"VEO UNA VOZ" Conexiones con Vygotsky
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BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Oliver Sacks es un neurólogo inglés afincado en Nueva York. Es un
hombre comprometido socialmente ya que colabora con una consulta
de neurología, con las "Hermanas de los pobres".
Es autor de muchos libros, entre los más conocidos está:
"Despertares", en la cual está basada la famosa película del mismo
nombre.
Sacks es un neurólogo atípico ya que dentro de su especialidad
introduce el conocimiento de otras especialidades, como la psicología,
y la utiliza para el estudio propio de la mente.
Se empieza a interesar por el mundo de los sordos a raíz de unos
libros que le manda Harlan Lane. Le llamó la atención las
descripciones de algunos sordos que no habían adquirido ningún tipo
de lenguaje: sus deficiencias intelectuales evidentes y sus trastornos
en el desarrollo emotivo y social. A partir de este punto Sacks
empieza a plantearse una serie de preguntas e investiga sobre este
problema.
El tema central del libro aborda la adquisición del lenguaje en niños
sordos, tanto prelingüísticos como postlingüísticos.
EJEMPLOS DE SUS ESTUDIOS
JOSEPH: Fue un niño nacido sordo que hasta los cuatro años había
pasado inadvertido. Frecuentemente a esta sordera se la confundía
con retraso mental o autismo. Joseph ingresó en una escuela para
sordos a los once años. No podía comunicarse con nadie ya que no
poseía ningún sistema de signos que le diera esa posibilidad. Poseía,
sin embargo, una inteligencia visual muy buena en contraste con su
dificultad a la hora de comunicarse verbalmente.
Hasta entonces Joseph, a pesar de ser un niño bien desarrollado,
activo e inteligente, seguía siendo un niño pequeño, ya que le estaba
vedado el campo que desvela el lenguaje. Según Joseph Church: "El
lenguaje abre nuevas perspectivas y nuevas posibilidades de
aprendizaje y a través de él se puede iniciar al niño en un campo
puramente simbólico de pasado y futuro"
D'ESTRELLA: Fotógrafo y pintor, sordo de nacimiento, no aprendió el
lenguaje de señas convencional hasta los nueve años. Tenía un
"lenguaje de señas casero". Describió él mismo lo que pensaba antes
de tener lenguaje con el que comunicarse. El pensaba en cuadros y
señas, en sus señas caseras, las que había creado, antes de ir a la
escuela. Cuando adquirió el lenguaje de signos este le sirvió para
desarrollar sus pensamientos pero no le fue imprescindible para
empezar a pensar.
MANUEL: Niño gitano, sordo de nacimiento, carecía de cualquier tipo
de lenguaje, pero era inteligente, afectuoso y emotivamente normal.
Sus hermanos y padres le querían mucho le hacían participar en la
vida cotidiana familiar. Cuando ingresó en la escuela para sordos se
dudaba que pudiera adquirir una capacidad lingüística plena. Se
desenvolvió mejor que Joseph, cuyo aprendizaje del lenguaje fue
lento y laborioso. Sin embargo, Manuel, en tres meses aprendió gran
cantidad de señas del lenguaje de signos e incluso italiano (su
lenguaje natal).
¿Por qué esa diferencia? Es evidente que Manuel era un chico
inteligente, despierto, y que Joseph tenía una inteligencia normal. La
diferencia estaba en que a Manuel le habían considerado siempre uno
más dentro de su comunidad, le habían dejado participar y estaba
integrado, no aislado. Sin embargo a Joseph le consideraron
retrasado, autista y esto hizo que padeciera la sensación aniquiladora
de alineación y aislamiento.
Este factor emotivo fue de gran importancia para determinar el éxito
o no del aprendizaje del lenguaje cerca de la edad crítica (a los 14
años)
IDELFONSO: Fue otro niño que aprendió lengua de signos con éxito,
pero hubo otros adultos sordos, sin lenguaje que estaban tan
dañados emotivamente que se habían hecho retraídos e inaccesibles,
como en el caso de Joseph, aunque no tan agudizado.
Hasta aquí todos los casos han sido de niños que habían adquirido el
lenguaje más allá de los cinco años.
¿Como enlaza esto con las ideas de Vygotsky?
Según Vygotsky para poder adquirir el lenguaje hay que aprenderlo
por lo que él llama "negociación", es decir, tienes que tener a alguien
que te lo enseñe (padre, madre, educador). Éstos van llevando al
niño paso a paso hacia el lenguaje y hacia la imagen del mundo que
hay en ese lenguaje. Siempre tienen que estar un paso por delante,
en lo que Vygotsky llama "zona de desarrollo proximal" El niño no
puede penetrar en la etapa siguiente si no la ocupa y se la comunica
su madre. Pero a la vez las palabras de la madre no tienen ningún
sentido para el niño si no se corresponden con algo de su propia
experiencia. Queremos decir con esto que el lenguaje de la madre es
interiorizado por el niño, a través de su propia experiencia y así lo
perceptivo pasa a ser conceptual.
Pero para Vygotsky, el lenguaje es siempre social e intelectual en su
función y no olvida en ningún momento la relación de la inteligencia
con el afecto, así pues, toda comunicación, todo pensamiento es
también emotivo. ¿Qué quiere decir esto?
Que dentro de la comunicación lo emotivo cobra gran importancia,
hasta tal punto que puede coartar el aprendizaje como le pasó a
Joseph y sobre todo a Genie.
En este libro de Oliver Sacks también se habla de la importancia y de
lo beneficioso que es que los educadores en las escuelas de sordos
sean sordos también porque una persona sorda siempre podrá
transmitir mejor a otro sordo la percepción del mundo y el entorno,
porque los dos están en el mismo plano de percepción. Vygotsky
decía que para que las funciones psicológicas superiores se produzcan
se requiere de una mediación, de un instrumento cultural. Y el
instrumento cultural, en este caso, es el lenguaje de signos, al que
Vygotsky llama instrumento cultural alternativo.
Vygotsky realiza una serie de ensayos sobre “defectología”. Para él
esta palabra tenía un significado contrario al que aparentemente
tiene. A Vygotsky no le gustaba que se valorase a los niños en
función de sus carencias, al que él llamaba “menos”, sino todo lo
contrario. Vygotsky no consideraba a los sordos defectuosos, sino
diferentes. Decía: “Un niño impedido constituye un tipo de desarrollo
único, cualitativamente distinto”. Y precisamente Vygotsky creía que
sobre esa diferencia había que enfocar cualquier proyecto educativo.
Decía que si un niño sordo consigue un desarrollo normal es porque
lo consigue por otro camino, de otra manera, pero que así alcanza el
mismo resultado, con un instrumento alternativo, como del que
hablábamos antes.
Un ejemplo escalofriante de un niño sin comunicación es el de Genie:
GENIE: la apodaron la niña salvaje. La encontraron en una
habitación. Había permanecido allí desde los 20 meses. La encerró su
propio padre, un psicótico, en una habitación de su casa. No la habían
hablado desde la infancia. Cuando encontraron a la niña la
sometieron a una enseñanza intensiva pero llegó a asimilar muy poco
el lenguaje.
Esta niña careció totalmente de cualquier trato, no tuvo ningún tipo
de afectividad por parte de sus padres ni de nadie, ya que
permaneció aislada en esa habitación hasta los 13 años que fue
cuando la encontraron y la liberaron.
Vygotsky decía que lo emotivo tiene gran importancia, es esencial
para el desarrollo de un niño.
Otro caso diferente fue el de Charlotte.
CHARLOTTE: es una niña diagnosticada de sordera a los diez meses.
En cuanto lo supieron sus padres iniciaron un tipo de educación
especial para ella. Ellos mismo aprendieron el lenguaje de signos.
Charlotte es una niña juguetona, con curiosidad, abierta al mundo,
prácticamente no se difería en nada a cualquier niña oyente de su
edad.
¿Cuál fue la diferencia entre Charlotte y Joseph, por ejemplo? La
diferencia era el gran aislamiento que sufrió Joseph y la comunicación
de la que disfrutó Charlotte desde el principio con su familia, sus
padres. Charlotte nunca estuvo aislada, siempre estuvo conectada
con su familia a través del lenguaje de signos, resolvían muchas
cosas gracias a este lenguaje y disfrutó de toda su afectividad,
comprensión, dedicación y cariño.
Esto confirma la idea de que un temprano contacto con un lenguaje
visual coherente estimula los procesos del pensamiento conceptual
complejo. Charlotte sabía razonar y pensar. Utilizaba con eficacia los
instrumentos lingüísticos que le habían proporcionado para elaborar
ideas complejas.
De esta manera, Charlotte pasó de un mundo perceptivo a un mundo
conceptual. Esto no se da si no existe un diálogo complejo, un diálogo
que primero se produce con los padres y luego se interioriza como
pensamiento.
El diálogo pone en marcha el lenguaje y la mente y una vez puesto
en marcha se desarrolla una nueva facultad “el diálogo interno”, que,
a su vez, es indispensable para la fase siguiente que es el
pensamiento. El lenguaje interior es esencialmente solitario y
totalmente desconocido para la ciencia; según Vygotsky: “como la
otra cara de la luna”.
El niño va elaborando significados y conceptos por medio del lenguaje
interior y con este alcanza su propia identidad. Para poder
desarrollarse plenamente necesitamos de otro y de un sistema de
signos. La comunicación que se genera tiene que ser emotiva, es
decir, el otro tiene que saber significar al niño para que pueda
mantener ese desarrollo y el proceso de aprendizaje avance.
Hay casos muy curiosos en el libro, como la historia de la abuela que
soñaba haciendo señas. Soñaba con su lenguaje natal. Era en un
pueblo en el que un índice muy alto de la población era sordo y esto
había provocado que todos fueran bilingües. Tan pronto hablaban con
lenguaje oral como se comunicaban con lenguaje de signos. En este
pueblo nadie estaba ni marginado ni alienado.
La utilización del lenguaje de signos requiere el funcionamiento o
puesta en marcha de la misma parte del cerebro, el hemisferio
izquierdo, que utilizamos para el lenguaje oral. Este hemisferio es
más visual que auditivo. Está especializado en esta función concreta.
En el hemisferio derecho se produce la actividad léxica inicial y
posteriormente ésta actividad pasa al hemisferio izquierdo como una
actividad lingüística madura sintácticamente desarrollada.
El lenguaje de Genie era un lenguaje del hemisferio derecho, quizás
pasado “el período crítico” ya no se puede alcanzar el aprendizaje del
lenguaje en el hemisferio izquierdo.
Declaraciones de un niño sordo:
“Te dejan fuera de la conversación de la mesa durante la comida. A
esto se llama aislamiento mental. Mientras todos los demás hablan y
se ríen, tú estás tan lejos como un árabe solitario en un desierto, que
abarca todos los horizontes. Tienes sed de contacto. Te ahogas por
dentro, pero no puedes explicar a nadie este sentimiento horrible. No
sabes cómo hacerlo. Tienes la impresión de que nadie entiende ni se
preocupa. Ni siquiera de hacerte la ilusión de que participas. Esperan
que aguante quince años la camisa de fuerza de la lectura de labios y
el control del habla. Tus padres jamás se molestan en dedicarte una
hora al día para aprender lenguaje de señas, al menos un poquito.
Una hora de veinticuatro, que a ti puede cambiarte la vida”.