VICENTE BLASCO IBANEZ - revistadelauniversidad.unam.mx · Lo mejor de Blasco Ibáñez es el pai ......
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VICENTEBLASCO IBANEZ[1867/1967]
por José Emilio Pacheco
Por espacio de muchos años y hasta finesde la segunda guerra mundial, VicenteBlasco Ibáñez fue el más leído entre todos los escritores del idioma español. Hoy,al parecer, ya nadie o casi nadie lo recuerda. Un melancólico proverbio ingléssentencia que One generation's taste isanother generation's vomito Blasco Ibáñezpasó con su época, quedó fechado en laspelículas de su intérprete Rodolfo Valentino. Y sin embargo, la pasión que acompañ6 toda su vida perdura al juzgarlo.En manuales e historias literarias se le archiva sin más trámite como un "gran escritor" o se le dedican opiniones tan demoledoras como esta de un crí tico reciente:
"Buscar en la obra de Blasco Ibáñezvalores literarios, como en sus grandescontemporáneos, es tarea inútil, como loes buscar una ideología que en modo alguno empareje con la del 98. Perteneciendo cronológicamente al período, las p"reocupaciones, los temas de otros escritores eideol6gos no aparecen en el escritor valenciano, cuyo espíritu, en lo que al estiloy el pensamiento atañe, pertenece de Ile
'no al siglo XIX. SU naturalismo, sin embargo, es más impulsivo que metódico:toma de Zola los principios, mas no losprocedimientos, con lo que llega, sin embargo, a resultados, si más brillantes, taninconsistentes como los del pontífice deMédan. Su prosa, como su vida, es arrebatada y vulgar. Su sensibilidad no recogemú que lo impetuoso, lo ordinario: huelea sudor ya sexo, con apetitosas vaharadasde paella valenciana. Su retina deslumbrada de meridional sólo se abre a la luzsolar, a las grandes masas de color, sincaptar las delicadezas ni los matices; delmismo modo, sólo advierte del hombre acciones externas que describe a grandesrasgos, sin profundizar en los motivos; ycuando pretende hacerlo, la psicología deSUS personajes resulta pobre y convencional. Lo mejor de Blasco Ibáñez es el paisajista de su primera época; del resto deSU obra sólo quedan argumentos bien trabados para el cine." [Gonzalo TorrenteBaIlester, Panorama de la literatura española contemporánea.]
Hay una ambigüedad esencial en el juiciosobre un autor del pasado ya no inmediato. Si no se trata de un estudio académico,la única forma de juzgarlo es situar suobra entre nosotros, ver lo vivo y lo muerto de ella con una mirada que difiere dela de ayer y es distinta por fuerza de aquella con que la mirarán mañana. Pero lasupervivencia, la capacidad de renovarsecon las sucesivas generaciones de lectores,es la excepción y no la regla literaria. Sitodo pasa y muere y nada queda ¿c6moexigir que la literatura siempre permanezca?
Nuestros juicios nos juzgan y el despeñadero acecha a toda crítica. Nadie estálibre de la tontería militante y razonadora.y la impopularidad del pasado es el terreno más fértil para que podamos ser-en pro o en contra- inteligentementeestúpidos.
Blasco Ibáñez se encuentra tan lejos queal ensalzarlo o deturparlo impunemente elriesgo crítico se diría reducido al mínimo.Por eso la única opci6n posible es el intento de entenderlo.
El 28 de enero de 1867, el mismo año deRubén Dado y Luigi Pirandello, VicenteBlasco Ibáñez nació en Valencia. Prec<YLen sus ambiciones literarias y en sus ideaspolíticas, a los dieciséis años dejó la casafamiliar para "vivir de su pluma" en Madrid. Amanuense del folletinista ManuelFernández y González (1830-1888, autorde quinientas novelas entre ellas El pastelero de Madrigal y El condestable donAlvaro de Luna], es fama que de él aprendió Blasco su mayor virtud, la amenidad,y su peor vicio, la nula voluntad estilística.Tras la huella del maestro redactó su primer libro El conde Garci Fernández, alque siguieron relatos, poemas, dramas, libros de viaje -fruto del destierro causadopor sus actividades antimonárquicas- yhasta una Historia de la revolución española en tres volúmenes.
De romántíco tardío pasó a epígono delnaturalismo cuando descubrió el vasto,inexplotado material que le daba su propia tierra. Las opiniones de ayer y hoy se
remansan y coinciden en que el ciclo regionalista es lo valioso de su prooucci6n:Arroz y tartana (1894), Flor de mayo(1896), Cuentos valencianos (1896), Labarraca (1898), Eñtre naranjos (1900),Cañas y barro (1902). Por esa época seopuso a la entrada de España en guerracontra los Estados Unidos, desde las columnas.del diario El Pueblo, fundado y aveces (ntegramente redactado por él. En1903 representó a Valencia en la diputaci6n y destacó por 'su oratoria entre losrepublicanos. Decidido a no confinarse enun costumbrismo de la atrocidad, public6novelas que ocurrían más allá de Valencia (La catedral, El intruso, La bodega,La horda, La maja desnuda, Sangre yarena, Los muertos mandan, Luna Benamor), inclusive Sónnica la cortesana quetranscurre en Sagunto durante las guerraspúnicas. (Se ha citado entre sus modelosal Flaubert de Salamb6, a Pierre Louys, aAnatole France; se olvidan las inmediatasnarraciones de Juan Valera sobre la antigüedad fenicia y romana del MediterráneoespañoJ.)
En 1909 abandona provisoriamente laagitación política y la tarea literaria. Intenta fundar una colonia valenciana en elRío de la Plata y escribe, como reclame,La Argentina y sus grandezas. Al fracasarel proyecto, resuelve en definitiva industrializar sus dones, convertirse en un novelista del gran público. Mucho antes deLos argonautas (1914), ya sus obras sehabían publicado dondequiera y los millones de ejemplares vendidos le concitaban el desprecio hostil -y desde luegoenvidioso- de toda la inteUigentsia española. Pero el gran éxito universal sobrevino a raíz de la primera guerra.
Defensor incondicional de Francia y losaliad03, hizo una Historia de la guerra europea antes de acertar en el blanco delgusto mayoritario con Los cuatro jinetesdel Apocalipsis (1916), seguido de MareNosttum y Los enemigos de la mujer. En1920 pasó por México y recorri6 en triunfo los Estados Unidos; las universidadesle dieron títulos honoris causa y se diceque cada uno de sus reportajes sobre El
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Francisco de la Maza; Ar.finoo, el último dios dtlmundo clásico. U NA~1.Instituto de InvestigaciOlle!Estéticas, Estudios de Artry Estética, 10. México,1966.
libros
10 primero que a alguien sele ocurriría preguntar al enterarse de la aparición de eslflibro sería, tal vez ¿qué sentido tiene en nuestro medioun estudio sobre la antigüedad romana decadente? ¿~ohay suficientes' cosas descuidadas en México -en la )¡j;.toria de la cultura y en lahistoria del art~ para queandemos rastreando las tra·zas del bienamado de Adriano? E independientementede los valores intrínsec05 ddlibro que reseñamos, cabecontestar que, precisamenlt,en un momento cultural romo el que vivimos, que afuerza de preocuparse por la!cosas propias parece que seencierra hasta el grado de o~vidar las ajenas, libros com?el presente (o com~ el MIguel Angel de Justmo Fer·nández, v. gr.) cumplen unafunción eminente: la de re·cordarnos que México no esuna isla cultural (sobre todo.que. no debe serlo), la de ha·cemos sentir partícipes de unaaventura humana que es mucho más amplia que la par'tícula que a nuestro país corresponde en la historia de lacultura, por importante queésta pueda ser. La segundapregunta que' ~quel n~estrosupuesto aprensIvo podn~ ha·cerse es: ¿qué anda haCiendoFrancisco de la Maza, el me·jor conocedor del barroco
Vicente Blasco Ibáñez fue el primer escrito." industrial que existió en los países denuestro idioma; fue un hombre que renunció al ascetismo literario del XlX para adelantarse a la visión del xx del escritorcomo "celebridad" y figura pública; fueun desengañado que al ver la "fama póstuma" como algo grotesco, quimérico, sinsentido, optó por el reino de este mundo;un prosista que no creyó en el arte de laprosa -y hoy, un siglo después, encm~ntrasu penitencia en sus pecados.
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* En las pagInas de El Militarismo Mexicano Blasco Ibáñezanuncia que empleará sus observaciones en una novela -jamáspublicada y quizá ni siquiera escrita: El águila y la serpiente.Al dar este título a su libro Martín Luis Guzmán ¿ tuvo presente a Blasco y quiso refutar a ElMilitarismo Mexicano?
Con lo p rsonaj s d la Hu 'rta y laAlbúfera val n ianas, on Balistmentó de La ba.rraca, con I s I ador sde Flor de ma.yo, los expl tad s I s d 'sp seídos apar c 'n en la nov la c p. ii 1 acaso por primera v z como tales. Y n n.sideran la pobr za un dC'ignio livin o Iorden natural de la so i dad sino unainjusticia, un abuso en quc. finca elbienestar de la minoría. Esto qu h y estan obvio no lo era en la España finisecular, y nada le co taba a BIas o Ibáñezprodigarlo en las descripciones y en losparlamentos de su novelas; 'Por las tablas en pendiente que unían las barcascon el muelle iban pasando pies descalzos,calzones amarillos, caras tostadas todo elmísero rebaño que nace y mue~e en laplaya, sin conocer otro mundo que la extensión azul. Esta gente embrutecida porel peligro, sentenciada tal vez a muerteiba al mar para que otros seres vieran sC:bre su blanco mantel los moluscos rojosque huelen a violeta y tienen el aspectode joyas de coral, los suculentos pescado>con su mortaja de apetitosas salsas. La miseria iba a lanzarse en el peligro para satisfacer a la opulencia."