Ven Espíritu Santo - WordPress.com · Ahora llevaremos al altar una llamas con el nombre de cada...

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12 lo, porque tratamos de vivir la alegría se ser amados, de ser santo. Guía.- La sandad que Don Bosco y Madre Mazzarello nos propo- nen es aquella de hacer extraordinariamente bien las cosas ordina- rias en la vida de cada día. Joven 1.- El gesto que ahora estamos invitados a hacer, es aquel de escribir nuestro nombre en el gran libro de la vida. Con ese gesto nosotros ponemos de manifiesto nuestra disponibilidad y nuestro compromiso de responder a la llamado que Dios hace a cada uno de vivir la sandad. Es un esfuerzo de vivir dóciles al Espíritu Santo que quiere hacer en cada uno de nosotros lo que hizo en la vida de los santos. Guía: Quien guste sellar su compromiso con Jesús pase a poner su nombre en el libro de la vida, en el libro de aquellos que se dejan conducir por el Espíritu Santo y trabajan junto con Él para vivir la sandad, mientras se va haciendo este signo todos hacemos ora- ción con nuestro canto. Canto: Toma todo lo que soy Señor, estoy aquí, para decirte que te amo. Cuántos errores come, pero también soy ser humano. cuando caí me levanté, y siempre en mi mente tuve serte fiel. Toma todo lo que soy, mi fe, mi juventud, mis manos y mi cora- zón. Cambia lo malo que hay en mi, que ya quiero empezar a vivir. Señor, quiero empezar, pero tomado de tu mano. Poderte amar en los demás, y de todo hombre ser hermano. Poder ser signo de unidad, seas tú en mis labios siempre mi verdad. Toma todo lo que soy… Por sueño cada noche, por creo que hay un mañana, por siembro siempre amor al caminar. Toma todo lo que soy… Que ya quiero empezar junto a Ti. (Otros cantos que se sepan los muchachos). Canto final: Jesús amigo (reserva del Sansimo) Ven Espíritu Santo Santifícanos en tu Amor

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lo, porque tratamos de vivir la alegría se ser amados, de ser santo.

Guía.- La santidad que Don Bosco y Madre Mazzarello nos propo-nen es aquella de hacer extraordinariamente bien las cosas ordina-rias en la vida de cada día.

Joven 1.- El gesto que ahora estamos invitados a hacer, es aquel de escribir nuestro nombre en el gran libro de la vida. Con ese gesto nosotros ponemos de manifiesto nuestra disponibilidad y nuestro compromiso de responder a la llamado que Dios hace a cada uno de vivir la santidad. Es un esfuerzo de vivir dóciles al Espíritu Santo que quiere hacer en cada uno de nosotros lo que hizo en la vida de los santos.

Guía: Quien guste sellar su compromiso con Jesús pase a poner su nombre en el libro de la vida, en el libro de aquellos que se dejan conducir por el Espíritu Santo y trabajan junto con Él para vivir la santidad, mientras se va haciendo este signo todos hacemos ora-ción con nuestro canto.

Canto: Toma todo lo que soy

Señor, estoy aquí, para decirte que te amo. Cuántos errores cometí, pero también soy ser humano.

cuando caí me levanté, y siempre en mi mente tuve serte fiel.

Toma todo lo que soy, mi fe, mi juventud, mis manos y mi cora-zón. Cambia lo malo que hay en mi, que ya quiero empezar a vivir.

Señor, quiero empezar, pero tomado de tu mano. Poderte amar en los demás, y de todo hombre ser hermano.

Poder ser signo de unidad, seas tú en mis labios siempre mi verdad. Toma todo lo que soy…

Por ti sueño cada noche, por ti creo que hay un mañana, por ti siembro siempre amor al caminar.

Toma todo lo que soy… Que ya quiero empezar junto a Ti.

(Otros cantos que se sepan los muchachos). Canto final: Jesús amigo (reserva del Santísimo)

Ven Espíritu Santo

Santifícanos en tu Amor

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“NO TENGAN MIEDO DE DEJARSE LLEMAR DE DIOS”

Guía.- Gracias queridos jóvenes por su presencia aquí, ella es un "maravilloso testimonio de fe" gracias por su "entusiasmo por se-guir a Jesús" “gracias por sus deseos de permanecer con Él, por sus deseos de ser santos”.

Estamos aquí para recibir el Espíritu Santo!!! No se trata de una ac-ción mágica. Es un don de Jesús resucitado que, a través de los apóstoles, reunidos en oración con María la Madre de Jesús se ha dado a cada cristiano para que viva y de testimonio de los ideales del Evangelio. Jesús ve algo especial en cada uno de nosotros y nos ofrece también las herramientas para hacerlo emerger y desarro-llar.

1° Momento

Somos tierra santa

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Joven 1.- Somos jóvenes que acogemos a Cristo, somos tierra joven que se deja cultivar para dar buenos frutos, somos tierra donde ha-bita Dios, somos tierra santa.

Canto: “Tierra Santa” (Jesed) (Varia/os (5) de los jóvenes entrarán danzando llevando la tierra)

//Tierra santa estamos en tierra santa porque el Señor está aquí y donde está Él es santo//

Aquí estamos en tierra santa, y yo sé que hay ángeles alrededor. Alabemos a Jesús. Aquí estamos en su presencia en tierra santa.

Guía: Joven, tú eres tierra santa. Abre tu corazón al paso de Dios. Joven, no tengas miedo de abrir tu corazón a Cristo, no tengas

miedo de ser santo.

No tengas miedo de ser de Él, de dejarte habitar por su Espíritu.

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tros y al final será entregada al lector, que la proclamará de parte de Dios que nos habla a cada uno de nosotros. Cantemos con entu-siasmo el aleluya.

Canto: del Aleluya

Del Evangelio según san Mateo 5,1-12a.

Felices los pobres… Palabra del Señor.

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 1.– Porque tenemos un corazón nuevo: ¡Renovemos el mun-do!

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 2.– Porque tenemos limpios los ojos: ¡Defendamos la pureza!

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 1.– Porque tenemos fuertes las manos: ¡Construyamos la justi-cia y la paz!

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 2.– Porque estamos sedientos de verdad: ¡Corramos al en-cuentro con Cristo!

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 1.– Porque luchamos contra la tristeza y el hastío: ¡Seamos profetas de Cristo!

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 2.– Porque caminamos decididos hacia la vida: ¡María es nuestra maestra y guía!

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 1.– Porque ofrecemos nuestra vida: ¡Construyamos el Reino de Dios!

Guía: Bienaventurados ustedes, los jóvenes, Coro 2.– Porque somos predilectos de Dios: ¡Procuremos difundir la santidad y la alegría!

Joven 2.- Sí, somos bienaventurados, dichosos, felices y alegrémo-nos sobre todo porque nuestros nombres están escritos en el cie-

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El don del temor de Dios, es la actitud que nos hace vivir perma-nentemente bajo la mirada del Señor, preocupados de placer a él más que los hombres, porque en este solo se encuentra el consuelo más profunda, la libertad más grande. Él nos hace per-cibir también la gravedad del pecado que nos separa de Dios, única fuente de todo bien.

(Aspersión y mientras se pasara a depositar en lugar visible los siete dones del Espíritu Santo “pueden ser palabras puestas en llamas de fuego”)

Canto: Espíritu de Dios (MSP)

Espíritu de Dios, Espíritu de amor, ven a llenar el alma que a ti clama, porque este corazón no quiere

ser igual necesita cambiar lo malo que hay en él.

Espíritu transforme en ti, fortalece mi ser, transfórmame, Espíritu no te alejes de mi, llena todo mi ser

purifica lo malo que hay en mí.

Espíritu de Dios, Espíritu de amor, aleja el temor que me impide cambiar, porque este corazón

no puede soportar estar un día mas viviendo sin tu amor.

Espíritu desbórdate en mi, fortalece mi ser, transfórmame, Espíritu no te alejes de mi, llena todo mi ser

purifica lo malo que hay en mí.

Joven 2– Espíritu purifícame, lléname, así seré capaz de descubrir-la presencia de Cristo Jesús también en tu Palabra, él desea que ca-da uno de nosotros lo reciba, lo escuche. El evangelio que ahora viene proclamado es el “código de la vida plena” capaz de hacer felices a quienes la saben acoger y vivir.

(puede hacerse como signo “Hacer pasar la Biblia entre los mucha-chos, pueden ser varias biblias contemporáneamente)

Guía.- La Palabra de Dios pasa de mano en mano en medio de noso-

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Guía.- Te invito para que en este momento en que Jesús baja para estar contigo tomes una actitud orante y dispongas tu alma, espíri-tu y mente para adorarlo sólo a Él. Con el canto, te invito a que ha-gas un gesto de adoración, extendiendo la mano izquierda y la otra sobre tu corazón simbolizando la apertura de tu corazón para aco-gerlo a Él.

Canto para la exposición: “Entraré” (Jesed)

//Entraré (3) a su presencia, en libertad, por su amor, el espíritu me lleva, al trono de la gracia,

para adorar, cara a cara, si al Dios vivo adorar, libre soy, libre soy para entrar//.

Guía: Fija tu mirada en Jesús Eucaristía, es el mismo Dios entre nosotros, por algunos acogido y por otros despreciado y rechazado, pero es el Salvador de todos. Adora a Cristo, nuestro Redentor, que nos rescata y libera del pecado y de la muerte: es el Dios vivo, fuen-te de la vida.

Joven 1: Acoger a Cristo significa recibir del Padre el mandato de vivir en el amor a Él y a los hermanos, sintiéndonos solidarios con todos, sin ninguna discriminación. Significa creer que en la historia humana, a pesar de estar marcada por el mal y por el sufrimiento, la última palabra pertenece a la vida y al amor, porque Dios vino a habitar entre nosotros para que nosotros pudiéramos vivir en Él.

Momento de silencio. (Música instrumental)

2° Momento

Llamados a ser “santos” por el Don del Espíritu Santo

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Joven 2.- El Señor nos llama a ser "suyos", quiere que todos seamos santos, por eso a todos nos regala el Don de su Espíritu, el Espíritu Santo.

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Guía: Queridos jóvenes, escuchemos lo que el Papa Francisco nos dice sobre la santidad:

“No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o ale-gría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser. Depender de él nos libera de las esclavitudes y nos lleva a reconocer nuestra propia dignidad. Esto se refleja en santa Josefina Bakhita, quien fue secuestrada y vendida como esclava a la tierna edad de siete años, sufrió mucho en manos de amos crueles. Pero llegó a comprender la profunda verdad de que Dios, y no el hombre, es el verdadero Señor de todo ser humano, de toda vida humana”.

Joven 1: ¿Pero es posible ser santo hoy?

Joven 2: El papa nos dice: “para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordina-rias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos esta-mos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”.

Joven 3: Si, también nosotros queremos ser santos y para realizar este comprometido proyecto de vida, necesitamos permanecer en la escucha de la Palabra, sacando fuerza de los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía y de la Reconciliación.

Joven 1: Dejemos que la gracia de nuestro Bautismo fructifique en un camino de santidad. Dejemos que todo esté abierto a Dios y pa-ra ello optemos por Él, elijamos a Dios una y otra vez. No nos des-alentemos, porque tenemos la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Ga 5,22-23).

Joven 2: Cuando sintamos la tentación de enredarnos en nuestra debilidad, levantemos los ojos al Crucificado y digámosle: «Señor, yo soy un pobrecillo, pero tú puedes realizar el milagro de hacerme un poco mejor».

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Guía: Esta noche con la aspersión del agua bendita, recordamos nuestro Bautismo. Invoquemos al Espíritu que recibimos el día de nuestro bautismo: "Ustedes saben que el Espíritu Santo constituye el alma, la savia vital de la Iglesia y de cada cristiano: es el amor de Dios que hace de nuestro corazón su morada y entra en comunión con nosotros. El Espíritu Santo está siempre con nosotros, siempre está en nosotros, en nuestro corazón.

Ahora llevaremos al altar una llamas con el nombre de cada don del Espíritu Santo. (El leer el significado de los dones es opcional)

El don de la sabiduría nos ayuda a ver la totalidad del mundo y de la vida en Dios, para saborear en relación con Él el sentido, que da luz y fuerza a cada paso de nuestro camino.

El don del intelecto nos educa a leer en cada situación su presen-cia y a discernir concretamente lo que Él nos pide.

El don de consejo nos guía en las diversas decisiones que tomar porque podemos preferir lo que es justo delante de Dios a lo que parece útil a los ojos del mundo, y ponernos al servicio de los demás con generosidad.

El don de la fortaleza nos hace fieles al Señor en la variedad de los momentos y las estaciones de la vida, para que no nos deja-mos seducir por tentaciones de egoísmo o por cálculos de opor-tunidades.

El don de la ciencia es lo que brota del medir todo conocimiento sobre el misterio último que envuelve todas las cosas, superando las estrecheces de una visión que se detenga sólo a lo que pare-ce: gracias a él podemos experimentar cómo es cierto que "no es el conocimiento que ilumina el misterio, pero el misterio que ilu-mina la conocimiento".

El don de la piedad es lo que enciende en nosotros la ternura de Dios, el estar enamorados de Él y el desear glorificarlo en cual-quier cosa. Gracias a este don no trataremos sólo las consolacio-nes de Dios, pero desearemos hacerle compañía tanto en su ale-gría, como en su dolor por el pecado del mundo.

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razón dentro de mí. Pongo mi confianza en ti Señor, ahora y por siempre. Amén

Joven 2: Debemos hacernos santos no porque nos queramos sen-tir santos, sino porque el Espíritu Santo debe poder vivir plenamen-te en nuestra vida. Debemos ser amor, fe, pureza, alegría, felicidad. Cuando aprendamos a busca sobre todo a Dios y su voluntad, nues-tra alegría se convertirá en el medio para llegar a la santidad pro-funda que sabremos donarla a los demás.

3° Momento

Llamados a dar rostro a la santidad

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Joven 1.- Preguntemos ¿Qué nos falta para que nuestra vida de cristianos atraiga a muchos a conocer la grandeza de ser felices por-que somos amados por Dios? ¿Qué falsedades se encierran en nuestra vida? ¿Qué aspectos de nuestra vida no pueden ser presen-tados como vida de un santo?

Joven 2.- Todos somos llamados a ser santos; Jesús nos dice a to-dos: «Sean santos como nuestro Padre celestial es Santo». Recor-demos y renovemos nuestro Bautismo, nuestro compromiso de ser hijos de Dios

Guía.- El bautismo nos ha dado el grande regalo de formar parte de la gran familia de Dios. Y ha eliminado en nosotros la huella del pe-cado y nos ha hecho pregustar la santidad.

Joven 1.- Frecuentemente es difícil dejar totalmente pura la “vestidura blanca” de nuestro bautismo. Nos dejamos seducir no por Cristo sino por cosas superficiales.

Joven 2.- Conscientes de que tenemos necesidad de ser conducidos de la mano en el camino de la santidad, el Señor ha confía a la Igle-sia la misión de ayudar a sus hijos. Con el sacramento de la Reconci-liación somos nuevamente purificados, santificados.

Joven 2.- El Señor nos espera en este sacramento con la alegría del regreso al Padre. Dejémonos conducir y acerquémonos a este sa-cramento, conscientes de que nos ayudará a ser santos.

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Guía: Sí, queridos jóvenes no tengas miedo de apuntar más alto, de dejarse amar y liberar por Dios. No tengan miedo de dejarse guiar por el Espíritu Santo. La santidad no te hace menos humano, porque es el encuentro de tu debilidad con la fuerza de la gracia. En el fondo, como decía León Bloy, en la vida «existe una sola tristeza, la de no ser santos».

joven 3.– Jóvenes ¿ustedes quieren ser santo?.

Coro 1.– ¡Si! queremos serlo en nuestra vida de cada día. En la es-cuela, en casa, en el parroquia, en la diversión, con nuestros ami-gos.

Coro 2.- ¡Sí! Queremos ser santos para mostrar a la gente de que éste es el único verdadero proyecto de nuestra vida.

Todos: Sí, también nosotros queremos ser santos.

Joven 1: Todos queremos que nuestros nombres estén escritos en el libro de la vida.

Guía: traemos ahora el libro, el libro de la vida, en el están escritos los nombres de aquellos que se dejan habitar por el Espíritu de Dios que los hace santo en Él, con Él y en Él, lo ponemos delante de la presencia de Jesús eucaristía, recibámoslo pidiendo con nuestro canto que también nuestros nombres estén escritos en el libro de la vida, pidamos que el Señor nos trasforme

Canto: “Tú me transformas Señor”

Tu me transformas Señor, a cada instante, por ti yo puedo cambiar para salvarme, dame tu mano y verás, dame esperanza, como la lluvia a la flor tu me haces falta.

Soy otro yo, ya lo ves, tengo un nuevo corazón, tú tienes tantas formas de amar.

Si no soy capaz de dar mi vida por amor, si no puedo yo entregarme toda a los demás,

si al abrir mis labios no predico la verdad, soy hoja en el viento nada soy.

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Si no puedo amar más que a mi propio corazón, si no entiendo en pleno la palabra caridad,

si cuando he caído no hago nada por cambiar, soy grano de arena nada soy.

Tu me transformas Señor...

Ahora junto a ti yo venzo al odio con perdón, soy fermento nuevo en una gran masa de pan,

se que has operado el cambio en mi alma para amar, gracias por amarme tuyo soy.

Ahora se que debo amar más al pecador, que el cielo se gana día a día en los demás,

que he de salvarme con mi gran comunidad, que puedo entregarme, tuyo soy.

(El canto se iniciará con el estribillo y mientras tanto se llevará un grande libro -cerrado- delante del Señor… después se empezara a narra la historia...)

Una historia: “La sombra de un santo”

Había una vez un hombre tan piadoso que hasta los ángeles se ad-miraban al verlo. A pesar de ser tan santo, el no se daba cuenta de eso. Él cumplía con sus deberes diarios irradiando bondad con la misma naturalidad con la cual las flores esparcen su perfume en el ambiente.

Su santidad consistía en el hecho de que olvidaba el pasado de las personas y las veía como eran realmente en el momento que las encontraba; él iba más allá de las apariencia, para poder llegar a la profundidad del ser, donde encontraba la inocencia, la pureza y la presencia del amor de Dios en cada persona.

Por eso, él amaba y perdonaba a todos y no encontraba nada de extraordinario en esto, porque era el resultado de su modo de ver a los demás.

Un día un ángel le dijo: – fui enviado por Dios; pide todo lo que

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quieras y esta tarde se te concederá.

– ¿Deseas tener el don de curar a la gente? Le pregunto el ángel.

– No, prefiero que sea Dios mismo que las cure; dijo el santo.

– ¿Te gustaría llevar a los pecadores al buen camino? Dijo el ángel.

– No, no es mi trabajo tocar los corazones de los hombres. Ese es el trabajo de los ángeles, respondió el buen hombre.

– ¿Te gustaría ser un modelo de virtud que la gente se sienta impul-sada a imitar? Dijo entonces el ángel

– No, porque así siempre sería el centro de atención.

Al no tener más que decir el ángel concluyo: ¿Qué quieres enton-ces?

– El santo dijo: La gracia de Dios, su Espíritu Santo, eso es todo lo que deseo.

– El ángel replico: pero… es necesario que pidas un regalo milagroso de otro modo te será impuesto. Bueno, entonces – pido que se cumpla el bien a través de mí, sin que yo lo sepa, sin que yo me de cuenta.

Se decidió, entonces, que la sombra del santo hombre estuviera dotada de propiedades milagrosas cada vez que él estuviera de es-paldas. Así que siempre que su sombra se posaba detrás de él, los enfermos quedaban sanos, la tierra se volvía fértil, y los rostros de los oprimidos por los pesares de la vida se alegraban.

Pero el santo no sabía nada de todo esto, porque la atención de to-dos se concentraba en su sombra que nadie pensaba en él, y de es-te modo su deseo de actuar como intermediario se cumplió plena-mente y él vivía plenamente feliz.

Joven 1: Hagamos nuestra la actitud del santo de esta historia y expresémosle al Señor nuestro deseo de ser pequeños y sencillos.

Guía: Señor,

Todos: mi corazón no pretende cosas que superen mi capacidad, mi mirada no es altanera, ni soberbia. Yo permanezco sereno y tranquilo. Como un niño en brazos de su madre, está en paz mi co-