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Ernesto Porras Collantes Versos

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Al término del día

volvemos a nuestras oficinas silenciosas y un paso quedo nos conduce al ámbito de la soledad.

Un muerto yace perdido entre los muebles

que agosta el denso diente de la carcoma sinfinita.

Y si no habla, acaso sea por la tarde.

Y nadie lo ha visto y nadie lo vea a la luz del día, tan opaca, tan densa y tan poluta.

Y nadie lo verá aunque nadie pueda ver.

Nacemos y hasta siempre y desde entonces ha nacido el muerto que nos mira desde dentro.

Si miro mi ventana, su lámina traslúcida

devuelve, con el paisaje de la tarde, y sobrepuesta, la inánime imagen inane de lo mueble pero también la de aquél que mira desde dentro.

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CIUDAD ATROZADA

por entre la abrumada atmósfera por entre la oxidada atmósfera alguien está construyendo estas rüinas de piedras que se pierden o se pudren un perro llora (con) la voz de un hombre apaleado lo sé porque declina algo en voz pasiva, algo en media voz, qué sé yo ya de esa gramática.

Se ha pervertido el bronce

y ahoga y apesta a cobre y plomo.

Quién dirá al ver estas ruinas

que son otra cosa que la cïudad que se levanta en plazas y fuentes teatros y palacios llanos y fuertes. Si las pudiera ver, si la fina lluvia de la herrumbre golpeara y salpicara menos y adelgazara por momentos su tormentosa densidad.

Pero,

dónde hacer otra herida si acaso hubiesen dejado espacio para otra, y quién la hará y con qué, si toda arma ha descubierto su inocencia.

La teoría de la basura limpia dice:

la empresa de aseo y alcantarillado factura y afora los cadáveres: alguien corre por el açequia del agua

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por el vado, y al abrir el grifo un dedo sale gota a gota; oímos gritos de bovinos aterrados, desgarrados y nos alimentan sus cadáveres refrigerados. Corambre y carne viva y muerta al pelo o (en-)curtida y adobados los pellejos.

Las aguas se han mezclado

en contravía; el agua de la fuente y la cloaca.

Dónde fue Enola, dónde Gabrial

dónde fue Pardán.

El día que murió la niña de Ravel alguien compuso la pavana que a ella deleitaba y que a ambos nos conmueve desde entonces.

La encontraron

detenida entre la linfa aún sonrosada y sonriente.

El largo traje blanco que vestía

confundía sus pliegues con la onda y flores chiquitinas amarillas, azules, verde y rosa flotaban sobre su larga cabellera de castañas.

En un remanso la toparon

junto al médano insalubre una rosa dormida entre los carrizos y los juncos.

Hoy, cuando al fin, la escena se ha vaciado

ayer

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viene de pronto: heces ferinas amojonan la linde de la tierra. Su Alteza Graciosa el Rey don K a su costa y minçión, de sus proprias cámaras las trujo.

Trompetas

atabales y pífanos y maçeros y los cavallos a la brida.

Los arcabuces midieron la distancia

de los lienzos del cielo, diputados para cobrar la alcabala del viento.

Milenarias aguas subterráneas escarbaron

los estercoleros se abatían en profundos socavones y advino la viruela el sarlampión, la peste, la malaire y las rogativas por los temporales.

¡Trompetas (¡chirimías no!)

atabales y pífanos!

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ÉTUDE PARA UN CATÁLOGO DE EJECUCIÓN INTRASCENDENTE

Con pesado labio entre una madeja de cuerdas -las de un piano que se desenreda interminable- con pesado labio una mujer musita entre cantos, como cantando.

Tenía que ser una mujer, porque el país no tiene hombres.

Es un rostro de labio roto el suyo florecido de sangre que gotea sílabas cortadas como espinas masticadas cardos híspidos masticados, sílaba entre sílaba, masticadas.

Tenía que ser –hubo de ser- la noche o tal vez que el cielo habíase cerrado sobre este país sin hombres.

Desestima el Katálogo de Köchel este canto de ejecución absurda, ni siquiera sumaria, que aterra. Los oídos se aterran, los ojos se aterran, las bocas se aterran. Se aterran sobre los campos de este país nocturno. Debajo, las bocas aterradas de los muertos comen tierra.

Tierra les dan, la que les quitan. Don que les dan y nos darán: Triple concierto para campanas de Salieri.

La tarde ha entrado muy temprano entre el vidrio de los estucados ventanales. Mishiko Fujida, Mitsuko Uchida, tal vez Holliger,

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ejecutan a Mozart, a Salieri, a Bach ante la expectante –si elegante- audiencia, cohorte de devotos y de vagabundos.

Afuera pasa, frente a las ventanas, la infame turba de corviáceas aves que grazna -¡Oh, Sor Juana!- desacompasada y grave.

Todo pasa y manece nada.

Pasa el viento metálico un túnel y revienta el sonido aúlla sobre el filo que vibra de la metálica cuerda pierdo ahora las pausas los puntos y las comas pájaros gallináceos risas de mujeres ebrias abren bocas de aullar metálico porque un punzón les atraviesa el paladar.

Algo como agua gor, gor, gor, gotea.

La chicharra –USA o USI- ha interrumpido el chirrido de su vientre intermitente…

Los han tomado en sus casas mientras duermen. Los han ejecutado intrascendentemente. Así en la tierra como bajo el cielo los aterran. Hágase la voluntad de quienes tierra dan.

Y nada pasa y todo queda. Ejecución de catálogo intrascendente. Sino sabor a rosa ensangrentada entre las bocas de las mujeres que musitan, en un país sin hombres, entre esta madeja de cuerdas que se desenreda interminable.

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Caracola entre la mar müerta cobra tu voz ahora, que tu aurícula rosada, anémica reposa.

El lápiz azul de un niño ha trazado la distancia entre la arena y tu mundo.

El ser se conjuga en pasado perfecto e irrecuperable.

En algún lugar del mar la luz fue blanca de cristales y de nácar sobre tu cuerpo de piel y en algún punto, tu carne, pura luz.

El molino que torna El vino de la mar en ola amarga de caracola al fin hará la fina arena. La voz entonces cantará sobre las cenizas y la ola.

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NOCTURNO

Ausente y velada, ¿En qué lejano territorio del cielo -del silencio vacío y helado del cielo- vuela, luna, tu lumbre?

La noche entra entera

por la hendija de mi pecho yerto. Noche: en nuestro encuentro, ¿Me hielas, o soy yo quien te caliento?

La mitad de la luna

en la mitad del cielo en la mitad de la noche completa mente sola.

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Tal vez sea tu voz la que aún resuena en las lejanas oquedades de mi laberinto donde la noche anuda equívocos idiomas con un hilo tenue

entre el sopor y la vigilia.

Altas paredes de cal mediterránea aprisionan en todas tus formas las formas de tu canto.

Y tal vez sea pero quién puede asegurarlo.

El viento que rompe la vidriosa cúpula del cielo estanca su vórtice sobre nuestro encierro.

Tal vez mañana sea otra vez la noche o los dedos del alba.

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ALIM RAJ-ALJARMIL

En nuestro viaje aún no llegamos a seguro, al resguardado puerto.

He vivido en un país de hombres desde que me dejaste descendido de tu mano en el ajeno, en el lejano mundo nuestro.

Son acaso de años los meses tras el tiempo y el aire aún conserva, mariposa, dibujada la huella de tu vuelo.

Yacen mis huesos desde entonces enterrados aquí abajo entre mi carne viva hasta cuándo.

Arriba sé que brillan el sol en su amarilla flor los años en los años y el tiempo entre su eternidad.

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PARA GALA

Alondra, cantas a mi oído tu cantar ausente; en tu jaula vacía se ha quedado y mi corazón aprisionado.

Llueve la anua estación el vidrio opaca en mi ventana pesa la impasible densidad del cielo dentro y no fuera veo la traza de tu vuelo.

Un pájaro respira, azorado entre mi pecho y quién le dirá que su inquietud aquiete y a dónde dirigirá su mirada nebulada quién abastará mi aire, Alondra en el aire disipada.

Mano alguna cuidará en tu pluma ni tu arte música mezclará a tu aria aire otro que duelo dolorido el que mezcla el mío en ti sentido.

Tal vez vuelva aquella la mañana en la que despedidas despidamos; mi oído aún, tu voz distinta entre las voces distantes te distingue. Retorna, Alondra, tu camino tórnalo en el mío.

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S’accumule le temps, des époques changent les vagues se baignent les unes

les autres et rompent leur lait sur les plages el les rochers

et le poisson rosé vole et disparaît entre les ondes.

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LA MANIERA

Un vent merveilleux sifflait son instrument la mer d’émeraude s’épanouissait immense et chaude l’oiseau du Paradis parcourait ses ailes en ciel Aurore

doucement ouvrait

sa nouvelle rose au jour.

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Quelle chose perdue viens-tu cherchant dans moi, l’endroit est fermé, le maître absent, depuis long temps le feu est éteint, le chemin a oublié comment on va et on revient.

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THE LOCUST

It was summer time morning ten o’clock. I had heard the locust strolling by my window all night long. I found it asleep, leaning on its back, its long legs up. I approached it, to tease him and awake him. It was late in the morning. It was late he was dead, and I am mourning.

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ALLÁ EN EL ESPACIO Ye Moon, ye Sun, ye Planets, lifeless, yet still alive, restless by the sky ye stride.

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ADAGIETTO

Para ti lejana cuando cerca de mi te encuentra

el cerco de mi mano el labio que busca

el espacio de tu oído en vano y la palabra

tuya.

Para ti cercana cuando lejos de ti me encuentro

y el cerco de tu mano tu oído y el espacio que circuye

tu labio y tu palabra me atenazan

dentro.

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Construyo la imagen de tu ausencia en el espejo en cuyo duro cristal sueña un reflejo.

Tu pálida sonrisa se dibuja y me doy cuenta de que el cristal separa cuanto acerca y cuanto aleja junta.

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Era el jardín y los perfumes de tus pomas enriquecían el aire de deseos. Era tal vez el aire de la tarde, pero es verdad que la vastedad de su espacio ilímite se recogía en un punto que busco desde entonces diseminado entre mi cuerpo.

Fue un jardín

pero aún hoy, entre los edificios que modernas manos construyeron sobre sus perfumes para limitar el aire, hoy aún, en un punto que no encuentro y desde siempre se recoge mi cuerpo entre el recuerdo.

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Amar qué sino cosas sobre tu cuerpo y nuestros cuerpos que entre tú y yo se ponen para cegar y separarnos.

Cuerpo vestido de tu piel

te viste mi mirada. Y nuestra complicidad inventa esta felicidad y la diferencia que opone a la violencia.

Acaso esta escritura no exprese

mi palabra ni esta palabra pensamiento y ya olvide qué nombre dar inexpresable y qué expresión a lo que no se nombra.

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Me voy pero me quedo destrozado pero entero junto a ti.

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Esa nave se ha ido

y el regreso. Nos separa la mar de amar y nada más ayer cuanto nos une.

Tu nombre pronuncian otras letras cuya lección confunde. La venturosa estación que ahora te lleva dobla el sentido hacia la isla donde a-dorada carne entonces te comerán los perros.

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PELIGROSA LUNA

Ya no te mirarán mis ojos Tras esa nube

Primero Tú te fuiste

Y ahora Heme ido yo.

Otros ojos te habían visto

Otros ojos te verán Tú nunca lo supiste Y nunca lo sabrás.

Epílogo a la música

Que tocaste sin saberlo Cuando tocaste

Con nocturna luz mis ojos Y mi voz iluminaste.

Ya no te mirarán mis ojos

Ni tu halo de luz Te cantará en mi voz.

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He regresado para sentir

el muro cerrado y tapiado de mi cuarto para ver al gusano y al moho participar del festín de mi pasado.

Sombras en la calle me detienen frías como un índice de hierro. El mar, el aire, el viento, son sino el recuerdo que corre sobre horadadas piedras y sobre el desnudo abismo. Mis nombres, vestidos deshilachados,

cuelgan de sus hilos estertorosos sostenidos por la polilla que los viste.

Dudo del regreso del regreso. Dentro de mí aposenta la flor que florece en el pantano sumergidas sus raíces y sus pétalos, el color que los alienta y el calor

que las disipa.

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RETRATO Hoy he visto, madre, tu amarillo, arruinado retrato. El tiempo ha mordido en tu cuerpo ha destrozado tu sonrisa, ha desteñido tu vestido y ha respetado sólo tus brazos que abrazan un manojo de rosas desaparecidas y ausentes. Y he querido, con un lápiz, restituirlo a la vida pero el tiempo ha pervertido el color y la línea. He mirado en mi recuerdo tu imagen que nítida y viva aún se refleja en mis sueños. La muerte, hace mucho, redujo a cenizas tu cuerpo, tu cuerpo y tus rosas, el tiempo mordió en tu retrato y aún en aquél que creía guardar en mi frágil memoria. He querido con un lápiz restituirte a la vida y del retrato, sólo he podido trazar estas líneas.

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CANTO A QUIMÍNZAQUE

Dónde topar en tus páginas mudas inédita Hunza todos los hombres que epónimos héroes signaron tu historia. Fastos nefarios de infausta memoria tus códices callan rotos los folios que oculto quisieron el crimen guardar: Zaque Aquimín el primero casó con la pérfida muerte hórrida y sórdida mancha que afrenta tu pública plaza. Canta en blancas nupcias indígena novia, canta cisne en mosca lengua a Cristo invoca y ora. Suta y Toca, Gámeza el padre y Quimínzaque novio corte y cortejo y concurso de innúmeros súbditos danzan, fiestas nupciales del ágora, fiestas mortales auguran, ciérrase el cielo de un día nocturno, crepúsculo y alba. Picas, puñales, mosquetes y espadas, caballos y hombres súbito lánzanse rápidos, turba sedienta de sangre, cuádruple ataque los cuatro costados del ágora rompe. Música y canto indígena y danza conviértense en sangre, cargan las armas hispánicas, vuelven revueltos caballos mustias las bocas los ojos abiertos se aterran y a tierra caen en pedazos los brazos, las piernas, cabezas de hombres rueda la sangre por ríos, en turbios raudales de grana. Yace muy junto la rosa a la mano tendida del novio rosa uxoria arrancada a la mútila mano extendida rueda la muerte su carro horroroso por toda la tierra perros hambrientos de sangre destripan mujeres y niños viejos y jóvenes, pasto a las aves rapaces del campo. Pérez Hernán de Quesada, Süárez Rendón don Gonzalo

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lustre a las armas de España un crimen oscuro no agrega. Muzos, Suamox y Ocavita, Tundamas, levantan las armas nunca el indígena hijos y tierra al hispano entrególe: gloria a la raza aborigen autóctona, génesis nuestra. Gloria a Lautaro mapuche que Ercilla y Neruda cantaron gloria a Cuauthémoc el águila última raza tenochca gloria a Atahualpa que allá en Cajamalca murió apaleado muerte traidora a Lautaro, Quimín, Atahualpa y Cuauthémoc héroes opone de América India a hispanos villanos. Estos hijos, España, naciéronte en parto violento Nacen y mueren aún con violencia heredada y con llanto. Otros exalten el nombre del otro asesino del Zaque; Canto a Aquimín y a su raza varona de epónimos héroes: Estos hexámetros suplan tus mútilas páginas, Hunza.

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ODA A TUNJA

En hombres y en riqueza parigual Tunja a Ampurias abundosa

¿Qué fue de tu nobleza y de lealtad famosa

escrita por tu gesta valerosa?

Preclaro fu tu nombre que al día y al sol esclarecer podría

¿Qué sombra que ansí asombre tu tierra escurecía

cuando más en el cenit tu luz se vía?

Las joyas de tu brillo numeroso el poeta Castellanos

Josefa del Castillo ejemplo de cristianos

Domínguez Camargo, allén de humanos,

Tus fiestas tan vistosas con balcones tus calles adornadas

tus damas tan contiosas tus casas tan pintadas

¿Fantasmas son, cenizas aventadas?

Del río que los lleva arroyos no refluyen a su fuente

en pos de vida nueva pasado refulgente

futuro no trocó en tiempo presente.

Pero aun el guadañoso Tiempo que cuanto toca lo consume

tïerno y amoroso tu flor y su perfume exceptará de ley que siempre asume.

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UNA DOBLE LICIÓN (Fabulilla)

Dedicada a cierto reptil sabanero

Un águila en sus zarpas

atrapó a una tortuga y a las esferas altas la elevó en su fuga.

Al verse por las nubes blasonaba así el reptil: cual dioses ahora subes ya no eres animal vil.

Las alas que me llevan remóntanme a la gloria;

el vulgo que lo sepa y guarde en su memoria.

Esto el águila le oyó y le dio una lección: soltóla y, de un tirón,

contra el suelo la estrelló.

Orejas y ojos abran los de este mundo locos, que suben como palmas, que bajan como cocos.