Veinte Sonetos de Amor y Una Canción Desaforada (Definitivo)/ Ramón Méndez Estrada

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Veinte sonetos de amor y una canción desaforada con final feliz Ramón Méndez Estrada

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Veinte sonetos de amor y una canción desaforada con final feliz

Ramón Méndez Estrada

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Te doy, Claudia, estos versos,porque tú eres su dueña.

Ernesto Cardenal

Porque si tus señales no abundarancon excesos de luz, oscurecerte

sería la propia forma de perdertepara encontrarte en sombras que faltaran.

Ramón Martínez Ocaranza

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Sonetos para Claudia

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1

Claudia se llama, descarga Clavileño;la vi una vez y me tomó la mano,antes de darme cuenta yo, mi hermano,una vez fue nomás, me robó el sueño;

daría la vida, si tal vez este ensueñoiría de mí jalando, tan cercanoa la vida que soy de pobre enano.Puede ella hacer de mí su amable dueño,

una vez sólo fuera, y me bastararecibiera mi ser de su cariñoeternidad nomás, todo por nada,

con sólo tener yo todo ese aliño,otológico premio que de niñogocé y sufrí, regalo de mi hada.

2

Se acabaron las hojas que teníay quiero escribir más, decirte todo,y lo que está al alcance de mi modoes darme como soy, yo soy poesía.

Ya te di todo lo que una vez tenía,y no encuentro cómo ponerle su acomodoporque al darte mi ser te lo doy todoy con todo te doy lo que podía.

Esto, mujer hermosa, es mi alegría,despertada por ti en río candentecantando una tonada permanente

de lo que queda ya y de lo que huía,y lo afirmo a pesar, no es fantasía,porque la muerte en vida está presente.

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Te quiero decir más, mas no pretendoque mi lengua te tenga por rendida,decido que seas tú la que decidaprender esta fogata en que me enciendo.

Ignorante de amor yo me comprendo,pero si a eso tú eres la rendidaserá más alta la gracia de mi vidacorrer este camino que ahora emprendo.

No tengo nada más, tengo escogidoalzar al mundo entero tu hermosuray ser de ella tu único elegido.

Y si bien no me ves seré perdido,y si me das seré sólo ternura,y siempre gozaré el dulce castigo.

4

Venga la muerte a ver de qué se trataesta ignota aventura de la vidade que preso soy yo, y escondidaesta pasión que vida me arrebata.

Todo soy yo, y no estoy en barata,pues que mi alma toda está prendiday hará de éste mi ser lo que decidaque antes de morder uña hará la cata.

Soy capaz de ponerme de repentesin más luz que tu sol, en esta apuesta,donde miro la tumba que me acuesta.

Mírome estar a solas con mi mente,y así me voy, andando mansamentemi sino del que espero tu respuesta.

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Claudia Pureco eres, y a mí me gustaríaponerte Laura, para estar en barcaque Petrarca inventó, la que me embarcaa pelear con afán con mi poesía.

Si fuera menos, yo me moriríapor no estar a la altura de Petrarcaque a su Laura cantó con esta barca,y se sabe muy bien que no mentía.

Solo me rindo yo, no he encontradonada en el mundo que me haya derrotadosino tu ser, por el que estoy rendido.

A ti sola te hago este pedido:Que no digas jamás que voy perdido:en tus ojos el cielo me he ganado.

6

Va este asunto más, me mortificocon los azotes que Sancho no se hizopara sacar a Dulcinea del hechizoque él mesmo inventó, lo ratifico

por seguir al maestro, testificoser como soy, en eso que me hizoemprender el camino en que me izopor seguir el sendero en que trafico.

¿Más quieres saber tú? Yo no puedosino seguir la rueda en que me ruedosintiendo bien venturas que me llegan.

Al fin se va allá todo, a lo quedodel silencio de muerte al que me llevanmi pasión y mi amor, por eso ruego.

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Alguna vez fui joven y galantey tuve amigas que de mí quisieronque les diera mi amor, y me pusieronen trances raros de mi vida errante.

No dejó, mi pasión de caminante,que me quedara yo en lo que insistieronponiendo mesa y cama en que perdieronun mal amor, a vez que un mal amante.

Solo me quedé yo por estos pasosmirando del camino los ocasos,esperando algún día que el día viniera.

Ése día llegó ya, entre fracasos,y si otra vez la vida me nacierame volvería a morir si por ti fuera.

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Femenino me pongo al ser poesíacuando una dama me lleva por su reoy así goza mi alma su recreo,y eso es contento y toda mi alegría.

Si fuera menos que eso perderíala palabra mayor en la que creoy no fuera verdad lo que yo veo,y su belleza sería una nadería.

Pero tengo mis ojos en mis cuencasy el tal amor que lo confisca todo,mis piernas van sobre de todo rencas,

en contra de las andanzas de mi modode irme por el desierto entre las pencasa pasearme en la nada con el todo.

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Soy poeta famoso y mi destinoes siempre amar lo bueno de la vida,que si acosa la muerte, tan temida,es seguirla nomás mi desatino.

Vivirla y nada más, ése es mi sino,y la mido por metros la medidao me la pongo en alma bien metidapara saber que estoy falto de tino.

Ya la muerte viví, ya la he sufrido,por saber que tú existes y estoy solollorando siempre con mi mismo dolo.

Moriré de mi ensueño tan querido:estar hablando como el pobre Lolocon todo lo que sé y he padecido.

10

Yo soy un loco loco, hay que aceptarlo,jamás volveré a juicio, me ha perdidocamino que recorro empedernido,en el que todo doy, sólo por darlo.

No queda otro recurso que acabarloporque el bien del amor se ha reducidoa haber muchos azotes recibidoy no tener noticias a probarlo.

Ciego soy yo, y manco, y cojo,por no saber hablar lo que queríaa la dulce princesa que ahora escojo.

Estoy yo muy perdido con mi enojo,pues ella de ella es, y mi poesíano basta, aunque muy bien la merecía.

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Volvemos a inventar, en tiempo eterno,lo que inventaron los demás, de antaño,y volvemos a darnos cada año,para cada uno, algún retoño tierno.

Mas nos lleva la vida a algún infiernoempujados en recua, en un rebañoque renovado va, año tras año,a perderse en las puertas de lo eterno.

Humanidad fugaz, pobre pendeja,no puedes esgrimir ninguna quejapor este desperdicio que trajiste

desenredando esta absurda madejadonde vida que fue ya la viviste,de todo queda ya lo que tú viste.

12

Quisiera tener yo, en esta mesaque regular me sirve de escritorio,diccionario de rimas, o un directorioque me sacaran de lo que me pesa.

Pero no hay tal, y estoy hecho una presade mi ignorancia propia, propiciatoriohecho, que pone en mi escritoriola comida por mí, esa gran empresa.

Lo demás me lo paso en la tareade escribirte estos versos que te entrego,pero a tantos alcances soy un lego.

Tal lo dejo a tu juicio a quien careael justo juicio que a voluntad me entrego,para que llegue a su fin esta tarea.

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Dos cosas te diré, antes de terminar,que sé, por experiencia, son verdad:la una es el amor, con dignidad,la otra se me olvidó en el caminar.

Son siempre dos, decididos a amar,y en ellos no cabe obscenidad:un secreto los guía, su intimidad,y esa entre aguas va a parar a la mar.

La siguiente parada va al morir,y de esa no se escapa el salidor,que hasta gatos lo echan del corredor.

Una cosa es vencido, y otra inquirir,si Altisidora muere y ha de vivirpor andante que ronda a su alrededor.

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Uno vence, o no vence, y ha de pasarpor caminos y sendas que a veces saleny cuando dan el paso esperan calen,de uno a dos, hasta que se haga el par.

De esto yo no me olvido, si he de pararen tus ojos brillosos, y aunque me jalenque en el mismo lecho donde te calen será el mismo hecho el ya no mirar.

Quisiera ser Manuel, para cantarteesos hermosos versos del desierto;yo pobre soy, sólo puedo pensarte.

Y si mal me fallara el atinartesoñaría yo muy bien despierto,y bien me tomara yo ya por muerto.

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Estoy perdido ya, y estoy rendido,ruta en que voy solo y sólo aciertoa preguntar: ¿me das por muerto?,¿o te pesa la vida que he vivido?

¿Cuál delito ése es, que he cometido?Me pongo a dezfacer cualquier entuerto,y muchos vivos me tendrán por ciertoa pesar de lo mucho del olvido.

Te amé nomás, ése es el raro ensueñode tus ojos, en donde un pequeñodel claro manantial hizo la aurora.

Y así me planto, el árbol de mi dueloes sólo una, la que lo ocupa ahoray a jalones me trae, hora por hora.

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Debo ir ya al final de estos sonetosdonde pongo mi vida en tu hermosura,el tiempo se acabó, y mi locurasólo atisba de fuera tus secretos.

Si no son bellos, al menos son discretosestos versos que escribo con premura,que de joven no tienen la frescuray son más bien multiplicados retos.

Te quiero más que a mí, más que a mis hijos,y todos estos trabajos tan prolijoslos tengo en nada ya, en cosa vana.

Y si eres de verdad persona humanalevantarás al ser de estos canijoscaminos en que voy hacia el mañana.

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Este fin viene ya y es mi despidoantes de volverte a mirar, mi musahermosa, esto que de por sí ya no se usaes rendido homenaje a lo que pido.

Si falto de honradez soy, por descuido,discúlpame mi lengua garatusa,no tengo yo ya ninguna excusasino expresar lo mucho que te cuido.

Malos versos te rindo, tú merecesmás que el pobre magín que me aprisionay mejor presentara a mi persona

darte un trato mejor, algún axiomaque juntos nos llevara donde mecesel dulce amor en donde tú te creces.

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La vida, mi señora hermosa, es breve,y pasa como el río en la riberadejando tras de sí todo lo que era,y su paso nomás no siempre es leve.

A veces enfría mucho, es una nieveque al derretir su amor es una cera,quema el amor, lo que era de esa Erado viene la piedad con que nos mueve.

Siempre lleva a la muerte, sal si puedes,dijeron mis abuelas al descanso,y si he de salir yo no me canso,

con el tal que estés tú en lo que quieres,solo me puedo estar, me canso ganso,de que hicieres de ti lo que quisieres.

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Éste sí es el final, la muerte tocaa puerta, y abro sin pensar, y tal me tieneque sé que en este estar lo que convienees dar reo a mi amor, que me trastoca.

Vence el Amor a Muerte, si la toca,es poco menos más de lo que viene,porque por ser su todo lo mantiene en este espacio de esta vida loca.

No quiero disculparme de atrevidopor esta hazaña que por ti he emprendido.Me muero solo yo, es mi cizaña.

Muerto en mi industria me daré la mañadarte el mejor lugar, siempre escondido,de mi empresa que emprende tal hazaña.

20

Andante, que a mi tumba te presentas,mira bien el epitafio de mis penas,y vuelve marcha atrás, pues te condenaspor seguir a este amante en estas cuentas.

Si te atreves un más, ten muy atentaslas orejas que pones en cadenasde quien gozó de más en horas buenasy ahora sufre de más por ser tan lentas.

Fui joven y señor, hoy un despojode que la muerte despojó como erabasura nada más, un vil rastrojo

que se comen las vacas a su antojosiendo quien era yo el rey que erasólo por el motivo que me fuera.

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Canción desaforada

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Canto de amor ausente

Escribiré los versos más tristes esta tarde,antes de que la Luna llegue a alumbrarnos,y las estrellas, lejos, echen su luz de asombros.

Acontece el ocaso, y el Sol relumbra por ahí en el patio,joven dios de la tarde, tirando entre su luzlos pétalos de rosas que adornan mi jardín.

Estoy muy triste, la noche será eterna,el Universo todo tendido a su otredad,y en el cielo las nubes que vuelan a lo inmenso.

Tierno soy yo, y he salido a peleapor defender lo que amo, es el amor,encima de las mugres que al mundo rigen.

Salto, soy salidor, y aunque me he aventadoa cascadas y remolinos, temo, hoy, mi suerte,a la sola sospecha de que me des tu sí, que tanto a mí me importa.

Será la noche inmensa, más inmensa sin ella,grita en mí ese recuerdo, y me da miedoque el Sol pierda su brillo sin que volviera a verte.

Sobre la plancha está el triste cadávery la ciencia adelanta lo que aún no sabe,que de eso sabe más el poeta.

Se bebió un chocolate con cianuroporque una tal Rosario no lo oyó,y él murió en ese lugar de su desayuno.

Ya la noche cayó, y las estrellitaslágrimas de luz sueltan, y en manadasvienen a mí diciéndome sus quejas.

Una se murió ya, en algún otoño,otra vive más cerca su primavera,el fecundo verano otra en sí canta.

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Las otras más lejos tiemblan de fríocon sus pesados cuerpos y sus ligeras luceshuyendo hacia el ultravioleta y hacia el infrarrojo.

Sí, fui fugaz, y en mi fugacidad, viaje a la nada,empeñé mi alma triste y alegre para el eterno amory no la quitara por doscientos ducados ni dos mil reinos.

Si esto no es amor, que digan misaen latín y en hebreo, y que se plantenigual que lo hago yo, en este desplante.

Si en esto no hay tristeza, que me diganqué tristeza mayor habrá de versede estar tan solo yo sin poder verte.

Bien puede Neftalí darse contentopor lo que toca a su amargo sentimiento,pues la tuvo en sus brazos y luego la lloró.

Yo nunca te he tenido en el tal trance,y más amargo es, pues, éste mi llanto,entre estrellas que se hacen a un ladito.

Vengo cansado de este arduo caminoque recorrí cuando era infatigable,y pido ahora puerta al castillo de luces de tus ojos.

Me da mucha tristeza llegar tan tarde ya,se hizo de noche, el día debe esperar hasta mañana,mientras la noche mansa apaga mis luceros poco a poco.

Un Manuel ya cité, el de Rosario, su tocayo le pongo por comparsaque en el desierto vio espalda y cabellera de la musa que se iba,sin que yo acierte a develar la magia de ese aserto.

Entre el que le vio la espalda y cabellera a musa que se fue,y el otro que murió con el cianuro en su desayuno,escojo el que cité primero, mas no voy a matarme.

Mátame tú, con tu no y tu desprecio,que si eso es así, acabará la noche de acabarme,y no tiene a qué venir la nueva aurora.

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Si son tristes o no los versos que en esta noche escribojúzgalo tú, y no pienses que me encuentro pensandoen el cómo poner así mi pensamiento, se da solo.

Sólo sufro nomás, niño que sufre ausencia de su pan,que padece hambre, y encontrará en su ayunosu muerte, si tú no se lo das, su pan, su leche, su con qué alimentarse.

Mi alimento es amor, y soy un niñopese a la cara de viejo que me cargo,de este Ser que todo es soy una nada.

Estoy luchando yo con tantos truenos,en desigual batalla a que me enfrento;no por eso se arredra mi valor, pese a la muerte.

Viene cantando por ahí, una banda de cuerdas y de vientos, La Martiniana.Si cuando me muera tiemblas, no te levantes temprano,sigue tú en tu sueño dulce, las penas deja para mañana.

No quiero que tus ojos bañen mi tumba de lágrimas,quiero la luz de tus ojos, arreboles de la aurora,ya cuando la tarde llegue llorarás tus desengaños.

Si esto no es triste me pongo cuatro herraduras de acero,dos en andariegos pies, otras dos en ambas manos,y un candado en la boca, porque sé bien lo que quiero.

Viene una tormenta fuerte que yo llamo Ventisquero,tardará el mundo en saber los amores porque muero,mas yo sé que en este mundo no están sanos mis hermanos.

Todos son presa de orgullo, de envidia, maledicencia,ninguno tiene decencia, y es por pura negligenciaque no aman al amor, esto que cargo en las manos.

Llueve lluvia, lluvia fuerte, en la noche en que transcurro;si llegara a amanecer, yo mismo no lo creería,y aquí, con Noé en su barca, de risa me moriría.

Cargo pesado, es mi carga, la carga de Clavileño,tronado en cuetes está llevando en el lomo al amo

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y a su sirviente, caballero mal armado y escudero diligente.

Si no son tristes mis versos no sé maravilla más,que si tú no estás aquí junto y aquí yo me encuentro soloduélome ser yo mi mismo de cargar con tanto dolo,venga la muerte por mí y deje a todos los demás.

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Epílogo con piedra blanca

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Un día feliz con piedra blanca

Volví a verla, y fue mi dicha tanta compartirel halo luminoso en que se envuelve,que piedra blanca puse a esta alegría,y a éstas, antes noches amargas,tantas que había tenido de darle sus vueltas al panteón,las puse por olvido con las lápidas negras de sus tumbas.

Me encantó el día, y ella me magicó, estaba tan bella,que yo pude saber que no hay estrellacomparable a ésa su hermosura.Incomparable es, la sin par, no hay reinas ni princesasen jardines o castillos ostentosos que darse puedan por igual,alta es entre todas, la mayor, la preciosa.Sé que hay muchas muchachas muy bonitasy señoras con un grande poder, las he visto,pero con ella no ha de poder ninguna, y son poquitasante ella sola que me defiende con sus ojos,es la mejor guerrera, ni Diana ni Afroditapueden ponerse al par para rendirme.Es la más grande, la más inteligente, la más sensata,ella es Xoquiquetzalli, la flor preciosa,Noxoquiquetzalli, mi hermosa flor,por servirme yo de estos piropos que dijeron los toltecas antiguosa sus más bellas mozas, a sus diosas.

Ella es única, es una y nada más,se pierda todo, se dé perdido el Universo, con su infinito y su eternidad,las estrellas lejanas y cercanas, las luces y las sombras,se pierda todo, no hay nada con que la pueda comparar.Estar junto a ella es vivir, eso sí es vida,no las pobres miserias que nos juntan a los seres humanospara buscar el pan y hacer refugio:junto a ella lo único que se puede hacer es volar,parece que sus ojos te vuelven pájaro con alas,colibrí zurdo picando florecitas con su pico entre pétalos,águila cayendo hasta el abismo, dando aletazos locos por la barranca,no hay nada más, ella lo tiene todo, y así vengo cruzandoel infinito cielo de las aves, esos pájaros pobres que no sabenen realidad lo que es vivir la vida ni trinar su tonada,

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ni trinar su tonada, pobrecitos. ¡Ni trinar su tonada, pobrecitos!

Estuve junto a ella, en su cerca,igual que Dios en casa,y me miró a los ojos, siempre sonriente,esa luz más que estrellas, esos labios más dulcesque todos los frutos y todas las mieles de la Tierra,y me invitó a comer un pollo asado, a mí,que soy un coyotito siempre en ayunas,un perrito apaleado por obra de mi propia ignorancia,un hombre pobre que la única riqueza que tiene es el amor,lo único que sabe es amar, ignorante de todo lo demás,sin saber nada siquiera de mi vida.

Me alzó a su luz, me convidó a mirarla,me hizo sentir que de veras la vida la gozaba,esta vida de tantos sufrimientos,este transcurso por el que dicen vamosandando por un valle de lágrimas,nadando en un lago de llanto,la triste vida en la que todos somos iletrados.

Me magicó, me hizo alzarme, izado, a la luz de sus ojos,me calentó aquí su cuerpo junto, su ella cerca,y la pude mirar a mi placer,la pude mirar junto, cerca, con su luz,verla en su altura, envuelta en su halo esplendoroso,no como esas luces pequeñitas que les llaman estrellas,y tan lejos se ven que no calientan.Ella sí que me calentó, me hizo sentir mi vida, esta pequeña luzque en mis sombras se ahoga, estos misterios de la divinidad,de la eterna edad, esos enigmas de sus ojos.

¿Cómo no señalar el día con piedra blanca?¿Cómo no rendirme a su amor, si es para mí mi todo?¿Cómo no despreciar al Universo, con todo y sus estrellas?¿Cómo no ver chico al Sol, ese enano que nos trae en trabajos?¿Cómo echarme hacia atrás, si voy delante?¿Cómo no reconocer su belleza, que me exalta?¿Cómo no poner en humildad mi alto orgullo?

¡Qué día tan bello!No lo cambio por todos los tesoros del mundo.

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Y si otro me ofrecieran igual, tendría que ser con ella.Júntense todas, a ver si me convencen, no le podrán,yo convencido estoy sólo por ella,ella me alzó, me convidó a ser grande,atrás se quedan los chaparros, los mustios, los embusteros,los falsos escritores de engaños…Quédense con sus premios literarios,sus cuentas en los bancos,sus chequeras, sus fantasías de ganancias del mundoque estamos llevando a este desastre.

Ella me enseñó a ser mejor,y voy precisamente a esa alta gracia, buena ventura,y no hay ¡quién vive! que me pare si no es su voz,y habré de contestar ¡aquí vive el amor, lo que me trajo!,ni habrá cosa que me ataje el camino sino su luz,la luz que brota de sus ojos, que abre caminos,y esas piedras que en el camino estaban yo ya las despejé,con mis manos vacías yo hice ese trabajode quitarme las piedras del camino,con mis manos vacías y con mi voz, esta escriturabrotada de la inspiración, la inefable luz de sus ojos,de su mirada, luz de la Diosa.¡Qué hermosa es! ¡Qué manera sonriente de bajarme mi orgullo!¡Qué del sabio consejo que me dio!¡Qué alta altura!, no como este pinche solecito siempre pendejo…

Día de piedra blanca lo marqué, es mi fortuna, mi riqueza, mi vida.Vino ella, y me avisó, sin que nadie supiera,y vino, estuvo aquí, la tuve cerca, embelesado,gozando su belleza, yo en su junto,y entre todo me dio ese gran consejo, sabio,que en práctica en mi vida lo voy a poner yo:no volveré a dar mi trabajo gratis,no soy yo el Sol para alumbrar a todos,soy un hombre nomás,que necesita comer en este día y un refugio para pasar la noche,y todo mi trabajo lo voy a poner a su servicio,mi trabajo es amor, ella lo ganó todo,y estoy, Acteón, hincado ante el altar de ésta mi Diosa.

Me llevó ella a su luz, y estuvimos contentos otra vez,ambos, de volver a encontrarnos,

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después de tanto tiempo de no vernos,dos eternidades o más, veinte o cuatrocientos sueños…¿Mil seiscientos cuarenta y cuatro millones de estrellas?No hay infinito que a mi destino cuadre,no hay eternidad que ponga plazo,si no es su hermosa finitud de hembra humana.No, nada. Es sólo ella, única, la sin par,la incomparable.

¿Hay algo qué agregar?Sí, hay mucho,toneladas de amor y montañas enteras de palabras,de obras por cumplir,de luminosos días y de serenas noches,pero eso se queda a discreción,digo no de desparramar, sino de ser discretos,y quítense de aquí lectores y escuchasporque son esos asuntos inefablesque no hay manera de explicar,cosas de nuestra intimidad…

El hecho es que el día quedó marcado ya con piedra blanca.Y en esto se vaya el mundo, el Universo y sus alrededoresadonde más les plazca, déjenos solos,tenemos el tesoro del Amor, éste que nos nace del almay no hay Muerte que venza, por más comisión que consigo traiga,por más que nos lleve a nuestras tumbas,que juntas soñarán un sueño eterno,vivirán, es decir, siempre, encima del infinito y la eternidad.

El día está marcado ya con piedra blanca.

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Colofón claro

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Poema de claridad final

Si he de ser franco yo nunca le he pasadoal Dante más allá del Purgatorio,el Infierno corrí, fue para mí jolgorio,pero a Beatriz yo nunca la he encontrado.

Si Virgilio me guió no he asimiladoenseñanzas que puso al repertoriode mí y de mi saber, traje mortuoriocon que a la muerte voy, despatarrado.

Tú eres mi Beatriz, tú eres mi Gloria,y si algo dejo yo de mi memoria,será morir nomás en el camino.

Si el Paraíso existe será historiade todos los placeres de mi sinoen que yo a ti te vi, es mi destino.

No tengo ya palabras qué decirte,arrebataste mi alma, fuego y todo,y no puedo encontrar de ningún modo

manera de salir a recibirtemás que no sea esto de escribirtepara encontrar en tu alma mi acomodo.

Yo no soy Roncinante, y Clavileñome pongo en ésta nostálgica historia de mi ensueñoen que busco a mi nada con mi todo,y abre sus aspas a molinos como mágica rosa de los vientos.