Viaje al desequilibrio

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Marcos Zapata Viaje al desequilibrio

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Libro del autor Marcos Zapata editado por http://literaturaenlinea.com/

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Marcos Zapata

Viaje aldesequilibrio

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“Viaje al desequilibrio”Imagen: José Guadalupe PosadaEditado por Literatura en LíneaBuenos Aires, Argentina, Agosto 2013

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I

Los viajes se tratande la mezcla.

Recuerdo viejo,pulsiones secretas.

Un bote y dos remosen la soledad del desafío.

El agua mueve lenta ondas que la vistano puede seguir.

Al menos,no sin constancia.

Cien montañas se derriten sobre la nieve,y se derriten por miedo.

Imágenes violentas vuelvena preguntar el significadode los aciertos.

Figuras deformes de pazanuncian los grillosde la costa nueva.

Los viajes hablande olvidar.

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IINuevas callesdesmenuzan el presente-pasado.

Los instantes y la desventurade pertenecer donde nunca será.

Engendrosse venden a la vera del parque,en puertas de luz roja.

La justicia ha desaparecido.

¿Quién, aún, no asumió este hecho?

Hay relojes vivos que reniegan de marcar martillos.

La hoz fue rota en hospitales públicos.

No vale la pena preguntar:aquí…nadie tiene respuestas…más allá de un escupitajo,de los ojos blancos enteros y de rincones que ocultan tiempo.

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IIIEl anciano de la esquina (un viejo hampón)solía contar que, antes,los delincuentes, violadores y asesinoseran encerradostras piedra y penasinfranqueables.

El anciano de la esquinafue muerto ayera manos de una bandita adolescentede nuevos caníbaleshambrientos.

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IV

Niños.

Pequeñas criaturascondenadas.

Desaparecen cuando vienena la vera de desagües.

Desaparecen cuando vienenmalformados.

Nunca vuelven.

En los barrios, hay vírgenes paganasque lloran sangre por ellos.

Ellos, lloran sangre también.

Faltan los brazos, faltanlas piernas, los dedos, el alma.

Son los condenados de la nueva eray van felices

recortando un basuralcon ingenuidadse pierden en la mugre,se transforman, nuevamente, en mugre.

Ya no valen.

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V

Entonces, allí están, todos tiradosen un prado verde infinito comenchatarra.

El óxido suple a la carne.

Los dientes rojos partidosmuestran el dolorde un nervio abierto.

El llanto suple al remedio.

Corren sin ventajaen un cubículode lado a ladose saben enfermos,observados.

Y la peste suple a la mirada.

Entonces,el experimento terminacon respiraciones que seránmarcas en la piel.

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VI

Cuando el estudio finaliza, uno de los seresmuerde su voluntady contagia la llaga prohibida.

Es uno de los tantos que se ven últimamente. Es uno de los pocos sobrevivientes al mundo que fue.

Tomó por el brazo al escriba designadoy quiso marcar su llaga buena.

Lo exterminaronpara que la historiano opaquelos deseos de libertad.

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VII

El pasillo, de izquierda a derecha, es atravesado por los dormitorios cuatro, seis y tres.

Sangre en las paredes indica que se ha peleadopor mantener viva la hombría que nace de la resurrección.

Apenas escucharon los gritoshicieron el intento de llegar,pero era tarde.

Ellos descendieron de un cielo dorado grismientras nosotros

nos devorábamos unos a otros.

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VIII

Sobre los suelos no pisadosy las liebres que aún atraviesan una córneaduerme la calma del sigilo de las estrellas.

Cada vez que despierta a medianochelos murmullos advierten sobre su presencia.

Siente el gusto de sentirla,descansa las gotas del paso suave.

Atraviesa lánguido cada día.

En los pastos que aún no duermeny los terneros que frecuentemente gritan: ¡madrugada!

sorbo la agitación pura, de una vida que ha terminado.

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IX

Es incorrecto decirque los invasores han olvidadoalgún detalle.

Más bien, la perfecciónlos ha olvidadoa ustedes.

Con paso bruto y madrugadas de penumbrase fueronlos sueños.

Entre malezas desigualesy pasto que vuela a los ojosquitan las espigasdulces señoritas desnudas.

Es incorrecto decirque los tiemposcambian.

Más bien, las horasdesaparecenen la agonía.

Sin culpa alguna ysin tacos de pasillo inagotablese disipanlos sueños.

Entre paredes que tocan el Olimpoy concreto invulnerable de miellimpian heridasácidas recetas domésticas.

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X

¿El organigrama del azaramerita el más complejo respeto?De forma innata contestoque la ansiedad vuelve rocaa cualquier ave. Pero, extraviar las ruedas representaseis cigarros prendidos en simultáneo,representalos tiempos del sacerdoteaniquilado tras la eucaristía. Nadie ha osado resolver ese crimen,nadie ha osado resolver esta locuaz mentira. Pierde las ruedas,representacada una de sus seis personaspara corroborar quelos tiempos del clérigo fueron tiemposno permitidos en esta capilla donde nos refugiamos

de la peste inexcusable.

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XI

Esquizoides sin remedioQue cierran las discusiones de cantina.Traicionan sus juramentos recientesfirmados con círculos deshielo sobre la mesa.

Dan por sentada la más improbable conexión.Tonta y burdamente vuelven sobre los textos,alguna vez recitados a esta luna de viento fresco.

La noche sin noche se abre paso a la perfección.Una incompatible probabilidad de que existan las mentiras.

Una atadura asesina, Que vuelve obsoleto cualquier otro camino rumbo al desierto final.

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XII

Dicen que a resucitar entre los cerrosMalacate ha venido.

Con los labios verdes de coca,rojo de sífilis el ano,

no podemos creerletantas profecías borracheras.

Dicen que a morir entre bolivianosMalacate aspira.

Con olor a meada, con olor a terapia de hospital público

no podemos, ni siquiera, estar cerca para oír.

Malacate se aprieta el hígado.Las contracciones final-etílicas lo retacean cada diez minutos.

Se desprende sobre las baldosas de un parque ladrado en madrugada,ríe y toma tras levantarse del veneno de la caña.

Retiene en sus ojos todas las posibilidades,hasta las generadas por la más ínfima decisión.

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XIII

Llegamos aquí desde muy lejoscargábamos nuestras tristezaspor aquel entonces, sólo las nuestras. ahoradebemos lidiar con las del futuro.

Por esos días, aún permanecíamos en el pasado. Incluso, lejos del presente.

Era un día soleado el del regreso. La ciudad y sus cubículos, cajas para ratones negrosasomaban en la ventana.

Por esos días, surcábamos fronterassin dedicación alguna.

Era como algo naturaldesafiar los días, el pasado, el futuro y al presente.

Llegamos aquí desde muy lejosdejamos la superficialidad a miles de kilómetrosen las montañas blancas. Por aquel entonces, solo dejamos lo nuestroahoratambién abandonamos a los otros.

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XIV

La despedida probablementese asemeje más a un tono que a las palabras pronunciadas:

Puede que las certezas se asemejenmás a un desorden en el cerebroque a los sueños por cumplir.

Pero allí crece mi venturaen el disfraz elijo saludarlos tiempos que llegan

por el sendero entre los álamos. En el disfraz soy yo.

Mis huesos simples nunca podrán cantar las glorias que llevo a cada paso.

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“viaje al desequilibrio”Editado por Literatura en Línea

Buenos Aires, Argentina, Agosto 2013