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1. DEL 18 AL 25 DE ENERO, LA IGLESIA CELEBRA LA SEMANA DE

ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, CON EL LEMA “NOS MOSTRARON UNA HUMANIDAD POCO COMÚN” (Hechos 28,2)

2. EL JUEVES 23 DE ENERO A LAS 18 15 HORAS, CELEBRAREMOS LA HORA SANTA MENSUAL DE LA PARROQUIA. JESUCRISTO TE ESPERA: “VENID A ADORARLO”

3. EL VIERNES 24 DE ENERO A LAS 20 30 HORAS EN LA PARROQUIA DE SAN VICENTE DE PAÚL CELEBRAREMOS LA VIGILIA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.

4. EL DOMINGO 26 DE ENERO, EN EL III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, EL PAPA FRANCISCO HA INSTITUIDO PARA TODA LA IGLESIA EL DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS, PARA "COMPRENDER LA RIQUEZA INAGOTABLE QUE PROVIENE DE ESE DIÁLOGO CONSTANTE ENTRE DIOS Y SU PUEBLO" Y PARA CUIDAR LA CENTRALIDAD DE LA PALABRA DE DIOS EN NUESTRA VIDA CRISTIANA.

5. EL JUEVES 30 DE ENERO A LAS 20 HORAS EN EL COLEGIO DE MARISTAS, TEN DREMOS UN E N C U E N T R O D E L A I C O S D E CARTAGENA, EN EL QUE SE PRESENTARÁ EL DOCUMENTO “UN LAICADO EN ACCIÓN”, LA SÍNTESIS DEL TRABAJO REALIZADO POR TODAS LAS PARROQUIAS DE LA DIÓCESIS.

6. EL VIERNES 31 DE ENERO, A LAS 19 HORAS TENDREMOS LA SO LEMNE EUCARISTÍA D E LOS BEATOS MÁRTIRES D E CARTAGENA EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE SU INHUMACIÓN.

7. TODOS LOS DÍAS A LAS 19 HORAS REZAMOS EL SANTO ROSARIO. EN ESTA PRIMERA SEMANA LO APLICAREMOS POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. LA SIGUIENTE SERÁ POR ESPAÑA.

8. TODOS LOS VIERNES DE 10 a 12 HORAS, TENEMOS LA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO. A LAS 11 HORAS REZAMOS EL ROSARIO DE LA DIVINA MISERICORDIA POR LAS INTENCIONES DEL PAPA FRANCISCO.

VIDA PARROQUIAL Dos próximas semanas:

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. 4, 12-23 Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazareth se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y Tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordan, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra de sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaba en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino curando toda enfermedad y toda dolencia el pueblo.

Palabra del Señor.

MEDITACIÓN El evangelista explica que comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Este es, pues, el núcleo de su predicación: es preciso convertirse, es decir, cambiar la orientación de la propia vida, cambiar de criterios y de corazón, para adecuarlos al plan de Dios. Vivir así es vivir el Reino de Dios, experimentar que Dios reina en la propia vida, en el corazón de cada uno. San Mateo también señala que Jesús estaba totalmente entregado a su misión, que incluye el anuncio de la Buena Nueva (enseñanza y predicación), y también la ayuda concreta a la gente necesitada. Teoría y practica, mensaje y acción. Para que la Palabra sea creíble, tiene que ir acompañada de obras. Jesús lo hacía y también debemos hacerlo sus seguidores para que el anuncio actual del Evangelio sea creíble. Por ultimo el Evangelio nos presenta que Jesús no es un predicador solitario, sino que pronto elige un equipo de colaboradores y crea una comunidad itinerante. El evangelio subraya la buena disposición de los llamados, que dejaron las redes, la barca, a su padre y lo siguieron. También hoy Jesús sigue llamando a las personas para que colaboren con él. Llama a gente muy sencilla (tal como hacia pasando por Galilea) y también hoy son muchos los que le dan una respuesta positiva, dedicando su tiempo a colaborar en la tarea.

HOJA PARROQUIAL Parroquia Santa María de Gracia

3º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 26 DE ENERO DE 2020

¿Como poder expresar toda la riqueza encerrada en el Misterio de la Eucaristía? En el número 47 de la Constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II podemos encontrar un bello compendio de dicha riqueza: “Nuestro Salvador en la Última cena, la noche que le traicionaban, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el

sacrificio de la cruz, y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y Resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vinculo de caridad, banquete pascual, en el cual se recibe como alimento a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera”. A fin de desentrañar toda la riqueza encerrada en este compendio, vamos a acercarnos al Misterio de la Eucaristía de la mano de Maria. Hagamos, pues, un recorrido por la vida de Maria en perspectiva eucarística.

1. Y EL VERBO SE HIZO CARNE Cuando el Verbo de Dios se hizo carne, ¿de quién tomó carne y sangre? De la que era su Madre. La carne de Cristo es, por ello, la carne de María. La Eucaristía guarda, pues, relación directa con la Encarnacion. María, al ofrecer su seno virginal, para que en él Dios se hiciera hombre, recibió a

Dios mismo, que vino a habitar en su seno. Al comulgar, recibimos de manera sacramental el Cuerpo y la Sangre adorables del Señor. Se da, pues, una profunda analogía entre el Fiat creyente, que pronunció María en el momento de la Anunciacion del ángel, y el amén creyente, que pronuncia el fiel en el momento de recibir la Comunión.

Estamos, entonces, ante un misterio, que supera nuestra capacidad de comprensión y que ha de ser acogido en fe. La virtud, por tanto, con la que debemos acercarnos a tan gran Sacramento, es la virtud de la fe.

MARÍA Y LA EUCARISTÍA

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas. Lc 2, 22-40 Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones». Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -y a ti misma un espada de traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos en muchos corazones». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor.

MEDITACIÓN La luz de la Candelaria es la luz de la fe que nos guía por el camino de la vida sin desentenderse de los demás que también caminan iluminados por Cristo. Todos hacemos el camino a la luz de la fe que ha de estar siempre encendida, no sólo cuando estamos en la iglesia sino en la vida cristiana de cada día. La luz del cirio encendido de nuestro bautismo es el símbolo de la luz de la fe que hemos de conservar toda la vida hasta la hora de nuestra muerte, cuando desaparecerá la fe para ver la realidad de la luz eterna del cielo. La luz de la fe es también la que da la calidez del amor para que nos amemos los unos a los otros, incluso a los enemigos, como nos ha mandado Jesús. Esta luz del amor la hemos de llevar siempre con nosotros para iluminar y amar a los de casa y a todas las personas con las que convivimos y nos encontramos cada día. Es una luz que sabe perdonar a todo el mundo porque da calidez y es una luz de amor.

PRESENTACIÓN DEL SEÑOR2 DE FEBRERO DE 2020