los costes de construir edi-ficios verdes son irrecuperables a lo lar-go de la vida útil de un edificio. La pre-gunta está en el aire. Sostenibilidad sí,muy bien, pero ¿cómo alcanzarla y a quéprecio? O

Hacia otras arquitecturas. 24 proyectos sosteni-bles. Fundación Canal. Mateo Inurria, 2. Madrid.Hasta el 25 de julio. www.fundacioncanal.com

LLAMADA EN ESPERA Gran VíaPor Estrella de Diego

De izquierda a derecha: una nueva red verde sobre la ciudad de Tokio, de la propuesta Fibercity Tokio 2050, de Hidetoshi Ohno. Edificio Acros (Fukuoka, Japón). Foto: Emilio Ambasz. Contact Center (Querétaro, México). Foto: Estudio Lamela

Un huerto en la autopistaLa arquitectura verde o sostenible gana terreno en la planificación urbana. En megalópolis de todo el mundo se desmontanautovías para crear zonas verdes. Pero no como parques sino como ciudades lineales con vegetación. La variedad desoluciones aumenta, entre ellas, las 24 de grandes arquitectos internacionales que se presentan en una exposición en Madrid

HAY QUE VER lo espectacular que es laGran Vía de Madrid y la capacidad infini-ta que tienen los responsables políticospara convertirla en una vulgaridad sinprecedentes. Pasó en las celebraciones dela boda de los Príncipes con aquellos al-mendros de plástico, sujetos con abraza-deras metálicas enormes, y está pasandocon su aniversario, a menudo reducida laavenida especialísima a mera anécdota.

La otra noche, sin ir más lejos, zapean-do, llegué hasta un programa especial SanIsidro —creo— de Telemadrid, en el cualse mostraban los fastos en la Gran Vía —sí,veo Telemadrid algunos días, lo confieso,como quien da caladas clandestinas a uncigarrillo, de vez en cuando pero aspiran-do profundo para llenar bien los pulmo-nes de esos debates imposibles que allí sehacen—. En medio del sarao estaba Espe-ranza Roy, creo, con aire de chulapa, enuno de los “puestos” de música para elentretenimiento popular, mientras un po-co más allá actuaba un revival de… lo hanadivinado: la “movida”, que mira que hacundido algo que pasó hace veinte años,como si no hubiera sucedido nada más enMadrid desde entonces —y hasta enton-ces—. Está claro que la cosa de la charan-ga mola mazo, aunque también cabría laposibilidad de animar a un poco de disfru-te más sofisticado, menos reiterativo, inclu-so más original. ¿O no?

El caso es que leía luego —porqueaguantar mucho rato en Telemadrid eso síque no suelo hacerlo— que habían cubier-to la avenida con una alfombra azul, unpoco como las tiendas de lujo en Navidad,si bien en ese caso la alfombra es roja, quepuestos a pisar morena con garbo, másvale hacerlo sobre un aire de Oscar —¿seráque el rojo es el color de la bandera de laComunidad, y el Ayuntamiento ha preferi-do obviarlo?—. Y no es que esté yo contra

las celebraciones en la calle, sobre todo enuna ciudad que con dos de pipas se lanzaa las aceras a pasarlo bien, sino que hubie-ra podido ser igual de celebration sin gas-tar el parné en todos esos metros de tela:en las fiestas nadie mira al suelo, franca-mente, aunque en Madrid y tal y comoestán de mal las aceras no está de máspara evitar caídas. En general es mejor mi-rar al cielo que al suelo, lo advierte el estri-billo popular: “Mirar pa’ abajo que caengarbanzos”. Mejor mirar hacia lo alto: “Mi-rar pa’ arriba que caen judías”.

Mejor lanzar los ojos hacia ese cieloextraordinario de Madrid, azul limpio ocon unas nubes que corren rápidas, cieloaltísimo de llanura, y darse de bruces conla auténtica Gran Vía, la de los remaches,templetes y remakes que coronan los edifi-cios, prodigio arquitectónico y, sobre to-do, una de las pocas calles que han perma-necido casi incólumes en una ciudad queha sufrido —y sigue sufriendo— tantas de-bacles urbanísticas. A la Gran Vía, granseñora de las calles, les ha dado por dejarlatranquila —menos mal—, así que mien-tras dure el idilio, parece una buena ideadarse un paseo tranquilo para gozar de labelleza de los edificios, tipologías de la mo-dernidad más deslumbrante, casi la únicamuestra de Madrid, una ciudad chata, detejaditos, una ciudad que gusta más desdeel suelo que desde el cielo.

Quizás en este punto radica la clave dela cuestión: cada vez que desde algunasinstancias oficiales se decide celebrar algose cae en el tópico de lo castizo, cuando laGran Vía tiene poco de castizo y mucho demoderno —¿no eran antitéticos los dos ad-jetivos?—. Pues eso, que vaya estrechez demiras y vaya hastío de siempre lo mismo:charanga callejera. Prueben a mirar haciaarriba que además es gratis: no caerán ju-días, sino arquitecturas sorprendentes. O

Durante décadas, la vidasobre el asfalto puro yduro ha sido de lo másnatural y los árboles nose han echado de menos

Para reubicar lanaturaleza en la ciudadse recuperan espacioslineales ocupados porinfraestructuras obsoletas

Vista de la Gran Vía de Madrid. Foto: Cristóbal Manuel

ARQUITECTURA / Reportaje

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gente que vive a su alrededor, y ademásse pueden producir a un coste muy infe-rior al de otras intervenciones, ya que nonecesitan grandes reformas.

La visión de Fibercity apunta haciauna estrategia interesante para los próxi-mos años. Para Federico García Barba,arquitecto especialista en urbanismo yordenación del territorio, “en los paísesavanzados, más envejecidos, con pobla-ción en decrecimiento y cada vez menoscompetitivos como el nuestro, la concen-tración de la inversión pública en el espa-cio próximo a los ejes y nodos de trans-porte es una alternativa que deberíamosconsiderar muy seriamente en la planifi-cación de la economía urbana”. Esta es-trategia pasa por insertar en la tramaexistente espacios verdes dinámicos yfluidos, capaces de tejer redes de trans-porte colectivo a todas las escalas, derecoger tránsitos peatonales, de fomen-tar el uso de la bicicleta como medio delocomoción. La recuperación de la geo-grafía sobre la que se asientan las aglo-meraciones no es solo una recuperacióndel paisaje. “Es necesario intervenir pararevitalizar”, afirma el arquitecto JaimeLerner en su libro Acupuntura urbana,“hacer que el organismo trabaje de otromodo”. Disminuir la velocidad y acortarlas distancias puede ser una de las líneasque lleven a nuestras ciudades a ir recu-perando la tan deseada sostenibilidad.

Pero no faltan nuevas arquitecturas yhasta nuevas ciudades que también quie-ren llevar puesta la etiqueta verde, como

las que ilustran la exposición Hacia otrasarquitecturas, recién inaugurada en laFundación Canal en Madrid, que preten-de explicar en qué consiste la arquitectu-ra sostenible a través de proyectos deimportantes estudios nacionales e inter-nacionales. Entre ellos destaca, por ejem-plo, el de Masdar City, de Norman Foster,la ecociudad que se está construyendo enDubai, presentada como uno de los máspotentes laboratorios de sostenibilidaddel mundo, que tiene el reto de hacer elenorme esfuerzo de no gastar más ener-gía de la que pueda producir en mediodel desierto. Otros arquitectos represen-tados por proyectos en esta exposiciónson Richard Rogers, Ken Yeang, EmilioAmbasz, Jonathan Hines, Rafael de laHoz, David Kirkland, Mario Cucinella,Antonio Lamela, Íñigo Ortiz, EnriqueLeón y el estudio holandés MVRDV.

En unas recientes declaraciones deFrank Gehry ante la Pritzker Organiza-tion, el siempre polémico arquitecto es-candalizaba al auditorio afirmando queel calentamiento global y el diseño soste-nible eran asuntos políticos, y daba aentender que los costes de construir edi-ficios verdes son irrecuperables a lo lar-go de la vida útil de un edificio. La pre-gunta está en el aire. Sostenibilidad sí,muy bien, pero ¿cómo alcanzarla y a quéprecio? O

Hacia otras arquitecturas. 24 proyectos sosteni-bles. Fundación Canal. Mateo Inurria, 2. Madrid.Hasta el 25 de julio. www.fundacioncanal.com

LLAMADA EN ESPERA Gran VíaPor Estrella de Diego

D

HAY QUE VER lo espectacular que es laGran Vía de Madrid y la capacidad infini-ta que tienen los responsables políticospara convertirla en una vulgaridad sinprecedentes. Pasó en las celebraciones dela boda de los Príncipes con aquellos al-mendros de plástico, sujetos con abraza-deras metálicas enormes, y está pasandocon su aniversario, a menudo reducida laavenida especialísima a mera anécdota.

La otra noche, sin ir más lejos, zapean-do, llegué hasta un programa especial SanIsidro —creo— de Telemadrid, en el cualse mostraban los fastos en la Gran Vía —sí,veo Telemadrid algunos días, lo confieso,como quien da caladas clandestinas a uncigarrillo, de vez en cuando pero aspiran-do profundo para llenar bien los pulmo-nes de esos debates imposibles que allí sehacen—. En medio del sarao estaba Espe-ranza Roy, creo, con aire de chulapa, enuno de los “puestos” de música para elentretenimiento popular, mientras un po-co más allá actuaba un revival de… lo hanadivinado: la “movida”, que mira que hacundido algo que pasó hace veinte años,como si no hubiera sucedido nada más enMadrid desde entonces —y hasta enton-ces—. Está claro que la cosa de la charan-ga mola mazo, aunque también cabría laposibilidad de animar a un poco de disfru-te más sofisticado, menos reiterativo, inclu-so más original. ¿O no?

El caso es que leía luego —porqueaguantar mucho rato en Telemadrid eso síque no suelo hacerlo— que habían cubier-to la avenida con una alfombra azul, unpoco como las tiendas de lujo en Navidad,si bien en ese caso la alfombra es roja, quepuestos a pisar morena con garbo, másvale hacerlo sobre un aire de Oscar —¿seráque el rojo es el color de la bandera de laComunidad, y el Ayuntamiento ha preferi-do obviarlo?—. Y no es que esté yo contra

las celebraciones en la calle, sobre todo enuna ciudad que con dos de pipas se lanzaa las aceras a pasarlo bien, sino que hubie-ra podido ser igual de celebration sin gas-tar el parné en todos esos metros de tela:en las fiestas nadie mira al suelo, franca-mente, aunque en Madrid y tal y comoestán de mal las aceras no está de máspara evitar caídas. En general es mejor mi-rar al cielo que al suelo, lo advierte el estri-billo popular: “Mirar pa’ abajo que caengarbanzos”. Mejor mirar hacia lo alto: “Mi-rar pa’ arriba que caen judías”.

Mejor lanzar los ojos hacia ese cieloextraordinario de Madrid, azul limpio ocon unas nubes que corren rápidas, cieloaltísimo de llanura, y darse de bruces conla auténtica Gran Vía, la de los remaches,templetes y remakes que coronan los edifi-cios, prodigio arquitectónico y, sobre to-do, una de las pocas calles que han perma-necido casi incólumes en una ciudad queha sufrido —y sigue sufriendo— tantas de-bacles urbanísticas. A la Gran Vía, granseñora de las calles, les ha dado por dejarlatranquila —menos mal—, así que mien-tras dure el idilio, parece una buena ideadarse un paseo tranquilo para gozar de labelleza de los edificios, tipologías de la mo-dernidad más deslumbrante, casi la únicamuestra de Madrid, una ciudad chata, detejaditos, una ciudad que gusta más desdeel suelo que desde el cielo.

Quizás en este punto radica la clave dela cuestión: cada vez que desde algunasinstancias oficiales se decide celebrar algose cae en el tópico de lo castizo, cuando laGran Vía tiene poco de castizo y mucho demoderno —¿no eran antitéticos los dos ad-jetivos?—. Pues eso, que vaya estrechez demiras y vaya hastío de siempre lo mismo:charanga callejera. Prueben a mirar haciaarriba que además es gratis: no caerán ju-días, sino arquitecturas sorprendentes. O

Vista de la Gran Vía de Madrid. Foto: Cristóbal Manuel

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LA ACTRIZ Y cantante argentina Ele-na Roger se dio a conocer en Lon-dres en 2006 con una reposiciónde Evita a las órdenes de Michael

Grandage, el patrón del Donmar Ware-house, donde dos años más tarde prota-gonizaría Piaf, de Pam Gems, que la hallevado al estrellato. El espectáculo perma-neció luego cuatro meses en el West End(Vaudeville Theatre), le valió el Olivier a lamejor actriz de musical (cosa insólita,porque los británicos no premian a unforáneo ni bajo tortura), llenó el Liceo deBuenos Aires durante el verano de 2009 ysigue llenando el madrileño Nuevo TeatroAlcalá, que acoge la producción del Don-mar, creada por Jamie Lloyd, con repartoy equipo porteño comandado por Edgar-do Millán. La poderosa mixtura anglopla-tense está a años luz de los habitualesmusicales “de franquicia”, aunque cuestaun poco acostumbrarse a una Piaf quedice “andá a cagar, boludo” como una ma-leva de Abasto. Por otro lado, el Alcalá esun teatro precioso, con excelente acústica,pero no permite la proximidad del Don-mar o el Liceo: el espacio revela por igualla formidable energía del elenco y la extre-ma delgadez del texto de Pam Gems, estre-nado en 1979 por Jean Lapotaire y repues-to en 1993 por Elaine Paige. La funciónactual, podada por la autora (presumible-mente para que quepan más canciones)dura 90 minutos sin intermedio y pareceseguir, en una sucesión de viñetas tan tri-lladas como veloces, la estructura patenta-da por El último cuplé: infancia miserable,empresario paternal, vida turbulenta,muerte de su único amor, fama y soledad,caída en picado. La escenografía deSoutra Gilmour combina la embocadurade un viejo teatro con un pavimento ado-quinado y lo que se diría la parte inferiorde un puente del Sena o la sala de estar deBatman, según como se mire. La ilumina-ción es extraordinaria: Neil Austin (y suhomónimo argentino, Sebastián Barcat)crean y delimitan atmósferas en cuestiónde segundos, con la fuerza y la poesía tene-brista de los maestros del cine negro. Elrelato no puede arrancar mejor: la ruinosaPiaf sufre su último colapso en el Olym-pia y antes de desplomarse es sostenidapor una docena de manos que, en unacoreografía huracanada, la desnudan y lavuelven a vestir de adolescente, retropro-pulsándola al Belleville de los años trein-ta, donde se abre camino (mitad putilla,mitad cantante callejera) en compañía desu amiga Toine (Gipsy Bonafina), hastaque Louis Leplée (Néstor Sánchez), em-presario del Gerny’s, la planta en los Cam-pos Elíseos.

Pam Gems se pasa la cronología por el

forro (sitúa el romance con Cerdan antesde la gira americana, o su historia conMontand —que empezó en 1944— en laúltima etapa de su vida), pero lo peor es laanemia de las escenas, que convierte a lospersonajes en meros perfiles, y el dibujo

de la estrella (vulgar, promiscua, adicta),que acaba recordando a la abuela de AmyWinehouse: su angelismo claro y melancó-lico asoma muy raramente.

La ocupación es un puñado de alema-nes groseros que se la quieren tirar. Laresistencia es un buen mozo que se la tiray le da tema para Mon legionnaire. Apare-ce Marlene Dietrich (Natalia Cociuffo) pa-ra cantar con ella La vie en rose y decirle(reiteradamente) que no beba tanto. Elaffaire Piaf-Cerdan sintetiza lo mejor y lopeor del espectáculo. El instantáneo climadel ring (humo, vapor, luces bajas) es tanimpresionante como el de Urtain, y el ar-mazón de la secuencia es vigoroso, peroparece una película a cámara rápida: com-bate, polvo, muerte, canción. (Mon Dieucumple aquí la función que cumplía El

relicario en manos de Juan de Orduña).Poco más tarde, durante la gira yanqui,Piaf canta la versión inglesa de Les troiscloches con Les Compagnons de la Chan-son. Desafiante, como si se choteara de sunuevo público. Tampoco era eso: la cosatiene su gracia, pero está a un paso de LesLuthiers. A la postre, acabamos sabiendomás del personaje por sus canciones (laalegría cercada de dolor de L’accordeonis-te, el extrañamiento radical de La ville in-connue) que por todos los sketches de laseñora Gems. En la segunda parte, ElenaRoger muestra su talla actoral en la trans-formación física de la cantante, quebradapor la morfina y el alcohol. Ahí advertimostambién un notable trabajo de voz: ha si-do trémula y burlona al principio (y unpoco demasiado nasal para mi gusto), lue-go amplia y majestuosa como un gran río,y cada vez más rota en su declive. Hay unabuena escena “de texto”: el enfrentamien-to con su mánager, Louis Barrier (RodrigoPereira), en la habitación del Ritz. Y unametáfora tan sencilla como intensa: cuan-do canta Bravo pour le clown con un pieen el delirio, acosada por un cañón de luzque agiganta su sombra. Y los sensiblesapuntes de su relación con Theo Sarapo(Pablo Grande), rematados por el impeca-ble dúo de ¿A quoi ça sert l’amour? Sarapotiene aquí más peso y más humanidad,sorprendentemente, que Montand y Azna-vour, que fueron mucho más importantesen su vida: misterios del texto. “De acuer-do en que el libro es poca cosa”, me dicena la salida, “y que casi nada respira y seadensa, pero ¿no te emocionó Elena Rogerhasta las lágrimas? ¿No es, cuando canta,la Piaf rediviva?”. Lamento no poder res-ponder “sí, me partió el alma”. Tiene enor-me autoridad escénica, y energía furiosa,y entrega a raudales, y volumen de voz, yuna técnica impecable, y un fraseo que enocasiones es casi idéntico, pero la esenciase le escapa. Y la irrepetible esencia de laPiaf es que cantaba como si le fuera la vidaen ello: eso se puede imitar pero no sepuede encarnar. Sólo sentí un pellizcoaproximado en las tres ocasiones ya di-chas: La ville inconnue, L’accordeoniste,Bravo pour le clown. Quizás no sea magrobotín para una apuesta tan alta y tan difí-cil. No me erizaron el vello ni su Hymne al’amour, ni Mon manège a moi, ni el Non,je ne regrette rien que cierra el espectáculoy pone al público en pie. En otoño, ElenaRoger vuelve al Donmar para interpretarPassion, de Sondheim. Tengo verdaderasganas de ver lo que consigue con el perso-naje de Fosca. O

Piaf, de Pam Gems. Dirección de Jamie Lloyd.Nuevo Teatro Alcalá. Madrid. Hasta el 18 de julio.

Escena de Piaf, de Pam Gems, con Elena Roger como actriz principal.

Con Piaf en la montaña rusaLa obra de Pam Gems, en el Nuevo Teatro Alcalá, en producción anglo-porteña, está a años luz de lasfranquicias al uso. Elena Roger es un trueno (energía, entrega, volumen vocal), pero la emoción asoma raramente

Lo peor es la anemiade las escenas, queconvierte a los personajesen meros perfiles,y el dibujo de la estrella

PURO TEATRO Por Marcos Ordóñez

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CAMINO POR la ciudad y lo que pien-so va dibujando un trayecto men-tal construido por mis propios pa-sos. Es un modo de marchar que

sirve para mejor inventar mi soledad, de lamisma forma que para el narrador de Laciudad de cristal identificarse con Auster seconvertía en “sinónimo de ser útil al mun-do”. Es también un modo de pensar y guar-da cierto parecido con un viaje alrededor demi cuarto, aunque sólo lo veré como tal si, alllegar a la meta, puedo afirmar que he esta-do en algún sitio, incluso aun cuando nosepa en cuál. El sitio podría no ser un lugarexactamente, sino un breve momento de Lainvención de la soledad, por ejemplo. Podríaser ese fragmento en el que Paul Auster cele-bra, con palabras muy felices, la vida. Es unmomento que me recuerda la dedicatoriadel Persiles, aquella página póstuma en laque Cervantes nos dejó dicho que amaba lavida. Las palabras de Auster tienen algo dela confesión cervantina:

“Juzga extraordinario que algunas maña-nas, poco después de despertar, cuando seagacha para atarse los cordones, lo inundeuna dicha tan intensa, una felicidad tan na-tural y armoniosamente a tono con el mun-do, que le permite sentirse vivo en el presen-te, un presente que lo rodea y lo impregna,que llega hasta él con la súbita y abrumado-ra conciencia de que está vivo”.

La felicidad que descubre el cervantinoAuster en ese momento es extraordinaria.“Así es, no volveremos a vagar”, recuerdoque escribió Byron. Y ese verso me llevatambién a la conciencia feliz de estar vivo ya recordar a todos que la oportunidad dedeambular es única, no la volveremos a te-ner y, por tanto, mejor será que veamos quese abre ante nosotros la posibilidad excelsade vagar, de perderse quizás al modo deesos héroes austerianos que han buscadosiempre su identidad en una vida errante,hecha de innumerables pasos en sus trayec-tos mentales y urbanos que imitan viajespor cuartos cerrados.

No hay Auster sin la invención de un cuar-to cerrado y sin la invención de la soledad enese cuarto, del mismo modo que no hay sole-dad sin la escritura, ni escritura sin un lugar.Y quizás, en la órbita austeriana no hay lugarmás mítico que el cuarto del número 6 de lacalle Varick, aquella buhardilla neoyorquinaen la que una sola persona llenaba la estan-cia y dos la volvían sofocante, lo que no fueinconveniente para que en la habitación cu-piera “un universo entero, una cosmologíaen miniatura que contenía en sí misma lomás extenso, distante y desconocido” y endefinitiva el mundo interior de un hombreque iba a ser escritor. No hay habitación másimportante en su obra. En ella redactó Ellibro de la memoria, que es la segunda de lasdos partes de ese libro, La invención de lasoledad, que se inaugura con una frase queha vencido al tiempo: “Un día hay vida”.

“Un día hay vida. Por ejemplo, un hom-bre de excelente salud, ni siquiera viejo…”.Aquellas palabras han ido gozando de suer-te propia y de un destino ciertamente muyfértil. El hombre de excelente salud, ni si-quiera viejo, es el padre del escritor. Es al-guien que pasa un día y otro ocupándosesólo de sus asuntos y soñando con la vidaque le queda por delante. Y entonces, derepente, nos dice Auster, aparece la muerte.El hombre deja escapar un pequeño suspi-ro, se desploma en un sillón y muere.

Fascina la singularidad de la estructurade La invención de la soledad, ver cómo es-tán tan admirablemente combinadas lasdos partes del libro. La primera, Retrato deun hombre invisible, es más famosa que lasegunda, quizás porque el tema de la muer-te del padre y el enigma de un asesinatoocurrido en la familia sesenta años antes laconvierten en una historia perdurable.

“Pensé: mi padre ya no está, y si no hagoalgo deprisa, su vida entera se desvanecerácon él”, escribe el joven Auster. Y ésta es, por

cierto, la clase de pensamiento que parecehaber acompañado también a Marcos Gi-ralt Torrente en Tiempo de vida, su sorpren-dente e interesantísima ficción sin inven-ción, su conmovedora y extraña historia entorno a la muerte del padre. De hecho, aun-que no se parezcan en ningún otro aspectomás, el final de Retrato de un hombre invisi-ble y el hondo desenlace del de Giralt Torren-te son muy parecidos: los dos pensando enel hijo casi recién nacido y preguntándosequé sacará éste en limpio de esas páginascuando tenga ya edad para leerlas.

El libro de la memoria tiene menos famaque Retrato de un hombre invisible, pero esun bello texto que contiene el germen detoda la obra austeriana y el más poético aná-lisis que he leído nunca en torno a habitacio-nes de artistas y desamparo. En él, Auster

enlaza sutilmente la reflexión acerca de supapel de hijo con su propia paternidad ycon la soledad del escritor, y logra así queinvención y aislamiento se hermanen en unencuentro doblemente trágico, puntuadopor ese inmenso fragmento sobre la felici-dad que releo —releer es una forma muy

amable de oír la temblorosa verdad que diceque hay vida— siempre que puedo.

Sabemos que en otros tiempos se consi-deraba que las desgracias de los hombresvenían de su incapacidad para quedarsequietos en una habitación. Y también sabe-mos que hoy en día se ve todo de formadistinta, pues no salir del cuarto es lo que enverdad lo complica todo, muy especialmen-te si quien se queda encerrado es receptivo ysabe —como sabe Auster— que una habita-ción es tanto el espacio central del dramahumano —“el lugar donde Hölderlin alcan-zó la locura y donde Emily Dickinson pensósus mil setecientos poemas”— como tam-bién el sitio donde, por ejemplo, Vermeerconoció “la experiencia de la plenitud e inde-pendencia del momento presente”. Porqueno todo lo que ocurre entre las cuatro pare-des de la conciencia es tedio, angustia, pesa-dumbre, desesperación. Basta pensar —diceAuster— en las mujeres que pintara Ver-meer, solas allí en sus habitaciones, pero conla luz brillante del mundo real entrando araudales por una ventana abierta o cerrada.

A veces, al igual que en su novela Lahabitación cerrada, la melancolía y susadláteres son el precio que hay que pagarpara un día llegar a ver la luz y constatarque hay vida y, tras un largo encierro enun cuarto de hotel, poder decir, al fin,como el narrador de ese tercer libro de laTrilogía de Nueva York: “De pronto, tum-bado sobre la cama y mirando las rendijasde las persianas cerradas, comprendí quehabía sobrevivido”.

Es la luz que, a la larga, encuentra todapersona encerrada. Pascal, sin ir más lejos,entre pensamiento y pensamiento, dio conella en la noche del 23 de noviembre de1654 y, pasado el momento de asombro—cuenta Auster, experto en iluminaciones yencierros—, se dedicó a coser en el forro desu ropa todo lo que pudo memorizar delinstante crucial. Quería tener a mano cuan-do lo necesitara, durante el resto de sus días,el registro detallado del éxtasis que le habíallevado a la extraña felicidad de estar vivo:su encuentro con el Dios de Abraham, deIsaac y de Jacob y también su encuentro conla certeza de la grandeza del alma humana.Un tipo de certeza que, a decir verdad, seacopla como un guante al ritmo de los tra-yectos mentales construidos por nuestrospropios pasos y termina por acercarnossiempre a la vida. Y la vida, ya se sabe, es lazona más honda de la sufrida calle Varick. O

La invención de la soledad. Paul Auster. Traduc-ción de María Eugenia Ciocchini. Anagrama. Bar-celona, 1982.

Tiempo de vida. Marcos Giralt Torrente. Anagra-ma. Barcelona 2010.

Paul Auster (Newark, Nueva Jersey, 1947), en su casa de Brooklyn en 1993. Foto: Arnold Newman / Getty Images

Un día hay vidaNo hay lugar más mítico en la obra de Paul Auster que el cuarto del número 6 de la calle Varick. Allí escribió El libro de lamemoria, la segunda de las dos partes de La invención de la soledad, que se inaugura con una frase que ha vencido al tiempo

No hay Auster sin lainvención de un cuartocerrado y sin la invenciónde la soledad en ese cuarto

RELECTURAS Por Enrique Vila-Matas

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