Varios. La Sociedad Moderna y El Pauperismo - Geremek

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La sociedad moderna y el pauperismo - Geremek Cap. II - La sociedad moderna y el pauperismo La periodización empleada en la historiografía se apoya en bases arbitrarias. La historia universal caracteriza por la continuidad de procesos, la investigación micro histórica en cambio, tiene apoyo en una base de datos naturales (nacimiento, fundaciones, etc.). Cada subdivisión del tiempo aparece como un corte en un tejido vivo. De hecho la continuidad que observamos en los procesos de masas no significa que las vicisitudes colectivas no sufran una transformación. Cambian las relaciones interpersonales, los sistemas de convivencia, de conflicto, de cooperación, la sensibilidad colectiva, las formas de expresión y de comunicación, Noción de “modernidad” Tendría validez si se limitase el campo de observación al ámbito de la conciencia social, sobre todo por parte de las doctrinas económicas y del pensamiento sociológico. De hecho en el S XVI se produjo una toma de conciencia de los problemas sociales de dimensiones nuevas 1. La coyuntura social Los períodos de Baja Edad Media y la 1° Edad Moderna constituyen en la historia de Europa, la época de las mutaciones económicas y sociales más diversas. El historiador ve en ellas importantes asincronías y dispersiones espaciales, que apenas permiten dibujar un cuadro global. En consecuencia las diferencias de las vías de desarrollo y de las posibilidades de progreso se advierten no solo en el contraste entre cada de las naciones o pueblos, sino también entre una región y otra, cuyas potencialidades están más o menos determinadas por las condiciones naturales e históricas. Con relación a este periodo, la historia económica dispone de instrumentos de investigación poco precisos. El movimiento de los precios y salarios da una orientación general sobe la producción y el intercambio de mercancías (y también de personas); la demografía histórica aporta los datos sobre los índices de doblamiento y sobre los desplazamientos migratorios; en fin las informaciones acerca del curso de la monedad, el rumbo económico. Sin embargo el objeto de estudio son las consecuencias sociales del desarrollo económico, las transformaciones en el seno de las estructuras colectivas y de las relaciones entre riqueza y pobreza, o sea, de la coyuntura social.

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Cap. II - La sociedad moderna y el pauperismo

La periodización empleada en la historiografía se apoya en bases arbitrarias. La historia universal caracteriza por la continuidad de procesos, la investigación micro histórica en cambio, tiene apoyo en una base de datos naturales (nacimiento, fundaciones, etc.). Cada subdivisión del tiempo aparece como un corte en un tejido vivo. De hecho la continuidad que observamos en los procesos de masas no significa que las vicisitudes colectivas no sufran una transformación. Cambian las relaciones interpersonales, los sistemas de convivencia, de conflicto, de cooperación, la sensibilidad colectiva, las formas de expresión y de comunicación,Noción de “modernidad” Tendría validez si se limitase el campo de observación al ámbito de la conciencia social, sobre todo por parte de las doctrinas económicas y del pensamiento sociológico. De hecho en el S XVI se produjo una toma de conciencia de los problemas sociales de dimensiones nuevas

1. La coyuntura social

Los períodos de Baja Edad Media y la 1° Edad Moderna constituyen en la historia de Europa, la época de las mutaciones económicas y sociales más diversas. El historiador ve en ellas importantes asincronías y dispersiones espaciales, que apenas permiten dibujar un cuadro global. En consecuencia las diferencias de las vías de desarrollo y de las posibilidades de progreso se advierten no solo en el contraste entre cada de las naciones o pueblos, sino también entre una región y otra, cuyas potencialidades están más o menos determinadas por las condiciones naturales e históricas.Con relación a este periodo, la historia económica dispone de instrumentos de investigación poco precisos. El movimiento de los precios y salarios da una orientación general sobe la producción y el intercambio de mercancías (y también de personas); la demografía histórica aporta los datos sobre los índices de doblamiento y sobre los desplazamientos migratorios; en fin las informaciones acerca del curso de la monedad, el rumbo económico.Sin embargo el objeto de estudio son las consecuencias sociales del desarrollo económico, las transformaciones en el seno de las estructuras colectivas y de las relaciones entre riqueza y pobreza, o sea, de la coyuntura social.En la búsqueda de datos relativos a precios e índices de tendencia de evolución económica, los historiadores han observado que los precios no dejan de subir desde principios del S XIII hasta el segundo cuarto del S XIV; este aumento atestigua una expansión general de la vida económica.Los fenómenos conocidos como la crisis del S XIV demuestran que en numerosos países occidentales se verifica, tanto en la economía rural como en la urbana, un giro tan prolongado y profundo que puede considerarse estructuralLa tesis demográfica es que tiene mayor aceptación para la crisis del S XIV, ya que sostiene que el crecimiento de la población, que había sido el factor de la expansión económica anterior, alcanza el límite de las posibilidades tecnológicas. Las cosechas se mantenían en el mismo nivel mientras que la población seguía creciendo. El aumento de precios de los productos agrícolas puede verse como uno de los mecanismos económicos a partir de la presión demográfica, y a otras condiciones climáticas. Ahora, la tesis, como dicen sus críticos, da una antes una descripción de los fenómenos antes que una interpretación, ya que hay que considerar la cuestión demográfica pero dentro del contexto de la situación

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social del período y como elemento de la estructura interna del incremento de la población medieval La expansión demográfica tuvo, como consecuencia un fuerte fraccionamiento de la propiedad campesina. En el S XIV la misma organización social de la economía feudal bloqueaba el desarrollo. La penetración de las relaciones de mercado en el campo contribuía a una diferenciación campesina y el surgimiento de grupos acomodados. El fenómeno fundamental todavía sigue siendo el aumento del n° de las pequeñas propiedades, con rendimiento mínimo e incapaces de soportar cualquier infortunio, la intensificación del peso de las obligaciones y de los impuestos provoca la rápida degradación de estas unidades e influye en la organización alimenticia de las familias campesinas. Así pues, el origen de la crisis hay que situarlo en las condiciones del sistema feudal y en el modo de explotar los excedentesEn el siglo XIV se manifiestan claros signos de reducción en el crecimiento demográfico, y hay muchas razones que esto se deba al alto índice de mortalidad. El bloqueo de las posibilidades de aumentar el rendimiento del trabajo y de la tierra tiene como consecuencia el freno al aumento de la población. El mecanismo biológico de la alta mortalidad de las masas campesinas subalimentadas tiene sus raíces en las estructuras socioeconómicas. Pero la gran mortandad no resuelve ninguna contradicción, porque como se podría esperar como resultado de la Peste Negra disminuyese la presión demográfica o desapareciera la contradicción entre crecimiento de la población y las posibilidades de alimentarla: esto no se produjo, y el hambre y las epidemias siguieron asolando Europa.Subsisten notables diferencias entre los modelos de desarrollo en las zonas de Europa: en Occidente prevalece la tendencia al crecimiento de la importancia de los poderes campesinos en la estructura general de campo, y ante los precios bajos los Sres no estaban interesado en explotar sus tierras. En consecuencia la extensión de las tierras señoriales se restringe y los campesinos tiene mayores posibilidades de aumentar sus tenencias y mejora su posición socio política. Las prestaciones de carácter monetario gracias a la inflación disminuyen, dando una situación que favorece una rápida estratificación de la población rural (campesinos ricos).Es igualmente compleja la situación del mercado. Cuando las disposiciones establecen un techo para la retribución jornalera, los asalariados solo están dispuestos a trabajar a destajo, para evitar el ordenamiento o bien se niegan a trabajar, o entrar en el ocio. Por otro lado, las monarquías de la península reaccionan con una serie de decretos ante la situación social surgida después de la Peste Negra, pero se aplicaba a de diversa manera y su efectividad era limitada. De todos modos cabe suponer que esas medidas frenaron el aumento de las pagas a los obreros y actuaron contra los mecanismos de oferta y la demanda de trabajo, por el contrario en relación a los salarios solo se establecía el techo máximo, ya que después de la Peste Negra la situación se caracteriza sin duda por una restricción de la oferta de la mano de obra (siendo una situación favorable para quienes vendían su mano de obra = edad de oro para algunos trabajadores)Sin embargo la historia no está llena de crisis, a esta le siguen períodos de prosperidad, de equidad y recuperación. El dato principal continúa siendo la tendencia al estancamiento o al descenso de los productos agrícolas, que dura hasta 1460.La revolución de los precios cambia radicalmente el estado de cosas, desde comienzo del S XVI aumentan todos los precios; esto provoca el fenómeno de las dijera de los precios, abierta a favor de los productos agrícolas. Al movimiento de los precios no le sigue un movimiento de los salarios, que permanecen estables, que no compensa al costo de vida ( y baja así el poder de compra). El resultado de esto, es como decía Braudel, los ricos se hacen más ricos, y los pobres más pobres. Por tanto en el plano social este siglo de expansión económica es el del descenso del nivel de vida de las masas. Ya que estas parecen pagar el coste de la coyuntura de aquel tiempo y de la modernización del sistema mundial

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Una explicación admisible de este fenómeno es la gran afluencia de dinero del continente americano, pero la propia cronología no admite esta interpretación, ya que el alza se daría entre 1460-70 y por tanto con independencia de los metales preciosos de América, en efecto la inflación del S XVI deriva de las contradicciones estructurales internas.En el S XVII las tendencias a largo plazo de la coyuntura económica cambian: el crecimiento de los precios frena, aunque el nivel de los precios agrarios se mantiene alto con relación a los salarios.

2. Las zonas de desarrollo y los mecanismos de depauperación

La evolución general del período resulta forzosamente esquemática e imprecisa sea por las carencias de la investigación o lo incompleto de la documentación.En este panorama de la coyuntura le está reservado un puesto preeminente a las depresiones y a la crisis concentradas en los S XIV y XVII. P. Anderson destaca acertadamente que las últimas investigaciones sobre estas crisis han hecho comprender a los historiadores el dinamismo del modo de producción feudal.En términos generales, la crisis del S XIV estaba ligada a la disminución de las rentas feudales, a causa de la caída del valor de las rentas de las grandes explotaciones agrarias. Los señores tenían dos salidas (vías de desarrollo europeo): la vía de la comercialización de las relaciones con los campesinos y de la modernización de sus explotaciones o el desarrollo extensivo de los poderes con el empleo de mano de obra en un régimen de servidumbre. En el S XV en el momento de la salida de la crisis, las dos vías se presentan como una alternativa; ambos modelos coexisten dentro de cada país y cada región, siendo el fruto de procesos más generales y no de individualidad: del nivel de desarrollo económico, del estado del mercado y de las relaciones mercantiles. Aún corriendo el riesgo de simplificación puede decirse que el norte y el oeste constituyen los puntos privilegiados del desarrollo económico en la historia premoderna y moderna de Europa.La segunda crisis general, en el S XVIII consolida y desarrolla la diversidad de tendencia, ya propias del S XV: se produce una especie de concentración económica y se profundizan las opciones precedentes. Los procesos de protoindustrialización, en los que algunos historiadores ven una pequeña revolución industrial, introducen poquísimos cambios en las relaciones fundamentales: la tierra sigue siendo la base del sistema social en Europa, y que la tendencia evolutiva general subsiguiente es conservadora y lleva a la formación de un sistema aristocrático.Todavía existen algunas lagunas en el conocimiento sobre la evolución precisa de las curvas demográficas en cada país europeo. La sociedad rural, en la cual no se ha verificado la mutación de las estructuras principales, no está en condiciones de absorber el excedente demográfico, y la expansión del asentimiento es su resultado. La expansión político militar y las expediciones extraeuropeas del S XVI fueron precisamente la consecuencia de la incapacidad de la sociedad feudal para absorber el crecimiento demográfico. El incremento de la población motivaba la presencia de un mayor número de personas en el mercado de trabajo y el aumento de los desocupados y de los miserables (Países Bajos, Inglaterra, Francia, Italia septentrional, Alemania meridional, Castilla). Población y desarrollo demográfico se presentan como un problema de la desocupación, cuyas causas pueden ser de doble naturaleza: o el exceso de la oferta de las prestaciones o la insuficiencia de las demandas. En la época preindustrial el aspecto dominante es la escasez de la demanda por parte de los empleadores, por otra parte en los potenciales trabajadores se entrevé la aversión o la incapacidad de trabajar en ls nuevas condiciones sociales y culturales.Al estudiar las líneas generales de la evolución social en Europa nos tropezamos con el problema de las crisis del hambre. El medioevo conoció la calamidad del hambre como un

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peligro constante, incluso en los períodos de prosperidad rural y de aumento de la producción del grano.La estructura de la crisis de tipo antiguo ponía en marcha mecanismos de contracción de las posibilidades de compra y de la demanda de mano de obra. Para las capas pobres por lo tanto, no había ni pan ni trabajo. Las crisis alimenticias coinciden con una impresionante aparición de pordioseros, mendigos y vagabundos en los caminos y en las calles de las ciudades. La primera de las crisis fue de 1528-29 mala cosecha, de pequeño alcance, pero que constituyó el principal estímulo para una toma de conciencia del problema de la miseria y de la asistencia a los pobres. El último cuarto del S XVI, confirman la intensidad creciente de las escaseces y su espantoso alcance: golpean a todas las masas popularesEn las sociedades que nos ocupan, la miseria parece constituir un fenómeno endémico, tanto en su dimensión física, o mejor fisiológica, como en la sociológica. La vida de las grandes masas se mantenía en el límite de la subsistencia y en consecuencia bastaba una pequeña mutación en la frágil relación entre rentas y precios, o entre presupuesto alimenticio y la cosecha, para que aparezcan una multitud de pordioseros. La miseria estructural se manifestaba en la presencia de grandes grupos que se veían empujados a solicitar la caridad, fenómeno que era tolerado por el sistema, ya que eran el objeto de interés de la política social de las autoridades y de las organismos especializados. La miseria coyuntural, derivada de las fliuctuaciones económicas y las crisis alimenticias, rimpían el marco de dicha política, no hallando otras respuestas que el miedo, la amenaza, el cierra de las puertas de las casas y ciudades.El pauperismo tardomedieval no tiene las características de un producto coyuntural, a pesar de que las fuentes lo sitúen cerca de la crisis del S XIV. Precisamente en torno a 1350 nacen las ordenanzas municipales contra los vagabundos, que revelan la gran cantidad de pobres y de personas sin trabajo en la mayor parte de los países europeos ( tmb motivado por los intereses de los empleadores que trataban de tomar medidas contra las altas retribuciones y la carencia de la mano de obra). A diferencia de las ciudades, en el campo el pauperismo estaba integrado en la vida cotidiana, en el ámbito de las estructuras de las familias.El pauperismo adquiere otra dimensión cuando es el resultado de las transformaciones de las estructuras rurales, es decir, de una de las salidas antes descritas, la mutación en el sentido capitalista., procesos que suponen los procesos de primeras acumulaciones capitalistas. En los países en donde hay una re-feudalización hay más vagabundos antes que pauperes, ya que la haraganería se entrelaza con el desplazamiento y corta por tanto, el sistema de las dependencias personales. En estos países sobrevivirá el modelo de la pobreza estructural; esto significa que en el campo se consolida la miseria endémica.

3. La dimensión del pauperismo

Los procesos de empobrecimiento de los hombres, al igual que los de enriquecimientos, no pertenecen de forma exclusiva a un sistema social o a un modo de producción. La coyuntura social del tardomedioevo y de la edad moderna está determinada por algo más: la tendencia a la depauperación, ligada s u papel en la formación de un nuevo sistema: el capitalismo. La situación ha cambiado: en la mentalidad social la existencia de mendicantes como masa de no trabajadores parece dañina y disfuncional y por otro lado la depauperación constituye la condición para el desarrollo del capitalismo, determinando la primera forma de acumulaciónEn el S XVI los procesos de acumulación en el campo revisten un carácter distinto, no solo porque se agudiza la polarización campesina, sino porque a los señores feudales ya no están interesados en aceptar la autonomía económica de sus aparceros. En las regiones europeas que detentaban la primacía del desarrollo, la polarización de la sociedad campesina y la expropiación de los campesinos no solo desencadenaban los procesos de acumulación del K, sino también la depauperación de una buena parte de la población del campo . la

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consecuencia de esto se produce la apropiación de un tercio de las tierras comunales, de los pastos y los bosques utilizados antes por los campesinos, dando un aumento en el número de familias que no pueden asegurar su existencia con el trabajo agrícola como si lo hacían antes.El fraccionamiento de tierras adquiere dimensiones dramáticas en el S XVI, siendo la causa de la proletarización de una parte de la población campesina de 5 a 6 hectáreas representa una existencia económica autónoma, por abajo se complicaba (el 37% de los campesinos en Inglaterra estaban por debajo)A través del registro de los impuestos se puede ver cuán pauperizadas estaban las masas, ya que los pobres son entendidos como categoría aparte porque están exentos del pago de las tasas. Sin embargo estas familias no abandonan voluntariamente el campo, es más, sienten un profundo arraigo a su profundo modo de vida, por mísero que sea. De manera paralela al proceso económico de exclusión de los pequeños productores rurales de su actividad anterior, se desarrolla el proceso de expulsión del campo de los campesinos, y la mayor o menor intensidad depende de la fuerza del derecho de los campesinos sobre la posesión de la tierra y de la resistencia campesina. El modelo relativamente destacado es el inglés que proporcionó a Marx las bases para formular la tesis sobre el papel particular de la opresión en la moderna transformación del sistema rural. El fenómeno de los cercamientos (enclousures) no constituye una peculiaridad inglesa. En el SXV se produce el cercamiento de los campos y terrenos comunales sin solicitar acuerdo a aquellos que lo usufructuaban, además transformaban las tierras cultivables en pastos por los beneficios de la cría de ganado. Incluso la Corona se hizo eco de la preocupación del estado de las cosas, editando estatutos reales que ponen trabas a los fenómenos del cercamiento de los campos.Para finales del S XVII cerca de las ¾ de las tierras estaban en manos de grandes aristócratas, creando así estímulos para las inversiones en la tierra y para el desarrollo tecnológico, permitiendo en Inglaterra que escapen a las primeras crisis de la Edad Moderna. No obstante este progreso estaba condicionado por un descenso inicial del nivel de vida de la mayor parte de la población campesina, así como por el alejamiento de una gran masa de población campesina de la agricultura; ambos fenómenos coloca a la depauperación entre los procesos de formación del capitalismo.Sin embargo el autor dice que es necesario expresar algunas objeciones al modelo inglés de transformación rural. En otros países el proceso de transformación del sistema rural esta notablemente diluido en el tiempo y es menos uniforme, al conservarse las viejas estructuras de poder se frenaba el desarrollo de la gran propiedad de tipo inglés. En otras palabras la población debía soportar un doble peso: una mayor explotación feudal, que obstaculizaba el progreso tecnológico y las iniciativas del tipo de los farmers y por otro, un creciente drenaje fiscal por parte del estado absolutista.En la sociedad industrial el campo ocupaba la mayor parte de la escena social, la población urbana constituye solo una pequeña parte y las ciudades deben su prosperidad al hecho de ser los centros del poder político y de la burocracia, es decir a sus funciones administrativas.En la situación social de la ciudad así como en el campo las raíces a del pauperismo hay que buscarlas en la descomposición de las estructuras medievales, ya que se trataba de someter al mercado de mano de obra a una rígida reglamentación para soportar tensiones entre la relación entre la oferta y la demanda y evitar el recalentamiento de los mecanismos económicos.Para comprender la complejidad de las transformaciones sociales de la época moderna, conviene tener en cuenta la distinción entre la ciudad y el campo. El origen propio y auténtico del pauperismo está en el campo; incluso en lo que se refiere a la ciudad también se trata de emigrantes del campo. Pero también en la ciudad se producen procesos internos de pauperización : el antiguo artesanado ya no podía competir ni asegurarse un lugar en el mercado y caían en el nivel de los asalariados.

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Tal evz en este contexto, la definición de miseria resulte arbitraria: estos grupos pueden conseguir medios de subsistencia, en el mercado urbano, pero ¿cómo crearse condiciones a gran escala para absorber a todos? El ritmo de crecimiento de la ciudad y el dinámico desarrollo de la producción en el S XVI parecen indicar que esto está a punto de suceder. Incluso los antiguos centros se van a ver desbordados por el dinamismo de la evolución industrial. El impulso que mueve a las reservas de la mano de obra no solo es la miseria sino la esperanza de ganancias más elevadas. Este último rasgo no debe ser infravalorado; ahora bien, por otra parte, el rasgo fundamental del primer desarrollo capitalista es la explotación del bajo nivel de los salarios. Este aspecto también imprime un sello en la evolución coyuntural de cada sello. En la ciudad la desocupación es la que provoca la superación del umbral de la miseria. No obstante hay que contemplar la desocupación según las categorías de la vida económica de la época: como las crisis alimenticias ( q expulsan del campo a una gran cantidad de gente)

Cap. III - La nueva política social

Los decisivos años veinte del S XVI

Los archivos del S XVI muestran el pauperismo como un fenómeno de vida urbana. A luz lo q se ha dicho antes el hecho de que los verdaderos orígenes de este fenómeno estuvieran vinculados con las transformaciones de las estructuras agrarias, en tanto aquel se manifestaba de manera plena en las ciudades, constituye solo una paradoja aparente. Las ciudades entre el XV y XVI no han conseguido crear estructuras de adaptación capaces de disciplinar el aflujo masivo de personas privadas de cualificaciones profesionales y no habituadas a la vida urbana. Se ha demostrado también que el ritmo de los procesos depauperación en Europa Occidental estaba determinado por las crisis alimenticias.La mala cosecha de 1521-22 reviste dimensiones europeas, daño que se ve agravado por las malas cosechas que ya se venían registrándose a lo largo del decenio. Una secuencia de malos auspicios viene acompañada por inmediatas decisiones adoptadas en relación a los pobres y que se diferencian en algunos aspectos: a finales del S XV se organizaban albergues para los pobres, distribuciones de los víveres, las parroquias obligan a trabajar y se adoptan medidas para limpiar la ciudad de miserables y vagabundos son castigados con azotes. La escasez de los años 1526 a 1|535 pone de manifiesto el conflicto entre el incremento demográfico y la penuria de alimentos, la haraganería se convierte en un fenómeno de masas y se intensifica la ola de medidas represivas para con los pobres Se trata en definitiva de una crisis a escala europea, de un signo dramático pues la agricultura ya no puede controlar el incremento demográfico y porque su transformación está ligada a altos costes sociales.El alcance de la crisis social de aquellos años se refleja también en las rebeliones populares, en las guerras y en las agitaciones campesinas en Alemania (1525-26) en España (20-21, 26-26) y en una serie de revueltas campesinas y urbanas en Inglaterra, Francia y los Países Bajos

París: inquietudes morales y miedo

El problema de los pobres estaba bajo tutela del Parlamento, mientras que el tesoro regio se ocupaba de financiar, tampoco carecía de importancia la Universidad, que perpetuaba una autoridad teológica y doctrinal de gran peso en el mundo cristiano. Desde comienzos del S XVI se desarrollaban en París discusiones e iniciativas sobre la reorganización de la administración hospitalaria. En 1516 se adoptan medidas resolutivas contra los vagabundos

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y mendicantes, en ese año el Parlamento decide que todos los vagabundos deben abandonar la ciudad, los que no los hagan serán capturados y entregados a las autoridades municipales que serían empleados en labores públicas.En 1519 estalla una nueva epidemia y se prohíben las asambleas públicas, así como las representaciones teatrales, ya para el 22 impera en la ciudad y el terror llega a la psicosis. La epidemia es un favor importante en la toma de conciencia acerca del peligro que representa para el interés común la aglomeración de pobres, influyendo así en la posterior legislación social.En 1525 el Parlamento renueva el debate, en donde se manifiesta el miedo a reunir a todos los pobres en un mismo lugar, y se va delineando la idea de cerrar el acceso a la ciudad a los forasteros pobres, encontrar trabajo a los desempleados y crear un fondo común Pero las medidas son flojas y no tienen proporción con el problema, haciendo que el n° de pobres no disminuya si bien se termina organizando la “Gran oficina para los pobres” ( se los empadronaba y se les daba un lugar y oficios), se puede ver como el miedo condicionaba esta política social, el temor frente a las masas de miserables.

Venecia: higiene social y represión

Tiene a principios del S XVI un período de desarrollo vigoroso, pero el hambre, la peste y la guerra la devastan. En los años 1527-29 las penurias y las epidemias son ciclos recurrentes, y el hambre empuja a las poblaciones del campo a la ciudad; Venecia se enfrenta a ellos como ante una calamidad. La amenizas de epidemia lleva a la adopción de medidas de aislamiento de los pobres, pero ya hacía tiempo que las instituciones de vigilancia sanitarias se venían desarrollando. Los que sean sorprendidos mendigando serían llevados a prisión. Se preparan cuatro hospicios para llevar a los pobres, en donde serán alimentados hasta la próxima cosecha, pero los pobres se rebelan ante la reclusión, se producen actos de violencia contra los guardias y los mendicantes no desaparecen de las calles de la ciudad. En los hospicios empieza a ser chico el lugar, y deciden expulsar a los sanos dejando solamente a los enfermos (además hay que agregar la tremenda mortalidad dentro de los hospicios, 250 en 3 meses).Un año después de la epidemia si bien el gobierno intenta darle asistencia a los pobres tmb intenta no favorecer el parisitarismo, se diferencian entre los útiles y los que no pueden hacer anda y se reglamentan sus acciones; pero no se lleva a cabo una reorganización de las instituciones de caridad. Una ve debilitada la crisis, la operatividad de las medidas venecianas de desvaneció.

Ypres: pobreza urbana y reforma

A diferencia del resto de las ciudades, no tenía un gran conglomerado, sin embargo conserva su importancia entre las ciudades de Flandes y los Países Bajos.Ya en la época medieval se habían desarrollado instituciones para la asistencia de los pobres, pero los años veinte someten a una dura prueba a las ciudades de todo el país y a centros como Yprés, en donde el azote principal –la conexión entre hambre y epidemia- pone al desnudo las deficiencas de la vida urbana: la falta de trabajo y la depauperación de los artesanos. La política social introducida en el 25 es conocida: prohibición de mendigar, asistencia organizada para los verdaderos pobres, represión de vagabundos y creación de una caja común: la ciudad asume la responsabilidad de la asistencia social. En el 30, diferentes órdenes se oponen a tales medidas criticándolas, pero en realidad el hecho que les molesta es que se les sacaría de sus ingresos para tales reformas. La clave de la disputa es la interpretación del imperativo cristiano de ayudar a los pobres.

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Las reformas de la caridad

Las decisiones de ese segundo decenio del S XVI en el sentido de reorganizar la asistencia a los pobres pueden considerarse como el punto de partida de una nueva política social. El entrelazamiento de la problemática represiva con la reorganización de la asistencia social y la necesidad de asegurar un poder ejecutivo a los programas de las autoridades ciudadanas requerían la adopción de decisiones por parte del poder estatal. A algunas ciudades de les concedía más autonomía que a otras (Ej: En España las autoridades locales son las que tiene el poder), pero casi en la mayoría los principales resultados de las reformas dependían del poder local. La reorganización de la asistencia a los pobres y del sistema hospitalario se producía de modo gradual en cada ciudad, siguiendo el rastro de las sucesivas reacciones ante el drama de la coyuntura.Se toma el ejemplo de Ruán para ver como la cuestión de los pobres es objeto de constantes temores, en donde se toman medidas extremamente severas: la horca es un componente estable entre lo medios que garantizan el funcionamiento de la asistencia social

Controversias acerca de la caridad; de la crítica ciudadana a la razón de Estado

Detrás de la reforma institucional de las organizaciones de caridad hemos identificado profundos procesos de transformación de las acciones colectivas. En ningún caso cabe afirmar que la moderna política social fuese aceptada por la comunidad local ni que el modelo de comportamiento respecto a la miseria, al trabajo y al interés público fuese homogénea. Las iniciativas represivas contra los mendicantes y los vagabundos hacían mella en los sentimientos de solidaridad de la comunidad local y de los estrato populares; la prohibición de mendigar y de ofrecer limosna, de realizar un postulado de la solidaridad humana, de ofrecer un donativo de caridad y de afirmar la propia posición material y social. Todo esto encontraba su expresión -en las discusiones políticas a escala de gobierno central y de asambleas de representante, pero también de instituciones locales- en la dificultad de llevar a la práctica la nueva política, así como en las disputas ideológicas y en la vasta literatura polémica.La actitud hacia los pobres era objeto de una polémica importante en la época de la reforma (ver pg29), ejemplo de esto es el programa de ayudas a los pobres y la exclusión de los vagabundos que desarrolla Martín Lutero (que tiene orígenes en la tradición medieval, tanto de la reflexión doctrinal de la Iglesia como de la práctica legislativa).Se puede llegar a la conclusión de que a finales de S XVI se agota la gran “controversia sobre la misericordia”. Esto no significa en absoluto que quede cerrada, sino que continúa en el siglo siguiente, tanto en la práctica de la asistencia social como en la literatura religiosa y ética. Pero la obra de la reforma de la caridad deja de tener el carácter de herejía municipal, peligrosa para los intereses de la Iglesia. La reforma se vincula a la razón de Estado, a las prerrogativas y a la ideología del Estado moderno, el cual configura su aparato represivo precisamente en la lucha contra la haraganería y contra los peligros sociales de la miseria. Este aspecto concreto público estatal de la problemática de reforma de la asistencia social se clarifica posteriormente, al igual que la cuestión de la actitud hacia los mendicantes, si los situamos en una dimensión de universalidad, esa dimensión constituye una parte integrante de la ideología del Estado moderno en el siglo que formula en concepto y la doctrina de la “razón del Estado”

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Cap. IV - Prisiones para los pobres

Antes de que la prisión llegase a ser un medio a gran escala para el castigo e los delincuentes, la Europa moderna la había utilizado como instrumento de realización de la política social en relación con los mendicantes. Después de la segregación forzada de los leprosos y posteriormente de los apestados, llega el turno de los locos y mendicantes. La “gran reclusión” de los mendicantes de los siglos XVI y XVII constituye la culminación de la nueva política social, la mutación de las actitudes sociales respecto a la miseria tropieza con la afirmación del Estado Moderno.

1. La procesión romanaYa durante los últimos siglos de la Edad Media se ponen en práctica en toda la península itálica algunas iniciativas de centralización de los hospitales y de la asistencia a los pobres.El enorme desarrollo de congregaciones caritativas en el territorio italiano lleva a una nueva actitud: la asistencia a los pobres requiere reordenar y reorganizar y crea la necesidad de fundar instituciones especializadas. En Concilio de Trento se prestó gran atención a esto y se decretó: la intervención de los poderes eclesiásticos en la caridad y la legitimación católica del movimiento de reforma de asistencia social. La abundancia de limosnas y de instituciones caritativas en Roma favorecía de manera evidente el desarrollo de la mendicidad y atraía a mendicantes de todas partes, hasta se llegaron a organizar con fines delictivos. A causa de esto se llegó a proponer crear otra ciudad para los mendicantes (increíble que se convierta en una línea de política social evidente)

2. El trabajo nutre, el trabajo castigaLa concentración de los mendicantes y la reclusión de los pobres, están vinculadas a una afirmación demostrativa del ethos del trabajo en los países que emprender el desarrollo capitalista y a la vez, a la evolución de la doctrina penal moderna. Esta alternativa de castigo y de educación de los pobres a través del trabajo proviene de la reforma de la caridad que se produce en aquel tiempo: sus ideas fundamentales se pueden encontrar en Vives, Moro, etc. No obstante esta reforma se realizaba únicamente a través de sucesivas y variadas experiencias sociales, cuya realidad estaba muy lejos de la utopía humanista.

3. Hospital mayor: la “gran reclusión” en FranciaLas experiencias sociales de las ciudades francesas a lo largo del S XVI, así como los proyectos de política social formulados en aquel período, llevaban a unir el aislamiento de los pobres con la obligación a trabajar. Los proyectos de aislamiento de los pobres solo encuentran una realización coherente bajo la forma de “hospitales generales” en el S XVII. Este microcosmos de concentración fue tratado claramente como una obra de caridad, impulsadas por las corrientes contrarreformistas. El trabajo que en ellos se llevaba a cabo no solo que no rendía ningún ingreso, sino que terminaba siendo una carga en su presupuesto.Durante la revolución Francesa (09/89) la multitud de París invadió las prisiones linchando a unos y liberando a otros, también ingreso en los Hospitales Generales que tenían el mismo carácter tétrico que cien años atrás.A lo largo del S XVIII se produce un cambio sustancial en la política social que determina la desaparición de esta institución. La unión de represión y caridad, realizada en los hospitales durante el S XVII pasa a ser objeto de una extendida crítica en el siglo siguiente.(El autor agrega que la combinación de cárcel + trabajo da como resultado la fábrica, de ahí la organización de ésta, el reglamento interno, las normas de disciplina o el aspecto exterior).

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