A nuestros queridos hermanos José Ojeda y Carmen Salinas por su Aniversario de Bodas #33 el 17 de

diciembre, que la gracia divina y el amor de Dios los continúe cubriendo hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Muchas felicidades a Annie Román por su cumpleaños el 2 de diciembre, lluvia de bendiciones declaramos sobre ti

y los tuyos.

Veinte de diciembre es el día de cumpleaños de un hombre muy esforzado, dispuesto siempre a servir. Su nombre es

César Aquino el padre de mis hijos y el hombre de mi querer! De tu esposa Lydia.

Felicitaciones a Celia Gómez y William Santana en su 15 Aniversario de Bodas el 2 de diciembre, que Dios esté

presente siempre en su hogar y que permanezcan unidos en ese amor y entrega sin límites”.

Charles Dickens es el nombre de un prolífico escritor Inglés del siglo 19. Dickens, cuyo nombre completo era Charles John Huffam

Dickens (Feb 1812-June 1870), ha sido catalogado como el novelista más grande de la era Victoriana. Este escritor nació en Portsmouth, Hampshire, Inglaterra (allí se encuentra el “Dickens Birthplace Museum”) y era hijo de Elizabeth née Barrow (1789-1863) y John Dickens (c.1785-1851). Dickens mismo dijo que había nacido un viernes a medianoche; “el reloj sonó las campanas y yo comencé a llorar.” 1 Dentro de sus muchas obras literarias encontramos; Oliver Twist, Great Expectations, David Copperfield, A Tale of Two Cities y A Christmas Carol.

Esta última, publicada en 1843, se ha convertido en la fuente de inspiración y el libreto de docenas de obras musicales exhibidas en Broadway, amén de casi una decena de películas cinematográficas.

Es importante destacar que la trama de esta novela no puede ser sustentada por lo que enseña la Biblia. Por ejemplo, la Biblia enseña que es abominación creer que hay espíritus de gente que ha muerto condenados a vagar por la tierra y que estos puedan aparecer ante otras personas. Sin embargo, el mensaje que comunica Dickens en esta obra se ajusta sin problema a las realidades que sufrimos los seres humanos de todas las generaciones de la humanidad.

El personaje central de esta obra fue inmortalizado por Dickens con el nombre de Ebenezer Scrooge. Su nombre es un oxímoron. Esto es, una combinación en una misma estructura sintáctica de dos

palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido. Ebenezer es un concepto bíblico (1 Sam 7:12) que significa “piedra de ayuda” (H72) y que los cristianos hemos aceptado traducir como “hasta aquí nos ayudó el Señor.” Por otro lado, “scrooge” es sinónimo de un ser miserable, avaro, tacaño y marcado por el egoísmo y la malicia. Dickens lo describe así mismo, como un misántropo, que manifiesta aversión al trato humano, como un miserable con el corazón frío que desprecia la navidad. Scrooge es capaz de llamar charlatán y lleno de patrañas a cualquiera que le hable de la navidad y de sus tradiciones: “bah, humbug” es una de sus expresiones peyorativas más famosas.

Algunos expertos en literatura han dicho que Dickens creó este personaje basado en la escuela de pensamiento de un demógrafo y economista político británico llamado Thomas Maltus. Otros han

dicho que Dickens procuraba describir a Jemmy Wood, quien fue el dueño del Gloucester Old Bank durante gran parte del siglo19 y quien era reconocido por su avaricia y tacañería. Ebenezer Scrooge le arruinaba la navidad a todos aquellos que podía. Una verdad muy dolorosa para aceptar es que encontramos gente así a lo largo de nuestras vidas. Se trata de gente que parece haberse establecido la meta de dañarle la navidad, echarle a perder las fiestas de la natividad a todos los que encuentran en el camino. Se trata de personas que parecen sentir coraje cuando otros son felices y disfrutan la navidad. De hecho, parece que hay tantos que Dickens no es la única persona que decide escribir acerca de estos. Uno de ellos es el personaje llamado “the Grinch” que es creado por Theodor Seuss Geisel (Dr. Seuss) para escribir “How the Grinch Stole Christmas” (1957).

4 1 http://www.online-literature.com/dickens/

Jueves, 31 de diciembre, 2015 desde las 8:00 pm.

¡Ven a una fiesta de alabanza y adoración a nuestro Dios… les esperamos!

El primer síntoma que encontramos en el corazón de Herodes es el temor e inseguridad. No debemos permitir que ese

sentimiento se apodere de nuestros corazones. Mucho menos cuando llegamos a la navidad. Deben tener mucho cuidado con esto aquellos que se han identificado con una navidad que solo puede ser buena cuando estamos llenos de regalos. La ausencia de regalos no te va a echar a perder la navidad. En cambio, el temor y la inseguridad sí lo harán.

El segundo síntoma que encontramos en el corazón de Herodes es que estaba lleno de celos. Los versos 7-8 de ese capítulo

nos dejan saber que Herodes le pidió a los sabios de oriente que encontraran el lugar en el que se encontraba el Niño Dios y que se lo informaran para que él pudiera ir luego a adorarle. Las intenciones de Herodes eran otras. Por tonto que a alguno le parezca este tema los celos de Herodes le habían convertido en un asesino de niños.

Leemos en la Biblia de varios personajes que sufrieron los embates de los celos. Uno de ellos es el rey Saúl. En 1 Sam 18:9

encontramos el comienzo del deterioro de la vida y la monarquía de este rey a partir de los celos que tenía con un joven llamado David.

Este sentimiento es capaz de echarle a perder la navidad a cualquiera y hasta hacerle perder la vida. La ausencia de

presentes valiosos y noticias que promueven el prestigio no te echarán a perder la navidad. En cambio, los celos con aquellos que los alcanzan y los reciben sí lo harán.

El tercer síntoma en el corazón de Herodes era la ira. En Mat 2:16 encontramos la evidencia de este nivel de ira y enojo.

El rey Herodes, en un intento para robarse la navidad, decide victimizar a todos los niños menores de 2 años. El “Grinch” del Dr. Seuss le robaba los regalos, las decoraciones, los alimentos a las personas procurando llevarles el gozo. El “Scrooge” les robaba el espíritu y los maltrataba con su misantropía. Herodes, viendo que no podía robarse la estrella que anunciaba el nacimiento, trató de eliminar al Creador de la misma. Herodes no le prestó atención al consejo bíblico:

11 El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega. (Prov 29:11). Sus asesores tampoco lo hicieron (vs 12):

12 Si un gobernante atiende la palabra mentirosa, Todos sus servidores serán impíos.

El arranque de ira que Herodes sufrió le ha hecho merecedor de que su nombre sea usado para galardonar cada año a los

asesinos de niños de mayor renombre. Esto es, a los médicos que más abortos hayan realizado en el año. Herodes no se salió con la suya. La Biblia dice que Dios, que lo revela todo, le avisó a José para que se trasladara a Egipto con María y con el Niño Dios. La mayoría de los personajes de las novelas que tocan el tema de esta reflexión son transformados por el poder del amor. Herodes no corrió esa suerte. ¡Tan cerca y tan lejos que estuvo del amor redentor de Dios en Cristo Jesús! La ira quemó el corazón de Herodes. ¿Qué puede transformar un corazón endurecido? La respuesta para Dickens está en la nostalgia. Él creía que esto podía proveerle al corazón una nueva óptica de lo que es la vida. Sin embargo, no hay poder más grande para cambiar el corazón de un ser humano que el amor de Dios. La historia de la salvación, la del amor de Dios, no da inicio con la saga del Calvario. Ese amor grande con el que Dios ama el mundo (Jn 3:16) inicia su manifestación más grande con el milagro de la encarnación que ocurre en la Navidad.

Algunos no se dan cuenta de esto y prefieren andar por el mundo rechazando ese amor y provocando que los demás no

puedan disfrutar de ese regalo inmensurable. Otros, se inoculan a sí mismos con los gérmenes del temor e inseguridad, de los celos y de la ira incontrolable y terminan echando a perder la historia de sus vidas.

La conclusión del mensaje es una sola. No dejemos que nos echen a perder la manifestación de ese amor; no eches a perder

esta Navidad.

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“La historia de la salvación, la del amor de Dios, no da inicio con la saga del Calvario. Ese amor grande

con el que Dios ama el mundo (Jn 3:16)

inicia su manifestación más grande con el

milagro de la encarnación que ocurre

en la Navidad”.

En la Biblia hay un personaje que se parece mucho a Ebenezer Scrooge. Se trata del Rey Herodes que se describe en el capítulo

2 del Evangelio que escribió San Mateo (Mat 2:1-18). Herodes y nuestro amigo Scrooge parecen tener muchas similitudes en la personalidad y en el temperamento; ambos tienen problemas producidos por el endurecimiento del corazón. Para Herodes, su corazón endurecido le convertía en presa fácil de la volatilidad de sus emociones y lo transformó en un ser que la historia ha catalogado como un ser despreciable.

Hay personas que se parecen a Herodes. Al mismo tiempo, hay otros que parecen tener un poco de Herodes por dentro. Los

primeros gustan de sabotear las navidades a otros. Los segundos se sabotean a sí mismos. Cuando miramos el corazón de Herodes encontramos tres (3) síntomas muy peligrosos. El primero de ellos lo encontramos al inicio del capítulo 2 de Mateo. Allí, el Evangelista nos deja saber acerca de la propensión que Herodes tenía a sentirse turbado ante lo que pudiera ser interpretado como una amenaza para su vida (Mt 2:3).

Esto no es necesariamente una condición nefasta. Encontramos en la vida a personas así, y que consiguen transformar ese

sentimiento en una tarea de vida que rinde muchos frutos. Uno de ellos era Louis Pasteur. Pasteur no saludaba dándole la mano a los que le extendían la suya. Sin embargo, su temor a los gérmenes y al sucio le llevó a desarrollar un proceso para eliminarlos, proceso que lleva su nombre. Por otro lado hay personas que no se dañan con estos sentimientos, pero no consiguen hacer nada positivo con estos. Un ejemplo de ello lo encontramos en la vida del Presidente Benjamin Harrison, que llega a la Casa Blanca justo cuando le instalaron la electricidad a la Mansión Ejecutiva. El terror que el Presidente Harrison le tenía a la electricidad no le permitía siquiera tocar los interruptores para encender las bombillas. Son conocidas las muchas noches que durmió con las luces encendidas porque no había alguien que las pudiera apagar por él o su esposa.

En el caso de Herodes, este síntoma era extraordinariamente dañino porque revelaba unos niveles de inseguridad que le

llevaban a asumir comportamientos destructivos. Herodes tenía temor de perder su trono ante algunos de sus hermanos y se deshizo de ellos. Herodes tenía temor de perder su trono ante sus hijos y mató a algunos de ellos. Herodes choca ahora con la noticia de que ha nacido el Rey de reyes y Señor de señores y el temor que llevaba en su corazón lo hace sentirse amenazado por el Niño Dios. Esto le produjo turbación a Herodes.

Hay muchas personas que sufren de este tipo de inseguridad y temor que les provoca experimentar turbación. Se trata de

sentimientos de inseguridad y de temor con el cónyuge, con el trabajo y hasta con Dios. Se trata de personas que sufren este embate temiendo por lo que otros puedan pensar acerca de ellos y no se pueden sentir seguros con lo que son. Ese tipo de inseguridad les lleva a querer vivir sus vidas complaciendo a otros y no les permite desarrollar aquello que deben estar viviendo y experimentando. Este sentimiento les echa a perder la navidad.

Pastor-Rector: Mizraím Esquilín García