Vice Ns Libro Vacio

23
I I / ! I I, \ '1 I I I II V r' c r;:... '-" S r ""'- 0-. b vO' VQC f C No he querido hacerlo. Me he resistido du- 1 \ rante veinte afios. Veinte afios de oir : "tienes I que hacerlo ... , tienes que hacerlo" . De oirlo I de mf mismo. Pero no de ese yo que 10 en- 1 \ tiende y 10 padece y 10 rechaza. No; del otro , \ del subterraneo, de ese que fermenta en mf I i con un extrafio hervor. \ Lo digo sinceramente. Creanrne. Es verdad. 1 \ Adernas , 10 explicare con sencillez. Es la uni- ca forma de hacermelo perdonar. Pero antes , que se enticnda bien esto: uso la palabra per- donar en el mismo sentido que la usarfa un fruto cuando inevitablemente , a pesar de sf mismo , se pudriera. El sabrfa que era una .rransfo rmacion inexorable. De todos modos, crco yo, se avergonzaria un poco de su esta- do; .de haber llegado, cierto que sin impu- rezas originales, a una especie de impureza final. Es algo semejante, muy semejante. Al decir "hacerrnelo perdonar", me refiero

Transcript of Vice Ns Libro Vacio

Page 1: Vice Ns Libro Vacio

I I /!

I I, \ '1 I

I

III

V r' c r;:... '-" Sr ""'- 0-.

b vO' VQC f C

No he querido hacerlo. Me he resistido du-1\ rante veinte afios . Veinte afios de oir: "tienes I que hacerlo... , tienes que hacerlo" . De oirlo II de mf mismo. Pero no de ese yo que 10 en-1\ tiende y 10 padece y 10 rechaza. No; del otro, \ del subterraneo, de ese que fermenta en mfI i con un extrafio hervor. \ Lo digo sinceramente. Creanrne. Es verdad. 1\

Adernas, 10 explicare con sencillez. Es la uni-ca forma de hacermelo perdonar. Pero antes, que se enticnda bien esto: uso la palabra per-donar en el mismo sentido que la usarfa un fruto cuando inevitablemente, a pesar de sf mismo, se pudriera. El sabrfa que era una .rran sformacion inexorable. De todos modos, crco yo, se avergonzaria un poco de su esta-do; .de haber llegado, cierto que sin impu-rezas originales, a una especie de impureza final. Es algo semejante, muy semejante.

Al decir "hacerrnelo perdonar", me refiero

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 2: Vice Ns Libro Vacio

: I r I II ,

I: \ i I

I I I,

i

1,

10 JOSEFINA VICENS

al resultado, pero no al transite, no al reco-rrido. Hay algo independiente y poderoso que actua dentro de mi, vigilado por rni, conte-nido por mi, pero nunca vencido. Es como ser dos. Dos que dan vueltas constantemente, persiguiendose. Pero, a veces me he pregunta-do: (quien a quien? Llega a perderse todo sentido. Lo unico que preocupa es que no se alcancen. Sin embargo debe haber ocurrido ya, porque aqui estoy, haciendolo.

[Ah, quisiera poder explicar 10 patetico de este enlace! Nose si es esta mitad de mi, esta con la que creo contar todavia, esta con la que hablo, la que, agotada, se ha sometido a la otra para que todo acabe de una vez, 0 si es la otra, esa que rechazo y hostigo, esa contra' la que he luchado durante tanto tiempo, la que por fin se yergue victoriosa.

No se: de todos modos es una derrota. Pero tal vez una derrota buscada, hasta anhelada. (Como voy a saberlo ya? Se que solamente bastaria un momento, este, o este, 0 este... cualquier momento. Pero ya han pasado va-rios; ya han pasado los que gaste en decir que podrian ser los finales. Bastaria con no escri-bir una palabra mas, ni una mas... y yo ha-bria vencido.

,

,

.r

,...",.

EL LIBRO VACIO 11

Bueno, no yo, no yo totalmente; pero sf esa mitad de mi que siento a mi espalda, ahora mismo. vigilandome, en espera de que yo pon-ga la ultima palabra; viendo como voy alar-gapdo la explicacion de la forma en que po-dria veneer, cuando se perfectamente que el explicar esa forma es 10 que me derrota.

No escribir. Nada mas. No escribir. Esa es la formula. Y levantarme ahora mismo, lavar-me las manos y huir. (Por que digo huir? Sim-plemente irme. Tengo que ser sencillo. Debo irme. Asf no tengo que explicar nada. De-bo poner un punto y levantarme. N ada mas. Un punto comun y corriente, que no parezca el ultimo. Disfrazar el punto final. Si, eso es. Aqui.

Eso es, pero (para quien? Deseo ac1arar esto. (Es solo un pequefio, mornentaneo re-

-torn o, despuesme ire.) Yo no quiero escribir. Pero iq u iero notar que no escribo y quiero que los dernas 10 noten tambien, Que sea un dejar de hacerlo, no un no hacerlo. Parece 10 mismo, ya se que parece 10 mismo. jEs des-esperantel Sin embargo, se que no es igual. Por 10 contrario, se que es absolutamente dis-tinto, terriblemente distinto. Porque el dejar de hacerlo quiere decir haber caido y, no obs-

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 3: Vice Ns Libro Vacio

r II

t

ItI_ J

.,

, 'i

12 JOSEFINA VICENS

tante, haber salido de ello. Es la verdadera victoria. El no hacerlo es una victoria derna-siado grande, sin lucha, sin heridas.

[Ahi esta otra vez! Es 10 que pasa siempre. Despues de escrita una cosa, 0 hasta cuando la estoy escribiendo, se empieza a transfor-mar y me va dejando desnudo. Ahora pienso que 10 importante, 10 valioso seria precisa-mente no hacerlo. Esa lucha, esas heridas de que hable antes tan ... ampulosamente, no son mas que el escenario y el decorado de la ac-titud.

(Para que voy a emprender una batalla que quiero ganar, si de antemano se que no ernprendiendola es como la gano?

Es mucho mas facil: sencillamente no es-cribir.

Pero entonces resulta que queda en la sorn-bra, oculta para siempre, la decision de no ha-cerlo. Y esa intenci6n es Ia que me interesa esclarecer. Necesito decirlo. Empezare con-fesando que ya he escrito algo. Algo igual a es-to , explicando 10 mismo. Perdonen. Tengo dos cuadernos. Uno de ellos dice, en alguna parte:

----------_.

Hoy he comparado los dos cuadernos. As! no podre terminar nunca. Me obstino en escri-bir en este 10 que despues, si considero que puede interesar, pasare al nurnero dos, ya cer-nido y definitivo. Pero la verdad es que el cuaderno numero dos esta vacio y este casi .lleno de cosas inservibles. Cref que era mas Iacil. Pense, cuando decidf usar este sistema, que cada tres 0 cuatro noches podrfa pasar al cuaderno .dos una parte seleccionada de 10 que hubiera escrito en este, que llamo el nu-mero uno y que es una especie de pozo tole-rante, bondadoso, en el quevoy dejando caer todo 10 que pienso, sin aliiio ysin orden. Pero la preocupaci6n es sacarlo despues, poco a po-.co, recuperarlo y colocarlo, ya limpio y ade-.rezado, en el cuademos dos, que sera ellibro.

No; creo que no 10 hare n unca. Me sorprende poder escribir: "creo no

- 10 hare nunca" . .Pero esta noche estoy tran-

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 4: Vice Ns Libro Vacio

14 JOSEFINA VICENS

q uilo, sereno, resignado mansamente al fraca-so. Tambien me sorprende poder escribir la palabra "mansamente", aplicandola a mi mis-mo, porque la tenia reservada para mi madre. Pensaba: cuando yo la describa en alguna parte del Iibro, usare varias veces el terrnino " m ansam en te" . A costa de esa palabra tengo que revelarla. Para mi habia preparado otras. Hoy no importa usar aquella, Esta noche soy veridico. (Nome gusta esta ultima palabra: es dura, parece de hierro, con un gancho en la punta. En el cuaderno dos la suprimire.) Soy sincero. Esta noche soy sincero.

Se que no podre escribir. Se que el libro, si 10 termino, sera uno mas entre los millones de libros que nadie comenta y nadie recuer-da. A veces repito mi nombre: Jose Garcia. Lo yeo escrito en cada una de las paginas. Gigo a las gentes decir: "el Iibro de Jose Gar-cia". 51, 10 confieso. Hago esto con frecuencia y me gusta hacerlo. Pero de pronto, violenta- · mente, se rompe todo.

IQue absurdo, Dios mfo, que absurdol Si el libro no tiene eso, inefable, milagroso, que hace que una palabra comun, ·o ida mil veces, sorprenda y golpee; si cada pagina puede pa-sarse sin que la mana tiemble un poco; si las

..,

EL LIBRO VACIO 15

palabras no pueden sostenerse por sf mismas, ·sin .los andamios del argumento; si la emo-cion sencilla, encontrada sin buscarla, no esta presente en cada linea, es un libro?

es Jose Garcia? es ese Jose Garcia que quiere escribir, que necesita es-cribir. que todas las noches se sienta esperan-zado ante un cuaderno en blanco y se levanta jadeante, exhausto, des'pues de haber escrito cuatro 0 cinco paginas en las que todo eso falta. : Hoy descanso. Hoy digo la verdad. No po-

dre escribir jamas. que entonces esta ne-cesidad imperiosa? Si yo 10 se bien: no soy mas

.que un hombre mediano, con limitada capa-cidad, con una razonable ambici6n en todos los demas aspectos de la vida. Un hombre comun, exactamente eso, un hombre igual a millones y millones de hombres. IAh, qui-siera que alguien me contestaral que entonces esta obsesi6n? que este dolor .desaju stado? que un libro no puede tener la misma alta medida que la necesidad de escribirlo? que habita esta esplendida urgencia en tan modesto, oscuro sitio?

· 1 Pense que era Iacil empezar. Abri un cua-derno, comprado expresamente. Prepare un

-

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 5: Vice Ns Libro Vacio

I I '

16 JOSEFINA VICENS

plan, hice una especie de esquema. Con letra de imprenta y numeros romanos, muy bien dibujados, puse: CAPITULO I.-MI MADRE. Pero inmediatamente senti el temor. No, no puedo comenzar con eso. Pareceria que como no tengo nada importante que decir empiezo por los primeros pasos, por el balbuceo. Pen· sarfan que para no caer me aferro a la Ialda de mi madre, como cuando era nifio.

Asi, para poder escribir algo, tuve que men-tirme: escribo para mi, no para los dernas, y por 10 tanto puedo relatar 10 que quiera: mi madre, mi infancia, mi parque, mi escuela.

que no puedo recordarlos? Los escribo pa· ra mi, para sentirlos cerca otra vez, para po· seerlos. El nifio, como el hombre, no posee mas que aquello que inventa. Usa 10 que existe, pero no 10 posee. El nifio todo 10 hace al traves de su involuntaria inocencia, como el hombre al traves de su congenita ignorancia. La unica forma de apoderarnos hondamente \ de los seres y de las cosas y de los ambientes que usamos, es volviendo a ellos por el recuer do, 0 inventandolos, al darles un nombre.

sabia de mi madre cuando tenia yo nue-ve afios? Que existia, solamente. "Mama esta durmiendo... , mama ha salido... , mama se

EL LIBRO VACIO 17

va a enojar. .. " Eramos entonces demasiado reales, demasiado actuales para poder darnos cuenta de 10 que eramos y de como eramos.

Pero claro, yo mentia deliberadamente. No escribo para mi. Se dice eso, pero en el fondo hay una necesidad de ser leido, de llegar lejos: hay un anhelo de frondosidad, de ex-pansion. Entonces pense que no podia usar situaciones y sentirnicntos personales que re-ducirian, que localizarfan el interes, Yempezo la lucha por atrapar el concepto, la idea am-plia, de entre el moriton de paja acumulado en mi cuaderno numero uno. Es 10 dificil. Del parrafo anterior, por ejemplo, me gusta esto: "regresar, por el recuerdo, para poseer can mayor conciencia 10 que comunrnente s610 usamos". Pienso: [en torno a esto, en tor-no a esto hay que poner algor Pero la frase se me queda asf, seca, muerta, sin el calor que tiene cuando la empleo para justificarme.

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 6: Vice Ns Libro Vacio

,I"";'

', ' 1> I,;.

I I!, "1 , I Alguna vez crei que no era bueno el siste-i!.l·

ma de tener dos cuadernos. Para el numeroil\ ,I dos no encontraba nada digno, nada suficien-

temente interesante y logrado. Tiene que ser'II. \ I" directo, decidf, y me puse a escribir con valor, " sin titubeos, resuelto a empezar. Al dia si-'II guiente tuve que volver al antiguo metodo.

S610 habia escrito: "Estey aquf, tembloroso, preparado, en es-

..Ipera de la idea que no llega. Es un momento dif.icil. Al principio uno no sabe como hacer para atrapar a los lectores desde la primera

, I

G palabra. A los lectores 0 a uno mismo. Uno i\!11

.puede ser su lector, su unico lector, eso no " tiene importancia. Escribo para mi; que que- de bien entendido.

"I " Escucho con avidez los ruidos de la casa; dirijo la mirada a todas partes. De alguna ten-

I". dci que venir una sugesti6n, un recuerdo,II:,,

una voz... .., :..",

. I J. Ol.r.p) ;., i t !ill :-;: ' : t '0': '; ; ' J .•J:: : " .l

Page 7: Vice Ns Libro Vacio

21 20 JOSEFINA VICENS

[Los ruidos! puedo recibir de ellos, conocidos hasta el cansancio? Hay uno: el murmullo tierno de un/a .mujer que va ,Y que viene haciendo cosas m mirnas. Por el numero de pasos se perfectamente en donde se en-cuentra y a donde se dirige. En la cocina, el discreto ruido personal se acompafia de otro, peculiar y rnolesto. Parece que el simple he-cho de que alguien entre en la cocina pone en movimiento los platos, los cubiertos, la llave del agua. Hay un tintineo y un gotear enervantes. Ademas, fatalmente, algo cae , Menos mal si se rompe, porque entonces el ruido termina pronto y tiene una especie de justificacion dramatica. Lo terrible es cuando caen esas tapas de peltre 0 aluminio que si-

EL LIBRO VACIO

de esos ruidos domesticos que de tan oidos nadie escucha ya. Salio tal vez por el miedo que tengo a 10 que que se acerca y entra en rru habitacion secandose las manos. Luego, todavia humedas, las pone sabre mi cabeza y pregunta, como todas las naches:

cansado? Antes de oir mi respuesta lanza una mira-

da al cuaderno, casi vado. que ve el cuaderno? que me pregunta? voy a contestarle que S1, que estoy rendido, ex-hausto de no haber escrito una sola linea? (Como 10 va a entender si ella, mientras tan-to,ha hecho una serie de cosas rudas; ha caminado por toda la casa, llevando, trayendo,

guen temblando en el suelo, en forma r idicu- : ' lavando, limpiando.. .? va a entender la, y que no sufren dafio alguno con el golpe; . que esas cosas, que se pueden hacer pensando

, Es inevitable; cuando ella entra a la COCIna tengo que permanecer quieto, prevenido para! que no me sorprenda el estrepito. Esto me ha-

I ce perder tiempo pero, debo decirlo, en el Ion-do me agrada encontrar una excusa para que·

l darme un rato en blanco, para legalizar un .

mornentaneo descanso."

en otras, no agotan como las que no pueden hacerse ni pensando constante, profunda, des-garradoramentc en elIas mismas?

Lo real, 10 que se ve, no obstante, es que ella ha trabajado y yo no. Que ella viene a preguntarme si estoy cansado y que yo no se que contestarle. Entonces hago a un lado, ra-

Eso era todo. N aturalmente no 10 utilice'bioso, el cuaderno, me irrita su ternura y aun No tiene interes, No se como empece a hablar sabiendo que no existe, simulo percibir un

f 8 , I LIOJ f CA ,

. ..' . "IMfUfL GOIU 10111 ..

.:

I

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 8: Vice Ns Libro Vacio

22 JOSEFINA VICENS

fondo ironico en su pregunta, y contesto con violencia:

de que? Ya 10 has visto, no he hecho nada. jTu, en cambio, debes estar ren. elida! [Desde hace dos horas estas haciendo co-sas importantes!

Permanece callada un momento. Despues dice:

-Importantes no, pero hay que hacerIas... Y si , estoy cansada. Buenas noches.

[Ya esta l [Ahora la vergiienza de haber sido injusto! La severidad, la razon , la eficacia estan con ella siempre. Todo 10 limpio y cla-ro le pertenece. Es , ha sido toda su vida, un bello lago sin el pudor de su fondo. Se asoma uno a el y 10 ve todo ; lanza uno la piedra y puede contemplar su recorrido y el sitio en que por fin se detiene. No queda nunca zo-zobra ni duda; solo remordimiento.

Y despues buscar la reconcil iacion, dar la excusa... Lo mejor es recurrir a explicacio-nes comunes: fatiga , nervios. Aunque la rea-lidad sea bien distinta. Me gustaria decirle:

- T e trato mal porque me molesta tu equi-librio, porque no puedo tolerar tu sencillez. Te trato mal porque detesto a las gentes que no son enemigas de sf mismas.

EL LIBRO VACIO 23

Pero.. , [como voy a decirIe esto a quien vive sostenida por su propia arrnazon, al imen-tandose de su rectitud, del cumplimiento de su deber, de su digna y silenciosa servidumbrel

Pero tampoco puedo decirIe: -Perdoname, tienes razon. Te trato mal

porque he pasado toda la noche empefiado en hacer algo imposible, superior a mis fuerzas... porque 10 sorprendiste y me avergonce.

No puedo porque provocaria una deesas escenas sentimentales que la obligan a 'decir •cosas falsas, en las que ella no cree y que me dan la impresion de que me estan untando

.'pomadas en la cara : -No 10 tomes asf, no te desesperes... [Cla-

ro que puedes escribirI Lo que pasa es que hoy estas cansado, manana saldra mejor, ya 10 , veras.

IMentiral En el fondo ella tampoco cree '.que yo pueda escribir un libro; [ni Ie impor-ta 'que escriba 0 nol Es decir, no le importa 10 que escriba. Le gustaria que pudiera ha-cerIo, pero solo como forma de tranquilizar-me. Tolo 10 ve al traves de mi cuerpo: mi pe-so, mi estomago, mi garganta... Nose decide .a interponerse directamente, pero tiene un 'sordo rencor porque intuye mi desaliento.

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 9: Vice Ns Libro Vacio

I IiIi[II fIII

j

24 JOSEFINA VICE NS

Un dfa se atrevio, el unico: - jD eja ya esa locura, te estas acabando! jNo

se por que te ernpefias en escribir! j La hubiera matado en ese momento! Pero todo 10 hace por mi bien, por 10 que

ella cree que es mi bien. Lo comprendo per-fectamente; por eso es m as dificilla situacion, porque no puedo evitar tratarla con aspereza cada vez que me ve escribiendo y me iriterro-ga , creyendo halagarme.

Y despues las explicaciones, las excusas, la vigilancia sobre mf mismo para no dejarme caer en la necesidad de ser consolado y con-fesarle 10 que no quiero confesar a nadie. En-tonces me da miedo hablar. Quisiera que bastara con acercarme a ella y mirarla pro-fundamente. j Las palabras! Las palabras que tienen que explicarse, que matizarse, que con-testarse. [Y pedirle perdonl Esto es 10 que te-mo, porque entonces afirma sus ideas, que son justas, pero que no 10 son. Esto 10 entiendo yo. No puedo explicarlo.

Mi abuela me pidio perdon un dia; un per-don tierno y altivo que no olvidare nunca. Yo

EL LIBRO VAC IO 25

y que no me interesaba 10 mas minima, pero 'ten ia buen cuidado de hacerlo notar

. hermanas dicen que tenemos otra abuelita... , la teridran ellas... , para mi tu eres la im ica.

Lo deda para halagarla, pero cuando un dia recibimos de Espana una carta de Iuto, anunciando que mi abuela habia muerto, yo

. senti un extrafio remordimiento. .Esto me hi-

. zo recordarla mucho mas tiempo del que mis hermanas, que riunca la negaron, emplearon en olvidarla por completo.

Mi abuelita me deda unas cosas que cuan-do estabamos solos me gustaban, pero que me avergonzaban en presencia de mis hermanas

.0 de los muchachos vecinos. Siempre me com-paraba con flores. Pareda que no habia be-lleza en el mundo mas que en ' las flores. Pero eso daba a su ternura un tono excesiva-mente femenino, que yo no podia tolerar mas

I que en la intimidad: -jMi rosita de Castilla, mi rosita de Jeri-

co, mi boton de rosa! Yo no me atrevia a pedirle que no me di-

jera en publico esas cosas. Un dia, sin em-\ era su nieto preferido y mereda la distincion l porque ella era mi abuela preferida. Cierto barge, fui rodeandola con preguntas:

que no conoda a la otra, que vivia en Espana . -Abuela, cq ue es Jerico?

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 10: Vice Ns Libro Vacio

:-l

26 JOSEFlNA VICENS

-Jerico, hijo, es donde se dan las rosas mas I ' i . bonitas. ,' 1. Seguramente ella no sabia donde estaba Je.

1• 1 " ' rico, porque inmediatamente explicaba: II ,: -Son unas rosas preciosas, 10 dicen los li. . bros. Ttl eres mi rosita de Jerico. II ,' -Pero... abuela. INo me digas asi, por fa.

vor. .. r No habia forma. Ella se reia de estos brotes

de hombria, me abrazaba y volvia a llamarme su rosita de Castilla, de Jerico y de otros lu-gares que ahora no recuerdo.

No puedo seguir. Ya siento en el animo de quien lea esto ese desprecio tolerante que sus-cita el que cuenta cosas que solo a el intere-san. yeo escritas, escritas por mi, esas frases cuyo recuerdo todavia me estremece, y que sin embargo se quedan desnudas, dulzonas, por-que no tienen ya, ni puedo lograr que tengan al escribirlas, eso que las hacia respetablesy .conmovedoras: el temblor de los labios de mi abuela, su grave tono de voz; su negro vestido, pobre y digno; sus manos h uesosas, sus gestos cansados. Yo 10 se; dicho asi. :todo esto no es mas que una Iista de caracteristicas que no tienen sentido. Si me fuera posible dar la im-presion exacta, conjunta, de ,10 que se des-prendia de aquel porte, de aquella dignidad, de aquel olor especial, de aquel temblor, de aquellos trajes siempre de lamisma hechura, de todo aquello que fonnaba su personalidad discreta, voluntariamente escondida. Si me

Gabriela
Gabriela
Page 11: Vice Ns Libro Vacio

28 JOSEFINA VICENS

f uera posible revelar 10 que ella trataba de conservar oculto y que no obstante, pOl' su fuerza , surgia con gran vigor; si todo eso me fuera posible, cualquier relato que sobre ella hiciera tendria la intensidad y la medida Justas.

Pero asi , no puedo hablar de ella. Seria co-mo desmantelarla, como exhibirla sin recato alguno. No puedo hacerlo.

Me pidio perdon un d ia. Un perdon irn-provisado y tierno que no olvidare nunca. Es ,I todo 10 que puedo decir.

'.II Y creo que asf contiriuare, sin tener nada que decir, porque 10 primero que anote con grandes letras, como una flecha que anuncia-ra el peligro, fue: "No HABLAR EN PRIMERA

PERSONA". Eso arrastra inevitablemente al reo lato de cosas particulares, reducidas al tamafio exacto de la casa familiar, de los parientes cercanos, del barrio, del vecino. Yo pretendo escribir algo que interese a todos. di-ria? No usar la voz intima, sino el gran rumor.

i Que dificil es! N ecesito una via estrechfsi-rna. N ecesito detenerme, detenerme constan-temente.

Si el primer capitulo, que todavia no escri-bo, 10 titule "Mi madre", fue porque consi-

EL LIBRO VACIO 29

dere que al describirla con fidelidad, queda-, dan explicadas muchas cosas de mi mismo, de rni madurez, que me interesa subrayar. Qui-se, precisamente por huir de mi, que ella me sirviera de clave, de signo inicial.

Necesito explicarlo. No es que deseara con-tar mi vida cronologicamente, con su raiz y sus Irutos, principiando el relato asido a la falda de mi madre y terminandolo con mis hijos prendidos de la mano. [No, Dios mio!

puede contar de su vida un hombre co-mo yo? Si. nunca, antes de ahora, Ie ha ocu-rrido nada, y 10 que ahora le ocurre no puede contarlo porque precisamente eso es 10 que le ocurre: que necesita contarlo y no puede. Pe-ro no se trata de sucesos, de acontecimientos con fecha, personajes y desenlace. No. decirlo? Se trata de escribir y entonces, nece-sariamente, hay que marcar un tema, pero mas que marcarlo, 'porq u e no tengo el tema que interese a todos, hay que desvanecerlo, di-.luir lo en las palabras mismas. [Otra vez las palabrasl atormentan l La verdad es que yo no puedo inventar algo ni a alguien y entonces necesito llenar con palabras ese hueco, ese vacio inicial. Pero con tales pala-bras, tan convincentes, que no se perciba la

",\, , i

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 12: Vice Ns Libro Vacio

30 JOSEFINA VICENS

existencia del hueco. Que no sea un ir po. : niendo, rellenando, dejando caer, sino un transformar, hasta que sin tema, sin materia, el vado desaparezca.

Cierto que esta idea fue consecuencia de mi falta de imaginaci6n. Mi prop6sito, al princi. pio, era escribir una novela. Crear personajes, ponerles nombre y edad, antepasados, profe-si6n, aficiones. Conectarlos, trenzarlos, hacer depender a unos de otros y lograr de cada uno un ejemplar vigoroso y atractivo 0 reo

•t pugnante 0 temible . ... j Fue espantoso! Lo recuerdo como una pe-

sadilla. Estaba obsesionado. Apuntaba frases que se me ocurrian de pronto y que -pensa-ba- quedarian muy bien, muy adecuadas para el momento en que "Elena emprendiera e1 viaje". Observaba en la calle, en los camiones, en el cine, las caras de la gente, para ir for-mando despues, con aquella boca y esta nariz, · los rostros de mis personajes. Si tenia la suer-te de encontrar un notable rasgo Hsico, me sentfa feliz y desde luego, con gran entusias-mo, empezaba a redactar el pasaje:

-"...era una nariz insolente que no queria mezclarse con el resto de la cara. Los ojos, la barba, la boca, los p6mulos, iban siernpre co-

EL LlBRO VACIO 31

r rna .persiguiendola. En esa persecucion enve-jeeieron: la nariz era 10 unico joven en el ros-tro aque1..."

Y eso me parecfa original. IEso, tan recar-gado y tan absurdol

A fuerza de desear que algunos de mis per-sonajes resultaran simpaticos, losorillaba a decir constantemente cosas amables, hasta que de pronto me percataba de que al escamotear-les la: compleja totalidad del hombre, los pri-vaba de vida. Incurria en el terrible defecto de subrayar, de extremar, creyendo que con ello daba vigor al rasgo. De allf salfa que los prQtagonistas resultaran, naturalmente, falsos.

. Suced ia, adernas, que despues de haber traza-:· do, en mi opinion reciamente, el caracter de mi personaje, no sabfa que hacer con el. Yo hubiera podido moverlo si hubiera concedi-do que se pareciera a mi do Agustin, por ejemplo, a quien conoci en 10 Intirno y que era un sujeto bastante atractivo e interesan-te.. · Pero mi pretension de crear, no de rela-.tar 0 aprovecharme de ti pos ya creados, me impedia esa concesi6n que juzgaba una des-honestidad, N o se trataba de usar la expe-rienciay el conocimiento, sino la imagina-

. cion; una imaginacion de la que carezco en

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 13: Vice Ns Libro Vacio

32 JOSEFINA VICENS

absoluto, porque no pude, a pesar de todo, mis esfuerzos, urdir una trama rnedianamen, te interesante. Como no pude, tampoco, lograi siquiera un escenario. Yo me daba cuenta de que era indispensable crear un ambiente adecuado y amueblarlo correctamente para que mis personajes se movieran con naturali. dad, dando a cada uno su categoria y su at· mosfera. 51, era necesario. Pero yo no se nada de estilos, de epocas. He tenido siempre una casa con modestIsimas comodidades, que fun-ciona y que se va llenando de objetos a me-

EL L1BRO VACIO 33

pretende remarcar; la falta de adjetivos da una medida mas justa a la pobreza del am-biente. Pero me parecia que la opulencia solo podia ser descrita con lenguaje opulento y que las porcelanas y los marfiles merecian, par 10 rnenos, una cita de su antigiiedad y proce-dencia.

. Mover exclusivamente a personajes de mi clase social y mis recursos economicos para que me resultara mas Iacil y exacto, era una ilegalidad, era tamar el camino trillado y conocido. Y ponerme a consultar libros espe-

i ' .. •, I•••f

. dida que la familia aumenta, como sucede en para copiar fechas, dinastfas, regiones la mayoria de los hogares. A veces, por excep-cion, se compra alga superfluo; casi siernpre 10 absolutamente indispensable. Par eso, al tratar de crear el ambiente, aparecia el obs-taculo. Yo comprendia que "en la casa sefio-rial de don Augusto de la Rosa" -un perso-naje al que invente con gran esfuerzo- tenia que haber porcelanas y marfiles. Mas no era posible decir asi, escuetamente, revel-ando po, co refinamiento: "habia porcelanas y marfi-les". No; de una casa humilde se puede decir: "habia un viejo sofa y tres sillas", y resulta muy bien, porque la pobreza de la descripci6n ahonda el dramatismo de la miseria que se

industriales y otros datos, me parecia artifi-cioso y deshonesto. De ese modo, en nirigun ambiente lograba nada real: las casas de los ricos me ' resultaban desmanteladas, vacias, irrisoriamente adotnadas con "lujosos"mue-bles y "finas" tapicerias, adjetivos que solo revel-an una absoluta ignorancia. Y las de clase media me resultaban igualmente irreales, par la vigilanciaque. ponia en no incurrir en la copia exacta de mi casa. En mi deseo de ori-ginalidad falseaba, irnaginando, 10 que hubie-.ra salido bien con solo observar y relatar des-puescon sencillez, : .Portodo eso no pude, claro esta, lograr per-

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 14: Vice Ns Libro Vacio

• •••

34 jOSEFINA VICENS

sonajes vivos, ni argumentos interesantes, oi ambientes adecuados. :Ahora 10 digo asf, Con Iacilidad, libertado yade la preocupaci6n de conseguirlos. Pero durante rnucho tiempo me empefie angustiosamente, en interminables noches de esfuerzo continuo, en poner en si-tuaciones absurdas a unos seres absurdos tarn. bien, que no sentian, n ihablaban, ni gesticu. laban como 10 hacen los seres humanos; que si se enfermaban era siempre para morir;•

III que si lloraban no era sencillamente porque vivian, como Iloramos a veces los hombres,

... sino porque algo terrible y truculento les ha-• bia acontecido: que no esbozaban una sonrisa

por el recuerdo de un agradable suceso leja-• no, sino que tenian siempre ru n a risa actual,

provocada por 10 queotro personaje habia di-cho tres renglones arriba; que no hablaban de cualquier cosa, quevpor ejemplo, no escu-pian; que no hacian hada cornun, improvisa-do, instintivo.

Y no es que yovopinc, en este momenta, que la evidencia cs 10 mas adecuado para 10-grar la realidad.No esque yo pretenda que pa-ra que un pcrsonaje resulte real tenga que escupir en publico. No; eS que comprendo que debe ser trazado con tan naturales y suel-

I :

EL LIBRO VACIO 35

tOS caracteres, que de la sensaci6n de que en cualquier momento puede escupir, aun cuan-do no 10 haga durante todo el relato.

No logre nada. Esa es la verdad. Ahora no pretendo imaginar, no pretendo inventar. S6-10 queda esta atormentada necesidad de escri-bir algo, que no se 10 que es.

" \, .,

Gabriela
Gabriela
Page 15: Vice Ns Libro Vacio

N ecesito dejar de fumar tanto 0 procurar '. dormir un poco mas. Estoy perdiendo la me-moria, me distraigo, mi trabajo cada dia me cuesta mayor esfuerzo. El solo hecho de aban-donar una 0 dos semanas mi cuaderno me hace olvidar 10 que he escrito. Todo me resulta des-hilvanado y anarquico.

Digo esto porque hace algunas noches, rele-!' yendo unas paginas, me avergonce ante aque-. Ilas en que prometo formalmente no escribir durante seis meses. Despues, como si nunca me hubiera comprometido, empece a hablar de

rnis hijos y luego a relatar hechos pasados, tan lejanos ya , que no justifican la violaci6n de mi

Y es que, en realid,ad, 01-vide. Esta es la verdad. Lo que no se es SI de-

{iliberadamente hice referencia a aquella rela-f ci6n dejose con Margarita, para que el acto de ' I escribir pareciera un interes porrni hijoy no

una necesidad de seguir. escribiendo. Luego.

Page 16: Vice Ns Libro Vacio

214 JOSEFINA VICENS

ya otra vez en la deleitosa pendiente, corite esa larga historia de Lupe Robles que, por cierto, al releerla, me ha hecho dafio.

No se, pero mientras la escribia, y aunque en alguna parte diga 10 contrario, me senti des-ligado totalmente de la situacion. Me limite a narrarla, como si el personaje no fuera yo mismo. Fue al leerla cuando senti que todo eso me habia ocurrido a mi, que era yo el que habia permanecido a su lado durante dos afios y el que habia sufrido hondamente su ausen-cia. Sobre todo, senti que esa mujer existia aun y que, en realidad, no la habia yo olvi-dado por completo.

Solo asf puedo explicar el vehemente deseo de verla que de pronto surgi6 en mi. Pense, incluso, en ir a buscarla, pero antes, y esto me salvo de hacerlo, jugue un poco con la idea e imagine la escena.

Solo han pasado tres afios desde que la deje. Claro que a muchas gentes, en ese lapso, les suceden muchas cosas; pero como a mi, en cin-cuenta y seis afios me han OCUITido tan pocas, es natural que suponga que en tres a nadie puede cambiarle radicalmente la vida.

Pense, pues, que ella llevarfa la de siempre y que serfa Iacil Ilegar a su casa, tocar el timbre

EL LIBRO VACIO 215

.

" dos veces, como era mi costumbre, y escuchar el taconeo de esos incomodos zapatos altos que usaba a todas horas. Pense que mientras 10 oia

. y hasta que la puerta se abriera, el corazon me latiria apresuradamente y que en el mo-mento en que nos enfrentararnos ella iba a notar mi intensa palidez.

Hasta alli me fue Iacil imaginar, pero des- pues, curiosamente, no pude seguir el juego. Yo se muy bien 10 que me dirfa mi mujer si volviera despues de tres afios de ausencia y cualquiera que hubiera sido el motivo de esta:

-IGracias aDios! Entrada , yo a mi casa y 10 dernas Ilegarfa

con naturalidad, por sf mismo. En cambio, no puedo saber, imaginar si-

, .q u iera, 10 que Lupe d irfa si yo regresara des-" pues de tantotiempo. Iguales probabilidades

existen de que saltara a mi cuello dando exa-geradas muestras de alegria, 0 de que me Ian-

r- zara un insolente "[que demonios vienes a hacer aqui!" Todo es posible. Y esque gida no serfa el resultado de su verdadero timiento ni' el de lao ernocion de ese instance

. . : ....:.. . : . ; ,:

preciso, sino el de sus circunstancias. Sihabia . . . : : .l . :.: . .

otro hombre, 'me recibirfa altanera y segura: si no 10 habfa, jubilosa y expresiva." ,, ;; . :; '

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 17: Vice Ns Libro Vacio

216 JOSEFINA VIC ENS

Esta falta de orientaci6n, esta imposibilidad de deslindar y escoger los elementos que fun-cionarian en la escena del regreso ; este no poder inclinarme ni al franco dramatismo, ni a la ahogada ernocion, ni a la abier ta frivo-lidad , me impidieron jugar ca n la id ea y, por tanto, aferrarme a ella. Se dilu y6 en otras me-ditaciones y nome atorrneri to m as. Eso esta liquidado.

Mi vida se desliza tranquila. Yo la agito a veces, can esta lucha entre el escribir y el no escribir. En ocasiones pienso que el hacerlo proviene de que es el unico medio del que dispongo para no olvidarme de mf mismo par completo; que tal vez mi em-pefio en consignar los sucesos mas importantes de mi vida, tenga par objeto reconciliarme un poco con ella y descu brir que no ha sido tan mediocre.

Porque es verd ad que no he triunfado en nada, que no he sido nunca un hombre impor-tante ni he gozado de prosperidad ; que no he cometido nirigun acto heroico ni he sido citado jamas en ningun peri6dico, n i para bien ni pa-ra mal ; que nadie se fijaria en mi para desem-pefiar un puesto de 'mas alta responsabilidad ni para una representacion polftica : 'q ue tam-

EL LlBRO VACIO 217

;poco a nadie se le ocurriria proponer tomara yo parte en un acto delictuoso 0 por 10 menos

"qu e 10 encubriera. En fin , mi nombre no po-,\dria subrayarse nunca. Esta destinado a figurar solamente, con traquilizadora periodicidad, en una nomina de empleados.

Eso es 10 que se llama, sin atenuantes, ser .un mediocre:

Y bien, 10 acepto. Lo que q uiero decir es ,qu e a veces, rpuy dentro de mf, y no se si para consolarme, siento que el mediocre puede ser rambien un triunfador, si por triunfo enten-demos no solo la brillante apariencia, la fama o la prosperidad, sino la paz intima y la falta

fde avidez por los elementos estridentes que l; dan un suntuoso contorno a la existencia. Me .refiero al hombre medio, que se sabe medio y ::,qu e acepta con humildad su dimension. Yo he 'conocido a algunos y me parece que viven con ,gran dignidad y ,tersura.

Pero esta deduccion no puede servirme. Yo 'i no acepto mi medida humildernente. Dentro ?;de mf siempre estoy despreciandola 0 sustitu-

por otra que acuse rasgos sobresa-:; lien tes. Me ocurre con mucha frecuencia, casi . podria decir que con una reiteracion alar-manteo Mas claro, mas sincero: me gusta jugar

Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Gabriela
Page 18: Vice Ns Libro Vacio

218 JOSEFINA VICENS

al heroe. Y para hacerlo utilizo circunstancias muy variadas. EI resultado es el mismo que, mas limpia y directamente, obtiene Lorencito cuando se coloca tres plumas en la cabeza y declara con enfasis, seguro de su transfor-macion:

-jSoy un piel roja! Igual. Pero yo, pobre adulto, tengo que re-

correr otros caminos para llegar a mis perso-najes. Por ejemplo: ya he dicho que soy muy propenso a la gripe; me ataca agudamente y me produce fiebre durante dos 0 tres dias. Pues bien, cuando la estoy padeciendo y me duele la cabeza y tengo los ojos irritados, es cuando se me ocurre decirle a mi mujer, ya tarde, en la noche:

-Voy a mi despacho. Quiero escribir un rato.

De antemano se su respuesta: -Lo que necesitas es dormir y no meterte a

ese cuarto helado, a perder el tiempo. .Al oirla, automaticamenre se produce la

situacion que deseo: discuto, ella trata de cerme entrar en razon, me obstino, logro mi proposito, me meta al cuarto, cierro con llave y principia dentro de mi el . juego: soy un ar-tista incomprendido que, venciendo todos los

EL LIBRO VACIO 219

.o bstacu los, llega a su cuaderno con animo

Como es logico, no puedo empezar a es-. cribir inmediatamente. Entonces me concen-tro e imagino condiciones miserables, circuns-

. tancias dramaticas, melodramaticas mas bien: que si estoy gravemente enfermo, que si habito en una fria bohardilla en un viejo barrio de

.Paris; que si tengo que luchar enconadamente :)contra la hostilidad y la pobreza para escribir , un libro que algun dia sera famoso... : . Todo para conservar el animo heroico que, por instantes y dentro de mi ambiente real,

-. me va abandonando. , P asa un rato. Trato de empezar. No puedo, : esa es la verdad. Tenia razon mi m u j er. 1,,1e

r,;; estoy helando en este .maldito cuarto, me la cabeza horriblemente, me arden los

y 10 unico que anhelo es meterme a la l c am a que ya su cuerpo habra entibiado. Solo t. me detiene el pensamiento de que aun estara

y me recibira, aunque al mismo tiernpo me abrace maternalmente para darme

:f: calor, con su despiadado razonamiento: ( - Ya sabia que no ibas a poder quedarte ; allf. :Pero siempre has de hacer tu capricho...

Todavia trato de defenderrne un poco:

Gabriela
Page 19: Vice Ns Libro Vacio

220 JOSEFINA VICENS

-ITil no entiendesl ... -jLo que entiendo es que estas enfermo y

que manana vas a amanecer peorl T'apate bien y procura dormirte.

Y as!' bajo dos cobijas raidas y decoloradas y bajo una frase cortante pero amorosa, des-aparece el bello juego del artista incompren-dido que, en realidad, 10 que necesita es dormir.

No se, es una especie de mania. 0 tal vez es una necesidad de transformar las cosas y a mi mismo. Se que es ridiculo hablar de esto, pero a veces, cuando me estoy bafiando, el grueso chorro de agua que me golpea la cara me haee pensar en tempestades, en mares embrave-cidos. Mi imaginaci6n se desorbita al grado de que se me olvida que soy un empleado que tiene que llegar a hora fija y dispone de unos cuantos minutos para darse un regaderazo, y me sustituyo por un intrepido capitan que, timoneando con gran pericia y arrojo su barco, logra salvarlo de la furiosa embestida de las olas. Sofiando en estas absurdas hazafias, permanezco en el bafio mas tiempo del que acostumbro.

De pronto el juego queda roto por la voz de . . . rru mUJer, que me apremla:

EL LIBRO VACID 221

-(Piensas estarte ahf todo el dia? Vas a lle-gar tarde.

Prefiero no hablar de la vergiienza que siento cuando esto ocurre y regreso brusca-mente a la realidad de nuestra tina deterio-rada, del oxidado tubo de la regadera, de mi toalla que todavia conserva restos de aquella gran inicial que Ie bord6 mi mujer, y, sobre

I

;'

,

· todo, de mi cuerpo endeble, incapaz de nin-· guna proeza.

En la oficina logro dominar estas tonterfas, · Cierto que el ambiente no es muy propicio y que, adernas, cualquier suma mal hecha e in-advertida puede costarme dinero 0 largas horas de trabajo adicional. Pero en la casa 0

en la calle cualquier incidente me sirve de · huida durante un buen rato. Si me duele una pierna y me recuesto para inmovilizarla y ate-

1;, nuar la molestia, cierro los ojos y pienso que la tengo atravesada por las balas que recibf en

campafia, en una acci6n que salvo la vida a vario.s en un

'\ hospital, rm familia Ignora rm paradero, tal vez : muera, pero algun dfa se conocera mi hazafia · y comentaran:

.- 1Quien 10 hubiera crefdo. Pareda incapaz de un acto asf I

';r .. -,.". .

Page 20: Vice Ns Libro Vacio

222 JOSEFINA VICENS

Una tarde, hace dos 0 tres semanas, estaba yo tendido en el sofa, imaginando cosas, ju-gando al heroe. Mi mujer me pregunto de . .ImprovIso:

que piensas? -En nada. -No es cierto. Tenias una cara... jDimelo! Hice mal en confiarme: en ese momento,

exponiendo la vida, yo acababa de salvar de las llamas ados nifios.

Mi mujer se rio: no pensaste en los tuyos, que pudieron

quedarse huerfanos? Le conte todo: No existian. Yo acababa de

fugarme de la carcel, Hacia dos afios que es-taba encerrado en una mazmorra pOl' cues-tiones politicas. Era el jefe de un grupo rebelde que se habia enfrentado al tirano.

-Pero Jose, te da vergiienza... a tu edad?

-Si. -Estas peor que Lorenzo. .. -Si. Le pregunte, pOl' decir algo, si ella nunca

sofiaba, -A veces. Pero siempre con cosas que pue-

dan convertirse en realidad.

EL LIBRO VACIO 223

[Ahora si me interesaba su respuestal -(Y crees que nunca podria yo salvar de las

I

!'

llamas ados nifios, 0 ser perseguido pOl' ideales politicos?

-No, hijo. Ya tu tiempo paso. Deduje que ella, si no hubiera pasado mi

tiernpo, me consideraria . capaz de r ea lizar , proezas de ese tipo. 0 sea, que en alguna

epoca fui capaz, que pude haberlo hecho. No 10 hice porque no hubo ocasion, porque el tiempo fue pasando, pero no porque estu-viera yo incapacitado esencialmente. La mejor

:; prueba de ella -deduje tambien-> esque dentro de mi ha quedado vivo ese perso-

, naje 'h ero ico , y que mi imaginacion esta .siem -pre al servicio de sus variadas y multiples ha-zafias.

No puedo hacernada para que estas secon-viertan en realidad, pOl' eso, porque el tiempo

: ya paso. Antes, cuando aun no pasaba, yo no : sabia que pasa tan rapidamente que ni si-" q uiera 10 sentimos, ni que despues, cuando if empezamos a notal' su paso, es que ha .pasa-

do ya. Es muy dificil, realmente. Queda unoatra-

pado pOl' los acontecimientos del corazon, del instinto, de la esperanza; luego ppr los de..

Page 21: Vice Ns Libro Vacio

224 JOSEFINA VICE NS

beres, por la casa, por los hijos. No sabe uno, no siente cual es el dia exacto en que debe poner una marca 0 hacer un tajo hondo y cam-biar el rumbo, pese a todos los vientos.

,Como iba yo a saber que la acumulacion de esos " m anana " que ni siquiera distinguia, y que sin notarIo ya eran "hoy" y "ayer", ha-dan pasar no solo el tiempo, sino mi tiernpo, el unico mio?

cQuien va a vigilar el tiempo y a medirlo entre esa serie de sucesos cotidianos, de tiernos proyectos, de deberes inaplazables, de fechas tristes, de otras ansiosamente esperadas, de otras perdidas en otras y en otras mas, igua-les siempre, que forman la vida del hombre comun?

cComo iba yo a pensar en la trascendencia y el peligro del paso del tiempo, cuando un dia de febrero exclamaba abrazando a mi mujer: "[En octubre, antes de que nazca el nino, nos cambiamos a una casa mas grande, que ten-ga solI"

j N ueve meses, n ueve meses de mi propla vida, que para mi no significaban mas que la espera de mi hijo y la oportunidad de ins-talarIo en una casa amplia y asoleadaI Si

pensaba el tiempo, ..• :s - - ..

EL LIBRO 225

r-epto aislado e inexorable, era solo para desear .q u e pasara rapidarnente.

Y despues igual: que pasara rapidamente · para que el nifio creciera; que pasara cuanto .an tes para acumular mas afios de servicio y

· tener derecho a mejor sueldo; que pasara de · prisa cuando mi mujer sufrio tanto con su se-.gundo embarazo; que pasen los meses para que acabemos de pagar las deudas pendien-,tes ; que pase, que pase el tiempo para que

<Lor en zo salga al fin de tantas enfermedades de infancia. ,

, Y asi, deseando que pase el tiempo para ', ":q u e pasen tambien los problemas diarios que nos agobian, nos encontramos un dia con que ha pasado nuestro tiernpo.

Y que al margen han quedado, intactos, sin edad, nuestra bohardilla en Paris, nuestro

-(libro famoso, nuestro barco en plena tern-pestad, nuestra proeza en el campo de ba-. talla... , nuestro nombre.

Somos unos mediocres. No pudimos evi-' tarIo 0 no tuvimos con que evitarIo. No fui-mos dotados con los elementos 0 los talentos que no pueden frustrarse. Los nuestros, mf-nimos, comunes, se hundieron en el tiempo y no seran notados ni comentados jamas.

- '¢ j . . :r. ,

Gabriela
Gabriela
Page 22: Vice Ns Libro Vacio

226 JOSEFINA VICENS

Algunos, como yo, tal vez se den cuenta de ello y 10 lamenten secretamente en las paginas de un cuaderno. Otros, tal vez no tengan ni tiernpo de notal" que su tiempo paso ya. Pero estoy seguro de que, igual que yo, sin poderlo evitar, miles de ellos cierran los ojos, se 01-vidan de su familia, de su trabajo, de sus en-fermedades, de su edad, y realizan con la irnaginacion esas magnificas proezas de que aun se creen capaces. Cualquier cosa, eillanto de un nino, el sonido de un reloj, el ruido de un plato al caer, el golpe de una puerta, una voz conocida, cualquier cosa los reintegrara a su realidad espesa y gris. Pero hallaran siern-pre nuevos mornentos para evadirse, para ju-gal" al heroe, y prender en su propio pecho, en una secretisima ceremonia a la que solo asisten ellos mismos, acompafiados de esos otros que hubieran querido ser, la medalla que les permite subrayar su nombre y aban-donarIa fila.

Esa larga, interminable fila uniformada, de la que solo podemos salir para entrar a otra, mas anonima, mas abstracta aun: la tarnbien interminable de los muertos que unicamente seremos recordados, algun tiempo, pOI' cuatro

EL LIBRO VACIO 227

". . . . ,

,'0 CInco panentes que vrvrran unos cuantos

,I"afios mas que nosotros. Despues nadie. N ada. ·Ni un pensamiento casual, ni una huella en ninguna memoria. 1N ada!

Pero, que puede vivirse, es que puede morirse asi?

Y como unico desahogo este cuaderno sub-terraneo, vergonzante, que alguna vez pense que podria transformarse en un libro y en

'lcl que escribo algunas noches, cuando no estoy >ren d ido pOI' esas tareas y esas preocupaciones

II en las que se me fue mi tiempo, para siempre.

Ya debe ser muy tarde, porque mi mujer ha .en cen d ido la luz. En su forma de avisarme que :se desperto y que debo irme a dormir. No ten-I ,

,:go suefio. Quiero seguir escribiendo. Mejor dicho, empezar a escribir, porque esta noche el tiempo se me ha ido en fantasias, en divaga-ciones, en recuerdos. No es as!' 10 se perfecta-mente. Si encontrara una primera frase, fuer-te, precisa, impresionante, tal vez la segunda

.me seria mas facil y la tercera vendria pOI' sf misma. El verdadero problema esta en el

. arranque, en el punto de partida.

Gabriela
Page 23: Vice Ns Libro Vacio

228 JOSEFINA VICENS

Esa luz, [que fastidio! En fin, voy a acos. tarme y a seguir pensando. Tengo que en-contrar esa primera £rase. Tengo que encon-trarla.

Esta edici6n, que consta de 3,000 ejemplares, se acab6 de imprirnir el dia 4 de julio de 1958 en los talleres tipognificos de la IMPRENTA NUEVO MUNDO, S. A., calle de Ale-mania 8 al 14. Mexico 21, D. F.