Venezuela 2010 21

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GUÍA TURÍSTICA 5 DOMINGO, 24 DE ENERO DE 2010 www.eluniversal.com Santiago LA CAPITAL CHILENA SE VA METIENDO EN EL ALMA DE QUIENES LA VISITAN | PEDRO GARCÍA OTERO No encenderá Santiago de Chile una lla- marada de pasión; no encandilarán sus mo- numentos, ni provocarán una exclamación sus paisajes. Como el país del que es capital, San- tiago es una ciudad austera, segura y sin estri- dencias; al tiempo, acogedora y amable. También como Chile, Santiago se va metien- do en la retina de quien la visita, sus olores a vegetación, mariscos y vino irán formando par- te del turista, y cuando se deja, se tiene la sen- sación de que jamás se podrá olvidar su presen- cia vegetal, de la que Chile está orgulloso; sus parques y avenidas, y, la cortés simpatía de los chilenos y la omnipresente algarabía de los “pin- güinitos” (así son denominados los estudiantes por los uniformes que usan). Muchos turistas esperarán encontrar en San- tiago una ciudad gemela de Buenos Aires, y es- te nunca será el caso. La ciudad es mucho más pequeña que su homóloga argentina, y carece de la monumentalidad de las avenidas y par- ques porteños. Pero es una hermosa ciudad ver- de, encerrada entre montañas (las de los Andes a la lejanía, con sus nieves eternas) y la cordi- llera de la Costa chilena, al otro, lo que en in- vierno le causa problemas asociados a la conta- minación ambiental. La domina el cerro San Cristóbal, punto cumbre del parque Forestal, con 806 metros de altura, y con un teleférico que se puede usar para hacerse una idea de la exten- sión del hogar de 6 millones de personas. En forma más humilde, desde el parque San- ta Lucía se logra el mismo objetivo pero trepan- do por una serie de escaleras y terrazas. Ubica- do en el centro de Santiago, y de comienzos de siglo, el parque es uno de los lugares más her- mosos de la ciudad, y uno de los más tranqui- los también. Es, salvando las distancias, pare- cido a El Calvario de Caracas, aunque más pe- queño, y, fuertemente custodiado por vigilancia privada: Un sitio para caminar sin miedo, cosa que no se podía hasta hace algunos años. Santiago tiene numerosos puntos de interés, pero nadie puede dejar de empezar por su lugar emblemático: El casco central, que va de la pla- za de Armas y su catedral de piedra hasta el Pa- lacio de La Moneda, a través de bulevares pea- tonales donde se encuentran edificios públicos, de gran valor arquitectónico y de la primera mitad del siglo pasado. La Moneda, lugar histórico donde los haya, es hoy una casa de Gobierno tan democrática que se puede caminar frente a sus puertas y mi- rar hacia adentro. En un costado de su plaza, donde los presidentes chilenos reciben a sus vi- sitantes a la vista del público, se encuentra una estatua de Salvador Allende, con una frase de su último discurso, proclamado por radio el día de su derrocamiento (11/9/1973): “Tengo profun- da fe en Chile y su destino”. Al ver el país de hoy, fue profética. SANHATTAN Esa fe en el destino que tenía Allende se refleja hoy en la zona oeste de la ciudad, en las zonas de Providencia y más especialmente en las de Vitacura y Las Condes, donde modernos rasca- cielos compiten por ver cuál es el más alto o es- pectacular, dando lugar a la llamada por los san- tiaguinos “Sanhattan”. Santiago ha pasado por un enorme proceso de renovación impulsado por la vigorosa eco- nomía chilena; y su red vial, en la que una au- topista bajo las aguas del río Mapocho es la co- lumna vertebral, es del primer mundo, como to- dos los servicios de la ciudad. La capital chilena era célebre por sus embo- tellamientos, pero salvo en horas pico, estos pa- recen formar parte del pasado. La ribera del Mapocho, en la avenida Andrés Bello, es un hermoso bulevar verde para hacer ejercicio, y su parque de las Esculturas, que ocu- pa una cuadra, es sencillamente delicioso para pasar un buen momento. Para quienes quieran comprar, en Las Con- des se encuentra el Parque Arauco, el centro co- mercial más importante de la ciudad, con un área de entretenimiento nocturno y restauran- tes sencillamente espectacular. Es la zona más bonita de Santiago por lo moderna, así como, en el extremo opuesto (de la ciudad y también del tiempo), San Miguel es bonita por lo tradi- cional. Allí también hay lo mejor de la gastronomía, chilena e internacional. En la zona de Bella Vis- ta, un conglomerado de cafés, cervecerías y ba- res es muy atractivo para caminar, y para co- mer la excelente gastronomía del país. También en esa parte se encuentra La Chas- cona, la mítica casa de Pablo Neruda, cuya pre- sencia en la toponimia y la estatuaria santia- guina no es, sin embargo, tan importante como cabría esperar. Finalmente, si va para Chile (como dice una canción que es una suerte de segundo himno nacional del país) no puede dejar de visitar un mediodía el mercado Central, recorrerlo y de- leitarse con todos los productos del mar que han hecho a Chile famoso en el mundo, y con su ar- quitectura de comienzos del siglo XX. El mercado también es ideal para ir a almor- zar: El turismo ha hecho del lugar una zona de restaurantes, donde una paila marina (una so- pa de mariscos) es una experiencia inolvidable para todos los sentidos. Tras comer y salir se dará cuenta de que lleva a Chile en el corazón, y que el alma perfumada a pino y a mar de es- te país ya se apoderó también de usted. [email protected] Desde la céntrica plaza de Armas salen bulevares que son transitados e interesantes FOTOS PEDRO GARCÍA OTERO Una paila marina provoca palpitaciones y cambios en la tensión arterial: es deliciosa El metro es la mejor forma de conocer la ciu- dad: Seguro, eficiente y barato, lo deja a uno en todos los lugares mencionados en esta nota. Pregunte. En horas pico es tan congestionado como todos los metros del mundo. La tasa de cambio es de aproximadamente 500 pesos chilenos por dólar. Una comida promedio puede estar entre los 8 y los 20 dólares por perso- na. La ciudad cuenta, en sus zonas de Providen- cia, Conquistadores y Las Condes, con todas las grandes cadenas hoteleras. En el centro se en- cuentra el emblemático hotel San Francisco, con arquitectura remozada y “al tiro” (muy cerca, do- mo dicen los chilenos) de todo. La oferta gastronómica es internacional y no sólo el pescado es buena comida chilena. La car- ne vacuna también es de excelente calidad, y si consigue y tiene oportunidad, pruebe un “asado al palo” (que puede ser de res o de cordero, pero preferiblemente de este último) el plato típico nacional. El clima es muy variable, el verano muy calu- roso y el invierno bastante frío. Pero en otoño y primavera, la temperatura puede variar hasta en 20 grados a lo largo del día. Vaya preparado. El taxi es relativamente económico para dis- tancias cortas. La ciudad es segura, pero no está de más un poco de precaución en horas noctur- nas. DATOS DE INTERÉS

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DOMINGO,24DEENERODE2010 www.eluniversal.com SANHATTAN EsafeeneldestinoqueteníaAllendeserefleja hoyenlazonaoestedelaciudad,enlaszonas deProvidenciaymásespecialmenteenlasde VitacurayLasCondes,dondemodernosrasca- cieloscompitenporvercuáleselmásaltooes- pectacular,dandolugaralallamadaporlossan- tiaguinos“Sanhattan”. DATOS DE INTERÉS Unapailamarinaprovocapalpitacionesycambiosen latensiónarterial:esdeliciosa DesdelacéntricaplazadeArmassalenbulevaresquesontransitadoseinteresantes

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GUÍA TURÍSTICA 5DOMINGO, 24 DE ENERO DE 2010www.eluniversal.com

SantiagoLA CAPITAL CHILENA SE VA METIENDO EN EL ALMADE QUIENES LA VISITAN | PEDRO GARCÍA OTERO

● No encenderá Santiago de Chile una lla-marada de pasión; no encandilarán sus mo-

numentos, ni provocarán una exclamación suspaisajes. Como el país del que es capital, San-tiago es una ciudad austera, segura y sin estri-dencias; al tiempo, acogedora y amable.

También como Chile, Santiago se va metien-do en la retina de quien la visita, sus olores avegetación, mariscos y vino irán formando par-te del turista, y cuando se deja, se tiene la sen-sación de que jamás se podrá olvidar su presen-cia vegetal, de la que Chile está orgulloso; susparques y avenidas, y, la cortés simpatía de loschilenos y la omnipresente algarabía de los “pin-güinitos” (así son denominados los estudiantespor los uniformes que usan).

Muchos turistas esperarán encontrar en San-tiago una ciudad gemela de Buenos Aires, y es-te nunca será el caso. La ciudad es mucho máspequeña que su homóloga argentina, y carecede la monumentalidad de las avenidas y par-ques porteños. Pero es una hermosa ciudad ver-de, encerrada entre montañas (las de los Andesa la lejanía, con sus nieves eternas) y la cordi-llera de la Costa chilena, al otro, lo que en in-vierno le causa problemas asociados a la conta-minación ambiental. La domina el cerro SanCristóbal, punto cumbre del parque Forestal, con806 metros de altura, y con un teleférico que sepuede usar para hacerse una idea de la exten-sión del hogar de 6 millones de personas.

En forma más humilde, desde el parque San-ta Lucía se logra el mismo objetivo pero trepan-do por una serie de escaleras y terrazas. Ubica-do en el centro de Santiago, y de comienzos desiglo, el parque es uno de los lugares más her-mosos de la ciudad, y uno de los más tranqui-los también. Es, salvando las distancias, pare-cido a El Calvario de Caracas, aunque más pe-queño, y, fuertemente custodiado por vigilanciaprivada: Un sitio para caminar sin miedo, cosaque no se podía hasta hace algunos años.

Santiago tiene numerosos puntos de interés,pero nadie puede dejar de empezar por su lugaremblemático: El casco central, que va de la pla-za de Armas y su catedral de piedra hasta el Pa-lacio de La Moneda, a través de bulevares pea-tonales donde se encuentran edificios públicos,de gran valor arquitectónico y de la primeramitad del siglo pasado.

La Moneda, lugar histórico donde los haya,es hoy una casa de Gobierno tan democráticaque se puede caminar frente a sus puertas y mi-rar hacia adentro. En un costado de su plaza,donde los presidentes chilenos reciben a sus vi-sitantes a la vista del público, se encuentra unaestatua de Salvador Allende, con una frase desu último discurso, proclamado por radio el díade su derrocamiento (11/9/1973): “Tengo profun-da fe en Chile y su destino”. Al ver el país dehoy, fue profética.

SANHATTANEsa fe en el destino que tenía Allende se reflejahoy en la zona oeste de la ciudad, en las zonasde Providencia y más especialmente en las deVitacura y Las Condes, donde modernos rasca-cielos compiten por ver cuál es el más alto o es-pectacular, dando lugar a la llamada por los san-tiaguinos “Sanhattan”.

Santiago ha pasado por un enorme procesode renovación impulsado por la vigorosa eco-nomía chilena; y su red vial, en la que una au-topista bajo las aguas del río Mapocho es la co-lumna vertebral, es del primer mundo, como to-dos los servicios de la ciudad.

La capital chilena era célebre por sus embo-tellamientos, pero salvo en horas pico, estos pa-recen formar parte del pasado.

La ribera del Mapocho, en la avenida AndrésBello, es un hermoso bulevar verde para hacerejercicio, y su parque de las Esculturas, que ocu-pa una cuadra, es sencillamente delicioso parapasar un buen momento.

Para quienes quieran comprar, en Las Con-des se encuentra el Parque Arauco, el centro co-mercial más importante de la ciudad, con unárea de entretenimiento nocturno y restauran-tes sencillamente espectacular. Es la zona másbonita de Santiago por lo moderna, así como,en el extremo opuesto (de la ciudad y tambiéndel tiempo), San Miguel es bonita por lo tradi-cional.

Allí también hay lo mejor de la gastronomía,chilena e internacional. En la zona de Bella Vis-ta, un conglomerado de cafés, cervecerías y ba-res es muy atractivo para caminar, y para co-mer la excelente gastronomía del país.

También en esa parte se encuentra La Chas-cona, la mítica casa de Pablo Neruda, cuya pre-sencia en la toponimia y la estatuaria santia-guina no es, sin embargo, tan importante comocabría esperar.

Finalmente, si va para Chile (como dice unacanción que es una suerte de segundo himnonacional del país) no puede dejar de visitar unmediodía el mercado Central, recorrerlo y de-leitarse con todos los productos del mar que hanhecho a Chile famoso en el mundo, y con su ar-quitectura de comienzos del siglo XX.

El mercado también es ideal para ir a almor-zar: El turismo ha hecho del lugar una zona derestaurantes, donde una paila marina (una so-pa de mariscos) es una experiencia inolvidablepara todos los sentidos. Tras comer y salir sedará cuenta de que lleva a Chile en el corazón,y que el alma perfumada a pino y a mar de es-te país ya se apoderó también de usted.

[email protected]

Desde la céntrica plaza de Armas salen bulevares que son transitados e interesantes FOTOS PEDRO GARCÍA OTERO

Una paila marina provoca palpitaciones y cambios enla tensión arterial: es deliciosa

■ El metro es la mejor forma de conocer la ciu-dad: Seguro, eficiente y barato, lo deja a uno entodos los lugares mencionados en esta nota.Pregunte. En horas pico es tan congestionadocomo todos los metros del mundo.

■ La tasa de cambio es de aproximadamente 500pesos chilenos por dólar. Una comida promediopuede estar entre los 8 y los 20 dólares por perso-na.

■ La ciudad cuenta, en sus zonas de Providen-cia, Conquistadores y Las Condes, con todas lasgrandes cadenas hoteleras. En el centro se en-cuentra el emblemático hotel San Francisco, conarquitectura remozada y “al tiro” (muy cerca, do-mo dicen los chilenos) de todo.

■ La oferta gastronómica es internacional y nosólo el pescado es buena comida chilena. La car-ne vacuna también es de excelente calidad, y siconsigue y tiene oportunidad, pruebe un “asadoal palo” (que puede ser de res o de cordero, peropreferiblemente de este último) el plato típiconacional.

■ El clima es muy variable, el verano muy calu-roso y el invierno bastante frío. Pero en otoño yprimavera, la temperatura puede variar hasta en20 grados a lo largo del día. Vaya preparado.

■ El taxi es relativamente económico para dis-tancias cortas. La ciudad es segura, pero no estáde más un poco de precaución en horas noctur-nas.

DATOS DE INTERÉS