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VIAJES VERANO EN LA ANTÁRTIDA VIAJE AL POLO SUR SÓLO PENSARLO SUENA A AVENTURA DE LAS DE VERDAD. UN VIAJE AL CONTINENTE HE- LADO PUEDE LLEGAR A SER UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE REPLETA DE SENSACIONES DIFÍCILES DE VIVIR EN CUALQUIER OTRO LUGAR Muchas son las leyendas que se han es- crito sobre la Antártida, una tierra vir- gen poco explorada por el hombre y que sólo puede ser visitada durante el verano austral, cuando las temperaturas oscilan entre los 0 y los 4 grados y los días tienen luz casi durante las 24 ho- ras, son las llamadas noches blancas. El continente antártico está considerado el mayor desierto del mundo, por la escasez de sus lluvias. Aunque se desconoce exactamente cuán- do fue descubierta, los libros hablan, ya en el siglo XVIII, de cazadores de focas espa- ñoles y sudamericanos que se instalaban en pequeños refugios durante los veranos. O de balleneros que en el siglo XIX se acerca- ban a sus increíbles costas sólo para llevar a cabo su actividades. Lo cierto es que aven- tureros de todas las nacionalidades y de todos los tiempos han intentado conocer a fondo este gran continente, hoy poblado principalmente por científicos que pasan los meses de verano ocupados en sus es- tudios y experimentos. La aventura empieza cuando el viajero intrépido sube a bordo y cruza el Paso Drake. La mayor reserva de agua dulce del planeta hunde ese continente bajo kilómetros de hielo milenario. La llegada a la Península se convierte, de repente, en una sorpresa al descubrir que, en realidad, pisamos tierra volcánica y que ésta está activa. Los desembarques, siempre en lan- chas zódiac, hacen crecer aún más en el via- jero la sensación de recorrer un mar único de aguas tranquilas de color acero, donde se reflejan los enormes icebergs. En las playas, pequeñas pero cuajadas por una diversidad de fauna fascinante, anidan diversos tipos de pingüinos, como los Ma- caroni, con su peculiar pestaña amarilla o los Barbijo, los más abundantes. Pero tam- bién muchas otras especies de animales como lobos de mar, focas tigre (llamadas así por ser animales realmente agresivos), elefantes marinos; gallinas antárticas, skuas, -aves carroñeras y agresivas-, petreles…, que desafían el frío adverso asentándose en sus costas y ofreciendo al visitante un espectáculo natural impresionante. IM 48
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VERANO EN LA ANTÁRTIDA VIAJE AL POLO SUR
SÓLO PENSARLO SUENA A AVENTURA DE LAS DE VERDAD. UN VIAJE AL CONTINENTE HE-LADO PUEDE LLEGAR A SER UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE REPLETA DE SENSACIONES DIFÍCILES DE VIVIR EN CUALQUIER OTRO LUGAR
Muchas son las leyendas que se han es-crito sobre la Antártida, una tierra vir-gen poco explorada por el hombre y que sólo puede ser visitada durante el verano austral, cuando las temperaturas oscilan entre los 0 y los 4 grados y los días tienen luz casi durante las 24 ho-ras, son las llamadas noches blancas. El continente antártico está considerado el mayor desierto del mundo, por la escasez de sus lluvias.
Aunque se desconoce exactamente cuán-do fue descubierta, los libros hablan, ya en el siglo XVIII, de cazadores de focas espa-ñoles y sudamericanos que se instalaban en pequeños refugios durante los veranos. O de balleneros que en el siglo XIX se acerca-
ban a sus increíbles costas sólo para llevar a cabo su actividades. Lo cierto es que aven-tureros de todas las nacionalidades y de todos los tiempos han intentado conocer a fondo este gran continente, hoy poblado principalmente por científicos que pasan los meses de verano ocupados en sus es-tudios y experimentos.
La aventura empieza cuando el viajero intrépido sube a bordo y cruza el Paso Drake. La mayor reserva de agua dulce del planeta hunde ese continente bajo kilómetros de hielo milenario. La llegada a la Península se convierte, de repente, en una sorpresa al descubrir que, en realidad, pisamos tierra volcánica y que ésta está activa. Los desembarques, siempre en lan-
chas zódiac, hacen crecer aún más en el via-jero la sensación de recorrer un mar único de aguas tranquilas de color acero, donde se reflejan los enormes icebergs.
En las playas, pequeñas pero cuajadas por una diversidad de fauna fascinante, anidan diversos tipos de pingüinos, como los Ma-caroni, con su peculiar pestaña amarilla o los Barbijo, los más abundantes. Pero tam-bién muchas otras especies de animales como lobos de mar, focas tigre (llamadas así por ser animales realmente agresivos), elefantes marinos; gallinas antárticas, skuas, -aves carroñeras y agresivas-, petreles…, que desafían el frío adverso asentándose en sus costas y ofreciendo al visitante un espectáculo natural impresionante.
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NO TE PIERDASBahía DecepciónCon los restos de la construcción que refugió a los tripulantes del Endurance durante dos años, hasta su rescate.
Paradise BayPor sus dimensiones y sus fascinantes e inmensos glaciares, reflejados en el agua pardusca. Poder deleitarse con la impresionante visión de una puesta de sol en este paraje mágico da al viajero la sensación de sentirse un auténtico explorador descubriendo unas tierras vírgenes.
Cementerio de los IcebergsBahía donde suelen recalar hasta que se funden, restos de icebergs. Se navega sin motor en las lanchas zódiac, a veces cruzando por debajo de los que forman puentes, y donde se puede “escuchar” el silencio más absoluto en medio de la gran variedad de tonalidades de azules del hielo milenario.
Canal de LemaireEstrechísimo y profundo cañón volcánico, rodeado de bloques de hielo y rocas negras. Es sólo accesible para los barcos de pequeño tonelaje desde donde es fácil poder ver grupos de orcas persiguiendo focas, o ballenas ”bailando” con sus fabuloso saltos.
Port LockroyLas visitas a las bases antárticas forman parte de las actividades programadas a bordo, pero quizás la más singular sea esta simpática base científica británica, donde además de poder adquirir un pequeño souvenir (camisetas, sudaderas, libros de aves, postales), se pueden enviar postales a cualquier parte del mundo, pues es la única estación con estafeta de correos. Además se puede visitar un minúsculo museo, con objetos de las primeras expediciones. En Port Lockroy se está llevando a cabo desde hace años un estudio muy preciso y riguroso de la influencia negativa del cambio climático sobre las colonias de pingüinos. Los científicos que habitan en ella ponen un sello en el pasaporte, como testimonio imborrable de la visita al Continente Blanco.
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