Venezuela Andres Bello

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OBRA DRAMÁTICA DE ANDRÉS BELLO

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  • VENEZUELA CONSOLADA

    Obra original encontrada en1880 entre los papeles de Juan Vi-cente Gonzlez que posea AntonioLeocadio Guzmn. Se public porprimera vez en las Poesas de AndrsBello, preparadas por Miguel Anto-nio Caro, Madrid, 1882. El motivocentral del drama, la vacuna contralas viruelas, nos induce a pensar quees poco posterior a 1804.

    Personajes: VENEZUELAEL TIEMPONEPTUNOEL TEATRO REPRESENTAUN BOSQUE DE RBOLESDEL PAS

    ESCENA I (VENEZUELA APA-RECE EN ACTITUD DE TRIS-TEZA)

    VENEZUELA Errante pasajero,dime en qu triste sitio contempla-ron tus ojos un dolor semejante al

    dolor mo? T, que en mejores dasviste el hermoso brillo con que Na-turaleza ostent su poder en mis do-minios, hoy a los dolorosos acentoscon que explico al universo tod a smis desventuras, une tus gemidos...de gozo y regocijo, estacin de abun-dancia, alegre imagen del dorado si-glo, Qu pronto en noche oscura oshabis convertido! Qu tenebrosasombra sucede a vuestro lustre pri-mitivo!

    ESCENA II (Dicha; El Tiempo)

    TIEMPO Desusados clamores enel feliz recinto de Venezuela escu-cho; antes todo era cnticos festi-vos. Ms ya no se percibe el acordesonido de gratos instrumentos ni dedanzas alegres el bullicio. Por todaspartes oigo slo quejosos gritos y las-timeros ayes; pavor, tristeza, anun-cia cuanto miro. Deliciosas provin-cias, frondoso y verde hospicio de la

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    ANEXO:ANDRS BELLO (1781-1865),

    Rector de la Universidad de Chile

    Obra Teatral:VENEZUELA CONSOLADA (ca. 1804)

  • rica Amaltea, qu se hicieron, de-cidme, los corrillos de Zagalas, alco-res de pastores festivos, que hacan ala tierra envidiar vuestro jbilo con-tinuo? Pero sobre la alfombra de esteprado mullido, a Venezuela misma,si no me engaa la aprehensin, di-viso. Venezuela es sin duda... y surostro abatido, sus inmviles ojos deprofunda tristeza dan indicios. Diosade estos confines, qu funestos mo-tivos a tan fatal extremo de aflicciny dolor te han compelido? No erest Venezuela? Falta acaso a tus hijosdel espaol monarca la amorosa tu-tela y patrocinio?

    VENEZUELA S por venturaguardas oh Tiempo! En tus archivosla historia de infortunios que pue-dan compararse con los mos; si tanlgubre escena vieron jams los si-glos, condena entonces, Tiempo, elextremo de angustia en que memiro. Las atroces viruelas, azotevengativo de los cielos airados, ejer-cen su futuro sobre mis hijos. La at-msfera preada de vapores malig-nos, propaga a todas partes conpresteza terrible el exterminio. Enlas casas y calles, y sobre el sacro qui-cio de los templos, se miran cadve-res sin nmero esparcidos. Del en-fermo infeliz, huyen despavoridoscuantos en su semblante ven de lapeste el negro distintivo. Qu lgu-bres objetos! Aquel deja al recintode sus lares impuros una familia, y

    busca en los pajizos campesinos al-bergues un saludable asilo; ms all,separado del seno de la madre deltierno nio, y al degrado por manosextraas conducido, el maternal so-corro implora en vano con agudosgritos. Aqu expira el anciano sin elpequeo alivio de que cierre siquie-ra sus fallecientes prpados el hijo.All noto que arrojan al hoyo con-fundidos en espantosa mezcla concadveres yertos cuerpos vivos. Puescmo, cuando escenas tan tristesexamino, te admiras de que acudallanto a los ojos y a la voz quejido?

    EL TIEMPO No, Venezuela, nun-ca ms fundado motivo las lgrimastuvieron, que el que tienen las tuyas;desde el sitio de brillantez y gloria aque los beneficios del trono te ensal-zaron, hoy te despea al ms profun-do abismo de horrores y miserias, esecontagio impo que tus hijos devora,esas viruelas cuyo agudo filo por to-das partes lleva el luto, el extermi-nio, y en soledades vastas deja tusterritorios convertidos. Llora, pues,tu miseria, llora tu lustre antiguo ytus pasadas glorias, de que estaba en-vidioso el cielo mismo. Lamntateen buena hora; a tu dolor crecido,Venezuela, no puedo yo mismo,siendo el Tiempo, dar alivio, Y as...Pero qu escucho? (Se oye msicaalegre).

    VENEZUELA Sueo, cielos?

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  • EL TIEMPO Delirio?

    VENEZUELA No siento alegresvoces?

    EL TIEMPO Regocijados sonesno percibo?

    CORO Recobra tu alegra, Vene-zuela, pues en tu dicha el cuartoCarlos vela.

    UNA VOZ A las prvidas leyesdel mejor de los reyes debas la ri-queza, la cultura, la paz apetecida!Hoy la salud, la vida, ddivas sontambin de su ternura.

    CORO Recobra tu alegra, Vene-zuela, pues en tu dicha el cuartoCarlos vela.

    VENEZUELA No sabremos decirde dnde vienen tan gozosos acen-tos?

    EL TIEMPO Apartando los enra-mados rboles, camina hacia noso-tros, con ligero paso, un incgnitonumen. Su cabello hmedas gotasvierte, y coronado est de algas ma-rinas; pero juzgo reconocerle ya,pues en las manos conduce el grantridente.

    ESCENA III (Dichos, Neptuno)

    NEPTUNO Mi venida es de darosconsuelos. Cese el llanto. La quejainterrumpid. Yo soy el numen aquien presta obediencia el mar sala-do; Neptuno soy, que...

    VENEZUELA (con espanto) Vetede mis ojos; para siempre, retrate. Elamargo conflicto en que me miras,de quin vino, sino de ti? Mi dolo-roso estado otra causa no tiene quet solo; al dulce abrigo del monarcahispano, venturosa y pacfica viva,las plagas y los males ignorando queal resto de la tierra desolaban. Sunombre augusto en inmortales can-tos bendecir, celebrar sus beneficios,era la ocupacin, era el cuidado queel cielo me impona. Los favores go-zaba alegre de su regia mano, cuan-do en infaustas naves me trajiste delas viruelas el atroz contagio. Cmopretendes, pues, que Venezuela sinturbacin te mire y sin espanto?

    NEPTUNO Tus lgrimas enjuga,Venezuela; los cielos de tu pena seapiadaron; ya no vers a tus dichososhijos con tan horrenda plaga seala-dos; ya Carlos de tus pueblos la des-tierra para siempre.

    VENEZUELA Qu dices! Puedeacaso el humano poder?...

    NEPTUNO Escucha atenta losbeneficios de tu augusto Carlos. Yt, Tiempo, conserva en tus archi-vos para siempre el ms grande y se-alado suceso que jams vieron lossiglos desde que su carrera comenza-ron. En la frtil provincia de Glo-cester, a la orilla del Tmesis brit-n ico, aparecieron de repenteheridos de contagiosa plaga los reba-

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  • os. A los cuerpos pas de los pasto-res el nuevo mal; y cuando los hu-manos el nmero juzgaban de laspestes por la divina clera aumenta-do notaron con asombro que venaen aquel salutfero contagio encu-bierto un feliz preservatorio que lasnegras viruelas respetaron. Jennertuvo la dicha de observarle; y de suterritorio en pocos aos desterr fe-lizmente las viruelas, el contagio va-cuno propagando. Qu acogidaimaginas que dara la ternura ben-vola de Carlos al gran descubrimien-to que liberta a sus queridos pueblosdel estrago de las negras viruelas? Almomento escoge profesores ilustra-dos y un sabio director cuyas fatigasllevan hasta los puertos ms lejanosde sus dominios el precioso fluidoque de viruela libra a los humanos.S, Venezuela; algrate; tus playasreciben hoy el venturoso hallazgo deJenner, que te enva, como muestrade su regia bondad, tu soberano. Ha-llazgo que tus hijos te asegura, quede vivientes llena los poblados quelibran de temores la belleza; y, dan-do a la cultura nuevos brazos paraque en tus confines amanezcan dasalegres, puros, sin nublados, el gozote dar con la abundancia, y la feli-cidad con el descanso.

    VENEZUELA Oh gran Dios!Conque al fin las tristes quejas deVenezuela a tu mansin llegaron?Conque nos miras ya compadecido?

    Al eterno cantad regocijados him-nos, oh pueblos! Que debis la viday la salud a su potente brazo; que re-suene su nombre en las eternas b-vedas; y despus que el holocaustode gratitud ante su trono excelso ha-yis humildemente tributado, hacedtambin sinceras expresiones de re-conocimiento al soberano. Del mscumplido gozo dad seales, y publi-cad en otro alegre canto la gran ven-tura de que sois deudores a su pater-no, cuidadoso amparo.

    EL TIEMPO Y nosotros qu ha-cemos, que en tal da todos nuestrosesfuerzos no juntamos para solemni-zar el beneficio que recibe este pue-blo de sus manos? A ti, Neptuno, elcetro de los mares los supremos des-tinos entregaron. Pomona enrique-ci de bellos frutos, Venezuela, tuclima afortunado; y yo, que soy elTiempo, a mi capricho rijo las esta-ciones y los aos. Por qu, nuestrasfunciones reuniendo, suceso tan fe-liz no celebramos?

    NEPTUNO Tienes razn; aguar-da. Roncos vientos que subleviscon vuestro soplo airado las brama-doras ondas, tempestades, furiososhuracanes, sosegados, y en el impe-rio todo de las aguas, la dulce calmareine y el descanso; respetad este daventuroso; y dondequiera que mirislas naos de la dichosa expedicinque trae tantos bienes al suelo ame-ricano callad y respetadla. Habita-

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  • doras de los marinos, hmedos pala-cios, rubias Nereidas que de frescasovas llevis vuestro cabello corona-do, formad alegres danzas; y voso-tras, blancas Sirenas, que dormscantando al navegante, haciendoque le sea grato el morir, dulcsimoel naufragio, entonad himnos nue-vos y acompaen los roncos caraco-les vuestro canto, los mviles Trito-nes difundiendo alegres ecos por elvasto espacio.

    CORO DE NEREIDAS: El reino deAnfitrite con jbilo repite el nom-bre siempre amado de Carlos Bien-hechor.

    C ORO DE TRITONES Y luegoque le escucha se aplaca el Pontoundoso y el austro proceloso refrenasu furor.

    EL TIEMPO Yo de notables he-chos la memoria a las edades veni-deras guardo, y fama doy gloriosa albuen monarca, al gran guerrero y alministro sabio; Mas a los beneficiosdistinguidos que la suerte del hom-bre mejoraron, doy un lugar brillan-te en mis anales y en inmortalizarlosme complazco. Por m suena en latierra todava el nombre de los Titosy Trajanos, y sonar mientras deblandas fibras tenga el hombre supecho organizado. Yo dar, pues, atu feliz memoria, Carlos augusto, uneminente rango; y al lado de las tu-yas las acciones de los Csares, Pi-

    rros y Alejandros, quedarn parasiempre oscurecidas... Siglos futuros,a vosotros llamo: salid del hondoseno en que os oculta a la penetra-cin de los humanos el velo del des-tino; y a presencia de Ve n e z u e l a ,pronunciad los cantos con que ha-ris resonar en algn tiempo el claronombre del augusto Carlos. Celebrecon eterna aclamacin el hombre elsiempre claro nombre de Carlosbienhechor. Jams el merecido ttu-lo que le damos sepulte en el olvidoel tiempo destructor.

    VENEZUELA Y yo que el testi-monio ms brillante debo hacer deternura al soberano, qu mejor ala-banza puedo darle, que monumentoms precioso y grato levantar a susojos, que su nombre con indeleblesletras estampado en los amantes pe-chos de mis hijos? S, yo te ofrezco,yo te juro, Carlos, que guardarn lospueblos tu memoria, mientras pecesabriguen el mar salado, cuadrpedosla tierra, aves el aire, y el firmamen-to luminosos astros. Yo te ofrezcocubrir estos dominios de celosos ydciles vasallos, que funden su ven-tura y su alegra en prestar obedien-cia a tus mandatos. Te ofrezco derra-mar sobre estos pueblos, que tusleyes respetan prosternados, fecun-didad, riqueza y lozana, dorados fru-tos, nutritivos granos. Yo te jurotambin que con perenne aclama-cin repetirn sus labios: Viva el

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  • digno monarca que nos libra de lasviruelas! Viva el cuarto Carlos!Hombre, mujer, infante, todo mor-tal que pise estos confines, cante aCarlos bienhechor. Publique Vene-

    zuela que quien de nuestro climalanz la atroz viruela, fue su paternoamor. (Se repite)

    FIN DE LA OBRA

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