Un día que viajaba en taxi,

el conductor me enseñó

una valiosa lección,

que nunca olvidaré.

Íbamos por el carril derecho, cuando de repente un coche se

atravesó velozmente, obligando al conductor del taxi, a frenar con

brusquedad, mientras que las llantas hacían un fuerte chillido.

Por suerte, el audaz taxista, logró evitar por escasos centímetros,

un grave accidente.

A pesar de ser culpable, muy agresivo, el conductor del

otro coche, con toda su furia, le gritaba vulgares

obscenidades al taxista.

El taxista, solo le sonrió y con un gesto amable,

agachó la cabeza.

Yo quede

SORPRENDIDO.

Muy malhumorado le

grité al taxista:

Ese agresor, por poco

destruye su taxi y nos

manda directito al

hospital.

El taxista me contestó: Muchas personas son como camiones de basura, están cargados de enojo, frustración y resentimiento.

Cuando han acumulado demasiada basura, tienen que explotar, por eso buscan donde botarla y si tu se los permites, te convertirán ensu recipiente.

El taxista continuó;

casi todos esos

“dispensadores de basura”,

tienen el corazón muy

pequeño.

Y entre mas pequeño es un

corazón, mas odio alberga.

Si tú les aceptas su

basura, siempre

cargaras con el peso

de esa ofensa.

Luego el taxista dijo: pero hay que ser amable con ellos, porque cada uno de ellos, está librando su propia batalla,

que por cierto, es mucho mas dura que la nuestra.

Desde ese día he reflexionado mucho.

Cuanta basura he tirado sobre las

personas que quiero; mi esposa, mis

hijos, hermanos, familiares,

amigos y compañeros.

Tampoco he vuelto a permitir que los “camiones de basura”, tomen el control de

mis emociones y mucho menos que modifiquen mi personalidad.

¡SER FELIZ ES FACIL, PERO NOSOTROS LO COMPLICAMOS MUCHO.

ADEMÁS, LA FELICIDAD NO ES UN DERECHO, SINO UN DEBER; PORQUE SI SOMOS INFELICES, AMARGAMOS A TODOS LOS QUE NOS RODEAN.