Vicente Vida - Cursillos de Cristiandad de Madrid · nar hacia la santidad. Este nuevo año es...

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Querida Comunidad:

Comienza un nuevo año en el que probablemente habremos hecho nuevos propósitos y puesto en marcha nuevos pro-yectos. No olvidemos meter a Jesucristo en cada uno de ellos. Él les dará verdadero va-lor y pondrá en ellos lo necesa-rio para que nos ayuden a cami-nar hacia la santidad.

Este nuevo año es apasionan-te, supongo que habrás recor-dado que se ha cumplido hace muy poco setenta años de aquella locura inspirada por el Espíritu que fue el primer Cur-

Vicente Vida

2

EDITA: Secretario Diocesano de Cursillos de Cristiandad de MadridREDACCIÓN: Begoña AragonesesPORTADA: Beatriz Rodríguez de los RíosFOTOGRAFÍA: Cindy GonzálezMAQUETACIÓN: Carlos de MiguelCOLABORADORES: María Berazaluce, Ignacio Cazalla, Gladys Ceballos, Bárbara García, Roberto González-Tapia, Rocío Martínez, José Ignacio Pozo, José Ángel Saiz Meneses, Santi Suárez, Miguel Torres, Sylvia Van Meurs, Vicente Vida.

Este número se puede ver online en:

www.cursillosmadrid.es

EDITORIAL

Aquél 7 de enero de 1949 era viernes. Un grupo de jóvenes mallorquines se

daba cita en el Monasterio de San Honorato, atendido por los Misio-neros de los Sagrados Corazo-nes, dispuestos a vivir lo que se-ría el primer Cursillo de Cristian-dad de la historia. Eran 21, veni-dos de toda la isla, que iban a es-tar los siguientes tres días acom-pañados por un rector y varios sa-cerdotes y seglares, a los que en-tonces se llamaban "profesores". Este Cursillo aporta novedades a los que hasta ese momento se ha-bían llamado Cursillos de Jefes de Peregrinos. En primer lugar, queda en él explicitada toda la es-piritualidad y la mística del Cursi-llo en los rollos místicos, las medi-taciones y la presencia perma-nente de sacerdotes, de modo que en San Honorato se dan to-dos los elementos integrantes del método de Cursillos. Además, es el primero al que se le otorga ofi-cialidad gracias a una carta que escribió el obispo de Mallorca, don Juan Hervás, y que se leyó en la Clausura. Y por último, queda documentado en la revista PROA de la época, y más de una vez en sus páginas se ha referenciado este Cursillo como el primero de la historia.

Sebastián Gayá como consiliario diocesano de Acción Católica de Mallorca, Eduardo Bonnín como presidente diocesano, y el ante-riormente citado don Juan Her-vás, junto a un grupo de dirigen-

tes seglares y sacerdotes com-prometidos con aquella frase que Sebastián había pronunciado unos meses antes, a la vuelta de Santiago de Compostela, "desde Santiago, ¡santos y apóstoles!", habían dado forma a un método inspirado por el Espíritu Santo pa-ra "un encuentro inesperado con el Señor" con "profundidad y vera-cidad", como explicaba el propio Sebastián.

La revista PROA de enero de 1949, en la esquina inferior dere-cha de la página 2, en una noticia breve, anunció la celebración de este Cursillo: "En el mismo mo-mento en que sale a la luz este nú-mero de PROA, 21 jóvenes de va-rios pueblos de Mallorca habrán terminado un cursillo de forma-ción y apostolado. Tenemos noti-

cias de allá, breves pero buenas y santas. El rector, consiliarios y diri-gentes del Cursillo han puesto su valía; el consejo, las rodillas; Dios, la Gracia".

Un mes después se publica una crónica de ese Cursillo de San Ho-norato en la que se explica el am-biente que se vivió allí: "Cánticos y risas de los cursillistas…; algún berrido, también de los cursillistas –cada uno hace lo que sabe–. Y un ambiente en que la caridad de Cristo, en que la alegría de vivir en Cristo, parece que estalla de los corazones". Y así, durante 1949 se van sucediendo hasta 20 cursillos, con más de 360 cursillis-tas. En abril de 1949 se publica un ar-

ANIVERSARIO DELA PEREGRINACIÓN

A SANTIAGO

ANIVERSARIO DEL DE er1 CURSILLO

CRISTIANDAD DE LA HISTORIA

33

“Pensar que es posible ser amigo de Diosme emociona"

sillo de Cristiandad. ¿Te imagi-nas a esos tres "locos" de Dios hoy en la Gloria mirándonos? Estoy convencido de que son-ríen viendo cómo nuestro Dios sigue cosechando buenos fru-tos en los Cursillos.

Sin embargo, toca mirar hacia delante. Hoy más que nunca el mundo está necesitado de Dios. El materialismo y el rela-tivismo van progresando, co-mo una niebla van penetrando en las casas, desuniendo fami-lias, entristeciendo gentes.

Menos mal que conocemos el final de la historia, la victoria

del León de Judá. Pero queda mucho trabajo por hacer. Cris-to sigue contando con noso-tros.

Volviendo al principio, a los pro-pósitos y proyectos. Seguro

que alguno de ellos incluye po-ner delante del Señor a esas personas que Él ha puesto en tus ambientes. Presentárselos de rodillas en el Sagrario para después proponerles el en-cuentro, tal vez en un Cursillo. Estoy convencido de que será así. Si no… ¡ponte las pilas!

DE COLORES

FE DE ERRATAS

En el anterior "Café con" se asignó erróneamente el nombre de Paola

Suárez a la foto de Vega Trona, y viceversa. Sentimos el error.

Querida Comunidad:

Comienza un nuevo año en el que probablemente habremos hecho nuevos propósitos y puesto en marcha nuevos pro-yectos. No olvidemos meter a Jesucristo en cada uno de ellos. Él les dará verdadero va-lor y pondrá en ellos lo necesa-rio para que nos ayuden a cami-nar hacia la santidad.

Este nuevo año es apasionan-te, supongo que habrás recor-dado que se ha cumplido hace muy poco setenta años de aquella locura inspirada por el Espíritu que fue el primer Cur-

Vicente Vida

2

EDITA: Secretario Diocesano de Cursillos de Cristiandad de MadridREDACCIÓN: Begoña AragonesesPORTADA: Beatriz Rodríguez de los RíosFOTOGRAFÍA: Cindy GonzálezMAQUETACIÓN: Carlos de MiguelCOLABORADORES: María Berazaluce, Ignacio Cazalla, Gladys Ceballos, Bárbara García, Roberto González-Tapia, Rocío Martínez, José Ignacio Pozo, José Ángel Saiz Meneses, Santi Suárez, Miguel Torres, Sylvia Van Meurs, Vicente Vida.

Este número se puede ver online en:

www.cursillosmadrid.es

EDITORIAL

Aquél 7 de enero de 1949 era viernes. Un grupo de jóvenes mallorquines se

daba cita en el Monasterio de San Honorato, atendido por los Misio-neros de los Sagrados Corazo-nes, dispuestos a vivir lo que se-ría el primer Cursillo de Cristian-dad de la historia. Eran 21, veni-dos de toda la isla, que iban a es-tar los siguientes tres días acom-pañados por un rector y varios sa-cerdotes y seglares, a los que en-tonces se llamaban "profesores". Este Cursillo aporta novedades a los que hasta ese momento se ha-bían llamado Cursillos de Jefes de Peregrinos. En primer lugar, queda en él explicitada toda la es-piritualidad y la mística del Cursi-llo en los rollos místicos, las medi-taciones y la presencia perma-nente de sacerdotes, de modo que en San Honorato se dan to-dos los elementos integrantes del método de Cursillos. Además, es el primero al que se le otorga ofi-cialidad gracias a una carta que escribió el obispo de Mallorca, don Juan Hervás, y que se leyó en la Clausura. Y por último, queda documentado en la revista PROA de la época, y más de una vez en sus páginas se ha referenciado este Cursillo como el primero de la historia.

Sebastián Gayá como consiliario diocesano de Acción Católica de Mallorca, Eduardo Bonnín como presidente diocesano, y el ante-riormente citado don Juan Her-vás, junto a un grupo de dirigen-

tes seglares y sacerdotes com-prometidos con aquella frase que Sebastián había pronunciado unos meses antes, a la vuelta de Santiago de Compostela, "desde Santiago, ¡santos y apóstoles!", habían dado forma a un método inspirado por el Espíritu Santo pa-ra "un encuentro inesperado con el Señor" con "profundidad y vera-cidad", como explicaba el propio Sebastián.

La revista PROA de enero de 1949, en la esquina inferior dere-cha de la página 2, en una noticia breve, anunció la celebración de este Cursillo: "En el mismo mo-mento en que sale a la luz este nú-mero de PROA, 21 jóvenes de va-rios pueblos de Mallorca habrán terminado un cursillo de forma-ción y apostolado. Tenemos noti-

cias de allá, breves pero buenas y santas. El rector, consiliarios y diri-gentes del Cursillo han puesto su valía; el consejo, las rodillas; Dios, la Gracia".

Un mes después se publica una crónica de ese Cursillo de San Ho-norato en la que se explica el am-biente que se vivió allí: "Cánticos y risas de los cursillistas…; algún berrido, también de los cursillistas –cada uno hace lo que sabe–. Y un ambiente en que la caridad de Cristo, en que la alegría de vivir en Cristo, parece que estalla de los corazones". Y así, durante 1949 se van sucediendo hasta 20 cursillos, con más de 360 cursillis-tas. En abril de 1949 se publica un ar-

ANIVERSARIO DELA PEREGRINACIÓN

A SANTIAGO

ANIVERSARIO DEL DE er1 CURSILLO

CRISTIANDAD DE LA HISTORIA

33

“Pensar que es posible ser amigo de Diosme emociona"

sillo de Cristiandad. ¿Te imagi-nas a esos tres "locos" de Dios hoy en la Gloria mirándonos? Estoy convencido de que son-ríen viendo cómo nuestro Dios sigue cosechando buenos fru-tos en los Cursillos.

Sin embargo, toca mirar hacia delante. Hoy más que nunca el mundo está necesitado de Dios. El materialismo y el rela-tivismo van progresando, co-mo una niebla van penetrando en las casas, desuniendo fami-lias, entristeciendo gentes.

Menos mal que conocemos el final de la historia, la victoria

del León de Judá. Pero queda mucho trabajo por hacer. Cris-to sigue contando con noso-tros.

Volviendo al principio, a los pro-pósitos y proyectos. Seguro

que alguno de ellos incluye po-ner delante del Señor a esas personas que Él ha puesto en tus ambientes. Presentárselos de rodillas en el Sagrario para después proponerles el en-cuentro, tal vez en un Cursillo. Estoy convencido de que será así. Si no… ¡ponte las pilas!

DE COLORES

FE DE ERRATAS

En el anterior "Café con" se asignó erróneamente el nombre de Paola

Suárez a la foto de Vega Trona, y viceversa. Sentimos el error.

tículo en el que se afirma que "la eficacia del Cursillo de enero nos abrió los ojos. Los cursillos siem-pre han resultado eficaces, pero como éste ninguno. Disponíamos de una brecha y abrimos cami-no".

Los PROAS de aquél año reco-gen asimismo testimonios de cur-sillistas como los que traemos a estas páginas: "A mí me resultó muy penoso venir desde el pue-blo en bicicleta, pero si ahora fue-

ra os aseguro que vendría a pie"; "Soy otro. Me cambió la gracia. Seré apóstol hasta morir. Renací en el Cursillo"; "Una idea, la más nueva y sorprendente, ha calado en todo: la de que, para ser san-tos, no hay que cambiar nuestra naturaleza ni nuestra alegre con-cepción de la vida. Sólo hemos de hacer lo que hacemos ahora: pe-ro en gracia de Dios"; "En tres días se descubren horizontes in-sospechados, se sueñan, be-biéndolos, ideales magníficos, y

se forjan estupendamente las vo-luntades más indomables"; "Na-da más llegar, nos hacemos ense-guida todos amigos, y se estable-ce entre todos una corriente de al-ta tensión que hace vincular entre los asistentes una misma vida que es la vida de Dios mediante la gracia santificante"; "¡Qué feliz soy ahora! Pensar que es posible ser amigo de Dios. Es una cosa que me emociona"; "La primera noche, ya antes de la cena, que-ría abandonar el Cursillo. Encon-traba que tanto estar de rodillas era cosa de "beatos" […] A la ma-ñana siguiente lo que entonces ig-noraba y ahora llamo Gracia de Dios influyó tanto en mí, que ya no me dejó en los tres días del Cursillo, y luego, al finalizar, hu-biera preferido quedarme en un Cursillo perenne".

Desde aquel primer Cursillo de enero de 1949, millones de per-sonas en todo el mundo han vivi-do un encuentro personal con Je-sucristo a través de un Cursillo de Cristiandad, definido por el Papa San Juan Pablo II como "un ins-trumento suscitado por Dios para anunciar el Evangelio en nuestro tiempo". Días de "fuego y Gracia" que abren un nuevo camino si-guiendo la consigna de Sebastián Gayá a la vuelta de peregrinación a Santiago del 48: "¡Es la hora de la acción!".

4

ANIVERSARIO DEL PRIMER CURSILLO DE CRISTIANDAD DE LA HISTORIA

5Anuncio de un cursillo aparecido en un PROA de 1949

Una d

e la

s págin

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de u

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949.

tículo en el que se afirma que "la eficacia del Cursillo de enero nos abrió los ojos. Los cursillos siem-pre han resultado eficaces, pero como éste ninguno. Disponíamos de una brecha y abrimos cami-no".

Los PROAS de aquél año reco-gen asimismo testimonios de cur-sillistas como los que traemos a estas páginas: "A mí me resultó muy penoso venir desde el pue-blo en bicicleta, pero si ahora fue-

ra os aseguro que vendría a pie"; "Soy otro. Me cambió la gracia. Seré apóstol hasta morir. Renací en el Cursillo"; "Una idea, la más nueva y sorprendente, ha calado en todo: la de que, para ser san-tos, no hay que cambiar nuestra naturaleza ni nuestra alegre con-cepción de la vida. Sólo hemos de hacer lo que hacemos ahora: pe-ro en gracia de Dios"; "En tres días se descubren horizontes in-sospechados, se sueñan, be-biéndolos, ideales magníficos, y

se forjan estupendamente las vo-luntades más indomables"; "Na-da más llegar, nos hacemos ense-guida todos amigos, y se estable-ce entre todos una corriente de al-ta tensión que hace vincular entre los asistentes una misma vida que es la vida de Dios mediante la gracia santificante"; "¡Qué feliz soy ahora! Pensar que es posible ser amigo de Dios. Es una cosa que me emociona"; "La primera noche, ya antes de la cena, que-ría abandonar el Cursillo. Encon-traba que tanto estar de rodillas era cosa de "beatos" […] A la ma-ñana siguiente lo que entonces ig-noraba y ahora llamo Gracia de Dios influyó tanto en mí, que ya no me dejó en los tres días del Cursillo, y luego, al finalizar, hu-biera preferido quedarme en un Cursillo perenne".

Desde aquel primer Cursillo de enero de 1949, millones de per-sonas en todo el mundo han vivi-do un encuentro personal con Je-sucristo a través de un Cursillo de Cristiandad, definido por el Papa San Juan Pablo II como "un ins-trumento suscitado por Dios para anunciar el Evangelio en nuestro tiempo". Días de "fuego y Gracia" que abren un nuevo camino si-guiendo la consigna de Sebastián Gayá a la vuelta de peregrinación a Santiago del 48: "¡Es la hora de la acción!".

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ANIVERSARIO DEL PRIMER CURSILLO DE CRISTIANDAD DE LA HISTORIA

5Anuncio de un cursillo aparecido en un PROA de 1949

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949.

Reproducimos la carta que D. José Ángel Saiz Mene-ses, obispo de Terrassa y

consiliario nacional del Movimien-to de Cursillos de Cristiandad de España, envió a los participantes en la Convivencia de Dirigentes que se celebró en Madrid el pasa-do mes de noviembre.

Apreciados hermanos que partici-páis en esta Convivencia de Diri-gentes. En primer lugar, mi felici-tación por la Convivencia misma y la seguridad de que os tendré muy presentes en mis oraciones. Será un momento de gracia y de amor de Dios; por eso, procurad estar muy atentos al paso del Se-ñor, que siempre renueva el cora-zón.

El Señor os forma como dirigen-tes y os envía como apóstoles en medio de vuestros ambientes pa-

ra que anunciéis el Evangelio. Os envía para que seáis sal de la tie-rra y luz del mundo, para que deis un fruto abundante y duradero. Llamados a ser sal que dé sabor y también aporte fuerza, consisten-cia, que cumpla su misión y que después desaparezca discreta-mente. La humanidad necesita y espera vigor y alegría para vivir, y esa aportación es precisamente la misión encomendada a los dis-cípulos de Jesús. Por otra parte, en el orden material, gracias a la luz se puede percibir la forma, el color, la belleza de las cosas. Cuando la luz disminuye o desa-parece completamente, ya no se consigue distinguir la realidad que nos rodea. Pues bien, vuestro tes-timonio cristiano tiene que servir para transmitir la alegría y la belle-za de la vida, y tiene que ser luz que ilumine, una referencia en el camino para ayudar a los demás a

encontrarse con Dios.

Es cierto que somos pocos, po-bres y pequeños; pero eso no im-porta. Esta misión apostólica ha de propiciar una renovación pro-funda, una auténtica transforma-ción de las personas y de toda la humanidad, porque Cristo ha veni-do para hacer nuevas todas las co-sas, tal como recordábamos en el Pleno Nacional del mes de junio, aquí mismo, en Los Ángeles de San Rafael. Hemos de estar pre-sentes en medio de nuestra so-ciedad, haciendo camino con los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, compartiendo los trabajos y las dificultades, superando las impaciencia y los desánimos; so-bre todo, dando razón de nuestra esperanza, siendo portadores de alegría, de aquella alegría genui-na que provoca la experiencia del encuentro con Cristo.

Un dirigente es un Apóstol

ANIVERSARIO er

DEL 1 CURSILLO DE CRISTIANDADSomos Dirigentes. Somos Após-toles. Nuestro anuncio se centra en la Persona de Jesucristo, y es un anuncio que interpela, que pro-voca, con la gracia de Dios, la con-versión. No hablamos de memo-ria ni de oídas; nuestro anuncio es un anuncio proclamado por testi-gos, porque el apóstol es un testi-go enviado; un testigo auténtico, que ha visto, ha experimentado y comunica su propia experiencia. Y la comunica con un estilo alegre

y esperanzado, convencido y con-vincente.

No son pocas ni menores las difi-cultades del momento presente, pero nosotros llevamos a cabo la misión desde la confianza en el Señor, desde una actitud de espe-ranza en cualquier situación, por-que Jesucristo resucitado está presente en la Iglesia: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta al fin del mundo» (Mt 28, 20). Su

presencia entre nosotros nos da la fuerza para vivir intensamente la fe y para entregarnos al aposto-lado con nuevo ardor, con nuevo impulso. María, Reina de los Após-toles, es la estrella que guía nues-tra misión. Remad mar adentro con la confianza puesta en el Se-ñor. ¡Adelante! ¡Cristo cuenta con vosotros! ¡La Iglesia cuenta con vosotros y os necesita! ¡El mundo os necesita! Un abrazo y mi ben-dición.

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ANIVERSARIO DEL PRIMER CURSILLO DE CRISTIANDAD DE LA HISTORIA

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Reproducimos la carta que D. José Ángel Saiz Mene-ses, obispo de Terrassa y

consiliario nacional del Movimien-to de Cursillos de Cristiandad de España, envió a los participantes en la Convivencia de Dirigentes que se celebró en Madrid el pasa-do mes de noviembre.

Apreciados hermanos que partici-páis en esta Convivencia de Diri-gentes. En primer lugar, mi felici-tación por la Convivencia misma y la seguridad de que os tendré muy presentes en mis oraciones. Será un momento de gracia y de amor de Dios; por eso, procurad estar muy atentos al paso del Se-ñor, que siempre renueva el cora-zón.

El Señor os forma como dirigen-tes y os envía como apóstoles en medio de vuestros ambientes pa-

ra que anunciéis el Evangelio. Os envía para que seáis sal de la tie-rra y luz del mundo, para que deis un fruto abundante y duradero. Llamados a ser sal que dé sabor y también aporte fuerza, consisten-cia, que cumpla su misión y que después desaparezca discreta-mente. La humanidad necesita y espera vigor y alegría para vivir, y esa aportación es precisamente la misión encomendada a los dis-cípulos de Jesús. Por otra parte, en el orden material, gracias a la luz se puede percibir la forma, el color, la belleza de las cosas. Cuando la luz disminuye o desa-parece completamente, ya no se consigue distinguir la realidad que nos rodea. Pues bien, vuestro tes-timonio cristiano tiene que servir para transmitir la alegría y la belle-za de la vida, y tiene que ser luz que ilumine, una referencia en el camino para ayudar a los demás a

encontrarse con Dios.

Es cierto que somos pocos, po-bres y pequeños; pero eso no im-porta. Esta misión apostólica ha de propiciar una renovación pro-funda, una auténtica transforma-ción de las personas y de toda la humanidad, porque Cristo ha veni-do para hacer nuevas todas las co-sas, tal como recordábamos en el Pleno Nacional del mes de junio, aquí mismo, en Los Ángeles de San Rafael. Hemos de estar pre-sentes en medio de nuestra so-ciedad, haciendo camino con los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, compartiendo los trabajos y las dificultades, superando las impaciencia y los desánimos; so-bre todo, dando razón de nuestra esperanza, siendo portadores de alegría, de aquella alegría genui-na que provoca la experiencia del encuentro con Cristo.

Un dirigente es un Apóstol

ANIVERSARIO er

DEL 1 CURSILLO DE CRISTIANDADSomos Dirigentes. Somos Após-toles. Nuestro anuncio se centra en la Persona de Jesucristo, y es un anuncio que interpela, que pro-voca, con la gracia de Dios, la con-versión. No hablamos de memo-ria ni de oídas; nuestro anuncio es un anuncio proclamado por testi-gos, porque el apóstol es un testi-go enviado; un testigo auténtico, que ha visto, ha experimentado y comunica su propia experiencia. Y la comunica con un estilo alegre

y esperanzado, convencido y con-vincente.

No son pocas ni menores las difi-cultades del momento presente, pero nosotros llevamos a cabo la misión desde la confianza en el Señor, desde una actitud de espe-ranza en cualquier situación, por-que Jesucristo resucitado está presente en la Iglesia: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta al fin del mundo» (Mt 28, 20). Su

presencia entre nosotros nos da la fuerza para vivir intensamente la fe y para entregarnos al aposto-lado con nuevo ardor, con nuevo impulso. María, Reina de los Após-toles, es la estrella que guía nues-tra misión. Remad mar adentro con la confianza puesta en el Se-ñor. ¡Adelante! ¡Cristo cuenta con vosotros! ¡La Iglesia cuenta con vosotros y os necesita! ¡El mundo os necesita! Un abrazo y mi ben-dición.

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ANIVERSARIO DEL PRIMER CURSILLO DE CRISTIANDAD DE LA HISTORIA

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"Nos hiciste, Señor, para ti, y

nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti". Con es-tas palabras de San Agustín, don José Ángel Saiz Meneses, obispo de Terrassa y consiliario nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, explicó al presentar la reedición de su libro "Los Cursi-llos de Cristiandad: génesis y teo-logía", la necesidad de evangeli-zación en el mundo de hoy en día. Y recordaba, remontándose a los orígenes de Cursillos, que "muy en lo profundo de su corazón y de su vida, los jóvenes de ahora no son muy distintos a los jóvenes de todas las épocas", incluidos los de Mallorca de 1948, aquellos que fueron protagonistas de los primeros pasos de los Cursillos de Cristiandad en la historia. "A no-sotros nos tocará, como peregri-nos y apóstoles salir a su encuen-tro, evangelizarlos". Así, el trabajo, en su tercera edi-ción, es la historia de la prepara-ción y el nacimiento del primer Cursillo de Cristiandad de la histo-ria hace ahora 70 años, su des-cripción teológica y la constata-ción de que se trata de un movi-miento evangelizador. Don José

Ángel apeló a la necesidad de "di-namizar el Movimiento de Cursi-llos de Cristiandad en nuestros países, promocionar su implanta-ción en nuevos países de África y de Europa del Este; y si me permi-tís un sueño más utópico todavía, implantarlo en China y Pacífico". Y es que, tal y como recordaba el obispo, la persona que vive la ex-periencia del encuentro con Cris-to, "se entusiasmará sin duda, y será capaz de dar testimonio ante sus amigos y conocidos de lo que ha experimentado, y de compro-meterse en la transformación del mundo".

La presentación del libro estuvo presidida por don Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid, que dio gracias a Dios por este mo-mento que vivimos, "muy bueno para los discípulos de Cristo; cuando comenzaron los Cursillos, propusieron un trabajo de con-quista y de reconstrucción desde dentro de la sociedad, y percibie-ron lo que llamamos ahora 'evan-gelizar' –y el movimiento de Cur-sillos es un movimiento evangeli-zador–. Pues si entonces fue ne-cesario, hoy sigue siendo necesa-rio: este Movimiento nos hace ex-

perimentar lo que es la esencia del ser cristiano y nos despierta a la caridad, a acoger la Gracia de Dios, a vivir en comunidad, a po-nernos en marcha en una Iglesia que ama entrañablemente a los hombres". Don Carlos destacó que "los Cursillos nos hacen ver que tenemos una misión que cum-plir como padres, madres, hijos, hi-jas, trabajadores, estudiantes, po-líticos, educadores… Es impen-sable pasar por este mundo sin ha-cer un camino que merezca la pe-na, y ese camino es de encuentro con Jesucristo y de seguimiento a Cristo".

Los Cursillos de Cristiandad: génesis y teología

ANIVERSARIO er

DEL 1 CURSILLO DE CRISTIANDAD

Mi nombre es Ignacio Ca-zalla, tengo 19 años y soy hijo de cursillistas.

Para mí la convivencia de Advien-to comenzó un viernes a las 12 de la mañana haciendo reunión de grupo, en la que intentamos cada semana ser más santos y más hermanos.

La convivencia ha sido todo un re-galo del Señor, no tenía nada de ganas de ir por perezas y siempre me pasa lo mismo, ya que cuan-tas menos ganas tengo de hacer algo, más me acaba calando. Era la primera vez que iba a una Con-vivencia de Adviento, y la verdad

Ignacio Cazalla

Convivencia de adviento de jóvenes

“Quiero dejar de vivirla fe a medias tintas"

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es que no tenía muchas expecta-tivas de cómo iba a ser, pensaba que era una convivencia más con las mismas personas de siempre y algún nuevo.

Al llegar y escuchar el rollo de aco-gida, ya el Señor empezó a tocar-me en pequeñas cosas y conver-saciones con las distintas perso-nas que iba conociendo. Nunca me imaginé que iba a ser una con-vivencia tan intensa en apenas dos días. El Señor me regaló una decuria en la que mis hermanos de Comunidad tenían las mismas inquietudes que yo y sus testimo-nios de vida eran parecidos a los míos.

Durante estos días estuve refle-xionando sobre lo importante que era pertenecer a una ultreya y compartir mi vida con los herma-nos de Comunidad semana tras semana, que hay mucha gente

que depende de mí ya que con mi testimonio de vida les aporto mu-cho para seguir el camino a la san-tidad. Reflexioné sobre muchos temas que han sonado en dife-rentes reuniones de grupo, y re-zándolo mucho el Señor me ha da-do la certeza de que evangelizar con su palabra es lo que realmen-te me llena y que realmente quie-ro ser un dirigente y dejar de vivir la fe a medias tintas y entregarme todo a lo que Dios quiera.

Me llevo de la convivencia la im-portancia de perseverar en la ora-ción y en la fe en el Señor y dejar-me hacer por Él; la importancia que tiene la ultreya en nuestras vi-das y Comunidad, y la suerte que tengo de poder gozar de una reu-nión de grupo para ponerme en verdad todas las semanas y cami-nar junto a ellos hacia el camino de la santidad.

¡DE COLORES!

"Nos hiciste, Señor, para ti, y

nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti". Con es-tas palabras de San Agustín, don José Ángel Saiz Meneses, obispo de Terrassa y consiliario nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, explicó al presentar la reedición de su libro "Los Cursi-llos de Cristiandad: génesis y teo-logía", la necesidad de evangeli-zación en el mundo de hoy en día. Y recordaba, remontándose a los orígenes de Cursillos, que "muy en lo profundo de su corazón y de su vida, los jóvenes de ahora no son muy distintos a los jóvenes de todas las épocas", incluidos los de Mallorca de 1948, aquellos que fueron protagonistas de los primeros pasos de los Cursillos de Cristiandad en la historia. "A no-sotros nos tocará, como peregri-nos y apóstoles salir a su encuen-tro, evangelizarlos". Así, el trabajo, en su tercera edi-ción, es la historia de la prepara-ción y el nacimiento del primer Cursillo de Cristiandad de la histo-ria hace ahora 70 años, su des-cripción teológica y la constata-ción de que se trata de un movi-miento evangelizador. Don José

Ángel apeló a la necesidad de "di-namizar el Movimiento de Cursi-llos de Cristiandad en nuestros países, promocionar su implanta-ción en nuevos países de África y de Europa del Este; y si me permi-tís un sueño más utópico todavía, implantarlo en China y Pacífico". Y es que, tal y como recordaba el obispo, la persona que vive la ex-periencia del encuentro con Cris-to, "se entusiasmará sin duda, y será capaz de dar testimonio ante sus amigos y conocidos de lo que ha experimentado, y de compro-meterse en la transformación del mundo".

La presentación del libro estuvo presidida por don Carlos Osoro, cardenal arzobispo de Madrid, que dio gracias a Dios por este mo-mento que vivimos, "muy bueno para los discípulos de Cristo; cuando comenzaron los Cursillos, propusieron un trabajo de con-quista y de reconstrucción desde dentro de la sociedad, y percibie-ron lo que llamamos ahora 'evan-gelizar' –y el movimiento de Cur-sillos es un movimiento evangeli-zador–. Pues si entonces fue ne-cesario, hoy sigue siendo necesa-rio: este Movimiento nos hace ex-

perimentar lo que es la esencia del ser cristiano y nos despierta a la caridad, a acoger la Gracia de Dios, a vivir en comunidad, a po-nernos en marcha en una Iglesia que ama entrañablemente a los hombres". Don Carlos destacó que "los Cursillos nos hacen ver que tenemos una misión que cum-plir como padres, madres, hijos, hi-jas, trabajadores, estudiantes, po-líticos, educadores… Es impen-sable pasar por este mundo sin ha-cer un camino que merezca la pe-na, y ese camino es de encuentro con Jesucristo y de seguimiento a Cristo".

Los Cursillos de Cristiandad: génesis y teología

ANIVERSARIO er

DEL 1 CURSILLO DE CRISTIANDAD

Mi nombre es Ignacio Ca-zalla, tengo 19 años y soy hijo de cursillistas.

Para mí la convivencia de Advien-to comenzó un viernes a las 12 de la mañana haciendo reunión de grupo, en la que intentamos cada semana ser más santos y más hermanos.

La convivencia ha sido todo un re-galo del Señor, no tenía nada de ganas de ir por perezas y siempre me pasa lo mismo, ya que cuan-tas menos ganas tengo de hacer algo, más me acaba calando. Era la primera vez que iba a una Con-vivencia de Adviento, y la verdad

Ignacio Cazalla

Convivencia de adviento de jóvenes

“Quiero dejar de vivirla fe a medias tintas"

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es que no tenía muchas expecta-tivas de cómo iba a ser, pensaba que era una convivencia más con las mismas personas de siempre y algún nuevo.

Al llegar y escuchar el rollo de aco-gida, ya el Señor empezó a tocar-me en pequeñas cosas y conver-saciones con las distintas perso-nas que iba conociendo. Nunca me imaginé que iba a ser una con-vivencia tan intensa en apenas dos días. El Señor me regaló una decuria en la que mis hermanos de Comunidad tenían las mismas inquietudes que yo y sus testimo-nios de vida eran parecidos a los míos.

Durante estos días estuve refle-xionando sobre lo importante que era pertenecer a una ultreya y compartir mi vida con los herma-nos de Comunidad semana tras semana, que hay mucha gente

que depende de mí ya que con mi testimonio de vida les aporto mu-cho para seguir el camino a la san-tidad. Reflexioné sobre muchos temas que han sonado en dife-rentes reuniones de grupo, y re-zándolo mucho el Señor me ha da-do la certeza de que evangelizar con su palabra es lo que realmen-te me llena y que realmente quie-ro ser un dirigente y dejar de vivir la fe a medias tintas y entregarme todo a lo que Dios quiera.

Me llevo de la convivencia la im-portancia de perseverar en la ora-ción y en la fe en el Señor y dejar-me hacer por Él; la importancia que tiene la ultreya en nuestras vi-das y Comunidad, y la suerte que tengo de poder gozar de una reu-nión de grupo para ponerme en verdad todas las semanas y cami-nar junto a ellos hacia el camino de la santidad.

¡DE COLORES!

10

En septiembre de 2018 pusi-mos en marcha una nueva Comisión en París. Es la

Comisión de oración por las nece-sidades de la comunidad. El obje-tivo es tratar de reunir a la Comu-nidad. Después de 17 años hay muchas personas que han pasa-do por una cincuentena de Cursi-llos. Algunas siguen en el Movi-miento, otras se han incorporado a sus parroquias u otros grupos de la iglesia, otras hicieron el Cur-sillo y desistieron… Pero también hay personas que se han alejado porque simplemente dejaron de venir o bien les faltó motivación. Quizá no están convencidas de lo que quieren y posiblemente nece-siten empujoncitos. Esto es algo que me llama la atención, contri-buir a la misión de hacer que este-mos unidos, rescatar las perso-nas que han pasado por Cursillos, tener noticias y orar unos por otros.

Cuando me lo propusieron no sa-bía bien cuál era el sentido y quise decir no. Pero después de mi Cur-sillo me quedó claro que me dije-ron "el Señor cuenta contigo" y respondí "y yo con su Gracia". Es una respuesta que di al Señor y comprendí que para sus llamados

debo contar con Él. Por eso, des-pués de unos días en oración, no me pude negar y finalmente acep-té la misión.

Es una tarea que estamos po-niendo en práctica con pequeños pasos y con la ayuda del Señor va-mos avanzando. Por el momento apenas empezamos a darle for-ma. Orando le decía al Señor, "muéstrame cómo impulsar esta Comisión", y también le pedí a la Virgen porque yo soy muy maria-na. Y entonces recordé cómo ha-ce un año toda la Comunidad nos pusimos a rezar por una cursillista de París que viajó a Colombia y es-tando allí su salud se agravó has-ta el extremo de temer por su vida. En aquella ocasión se me ocurrió lanzar una cadena oración por ella. La respuesta de la Comuni-dad fue inmediata y finalmente sa-lió de peligro. Ese ejemplo me dio la idea de iniciar de nuevo un Ro-sario en cadena por las personas enfermas de la Comunidad. En París, con las distancias y el ritmo de vida agitado, es difícil tener no-ticias de todos y gracias a esta ini-ciativa vamos teniendo informa-ción de personas con enfermeda-des o peticiones que necesitan una oración particular. Ha habido respuesta de modo que ya hay una cadena de un día entero y qui-zá podamos extenderlo pronto a un segundo día.

Para mí espiritualmente me ha servido para comprometerme

más a orar por la Comunidad. Es una responsabilidad que me acompaña en todo momento, que el Señor abra caminos, que nos muestre qué es lo que quiere de nosotros y sea Él quien nos guíe. También supone el compromiso de implicar a otros para no dejar las cosas sólo en manos de los responsables del Movimiento, si-no que todo el mundo se involucre para fortalecernos y unirnos a tra-vés de la oración.

Hay efectos positivos porque esta-mos rezando más pero también los hay directamente en las per-sonas que necesitan nuestro apo-yo. Como el caso de una cursillis-ta que ha tenido que ser operada de nuevo de un cáncer y se ha sentido muy serena pensando en tanta oración que la acompañaba durante la intervención.

En conclusión, la oración ha unido a la Comunidad y hay más frater-nidad. Si seguimos en este cami-no, con la ayuda de nuestro Dios y de nuestra Madre, seremos una Comunidad fuerte y sólida, con pe-queños pasos que con el tiempo se harán más grandes. Gracias al Señor, que todo sea para gloria del Señor, para poder llevar su Amor a quien lo necesite. Gracias a la Virgen que es la mediadora. Y gracias a la Comunidad que ha respaldado con su respuesta, por-que todos queremos llegar a sen-tir el amor de hermanos de unos por los otros.

Gladys Cebayos Comunidad de París“Y acampóentre nosotros"

11

En el número anterior defi-níamos la vida espiritual como una vida, no como

un conjunto de prácticas dentro de una vida. No queremos decir que las prácticas sean malas, to-do lo contrario, son muy buenas, porque la vida está hecha de ac-tos. Sin embargo, existe un riesgo grande de reducir la vida espiri-tual a unas prácticas de determi-nado tipo, dejando el conjunto de la vida fuera de Dios. Sólo rezan-do no se es cristiano.

La fe en la Escritura se manifiesta como una relación personal que apela a toda la vida. Si recorda-mos, la Alianza del Sinaí empeza-ba así: "Escucha, Israel". Escu-cha para no ir en la dirección que tú quieres, como hizo Adán, que no obedeció (de ob-audire = escu-char). Escucha para dejarte for-mar y no acabar en la autosufi-ciencia que te hace sufrir.

En la nueva Alianza tenemos el ejemplo de la obediencia en Ma-ría. Dios nos provoca con sus len-guajes, nos pide que le dejemos hacer algo en nosotros. Ese algo aparece en un Alguien, en Jesu-cristo. Dios nos quiere hacer a imagen de Jesús. Dios quiere plasmar nuestro corazón al modo de Jesús, como lo hizo en María. Dios quiere formar en nosotros a

su Hijo. Y eso lo va a hacer por me-dio de su presencia y poder en el Espíritu.

Dios nos habla, nos provoca con su lenguaje, nos orienta, nos pide que acojamos la palabra y la pon-gamos por obra. Pero no simple-mente cumpliendo, sino escu-chando e identificándonos. El amor que suscita pide configura-ción. Es decir, la respuesta al amor que se nos ha manifestado en Cristo, y que impulsa el Espíri-tu en nosotros, es la verdadera es-piritualidad. Por eso necesitamos aprender a escuchar el amor para responder a él, y no llevar una ini-ciativa que no nos corresponde.

¿Cómo nos habla Dios? El len-guaje divino está tipificado de cua-tro maneras. La primera es el len-guaje histórico-salvífico. Es el len-guaje bíblico, el de aquel que mira hacia atrás releyendo la historia dialogando con Dios. Entonces puede ver que Dios no ha dejado de estar, y se lanza hacia el futuro desde la experiencia de la fideli-dad, sabiendo que Dios es "el que está".

Un segundo lenguaje son los Mis-terios de Cristo. Jesús es eterno. Todo lo que leemos sobre su vida no ha dejado de pasar. Hoy, cuan-do leemos un pasaje, nos pode-mos colocar como un personaje más. Entonces, por la fe, pode-mos descubrir algún aspecto con-creto del Misterio de Jesús que hoy nos quiere regalar. Hoy Jesús

también nos da la vista, como lo hacía con los ciegos. Pero al ha-cerlo, no sólo nos sana, sino que le da a nuestro corazón la misma forma que el suyo, para que viva-mos según él. Nos contagia.

El cuarto lenguaje es el metafísi-co. Aunque el nombre es raro, es muy sencillo. Mirando a la belleza de la Creación, por medio de la fe podemos escuchar un "te quiero" del Padre, que hace todo por no-sotros, lo sostiene y contiene.

Un último lenguaje, con el que se-guirá el próximo artículo, es el de la inmediatez. El Espíritu agita nuestro corazón mediante mocio-nes. Las mociones son inclinacio-nes hacia algo por hacer. Aquí es donde entra el llamado "discerni-miento", pues no toda "voz" pro-viene del buen espíritu. Cómo dis-tinguir para responder es lo que nos llevará hasta el fin de este cur-so.

Por ahora hemos querido mostrar que la espiritualidad católica nece-sita de la escucha para poder res-ponder. Casi siempre vamos a la oración con el discurso prepara-do, y no dejamos que Dios nos ha-ble, nos descoloque y nos mues-tre su amor. Por ello, en nuestra vi-da necesitamos aprender a parar la noria de los pensamientos, y acoger lo que viene de fuera. Así será también en la oración. Nece-sitamos aprender a escuchar an-tes de responder. Necesitamos aprender la gramática de Dios.

Roberto González – Tapia, pbro.

10

En septiembre de 2018 pusi-mos en marcha una nueva Comisión en París. Es la

Comisión de oración por las nece-sidades de la comunidad. El obje-tivo es tratar de reunir a la Comu-nidad. Después de 17 años hay muchas personas que han pasa-do por una cincuentena de Cursi-llos. Algunas siguen en el Movi-miento, otras se han incorporado a sus parroquias u otros grupos de la iglesia, otras hicieron el Cur-sillo y desistieron… Pero también hay personas que se han alejado porque simplemente dejaron de venir o bien les faltó motivación. Quizá no están convencidas de lo que quieren y posiblemente nece-siten empujoncitos. Esto es algo que me llama la atención, contri-buir a la misión de hacer que este-mos unidos, rescatar las perso-nas que han pasado por Cursillos, tener noticias y orar unos por otros.

Cuando me lo propusieron no sa-bía bien cuál era el sentido y quise decir no. Pero después de mi Cur-sillo me quedó claro que me dije-ron "el Señor cuenta contigo" y respondí "y yo con su Gracia". Es una respuesta que di al Señor y comprendí que para sus llamados

debo contar con Él. Por eso, des-pués de unos días en oración, no me pude negar y finalmente acep-té la misión.

Es una tarea que estamos po-niendo en práctica con pequeños pasos y con la ayuda del Señor va-mos avanzando. Por el momento apenas empezamos a darle for-ma. Orando le decía al Señor, "muéstrame cómo impulsar esta Comisión", y también le pedí a la Virgen porque yo soy muy maria-na. Y entonces recordé cómo ha-ce un año toda la Comunidad nos pusimos a rezar por una cursillista de París que viajó a Colombia y es-tando allí su salud se agravó has-ta el extremo de temer por su vida. En aquella ocasión se me ocurrió lanzar una cadena oración por ella. La respuesta de la Comuni-dad fue inmediata y finalmente sa-lió de peligro. Ese ejemplo me dio la idea de iniciar de nuevo un Ro-sario en cadena por las personas enfermas de la Comunidad. En París, con las distancias y el ritmo de vida agitado, es difícil tener no-ticias de todos y gracias a esta ini-ciativa vamos teniendo informa-ción de personas con enfermeda-des o peticiones que necesitan una oración particular. Ha habido respuesta de modo que ya hay una cadena de un día entero y qui-zá podamos extenderlo pronto a un segundo día.

Para mí espiritualmente me ha servido para comprometerme

más a orar por la Comunidad. Es una responsabilidad que me acompaña en todo momento, que el Señor abra caminos, que nos muestre qué es lo que quiere de nosotros y sea Él quien nos guíe. También supone el compromiso de implicar a otros para no dejar las cosas sólo en manos de los responsables del Movimiento, si-no que todo el mundo se involucre para fortalecernos y unirnos a tra-vés de la oración.

Hay efectos positivos porque esta-mos rezando más pero también los hay directamente en las per-sonas que necesitan nuestro apo-yo. Como el caso de una cursillis-ta que ha tenido que ser operada de nuevo de un cáncer y se ha sentido muy serena pensando en tanta oración que la acompañaba durante la intervención.

En conclusión, la oración ha unido a la Comunidad y hay más frater-nidad. Si seguimos en este cami-no, con la ayuda de nuestro Dios y de nuestra Madre, seremos una Comunidad fuerte y sólida, con pe-queños pasos que con el tiempo se harán más grandes. Gracias al Señor, que todo sea para gloria del Señor, para poder llevar su Amor a quien lo necesite. Gracias a la Virgen que es la mediadora. Y gracias a la Comunidad que ha respaldado con su respuesta, por-que todos queremos llegar a sen-tir el amor de hermanos de unos por los otros.

Gladys Cebayos Comunidad de París“Y acampóentre nosotros"

11

En el número anterior defi-níamos la vida espiritual como una vida, no como

un conjunto de prácticas dentro de una vida. No queremos decir que las prácticas sean malas, to-do lo contrario, son muy buenas, porque la vida está hecha de ac-tos. Sin embargo, existe un riesgo grande de reducir la vida espiri-tual a unas prácticas de determi-nado tipo, dejando el conjunto de la vida fuera de Dios. Sólo rezan-do no se es cristiano.

La fe en la Escritura se manifiesta como una relación personal que apela a toda la vida. Si recorda-mos, la Alianza del Sinaí empeza-ba así: "Escucha, Israel". Escu-cha para no ir en la dirección que tú quieres, como hizo Adán, que no obedeció (de ob-audire = escu-char). Escucha para dejarte for-mar y no acabar en la autosufi-ciencia que te hace sufrir.

En la nueva Alianza tenemos el ejemplo de la obediencia en Ma-ría. Dios nos provoca con sus len-guajes, nos pide que le dejemos hacer algo en nosotros. Ese algo aparece en un Alguien, en Jesu-cristo. Dios nos quiere hacer a imagen de Jesús. Dios quiere plasmar nuestro corazón al modo de Jesús, como lo hizo en María. Dios quiere formar en nosotros a

su Hijo. Y eso lo va a hacer por me-dio de su presencia y poder en el Espíritu.

Dios nos habla, nos provoca con su lenguaje, nos orienta, nos pide que acojamos la palabra y la pon-gamos por obra. Pero no simple-mente cumpliendo, sino escu-chando e identificándonos. El amor que suscita pide configura-ción. Es decir, la respuesta al amor que se nos ha manifestado en Cristo, y que impulsa el Espíri-tu en nosotros, es la verdadera es-piritualidad. Por eso necesitamos aprender a escuchar el amor para responder a él, y no llevar una ini-ciativa que no nos corresponde.

¿Cómo nos habla Dios? El len-guaje divino está tipificado de cua-tro maneras. La primera es el len-guaje histórico-salvífico. Es el len-guaje bíblico, el de aquel que mira hacia atrás releyendo la historia dialogando con Dios. Entonces puede ver que Dios no ha dejado de estar, y se lanza hacia el futuro desde la experiencia de la fideli-dad, sabiendo que Dios es "el que está".

Un segundo lenguaje son los Mis-terios de Cristo. Jesús es eterno. Todo lo que leemos sobre su vida no ha dejado de pasar. Hoy, cuan-do leemos un pasaje, nos pode-mos colocar como un personaje más. Entonces, por la fe, pode-mos descubrir algún aspecto con-creto del Misterio de Jesús que hoy nos quiere regalar. Hoy Jesús

también nos da la vista, como lo hacía con los ciegos. Pero al ha-cerlo, no sólo nos sana, sino que le da a nuestro corazón la misma forma que el suyo, para que viva-mos según él. Nos contagia.

El cuarto lenguaje es el metafísi-co. Aunque el nombre es raro, es muy sencillo. Mirando a la belleza de la Creación, por medio de la fe podemos escuchar un "te quiero" del Padre, que hace todo por no-sotros, lo sostiene y contiene.

Un último lenguaje, con el que se-guirá el próximo artículo, es el de la inmediatez. El Espíritu agita nuestro corazón mediante mocio-nes. Las mociones son inclinacio-nes hacia algo por hacer. Aquí es donde entra el llamado "discerni-miento", pues no toda "voz" pro-viene del buen espíritu. Cómo dis-tinguir para responder es lo que nos llevará hasta el fin de este cur-so.

Por ahora hemos querido mostrar que la espiritualidad católica nece-sita de la escucha para poder res-ponder. Casi siempre vamos a la oración con el discurso prepara-do, y no dejamos que Dios nos ha-ble, nos descoloque y nos mues-tre su amor. Por ello, en nuestra vi-da necesitamos aprender a parar la noria de los pensamientos, y acoger lo que viene de fuera. Así será también en la oración. Nece-sitamos aprender a escuchar an-tes de responder. Necesitamos aprender la gramática de Dios.

Roberto González – Tapia, pbro.

En este "Café con" visita-mos a José Ignacio y Sylvia, un matrimonio cur-

sillista de nuestra comunidad. Ellos mismos se presentan co-mo un pack: "Siempre juntos, tanto si nos encomiendan parti-cipar en un Equipo o dar un rollo en la ultreya como si nos eligen para ser padrinos de un Cursillo, o de la Misión a Perú. Vamos, que nos viene muy bien eso de ser dos en una sola carne".

Tras las presentaciones de rigor y enseñarnos su casa pasamos a la faena. Compartieron su vida con todos nosotros. Sin necesi-dad de preguntas, tomaron la ini-ciativa y empezaron a contarnos cómo se conocieron el verano de 1967 en una Residencia de Educación y Descanso en Cá-diz, y cómo unos meses des-pués formalizaron su relación.

Es curioso cómo la conversa-ción fue un torrente de informa-ción transmitida de forma sinto-nizada. No se quitaban la pala-bra entre sí, cada uno esperaba a que el otro hiciera una pausa para coger un poco de aire y con-tinuar la historia, sin perder el hi-lo. Parecía que habían estado ensayando días y días.

Así, de una forma amena, de-senfadada y sobre todo muy na-tural, nos fueron desvelando que se casaron el 25 de febrero de 1971, fecha elegida no al azar. Sylvia, orgullosa, nos cuen-ta que "nuestra primera cita de novios fue ese mismo día de fe-brero de hacía 3 años, en 1968". Se definen como una familia muy atípica: matrimonio sin hi-jos, Sylvia hija única, las dos her-manas de su madre, solteras; y José Ignacio tiene un hermano que vive en Valencia y otro en Soto del Real. Mientras que Jo-sé Ignacio trabajaba como inge-niero de Telecomunicaciones en diferentes empresas, Sylvia tra-bajaba como voluntaria en va-rias ONG: Manos Unidas, Fe y Alegría (que con el tiempo pasa-ría a llamarse Entre Culturas)...

Y aunque en esa época ellos se definían como cristianos practi-cantes sin más, sin haber desu-bierto aún el encuentro personal con el Señor, fueron colocando las piezas que la vida les iba ofre-ciendo en una hermosa Obra.

Tras un compás de años en que las circunstancias cambiaron y su misión principal fue la de es-tar pendiente y presentes cui-dando de la madre de Sylvia, con alzheimer –"el Señor no nos ha dado hijos pero nos ha dado personas mayores para cui-dar"–, llegó ese regalo que el Se-ñor tenía previsto para ellos. Y es que Dios no pierde una opor-tunidad. Llegaron tarde a un en-cuentro de matrimonios, donde se incorporan a la cena. Sólo quedaban dos sillas vacías en mesas diferentes y nuestro "pack" tuvo que separase. Y he

aquí que José Ignacio se mete en la conversación de los otros matrimonios comensales. Y es-cucha palabras entusiasmadas y entusiasmantes de un Cursillo de Cristiandad. No pierde tiem-po, esa misma noche se lo co-menta a Sylvia y días después se presentan en la Casa de Cris-to Rey, en Pozuelo, para vivir el Cursillo mixto nº 84 de la dióce-sis de Getafe.

Desde que salieron de su Cursi-llo, reconocen que su vida está llena y no paran. Llevan el Evan-gelio a todo aquel que se acerca a ellos, y en especial a los ancia-nos visitándolos en Residen-cias. Además, José Ignacio dedi-ca su tiempo en transcribir tex-tos manuscritos de Sebastián Gayá, empapándose de su sabi-duría, fe e ilusión, aportando su granito de arena para la Causa de su canonización. Mientras, Sylvia está colaborando en Cári-tas en un proyecto con inmigran-tes, donde se les enseña habili-dades domésticas (cocina, cos-tura, limpieza y plancha).

Ambos se forman en sus res-pectivas reuniones de grupo, y con el grupo de matrimonios en la parroquia de Villanueva de la Cañada, donde hacen sus esca-padas los fines de semana. Actualmente están haciendo un Curso de Biblia y otro sobre la Lectio Divina.

Humildemente en su día a día fermentan sus ambientes lle-nándolos de colores con su tes-timonio de vida y proclamando siempre con una alegría "divina" las maravillas que Dios hace en y con ellos. Viven disfrutando

JOSÉ IGNACIO SYLVIA

Café con…

12

Para mí el "Café con" ha sido fantástico, ya que he podido compartir y conocer más a Jo-sé Ignacio y a Sylvia, ya que desde hace bien poquito com-parto ultreya con ellos. Ha si-do estupendo cómo nos han acogido en su casa y cómo han abierto sus corazones y sus vidas a nosotros dándo-nos la oportunidad de cono-cer un poco más cómo son, cómo viven y su amor por Cristo, ¡compartiendo una oración con nosotros! Es in-creíble ver cómo viven el ma-trimonio y siguen caminando juntos, y con Cristo en el cen-tro, haciéndome ver lo impor-tante que es esto. Me siento muy agradecida al Señor por regalarme este rato con ellos, y demostrarme cómo perseverando a su lado y po-niéndole en nuestras vidas, todo es más llevadero.

Rocío

Me ha encantado compartir la tarde en comunidad con Sylvia y José Ignacio, y he dis-frutado un montón escuchán-dolos hablar de su vida y del paso del Señor por ella. Es muy difícil resumir todo lo que me transmitieron esa tar-de, pero si tuviese que que-darme con tres cosas, se-rían: la entrega a los demás con alegría, la perseverancia en la oración y la esperanza con que abrazan la cruz en las dificultades. Doy infinitas gracias a Dios por esta Comu-nidad donde he conocido a gente tan fantástica como Sylvia y José Ignacio, que me abren las puertas de su casa y de su vida para aprender de su testimonio a buscar a Dios en cada momento de mi vida.

La verdad es que cuando me propusieron participar en el "Café con" no sabía qué espe-rar, no había hecho nunca na-da parecido. Nada más llegar a la casa de José Ignacio y Sylvia me sentí como si fuera la mía, vi enseguida que aquello era un regalo del Se-ñor. Gracias a las vivencias que compartieron con noso-tros comprobé que el amor de Dios puede con cualquier circunstancia por adversa que sea, y que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. Transmitían una felicidad envidiable y entre su buen humor, sus anécdotas y los boquerones en vinagre... ¡se nos pasó la tarde volan-do!

de la Comunidad, donde han en-contrado su familia que les quie-re y apoya.

Es una maravilla escuchar có-mo están afrontando la enfer-medad de Sylvia, cáncer, y las múltiples operaciones de José Ignacio. Piensan y lo dicen con-vencidos de que la enfermedad es lo mejor para ellos. "No lo en-tendemos con los ojos huma-nos, desde fuera te hundes en la miseria pero cuando tienes fe, to-do es diferente". Y comienzan a rezar una oración a la que se agarran día a día: "Señor, la en-fermedad ha llamado a la puerta de mi vida. Una experiencia du-ra y una realidad difícil de acep-tar. No obstante, te doy gracias por esta enfermedad, me ha he-cho tocar con la mano la fragili-dad y la precariedad de la huma-na existencia. Ahora miro todo con otros ojos...".

13

Así va pasando la tarde, abrien-do su casa, su vida y sus cora-zones a todos los que estamos allí. Son tan acogedores que no sólo nos hacen participes de to-do lo que cuentan sino que al ca-bo de un tiempo, todos nos sen-timos en nuestra casa, y habla-mos y compartimos como si nos conociéramos de toda la vida. El tiempo corre, y la cabeza nos dice que hay que cortar, que al día siguiente nos espera a cada uno la misión, mientras en nues-tro corazón resuenan las pala-bras "¡qué bien se está aquí!",

quedémonos un rato más. Y nos quedamos... porque falta la tra-ca final: "Del Cursillo sales a to-pe. Pero luego el día a día te co-me. Lo que nos da la fuerza para seguir encendidos y poder per-severar son la Reunión de gru-po, la ultreya (nosotros fuimos al día siguiente de salir del Cursillo a la ultreya de López de Hoyos), la Escuela y las cosas que orga-niza el Movimiento".

Bárbara

Santiago

En este "Café con" visita-mos a José Ignacio y Sylvia, un matrimonio cur-

sillista de nuestra comunidad. Ellos mismos se presentan co-mo un pack: "Siempre juntos, tanto si nos encomiendan parti-cipar en un Equipo o dar un rollo en la ultreya como si nos eligen para ser padrinos de un Cursillo, o de la Misión a Perú. Vamos, que nos viene muy bien eso de ser dos en una sola carne".

Tras las presentaciones de rigor y enseñarnos su casa pasamos a la faena. Compartieron su vida con todos nosotros. Sin necesi-dad de preguntas, tomaron la ini-ciativa y empezaron a contarnos cómo se conocieron el verano de 1967 en una Residencia de Educación y Descanso en Cá-diz, y cómo unos meses des-pués formalizaron su relación.

Es curioso cómo la conversa-ción fue un torrente de informa-ción transmitida de forma sinto-nizada. No se quitaban la pala-bra entre sí, cada uno esperaba a que el otro hiciera una pausa para coger un poco de aire y con-tinuar la historia, sin perder el hi-lo. Parecía que habían estado ensayando días y días.

Así, de una forma amena, de-senfadada y sobre todo muy na-tural, nos fueron desvelando que se casaron el 25 de febrero de 1971, fecha elegida no al azar. Sylvia, orgullosa, nos cuen-ta que "nuestra primera cita de novios fue ese mismo día de fe-brero de hacía 3 años, en 1968". Se definen como una familia muy atípica: matrimonio sin hi-jos, Sylvia hija única, las dos her-manas de su madre, solteras; y José Ignacio tiene un hermano que vive en Valencia y otro en Soto del Real. Mientras que Jo-sé Ignacio trabajaba como inge-niero de Telecomunicaciones en diferentes empresas, Sylvia tra-bajaba como voluntaria en va-rias ONG: Manos Unidas, Fe y Alegría (que con el tiempo pasa-ría a llamarse Entre Culturas)...

Y aunque en esa época ellos se definían como cristianos practi-cantes sin más, sin haber desu-bierto aún el encuentro personal con el Señor, fueron colocando las piezas que la vida les iba ofre-ciendo en una hermosa Obra.

Tras un compás de años en que las circunstancias cambiaron y su misión principal fue la de es-tar pendiente y presentes cui-dando de la madre de Sylvia, con alzheimer –"el Señor no nos ha dado hijos pero nos ha dado personas mayores para cui-dar"–, llegó ese regalo que el Se-ñor tenía previsto para ellos. Y es que Dios no pierde una opor-tunidad. Llegaron tarde a un en-cuentro de matrimonios, donde se incorporan a la cena. Sólo quedaban dos sillas vacías en mesas diferentes y nuestro "pack" tuvo que separase. Y he

aquí que José Ignacio se mete en la conversación de los otros matrimonios comensales. Y es-cucha palabras entusiasmadas y entusiasmantes de un Cursillo de Cristiandad. No pierde tiem-po, esa misma noche se lo co-menta a Sylvia y días después se presentan en la Casa de Cris-to Rey, en Pozuelo, para vivir el Cursillo mixto nº 84 de la dióce-sis de Getafe.

Desde que salieron de su Cursi-llo, reconocen que su vida está llena y no paran. Llevan el Evan-gelio a todo aquel que se acerca a ellos, y en especial a los ancia-nos visitándolos en Residen-cias. Además, José Ignacio dedi-ca su tiempo en transcribir tex-tos manuscritos de Sebastián Gayá, empapándose de su sabi-duría, fe e ilusión, aportando su granito de arena para la Causa de su canonización. Mientras, Sylvia está colaborando en Cári-tas en un proyecto con inmigran-tes, donde se les enseña habili-dades domésticas (cocina, cos-tura, limpieza y plancha).

Ambos se forman en sus res-pectivas reuniones de grupo, y con el grupo de matrimonios en la parroquia de Villanueva de la Cañada, donde hacen sus esca-padas los fines de semana. Actualmente están haciendo un Curso de Biblia y otro sobre la Lectio Divina.

Humildemente en su día a día fermentan sus ambientes lle-nándolos de colores con su tes-timonio de vida y proclamando siempre con una alegría "divina" las maravillas que Dios hace en y con ellos. Viven disfrutando

JOSÉ IGNACIO SYLVIA

Café con…

12

Para mí el "Café con" ha sido fantástico, ya que he podido compartir y conocer más a Jo-sé Ignacio y a Sylvia, ya que desde hace bien poquito com-parto ultreya con ellos. Ha si-do estupendo cómo nos han acogido en su casa y cómo han abierto sus corazones y sus vidas a nosotros dándo-nos la oportunidad de cono-cer un poco más cómo son, cómo viven y su amor por Cristo, ¡compartiendo una oración con nosotros! Es in-creíble ver cómo viven el ma-trimonio y siguen caminando juntos, y con Cristo en el cen-tro, haciéndome ver lo impor-tante que es esto. Me siento muy agradecida al Señor por regalarme este rato con ellos, y demostrarme cómo perseverando a su lado y po-niéndole en nuestras vidas, todo es más llevadero.

Rocío

Me ha encantado compartir la tarde en comunidad con Sylvia y José Ignacio, y he dis-frutado un montón escuchán-dolos hablar de su vida y del paso del Señor por ella. Es muy difícil resumir todo lo que me transmitieron esa tar-de, pero si tuviese que que-darme con tres cosas, se-rían: la entrega a los demás con alegría, la perseverancia en la oración y la esperanza con que abrazan la cruz en las dificultades. Doy infinitas gracias a Dios por esta Comu-nidad donde he conocido a gente tan fantástica como Sylvia y José Ignacio, que me abren las puertas de su casa y de su vida para aprender de su testimonio a buscar a Dios en cada momento de mi vida.

La verdad es que cuando me propusieron participar en el "Café con" no sabía qué espe-rar, no había hecho nunca na-da parecido. Nada más llegar a la casa de José Ignacio y Sylvia me sentí como si fuera la mía, vi enseguida que aquello era un regalo del Se-ñor. Gracias a las vivencias que compartieron con noso-tros comprobé que el amor de Dios puede con cualquier circunstancia por adversa que sea, y que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. Transmitían una felicidad envidiable y entre su buen humor, sus anécdotas y los boquerones en vinagre... ¡se nos pasó la tarde volan-do!

de la Comunidad, donde han en-contrado su familia que les quie-re y apoya.

Es una maravilla escuchar có-mo están afrontando la enfer-medad de Sylvia, cáncer, y las múltiples operaciones de José Ignacio. Piensan y lo dicen con-vencidos de que la enfermedad es lo mejor para ellos. "No lo en-tendemos con los ojos huma-nos, desde fuera te hundes en la miseria pero cuando tienes fe, to-do es diferente". Y comienzan a rezar una oración a la que se agarran día a día: "Señor, la en-fermedad ha llamado a la puerta de mi vida. Una experiencia du-ra y una realidad difícil de acep-tar. No obstante, te doy gracias por esta enfermedad, me ha he-cho tocar con la mano la fragili-dad y la precariedad de la huma-na existencia. Ahora miro todo con otros ojos...".

13

Así va pasando la tarde, abrien-do su casa, su vida y sus cora-zones a todos los que estamos allí. Son tan acogedores que no sólo nos hacen participes de to-do lo que cuentan sino que al ca-bo de un tiempo, todos nos sen-timos en nuestra casa, y habla-mos y compartimos como si nos conociéramos de toda la vida. El tiempo corre, y la cabeza nos dice que hay que cortar, que al día siguiente nos espera a cada uno la misión, mientras en nues-tro corazón resuenan las pala-bras "¡qué bien se está aquí!",

quedémonos un rato más. Y nos quedamos... porque falta la tra-ca final: "Del Cursillo sales a to-pe. Pero luego el día a día te co-me. Lo que nos da la fuerza para seguir encendidos y poder per-severar son la Reunión de gru-po, la ultreya (nosotros fuimos al día siguiente de salir del Cursillo a la ultreya de López de Hoyos), la Escuela y las cosas que orga-niza el Movimiento".

Bárbara

Santiago

14

Las ideas sobre la condición y el destino del hombre, la defensa de la libertad y dig-

nidad de la persona, el principio esencial de su trascendencia y de su universalidad, han estado vin-culadas durante siglos a la pro-funda herencia del cristianismo. No es casual que en la Europa en la que prendió el mensaje de Je-sús se desarrollaran aquellos valo-res que, en el humanismo rena-centista y en la Ilustración pusie-ron el fundamento de la moderni-dad. No es extraño que nacieran en Occidente los más ambiciosos principios de emancipación del hombre, y que fuera aquí donde la crítica a la injusticia y la defensa de la libertad pudieran echar las raíces más profundas de una cul-tura que ha defendido, desde su

nacimiento, la igualdad de los se-res humanos.

Sin embargo, el actual laicismo que avanza y golpea la sociedad española fomentando la división, como si no tuviéramos bastante con los problemas que nos acu-cian, poco tiene que ver con la de-fensa de la libertad de pensa-miento. Este laicismo en realidad persigue erradicar lo poco que nos queda ya de conciencia de nuestra civilización. Trata de des-viar las preguntas incómodas so-bre los estériles enjuagues de la multiculturalidad, y se arroga una superioridad moral que en el fon-do pretende evitar un debate sere-no.

España padece un grave deterio-

ro de sus recursos ideológicos. Deterioro que también afecta la conciencia en su grandeza cultu-ral y de su pertenencia a una civili-zación que ha elaborado nuestra perspectiva moral. Ya no estamos ante una sociedad que ignora de-terminados dogmas religiosos. Nos encontramos ante una comu-nidad que se despreocupa de los valores que la han moldeado a lo largo de la historia, y que son un recurso indispensable para supe-rar la crisis devastadora que nos asola.

Nuestro fracaso como sociedad no reside solo en no haber sabido evitar una gestión de la economía que nos ha conducido a la catás-trofe que vivimos. En buena medi-da nuestro fracaso reside en la in-

Miguel Torres Galera

Laicismo envidioso"¿Qué es lo que envidian del catolicismo nuestros empecinados perseguidores?

Sin duda, la esperanza"

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sensatez con que renunciamos a nuestros valores distintivos. Los españoles somos la única nación que renuncia al significado de su identidad.

El absurdo anticristianismo que se esconde en el laicismo que pa-decemos no pretende atacar los dogmas que solo afectan a los cre-yentes, sino que supone una ofen-siva contra valores que definen una forma de vivir, un concepto de la persona, una idea de la li-bertad, una perspectiva sobre la unidad moral del género humano. Junto a otras cosas que están su-cediendo, esta es una manera de liquidar lo que muchos entende-mos como España.

Por ello, los cristianos españoles tenemos que dilucidar si acepta-mos, sin ofrecer resistencia, esa decisión posmoderna de renun-ciar a nuestro acervo espiritual; si estamos dispuestos a permane-cer impasibles ante los despre-cios a nuestra proyección univer-sal; y si estamos decididos a ser la única cultura que olvida sus raí-ces.

Pienso que este acoso laicista al cristianismo en realidad se funda-menta sobre una envidia insufri-ble. Alguien dijo que envidiar lo que se desprecia puede envene-nar toda una vida. Por eso me pre-gunto, ¿qué es lo que envidian del catolicismo nuestros empeci-nados perseguidores? Sin duda, lo que más envidian es la espe-ranza. Una esperanza que nació hace veinte siglos alzándose con-tra la tiranía y proclamando la uni-dad moral del género humano. También envidian el triunfo cons-tante de la palabra de Jesús de Nazaret, su fortaleza para tender las manos a quienes sufren y hen-chir el alma ante la responsabili-dad de creer que todos los hom-bres son nuestros hermanos. Envidian la actualidad de la reli-gión, la viveza del mensaje de re-dención lanzado sobre una época desalmada. Envidian el consuelo proporcionado a los humildes, la justicia requerida a los podero-sos, la sagrada condición de cada persona defendida frente a quie-nes quieren reducir a materia de-sechable la vida de los hombres.

Envidian el catolicismo, aunque digan despreciarlo. Y eso enve-nena una existencia que se les ha-

ce insufrible. Nos envidian, qui-zás, temiendo que algún día, los católicos lleguemos a adquirir au-téntica conciencia de nuestro lu-gar en el mundo, de nuestra fun-ción vertebradora del bien co-mún. Nos envidian temiendo que un día los católicos dejemos de li-mitarnos a negociar dónde y có-mo existen los lugares de culto, y defendamos que el espacio públi-co es el territorio de realización de unos valores que nos definen co-mo cultura y nos proyectan como civilización, a creyentes y no cre-yentes. Ese día en que los católi-cos estemos a la altura de nuestro propio mensaje fundacional y nos atrevamos a proclamarlo como so-lución para los problemas radica-les de nuestro tiempo.

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Las ideas sobre la condición y el destino del hombre, la defensa de la libertad y dig-

nidad de la persona, el principio esencial de su trascendencia y de su universalidad, han estado vin-culadas durante siglos a la pro-funda herencia del cristianismo. No es casual que en la Europa en la que prendió el mensaje de Je-sús se desarrollaran aquellos valo-res que, en el humanismo rena-centista y en la Ilustración pusie-ron el fundamento de la moderni-dad. No es extraño que nacieran en Occidente los más ambiciosos principios de emancipación del hombre, y que fuera aquí donde la crítica a la injusticia y la defensa de la libertad pudieran echar las raíces más profundas de una cul-tura que ha defendido, desde su

nacimiento, la igualdad de los se-res humanos.

Sin embargo, el actual laicismo que avanza y golpea la sociedad española fomentando la división, como si no tuviéramos bastante con los problemas que nos acu-cian, poco tiene que ver con la de-fensa de la libertad de pensa-miento. Este laicismo en realidad persigue erradicar lo poco que nos queda ya de conciencia de nuestra civilización. Trata de des-viar las preguntas incómodas so-bre los estériles enjuagues de la multiculturalidad, y se arroga una superioridad moral que en el fon-do pretende evitar un debate sere-no.

España padece un grave deterio-

ro de sus recursos ideológicos. Deterioro que también afecta la conciencia en su grandeza cultu-ral y de su pertenencia a una civili-zación que ha elaborado nuestra perspectiva moral. Ya no estamos ante una sociedad que ignora de-terminados dogmas religiosos. Nos encontramos ante una comu-nidad que se despreocupa de los valores que la han moldeado a lo largo de la historia, y que son un recurso indispensable para supe-rar la crisis devastadora que nos asola.

Nuestro fracaso como sociedad no reside solo en no haber sabido evitar una gestión de la economía que nos ha conducido a la catás-trofe que vivimos. En buena medi-da nuestro fracaso reside en la in-

Miguel Torres Galera

Laicismo envidioso"¿Qué es lo que envidian del catolicismo nuestros empecinados perseguidores?

Sin duda, la esperanza"

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sensatez con que renunciamos a nuestros valores distintivos. Los españoles somos la única nación que renuncia al significado de su identidad.

El absurdo anticristianismo que se esconde en el laicismo que pa-decemos no pretende atacar los dogmas que solo afectan a los cre-yentes, sino que supone una ofen-siva contra valores que definen una forma de vivir, un concepto de la persona, una idea de la li-bertad, una perspectiva sobre la unidad moral del género humano. Junto a otras cosas que están su-cediendo, esta es una manera de liquidar lo que muchos entende-mos como España.

Por ello, los cristianos españoles tenemos que dilucidar si acepta-mos, sin ofrecer resistencia, esa decisión posmoderna de renun-ciar a nuestro acervo espiritual; si estamos dispuestos a permane-cer impasibles ante los despre-cios a nuestra proyección univer-sal; y si estamos decididos a ser la única cultura que olvida sus raí-ces.

Pienso que este acoso laicista al cristianismo en realidad se funda-menta sobre una envidia insufri-ble. Alguien dijo que envidiar lo que se desprecia puede envene-nar toda una vida. Por eso me pre-gunto, ¿qué es lo que envidian del catolicismo nuestros empeci-nados perseguidores? Sin duda, lo que más envidian es la espe-ranza. Una esperanza que nació hace veinte siglos alzándose con-tra la tiranía y proclamando la uni-dad moral del género humano. También envidian el triunfo cons-tante de la palabra de Jesús de Nazaret, su fortaleza para tender las manos a quienes sufren y hen-chir el alma ante la responsabili-dad de creer que todos los hom-bres son nuestros hermanos. Envidian la actualidad de la reli-gión, la viveza del mensaje de re-dención lanzado sobre una época desalmada. Envidian el consuelo proporcionado a los humildes, la justicia requerida a los podero-sos, la sagrada condición de cada persona defendida frente a quie-nes quieren reducir a materia de-sechable la vida de los hombres.

Envidian el catolicismo, aunque digan despreciarlo. Y eso enve-nena una existencia que se les ha-

ce insufrible. Nos envidian, qui-zás, temiendo que algún día, los católicos lleguemos a adquirir au-téntica conciencia de nuestro lu-gar en el mundo, de nuestra fun-ción vertebradora del bien co-mún. Nos envidian temiendo que un día los católicos dejemos de li-mitarnos a negociar dónde y có-mo existen los lugares de culto, y defendamos que el espacio públi-co es el territorio de realización de unos valores que nos definen co-mo cultura y nos proyectan como civilización, a creyentes y no cre-yentes. Ese día en que los católi-cos estemos a la altura de nuestro propio mensaje fundacional y nos atrevamos a proclamarlo como so-lución para los problemas radica-les de nuestro tiempo.

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ANIVERSARIO DE LA ULTREYA LOPEZ DE HOYOS

CALENDARIO 2019