varios autores - los niños como clave teologica

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Keith J. White y Haddon Wíllmer Marcia J. Bunge, ed. COMO ClAVf TEOLÓGICA \\Xu < MÍA Una aproximación teórica y experimental EDICIONES KAIROS

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Keith J. White y Haddon Wíllmer Marcia J. Bunge, ed.

COMO ClAVf TEOLÓGICA

\\Xu < MÍA Una

aproximación teórica y experimental

EDICIONES

KAIROS

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COMO CUV! TIOLÓCKA

«Jesús tomó a un niño

y lo puso en medio de ellos»

Marcos 9.36

La palabra «niño» rara vez aparece en los principales trabajos de teología sistemática, ¡a pesar de la acción de Jesús de colocar a un niño en medio de una discusión teológica!

La «teología de los niños» funciona como un correctivo para esta marginación o invisibi-lidad de los niños en el pensamiento teo­lógico. Toma al niño colocado por Jesús en el medio como una guía teológica clave, una pista del reino de Dios.

Los niños como clave teológica es una apro­ximación introductoria y experimental a la teología de los niños. Está destinado tanto a cristianos involucrados en el trabajo con niños (maestros, cuidadores, defensores, abogados, líderes) como a teólogos que buscan establecer cómo la teología de los niños se relaciona con el estudio y la actividad teológica. Por lo tanto, el lenguaje, el contenido y el argumento utilizado están diseñados para que sean accesibles y relevantes para ambos grupos.

EDICIONES

KAIROS X "t f JV>ÍH«-£ t-fiiJ-feer, !•

Compássiorí JL in jesús nanie

ISBN 978-987-1355-34-1

Keith J. White tiene preparación y experiencia en literatura, teología, sociología, desarrollo in­fantil, trabajo social y desarrollo comunitario. Enseña teología. Su casa familiar es considerada por más de 1.200 niños y adultos como su propio hogar.

Haddom Willmer es Profesor Emérito de Teolo­gía en la Universidad de Leeds, Inglaterra, donde enseña desde hace 32 años. Es miembro di­rectivo del Movimiento de Teología de los Niños (Child Theology Movement).

Marcia J. Bunge es Directora del Proyecto «Los Niños en la Religión y la Ética» (Child in Religión and Ethics). Ha editado varios libros, entre ellos, The Child in Christian Thought (Eerdmans, 2001) y dicta conferencias sobre temas relacionados con la niñez.

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Keith J. White y Haddon Wíllmer

Marcia J. Bunge, ed.

LOS NIÑOS

COMO CLAVE TEOLÓGICA

Una aproximación introductoria y experimental

EDICIONES

KAIROS

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Copyright © 2011 Ediciones Kairós

José Mármol 1734 - B1602EAF Florida Buenos Aires, Argentina

www.kairos.org.ar

Ediciones Kairós es un departamento de la Fundación Kairós, una organización no gubernamental sin fines de lucro

dedicada a promover el discipulado cristiano y la misión integral desde una perspectiva evangélica y ecuménica

con un enfoque contextual e interdisciplinario.

Diseño de portada y diagramación: Adriana Vázquez

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna

ni por ningún medio, sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotografía,

sin permiso previo de los editores.

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

Todos los derechos reservados Aíí rights reserved

Los niños como clave teológica:

una aproximación introductoria y experimental

Dirigido por Guillermo Carlos Font. Florida: Kairós, 2011.

96 pp.¡ 20x14 cm.

ISBN 978-9874355-344

1. Teología. I. Font, Guillermo Carlos, dir. II. Título

CDD 289

Jesús tomó a un niño

y lo puso en medio de ellos.

Marcos 9.36

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Contenido

PRIMERA PARTE 9

U N A INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS

Keith J. White y Haddon Willmer

Prefacio 11

1. El significado de teología 13

Creer en Dios nos obliga a pensar

La teología viene de Dios

Conocer al Dios invisible

2. La teología de los niños 19

Una definición de teología de los niños

La teología de los niños abarca más que los temas de discusión sobre los niños

La teología de los niños también es un proceso

3. Temas emergentes 23

Hacer visibles a los niños

Dos peligros potenciales

Afirmar a los niños sin idolatría

Una acción equilibrada para los niños

El niño en un contexto de relaciones

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6 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

Consecuencias para los derechos de los niños

Consecuencias para los teólogos

Consecuencias para activistas cristianos

La teología que es sacudida y conmueve

4. El Movimiento de la Teología de los Niños 35

Formar alianzas

Signos de nuevos brotes del proceso

Características distintivas de la teología de los niños

La teología de los niños en la historia cristiana

Otras fuentes de la teología de los niños

Movimientos que influyen la teología de los niños

Asistir a las teologías aborígenes

Resumen

SEGUNDA PARTE 47

U N EXPERIMENTO CONJUNTO

DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS

Haddon Willmer

Prefacio 49

Introducción 51

1. El niño en la teología 53

El niño como lo colocó Jesús

El niño como pista para el reino

El niño crea incertidumbre y abre nuevas perspectivas

Pensar en relación con otros

Colocar al niño en medio de la conversación teológica

Estar alerta ante la influencia de la tradición

CONTENIDO 7

La acción de Jesús es una clave

Un posible método

2. Primer paso: el método 61

La teología de los niños y las teologías de la niñez

Un ejercicio de imaginación

Un niño verdadero

3. Segundo paso: el experimento 67

Un juego serio

Primera etapa del experimento: el punto de partida teológico personal

Segunda etapa del experimento: colocar al niño en el medio

Tercera etapa del experimento: la experiencia y la imaginación nos ayudan a ver a estos niños

Cuarta etapa del experimento: el niño como pista para entender el pecado

4. Tercer paso: la evaluación 81

De utilidad para las consultas

La teología de los niños pide acción

¿Exegéticamente precario y precioso?

El niño colocado en un contexto vivencial real

¿Son nuestras teologías funcionales lo suficientemente elásticas como para reflejar el reino de Dios?

Trabajar en un contexto secular

Conclusión

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Primera parte

UNA INTRODUCCIÓN

A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS

Keith J. White y Haddon Willmer

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Prefacio

Hasta donde sabemos, la frase «teología de los niños» se uti­

lizó por primera vez en junio de 2001 en el curso preparatorio

para una consulta en Penang, Malasia. A partir de ese mo­

mento fue evidente que se precisaba algún tipo de definición

ampliada.

Esta primera parte es una respuesta a esa necesidad. Está

destinada tanto a los cristianos involucrados en el trabajo con

niños (por ejemplo, maestros, cuidadores, defensores, abogados

y líderes) como a los teólogos que buscan establecer cómo la

teología de los niños se relaciona con el estudio y la actividad

teológica, tal como ellos la entienden. Por lo tanto, el lenguaje,

el contenido y el argumento están diseñados para que sean acce­

sibles y relevantes para ambos grupos. Donde ha sido posible se

han obviado los términos técnicos y las referencias académicas.

Page 9: varios autores - los niños como clave teologica

1

El significado de teología

No importa qué más es la teología de de los niños aparte

de ser teología. Para muchos cristianos, la teología tiene mala

fama pero es indispensable para la fe cristiana. Inevitablemente

la fe cristiana es teológica porque no es muda ni irreflexiva.

¿Eres cristiano? Entonces necesariamente ya estás involucrado

en la teología, o sea que estás comprometido a hablar de Dios

y a pensar en Dios. Aun cuando pensamos por cuenta propia

—personalmente o en privado— acerca de Dios, estamos pensan­

do con otros —del pasado o del presente— que han provisto las

palabras, el material y el incentivo para pensar en Dios y hablar

acerca de él.

Creer en Dios nos obliga a pensar

Para la fe cristiana, Dios no es un hecho obvio que se conoce

y acepta sin pensar, como una roca en el camino sobre la cual

tropezamos sin verla, lastimándonos un dedo. Los cristianos

no creen en Dios como un misterio indefinible e inconcebi­

ble: creen en Dios y lo confiesan en Jesucristo por medio del

Espíritu. Las Sagradas Escrituras dan testimonio de Dios y ha­

blan de Dios de una manera particular. Esta forma particular

es el producto de pensar a lo largo de milenios. Dios, mediante

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14 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

su propia revelación, siempre ha generado, guiado, corregido y

mantenido este pensamiento en el camino correcto, pero esta

autorevelación ha requerido del pensamiento humano y del

habla humana, de nuestras palabras. Por tanto, la teología es un

aspecto indispensable de nuestro servicio a Dios, ese servicio

reflexivo del cual habla Romanos 12.1-2: «Por lo tanto, herma­

nos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que

cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo

como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al

mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación

de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios,

buena, agradable y perfecta».

La proclamación de Dios en Cristo llega a partir de una lar­

ga historia de pensamiento sobre Dios y con Dios. Y estimula

una historia de pensamiento sin final: lo que escuchamos nos

sorprende y asombra y nos preguntamos: «¿Cómo puede ser?».

Nos ilumina, de manera que miramos todas las cosas con esa

luz, y nos preguntamos: «¿Qué es la realidad si Dios es como

es en Jesucristo?». Nos convoca de tal manera que tenemos que

pensar: «¿Qué debemos hacer o ser, siendo que Dios es Dios?» Y

requiere que pensemos para poder brindarle a cada persona que

lo solicite una razón a la esperanza que hay en nosotros (1 Pedro

3.15-16). Y la palabra «razón» en la carta de Pedro es importan­

te: no es una aseveración ni una repetición de doctrina ni una

manipulación doctrinal.

La teología viene de Dios

La teología deriva su carácter, sus métodos y sus horizontes

de Dios, quien habla su propia palabra. Nuestro concepto de

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 15

teología, en su esencia, no debe provenir de cómo la entiende

ningún grupo en particular, ni autoridades eclesiales, ni los aca­

démicos, ni usuarios sensacionalistas de los medios. Si somos

cristianos, no debemos tomar como excusa sus defectos para

desechar la teología. Rechazar la teología es gran parte de lo

mejor y lo peor del cristianismo, incluyendo al movimiento

evangélico, pero es inexcusable. Por ejemplo, si los teólogos aca­

démicos no lo hacen muy bien, nuestra respuesta cristiana debe

afianzar la reflexión teológica y no abandonarla o renunciar a

ella totalmente. Estamos involucrados en la teología porque

Dios es el primer teólogo, puesto que habló por medio de su

propia Palabra, buscando dialogar con los seres humanos.

Por lo tanto, no podemos evitar la teología en ninguna

de sus formas o presentaciones. Y cuando hacemos teología,

debemos encontrar maneras de hablar verdadera y respetuo­

samente de Dios. Aquí hablamos del primero y el último. La

teología es una forma de adoración de Dios. El acto de pensar

y hablar tiene la intención de permitir que Dios sea Dios. Esto

no es tan fácil como parece. Debido a que es nuestro pensar y

hablar, está siempre presente el peligro de que nuestra teología

no sea más que nuestro hablar acerca de nuestra experiencia y

nuestras ideas religiosas, lo cual es muy parecido a hablar sobre

nosotros mismos, en voz alta. La teología siempre está en peligro

de amoldar a Dios para que se ajuste a nuestros gustos, necesi­

dades y preocupaciones, y colocarlo dentro de los límites de lo

que nosotros podemos tolerar. Así fue para Israel en el desierto

(Éxodo 34).

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16 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

Conocer al Dios invisible

Desde un punto de vista humano, Dios no sólo era invisible

sino también difícil. Parecía que a Dios ya no le importaba su

pueblo: Dios no estaba manteniéndolo ni concediéndole sus

derechos. Todo esto era demasiado para sobrellevar. Moisés

asciende a la invisibilidad de Dios (no es el último profeta en

hacerlo), de manera que el pueblo no sabe qué le ocurre. El, su

líder, se ha vuelto inaccesible, se ha puesto fuera de su alcance

(Éxodo 24.18). Si estamos seriamente involucrados con Dios y,

por lo tanto, vivimos en este mundo como pueblo de Dios, esto

nos coloca inevitablemente frente a la terrible angustia que nos

lleva a preguntar: «¿Debemos ser fieles a Dios, que resulta estar

más allá de nuestro alcance, lo cual no es de gran utilidad para

nosotros?».

En estas circunstancias, algunas personas directamente

se vuelven ateas, pero Israel en ese momento y actualmente

muchos cristianos no van tan lejos. Todavía buscan un dios, y

optan por líderes religiosos, quienes demuestran su preocupa­

ción por ellos y sus necesidades más sentidas. En estos casos, lo

que constituye la esencia de la solución no es el ateísmo sino la

idolatría. En el caso de los israelitas, Aarón, hermano de Moisés

y sacerdote, demostró su carácter sacerdotal al hacerles ídolos

(Éxodo 32.1-8) con oro donado por el pueblo para forjar un be­

cerro, una criatura que da y sustenta la vida, a la cual responden:

«Israel, ¡aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!» Y entonces

el pueblo juega, igual que los niños, en una fiesta.

La teología cristiana no tiene aquí ninguna respuesta sencilla.

Ciertamente no nos aisla del dolor y el misterio de la invisibi­

lidad de Dios; lucha no sólo con la invisibilidad de Dios allá

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 17

arriba en el Monte Sinaí sino que también reconoce que, aveces

o con frecuencia, Dios es invisible en el mundo del aquí y ahora.

Una de las preguntas más desafiantes en el Nuevo Testamento

aparece en boca de Jesús y en la oscuridad del Gólgota: «Dios

mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (se repite en

tres de los cuatro Evangelios: Mateo 27:45-46; Marcos 15:33-34;

Lucas 23:44-45). La teología genuina debe seguir a Dios adonde

la lleve su amor, antes que moldear a un dios para que se adapte

a nuestra búsqueda de un protector.

No hay escapatoria: la teología es un emprendimiento indis­

pensable, probatorio y difícil, pero es posible con la ayuda de

Dios. Puede ser estimulante y satisfactorio si es parte del servi­

cio de Dios, quien es la alegría de toda la tierra.

Page 12: varios autores - los niños como clave teologica

2

La teología de los niños

La teología de los niños forma parte de esta aventura desa­

fiante. Y desde el comienzo es importante comprender que en la

teología de los niños el centro no son los niños sino Dios.

La manera en que nos acercamos a la teología de los niños

es una suerte de reflexión ampliada y una respuesta a Mateo

18.1-14:

• la historia de Jesús,

• quien colocó un niño en medio de sus discípulos,

• quienes estaban armando un lío con una discusión teo­

lógica y

• necesitaban ser rescatados de algunos errores básicos y

peligrosos sobre Dios y su reino.

Al parecer, Jesús creyó que el niño transformaría la manera

de pensar y hablar acerca de Dios.

Una definición de teología de los niños

Dado que es muy temprano en un proceso que comenzó en

2001, es un poco atrevido y riesgoso tratar de definir o fijar el

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20 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

contenido y el proceso de la teología cié los niños. Sin embargo,

a esta altura del camino nuestra definición guía es la siguiente:

La teología de los niños es una investigación que consi­dera y evalúa temas centrales de la teología —históricos, bíblicos y sistemáticos— a la luz del niño parado al lado de Jesús en medio de sus discípulos. Este niño es como una lente a través de la cual se pueden ver más claramen­te algunos aspectos de Dios y su revelación.

En otras palabras, la teología de los niños pone énfasis en que

el propósito del niño que Jesús puso en medio de sus discípulos

no fue ser objeto de análisis ni adoración sino una muestra o

un indicador para una mejor comprensión de Dios y su reino.

Por lo tanto, la teología de los niños no dejará de lado al niño

por miedo a que se pierda la muestra elegida por Jesús, pero

tampoco hará del niño o la niñez el foco de atención principal

o el objetivo final de su reflexión.

La teología de los niños abarca más que los temas de discusión sobre los niños

La teología de los niños entendida de esta manera no sólo

se dedica a temas relacionados con los niños sino también trata

asuntos importantes de la fe y la vida cristiana. Los cristianos

que ya están comprometidos y entregados a los niños y los jó­

venes están descubriendo que la teología de los niños agudiza y

esclarece su comprensión de los niños y sus obligaciones hacia

ellos. Esto es intencional y alentador, pero no se debe verlo

como el objetivo final del ejercicio. La teología de los niños

también desafía a cada cristiano —ya sea que esté involucrado en

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 21

la teología académica o en el ministerio pastoral en la iglesia o

en la misión— a reflexionar nuevamente sobre cada aspecto de

su vida, su fe y su práctica con el niño que Jesús colocó a la vis­

ta. Esto incluye áreas de ministerios que generalmente no están

asociadas con temas relacionados con los niños.

La teología de los niños también es un proceso

Se puede pensar que esta definición de la teología de los

niños se refiere principalmente —si no completamente— al con­

tenido de la disciplina. Si es así, es fundamental comprender

que también tiene implicancias significativas para el proceso.

Es muy importante la forma en que se hace teología. En este

aspecto, la teología de los niños le ha prestado especial atención

a cómo Jesús vivió y enseñó, como también a la forma en que

los primeros movimientos teológicos y los actuales han hecho

su trabajo. Hemos intentado promover un proceso abierto e

inclusivo, respetuoso de todos los participantes, sin importar

su capacitación formal o su estatus, y hemos decidido incluir a

hombres y mujeres, a practicantes y académicos, a clérigos y lai­

cos, en igualdad de condiciones. El ambiente más favorable para

el debate es el círculo antes que el salón de conferencias, y los

relatos y las preguntas son partes inherentes de la discusión.

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3

Temas emergentes

Hasta ahora un tema emergente de la teología de los niños

ha sido el de «un niño en el medio». Parece que la frase desper­

tó la imaginación de algunos. Ya hay libros, por ejemplo el de

Kathryn Copsey, From the Ground Up (Desde abajo hacia arriba,

BRF, Oxford, 2005), y cursos como un nuevo título propuesto

en el ministerio con niños en Gran Bretaña, que usan este

concepto como eje de su debate o como tema central. Hasta la

fecha, la teología de la niñez se ha presentado principalmente

abogando la inclusión de los niños en la discusión y el pensa­

miento teológicos. Al procurar hacer esto, ha sido saludable

descubrir que la palabra «niño» rara vez aparece en los principa­

les trabajos de teología sistemática, ¡a pesar de la acción de Jesús

de colocar un niño en medio de una discusión teológica!

Hacer visibles a los niños

La teología de los niños funciona como correctivo para esta

marginación o invisibilidad de los niños en el pensamiento más

generalizado. La teología de los niños sostiene que los cristia­

nos debemos seguir a Cristo y colocar a los niños en medio de

nuesra elaboración teológica, porque esto es inherente a nuestra

fidelidad y une a los seguidores de Jesús.

Page 15: varios autores - los niños como clave teologica

24 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

Pero la historia de Jesús haciendo teología con sus discípulos

también destaca otro asunto que quizá golpee a los cristianos

que trabajan con niños en riesgo, y mucho más a los defensores

de los derechos de los niños. Jesús colocó a un niño en el medio

porque el niño, especialmente el que era marginado junto con

los sirvientes, podía servir a Dios teológicamente. Por cierto

el niño era lo más apropiado para ese servicio. Jesús utilizó la

humildad del niño marginado para servir a Dios aclarando el

modo en que Dios actúa y cómo está formado su reino.

Cuando leemos la historia de Mateo debemos ver que Jesús,

al colocar a un niño en el centro de atención, al igual que

Moisés, es fiel a Dios aun en su invisibilidad, y no como Aarón

que, para hacer un dios accesible y visible para su gente, hizo un

dios de sus propias vidas y sustancia, satisfaciendo sus preocupa­

ciones y sentimientos. Jesús no colocó al niño en el medio para

que ocupara el lugar de Dios para nosotros. El niño no debe ser

idolatrado ni sacralizado, un dios hecho visible y accesible. El

niño es más bien como la montaña donde está Dios en su pre­

sencia verdadera, dando las palabras de vida, pero invisible.

Dos peligros potenciales

Hay dos peligros que debe afrontar la teología reformada

por el niño en el medio, y debe navegar entre ambos, como

entre Escila y Caribdis. Por un lado, nunca más debe pasar por

alto ni subestimar a los niños. En caso que haya alguna duda

en relación con este punto, permítannos destacar que muchas

veces los niños han sido invisibles y oprimidos a lo largo de la

historia humana. Todavía hoy, ése es el caso. La teología de los

niños debe tener presente y sostener el valor y la dignidad de

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 25

los niños. Por otro lado, una teología reformada por el niño

en el medio también debe evitar la idolatría de los niños. Éste

es también un peligro potencial, especialmente para cristianos

que trabajan con ideas y socios seculares que, en su secularidad,

tienden a ver al niño con un valor intrínseco en sí mismo, sin

ninguna relación de dependencia ni de reverencia con nada ni

nadie fuera de sí.

Quisiéramos explayarnos un poco más sobre este último

peligro. Al igual que la teología de los niños, las organizaciones

tanto seculares como cristianas comprometidas con el bienestar

de los niños también colocan al niño en el centro. Aún más,

los cristianos y quienes trabajan en organizaciones seculares

ven a los niños como seres humanos completos con un valor

infinito, con derechos y merecedores de cuidado y protección.

Sin embargo, los cristianos afirman esto porque los niños están

hechos a imagen de Dios. Sólo Dios es Dios y Jesús es único.

Están dispuestos a criticar la cultura contemporánea que les da

gran importancia a los niños y los jóvenes. Desde la perspectiva

bíblica es muy claro que está mal permitir que los niños crezcan

fuera de control, como aquellos «a quienes hay que obedecer»,

a quienes hay que darles todo lo que demanden, o se los debe

educar con la idea de que ellos son el centro del universo. Más

aún, es posible ver que los niños criados en la abundancia pue­

den ser abusados por la opulencia misma.

Afirmar a los niños sin idolatría

No es difícil ver que esta manera de colocar a los niños en el

centro de todo puede ser una idolatría, algo destructivo tanto

para los niños como para todos nosotros. Así que quizá por lo

Page 16: varios autores - los niños como clave teologica

26 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

menos nos debe conmover la pregunta bíblica sobre teología e

idolatría para examinar nuestras afirmaciones sobre los niños

y la niñez. La Biblia y la historia cristiana nos advierten que

quienes están consagrados a Dios están en un lugar donde son

vulnerables a caer en la idolatría. La adoración verdadera y la

idolatría están muy cercanas entre sí. Debido a que la humani­

dad fue creada a imagen de Dios, es muy fácil caer en cuidar de

ella y valorarla como si fuera Dios. Debido a que Dios se hizo

ser humano, es posible que nosotros —de manera equivocada—

tratemos a las personas como si fueran Dios. Y entonces puede

ser que el niño marginado, el niño que no podría pretender ni

reclamar grandeza ni importancia alguna, sea una guía teológica

más confiable que el niño favorecido (ya sea favorecido en la

práctica o en los documentos referidos a los derechos de los

niños).

Los discípulos estaban consagrados a Dios y ansiosos por el

reino. Pero su comprensión del reino estaba modelada por su

ambición y preocupación por sí mismos, de manera que el reino

ya no era el reino de Dios sino el reino de un ídolo conveniente.

Jesús vio esto claramente, y por eso pudo decirle a Pedro cuando

se negó a seguir el camino a la cruz: «¡Aléjate de mí, Satanás!»

(Mateo 16.23). Esto sucede en un momento estratégico del mi­

nisterio de Jesús cuando comienza su camino final a la cruz y

modela el reino celestial en una variedad de maneras para sus

discípulos (Mateo 16.21).

Una acción equilibrada para los niños

La teología de los niños es, en un aspecto, un poco de auto­

crítica a todo nuestro asombroso activismo por los niños. En

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 27

nuestra preocupación por los niños, ¿somos fieles a Dios o to­

mamos el nombre de Dios en vano organizando nuestra acción

y nuestros sentimientos en torno a la criatura del niño en lugar

de Dios? Parece casi impertinente hacer esta pregunta en el am­

biente actual, pero justamente ese es el punto.

Podemos tratar de evadir esta pregunta crítica. Podemos dar­

le un énfasis sesgado al llamado que nos hace Jesús de recibir

al niño. En efecto, Jesús dijo que el niño es una clave confiable

para entrar en el reino de Dios, de manera que recibir al niño es

recibir a Jesús y a quien envió a Jesús (Marcos 9.37; Lucas 9.48).

El niño es un representante clave de Dios en Jesús, un repre­

sentante, pero aquí debemos ser muy claros: no es un sustituto.

Ésta es una distinción esencial que hace Dorothy Soelle en su

libro Suffering, The Stauros Noteboolc (El sufrimiento, El cuaderno

Stauros, Fortress Press, Filadelfia, 1975), y tiene consecuencias

de gran alcance para la teología de los niños como para todos

los otros aspectos del espectro teológico.

El niño en un contexto de relaciones

Ser niño es estar relacionado y, por lo tanto, hablando hu­

manamente, pensar al niño como intrínsecamente valioso es

una contradicción de términos. A la vez, pensar al niño fuera

del contexto de su relación con su creador y Padre celestial es ir

adonde los ángeles temen andar. Como cristianos, no es nuestra

intención activa y explícita idolatrar al niño ni nuestra propia

humanidad, pero en la práctica es posible que dejemos que el

niño —que está poderosamente presente para nosotros— ocupe

el lugar de Dios y, por lo tanto, caigamos en un error. La teo­

logía que abandonamos así podría haber estado bloqueando el

Page 17: varios autores - los niños como clave teologica

28 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

camino, como el ángel que obstaculizó el camino de Balan, sal­

vándonos de una terrible equivocación (Números 22).

La teología nos recuerda que Dios relativiza los derechos y el

valor de cada una de las partes de su creación, incluso los de­

rechos y el valor de un niño, aunque es posible que esto suene

raro a los oídos modernos. Los derechos y el valor del niño, lo

mismo que todos los derechos y todo valor, son relativos a la

voluntad, la gracia y la fidelidad de Dios, el creador y redentor

amoroso. Dios justifica a los niños y a todos los seres humanos

marginados, humildes, sin méritos y alienados. Dios les da el

derecho de que, si Dios está con ellos, nada esté en contra de

ellos. No debemos menospreciar a ningún pequeño, ya que los

pequeños siempre están representados en la presencia acogedo­

ra del Padre celestial. Los derechos y el valor del niño son reales

y están verdaderamente sostenidos y defendidos en la relación con

Dios, no en forma autónoma.

Consecuencias para los derechos de los niños

Aquí buscamos elegir cuidadosamente nuestras palabras

porque sabemos que podrían provocar ansiedad, y en un mun­

do ideal podríamos discutir lo que queremos decir en lugar de

expresarlo en forma impresa. Estamos a favor de exponer algu­

nos de los «derechos» de los niños, y no hay razón para que los

cristianos minimicen la importancia a los derechos de los niños.

Sin embargo, debemos tener en cuenta la diferencia entre afir­

mar los derechos como inherentes a la existencia independiente

de la criatura, por un lado, y los derechos como intrínsecos a la

relación con Dios, por otro lado. Aquí está uno de los puntos

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 29

de diferencia con el resto del mundo: los cristianos vacilan en

afirmar al niño de la manera inequívoca en que lo hacen otros.

Pero Dios es Dios y un niño es un niño, y todos somos sólo cria­

turas humanas: no se deshonra ni se menosprecia a la criatura

cuando uno es inteligentemente fiel a Dios en Cristo, como se

manifiesta en las Escrituras.

Los defensores cristianos de los niños, en su búsqueda por

mejorar la situación, posiblemente encuentren que con cierta

facilidad su pensamiento se ajusta a un modelo secular contem­

poráneo que ve a los niños como «intrínsecamente valiosos».

La teología de los niños pone la atención en una perspectiva

claramente teológica y bíblica que rara vez se da a conocer. En

su relación con Dios, según se planeó y se reveló en Jesucristo,

las frágiles y descarriadas criaturas de Dios son bienvenidas,

afirmadas y llamadas al servicio de Dios. Son amadas y, en ese

amor, son llamadas a amar. Jesús abre el camino para ellas; Jesús

no se aferró a lo que era su derecho sino que asumió la forma

de un siervo humano y tomó el camino de la cruz. Jesús invitó

a sus discípulos a seguir el mismo camino mediante la auto-ne­

gación y se señaló no sólo a sí mismo como quien les indicaba

el camino sino que colocó al niño en el medio precisamente

porque para ellos el niño no era un modelo de grandeza, ni

importancia, ni una opción de vida.

La bendición del evangelio, el reino de Dios, no es que se

nos da grandeza, riqueza o poder, ni siquiera que podamos estar

orgullosos de nosotros mismos. En efecto, no se nos da otro

camino que no sea el de un sirviente. La bendición de Dios

nos enriquece y no agrega ninguna preocupación (Proverbios

10.22). Esto es así pero se experimenta únicamente a través de

Page 18: varios autores - los niños como clave teologica

30 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

un discipulado paradójico. En la Biblia y en la experiencia ve­

mos que esta verdad sólo se sostiene mediante y más allá de las

pruebas de Job, de Jesús y de muchos otros, al vivir con el Dios

cuya bienaventuranza no consiste en su inmunidad distante del

dolor sino en asumirlo en la totalidad de su ser.

Consecuencias para los teólogos

La teología de los niños está en una etapa temprana (¿sería

apropiada la metáfora «gateando»?) y no podemos decir cómo

serán su crecimiento y desarrollo. Estamos tratando de sembrar

semillas. No sabemos si se convertirán en arbustos o árboles.

Pero ya están surgiendo preguntas que ayudan a los teólogos a

reflexionar doctrinas fundamentales y temas de discusión bajo

una nueva luz. La creación, el pecado, la redención, la encarna­

ción, la escatología son sólo algunos de los temas esenciales con

los cuales la teología de los niños ya ha comenzado a comprome­

terse y, como resultado, están surgiendo preguntas importantes

para los teólogos sistemáticos. Se están revisando historias de la

iglesia y comentarios tradicionales, introduciendo a los niños

desde las periferias, reconociéndolos como parte del Pacto y

agentes —no simplemente objetos— de la misión de Dios.

También está el tema obvio de la capacitación teológica. A la

luz del significado de la acción de Jesús de colocar a un niño en

el medio, no será posible que la capacitación continúe con los

niños y los jóvenes relegados a la periferia e invisibles. Se han

organizado consultas con éste como tema principal.

A medida que la teología se diversifica alrededor del mundo

con los cristianos locales comprometiéndose con las Escrituras

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 31

y las teologías tradicionales en su propio contexto, la teología de

los niños podría llegar a ser un catalizador para la comunicación

entre ellos. Existen oportunidades para nuevas conversaciones

entre teólogos católicos y protestantes con un niño en el medio,

y entre cristianos de todo el mundo y de diversos contextos

culturales e históricos. Requerirá un cambio muy grande para

que la teología acepte de corazón la teología de los niños, pero

llegará el momento en que esto ocurrirá. En la actualidad, los

teólogos sistemáticos no han estado debidamente representados

en las consultas de teología de los niños, pero se espera que esto

no continúe así a largo plazo.

Consecuencias para activistas cristianos

Como siempre, luchar con las Escrituras y la teología con­

duce a desafíos y reformas de las maneras de ver las cosas y las

pautas existentes. El trabajo y las organizaciones que buscan

ayudar a los niños en nombre de Jesús no son una excepción.

Por su fe los cristianos son movidos a actuar a favor de los niños

y su bienestar. El Señor Jesús recibió y bendijo a los niños. No se

puede recibir a Jesús como Señor a menos que recibamos a los

niños y a todos los otros pequeños. Los activistas cristianos son

concientes de que lo que ellos hacen es verdad para Dios como

se revela en Cristo. Su actividad por los niños es la obediencia

de la fe y la demostración de las buenas nuevas de Jesús. La acti­

vidad queda justificada por la teología como existe actualmente.

¿No es así?

El cuidado verdadero, la preocupación ilimitada por los

niños sacude la fe que ya tenemos. ¿Qué Dios es creíble, si hay

alguno, cuando el peso del sufrimiento de millones de niños

Page 19: varios autores - los niños como clave teologica

32 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

en el mundo se nos presenta en cualquier niño abandonado,

abusado, amenazado en vida, en espíritu y en esperanza? Esta

crisis espiritual sacude el fundamento sólido sobre el cual los

activistas cristianos parecen estar parados. La teología de los

niños, por ejemplo, ha tomado seriamente cientos de pregun­

tas sentidas profundamente por activistas cristianos en una

conferencia internacional, «Cutting Edge» (Filo cortante), que

se llevó a cabo en Holanda en 2001. Las bases no pueden ser

reparadas sólo por la teología al pensar y hablar acerca de Dios,

pero la teología puede hacer una contribución.

En esta crisis, dondequiera que aparezca ante nosotros, alguien

como sintió el teólogo y pastor alemán Dietrich Bonhoeffer al

enfrentar el mal de las atrocidades nazis, quizá sintamos que

hemos sido despojados de todas las grandes palabras de la fe,

que el idioma teológico ya no nos ayuda y que debemos vivir

por «la oración y la acción justa». Pero no debemos abandonar

la teología: por su parte, Bonhoeffer esperaba que la oración y la

acción justa nos llevaran nuevamente al día en que las palabras

podrían ser proclamadas con poder.

La teología que es sacudida y conmueve

A largo plazo, la vida, la acción y la comunidad cristiana no

pueden prescindir de la teología. Pero la teología que necesita­

mos es la teología que ha experimentado el sacudón y no lo ha

olvidado. No es la teología que se quiebra irreparablemente en

el sufrimiento y el pecado que pervierten tan poderosamente

al mundo humano, ni simplemente una teología que desafía

obstinada e inútilmente sino una teología que brota como una

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 33

planta en tierra seca, una pequeña semilla que se convierte en

un gran árbol donde todas las criaturas pueden refugiarse.

Entre quienes trabajan por los niños y con los niños en pe­

ligro y necesidad no sólo hay hambre de esta teología. También

hay semillas, destellos iniciales y experiencias de esa teología.

Page 20: varios autores - los niños como clave teologica

4

El Movimiento de la Teología de los Niños

El Movimiento de la Teología de los Niños (MTN) sirve para

reconocer, juntar y valorar todas las plantas fuera del terreno

seco. Su objetivo es impedir que esta lucha y construcción teo­

lógica permanezca como pensamientos y ensayos devocionales

privados que llegan a personas ocupadas, como cuando a veces

una luz sorprende a un cristiano en su camino.

El MTN busca reunir gente para compartir un pensamiento

ya iniciado y elaborarlo para transformarlo en una teología ca­

paz de tolerar mayor presión. Y a medida que la gente trabaja

unida, la teología no permanece como una cuestión privada

de los individuos ni encerrada en círculos religiosos sino que

se convierte más bien en un lenguaje público que permite una

acción comunitaria.

Lo que pensemos acerca de los niños y de Dios dejará de ser

como hablar en lenguas (o sea, hablar privadamente con Dios,

el único que comprende lo que se dice) y se convertirá más en

una profecía, de manera que cualquiera pueda comprenderla y

sirva para edificar, animar y consolar (1 Corintios 14.3).

Page 21: varios autores - los niños como clave teologica

36 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

Formar alianzas

Aunque la teología de los niños no es nueva, es un movi­

miento reciente y aporta una contribución a toda la discusión

en nuevos términos. Su servicio específico quizá sea concentrar­

se en fomentar el trabajo teológico, siempre y cuando pueda

hacerse como un emprendimiento comunitario continuo, ha­

ciendo experiencias, pruebas y construyendo recursos teológicos

más adecuados para la misión de Cristo con los niños, para los

niños y mediante los niños del mundo.

Lo que nos ocupa podríamos compararlo con dos círculos

grandes, uno junto al otro, pero no unidos: uno es la actividad

cristiana orientada hacia los niños, otro es la teología cristiana.

Ambos consumen mucha energía y recursos cristianos. Ambos

son preocupaciones apropiadas, necesarias, urgentes, aunque

controversiales, y de interés para los cristianos. Ambos involu­

cran a los cristianos en relaciones correctas e incorrectas con el

mundo. Los cristianos interesados en los niños trabajarán con

personas de otras creencias y de agencias seculares. Los cristia­

nos comprometidos con la teología estudiarán e investigarán

con estudiosos de muchas otras disciplinas.

Muchas veces los dos círculos están separados, rodando en

distintas direcciones y separando entre sí a los cristianos que

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 37

viven en ellos. ¿Deberían acercarse entre sí? Si estuvieran unidos

por un eje, ¿no soportarían una carga mayor?

¿Qué podría servir de eje? ¿Una comunicación genuina entre

los dos, como por ejemplo una alianza de trabajo? Al MTN le

gustaría ayudar en esto. Cada uno de los círculos está ocupado,

demasiado ocupado para poner mucho esfuerzo en juntarse.

Y en su aislamiento, cada uno quizá guarde sospechas y dudas

respecto del otro. Cada uno desarrolla su propio lenguaje y

establece sus redes y no se puede comunicar con el otro. Los

activistas por los niños se quejan de que no pueden entender

lo que dicen los teólogos y suponen que éstos son típicamente

académicos, indiferentes a la práctica, de manera que no han

aprendido nada del trabajo en sí. Quienes han leído y estudiado

la Biblia y han hecho estudios teológicos del cristianismo no

ven que la teología de los niños podría ser un ejercicio factible,

y menos aún una prioridad.

En el espacio entre los dos círculos, la teología de los niños

extenderá sus brazos en ambas direcciones, pero no son lo su­

ficientemente largos para acercarlos de manera que ambos se

toquen. La extensión de los brazos no es más que una señal y

una invitación. Las personas en cada uno de los círculos deben

moverse y hacer rodar su círculo hacia el otro. Si se tocan forma­

rán el símbolo de infinito en la tierra, y la teología de los niños,

Page 22: varios autores - los niños como clave teologica

38 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

habiendo cumplido su misión, ya no será necesaria y tranquila­

mente desaparecerá del cuadro.

\*—Teología de los niños

Hasta el momento parece que hay más movimiento del

círculo de la «actividad cristiana». En consecuencia, se corre

el peligro de que la teología de los niños ruede, como teolo­

gía dentro de un área restringida y corra el riesgo de restringir

sus investigaciones de la teología como un todo. Por eso, en

los trabajos de la teología de los niños y en las consultas se ha

puesto deliberadamente un fuerte énfasis sobre la teología en su

sentido más amplio. Pero tener las raíces en el activismo por los

niños tiene una gran ventaja: significa que cualquier tendencia

hacia la teoría y los niños en abstracto queda mitigada.

Signos de nuevos brotes del proceso

El Movimiento de la Teología de los Niños no ambiciona

ganar reputación para sí mismo. En efecto, los directivos están

comprometidos a dar por terminada la organización dentro de

veinte años desde su fundación, de manera que queden bien

claros sus propósitos. Se lo puede comparar con una semilla

de mostaza, la levadura o un brote. Y ya se ven signos de brotes

que aparecen en todo el mundo. Los términos «teología de los

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 39

niños» y «el niño en el medio» se están usando de manera más

corriente en todo el mundo.

Por ejemplo, en el Seminario Teológico Bautista de Malasia

se creó un Centro de Capacitación Internacional de Teología

de los niños y de Desarrollo (ChILD), y en la facultad hay una

cátedra de visitas. Junto a Compassion International se lanzó un

programa de Maestría con el título de «Desarrollo integral de

los niños». La teología de los niños es una parte integral y no

negociable de la base bíblica y teológica de todo el curso. De esta

manera, misión, desarrollo de los niños y las teorías de adminis­

tración se están colocando dentro de un contexto netamente

teológico. Se están forjando vínculos entre seminarios teológi­

cos de África, Asia, América Latina, Estados Unidos y el Reino

Unido para ver cómo la teología de los niños puede influir y

ofrecer cursos en otros seminarios.

Se están publicando más libros con perspectivas teológicas

sobre los niños, proporcionando recursos para programas aca­

démicos y para la teología de los niños. Por ejemplo, Marcia

J. Bunge cuenta con financiamiento para una serie de textos

fundacionales sobre aspectos de los niños y la teología. Como

continuación de El niño en el pensamiento cristiano (Ediciones

Kairós, 2007) está coeditando un volumen con el título provi­

sional Biblical Perspectives on Children and Childhood (Perspectivas

bíblicas sobre los niños y la niñez). Otro libro, TKe Growth of

Love (El crecimiento del amor), busca integrar las perspectivas

teológica y psicológica del desarrollo de los niños. Varias revistas

teológicas, incluyendo ínterpretation (abril de 2001) y Theology

Today (enero de 2000), han dedicado un número entero a los

niños y la teología.

Page 23: varios autores - los niños como clave teologica

4 0 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

La conferencia internacional para activistas cristianos por

los niños, Cutting Edge Vive (2005), por primera vez buscó darle

forma a su programa dentro de un marco de referencia bíblico.

A pesar de que el marco de referencia utilizado presentó algunos

desafíos, queda de manifiesto un esfuerzo deliberado por inte­

grar el activismo cristiano por los niños con la teología bíblica.

Una Biblia nueva {The Bible: Narrative and lllustrated, Pu­

blicaciones IBS/WTL, 2006), busca romper con la división

tradicional de Biblias para adultos y Biblias para niños, e inten­

ta encontrar una forma que sea igualmente accesible y relevante

tanto para los unos como para los otros.

Las consultas y los informes del MTN continúan multiplicán­

dose en todo el mundo, y cada uno procura establecer el vínculo

entre el activismo por los niños y la teología.

Características distintivas de la teología de los niños

Como hemos notado anteriormente, la teología de los niños:

• surge tanto de la práctica como de la teología académica;

• tiende a preferir mesas circulares a salones de conferen­

cias y pulpitos;

• busca reunir y valorar de igual manera a los participantes,

sean hombres o mujeres, negros o blancos, ricos o pobres,

solteros o casados, de un estrato social alto o bajo;

• se nutre de una amplia variedad de materiales y fuentes

teológicas;

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 41

• distribuye materiales e informes ampliamente y a bajo

costo de manera que cualquiera pueda unirse al proceso;

• ha iniciado experiencias teológicas que lidian con concep­

tos teológicos importantes como el pecado, la iglesia, la

esperanza y la cristología.

Sin embargo, desde el comienzo del Movimiento de la

Teología de los Niños en el año 2001, muchas veces se ha pre­

guntado hasta qué punto la teología de los niños representa

algo cualitativamente nuevo. Dejando a un lado las palabras

precisas, ¿qué teología de los niños, que lo sea en realidad y no

sólo de nombre, se ha desarrollado en todo el mundo a partir

de la vida y enseñanza de Jesús? Esto tiene dos elementos: el

primero tiene que ver con qué teología se ha hecho con un niño

como foco de atención; y segundo, qué teología y qué procesos

teológicos han influenciado la teología de los niños en sí, ya sea

que el niño haya sido o no parte de su foco de atención.

La teología de los niños en la historia cristiana

El trabajo innovador de teología histórica editado por Marcia

Bunge, El niño en el pensamiento cristiano, es una fuente excelente

para quienes se dedican a esta línea de estudio. Confirma que el

MTN no está haciendo algo totalmente novedoso. Es poco más

que un dedo meñique en el cuerpo de Cristo. A lo largo de los

siglos ha habido personas de las iglesias protestantes, de las igle­

sias ortodoxas y de la Iglesia Católica Romana comprometidas

con un trabajo similar.

Sin embargo, esta teología tiende a aparecer en artículos,

trabajos y capítulos determinados de escritores y teólogos, y no

Page 24: varios autores - los niños como clave teologica

42 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

tanto en libros o series de libros importantes. Así, el teólogo

católico del siglo 20, Karl Rahner, escribió sobre la teología

de los niños, pero su producción sobre este tema es mínima

comparada con su trabajo sobre otras materias. No hay ningún

desarrollo sostenido de la teología de los niños en revistas, co­

mentarios o trabajos de teología sistemática.

Otras fuentes de la teología de los niños

No es sorprendente ver que hay material bíblico en los escri­

tos de cristianos involucrados directamente con los niños, pero

está fuera del pensamiento mayoritario de la teología. En este

caso, el foco de atención está puesto principalmente en el niño

o los niños y no en la teología, la iglesia y la misión.

Entre lo que ya existe, hay un equipo de trabajo creciente

sobre la «teología de la niñez». Esto incluye el movimiento que

investiga la espiritualidad de los niños y los escritos de personas

que trabajan para organizaciones evangélicas cristianas como la

Unión Bíblica. Aquí el foco de atención es el niño y los niños,

buscar nuevas ideas y desarrollar métodos más apropiados para

ayudarlos, alcanzarlos y acompañarlos. El niño está en el medio

pero principalmente como el objeto de atención, de ministerio

y de defensoría pero no es visto como colocado por Jesús para

iluminar una conversación teológica o una discusión sobre el

reino de los cielos.

Movimientos que influyen la teología de los niños

Cuando vemos los movimientos teológicos y los procesos

que proveen precursores de la teología de los niños encon-

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 43

tramos dos que han sido identificados más comúnmente: la

teología de la liberación y la teología feminista. Ambos critica­

ron el contenido, los procesos y la hermenéutica de la teología

tradicional desde un punto de vista particular o con un grupo

particular en mente.

La teología de la liberación, con sus raíces en América

Latina, focalizó su atención en los pobres y oprimidos, y buscó

descubrir nuevas maneras teológicas de entender la historia de

la salvación y nuevas lecturas de las Escrituras. El resultado han

sido desafíos significativos a postulados existentes de la teología

y a «teólogos» que confían sólo en métodos académicos (teología

en parte). Hay un debate enérgico y continuo, y se ha criticado a

los primeros escritos y escritores, pero es innegable su influencia

y legado. En el Reino Unido, David Sheppard escribió un libro

Bias to the Poor (Favoritismo hacia los pobres), por ejemplo, y

algunos ministros del ala derecha del gobierno de ese momento

catalogaron a Faith in the City (La fe en la ciudad), un informe

anglicano sobre temas urbanos, como socialista marxista. De la

misma manera, la teología de la liberación ha influenciado las

teologías locales o negras en todo el mundo y a quienes luchan

con cómo responder a la injusticia mundial en el nombre de

Cristo.

Las teólogas feministas comenzaron por destapar y desarmar

las lecturas patriarcales de las Escrituras y la ideología que do­

mina la iglesia y la teología. A la teología feminista ciertamente

le interesaban las mujeres como grupo o categoría, pero tam­

bién le preocupaba la humanidad y la iglesia como un todo.

La teología feminista afectó tanto a hombres como a mujeres y

promovió una reforma de los principales postulados teológicos

Page 25: varios autores - los niños como clave teologica

44 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

en que se creía que el patriarcado desviaba las Escrituras y la

voluntad de Dios hacia los intereses de continuar el dominio

masculino. Otra vez continúan los debates. En lugar de agregar

un nuevo capítulo especializado a la teología, las feministas han

comenzado a reformar la teología desde su centro, o sea, desde

el centro de los marginados.

Estas dos ramas o formas de teología surgieron en la se­

gunda mitad del siglo 20 (con precursores en el siglo 19), y la

teología de los niños ha tratado de escucharlos y aprender de

ellos. Comenzando con un enfoque particular, busca echar luz

sobre todo el emprendimiento teológico. El proceso es vital, no

secundario en cuanto a contenido, y se introduce y explora una

nueva hermenéutica que proviene de las acciones y enseñanzas

de Jesús, en las que el niño representa señales o guías impor­

tantes para el reino celestial. Los pobres y las mujeres, directa

e indirectamente, son parte de un nuevo modelo de teología, y

ahora quizá los niños hagan lo mismo. De la misma manera en

que comenzaron la teología de la liberación y la teología femi­

nista y surgieron a partir de una nueva forma de ver la pobreza

y a las mujeres, la teología de los niños aparece en un momento

en que hay un cambio en la conciencia general con respecto a

los niños.

Asistir a las teologías aborígenes

La teología de los niños está preparada para aprender de la

teología de todo el mundo, cualquiera sea su origen o posición

particular, y encuentra que se está desarrollando en un momen­

to en que la existencia global de Internet significa que es posible

un movimiento o una red realmente internacional (en cierto

UNA INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 45

sentido, esto no era posible en los primeros años de la teología

de la liberación y la teología feminista). Los grupos locales se

pueden conectar con redes internacionales, y se puede prestar

la atención debida a los contextos específicos y a la vez compro­

meterse con una genuina conversación global.

Una de las diferencias obvias entre la teología de los niños y

las otras teologías mencionadas es que, mientras que los pobres,

las mujeres y los negros han escrito gran parte de cada una de

sus teologías, nunca se ha involucrado concientemente a los

niños en escribir la teología de los niños. Uno de los temas de

mayor presión que debe enfrentar el MTN es cómo han estado,

cómo están y cómo estarán los niños y jóvenes incluidos en el

proceso.

Resumen

En algunos aspectos la teología de los niños puede consi­

derarse como un movimiento nuevo, pero que surge de un

amplio espectro de tradiciones y fuentes, comprometida en una

variedad de conversaciones con movimientos relacionados, y

aprendiendo todo el tiempo a medida que avanza. Este cuader­

nillo sirve como una introducción sencilla y una invitación a

participar en el proceso que está surgiendo.

Page 26: varios autores - los niños como clave teologica

Segunda parte

UN EXPERIMENTO CONJUNTO

DE HACER TEOLOGÍA

DE LOS NIÑOS

Haddon Willmer

Page 27: varios autores - los niños como clave teologica

Prefacio

Esta segunda parte intenta explicar el concepto de la teología

de los niños y el desarrollo del proceso desde sus inicios en 2001

en el Movimiento de la Teología de los Niños.

La primera parte presentó el concepto; la segunda muestra

cómo se ha compartido la teología de los niños y cómo ésta se

ha desarrollado en las consultas alrededor del mundo mediante

un tipo particular de experimento. Como con toda actividad de

la teología de los niños, estos experimentos han sido diseñados

tanto para cristianos que trabajan con niños como para teólo­

gos. Esperamos que los lectores dentro de esta amplia variedad

encuentren útil esta propuesta que presenta mi interpretación

personal de estos experimentos. Quiero dejar de manifiesto

tanto mi entusiasmo como mis preguntas permanentes con

respecto al método y sus resultados. Es bueno que haya otras

interpretaciones de lo que ya se ha hecho y nuevas formas de lle­

var adelante los experimentos en el futuro. Lo que aquí ofrezco

no es un informe final ni una receta sino una invitación.

No lo podría haber escrito sin la inspiración de compañe­

ros del Movimiento de la Teología de los Niños. Compañeros

cercanos, como Keith White, John Collier, Marcia Bunge han

sido de gran ayuda, especialmente en la preparación final de

Page 28: varios autores - los niños como clave teologica

50 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

este texto. Hay muchos otros que, por su participación en las consultas, han ayudado a hacer de los experimentos poderosas experiencias de aprendizaje, incluso cuando hayan fracasado en alguna medida. Estoy sumamente agradecido a Nick Taylor, que perfeccionó la figura del cuadrilátero de la teología de los niños. Introducción

En este escrito intento explicar qué es la teología de los ni­

ños y cuál puede ser su valor. Lo hago al describir una manera

en que grupos mixtos han trabajado juntos sobre la teología de

los niños. Presento mi experiencia personal con la teología de

los niños no como un tránsito desde la incapacidad hasta el

dominio completo, no como quien ha avanzado mucho por un

camino peligroso, comenzando por ser un oyente hasta llegar a

ser un profesor, sino como quien continuamente comienza otra

vez por el principio.

Aunque empiezo con algunas observaciones generales sobre

la teología de los niños, son sólo una descripción crítica de una

manera de hacer teología de los niños en grupos. Espero que

quede claro que esta es una forma que pueden llevar adelante

quienes todavía no ven qué es la teología de los niños y aun

quienes son escépticos con respecto a la posibilidad de que exis­

ta una disciplina tan extraña.

El contenido de la teología de los niños, lo que «dice», puede

esclarecerse en el camino, aunque hay diversas formas de clari­

dad. En su camino a Damasco, Saulo fue iluminado por una luz

enceguecedora y tuvo que pasar algunos años en Arabia antes

de estar en condiciones de explicar el significado de lo que le

sucedió (Gálatas 1.17).

Page 29: varios autores - los niños como clave teologica

1

El niño en la teología

Jesús tomó un niño y lo puso en medio de los discípulos

que estaban destrozando una pregunta teológica (Mateo 18.1-5).

Jesús les presentó al niño como una pista sobre la naturaleza del

reino de Dios y la manera de llegar a él. Y cuando se confiesa

que Jesús es el Hijo de Dios, la encarnación del Señor, uno con

el Padre y el Espíritu Santo, se realza el significado de lo que

Jesús hizo al colocar al niño en el medio.

En Jesucristo, Dios habla por Dios mismo, en su propia

Palabra: Dios habla por sí mismo, no simplemente se habla de

él. Como se puede ver en los Evangelios, Jesús, la Palabra de

Dios, usó muchas palabras humanas, muchos componentes de

la experiencia humana para hablar acerca de Dios, por Dios,

para Dios y con Dios. En el mundo de criaturas disponibles

para el servicio de Dios, está el niño. Y Jesús tomó un niño.

El niño como lo colocó Jesús

La teología de los niños toma al niño colocado por Jesús en el

medio como una guía teológica clave. El niño colocado por Jesús

en el medio nos dice algo de gran importancia: es una pista del

reino de Dios.

Page 30: varios autores - los niños como clave teologica

54 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

El reino de Dios es importante porque es el reino de Dios

y porque es el reino de Dios: Dios sobre todo y para todos. El

reino no nos señala a Dios por sí mismo ni para sí mismo ni en

sí mismo: el reino no es un símbolo de la bendición aislada e

indispensable de Dios en sí mismo sino de Dios como creador,

amante y redentor de su creación.

Este Dios que es rey está comprometido (no por necesidad

externa sino por su propia voluntad y elección) a entregarse al

mundo, a hablar por medio de profetas, a sufrir por su pueblo,

a venir a la Tierra y hacerse ser humano para nuestra salvación.

Un rey que se separa y se encierra y no se preocupa por su reino

es rey sólo en teoría y pierde credibilidad.1 Un gobernante a

quien las preocupaciones personales lo sobrepasan es desertor

de su arquía (el gobierno y la acción de gobernar), que está

incluida en la monarquía, y simplemente se transforma en un

monista. El reino de Dios es verdaderamente de Dios, lo cual

significa que Dios está efectivamente con el mundo y para el

mundo, siempre.

El niño como pista para el reino

Si el niño es una pista con respecto a la naturaleza del reino

de Dios, que está sobre todo el mundo, entonces el niño tam­

bién es una pista para el camino para entrar al reino. El reino de

Recuerden a David después de la muerte de Absalón y la reprensión de

Joab, la instrucción profétíca de un general duro: 2 Samuel 19.1-8. La rei­

na Victoria, después de que perdió a Albert, se encerró y recibió críticas

porque no estaba haciendo su trabajo.

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 55

Dios no es un reino con las fronteras vigiladas, diseñado para

que la gente no entre. El reino de Dios está abierto; la intención

es que entren aun los menores y más pequeños.

Pero, aunque existe una invitación abierta para entrar al

reino de Dios, no todos los caminos nos llevan a él. Algunos

caminos anchos, llenos de promesas atrayentes, conducen a la

destrucción. Encontrar el camino para entrar al reino siempre

requiere que los seres humanos nos involucremos en un aprendi­

zaje de un tipo particular.

El aprendizaje requerido para entrar al reino es más que una

interpretación de mapas. Debemos reconocernos a nosotros

mismos como quienes no conocemos el reino verdaderamente

lo suficiente como para entrar en él. Y no lo conocemos porque

no somos aptos para él. Al no estar en sintonía con el reino

de Dios, no podemos entonar su himno ya que lo echaríamos

a perder. Entrar al reino de Dios depende de un cambio tan

drástico de corazón, de actitud, de acción, de relación y de tanto

alcance que está bien descripto por la expresión «convertirse».

El niño crea incertidumbre y abre nuevas perspectivas

El aprendizaje que actúa aquí no comienza con una sencilla

información comprensible, la cual conduce a una acción inequí­

voca para alcanzar el objetivo. Por el contrario, se nos invita

a entrar a lo que no podemos comprender hasta que estamos

adentro (la fe en busca de comprensión) y, aun cuando comen­

zamos a entrar, no vemos todo claramente ni lo entendemos

cabalmente. Debemos cambiar y convertirnos para poder ver

Page 31: varios autores - los niños como clave teologica

56 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

y entender el regalo del reino que se nos ofrece. Alcanzamos el

conocimiento verdadero al cambiar de rumbo y entrar al reino.

El niño es una pista para entrar al reino, no porque el niño

nos da información mediante el ejemplo o simbolismos sino

porque nos conduce hacia una crisis, disuelve nuestra certeza

existencial y nuestras convicciones y nos lleva hacia posibilidades

inesperadas. Al cambiar significativamente, llegamos a conocer

lo que antes era oscuro para nosotros.

Pensar en relación con otros

Cualquier reflexión y manifestación, incluso pensamientos

y declaraciones radicales que conducen a una revolución en

cualquier parte del mundo, las hacen personas en relación con

otras. No pueden ser simplemente teóricas. No existen como

idea pura; requieren cuerpo, relación, acción.

Una de las traducciones alternativas que ofreció Erasmo de

la palabra logos en el Evangelio de Juan (1.1), traducida gene­

ralmente como «palabra», fue «conversación». Detrás de esta

idea justamente estaba este concepto: para que cualquier pen­

samiento tenga un significado real debe estar en un contexto.

La conversación proporciona este contexto y a la vez describe la

relación entre Dios —Padre, Hijo y Espíritu Santo— y todas las

criaturas.

Colocar al niño en medio de la conversación teológica

La teología de los niños, tal como se desarrolló en el

Movimiento de la Teología de los Niños, comenzó como la

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 57

búsqueda de un modo de ver teológico y como estímulo para

los cristianos que estaban trabajando para ayudar a los niños en

riesgo. Algunos argumentaron que mientras la preocupación de

los cristianos por los niños era un activismo poderoso de alcan­

ce mundial, su teología era débil y necesitaba ser desarrollada.

En el trabajo con los niños, los cristianos se enfrentaban

con preguntas dolorosas y fundamentales, dudas, frustraciones

y tristezas. ¿Por qué Dios permite que todos estos niños sufran?

¿Qué es el niño? ¿El niño siempre es un ser humano responsable

o está en el camino hacia la responsabilidad? ¿Cómo afecta el

crecimiento su relación con Dios? Para ser cristiano, ¿qué debe

saber un niño y qué debe poder decir acerca de Dios y sus ca­

minos? 2

Estar alerta ante la influencia de la tradición

Las preguntas de este tipo no son nuevas. Aunque se han dis­

cutido mucho, la teología no las ha enterrado definitivamente.

Aunque fueron de inspiración mientras la teología de los niños

se abría camino, ni siquiera se las ha tenido en cuenta en la

agenda como un problema a resolver para luego ponerlas a un

lado.

Como las tradiciones teológicas fuertes han formulado,

sostenido y modelado preguntas de este tipo durante mucho

tiempo, un movimiento de teología de los niños que aborda las

preguntas directamente podría ser ubicado bajo el rótulo de la

Estas preguntas fueron recogidas en la conferencia «Cutting Edge» en el

2000 y Keith White estuvo encargado de custodiarlas.

Page 32: varios autores - los niños como clave teologica

58 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

tradición. Y entonces se perdería la libertad de pensar de nuevo,

fuera de la etiqueta.

Esto no es pretender que cualquier movimiento teológico

podría evitar ser situado de alguna manera dentro de las tradi­

ciones. Más bien implica decir que es necesario tomar decisiones

y actuar deliberadamente para hacer libre y constructiva crítica

con respecto a las tradiciones y las costumbres.

La teología de los niños es una manera de practicar la consig­

na semper reformanda, fundamental para la iglesia de Cristo de la

cual somos miembros (en parte, pero no totalmente, por medio

de la membresía en las iglesias locales). Jesús fue quien inició y

nos entregó esta forma de búsqueda y aprendizaje de ser iglesia

y quien cambió totalmente el concepto del reino de Dios ligado

a la tradición que tenían los discípulos.

La acción de Jesús es una clave

Al volver a Jesús en los Evangelios, la teología de los niños

fijó su atención en la acción de Jesús de colocar a un niño en el

medio. La teología de los niños como discurso teológico crece

a través de la reflexión exegética y teológica sobre el significado

de colocar a un niño en el medio. Jesús eligió a un niño en un

momento particular de una discusión con sus discípulos; como

no puso a un niño en cada discusión que mantenía, su acción

revela un significado específico. Sólo se puede descubrir cuál

fue y cuál es ese significado mediante el estudio y la reflexión.

Por cierto, se ha utilizado deliberadamente la palabra «dis­

cusión» en el párrafo anterior. Muchos cristianos se sienten

incómodos con la discusión debido a algunas pocas buenas

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 59

razones y por muchas malas; sin embargo, como es evidente a

partir de todos los Evangelios, Jesús vivía discutiendo con Dios,

con las personas y con Satanás. Los discípulos fallan en seguir a

Jesús de cerca, no sólo por tener malas discusiones, discutiendo

de mala manera y con objetivos erróneos sino también por esca­

par de discusiones necesarias y útiles entre ellos mismos y con

los de afuera y, sobre todo, entre ellos y Dios en Cristo. Para los

discípulos, la tarea es mejorar la discusión, no eliminarla.

Un posible método

Ingenuamente he tomado la historia de Jesús, quien coloca

un niño en medio de los discípulos que discuten equivocada­

mente sobre un tema teológico, como sugiriendo un posible

método para la teología de los niños. En el Movimiento de la

Teología de los Niños, siempre se ha visto la teología de los niños

como un emprendimiento a desarrollarse en discusión abierta

con cualquiera que esté interesado, incluyendo los teólogos y

quienes trabajan con niños. De manera que un método de la

teología de los niños servirá como guía no sólo para un teólogo

en particular sentado a su escritorio o frente a su computadora

sino también para grupos mixtos que trabajan juntos.

Si una cantidad de personas buscan juntas lo que bien podría

considerarse teología de los niños, necesitan un método. Sin un

método, la discusión fracasa, no es más que charlatanería y aca­

ba en aburrimiento y desilusión. Una manera es que el grupo

se imagine como grupo de discípulos, con Jesús orientándolos

y enseñándoles, muchas veces fallándole y que precisan apren­

der y cambiar sus ideas, valores y comportamiento de manera

de estar de acuerdo con él y ser útiles para el Reino de Dios.

Page 33: varios autores - los niños como clave teologica

6o LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

Esto los ayuda a teologizar responsablemente, con reverencia

y modestamente, hablando de Dios como discípulos, no sim­

plemente como personas a quienes les gusta hablar por hablar

o para hacer una carrera académica. Ponen su imaginación al

servicio del Señor, al ver a un niño puesto por Jesús en medio

de su conversación.

2

Primer paso: el método

En la preparación de la primera consulta de la teología de

los niños en Penang (2002), no se relegó al niño puesto en el

medio a una mera idea o una pía reminiscencia del relato del

Evangelio. Se le otorgó un impacto inmediato sobre el método.

Alguien propuso que, para comenzar la consulta, todos los

participantes deberían compartir sus «teologías de la niñez». Eso

hubiera orientado nuestras discusiones alrededor de lo que ya

pensamos acerca de los niños. La consulta probablemente se hu­

biera restringido a marcos de referencia teológicos ya existentes,

con todas sus problemáticas heredadas. Era muy factible que

anduviéramos nuevamente sobre tierra ya arada en conferencias

cristianas referidas a los niños. En algún momento, en medio

de todo eso, en un silencio en nuestro discurso, quizá Jesús hu­

biera tenido la oportunidad de abrirle paso a un niño y hubiera

llegado a colocar un niño en medio de nosotros, pero quizá hu­

biéramos estado tan absortos en nuestras costumbres habituales

que no hubiéramos tenido ojos para verlo.

Sin embargo, el relato en Mateo 18.1-5 apuntaba en otra

dirección: el niño, no nuestras teologías de la niñez, sería colo­

cado en el medio desde el comienzo.

Page 34: varios autores - los niños como clave teologica

62 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

La teología de los niños

y las teologías de la niñez

Hay una diferencia entre la teología de los niños y las teo­

logías de la niñez, aunque no es fácil graficarla cabalmente ni

medir completamente su significado. Una tarea de la teología

de los niños es todavía definir la diferencia y discernir su signi­

ficado.

Las personas que se reunieron para hablar acerca de la

teología de los niños no pudieron dejar de lado todo su cono­

cimiento teológico ya adquirido ni su involucramiento práctico

con los niños, pero por unas horas pudieron ayudarse unos a

otros a poner su atención de manera disciplinada en un niño

colocado en el medio. En lugar de debatir sus teorías y teolo­

gías acerca de los niños, pudieron permitirse ser confrontados

por un niño verdadero, quien trasciende toda teorización. Las

personas deben estar abiertas a este niño, de la misma manera

que Moisés lo estuvo ante el arbusto en llamas, el cual lo llevó

a hacer la pregunta fundamental del ser humano ignorante que

desea aprender: ¡Veamos qué hay aquí! Dejemos que el niño se

pare aquí, sin vestimenta ni oculto detrás de preconceptos, sino

como un niño verdadero, colocado allí por Jesús.

El método consistía en acercarse al niño de tal manera que

fuera posible pronunciar una maravillosa palabra misteriosa,

desde el propio niño, de la misma manera en que el Señor

Innombrable le habló a Moisés desde el arbusto. La gente no

está obligada a imponer ideas existentes sobre alguna aparición

nueva ni tiene que acomodar un regalo nuevo para que encaje

dentro de los casilleros por los cuales se rige la vida. Por lo me­

nos podemos intentar sacarnos los zapatos y estar en silencio

U N EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 63

por un rato, de manera que Dios tenga la oportunidad de libe­

rarnos al hablar a su manera.

Un ejercicio de imaginación

Leímos Mateo 18.1-5 y, como un ejercicio de imaginación,

nos atrevimos a colocar al niño en el medio de nuestra reunión

de manera tan real como hizo Jesús cuando puso un niño en

el círculo de los primeros discípulos. Él esperaba que esta ac­

ción marcara una diferencia en la discusión con ellos; nosotros

pensamos que podría suceder lo mismo con nosotros en la

actualidad.

Se llevaron adelante consultas sobre la base de que no sa­

bíamos totalmente en qué terminaría esto, pero se invitó a los

participantes implícitamente a comprometerse en el proceso

«como un niño», persistiendo en esto para ver a dónde se llega­

ría. Si se toma este texto en este sentido, ¿qué se debe aprender?

¿'Qué se puede encontrar? El niño fue colocado en el medio

para que las reflexiones nunca se desprendieran de la realidad y

volaran hacia una teología general, donde con tanta frecuencia

el niño es invisible, no se lo escucha y no causa ningún im­

pacto.

Si la teología de los niños debía hacerse e iba a causar algún

valor, entonces toda la conversación teológica debía volverse una

y otra vez al niño verdadero colocado por Jesús en el medio.

Un niño verdadero

En nuestra primera consulta en Penang un niño de siete

años estaba con nosotros de vacaciones junto a sus abuelos que

Page 35: varios autores - los niños como clave teologica

64 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

participaban de la consulta. No lo hicimos objeto de nuestras

discusiones —eso hubiera sido una forma de abuso de meno­

res y no hubiera sido de ningún aporte para nuestro trabajo

teológico—, pero comía con nosotros y disfrutó de un viaje en

barco, y con frecuencia se hacían referencias a él en nuestras

conversaciones. Nos recordaba de qué estábamos hablando,

pero debemos admitir que su presencia no tuvo un profundo

efecto inmediato sobre nuestra teología.

Un niño en el grupo provocó que todos introdujeran en la

discusión la verdad de lo que sabían acerca de los niños. Y la

mayoría de los adultos conocen a los niños, ya sea por la familia,

el arte o el trabajo. Quizá están encajonados en un rincón de la

mente, pero allí esperan para salir al centro, para darle a la dis­

cusión el sentido verdadero de un niño. Algunos participantes

trataban con muchos niños en su trabajo. ¿Todos los niños con

quienes habían trabajado a lo largo de los años encajaban en

la idea o el concepto general de «niño»? Aportaban un amplio

conocimiento y gran sabiduría a la discusión pero ¿no existía

el peligro de que el verdadero niño particular se perdiera en la

masa, luego en los sistemas y en las estadísticas?

Un niño verdadero en el medio no representa solamente un

llamado profético a «quienes temen a los niños» (como se expo­

ne severamente en la película Chitty Chitty Bang Bang) sino que

permite que «quienes cuidan de los niños», están comprometi­

dos con ellos y tienen experiencia y capacitación —y tal vez están

cansados— revean o reconsideren el motivo de su preocupación:

el niño.

Un niño determinado colocado en el medio puede servir

como la liturgia sirve a la fe. Aunque la oración y la lectura de

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 65

las Escrituras se hagan como una mera rutina aburrida, aunque

no brille ninguna luz especial, aunque nuestro corazón no se ca­

liente de manera particular ni caiga fuego del cielo, sin embargo

la realización de la liturgia nos involucra en una reafirmación

visual y pública de la esencia de la fe. La práctica permite mante­

nerla siempre lista para que caiga el fuego. El niño en el medio

es tan sacramental como una palabra visible.

Cuando Jesús colocó un niño en el medio, en efecto era más

que una rutina litúrgica: lo convirtió en una crisis de conversión,

un argumento desestabilizador. Colocar un niño en el centro

del trabajo teológico no puede producir automáticamente este

efecto. La conversión no es predecible, una cuestión rutinaria.

Por el contrario, la rutina sostenida permite a las personas estar

siempre preparadas y esperar listas. A veces, las aguas están agi­

tadas. A veces, el momento crítico para la conversión se torna

accesible. Entonces, se las encuentra en alerta, listas para recibir

el regalo cuyo momento no pueden predecir.

Page 36: varios autores - los niños como clave teologica

3

Segundo paso: el experimento

En Sudáfrica 2004, casi accidentalmente, sin que supiéramos

anticipadamente lo que estaba ocurriendo, se avanzó un paso al

poner al niño en el medio del trabajo teológico. Se lo transformó

en un experimento. Otra vez, no pretendo ninguna originalidad

especial. Algunos ejercicios de la educación teológica y de la

educación de adultos que se han desarrollado en los últimos

cincuenta años se adaptaron y resultaron útiles. Lo que se hizo

en Ciudad del Cabo fue de iluminación e inspiración.

Generalmente, cuando se pone un niño en el centro de

atención, es para su admiración o su cuidado. Pero Jesús no

colocó al niño en el medio del círculo de discípulos para que

ellos lo tomaran como el fin último de su atención. Hay ejem­

plos en que Jesús responde a los niños frente a su necesidad de

cuidado, alimento, respeto y amistad. Pero este no es el caso en

Mateo 18.1-5. En este episodio no hay ningún indicio de que

este niño necesitara algo o se le diera algo, a excepción de que

se lo recordara para siempre como un niño que fue útil a Dios

en el servicio de su Reino. Jesús colocó al niño en el medio de

una discusión teológica que estaba sosteniendo con sus discípulos

acerca de la grandeza en el reino de Dios.

Page 37: varios autores - los niños como clave teologica

68 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

Un juego serio

Jesús coloca al niño en el campo de juego cuando le toca el

turno en el juego teológico, el cual era más serio que un parti­

do de fútbol o de ajedrez, tan serio que es difícil considerarlo

un juego. Jesús no discutía simplemente con palabras ni con

señas que pudieran traducirse sin pérdida ni resto en palabras y

teoría. El discutía poniendo a las personas en situaciones desa­

fiantes y prometedoras. En las discusiones que Jesús facilita, nos

encontramos coram Deo, cara a cara con Dios, hasta llegar a la

noche en que se nos solicite nuestro espíritu, o cuando veamos

todo lo que hace el Hijo del Hombre y se nos pida que no tenga­

mos vergüenza de él o, como aquí, cuando Jesús coloca un niño

en el medio y dice: «Estás parado frente a la puerta abierta del

reino de Dios tan deseado, pero ¿puedes entrar?». Jesús hizo de

la teología algo muy serio y sometió toda la vida y toda la crea­

ción a su argumentación teológica. Es un error serio pensar que

Jesús no estaba comprometido teológicamente y que, en efecto,

justificaría una religión no teológica.

En Ciudad del Cabo, el esfuerzo de trabajar juntos sobre la

teología de los niños se estructuró como un experimento o una

exploración. De la misma manera en que Jesús colocó al niño

en el medio de una discusión sobre el reino de Dios, nosotros

colocaríamos un niño en el medio de nuestra reflexión sobre

el pecado. Esto en sí era arriesgado, y luego evaluaremos los

riesgos. La primera tarea es describir lo que hicimos. El experi­

mento consiste en cuatro etapas ordenadas.

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 69

Primera etapa del experimento: el punto de partida teológico personal

Cada participante identificó en forma individual lo que pen­

saba acerca del pecado. Si se espera que los estudiantes sientan

y se apropien de su aprendizaje, deben conocer y ser concientes

de su punto de partida. Entonces es posible medir el progreso

y ver la diferencia que marca el aprendizaje. Cada persona, en

privado, escribió tres frases para dejar asentada su manera de

entender el pecado actualmente. No hubo ninguna discusión

sobre estas notas, ya que eso podría haber desanimado a las per­

sonas a anotar lo que realmente pensaban y nos hubiera vuelto

a empujar hacia síndromes teológicos existentes, simplemente a

una discusión común y corriente acerca de nuestras ideas acerca

del pecado. Esta etapa llevó alrededor de cinco minutos.

Segunda etapa del experimento: colocar al niño en el medio

Mediante un ejercicio deliberado de imaginación, se colocó

a dos niños en nuestra mente y en el centro de nuestro círculo:

• una niña de 13 años forzada a la prostitución;

• un niño de 12 años forzado a ser soldado.

Estos niños representan formas graves de pecado. No estamos

destacando pecados oscuros ni raros ni triviales. A niños así se

los puede encontrar en el África y no sólo en el África. Todavía

es común encontrar niños soldados en otros lugares del mundo.

No hace tanto tiempo que estuvieron organizados a gran escala

por Hitler en Alemania. Y en Irlanda del Norte, durante los

Disturbios, organizaciones paramilitares incorporaron a niños

Page 38: varios autores - los niños como clave teologica

70 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

en sus operaciones y desde una temprana edad les inculcaron su

espíritu. Estos son sólo algunos de los ejemplos más obvios.

Los niños en una cultura de pandilla, que pueden encon­

trarse casi en cualquier lugar, están en una condición muy

parecida. Y alrededor del mundo hay millones de niños que son

prostituidos. Recordando la severa observación de San Agustín,

de que sin justicia los reinos terrenales no se diferencian de las

bandas de ladrones, podemos afirmar que aun quienes viven

en estados aparentemente ordenados quizá no estén lejos de la

realidad de pecado que se manifiesta en estos niños.

Tercera etapa del experimento: la experiencia y la imaginación nos ayudan a ver a estos niños

La tercera etapa sigue de cerca a la segunda. ¿Quiénes son es­

tos dos niños a quienes hemos colocado en el centro de nuestro

círculo? Démosles toda la atención que merecen y pongamos

a su servicio nuestra imaginación y experiencia. En la segunda

etapa no eran más que ejemplos anónimos de dos grandes cate­

gorías de niños. ¿Pero los miembros del grupo no los conocen

ya de cara y hasta por el nombre? Ciertamente hemos oído

acerca de estos niños a través de los medios de comunicación.

Tal vez estemos tratando de cuidarlos en nuestros programas

e instituciones. Hemos luchado con los gobiernos y las ONG

para conseguir recursos para ayudarlos. Hemos predicado y

escrito sobre ellos para crear conciencia. A partir de estas distin­

tas maneras, tal vez seamos concientes de estas clases de niños

y podamos enumerar sus características comunes, agruparlos

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 71

estadísticamente y desarrollar teorías generales acerca de su con­

dición. Pero en este experimento queremos avanzar más allá de

estas generalidades distantes y gerenciales. Entonces los miem­

bros del grupo comparten sus relatos de encuentros reales con

ellos. Algunos han estado en manos de un niño soldado. Otros

conocen a una niña, quizá de su propia familia o comunidad, a

quien han llevado para prostituirse. Entonces el niño en el me­

dio tiene nombre. Y este niño conocido, con nombre y apellido,

pone en acción la mente y el corazón.

Es una presuposición del experimento que cualquier grupo

de discípulos con alguna experiencia de vida y del mundo ya co­

noce el niño colocado en el medio. Entonces esta etapa consiste

en compartir unos con otros lo que conocemos, o pensamos

que sabemos, acerca de ellos. ¡Los conocemos! A estos niños

imaginados podemos ponerles un rostro y una historia, pode­

mos emitir un juicio y tener esperanza y sentir temor por ellos,

podemos sentirnos enojados, quebrados y desesperanzados por

ellos. Todo este conocimiento ya está en el grupo, esperando

que se comparta, se tamice y se reconstruya en un mejor modo

de entender la situación.

Algunas veces se ha sugerido que debiéramos colocar un niño

verdadero, cuerpo presente, en el medio. Pero esto es innecesa­

rio y quizá hasta sea contraproducente. Cuando damos rienda

suelta a nuestros recuerdos y experiencias para reflexionar jun­

tos sobre Dios y su misión en el mundo, el niño ya está presente

en nosotros. Traemos al niño con nosotros a la disertación y no

hay necesidad de cargar y exponer a un niño verdadero. Cuando

nos reunimos como cristianos, los niños vienen con nosotros,

en nuestra memoria. Sin embargo, a pesar de que están allí en

Page 39: varios autores - los niños como clave teologica

72 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

nosotros, rara vez los colocamos en el medio; no focalizamos la

atención sobre ellos. Al niño se lo pasa por alto de una manera

semejante a la que Pablo denuncia con respecto a la práctica

de la iglesia en Corinto. Cuando se reunía para los festejos reli­

giosos, fallaba al no distinguir el cuerpo del Señor, porque no le

importaba la gente pobre. Entonces, no era la Cena del Señor

lo que compartían. Los pobres realmente no estaban ausentes

de la comunidad que celebraba pero no se los ponía en el cen­

tro de atención y, por lo tanto, no los veían ni en ellos mismos

ni como una pista para la acción de fe (1 Corintios 11.20-22).

Fácilmente puede ocurrir lo mismo con el niño.

En la reunión se compartieron historias de primera mano

de Zimbabwe, Nigeria, la República Democrática del Congo y

Sudáfrica, ayudando de esta manera a que la niña prostituta y

el niño soldado estuvieran presentes más vividamente, genuina-

mente en el centro. Contar historias evita las generalizaciones

prematuras y presuntuosas. Mantiene al margen la teorización

académica y provee material verdadero y problemas difíciles

sobre los cuales la teoría puede trabajar en el momento opor­

tuno.

Cuarta etapa del experimento: el niño como pista para entender el pecado

La cuarta etapa fue preguntar explícitamente cómo, a nuestro

entender, la doctrina del pecado interpreta a estos niños y cómo

éstos aportan a nuestra reflexión sobre el pecado. El proceso teo­

lógico funciona en dos direcciones: el niño interpreta el pecado;

el pecado interpreta al niño.

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 73

Estas preguntas se trataron en una discusión abierta y libre,

en la cual se exploraron muchos temas y surgieron desacuerdos.

No fue sorprendente que se les prestó atención especial a los te­

mas del libre albedrío y el pecado original, el condicionamiento

social y la responsabilidad moral.

Como las personas tenían historias detalladas y dolorosas

para contar, este paso llevó un tiempo considerable. Esta era

una parte muy importante de nuestro trabajo teológico. Aquí

colocamos en el centro a niños verdaderos, niños que eran rea­

les para nosotros.

Algunos descubrieron que el concepto de pecado con el que

comenzaron se volvió problemático en presencia de estos niños

imaginados vividamente por todos, especialmente cuando el do­

lor y el amor nos comprometían a tener esperanza de bienestar

para ellos. Así que fueron necesarios un trabajo duro y una nue­

va forma constructiva de pensar, a fin de tener un modo serio

de entender el pecado, un modo que no fuera violento ni cruel

para con los niños ni les negara el evangelio de Jesucristo.

Después de más de dos horas de discusión, surgió una figura

con cuatro lados, que refleja la complejidad del pecado, su po­

der y su derrota.

Page 40: varios autores - los niños como clave teologica

74 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

ALIENACIÓN

OPRESIÓN V CS\ US 7 RESPONSABILIDAD

I I I I I PERDÓN

Consideremos cada uno de los lados por separado:

1. Alienación: ser privados de la gloria de Dios

Romanos 3:23: «pues todos han pecado y están privados de

la gloria de Dios». El niño que se prostituye, o que es soldado,

es privado de la gloria de Dios bastante obviamente. La huma­

nidad de estos niños no refleja la gloria del amor, la vida y la

bondad de Dios. Si «el ser humano vivo es la gloria de Dios»,

como dijo Ireneo, entonces estos niños, que ya viven en cierto

grado de muerte, son privados de la gloria de Dios. El pecado es

una condición de estar alienado de Dios y enajenado de su vida.

Se puede reconocer el pecado en la distorsión y la destruc­

ción de un ser humano y de cualquier otra cosa de la creación

de Dios. Ser privado de la gloria de Dios ocurre cuando las per­

sonas pecan y cuando se peca contra ellas.

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 75

Esta percepción del pecado va polémicamente más allá de la

visión moralista, en la que el pecado queda confinado a lo que

la gente hace por su propia voluntad. En estos niños se hace evi­

dente el pecado como la condición de ser privados de la gloria

de Dios, en la que el sufrimiento y el pecado que lo manifiesta

están fuerte y trágicamente mezclados. Esta alienación es como

un peso agobiante que aplasta a un ser humano. No comenza­

mos a pensar en el pecado al acusar a un individuo porque actúa

mal sino al reconocer la gloria de Dios y la privación a que es

sometido ese ser humano. Así puede haber un reconocimiento

del peso del pecado que va más allá del individuo y que no en­

juicia.

2. La opresión por los enemigos

Un segundo lado del cuadrilátero, que también ejerce pre­

sión sobre el niño, es el pecado que hace del niño su víctima.

Este pecado actúa a través de diversos agentes, a veces personas

particulares, a veces grupos y organizaciones, otras veces influen­

cias más generales (que, por supuesto, usan a las personas como

sus agentes, aun cuando estas personas no lo deseen). Se puede

demostrar que el hecho de que un niño se prostituya o sea sol­

dado deriva de pecados de comisión y de omisión por parte de

distintas personas, sistemas económicos, organizaciones, socie­

dades, culturas y sistemas de valores. Cuando la infraestructura

social se desbarata, o cuando el estado falla, hay un pecado de

omisión de gran escala por parte de la sociedad como un todo,

una falencia en la responsabilidad social, la cual produce mu­

chas acciones desordenadas, pecados de comisión.

Las agencias humanas horizontales de pecado deben ser iden­

tificadas y nombradas, analizadas y rechazadas. Sea que se hagan

Page 41: varios autores - los niños como clave teologica

76 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

respetar hábilmente o que sean abiertamente criminales, son

depredadores, que buscan, encuentran, preparan, persiguen y

se aferran a sus víctimas. Los vulnerables huyen de sus enemigos

que los persiguen y muchas veces no pueden escapar.

3. El pecado perdonado

El tercer lado del cuadrilátero es otra presión sobre el niño

pero, en este caso, una presión positiva favorable. Esta presión

es la realidad de la gracia de Dios en Jesucristo. Nos ayuda a

comprender el pecado, no desde el punto de vista del monstruo­

so poder del pecado sino de su derrota final. Por su gracia, Dios

contradice el pecado explícita y continuamente: la privación de

la gloria de Dios es enfrentada por la revelación de la gloria de

Dios que se manifiesta en Jesucristo. La oscuridad se desvanece

frente a la luz. Aquí el pecado se percibe como pecado no sim­

plemente como antagónico a la gracia y la bondad sino como su

enemigo activo que busca bloquear la gracia, causar la muerte y

así no permitir que la gracia renueve la vida. Pero el pecado no

se debe ver aisladamente y por sí solo como lo que se ha malo­

grado y está mal.

El pecado únicamente puede conocerse en verdad a la luz

de la bondad y la victoriosa gracia de Dios en pugna contra el pecado.

Se conoce el pecado gracias a la revelación de Dios mediante la

cual él contradice el pecado, hablando directamente en su con­

tra. Dios hace mucho más que condenar el pecado, regañando

o mediante algún equivalente divino de periodismo de investi­

gación, revelando la suciedad y dándole publicidad a lo largo

de varias páginas. Dios contradice el pecado al determinar una

justicia alternativa en su lugar, una nueva realidad que deja en

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 77

claro que el pecado es pecado; al exponerlo como opuesto a su

voluntad y que no tiene ningún lugar en su reino. No se puede

ver realmente el pecado en su propia luz, la cual, en verdad, es

oscuridad. Al pecado se lo conoce únicamente a la luz de Dios,

que tiene más que hacer que simplemente exponer el pecado en

algún tribunal de justicia adverso o un museo de horrores.

La exposición y condena del pecado es un paso en el camino,

no la meta. La luz de Dios revela la gloria de Dios en que Dios perdo­

na el pecado (Salmos 130). Al perdonar, Dios condena el pecado

en la carne. En Cristo, Dios pone fin al reinado del pecado y

nos libera de él, de manera que no tenga dominio. Donde abun­

da el pecado, la gracia abunda mucho más. Jesús, no el pecado,

es Señor en todos lados.

Este es un punto crucial y controvertido. Los cristianos tie­

nen opiniones encontradas. Algunos son como Jonás, quien

no podía reconciliarse con la voluntad de Dios y su forma de

perdonar. Para él, el pecado podía verse y medirse realmente

sólo mediante un juicio destructivo. El espíritu de Jonás se ma­

nifiesta y aumenta dentro y fuera de las iglesias, y Dios ruega

que todos los «Jonás» alcancen una conversión verdadera. Les

fallamos a los niños y a cualquier otro que sea un pecador si

nuestro mensaje final y absoluto falla en dejar en claro que el

amor de Dios para todas sus criaturas es redentor y soberano.

Dios no es glorificado como Dios si la meta que busca nuestro

espíritu como justicia verdadera es simplemente el castigo co­

rrespondiente al pecado. Cristo no murió en contra de nadie

sino por los pecadores.

El pecado se identifica verdadera y correctamente como

pecado sólo a la luz de Jesucristo, únicamente desde el punto

Page 42: varios autores - los niños como clave teologica

78 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

de vista de que ya ha sido contradicho, enjuiciado, asumido y

vencido por Dios en Cristo. Se ve lo que es el pecado en verdad

y en su totalidad desde dentro del perdón de Dios. Nadie puede

conocer el perdón de Dios por sus propios méritos respecto a

su propio pecado. Somos perdonados a medida que perdona­

mos. Realmente no podemos ver cualquiera sea el pecado que

creemos les pertenece a estos niños a menos que los miremos

con ojos de perdón. Y eso significa no mirarlos con la tenue

esperanza incierta de la compasión meramente humana sino

con la certeza de que Jesús es Señor y de que Dios es Dios para

todos nosotros.

4. Asumir responsabilidades

Y así llegamos al cuarto lado del cuadrilátero. Sólo ahora,

cuando nos paramos con el niño sobre el perdón de Dios como

fundamento de la esperanza, podemos dirigirnos al niño como

una persona responsable. Es responsable no porque podemos

acusarlo de hacer el mal y pedirle cuentas como causante de

su situación actual sino porque el llamado de Dios en Cristo,

quien perdona los pecados y da nueva vida, lo invita a respon­

der a una nueva oportunidad de vida.

Responder a este llamado de toda la vida conduce al niño a

una relación con Dios y con otros donde la responsabilidad no

oprime sino que libera y habilita. El climax de la responsabili­

dad no es la culpa sino crecer en gratitud, confianza y esperanza.

El niño ahora tiene la liberación que necesita y puede responder

con esperanza, como la persona que es, sin que importe cómo

llegó hasta aquí, pero a la vez sin olvidar ni pasar por alto el pa­

sado. Liberado y disfrutando de la gracia de Dios en Cristo en

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 79

la comunidad misionera del Espíritu Santo, el niño puede acep­

tarse a sí mismo sin temor ni amargura, sin excusa ni falsedad,

y puede vivir con gratitud y confianza la vida personal que se le

ha dado. El niño que fue víctima, o que en el mejor de los casos

estaba confundido con respecto a que si lo que hizo fueron sus

propios actos o el efecto de seducción y de coerción, ahora en­

cuentra su propia identidad y una responsabilidad práctica para

sí mismo dentro de una comunidad de apoyo y de amor.

Desde este punto de vista, estamos restringidos a tratar al

niño como la causa de lo que él no provocó. Tampoco debe­

mos verlo simplemente como una víctima por la cual sentimos

lástima y a quien disculpamos de toda responsabilidad. Por el

contrario, su dignidad personal radica en que esté abierto al

llamado a asumir la responsabilidad con esperanza de ahora en

adelante, es decir, desde toda la situación vista con verdad a la

luz del señorío de Cristo. A partir de este momento lo acompa­

ñan personas que ven y entran a la realidad de su condición de

ser privado de la gloria de Dios pero no lo condenan por ello,

no lo evitan ni se sienten vencidos. El niño entonces es llamado

a asumir la responsabilidad por sí mismo y se siente fortalecido

ante la realidad de su situación, la cual todavía es dolorosa y pe­

ligrosa y, sin embargo, tiene su horizonte final en la invitación

a poner su esperanza en Dios. Responder a esta invitación sig­

nifica vivir con la verdad acerca del pecado, tanto como poder

destructivo y usurpador como también desvío del buen camino

y, sobre todo, como decididamente carencia del poder que pro­

viene del Dios que perdona.

Debe notarse que los cuatro lados, las presiones sobre el

niño, no son todas del mismo tipo. La diferencia le da forma

Page 43: varios autores - los niños como clave teologica

8o LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

y dirección a toda la figura. Los lados 1 y 2 presionan nega­

tivamente sobre el niño, son depresores, igual que el pecado.

Los lados 3 y 4 elevan, alzan y abren el camino hacia adelante.

Muestran a Dios y al ser humano venciendo juntos al pecado,

viviendo hacia el futuro.

También debe notarse que mucho depende del orden en que

se colocan los cuatro lados.

Este modo de entender el pecado interpreta al niño. Está en

tensión con algunas enseñanzas cristianas tradicionales acerca

del pecado, y en parte es así porque se ha permitido que «el

niño» represente el pecado. La descripción que ofrecemos de

la naturaleza, la causa y la responsabilidad del pecado es el

resultado de tratar de responder sensible y constructivamente

a la realidad de los niños y de otros como ellos. Por ejemplo,

reflexionar sobre el pecado con el niño en el medio cambia la

dirección de la tendencia a tratar el tema con recriminación y

castigo. Concientes de que no se puede esperar que los niños

sean responsables de sus actos como si fueran adultos, y movi­

dos por el deseo de que en los niños se cumpla la promesa fresca

pero frágil de su vida, el experimento estimula perspectivas espe-

ranzadoras y liberadoras.

4

Tercer paso: la evaluación

Mi propósito aquí no es evaluar la interpretación del pecado

que surgió en el experimento de Ciudad del Cabo. Sin lugar a

dudas se podría decir mucho más acerca de este tema, pero más

bien quiero evaluar el tipo de experimentos teológicos de los

cuales éste es un ejemplo.

De utilidad para las consultas

Después de Ciudad del Cabo, las consultas sobre la teología

de los niños se han caracterizado por los experimentos usando

este modelo. Éste es flexible: se pueden considerar distintos

temas teológicos y diversos niños. Los experimentos pueden

reflejar las culturas locales y las inquietudes particulares de los

participantes.

El experimento relaciona al niño con la teología de una

manera abierta. Permite que los participantes compartan lo

que saben acerca de los niños por medio de historias tomadas

de la experiencia, y avanzar hacia observaciones y teorías más

generales. En una historia el niño tiene el poder de cuestionar

las teorías y salir de un encuadre conceptual preconcebido. Al

mismo tiempo, la teoría nos pone en alerta sobre preguntas y

Page 44: varios autores - los niños como clave teologica

82 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

posibilidades que surgen de historias particulares. En estos ex­

perimentos, el niño es colocado de manera deliberada e inusual

en el centro de las conversaciones teológicas. A pesar de que el

niño evoca preocupación y cuidado, la discusión no está diri­

gida en primera instancia hacia la tarea del cuidado práctico e

inmediato del niño. En cambio, se le permite al niño hacernos

pensar acerca de nuestra teología. Si esto se hace bien en algún

grado, significa que la reflexión está dirigida por la búsqueda de

comprensión de quién es Dios para el niño y qué significa creer

en Dios y servir a Dios en el mundo de este niño.

Así se practica la teología como una indagación abierta de

aprendizaje, una indagación que se orienta no sólo a hacer o

apoyar afirmaciones ortodoxas acerca de Dios sino también a

buscar y encontrar al Dios viviente y a vivir en su luz. No se le

impone al niño nuestra teología existente, ya hecha. Nuestra

teología puede ser cuestionada y cambiada al prestarle atención

al niño en el centro. El niño no se convierte en un objeto mo­

delado para encajar en un molde teológico sino un poderoso

catalizador de desarrollo teológico.

La teología de los niños pide acción

Aunque aquí la teología no se orienta hacia la acción inme­

diata por los niños, no está desprendida de la práctica. El niño

en el medio pide acción, lo cual es comprensible teológicamen­

te. Una acción teológicamente comprensible es el tipo de acción

en la cual somos conducidos a lo que es una coparticipación

creíble con Dios y para Dios en Cristo en la realidad de la situa­

ción actual, no separada de ella. Resulta difícil siquiera imaginar

ese tipo de acción: no es tan sencillo como arrojarle dinero a un

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 83

problema o administrar un proyecto. Pero cuando pensamos en

nuestra acción entrelazada con la acción de Dios y a su servicio,

de ninguna manera estamos disculpados de hacer lo que nos sea

posible en la tierra con dinero e instituciones. Sin embargo, se

nos pide que seamos sensibles a las dimensiones más íntegras

de lo que hacemos, dimensiones que trascienden el dinero y las

organizaciones. ¿Cómo se relaciona nuestra acción limitada con

la plenitud de esperanza, alegría y bondad que existe en Dios?

En el Movimiento de la Teología de los Niños seguimos dán­

dole mucha importancia al experimento teológico de este tipo.

Ayuda a que las personas trabajen juntas en grupos mixtos, todas

haciendo su contribución y participando en la exploración. Los

resultados no son preestablecidos: hay libertad. El experimento

debe ser dirigido de una manera ordenada y es importante, por

ejemplo, que las etapas no se superpongan y se confundan, de

manera de mantener la claridad y el elemento de sorpresa. Pero

el experimento es muy distinto de una exposición o de una con­

ferencia en que se lee un texto dado. Es muy distinto también

de una supuesta discusión en la que el docente, aunque sabe en

qué terminará la lección bien planificada, hace de cuenta que

no se conoce la conclusión hasta que toda la clase arribe a ella.

El experimento permite que toda la gente llegue a un punto de

vista en común, a la vez que deja el espacio para que las diferen­

cias salgan a la luz y se desarrollen en una conversación crítica

y constructiva.

¿Exegéticamente precario y precioso?

En un principio, el experimento se inspiró en el ejemplo de

Jesús, pero la práctica que desarrollamos no es una imitación

Page 45: varios autores - los niños como clave teologica

8 4 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

exacta de Jesús. Esto no es necesariamente una objeción: seguir

a Jesús no es lo mismo que hacer únicamente lo que él hizo en

su vida terrenal visible o lo que quedó registrado. Pero consi­

derar la diferencia entre lo que los Evangelios relatan que hizo

Jesús y lo que hacemos nosotros nos ayuda a ser más autocon-

cientes críticamente.

De acuerdo con nuestro texto de Mateo 18.1-5, Jesús colocó

un niño únicamente en una discusión teológica. El niño era

la clave en la discusión sobre la grandeza en el reino de Dios y

el camino para que nosotros entremos en él. Jesús no hizo del

niño la clave ni el catalizador en todas las discusiones en que se

involucraba. En el ministerio de Jesús, el niño podía ofrecer un

servicio especialmente relevante para este tema particular, pero

no se lo ponía en el medio para otros temas.

En las consultas del Movimiento de la Teología de los

Niños, por el contrario, se ha colocado un niño en el centro

de discusión para una amplia variedad de temas, que incluyen

la prosperidad (Quito, 2007), Dios (Quito, 2007), las ciudades

(San Pablo, 2006), la iglesia (Penang, 2003; 2006), la misión

(Penang, 2006). Y se han propuesto otros temas, como la ado­

ración, la creación y la escatología. Así, pues, no se ha limitado

la experimentación. Por el contrario, se ha puesto a prueba la

idea para ver hasta dónde llega. Pero mientras los escrúpulos

críticos no deben frenar la experimentación responsable, es

fundamental la evaluación crítica de los resultados. La evalua­

ción madura debe ser siempre parte del desarrollo de nuestra

experimentación.

Se puede argumentar que existe la necesidad de considerar

más íntegramente la diferencia entre el relato del Evangelio,

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 85

donde el niño tiene una relación directa, sencilla y positiva con

un tema teológico, y estos experimentos en los que la relación

entre el niño y los temas teológicos es más compleja y proble­

mática.

El niño colocado en un contexto vivencia! real

Nuevamente, no seguimos de cerca el relato del Evangelio en

la selección de niños que deben ser puestos en el centro. Jesús

colocó un niño en el centro. No se nos dice nada más: ningún

género, ningún nombre, ninguna posición social. No sabemos

si este niño era pequeño o más grande, si estaba feliz o triste, si

tenía buena conducta o no, si había un padre que observaba

desde fuera del círculo o si no había nadie que lo cuidara en

algún lugar. En este sentido, la historia nos invita a la peligrosa

tarea de pensar en un niño sin atributos, pero en los experi­

mentos se coloca a los niños en el centro porque tienen ciertas

características.

Se ha elegido a niños para representar condiciones o temas

locales. El Evangelio no sugiere que Jesús haya tomado examen

a los niños para que participaran en su historia, como si qui­

siera un tipo particular de niño para ser la clave del reino de

Dios, pero nosotros nos hemos enfocado en niños definidos

bastante estrechamente: Amy del libro Branded por Alisa Quart

(Houston), una niña de 10 años en un país musulmán (Penang

II); niños verdaderos en espera de ser adoptados (San Pablo);

niños en América Latina que hacían felices a los participantes,

y niños que los ponían tristes o furiosos (Quito, 2007), como

también el niño soldado y la niña prostituta (Ciudad del Cabo,

Quito, 2007).

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86 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

De esta manera, la discusión ha sido puesta bajo presión

para pensar cómo un tipo particular de niño afecta algún área

del pensamiento teológico. El relato del Evangelio se focaliza en

un niño, cualquier niño, como clave para el reino de Dios. Los

experimentos no han mantenido estrechamente ese enfoque

conceptual. Debemos preguntarnos si existe el peligro o no de

que se cite el relato del Evangelio como fundamento para el

experimento pero se malinterprete su argumento central. Tal

vez sea necesario aventurarse más allá de la letra del Evangelio

a fin de responder en obediencia al llamado del Espíritu del

Evangelio. Sin embargo, es indispensable garantizar que esto no

es una manera de evadir y tergiversar el Evangelio.

Estas preguntas no son fundamento suficiente para abando­

nar los experimentos, pero son temas adicionales que requieren

más reflexión. Espero que en el Movimiento de la Teología de

los Niños y en otros lugares continúen los experimentos con

cuidado y gratitud por un emprendimiento que es tanto precio­

so como precario exegéticamente.

¿Son nuestras teologías funcionales lo suficientemente elásticas como para reflejar el reino de Dios?

En estos experimentos teológicos, en gran medida se ha en­

tendido la teología basada en temas doctrinales tradicionales,

como el pecado y la iglesia. Como Jesús hizo de un niño la clave

para entrar al reino de Dios, se le ha prestado atención a la difícil

tarea de pensar acerca de Dios.

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 87

El reino de Dios es un recordatorio de que Dios actúa en el

mundo, creando y recreando todo el espectáculo. Así, el reino

de Dios incluye todo lo que hace Dios a su manera. No apunta

a Dios como desligado de la creación. Si Dios crea y recrea un

mundo, una creación, hablar de Dios implica vivir con humil­

dad, gratitud y a su servicio dentro de su don, pensando en

maneras que estén abiertas a todas las dimensiones de la pleni­

tud del ser de Dios en su acción y en su entrega de ese don.

Los temas de algunos seminarios muestran esta elasticidad.

En Quito, el tema de interés fue la prosperidad; en San Pablo,

las ciudades. Así, un niño puede ser colocado en el centro de

la discusión sobre los valores y los objetivos, las formas y los

medios, los cuales constituyen el estilo de vida práctica contem­

poránea como tal, realizada en términos de una relación, buena

o mala, con el reino de Dios como presencia y promesa.

Trabajar en un contexto secular

Los cristianos que trabajan con niños y para niños actúan

muchas veces en contextos seculares. En consecuencia, su

práctica está orientada en gran medida por un ateísmo metodo­

lógico. A fin de comunicarse con los compañeros no cristianos

y para entender lo más precisamente posible los problemas y las

soluciones, dejan a un lado hablar acerca de Dios o lo disfrazan

para no suscitar sensibilidades seculares. Hay temas para los

cuales Dios es una «hipótesis innecesaria». Muchas veces a los

cristianos les parece mejor tratar temas prácticos en términos

éticos, científicos, técnicos y organizacionales y dejar que la

teología se retire a un santuario religioso. Parecería que el Dios

viviente no perturba ni fragmenta directa y poderosamente este

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88 LOS NIÑOS COMO CLAVE TEOLÓGICA

secularismo en acción. El Dios viviente se esconde aún en su

revelación. Y se revela a sí mismo en ese mundo que se aprecia

y se entiende sólo cuando uno se arrima a él con un alto grado

de realismo secular sobrio.

Dios se hace ser humano y es accesible sólo cuando las per­

sonas aceptan y viven su humanidad que les fue dada. Dios usa

como señal de su reino a un niño colocado en el medio. Este

niño debe ser respetado y conocido; se debe responder a él en su

realidad y no convertirlo en una imagen dispensable de alguna

cualidad espiritual o alguna idea teológica. De manera que hay

razones positivas, tanto de orden teológico como práctico, para

que los cristianos se sientan con la libertad de hablar y pensar

de forma no teológica.

Conclusión

Como cualquier otra cosa valiosa en la vida humana, éste

es un emprendimiento peligroso y difícil. Podemos fallar en

encontrar el justo punto de equilibrio y caer para un lado u

otro. En obediencia teológica, podemos explorar qué significa

el reino de Dios como shalom, como la plenitud del disfrute de

los valores propios de la humanidad. Podemos hacer esto en

nuestra búsqueda de Dios y para honrar a Dios en la fe. Pero tal

vez, finalmente, lo dejemos ir a Dios y estemos contentos con la

humanidad entendida secular o espiritualmente. Tal vez ponga­

mos como excusa que Dios se esconde para tapar el hecho que

nosotros nos escondemos y abandonamos a Dios. Podemos ver

que esto sucede en la historia de la teología moderna y, quizá

más significativamente, en lo que les ocurre a muchos activistas

UN EXPERIMENTO CONJUNTO DE HACER TEOLOGÍA DE LOS NIÑOS 8 9

a favor de los niños que en principio se inspiran para amar a

Dios en los niños y terminan amando a los niños sin Dios.

Los experimentos de la teología de los niños deben estar

disponibles para servir como un medio humano para llegar a

Dios en Cristo, en el reino de Dios. En ellos debemos desen­

volvernos a diestra y siniestra para alcanzar al niño colocado en

el medio, y con el niño y a través del niño extendernos hacia

Dios. La teología, como la practicamos, debe ser amplia, abierta

y realista, pero no debemos abandonar ni a Dios ni a la teología

para abrirnos espacio.

Los experimentos deben ser el lugar donde la gente que

trabaja con los niños en términos cristianos pueda discutir

concretamente y con una visión contemporánea estos temas

fundamentales de articulación de la fe en Dios. No alcanza con

repetir como loros palabras religiosas mientras en la práctica nos

comportamos de una manera esencialmente secular, descono­

ciendo los resultados todo el tiempo. Personalidades divididas

y comunidades enemistadas crean un profundo abismo entre el

secularismo ateo y la fe en Dios. La división no se solucionará

simplemente con energía mientras las organizaciones de fe co­

loquen el dinero y el poder para imponer una fe preconcebida

pero sin reflexión por encima de su acción a favor de los niños

en riesgo.

Aquí hay un ministerio de sanación y capacitación para la

teología, especialmente la teología hecha de manera participati-

va, ayudándonos unos a otros, con un niño en el medio.

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Este libro fue impreso en marzo de 2011 por

Grancharoff Impresores, Tapalqué 5868, Buenos Aires, Argentina.

[email protected] Tel. 544146834405

Tirada: 1.500 ejemplares