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Vi¡¡ Felipecaeenelgarlito Viéndoloaproximarse,variospatosmadrugadoresquenadabanalegres enlaquebradamanifestaronsuenojadoestuporconvocesraucasytrémulo aleteotalcomohacíanaquellosodiososgansos(hijosde)queeneltraspatio delacasadelÑopograznabaninevitablementecadavezqueFelipese escondíaahacersuscosasconalgunagallinaoconlaperra . Seinclinósobreelagua ;calmósused ;seremojólacara ;respiróa pulmónllenolapurezadelaire ;cruzóalmargenopuesto,y,alimpulsarse parasalvarunlodazal,asustóaunchanchoqueprotestóbrincagruñendo . Québuenoschicharronespenso,biensaladitos,calientesysabrososcomo losquebrindaronenelentierrode . -Dalila,¿quéhacesaquí,chiquilla?¿Noescarmientas?Bañándote desnudaenlaquebradaaestahora,yaséqueloquebuscasestentarme, peronoquierolíoscontupapá .Lomásseguroesqueenseguidalaemprenda achicotazosconmigo . Aunqueyonohaganada,siempremeechanla culpadetodolomalignoqueocurreenlaisla .¿Tevassinsaludarme?La neblinanomedejamirarte .¿Tienestrasesasmatasturopa?Bueno,vístete yprocuraqueelÑoponoseentere .Nomesigastentando,Chirelita . Conbriosaagilidad,apoyándoseenlasrocassalientesdelbarranco, FelipefueascendiendolomaarribahastalacasadequinchadelaNana situadaenloaltodelescabrosoprecipicioencuyofondorebullíancantarinas lasaguasdeltorrente . Sobreelrescoldodeunfogóndetrespiedrashumeabasilenciosala cafetera . 51

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Vi¡¡

Felipe cae en el garlito

Viéndolo aproximarse, varios patos madrugadores que nadaban alegresen la quebrada manifestaron su enojado estupor con voces raucas y trémuloaleteo tal como hacían aquellos odiosos gansos (hijos de) que en el traspatiode la casa del Ñopo graznaban inevitablemente cada vez que Felipe seescondía a hacer sus cosas con alguna gallina o con la perra .

Se inclinó sobre el agua ; calmó su sed; se remojó la cara ; respiró apulmón lleno la pureza del aire ; cruzó al margen opuesto, y, al impulsarsepara salvar un lodazal, asustó a un chancho que protestó brincagruñendo .Qué buenos chicharrones penso, bien saladitos, calientes y sabrosos comolos que brindaron en el entierro de .

-Dalila, ¿qué haces aquí, chiquilla? ¿No escarmientas? Bañándotedesnuda en la quebrada a esta hora, ya sé que lo que buscas es tentarme,pero no quiero líos con tu papá . Lo más seguro es que enseguida la emprendaa chicotazos conmigo . Aunque yo no haga nada, siempre me echan laculpa de todo lo maligno que ocurre en la isla . ¿Te vas sin saludarme? Laneblina no me deja mirarte . ¿Tienes tras esas matas tu ropa? Bueno, vístetey procura que el Ñopo no se entere . No me sigas tentando, Chirelita .

Con briosa agilidad, apoyándose en las rocas salientes del barranco,Felipe fue ascendiendo loma arriba hasta la casa de quincha de la Nanasituada en lo alto del escabroso precipicio en cuyo fondo rebullían cantarinaslas aguas del torrente .

Sobre el rescoldo de un fogón de tres piedras humeaba silenciosa lacafetera .

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Felipe entró al bohío dando voces, pero no halló a la anciana .Preocupado, se asomé al borde de la cuesta . Vivir en este sitio es un graveriesgo. Ya te lo he dicho, Nana . Sintió un rumor extraño . Trató de percibirentre la oscura brumosidad y, en efecto, notó que tras las matas del declivese movía alguien . Al acercarse, vio a Mimila, descalza como siempre, conlas piernas desnudas, vestida con su blusita blanca que apenas le cubría lonecesario. Sostenía del ronzal a la burrita que, terca y caprichosa, insistíaen recular hacia el barranco con gran peligro de caerse .

-Ten cuidado, Mimila . ¿No quieres que te ayude?

Felipe no olvidaba que la chica tenía que preparar y adornar a la jumentapara la procesión vespertina del Domingo de Ramos en la que el Nazarenohace su entrada en Jerusalén y recordó asimismo que, por ser muda nopodría responderle. ¿No lo estaba escuchando? Mirnila lo miró con unosgrandes ojos aterrados y, enseguida, de modo inevitable, ella y la bestiacayeron al abismo . Felipe se asomó al precipicio . Sólo vio la neblina yoyó el rumor del agua . Sintió un mareo tan brusco que lo hizo tambalearsey un agudo zumbido en los oídos . Tuvo que hacer esfuerzos para guardarel equilibrio y apoyando la espalda en un peñasco de canto plano se deslizóhasta el suelo. Sentía un sueño profundo y una gran laxitud . De repentevio dos manos crispadas asidas a las piedras salientes y tras ellas el rostroensangrentado de su nonagenaria bisabuela haciendo esfuerzos por subir alrellano. Obnubilado por su gran somnolencia, Felipe no se sintió con ánimopara ayudarla .

-Nana, ¿qué pasó, te caíste? Debes tener cuidado. Estás sangrando .

Puesta de pie frente a él, la anciana se le quedó mirando .

Felipe, adormilado, se limitó a decirle :

-Vine a buscarte porque pienso que Leila está pariéndose . Me imaginoque anoche rompió fuente, como dice Faustina . Esta mañana sentí la sábanahúmeda y un cierto olor desagradable como de sangre o de orines pasaditos .Tú que eres buena comadrona, anda a verla y atiéndela en el parto . Sé queella está asustada ¿No quieres que te estanque la sangre? Bueno, sigueadelante Me avisas cuando nazca la niña .

Con pasos silenciosos, Mamá Durgel se perdió entre la niebla cuestaabajo con rumbo hacia la casa del mirto . Felipe se sentía muy cansado . El

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incesante rumor del agua y la suave frescura de la brisa fueron sumiéndoloen honda somnolencia. Le parecía caer en una sima sin fondo .

-¡Pela el ojo, vergajo!

Siente una fuerte bofetada y alguien que insiste en jamaquearloviolentamente .

-De ésta ya no te salvas . Vas a pagar las verdes y las maduras .

Felipe abre los párpados haciendo un gran esfuerzo y nota que está tendidoen un camastro (¿dónde estaré?) ; frente a él mira las barbas y la presenciahuraña de Papa Chente, párate, otro sopapo, coño, y a Leila ¿qué le pasa?¿por qué llora desconsoladamente? Lo sacuden de nuevo, ¿qué hacen allíCairote y el Ñopo Juan? Anda, levántate, despabílate, negro del carajo, y alos pies de la cama una escopeta que debe estar cargada con perdigones o talvez con balines de regadera ; qué dolor de cabeza; verás cómo se atrapa a loszorros: voy a ponerte el cepo, Chompipe ; violaste anoche a Leila y estabastan borracho que ni te diste cuenta de que hasta destrampaste el cerrojo ;forzaste a la muchacha y te quedaste dormido como si nada ; pero esta vezcaiste en el garlito ; ya sabes que me llaman el Juez Tranca ; estos amigosservirán de testigos ; te casas con mi nieta o no me llamo yo Vicente Barcia sino te lleno la cabeza de plomos con mi escopeta .

De reguilete (para salir del paso a la bartola) ejecutaron la diligenciacivil entre sollozos de Leila, groserías del abuelo, palabrotas del Ñopo yrisotadas del policía Cairote . Finalmente se fueron y nos dejaron solos .¿Por qué sigues llorando? Hoy me tocaba la mala leche y basta . Se sentíazurumbático . Se echó sobre el camastro y sin notarlo se durmió nuevamentecomo un lirón .

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IX

Señales de mal agüero

-¡Despabílate, Pipe! ¿Madrugaste o amaneciste en güimba?

Vista en escorzo desde abajo, la tía Faustina parecía más hombruna yasilampada .

-Vaya goma mangaja. Te tengo una sorpresa ; pero antes, despercúdetecon una taza de café bien cargado .

¿Rumor de aguas? ¿Sollozos? No era el llanto de Leila sino el gemidocariñoso del perro que húmedo hociqueaba junto al oído .

-¡Déjalo estar, Calungo!

Felipe lo apartó de un sopapo .

Sentía el fuego del sol en pleno rostro . Dolor en la cabeza . Mazazos .Se le rajaba el cráneo .

-Qué bueno que llegaste, tía Fausta . Por echarme a esperarte ; meentró la mococoa . Vine a decirte que Leila está pariéndose .

-Vas por muy mal camino, Chompipe . Toma, bébelo así caliente ysin azúcar. Te sentará mejor. Veo que te han vuelto las alucinaciones .Anoche hasta bien tarde te oí con tus compinches dándole al trago ycanturreando . Ya no te basta el ron y la cerveza ; también le entras parejo ala marihuana . Vaya usted a saber qué otros polvitos le echas a la bebida .La pobre Leila debe seguir penando por tu culpa . ¿Dónde la viste? Dime .

-Esta mañana, al despertarme, la sentí fría a mi lado en la casita delmirto. Le vi la panza al aire llena de moscas . Un rayo luminoso las hacía

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aglomerarse junto al ombligo . Lo grave es que era de madrugada . ¿Pordónde se filtraba esa luz?

-A esa hora. n o había salido el sol . Lo que viste fue el destello delángel de la Visitación . Seguramente vino a anunciarle a Leila que de suvientre nacería el ave gratia plena concebida por obra y gracia del EspírituSanto y de Felipe el Hermoso . Gajes de la parranda. ¡Qué vaina, Pipe! Teensartaron como a ese güevastibias de San José . La culpa es tuya, Pipe . Tela pasas drogado y me parece que estás como en las nubes . Leila murióhace meses. La grosereaste perramente cuando te diste cuenta de que tehabía jugado bajeza. Se desangró después del parto. En la casita del mirtono vive nadie desde el fallecimiento de Leila . Papa Chente cerró la puertacon candado . Lo más probable es que anoche, como estabas jumado,destrampaste el cerrojo y amaneciste al lado de la difunta .

-No sigas jorobándome, tía Fausta . ¿Por qué inventas mentiras?Afortunadamente hallé a mi Nana que se acababa de caer cuesta abajo yaun toda ensangrentada se fue a ayudar a Leila a bien parir .

-Sigues fuera de quicio y turulato . ¿Dónde viste a tu Nana? Murióhace un año, Pipe . La empujaste . Fue el Domingo de Ramos . Desdeentonces parece que perdiste la brújula . Fumas la yerba y bebes ron sinsaciarte. Dice el doctor Ladera que es porque te persiguen los demonios otus remordimientos .

-No me rejodas, Fausta . Dalila y Mimila pueden atestiguártelo . Lasvi hace poco . La una, metida en la quebrada ; la otra, con la burrita .

-¿Lo ves? Estás fotuto .

-Vas a decirme que ellas . . .

-También murieron, Pipe, por causa tuya . Debes tener cuidado . Sontus víctimas. Te seguirán rondando para vengarse chupándote la sangre .Señal de mal agüero es haberlas visto . Sólo yo sé invocar a los difuntos .Hoy es 15 de marzo . He consultado que es tu fecha nefasta . Mi almanaquede Bristol y mi librito de presagio no mienten . Los astros no te sonfavorables .

Durante la Semana Mayor nadie promiscua ni adultera . Si has de hacerfechorías, mejor abstente . Deja que pasen los días santos .

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-Ni de a vaina, tía Fausta. No. olvides que hoy Domingo de Ramosse casa Cándida.

amigues al pairo, Pipe . Ya eso pasó hace tiempo. Tiene un hijo .

-Me refiero al matrimonio eclesiástico . ¿Te das cuenta del peligroque corre mi aventura?

-Noto que vas volviendo a tus cabales .

-Cándida es muy devota y santurrona . No olvides que estuvo casi apunto de hacerse monja . Si no me apuro me lleva la chingada .

-Después del rito religioso, puedo apostarte que ella no pecaría contigo .Primero ensillarías a un gallinazo . Sin embargo, no pierdas la esperanza.Ya surgirán factores decisivos a tu favor . Bien sabes que Hipólito no cubrea su potranca según lo manda la Sagrada Escritura . Cándida debe estacomo brasa .

-Mientras tanto, mi Jesús padeciendo. Creo que Dios se complaceinterponiéndose en lo que no le importa .

-Gánale la partida encomendándote al Diablo .

-Tú serás mi Luzbel .

-Qué duda cabe . No queda más remedio que posponer de nuevo lasbodas. De eso me encargo yo . Si no actuamos rápidamente y con cautelase irá tu gozo al pozo, pues si Cándida hasta ahora se ha mostrado remisa,lo será mucho más cuando su alianza quede santificada. No es insignificantela faena de oponerse al Santismo . Tú conoces a Cándida. Es honesta,virtuosa y puritana, pero con todo y eso te la tengo blandengue. Tú noignoras que es ella la que le ha dado largas al asunto con el pretexto de quesea el padre Brito quien oficie en las bodas ya que la intempestiva gravedaddel curita las hizo posponer. Los cónyuges, que estaban ya casados por locivil, decidieron hacer vida en común, exponiéndose al anatema de las tíascuyo entrecejo sigue adusto, exigiendo la ceremonia religiosa, más ahoraque el presbítero regresó de España. Para bien de tus culpas, el cáncer quelo corroe es tenaz, pues hace poco tuvo una recaída . Aun así, al parecer,según los díceres, han fijado las nupcias definitivamente para el próximosábado con cohetes, repiques de campanas y cánticos de Gloria . Si esperashasta entonces, los ángeles se opondrán a tu hazaña blandiendo sus espadas

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flamígeras . De ti depende resolver. el dilema, O te echas al peligro opierdes hacha, calabaza y miel .

-Caigo al ruego, tía Fausta . Total, nadie se muere la víspera sino eldia .

-Claro, hijo . Así me gusta . No esperaba otra cosa de ti . Quien no searriesga, no cruza el mar . Si antes de que se lleve a cabo el rito eclesiásticologras que Cándida saboree tu alfajor, despreocúpate, seguirá goloseándoloper sécula seculorum .

-Te parece muy fácil, pero presiento que tiene sus bemoles .

-Las fuerzas de la Iglesia no prevalecerán . Seré tu Hada Madrina .

-Vas a ayudarme entonces, tía Fausta?

-No lo dudes. Precisamente en este instante regresaba de la casa deHipólito donde he cumplido parte de mi misión . Esta mañana, sin quenadie me viera, me colé en el taller de nuestro hombre y le escondí en elsitio que me indicó la botella con el repente mágico . No es un filtro deamor como él supone para aliviarle la impotencia sino una fuerte pócimaque va a hacerlo dormir a pierna suelta . También le he aconsejado quepague manda el Viernes Santo vestido de Jesús Nazareno, caminandodescalzo, con corona de espinas y con la cruz a cuestas . Le pedirá al Señorque le conceda tres dones : elevación, templanza y fortaleza, virtudes sinlas cuales jamás podrá cumplir debidamente con sus deberes conyugales .Lo he convencido de que si al mismo tiempo paga la manda y bebe el filtrose curará de su impotencia . Como Cándida se habrá fingido enferma teesperará en la cama . Echa la tranca y acuéstate con ella . Si la preñas, yabuscaré la forma de que aborte para evitar que Hipólito se entere de suscuernos. El cargará su cruz junto al Santísimo Sepulcro en cuya andaesconderá la botella con el propósito de ir empujándose sus tragos a medidaque avanza la procesión . Los cargadores también hacen lo mismo, de maneraque a nadie le importará un comino el ver a Hipólito trasegando aguardiente .A media noche, cuando el Sepulcro pase por la casa del Ñopo, ya Hipólito,cansado y sudoroso, se habrá bebido las dos terceras partes del filtro .Aprovechando que el paso se detiene mientras el Coro entona el demoradoy tristón Stabat Mater, entrará a echarse un trago con el suegro y, de paso,desalojarlos líquidos . Ambos, según costumbre, se acostarán en las hamacasdel gran balcón de atrás. Chon Candela les servirá aguardiente y la brisa seencargará del resto pues ahí mismo se quedarán dormidos hasta el amanecer .

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Entera a Cándida para que esté tranquila. Te aseguro que el Sábado deGloria no habrá boda, pues Hipólito despertará bien tarde con una gomaque ni mandada a hacer y vomitando la bilis . Le preparé un menjurje ade-cuado a su corpulencia diluyendo somníferos en vino de consagrar con unapizca de ron y diferentes conjuros en dosis suficiente como para dormir aun caballo . No habiendo riesgo alguno de que despierte, podrás gozar conCándida hasta el alba .

-No te habrás excedido en el tabacazo? Hipólito es mi mejor amigo.Podría morirse, ¿te das cuenta? Ni para qué pensarlo . Lo quiero como a unpadre .

-Sin embargo, sé que como buen hijo putativo ni te va ni te viene loque le ocurra a Hipólito . En cambio, si él te hubiera parido no te amaríacon tan fogoso entusiasmo . De todos modos, la alternativa está planteada .Te mueres tú o se muere él . Pierdas o ganes, será lo que el destino resuelva,Total, el muerto al hoyo y al vivo el coño . Con todo y eso, no seas pendejo .Ayúdate que Dios te ayudará. No olvides que al camarón que se duerme selo lleva la corriente . No debes descuidarte . Un hombre fuerte como Hipólito,resentido, puede ser peligroso . Cualquier mínima falla sería fatal . Imagínateque el sabor del potingue no le agrade o que por otras razones imprevistasno lo beba, puedes correr un riesgo . Para evitar tal contingencia me pareceque debo consultar a los difuntos . Necesito aplacarlos . Me acabas de decirque viste a Mamá Durgel y que ella fue a la casa del mirto a ayudar a Leila .Me voy a hacer contacto con ambas . No creo que me demore. Vuelvoenseguida. Espérame . Trata de descansar. Duérmete y sueña .

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X

Los muertos son como los vampiros

-Me muero de hambre, Nana . Dame café, tortillas y un buen tasajo .

Frunce ella el ceño, avinagrada, lo cual indica amago de chubasco .

-¿Crees que mi casa es una fonda? -Sigue echándole maíz a lasgallinas- . Anoche alborotaste al vecindario . Ya no tienes componte . Teluciste con tu infaltable garulilla de vagos . Se vomitaron, se orinaron ypara rubricarla se pedorrearon en el portal del Ñopo . Qué venganza plebeya.No te importa un carajo que Leila esté pariéndose .

-Ni me la mientes, Nana .

-¡Sinvergüenza!

Presiente un soplamoco que él evita de un brinco, dando pábulo a unalocado revuelo de aves . Un gallo deja oír su cocorocó .

-Tienes buena derecha, pero ni fu ni fa .

-No me provoques. Mejor hubiera sido no meterte en camisa de oncevaras. ¿Para qué te casaste?

-Me atraparon dormido, noqueado por la pea, como a esos peces queel torpedo ataranta .

Ella lo mira comprensiva . Descuelga de un horcón un par de lonjas decarne seca ; les zafa los gusanos (lo que no mata, engorda) ; las remoja a labuena de Dios ; les agrega una pizca de pimienta y, acomodándolas sobre laenmohecida parrilla, las pone a asar al rescoldo de las brasas . Luego, lesirve café tinto .

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-Para la goma. La carne, la comerás asada. No hay manteca .

Vierte para ella de la aromática infusión y agrega :

-Cuando estabas chiquillo me gustaba llamarte Juan Felipe Mandinga,porque eras de la piel de Barrabás . Sólo sirves para inventar trastadas .¿No crees en los infiernos ni en las ánimas? Faustina me ha contado que teasustan los muertos . Por lo menos ya es algo .

-Dejemos ese tema para otro día .

-Si no escarmientas, caerás en las calderas de Pedro Botero .

-Será cuando le salga la muela al gallo .

-Viene otra que bien baila -dice Mamá Durgel .

Felipe vuelve el rostro hacia el barranco . Subiendo por la loma seacerca a ellos Concepción Candelaria, pizpireta y alegre, tarareando unacumbia y zarandeándose .

-Adivino el motivo por el cual se derrite de gozo pues llega en son depascua y aleluya -dice Felipe .

-Siempre que anda de farra le entran la gurrumina y el baile de SanVito. -La anciana baja la cafetera, vira del otro lado la parrilla y atiza lostizones-. Tiene el diablo en él cuerpo y espera entrar al cielo . -Lacarne, al calentarse, despide un humo apetecible- . No he visto zambamás coqueta .

-¿Qué refunfuñas, vieja? Claro que soy arrecha . ¿No es eso lo queestabas diciendo? Por algo han de llamarme Chon Candela .

Felipe se echa a reír con soma.

-¿De qué te ríes, Chompipe?

-De que diste en el clavo por chiripa y te apuntaste la mejor carambola .

-No me jodas la pita. Pipe, respétame. Soy tu madre de crianza .Mamá, deja de estar moralizando . Ya se que pena vieja late sentada, perotambién es cierto que quien no te conozca que te compre . Ningún cura seacuerda de que fue sacristán . Sí, mamacita. Buen ejemplo nos diste cuandoandabas culeca; pero yo no he venido a sulfurarte ni a hacer que pierdas losestribos . Mejor, alégrate, pues hoy es día de fiesta. ¿Verdad, Felipe?

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-Claro, tía Chon . Ya oímos el repique de las campanas . Nadie ignoraque es Domingo de Ramos . No faltaré a la misa. Siempre se ven muchachasnuevas y hembras apetitosas. No pierdo nunca la ocasión de tentarlas,pues quién quita . . .

-Que el Diablo te haga una corcovita -arguye Mama Durgel- . No tepases de listo . Tú bien sabes que si ella está de plácemes y no cabe en elpellejo, nadie me quita que es por la mojiganga de las bodas y de eso vienea hablarnos . Me imagino que habrá pebre de sobra y guaro en pila .

-Todos beben naranjada y el pobre naranjo nada . -Felipe sesulfura-. Dime, Tía Chon, ¿Qué pito toco yo en ese bunde? Métete alÑopo donde mejor te quepa .

-Ni me va ni me viene lo que opines del Ñopo . Anoche me entreteníacon él cuando pasaste vociferando y hasta zambacanuta le gritaste . Por lomenos debes mostrarte agradecido . Aun a regañadientes, te recogió en sucasa. Eras un niño prácticamente huérfano .

-Claro. Bonita vaina . Lo hizo gracias a ti . Te revolcabas, con élcomo una perra.

-¡So! ¡Cállate, animal!- La vieja, airada, le proyecta un revés-.¡Cierra la jeta!

Felipe escurre el bulto con un rápido esguince, que alebresta a las aves .Chon Candela se sienta en una hamaca tendida entre dos árboles de man-gos. Trata de serenarse . Al fin responde :

-A mucha gente no le parece bien la vida que hago, pues de criada mehe transformado en ama . Murmuran porque, ahora que el gallego está viudo,soy yo quien le calienta las sábanas . I o hacía desde antes, aun en vida dela difunta Fina. Me importa un jobo lo que digan . Me acuesto y me revuelcocon quien me da la gana, sobre todo porque esta vez sí lo hago por razonesde estricta conveniencia; pero eso ni te va ni te viene ; tú miras esas cosascomo quien ve llover. Lo que a ti, Pipe, te rejode es . . .

-Cambia el disco .

-Déjate ya de resquemores, Chombo . Soy tu madre de crianza y teconozco muy bien . Tienes que hacer de tripas corazón e ir a las bodas . Esejulepe va a ser un cogenalga de los infiernos . Yo sola no me basto. Siustedes no me dan una mano me come el tigre . Dime, Pipe, ¿puedo contarcontigo?

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-No me busques una nariz sin huecos . Con la ojeriza que me hacogido el Ñopo, prefiero mantenerme alejado .

-No sé lo que te pasa, Chompipe . Quien no te conociera podría decirque de repente te has contagiado de culillo . ¿De cuándo a dónde? Tú biensabes que al Ñopo lo manejo a mi antojo . Me lo echo fácilmente en lafaltriquera. Ahora más, porque como se siente solo y abandonado, se hadado a la bebida . Todo el dinero que tenía 1 o ha gastado . Sin embargo, nopierde la esperanza de que estas bodas le brinden una buena oportunidadpara reconciliarse con su hija Cándida y, de paso, con la indignada paren-tela. Por eso está que salta y se encabrita . Claro que es muy fácil decirlo,pues eso de borrón y cuenta nueva tiene su intríngulis ; pero él se haempecinado en que así sea y se encojona conmigo siempre que insisto enconvencerlo de que es a mí a quien detestan las tías de Cándida. Elparentesco con Hipólito le viene de perillas al Ñopo Juan para poner a flotesu descuajaringado negocio de las barcas . Desde anoche comenzó a darleal vidrio con Ceferino Olaya . Nada lo amansa tanto como los tragos .

-No te preocupes -Mamá Durgel distribuye las viandas- . Todosiremos a ayudarte . Y este grosero del carajo cumplirá por las buenas o porlas malas, de lo contrario va a saber lo que es bueno para que aprenda arespetarte .

Felipe se reprime . Más le apetecen la carne y las tortillas. Se sienta enuna piedra y engulle, pero aun atragantándose deja entrever su desagradocon relación al sorpresivo connubio. Presiente algún enjuague de trapossucios . Bellaquerías del Ñopo Juan en mi contra sólo por el prurito dejoderme.

Atraído por el humo incitante de la cecina, un perro hambriento seacerca a husmear. Felipe le suelta una patada que lo hace huir aullando,calungo del carajo .

-No vuelvas a patearlo . ¿No ves que ése es el perro de Faustina?

A Pipe lo tienen sin cuidado los regaños y las admoniciones de la Nana .Desde niño tuvo que soportarle marrumancias con motivo o sin él sobretodo cuando ella amanecía deschavetada . Con frecuencia le entraba amojicones sin ton ni son . ¿Por qué me pegas, coño? No he hecho nada .Respeta, boquisucio, y ve sabiendo cómo será el rebenque cuando me hagasuna de tus diabluras .

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Aun a sus años (ya casi había cumplido noventa y cinco) Mamá Durgelsolía enfrentarse a las hijas, no obstante ser mayores y madres de familia,bautizándolas con buenos tapabocas cuando alzaban la cresta insolentadas .Respétenme, jodidas . Bueno es culantro, pero no tanto .

Cuando la Nana se obstinaba en pegarle . Felipe la sacaba de quicio,toreándola, por lo que a veces ella se iba de refilón y se daba las grandescostaladas .

-Convéncete, Chompipe, de una vez para siempre de que no eres elcentro del universo --Chon Candela saborea con delicia la suculencia delas tortillas y la carne- . Tú piensas que la vida gira nomás en tomo tuyo .Te equivocas de plano, negrito lindo . Todos, prietos y blancos, somoshijos de Dios, pero tenemos que ganamos el pan con el sudor de la frente .Cada uno de nosotros es responsable de su propio destino . Tú escogiste laociosidad . Eres un vago sin oficio ni beneficio . Te has pasado la vidaengañando a no sé cuántas incautas y has rajado más virgos que los que hayen el cielo, porque supones que a puro nabo puedes vengarte de tu pésimasuerte . ¿De qué te afliges? Trata de ser sincero contigo mismo . Razona .No has amado a ninguna mujer honestamente, mucho menos a Cándida .Lo que sucede es que tu orgullo se siente resentido, pues ella ha sido laúnica que ha sabido mantenerte a raya . Querías hacerla tuya simplementepor fregar al gallego en represalia porque te castigó mil veces injusta ymalamente. No siempre pude interponerme a la crueldad con que marcótus espaldas con el zurriago . Por las noches yo te ponía fomentos de árnicay sobijaba con manteca de cacao en tus verdugones . ¿Te sientes resentido?¿Deseas vengarte? Ya llegará tu turno en el momento oportuno .

Mamá Durgel añade en son pacífico :

-Yamal Sing, mi marido, que era hindú de Bengala, solía decirme :«No te impacientes y siéntate a la puerta de tu casa hasta que veas pasar elcadáver de tu enemigo .» Conque ten calma, Pipe . Con paciencia y salivase lo puso el elefante a la hormiga. Lo más cuerdo es que te acerques a laolla. Cuando menos lo pienses puede tocarte alguna presa que no esperabas .A lo mejor a Cándida te la sirve en bandeja cierta bruja madrina que yoconozco.

-Por lo pronto ni pienses más en Cándida ni me hagas responsable desus bodas . --Chon Candela se alza la falda y averigua si es una garrapatalo que la está picando en una pierna-. No tuve vela en ese entierro . Lastres Marías, confabuladas con Hipólito y con el padre Brito fueron quienes

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armaron todo el tejemaneje . A mí esas solteronas camanduleras no metragan por lo que para ellas es el escándalo de mi amancebamiento con elÑopo. Me las van a pagar. A cada puerco le llega su San Martín . Hoy loshonores como señora de la casa los haré yo. ¿Comprendes? Bueno, mamá,convéncelo . Hasta luego. Voy a ver a Faustina .

Ambos la siguen con la vista hasta que ella, trepando loma arriba comolas cabras, se pierde en un recodo .

-Chon Candela es el diablo -dice Mamá Durgel .

Saca de su profunda faltriquera una calilla ; la frota entre las palmas deambas manos ; coge un tizón ; sacude la ceniza en el suelo ; le da lumbre altabaco y se lo pone en la boca con el ascua hacia adentro .

Al verla fumar con tanto agrado, Felipe hurga en su ropa :

-Al cambiarme de prisa, dejé mis cigarrillos .

-Lo siento. Sólo fumo ambalemo .

-No podré ni sonarme. Todo lo olvido .

-Coge uno del alambre . Ayer lavé

Los tendederos se veían atestados de ropa limpia puesta a secar al sol .Felipe echa una ojeada y escoge dos pañuelos por cuyas iniciales sabe queson del Ñopo. Con la mayor frescura los acomoda en sus bolsillos .

Cogí dos . Del gallego .

-Llévate los que quieras . Bueno, a la hora de nona yo siempre hagolas cuentas del Gran Capitán . Lo que me intriga es que te veo preocupado .No es por la caranvaina de las bodas . Esa a ti no te importa, pues una máso menos, igual te da. Bien sé, además, que Cándida, desde la muerte deDalila, no te soporta. En cambio, Hipólito, rubio, bello, alto, inteligente ycon muy buenos estudios, es el hombre que las tenía locas a todas . Creoque él te estima . Se portó bien contigo . Trabajando con él has aprendidoun oficio . Ojalá eso te sirva y sientes cabeza, lo cual sería un milagro ; perohay algo que no me sé explicar. Algo me ocultas . Te veo muy reservado .Por lo común lo que te agrada es propalar a los cuatro vientos tus chicoleospara que tus amigos te envidien . Si Cándida se te hubiera entregado ya losabrían hasta los perros, lo cual indica que aún esperas paciente y no te veodisgustado . Lo de las bodas de ella con Hipólito más bien parece que te

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agrada. Casi empiezo a pensar que ellas te ofrecen incentivos perversos .Lo que estás esperando es que se case para alcanzar un doble triunfo, puesademás del goce de poseerla, te vengarás del Ñopo y aun sentirás el agradableprurito de ponerle las cuernos a tu mejor amigo . Sin embargo, te notodistraído, preocupado, asediado. ¿Qué es lo que te acoquina?

-Me han vuelto a molestar las pesadillas . Caigo de nuevo en trancescatalépticos . Tengo un terrible miedo de morirme, no por miedo al infiernosino porque me espanta que por simple descuido me entierren vivo .

-Desde pequeño siempre sufrías de esos ataques . A veces, bien entradala mañana, seguías dormido . Como nunca te agradó ir a la escuela, yopensaba que te hacías el bellaco por vagabundería, pero a veces, aunque yael sol te diera en plena cara seguías dormido . ¡Despierta, sinvergüenza!, tedije un día furiosa dándote un buen sopapo en cierta parte . Lanzaste unalarido que me erizó los pelos . Me explicaste que hacías esfuerzos porsalir del letargo y gritabas pero te dabas cuenta de que era inútil porquenadie te oía. Tú, en cambio, sí escuchabas lo que Faustina y yo decíamos .Ella andaba buscando hojas de sábila y mastranto para no sé qué enjuague .Chon Candela te hizo ver de don Plácido . A él le agradaba beber mi chichafuerte. Cuando esa noche vino a casa, le pregunté : ¿Qué opina de esasmarihuanadas de Chompipe? Me dijo : Nada serio, comadre . La pubertad .Desgaste. Dele Emulsión de Scott o Fosfatina . Pipe es precoz . Tal vezabusa y despilfarra su savia. Si no es ése el motivo de su debilidad, suanemia pueden causársela los chinches o los murciélagos . Hay muchos enla iglesia. Son los llamados vampiros hematófagos . Se lo he dicho alAlcalde . Son peligrosos . Se meten en las casas por las noches . Debido algran calor que hace a veces la gente deja las ventanas abiertas y esos horren-dos bichos se aprovechan pues se nutren de sangre . Prefieren a los jóvenespor lo del glande hinchado. Se dan el buen hartazgo. Si no son ellos losque se están chupando la energía de Felipe, quizás se trate de algo muchomás grave. Puede ser un difunto, dijo Faustina, los muertos son como losvampiros. Se alimentan de sangre . No creo en fantasmas, dijo Plácido .Faustina prometió hacer ensalmos el Viernes Santo a media noche. Plácidose echó a reír incrédulo . Diagnosticó no sé qué cosa y me dijo que tuvieracuidado con tus ataques pues la muerte no avisa. Luego, estuvochanceándose y me dijo: ¡Qué buena está tu chicha! Así, en totuma, meagrada mucho más . Sírveme otra . Es la última. Mañana debo viajar a laciudad. Y dices, Pipe, que han vuelto a molestarte esos ataques . ¿Temesque te sepulten vivo? Sólo de imaginármelo se me eriza la piel . Con todo

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y eso, sé que lo que te aflige es la otra vida, las penas del Infierno, el miedode saber que al fin y al cabo rendirás cuenta de tus culpas .

-Tú sabes que estoy libre de pecados . Se los come mi ancestro . Demi semen se nutre el Ánima Sola .

-Son las locuras que te metió en el seso Faustina. Buena pécora esella. Ya la veré en el Valle de Josafat recogiendo los huesos del difunto .Nadie puede vivir sin Dios ni ley. Dime, Chompipe, ¿crees en un SerSupremo?

-Ni Dios lo quiera, Nana. Me debe muchas vainas . Tu Dios no hahecho otra cosa que joderme . No puedo congeniar con quien se escondetras la mampara de la iglesia y, en conciliábulo con los poderosos, organizamaldades contra los pobres, esclavizándolos y aún más asesinandolos . Nopuede haber un Dios que haciéndose llamar bondadoso sólo demuestra sertodopoderoso organizando guerras y desastres contra las muchedumbresdesamparadas. Si es él quien se divierte atormentándonos, no queda masremedio que repetir la frase que dice a cada rato el gallego : Me cago enDios .

-¡Blasfemo! ¡Deslenguado! -la Nana se le echa encima airada . Leda una bofetada y alza el brazo para asestarle otra más fuerte . Felipe haceun esguince con el que evita el golpe y ella al seguirde largo, rueda barrancaabajo. De tumbo en tumbo, su cuerpo llega al fondo del precipicio .

-Ni siquiera te acomediste a prestarle auxilio -dijo Faustina .

-No lo habría permitido . Mi Nana era una vieja orgullosa . La oíquejarse y hasta pensé que iba a subir por su cuenta . Siempre hacía alardesde resistencia . Creí que lo mejor era sentarme a esperarla . No sé por qué seme ocurrió que de un momento a otro vería surgir sus brazos largosensangrentados y sus manos aferrándose al borde, pero ella prefirió hacersela muerta para mortificarme . Por pura terquedad murió de veras .

-Eres más bruto que Pedro Animal .

-Ese fulano más bien era perverso . Se divertía haciendo maldades .Por eso le decían Pedro urde males . Total, tía Fausta, no te aflijas . Más seperdió en el diluvio. Mamá Durgel, la Pobre, estaba chocha . Ya no podíaservirnos ni para taco de cañón .

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-Te he dicho que respetes a los muertos. Quiera Dios que tu Nana teperdone. No olvides que hoy día se cumple un año de su muerte . Ahora seanuncian signos más favorables para tu ansia, pues nuevamente estamos enDomingo de Ramos .

-¿Y el ministro Marino cumplirá su promesa?

-Pregúntale eso y otras mil peripecias a ese pendejo de Serafín delCarmen. Está escribiendo un libro sobre la isla o, mejor dicho, sobre tuscarajadas . Todo lo apunta en su cuaderno de notas pero escribe las cosasdesordenadamente y hasta es más embustero que el carajo .

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DECÁLOGO SEGUNDO

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Goyo Gancho vuelve a ser libre

Vista a distancia desde la capital, la isla, difuminada en la lejana brumadel horizonte, recrecía su nostalgia . Deseaba regresar lo antes posible parahallarse de nuevo entre los suyos después de aquella ausencia tan prolongada .Los recuerdos se aglomeraban en su mente con inconstancia de olas : furiososunos; otros, plácidos .

Goyo Gancho tenía tres días de inútil deambular junto al muelle porlos atracaderos habitualmente usados por las naves isleñas sin dar con genteamiga .

Sabía que en el verano las balandras y chalupas de la isla vendían en laciudad su opimo cargamento de frutas . Le parecía increíble no haber topadocon alguna precisamente ahora, pues deseaba embarcarse y era cuestión devida o muerte .

Sintió agudos silbidos y altas voces . Varios hombres gritaban y hacíanseñas desde una de las lanchas varadas en la playa .

Con la esperanza en vilo, descendió a la ensenada . No le importóenfangar sus nuevas botas en la lama plomiza, ya que antes de acercarsehabía intuido que iba a volver a ver sus compinches de los mejores tiempos .

Abrazos. Bromas. Plácemes .

La embarcación, ladeada en seco sobre húmedo cascajo y sucias lajas,recibía la caricia de los hombres que estaban carenándola .

-¿Qué tal tus vacaciones en el Penal de Coiba? -dijo, imprudente,Barrejobo .

-¡Cállate, idiota! -Calandraca le clavó las pupilas al hermano . Nohay que mentar la soga en casa del ahorcado . Bien sabes que la cárcel . . .

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-¡Qué cárcel del carajo! -dijo sonriendo Goyo Gancho- . Olvideneso. Gracias a Dios que me soltaron, digo me concedieron lo que ellosllaman libertad condicional .

-Según dices, ¿no completaste tu condena? -indagó Lócoro .

claro que no, pendejo . Eran veinte años -explicó Catamica .

Goyo Gancho se sentó en una piedra . Se descalzó las botas (sus bellasbotas hechas un asco, sucias, empapadas) y se puso a lavarlas en un charco

-Me rebajaron gran parte de la pena dijo-por buen comportamientoy porque supe ganarme la confianza de esos bellacos . Cuando se dieroncuenta de que conozco el mar como a mis manos, me llevaban de pesca,sobre todo porque, como bien saben, no fallo ni de a vaina con el arpón .Maldito sea, carajo, había jurado no tirar más esa arma contra personas oanimales vivos . Ni siquiera contra los tiburones ; pero ustedes son hombresde la isla y comprenden . Ante el recuerdo de mi crimen yo jamás olvidabaque no hay nada tan bello como la libertad . Cada vez que clavaba con elarpón un mero veía a mi padre . Mejor no hablemos de eso . Rebajaron mipena por buen comportamiento . También hubo amnistía por no sé quéefeméride nacional. Recuerden que, además, soy devoto de mi Padre Jesús .No tuve más remedio que ofrecerle una manda equivalente a la cuantía delos años que, por su buena mediación, me rebajaran . En penitencia debocargar el anda del Señor noche tras noche y el paso del Sepulcro el ViernesSanto. Este verano pienso iniciar ese calvario .

-¿Durante cuántos años? -indagó Lócoro .

-No quiero ni pensarlo . La carajada va a ser larga ; pero al fin y alcabo, desde que soy un hombre no he hecho otra cosa que cargar santos omuertos según sea el toque de campanas .

Las que más te agradaban eran las santas -recalcó Calandraca- . Losabemos. Tú siempre armabas líos porque eres terco .

Te encaprichabas en que debías cargar a la Magdalena . ¿Recuerdas elrelajo que formábamos bien jumados cuando la procesión volvía a la iglesiaal amanecer? Llevábamos las andas a toda marcha, en volandas, y era tal lacarrera y el gran tejemaneje, que las imágenes bailaban de lo lindo .«¡Puñeteros del diablo!», gritaba el padre Máximo .

Barrejobo soltó una carcajada sin ton ni son .

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-Buenos tiempos aquellos -dijo Lócoro .

-Pero ahora necesito rehacer mi vida -arguyó reflexivo GoyoGancho-. Los años en el penal de Coiba me han vuelto una escofieta .Todo por culpa de los malditos celos ; de lo contrario yo estaría como ustedes,que aun siendo pobres son felices . No veo la hora de estar de nuevo en laisla . Sé que mi hijo Felipe es un gran vago. Dicen que es un cabrón desiete suelas . Quiero irme hoy mismo . Necesito amanecer en la isla . Lachalupa de ustedes ¿a qué hora zarpa?

Catarnica miró hacia el mar y, atizando la pipa, aspiró el humo; luego,apartándola, lanzó un escupitajo :

-Al filo de la una comenzaremos a flotar. No hay apuro. Podemosnavegar a golpe de ola, con norte y viento en popa, como a las cuatro ocinco de la tarde . Vendimos bien la fruta . Tenemos plata y tiempo paraanimamos con unas cuantas cervecitas y celebrar tu vuelta . No te apendejesy echa palante, hermano . La primera en la frente la pago yo, para que Diosnos libre de malos pensamientos y nos aleje de las putas . Como ya estamosen Cuaresma comenzaremos la abstinencia de carne para no promiscuar.Espero que la Virgen del Carmen nos acompañe y nos depare un buen viaje .Creo que unos cuantos tragos no nos caerían del todo mal . Ya nos hemossollado bastante calafateando esta cacharpa . Supongo que, además, seríabueno comprar varias botellas para seguir chupando rumbo a la isla, si esque izamos las velas con la pleamar .

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Desde ese día Felipe se volvió incrédulo

Tímida grey de ovejas, las casitas del pueblo se agrupan loma arribapor la falda del cerro pastoreadas por la pequeña iglesia cuya torre funge ala vez de faro y de cayado pues en su cúspide se enciende por las nochesuna devota lucecita tal vez para orientar a los navegantes . Como en unclásico pesebre el diminuto rebaño llega, triscando y ramoneando hasta laplaya donde de pronto sus blancas unidades se detinen perplejas y asustadasante la impresionante vista del mar. La rampa, viejo perro ovejero, duermetranquilamente reclinando su hocico sobre la arena .

Las paredes de quincha y calicanto, enjalbegadas, distan poco la unade la otra. Sus ventanas se encuentran entre sí tan contiguas que casi sediría que están a punto de secretearse . En otros tiempos era habitual echarpor ellas los orines nocturnos . Por eso se sentía vaho de berrinche en losumbrosos y sombríos callejones recubiertos de piedras saltarinas que, denoche, laceraban el tránsito. Estos angostos viales se entrelazan en una redde recovecos que a veces forman laberintos por los que a la hora del espantolos foráneos no se atrevían a transitar.

La niñez de Felipe transcurrió en la época en que aún no había alumbradoeléctrico en la isla . Para avanzar de noche a tientas y guiarse a oscuras portales vericuetos se requería el instinto de los isleños . La diferencia entreéstos y la gente inexperta consistía en que los jóvenes nativos podían correrveloces por esos pasadizos aun descalzos, a ciegas y entre sombras .

Cuesta abajo a lo largo de tan angostas callejuelas, en los días lluviosos,bajaban abundantes corrientes de agua cuyo caudal, según era sabido porla gente menuda, arrastraba gotitas de mercurio .

La pendiente de la isla formaba al borde de la pequeña plaza frente a laiglesia un desnivel de casi un metro y pico de altura gracias al cual lasaguas, al descender, formaban caprichosas cascadas que servían de

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estupenda diversión a los chiquillos, pues mientras los menores se bañabandesnudos con infernal algarabía, los mayores sosteníamos en nuestras manospequeños frascos de cristal en los que a fuerza de paciencia y gota a gota,recogíamos diminutas porciones de azogue que les vendíamos a los grin-gos y, a falta de éstos a don Plácido quien me instruyó sobre las rarasamalgamas del mercurio y el oro. Me dijo que el líquido metal era usadoen los termómetros y en diversos aparatos de física . El recordaba que en laépoca anterior al Canal cierto ingeniero inglés, Alan Bristol, creyó haberdado en la isla con una rica mina del codiciado azogue . La cueva que susobreros negros excavaron seguía aún oculta tras un pequeño rancho que leservía a Balbina como depósito . Sin embargo, Felipe, en su período dechico aventurero, había logrado descubrir la grieta o salida trasera de lamina, y apartando las ramas y malezas que la cubrían penetró en la hondacavidad. Entre la semipenumbra distinguió picos, palas y otras distintasherramientas de excavación . El aire, al colarse entre las hojas, producíaunos silbidos que daban miedo . Felipe huyó y no quiso regresar a ese sitiodonde sólo había arañas y murciélagos .

Interpretando erróneamente las enseñanzas de don Plácido, Felipe seentretenía observando las curiosas reacciones del mercurio que en vez detransformar la plata en oro lo hacía a la inversa, pues cualquier áureo objetorecubierto con un baño de azogue se metamorfoseaba hasta volverse plateadopara casi al instante perder el brillo y adquirir una pobre tonalidad negruzca .

El padre Máximo, que era un viejo gruñón y destemplado, sorprendióun día a Chompipe en la iglesia cubriendo la Custodia Sagrada con azogue .Pudo salvar a tiempo el Santo Cáliz, pero rugió de cólera, y entre improperiosy rugidos, santiguó al alquimista con fuertes soplamocos de ida y vuelta,por bruto .

Felipe era paviola . Más prefería vagar descalzo por la playa que ir alaescuela . Otras veces se iba con sus compinches monte arriba a robarle losmangos a Papa Chente. Quienes sí frecuentaban las clases puntualmenteeran los hijos del Ñopo .

Ese domingo, por feliz iniciativa de la maestra Chabela en conciliábulocon el padre Máximo, niñas y niños, con nuevos atavíos y grandes ciriosadornados con lazos, asistieron a misa para hacer la Primera Comunión .

A Felipe nadie le habló de hacerla. Ya él se sentía muy grande paraestar comulgando . Lo malo era perderse el desayuno que les tenían yapreparado en la escuela, con chocolate, queso blanco y tamales .

Felipe supo cumplir con el repique de las campanas por complacer alpárroco, pero ahora se había parapetado entre las ramas de frondosos

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arbustos para evitar que las chiquillas, al salir de la iglesia, se rieran de él alver la facha que ofrecía debido a estar vagueando con sus compinches dizquecazando iguanas .

Lamentaba no haber sabido soportar con paciencia las aburridas clasesde catecismo sobre todo porque no resistía memorizar las oraciones y losdiez mandamientos, sexto no fornicar, Adán y Eva, la manzana y la culpa,la serpiente era el diablo, se cubrieron con las hojas de parra porque sedieron cuenta de que estaban desnudos y un ángel con la espada flamígeralos expulsó del Paraíso . No comerán los frutos del árbol de la vida, puestoque en el futuro sólo de pan vivirían, amasado con el sudor de sus frentes .

Después de recibir la sagrada hostia, la fila de las niñas, todas de blanco,con largas blusas, flores de azahar y cirios que les daban el aspecto dehuérfanas, salían mientras el cura aún peroraba .

Felipe las miraba desde un ángulo diagonal y a muy poca distancia delatrio. Tenía allí Nino Olaya una cantina famosa por las grandes trifulcasque se armaban en ella. Como era hombre de pull se había reído de la Leyy de las Damas Católicas ya que junto a la iglesia o a los colegios no sepermiten centros de corrupción y de vicio . Papa Chente, furioso, protestabadiciendo que la Ley sólo se hizo para los tontos pero ya es cosa bien sabidaque a quien Dios se la dio, San Pedro se la bendiga .

El bullicioso antro alcohólico tenía un balcón en forma de portal conmesitas desde las cuales los contertulios miraban y gozaban con el ir yvenir de las damas que entraban y salían de la iglesia .

Oculto precisamente junto al ángulo de ese nefasto mirador, Felipecontemplaba la fila de las niñas con la ilusión de ver a Cándida . Mientrasseguía buscándola con ojos muy ansiosos, oía que a_ sus espaldas tresborrachos que debían ser foráneos, sentados en la Esquina del bar, bebíansoltando palabrotas sin respetar el acto que se estaba verificando en la iglesia .Se hallaba tan cerca de estos hombres que aunque ellos no lo veían él lograbaescucharlos claramente, sobre todo porque vociferaban sus groserías sincortapisas del más mínimo decoro .

Finalmente Felipe logró mirar a Cándida que salía de la fila muycompungida con la cabeza baja, que era el correcto comportamiento sugeridopor la maestra María Isabel pues las niñas no debían olvidar que al recibirla eucaristía ingerían al unísono la forma espiritual de Jesucristo quiensimbólicamente es el cordero de Dios .

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La aflicción que el rostro de Cándida revelaba tenía una causa menosmística . A lo largo de la extendida misa ella, la pobre, había sufrido ciertosretortijones de tripas pues la noche anterior se sintió indispuesta y ChonCandela la había obligado a beberse una desagradable dosis de sal de frutas .Ahora, al salir del templo, comprendía que no le sería posible llegar hastala casa. No se atrevía a decirle a la maestra Chabela que se sentía conganas de . Por decoro, sencillamente dijo :

-Maestra, quiero hacer la menor. ¿Me da permiso?

Para una niña no es tan grave orinar a la intemperie . Por eso la maestraChabela dio su autorización . De haber sabido que se trataba de otra cosa,no habría accedido .

Cándida se escondió tras las matas que le indicó la tía pues de esemodo evitaba ser vista por las demás alumnas de la fila, sin darse cuenta deque Felipe y los tres hombres que bebían en el balcón podían verla .

Luego de levantarse la alba túnica, se aligeró de ropas y dejó al aire lasnalgas rubicundas . Las tripas le avisaron que habría debido de solicitarpermiso para hacer la mayor. Sin embargo, no tenía mas remedio queliberarse de aquel odioso asunto sin la debida anuencia pues ya era tardepara pensar en otra cosa .

La mayor, la menor, ¿qué más daba? La menor eran líquidos ; la mayor,sólidos; conjuntamente saldrían unos y otros . Y tras las verdes matas derojos papos defecó lindamente lo cual hizo con gran satisfacción de su parte .

Felipe no olvidaría jamás los comentarios groseros e inmundos que, alcontemplar la escena, soltaron los tres ebrios organizando un irónico ydeleznable contrapunto con la tonante voz del cura, pues cada uno, porturno y alternativamente . le puso un estrambote alas sentencias del párroco .

-Hipostáticamente es indudable . . .

- . . .que están cagando la hostia .

-Eucarísticamente es demostrable . . .

-. . .que esa mierda es sagrada .

-Eclesiásticamente es necesario . . .

-. . .que se la coma el Papa .

Desde ese día Felipe se volvió incrédulo .

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Cólico miserere

Repiques de campanas anunciaron que el vaporcito en que viajaba elMinistro se iba acercando a la bahía . Rápidamente los miembros de laJunta bajaron la escalera de la Casa Cural y, sin perder un instante, sedirigieron a la playa . El padre Brito se encaminó a la iglesia echando pestesy entró en la sacristía .

Betín, que en ese instante acomodaba vestiduras talares, quiso indagareufórico :

-¿Qué tal quedó el repique?

-Mejor hubiera sido adelantarlo -repuso el párroco- . MingoCeballos y los demás ociosos del Comité estuvieron a punto de bebersecasi todo mi vino de consagrar. Por aquello de que lo que no nos cuestahagámoslo fiesta, se aprovechan . Son unos descastados gorrones .

-Eso le pasa por darle de beber al sediento . Si la Samaritana . . .

-Déjate ya de pendejadas y apresura a las muchachas del Coro . Allíestán brujuleando con Cándida . Diles que dejen el bochinche comenzandopor tu mujer Milagro .

Betín cruzó la puerta y escapó del Dies Irae .

Felipe se escondió tras la estatua mientras Betín pasaba y enseguida selanzó hacia la playa . Por el camino se topó con Sarita la de Petita Cárcamo .Venía corriendo sofocada y hecha una exhalación .

-¿Qué ha sucedido?

-Voy a avisarle a la señora Malala . Ya El Izabal llegó pero Marino novino con él . Según dice, hizo otra de sus barrabasadas .

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Se fue sin añadir explicaciones y Felipe, curioso, prosiguió hacia larada deseoso de informarse .

En la playa ya estaban sus compinches Zósimo Chen, Min Sierra y elMogo Tin .

Varios chiquillos corrían de un lado a otro chapaleando en el agua .

Los mástiles de todas las balandras y chalupas ondulaban banderitasde fiesta . El sol brillaba . Todo tenía un aspecto alegre .

Algunas pangas rodeaban todavía al vaporcito .

Varios viejos fumaban sus cachimbas sentados a la sombra de un recioalmendro. Se rascaban las barbas comentando sonrientes lo que otrosdiscutían exaltados .

Las preguntas holgaban . Ya no hacía falta hacerlas .

-Marino se cagó en la muchachita -dijo Dídimo López .

-¿Se cayó el Gabinete? -grito el sordo Chancaca .

-No, quien se vino abajo fue él -aulló Min Sierra .

-Lo sorprendieron en pelota con la mujer de Talavera .

-¡Silencio! Viene el cura .

Advertido de lo ocurrido, el padre Brito quería calmar los ánimos .

Llegó, según costumbre, sonándose con gran estrépito . Tras él trotabasofocado Betín .

El cura se acomodó las gafas, tosió, puso un semblante de circunstanciay empezó a sermonear.

-Las mujeres ¿qué hacen aquí? Allá en la iglesia las están esperando .¡Váyanse todas! ¡Rápido! Y, sobretodo, nada de comadreos .

Hubo un callado desbande de polleras .

-¡Los chiquillos, también! -agregó- . A los adultos no hace faltadecirles que en estos casos hay que tener prudencia . Su Excelencia hasufrido una caída. Qué le vamos a hacer. Errare humanum est. Deberesimportantes le exigieron sacrificarse por su pueblo . Ahora está herido ; talvez, muerto . Oremos por el descanso y la salvación de su alma (si acaso escierto que ha muerto ese cabrón) .

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Al saber la noticia del accidente (¡Virgen del Carmen!) la señoraCristobalina Olaya estuvo a punto de sufrir un colapso y de rodar cuestaabajo por la escalera del traspatio . Pobre Señora, se hubiera propinado lacostalada madre . Afortunadamente la agarró Chon Candela (por casitonomás se descalabra) salvando a tiempo la bandeja de loza con el purérecién salido del horno que estaba más caliente que el carajo y que porpoco se le cae de las manos . Lástima hubiera sido que se desperdiciara tansabroso manjar hecho con papas que ella misma majara y que de todosmodos, válgame Dios, sería un trabajo y gasto inútil pues las fiestas noiban a celebrarse debido a la caída de Su Excelencia .

Con el tejemaneje de los preparativos Cris Olaya tenía tres días deandar en afanoso trepaquesube yendo de un lado al otro trajinando,impulsada por su propio temperamento que no le permitía quedarse quietatal vez íntimamente convencida de que la vida para ella no era otra cosaque el ajetreo perpetuo .

Sintió en ese momento los amagos del cólico y tuvo que apoyarse en labaranda. Chon Candela la oyó quejarse débilmente .

-¿Se siente mal? Mejor acuéstese .

-No es nada, Chon .

Sufrió enseguida la segunda jamaqueada punzante . Se agarró el bajovientre con ambas manos y sostuvo el aliento por no quejarse .

-Si son las tripas, dígalo. ¿No quiere una tisana de paico hediondo?

-Tal vez eso me sirva . Desde hace días no puedo mear . Llama aSaldaña para que me prepare alguna pócima .

-Mejor traigo a Ladera. Casimiro Saldaña es veterinario .

-También los animales sufren del mal de orina ¿no?

Apoyada la una en brazos de la otra habían llegado a la recámara de ladifunta Delfina .

Viendo la puerta abierta, Chon se mostró solícita :

-Acuéstese aquí un rato .

-No, carajo . Si me voy a morir que sea en mi cama .

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Los dolores del cólico la asaltaron de modo tan violento que, obligadapor los retortijones, perdió el buen ánimo y se deshizo en gemidosespasmódicos. Ya no pudo oponerse a la voluntad de Chon Candela y sedejó conducir a la alta cama de caoba y dosel donde día y noche se la pasótosiendo la pobre Fina .

-Prepárame mejor un té de sábila con hojas de limón . Y no te olvidesde llamar a Saldaña. Ya sabes que Ladera es enemigo político de mi esposoChinino .

Casimiro Saldaña, que era un puertorriqueño jubilado de la fuerzaacantonadas en la Zona del Canal, se había casado con una hermana solteronade la señora Cris . Aunque él aseguraba ser médico graduado con variosaños de servicio en el ejército norteamericano, nadie logró verificar si era ono cierto . Su eficacia como facultativo más bien dejaba dudas en el aire .Las recetas que daba más parecían para animales .

Saldaña había instalado una farmacia y ejercía la profesión con laanuencia del alcalde Chinino Olaya, que era conservador, haciéndole unadesleal competencia a Ladera cuya familia siempre fue liberal . Chininohabía disputado de buenas a primeras que Ladera, por carencia de título, noestaba autorizado para ejercer la medicina .

Casimiro Saldaña, de cuyo título no había constancia alguna, gozabaen la Zona del Canal de ciertas canongías y, amparándose en ellas, ayudabatanto al pariente Olaya como al Ñopo . Les conseguía productos más baratosen los comisariatos y, a pesar de que era estrictamente prohibido por lasautoridades gringas, se ingeniaba para que ambos amigos vendieran suscosechas a los barcos acoderados en los muelles canaleros .

Los enfermos de la isla preferían ser curados por el doctor Ladera .Decían que Casimiro a lo mejor sólo sirvió como enfermero en la guerra .Para colmo de males, Casimiro era puertorriqueño vendepatria, pues amabaa los gringos y se sentía orgulloso de ser ciudadano norteamericano . Poreso lo llamaban Gringo Saldaña, pero también Clarín por su manía de tocaruna maldita trompeta cuando estaba ebrio. A veces, a altas horas de lanoche, se escuchaba el toque de queda o el toque de zafarrancho de combateo el toque lúgubre de enterrar a los muertos .

Lo que Saldaña diagnosticó en el caso de la señora Cris fue cólicomiserere. Con todo y eso le recetó un purgante de sal de Epson . Casi lamata. Dijo que lo más acertado sería llamar al cura y hacer el ataúd .

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IV¿Qué vaina es esa de la guerra?

En la oscura cantina pegada al muelle los ánimos estaban exaltados .En aquella sentina destartalada la bullaranga era frecuente debido a que,por turno, la frecuentaban marineros y gente campesina ya que aparte deestar frente al mercado quedaba a pocos pasos del desembarcadero y de laplaza donde llegaban los vehículos cargados de frutas y otros productosvegetales. Sin embargo, esta vez el alboroto pasaba de la raya . Con todo yeso Goyo Gancho y sus cuatro compañeros, encendidos en guaro yenfrascados en sus propios asuntos, no habían parado mientes en lo queestaba sucediendo, sobre todo por hallarse sentados en un balcón traseroque daba al mar.

Tenían bastante rato de estar bebiendo . De tanto trasegar cerveza helada,Goyo Gancho ya se sentía bastante eufórico . Lejos de refrescarle la fiebremarinera, la brisita que soplaba de la bahía la hacía bullir . Deseaba navegar.Sentía en la mano la vara del timón y veía a la chalupa viento en popadeslizándose audaz sobre las aguas .

Sólo habían almorzado pescado frito cuyas presas calientes vendía demesa en mesa una chiquilla, acompañándolas con ñame sancochado ytortillas fritas . Aunque estaban bien ebrios no descuidaron el adecuadoflote de la nave, que ahora los esperaba fondeada en alta mar . En el momentooportuno la abordarían . Contaban con la cordial ayuda de los panguerospara embarcarse rumbo a la isla .

A Goyo Gancho le parecía de buen augurio el hecho de haber topadocon sus más íntimos amigos, amigos de los mejores tiempos, garulilla quesabía mantenerse siempre unida no sólo en las faenas del mar y en el rudotrabajo de los campos sino también en el alegre tráfago de los tragos .Siguiendo la costumbre de la isla, cada uno de ellos debió aceptar unsobrenombre . Nadie podía salvarse de un apodo. que a veces era peyorativo

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y, otras, de origen cariñoso. Goyo aceptó que le clavaran el Gancho comouna insignia de familia . Su padre Gancho Hermoso dejo buenos recuerdosen la isla . Sin embargo, los que intentaron llamarme Culo e Mono salierontrasquilados por ser ese un mote ofensivo a la dignidad y el honor . Nadieolvidaba que él era un hombre airado . Sin ser un asesino había sido cegadopor la ira . Goyo Gancho, por desventura para él y para otros, siempre fueun hombre entregado a la violencia. Por eso mismo, sólo ellos se llamabanentre sí por sus apodos . Fuera del grupo, ninguno podía hacerlo .

Pensar gozosamente en la llegada a la isla le pareció de pronto unsentimiento pueril puesto que ya no había atractivos que lo llamaran haciasus hondas playas . Sus familiares y aun su hijo ahora lo odiaban . Losamigos, los tragos y la idea de la vuelta lo habían hecho sentirse jubiloso,pero viéndolo bien apenas era un entusiasmo ilusorio . De golpe le llegó latristeza sólo al pensar en Débora . En la cárcel supo el trágico fin de ella yde Néstor. Sin ella viva, yo no debiera regresar ni hay nada que me animea vivir. Felipe, mi hijo, me detesta porque maté a su abuelo . La familia, lomismo. Nadie me estima . ¿De qué me ha de valer ir a la isla?

-No llores, Goyo Gancho . No te amojones . Bebe -le decía Catarnica .

Barrejobo, que había salido a hacer sus aguas, volvió gritando :

-¡Viene un bonchao de gente por la calle! ¡Muchos están uniformados!Traen música y tambores! No sé qué pasa . ¿Quieren saber a quién he vistotambién uniformado? Nada menos que a Beto Cárcamo . Lo vi en el barbebiendo con Serafín del Carmen. Les dije que aquí estaba Goyo Ganchorecién salido de la cárcel . Me prometieron venir a saludarte . Me parece queSerafín del Carmen te quiere hacer una entrevista . No sé si ya has sabido queél escribe en los diarios de la ciudad . Aquí llegan Beto Carcamo y él .

Vestido de uniforme, Beto Cárcamo tenía un aspecto raro . Para colmode males lo habían pelado . Parecía otro .

Farandulero como siempre, de chaleco, bastón y anteojos, que le dabanaspecto de elegancia foránea, Serafín fue el primero en saludar.

-Qué tal, Goyo. Me acaban de decir lo de tu condena . No sabía nadade eso ni de tu crimen . Me informó Beto Cárcamo . Menos mal que estáslibre . Yo acabo de regresar de Europa . Ni siquiera he podido viajar a labella isla y visitar a los amigos de otra época . No tengo tiempo para nada .Mi trabajo en El Diario me roba muchas horas . Si la suerte me ayuda, tal

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vez enseñaré literatura y en mis minutos libres quiero escribirla crónica dela isla . Será una especie de novela satánica .

Beto Cárcamo le había dado un abrazo a Goyo Gancho saludándolosin decirle palabra . Tanto él como los otros miraban a Serafín del Carmencomo diciendo qué tipo farolero .

--¿Qué carajo nos importa todo eso?-dijo altanero Calandraca .

Barrejobo, prudente, quiso calmar los ánimos .

-Cálmate, hermano . No alborotes el peje. Mejor, bebamos algo.Siéntense ustedes . Acompáñenos .

Lo hicieron y pidieron más cervezas .

Hubo un grave silencio revelador .

Todos sabían la causa del exabrupto . Ambos hermanos tenían un viejoasunto con Serafín del Carmen . El más volado era Calandraca cuya noviadeshonró el soñador poco antes de embarcarse para Europa . Prima deambos hermanos y preñada, Petita ya no pudo casarse . Parió fuera de laisla y hasta se rumoraba esto y aquello . Calandraca no soportaba a Serafín .Jumado como estaba, habría camorra .

-¿Qué es lo que ocurre, Beto? -preguntó Catamica, tratando de darlargas a la trifulca en cierne . -¿Qué significa tu uniforme?

En ese instante una mujer andrajosa se aproximó a la mesa vendiendolos periódicos y gritando exaltada :

-¿Ya vieron la noticia en El Diario? Creo que estamos en guerra conun país llamado Coto . Parece que se trata de una republitica . Debe sercosa de los gringos . Les venden armas a todos los gobiernos y luego losobligan a hacer la guerra para que las acaben y compren más . A esos bellacossiempre se les ocurre alguna vaina para joder a los humildes . De repentevan a inventar hasta la mierda sintética .

-Ya en eso Tata Dios les tomó la delantera -dijo Lócoro .

-Pero ellos buscarán la manera de vendérnosla -rearguyó la vieja,notoriamente en solfa- . Desde Chicago nos llegarán cerros de latas conlindas etiquetas multicolores que dirán ENGORDE Y NUTRASE CONLA MEJOR MIERDA DEL MUNDO .

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Recibió el pago por los diarios vendidos y se marchó muy satisfechavoceando sus periódicos .

-¿Qué vaina es ésa de la guerra? -preguntó Barrejobo- . Tú, queeres periodista . Serafín, ¿podrías decimos qué es lo que está pasando?

-Que nos han invadido -dijo Beto-. Todo ha sido por culpa deMamita Yunai. Gracias a sus intrigas, ya comenzó la guerra del banano .

-Ese es el meollo del asunto -dijo enfáticamente Serafín- ; peropermítanme delinear los prolegómenos del problema . La dirimencia de loslímites entre nuestros países fue sometida al Presidente de Francia quien,como árbitro expidió un laudo no admitido por el país hermano . Las intrigasde Mamita Yunai nos obligaron a someter el fallo al Presidente de la CorteSuprema de los gringos . A este vergajo seguramente le gustaba el banano,pues dictó un falló ultra petita .

-¡No metas a Petita en esta vaina -grito furioso Calandraca- . Sivuelves a llamarla ultra Petita te reviento la cara, hijo de puta .

Calandraca quiso formar la gresca pero los separaron .

Barrejobo, más sensato y consciente, calmó al hermano :

-¡Déjate ya de pendejadas! Debemos enterarnos, Nos interesa a todos .

-Para evitar rencores, mejor es que lo siga explicando Beto Cárcamo-propuso Lócoro .

Serafín hizo un gesto complaciente ; pero, antes de transigir, agregó :

-Mientras ustedes beben en este cuchitril y se emborrachan despreocu-padamente, hombres conscientes y patriotas han ido al frente de batalla arepeler la agresión .

-Claro, por eso ando uniformado -dijo Beto- . Estoy a cargo de unpelotón, Dentro de poco se embarcará el segundo contingente . Debo ir almuelle porque ya están llegando los voluntarios . Un piquete de policíasarmados pelea en el frente de batalla . Necesitan ayuda .

-Espera --dijo Lócoro-. Dinos cuál fue el motivo inmediato de lainvasión .

-Nadie lo ignora -dijo Beto-. Te lo puedo explicar en un segundo .Como bien dijo Serafín, el gringo White trazó una nueva línea a su capricho

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y nos partió por el eje . Fue inútil protestar. Ya ustedes saben que MamitaYunai es un emporio con intereses en una inmensa trama de capitales ligadosentre sí. Para imponernos el fallo White, lo primero que hizo el gran colosodel Norte fue desarmamos . Enterada de ese hecho, la republitica nos invadiópor la frontera noreste . Por fortuna no nos hemos dormido. Ya repelimosla invasión y capturamos tres naves con hombres y pertrechos, Después deun tiroteo de pocas horas los muertos y heridos tiñeron con su sangre lasaguas del río Coto, pero nuestra bandera fue izada nuevamente . Ahoraparece que piensan invadimos por otro lado . Por eso vamos a embarcarnos .El vapor zarpará dentro de poco. Deséennos buena suerte. ¡Adiós a todos!

-Me voy contigo -dijo en ese momento Goyo Gancho poniéndosede pie .

-No hay ya cupo en el barco -advirtió Beto- ; pero si vas conmigoes muy posible que te acepten . Vamos . Debemos apuramos . ¿Vienes tú,Serafín?

Ya hay otros reporteros de El Diario allá en el frente. Debo quedarmea redactar las noticias .

Calandraca se levantó furioso y dijo :

-Mejor me voy también para la guerra .

Agarró por el brazo a Barrejobo y, encarándose con él seriamente comoquien se despide de la vida, le declaró, solemne :

Hermano, te dejo mi chalupa .

Viéndolos alejarse, Serafín dijo :

-No creo en el heroísmo de la guerra .

Lócoro, Barrejobo y Catarnica seguían bebiendo indiferentes a lacontienda bélica . La mesera trajo una nueva ronda de cervezas, y Serafíndel Carmen, tras pagar el importe y trasegar un buen vaso, se acomodódebidamente en su silla y exclamó :

-¡Al diablo Coto! Lo que a mí me rejode es el maldito problema de laguerra con relación a la llamada justicia de los hombres . Basta que el serhumano se uniforme, se aliste y entre en una trinchera para que, en nombrede la patria, mate y asesine a destajo . Los muertos de ambos lados soninocentes. Individualmente, cada uno de ellos muere sin ser culpable .

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Luego, a lo sumo, se les rinden honores tanto a los muertos como a losvivos; pero los verdaderos culpables del genocidio nunca van a la cárcel .En cambio, un hombre bueno, honesto e ingenuo como Goyo, cegado porlos celos, comete un crimen del que sólo él insiste en confesarse culpable,y por ese hecho lo meten en la cárcel con una pena de veinte años . ¿No lesparece injusto? Yo, que estaba en Europa, me he dado cuenta del sucesocasi por conjeturas. No he logrado enterarme a cabalidad . ¿Por qué carajoy cómo ocurrió el crimen?

Barrejobo, Lócoro y Catarnica se miraron los unos a los otros .

En el juicio que la justicia le siguió a Goyo Gancho muchas personasde la isla habían prestado sus diferentes testimonios en pro o en contra,pero ninguna de ellas había sido testigo ocular de la tragedia. Por tal causa,sólo se referían a antecedentes y a las posibles causas que dieron ocasión aldelito .

Únicamente Lócoro, Barrejobo y Catarnica habían estado presentes enla chalupa cuando ocurrió la carajada, pero los tres, puestos de acuerdo,como dijo el Fiscal, se empecinaron en declarar que, dominados por lainercia, la juma y el bochorno, se quedaron dormidos casi en el acto mismoen que la muerte dejó una estela roja sobre el mar .

Siendo los tres, hombres honestos, se vieron obligados de todos modosa declarar las contingencias que tuvieron lugar antes del sueño .

-A Goyo Gancho lo enloquecen los tragos dijo Lócoro .

-Además del guarapo, lo cegaron los celos -confirmó Catarnica .

-De todos modos, matar al tata es un tormento que jode a un hombrepara toda la vida-concluyó Barrejobo .

-Sin darse cuenta de que Débora nació con el estigma de las putas,para Goyo era la única mujer del universo . Se le metió en la sangre. LasDurgel pertenecen al clan endemoniado de la lujuria. Nacen y muerencondenadas a la locura del placer . -Serafín se bebió su nuevo vaso decerveza casi sin respirar- . Francamente me agradaría enterarme de losdetalles . Deseo escribir un libro sobre la isla . Ningún dato es superfluo .Quiero adentrarme hasta el meollo de la ostra .

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V

El legado del prócer

Tras cuatro años de estudios, Marino regresó de abogado . Malas lenguasdecían que vaya usted a saber dónde diablos conseguiría ese título . A lomejor en una universidad de quinta clase . Otros sostenían la opinión deque ese lapso no es suficiente para graduarse de abogado . Lo cierto era quequienes habían sido sus colegas de estudio daban muy buenas referenciasde él como estudiante . Marino aprovechaba hasta los meses de vacacionespara obtener más créditos y terminar cuanto antes sus estudios . Sentíacomo una especie de desesperación por regresar lo antes posible al país ydemostrarle al Ñopo que, una vez dueño de su título, sería capaz de valersepor sí mismo .

Sin embargo, no le fue fácil al novel abogado abrirse paso y ganarse elpan nuestro . Pleno de juventud y animado por las ideas de libertad reciénleídas, hizo severas declaraciones en la prensa denunciando la corrupcióny el desgreño fiscal . Ocurrió lo contrario de lo que había pensado pues, apesar de su campante título, las cancelas del foro se cerraron ante él violenta-mente. No tuvo más remedio que dedicarse al vil oficio de tinterillo . Ganabacamarones sacando presos de la cárcel, sirviendo de testigo en triquiñuelas,echando a los morosos de sus casas, ejerciendo desahucios o despojando alos campesinos de sus fincas por el hecho de no tener papeles aun a pesarde que éstos las habían heredado de sus abuelos . Poco a poco fue olvi-dándose de sus nobles ideales . Extraviado entre la selva forense, se defendióa la brava sometiéndose al arte de la supervivencia hasta aprender las reglasdel juego (la artería, el mimetismo, la artimaña, la argucia) y acomodarseen la clase de los rábulas .

Desde el día en que bajó del trasatlántico que lo condujo nuevamente ala patria, Marino trató de hallar a Ida Durgel . Al principio no pudo dar con

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ella, pero al fin la encontró de bailarina en el Metropole . La vieja flamavolvió a encenderse, sobre todo porque Ida era una espléndida mulata ylograba mucho éxito en sus danzas .

Cuando Marino se marchó a sus estudios, ella quedó muy afligida,pero siguió empleada en la Zona del Canal y prosperó en su práctica de ladanza y el canto . Afortunadamente pudo evitar el embarazo . Triunfobailando y adquirió cierta notoriedad . Logró tanto prestigio que hasta lahicieron Reina Mora en el Carnaval lo cual era una especie de añagaza paraque el pueblo suburbano y humilde se sintiera halagado al poseer su propiaSoberana .

Los jovencitos oligarcas que organizaron la Corte de Ida y su Reinadose pusieron de acuerdo la última noche, la emborracharon, la drogaron ytodos se acostaron con ella . El gran escándalo le resultó perjudicial sólo aIda porque perdió su empleo . Cesante y sin dinero, fue declinando y al finno tuvo más remedio que terminar siendo mesera de un cabaret . Ahorabailaba en el Metropole que, al fin y al cabo, era el Centro nocturno másfrecuentado de toda la ciudad. Finalmente había cobrado prestigio imitandoa la famosa actriz negra Josefina Baker cuyo nombre adoptó . Salía altinglado casi desnuda luciendo apenas un rosario de bananas ficticiasalrededor de la cintura y cantaba yes we have no bananas .

Aunque era muy socilitada, sintió de nuevo la seducción del viejo amory aceptaba acostarse con Marino de vez en cuando, advirtiéndole que muchoshombres ricos le daban buenas sumas y le ofrecían regalos valiosísimospor la esperanza o el honor de gozarla .

En una feria de beneficencia organizada por las esposas de ciertoshombres del gobierno y del foro, fiesta a la que Marino fue no sólo porqueIda iba a mover sus bananas y sus nalgas sino ante todo para arrimarse almundo de la arrogante oligarquía, un amigo le presentó a Norma. No fueun asunto ocasional, sino un plan hábilmente trazado por Marino . Ya él sehabía dado cuenta de que, además de tórrida y ligera de casco, Norma eramuy joven para Celmiro .

Por ser jóvenes ambos, simpatizaron y, a través de Norma, Marinoentró en contacto con Talavera, que era hombre entrado en años y demasiadoatareado para atender debidamente a su esposo .

De familia oligarca y conservadora, Celmiro Talavera dirigía y era dueñode una famosa firma de abogados que no sólo representaba a las más sólidas

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empresas del país sino también a poderosos emporios de diversos paísesextranjeros en su gran mayoría norteamericanos .

A la chita callando la gente comentaba que Celmiro no era más que unladrón de siete suelas por ser experto en trácalas y tergiversaciones . Seinició como agente del galo-aventurero Philippe Buneau-Varilla comprandoacciones depreciadas del desacreditado Canal Francés . Con la lección bienaprendida, se valió de la Comisión Mixta para robarles a todas las familiasque eran dueñas de tierras en la Zona del Canal, pues al darle poderesabsolutos, él recibía a su nombre los cheques y entregaba las sumas a sucapricho y beneficio . Las familias humildes que no tenían papeles niescrituras en regla recibían sumas mínimas por avalúos al buen tuntún . Porel bohío y las siembras, les daba una bicoca . Por un árbol de mangos quepara la familia era algo así como un totem les pagaba la miserable suma decinco dólares. Las pobres gentes tenían que abandonar sus fincas y sussitios queridos llevándose a la buena de Dios sus bestias, sus enseres, suschécheres . Un abuelo, desesperado por la angustia, prefirió ahorcarse delmismo árbol de mangos a cuya sombra durmió siempre su siesta en unahamaca . Talavera fue adquiriendo prestigio y se hizo célebrecontrabandeando chinos cada uno de los cuales le producía mil dólares .

Celmiro Talavera tuvo enseguida la intuición de que Marino ya era unhombre forjado en la marisma del fraude y del engaño. No había dudaninguna al respecto . Por eso lo acogió como socio e introdujo al «nuevo yprestigioso profesional del foro» en los altos círculos sociales . No sólocooperó con Marino presentándolo aquí y allá con los políticos de más altocoturno sino que al mismo tiempo lo emparentó con su familia casándolocon su hermana, la Nena, viuda de un oligarca, con tres hijos . Gorda, ajaday trivial, la Nena vivía a la expectativa de unas segundas nupcias, pues suprimer marido, hijo de un prócer, murió debido al trago y a la sífilis apenasa cinco años de las bodas dejándole una prole indeseada y un deseo decaricias . Lo llamaban «El Prócer» porque en la euforia de los tragos seatribuía así mismo ese prestigio con marcada insistencia .

El legado del procer, recibido al casarse con la Nena, desconcertó aMarino, pues consistía en un fajo de deudas y tres hijos malcriados (Carolínde doce años ; Tito, de diez y Toti, de ocho) . Sin embargo, todo trae susventajas. La alianza con la Nena facilitó a Marino la feliz coyuntura de irsecolando en la highlife y el apoyo irrestricto de Celmiro que era hombreastuto en triquiñuelas y chicanas políticas .

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Además de ser gorda, Sosa y tonta, la Nena sufría siempre de halitosisy de barrocidades que le afeaban el cutis . Para poder sufrir el cruel tormentode acostarse con ella, Marino alquiló un piso donde tenía sus citas con Idaquien no aceptó dejar el cabaret ni los aplausos del público . Como era muysolicitada y aplaudida, sólo a ratos se veía con Marino quien, ganstereando,ya empezaba a abrirse paso en el foro . Últimamente, en las raras ocasionesen que amanecía con ella, Marino le había notado a Ida cierta tos cavernosae insistente . Le dijo varias veces tienes que examinarte, necesitas unaradiografía pulmonar, pero ella no le daba importancia y achacaba su anginaal cigarrillo .

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vi

Un mascarón de proa en figura de una bella sirena

La casona del Ñopo, de una planta con paredes de quincha y un cómodoportal embalaustrado, servía como de punto de referencia a los foráneospor su gran profusión de veraneras cuyos rojos colores se distinguían desdemuy lejos. Su parte delantera daba sobre el camino que corría paralelo allitoral y que la gente, acaso por costumbre, solía llamar Calle del Ñopo .Gozaba de gran circulación sobre todo cuando se celebraban ciertas festivi-dades eclesiásticas . La transitaban alternativamente las bañistas que ibanhacia la playa, las alegres comparsas del carnaval, las devotas quesilenciosamente o murmurando oraciones el Jueves Santo la recorríansiguiendo a Papa Chente cuya gangosa voz cantaba la Pasión de Jesús comoasimismo la muchedumbre de fieles e infieles que bullía tras las andas elViernes Santo .

Por la parte de atrás de la casona, un carcomido escalerón de tablonespermitía descender al traspatio cuyas altas paredes de calicanto servían devalladar contra el pillaje ya que los árboles frutales despertaban a veces elgoloso apetito de la gente menuda .

Dos rejas enmohecidas se abrían hacia la playa sobre un rellano quequiso ser embarcadero sin que jamás cumpliera tal oficio . Sin embargo,esa entrada solía servir para cargar y descargar en días de calma y bajamar .

La casa daba sobre un abrupto pedregal temido por sus muy peligrososarrecifes . Un macizo rompeolas resquebrajado retenía a medias la pleamarya que en la época de aguaje la marea crecía tanto que lograba superar elpretil . Grandes olas rompían sobre los muros furiosamente. En esas tardes,la marejada indómita hacía imposible el desembarco, pues toda embarcaciónque lo intentase corría el seguro riesgo de romperse . En ese sitio y en tales

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circunstancias los buenos nadadores, ni en desafío de apuestas, seaventuraban a nadar por evitar el gran peligro de verse tasajeados entre elconfuso laberinto de rocas erizadas de ostiones .

El gran balcón trasero de la casona, muy amplio y con hamacas, servíade comedor y de salón de tertulias pues además de ser un sitio fresco gozabade una estupenda vista al mar . La madera del piso, renegrida por la brisasalobre, debía lavarse con cuidado para que el agua, al escurrirse, no mojaralas mercancías que se guardaban debajo . Cerrado por paredes de quincha,el vasto espacio que circuían los carcomidos pilares de la terraza, servíacomo depósito con sus fuertes ventanas y su puerta de aldaba. El Ñopo lollamaba con diferentes nombres: el sótano, el desván, la perrera, laincubadora, el hórreo . Como tenía escondites y era oscuro, los chicos lotenían como lugar predilecto para jugar a los piratas y lo habían bautizadocon el pomposo nombre de El Galeón . Cada uno de sus motes correspondíaa adecuados significados . Allí se acumulaban muebles y arcones viejos enamasada coexistencia pacífica con efectos en vías de negociarse y objetosde uso diario . Cajas de kerosene y de jabón amarillo, barriles de bacalao ensalmuera. Sacos de harina, sal, maíz, frijoles y café . Naranjas, piñas,plátanos . Rollos de soga, restos de velas, redes, remos, timones, anclas,chumaceras . Damajuanas vacías, cajones ídem y cuanto cachivache,chéchere o brusulaca quedaba fuera de uso sin olvidar cascajo, arena,conchas y caracoles .

Allí dormía Felipe, en una hamaca o en un catre o en el suelo, según elnúmero de huéspedes, pues si eran muchos, todo se utilizaba . También laperra solía meterse allí en las tardes, y en las cajas vacías, sobre residuos depaja, ponían sus huevos las gallinas .

Felipe husmeaba todo, se deleitaba hurgando los diferentes cofres ybultos misteriosos . Los difuntos progenitores de la señora Fina habíanhecho el comercio al por mayor. Con la mísera luz de una guaricha, Felipese sentía dueño absoluto en aquel complicado ámbito lúgubre . Lo que másle llamaba la atención era un enorme mascarón de proa, resto de algúnvelero antiguo de la época en que el padre de la señora Fina vivía . Tenía laforma de una bella sirena con los senos desnudos, la cabellera al viento y eltorso recubierto de escamas verdes . Sostenía entre ambas manos un caracolenorme e inflaba los carrillos para tocarlo . Pipe soñaba por las noches consirenas desnudas y sólo al Mogo Tin le confesaba sus fatigas nocturnas .

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-Si tienes ganas, ¿por qué no te la tejes? -le decía éste .

-Ya superé esa etapa .

-¿Qué otra forma probaste?

-Las gallinas .

A la hora en que estas aves ponían en el granero, no había personaalguna en la terraza ni cerca del traspatio . Todos dormían la siesta o estabanen la playa o en la iglesia o en la sala Felipe aprovechaba esa pausa y en elpreciso instante en que una de éstas depositaba el huevo la acariciaba y¡zas!

-¿Cómo haces para que no te pringuen?

-Salto nomás . De todos modos, eso es inevitable. Siempre me tocaparte del chisguete. Por eso abandoné ese sistema. Creo más oportunosacar partido de la perra . Pelusa estaba en celo . Nadie en la casa parecíadarse cuenta de que ya tenía ganas de que algún perro la montara . La pobrelanguidecía en el patio sin esperanzas de consuelo . Una noche, durante losdías Santos, todos, se fueron a la iglesia . Yo, como de costumbre, recibí laorden de quedarme al cuidado de la casona porque nunca se sabe . Recuerdoque hacía una luna espléndida . Me di cuenta de que Pelusa andaba arrechaporque empezó a hociquearme entre las piernas . Me dije muerto quieresmisa. Me metí en el granero, la llamé, entró, cené y al oscuro, realicé mifaena como Dios manda, pero mi miedo al látigo del Ñopo me hizo apurarmey la eché afuera . Pasé las de Caín allí encerrado porque Pelusa gemíadesesperada y arañaba la puerta queriendo entrar y exigiéndome el cabalcumplimiento de mis deberes conyugales como diciéndome : Canalla, mehas dejado en el aire, mientras yo susurraba : Túrbala San Jacinto, temiendoque si el Ñopo llegaba me quitaba las ganas a chicotazos . Cuando noté aPelusa más tranquila (pude verla a través de las hendijas a la luz de la lunay al comprobar que ya se le había pasado el arrenquín) abrí la puerta, salí alpatio y quise acariciarla, pero ella me miró despreciativa como diciendo :no sirves para nada . Sin embargo, los días siguientes no hacía otra cosaque hociquearme como exigiéndome una deuda . Me ponía en situacionesdesagradables . Astutamente, cuando todos dormían la calmaba ; pero ocurrióque, al enviciarse, quiso hociquear a todo el mundo y hasta lo hacía con losamigos del Ñopo y a ratos con el cura . Yo había notado que a veces, por lasnoches, tanto Betín como el gallego cada cual a su modo, se entretenían

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como a la chita callando con Pelusa, quien resultó tan buena anfitriona quese refocilaba con los tres hombres de la casa . ¡Qué mal ejemplo, jovencita!Por lo menos eso debió pensar doña Delfina, quien, indignada, resolvióregalarla. No demoró en hacerlo . Al poco tiempo se entusiasmó con ellacierto señor que estuvo de visita en la isla . Dijo que era sereno en elcementerio capitalino y era viudo sin hijos . Tal vez olió el tamal e hizo elcálculo de que si los difuntos lo seguían desvelando se abrazaría a Pelusa .¡Qué estupendos hartazgos caninos se iba a dar el bendito!

Para evitar que Cándida, Dalila y Betín se condolieran al despedirse dePelusa, la señora Delfina encargó a Felipe salir muy de mañana con laperra por la puerta del patio, pues la lancha partiría tempranito . En efecto,al oírse la primera llamada de la sirena, se aproximó a la playa la panga deTalingo.

-Vengo a buscarla . Espero que esa perra del carajo no sea de las quemuerden .

Pelusa se veía muy radiante con su collar de cuero y su cadena brillante .Al alejarse la embarcación, ella en la popa me miraba contrita y lanzabadulces quejidos guturales . Yo, mirándola irse, sabía que me libraba delgrave riesgo que corría si el Ñopo se enteraba de mi cínico chicoleo rijoso .

Ella en la panga y yo en la playa nos seguíamos mirando y hubo untácito diálogo entre ambos .

-Menos mal que te llevan y espero que no vuelvas -pensaba yo,feliz, mientras Pelusa gimoteaba :

-Adiós, Pipe .

Es casa bien sabida que Pelusa fue fiel y amante esposa del nuevo amo .Cuando el sepulturero murió ella pasó los días y las noches sobre la tumbade éste ulaullorando en huelga de hambre sin aceptar comida alguna .Todavía sigue allí. Manos piadosas la convirtieron en estatua .

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Vll

Goyo Gancho a la guerra

Cuando los tres amigos, Beto Cárcamo, Goyo y Calandraca, seacercaban al muelle había en la calle más de diez mil personas aglomeradaspara darles la despedida a los patriotas que se embarcaban con buen ánimode combatir en Coto . Varias bandas de música atronaban el aire con lasnotas del Himno Nacional o de aires marciales conocidos . De todos losbalcones la gente les arrojaba flores . Niños, mujeres y ancianos dabangritos, aplaudían y cantaban .

Las sirenas de diferentes barcos surtos en la bahía elevaban al cielo susaltísimas voces de reconocimiento nacional .

Beto, abriéndose paso con Goyo y Calandraca, logró, tras mil esfuerzos,embarcarse, pero le fue imposible conseguirle uniforme a Goyo ni cupo aCalandraca .

Lleno de voluntarios exaltados por la fiebre del patriotismo, el vaporparecía una colmena donde la soldadesca apretujada daba gritos saludandoa la gruesa muchedumbre que desbordaba el muelle . Madres, hermanas,novias y amigas movían los brazos, hacían señas, lloraban o reían ; unas,alegres; otras, tristes . Se sentían complacidas del heroísmo de sus seresqueridos . Sin embargo, cristalizado en lágrimas, un hondo sentimientocontradictorio pugnaba entre alentar o disuadir a aquellos hombres queiban en viaje hacia la muerte .

La algarabía y el entusiasmo eran tales, que Goyo Gancho y Beto alintentar despedirse de Calandraca lo perdieron de vista entre el gentíoagrupado sobre el muelle .

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Afortunadamente Beto Cárcamo era amigo del capitán y consiguió quelo dejara instalarse con Goya Gancho en su cabina privada . Gentilmenteles brindó una botella para que conversaran bebiendo en buena paz y sintestigos .

La campanilla del zarpe se dejó oír. Fue recibida con nuevos gritos yaplausos . Se oyó el rumor de los motores . A través de los vidrios de una delas ventanas Goyo y Beto vieron cómo los marineros soltaban las amarras .

Lentamente la nave fue alejándose .

Al bullicio y la música se unió el alegre tremolar de pañuelos .

-¿Qué horas serán? -preguntó Goyo .

Las cuatro de la tarde dijo Beto .

El capitán brindó con ellos un trago y, antes de abandonarlos, dijo :

-Vamos sobrecargados . Necesito dirigir las maniobras personalmente .Es mejor prevenir que lamentar .

Goya Gancho se notaba abatido . Cuando la juma no le daba porsulfurarse le provocaba accesos de tristeza o de llanto . Menor que él, BetoCárcamo lo había tratado menos que los colegas con quienes Goyaacostumbraba pescar, sobre todo porque, apenas los gringos iniciaron lasobras para abrir un canal a través del Istmo Beto se había enrolado en latripulación de una draga y porque, luego, se alistó en el ejército cuando laguerra del catorce .

-Lo que a ti te hace falta es desahogarte -dijo .

-Me preocupa mi hijo Chompipe -repuso Goyo- . Sé que él estabaencariñado con el abuelo. ¿Ves estas bellas botas que llevo puestas? Lascompré nuevecitas para Felipe . Calzamos, él y yo, igual medida, pero él esde pie ancho. Por eso me las puse para aflojárselas, pero no quiero niensuciarlas . Las compré con mis pocas economías de la cárcel, pues allános pagaban un salario simbólico y aun podíamos vender curiosidades quemanufacturábamos . Si muero en esta guerra, quiero que se las lleves aFelipe . Es mi único legado para él, Beto . No poseo nada más. Que meperdone la carajada que hice al matar al viejo . Mi hijo Pipe no es un productodel incesto como cree mucha gente . Débora y yo crecimos juntos comohermanos, pero, en verdad, éramos primos . Nos crió la abuela . Ciertapromiscuidad en nuestras vidas pudo haber dado origen a habladuríasdebidas a algún malentendido . Si es verdad el cariño por los progenitores,

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Débora y yo jamás tuvimos ocasión de sentirlo . Cuando los padres sonmarinos y las madres actrices es natural que ocurran esas cosas . Los nuestrosresultaban para nosotros seres extraños pues solamente los veíamos de vezen cuando . Se pasaban la vida viajando . Mi tata aparecía en la isla por lacuaresma piloteando su viejo y carcomido clapé, carcacha que lasautoridades de la ciudad habían decomisado a la compañía francesa queconstruía el Canal, la cual, como tú sabes, terminó en fraudulenta bancarrota .Mi viejo tripulaba el clapé únicamente con dos negros caucanos, BoloCuchipe y Gago Pinto . Cuando estaban en la isla yo gozaba navegandocon ellos en el clapé. Mi mayor ilusión era embarcarme y hacer un largoviaje. Sin embargo, no me sentí contento en demasía cuando, tras unaausencia prolongada, mi tata, vuelto a la isla, me brindó esa oportunidad .

Desde cuando eran chicos, Débora y Goyo atendían a los clientes en lacantina que la abuela tenía cerca del muelle . Siempre golosa, Débora solíabeber las sobras de los licores dulces . A veces Goyo la imitaba sólo porcomplacerla, pero siempre intentaba disuadirla de esa mala manía que, segúnél, no sólo era un feo vicio sino también una dañina costumbre . No laacusaba con la Nana por timidez o miedo, pues Débora, de carácter másférreo, lo dominaba. Cuando ambos concluían sus faenas, dormían juntitossobre unas lonas viejas bajo el bar. Débora se hacía la distraída y,aparentando estar sumida en el sueño, cruzaba sobre él cuerpo de Goyoalguna de sus piernas desnudas . Él, aunque era inocente, se excitaba, peroDébora se complacía sádicamente atormentándolo y jugaba con él al tomay daca como la gata con el ratón .

Mientras Bolo Cuchipe y Gago Pinto bebían guaro en el bar esanoche, narrándome atractivas peripecias de su vagabundaje, mi tata, sentadoaparte con la Nana, trasegaba cervezas . Débora atendía a varios clientessirviéndoles bebidas . Al ver la gracia de su andar (pues ya cercana a lapubertad era atractiva), Bolo Cuchipe y Gago Pinto lanzaron el silbidocaracterístico que inspira una buena hembra . Sólo fue en plan de broma,ya que era una chiquilla, pero mi tata rezongó inmediatamente, que dejaranel juego y que aprendieran a ser gente decente, de lo contrario, mejorvolvieran al clapé . «No han hecho nada malo -dijo mi Nana-. La hangalanteado sin malicia. No te olvides que ella es una criatura . Goyo yDébora todavía duermen juntos .» Mi tata puso el oído atento «Repítemeeso -dijo- . ¿Debo entender que ambos se acuestan en una misma cama?»Mi Nana se echó a reír de modo ambiguo . «Tú eres un negro mal pensado .¿Qué de grave hay en ello? Son primos y se han criado como hermanos .En lo que menos piensan es en ideas morbosas como las tuyas .» No sé porque motivo mi tata se irritó . «Nunca se sabe-dijo-las diabluras que son

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capaces de inventar los muchachos . Mejor, me llevo a Goyo . Quiero queaprenda a navegar y pescar.» Bolo Cuchipe y Gago Pinto se alegraron ybrindaron a mi salud . ¡Qué bueno que iba a viajar con ellos! Yo me sentídesconcertado pues recapacitando, pensé en Débora . Embarcarmesignificaba alejarme de ella . Me parecía imposible resistirlo . Por fortuna,mi Nana se opuso a tal propósito . «¿Cómo quieres que deje sus estudios?le dijo-. Goyo y Débora son dos buenos alumnos y cumplen diariamente

con sus tareas . Néstor Ladera, el maestro, siempre me los elogia . Si deseasque Gregorio viaje contigo, espera hasta que lleguen las vacaciones .» Laidea de irme de viaje con mi tata me pareció excelente, pues nacido en laisla y acostumbrado a las faenas del mar, yo era un muchacho con laimaginación dispuesta a las hazañas . Todos mis sueños e ilusiones teníanpuesta su mira en largos viajes y aventuras de plenitud marítima . Estandoen los umbrales de la adolescencia, mi amor por Débora no tenía hasta eseinstante sus artistas abiertamente definidas aun a pesar de manoseosnocturnos cuyo carácter era casi pueril, intrascendente . Ya te dije que ellaencendía mis ansias y estimulaba mis ingenuos furores para joderme . Lohacía como al descuidó pero sádicamente a impulsos de su perverso anhelode torturarme. Lo cierto fue que apenas presenté mis exámenes, no tuvemás remedio que irme a viajar en el clapé . No dejé de notar que la intenciónde mi tata era evitar el pecado entre ella y yo, lo cual yo mismo, criado enla fe cristiana, consideraba lógico .

A veces el clapé se demoraba dos o tres días en ciertos puertos debidoala demora causada por la carga y descarga o simplemente por desperfectosopor la falta de combustible . Equipado con su infaltable lámpara de carburo,mi tata acostumbraba salir de noche armado con su escopeta de cartuchospara caza mayor. Nunca olvidaba llevar consigo yesca, eslabón y pedernalpara encenderla pipa, maniobra en la que no era muy experto . Goyo seguíatras él animado por la aventura en sí pero cohibido por el miedo . El rayoluminoso de la lámpara sólo alumbraba el camino frente al tata . Goyo, enla sombra, temía pisar alguna víbora lo cual lo hacía avanzar a saltos sobrelos matorrales . A la luz de la lámpara proyectada sobre los gruesos troncosde los árboles, Goyo veía, aterrado, boas enormes o, a la orilla de los ríos,sobre la arena, caimanes de terrífico aspecto que abrían feroces el hocicopero que, acaso cegados por el rayo luminoso, no atacaban y silenciosamentese sumían en el agua. Los ruidos de las frondas lo aterraban . Las lechuzasde ojos fosforescentes, el croar de los sapos y los agudos chillidos de losmurciélagos lo estremecían de pánico . El simple roce de las ramas movidaspor el viento le daban la impresión de un llanto lúgubre .

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-Una noche, tras un largo rodeo entre matorrales, mi tata me tocó derepente. Era la seña de que me detuviera mientras él avanzaba lo cual mehizo pensar que había captado la presencia de alguna buena pieza . Quedéparalizado, al oscuro, casi sin respirar y con temor de las víboras . Mi tataprosiguió cauteloso hasta alejarse a tan enorme distancia que a mi me entróterror, sobre todo cuando sentí que un cuerpo extraño se aproximaba a míentre la maleza. Podía ser una boa . De pronto, de manera imprevista, mevi enfocado por la luz de la lámpara y grité para advertirle a mi tata que nose equivocara. En ese instante me enmudeció el terrible estallido de ladetonación y oí el estruendo de algo que en su precipitada fuga pasó a milado y, estuvo casi a punto de atropellarme . Como era de esperarse, mi tatase enfureció conmigo llamándome pendejo del carajo, pues me echaba laculpa de que el venado hubiera huido al oír mi grito, de lo contrario, lohabría tumbado con un plomo en la frente . Mi tata nunca fallaba el tiro.Por eso no dudaba de haberle dado. Herido, desangrándose y débil, daríavueltas sin alejarse mucho del contorno . Sería fácil hallarlo . Al día siguiente,bien temprano, con Gago Pinto, Bolo Cuchipe y varios hombres fuimos enbusca del venado . Entre los peones iba un viejo baquiano acompañado pordos ágiles perros de cacería . La táctica aceptada fue que el grupo acorralaraal venado rumbo a la punta del manglar en cuya playa mi tata esperaríaconvencido de que esta vez no iba a fallar . Al saber la noticia, más hombresy más perros se unieron a la búsqueda . Me habría agradado irme con ellos,pero no tuve más remedio que seguir a mi tata aun temeroso de sus furiososexabruptos. Me di a pensar que su insistencia en mantenerme consigo sólotenía como único propósito demostrarme que su falla se debió a mi cobardíay, en resumidas cuentas, deseaba que yo fuese testigo de su destreza. Él yyo caminamos sudorosos hasta la playa . Soplaba un viento fresco quehumedecía cara y nos silbaba jovial en los oídos . Descansamos un rato a lasombra de un manzanillo bien frondoso. Mi tata me explicó que bajo eseárbol era peligrosísimo que alguien se quedara dormido pues sus hojasdespiden un veneno mortal . Jamás se había portado conmigo tan afable .Me sentía tan contento que ni de a vaina pensé en tocarle el punto de sufallida puntería ni mucho menos hacerle comprender que estuvo a punto deherirme a mí. A lo lejos se oyeron los ladridos de la jauría . Mi tata sequedó como en acecho y preparó la escopeta . Notándolo nervioso, mesitué algo distante por si las moscas . Los latidos siguieron escuchándose aintervalos . Los nervios le dieron a mi tata por encender su pipa . Comenzóa maniobrar como lo hacían los hombres del campo golpeando el pedernalcon el eslabón. Poco hábil, no conseguía lograr que las chispas encendieranla yesca. Se encaprichaba y echaba maldiciones . En esas peripecias lo

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sorprendió de pronto, saliendo del manglar, un gran venado de enormesastas . Como cosa de magia, mi tata se echó a la cara la escopeta . Yo, al oírel disparo, pensé que fallaría nuevamente y aun me echaría la culpa ; peromi gran sorpresa fue la de ver al animal desmoronarse. Ladrando jubilosos,los perros se le fueron encima mordisqueándolo por aquí y por allá . Mitata me miró silenciosamente . Bolo Cuchipe, Gago Pinto y los hombressalomaban alegres y hacían elogios de la hazaña lograda . Alborozados,felicitaban a mi tata que sintiéndose prócer, logró encender su pipa . Allímismo los peones desollaron al enorme venado comentando las peripeciasde la caza. Cada cual se asignaba alguna buena proeza en la azoradapersecución del cérvido . Desprendida la piel y echada a un lado para quela jauría se distrajese, mi tata destazó al animal cuchillo en mano y a cadahombre le regaló un buen trozo . Yo me sentí feliz por el ecuánime reparto .Mi tata, en ese instante, me pareció un gran héroe de cuento lleno de paz yde justicia. Esa noche, en el rancho donde nos alojábamos, me supo agloria mi ración de tasajo . Yo ingenuamente imaginaba que mi tata meofrecía esas experiencias para enseñarme a ser valiente como él mismoafirmaba. Un día muy de mañana me llevó al monte con el pretexto decazar palomas. Llevaba la escopeta cargada con balas de regadera. Élmismo rellenaba los cartuchos en el clapé . Nos internamos maleza adentrohoras y horas sin hallar caza alguna y estábamos cansados, sobre todo élque, por estar nervioso y engomado, me soltaba continuos improperios .Llegamos a una ciénaga cubierta por una enorme bóveda de vegetación .La umbrosa orilla nos invitó al descanso y nos sentamos . Enseguida sacóde la mochila su pipa y los trebejos con que aún se le hacía difícil encen-derla. Pensé que iba a cogerla conmigo, maldito sea, pero por suerte, enese instante, varias torcazas tal vez sedientas detuvieron su vuelo en unasramas de la ladera opuesta. Mi tata levantó la escopeta con la mayor cautelay disparó . Cayó una al agua. Me ordenó ir a buscarla. Por una presa taninsignificante yo tenía nada menos que atravesar la ciénaga hundido en ellahasta la cintura exponiéndome a queme devorara un lagarto . No me atrevíaa intentarlo . Era un suicidio . Al darse cuenta que yo titubeaba sin decidirmea actuar, mi tata me gritó enfurecido llamándome cobarde del carajo . Notuve más remedio que hundirme en aquella babosa suciedad cuyo fondo dehojas podridas cedía bajo mis pies . Viéndome avanzar lentamentedesfallecido de terror, mi tata me alentaba asegurándome que tenía lista laescopeta cargada nuevamente, para si alguna bestia me atacaba. Yo sabíaque las balas de regadera no atraviesan la piel de los caimanes . Llegué a laorilla opuesta . Recogí la paloma y se la traje a mi tata . Esa noche, cuandoél ufano contaba la aventura, le dijeron : «Fue una temeridad . En esa ciénaga

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abundan los ojigordos. Tu hijo se salvó de milagro» Mi tata, que fumabasu pipa, lanzó un escupitajo y repuso: «Quiero que aprenda a ser un hombre .»Tan extraña manera de educarme creaba en mí resentimientos que, ahora losé, al acumularse, podrían llegar a un límite en el que al fin estallaríanviolentamente . Ahora de pronto, ha vuelto a mi memoria otra de esasestupideces de mi tata. Anclados en un puerto bananero de mala muerte,mi tata consiguió unos caballos y cabalgamos hasta un pueblo cercano .Creo que él deseaba verse con una hembra. Nos alojamos en una vieja casade pinotea que era como una especie de posada en cuyos altos dabanalojamiento y pebre . La planta baja, aparte de una inmunda cantina, teníaun zaguán enorme donde depositaban mercaderías en cajas o en grandessacos. Como habíamos llegado poco antes del almuerzo, mi tata y los dosnegros caucanos fueron a echarse un trago al bar . Era indudable que iban ademorarse. Por eso fui a dar vueltas por el pueblo y me entretuve tumbandoalgunos mangos. Al regresar, vi un gran gentío fuera de la posada . Pregunté .Me dijeron que en el zaguán de la casa en que vivíamos se había metido unpeno rabioso . Tenía hidrofobia . Traté de abrirme paso entre el gentío y via mi tata trepado en la baranda del zaguán . No tuve duda de que ya estabaen güimba, pues, con la ayuda de una caña muy larga y un lazo corredizo,quería cazar al perro. Bolo Cuchipe y Gago Pinto procuraban que el viejodesistiera de esa temeridad, pero él, al verme, quiso hacer un alarde devalentía a la inversa ordenándome de modo imperativo que entrara y quesubiera sin miedo . «Ten cuidado -dijo Bolo Cuchipe- . Tras la puertaestá el perro . Si entras puede morderte, y esa rabia es mortal .» Aterrado, yome quedé indeciso sin atreverme a dar un paso, pero mi tata no parecíaenterarse del peligro . «Tengo, además del lazo, mi revólver-gritaba-Site ataca, lo dejo tieso de un disparo . No seas pendejo, apúrate .» Me dabacuenta de que mí tata me usaba de carnada para que el peno saliera de suescondite. Muerto de miedo, no tuve más remedio que obedecer . De modocauteloso y lentamente, como quien pisa sobre flores o huevos, atravesé elzaguán y, uno tras otro, subí los escalones . La turba de curiosos que sehabía aglomerado junto a la puerta gritó en señal de triunfo y aplaudió miproeza. Mi tata en cambio estuvo a punto de darme con la cacha del revólver,tal fue su furia. Cuando al fin otros hombres debidamente expertos pudierondarle caza al animal disparándole desde diversos puntos, Gago Pinto,comentando el suceso con mi tata, le advirtió seriamente : «Goyo estuvo enpeligro de que tú lo mataras de un balazo o que el peno, al morderlo, letrasmitiera la rabia canina .» Mi tata se echó a reír festivo y le repuso : « ¡Nojodas más, carajo!»

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