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allí. A lgo sucedió . La gen te se asom braba, mi­

raba de nuevo, y e ste v is­tazo inspiró una nueva jor­

nada no fácil de abandonar. N u estra in vestigación prosigue;

sólo ha com enzado. A penas ha­bíam os term inado el prim er libro

cuando ya nos encontrábam os en el umbral de nu evos descubrim ientos.

E ste libro habla de ellos. (Los autores)

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Bill S ch u l y E d Pettit

ELPODER SIQUICO DE LAS PIRAMIDES

EDITORIAL DIANAMEXICO

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1 a . E d ic ió n * : m a y o d e 1 9 8 0 2 a . IMPRESION: ENERO DE 1981

ISBN 968-13-0504.3Permiso otorgado por C tia r lk s W. D u t*eau para la reproducción y

publicación de datos sobre el experimento SEO, No. 76-001 OrERAnoN R azor Bijvoh (Oforación navaja de rasurar).

P la n o s p a ra la casa , con e l p e rm iso d e H eritage I I oi.m e s P la n S ervicie, I n c .. 3030 Peachtrer Ruad Nlv, Atlanta, Georgia 30305.

Título original: t o e psyohic power o f pyramids Traductora: Patri­cia Sánchez — derechos reservados © Copyright ©, 1976, b>r Faw- oet. Publicarions. Inc. — Edición original en inglés publicada por Fawcett PuWications, Inc., Greenwích, Conn., U.S.A. — Copyright ©, 1980, por ed ito ria l diana, s. a. Roberto Gayol 1219, Esq. Tlaco- quemécatl, México 12, D. F. — impreso en México Prinled in México.

Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización por escrito de la casa editora

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ContenidoPrólogo por el Dr. H ugh K. Riordan 7Introducción 9

1 La pirámide invisible 212 Viaje al centro de uno m ism o 313 E l desenvolvim iento síquico 454 El fuego de la serp iente 645 La zona crepuscular 826 Un respiro de aire puro 967 El néctar de los d ioses 1078 M ás allá de las drogas 1209 El fenóm eno de la curación (primera parte) 129

10 El fenóm eno de la curación (segunda parte) 14811 Alquim ia de la nutrición 17012 Un lugar especial 18313 El residente in terior 19714 Experim entos: confirm aciones de laboratorio 21515 La pirám ide esotérica 244Apéndice A Construcción 252

de m odelos de pirám ides A péndice B E xperim entos 259

con hojas de rasurar Bibliografía 266ín d ice 269

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Prólogo

¿Qué clase de persona escribe un libro como este?¿Qué clase de persona leerá un libro como este?Tal vez esta s preguntas puedan responderse con las

palabras que están grabadas en una placa que cuelga de una de las paredes de mi oficina, encim a del escritorio. Las palabras, atribuidas al esclavo filósofo griego Epic- teto , son las sigu ientes:

Es imposible que alguien empiece a a p re n d e r lo que piensa que ya sabe

Si, usted , lector de e ste libro, y Bill Schul y Ed P ettit, los autores, com parten una cualidad m uy rara: el deseo de a'dmitir que hay cosas que todavía no saben. Y tam ­bién posee la capacidad que lo impulsa a interrogarse acerca del mundo, del universo y de sí mismo.

P ara mí no tiene m ucha im portancia si lo que aparece en e ste libro dem uestra ten er sólida base científica o no. Lo que importa es que Bill Schul y Ed P ettit han propor­cionado un vehículo para estim ular la curiosidad de sus lectores. Y m ientras mayor curiosidad tengan , m ientras no tem an decir “no sé ”, mucho m ás será lo que puedan descubrir.

DR. HUGH R. RIORDAN

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Introducción

Q U E R ID O S LU LL Y E D :D eben h a ber s u fr id o m ucho» a ta tfiies p o r p o r te de n ip o n a s p er­

so n a s que h a n le ído su libro . E s ta b a a p u n to de e n r ia r le s u n a cario de este t ip o pero a n te s de hacerlo dec id í, p a ra se r ju s to , c o n s tr u ir p r im e ro u v a p irá m id e . M e alegra de haberla hecho porque, in d e p e n d ie n te de las c a u sa s o ra zo n es, algo o cu rre d en ­tro de la s p irá m id e s . M ás la rd e les escr ib iré acerco de a lg u n o s de los re su lta d o s , p o r a h o ra so la m e n te deseaba d ec ir le s que la m ejo r re sp u e sta que p u ed en da rle a s u s c i'ítico s es: “In té n te lo ”

C on g r a ti tu d T. J.R o ch esler , M i»n eso ta

E n su lib ro The S c c re t P o w er o f P y ra m id s , u s te d e s m en c io ­n a n el u so de agua cargada en u n a p irá m id e com o loción fa c ia l , [ lien , d u ra n te m u ch o tie m p o he so s pee luido que g ra n p a r te de los c o sm é tico s e n e l m ercado son d a ñ in o s para la p ie l, al m en o s s i su uso es p ro longado . D u r a n te las p a sa d a s cu a tro se m a n a s no he u sa d o en ni i ro stro o tra cosa que agua, de p irá m id e ... Ta l eez sea el p e n sa m ie n to p o s itiv o , ta l vez que d i a m i p ie l la o p o r tu n id a d de

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10 INTRODUCCIÓN

r e sp ira r n u e v a m e n te , pero sea lo que fu e r e , ¡ m i p ie l no ha b ía ten id o m e jo r a spec to en los ú lt im o s v e in te a ñ o s!

Sinceramente Sra . C. M.M i a m i, F io -

)ñdaEn The S ecret P ow er o f P yra m id s invitam os a los lecto­

res a que nos escribieran si surgían en ellos a lgunas pre­gu n tas o inform aciones que desearan com partir. No fui­mos defraudados.

A lgunas de las cartas fueron del tipo “disfruté su libro y le envío m is saludos”, que ciertam en te apreciam os, pero m uchas otras describían experim entos. “¿Qué sucede?”, pregunta alguien . “Yo constru í una pirám ide de acuerdo con su s planos, puse un poco de agua dentro durante algún tiem po, y ahora el agua hace cosas m aravillosas...”.

A lgunos de los fenóm enos descritos son fam iliares, pero no todos. El ingenio de la m ente hum ana e s el fenóm eno m ás asom broso de todos. A veces los proyectos m ás creati­vos son aquellos realizados por personas con poca educa­ción formal en las ciencias físicas, como el joven de doce años de edad que nos dijo que estab a probando la duración de la vida de las m oscas caseras dentro de pirám ides y otros tipos de recip ientes. Un obrero de la industria del acero, de cincuenta años de edad, quien dice que solam ente asistió a la escuela durante cinco años, nos escribió para decirnos que ha estudiado cuidadosam ente los patrones de con­ducta de las horm igas de un horm iguero sobre el cual co­locó una pirámide, en com paración con los de otro horm i­guero cercano. Tam bién planea colocar pirám ides sobre la mitad de sus diez p anales de abejas. E stos individuos crea­tivos pueden llegar a resultados m uy valiosos.

N os hace recordar la h istoria de B ill Lear, el inventor de la radio para autom óviles, el estéreo de ocho p istas, el Jet Lear y m uchas otras cosas. Lear, ten ía poca educación académ ica, afirm aba que pudo lograr esa s h azañ as porque no sabia que fueran im posibles.No siem pre sabem os qué es lo que han hecho en sus experim entos quienes nos envían cartas. Tal vez inad-

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INTRODUCCIÓN 11

vertid ám ente t> con conocim iento de causa han alterado algún com ponente de un experim ento de modo que pro­dujera un resultado diferente. E sto puede no ten er con­secuencias; o puede ser de gran im portancia. E s n ecesa­rio explorar aún m ás y les hem os escrito pidiendo más detalles.

Casi todos los que nos escriben señalan resu ltados con­firm ados o confirm adles por otras personas. A lgunos in ­form es son ú tiles, ya que reflejan la frecuencia de los fenóm enos. Pero lo extraño... la s levitaciones dentro de las pirám ides... los objetos que se m aterializan... la apari­ción de luces extrañas... ¿son producto de a lu c in a c io n es- aberraciones m entales... im aginación? ¿Cómo es posible eva lu ar experiencias que no hem os experim entado? Pu­diéram os decir que si e sa s cosas han ocurrido realm ente, pudieron ¡ocurrir por razones d iferentes de la influencia de las pirám ides. ¿Pero, cómo podemos saberlo? Tal vez sus pirám ides son d iferentes de nuestras pirám ides; cier­tam ente quienes nos escriban son personas d iferentes. Tal vez los fenóm enos que inform an son tan explicables com o el afilado de la s hojas de afeitar, al m enos para algunos.

Nos gu stan los pequeños inform es nítidos que encajan lim piam ente de los perím etros de nuestra com prensión de la s fuerzas que operan en el universo. H ablam os del m ovim iento de las m oléculas y la interacción de los cam­pos de energía y creo que al hacerlo así. hem os ofrecido una explicación racional de por qué las cosas se compor­tan del modo como lo hacen. Si alguien me dijera que su pirám ide destruyó una m anzana en vez de conservarla, preferiríam os poner el inform e herético hasta el fondo del archivero y no pensar en ello. E stam os acostum brados a pensar que las pirám ides conservan las cosas. Por el con­trario, deberíam os escuchar n uestra voz interior que nos dice: “para com prender la en erg ía piramidal ustedes tie­nen que reajustar sus ideas de las leyes físicas".

Tal vez haya algo sagrado en el diseño y propósito de las pirám ides, pero no hay nada sagrado en nuestros

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12 INTRODUCCIÓN

puntos de v ista al respecto. T enem os que ofrecer un cri­terio abierto en n uestra apreciación de todos los inform es que nos lleguen y todas las opiniones que nos ofrezcan, y eso incluye los del individuo que sostiene que la pirámide es una nave espacial y se sorprende de que no nos haya­mos dado cuenta de ello. Fue E in stein quien dijo que todo lo que puede ocurrir en el universo, sucederá en el universo. Lo qué llam am os ley es físicas no son verdades en sí; son sim plem ente nuestras ideas de cómo trabajan las cosas. Dado que nuestras observaciones son lim ita­das. el modo como percibim os no es necesariam ente el correcto. L as leyes físicas están al a lcance intelectual del observador y éste no va a ser igual hoy que m añana. La moraleja de la historia es una apertura hacia nuevas m aneras de ver las cosas. Lo que hem os dicho sobre la conducta de las pirám ides no es lo que direm os el año próximo o dentro de cinco años, o habrem os dejado de reconocer el m ensaje de los experim entos. Todo lo que podemos decir ahora es que esta es la evidencia qué te­nem os. Adem ás, podem os ofrecer a lgunas interpretacio­nes obtenidas de nuestro propio conocim iento y exp e­riencia, y después podem os decir: “está bien, ahora ya saben lo que nosotros sabem os y el resto corre por cuenta de u sted es”.

A lgunas personas insisten en cosas probadas. Se sien ­ten sicológicam ente inseguras a m enos que la puerta e sté cerrada. L as preguntas sin respuesta las atem ori­zan y tratan de asignar respuestas sin que les importe lo injustificadas que sean . Han puesto su in terés en la s e ­guridad y una verdad m ayor no les parece que justifique el riesgo. Esa gente encuentra difícil aceptar la verdad, hasta donde podemos com prenderla, e s dinám ica y no es­tática. Como ha dicho E instein: “En tanto que las leyes m atem áticas se refieren a la realidad, no son ciertas; y en tan to que no son ciertas, no se refieren a la realidad”.

Cuando nos escriben y nos dicen: “Sentado encim a de la pirámide, entiendo los secretos del universo", ¿quiénes somos nosotros para ju zgar su experiencia? Si nos lo pi­

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INTRODUCCIÓN 13

den, podemos sugerirles que som etan sus “verdades” a otros exám enes y aplicaciones y que se esfuercen en perm anecer abiertos a otras posibles explicaciones. Aun podemos albergar alguna sospecha de que nuestro co­rresponsal sufra alucinaciones, pero no está dentro de nuestras atribuciones llegar a alguna conclusión al res­pecto. Tal vez sea m ejor para nosotros recordar que el conocim iento directo o intuitivo es una realidad. E instein confirm ó esto cuando afirmó que él no inventó la teoría de la relatividad, sino que ésta llegó hasta él.

Un am a de casa de Toledo, Ohio, nos escribió y explicó que su esposo había construido una pirám ide de p lástico con arm azón de madera en una recám ara extra y que la usaban para m editar. Pero, dice ella: “si bien encontra­mos que la m editación es generalm ente m ás fácil dentro de la pirám ide, hay ocasiones en que experim ento una forma leve de náusea. ¿Pueden darm e alguna explicación de ello?".

Hay un par de explicaciones posibles. De acuerdo con el doctor John Pierrakos, un siquiatra de N ueva York, cada célu la, tejido y órgano del cuerpo tien e ritm o vibratorio óptimo. En el caso de enferm edad, fatiga y dem ás, esta pulsación desciende por abajo del n ivel necesario para la buena salud. La tarea del terap eu ta será, entonces, e le ­var el ritm o de las pulsaciones h asta un nivel mayor. Si la pirám ide e s un resonador de campos de energía, puede e sta r estim ulando las célu las y tejidos h asta un nivel de funcionam iento m ás elevado. El cuerpo puede estar ex­perim entando algún aju ste a e s ta excitación. Sin em ­bargo, hasta donde se sabe, la influencia sutil de la pirá­mide no estim ulará las célu las, tejidos y dem ás m ás allá de su n ivel normal óptimo. E sto no quiere decir que no se deban tom ar precauciones. H asta que sepam os más, lo m ás prudente sería salir de la pirám ide cuando se experi­m en te e sa sensación .

La acupuntura nos ha llevado a creer que el cuerpo tien e un flujo eléctrico separado de la corriente nerviosa. La enferm edad o fa tig a ocurre cuando la corriente se

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14 INTRODUCCIÓN

bloquea en uno de los m eridianos. Para elim inar este bloqueo se puede em plear la acupuntura con las agu jas o el m asaje de acupresión. O casionalm ente e ste trata­m iento causa una ligera náusea. A parentem ente no se trata de nada serio y generalm ente pasa con rapidez. Es posible qué el campo de energía dentro de la pirám ide pueda producir efectos m uy sem ejan tes a los de la acu­puntura.

Otras consideraciones deberán incluir el biorritmo, fac­tores bioquím icos, posibles reacciones alérgicas a los ma­teria les em pleados en la construcción de la pirám ide, y los pensam ientos n egativos o sentim ientos en conflicto con los cam pos positivos de la pirám ide. A lgunos s is te ­m as m etafísicos enseñan en ciertos ejercicios cuantío el cuerpo es dem asiado negativo, y otros ejercicios cuando el cuerpo e s predom inantem ente positivo.

Dado que el p lástico es barato y fácil de m anipular, se ha convertido en una cubierta popular en las pirám ides de gran tam año. Sin em bargo, en The C uide to Pyram i.d E n ergy de Bill Kerrell y K athy Goggin se hace referencia a un inform e de la NASA en el sentido de que el plástico dentro de los vehículos espaciales absorbe y bloquea el pasó de iones negativos.

Un ion es una partícula electrificada form ada cuando un átom o o grupo de átom os n eu trales pierden o ganan uno o más electrones.

“Los científicos espaciales de la A gencia han determ i­nado que los iones n egativos y positivos tienen un efecto vital sobre el b ienestar físico y m ental hum ano. En par­ticular, los iones negativos tienen un efecto benéfico, en tanto que un exceso de iones positivos tienen un efecto depresivo y dañino”, dicen Kerrell y Goggin.

Sí bien hemos encontrado que las plantas y algas medran bajo las!pirám ides de plástico, las reacciones de los seres hum anos no son tari fácilm ente doterm inables ya que hay tan tas variables que considerar y puede ser muy sutil la alteración del campo por el plástico. Obvia­m ente. aquí hay lugar para investigaciones adicionales.

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Hay variaciones en los plásticos, y bioquím icos com o el doctor J. W illiams, de la U niversidad de T exas, nos ad­vierte la s garandes d iferencias en la bioquím ica individual. De cualquier modo, vale la pena que enfoquem os la a ten ­ción en cualquier inform ación que pueda ofrecer un cono­cim iento m ás profundo en el fenóm eno piramidal.

M uchas gen tes nos han escrito para preguntar acerca de la construcción de las pirám ides. A lgunos dicen que tien en problem as para descifrar la inform ación de nues­tro libro o los planos adquiridos en otras fu en tes. D esea­m os que las personas interesadas en las pirám ides no se desanim en a causa de los problem as con los ángulos y cosas por el estilo . Por lo tanto, al final de e ste libro in­cluim os un pequeño plano e instrucciones sobre cómo pueden em plearse para hacer pirám ides de cualquier ta ­maño.

H em os recibido varias cartas de g en te que nos pre­gu n ta si la m editación dentro de la pirám ide contribuirá a su desarrollo síquico. La sigu ien te carta, de un instruc­tor de m úsica de una escu ela secundaria de N uevo Mé­xico, e s representativa de ellas:

C u a n d o era n i fio , m is poderes te lep á tico s eran b a s ta n te bue­n o s, ta n buenos, de hecho, que m e a su s ta b a n . M e fo rc é a o lv id a r los m e n sa je s y , p o r su p u e s to , e l ta le n to p a rec ió d esva n ecerse . A h o ra p ie n so que he m a d u ra d o lo s u fic ie n te com o p a ra m a n e ­jarlo , pero ya no parece e x is tir . T ra to de b u sc a r té cn ica s que m ejoren no so la m e n te m i te lep a tía , s in o ta m b ién o tra s h a b ilid a ­d es ex tra se .n so r ia les . ¿C reen q u e p u ed a a y u d a rm e la p ir á m id e ?

N u estra resp u esta fue:La m a y o r ía de la g e n te qu e e x p e r im e n tó poderes s íq u ico s e n la

n iñ e z e n c u e n tra n que es re la tiv a m e n te fá c i l r e n o v a r la s h a b ili­da des con a lg ú n e s fu e rzo y práctica.. P ero u s ted debe co n s id era r m u y c u id a d o sa m e n te su h a b ilid a d p a ra m a n e ja r la. e x tra se n s ib i- H dad, el c o n o c im ie n to de los p e n sa m ie n to s de o tra s p erson a s, su s s e n tim ie n to s , su s p en a s y tra g e d ia s ju n to co n la s cosas p o s i­t iv a s qu e se reciben . O h exceso de percepción a ca rre a resp on so -

INTRODUCCIÓN 15

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16 INTRODUCCIÓN

bilidude.s trem endo.» y ex ig e m ucha fu e r z a f ís i c a , em o c io n a l y m e n ta l. E s ta es la ra zó n de que todos los g ra n d es m a e s tro s del m u n d o hablen de d esa rro llo m e n ta l y e s p ir i tu a l m á s b ie n que de d esarro llo s íq u ic o . sa b ie n d o que, co n el a va n ce hacia las h a b ili­dades s íq u ic a s del s e r m á s «leva d a s , ta m b ién s u rg ir á n , pero seró n c o n s id e ra d a s com o secundaria f.jt. E l in d iv id u o e s tá a si m ejo r p rep a ra d o p a ra m a n e ja r su s e x tr a se n tid o s . E n c u a n to a si la p irá m id e c o n tr ib u irá a su d esarro llo s íq u ico , esto es p r in ­c ip a lm e n te u n a s u n to in d iv id u a l y d ep en d e de las in c lin a c io n e s , deseos, e s fu e rzo s , e tcé tera , pero h a y ra zo n es ¡taro creer que el rs/m c io p ira m id a l es u n c o n d u c to r para la b ú squeda in te r io r .

M uchas de las cartas que recibim os son de personas que sim plem ente han experim entado a lgunas cosas in te­resan tes como resultado de una investigación piramidal y que desean com unicarnos sus hallazgos. A continua­ción citam os algunas de esas cartas:

S o y p ro p ie ta r io de m i p rop io c a m ió n y o ca s io n a lm en te hago v ia je s largos. E n a ñ o s rec ien te s he e n co n tra d o que tengo p ro ­b lem as paro, p e rm a n ec er d esp ie r to d e sp u é s de qu e o scurece y esto es v n p rob lem a ya que no p u ed o tra b a ja r el tie m p o q u e debo. .Vo p u ed o fem utr m u ch o ca fé y ta m p o co deseo to m a r o tra s cosas, ¿í/en . le í su libro , c o n s tr u í m i p rop ia p irá m id e y em pecé a dor­m ir en ella d u ra n te a lg u n o s ra to s y p a r tic u la rm e n te a n te s de u n via je largo. A hora p u ed o p a sá rm e la co n m en o s h o ra s de sueño , creo que u n su eñ o m ás d esca n sa d o , y n o so y una. am enazo , en la carretera . T a m b ién debo decirle,s qu e pongo agua de p ir á m id e en u n o de m is term os.

Tan p ro n to c o n s tru í m i p irá m id e m i h ijo , que es u n a d o les­cen te, la llevó a su h a b ita c ió n donde él y s u s an tigüe e m p eza ro n u p ro b a r d ife re n te s costas. L e p ed í que c o n s tru y e ra su p ro p ia p i­rá m id e y el re su lta d o f u e e l m ism o que cu a n d o le p id o que pode el césped. B u e n o , tuve qu e co n seg u ir o tro te lé fo n o y a h ora creo que te n d ré que c o n s tr u ir o tra p irá m id e .

Todos los in v ie rn o s s u fr o re s fr ia d o s a u n q u e tom e v i ta m in a s . E s te in v ie rn o , s in em bargo , em pecé a m e d ita r dos veces a l d ía en u n a p irá m id e de p lá s tic o de l.HO m y m i p re m io es qu e desde en ton ces no he ten id o n i u n es to rn u d o .

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INTRODUCCIÓN 17

Soy o p erad o r de eq u ip o penado y cataba a c o s tu m b ra d o llegar a rana ta n golpeado q u e todo lo que deseaba era d e ja rm e ro e r en un aillon a ve r la TV , M is ch icos, en cam b io , q u er ía n q u e ju g a ra con ellos, o que los llevara de paseo , pero n u eve de cada d iez veces m e era im po sib le le v a n ta rm e de m i a s ien to . A h o ra , cu a n d o regreso a caso., lo p r im e ro qu e hago es s e n ta rm e e n m i p irá m id e de m a d era a l a ire libre, d u ra n te u n o s tre in ta m in u to s . A l cabo de este ti&rrtjx), m e s ie n to co m o si h u b iera d esca n sa d o v a r ia s horas y es to y lis to p a ra h a cer algo p o r mí fa m il ia .

R eg resé a la escuela d e sp u é s de m u ch o s a ñ o s de a u se n c ia . A l p r in c ip io m e p re g u n té s i sería, ca p a z de lograrlo y d u ra n te los p r im e ro s m e se s tu v e p rob lem a s p a ra m a n te n e r el paso . E s to y seguro de que en p a rte era la n eces id a d de a ju s ta rm e , p ero in d u ­da b lem en te fu e u n a a y u d a s e n ta rm e a leer y e s tu d ia r d en tro de u n a p irá m id e . A h ora pued o leer d u ra n te m u c h a s h o ra s s in d is- tracciones.

M e re tiré re c ie n te m e n te de u n a ca rrera de negocios m u y a c ­tiva.. M i esposa y yo h em o s a h o rra d o a lg ú n d in e ro e h ic im o s a lg u n a s in v e rs io n e s p ru d e n te s p o r lo que el d in e ro no es u n p r o ­b lem a. ¡¿o que resu ltó u n p rob lem a f u e que p ro n to nos a b u r r i­m os. N u n c a tu v im o s u n hobbie verd a d ero qu e n o s a p a s io n a ra , m i esposa ta m b ié n tra b a ja b a , p o r lo que e s tá b a m o s p erd id o s s in saber qu e hacer. E n to n c e s u n a m ig o n o s recom endó que le y é ra ­m os su lib ro El poder secreto de las pirámides. N o s e n tu s ia s m ó ta n to qu e c o n s tru im o s u n a p irá m id e , y o tra m á s , y ahora ten em o s p irá m id e s en todo el lugar. N o so la m e n te eso , s in o que. nos hem os in te re sa d o ta n to en el a s u n to que. p lanearnos v ia je s a M éxico y A m é r ic a C e n tra l para v i s i ta r la s p irá m id e s que h a y a llí, ju n to con o tra s r u in a s a n tig u a s , y ta l vez v a y a m o s a E g ip to ...

D u r a n te tre s a ñ o s he ten id o a d ie s tra m ie n to de b io rre troa li- m e n ta c iú n . In ic ié esos e s tu d io s porque tenia, d if ic u lta d e s con la m ed ita c ió n . E m p ecé con la m á q u in a de te m p e ra tu ra de la p ie l y d esp u é s de log ra r a lg ú n é x ito y c o n fia n za con ella p a sé a u n se n so r p o r tá t i l de o n d a s cerebra les alfa-theta. A/?ora im p a rto a d ie s tra m ie n to sobre o n d a s cerebra les e n n u e s tro colegio local y he d a do a lg u n a s conferencias sobre el te ína a g ru p o s in te re sa ­dos. C u a n d o su p e de lo s tra b a jo s con p irá m id e s , tra té de a p re n ­d e r lo que. p u d e y p ro n to c o n s tr u í v a r ia s p irá m id e s . U na de ellas

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S h e r ry F e n n e ll , lu h ija d e E d F e t t i t e n la p u e r ta de la p irám id e .

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INTRODUCCIÓN li>

era lo su fic ie n te m e n te g ra n d e co m o para m e d i ta r e n su in te r io r . M ie n tra s ta n to , h a b ía a va n za d o ta n to en m i a d ie s tra m ie n to sobre, o n d a s cerebra les qu e podía p ro d u c ir a lg u n o s e s ta d o s t h e ta de. baja fre c u e n c ia . P ero , e x tr a ñ a m e n te , m i p rod u cc ió n de o n da s a l f a - th e ta sa Itó co n s id era b le m e n te d esp u é s de qu e em pecé a u sa r la p irá m id e . A h ora hago p rueba s con va rio s v o lu n ta r io s , u san d o a p a ra to s de bio i'rel roa lim e n (ación fu e r a y d e n tro de la p irá m id e . U n d ía p ruebo a u n v o lu n ta r io f u era de la p irá m id e y en el in te r io r a l d in s ig u ie n te . C on m u y pocas exc ep c io n es el s u je to es ca p a z de p r o d u c ir m á s a lfa - th e ta d e n tro de la p irá m id e , y h em o s p robado v a r ia s veces a casi la to ta lid a d de los su je to s .

C u a n d o m is ex-perim en tos con p la n ta s p ro b a ro n a sa tis fa c c ió n que algo e x tra ñ o su c e d ía d en tro de la s p ir á m id e s , d e c id í p rob a r con fo to g r a fía d is c o n tin u a seg ú n u s te d e s m u e s tr a n en su libro. A c tu a lm e n te es to y en el p ro ceso ríe o rd e n a r la s , p e ro les haré s a b e r los re su lta d o s . E s to y seg u ro de que las p la n ta s m o s tra rá n u n o conduc ta d ife re n te d e n tro de la p irá m id e , pero tra ta ré de- e v i ta r qu e este p re ju ic io a fec te m is exp e r im e n to s .

N o creo que m e recuerden p ero su p e que hace a lg u n o s años u sted es h ab laron sobre la re sp ira c ió n yoga y la im p o r ta n c ia de re sp ira r co rrec ta m en te . U stedes nos a d v ir tie ro n qu e n o in te n tá ­ra m os re sp ira c io n es co m p lica d a s s in un m a e s tro resp o n sa b le y m u c h a s horas de p rep a ra c ió n . S e g u í su con se jo m u y en serio y no lo he la m e n ta d o , pero e n c o n tré a lg u ien qu e p u d o e n se ñ a rm e cóm o r e sp ira r y m e he c o n v e r tid o en u n e s tu d ia n te serio del grana-gam a yoga . L a ra zó n p o r la que lo m e n c io n o en esta ca rta es que he e n co n tra d o qu e los e je rc ic io s de re sp ira c ió n son m ás e fec tivo s cu a n d o se h acen d e n tro de unu p irá m id e . T a l vez sea m i im a g in a c ió n , pero no lo eren, ya que vario s de los e s tu d ia n te s m e liad d icho lo m ism o . T o d a v ía e s to y de acuerdo con ustedes , s in em bargo , d e que e n ta n to qu e los e jerc ic io s sen c illo s de re sp i­ración p ro fu n d a so n buenos y d e f in i t iv a m e n te recom endab les, n a d ie debe in ic ia r e je rc ic io s m á s co m p lica d o s s in u n »n u estro .

Ya que hem os pedido a los experim entadores que nos escriban acerca de su» hallazgos, creem os que esta in­formación deberá se r com partida con otros y los conte­nidos de otras cartas o las id eas presentadas se han in­corporado a lo largo del libro en los capítulos adecuados.

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La pirámide invisible1

N u estras investigaciones, y las de otros autores, con m odelos de pirám ides nos condujeron a la escritura de The S ecn d Pow er o f P yra m id s. Pero la aventura no ter­minó allí. Tenem os que aprender que no se in icia la in­vestigación de las pirám ides para satisfacer un momento de ociosa curiosidad. A lgo sucede. Uno se asombra, m e­dita nuevam ente y esa actitud lo em barca en una tarea que no se abandona con facilidad. N uestra investigación prosigue, y se com prende que apenas ha em pezado. No bien habíam os term inado el prim er libro y ya nos encon­trábam os en el um bral de n u evos descubrim ientos. ¿Dónde y cuándo term inarán? Sospecham os que se em ­pieza buscando en la s pirám ides del universo y se ter­m ina en los laberintos de la propia conciencia.

“Supongam os que todavía hay otra respuesta para las ruinas de las se lvas tropicales de Y ucatán, o para las tablillas de arcilla con incisiones que se cuecen bajo el sol de M esopotam ia. Supongam os que m ayor que todas estas cosas, más vasta y m ás im presionante, hay una pirámide invisib le que descanza en el corazón de toda la civiliza-

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!¿2 F.L PODER SIQUICO DE LAS PIRÁMIDES

ción que el hombre haya creado; que por cada ladrillo o bóveda corbelacta visib le o que por cada rascacielos que se yergue o por cada puente g igan tesco llevam os en la m ente una carga que deseam os abandonar, que tenem os una urgencia biológica por com pletar lo que en realidad es incom pletable”.

La pirám ide invisible... tal v e z el enorm e m onolito egipcio que preside en la memoria del hombre alguna sabiduría olvidada; no solam ente la sombra cristalizada de una pirámide interior. Tal vez, como un antropólogo, doctor Lorey E i se le y. ha insinuado en el párrafo que. re­producim os anteriorm ente, lo que buscam os en la pirá­mide que ex iste en la s m entes de aquellos antiguos soña­dores m ientras colocaban las h ileras de piedra en las lla­nuras del Gizeh. ¿Fue esta visión, tan perfecta, tan tra­ducible en una m ontaña de piedra caliza? ¿H asta qué punto ellos se consideraron satisfechos en la m aterializa­ción de las form as que surgían de su s m entes? ¿Dónde están ahora esos constructores m entales? ¿Sobre qué plano pueden conservar la inm ortalidad? ¿No es la razón por la que m edim os y tratam os de com prender la pirá­mide de piedra que no podem os llegar a la que e x is te en la m ente del constructor? ¿En cuál es en la que real­m ente estam os interesados? ¿No será realm ente que la que buscam os es la invisible?

Si por a lgú n fenóm eno de m em oria genética pudiéra­mos rem ontarnos h asta aquella m ente, o si por azar de un trabajo detectivescp de la reencarnación encontrára­mos que la m ente del arquitecto viviera en Burbank, Ca­lifornia o en T allahassee, Florida, ¿estaríam os in teresa­dos en buscar huellas ocultas entre las rocas?

¿No será que deseam os saber lo que sabe la gran pirá­mide? Y aún m ás, deseam os saber lo que el d iseñador de la pirám ide sabia, ya que podemos presum ir que él tuvo un éxito total al im partir a su construcción todo lo que deseaba, en tanto que ningún poeta, com positor, c ien tí­fico o artista ha llegado a alcanzar un éxito sem ejan te desde aquellos tiem pos.

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LA 1MRÁMIDE INVISIBLE 23

La gran pirám ide perm anece com o un gran, inolvida­ble, m onum ento a un conocim iento perdido. Estam os se ­guros. ta l ve» más debido al espíritu m ístico que a la prueba concreta, que dentro de su s m uros etern os están incorporados secretos de m uchas cosas m aravillosas que algún día serán reveladas.

Durante algún tiem po pensam os que el en igm a podría aclararse con m artillos y cinceles, y estábam os equivoca­dos. D espués pensam os que la clave sería revelada a tra­vés de m ediciones de cinta, algebraicas y de com paces, y esto tam bién era un error. Im aginam os que esta enorm e caja de Pandora, hecha por el hombre, podría descifrarse eon sonar y aparatos de radar, pero tam poco tu vim os éxito

Sin em bargo, percibim os (o ta l vez se perm itió que per­cibiéram os) un m ensaje. La form a de la pirám ide era un segm ento de un rom pecabezas. El descubrim iento de que las pirám ides de m enor tam año construidas de acuerdo con el d iseño de la gran pirámide y tam bién alineadas sobre el eje norte-sur podrían producir fenóm enos poco com unes, de pronto arrojó nueva luz sobre la in vestiga­ción: la pirámide era universal, esto es, el conocim iento que se proseguía no se rem itía a los obscuros pasadizos en Egipto. L a búsqueda se individualizó y se extendió a todas partes donde hubiera g en te curiosa. Pero el mayor cam bio llegó en la form a en que la exploración pudiera em prenderse: no se necesita ya ir a Egipto con pala, regla de cálculo y una gu ia para los jeroglíficos. Puede llevarse,a cabo en el hogar, en el am biente que nos rodea, dentro del marco de vida de uno, donde las enseñanzas de la pirám ide pueden percibirse en todas sus ram ifica­ciones y con todas su s bastas im plicaciones. A si puede aplicarse su conocim iento, no en los profundos abism os de la academ ia egipcia, sino tam bién en las tareas y pro­blem as de la vida cotid iana -sa lu d , alim ento, en erg ía- a los que nos en frentam os usted y yo y el vecino.

F inalm ente, puede llevarnos a la fuente de todas n u es­tras respuestas: al Yo superior que llevam os dentro.

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21 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDESM ientras me sentaba en un café de los Á ngeles con

Cleve B ackster (el experto del polígrafo que asom bró a la com unidad cintífica hace algunos años con su anuncio de que la s p lantas tienen respuestas em ocionales) me dijo que cuando la planta reacciona a las am enazas a su b ie­nestar tal y como se registrara en su polígrafo m odifi­cado, él experim entaba una sú b ita elevación de la con­ciencia. El mundo no ha sido ya el mismo, decía Backster.

“¿Dónde vive usted? ¿En Park A venue o en Dixon; en la m ontaña, en la ciudad, en el campo? ¿En en su cuerpo?”. Pregunta Ilarold E. Kohn en el libro R eflections.

“La verdadera personalidad no es la casa donde se vive o el cuerpo que se habita , ni nada que pueda ser medido o pesado, o descrito en térm inos de color o textura. El ver­dadero hogar es invisible. Los in tereses y necesidades, los pensam ientos y propósitos son donde usted realm ente vive, usted vive en su s pensam ientos, pero usted nunca ha visto un interés, un deseo, un pensam iento o un pro­pósito, únicam ente lo que estos valores in tangib les pue­den efectu ar sobre las cosas visib les. Vemos la pajarera que hace un niño, pero el in terés en las av es y en la carpintería, que lo m otivaron a realizarla , son invisibles. El edificio de una ig lesia resulta aparente, pero las cosas m ás im portantes en ralación a ella son im posibles de ob­servar. L a fe que con stitu ye la herm andad de m entes afines, los profundos m otivos esp irituales que inducen a las personas al culto están m ás allá de la percepción sen ­sorial. L as cosas se pueden ver pero el amor que hace de una casa un hogar, es invisible. ‘Sabem os v iv ir en lo desa­percibido, si e s que querem os vivir...’

La investigación de pirám ides se ha realizado constru­yendo modelos de m adera, plástico, vidrio o cualquier otro m aterial con las m edidas correctas. C onsiste en la observación de la conducta de los m etales, p lantas y lí­quidos, tal vez de cualquier otra cosa que a usted le agrade, pero aún m ás im portante es la observación de uno mismo, esto es: su s reacciones dentro de una pirá­mide y su s reacciones al estud iar todas las dem ás cosas.

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LA PIRAMIDE INVISIBLE 25

El astron au ta E dgar M itchell abandonó el programa espacial después dé haber llegado a la Luna corno m iem ­bro de la expedición lunar Apolo 14 en 1971. La razón que dio fue que la exploración del espacio exterior era m enos im portante para el b ienestar de la hum anidad que la ex ­ploración del espacio interior. R ecientem ente cuando habló en una reunión de la A sociación Siquiátrica N or­team ericana en D allas, Texas, dijo que estaba seguro que habíam os alcanzado la época histórica en que no podía­mos im pulsar los lím ites del conocim iento científico sin un conocim iento m ás profundo de aquello que se observa.

M itchell dejó en claro que la v ieja tradición científica del experim entador que perm anecía fuera de su experi­m ento y a no podía conservarse. “Se ha dem ostrado cla­ram ente -d ijo - que el experim entador e s un com ponente del experim ento”, y esa opinión tendrá que incorporarse al nuevo paradigm a científico.

E ste nuevo ordenam iento en la exploración científica, con el exam inador como ingrediente, surgió como resu l­tado de los adelantos tecnológicos recientes. D urante s i­glos, m ísticos y clariv identes han hablado sobre la natu­raleza singular de todas las cosas vivientes; han dicho que, siendo de una su stan cia unificada, todo está interre- lacionado y que el cambio en la unidad provocaba una reacción, grande o pequeña, en todas las unidades. Pero poco había en esta in teresan te especulación que pudiera llevar por si solo a los datos escu etos y objetivos que requería la ciencia.

Los antiguos indios llam aban a ost.a su stan cia univer­sal /rranu, y los chim es chi\ m ás tarde M esm er describió el “m agnetism o anim al", Von Reichenbach discutió la “fuerza ódiea” y Reich habló de “energía orgánica”; y todavía em pleam os térm inos como “energía bioplásm ica” y “energía sicotrónica”. Pero ahora esta fuerza equis ha sido llevada al laboratorio gracias al perfeccionam iento de instrum entos qué nos perm iten m edir los campos su ti­les de en erg ía y am plificar y v igilar las respuestas sicoló­g icas del cuerpo hum ano y de otros seres v iv ientes.

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E L PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

Se ha dem ostrado en el estudio de la bioeléctrica, la acupuntura, la fotografía de a lta frecuencia y m ediante el uso de su tiles detectores de cam pos de energía, que el ser hum ano genera y transm ite esta energía que todavía es poco conocida. Se han llevado a cabo diversas in vesti­gaciones cuidadosam ente p laneadas que revelan que las personas que tienen la capacidad para curar pueden transferir una fuerza curativa a otras personas, que la m editación cura el cáncer, que la energía del pensa­m iento puede afectar el crecim iento de la s p lantas y de las form as de vida microscópica.

En todos los experim entos m encionados, así como en m uchos descubrim ientos síquicos, el elem ento hum ano es una cualidad integral.

Con la investigación de las pirám ides nunca podemos esta r seguros de hasta qué grado influim os en los resu l­tados. H em os hecho todo lo posible para elim inam os a nosotros m ism os. Donde ha sido posible hem os hecho e s ­tudios a ciegas que serán descritos posteriorm ente, pero la m ente sigue can ales extraños en su s m ovim ientos. D em asiados estud ios han dem ostrado que la d istancia tiene poca influencia en la efectividad de la en erg ía sí­quica o m ental para que nos im aginem os por sólo un m om ento que nuestra ausencia de la habitación experi­m ental nos elim ina como factor.

¿Cómo podemos decir que las p lantas tien en cierto tipo de conducta o que la leche no se agria debido a la energía piramidal? Todo lo que podemos afirm ar realm ente es que en las réplicas de pirám ides aparentem ente ocurren fenóm enos extraños, siem pre y cuando las pirám ides estén construidas correctam ente y orientadas en el eje norte-sur. En los m eses y años por venir, esperam os aprender m ás acerca de estos cam pos de energía y del origen y naturaleza de los d iversos campos que se consi­deren.

En las s igu ien tes páginas describirem os estos fenóm e­nos, particularm ente aplicados a seres hum anos y a otras cosas vivas. D iscutirem os algunos de los casos y expe-

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LA PIRAMIDE INVISIBLE

rien d a s y ofrecerem os algunas bases teóricas para esta s ocurrencias a la luz tan to del conocim iento científico como de la tradición m ística. Creem os que los lectores se encontrarán em barcados en una aventura tan sobreco- gedora como el hombre mismo. Y tenem os una razonable certeza de que a lo largo del cam ino descubrirán nuevas dim ensiones de su propio ser.

¿Por qué nos fascinan los casos de hojas de afeitar que se afilan o de u vas que se conservan indefinidam ente? Esto e s tem a de especulación, ya que am bos fenóm enos tien en m uchas aplicaciones prácticas. Pero más allá de estas posibilidades son inm ensas las im plicaciones para la autoeducación. Para determ inar por qué un fenóm eno ocurre de cierta m anera, se debe aprender algo acerca de los campos de energía, las fuerzas electrom agnéticas, los rayos cósm icos y rayos gam a, un poco de la quím ica de los líquidos, de la estructura de los m etales... los horizon­tes se am plían y las ruedas em piezan a girar.

L as p irám id es tien en la v irtu d de d escon certar . Cuando usted se im agina que ha logrado aislar un hecho, el sigu iente experim ento puede producir un resultado di­ferente. Para aprender por qué, se necesita n u eva infor­mación y se in icia otra búsqueda. Esto ocurrió cuando recientem en te un equipo de científicos norteam ericanos y egipcios trataron de sondear la Gran Pirám ide para determ inar la ubicación de criptas desconocidas. La lec­tura de la com putadora variaba de un día a otro y la investigación fue abandonada, por lo m enos tem poral­m ente. Se requerían nuevos conocim ientos. ¿Aprendieron algo acerca de la pirámide? Tal vez no, excepto la confir­mación de la antigua leyenda de que la estructura es un enigm a. Sin em bargo, indudablem ente aprendieron algo sobre física, sobre su instrum ental, y acerca de ellos mismos.

N os ocurrió algo sem ejan te cuando, tras de observar los m ovim ientos de los p lanetas dentro del espacio pira­midal por medio de la mu I ti fotografía discontinuada, ob­servam os que las p lantas repentinam ente cam biaban su

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2K e l p o d e r s í q u i c o d e l a s p i r á m i d e s

patrón de m ovim iento de Oeste a E ste que tuvieron du­rante dos años y em pezaban a m overse de N orte a Sur. Tuvim os que revisar nuestro trabajo, considerar factores am bientales, estud iar las explosiones solares y las cartas de actividad de la s m anchas del Sol. y exam inar los ciclos clim áticos. L as pirám ides nos forzaron a la necesidad de adquirir nuevos conocim ientos.

M ientras que los fenóm enos que ocurren dentro de la pirámide son d iferentes de los exteriores y en tanto que algunos de los procesos son razonablem ente estables, siem pre hay presente un elem ento desconocido al cual el observador no puede enfrentarse con la tranquilidad de que ha aprendido todo lo que hay que saber. E sta parece ser la historia de las pirám ides: dejar escapar poco a poco sus secretos, lentam ente, como si por designio el hombre deba crecer para conocer su significado. Uno se pregunta si los antiguos constructores ocultaron su s secretos tan astu tam en te precisam ente para ex ig ir de los in vestiga ­dores un conocim iento en expansión constante acerca de su universo o de ellos mismos. “Hombre, conócete a ti mismo", proclam aba el oráculo deifico, y cuando Paul Brunton perm aneció toda una noche en la Gran Pirámide y fue visitado por el espíritu de un sacerdote, recibió el m ensaje de que los secretos rea les estaban dentro de él mismo.

Hem os m encionado el concepto “cam pos de en erg ía”. En las sigu ien tes páginas hablarem os mucho de este tem a, esperando arrojar algo de luz sobre a lgu n as cosas desconocidas y estim ulando, por lo tanto , a otras personas a aprender una aventura fascinante.

La energía en sí es un enigm a. ¿Qué es realm ente?Hasta años recientes los físicos se apegaban a la teoría

de que la sustancia del universo consistía de partículas; el mundo estaba hecho de objetos y cosas: el mundo era un sustantivo. D espués los exám en es m ás m inuciosos descubrieron partículas de m ateria m ás y m ás pequeñas, h asta que parecían desaparecer en cam pos de energía. La sustancia no era estab le, sino flujo, cam bio, m ovi­

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I,A PIRAMIDE INVISIBLE 2y

m iento. El universo no era un conglom erado de objetos grandes y pequeños, no era una cosa sino un suceso; el mundo era un verbo. Ahora algunos cien tíficos nos dicen que bajo una observación profunda la energía se desva­nece en la conciencia; el mundo e s realm ente un pensa­miento.

El espacio-tiem po es una construcción del in telecto humano. El filósofo alem án Em m anuel K ant y el astró­nomo Jam es Jean s han dicho que el universo parece cada vez m enos como una gran m áquina y cada vez m ás como un gran pensam iento.

En el prólogo de Spnce, T im e and B eyond, Bob Toben afirma:

“La conciencia es la totalidad m ás allá del espacio- tiem po lo que en esencia puede ser el verdadero ‘Yo’. Hemos llegado a saber que conciencia y energía son una sola cosa; que todo el espacio-tiem po está construido por conciencia; que n uestra percepción normal de la realidad es un com puesto de un núm ero indefinido de universos en los cuales coexistim os; y que lo que percibimos como nosotros m ism os es solam ente la proyección localizada de nuestros verdaderos seres.

Por lo tan to todas n u estras energías están dedicadas al estudio de la conciencia. X o hay otra tarea. El trabajo hacia una transform ación de la conciencia es el único juego que conocem os.

La comunidad científica bulle con increíbles teorías nuevas de espacio-tiem po, energ ías fundam entales, cam­pos b iogravitaeionales áutoorganizados, la relación de la conciencia con la gravedad, y la conciencia com o la va­riable oculta que hace fa lta en la estructuración de la materia...En Lodo el mundo están ocurriendo fenóm enos que no pueden explicarse dentro de los sistem as ex isten tes de las creencias. Están siendo menospreciados y sus observa­dores reciben el nombre de lunáticos.

Sin em bargo, interpretam os adecuadam ente algunas de las teorías c ien tíficas ex isten tes aceptadas, encon­

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EL PODER SIQUICO DE LAS PIRÁMIDES

tram os que ex isten explicaciones. N uevos puntos de v ista en pleno auge em piezan a reem plazar aquellos que se disuelven... Al expanderse la conciencia, aparecen nue­vas herram ientas, las cuales, a su vez, serón reem plaza­das por otras. Todo es cambio.

I.os s istem a s de creencias em piezan a definirse en el lenguaje de 1a. física y otras ciencias. Pero la ciencia no es decir cosas nuevas. Sim plem ente es reafirm ar o redefinir aquellos puntos de v ista que fueron entendidos en d ife­ren tes palabras y sím bolos hace m illares de años”.

Si la conciencia es el único juego que conocernos y esto fue comprendido por los antiguos arquitectos, como su ­giere Toben, en tonces se puede inferir que este fue el m ensaje definitivo que esperaban transm itir.

Si este es el caso, tal vez hem os llegado a e s te conoci­m iento m ediante la exploración de la Gran Pirámide por el m ism o sendero por el que la física ha cam biado de la m ateria a la m ente. De la pirám ide aprendim os mucho acerca de la m ecánica, las m atem áticas y las estructuras. Nos enseñó cómo m anejar la naturaleza física de nuestro universo. Con el descubrim iento de que dentro del espa­cio interior de una estructura piramidal se producen fe­nóm enos d iferentes de los que ocurren en el espacio ex te­rior, aprendem os más acerca de los cam pos de energía. Y ahora con el atractivo de los e lu sivos cam pos de energía a n te nuestros ojos las pirám ides exigen un m ayor cono­cim iento de la natu ra leza de la realidad ant.es de reve­larnos toda su particularidad. Ahora parece claro que no serem os capaces de com prender plenam ente los m isterios de las pirám ides físicas h asta que no nos adentrem os en las pirámides invisibles dentro de nosotros mismos. Por lo tanto, deberem os em prender un viaje... y la llanura de Gizeh nos parece m enos atractiva que el v iaje hacia el interior de nosotros mismos.

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Viaje al centro de uno mismo2

"Xo puedo describirlo... e s inadecuado llam arlo algo ‘sonoro e inaudible al mismo tiem po', pero es la im agen que viene a mi m ente” .

E sta m ujer, de 26 años de edad, ocupa un puesto de responsabilidad en un hospital, estaba sentada en la sala de Tom G arrett, en la ciudad de ükl ahorna, tratando dé relatarle lo que sin tió la primera vez (jue estu vo dentro de una pirámide.

G arrett, se entusiasm ó por las pirám ides después de varios in teresa n tes encuentros con nosotros, construyó una pirám ide de 1.80 m de altura y pidió a sus am igos que pasaran en el interior algún tiem po. Se les sugería que m editaran o sim plem ente que se sentaran dentro durante algunos m inutos, gen eralm ente ele vein te a tre in ta m inutos y que después le dijeran lo que sintieron, en caso de que así hubiera sido. No les hacía n inguna pira indicación ni tam poco se les decía la reacción de otras personas sino hasta después de que hubieran rela-

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■¿'¿ EL l 'OLER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

tado sus propias experiencias. Por su erte para nosotros Garrett llevaba un registro de sus experiencias; la m ayo­ría de su s reportes ten ían que ver con la salud, sueños y las im ágenes hipnagógicas producidas en la zona crepus­cular en tre la vigilia y el sueño, experiencias que serán descintas en capítu los posteriores.

“Yo estaba suspendida, Tom. Fui atraída hacia el cen ­tro y a llí me m antuvo una fuerza cómoda, pero firm e. Me rodeaba un tipo de en erg ía como de caleidoscopio. Me sentí relajada y los patrones de mi pensam iento se orga­nizaron m ejor de lo que yo pueda recordar en toda mi vida. No estaba sola dentro de la pirámide... no estoy segura de lo que quiero decir con eso... sen tía la presen­cia de otra persona, no en el sen tid o ordinario, de cu a l­quier modo..., sin em bargo, sen tía una presencia, una es­pecie de fuerza benevolente que me protegía y me guiaba. Me sen tí im pulsada a m editar y fue m uy fácil -con el mundo tan a lejad o- pero siem pre consciente de esa fuerza tranquila, una especie de ‘ruido blanco’, si es que tiene algún sentido llam arlo así...”.

R1 resplandor de la chim enea nos tra ía poco de la reali­dad de otro mundo, como si los esp ír itu s del fuego se hubieran reunido allí para alguna festividad especial. O ta l vez era la respiración de la m ontaña que soplaba a 1 ravés d e los g igan tescos pinos y que al en v iar ráfagas por la chim enea hacía que el fuego danzara tan delicio­sam ente.

Cerré los ojos casi com pletam ente y fijé la v ista en el fulgor de una brasa, como si fuera una m andala que guiara mi m editación. A un lado, la voz de nuestro in s­tructor indio decía suavem ente: “H ay un silencio que es tan profundo que resu lta ruidoso y al cual puede uno entrar... y estando allí a veces se descubre una fuente blanca llena de luz radiante, y siem pre es necesario mo­verse hacia la fuente blanca”.

¿Un umbral hacia la zona crepuscular? ¿Qué es la rea­lidad? ¿Qué es la cordura, para el caso, o qué es la a luci­nación o la im aginación o la percepción extrasensorial?

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VIAJE AL CENTRO DE UNO MISMO sa

¿Qué clase de realidad es la que tenem os en la mente? ¿Es mi realidad de una señal de tráfico su stan cia l que la visión de un clariv idente de un accidente autom ovilístico, y que él sea capaz de prevenir al dar una advertencia? Todo depende de su contexto y de su aplicación. ¿Son las pinturas de árboles vibrantes con en erg ía de Van Gogh m enos obra de arte que la s flores de Renoir, sim plem ente porque él añadió una nueva visión de vida que algunos observadores no pueden ver?

La nueva física nos ha hecho d am os cu en ta de que no hay una cosa o cosas correctam ente percibidas, sino e s ­tados de conciencia su fic ien tem en te pragm áticos de tal modo que puedan ser com partidos con otros de algún modo significativo. El esquizofrénico se aparta, no por­que lo que experim enta no ten ga base para la existencia , sino porque él no encu en tra el modo de relacionar la e x ­periencia con un conjunto de condiciones previam ente su scritas por él mismo y otros en su espacio-vida. Una m ejor com unicación entre individuos que tengan expe­riencias síquicas, la com unicación de esa s experiencias al público por parte de los m edios m asivos de com unicación, la confirm ación física de la realidad de las actividades síquicas y el auge de principios de ad iestram iento para am pliar los ta len to s extraordinarios, la ten tes en la m a­yoría de la gen te , han contribuido su stan cia lm en te en la época actual a un concepto cada vez más am plio de que los cinco sentidos del hombre solam ente le proporcionan una pequeña y fragm entaria visión de la realidad total.

A cerca de esto el em inente filósofo de Cam bridge, doc­tor C. D. Brood, afirmó en cierta ocasión: “La función del cerebro y el sistem a nervioso es protegernos de ser aplastados y confundidos por esta m asa de conocim iento que en la m ayor parte e s inútil e irrelevante. E lim ina lo que de otro modo percibiríam os o recordaríam os en cual­quier m om ento y deja sólo aquella pequeña y especia) selección de lo que parece ser prácticam ente ú til”.

Thor M yers, ex conductor de autobuses de D enver, se acostó sobre el piso y extend ió sus brazos en cruz.

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34 e l p o d e r s í q u i c o d e l a s p i r á m i d e s

-E ste es el modo com o yo descanso en m i pi rám i de -d ijo -. Tengo un catre que coloco ju n to a unos pedestales al m ism o nivel de él» de ta l m anera que pueda descansar las m anos sobre ellos cuando las estire . M antengo la cabeza al Norte.

Cerró los ojos y por un m om ento perm aneció en silen ­cio; el m om ento se prolongó a varios m inutos y pensam os que estab a m editando, pero entonces él nos dijo:

-D escubrí que en esta posición me siento como si e stu ­viera cargado de energía . H e meditado durante muchos años y ten go algún equipo de biorrctroalim entación, pero nunca experim enté an tes lo que h e sentido usando la pi­rámide.

M yers se sen tó y observó su alrededor. X os miró y movió la cabeza.

-L eí su libro y de algún modo supe que esto era lo que buscaba. Puede ser difícil de creer, pero desde que em ­pecé a u sar la pirám ide, he recibido inform ación de mu­ch as cosas, ta le s como los m ecanism os in tern os del cuerpo, el sistem a nervioso y el cerebro. Yo no sab ía nada sobre esa s cosas, por lo que em pecé a leer para confirm ar lo que sen tía . l ia sido todo verdadero h asta donde puedo decir.

-P a rece que usted ha llegado a los n iveles más elevados de la conciencia.

-S í, creo que lo he hecho.-T al vez la pirámide tiene que ver poco con esto . U sted

m encionó que había m editado durante muchos años. Tal vez esta s experiencias sean el resultado final de ese tra­bajo.

-R ueño, es posible —elijo len tam ente M yers-. y puede ser que se hayan ido acum ulando hasta e ste punto, pero yo diría que m ás bien se tra ta de los cam pos de en erg ía o conciencia que he alcanzado estando dentro de la pirá­mide -perm aneció pensativo durante un m om ento y aña­dió-. Otra razón por la que creo que la pirám ide tien e que v er con ello e s que solam ente sucede cuando m edito en su interior.

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VIAJE AL CENTRO DE UNO MISMO 35

Thor M yers es solam ente una de las m uchas personas a las que hem os visitado, o que nos han llam ado o que nos han escrito acerca de su s experiencias sentados, acostados, durm iendo o m editando dentro de una pirá­mide. Por supuesto, no es probable que sepam os algo de quienes han experim entado poco o nada en ese caso. Ni tam poco es probable que se com unique nuevam ente con nosotros el m aestro de escu ela que nos dijo que su per­m anencia durante algunos m inutos dentro de una pirá­mide de p lástico,de unos dos m etros de altura le producía nerviosism o y depresión.

Pero creem os que el núm ero de personas que han pa­sado algún tiem po dentro de una pirám ide y que no han sentido nada nuevo, es un núm ero com parativam ente pequeño. E sto no es una afirm ación de fe o de miopía por nuestra parte. E sta conclusión e s tá basada en nuestras experiencias al pedir a m uchas personas que pasaran un tiempo dentro de una pirám ide y nos dieran la inform a­ción. Xo les hem os dado m uchas instrucciones fuera de la sugerencia de que, si lo deseaban, podían sen tarse o acostarse, o tal vez m editar. Con sólo algunas excepcio­nes, experim entaron la pirámide como una n u eva clase de espacio de a lgún modo o de otro. Otros investigadores han reportado resultados muy sim ilares. M uchos de estos su jetos no estaban fam iliarizados con n uestro trabajo, ni habían leído los libros ex isten tes sobre las investigacio­nes de las pirám ides.

Sin em bargo, para ser objetivo, es im portante recono­cer que el solo acto de en trar en una construcción de tipo poco usual como e s una pirám ide implica que se supone que va u ocurrir algo. E sto estab lece una actitud de es- pectación. A sí aum enta la probabilidad de que estén conscientes de las reacciones y serán m ás sensib les tanto a los estím ulos extern os como a los estados internos. Si esto es todo lo que ofrece, aun así la pirám ide sería útil (tomo una especie de aparato centralizador a través del cual el su jeto puede acrecentar su sensibilidad y concien­cia focal.

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EL PODER SÍQUICO L*E LAS PIRÁMIDES

M uchas técn icas de m editación usan lo que se conoce com o “m editación dé sem illa". A quí se u tiliza para enfo­car la atención un objeto ta l como el capullo de una flor, la llam a de una vela o algún sím bolo religioso.

Se tra ta de concentrarse en lo que se ve de ta l modo que no ocurra ningún otro pensam iento. E sto produce una unificación de la m ente y prepara al individuo para que se m ueva m ás allá del objeto hasta alcanzar un estado de no-pensam iento en el cual pueden funcionar los n iveles no-intu itivos más elevados de la m ente. En el lenguaje de biorretroalim entaeión, esto pudiera significar m overse de un estado beta , donde hay m uchos pensam ientos, a un estado a lfa , un estado más relajado donde el su jeto se em papa en el pensam iento o problem a y e s tá menos consciente de s í mismo y del mundo. De allí pasará al estado theta , donde el mundo desaparece y la m ente se en vu elve en vuelos in tu itivos. El meditado»- Zen puede “observar su a lien to '’, el practicante de yoga podrá con­tem plar la punta de su nariz, pero la “sem illa” o enfoca- m iento del objeto no tiene que ser de una naturaleza visual. A lgunas personas encuentran m ás fácil concen­trarse en notas m usicales o usar un m an tra o un simple canto que puede repetirse una y otra vez.

Es posible que la pirámide funcione de un modo sem e­jan te ul que se ha descrito. Tal vez esto se logre al ocu­parse m entalm ente con el pensam iento de la pirámide. Sin em bargo, sería extrem adam ente difícil m antener e ste pensam iento en una forma m ental singular. E s más probable que el individuo piense en todas las cosas que puedan ser una pirám ide o que, si no sabe nada acerca de pirám ides se pregunte sobre ello y se haga a si mismo una serie de cuestionam ientos, como por qué se le pidió que hiciera eso.

Las experiencias subjetivas pueden ser sim plem ente cosas im aginativas. Pero como dijo E instein: “la im agi­nación es m ás im portante que el conocim iento” y Richard Feynm an afirm ó alguna vez: “lo que necesitam os es im aginación. Tenem os que encontrar una nueva visión

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VIAJE AL CENTRO L»E UNO MISMO 3?

del m undo”. Y esta nu eva afirm ación sugiere que no pueden buscarse nuevos horizontes sin im aginación. Todo eso está muy bien, pero n uestra pregunta con res­pecto a si las reacciones al estado piram idal son so la­m ente im aginación y por lo tan to pueden suceder fácil­m ente dentro de ese espacio, no pueden responderse con un sim ple sí o no.

Todemos afirm ar que la im aginación ju eg a algún papel integral en todas n uestras activ idades m entales. Sin em ­bargo, los productos de n uestra im aginación son g en e ­ralm ente de natu ra leza m uy personal. Tom am os pres­tado de nuestro consciente e inconsciente, ju n to con al­guna producción desconocida del superconsciente, y fa­bricamos n uestras propias pequeñas construcciones. La inform ación que hem os recibido de los su jetos que expe­rim entaron el espacio piram idal, por otra parte, tiene m uchos com unes denom inadores. E sto sugiere un re­curso com partido de influencias o inform ación, ta les como las sigu ientes:

1. H asta cierto grado las experiencias son nuevas, ge­neralm ente un poco in tr igan tes para los sujetos.

2. Hay una sensación de aislam iento; no incómoda sino bastante agradable, en la cual los sujetos experim entan paz y quietud. A unque conscientes del hecho de qué la composición de la pirám ide (plástico, m adera o lo que sea) es tal que no pueden a islarse físicam ente de los sonidos de la calle o de las personas que hablen en las habitacio­nes contiguas, sin em bargo, persiste la sensación de que han entrado a su propio mundo interior. En ocasiones los su jetos comparan esa sensación con la de estar en la pro­fundidad de los bosques o en la soledad de un lago tran­quilo. Todavía se escuchan los ruidos, todavía se sienten las vibraciones, pero se experim entan de un modo a le­jado y secundario.

3. Cuando entran a la pirám ide los rodea una sen sa ­ción de seguridad y protección, aun cuando reconozcan que razonablem ente no hay nada en la pirám ide que los pueda proteger de cualquier cosa que pudiera am enazar­

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38 E L PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

los. Sin em bargo, continúan con esa sensación de estar protegidos. En e ste verano un grupo de nosotros tuvo un periodo de m editación en las m ontañas del Colorado. C onstruim os una pirám ide de plástico lo suficientem ente grande como para dormir en su interior y cada uno, por turno, durmió una noche en ella. E stab a algo a lejada de la cabaña principal en un claro rodeado por árboles y se necesitaba una lám para de m ano para localizarla en la oscuridad. Dos m iem bros fem eninos del grupo afirm aron posteriorm ente que se sintieron in q u ietas y un poco te ­m erosas m ientras cam inaban so las hacia la pirámide, pero en el m om ento de poner los pies dentro de e lla d esa­pareció todo tem or y ansiedad.

4. U na exp erien cia frecu en te es la d istorsión del tiem po. C ualquiera que sea el periodo de estan cia en la pirám ide ya sea de una hora o de una noche, el tiem po se distorsiona acentuadam ente. En ocasiones el su jeto cree que ha estado dentro mucho m ayor tiem po y en otras la experiencia es exactam en te a la inversa, pero rara vez se tiene una evaluación verdadera del tiem po.

ñ. De algún modo parece in ten sificarse el sueño dentro de la pirámide. A veces las personas que han tom ado breves sie sta s dentro reportan que se sien ten como si hubieran dormido durante m uchas horas. D urante n u es­tras experiencias en el Colorado algunos participantes com entaron que habían dormido m uy pocas horas dentro de las pirám ides -por acostarse tarde, levan tarse muy tem prano o por contem plar el cielo nocturno- sin em ­bargo, se sentían com pletam ente descansados cuando despertaban y en el día actuaban con notable vigor.

6. Aunque hay una sensación de estar a so las dentro de la pirám ide, tam bién se tien e al mismo tiem po la sen ­sación de una presencia. Esto no parece tom ar la carac­terística de una personalidad o de un espíritu intangible, sino que hay una sensación de un ser, relacionado algu­nas veces con un ángel guardián.

7. La m editación su ele ser m ás fácil dentro de la pirá­mide. Tal vez e ste sea parcialm ente el resultado del a is­

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lam iento de las d istracciones. A quellos que no m editan informan que es m ás fácil el relajam iento. Uno de n u es­tros am igos usa la pirámide como lugar para concentrarse en su s estudios. Una persona que probó la pirám ide por primera vez, dijo que se sentía como si deseara m editar aun cuando no lo había hecho anteriorm ente.

8. Se nos inform a que los sueños son b astan te vividos; algunas veces mejor organizados o com prensibles y que pueden recordarse con m ayor facilidad después de d es­pertar.

9. Las im ágenes hipnagógicas -im ágen es v isu ales, e s­cenas que a lgunas veces son respuesta a viejos proble­m as y ocasionalm ente percepciones com pletam ente nue­vas que ocurren ju sta m en te an tes de que llegue el su eñ o- son m ás viv idas y el periodo de la im aginería pa­rece durar un lapso mayor.

10. E n m uchas de la s personas que pasan algún tiempo dentro de las pirám ides hay una sensación de paz. E n­cuentran que es difícil albergar sentim ientos de h ostili­dad y e l enojo parece desvanecerse. U na persona nos dijo que al sen tir esa sensación de paz trató de pensar en todos los problem as y ten sion es del mundo solam ente para d es­cubrir que no podía conservar esos pensam ientos. Otra persona había dejado su oficina b astan te d isgustad a por algunos problem as y encontró que para el m om ento en que salió de la pirám ide, aproxim adam ente una hora m ás tarde, difícilm ente podía recordar cu áles eran esos pro­blem as.

l l v A proxim adam ente la m itad de los sujetos perciben la presencia de un campo de en erg ía poco com ún. Lo sien ten más en el centro de la pirám ide que en cualquier otro sitio y sien ten que los v ita liza . La fam ilia C. J. F. de la ciudad de Oklahoma nos escribió una nota donde nos dice:

E l d o c to r J . E . nos in d icó p o r te lé fo n o t n que d irecc ió n deb ería o r ie n ta r se cada m ie m b ro de la fa m il ia m ie n tra s se sen ta ra o m e d ita ra d e n tro de la p irá m id e . P arece que f u e correcta . L a d i ­

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

rece i ó) i es la m ism a en la q u é u n s íq u ico de la costa o cc id en ta l m e d ijo qu e v ia ja b a » m is v ib ra c io n es , q u e es en d irecc ió n S u r ... c u a n d o do rm irn os, el su e ñ o es p ro fu n d o . N in g ú n m ie m b ro de la fa m i l ia ha licuado a e s ta r d e n tro durante, m ás de u n a ■ hora . Jai se n sa c ió n de h a ber estad o d o rm id o se co n serva d u ra n te a lg ú n t ie m p o .

12. A lgunos su jetos han informado una crecien te sen­sación de integración con todas las cosas v ivas m ientras m ayor es el periodo que perm anecen dentro de la pirá­m ide.

En cuanto a por qué el m aestro m encionado anterior­m ente en e ste capítulo se sintió nervioso y deprimido después de una breve perm anencia en una de nuestras pirám ides, no estam os seguros. Podem os especular que él trajo consigo m ism o esos sentim ientos y que se in ten sifi­caron con el cam¡>o de energía de la pirám ide. También podemos aventurar que la pirám ide tal vez sirva como espejo para m irarse uno m ism o y que por lo tan to es opresiva para a lgunas personas o que tal vez la visión o el desarrollo obtenido por a lgunas personas a través de la pirám ide sirva como am enaza para otras. Por supu esto que no estarnos seguros que sea alguna de e sta s cosas. E sta e s otra área donde todavía queda mucho por in ves­tigar. Solam ente podemos decir por el m om ento que nuestras experiencias y las de otros, con muy pocas ex­cepciones, han sido benéficas y sign ificativas. Si acaso uno experim enta una sensación incóm oda o d esa len ta­dora, o algún pensam iento igualm ente negativo, ta l vez lo m ás aconsejable sea abandonar la pirám ide al m enos por el momento.

Más adelante discutirem os con m ayor am plitud algu­n as de las experiencias, sensaciones y dem ás fenóm enos descritos anteriorm ente para tratar de arrojar sobre ellos la luz del conocim iento científico. Guando e s ta s ex­periencias ocurren en otros am bientes y como resultado de otras condiciones, se harán esfuerzos para ex traer los com unes denom inadores de ta l modo que podamos en ­tender m ejor las cau sas y efectos que se im pliquen.

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VIAJE AI. CENTRO DE UNO MISMO 41El hecho de que m uchas de esta s experiencias sean

únicas y les hayan ocurrido por primera vez a muchos sujetos sugiere una nueva sensibilidad o cambio en la conciencia. Seria mucho pedir que fueran siem pre los m ism os, pero el hecho de que haya ocurrido alguna m eta­m orfosis, ya fuera perm anente o transitoria , ex ige una mayor investigación.

La m ayoría de los científicos están de acuerdo ahora en que el cerebro y la m ente no son la m ism a cosa. La con­ciencia, como ta l, no puede encontrarse dentro de las célu­la s del cerebro orgánico. La red electroquím ica y la s res­puestas nerv iosas del cerebro pueden ser dibujadas en detalle por los científicos médicos; sin em bargo, la con­ciencia en sí se les escapa. E x iste dentro del cráneo todo un mundo de fuerzas, fuerzas dentro de esa s fu erzas que ceden a cualquier otra área del m ism o tam año dentro del u ni verso.

L as partículas subnucleares, los protones, los neutro­nes, las m oléculas, las célu las y dem ás tienen poco que decir, según parece, en cuanto a lo que ocurre en el cere­bro. E stos com ponentes físicos aparentem ente sólo llevan órdenes de un com ando m ás elevado.

En algún sitio cerca del ápice del sistem a de comando del cerebro descubrim os las ideas. Una idea reclam a una realidad tan grande como la de una m olécula o una célula, ya que las ideas crean ¡deas. Ya que no sólo interact.úan entre sí, sino tam bién con o tras fu erzas m entales dentro del m ism o cerebro, y con los cerebros de o tras personas. A dem ás parece ser que tien en influencia sobre el am ­biente exterior.

H ay su fic ien tes evidencias que indican que la fuerza de energía de la conciencia interactúa con las fuerzas de energía del cerebro y del sistem a nervioso. Puede plan­tearse la h ipótesis de que los cam pos de energía son uno y lo mismo, y que la naturaleza de su su stan cia depende de la percepción de quien registra, ya sea una m áquinu o un observador hum ano. E ste punto de v ista se acerca al ocul­tism o, que sostiene un concepto de energía y una le o n a de

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42 EL PODER SIQUICO DE LAS PIRÁMIDESlos cam pos, en el sentido de que hay una forma primaria de energía con la cual e stá construido todo.

El estudio de esta singular fuerza de energía se lleva a cabo en diversos laboratorios en este y otros países. Se cree que un entendim iento de la s leyes que dom inan a esta fuerza ofrecerá explicaciones de d iversos fenóm enos síquicos que hasta la fecha han eludido a las m ás concien­zudas in vestigacion es científicas.

E stos cam pos de en erg ía se d iscutieron en el libro The S e creí Pow er o f P y r am ida y serán d iscutidos con mucha m ayor am plitud en los s igu ien tes capítulos. La natura­leza de la energía, de la conciencia y hasta qué punto coexisten como expresiones de una fuerza singular posi­b lem ente tendrá una considerable im portancia en n u es­tra com prensión de lo que les sucede a las sensaciones y pensam ientos de una persona m ientras está dentro de una pirám ide. Las relaciones entre la m ateria y la energía y en tre la energía y la conciencia cuando se com prendan, ofrecerán un puente para pasar rápidam ente de un domi­nio a otro. Adem ás, podremos aprender cómo la forma puede cam biar a los cam pos de energía y cómo las form as m entales pueden generar energía. La pirám ide puede servir como el puente en tre estos mundos.

La conciencia como “cosa*', un objeto o como una expe­riencia, es difícil de definir excepto de un modo circular tal como la doctora Arinie B esan t lo h izo en A S tu d y in Cons- cioartess: “L a conciencia y la vida son idénticas... le liem os dado a la conciencia vu elta hacia adentro con el nombre de vida, y a la vida vuelta hacia adentro con el nombre de conciencia”. En The Secret D octrin e H. P. Bla- vatsky se refiere a la conciencia como la forma m ás fina de la energía, la raíz de todas las cosas y coex ten siva al espacio cósmico. En e ste modelo, la conciencia y la m ate­ria no deben considerarse como realidades independientes sino como aspectos de una misma realidad.

En El fenóm eno hum ano. Fierre Teilhard de Chardin señaló que: “desde el punto de v ista fenom énico, la m ate­ria y el espíritu no se presentan a sí m ism as como cosas o

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VIAJE AL CENTRO DE UNO MISMO 13

n atu ra lezas sino como sim ples variables que se encuen­tran relacionadas"'.

En tan to que el cerebro y la m ente pueden verse como expresiones d iferentes de la m ism a fuerza singular, pura exam inar los cam bios en las conciencias, experim entados por personas que se sien tan y m editan dentro de la s pi­rám ides, se necesita hacer otra división. A parentem ente e sta s experiencias ocurren cuando la atención se aparta del proceso cognoscitivo para pasar a niveles intuitivos. Cuando esto ocurre, la inform ación que llega a la conciencia no prov ¡ene del razonam iento sin o de una fuerza exterior y más allá de la mente racional.

“La intuición no contradice la razón”, dice Swami V ishnudevananda en E l libro com pleto del yo g a , “ sino que la trasciende y lleva el conocim iento y la sabiduría de su campo de conciencia, que el in telecto no puede pe­netrar... La razón nos ayuda a m archar a La puerta de la intuición. La razón nos da la inform ación de que las puertas del mundo de los fenóm enos son irreales cuando se les com para con las etern as experiencias de la auto- rrealizacdón. La razón tiene su propia utilidad definida ya que ayuda al principio cuando em pezam os la bús­queda de la verdad”.

A lexander M aven habla de los elem entos de los n iveles in tu itivos de la m ente:

“ Los m ísticos son casi unánim es al decir que la expe­riencia es m ás inm ediata que cualquier experiencia ordi­naria, tan inm ediata que no puede dudarse de su reali­dad. A lgunos aun han dicho que la realidad expresada por lá experiencia m ística e s la única realidad, y que todas las dem ás son ilusión. Se dice que su sensación de la experiencia ha sido superior a la sensibilidad, percep­ción, conceptualización, razonam iento o entendim iento y d istin ta de cualquier cosa que recuerden o im aginen. E sto es, dicen los m ísticos, intuición pura, conciencia pura. Todo esto parece equ ivalente a decir que la con­ciencia y la percepción están m ás allá del funcionam iento de un sistem a nervioso y de su cerebro...”.

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44 h'JL 1*0DER SÍQUICO DE LAS. PIRÁMIDESLos estad os alterados de la conciencia, la m ayor sensi­

bilidad, la distorsión del tiem po, la sensación de un flujo de energía , las observaciones v isu a les, la disociación del m undo externo y otras experiencias paranorm ales de las personas que pasan algún tiem po dentro de las pirám ides debería describirse m ejor como un cambio del hem isferio izquierdo del cerebro al derecho. En tanto que esto es una suposición, el tipo de experiencias su b jetivas que se informan parecería indicar m ás bien una actividad del hem isferio derecho que del izquierdo.

El hem isferio izquierdo del cerebro está asociado m ás con el proceso del razonam iento y el hem isferio derecho se identifica con la intuición. Tal vez cuando una persona entra a una pirám ide, confronta un grupo ilógico de con­diciones. No hay nada dentro de la pirám ide que atraiga la atención de su s sentidos; ni la presencia de nada con lo que pueda tratar racionalm ente. Para enfrentarse a la experiencia, el sujeto inconscientem ente cam biará de la actividad hem isferio izquierdo hacia la del derecho. Cuando una persona en tra en contacto con la m ente in ­tu itiva , se experim enta a sí m ism a y a lo que le rodea de un modo diferente. Al igual que con la m editación e le ­vada de los estados m ísticos, su s experiencias son inefa­bles, esto es, no puede encontrar palabras para expresar su s pensam ientos y sensaciones. E sto es com prensible, ya que el lenguaje e s principalm ente una función del hem isferio izquierdo del cerebro.

En un sentido, se puede decir que el objetivo inicial de la m editación y de algunos ejercicios de yoga es cam biar del área racional del hem isferio izquierdo a los vuelos artísticos, intuitivos y creativos del hem isferio derecho. E sto e s tam bién uno de los objetivos del adiestram iento de biorretroalim entación: transportar las ondas cerebra­le s del estado beta responsivo a lo s n iveles contem plati­vos de Theta. “M uévanse hacia la fu en te blanca...", decía e l m aestro. Tal vez la pirám ide nos ayude a encontrar el cam ino.

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3El desenvolvimiento síquico

Un universo de energías flu idas y giratorias, la m atriz de todas las cosas, procedente dentro de una so la fuerza unificada: esta es la su stacia de la nueva física.

“Todas las cosas están intercoiiectadas... todas las par­tes del universo están directam ente relacionadas con todas la s otras partes... La descripción de cualquier parte es inseparable de la descripción del lodo... Nadie se puede mover sin influ ir en todo lo dem ás del universo... No se puede ni siquiera observar algo sin cam biar al objeto y aun al observador... Es posible ta l vez que el sólo pensar en un objeto lo cam bie y cam bie al pensador... Todo el universo está vivo... todo el universo está interconec- tado... Hay vida en todo, pero con diversos grados de con­ciencia...”

Los aforism os de Bob Toben son una experiencia en la lectura. Su libro Spapét T im e and B éyond fue escrito como resultado de su s conversaciones con los físicos Jaek Sar- ía tti y Fred Wolf, y no hace m uchos años que lo hubiera-

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46 S I . PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

mos acusado de sosten er un diálogo con frívolos escrito­res de ciencia ficción o, sim plem ente, lo hubiéram os cali­ficado como un poeta. Pero Bob Toben es en realidad un científico, un perceptivo, y sus interlocutores, que tienen grados de doctorado en física y ocupan altos cargos uni­versitarios tienen an teced en tes muy satisfactorios.

Cuando Toben señala: “la conciencia y la energía son una so la”, recibe el apoyo de Sarfatti que dice: “sospeché que las teorías gen era les de la relatividad y del quantum son solam ente dos aspectos com plem entarios de una teo ­ría m ás profunda que im plicaría una especie de concien­cia cósm ica como concepto c lave”.

¿Una pirám ide que está viva? O bviam ente esa idea debe rechazarse o, si esperam os aceptarla, debem os lu­char para estab lecer a lgu n as n u evas bases de la reali­dad. Por una parte tenem os una caja, igual a cualquier otra caja, con la excepción de que tiene lados tr ian gu la­res que se unen en un ápice. No tiene otras característi­cas d iferentes y puede ser construida de casi cualquier m aterial, si presenta algunas peculiaridades propias es sim plem ente que debe construirse con cierto patrón y debe ser colocada en una posición particular. Por otra parte, tenem os un instrum ento que desem peña una m ul­titud de funciones, las cuales no todas aparecen directa­m ente relacionadas, y su m odus operandi ex ige lo mejor de nuestro conocim iento en m uchos cam pos. ¿Cómo es que la caja de forma piramidal y el instrum ento de gran complejidad son uno y lo mismo; cómo resolverem os el enigma?

La nueva física nos puede ayudar. Nos dice que las partículas y objetos 110 ex isten como ta les sino que todo en el universo es energía. Los objetos o cosas son solam ente estructuras m entales y tien en forma m ientras son obser­vadas como ta les. Pero entonces descubrim os que m ien­tras m ás cercanam ente observem os la energía m ás rápi­dam ente desaparece aquélla en la conciencia, y que nos encontram os con que nuestro pensam iento exam ina otros pensam ientos. Por una parte tod avía ex iste el mundo si

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E L DESENVOLVIMIENTO SIQUICO 47

podemos aceptarlo como un efecto y no como una causa, pero hem os perdido el mundo como una colección de obje­tos, de grandes y pequeñas cosas.

De m uchos modos no estam os preparados para enfren­tarnos a un mundo como a un pensam iento. E s un sa lto dem asiado grande pasar de objeto a sujeto. N ecesitam os construir un puente en tre el mundo de las cosas y el de las ideas; necesitam os vivir en un mundo interm edio du­rante algún tiem po para efectuar los a justes. E ste sitio de reposo puede ser proporcionado razonablem ente du­rante algún tiem po por la isla de la energía. En este lugar ya no experim entam os las form as. En su lugar ex ­perim entam os los cam bios. N uestras experiencias no son con cosas, no con objetos que tengan dim ensiones, sino con flujos, con m ovim ientos. No hem os alcanzado el punto donde estam os preparados para prescindir del e s ­pacio y del tiem po como puras creaciones del pensa­m iento, por lo que todavía hablam os de “cosas” ta les como longitudes de onda y cam pos de energía; ch ispas y luces; y a sí por el estilo , porque todavía in sistim os en los sustan tivos. Pero ahora en v ez de tratar de entenderlos como inm ovilidades, tratarem os de percibirlos como una colección de unidades m uy pequeñas en m ovim iento rá­pido. T ratarem os de ver hacia atrás para ver qué sucede en v ez de aceptar la apariencia externa.

“Me g u sta sentarm e en los parques y term inales de autobuses para observar. La g en te parece hu evos lum ino­sos cuando se le v e”, decía Don Juan a Carlos C astañeda al describir el mirar ordinario y el ‘v er ’ verdadero. El indio yaqui explica que a veces en una m ultitud de criaturas con forma de huevo él nota a una que parece exactam ente una persona; entonces sabe que allí hay algo equivocado y que, sin la aureola lum inosa, esto no es de modo alguno una persona real.

No sé cuánto tiem po he estado sentado en mi pirá­mide. Pierdo la noción del tiem po. Me pude haber que­dado dormido, pero al mismo tiem po yo estaba consciente d é haber estado a llí y al m irar hacia afuera desde algún

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48 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

sitio dentro de mí ten ia la im presión de que la pirám ide se encontraba en llam as; toda su estructura estab a or­lada con pequeñas len g ü eta s llam eantes. Por alguna razón no me alarm é ni traté de m overm e. Perm anecí sentado, m aravillado de lo que veía. Las llam as se ex tin ­guieron y ya no pude ver la pirám ide sino que tu ve la extrañ a sensación de que se extend ía muy lejos en todas direcciones”.

Para captar el significado de la pirámide encontram os que se adelanta m uy poco al tratarla como un objeto. Del m ism o modo que el a r tista debe in tegrarse con su s pince­les, su s p inturas y su lienzo para pintar verdaderam ente, así hem os aprendido que debem os ¡nteractuar Con la pi­rámide para poder m overnos m ás allá de la estructura hacia ei fenóm eno mismo. Cuando nos relacionam os con la pirám ide como un campo de energía, descubrim os que tien e mucho en común con nosotros mismos.

Cuando los clariv identes miran una pirámide, ellos ven un cam po de luz radiante y cam biante. Los objetos in a ­nim ados: cartón, m adera, cualquier m aterial que se use para constru ir esta pirám ide no brillan de esta m anera. Pero puestas y acom odadas de determ inado modo esta s su stan cias in activas se convierten en una especie de fuerza viva, que nuestros am igos perceptivos nos indican que de m uchas m aneras iguala a la estructura hum ana.

Se puede trazar otro paralelo fascinante. El fenóm eno producido por la s pirám ides se parece al que producen algunas personas ta len tosas. M encionam os en The Sr- cret P ow er o f P yraw Á ds que cuando n u estro am igo, el síquico Charles Rhoades supo que m anteníam os afiladas las navajas de afeitar dentro de las pirám ides nos dijo que él podía m antenerlas afiladas sim plem ente pasándo­les d iariam ente los dedos por encim a. Dos años después todavía usaba la misma hoja. L as personas que han ob­tenido un considerable control sobre sus estad os físicos, em ocionales y m entales en ocasiones pueden transm itir tranquilidad, sensibilidad y estados elevados de concien­cia a otras personas. Los síquicos que curan con la vo­

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El. DESENVOLVIMIENTO SÍQUICO

luntad como Olga Worrall y Oskar E steb an y han podido purificar el agua, conservar los alim entos, estim u lar el crecim iento de la s plantas y sanar a las personas de modo muy sim ilar como parecen hacerlo la s pirám ides.

E s dudoso que m uchos de nosotros puedan escoger entre una m ultitud a aquellos que pueden curar, que sean clarividentes, o a personas con habilidades síquicas poco com unes. En lo que concierne a su aspecto tísico, son como cualquier otro m iem bro de la raza hum ana. Pero si los estudiam os con aparatos para detectar la bio- rretroal¡m entación, si los investigam os con detectores sensib les de cam pos de en ergía , o tom am os fotografías Kirlian de su s h u ellas d ig ita les, sobresaldrán su s ta len ­tos y se obtendrán perfiles d iferen tes de los que se obtie­nen con personas com unes y corrientes.

P arecería que la s personas con estos ta len tos están en ­tonadas con una fu en te de energía universal, de energía y conciencia, y que su s auras brillan del m ism o modo que el de una pirám ide contruida y a lineada correctam ente y que por lo consiguiente está cargada de energía. Pero la persona com ún, como una pirámide fuera de a lin ea­m iento, no irradia esta m agnitud de luz.

B uckm inster Fuller señ a la que el que el 99% de lo que sucede en la actualidad hum ana y su interacción dentro (le la naturaleza tien e lugar en cam pos de la realidad que son invisib les, inaudibles e intocables para los actuales sentidos hum anos y que deben traducirse a nosotros por m edio de instrum entos. A fortunadam ente, la m ayo­ría de los estudiosos en el terreno de los poderes para- norm ales está n de acuerdo en que e sta s habilidades están presen tes en estado la ten te en todas las personas, esperando cobrar fuerza m ediante la adecuada educación técnica.

Lo que sucede dentro o cerca de la parám ide, e s algo que está m ás allá de la percepción hum ana habitual. Una gran parte de su actividad tam bién está fuera de la de­tección de nuestros instrum entos m ás com plicados, sin em bargo, en algún sitio se está cerrando la brecha gra­

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50 E L PODER SIQUICO DE LAS PIRÁMIDES

cias a los adelantos tecnológicos de los años recientes. En otro capítulo se d iscutirán las técn icas para medir los cam pos de en erg ía dentro y en las cercanías de las pirá­mides. En tan to que están lejos de ser concluyentes esas afirm aciones, nos ofrecen de todos modos alguna visión y su ficien tes pruebas que nos conducen a suponer que no se tardará m ucho en encontrar datos más firm es acerca de los cam pos de energía de las pirám ides. Pero pareee ser necesario ten er en m ente que algunos de estos fenó­m enos, aunque produzcan resultados tangib les e in flu ­yan en los estados de conciencia, nunca serán deteetab les por m edio de los instrum entos físicos ya que no tienen una naturaleza física. Del mismo modo que una onda ce­rebral es d etectab le en un electroencefalógrafo, la idea que esconde la onda cerebral siem pre nos esquivará.

Hay un nivel ju stam en te al lado del n ivel dé la densi­dad física, sin em bargo, que podemos exam inar y que nos puede proporcionar algún conocim ento sobre los fenóm e­nos de las pirám ides a s í como de los fenóm enos hum anos. E sta es la dim ensión de la electricidad, gravedad, m ag­netism o, fu erza s e lectrom agn éticas, ondas de radio, rayos cósm icos y otras más. Ya que estos cam pos se apli­can al cuerpo hum ano, en ocasiones se les llam a ¿Uricos, etéricos o sim plem ente bioeléctricos. Esto no quiere de­cir, empero, que estos cam pos sean iguales aun cuando puedan parecerlo al observador profano. Por otra parte, aun el científico m ás estudioso puede encontrarse frente a fenóm enos que encuentre d ifíciles de clasificar. Usando su s instrum entos, él in ten tará defin ir su s descubrim ien­tos como los mism os inform ados por el c larividente, que sólo usa su s poderes de percepción. N o siem pre corres­ponden e s ta s observaciones, aun cuando tengan cualida­des sem ejan tes los fenóm enos superficiales. E sto ocurre actualm ente en la investigación de la acupuntura donde no s e ha tenido éxito en los esfuerzos para identificar los “m eridianos'’ de la acupuntura como directam ente rela­cionados con la corriente nerviosa. E ste problema de iden­tificación tam bién aparece en la exploración de la fotogra­

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EL DESENVOLVIMIENTO SÍQUICO

fía de alta frecuencia (la técnica Kirlian). A lgunos in ves­tigadores lian tratado de identificar las descargas e léctri­cas alrededor de objetos anim ados, particularm ente el cuerpo hum ano, com o el aura que ven los clariv identes. Otros investigadores pretenden que el campo es sim ple­m ente uti aparato eléctrico, en tanto que el clarividente dice a am bos que las fotografías Kirlian revelan so la­m ente una pequeña porción y a lgunas lim itadas propie­dades del aura.

La evidencia indica que una parte del fenóm eno de las pirám ides descansa dentro del espectro etérico. Como se m encionó anteriorm ente, lo etérico se ve en un nivel un poco más elevado o ligeram ente m enos denso de la m ate­ria física. De acuerdo con la tradición m ística, todas las enferm edades, perturbaciones m entales, penalidades, e t­cétera , deben ocurrir primero dentro de la envoltura eté- rica o cubierta v ita l an tes de m aterializarse en el cuerpo físico. E ste modelo se estudiará m ás a fondo en el capí­tulo sobre el fenóm eno de las curaciones. Tam bién de­berá señ a larse que uno de los usos que se investigan para la fotografía Kirlian es tom ar im ágenes del campo eléctrico que rodea al cuerpo y detectar de e s te modo enferm edades a n tes de que se m anifiesten en el cuerpo. H asta ahora la s in vestigacion es indican que el método se convertirá en un valioso auxiliar para el diagnóstico.

Parece ser que es en e l n ivel etérico donde los seres hum anos interactúan con las pirám ides. Tam bién puede ocurrir la interacción por supuesto , en n iveles por en ­cima del etérico, pero e s e ste n ivel el que nos im porta ahora; Ya que es obvio que la pirámide no afecta el cuerpo del modo en que lo hacen la adm inistración de pildoras, las in tervenciones quirúrgicas u otros actos fí­sicos; debem os explorar la interacción en el n ivel más próximo.

D entro de la tradición m ística, la m ateria física ex iste en siete grados de densidad: atómico, subatóm ico, etéreo, superelérico , gaseoso, líquido y sólido. Partículas de todos estos gradós entran en la composición del cuerpo

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físico. E l último, sin em bargo, tien e dos d ivisiones mar­cadas: el cuerpo sólido, com puesto de sólidos, líquidos y gases; y el etérico, que consta de grados m ás finos de m ateria física.

De acuerdo con e s ta tradición la envoltura etérica de­sem peña d iferentes papeles incluyendo los sigu ientes: recibe y distribuye la fuerza vital que em ana del sol y así está ín tim am ente ligada a la salud física; de la acción de la m ateria etérica depende principalm ente la memoria de la vida de los sueños; e stá especia lm ente asociada con lo que se conoce como influencias v ita les o m agnéticas ya sea para propósitos de curación, a n estesia o trance; es el factor principal en los fenóm enos p s i ta les como el m ovi­m iento de objetos sin fuerza física, producción de soni­dos, ta lep atía , sicom etría y otros, y por m edio del uso de la m ateria etérica , pueden m agnetizarse los objetos.

Toda partícula sólida, líquida y gaseosa del cuerpo fí­sico, de acuerdo con e ste m odelo, está rodeada por una envoltura etérica . Hay cuatro grados de m ateria etérica y su s propiedades y funciones son: 1) Etérico -e l medio de la corriente eléctrica ordinaria y del sonido. 2) Supe reté- rico -e l medio de la luz. 3) Subatóm ico -e l medio de las form as m ás finas de electricidad. 4) Atóm ico -e l medio para la transm isión del pensam iento de cerebro a cerebro.

T ra d ic ió n m íst ica E i AtómicoE : Sub a tóm ico E s S u p e retorico E í Etérico' Gaseoso

F ís ic a Electrónico NYtcléá positivoN ú ele o neutralizadoAtómicoGas molecular,etcétera

E je m p lo Electrón Partir ola ulfu Neutrón Naxctmte .V Atómico H Ha, Na, o

oontp. (/O XC0808

En apariencia el cuerpo etérico o doble es ligeram ente lum inoso, de color v ioleta pálido, gris o azul grisáceo y de

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tex tu ra fina o gru esa , según el cuerpo físico sea grueso o fino. E sto hu sido observado por personas con alguna sen ­sibilidad síquica. Pretenden haber visto un halo azul a l­rededor de la Gran Pirámide.

Por ejem plo, nos escribe la señora C. D. de D allas, T e­xas:

N o q u iero (lar a e n te n d e r qu e s ie m p re veo luces a lred ed o r de las p irá m id e s , pero e n o ca sio n es, ta l ve z cu a n d o la i lu m in a c ió n es a d ecu a d a , veo u n re sp la n d o r a zu l a lred ed o r de tod a lo. p irá m id e . E s p a r tic u la rm e n te b r illa n te en el áp ice , d o nd e a veces el co lo r parece vio le ta .

La envoltura etérea su p u estam en te actúa como un in­term ediario frecuente en tre e l cuerpo físico denso y el astral (em ocional-m ental) transm itiendo la conciencia do los contactos sen soria les físicos a través del cerebro eté ­rico al cuerpo astra l y transm itiendo tam bién la concien­cia de los n ive les astra les y elevados al cerebro y al s is­tem a nervioso.

Lo etérico e s la energía integradora que coordina las m oléculas físicas, las célu las, etcétera y los m antiene unidos en un organism o definido. De acuerdo con la tra­dición m ística, si no fuera por la presencia del Prana, no habría cuerpo físico como un todo integral; sin la envol­tura etér ica el cuerpo no sería nada m ás que una colec­ción de cé lu las independientes. En el plano físico la ener­gía etérica con stitu ye a todos los m inerales y es el agente controlador en todos los cambios quim icofisiológicos del protoplasma, que llevan a la diferenciación y la construc­ción de los diversos tejidos de los cuerpos en plantas, anim ales y hom bres. La m ezcla de lo astra l (la sustancia de lo em ocional-m ental sobre lo etérico) con lo etérico crea m ateria nerviosa, que es fundam entalm ente la cé­lula y que da la facultad de sentir placer y dolor. La célula se convierte en fibras, como resultado del pensa­m iento, estando com puestas las pulsaciones etéricas a lo largo de la s fibras de en erg ía física, em ocional y m ental.

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54 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

De acuerdo con este m odelo, prim eram ente aparece un centro en el cuerpo astral, que tiene la función de recibir y responder a la s vibraciones del exterior. D esde e s te cen­tro, la s vibraciones pasan al cuerpo etérico, causando allí vórtices etérico» que atraen partículas físicas densas; é sta s finalm ente form arán una célula nerviosa y grupos de célu las que, recibiendo vibraciones del mundo físico exterior, la s transm iten nuevam ente a ios centros astra­les, interactuando y reaccionando en tre sí los centros fí­sico y astral, que en consecuencia se hace más compli­cado y más efectivo. Con esta s célu las nerv iosas prime­ram ente se forma el sistem a nervioso sim pático, por im­pulsos, que com o se ha descrito, se originan en el n ivel astral; m ás tarde se forma e l sistem a cerebro-espinal por im pulsos originados en el mundo m ental. De estos cen­tros se forman los centros sensoria les del cerebro, cinco de ellos conectados con los ojos, oídos, lengua, nariz y piel, y cinco que llevan las vibraciones de la conciencia al mundo exterior.

La energía etérica , o P rana como se le llam a algunas veces, que corre a lo largo de los nervios, se cree que es separada y d istin ta de lo que llam am os m agnetism o per­sonal o fluido nervioso, que se genera dentro del cuerpo. El fluido nervioso o m agnetism o conserva la m ateria e té ­rica circulando a lo largo de los nervios, del m ism o modo que la sangre circula por las venas. Y al igual que la sangre lleva el oxígeno al cuerpo, así el fluido nervioso lleva P rana o energía etérica.

La descripción anterior sobre el modo en el cual fun­ciona la energía etérica en el cuerpo hum ano servirá a su vez en el sigu ien te capítulo cuando discutam os cóm o la pirám ide parece influir en los sistem as de energía en el cuerpo, que llevan al desarrollo síquico a estados elevados de conciencia. Tam bién será valiosa cuando considerem os los procesos de curaciones y cómo las fuerzas generadas o amplificadas por las pirámides tienden a acelerar este proceso. El modelo m ístico será usado porque en este punto de nuestro entendim iento es el que m ejor explica la

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EL DESENVOLVIMIENTO SIQUICO

aparente interacción entre las fuerzas de las pirám ides y el sistem a humano. En años recientes el modelo m ístico del sistem a hum ano -tratad o principalm ente en las filoso­fías sicológicas y fisio lógicas o r ien ta les- y el m odelo cien-

¡¡ tífico se han aproximado bastante. M ientras que el len ­guaje es hasta cierto punto diferente, los principios pare-

I cen seguir sendas convergentes. Esto se debe parcial­m ente, por lo m enos, al perfeccionam iento de aparatos sensib les de detección que nos perm iten explorar dimen-

‘ sion es del hombre y de su universo que hasta hoy habían estado fuera del alcance de los exám enes científicos tradi-

• d ón a les. Creemos que la pirámide, como instrum ento que genera o am plifica estos su tiles cam pos, hará una contri­bución a e sta s exploraciones.

E stos cam pos v ita les de en erg ía en el hombre y su uni­verso se describen en un reciente ensayo, L o s c a m p o s de

I energía d e l h o m b r e del doctor John Pierrakos, un siquiatra de N ueva York. Él afirm a que estos m ovim ientos pulsan­tes interiores, “son la sum a total de los procesos de la vida: todas las energías del m etabolism o de vida dentro del cuerpo. E sta sum a total de energ ías dentro del cuerpo tam bién fluyen fuera de su cuerpo, del mismo modo que una onda de calor se desprende de un objeto de m etal incandescente. Crean un campo de energía hecho de li­neas de fuerza en la periferia de su organism o. El cuerpo del hombre vive dentro de este cuerpo de energía que se extiende varios m etros en la vecindad inm ediata y que en ocasiones puede verse extendiéndose h asta varias doce­nas de m etros alrededor del mismo".

Más tarde en el mismo ensayo el doctor Pierrakos afirma: “este fenómeno constituye un campo de energía o aura, que en efecto es una reflexión de todas las energías de los procesos v itales... el aura o cam po de energía es una luz que em ana de la s en erg ías del cuerpo... el fenó­meno de los cam pos pertenece, adem ás, a otra dim ensión. May fenóm enos energéticos que trascienden las realida­des físicas de la m ateria y que, aun cuando están ligadas n la estructura y m ateria del cuerpo, tien en sus propias

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E l. PODER SIQUICO DE I.AS PIRÁMIDES

leyes de m ovim ientos pulsatorios y vibraciones que toda­vía no se com prenden b ien”.

La n aturaleza del aura o en erg ía etérica tiene una larga historia de descripciones de los m ísticos. D urante el siglo pasado, sin em bargo, el barón van Reichenbaeh hizo un estudio detallado del campo de energía de los crista ­les, an im ales y p lantas. E s e ste siglo el doctor W. J. Kil- ner in vestigó el campo de energía hum ana m ediante el uso de pantallas de colores; el Dr Wilhelm Reich dem os­tró la ex isten cia del esquivo campo de fuerza por medio de su am plificación en una caja de seis lados que él lla­m aba “oraccu”; Los doctores II. S. Burr y F. S. C. N orth­rop discutieron la s en erg ía s v ita les como la fuerza cohesiva entre los intercam bios quím icos com plejos y los procesos biológicos; el doctor Pierrakos utilizó vidrio de colores para hacer visible el aura; la técnica m ás reciente es la de la fotografía de alta frecuencia.

A sí han existido d iversos esfuerzos para detectar y ex­plicar estos su tiles cam pos de energía, ya sea que los llam em os auras, energ ías etéricas o fuerzas v ita les, prana, bioplasm a o lo que sea . Con la pirám ide nosotros tenem os otra oportunidad de explorar e ste campo de fuerza. Ya que la aventura está a disposición de cualquier persona in teresad a -y nos ha sorprendido la rapidez con que se ha difundido e ste in terés- la investigación no se lim ita solam ente a un puñado de investigadores c ien tífi­cos, y n u estros conocim ientos pueden ser obtenidos en laboratorios, sótanos, ta lleres caseros y en cualquier parte. Uno de los aspectos m ás excitan tes en este viaje es que los experim entos pueden realizarse al capricho de cualquier persona, desde el investigador profesional que mide cam bios dim inutos un m illar de veces, h asta el filó­sofo de salón que prefiere sen tarse en su pirám ide y ano­ta r en su diario las visiones que tenga. Todos los caprichos e id iosincrasias deberán ten erse en cuenta: hace 500 años un sabio chino se sen tó bajo un durazno, contem pló la luna y nos informó sobre su peso, densidad y d istancia que la separa de la Tierra.

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E L D E S E N V O L V IM IE N T O SÍQUICO

Ha sido necesario durante e ste capítulo explorar los diferentes n iveles de en ergía . E s de esperarse que e s ta s in vestigacion es nos ayuden a com prender mejor lo que pueda suceder en el espacio piram idal. E s im perativo que todos continuem os pensando en térm inos de “puede estar ocurriendo” ya que pasará algún tiem po an tes de que podamos decir “esto e s lo que está ocurriendo”. Con este método, m antenem os ab iertas las puertas a todos los co­nocim ientos posibles. Xo debem os sacar conclusiones so­lam ente porque varios respetables clarividentes están de acuerdo en cuanto a su s observaciones o porque un par de científicos obtienen en su s com putadoras lecturas sim ila­res. Si nos apresuram os a basarnos en esto s hechos, tal Vez podamos sacrificar las verdades m ayores por las m e­nores. La división de la su stan cia de lo físico y denso a lo esp iritual nos proporciona un modo de observar los fenó­m enos piram idales.

Xo hay razones para creer que los cam pos de las pirá­m ides participan en la realización de los ta len to s superio­res. En tanto que esto puede ser totalm ente para el bien y el beneficio tan to de los individuos com o para la raza hum ana, se deben considerar algunas cosas an tes de lan­zarse a recorrer e sta excitan te ruta. E sto es fundam en­talm ente cierto cuando se p iensa que cobren fuerza los poderes síquicos.

La explotación de los poderes síquicos en s í es una tarea que debe ev itarse de acuerdo con la opinión de los m ás grandes m aestros del mundo, pero si se tom a cualquier revista sobre ocultism o se encontrarán docenas de maes- tros autodidactas que ofrecen abrir los secretos de los poderes ocultos, ya sea m ediante una colección de sus libros, cursos por correspondencia, c in tas grabadas, cla­ses, sesion es de grupo en el bosque y cosas por el estilo.

No hay nada malo en e sta s revistas, la s leem os y aun escribim os en a lgu n as de ellas. Suelen contener excelente m aterial. Xo hay nada malo en lo oculto o, al m enos en una parte de ello. La palabra se refiere a lo que está escondido, lo esotérico. Lo oculto nació del método m ístico

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

del conocim iento en el cual la inform ación proporcionada no era accesible excepto a los iniciados. Lo oculto tuvo m uchos seguidores que lo han usado para propósitos egoístas. Pero tam bién lo ha usado la ciencia, los negocios, la m edicina y la política.

A lgunos de estos m aestros del ocultism o tienen infor­mación valiosa que proporcionar a su s estu d ian tes, rela­tiva a la propia conciencia, la ampliación de los horizontes y e! perfeccionam iento. A lgunos de ellos realm ente tienen poco que ofrecer, están fuera de la realidad, o tienen pocos poderes discrim inatorios y dejan a sus seguidores un poco peor de lo que estaban a n tes-in c lu y en d o su estado fin an ­ciero- y todo ello no los coloca aparte de otro grupo profe­sional -m édicos, siquiatras, corredores de valores, m ecá­n icos- que tien en tam bién g en te buena y g en te m ala.

¿Entonces, qué hay de malo? Tomo como ejemplo: si usted fuera a v isitar algunos lugares de la India estaría rodeado por personas que se presentan a sí m ism as como yoguis que le ofrecen en señ arle algunos trucos mágicos. E llos no lo llam an de ese modo sino que se refieren a su s ofrecimientos como “control del cuerpo y la mente”, ^ u to - control” , o algo sim ilar y aun llegan a dem ostrar los ta len ­tos físicos que aseguran podrán com partir si se siguen sus indicaciones durante algún tiem po. Pero supongam os que va a la India ya estando en posesión de c ierta autopercep- eión y que trata de obtener un poco más. Inm ediatam ente se daría cu en ta cuando aquellos se le aproxim aran que no son los m aestros que busca. Adem ás, sabría que si le ofre­cen ilustración puede esta r seguro de que no se lu darán, y aún m ás, sabría que seria muy difícil de encontrar al m aestro en cuya búsqueda usted viaja y. todavía m ás difícil de reclutar, y que una vez que esto pudiera lograrse tam poco le prom etería nada.

¿Cuál e s la diferencia entre los dos tipos de m aestros? ¿Es el m ejor el que tra ta de presentar obstáculos para entablar la comunicación? Xo, los dos m aestros son polos opuestos. Uno, en tanto que podría ten er cierto grado de habilidad síquica y tal vez hasta pueda enseñarla, no es un

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EL DESENVOLVIMIENTO SÍQUICO

ser elevado en un sentido real; no busca el desenvolvi­m iento del ser hum ano superior, la expansión del poten­cial humano; es un vendedor que busca supervivencia, fortuna y fam a y su m ercancía son sim ples trucos síqui­cos. El otro m aestro, por otra parte, busca la elevación de la raza hum ana. No se in teresa en el dinero, la fam a y el poder. Lo aceptará a usted como estu d ian te solam ente porque él descubrirá dentro de usted el potencial para m ejorar la causa de la ilustración, A él no le in teresa que usted sea una persona en posición de dar a conocer su nombre, y de hecho si usted tiene la intención de hacer esto, él sabría que usted no tien e la su ficien te m adurez como para beneficiarse con su s en señ an zas. U na vez aceptado como estu d ian te , usted tendría que pasar años de adiestram iento y en n ingun a ocasión durante este tiempo el m aestro le habrá enseñado directam ente nada con respecto al perfeccionam iento de los poderes síqui­cos. Pero de modo sorprendente, cuando usted lo deje para salir nu evam en te al mundo, estará en posesión de consi­derables poderes síquicos, y aún así, usted no dem ostrará esos poderes ante el público ni buscará enseñarlos a otras personas en cuanto a su valor intrínseco. U sted los usará, por supuesto , en d iversas form as, pero jam ás los exhibirá como fenóm enos aislados.

Todos los grandes m aestros han acostum brado hablar del descubrim iento de lo interior, del ser superior, para elevar la conciencia y encontrar la herencia espiritual de nosotros m ism os. Sin em bargo, es im posible encontrar en sus palabras o en su s escritos instrucciones precisas para el perfeccionam iento de las habilidades síquicas. No sa ­bemos si los constructores de la Gran Pirámide tuvieron en m ente dar señ a les de los poderes síquicos cuando em ­prendieron su colosal tarea . Sí ellos fueron los seres supe­riores que parecen ser , sus propósitos serían bastante m ás elevad os que eso.

¿Son entonces inalcanzables los poderes síquicos? No. Son deseables, esperan ser cu ltivados y protegidos, pero los sabios saben y sabían que el ser hum ano está cons­

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60 E L PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

truido de tal modo que es esencial que sus m iras estén puestas invariab lem ente en el objetivo ya se le llam e el sam adh i , la Perfección o la Ilustración. Y el ser hum ano tra ta de usar ta len tos adicionales obtenidos en algún m om ento de su s estud ios an tes de que logren controlar su ego, su s deseos, su cuerpo, em ociones y m ente, y que haya ganado la visión esp iritual que ilum ine su criterio, no obtendrá la m adurez ni el ju icio para usar este ta len to con prudencia.

En este capítulo no in ten tam os dar un serm ón sobre las virtudes pero es im portante para que el lector ten ga al­guna inform ación que pueda ten er un efecto, profundo sobre su vida. Sería irresponsabilidad de nuestra parte ofrecer un m étodo que ha dem ostrado ser exitoso en la am pliación y funcionam iento hum ano y después ev itar lo que nos parece im perativo como instrucción. A lgo ocurre dentro de la pirám ide. T enem os razones para creer -por experiencias personales, cartas, llam adas telefón icas, co­nocim iento de los descubrim ientos de otros in vestigad o­r es- que los extraños cam pos dentro de las pirám ides bien pudieran generar habilidades síquicas.

Una tarde, estando sentada dentro de m i pirámide m i mente repetía constantemente la imagen del camión de reparto del Uni­ted Parcel Service. Cansado de estas imágenes dejé la pirámide para volver a la sala de mi casa. ,V o bien hube tornado usiento cuando sonó el timbre de la puerta y cuando la abrí me sorprendí al ver ante mi casa un camión de la United Parcel Service. El encargado de las entregas deseaba dejar conmigo un paquete destinado a m i vecino que en ese momento no estaba en casa.

En realidad yo estaba, sentada en m i pirámide y ni siquiera meditaba ruando repentinamente dejé de estar en m i cuerj/o. De algún modo me encontraba afuera y podio desde allá contemplar mi propio cuerpo dentro de la pirámide.

Mi amigo y yo tratamos de enviam os mutuamente mensajes mentales durante m ás de un año pero tuvimos poco éxito. Pero hace algunas semanas ambos construimos pirámides y tratamos

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EL DESENVOLVIMIENTO SíQU ICO f.1

Jt lograr comunicación telepática mientras permanecíamos de n­tro. Ahora ya empezamos a obtener mejores resollado» y parece que lo tendencia se acentúa.

E sta s experiencias no son para asustarse, ni tampoco deberán necesariam ente ev itarse . Pueden valer la pena, pero cualquier nu eva habilidad, siendo privilegiada, im­plica una trem enda responsabilidad. Hay un viejo dicho: ‘‘por cada paso que se da hacia los logros síquicos, se deben dar diez pasos hacia el perfeccionam iento esp iri­tual". ‘‘Igual arriba que abajo, igual abajo que arriba". Es otro aforism o antiguo y todos estam os fam iliarizados con casos en que un nuevo don o ta len to ejercido sin que haya una com pensación en el autocontrol y el ju icio ha produ­cido resu ltados fatales.

No colocaríam os un revólver cargado en las m anos de un niño. Un cuchillo puede salvar vidas en las m anos de un hábil cirujano, pero las d estruye en m anos de un a se­sino. No podemos dar las llaves de nuestro autom óvil a quien no sepa conducir, y se supone que el karate no debe enseñarse a las personas de carácter violento. L as habili­dades síquicas ofrecen mucho a aquellos preparados para usarlas en beneficio de ellos y de otros. Pero no bastan las buenas intenciones. E stas propiedades deberán usarse adecuadam ente. Un cocinero bien intencionado pero sin experiencia, d espués de todo, puede producirnos una into­xicación digestiva .

¿Qué harem os con respecto a los experim entos en las pirámides? C ontinuarlos. No hay modo de discontinuar un nuevo conocim iento, y tam poco es necesario que lo hagam os.

Los beneficios de los v ia jes por aire superan en mucho sus riesgos. Si nuestra tim idez pudiera im ponerse, no progresaríam os en ningún sentido. Pero la investigación piramidal no es un sim ple ju ego para divertirse. N os en ­frentam os a una fuerza real. Parece prom eternos un be­neficio considerable en d iversos n iveles y en d iferentes frentes. Sin em bargo ese don no puede aceptarse sin

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62 E L PODER SÍQUICO DE LAS PIRAMIDES

aceptar al mismo tiem po la s ex igen cias que este nuevo conocim iento nos hace como seres vivos responsables. U na vez que la pirám ide nos haga llegar al interior de nosotros m ism os debem os exam inar nuestros m otivos, nuestra estabilidad, nuestro deseo de perfeccionarnos. Xo com param os la fuerza de las pirám ides con la fusión nuclear, sino que la ilustración eneaja bastan te bien cuando señalam os el hecho de que inventam os la bomba atóm ica an tes de que hayam os encontrado una herm an­dad con todo lo v iv ien te y la lección e s clara.

Cuando usted vio el titulo de este capítulo en el conte­nido tal vez pensó: “maravilloso, obtendré información acer­ca de cómo mover objetos físicos teniendo las manos en los bolsillos". Y al contrario, ha recibido un serm ón. B ueno, el oráculo deifico decía: “hombre, conócete a ti m ism o”, y cuando Paul Brunton perm aneció una noche dentro de la gran pirám ide, su m entor espiritual le dijo que el verda­dero conocim iento de la pirám ide estaba dentro de él mismo. La conciencia de uno mismo, un mayor nivel de percepción, e s el ju ego que podemos jugar, pero habrá que hacerlo siguiendo la s reglas si tenem os la intención de ganarlo.

Tenem os una am iga que oyó hablar acerca de un con­juro particularm ente efectivo para m aterializar necesi­dades físicas. Rila n ecesitaba diez mil dólares por lo que se concentró en esa sum a m ientras recitaba el conjuro. Al poco tiem po recibió exactam em te aquella sum a de dinero ni m ás ni m enos. Era la cantidad que le correspondía por el seguro de vida de su padre, quien acababa de morir. E lla ten ia la necesidad y la herram ienta para satisfacerla, pero no los poderes de discrim inación que le hubieran perm itido llegar a alcanzar en forma prudente lo que era su objetivo.

¿Y qué sucederá si la pirámide le otorga a la fuerza poderes síquicos? No, eso no ocurrirá nunca. No es el modo en que funciona la ley de la atracción. U sted atrae hacia s í lo que desea consciente e inconscientem ente. U sted será responsable, no otra persona o cosa. Los

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EL DESENVOLVIMIENTO SÍQUICO 63

m aestros m ás grandes del mundo nos han dicho que no­sotros cream os nuestro universo. La Pirám ide está allí, es un don. Sus secretos nos han llegado len tam en te a través de los siglos, esperando tal v ez a los que sean dignos de conocerlos. E lla no puede hacer más; el resto nos corresponde a nosotros.

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El fuego de la serpiente4

“Había pasado la noche en una ciudad tranquila, con algunos am igos, leyendo y discutiendo poesía y filosofía. D isfrutam os de W ordsworth, Shelley , B row ning y esp e­cialm ente de W hitman. Partim os a m edianoche. Tenía que recorrer un largo cam ino para llegar a mi aloja­m iento. Mi m ente viajó a la influencia de ideas, im ágenes y em ociones provocadas por la lectura y la conversación. E staba en un estado m ental de lo m ás apacible, d isfruté, sin pensar en realidad sino dejando que la s ideas, im áge­nes y em ociones fluyeran con libertad y se extendieran por mi m ente. De pronto, sin advertencia de n inguna e s ­pecie me vi envuelto en una nube de colores; durante algún m om ento pensé en el fuego, en alguna inm ensa conflagración en las cercan ías de la gran ciudad. Pero un in stan te después, me di cuenta de que el fuego estaba dentro do mí”,

El pasaje anterior se ha convertido en un clásico de la descripción del poco comprendido fenóm eno de la realiza-

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ción del hombre de los estad os superiores del ser. E stá tomado del Cosjnic Consciousnvxft escrito por el doctor R. M. B ucke, en el cual describe su s experiencias del d es­pertar a la conciencia, o lo que en ocasiones se llam a el surgim iento del kun d a lin i , el fuego de la serpiente.

“Todavía nos esperan m uchas in vestigacion es in tere­sa n tes acerca del k u n d a lin i , la energía síquica o espiri­tual que se dice e s tá en todo cuerpo hum ano en la base de la espina dorsal y que puede, en ciertas circunstan­cias. despertarse para irrigar e irradiar la conciencia m ientras asciende por la espina hacia el cerebro”, afirmó el doctor Karan Singh, m inistro de Salud Pública y Pla- neación F am iliar de la India, durante su discurso inau­gural en el “Sem inario de Yoga, Ciencia y Hom bre”, que tuvo lugar en N ueva D elhi el 14 de marzo de 1975.

U na im agen egipcia in teresan te es la serp iente con la cola en la boca, sim bolizando el infinito, la continuidad interm inable de la vida. En la historia bíblica de Adán y Eva en el Jardín del Edén, la serp iente ofrece la fruta del árbol del conocim iento; al com er la fruta. Adán y Eva adquieren conciencia y por lo tanto se separan de los otros anim ales; ya no forman parte de la m ente colectiva y deben pagar el tributo por la conciencia individuali­zada. Son responsables de su s actos. Pero, de acuerdo con los m isterios egipcios, pueden encontrar nu evam en te el cam ino de regreso al paraíso y a la unidad con la om nipo­tencia a través de la ilustración. La serp iente fue res­ponsable de su exilio y tam bién será responsable de su retorno... la serp iente con la cola en la boca. La serpiente es una vez más el sím bolo de la ilum inación cuando con­sideram os el fenóm eno con el kundalin i. Supuestam ente la ilum inación no es posible sin experim entar el surgi­m iento del k u n d a lin i . Si la pirám ide contribuye a este perfeccionam iento que se estu d iará en e ste capítu lo-, los egipcios nos han dado no solo el sím bolo de e s ta ocurrencia sino tam bién un instrum ento para su logro.Tal vez el autor m ás leído sobre la experiencia del kun- (UUini sea Gopi K rishna. quien, después de dem ostrar el

EL FUEGO DE LA SER PIENTE 65

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66 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDESestado de conciencia, ha señalado su crecim iento para beneficio de la ciencia y propone que se in vestigu e cien tí­ficam ente a fondo. Ha atraído la atención de varios em i­nentes científicos occidentales que actualm ente planean investigaciones para exam inar el fenóm eno kundalin i.

H ablando de Gopi K rishna, D. K. Vyas escribió en la edición del 21 de marzo de 1975 de Mindustan Timen:

“El señor Gopi K rishna, un yogui de Cachem ira, cree que el despertar del kundalin i (el poder divino que descansa en el v ientre y en la base de la esp ina dorsal bajo la forma de una serpiente enroscada) por medio del yoga y de otras d isciplinas adecuadas produce una esen cia bio­quím ica científicam ente medible que es responsable del fenóm eno del genio así como del proceso de la evolución del hom bre”.

Él dice: ‘esta evolución se encam ina hacia un estado trascendental de conciencia que ha caracterizado a Buda, Cristo, V yassa, Shankaracharys y todas las grandes lu­m inarias de la hum anidad. Trato de dem ostrar m ediante la investigación em pírica que esta condición de conciencia es el objetivo final de la evolución hum ana”.

Si el objetivo es este elevado nivel descrito por Gopi K rishna, la experiencia aparentem ente va acom pañada por el sentido elevado de flujo de en erg ía dentro del cuerpo. E sta discusión es traída a colación aquí porque m uchas personas dicen experim entar esta s sensaciones m ientras m editan dentro de las pirám ides. No querem os decir que esta s experiencias sean un preludio al su rgi­m iento del kundalin i, pero hay c iertas sim ilitudes y si por casualidad esto fuera lo que ocurre, se n ecesitaría un m ayor entendim iento.Las personas interesadas en las pirám ides tam bién en su m ayor parte se in teresan por el desenvolvim iento, tra­tan de a lcanzar nuevos horizontes. Debido a que son per­sonas que han em prendido un viaje, m uchas pueden ya estar participando en actividades de perfeccionam iento, como la m editación, el yoga, e l Tai Chi, y otras por el estilo . Si esos esfuerzos les han sido benéficos, enfocan sus

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El. FI.’EGO DE LA SERPIENTE 67

energ ías de ta l modo que estén dirigidas a producir e s ta ­dos trascendentales. El uso de una pirám ide puede con­tribuir a e ste objetivo. Por otra parte, han ocurrido n u e­vas experiencias, la pirám ide puede ser siem pre un sitio que despierte la conciencia. En cualquier caso, surgen las preguntas acerca de la naturaleza del fenóm eno y cree­mos que es necesario d iscutir la experiencia del kundalin i. Ya sea que coincida o no con la experiencia piramidal, el lector necesitará determ inarlo por sí mismo. N osotros creem os, sin em bargo, que ex iste una correspondencia a la cual harem os referencia más adelante.

A ntes de describir la n atu ra leza de la energía kundalin i y su relación con los estados elevados de conciencia y funcionam iento, debem os d iscutir brevem ente los s is te ­m as sicofisiológicos hum anos, tal como los considera el yoga, la escuela que h asta ahora nos ofrece la m ejor in­formación sobre el kundalin i.

De acuerdo con las tradiciones yoga; el hombre pasa a través de tres principales n iveles de funcionam iento: fí­sico, síquico y noético. En el n ivel físico, la vida se expresa a través de los sentidos; en el n ivel síquico a través de una dim ensión bioeléctrica conocida como los centros o cha* kras; y cuando las corrientes de la vida alcanzan la m e­se ta noética de la expresión, la energía se balancea en los centros com pletam ente activados y fluye a lo largo de un canal interm edio, poniendo al individuo despierto a tono con las fuerzas universales.

El sistem a yoga concibe que en el hombre común los sentidos, órganos y dem ás están activados por la energía vital, que se controla y dirige m ediante las g lándulas en ­docrinas: suprarrenales, tiroides, pituitaria, etcétera. Cuando se ha alcanzado un desarrollo .suficiente en el nivel físico, el hombre e s tá listo para el s igu ien te paso evolutivo, el síquico.

En este segundo cruce (siendo el primero el desarrollo del cerebro exterior y la conciencia de s í mismo el cuerpo físico y su sistem a endocrino activan nuevos centros de energía, las chakras, la energía v ita l, el P r a v a , surgen en ­

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68 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

tonces ta n to a través del cuerpo físico como de la envol­tura síquica con su s s ie te centros tradicionales de res­puesta.

El concepto tibetano de cómo la en erg ía universal o conciencia evoluciona a través de la naturaleza deberá ayudarnos a ilustrar cómo esta s fuerzas trabajan para llevar al hombre a través de una serie de pasos que condu­cen al sam adhi o ilum inación. De acuerdo con e ste modelo, las su stan cias m inerales están constitu idas de m ateria física y con una ligera expansión de m ateria etérica; las plan tas constan de m ateria física, etérica y una ligera expansión de lo em ocional (esto recuerda los experim en­tos de B ackster para registrar la respuesta em ocional de las plantas). Los an im ales constan de m ateria física, e té ­rica, em ocional y una ligera expansión de lo m ental; y los seres hum anos están construidos con m ateria física, e té ­rica, em ocional, m ental y una ligera expansión de m ateria espiritual en e ste punto de su evolución.

D entro de los conceptos sicofisiológicos del yoga, el hombre esta com puesto de sie te cuerpos, cada uno puesto sobre los otros en e ste orden: físico, etérico , astral o em o­cional o de los deseos, m anas inferiores o m en ta les infe­riores, llam ados algunas veces m ente racional; m anas su ­periores o m ente intuitiva; alm a y atm an o esp íritu puro. Integrados dentro de los com ponentes visib les e invisib les del hombre y creando el puente de la naturaleza física a la esp iritual están las s ie te ckakras m encionadas anterior­m ente. E sto está situado dentro de los cuerpos etéricos m ás elevados más bien que en los físicos. E sta es la di­m ensión del cuerpo que está siendo investigada por la m edicina bioeléctrica occidental. L as ckakras no son v isi­bles para la vista ordinaria pero pueden ser v ista s por los clariv identes y asem ejan ruedas que giran por lo que re­ciben precisam ente el nombre de ckakras. Las ubicadas en la vecindad de su s contrapartes endocrinas, y dado que el sistem a endocrino controla en gran m edida las actividades del cuerpo físico, a sí la s chakraa determ inan las actividades del cuerpo síquico. Lasc/m fcras está n ubi­

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cadas en la vecindad de la espina, de los órganos repro­ductores, plexo solar, corazón, gargan ta , p itu itaria y glándula pineal.

E n el despertar síquico, la energía se activa en las cha- k ra s y el hombre adquiere conciencia de si m ism o y de su mundo en modos d istin tos de lo que lo hacía antes del despertar. E stá consciente de d im ensiones de la vida que estaban m ás allá del alcance de la detección de su s sen ti­dos físicos. Más que de los efectos, se vuelve consciente de su s causas; m ás que ver solam ente “cosas'", adquiere sen ­sibilidad de los cam pos de energía y reconoce la unidad de la vida. A unque ta l vez no pueda describirlo bien, aludirá a estados m ás elevados de conciencia; y posiblem ente m a­nifieste algunos poderes paranorm ales. E sto últim o no deberá confundirse, sin em bargo, con n iveles inferiores de energías de experiencias síquicas que el hombre com parte en común con otros an im ales y que, en ocasiones, son llam ados siquism o negativo y que es un producto del cere­bro inferior.

Hay a lguna evidencia para respaldar la creencia de que un crecien te núm ero de personas experim enta e ste nivel de despertar. Tam bién se cree que los esfuerzos legítim os para alcanzar estados elevados de conciencia, a tra v és de la m editación, biorretroalim entación, etcétera , a sí como los beneficios para aum entar la sensibilidad síquica, ace­lerarán e sta experiencia. Con un creciente núm ero de personas em peñadas en el uso de pirám ides para m editar -y m uchos de esto s p racticantes inform ando niveles e le ­vados de conciencia y sensibilidad, incluyendo conciencia visual y sen sor ia l- nos forzam os a preguntarnos qué in­fluencia puede ten er la pirámide en esta s experiencias.

Une*' seis semanas construí una pirámide de dos metros de (tltitím, en un m u rta vacío. La. he usado para nieditar das veces al día. Poco después de iniciar este programa, empecé a ver auras alrededor dé la gente. Pensé que era mi imaginación pero después tu.ve oportunidad de comparar lo que x'cia con lo que describía una mujer que ha leído las auras durante muchos uiios. M i ver­sión era casi idéntica n la de cita...

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7(1 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

De acuerdo con el yoga, en el hombre son siete las ckakras o centros de energía

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E sta nota de un estu d ian te graduado en Trabajo Social de la Universidad de K ansas es rep resen tativa de las m uchas cartas que hem os recibido sobre este asunto.

Como m encionam os anteriorm ente, la pirámide puede contribuir poco a e sta s experiencias. Puede ser coinci­dencia o puede ser que el sen tarse dentro de la pirám ide estim ule cierto estado m ental... Sin em bargo, es difícil ignorar lo que ta n ta s veces se nos ha informado: que esas experiencias no se presentaron an tes del uso de la pi­rám ide. Y cuando pensam os que todo es alguna form a de energía, no e s difícil v isualizar que las fu erzas descono­cidas o reforzadas dentro de la pirámide pudieran tener un efecto sobre el flujo de energía dentro del cuerpo hu­mano.

Las ckakras o vórtices de energía se activan por medio de la energía que fluye hacia arriba por los canales de la espina. El yoga llam a a esto s canales la s corrientes id a (negativa) y P íngala (positiva). Si el flujo de energía a través de esto s can ales no está equilibrado, pueden su r­gir problem as -incluyendo aberraciones m entales, en ­ferm edades, perversión de los im pulsos, de los talentos, las habilidades, e tcé tera - y en su forma m ás leve de mo­vim iento errático, puede sobrevenir una fatiga inusitada. El flujo irregular puede ser causado por represiones que desvían pensam ientos y acciones negativos, afición a las drogas y al alcohol, d ietas erróneas para este nivel de evolución, técn icas equivocadas para la m anifestación del ta lento síquico, y ejercicios complejos de respiración para los cuales no está preparada la persona. E ste tem a se tratará m ás a fondo en capítulos posteriores, pero de­bemos señ alar aquí que en ocasiones la g en te nos dice que ha experim entado sensaciones desagradables dentro de las pirám ides. Si el campo de fuerza dentro de la pi­rám ide activa el flujo de energía del individuo, puede sen tirse incomodidad si el s istem a no está equilibrado. Sé de un caso que tendería a confirm ar esto . Un alum no de los años superiores de la escuela secundaria, hijo de mis vecinos, se in teresó en el yoga y poco después construyó

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72 e l p o d e r s í q u i c o d e l a s p i r á m i d e s

una pirám ide para m editar. Una sem ana más tarde de que em pezó a usarla, me visitó. Me dijo que deseaba con­tinuar la m editación dentro de la pirám ide, pero que cada vez que lo in tentaba se ponía en un estado tan trem endo de tensión que Je era im posible m editar. D espués de a l­guna discusión, sacam os en claro que él forzaba su cuerpo en posturas del H ata Yoga que producen mucha tensión y para las cu ales no estab a preparado; adem ás, in tentaba al m ism o tiem po algunos com plicados ejerci­cios de respiración que encontró en un libro y para los cuales tam poco estab a preparado. Le aconsejam os d es­cansar durante una sem ana sin in ten tar ninguna pos­tura o ejercicios de respiración y después continuar con los m ás sim ples y sin pasarse de la raya. Un m es después me dijo que se sentía m ás descansado dentro de su pirá­mide y podía m editar m ejor dentro que afuera. Otro joven aspirante a los estados trascen d en ta les se fijó una dieta extrem adam ente rígida sin buscar consejo médico y experim entó dolores de cabeza y náuseas m ientras e s ­taba dentro de la pirámide. El sistem a no pudo resistir el campo intensificado, según parece, pero al m ejorar su s hábitos de alim entación se produjeron los resultados de­seados sin incomodidad física.

Una vez que ha sucedido el despertar síquico, e sta pre­parado el cam ino para cruzar el tercer umbral. Acerca de esto Gopi K rishna afirma en The Awakenitig o f th e R u n da - Un i: “... el poder que encontram os detrás del extraord ina­rio desem peño de los gen ios esp irituales y la fuerza que hay dentro de los fenóm enos síquicos son ambos el flujo de un m anantial de energía in teligente, p resente en el orga­nism o hum ano... La energía vital del cuerpo converge h a sta e sta transform ación**.

Y en Higher Consciousnese Krishna explica:“A quellos que llegaron al estado de conciencia trashu-

m ana invariablem ente mostraron ev id en cias irrefutables de rasgos de carácter y de conducta. L as biografías de todos los bien conocidos m ísticos, v id en tes y profetas son testim onio de este hecho. E ste es el objetivo del proceso

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evolutivo de todos nosotros, toda la ra za hum ana está evolucionando hacia el estad o que asociam os con lo ce les­tial y lo divino. N o ha habido ni puede haber concesio­nes y privilegios especiales en un sistem a de creación arraigado en las leyes. Somos todos parte de un proceso evolu tivo”.

De acuerdo con nuestro modelo, la actividad aumentada en las chakras, aum entando con la in ten sa vitalización de la pitu itaria, tom a la “chispa d ivina” de la energía universal y atrae la energía durm iente «le la base de la espina. Como una lu z segadora, un estallido de energía radiante, o la conciencia de un gran fuego interior d es­crito por el doctor B ucke, e l kurtdalini se extiende por todo el cuerpo, haciendo girar la s chainas a gran veloci­dad o ilum inando la m ente. A lgunos escritores lo llam an el “fuego de la serp ien te” porque los m ísticos han d es­crito la en erg ía como una gran serp ien te enroscada dos y media veces, que duerm e en la base de la espina o chakra “rnulahara”. Cuando se activa, a taca rápidam ente y con gran fuerza. Se cree que e ste poder, que los pintores del R enacim iento representaban como un halo alrederor de la cabeza de los santos, irradia en el séptim o centro o pineal.

En referencia a una p intura del conocido artista arm e­nio M ihran K. Serailian , Manly Palm er Hall, en un breve ensayo sobre la apertura del Tercer Ojo afirmó: “E sta pintura de la cabeza de M inerva m uestra, en parte, las activ idades de la g lándula pineal y del cuerpo pituitario en el m om ento en «jue ocurre el fenóm eno com únm ente llam ado la apertura del T ercer Ojo. El fuego del kunda­lin i se puede ver surgiendo hacia arriba a través de la colum na vertebral hacia el centro de la medula, obton­gada. La luz dorada que irradia «lo la parte del cerebro en la parte trasera, gradualm ente aum enta en tam año e in­tensidad hasta que forma el nimbo o balo del santo . El cuerpo pituitario se m uestra aquí rodeado por un elíptica color rosado. La glándula pineal -el Tercer Ojo de los m isterios- se m uestra aquí de color azul y rodeada por

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un aura del mismo color. En realidad, sin em bargo, esta aura incluye todos los colores del espectro, pero defin iti­vam ente predomina el azul. El dim inuto dedo vibrador de la g lándu la p ineal señ a la d irectam en te hacia el cuerpo pituitario. E ste dedo, vibrando a una velocidad muy elevada, es la verdadera causa de la ilum inación esp iritu a l”.

Cuando surge el ku n dalin i, “ sigue el cam ino recto y estrecho”, el canal central que descansa en tre la Ida y Píngala . En el yoga esto se lla m a S u sku m n a . De acuerdo con autoridades inform adas pero contrariam ente a cier­tas publicaciones populares recientes sobre el tem a, du­rante el despertar síquico solam ente se activan los cinco centros inferiores, los que descansan entre la base de la espina y la glándula pineal. E ste despertar lo conocían las escu elas del M isterio Egipcio como el Ciclo Lunar. El Tercer Cruce, el despertar noétieo, era conocido como el Paso del Ciclo Solar o el P asaje del Dios Sol. Con el des­pertar noétieo se vivifican todos los siete centros.

En una de las lecciones dadas a su s estu d ian tes, Vit- van, un profundo m aestro de hace veinticinco años, afir­maba: “Se ev itarían m uchas confusiones si el estud iante de lo teleótico en tend iera que la liberación de la corriente Ida-Píngala y el despertar de esa s corrientes en los cen ­tros, sim bolizado por el ‘v ia je’ es el periodo purificador de la Senda de los Logros... después de com pletarse la ‘Jor­nada de la L una’, hablando sim bólicam ente, sigu e lo que los griegos llam aban el buen aspecto a la función de la fuerza en todos los centros, y e sta fase representa la cul­m inación del proceso de individualización representado sim bólicam ente como 'La Jornada del Sol’ ”.H asta donde podemos saber, el concepto de los siete centros en el hombre fueron enseñados sim ultáneam ente en la India y en Egipto. Para señalar la s d iv isiones m ás antiguas de la rueda zodiacal y estab lecer su significado en el retrato sim bólico del despertar de los centros o lo que en algunos escritos aparece como "La A pertura de los Sellos”, se debe enfocar la atención a los antiguos

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egipcios. E sto es im portante en nuestro estudio, ya que arroja alguna luz sobre lo que los egipcios sabían y que por lo tanto incorporaron en la Gran Pirám ide, su estru c­tura m ás grandiosa.

Aun la forma de la pirám ide parece representar la na­turaleza séptuple del hombre. La base cuadrada puede verse como los cuatro principios más vastos del hombre, su s maguía físico, etérico, astral e inferior o m ente. E stas son la s d ivisiones que, de acuerdo con las enseñanzas, son m ortales y se d esin tegran con la m uerte. Son de la Tierra y la base de las pirám ides y descansan sólida­m ente en ellas. Los lados tr ian gu lares pueden verse como la Trinidad» los tres principios superiores del hom ­bre, los m an as superiores o m ente, alm a y espíritu , que son inm ortales y que dejan el cuerpo después de la m uerte. Sim bólicos del ser y destino del hombre, éste construye primero la base -d eb e experim entar y conquis­tar el reino terrestre-, después construye los lados -cobra fuerza su naturaleza esp ir itu a l- y finalm ente alcanza el ápice, cuando su n atu ra leza converge hacia su unidad con Dios, ya que la pirám ide no e stá dividida sino que es un solo punto. E s in teresante señalar que la sola proyección de un cuadrado h asta un solo punto, form a una pirám ide, del mismo modo que la única trascendencia de la natura­leza cuádruple del hombre hacia la unidad con Dios e s por medio del triángulo, los tres principios m ás elevados.

A lgunas personas nos han dicho que m ientras m edita­ban dentro de las pirám ides han experim entado súbita­m ente v isiones m entales de cuadrados, triángulos y cír­culos. A lgunas veces éstos fluyen hacia adentro y hacia afuera, crean patrones, se desvanecen y vuelven nueva­m ente con m ás intensidad que nunca. U na persona dijo que la s figuras geom étricas danzaban ante sus ojos y que él podía verlas aun d esp u és de abrirlos.

Probablem ente uno de los primeros sím bolos usados por los egipcios fue el círculo dividido. Se cree que el cír­culo era usado para sim bolizar todo el proceso cósmico así como un ciclo com pleto o circulo inscrito m ás pe­

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76 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDESqueño. Quizá se trataba del ciclo de cada ser hum ano.

“Al establecer su sim bolism o de la Sabiduría”, V itvan afirm a en su s lecciones, “los egipcios dividían a su país en dos: Alto E gipto y Bajo E gipto o Mitad Norte y Mitad Sur. A ctualm ente en n u estra com prensión e instrucción, la actividad total de la su stan cia madre se califica como proceso cósmico. E sta división del circulo en dos por los egipcios tuvo una aplicación directa en cada vu elta en el proceso de la espiral, o de cada esfera (representado poi­cada vu elta ) en la m ultiplicidad de esferas que represen­taban la totalidad de la Madre (la diosa egipcia Isis).

Entre la s m últip les aplicaciones que dieron los egipcios al círculo dividido, nos in teresa principalm ente una, la que aplicaban al individuo como un todo o como Proceso Individualizado!*. La parte sur del círculo representaba la localización de la conciencia de la n aturaleza síquica (todo el Ciclo Lunar representa el periodo de ascenso o dirección del foeo de la conciencia que acom paña las fuer­zas por fuera o encim a de las naturaleza física). La mitad norte del circulo representaba la focalización de la con­ciencia en el nivel M ental. La linea divisoria entre am bas era llam ada ‘el H orizonte’ y la batalla final (el verdadero Arm agedeón) siem pre se lucha sobre e s ta línea.

El térm ino ‘F araón’ en la sim bologia egipcia represen­taba al dios Sol (el aspecto individualizado «leí Ser). Lo que desconcertaba a los egiptólogos (al estud iar las tab letas de piedra, etcétera) era por qué, cuando un nuevo faraón se entronizaba su prim er acto era encabezar a todos los ejércitos, proceder con ellos h asta la línea divisoria entre las regiones N orte y Sur de su país y escenificar una guerra sim ulada para reconquistar la mitad Sur. E sto sim plem ente retrataba en forma gráfica la necesidad del ‘conquistador’ (el «lio» Sol) para conservar la suprem acía de la naturaleza síquica ya que el faraón ten ía litera l­m ente que poner todo su reino bajo control, del mismo modo sim bólicam ente la conquista del Ser Individuali­zado debería m antener un control constante sobre su pro­pia ‘Mitad S u r’, esto es, su propia naturaleza síquica.

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E L FE EGO DE LA SERPIENTE 77

Otro punto que ha desconcertado a los egiptólogos es que en la h istoria de H oras y Osiris la s partes de Osiris que buscaba Iioru s estaban enterradas en el 'Bajo E gipto’ pero cuando H oras las encuentra, una tras otra la s lleva al N orte para unirlas; y a sí Osiris vuelve a v iv ir como un todo.

A si corno las partes del alm a de cada uno de nosotros e stá n enterradas en la oscuridad de n u estra respectiva naturaleza síquica (envolturas de mom ias), así cada uno resucitará en la ‘Mitad N orte’ o N ivel de la M ente de su E sfera Ind ividu al i z ad a ’'.

M anny Palm er Hall, presidente de la Philosophical Re­search Society de Los A ngeles, autoridad reconocida in ­ternacionalm ente sobre las antigu as escu e las de m isterio, afirma en The Sccret. Teachlngs o f All Ages:

“A través de los pasadizos y cám aras m ísticas de la Gran Pirám ide pasaron los ilum inados de la antigüedad. E llos cruzaron su s um brales como hombres; salieron com o dioses. Fue el lugar del 'segundo nacim iento’ el ‘seno de los M isterios’, y allí moraba la sabiduría como Dios vive en los corazones de los hom bres... Los hombres m odernos saben poco de estos ritos antiguos. C ientíficos y teólogos por igual contem plan la estructura sagrada, preguntán­dose qué m otivación fundam ental inspiró aquella hercú­lea labor. Si pensaran por un m om ento, se darían cuenta que sólo h ay una m otivación, en el alm a del hombre, capaz de proporcionar la in iciativa necesaria, esto es: el deseo de saber, de com prender y de cam biar la estrech ez de la mortalidad hum ana por la mayor am plitud y alcance de la ilustración viviente. A sí los hom bres dicen de la Gran Pirám ide que es la m ás perfecta construcción del mundo, la fuente de pesas y m edidas, la original Arca de N oé, el origen de los lenguajes, a lfabetos y de las escalas de tem ­peratura y humedad. Pocos com prenden, sin em bargo, que es el umbral de lo E terno”.

Si, como parece, los an tigu os egipcios tenían conciencia de las dim ensiones del hombre y sus en señ an zas estaban d estinadas a "abrir los se llo s”, ¿estaba contenido de

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Conjunto de p i r á m id e s d e c a r tó n d e 70 em q u e en los h o g a re s de los e s t a d o s c e n t r a l e s , e n E s ta d o s Unidos, s e co locaban d e b a jo de l a c a m a , p a r a m o t iv a r el d e s ­canso .

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algún modo e ste conocim iento en la Gran Pirám ide? Si era el sitio de in iciaciones secretas, ¿fue tam bién un in s­trum ento de iniciación? ¿Hay algo en su estructura que tienda por s í solo a activar los cam pos de energía dentro del hombre?

E sta s preguntas no pueden responderse d irectam ente, por supuesto, porque la razón de su construcción se ha perdido en la prehistoria. Fuera de lo que podemos aprender de las antiguas escu elas herm éticas, tenem os solam ente a la Gran Pirám ide para trabajar... y tam bién la s réplicas que hagam os de e lla .

En la tradición oriental se cree que un ser hum ano avanzado, que haya experim entado el despertar esp iri­tual. puede transferir alguna de e sta energía a otra per­sona con el objeto de e levar su conciencia. ¿Es la pirá­mide nuestro gurú, que nos enseña a m irar dentro de nosotros m ism os para encontrar respuestas y para dar­nos en erg ía de un modo tal que despierte nuestra natu­raleza espiritual? Hay un antiguo dicho que señ a la que cuando el chela (estudiante) e sté listo, aparecerá su gnnx. ¿Em prendem os la investigación de las pirám ides porque ya estam os listos para un nuevo paso evolutivo?

“Sé que e sto su en a extraño, pero cuando estoy dentro de mi pirám ide sien to como si estu v iera en presencia de un ser elevado”. Quien hablaba era un joven ingeniero que nos dijo que había sido religioso toda su vida y que desde la n iñez sen tía cierta reverencia por la vida. Nos dijo que una vez, anteriorm ente, experim entó e sta se n ­sación de esta r en presencia de una gran fuerza. Ocurrió cuando ten ía doce años y conoció a un famoso m isionero.

C ualquiera que fuera la razón, cualquiera que fu ese la causa, la g en te experim enta nuevas sensaciones, nuevos pensam ientos al dormir, al m editar o sim plem ente sen ­tarse durante un rato dentro de las pirám ides.

T enem os una am iga que fue redactora técnica de una oficina de gobierno en W ashington D. C. durante muchos años. E staba fam iliarizada con la literatura de las poten­cialidades del desarrollo hum ano, los estados trascenden­

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£0 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDESta les , etcétera , y sin em bargo nunca había experim entado nada parecido,dice ella , a estados alterados de conciencia, d e sp e r ta r s íq u ico , in tu ic ió n o v is io n e s c r e a t iv a s . Nos dijo que ni siquiera podía acordarse de su s sueños. Decidió hacer algo al respecto, pidió se is sem anas de li­cencia en su trabajo y em prendió un “programa de em ergencia para ilu strarse”. Con ayuda de autoridades inform adas em peñadas en la investigación del control vo­luntario de los estados in ternos de conciencia, d iseñó un programa que, con excepción de a lgunas horas para dor­mir cada noche, la m antendría ocupada en una in vesti­gación in tensiva para aum entar la conciencia y la sen si­bilidad. Su currículum incluía, biorrelroalim entación, m editación, ejercicios yoga, técn icas de respiración, can­tos, a lgunas discusiones y lecturas, pero todo estr ic ta ­m ente lim itado a buscar el nuevo ser. Todo estaba muy bien planeado y no era sim plem ente una com pilación de técn icas d iversas como pudiera suponerse. Ahora bien, un aspecto in teresan te de e ste plan es que ella llevaba a cubo una gran parte de la m editación, ejercicios y lectu ­ras dentro de una pirám ide de m adera.

Inició todo con gran entusiasm o; y lo term inó con m ayor entusiasm o aún. Al final de las se is sem anas había experim entado algunas “a ltu ras” notables en su meditación; su s electroencefalogram as que an tes m os­traban m uy pocas ondas alfa y n inguna th e ta , ahora m os­traban b astan te alfas bajas y un poco de theta, el estado contem plativo de los m editadores maduros; dem ostraba una cantidad considerable de control sobre su sistem a nervioso involuntario, según lo registraron los aparatos para medir la biorrétroal i m entación; experim entó por primera vez en su vida v is io n es in tu itivas; recordaba sus sueños y éstos eran cada vez m ás organizados; el im pulso creativo era tan fuerte que pintaba y escribía poesía y se inició en actividades teatra les. U na historia de éxito com pleto con el final feliz.

E sta m ujer, por supuesto , pudiera ser una excepción. O bviam ente olla ten ía deseos, determ inación, una m eta

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definida, un plan, fe, vigor y fue capaz de robar se is s e ­m anas a su vida para lograr su objetivo. Tero esto no es excepcional ya que m uchos otros han logrado estos obje­tivos aunque tal vez no en un periodo tan breve de tiem po. El punto es, sin em bargo, que los objetivos son bastante reales, valiosos y accesibles. Y si nosotros po­demos creer en nu estras propias experiencias y las de otros, la pirám ide posiblem ente pueda ser un método para am pliar y enriquecer los esfuerzos que se hagan para expander la conciencia y el conocim iento de uno mismo.

En una conferencia del doctor Karan Singh, en el sem i­nario, “Yoga, Ciencia y Hom bre” m encionada anterior­m ente, él tam bién «lijo: “Ahora e stá bien establecido que usam os una fracción de las capacidades del cerebro hu­mano; esto ha sido am pliam ente aceptado por los neuro- cirujanos y los científicos. E s posible que el sigu iente paso en la evolución hum ana pudiera ser la activación de aquellas áreas del cerebro hum ano que en este, momento son desconocidas o que no se usan”.

¿Puede la pirám ide contribuir a e ste s igu ien te paso? Hay razones para pensar que asi será.

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La zona crepuscular5

Un lugar extraño donde el tiem po se distorsiona, las escen as son brum osas, aparecen de la nada y se desvan e­cen nuevam ente. Allí están los rostros: vagos, fantasm a­les en ocasiones, nuevos y olvidados que repentinam ente adquieren una im portancia que no se les concedía a n te­riorm ente. El lenguaje es vago, hablado con significado pero sin que aparentem ente lo ten ga . Parece haber una aceptación general de lo extraño en e s te lugar, pero si se pregunta qué sucede, se m uestra una im agen y otra m ás hasta que se olvida la pregunta. Se em pieza a c o rrer - no, se em pieza a volar, posiblem ente se flota... no se tiene la seguridad.

U sted ha entrado en la zona crepuscular. U sted ha es­tado aquí antes. De hecho la m ayoría de nosotros pasa gran parte de su vida en este lugar y sin em bargo e s tan desconocido para nosotros como la noche en que por pri­mera vez cruzam os sus fronteras.

“ Para el sueño es una entrada al prim er territorio de la m en te”, afirm ó en una ocasión Paul Brunton. “El pro

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LA ZONA CREPUSCULAR

Ceso del sueño fascina tan to a los sa lva jes como a los sab ios”, dijo. “P osee un m isterio y una m agia propias. ¿Cómo se originan, esto s extraños dram as nocturnos que en ocasiones son desem peñados por m uchos actores pero que nunca son presenciados por un auditorio de m ás de uno?”.

I.os sueños pudieran describirse como una condición extendida en tre los hom bres y los anim ales superiores en la cual las pupilas se contraen extrem adam ente, los pár- oados se entrecierran o cierran, la cantidad de aire en los pulm ones desciende agudam ente al igual que los jugos digestivos, la sa liva y la orina. El corazón dism inuye su ritmo y las ondas cerebrales cam bian a otra longitud de onda. E sta es la descripción fisiológica pero nos dice muy poco acerca de cómo la experim entam os o acerca de su contenido.

Lyall VVatson nos dice en S u p er ST ature: “ El sueño pro­piam ente dicho ocurre m ientras se duerm e, pero no es solam ente una parte del sueño ordinario. El sueño orto­doxo a ltern a varias veces durante la noche con periodos de un sueño muy d iferente, casi paradójico. E n el sueño ortodoxo el cerebro produce grandes y lentas ondas de ritmo delta, los ojos están fijos y los latidos del corazón son regulares, pero algunos de los m úsculos, particular­m ente los de la garganta , están todavía tensos. En el sueño paradójico el cerebro produce ondas m ás rápidas, casi como aquellas de la vigilia; el ojo se m ueve m ás rá­pidam ente de un lado a otro y los latidos del corazón se hacen irregulares, pero a pesar de toda la actividad m en­tal que tien e lugar, los m úsculos del cuerpo incluyendo aquellos de la garganta , están más relajados y cuesta mucho m ás trabajo despertar al durm iente”.

El estudio de los sueños no fue tomado en serio por la ciencia occidental h asta que Freud usó la interpretación de los su eñ os com o un acceso a la m ente incosciente. Joung descubrió la cualidad universal de los sueños en sím bolos arquetípico8, y cuando se supo que el rápido m ovim iento de los ojos corresponde al estado del sueño,

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Sillón d e n t r o de u n a p i r á m id e de p lá s t ico e n u n ac a s a de los e s t a d o s c e n t r a le s .

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LA ZONA CRKPUSOpLAK Xñ

los sueños so convirtieron en un sujeto legítim o de in v es­tigación científica porque había algo físico que medir. Con una crecien te contradicción de la im portancia de la m ente inconsciente como la parte más am plia del iceberg m ental, la m ayoría de los investigadores actualm ente consideran el exam en del sueño y de los estados del sueño como im perativos para el entendim iento de las funciones de la m ente.

E stos investigadores han em pezado a decir: “Se debe poner atención al sueño", haciendo eco de un axiom a que los m ísticos han su sten tad o durante m uchos años. Los sueños son objeto ahora de una reflexión m ás sobria, en una época en que se ju eg a con nu evos conceptos de la m ateria y de la conciencia. Con todo lo que la nu eva física nos dice acerca de que el universo no es una colección de cosas sino una expresión de cam pos de energía y aun insinuando que m ás allá aparece todavía más como la conciencia que como cualquier otra cosa, e l reino subje­tivo ha adoptado las vestid u ras de la realidad. La ciencia ya no habla m ás de realidad como si fuera un producto para ser medido o pesado: habla de n iveles de realidades y conjuntos funcionales, significando que la realidad ex iste como un conjunto de condiciones para algo que la observa. En este juego de pelota el sueño es uno de esos conjuntos de realidades porque e s un estado de concien­cia única; cuando la m ateria física se desecha del uni­verso la única cosa que queda para m edirse es la con­ciencia.

D urante mucho tiem po se creyó que los sueños eran solam ente nuestros im pulsos, tem ores, esperanzas, re­presiones, frustaciones, culpas, com plejos, deseos, fan ta ­sías y cosas por el estilo , em pujados al inconsciente desde el consciente donde se debatían para ser com prendidos y expresados. Se nos pedía que observáram os nuestros sueños para com prendernos mejor a nosotros m ism os, in­cluyendo aquellas facetas de nuestra personalidad que nuestra m ente consciente rehúsa aceptar o que no al­canza a com prender.

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86 F.L PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

E ste m étodo es todavía viable y ev identem ente conti­núa dando frutos y la m ayor parte de los científicos están de acuerdo en que n u estras vidas está n dom inadas en gran medida por nu estras m entes inconscientes. Ya que no puede exam inárseles d irectam ente pueden explorarse por diferencias de segunda mano. Pero hay u n a creciente sospecha de que los sueños no se lim itan a salir a través de los escapes de la m ente consciente. Hay productos adi­cionales a la conciencia de fuentes que están m ás allá del alcance de la m ente racional. A dem ás de esto , se enfoca una mayor atención sobre la tradición m ística que nos asegura que en algunos aspectos del estado del sueño nuestra conciencia cam bia a otros n iveles o planos de realidad.

A quí es donde la pirám ide entra en el cuadro. Hem os sabido de personas que se sien tan , duerm en o m editan dentro de las pirám ides, que nos dicen que se han acen­tuado sus experiencias con los sueños, que duerm en con mayor descanso, que su s sueños son m ás vividos y orga­nizados, y que tienen un m ayor significado para ellos.

Otros investigadores de las pirám ides dicen cosas muy parecidas. Bill Kerrell y K athy Goggin citan a sus co­rresponsales en The Guide to P y r a m id Energy:

“S e sien te uno ligero y de modo m uy parecido a la sen ­sación de dormir en las m ontañas a m ás de tres mil m e­tros de a ltu ra”.

“Mis sueños se han vuelto m ás vividos y p intorescos y puedo recordar una m ayor parte de e llos”.

“Al despertar todavía puedo sen tir las vibraciones que me recorren el cuerpo y me siento m aravillosam ente”.

“Me sien to m ás fresco por la m añana y m ás a lerta du­ran te el día, mi sueños son m ás vividos, lo que sugiere que durante el sueño me alivio de las tensiones".

Seria difícil decir, por supu esto , si la pirám ide ha te ­nido un efecto directo sobre esto . Sin embargo, m uchas personas que informan haber experim entado esas se n sa ­ciones no saben que otras dicen lo m ism o y la coinciden­cia de los inform es parecería indicar algún factor influ-

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LA ZONA CREPUSCULAR *7

y ente. De cualquier m anera, la calidad del sueño y del descanso han cambiado y esto es lo que debem os conside­rar.

¿Cuál e s el m ensaje de los sueños? En Wisd&m o f the O verself P au l Brunton afirma: “Porque si algunos sueños son sim bólicos y desalían la interpretación, m uchos otros no lo son y no significan otra cosa m ás que la que m u es­tran superficialm ente; si algunos revelan deseos sexu a­les la m ayoría son de una inocencia impecable; y si a lgu ­nos se reconstruyen con los m ateriales proporcionados por las experiencias de la vig ilia otros son construcciones to ta lm en te nuevas".

M ás a d e la n te en e l m ism o cap itu lo , “S tu d ie s iv D re(im s'\ Brunton dice: “Una explicación puram ente ma­ter ia lista de los sueños no los explicaría todos. Y es co­rrecto afirmar, como sostienen algunas escudas hindúes y el moderno sicoanálisis occidental, que los sueños toman su m aterial únicam ente de las experiencias que tenem os estando despiertos, pasadas o presentes, olvidadas o re­cordadas. La m ente no es solam ente reproductiva sino tam bién productiva, no solam ente reproduce figu ras y cosas que y a se conocen de n uestra vida cotidiana sino que tam bién producen figuras y cosas que nunca hem os cono­cido en n uestra vida habitual; no solam ente puede recor­dar im presiones acum uladas del pasado sino aun preveer y crear im presiones del futuro...".

¿Qué, debem os preguntarnos, significa un sueño como el sigu ien te de Tom Garrett? Él afirm a que no estaba tota lm ente dormido y que sin em bargo, su experiencia tiene todas la s cualidades de un sueño:

“ Me relajé com pletam ente y em pecé a crear una serie de im ágenes m entales. L as im ágenes ten ían el aspecto de cosas soñadas pero no lo eran ya que yo estab a todavía despierto. E sa s im ágenes tom aron la forma de la Gran Pirám ide de Gizeh. Las im ágenes eran m uy rea listas y siento como si hubiera contem plado en realidad el modelo original. Podía ver la pirám ide desde el vértice hacia abajo, después pude circular la estructura a media altura

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EL PODEK SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

y m ás tarde llegué hasta arriba desde la base. E stas im ágenes se com pletaban con la sensación de un agrada­ble calorcillo solar y la aridez del aire alrededor de la pirámide.

Percibí aquellas im ágen es como una realidad pero al mismo tiem po estaban separadas de la conciencia total. Al reflexionar después se me ocurrió que las im ágenes habían aparecido como en sueños, algo así como si hu­biera sido capaz de contem plar un sueño con la m ente subconsciente, m ientras estaba despierto, pero en un es­tado de relajam iento. D espués me extrañó la form a ca­sual en que acepté las im ágenes de pirám ides m ientras esto ocurría y lo mucho que me sorprendió pensar en ellas más tarde.

Aquella noche mi esposa, Marry, quien como yo tam ­bién se había sentado dentro de la pirám ide aquel día tuvo sueños idénticos a los m íos. N uestro sueño se in te ­rrumpió y am bos soñam os con form as tr ian gu lares y pi­ram idales que parecían acercarse a una gran velocidad y después apartarse o sim plem ente pasar a través de noso­tros”.

El hecho de com partir un sueño nos trae una cosa in te­resante a la m emoria. Las in vestigacion es recientes de los doctores M ontague Ulim an y S tan ley Krippner en el labo­ratorio de sueños del M aim onides M edical C enter de N ueva York indican que la telepatía funciona mucho mejor durunte el sueño que durante el estado de v ig ilan ­cia y que no es una experiencia poco com ún. La sicóloga Gertrude Sehm eidler, al com entar sobre el trabajo que realiza afirmó: “La conclusión clara que debem os sacar­es que los inform es de los sueños pueden m ostrar el efecto de la te lep atía , clarividencia y prem onición... una conclu­sión notable digna de un esfuerzo m asivo”.

El decano de los parasicólogos norteam ericanos, el doc­tor Gai’n er Murphy, afirm a en el prólogo del libro escrito por U llm an, Krippner y Alan Vaugham , Dream Tele- p a th y : "Los sueños suelen llevar un m ensaje por otros canales d istin tos de los sentidos. D urante largo tiem po se

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LA ZONA CKEPUSCULAK

lia sospechado esto. C iertam ente ha sido tem a tan to de teorías como de prácticas desde las a n tig u a s civilizacio­nes de China y Egipto h asta el periodo de la moderna parasicología”.

Trabajando con la h ipótesis de que la percepción extra- sensorial (PES) se da con mayor frecuencia en el estado de sueño que de vigilia, el equipo llevó a cabo experim entos durante diez años para determ inar si una persona ac­tuando como un “a g en te” podía enviar su s pensam ientos a la m ente de un sujeto dormido, e influ ir por lo tanto en los sueños del sujeto. Los resultados probaron claram ente la h ipótesis y tam bién revelaron que en el estado del sueño ocurren v isiones del futuro.

Parecería que la m ente en estado de sueño no e s tá im­pedida por lim itaciones de espacio o tiem po. El soñador aparentem ente puede viajar en el tiem po hacia atrás o hacia adelante y tam bién a través del espacio, en ocasio­nes contem plando una escena a m uchos kilóm etros de d istan cia y ofreciendo una descripción precisa, aun cuando estando despierto nunca haya estado en ese sitio.

Para tratar este fenóm eno, de modo que sea satisfacto ­rio, necesitam os un m odelo m ás amplio que no se lim ite solam ente a la utilización de la m ente consciente. E sta consideración es dem asiado sim plista y no tom a en cuenta los poderes paranorm ales que se m anifiestan en el sueño, y la inform ación que no se encuentra en la m ente consciente e inconsciente.

O btenem os alguna p ista en cuanto a lo que sucede du­ran te el sueño a partir del sigu iente párrafo de Edgar Cayce:

“...Hay una fuerza activa dentro de cada individuo que funciona a m anera de un sentido, cuando el cuerpo físico está durm iendo, reposando o en descanso... y a esto es a lo que llam am os un sex to sentido... y e ste sex to sentido es el poder activador o fuerza del otro yo... cuando la conciencia física e stá en reposo, el otro ser comulga con el alm a del cuerpo. ¿O sale al dominio de... todas las expe­riencias de aquella entidad... a través de los eon es del

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRAMIDES

tiempo...? ¿Qué es entonces el sexto sentido? No el alm a, no la m ente consciente, no la m ente subconsciente, no solam ente la intuición, no n ingun a de e s ta s fuerzas cós­m icas sino la misma fuerza o actividad del alm a en su experiencia de aquella alm a en sí" (No. 754-2).

Teniendo en m ente nuestra definición anterior de los siete .p rin cip ios de la s en vo ltu ras del cuerpo hum ano, esta tradición sostien e que la conciencia puede obtenerse por otras envolturas o cuerpos adem ás del físico. El cuerpo etérico sin em bargo, es en realidad un aspecto m enos denso del cuerpo físico, y su conciencia por lo tanto, es sim plem ente una expresión de conciencia deri­vada de su contraparte física. Se cree que para soñar la conciencia debe cam biar del estado físico al etérico. Pero en tan to que lo etérico e s sim plem ente una proyección áurica o eléctrica de lo físico, los contenidos del sueño son sim plem ente una producción de los fragm entos subcons­cientes.

En ta n to que la m ayoría de nuestros sueños son de la naturaleza an tes descrita, hay otros sueños que tienen cualidades ún icas y d iferentes. E stos sueños parecen ser de una su stan cia que les da una m ayor realidad. Son más claros, m ás organizados, generalm ente educativos, y se resuelven con mayor facilidad, aun cuando hayan pasado años desde que se tuvieron. Podemos encontrar difícil, cuando ellos ocurren, describir en qué radica su diferen­cia. pero estam os seguros de que la hay. E n estos sueños podemos tener contacto con personas que han muerto; podemos observar a otras a qu ienes conocerem os física­m ente h asta m eses después o años después. Podemos v ia­ja r a sitios d istan tes y recoger inform ación que cuando la comprobamos resulta ser precisa.

De acuerdo con nuestro modelo, cuando ocurren esos sueños, la conciencia ha cam biado del n ivel etérico al s i­gu ien te , el astral, y esta envoltura puede servir como un vehículo de conciencia. Lo astra l es otro plano de la rea­lidad con su propio conjunto de experiencias y sus pro­pios ocupantes, incluyendo personas com o nosotros m is­

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LA ZONA CREPUSCULAR

mos en v ia jes proyectados m entalm ente pero tam bién in ­cluyendo aquellos que ya no poseen un cuerpo físico como el que experim entam os nosotros. Podem os encontrarlos de acuerdo con este modelo, en el plano astral ya que sirve como una base común en tre las cosas orientadas físicam ente y las que se encuentran en planos m ás e le ­vados de la ex isten cia .

Las experiencias extracorporales están siendo in vesti­gadas en los laboratorios de los sueños, siendo dos de los principales el de M aim onides y el de la U niversidad de California, en D avis, bajo la dirección del sicólogo Charles Tart. Los su jetos de estudio son vigilados durante el sueño para tom ar una ser ie de m ediciones sicofisiológicas, incluyendo las ondas cerebrales. Si un su jeto dem uestra capacidad para proyectar m entalm ente e inform ar con precisión desde e ste punto de ven taja , se le da una ta rea especial. Se le dice que cuando se encuentre separado de su cuerpo físico tendrá que ir a un sitio especial y leer un m ensaje colocado allí por los investigadores. Los resu lta­dos dem uestran que varios su jetos han sido capaces de hacer esto. L as experiencias extracorporales se han vuelto algo tan com ún que sim plem ente se les designa por su s iniciales “O BEv (out o f tke body experiences).

Hace algunos años, m ientras asistim os a la conferencia interdisciplinaria sobre el control voluntario de los e s ta ­dos in teriores, patrocinada por la fundación M enninger, tuvim os la oportunidad de pasar algún tiem po con Bob Monroe. autor del libr o J o u n ieys Out o f tke Body. Monroe es un hombre de negocios de C harlottesville, V irginia, y estaba a llí para participar en el programa e inform ar acerca de novecientos y tan tos v ia jes que pretendía haber hecho fuera de su propio cuerpo. Sus experiencias estaban siendo in vestigad as por d iversos laboratorios y él ha dedicado una parte considerable de su tiem po a la in vestigación , desde aquella conferencia en particular, en parte esta labor se ha debido al in terés <iue generó en los noventa científicos de los d iversos países que asistieron a la misma.

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92 EL I ’ÜDER, SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

M ientras tom ábam os café, Monroe nos relató que d es­pués de que tuvo conocim iento de la naturaleza del plano astral, su vida en esc plano se ha convertido en algo tan organizado y sistem ático corno su vida en el plano físico y que en realidad estab a asistiendo a la escuela en aquel nivel. Nos habló de su s experiencias de viajes y afirm ó que su principal preocupación era obtener datos que pudieran ser verificados en este n ivel por observadores im parciales. De m anera aparente tuvo algún éx ito en su em peño.

Cuando pienso en n u estras propias experiencias y en la de otros con sueños vividos m ientras duerm en dentro de la pirám ide, me acuerdo de las conversaciones con Mon­roe. Me sorprende el gran núm ero de experiencias apa­rentem ente paralelas, aunque ta l vez Monroe es un v ia­jero m ás experim entado y por lo tanto sus inform es son m ás perceptivos.

Al discutir la naturaleza de la experiencia de los su e­ños en relación con el n ivel al que nos referim os con el plano astral (que él llam a “cuerpo del deseo”), Max Hein- del afirmó en The Ron i eructan Cosmo-Conception, un libro publicado en 1911 pero que todavía se lee am plia­m ente:

“En su prim er m ovim iento es lento y difícil de en ten ­der. pero gradualm ente los centros sen soria les del cuerpo del deseo encuentran un lugar dentro de los cuerpos den­sos y v ita les, que aprenden a acom odarse a e s ta nueva actividad. Entonces un día, cuando la propia vida ha erado la brecha que se necesita en tre las partes superior e inferior del cuerpo v ita l, hay un esfuerzo suprem o de la Voluntad; tien e lugar un m ovim iento en espiral, en m u­chas direcciones, y el asp irante logra sa lir de su cuerpo denso. Lo contem pla como si fuera otra persona. Se ha abierto la puerta de su prisión. E stá en libertad para ir y venir, con tan ta libertad en los mundos internos, como en el mundo físico, funcionando con libertad, en el mundo interior o exterior, para ayudar a todos los servicios que se requieran de él o de cualquiera de los dos.

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LA ZONA CREPUSCULAR

A ntes de que «1 aspirante aprenda a abandonar volun­tariam ente el cuerpo, debe haber trabajado en el cuerpo del deseo durante el sueño, ya que en a lgunas gen tes el cuerpo del deseo se organiza an tes que pueda llevarse a cabo la separación en el cuerpo v ita l. En ta les condicio­n es es im posible llevar esa s experiencias subjetivas a la conciencia del estado de vigilia, pero generalmente se no­tará, como primer signo de su manifestación, que termi- nan todos los sueños confusos. Entonces, después de algún periodo, los sueños se volverán m ás vividos y perfecta­m ente lógicos. El aspirante soñará esta r en lugares y con g en tes (sin im portar si son personas que él haya o no conocido en su vida normal), conduciéndose de un modo natural, como si estuviera en un am biente familiar. Si el sitio que él sueña le es accesible en su s horas de v ig ilia , en ocasiones puede obtener pruebas de la realidad dé su sueño, si nota en la escena algún detalle físico y lo veri­fica al día sigu ien te de su s im presiones nocturnas”.

Hay una in teresan te nota de pie de página con res­pecto a Heindél, quien m urió hace varios años. N osotros tenem os un am igo que había tenido experiencias sim ila­res a las de Bob Monroe. Un día nos rela tab a a lgunas de esas experiencias a un grupo de am igos; nos dijo que en el otro plano estab a siendo instruido por “un m aestro muy profundo. Su nombre es Max y no me acuerdo bien del apellido...” Lo describió y nos dijo algo acerca de las lecciones. D espués de un m inuto uno de los del grupo, en cuya casa estábam os reunidos, abandonó la habitación y regresó con una fotografía:

-;.Es este tu instructor? -preguntó.N uestro am igo se quedó sin habla durante un m om ento

y finalm ente pudo decir:-E s él... es el mismo. ¿Cómo consegu iste ese retrato? P ues bien -respondió el segundo am igo-, esta es una

fotografía de Max ITeindel. Él fue un escritor y m aestro muy estim ado que vivió hace medio siglo...

-E l todavía m antiene esa elevada posición -respondió nuestro am igo-, pero nunca oí hablar de él en e ste plano.

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

-;.Y todavía conserva este aspecto? -p regu n tó uno de nosotros.

-S í. pero si él era bien conocido en este plano, debe haber algunas personas que todavía lo ven, me im agino, como lo conocieron en la tierra por lo que, por esa razón, pueden recordar su im agen.

La escritora técnica m encionada anteriorm ente, quien llevó un program a in tensivo durante se is sem anas para experim entar estados trascendentales, finalm ente perci­bió un flujo negativo por prim era vez en su vida. También esto aparentem ente le sucede a las gen tes que pasan algún tiem po adentro de las pirám ides. Parece ser que pasan a ten er ondas cerebrales theta. deteniendo las ac­tividades corticales para pasar a lo in tu itivo o experim en­tando algunos avances en el despertar síquico a través de la vibración de las cho.kros, dependiendo de cuál modelo elijam os para usar. Otro modelo, que encaja en lo an te­rior. tien e que ver con el cambio a la zona crepuscular entre los estados de la vigilia y el sueño. E ste es el lugar donde parece ocurrir un paso a la conciencia que no puede relacionarse con la m ente consciente o inconsciente. E sta fuente e x te r io r e s llam ada a veces el superconsciente o lo que Em erson llam aba “The Oversmil" o Brunton “The Orrrst'ff'. Las im ágenes que llenan la conciencia en este estado son llam adas por algunos cien tíficos “la im aginería hipnagógica”.

En un ensayo, “El Control V oluntario de los E stados Internos: Sicológicos y F isiológicos”, escrito por el doctor E lm er Creen, A lyce Creen y Dale W alters y presentando en 1969 en el Congreso Internacional de Cibernética, se afirmó: “El soñar está acompañado de la producción sem i- consciente de ondas theta y alfa de baja frecuencia, parece estar asociado con, y balo c iertas condiciones hacer posi­ble la detección de la im aginería de aspecto hipnagógico, el niné qna non de la creatividad de los destacados...”

A ldous H uxley m encionó en a lgunas ocasiones en sus escritos que sus m ejores ideas le llegaron m ientras e s ­taba en un estado onírico. Robert L ouis Stevenson afir­

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LA ZONA CREPUSCULAR

maba que los argum entos de su s h istorias los percibía en sueños y E instein señalaba que él no razonó la teoría de la relatividad sino que le llegó. Friederich K ekulé adver­t ía a su s contem poráneos científicos: “Aprendam os a so­nar, caballeros”, d espués de que una serie de sueños lo llevó a su fam oso descubrim iento, que ha sido llam ado “El caso m ás brillante de predicción que se encuentra en todo el ám bito de la quím ica orgánica”. A través del sím ­bolo soñado de una serp iente m ordiéndose la cola, Kekulé descubrió el hecho revolucionario de que algunos com­puestos orgánicos ocurren en cadenas o anillos cerrados.

“Cuando e l físico N ie ls Bohr era estu d ian te, tuvo un sueño vivido en el cual él estab a en un sol com puesto de g a s ardiente. Los com etas lo rozaban m ientras giraban alrededor del sol, al cual estaban unidos por delgados filam entos. Súbitam ente, el sol gaseoso se enfrió y solidi­ficó y los p lan etas se desintegraron. Cuando Bohr des­pertó se dio cu en ta que había concebido el modelo del átomo. El sol era el centro fijo alrededor del cual giraban los electrones conservados en su lugar por cam pos de energía o “qu an ta”. U llm an, Krippner y V aughan lo rela­tan así en D ream Telepathy. “En un sueño nacieron los fundam entos de la moderna física atóm ica”.

Los m ism os autores tam bién afirman: “El estad o oní­rico es el cam po natural en el cual están en juego las energías creativas. Los su eñ os tienden a ordenar la in­formación de modos únicos y em ocionalm ente relaciona­dos. Aparecen con pensam ientos orientados hacia la rea­lidad para agrupar cosas por medio de asociaciones “iló­g icas” y como consecuencia surgen nuevas relaciones que en ocasiones pueden ofrecer un descubrim iento a una m ente observadora”.

E s un m isterio, e s algo mágico, pero el sueño es impor­tante. y nos puede llevar a realidades más grandes que cualquier cosa que hayam os conocido. Si sen tarse dentro de las pirám ides sign ifica tam bién colocarse en los um­brales de los nuevos conocim ientos, podemos muy bien parafrasear a Kekulé con la sentencia: “Aprendam os a soñar en la pirám ide, caballeros”.

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Un respiro de aire puro6

El humo llenaba el restaurante atestado de gen te , sa ­turando el aire con un am biente gris y desagradable. Mi­ramos alrededor pero la única m esa disponible estaba ubicada en medio de la m aloliente neblina.

-¿Prefieres que vayam os a otra parte?N orm alm ente hubiéram os concedido poca im portancia

u la contribución atm osférica de los c lien tes. Sin em bargo, nos dimos cuenta de que en e sta ocasión nos sentim os m olestos porque nuestro invitado era un yogui altam ente estim ado por su habilidad para adm inistrar un considera­ble control sobre los estad os sicofisiológicos. Cada día pa­saba varias horas haciendo e jercid os de respiración y meditación para preparar su cuerpo para las ex igen cias exten u an tes que le imponía. Pensam os que el humo de puros y cigarrillos podría m olestarlo.

-N o , e ste lugar está bien -d ijo-. No im porta.M ientras nos sentábam os añadió:-C rearem os nuestra propia atm ósfera.Una afirm ación provocativa; pero an tes de que pudié­

ramos pedir una explicación procedió a dem ostrarlo.96

t

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UN RESPIRO DE AIRE PURO 97

Tomó la serv ille ta de la m esa, la dobló varias veces y, durante un m om ento, la sostuvo en tre las m anos. D es­pués la sacudió lentam ente tres veces por encim a de la m esa. Si una puerta o ven tan a se hubiera abierto súbi­tam ente, llenando el recinto con aire fresco, no hubiera sido más efectiva. El hum o de las cercanías desapareció. No volvió durante toda n u estra estancia .

S ilenciosam ente el yogui entregó la servilleta y nos in­dicó que la abriéram os. E stab a llena de un agradable aroma a lim ones.

...El aire dentro <*# inconfundiblemente diferente. Es más fresco y se nota que hay un leve aroma de limón.

Ella había estado dentro de la pirám ide durante menos de una hora, en realidad no estaba tratando de m editar sino dejando vagar librem ente sus pensam ientos. “Era agradable” -d e c ía - “no sentirm e obligada a hacer nada sino sim plem ente ser”. E lla es una com pulsiva del tra ­bajo, habitual m ente se sen tía incómoda, decía, “al no hacer algo constructivo. Aun cuando trato de descansar algunos m inutos, siem pre term ino tratando de resolver algún problem a”.

Pero este era “otro m undo” y e lla se dio cu en ta muy claram ente del aire fresco y del arom a a lim ones después de dejarse llevar por el en su eñ o con los ojos cerrados e im aginando cam inar a solas a través de un jardín florido. Abrió los ojos, el jardín desapareció, pero no el aire fresco ni el arom a a lim ones.

N osotros habíam os notado la frescura del aire dentro de las pirám ides poco tiem po después de em pezar nues­tras in vestigaciones, pero no descubrim os que otras per­sonas lo percibían hasta que com param os notas una no­che. N os reím os de ello, pensando que probablem ente tendría alguna im portancia, pero lo dejam os en el ar­chivo sim plem ente como una observación m ás o m enos olvidada hasta que otros em pezaron a inform ar la m ism a experiencia .

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

“...M ientras fum aba un cigarrillo dentro de la pirámide noté que el hum o parecía desaparecer m ás bien que que­dar dentro de la estructura. D urante algunos m inutos traté de descubrir adonde iba el humo, pero sim plem ente se había ido -n o s dijo Tom Garre! y añadió-: esto mismo ha sido notado por varios de m is am igos; creo que es una de las cosas m ás in teresan tes debido a que no tien e sen ­tido. si se usa el marco de referencia para explicarlo”.

Si pensam os en térm inos del espacio dentro de la pirá­mide sim plem ente lleno con aire, parecería haber poca razón para que el aire fuera m ás fresco dentro de un sitio cerrado que en el exteriorr~en realidad, se esperaría lo opuesto. Por otra parte, si am pliam os nuestro marco de referencia con respecto a l espacio y pensam os en él como algo que contiene una vasta variedad de posibles cam pos de energía, podemos am pliar tam bién el campo de n u es­tras investigaciones.

En el yoga, el estudiante es instruido al hacer ejerci­cios de respiración en m anipulación dcd P ru n a , una palabra que se d iscute en otra parte de e s te libro y tam ­bién en The Secret Power# o f P yra m id s . P ran a s ign ifica la E nergía U niversa l, la su stan cia de todas las cosas, ya sean físicas, m entales o esp irituales. Adem ás de aspirar oxígeno cuando respiram os tam bién aspiram os P ran a , el creador y soporte de la vitalidad. Circula a través de los nervios y de los vasos sangu ín eos. Sw am i V ivekananda afirmaba: liP rana es el nombre de la energía que está en el universo. Cualquier cosa que se m ueva, trabaje o tenga vida es una m anifestación de e s te P ra va . La sum a total de la energía d ispersa en el universo es el P ra va . A ntes que em piece un ciclo, el Prana se m anifiesta, e s lo que aparece com o m ovim iento, el m ovim iento nervioso en los seres hum anos o en los anim ales, el m ism o Prana se m anifiesta como pensam iento, y así por con sigu ien te ...”.

Podemos tam bién referirnos al Prana como la fuerza om nipotente que m ueve al universo. El médico Steven Breña, sin em bargo, explica el Prana en term inología oc­cidental en Yoga and Medicine:

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UN RESPIRO DE AIRE PURO

“¿Qué respiramos? Si abro un libro de texto de fisiolo­g ía , encuentro que el hombre respira aire atm osférico, que está compuesto por un 20 % de oxígeno, 70 % de nitró­geno y una pequeña fracción de otros gases. E stas cifras son correctas, pero no lo son del todo. En el aire que respiram os, adem ás de oxígeno, nitrógeno y helio, hay sonidos, colores, rayos ultravioleta y ultrarrojos, u ltra­sonidos, rayos alfa, beta, gam a y m uchas otras cosas. En la atm ósfera, hay una in fin ita variedad de vibraciones electrom agn éticas que operan a d iferen tes longitudes de onda. A lgunas de ellas, m uy pocas, afectan nuestros ór­ganos sensoria les, en tan to que la m ayoría las ignoram os a m enos que recurram os a aparatos especiales ta le s como radio, televisión , radar, e tcétera”.

Breña continúa: 44Las ondas electrom agn éticas atra­viesan la atm ósfera, pero no pertenecen a ésta . Son ma­nifestaciones de una so la energía, la en érg ía cósm ica, el Prona de los hindúes, que es todavía una entidad m iste­riosa de la que está hecho el cosmos; que en la física mo­derna representa el único concepto de su absoluto. Ya que en nuestro mundo de relatividad, la velocidad de la luz, como m anifestación vibratoria del cosm os, e s el único dato absoluto m ás allá del cual no puede ir la m ente hu­m ana...”.

¿Pero por que es el aire dentro de una pirámide tan claro, tan fresco como el aire en el espacio purificado por el gesto de la mano del yogui? ¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Qué hace una pirámide? D urante varios años, primero con un m aestro occidental y después con uno oriental, estudiam os la práctica oriental del Pranayoina , que es el control del P ro n a . E stos eran ejercicios de respiración pero pronto aprendim os que hay algo m ás que el simple control de la respiración. Se cree que el P ra n a ya w u es el puente en tre el mundo físico y el espiritual. Con su con­trol, se da un buen paso hacia el control de uno mismo y del am biente que le rodea. Hem os visto a yoguis muy bien adiestrados ingerir su stan cias que serian fatales para individuos m enos controlados.

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100 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

De acuerdo con los principio» del P ra n a ya m a , hay tres niveles principales en los que uno está relacionado con su medio am biente, incluyendo los alim entos que infiere. La persona no evolucionada, que vive y se identifica con la m ateria física, no n ecesita preocuparse m ucho de los rui­dos, los colores, los alim entos, ni los líquidos, en tanto que no sean venenosos o que estén de algún modo d es­com puestos. La persona que ha adquirido la conciencia de los n iveles m ás elevados de la ex isten cia y que hace un esfuerzo por desarrollarse'm ental, física y esp iritual­m ente, encu en tra que es susceptib le a la influencia de factores que an tes no le afectaban. Los sonidos lo tran ­quilizan o lo d istraen , y descubre que su mundo de colo­res ha cam biado, así como las com pañías que frecuenta. Donde an tes podía comer o beber cualquier cosa, ahora algunos elem entos le son desagradables y lo pueden afec­tar. En este m om ento ta l vez se convierta en vegetariano porque la carne lo deprim e. Se da cuenta de que em ­prende un viaje d iferente y que necesita un com bustible distinto. El tercer nivel es aquel en el que ha dominado el control de su medio am biente. Puede m editar en una calle llena de tránsito , respirar profundam ente dentro de una mina de carbón, y aun ingerir veneno, como hem os visto que lo hacen, sin sufrir efectos dañinos.

Baba Ram Das cuenta la historia de un viaje a la India en busca de la piedra filosofal. En previsión de que el viaje no resultara lo esperado, llevó una buena cantidad de tab letas de LSD para poder em prender su “propio via je”. D espués de algún tiem po fue colocado bajo la di­rección de un yogui m uy preparado y un día le dijo su gu7ií que le llevara su paquete de tab letas. A unque sor­prendido de que el m aestro supiera acerca de las tab letas que llevaba, no negó que las ten ía y las m ostró al gurú. Su m aestro le pidió que pusiera las tab letas del alucinógeno en su mano. Ram Das tomó una, la dosis usual paru un “viaje” con ácido, y la colocó en la m ano del m aestro; el indio aguardó h asta que varias pastillas fueron puestas en su mano y después las tom ó de un solo trago.

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UN RESPIRO DE AIRE PURO 101

Ram D as estaba seguro de que sería culpable de que se quem aran los circuitos del anciano. Pasó el tiem po y todo lo que hacía su gurú era sonreírle, pero continuaba apa­rentem ente normal, con su s ejercicios diarios. F in a l­m ente, Ram D as dijo que se dio cu en ta de que nada había cam biado en su m aestro y que tam poco cam biaría nada aun cuando tom ara todo el paquete de píldoras. Y comprendió el m ensaje. Se deshizo de las pastillas de LSD. Ya no las necesitaría.

¿Pudiera ser que la pirám ide haya sido d iseñada como un instrum ento para que alguien m anipulara el P runa de un modo benéfico al hombre? ¿Acaso m uchas personas se hayan dado cu en ta de la necesidad de lim piar su cuerpo en preparación para un viaje m ás elevado que nos ha sido dado a conocer a través de la pirámide? Del mismo modo en que el equipo de biorretroalim entación se ha m aterializado para auxiliarnos en la m editación, ¿nos ofrece la pirám ide la oportunidad de construir un puente en tre el cuerpo y el espíritu?

...después de un periodo de quince o veinte minutos me sentí preparado para ¡salir de la pirámide y, al cruzar la puerta, noté los olores y me percaté que en la pirámide no había percibido ninguno. Tras de fumar durante muchas años, mi sentido del olfato y del gusto había disminuido considerablemente. Sin em­bargo, después de sentarme en la pirámide tenia mucha con­ciencia de los olores.

¿Una nueva sensibilidad, una nueva percepción?La práctica del P r a n a y a m a pronto restablece los sen ti­

dos del olfato y el gu sto si se han perdido como resultado de nuestros propios abusos. Su práctica continua produce un acrecentam iento de los sentidos h asta n iveles nunca an tes experim entados. Con e ste don tam bién se adquiere una gran responsabilidad. Se advierte al estu d ian te que no use su nueva sensibilidad para los deleites sensuales, sino m ás bien como un puente hacia una conciencia m ás elevada. Y puesto que e stá m ás entonado con el am ­biente, habrá de ser m ás cuidadoso con sus alim entos,

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102 El. PODER SIQUICO DE LAS PIRÁMIDES

lugares, com pañías, etcétera . Los olores, por ejem plo, que an tes ignoraba, ahora lo oprimen.

..Aquella taixic fu i a comer comida china y nú sentido del ¡jnsto era tan agudo que apenas pode terminar mi plato.

H ay m uchos ejercicios de respiración P ra n a ya m a . Un gran núm ero «le ellos no deben in ten tarse, sin em bargo, sin un en tren a m ien to y ad iestram ien to adecuados. Cuando las recom pensas son grandes, tam bién lo son los riesgos. Esto no es para atem orizar al lector ya (jue hay ejercicios respiratorios b astan te seguros, pero tam bién hay otros que, al controlar el' flujo de sangre que recibe el cerebro y el flujo de las fuerzas bioeléctricas, pueden ser dañinos si no se practican adecuadam ente.

Ya que hablam os de ello, un ejercicio respiratorio sin peligro es el sigu iente: ¿«entese en posición relajada, con la espalda derechfj, y aspire h asta la cu en ta de cinco; retengan el a liento m om entáneam ente y después ex h a ­len len tam en te hasta la cu en ta de diez. Con los ojos ce­rrados m antengan la atención enfocada com pletam ente en la respiración. D espués de algún tiem po tendrán la sensación de “ haber sido respirados’*. E ste ejercicio no deberá prolongarse m ás de cinco m inutos al principio y poco a poco podrá aum entarse su duración h asta vein te m inutos. Deberán esta r perfectam ente cómodos y relaja­dos al hacer este ejercicio, si no es así, no se ejecutará correctam ente. Siem pre se debe respirar a través de am bas fosas nasales; cualquier otro método, tal como la respiración alternada por uno y otro poro de la nariz, no deberá in ten tarse sin un m aestro calificado.

El ejercicio anterior servirá satisfactoriam ente si se practica bien y con asiduidad. Los tibetanos dicen que “la respiración es el caballo y el hombre es el jinete" . Los ejercicios respiratorios dism inuyen el núm ero de respira­ción y para Paul Brunton en The Secret P a th : “La dism i­nución del ciclo de respiraciones equivale a lim itar el abastecim iento de sangre al cerebro y, por lo tanto, a

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UN RESPIRO DE AIRE PURO 103

retardar el cielo de los pensamientos.-.. A sí la ten sión y relajam iento del cerebro, el surgim iento y desaparición de los pensam ientos, corresponden en arm onía peculiar con el ciclo de respiración y pueden ponerse bajo control".

Carrington habla de lu correspondencia entre la respi­ración y las ondas cerebrales en Yoga P h ilosophy :

"Hay un in teresan te hecho fisiológico: si se pone la mano en la m uñeca, se puede sentir la pulsación, al igual que en el brazo, en el tobillo o en cualquier sitio donde baya pulso. Ello sim plem ente m uestra el ritmo de los la­tidos del corazón. El pulso varía de se ten ta a ochenta por m inuto, o m ás, de acuerdo con el grado de excitación, ejercicio, etcétera. E ste ritm o del pulso es el m ism o en todo el cuerpo; en el cuello, la cabeza y aun en la corteza cerebral. Pero la circulación del cerebro en si no está sincronizada con los latidos del corazón, sino con el ritmo respiratorio, esto es: ]de doce a catorce por m inuto! E ste es un hecho muy sorprendente. Y parece m ostrarnos que hay, en la circulación del cerebro, una pulsación sincro­nizada o correspondiente al ritmo respiratorio".

Carrington escribió esto hace más de cincuenta años y sus descubrim ientos han sido confirm ados por las técn i­cas de biorretroalim entación que m uestran que, c ierta­m ente, las ondas cerebrales pueden hacerse m ás len tas para alcanzar n iveles m ás contem plativos por m edio del ejercicio del control respiratorio.

...sentado en mi pirámide, me sentí m ás relujado. .S in ningún esfuerzo aparente de mi parte, mi respiración se hizo más y unis lenta hasta que pareció desaparecer.

Y Brunton afirma: "El efecto sobre el estu d ian te que conscientem ente dism inuya el ritmo de su respiración será un agradable am biente relajado, un apaciguam iento de la constante vibración del pensam iento, una balsa de aceite sobre el agitado mar de la vida y una condición m ental m ás abstracta...".

Los ejercicios respiratorios se usan ahora en diversos hospitales m entales como herram ienta terapéutica. Se

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104 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDESha descubierto que si se hace relajar al paciente me­diante una respiración len ta y profunda, se obtiene un efecto tranquilizante. El espacio piramidal aparen te­m ente produce un estado sim ilar de relajam iento y quie­tud. R ecientem ente una m ujer nos llam ó y nos dijo con excitación que su hijo h iperactivo se había aquietado considerablem ente tra s de esta r en d iversas ocasiones dentro de la pirám ide. No sabem os si el niño estaba clín i­cam en te clasificad o como h iperactivo. Sin em bargo, hem os recibido un n úm ero suficiente de inform es de esta clase de fenóm enos como para que cream os que las pirá­m ides brindan una influencia tranquilizadora.

En cuanto al arom a a lim ón en la pirám ide, e s sabido desde hace mucho que ciertos perfum es, como el alm izcle y el incienso pueden em plearse para estab lecer campos vibratorios de una n atu ra leza ta l que produzca ciertos efectos deseados. Entre esto s efectos se cu en ta la salud, la tranquilidad y los estad os trascendentales.

En The E tker ic Double, Á. E. Powell afirma: “Se dice que el incienso actúa en hy esotérico de modo parecido al de los colores sobre el cuerpo astral y así puede em ­plearse para arm onizar los vehículos hum anos. Parece que ciertos olores pueden em plearse para actuar sobre diversas partes del cerebro”.

Más adelante dice: “Un conjunto in teresan te de ta lis ­m anes naturales son aquellos objetos que producen aro­m as penetrantes. La gom a de que está hecho el incienso, por ejem plo, puede eleg irse como favorable para el pen­sam iento devoto y esp iritual...”.

Aroma, colores, sabores y sonidos tienen d iferentes ritm os vibratorios y un color particular corresponde a determ inado sonido, arom a y sabor. El limón e s un lim ­piador y purificador y el arom a n limón detectado en las pirám ides puede ser indicador de las fuerzas purificado- ras que entran en acción.

En su bitácora sobre experiencias piram idales, Tom Garret relata cómo su pirám ide parece lim piar el aire en su garage: “La pirámide de 1.80 m que ten go en el gara je

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UN RESPIRO DE AIRE PURO 10G

ha limpiado el aire. A ntes de contruirla, mi perro dormía en el garaje y usaba el piso como letrina. Aun después de lim piarlo de basura había un olor desagradable. No me hacía m uy feliz la idea de constru ir la pirám ide en un lugar con un olor tan m olesto, pero no ten ía otra a lterna­tiva. D espués de cinco d ías el olor había desaparecido y m is am igos com entaron el hecho. H asta ahora, el aire del garaje conserva su arom a fresco”.

Uno de los aspectos m ás sorprendentes de los fenóm e­nos p iram idales es que los resu ltados parecen ser siem ­pre en beneficio de la hum anidad. Se podría pensar que sus fuerzas serían n eu tra les, pero no parece que esto sea el caso. P lantas del tipo del hongo ponzoñoso m ueren dentro, en ta n to que mejoran las p lantas com estib les, y hay sonidos, colores, luces y arom as que pueden em­plearse de modo dañino en contra de una persona, pero esto aparentem ente no ocurre dentro de las pirám ides.

Cierto es que el veneno de una persona puede ser el alim ento de otra y no todos tenem os idénticas necesida­des bioquímicas y bioeléctricas. A pesar de estas diferen­cias individuales, nunca hem os sabido de a lguien que re­ciba algún daño de la energía piram idal. Sin em bargo, hay a lgunas personas que han informado ten er sen sa ­ciones de inquietud o que han sufrido dolores de cabeza estando dentro de la pirám ide, pero no estam os del todo seguros de que esos síntom as tem pranos no fueran sim ­plem ente un ajuste positivo. Ya que hay diferencias in­d ividuales, ¿cómo explicam os que la pirám ide haga estos ajustes? N o todos m archam os al son de la m ism a m úsica, pero nuestros cuerpos y m entes pueden seleccionar cier­ta s fuerzas y frecuencias que son benéficas y rechazar las que no lo sean. E sta teoría presum e que el cuerpo y la m ente gravitan hacia la salud m ás bien que hacia la en­ferm edad; m uchos doctores al igual que los m ísticos están de acuerdo con ello.

Otra posible explicación es que hay fuerzas in teligen ­tes que supervisan y guían el trabajo de las pirámides. E sto no e s tan difícil de aceptar si podemos ceer que en el

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106 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

análisis fin a l todo e s conciencia. Indudablem ente es po­sible abusar de la energía piramidal y se puede em plear, digam os, para propósitos ego ístas como el poder de hacer dinero. Y a pesar de todo, uno no puede dejar de pregun­tarse que si esto fuera un objetivo personal, la pirám ide trabajaría para ayudar a lograrlo.

Se nos dice que en e ste mundo todo tiene su an títesis , de ta l modo que tal vez hay en algún sitio una antipirám ide, o tal vez hay una fuerza que trabaja contra el bienestar de la hum anidad. Si e s así, sería agradable pensar que perm anecerá enterrada para siem pre.

No hem os encontrado pruebas de que las pirám ides di­señadas según el modelo de la Gran Pirám ide puedan ser usadas para propósitos m alignos, y recordam os a nuestro am igo que trató de ten er pensam ientos deprim entes den­tro de la pirám ide y no pudo lograrlo. Es posible que la pirám ide trabaje para nosotros, con o sin nuestru ayuda.

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El néctar de los dioses7

El agua, conocida por el hombre antiguo como uno de los cuatro elem entos del universo, todavía es un m isterio después de todos estos sig los. Una de las principales fuen­te s de la vida, tam bién fue el origen prim ario de la des­com posición, reacciona tanto en función de base como en la de ácido. La prim era fórmula quím ica enseñada a un estud iante de esta m ateria en la escu ela secundaria es la del agua y sin em bargo las publicaciones cien tíficas más form ales tam bién producen artículos en cuanto a la natu­raleza de su estructura. ¿Qué es el agua? E s algo tan fácil como preguntar ¿Qué es la vida? Aproxim adam ente 65 % del contenido del cuerpo hum ano es agua, al igual que de la superficie del mundo. La v id a ó ig a n ic a se o r ig in ó e n e l agua y la s m ism as célu las de nuestro cuerpo son virtualm ente organism os m arinos, en realidad son dim inutos anim ales acuáticos que solam ente ex isten cuando están rodeados por el agua. Junto con el aire, el agua debe estar presente en todos momentos para alim entar la vida.

En la actualidad ex isten en Am érica y particularm ente en Europa sitio s fam osos por su s aguas curativas. A

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108 F.L PODER SÍQUICO DE I.AS PIRÁMIDES

m enos que desechem os todos los casos como un fenóm eno sicosom ático o espontáneo, o se atribuye el éxito a algún factor, ocurren curaciones. ¿Se trata sim plem ente de un “ lavado ” de las enferm edades o hay alguna cualidad den­tro del agua que la hace d iferente de las aguas que con­sum im os cotid ianam ente en el servicio dom éstico? De acuerdo con el yoga, no toda el agua es igual, dependiendo del Prana o fuerza vital que contenga.

En un pequeño volum en, Tke Practica l Water (.'uve as P racticed in India and Other O riental Gouwtries, yogui Ram acharaka dice: “ El Prana que e s tá dentro del agua, debe ser transm utado y convertido a otra forma de en er­gía que tenderá a vigorizar y fortalecer el cuerpo humano, aliviar los desórdenes físicos y promover la salud y el vigor'’.

El agua bendita es algo d iferente de la ordinaria para una persona de creencias religiosas." ¿Acaso el bautism o transm uta la s propiedades hum anas de un modo que no se lim ita únicam ente a los estados de la mente? ¿Hay algo m ás que m inerales y calor en el agua de los sitios fam osos por sus m anantia les de aguas term ales? ¿Qué fue lo que supo Pon ce de León acerca de una “fuente de la juven- tud’'7/Tal vez su base de información fue m ás precisa en cuanto a las cualidades que en cuanto a su ubicación. ¿Hay algo extraño en el agua lim itada por el “Triángulo de las B erm udas”? ¿En el agua de los m anantia les de las M ontañas R ocosas ex iste otra cosa adem ás de una sa tu ­ración de sa les m inerales? ¿De qué modo una pirám ide puede alterar la estructura del agua para que pueda v ita ­lizar la piel cuando se usa com o loción?

De acuerdo con Lyall W atson en S u p e r N a ture, el agua es extrem adam ente flexible y los ten u es eslabones en tre sus átom os la hacen tan susceptib le a la m enor presión externa que puede destru ir esos eslabones cam biando sus patrones. “Pueden ocurrir inm ediatam ente reacciones biológicas con muy poco gasto de energía , por lo que una sustancia disparadora como el agua es el vehículo ideal”. Watson afirma para apoyar su teoría que el agua no sola-

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P i r á m id e s u t i l i z a d a s p a r a a lm a c e n a r a g u a .

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ltfl EL PODER SIQUICO DE LAS PIRAMIDES

m ente se conduce de e ste modo dentro de una planta o anim al, y que las fu erzas extern as no solam ente cam bian la forma del agua dentro de un organism o, sino que el agua en sí puede ser influida de este modo.

Giorgio Piccardi, director del Instituto de Química Física de Florencia, encontró que reacciones quím icas tien en lugar con m ás rapidez cuando hay una erupción solar y que se pueden m edir cam bios en el campo m agné­tico de la Tierra. Los cam bios a largo plazo indicados en una gráfica formaban una curva exactam en te paralela a la de la secuencia de las m anchas solares en un ciclo de once años. Los descubrim ientos de Piccardi con la precipi­tación de una su stan cia quím ica dem ostraron que esta precipitación siem pre ten ía lugar a la velocidad normal debajo de una pantalla de cobre. La pantalla ev id en te­m ente a islaba dichos experim entos de las influencias ex ­ternas.

En The S ver el. P ow er o f P y ni mida descubrim os n u es­tros experim entos con la conducta de las p lantas dentro y fuera de nuestros m odelos de pirám ides. Tanto las plantas experim entales como las de control se observaron por m edio de fotografía de tom as in term itentes. Las p lantas dentro de las pirám ides sufrieron un pronunciado giro m oviéndose hacia el O este, trazando un arco hacia el Sur y volviéndose hacia el E ste cada hora con cincuenta m inu­tos. E ste patrón, con m uchas p lantas y m uchas pirám ides, continuó desde los com ienzos del experim ento en el otoño de 1971 hasta ju lio de 1974, cuando las p lantas term inaron su danza, perm anecieron inm óviles durante algunos días y d esp u és em pezaron a m overse en dirección N orte-Sur. D espués de una sem ana, sin em bargo, la s p lantas nu eva­m ente detuvieron su m ovim iento. En los m om entos de escribir e ste libró, las p lantas perm anecen m ás o m enos en suspensión anim ada.

Perplejos por el súbito cambio del fenóm eno, explora­mos toda clase de explicaciones: clim áticas, estacionales, diferencias am bientales, y así por el estilo . Sin em bargo, ahora nos parece que la m ejor explicación e s tá en la re­

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EL NÉCTAR DE LOS DIOSES 111

lación en tre la conducta errática de las p lan tas con el punto m ás bajo en el ciclo de once años de la actividad de la s m anchas solares. N u estra h ipótesis es que al aum en­tar la actividad de m anchas solares, las plantas iniciaran nuevam ente su dunza.

Sin em bargo, la s p lantas de control fuera de la s pirám i­des m ostraron pocos m ovim ientos en cualquier m om ento en el periodo experim ental y esto nos lleva a creer que la pirám ide am plifica la s in fluencias solares o cósm icas sobre la s plantas. Cuando se colocó una pantalla de alu­m inio en el lado occidental de las p lantas el m ovim iento se inhibió. E sto parecía indicar que el m etal actuaba como un agente bloqueador o que absorbía la s fuerzas que influ ían. En cualquier caso, los resu ltados fueron tan sem ejan tes a los de Piccardi que parecería razonable presum ir a e sta s a ltu ras que la propiedad que sufría in­fluencias en la p lanta era su contenido de agua.

En Tke Coamic Cloclcs, Michel Gauquelin afirm a: “En el Centro N acional de E xperim entos Atm osféricos, en Boulder, Colorado, W. H. F isher y su s ayudantes han dem ostrado que la estructura del agua es extrem ada­m ente sensib le a los cam pos electrom agnéticos. E s a tra­vés del efecto de esos su tiles cam pos de fuerza que el cosm os m odifica las propiedades del agu a”.

G auquelin propone que los experim entos de Piccardi tienen vastas im plicaciones y afirma: “El agua no es so­lam ente el líquido de nuestra T ierra, es tam bién el lí­quido de nuestras vidas. Los organism os v iv ien tes están expuestos al cosm os como están los coloides en su s probe­tas de laboratorio. Las fuerzas cósm icas actúan sobre ellos a tra v és de la m ediación del agua contenida en sus cuerpos”.

E sta investigación indica que la estructura del agua no es está tica sino dinám ica y que está su jeta a una varie­dad de influencias. Y podemos creer por la evidencia de nuestra investigación y la de otros, que el agua colocada dentro de las pirám ides sufre a lteraciones que son per­ceptib les.

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112 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

Rn The Secret Power o f Pyram idx , m encionam os que el agua conservada en una pirámide durante dos sem anas fue utilizada por Inez P ettit como loción facial. Se elim inó el uso de todo otro tipo de crem as y cosm éticos. D espués de cinco sem anas, su s am igos em pezaron a decirle: “ ín ez , ¿qué usas en tu rostro? tu piel se ve m uy radiante”.

A lgunas personas nos lian dicho que han usado el agua de pirámide en su s cabellos y están convencidas de que lo hizo más dócil y dúctil. El pelo de Ed P ettit se le había em pezado a caer cuatro años an tes de que decidiera tra­tarlo una vez al día con agua de pirám ide. Ahora su pe­luquero tiene que cortarle el pelo con más frecuencia. Se nos ha informado que el agua de pirámide estim u la el crecim iento del pelo cuando se usa como enjuague.

A parentem ente el agua sufre un proceso de m adura­ción dentro de la pirám ide. Hem os encontrado que al­canza su n ivel óptim o de retención de energía en tre diez días y dos sem anas. E sto se determ inó probando el agua en plantas y midiendo su tasa de crecim iento. Pueden usarse recip ientes de plástico, cerám ica o vidrio. A paren­tem ente, son igualm ente efectivos. Los recip ientes debe­rán cubrirse con algo que no sean tap as de m etal. La leche suspendida desde el ápice de una gran pirámide exterior rápidam ente se agrió cuando se colocó encim a una pantalla de alum inio.

Parece que el m etal absorbe algo del espectro de ener­gía. Ya que tarda varios días la saturación del m etal, cuando deja de actuar como agente bloqueador, este lapso es dem asiado largo para que la leche conserve su frescura. Si esto ocurre con la leche, creem os que el agua tam bién se afectará con la presencia del m etal. Al igual que con otros objetos, el recip iente del agua deberá colo­carse debajo del vértice de la pirám ide. Para ser más efectivo, el recipiente no deberá ocupar m ucho del volu­men de la pirám ide. Por ejem plo, la a ltu ra de una pirá­mide no deberá tener m enos de 40 cm de altura para el tratam iento de 4 1 de agua. Se pueden poner h asta 30 1 de agua en una pirámide que ten ga una altura de 1.80 m.

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ET. NECTAR DE LOS DIOSES 113

El agua es uno de los modos m ás efectivos y sim ples para llevar a cabo la invesigación de las pirám ides. Ya que el agua aparentem ente tom a la carga de la energía piramidal, puede u sarse tam bién como una pirám ide su s­tituto. E sto perm ite que el experim entador haga un mayor núm ero de pruebas al mismo tiem po y ofrece una mayor flexibilidad en e l experim ento. Indudablem ente, hay propiedades que se generan dentro de la pirám ide y (pie no son capturadas por el agua. Sin em bargo, la am­plitud que perm ite el uso del agua en vez de la pirám ide directam ente es lo su ficien tem ente im portante para m u­chos propósitos.

Las pruebas que el experim entador puede llevar a cabo directam ente son beber el agua de la pirám ide en vez del agua del grifo; usar el agua tratad a como loción facial; lavarse o en ju agarse el pelo con agua de pirámide; lim ­piarse los d ien tes con esa agua; y todo lo que se quiera intentar ya que el agua es ciertam ente inofensiva. Tam ­bién puede usarse como bálsam o para tratar cortaduras y lesiones sim ples. D urante el invierno, cuando el aire está incóm odam ente seco dentro de los hogares, se pue­den colocar en sitios adecuados bandejas con agua de pirámide para perm itir que se evapore aum entando de este modo la humedad y ta l vez im partiendo en el am ­biente algo de su frescura.

Por supuesto, e sta s pruebas son de n aturaleza subje- l iva y tal vez se desee som eter el agua tratada dentro de las pirámides a a lgu n as pruebas en el laboratorio local. Al mismo tiem po pueden probarse otras dos m uestras: agua fresca de la m ism a fuente y una m uestra de control que haya sido tom ada al mismo tiem po que la prueba experim ental y que se haya conservado en un recipiente Idéntico durante el m ism o periodo de tiem po. Mejor aún, la m uestra del control deberá colocarse dentro de una erija del m ism o volum en y construirse con los mismos m ateriales que la pirám ide.

Será in teresante ver si los am igos pueden seleccionar el agua tratada del agua del grifo, pero hay que asegu ­

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114 EL PODF.R SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

rarse que am bas estén enfriadas a la m ism a tem pera­tura. Tam bién se puede hacer una prueba con los anim a­les dom ésticos colocando dos recip ientes con agua, la tra­tada y la no tratada, y ver cuál e s el agua que eligen.

Tam bién pueden llevarse a cabo con facilidad experi­m entos con el agua tratad a y las plantas. Selecciónense cuatro sem illas de ñores o verduras; pónganse dos de cada una en tiestos idénticos llenos con el mismo tipo de tierra; riégúense uno de ellos con el agua de pirám ide y el otro con agua común y corriente. Ú sese exactam ente la m ism a cantidad de agua en cada planta. A nótese cuá­les de las sem illas germ inan primero y después de que las plantas tengan en tre dos y cinco centím etros de altura m ídase su crecim iento dos o tres veces por sem ana. Ú sese agua de pirám ide en las p lan tas caseras. Tam bién hem os observado que conserva las ñores cortadas m ucho m ás tiem po que si se pusieran en agua no tratada.

Xo lo hem os intentado nosotros pero puede ser in tere­sante probar el agua de pirám ide en los acuarios, ta l vez sea saludable para la vida m arina. Si es posible, se puede colocar un segundo acuario para control y colocar peque­ños peces en am bos tanques para poder comprobar su tasa de crecim iento.

Otros experim entos que se pueden realizar son poner agua de pirámide en las baterías, tratar la cantidad su fi­ciente de agua como para poder llenar la tina del baño con ella y darse un baño vigorizante, o m ejorar el sabor de bebidas como el té y el café con el uso de agua de pirámide. El aguu ju ega tantos papeles en n u estras vidas que es interm inable el núm ero de experim entos que pue­den hacerse. Otra ventaja de usar el agua como una pi­rámide su stitu ta es que cuando se viaja se puede llevar consigo una botella llena de agua de pirámide.

El agita de pirámide parece tener un sabor más dulce y fluye más fácilmente en el estómago, descargando un flujo de energía cu el plexo solar de modo t mne diato.Afirma T. M. de D enver, Colorado, en una carta.

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E l, NÉCTAR DE LOS DIOSES 115

E sta es una observación muy in teresan te , porque el plexo solar e stá considerado como una de las siete cholera* o centros de energía en el hom bre, ta l como se describe en el capítulo El fuego de la serp iente. El plexo solar es supuestam ente el recip iente de la energía solar y en el yoga e ste centro se asocia con el fuego. U na de las defini­ciones ofrecidas para la pirámide es la de “fuego en el centro”. La “Cámara del Rey” en la Gran Pirám ide está ubicada en el centro del volum en de la pirám ide, y el plexo solar está ubicado en el centro del cuerpo hum ano. El agua y el fuego tien en cualidades opuestas y el “ fuego en medio de la pirám ide” puede ser por lo tan to atraído hacia el agua, generando un cambio.

“El Prana sa tu ra toda gota de agua, aunque en grados distintos. El agua corriente fresca contiene una propor­ción mucho m ayor de P ran a que el agua estancada. Del mismo modo el agua contenida en cisternas, tanques o vasijas ha perdido m ucho de su volum en original de P ran a”, explica el yogui Ram acharaka en el libro m encio­nado anteriorm ente.

El agua hervida y destilada, de acuerdo con R am acha­raka ha perdido mucho de su P ran a y sugiere que éste se restaure pasando e l agua por el aire, vertiéndolo de una vasija a otra, esto aparentem ente la airea.

“El agua parece cargada” nos dice la gente. Casi sin fallar son capaces de detectar cuál m uestra de agua ha sido conservada dentro de la pirámide.

Y Ram acharaka afirm a que el agua “cargada de Prana tendrá un efecto ligeram ente vigorizante y de estím ulo que está au sen te en el agua ordinaria. L as personas que desean anular su necesidad de estim u lan tes alcohólicos encontrarán que es m ucho m ás fácil hacerlo si tom an agua cargada de P ran a como bebida corriente...”.

La sim ilitud entre los resultados inform ados acerca del agua de pirám ide y lo que Ram acharaka llam a el agua “cargada de Prana" puede observarse en una carta que recibim os recientem en te y en la cual un decorador de interiores de cuaren ta años de edad nos decía:

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116 El. PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

“Soy un alcohólico. No pude aceptar este hecho hasta que se agotaron todas las otras explicaciones. Ahora estoy dejitro de un grupo de ayuda mutua y sigo una dieta especial; pero hace tres semanas empecé a beber agua de pirámide cada vez que tenía, sed de bebidas espirituosas y honestamente creo que me ha propor- donado alivio".

En The C uide to P yra m id E nergy, Bill Kernell y Kathy Goggin afirman: “A propósito, algunos de nuestros exp e­rim entos m ás in teresan tes han sido los realizados con cam arones. H em os creado por lo m enos una docena de generaciones de estos cam arones, siem pre con los m ism os resultados. A segurándonos de que tan to los que se crian dentro de la pirám ide como los que usam os para control están en am bientes tan idénticos como nos es posible, hem os encontrado que el agua de pirám ide y el hecho de colocar una pirám ide sobre el tanque de prueba prolonga considerablem ente la vida de los cam arones.

En casi todos los casos, el grupo de control vivió un m áxim o de se is o s iete sem anas y el promedio de ellos m enos. En todos los casos, los cam arones dentro de la pirám ide no solam ente sobrevivían sino que tam bién cre­cían h asta un tam año dos o tres veces m ayor...”

En otra parte de su s libros afirma: “Los Á ngeles, como m uchas ciudades, potabiliza el agua por medio de cloro. D espués del tratam iento con la pirám ide, el agua pierde su sabor a cloro y defin itivam ente adquiere un sabor más dulce”.

Hace m ás de doscientos años se descubrió que el agua sufre un cambio estructural cuando se som ete a una carga eléctrica. En 1747 el abad francés Jean A ntoine N ollet, pesó cuidadosam ente gorriones, palom as y gatos y encon­tró que perdían peso con más rapidez si se les electrifi­caba.

F rutas, carnes, v eg eta les y dem ás pierden peso y se deshidratan dentro de las pirám ides. Sin em bargo, los experim entos de N ollet aparentem ente fueron llevados a cabo en p lantas y anim ales vivos. La pérdida de peso por

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EL NÉCTAR DE LOS DIOSES 117

electrificación puede aplicarse al fenóm eno de la pirám ide solam ente en parte. Los anim ales y p lantas v ivos no pier­den peso como resultado de su estan cia en la pirám ide. Sin em bargo, algunas g en tes han reportado pérdida de peso d espués de pasar algún tiem po dentro de las pirám ides. Pero todas estas personas deseaban perder peso. Quizás fue un pensam iento positivo de su p a ite , pero si pudiéra­mos presum ir que el cambio fue debido al fenóm eno de las pirám ides, podíam os preguntarnos si las pirám ides ope­ran equilibrando el cuerpo. A quellos que no están sobre­pasados de peso 110 lo perderán, pero tampoco querem os decir que la pirám ide es una m áquina para reducir el peso. Puede haber m uchas personas que deseen perder algunos kilos pero tendrán que encontrar un modo m ás e x te ­nuante que estar sentados dentro de la pirám ide. No sa ­bemos gran cosa de e ste aspecto, pero en forma muy cons­tan te hay personas que nos inform an que se sien ten mejor después de que han usado la pirámide... por lo que tal vez. al llegar a ser m ás felices, ya no pueden expresar sus frus- t raciones com iendo en dem asía.La pirámide parece inyectar alguna propiedad benéfica en el agua, ya que la s p lantas m edran con ella . “En todas nuestras pruebas com parativas”, dicen Kerrell y Goggin, “las p lan tas que recibieron agua de pirám ide mostraron un m ejor crecim iento y en general se veían m ás saluda­bles que la s p lantas de control que recibían el agua direc­tam ente del grifo... el uso de agua de pirám ide en las flores cortadas las hará conservarse durante m ás tiempo. M ientras están dentro de la pirám ide no se desprenderán los capullos ni los p éta los”.

F recuentem en te se concede crédito a los anim ales en el sentido de que saben qué es lo que m ás les conviene para su salud y que sí se les da a elegir, invariablem ente esco­gerán el agua de pirámide.

Se dice que TaraceIso recogía el rocío de las plantas durante la s d iversas configuraciones de los cuerpos ce­lestes, creyendo que el agua Conservaba la energía de esas com binaciones planetarias.

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118 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRAMIDES

Un discípulo moderno de Paracelso, el doctor Edward Bach, propuso que cada gota de rocío contenía alguna de las propiedades de las p lantas en la s que descansaba. Creía que la s p lantas ten ían poderes definidos y que estos poderes se transm itían al agua aprisionada en su superficie. Ya que el recolectar gotas de rocío puede ser b astante cansado, Bach decidió m ejor poner las flores en un recipiente con agua fresca.

Bach produjo un total de trein ta y ocho rem edios y m ucha gen te de este país, pero particularm ente en Ingla­terra, todavía tienen la costum bre de curar por medio de “las gotas de B ach ”. U no de nuestros am igos de California ha adm inistrado las gotas durante m uchos años a sus p acien tes en una granja de recuperación.

A. E. Powell explica en The hJtheric Double que el ‘agu a b en d ita ’ u sa d a en c ie r ta s ig le s ia s c r is t ia n a s ofrece un claro ejem plo de m agnetism o, ya que el agua se carga fácilm ente con fuerza m agnética. L as instruccio­nes dadas en el rito romano hacen ev idente que primero se necesita que el sacerdote exorcice el agua y la sal, es decir, que los limpie de todas las in fluencias m alignas, y que después, haciendo el signo de la cruz, dé la bendición a los elem entos, esto es, que les adjudique su propio m agnetism o, estando esto encam inado a alejar los malos pensam ientos.

No puede menos que recordarse lu referencia de Ra- m acharaka en la com binación de agua y fuego en la afirm ación de Powell: “V ale la pena notar que la sal con­tien e cloro, un elem ento ‘ardiente*, y que por lo tan to la com binación del agua, el gran so lven te, con el fuego que es el gran consum idor, e s a ltam ente efectiva como agente purificador.

Ideas m uy sim ilares se encuentran en la base de m u­chas otras cerem onias de la ig lesia cristiana, ta les como el Bautism o, en la cual el agua se bendice y se hace el signo de la cruz sobre ella... en la E ucaristía , donde el vino tiene una influencia muy poderosa sobre los n iveles a stra les elevados, en tan to que el agua en v ía nuestras

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EL NÉCTAR DE LOS DIOSES 119

vibraciones e tér ica s”. Al d iscutir la Unción de agua ben­dita en la cabeza Powell explica: “A dem ás el agua m ag­netizada, al tocar la frente, im pulsa v io len tam en te la v i­bración en la m ateria etérica, estim ula el cerebro y, a través del cuerpo pituitario y por medio del cuerpo ma­terial afecta el cuerpo astral.

Si el agua es el perfecto medio disparador, com o afirma Lyall, parecería serv ir como un excelen te agen te de al­m acenam iento para la energía piram idal. No es muy fac­tible, sin em bargo, que algún otro medio pueda capturar totalm ente todos los poderes de la pirámide... al m enos que el medio sea el hombre, quien es el único que, según se nos dice, contiene todos los n iveles que se pueden ex ­presar en el universo.

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Más allá de las drogas8

Hace alrededor de ciento veinticinco años el médico bos- toniano Oliver W cndell Ilolrnes escribió acerca de la m ente inconsciente, m uchos años an tes de que Freud ini­ciara sus investigaciones sobre e ste tem a. Holanes expe­rimentó eiy*í mismo las ten tacion es m entales provocadas por la inhalación del é ter y publicó la sigu ien te descrip­ción:“ En una ocasión inhalé una dosis bastante grande de éter, con la determ inación de registrar, lo m ás pronto posible después de recuperar la conciencia, todos los pen­sam ientos que hubiera encontrado en mi m ente. La po­derosa m úsica de la m archa triunfal hacia la n ada rever­beraba en mi cerebro y me llenaba con una sensación de in fin itas posibilidades, que me hacían un arcángel en ese m om ento. El velo de la eternidad se levantó. La única gran verdad que descansa en la base de toda experiencia hum ana, que es la clave para todos los m isterios que la filosofía ha tratado de responder en vano, apareció ante m í en una súbita revelación. De allí en adelante todo era

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MÁS Al.I.Á DE LAS DROGAS 121

claro: unas cuantas palabras habían elevado mi in teli­gencia al nivel del conocim iento de los querubines. Al volver a mi estado normal... escribí... la verdad om nipo­ten te que brillaba en mi conciencia. L as palabras fueron e sta s (los niños pueden sonreír los sabios liarán conjetu ­ras): se sien te todavía un fuerte olor a terp en tin a”

H em os sido espectadores de la escena de las drogas durante a lgún tiempo; en años recientes los sicodélicos, que van desde el LSD hasta el cem ento de zapatero y las cáscaras de banana secas, se han introducido firm em ente en nuestra cultura. L as im plicaciones de un m ovim iento abarca directam ente alrededor del 50 % de n u estros jó v e ­n es son tan v a sta s como com plejas y ciertam en te están fuera del alcance de e s te libro. Debe m encionarse aquí, sin em bargo, ya que hem os sabido de una posible solu­ción al problem a de las drogas. Muchos jóven es nos han llam ado, nos han visitado o nos han escrito para decirnos que después de haber iniciado su s periodos de m editación dentro de las pirám ides han perdido su in terés por las drogas. "No las dejé sino que ellas me dejaron”, e s una afirm ación típica y parece im plicar que e ste cam bio de la situación es algo que sucede sim plem ente y no que ocu­rre con prem editación. Por supu esto , debe haber existido un fuerte «leseo inconsciente de alejarse de las drogas, pero la mayor parte de los jó v en es con los que hem os hablado han señalado que no tem an intenciones de aban­donar su viaje sicodélico y su stitu irlo por la m editación en la pirám ide. Iniciaron la m editación sim plem ente como una experiencia más.

Tin estu d ian te de 17 años de G alveston, T exas nos es­cribe:

Probé el LSD varían recta pero en realidad no me puntó. Lo abandoné y empece con la marihuana, con ella duré más de un año. Leí su libro El poder secreto de las pirámides y decidí construir una. La coloque en mi recámara y empecé a dormir dentro de ella. Al pri ncipio la marihuana me parecía buena den­tro de la pirámide, pero después empezó a desaparecer su efecto.

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122 KL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDESencontré que ya no podía “entrar en trance" con la marihuana y descubrí que ya no la necesitaba. La sensación de estar dentro de la pirámide es mejor que la de la marihuana. Ahora puedo dispo­ner de mi dinero para otras cosas.

Tim L eary, el sum o sacerdote de la sicodelia, en al­gu n a ocasión afirmó que e l LSD debería usarse para lle­var a su s usuarios m ás a llá de la necesidad de la droga. La historia del uso de la s drogas no parece coincidir con e ste aforismo, pero hay m uchas cosas excitan tes que pueden servir como una a lternativa para las drogas. No todas las situaciones excitan tes son iguales, del m ism o modo que no todos los estad os a ltern ativos de conciencia son el sum adki. A parentem ente, hay algunas diferencias defin itivas entre los asom os transitorios y distorsionados de los rincones ocultos de la m ente y los estados elevados de la conciencia, que pueden realizarse a través del e s­fuerzo y del perfeccionam iento. Es muy posible que haya otros paralelos, y a que en am bos casos la activ i­dad cortical se ha m inim izado y han entrado en juego otros estados de la m ente. U na parte de la actividad em ocional, la sensibilidad y la agudeza visual son sim ila­res, ya que se cruza un terreno parecido. Pero el m apa no es el viaje, y asom arse a la ven tan a no es lo mismo que vivir en una habitación determ inada. Un exam en más cercano de las experiencias de las drogas y las verdade­ras experiencias m ísticas pueden ofrecernos algún cono­cim iento del porqué los constructores de pirám ides pu­dieran reem plazar de modo saludable a los usuarios de las drogas.

En Hiffher C onsciousness se hace la s igu ien te pregunta a Gopi Krishna: “¿Cuáles son las características esen cia ­les de la experiencia m ística auténtica y cómo se le puede d istinguir de las experiencias causadas por las drogas alteradoras de la m ente, com o la m escalina, el hachís y el LSD?”.

É l responde: “En primer lugar, la experiencia m ística e s de ta l modo avasalladora que transform a la personali­

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dad... E s d esilu sion an te que todavía ex ista la creencia de que los estados alterados de la m ente, provocados por la ingestión de drogas como el hachís o el LSD. correspon­dan de a lgún modo a la genuina experiencia m ística. Debe bastar decir que aunque e sta s ú ltim as son inexpre­sables, se puede dar una im agen aproxim ada al descu­brirlas com o la percepción m ás elevada de la gracia, be­lleza, grandeza, arm onía, paz, amor, inspiración y felici­dad; com binadas todas en un grado tan in tenso que la m ente puede vacilar ante el estupendo efecto del éxtasis. La experiencia de las drogas, por otra parte, e s excitante y desorientadora m ás bien que integradora. No e s tá in­tegrada con la conciencia normal y lan za al ego a fan ta­sías y a percepciones d istorsionadas, creando afición y ne­cesidad, y no una transform ación creativa.

La experiencia m ística gen u in a su ele ten er un efecto perm anente en la m ente y tien e una acción transform a­dora en toda la vida. L leva a la creencia inconm ovible de lo ex istencia de Dios...”.

William Jam es habla de las experiencias con las drogas en V ariaties o f R eligious E xperience: “El óxido nitroso, • M i a n d o e stá sufic ien tem ente diluido en el aire, estim ula la conciencia m ística en un grado extraordinario. Una i r a s otra las verdades profundas parecen revelarse al in­halador. E sta verdad se desvanece sin em bargo, o escapa •*n el m om ento de volver a la conciencia; y si quedan algunas palabras en la s cuales parezcan envolverse, re­s u l t a n ser en realidad ideas sin sentido...”.

En los capítu los previos hem os discutido varios aspee- i de la conciencia que no necesitam os repetir aquí como referencias» sin em bargo, podríam os especular que las drugas tienden a reducir la eficiencia de la válvula re- doctora cerebral, como la llam a H uxley y, “cuando el ce­rebro carece de azúcar, el ego subalim entado se debilita, no puede tom arse la m olestia de em prender las tareas iiiH'itsarias y pierde todo in terés en aquellas relaciones •"quiciales y tem porales que son tan im portantes para el imftierzo de un organism o que se enfrenta al mundo...”.

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124 EL PODER SIQUICO L»E LAS PIRÁMIDES

Con la m ente racional fuera de control y la concien­cia orientada hacia el hem isferio derecho, el observador puede funcionar en n ive les in tu itivos o tk e ta y desde este punto ventajoso el mundo será m enos lógico pero consi­derablem ente m ás glorioso. “Si las puertas de la percep­ción se despejaran, todo aparecería an te el hombre como es en realidad: in fin ito”, proponía William Blake. El pro­blem a por supuesto, e s qué se debe entender por “despe­jado”. Cuando se usan drogas como com bustible para que el individuo alce el vuelo hacia el espacio interior, la ex ­plosión quím ica en la m ente fracasa en provocar la tra s­m utación y nuevam ente descendem os hacia la tierra, sor­prendidos, pero sin haber alcanzado un estado trascen ­dental.

“ Los v ed an tistas dicen que tal vez se puede esporádi­cam ente tropezar con el superconsciente, sin ninguna disciplina previa, pero esta será una experiencia im­pura”, dice William Jam es. “La prueba de su pureza, como nuestra prueba de los valores religiosos, es em pí­rica: sus frutos deben ser buenos para la vida. Cuando un hom bre sale del sa m a d h i, nos asegura que se ha conver­tido en un ‘ilum inado’, sabio, profeta, santo, ha cambiado tota lm ente su carácter asi como su vida, que de a llí en adelante será ilum inada”.

V ivekananda nos dice en el R aja Yoga: “La m ente en s í tien e un estado m ás elevado de conciencia, m ás allá de la razón, un estado superconsciente, y cuando la m ente pasa a ese estado m ás elevado, en ton ces le llega este co­nocim iento m ás allá del razonam iento... E s cuando la verdad brilla en todo su espledor y cuando sabem os -y a que el «am adhi ex iste potencialm ente en todos noso­tro s- que verdaderam ente somos libres, inm ortales, om­nipotentes y desligados de lo finito...”

Como parte del personal del fiscal general en K ansas, y actuando como director de A suntos Ju ven iles, y como miembro del D epartam ento de S iquiatría P reventiva de la fu n d ación M enninger durante varios años, yo (Schul) tu ve oportunidad de trabajar con personas que ten ían

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MÁS ALLÁ DE LAS DROGAS

problem as con las drogas. D urante algún tiem po m e d e­diqué a en señ ar a m editar a los jóven es adictos que fre­cuentaban la Carriage H ouse, un lugar de a se sor am ion Lo y consejo patrocinado por la Fundación M enninger. Sería una afirm ación dem asiado positiva decir que ninguno de estos individuos obtuvieron beneficios de su s experien­cias con las drogas. E s bastante probable que algunos obtuvieran ciertas v isiones, pero nunca conocí a un indi­viduo que se volviera m ás ingenioso, m ás inventivo, mejor escritor o artista , o el orgulloso poseedor de las virtudes hum anas descritas por K rishna, Jam es, Viveka- nanda u otros, debido al uso de las drogas. He visto a artistas que pintan de modo diferente, a causa de las drogas, pero en mi opinión no lo han hecho mucho mejor, aunque puede haber críticos de arte que estén en desa­cuerdo conm igo. La expresión creativa no fue uno de los puntos fuertes de Richard A lpert durante el tiem po que fue drogadicto. Su creatividad tuvo que esperar hasta que lo expulsaron de H arvard, junto con Tim Leary y viajara a la India donde descubrió los estados m ísticos verdaderos y cambió su nombre a Baba Ram Das.

Hem os tenido algún éxito con personas que han aban­donado la s drogas después de in iciarse en la m editación. Las personas que practican la m editación trascendental han logrado algunos éx itos im presionantes en e ste as­pecto y, en la actualidad, se hacen varios estu d ios sobre el fenóm eno.

El campo de la biorretroalim entaeión ha informado éxitos sim ilares; em pezam os a saber que el efecto de la m editación dentro de las pirám ides puede lograr en gran medida lo mismo.

“He construido pirám ides para m uchos jóven es y algu­nos de ellos me han dicho posteriorm ente que han aban­donado la droga”, nos dice Joe Wall de M ihvaukee. “Ob­viam ente estaban m ás estab les y parecían ser mucho m ás felices a sí como ten er una orientación en su s vidas”.

La m editación, la biorretroalim entaeión, las experien­cias con el espacio piramidal parecen servir al proposito

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de prom over el relajam iento, la introspección y el a leja­m iento de la conciencia de los estím u los externos, el ego y su aproxim ación a n iveles m ás elevados de la m ente.

Un verdadero desfile de personas ha llegado h asta nuestro estudio para p reguntar si podían sen ta rse du­rante algún rato en alguna de la s pirám ides. Yo (P ettit) los anim o a que lo hagan y me ha sorprendido cu án tas de e sta s personas han procedido a construir su s propias pi­rám ides. Sería difícil im aginar que lo hicieran si no h u ­bieran experim entado algo d iferente dentro de ellas.

La fa lta de sueño y de actividades sensoria les causa alucinaciones de cierta m agnitud, creando escen as y un desfile de figuras que a su creador le parecen reales. Pero cuando se ex tin gu en , su inm ortalidad solam ente dura al­gunos vagos segundos en la m ente del soñador y nunca m ás resucitan. Aun aquí ex iste la posibilidad de que se pueda seguir a estos fantasm as m ás allá de su s form as y que se penetre a estados trascen d en tales, pero esto n ece­sita los ta len tos de alguien que haya aprendido el secreto de no dejarse en gañ ar por los fenóm enos v isuales.

Indudablem ente hay m uchos modos de ver el mundo -en coches, en barcos, aviones, a pie, a través de un te le s ­copio, a través de un m icroscopio- y cada punto de v ista presenta su propia realidad, o de un modo m ás preciso su porción de la realidad. Sería difícil descifrar cuál pers­pectiva es la mejor o la m ás precisa.

Sin em bargo, hay modos de determ inar la valide/., el valor de una experiencia. Parece ser que la prueba defi­n itiva sería el modo en el cual una experiencia ha in­fluido en la vida de una persona. En tan to que una per­sona ciega experim entará el m undo de un modo d istin to de alguien que disfrute de la vista , a sí será en el caso de un individuo que tenga visión clarividente, sin em bargo, siem pre se vuelve al problem a de qué influencia tuvo la experiencia sobre el individuo mismo. ¿Es esta persona mejor, m ás am able, m ás fuerte, m ás feliz, m ás com pa­siva, m ás sab ia a causa de la experiencia? A fin de cuen­tas, lo que una persona es nos dice todo lo que n ecesita ­mos saber acerca del valor de las in fluencias en su vida.

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Un clarividente contem pla a un drogudicto y ve partes quem adas y en girones en el borde de su aura. Si observa a algu ien que practique la m editación podrá ver un aura brillante y saludable y lo m ism o ocurre con las per­sonas que han usado la pirám ide. E sto nos dice algo acerca de los m étodos. Para n uestro conocim iento, nin­guno de los grandes m aestros del mundo llegó a su s e s ta ­dos elevados por medio de la m agia quím ica. E s muy pro­bable que hayan hecho uso de las fuerzas benéficas de la naturaleza, y e s probable tam bién que pudieran utilizar esta s fuerzas por el tipo de campo que irradiaban. El papel que ju egan las d iferentes sustancias a lim enticias en la evolución del hombre y el modo en que la pirámide afecta a esto s elem entos se descubrirá en el capítulo Al­quim ia nutricional.

N os hem os alarm ado tan to con la conducta hum ana reciente que han aum entado n u estras d iscusiones acerca de la in gen iería operante -e l uso de la tecnología para m odelar a los seres hum anos- como el control rem oto del cerebro con sondas eléctricas, la ingeniería genética , la alteración farm acológica de la personalidad y el control de la conducta con aparatos de v igilancia electrónica. El público se ha preocupado tan to por esto que e l libro Be- yand Freedom and D ig n ity , de un sicólogo de Harvard B. F. Skinner, que propone el control sistem ático de la con­ducta como solución de los problem as sociales, alcanzó a convertirse en un éxito de librería y en su B iofeedback , Marvin K arlins y Lew is A ndrew s señalaron: “ En la reu­nión de 1971 de la A m erican Sychologieal A ssociation, su presidente, K enneth Clark, profesor en la ciudad de N u eva York, provocó encabezados de prim era plana cuando dijo a los delegados que deberían adm inistrarse drogas an tih ostiles a los d irigentes políticos y m ilitares para dism inuir su propensión em ocional a responder a la crisis internacionales iniciando una guerra nuclear. Clark tam bién sugirió que hubiera un uso más amplio de drogas sim ilares entre los oficiales de m enor rango e incluso entre los c iv iles”.

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¿Aterrador? Sí, esp ecia lm en te si se recuerdan las pro­fecías de H uxley en Un inundo fé lis y se encuentra que tien­den a convertirse en realidad con sorprendente preci­sión... Y la s opciones son las que siem pre ha habido, que la tom a de conciencia y control son prerrequisitos del control social. Los m étodos de autoperfeccionam iento, ta les como la m editación, son im portantes porque ubican el poder del cambio y control en las m anos del individuo, no de la autoridad externa. Si vivim os lo su ficien te, ve­remos como son olvidados los “Skinners" en la aurora de m ovim ientos ta les como la m editación trascendental.

Nos g u star ía creer que la investigación piramidal con­tribuye a este últim o m ovim iento. Hemos descrito cómo la experim entación con el espacio piramidal contribuye al relajam iento, sensaciones de reposo interior, vitalidad, creatividad y m editación, y en los capítu los sobre El fe­nóm eno de las curaciones y E l h ab itante interior se d is­cutirá el uso de las pirámides para la salud física y m ental. N o tratam os de decir que el hecho de vivir y trabajar dentro de las pirám ides sea la respuesta a todos los problem as del mundo, pero sentim os que las pirám i­des pueden contribuir a su s soluciones. Cuando m ás de una m adre nos dice que su s hijos son hiperactivos y están m ás contentos desp u és de pasar un tiem po en una pirám ide y cuando la gen te nos dice que es im posible generar sentim ientos de hostilidad dentro de las pirám i­des, creem os que eso m erece algo m ás que una atención pasajera.

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El fenómeno de la curación (primera parte)

Va no recuerdo desde cuándo sufría de insomnio. Los nervios •lañados de mi brazo generalmente empezaban a palpitar des­pués de que estaba en la cama durante algún breve tiempo. Asi sucedió durante meses. Empecé entonces a sentarme durtintc. cierto periodo diariamente en el interior de una pirámide, no ani­mado por el placer sino más bien por ta desesperación. Estaba dispuesto a tratar cualquier cusa. íNo tengo idea. de lo que sucedió, tu ro el dolor ha disminuido considerablemente y la última noche pude dormir once horas de un tirón.

IL sufrido de congestión de los senos frontales durante mu­chos años, en ocasiones con características de gravedad. Dudo que haya una cura para ello. Pero sí puedo decirles esto: cuando >•tentó la cabeza congestionada, me dirijo a mi pirámide y la frecuencia que hay dentro de la misma o lo que sea, depe ja la congestión.

Ustedes me dicen que no están realmente seguros de por qué trabaja (a pirámide y yo me respondo: eso no importa en tanto que funcione. Dejo ese descubrimiento a los científicos; rnien- tni.t tanto, «80 lu mía para aliviarme de los dolores de espalda.

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Dolores de cabeza, artritis, huesos rotos, desórdenes estom acales. Tenem os un gran número de inform es de personas que nos han escrito con referencia a las expe­riencias que tienen de curas, alivio de dolores y sobre la sensación de mayor vitalidad y fuerza que atribuyen al uso de la s pirám ides. ¿Qué sign ifica esto? ¿Tenemos que creer que las pirám ides habrán de curar todos nuestros m ales físicos y m entales? Sería agradable creerlo. Unos trozos de m adera son m as baratos que los crecien tes cos­tos que tenem os que pagar en gastos m édicos y de hospi­talización. Pero eso ser ía aspirar a sueños im posibles.

Es necesario decir que lo m ás probable es que tenem os más noticias de aquellos que obtienen resu ltados que de los que no los tienen . Todos nosotros hem os conocido a personas que no parecen registrar resultados saludab les benéficos bajo n inguna circunstancia. Han consultado a un verdadero ejército de m édicos -a lóp atas o médicos convencionales, osteópatas, quiroprácticos, siquiatras, naturópatas hom eópatas- clínicas, curas, ejercicios, píl­doras, hierbas, com plem entos d ietéticos y prácticam ente todo lo que sea natural o inventado por la m ente del hombre. Y todo sin resultado.

T enem os que presum ir que en esos casos su s proble­m as no son de origen físico y que por lo tanto no se re­suelven con aplicaciones físicas. Tal vez tam poco sean sicológicos en el sentido tradicional, y agruparlas bajo la categoría de enferm edades sicosom áticas sería dem a­siado sim plista a m enos que se defina el térm ino con am ­plitud. E sa definición incluiría aquellas causas que sur­gen de la m ente pero d istin tas de los conflictos por tem o­res, m otivaciones inconscientes y cosas por el estilo.

Si la pirám ide genera un campo de fuerza que contri­buye a las curaciones, tal vez no se aplique a algunas personas por las m ism as razones que han impedido que sea de utilidad la ayuda médica. La conclusión a la que se debe llegar es que todos estos m étodos, incluyendo las pirám ides, sim plem ente no han penetrado a la cau sa de la enferm edad o de la afección. E ste e s el problema con el

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que uno suele tropezar cuando espera encontrar res­puestas sim ples a las soluciones com plejas. L as enferm e­dades no pueden verse como un sim ple m icroorganism o (|ue ha penetrado en un cuerpo físico o como una en fer­medad que es so lam ente im aginaria.

Con el advenim iento de la sicología y la posterior de­finición de enferm edades sicosom áticas em pezam os a darnos cuenta que la causa de la enferm edad puede ser tanto m ental como física con los síntom as igualm ente v i­sibles en el cuerpo físico. La aplicación de m étodos físicos a las cau sas debidas a fa llas m enta les no da resultados y viceversa. A principios de siglo se aprendió lo im portante que era para el hombre ten er una d ieta equilibrada en vitam inas y m inerales. Si esos n u trien tes estab an equ ili­brados todavía podría haber problemas si no se produ­jeran las su fic ien tes en zim as para la digestión, o si no se produjeran o utilizaran los reguladores quím icos del cuerpo, la s horm onas.

Adem ás, se descubrió que a lgunas personas -por razo­nes todavía descon ocid as- producen reacciones hacia a l­gunos alim entos y term inan con a lergias graves del s is­tema nervioso central. Así, todos los aspectos m ecánicos del cuerpo pueden e sta r en buena forma operativa y puede ocurrir que nada afecte la m ente inconsciente, pero a m enos que las vitam inas, proteínas, m inerales, carbohidratos, enzim as, horm onas, e tcétera , estén de­sem peñando sus papeles adecuados sin causar desórde­nes nerviosos, no puede m antenerse la salud.

En nuestro siglo, por con sigu ien te , la m edicina se preo­cupa por factores físicos, m ecánicos, sicológicos y bio­químicos, todos igualm ente capaces de producir desórde­nes en la salud del cuerpo físico, pero en años recientes si* ha dado m ayor atención a otros factores. Con la inven- nión de instrum entos de alta sensibilidad se descrubrió otra dim ensión del cuerpo hum ano - la dim ensión eléc- 1 rica-. Se descubrió que el cuerpo hum ano no solam ente tiene corriente nerviosa, flujo sanguíneo y circulación linfática, sino tam bién una corriente eléctrica relacio­

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nada con ello pero tam bién separada de estos sistem as. E sta dim ensión se ha estudiado con m ayor atención con la popularización de la acupuntura en los países occiden­tales. Los m ísticos han hablado acerca del flujo eléctrico dentro del cuerpo y en su vecindad inm ediata durante siglos, pero han tenido que aguardar a que la acupuntura se incorpore a la m edicina occidental y a la aparición de la fotografía kirliana para que se aprecien sus teorías. E n la fotografía kirliana o de alta frecuencia, se usa una corriente eléctrica en lugar de la luz para exponer la película. Cuando se aplica una corriente de a lta frecuen­cia a una placa y película y se tom a una im agen de una parte del cuerpo, lo que se ve al revelar la película es una corona de campo eléctrico alrededor de aquella parte del cuerpo expuesta a la película. E ste campo cam bia de acuerdo con los estados físicos, em ocionales y m entales y el proceso se está investigando actualm ente com o nuevo instrum ento de diagnóstico.

Tenem os entonces que adem ás de los factores m encio­nados e s tá la dim ensión bioeléctrica y esto significa que junto con todo lo dem ás tam bién los ingredientes eléctri­cos o electrom agnéticos de la célula, tejidos, m úsculos, sangre, órganos, e tcétera , tendrán que estar en buenas condiciones para que ex ista una buena salud.

Al hacerse más y m ás ev idente que todas las d im ensio­nes del cuerpo están relacionadas, in tegradas e involu­cradas en la salud, m uchos doctores em pezaron a hablar acerca del método holístico hum ano, o de la medicina para la totalidad de la persona. Muchos m édicos, osteó- patas y quiroprácticos se han interesado en el método holístico, en núm ero su ficien te como para indicar que ex iste una tendencia. Hemos asistido a varias conferen­cias m édicas nacionales sobre el tem a holístico durante los recientes años y hem os notado una creciente partici­pación por parte de em in en tes cien tíficos m édicos.

La últim a de esta s conferencias a las que asistim os fue el Prim er Congreso de M edicina Integrativa , patrocinado por la Academ ia de Parasicología de M edicina, que tuvo

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EL FENÓMENO DE LA CURACIÓN m

lugar en Tucsón, A rizona, del 8 al 10 de octubre de 1975. C ientíficos m édicos renom brados como el doctor Roy M enninger. presidente de la Fundación M enninger, el doctor Malcolm Todd, presidente en 1974*5 de la American M edical A ssociation. El doctor H ans Seyle, director del In stitu to de M edicina y Cirugía E xperim ental de la U ni­versidad de M ontreal y una autoridad reconocida inter­nacionalm ente sobre el strena, apareció en el programa e hizo un llam ado a su s colegas m édicos para que pensaran en térm inos de tratar a la persona como un todo y no solam ente su s enferm edades

Sin em bargo, las dim ensiones de la m edicina no term i­nan aquí. Hay un creciente núm ero de científicos y de otras personas bien inform adas que nos dicen que para tom ar el método holístico verdaderam ente debe ten erse en cuenta otro factor, el factor espiritual. Los teólogos han dicho esto durante largo tiem po pero ahora se les han unido los científicos; súbitam ente la ciencia, que al­gunas personas consideraban la an títesis de la religión, se ha vuelto su apóstol.

H asta el advenim iento de la teoría de los cam pos unifi­cados -que considera todo lo que ex iste en el universo como una forma de la energía, o m ás aún como una forma de la conciencia- los conceptos científicos de la m ateria no consideraban al espíritu en n inguna clase de relación con la su stan cia física. E l espíritu no ex istía dentro de la nom enclatura del científico. Si acaso se hablaba de él, era necesario am pararse bajo otro palio. El científico no to­caba asu n tos ta les com o la curación espiritual o la efica­cia de la oración, ya que no había encontrado la prueba de un puente en tre el espíritu y la m ateria, de ningún medio a través del cual el uno pudiera influir en la otra. En tan to que la sicología y el estud io de las enfermeda* des sicosom átieas habían dem ostrado claram ente los efectos del pensam iento y sentim ientos que no son m ate­riales sobre el cuerpo físico, las influencias m entales y em ocionales se contem plan como com ponentes químicos.

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134 E L P O D E R SÍQ U IC O DE L A S PIRAMIDES

D urante sig los los clariv identes y m ísticos han descrito el aura o cualidad etérica que invade y rodea todas las form as de vida y particularm ente la del hombre. Según ellos, esas propiedades e tér ica s o eléctricas son de gran im portancia para la com prensión de la vida. Los estad os físicos, m entales, em ocionales y esp irituales del ind ivi­duo, dicen ellos, se reflejan en el aura y determ inan en gran medida el estado de la salud.

Sin em bargo, dentro de las discip linas cien tíficas las auras no ocupan ningún lugar en lo que se refiere a da­tos. L as v ision es de los m ísticos se han ignorado en un campo donde sólo se perm itía el paso a los principios me­cánicos y quím icos. Pero la invención de instrum entos m ás complejos, debido en gran parte a las ex igen cias de la era espacial, em pezó a introducir d im ensiones adicio­n ales a la s form as de vida bajo estudio, y lo que no era ex isten te de pronto se convirtió en una su stan cia digna de ser investigada.

El puente entre la m ateria y el esp íritu ha sido cons­truido. Dentro de una teoría de cam pos unificados, la energía se convierte en la base de toda la vida, ya se considere en forma sólida o esp iritual. Cuando se descu­brió que el campo de energía puede m anipularse por medio del pensam iento, la conciencia se convirtió en el principal agen te de cambio. El poder de la m ente sobre la m ateria repentinam ente se convirtió en uno de esos he­chos que tan to agradan a los científicos y que tuvieron que aceptar. Los cam pos de la sicología y las causas sico­som áticas obtuvieron nu evas bases reales y los sicológos, b ió lo g o s , q u ím ico s, s íq u ic o s y te ó lo g o s se e n c o n ­traron bajo un mismo techo hablando sobre los factores esp irituales de la s curaciones. El tem a, según parece, era inevitable, como resultado natural de la cadena de acon­tecim ientos. Con la conciencia en la posición cen tra l de común denom inador, ya no pudieron ex iliarse del labora­torio los s istem as de valores, actitudes, todas aquellas actividades particularm ente hum anas. Los físicos reco­nocieron la conciencia; la sicología alteró su posición de

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EL FENÓMENO DE LA CURACIÓN 135

lo m ecánico a lo hum anístico y aun a lo transpersonal; la m edicina orientó hacia lo holístico. La ciencia y la reli­gión se habían vindicado m utuam ente.

A unque e s ta discusión parezca alejarse de las pirám i­des y del tem a de las curaciones, el exam en de los avan­ces en la ciencia y la m edicina tien e un efecto directo sobre nuestra com prensión del fenóm eno de las pirám i­des. No solam ente ilustra por qué la investigación de las pirámides ha captado la atención del público sino, afor­tunadam ente, ofrece una explicación sobre por qué m u­chos científicos consideran e sta s investigaciones no sólo como fenónenos curiosos aislados, sino tam bién como otra área donde explorar los cam pos de energía.

Hay otro aspecto de la causa-efecto de la enferm edad que debe explicar por qué algunas personas tien en pro­blemas para descubrir las causas de sus afecciones de salud. E ste factor adopta una posición filosófica en m a n to a la n aturaleza de la enferm edad. Las enferm e­dades o afecciones pueden considerarse como reflejos de un propósito oculto. Son parte de un designio y llenan un papel en la evolución del hombre. No es que uno deba resignarse a la enferm edad o que sea algo que se tenga que soportar. Por el contrario, la enferm edad puede v en ­cerse pero solam ente con ayuda del aprendizaje y el de­senvolvim iento. Cuando se ha tenido el conocim iento de lo que pasa la causa ha sido sa tisfech a y los síntom as desaparecen. No solam ente es e ste uno de los conceptos de enferm edad, tal como se considera actualm ente en la m edicina oriental, sino tam bién como uno de los secretos de las antiguas escu elas herm éticas y que tiene influen­cia sobre las creencias de los constructores de la Gran Pirámide.

La m edicina oriental se aferra a la creencia de que ludo lo que ocurre es con el propósito de aprender y esto incluye la enferm edad. Si una persona e s tá enferm a, es debido a que tiene que aprender algo. La salud y la en- f« rmedad están estrecham ente ligadas al concepto del h o rm a . El K arm a e s tá estrecham ente identificado con la

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EL PODER SIQUICO DE DAS PIRÁMIDES

idea cristiana de* que uno cosecha lo que siem bra. Sin em bargo, la ley del K arm a se contem pla como la sa tisfac­ción de la necesidad de equilibrio y perfección: lo que no se ha hecho deberá de hacerse; lo que no se ha aprendido deberá aprenderse, si el hombre aspira a la perfección. Con este punto de v is ta las enferm edades o aflicciones no ocurren debido a situaciones caóticas o no in teligen tes. Por el contrario, todo tien e un propósito y un designio, en tanto que un germ en puede ser la cau sa física de una enferm edad, la causa inicial puede ser “kárm ica”. La responsabilidad final de la salud descansa en cada per­sona. En tan to que el m édico puede tra ta r el efecto físieo. el individuo e s responsable de llegar a la causa, a la razón de la enferm edad.

M ientras que la m ayoría de los científicos y m édicos occidentales no están preparados para incluir la ley del K arm a en ninguno de los com ponentes esen cia les para la salud y la enferm edad, hay una tendencia creciente a considerar al hombre com o dotado de dim ensiones físicas, em ocionales, m entales y esp iritu a les en vez de ser so la­m ente un com puesto m ecánico bioquímico. La im plica­ción de este método e s que la salud del hombre o la fa lta de ella involucra a todo el ser -físico, químico, eléctrico, emocional, m ental y esp iritu al- y que atender solo un as­pecto equivale a tratar con los efectos, no con las causas.

Todo esto nos dice que ya no e s aceptable dentro de la m edicina occidental o dentro de la oriental la asunción de que la enferm edad es tan sim ple que una pildora, el corte de un escalpelo, una aplicación de diaterm ia, un buen pensam iento, una carga eléctrica o cualquier otro m étodo sim plista va a darnos una respuesta com pleta.

Será erróneo que alguien im agine que usar las pirám i­des ju stifica tirar al cesto de los papeles los seguros m édi­cos. Pero tam bién será poco rea lista , creem os, ignorar la evidencia de que ulgo sucede dentro de la pirám ide que contribuye a las curaciones. La pirám ide tal vez no sea la respuesta, pero puede ayudarnos a proporcionar a lgunas respuestas.

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F.í. FENOMENO DE LA CURACIÓN 137

El doctor William M cGarey es director de la Clínica A. R. E. (Association for Research and E nlightenm ent) en PVjoenix. A m o n a . D urante muchos años ha investigado y aplicado los princip ios m édicos de E dgar C ayce, el p r o fe ta d u r m ie n te , q u e d io m il la r e s d e c o n f e ­rencias m édicas an tes de su m uerte, en 1945. Ha encon­trado que las catap lasm as con aceite de castor tienen un amplio uso como rem edio. Él las em plea para una varie­dad de problem as m édicos tanto in ternos como externos. El doctor McGarey ha comprobado que funcionan muy bien pero hace una observación m uy in teresan te con res­pecto al éx ito de las cataplasm as: señ a la que surten mejor efecto “cuando el paciente tien e una ‘conciencia de aceite de castor”'. Creemos que lo que el doctor McGa­rey quiere decir es que la salud, en algún n ivel es real­m ente un estado de conciencia. E sto no sign ifica que todo funcionará en tanto se tenga fe en ello, implica que “el hombre es lo que piensa dentro de su corazón”, que nues­tro mundo, incluyendo nuestro cuerpo, e s una construc­ción m ental. E sto nos lleva a lo que el doctor Elmer (¡reen afirm ó: “Todo el cuerpo está en la m ente, pero no toda la m ente está en el cuerpo”.

Durante la prim avera de 1975 asistim os a conferencias m terdisciplinarias de La sicología de la conciencia y e s ­tudio de la sugestión , patrocinada por la Universidad de Pepperdine de Los Á ngeles. Uno de los conferencistas fue el doctor Georgi Lozanov, director tan to del In stitu o de P arasitología como del instituo dedicado al estudio de la sugestión , en Bulgaria y pionero de la parasicología en aquel país. El doctor Lozanov explicó que em pleando los principios del estudio de la sugestión los su jetos de expe­rimentación podían llevar a cabo tareas superiores a los ta lentos que se les suponían porque estaban convencidos • l< que podían hacerlo. E sa s h azañ as parecerían indicar que la m ente hum ana no tiene lím ites.

Cuando iniciam os nuestra investigación con las pirámi­des, no anticipam os que uno de los resultados sería las curaciones o el a lm o del dolor. No habíam os pensado en

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ello. El descubrim iento de que sentarse dentro de las pirám ides a liv ia los dolores y las m olestias fue debido a un accidente. Cuando sucedió lo inesperado, lo in ten ta ­mos nuevam ente. Cuando ocurrió por segunda vez, con­tinuam os la prueba. L as cartas que hem os recibido de nuestros lectores tam bién describen e s ta clase de descu­brim ientos. U na de n u estras prim eras experiencias con las curaciones tuvo por su jeto a un pequeño roedor al que pusim os dentro de una jau la en el interior de una pirám ide para ver cuál sería su conducta. Poco tiempo después el anim al se lastim ó seriam en te el hocico con la jau la , pero sin tratam iento de n ingun a clase la herida sanó rápidam ente y no dejó cicatriz. E stam os seguros que había algo poco común al respecto. Por lo tanto, cualquier cortada o lesión que recibíam os la tratábam os ya fuera sentándonos dentro de una pirámide o colo­cando el miembro afectado, una mano por ejem plo, de­bajo de una pequeña pirám ide durante algunos m inutos cada día. A lgunas de e sta s experiencias serán descritas posteriorm ente.

Creemos que estos h allazgos deberían ser com partidos con otros, y ese es tam bién el esp íritu con el cual la gente nos ha relatado sus experiencias. E ste e s el modo como aprendem os. Por otra parte, por d iversas razones, no po­demos recom endar el uso de la pirám ide a alguien que se nos aproxim e con un problema médico. No tenem os licen­cia para practicar la m edicina y si fuéram os a sugerir a aquellas personas que tratan de curarse por m edio de las pirám ides pudiéram os influir en ellas para que rechacen la ayuda m édica. La única sugerencia responsable que hacem os es que si está indicada la ayuda médica, deberá aeudirse a ella . N u estra esperanza es que las in v estig a ­ciones de las pirám ides puedan contribuir al conoci­m iento de cóm o funciona el sistem a hum ano y de ningún modo que sirvan para distraer o causar que alguien pueda ejercer un ju icio erróneo con respecto a su salud. N u estras experiencias, los casos citados, las cartas m en­cionadas y las in terpretaciones que ofrecem os en las s i­

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EL FENÓMENO DE LA a i RACIÓN

gu ien tes páginas, a la lu /. de los conocim ientos científicos, deberán considerarse dentro del espíritu de la in v estig a ­ción y del descubrim iento. N uestra h ipótesis de trabajo y las conclusiones que podem os obtener y a las que se h a g a alusión en ocasiones no deben ser consideradas en ningún momento como las palabras d efin itivas sobre el tem a. Ni deberá el lector pensar que dentro de un año o cinco años tendrem os la m ism a posición al respecto. Sería d esa len ta ­dor im aginar que durante ese periodo de tiem po no aprendamos nada nuevo.

Los conocim ientos en los cam pos de la m edicina, biolo­gía, sicología y otras disciplinas se increm entan tan rápi­dam ente que todo lo que se escriba es casi obsoleto para <•1 m om ento en que S8 publique. La investigación es así. Nadie, investigador u observador puede perm itirse la com placencia de aceptar las conclusiones de hoy en algún problema com o un hecho establecido. Los hechos son el lujo de la m ente om nipotente; n inguno de los científicos que conocem os son m en tes de ese tipo. Por lo tanto sere­mos prudentes si consideram os los llam ados hechos con la posición de que “E sto e s como parece ser hoy”. Cual­quiera que trate de ser m ás definido o positivo no hace mno coquetear con la verdad.

¿Qué es lo que hem os aprendido h asta la fecha de los pudores curativos de las pirámides? Prim eram ente, no nnliemos con certeza que las pirám ides ayuden en el pro­emio de las curaciones. Hem os reunido, sin em bargo, mu­chos inform es, en el sentido de que el dolor se m itiga o desaparece y que la curación tiene lugar en un tiempo muuior que el normal. La curación puede ser sólo coinci­dencia. Pero no parece serlo. Cada vez son más los pro- blormis físicos y m entales que pueden considerarse como #U’oHoraáticos. E sto es de esperarse, dado que la nueva |ii»'<licina, ju n to con la nu eva física, se aparta de la teoría • le lu sustancia como partícula para acercarse a la teoría •le lu energía de los cam pos unificados y aun jugando con lu Idea de que todo es conciencia. U sando el modelo del •amulo como conciencia es fácil entender por qué algunos

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140 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

doctores nos dicen que todos los problem as físicos y m en­ta les son sicosom áticos.

Pero la traducción de lo sicosom ático en el modo en que se usa actualm ente sign ifica que son aquellos problem as de la salud que no pueden atribuirse a causas orgánicas. No ten em os modo de saber si las curaciones de las pirám i­des ocurren solam ente con problemas sicosom áticos, pero podem os presum ir que esta clasificación no se aplica a las laceraciones, cortadas, etcétera. Tam bién sería difícil aplicar el m arbete de sicosom ático a los anim ales y hem os recibido m uchos inform es relativos a curaciones de ani­m ales dom ésticos.

A nteriorm ente hem os discutido la naturaleza m ultifa- cética de la salud y las enferm edades. Por tanto, si la enferm edad puede entrar al cuerpo en los n iveles físico, químico, eléctrico, em ocional, m ental o esp iritual y la pi­rámide puede aliviar el problem a, ¿en cuál de esos n iveles lo logra? “H ay fenóm enos de la curación para los que no tenem os d iagnóstico -n o hay modo de describ irlos- y son fenóm enos que necesitam os com prender si es que la m edi­cina ha de satisfacer las exigencias que se le hacen en la actualidad”, afirmó el doctor Roy M enninger en su diser­tación an te el Prim er Congreso de M edicina In tegrativa.

E nfrentado al problem a tal y como lo planteó el presi­dente de la Fundación M enninger, podem os tratar de d es­cifrar en qué nivel pudiera operar la pirámide, in v esti­gando algunos de los fenóm enos. La pirám ide parece a lte ­rar las estructuras orgánicas a ju zgar por su s efectos en cortadas, alim entos, agua y m etales. La aplicación puede ser en n iveles físicos o químicos. Dado que el campo de fuerza generado o amplificado dentro de la pirám ide pa­rece ten er cualidades electrom agnéticas, el efecto produ­cido puede ser el nivel biooléctrico. En tanto que las per­sonas que experim entan el espacio piramidal se sien ten más contentas, tranquilas y aun llegan a perder su hosti­lidad, la alimentación debe ser a nivel emocional. Dado que m uchas personas que se sientan a descansar o m editan dentro de la s pirám ides experim entan estad os de concien­

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EL FENÓMENO DE LA CURACIÓN 141

cia alterados o elevados, la aplicación puede ser de n atu ­raleza m ental. Las sensacion es de apreciación que van más allá de lo sensual, de una percepción que se e leva sobre lo racional y la im presión de integridad puede dar indicio de una fuente de influencia espiritual.

La pirám ide ofrece indicaciones de trabajar a todos los siete n iveles del s istem a hum ano que se han descrito an­teriorm ente: físico, etérico , astral, m ente inferior, m ente superior, alm a y espíritu . E sta es una m anera de verlo. Otra m anera, sin em bargo, es por medio del modelo de “la conciencia lo es todo”. Todas las otras expresiones física, química, eléctrica, e tcétera , son sim plem ente aspectos de la faz de la conciencia. “Todo es una sola cosa", dijo el gran sabio hindú Sri Aurobindo y poco im porta si se con­sidera todo com o m ateria física con espíritu en su forma más rarificada o como espíritu con m ateria física en su forma m ás densificada. A ceptando e ste esquem a como el más preciso, dividim os el sistem a hum ano en varios n ive­les no porque así sea, sino porque es el único modo en que nuestra m ente puede comprenderlo. Las d ivisiones son arbitrarias, no rea les, de acuerdo con e ste esquem a.

El “espíritu" dentro de la división de siete n iveles re­presenta la om nipotencia o la M ente U niversal. En el análisis final si esto es todo lo que hay, entonces todo lo do más será un pensam iento dentro de la M ente U niversal o lo que el V edanta llam a el Sueño de Brahm a. De acuerdo con e s ta ideología, todo tiene su origen y su ex istencia dentro de la M ente U niversal. Todo tien e un designio y un propósito concebidos por Aquello que lo p iensa. Todas las enferm edades, entonces, tienen un origen esp iritual, y encontram os que eso es precisam ente lo que dice uno de

tiestros m ás em in en tes físicos, el doctor William Tiller de Universidad de Stanford:

“Todas las enferm edades tien en su origen en la falta de rmonía entre los n iveles m ental y esp iritual de la enti-

1 y del patrón un iversa l de la entidad. La curación o legración perm anentes requieren que la arm onía del

rón universal ex ista en los n iveles m ental y espiritual.

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Así, la curación a n ivel físico o aun etérico es sólo tem po­ral si perm anece sin cambio el patrón en los n iveles m ental y esp iritu a l”.

“Cuando uno está entonado, se está en contacto con las fu en tes esp iritu a les de la energía", afirm ó el doctor M arshall Spangler, autoridad internacionalm ente reco­nocida en el dianóstico médico con el auxilio de computa* doras, durante la conferencia sobre La sicología de la conciencia y estudio de la sugestión , que m encionam os anteriorm ente.

Su hijo D avid, educador y escritor, hizo eco de su s opi­n iones cuando dijo a los asisten tes: “La salud puede defi­nirse como la totalidad que abarca la relación de un indi­viduo consigo mismo y la conciencia que percibe nuestro planeta como un sistem a vivo y relacionado”.

Si todas las enferm edades tienen un origen esp iritual, entonces sería fácil concluir que pueden aliviarse en ese nivel. E ste es aparentem ente el nivel en que tiene lugar la curación esp iritual, pero para que el cam bio sea realidad e l individuo tendrá que estar espiritualm ente consciente para beneficiarse con el cam bio, de otro modo habrá que interceptar la enferm edad en alguna de las etap as in fe­riores a ésta .

De acuerdo con las tradiciones orientales, aquí se aplica la ley del K arm a. La enferm edad o aflicción se estab lece porque hay algo en la vida de la persona que requiere correción o un proceso de aprendizaje. Si puede obtenerse com prensión espiritual y se hacen los cam bios necesarios, entonces no se necesita experim entar la enferm edad en ningún otro nivel. Ocasional m ente se oye hablar del alivio espontáneo de una enferm edad. De acuerdo con esta tra­dición, ello ocurre cuando se ha aprendido la lección co­rrespondiente; la causa ha desaparecido y el efecto sigue. E sto no sucede necesariam ente en el n ivel consciente. Se cree que el aprendizaje tien e lugar en un dominio d istin to del consciente, aunque posiblem ente la experiencia será com prendida por la m ente consciente en algún punto del desarrollo de la persona.

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EL FENÓMENO DE LA GI RACIÓN 143

Si no so corrige la afección en los n iveles superiores de la m ente, su avance es hacia abajo, por decirlo así, a través de los n iveles inferiores de las envolturas m ental, astral y etérica para m aterializarse finalm ente en el cuerpo fí­sico. En algún punto a lo largo del cam ino, sin em bargo, es posible interceptar la enferm edad y elim inarla si se ponen en ju ego su fic ien tes conocim ientos y voluntad. Es en el n ivel etérico, por ejem plo, donde se cree que tiene lugar la curación síquica. En e ste punto todavía no se ha m anifestado la enferm edad en el cuerpo físico. Sin embargo, dado que la envoltura etérica tien e alguna densidad física llam ada en ocaciones el aura, puede ser vista por los clarividentes. E stos individuos pretenden que pueden ver la presencia de la enferm edad en el aura y que pueden predecir la clase de enferm edad que pronto sufrirá el cuerpo segú n el color, intensidad y ubicación del aura. El doctor N orm an Shealy, profesor adjunto de clínica eri las universidades de M innesota y W isconsin ha respaldado el em pleo del diagnóstico de clarividentes como un auxiliar de la práctica médica. Cita un estudio de cinco años según el cual los diagnósticos de los clarivi­dentes fueron m ás precisos que los de los médicos.

Cuando los clariv identes ven la envoltura etér ica -y también hasta cierto grado en las fotografías kirlianas- observan cam bios en su estructura, intensidad y color de acuerdo con la salud del sujeto. El tratam ien to exitoso del problem a se refleja en el aura generalm ente an tes de qué se experim ente en el cuerpo. El doctor Tlugh Rior- dun, un siquiatra de VVichita, K ansas, que practica la acupuntura e in vestiga el proceso kirliano com o instru­mento de d iagnóstico, nos hizo una dem ostración de ese roncepto. Primero se obtuvieron fotografías kirlianas de las yem as de nuestros dedos. Uno de nosotros le dijo que sufría de un dolor en la parte inferior de la espalda. El dolor fue tratado por m edio de terap ia auricular (acu­puntura en la oreja) y se alivió el dolor. Se tom ó nueva­mente una fotografía kirliana y aun un lego en la m ate­ria podía observar la diferencia en el patrón de la corona.

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144 EL PODER SIQUICO DE LAS PIRAMIDES

Tanto los clariv identes como la fotografía kirliana se han em pleado para observar el cambio en la radiación áurica resu lta n te de la en erg ía transferida del curandero al paciente. E sos cam bios en e l campo eléctrico o etérico alrededor del cuerpo hum ano como resu ltado de un tra­tam iento satisfactorio de un curandero indican que es en este nivel donde tiene lugar lo que se conoce en esa acti­vidad como “im posición de m anos". E l curandero tran s­fiere energía de su propio cuerpo al campo de energía eléctrica del paciente. La envoltura de energía eléctrica produce cam bios en el cuerpo físico. E n el capítulo de los experim entos se discutirán las m ediciones de los cam pos de energía hum anos. Sin em bargo, debem os señalar que los m étodos conocidos com o curaciones m agnéticas, tera­pia de polaridad, equilibrio de los cam pos de energía , y el concepto de la acupuntura de elim inar los bloqueos en los m eridianos o canales de en ergía , tam bién se aplican a la dim ensión etérica del sistem a hum ano.

En tan to que prim ordialm ente nos in teresan los cam ­pos de fuerza de energía de c ierta naturaleza dentro de la s pirám ides, parece posible que tam bién dentro del nivel etérico se aplique una gran parte de la influencia de las fuerzas que contienen las pirám ides. M ientras que algo de la influencia de las pirám ides puede entrar en el sistem a hum ano en n iveles por encim a del etérico, una gran parte del fenóm eno de la s curaciones es sim ilar al de las curaciones síquicas, las curaciones m agnéticas, la imposición de m anos, la acupuntura y otras prácticas. Debem os explicar, sin em bargo, que la curación proba­blem ente nunca tiene lugar en un solo nivel. Continuando con nuestro argum ento anterior, no tendrá lugar una cu ­ración perm anente a m enos que se haya elim inado la causa de la enferm edad. Un modo de ver el asunto e s que se debe prestar atención especial a un nivel particular -físico, m ental, e tcé tera - implicando indirectam ente a los otros niveles.

Los siete principios del hombre “se com penetran entre sí. Por el principio de la polaridad form an átom os, m olécu­

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I.L FENÓMENO Dfc LA CURACIÓN 145

l a s y configuraciones de los mism os. Se puede aplicar el principio m etafísico de ‘igual arriba que abajo; igual abajo que arriba', y darse cu en ta de que lo que vem os en lo físico puede em plearse como m odelo y que esta m ism a clase de entendim iento m odelador puede extrapolarse a los otros niveles de la sustancia que sean algo d iferentes de lo físico, y ta l vez podam os em pezar a tra tar conceptual- mente esos otros n ive les”. Afirmó el doctor T iller durante vi sim posium sobre "D im ensiones de la Curación”, que tuvo lugar en la Universidad de Stanford del 30 de sep ­tiembre al 3 de octubre de 1972. Añadió: "Las su stan cias K(* com penetran y es posible visualizar su relación consi­derando la situación de nuestros propios cuerpos. Para visualizar nuestros siete cuerpos, p ién sese en sie te hojas de papel tran sp aren te y, sobre estas hojas, usando lápices de diferentes colores d ibújense circuitos de un color en unu de ellas, cii’cuito de otro color en otra hoja, y a sí hasta ocupar los s ie te colores del arco iris. D espués, coloqúense las hojas superpuestas y al ver a través de e llas, se verá una organización de la su stan cia en los d iferentes n ive les dentro de los cuerpos del hom bre....”.

Después el doctor T iller explicó a su s oyen tes cómo inte- rnctúan los n iveles: "En general, esta s su stan cias no in- Icractúan con dem asiada fuerza. Sin embargo, es posible hacerlas interactuar en tre s i con ayuda de la m ente, y es realm ente con la m ente como se puede obtener un cambio e n lu organización de la estructura en estos d iversos nive­len de sustancia . E sto es, a través de las fuerzas m entales Re puede hacer un patrón y ese patrón entonces actúa romo un campo de fuerza que se aplica al sigu ien te nivel tle sustancia. A su vez, e se campo de fuerza es una fuerza ilgue organiza los átom os y m oléculas en configuraciones •n ese n ivel de sustancia . Aquel patrón de su stan cia al nivel etérico está , entonces, en un estado particular de organización y tiene su propio campo de radiación -su propio campo de fuerza, si se qu iere- y ese campo de fin i za será un cam po para la organización de la m ateria en sigu iente nivel de la sustancia , el nivel físico de la

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sustancia... A quí vem os algo que yo llam o el ‘efecto rat- chef.'; se puede ver una acción in iciarse al n ivel m ental y avanzar para producir un efecto en el nivel físico (y v ice­versa)”.

La herm ana Ju sta Sm ith cree que la curación tien e lugar dentro del cuerpo y que todo médico, curandero y, en nuestro caso, la pirám ide todo lo que puede hacer es ayu­dar al proceso.

En el m ism o sim posium , la doctora Sm ith dijo:“La m ayoría de la gen te pen san te de nuestros días

aceptará el hecho de que hay ‘algo’ dentro del cuerpo que controla el proceso curativo, el crecim iento, la regenera­ción celu lar, etcétera. E stas funciones tienen lugar sin intervención de la m ente consciente. No im porta el nú­mero de grados académ icos que ten ga el médico, será in­capaz de hacer algo m ás que ju n tar los extrem os de un hueso fracturado y debe depender de la in teligen cia in ­nata del cuerpo del paciente para que tenga lugar el efecto de reparación verdadero. N ingún practicante de las curaciones ha curado ninguna enferm edad. Pueden hacer m uchas cosas para ayudar al proceso curativo del cuerpo, pero en el análisis final, e s aquella ‘in teligencia interior' la que logra la curación real. N ad ie tien e una explicación adecuada, científica de e ste ‘algo’ dentro de cada uno de nosotros que d istinga lo vivo de lo m uerto. Se llenarían volúm enes tratando de explicar y probar la in teligencia innata, ya que eso está m ás allá del conocim iento finito. Es mucho m ás saludable in tentar encontrar el m ecanism o por medio del cual funciona el cuerpo, reconociendo ple­nam ente que no estam os en posición de pretender un co­nocim iento total de la función hum ana y no tenem os todas las respuestas a las com plejas preguntas de la vida, la salud y la enferm edad”.

Y el espacio piramidal p lantea su propio conjunto de preguntas com plejas sobre la vida, la salud y la enferm e­dad. Al igual que con los otros fenóm enos producidos por su único espacio interior, la pirám ide presiona nuestro entendim iento para que expliquem os cómo una forma

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óm étrica puede afectar las sensaciones y el pensa- iento. H em os discutido a l g u n a s m aneras de ver este nómeno en este capítulo. En el s igu ien te discutirem os gunaa de nu estras experiencias, citarem os algunos de

los casos m ás in teresan tes, incluirem os diversos inform es que hemos recibido de otras personas y, de paso, ofrece­remos algunas otras especulaciones sobre la naturaleza de lo que ocurre.

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10 El fenómeno de la curación

(segunda parte)

“Ocurren fenóm eno» en las curaciones para los que no tenem os diagnóstico, ni modo de describirlos, fenóm enos que debem os com prender si la m edicina desea sa tisfacer la s ex igen cias que se le plantean en la actualidad*'.

Con e sta s palabras, el doctor Roy M enninger abrió las sesion es del Prim er Congreso N acional de Salud Integra- tiva , m encionado en el capítulo anterior. Su posición e s ­taba de acuerdo con el nuevo m ovim iento de la m edicina que se conoce con el nombre de Método H olístico, m edicina de la totalidad de la persona, que concibe la salud como un estado equilibrado del ser total del hombre, tan to físico, quím ico, eléctrico, em ocional, m ental como espiritual.

Debido a que la ciencia lia aceptado ya la ex isten c ia de las m uchas dim ensiones del hombre, gracias principal­m ente a la invención de instrum entos capaces de dem os­trar su existencia , son viables m étodos de diagnóstico y tratam iento d iferentes de los tradicionales. Por razones no conocidas del todo, pero debidas probablem ente en parte a su difusión más am plia, n u estra atención se en-

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La mano de Fd Pettit seis semanas depués del acci­dente.

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foca sobre todos los m étodos no tradicionales de d iagnós­tico y curación. Tal vez una de las razones de este cre­ciente fenóm eno es que solam ente que se haya establecido una hipótesis de trabajo puede em pezar la investigación, las pruebas y la introducción de tecnología e instrum en­tos, los nuevos descubrim ientos se realizan entonces con b astante rapidez. E sta realización implica entonces la asistencia de personas de d istin tas disciplinas en el e s­fuerzo y cuyas habilidades se necesitan , por lo que se convierte entonces en m ultidisciplinario cualquier campo científico tal como la m edicina en este caso. En vez de grupos de m édicos hablando solam ente con m édicos, ahora tien en que fraternizar con quím icos, ingenieros, biólogos, físicos, m atem áticos y otros profesionales. Y cuando se aprende que los practicantes de otros m étodos curativos pueden colaborar con algo, que puede ser de­m ostrado científicam ente como válido, entonces surgen repentinam ente en las reuniones los teólogos. P ersonas con capacidades curativas de tipo síquico, espiritual o por la fe; sham anes, yoguis, c lariv id en tes y curanderos. Hemos asistido a no m enos de cinco reuniones m édicas nacionales durante los últim os tres anos y en todas ellas encontram os personas corno las m encionadas.

En tanto que hace algunos años las d iscusiones en las conferencias m édicas se lim itaban a tópicos ta les como órganos, tejidos, célu las, e tcétera , los diálogos actuales tratan tam bién de fluidos eléctricos, cam pos de fuerza y energía, los com ponentes in tu itivos de la m ente, aspectos esp irituales y otros por el estilo. Pueden asistir personas como la doctora Olga Worrall, la fam osa curandera y hacer la sigu ien te afirm ación que será tan bien recibida como si hablara del flujo adrenalínico:

“Todo médico y todo curandero no convencional tiende hacia el m ism o objetivo. Sus esfuerzos, si se aplican co­rrectam ente, son com patibles y com plem entarios. En cuanto a la fuente real del poder cui'ativo, so lam ente po­demos decir en e ste m om ento que ‘hay algo* de lo que surge todo. Dentro de e s te cierto ‘algo’ ex iste , dentro <le

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EL FENÓMENO DE I.A CURACIÓN 151

otras cosas, la suprem a inteligencia, la voluntad om nipo­tente y la ley inm utable. E ste cierto ‘algo’ no es m ateria o energía sino la fuente de ambos. No tiene m agnitud ni dim ensión. E s al mismo tiem po algo sin tiem po y sin esp a­cio. Es la fuente del poder curativo que fluye e str ic ta ­m ente de acuerdo con una ley inm utable. La mayor parte de la gente llam a a esta fuerza ‘D ios’”.

Así e s que dentro de un nuevo clim a de la m edicina, de un nuevo modo de ver al hombre y al universo, podemos hablar de las pirám ides y de su proceso curativo... no de modo irónico, ni siquiera con tonos de disculpa. La idea de que la forma del espacio en la cual podemos exponer una paite o la totalidad de nosotros m ism os parece encajar dentro del dominio científico del mismo modo en que la forma de un instrum ento acepta su tono en el terreno de la música.

Con la m ism a legitim idad con la que podemos m encio­nar h istorias de casos en un informe médico, podemos dirigir n uestra atención a los inform es de personas que han experim entado algún aspecto curativo a través del uso de pirám ides. Es m ediante esta inform ación que noso- tros obtenem os un m ayor conocim iento del fenóm eno de las pirám ides.

Uno de los casos m ás in teresan tes de curación le sucedió tt uno de nosotros, a Ed P ettit. El fenóm eno curativo fue tan poco usual que el bien conocido médico que atend ía su caso nos dio jiermiso de usar su nombre, nos proporcionó placas de rayos X e hizo que el hospital donde se atendió el ruso elabora un inform e para que pudiéram os usarlo en ttiite libro.

Yo (Ed P ettit) había com pletado la base de 5 por ñ para uiiu pirámide exterior y estaba cortando la m adera para el interior cuando mi m ano derecha resbaló hacia la hoja ile la sierra circular. Mi esposa me llevó a la sección de em ergencia del hospital. El médico de guardia inspeccionó lu mano y afirm ó que debido a la gravedad de las lesiones yo necesitaría de los servicios de un cirujano plástico re- • i instructivo para rehacer la mano.

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152 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

T res horas y m edia después llegó el doctor W. E. D alton y fui llevado a la sala de cirugía. Más tarde me dijeron que muy posiblem ente habría que am putar las dos fa lan ges finales de los dedos m edios, ya que los vasos sanguíneos que llevaban sangre a la punta de los dedos no podrían desem peñar su s funciones por haber sido virtualm ente destruidos.

El registro de operaciones del hospital informa:Paciente con Je frión en dedos de la mano derecha, producida por

una sierra. Presentó fracturas y laceraciones múltiples. Se aplicó vacuna antitetánica, se sum inistraron antibióticos, y D c t a d i n a después de un bloqueo satisfactorio. Presencia de dos laceracio­nes menores: una en el dedo meñique y otra en el índice. El dedo meñique estaba un poco estrellado. Se desligó y cerró con P r o l e n o 5 / 0 . Las laceraciones del dedo menique en la falange distal eran de un centímetro de longitud. Se cerró después de desligar los dedos de la piel. La lesión más grave se produjo en el dedo cordial, que presentó dos laceraciones: una de tres centímetros sobre la arteria digital radial y cruzando to<la la punta del dedo hasta la superficie lateral. La laceración, de tres centímetros de longitud se asentaba en la arteria digital radial y cruzaba la punta del dedo hasta la superficie lateral cubital. Se desbridó. Se hizo la sutura con P r o l e n o inter’rumpto. Además tenía uva laceración de 2.5 cm v n el dedo cordial, en la. unión de las falanges media y distal. Fue igualmente desbridada y se ligaron los vasos para cohibir la hemorragia. l*a funda se cerró con P r o l e n o 5 / 0 interrupto. El paciente tenia una herida por desgarro, de 3 cm en el dedo anular, que se extendía desde el lado dorsal. No se a / e c í a r o » i los haces neurovasc.ulares. Después de una desbridación e irrigación satis­

factorias también se cerró con P r o l e n o 5 /0 . Las fracturas múlti­ples en las falanges distalcs de los dedos anular y cordial se fijaron con R i o r d a n o , se limpiaron y cubrieron con vendaje. Se dio instrucciones al paciente, se prescribieron analgésicos y anti­bióticos. Se citó jHira revisión posterior de las lesiones.

Los rayos X m ostraron que las fa langes, los huesos ex ­trem os de los dos dedos, estaban destrozados así como los tendones, lo que posiblem ente im posibilitaría el m ovi­m iento de los dedos extrem os aun si llegaran a salvarse.

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EL FENÓMENO HE LA CURACIÓN

D urante las dos noches sigu ien tes me sen té con la mano dentro de una pirámide de cartón por espacio de una hora cada noche y después volví a v isitar al médico para ver si había infección.

Se me dijo que posiblem ente habría que am putar el extrem o de uno de los dedos desde la articulación. El otro dedo parecía guardar un estado más satisfactorio , en cuanto a l abastecim iento de sangre. Continué tratando mi mano en la pirámide.

Cinco días más tard e regresé a la oficina esperando llegar a casa con un dedo m enos. Cuando me quitaron los vendajes del dedo encontram os para sorpresa de todos, que el extrem o de color negro había recuperado su color natural con excepción de una pequeña porción. Obvia­m ente no fue necesario am putar el extrem o del dedo pero se pensó que ta l vez se necesitaría un injerto de piel para cubrir la porción negra que quedaba. U na sem ana más tarde se determ inó que no se necesitaba el injerto ya que parecía que la porción negra era un tejido que podría cubrir la parte dañada.

El 2 de noviem bre «le 1975 regresé al consultorio del doctor y él ordenó que me tom aran un juego de placas de rayos X para mi uso personal. Los rayos X m ostraron que los huesos habían crecido nuevam ente, según lo indica el informe médico. Al escribir esto, s ie te sem anas después de la lesión , puedo m over los dedos y parece que pronto recu­peraré el uso total de la mano, algo que el médico no creía que fuera posible.

He m antenido la m ano in term itentem en te dentro de una pirám ide desde que ocurrió el accidente y atribuyo la curación y la regeneración de los tejidos y huesos, de los tendones y de los vasos sanguíneos no solam ente a la habilidad de un excelen te cirujano sino tam bién a los poderes curativos de la pirámide.

Tam bién he obtenido otro beneficio del uso de la pirá­mide. El dedo m eñique de la misma mano resultó dañado hace algunos años y nunca recuperé la sensibilidad nor­mal en el mismo. Ahora ha vuelto casi totalm ente a la

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El. PODER SÍQUICO I)E LAS PIRÁMIDES

s e n s i b i l i d a d n o r m a l : p u e d o s e n t i r e l c a l o r , e l f r í o y l a p r e ­s i ó n . H a b í a t e n i d o q u e d e j a r d e u s a r e s t e d e d o p e r o a h o r a n u e v a m e n t e v u e l v o a e m p l e a r l o .

E l 6 d e n o v i e m b r e d e 1 9 7 5 e l d o c t o r W . E . D a l t o n n o s e n t r e g ó l a s i g u i e n t e c a r t a :

Fui Humado el 9 de septiembre de 1975 para tratar al señor Pettit de las Ustiones causadas por una sierra en los dedos índice, cordial, anular y meñique de la mano derecha con múlt iples lace­raciones y fracturas de las falanges distales de los dedos anular y cordial. En la sala de cirugía desbridamos y cerramos, c o m o primera medida, las laceraciones de todos los dedos. Se le Jijaron internamente las fracturas de los dedos anular y cordial, tíabia un desplazamiento preoperatorio bastante marcado de estas fra c ­turas. Postoperatoriamente ha evolucionado muy bien. La opera­ción ha sido notable por la falta de complicaciones. Tuvo una pequeña magulladura en el dedo cordial, resultante de la tnala circulación en un área al principio de la cirugía inicial; sin embargo, ha sanado muy satisfactoriamente. Notoriamente hay poca inflamación.

A la fecha, cerca de dos meses después de la cimigia, el paciente tiene cierto movimiento en las articulaciones interfalángicas dis­tal y proximal de los dedos lesionados. Creo que veremos una. constante mejoría la que parece presentarse de u n modo bastante acelerado.

D e s p u é s e s t á n l o s i n f o r m e s d e o t r a s p e r s o n a s q u e h a n t e n i d o e x p e r i e n c i a s c u r a t i v a s s i m i l a r e s :

Ture una luxación en el cuello y el hombro. Me senté, en la pirámide durante quince minutos y después durante treinta mi­nutos el mismo dia. Ayudó a aliviar la tensión y finalmente desapareció al siguiente dia.

J o N o v a k d e O k l a h o m a C i t y n o s d i c e :

Durante varios años he suj'rido de dolores en la espalda a causa de heridas accidentales, agravadas sin duda por la tensión y el s t r e s s . No puedo recordar cuánto tiempo ha pasado desde que he estado libre de este dolor. En la noche del 20 de octubre pasé cuarenta minutos en la pirámide del señor Pettit e inm ediata •

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E l. FENÓMENO DE LA CURACIÓN

mente (uve alivio del dolor, me sentí totalmente relajado y tuve la mejor noche de sueño de que haya disftmtado durante mucho tiempo. Ahora me encuentro libre del dolor y estoy m uy agrade­cido.

D espués de pasar aproxim adam ente trein ta m inutos en nuestra gran pirám ide exterior, Leonard A nthony nos escribió la sigu ien te nota:

Sentí alivio del dolor en la espalda, no puedo determinar si fu e la postura en la silla o la. atmósfera, pero el dolor desapareció.

Me sentí mareado al levantarme, aunque había practicado la respiración profunda en la pirámide., me sentí falto de aliento ai salir al aire libre.. Media hora después todavía no recuperaba el aliento.Los problemas de la espalda se redujeron a una cuarta parte de lo aue eran inicialmente.en las hojas de té es que ex isten aparentem ente fuerzas que pueden dom inar condiciones que habíam os conside-

Tom G arret nos habló de su experiencia con la fractura del dedo de un pie:

Tuve un accidente casero cuyo resultado fue la. fractura del dedo de un pie. til dedo se había atorado en la pata de. una silla y se torció hasta form ar ángulo recto. Pude escuchar claramente el ruido producido por la fractura. De inmediato se inflamó y me dirigí a m i pirámide de 1.80 m. de altura, con la esperanza de tener algún alivio, con el dolor que aumentaba a cada paso. Des­pués de quince o veinte m inutos noté un aumento en el dolor y una sensación más acentuada de palpitación. Esto continuó du­rante diez minutos, después pareció d ism inuir el dolor al palpi­tar con cada latido del corazón. Cuando cesó el dolor, permanecí en lo pirámide durante otras dos horas y dormí una siesta. Cuando desperté, no sentí el dolor y la inflamación había dism i­nuido notoriamente. Prolongué el tratamiento por una hora más aquella noche antes de ir a la cama. A la mañana siguiente, la inflamación había dism inuido y pude caminar normalmente casi sin molestias.

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1 5 6 EI. PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

•Jan Norria de Tucson leyó nuestro libro The Secret Poíver o f P yram idsy inm ediatam ente construyó una e in i­ció su s investigaciones.

La pirámide me ha dado un nuevo interés en la vida, es ni y o apasionante.

Edith Sayre A rm strong, en un artículo publicado e l 4 de diciem bre de 1975 en el A rizona D a ily S ta r , cita a Norria cuando dice: “La pirám ide es sorprendente. D es­pués de poner mi crem a facial en el interior, la usé en un lado de mi rostro y borró las arrugas” . El artículo de A rm strong continúa: “no se exciten m ucho por esto: pero coloqué un rollo de papel m etálico en la pirámide y le di un trozo a una am iga que durante años había tenido do­lores en la cadera y en la s rodillas. S e colocó el papel m etálico en la cadera y las rodillas y después de hora y media el dolor había desaparecido por prim era vez en años. Más vale que no lo tom en al pie de la letra ya que no sé cuál será el efecto a largo plazo”.

M ary ten ia una ú lcera en el interior de la boca. Le había causado bastante incomodidad durante tres o cua­tro días. E lla se enjuagó la boca con agua que había sido tratada durante trein ta días en una pirám ide de 1.80 m. Se enjuagó an tes de retirarse a dormir y notó una palpi­tación e intensificación del dolor en el área alrededor del lugar m olesto. D urante el s igu ien te día sin tió claram ente esta palpitación. El dolor subsistió durante el resto del día pero a la m añana sigu ien te había desaparecido. El área afectada de la boca había sanado com pletam ente.

Leah Ingram de Oklahoma City nos escribe:E l i de septiembre sufrí una caída y me rompí el tobillo iz­

quierdo. Espero que el doctor m e permita, copias de los rayos X para podérselas enviar (el doctor le proporcionó las placas). Tengo 52 años de edad y nunca me había roto un hueso, excepto en u n o d e l o s brazos. Mi doctor dice que debido a. mi edad por lo menos tomaría ocho semanas para soldar y tal vez más tiempo. Dave me construyó una pequeña pirámide para colocarla en la

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EL FENÓMENO DE LA CURACIÓN 157

caima y que yo pudiera tener la pierna adentro. Encontramos , sin embargo, que yo tenía que poner ambas piernas en la pirá­mide para poder acostarme. Mi esposo cortó una cruz en la p i ­r á m i d e y yo metí ambas piernas, con la pierna lesionada des­cansando en u n cojín para levantarla y ayudar a sostener el peso del enyesado.

La pierna no me lastimó cuando la puse dentro y apenas se inflamó. Después de que estaba yo en pie durante el día la pierna se sentía un poco oprimida por el yeso, pero a la mañana siguiente amanecía bien. A l cabo de dos semanas le dije al doctor que la pierna ya no me lastimaba y que me pastaría sacar una placa de rayos X para asegurarme de que estaba bien. Él me dijo que no, que ni los niños sanan con tanta rapidez. ¿Vo regresé a ver al doctor la siguiente semana porque estaba tan atrasada en mis quehaceres domésticos que me quedé en casa para levantar todo. La pierna no me molestaba salvo por el peso del yeso.

Cuando regresé al doctor, el 18 de octubre, le pedí nuevamente que sacara una■ placa de rayos X de la pierna. En esa. placa noaparecían señales de la fractura de m i pierna. É l colocó la primera /daca sobre la segunda paro. comprobar el área donde había ocurrido la fractura y estar seguro de que no había pasado nada por alto. Opinó que realmente yo debería ser una persona muy saludable y estar en m uy buena form a. Le dije que había sabido las escaleras de la casa desde la segunda semana y que n i un solo día había dejado de trabajar desde que me rompí la pierna. É l pensó que era algo notable, especialmente porque n o t u v e ningún dolor durante lodo ese tiempo.

A lgunos inform es m encionan el alivio y elim inación de los dolores de cabeza y tam bién el alivio de la tensión.

Un dolor de cabeza m uy malo. Me senté en mi pirámide durante cerca de veinte minutos y la cabeza mejoró considerablemente. Todavía quedó un resto del dolor, pero ya no era tan abrumador.

Después de sentarme en la pirámide por u n rato me sentí somnoliento, relajado y se despejaron m is senos nasales.

Después de completar m i pirám ide de 1.80 m., sentía bastante dolor en la pierna y en los músculos de la espalda. Después de

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158 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

colocar los cuatro costados, me senté dentro durante algunos minutos y noté que retornaban mis energías; me sentí tan mejo­rado que no noté que ya no me dolían los músculos sino hasta en la noche.

Joe Wall de M ilwaukee nos dice:Probablemente ustedes recordarán a mi amiga que tenía, un

caso m uy grave de soriasis en la m a n a derecha y en la parte de atrás del cuello. El tiempo que ella pasó en la pirámide , la c o n ­c e n t r a c i ó n , oraciones y la creencia en la ayuda in fin ita ha cu­rado la soriasis de su mano. Ella tiene todavía una leve área roja en el cuello pero también está desapareciendo. Además, durante el último mes, había, tenido mucha flem a en la garganta, producto de una afección de sinusitis que le provocaba tos y ahogo. Ella empezó a pasar una hora, diaria en la pirámide y ahora el problema está completamente eliminado. ¡Estos son he­chos reales!

Tam bién afirm a que la pirám ide ha sido de ayuda para su madre:

Hicimos que m i madre pasara algún tiempo en la pirámide. Ella dice que sus nervios están más calmados y que tiene una sensación clara de bienestar después de salir de la pirámide.

Tom G arrett nos escribe acerca de un aniipo que usó su pirám ide para aliviarse del dolor de cabeza:

El sujeto tenía un dolor de cabeza por haber estado expuesta al sol toda la tarde durante un juego de fútbol.. Cuando dejó la pirámide afirmó que no había notado nada raro estando adentro salvo el hecho de que lo habían distraído los niños que corrían en el exterior de la casa. Esto sí fu e extraño porque los niños <1 los que se refería estaban a media cuadra de distancia. S u sentido auditivo parecía haberse aguzado. Comentó que su dolor de ca­beza había desaparecido pero que no lo notó hasta que estuvo fuera de la pirámide durante algunos m i n u t o s . Parecía m uy s o r p r e n d i d o y por ser uno de los hombres más escépticos que he conocido su respuesta me interesó grandemente.

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EL FENÓMENO DE LA CURACIÓN 159

Gárrett tam bién nos escribió:Otra persono que fu e sujeto de estudio y que se quejaba de

congestión nasa) se sentó dentro de lo pirámide y más tarde caminó hacia la salo, pora i hform ar que »u respiración era de lo huía libre y fácil.

F recuentem en te nos inform an de sensaciones de en er­gía renovada y la desaparición de la fa tig a tras de estar sentado, durm iendo o m editando dentro de las pirám ides. E sto puede deberse a u n estím ulo electrom agnético. En el artículo “A plicaciones m édicas del m agnetism o”, en el núm ero de octubre de 1972 del B u lletin o f tk e A tom ic S c ien tis ts , el doctor E . H. Frei afirma: “La estim ulación m uscular es un área en la que recientem ente se han lle ­vado a cabo experim entos; los resultados m uestran que prácticam ente todos los m úsculos se contraerán si se e s ­tim ula el campo m agnético de ellos. Se cree general­m ente que el estim ulo e s de naturaleza eléctrica y cau­sado por inducción electrom agnética. Un campo eléctrico producido por un campo m agnético cam biante puede en ­viar una corriente a través de una célu la y de e ste modo estim ular toda clase de músculos.

En el m ism o artículo el doctor F rei c ita la patente otorgada en 1922 a S. M aeshim a de Tokio: “ ...Para transm itir el m agnetism o al cuerpo hum ano, lo cual, dando un pequeño estím ulo a la periferia del nervio y al tejido circular, acelera la circulación de la sangre y la secreción de la piel estim u la el m etabolism o, promo­viendo de e s te modo la salud y alejando las enferm edades o ayudando a la recuperación”.

En su libro C onsciousness, E n ergy and Substan ce in Chriittian H ealing, el doctor Griffith E vans afirma: “Si t.odas las form as de acción están m ediadas por la radia­ción electrom agn ética , en tonces todas las reacciones quím icas, todos los intercam bios m etabólicos, todos los im pulsos nerviosos y el pensam iento m ism o están , por lo menos, acom pañados por cam pos eléctricos. D esde Max

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160 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

Planck se sabe que estos cam bios son intercam bios de cantidades defin idas de en erg ía entre sistem as en reso­nancia m utua. Y dado que e l concepto de intercam bio de energía e s im posible sin el símbolo del ciclo de ondas (Schródinger), debe concluirse que la s configuraciones de los s istem as respectivos son geom étricas, en trelazad as y m edibles”.

A continuación están algunos de los com entarios que hemos recibido con respecto al reposo y la renovación de la energía:

fie padecido insomnio durante varios años y todas las noches he tomado pildoras para dormir. Traté de dormir dentro de una pirámide. La primera noche tomé tres píldoras, la segunda dos , la tercera una. Después dejé de tomarlas. Esto ocurrió hace dos semanas y me siento maravillosamente en las mañanas. Se aca­baron las píldoras para mi.

Puse papel metálico tratado en una pirámide dentro de mi gorro de dormir. Antes tenia problemas para concentrarme pero ahora lo puedo hacer, y ya no me dan dolores de cabeza cuando leo por las noches.

Después de unos veinte minutos dentro de la pirámide parece como si el cuerpo tuviera una carga fresca de oxígeno y energía. Cuando me duermo, el sueño es profundo. Nadie de la fam ilia pasa más de una hora dentro de la pirámide. La sensación de haber dormido tranquilamente parece acompañamos durante algún tiempo.

Sufría una fatiga tan crónica que el doctor empezó a rece­tarme fuertes dosis de vitamina B -12 para estimularme. Des­pués de empezar a dormir dentro de la pirámide he encontrado que puedo pasarla s i n l a s i n y e c c i o n e s .

Florence McClure es una enferm era titu lad a que ha desem peñado su profesión desde 1925. Se interesó en las pirám ides y ordenó la fabricación de una pirám ide de dos m etros de a ltura, de p lástico rígido, color verde, la cual colocó en el patio trasero de su casa. A continuación re­

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EL FENÓMENO DE LA CURACIÓN 161

producimos una breve en trev ista con e lla acerca de sus experiencias curativas:

-¿Qué nos decía acerca de su mano?-L a m ayor parte del tiem po sufría dolores en las m a­

nos. D espués de usar la pirámide durante unos vein te m inutos al día por dos d ías consecutivos, experim enté alivio. D espués em pecé a perm anecer en la pirám ide du­rante dos y media horas y desde en ton ces no he tenido dolor. El dolor ha desaparecido com pletam ente. También ten ía una infección en la vejiga que desapareció después de dos sesion es de vein te m inutos. Y ya no siento tensión en la espalda. No ten go dolores, no tengo m olestias, no tengo dolores de cabeza.

-¿Cuándo fue que estu d ió para enferm era?-T om é mi curso de enferm ería en 1925 y me he dedi­

cado a esa profesión durante todo e ste tiem po.-¿N os decía algo acerca de una amiga?-S i, mi am iga tien e 83 años de edad. E lla vino a verm e

pura sen ta rse dentro de la pirám ide. Había tenido pro­blem as con su presión san gu ín ea . Pasó trein ta m inutos dentro de la pirám ide y se estab ilizó su presión. E lla me dijo que se sen tía muy apacible y tranquila. E staba m uy entusiasm ada de lo bien que se sentía .

-¿Tam bién nos decía algo acerca de su Hija?-M i hija se lastim ó la espalda. Sufría de fuertes dolo­

res. Em pezó a pasar de ve in te a tre in ta m inutos dentro de la pirám ide todos los d ías y ahora el dolor ha desapa­recido. E stoy de acuerdo con usted es en lo que dicen res­pecto a los doctores. N adie debe olvidar la atención mé­dica y deben segu irse estrictam en te las órdenes del mé­dico. N unca lograrán ten er fe en nada si abandonan a sus doctores, pero creo que la forma piram idal puede ser de gran ayuda. E s sorprendente, cuando la gen te sale de la pirám ide todos dicen lo mismo: “ Me siento m uy bien... tengo m ás energía... han desaparecido los dolores y mo­lestia s”. Yo sé cómo me sen tí. E stab a tan ten sa . Tal vez haya sido el dolor en la s m anos, pero es curioso, palpi­taba como si fuera un dolor de m uelas en am bas manos...

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Ustedes? saben, dan granas de correr con las m anos en el aire. En realidad fue m ilagroso, perder la conciencia de todo, dejar de sen tir el dolor.

U na discusión sobre la s pirám ides y las curaciones sería incom pleta si no m encionáram os a T ilom as Thomp­son de Vancouver, Canadá, un hombre notable que du­rante cincuenta años se ha dedicado a curar y ayudar a otros. Su habilidad curativa le ha ganado una gran can­tidad de adm iradores. D urante su medio siglo de curar ha tratado con muchos m étodos pero él mismo se apre­sura a señ a lar que: “G eneralm ente lo que me produce resultados es la unión del curandero y el adm inistrador. La com prensión del concepto y la aceptación de los m éto­dos son im portantes para recibir una cura definida, ya provenga de un médico, de un sacerdote o de cualquiera de los d iferentes m étodos curativos que se suelen ofre­cer’'. afirm a, y añade: “en realidad los mism os pacientes son la prueba final. Con mucha frecuencia el paciente no sabe que ex iste un poder que puede lograr los resultados deseados”.

Thompson ha usado pirám ides y conos durante m uchos años en su trabajo curativo. En algunos casos ha dem os­trado que los conos trabajan m ejor que las pirám ides. Le pedim os que nos relatara alguna de su s experiencias cu ­rativas con pirám ides y con conos. Fue muy am able en perm itirnos usar las s ig u ien tes experiencias en e s te ca ­pítulo sobre las curaciones. Los casos son m ás in teresan ­tes relatados con sus propias palabras. El prim er caso se refiere a un aparato sem ejan te a un pulmón de acero con pirám ides colocadas encim a de la caja:

L a cajú tenia forma de un pulmón de acero del cual se podía sacar la cabeza. Encima de la tupa se colocaron tres pirámides. Todos los que usaban esta cajú informaban que la tensión pare­cía alejarse en dos o tres minutos. Se relajaban tanto que inm e­diatamente dormitaban. Generalmente yo los despertaba veinte m inutos o media hora después.

162 E L PODER SÍQUICO DE LAS PIRAMIDES

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i ; l f e n ó m e n o d e l a c u r a c i ó n

Un anciano caballero acostumbraba dormir todos los sábados m i lo mañana. Era administrador de uno de tos hoteles del cen­tro de la ciudad y habitual mente estaba sobreexcitado con todas tus cosas que ocurrían en el hotel. Permanecía aquí durante una hora y salia. rejuvenecido y vibrante, listo para otra semana de trabajo. Tenía '‘solamente" 83 años de edad.

Muchos que usaron, la caja encontraron alivio para una gran cantidad de síntomas de los cuales no podían desprenderse de ningún otro modo. La caja parecía darles nueva vida y energía. Sus mentes parecían librarse de muchas problemas. Las cura­ciones con las pirámides y los conos tienen un efecto más defi­nido cuando se construyen éstos para resolver las necesidades de tu persona que requiere ayuda. Yo incorporo los sentimientos del individuo en el cono o pirámide. Entre los conos y las pirámide*, los conos resultaron ser más adecuados para el trabajo.

He encontrado que el cono y la pirámide usados de modos diferentes, colocados en la cabeza, en los pies, en el abdomen o dondequiera que la persona esté experimentando dolor, pronto lo alivia .

Un amigo que me había ayudado a demostrar los conos en muchas ocasiones trató de que su esposa probara uno de ellos pora las hemorroides que le sangraban. Ella tenia varios años de nutrir esta molestia. Se había agravado tanto qxie el doctor re­comendó el uso de la cirugía. Mi amigo llevó el cono a su casa pi ro su esposa lo arrojó a un rincón porque pensó que era peli­groso y no quería ni siquiera acercarse a él. No se atrevió a echarlo f ie r a de la caso porque sabía que su esposo se enojaría mucho. Un día estabu haciendo el quehacer de la casa y tomó asiento panx descansar. Tuvo una sensación curiosa alrededor t/c las hemorroides, pero cuando se levantó para ver qué pasaba, cesaron las molestias, por lo que se sentó nuevamente para tornar su té. Una vez sentada, nuevamente tuvo la sensación. Extrañamente, cada vez que se levantaba se detenían las moles- lias y cuando se sentaba empezaban nuevamente. Intrigada, buscó y encontró que el cono estaba abajo de su silla. Al si­guiente día deliberadamente se sentó en la sillo, con el cono en la parte de abajo.

Ella tenia cita con s u médico para decidir si la cirugía reco­mendada tendría lugar una o dos semanas después. El examen

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164 E L PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

reveló que las hemorroides se habían enjutado y que ya no había necesidad de la operación. E l médico le pidió que volviera una semana m ás tarde para revisarla. Durante esa semana , todas las mañas se sentó en la silla con el cono en la parte inferior. Cuando fu e a ver al doctor nuevamente, sabía, de antemano lo que él iba a decir porque se sentía ya m uy aliviada. Sentía como si todo su cuerpo hubiera cambiado. El doctor confirmó sus im­presiones. No había ya necesidad de operación.

Otra victoria de ¡a pirám ide fu e sobre una dama que durante años había sufrido anormalidades en la lengua. Ello afectaba su sentido del gusto, su habla y su alimentación, además de que sufría dolores en la garganta y la lengua estaba hinchada y de un color café obscuro. Temía que estuviera haciéndole perder el tiempo, pero probamos la pirámide sobre, su garganta estando ella acostada en el diván. Se colocó la pirámide de manera que la punta quedara directamente encima de su garganta.

Le recomendé que usara, la pirámide durante media hora todos los dias y que me llamara por teléfono si había algún cambio. Dos días más tarde me llamó para decirme que el dolor había desaparecido y que el color de la lengua había empezado a cam­biar en el área de las raíces, aunque la punta todavía estaba di­color obscuro. Se le instruyó para que continuara, con los trata mientas. Al día siguiente me llamó y me pidió que fuera a verla. Cuando llegué me mostró l a l e n g u a . Estaba m uy excitada. La lengua había recuperado su tamaño y color normales y nueva­mente podía sentir el sabor de la comida. Además, como una ganancia extra, había mejorado su vista.

E l cono y la pirámide jugaron un papel definitivo en el resta blecimicnto y confianza de una joven que era propietaria de un salón de belleza en el centro de Vanc.ouver. Ella me explicó que su negocio significaba mucho para ella puesto que había, inver­tido 25 mil dólares en tres años de duro trabajo. Me contó acerca de un accidente peculiar que había tenido la semana anterior.

Había olvidado algo en su casa y salló de¡ automóvil olvidando poner el freno de mano. Frente a su casa había dos grandes pilares de cemento. Trató de apoyarse en el automóiúl para dete­nerlo pero la. pendiente de la calle era demasiada y el coche la arrojó sobre los pilares. E l brazo quedó prensado en una co­lumna de cemento y se fracturaron los huesos desde la muñera

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HL FENÓMENO DE LA CURACIÓN 166hasta el codo. Alguien la llevó al doctor, pero éste le dijo que pasaría un año antes de que pudiera usar la maño y el brazo. Le

\ Colocó un baño de yeso m uy pesado, diciéndote que era necesario que el yeso llegara hasta el hombro para mantener el codo en un lugar fijo . Pero también le hizo ver que el problema era que los huesos del codo estaban tan triturados que tal vez fuera necesa­rio quitar el yeso para operarla y sacarle las pequeñas esquirlas de hueso. Asi es que no debería esperar tina recuperación rápida.

| Esto significaba para ella echar por la borda tres años de es­fuerzos. Temía que las chicas que la ayudaban en el salón de belleza quisieran trabajar por su cuenta y ella se quedara en la ruina. Un amigo mutuo le recomendó que viniera a verme en busca de ayuda.

Después de una larga conversación, la persuadí de que trata­ría de ayudarle en lo que pudiera. Pero por supuesto no podía, garantizar su recuperación a menos que ella especificara una fecha definida como objetivo para su total recuperación. EUa calculaba un plazo entre seis semanas y seis meses como lo ade­cuado. Desde luego ella prefería seis semanas, pero parecía que kcis meses era un periodo más realista. Estaba m uy preocupada respect o a que yo fuera totalmente honesto del periodo del t iempo del tratamiento y temía que le diera un plazo que no pudiera cumplir.

Le dije que en seis semanas estaría nuevamente en su salón de belleza. Esto pareció darle una esperanza, en vez de la depresión con la que había entrado a m í consultorio. Me dijo que estaba de acuerdo con ese programa. Entonces le dije que. tenía que hacer dos cosas: 1) usar la pirámide y 2) usar el cono. Añadí que si los usaba como le decía estaría sorprendida de los resultados. EUa se mostró sorprendida de que yo no le dijeru que iba a rezar o a hacer alguna otra cosa además de usar la pirámide y el cono pero yo le dije que si alguien tenia que rezar sería ella, misma.; yo solamente le ofrecía las pirámides y los conos.

Una semana más tarde ella, regresó para decirme que desde la primera noche había desaparecido el dolor y que ya no lo tenía ni en el codo ni en la mano. La segunda semana me llamó por (> léfono para decirme que empezaba a sentir vida en su m a n o y ¡tara la tercera semana el doctor estaba dispuesto a cambiar el molde de yeso porque había disminuido mucho la inflamación.

Parecía que había soldado la fractura del brazo, que las es­quirlas desaparecieron y que. el codo esta ba libre. Para la cuarta

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EL i>ODER SÍQUICO DE LAS PIRAMIDES

semana ya estaba en el salón de belleza y en la quinta semana podía ofender personalmente a sus dientas. Al cabo de las seis semanas el hombro, mono, codo, muñeca, todo en fin , estaba en perfecto orden y trabajaba sin ninguna- molestia. Después de la curación colocó uno. serie de pirámides en un entrepaño situado encima de los asientos donde sus dientas esperaban su turno. Encontró que esto las relajaba mientras aguardaban.

['na mañana me llamó un joven m uy atlético y me preguntó si podía hacer algo para tratar a niños retardados. Me dijo que tenia n treinta niños de edades entre los 9 y los 16 años. Todos ellos eran retrasados y él pensaba que pasarían dos años antes de poder lograr algo de cualquiera de ellos. Había oído hablar de los conos y se preguntaba si sería posible que el grupo recibiera ayuda, colectiva. Le sugerí visitar su institución para ver exac­tamente en qué podía ayudar. Llevé con migo treinta, conos y le pedí que se colocara una gran pirámide en el centro de la habita­ción. Me conmovió el estado de los niños. Me dijo que habían estado a s t t cargo durante dos años. Tenia contrato para atender a los niños hasta que estuvieran lo suficientemente bien como para marchar a sus casas. Tenia una lista de espera de otros ¡60 niños. Tero no podio atender a más de treinta simultáneamente. Lo acompañé a visitar su institución y observé que en cada habí tación existía lu. posibilidad de colocar un cono. Me advirtió que n o l o s pusiera en sitios m uy accesibles porque algunos de sus pacientes tenían el hábito de romper todas las cosas movibles. Coloqué algunos fijo s y dejé algunos sueltos, sugiriéndole que en ocasiones podría, poner los conos en los pies o en el abdomen de los niños. Para mi sorpresa, antes de que pasaran treinta días me llamó para tfue fuera a verlo to n pronto como fuera posible. Citando llegué se mostró excitado acerca de los conos. Parece que hubo tanta mejoría en aquel mes que muchos de los padres de­seaban regresar a los niños a sus casas inmediatamente.

Los conos parecieron producir una mejoría tan amplia, que me pregunté qué hubiera ocurrido si los conseruaba. Pero el joven ya había perdido el control de la situación y me pidió que me llevara los conos.

lie observado los efectos de las pirámides en los animales, espe­cialmente en caballos. Tengo un amigo que es entrenador de caba­llos de carreros, los cria y atiende caballos enfermos. El me prc-

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h¡L FENÓMENO L>F. LA CURACIÓN 1«?

puntó si yo creía que las pirámides pudieran ayudar « los caba­llas. Le sugerí que colocara ana pirámide en cada cuadra encima del comedero. Él había aprendido a usar el péndulo y ello le demostró la diferencia después de una sola noche. Encontró que l/u no necesito ha asistir u los caballos enfermos más de dos o tres d ias en situaciones que antes le tomaban semanas. Mientras m i- raba correr a u n caballo un día, me dijo que aquel caballo tenia niiterionnentc dificultades respiratorias y al poco tiempo de co­rrer empezaba a resoplar. Ahora, como pude comprobar, corría normalmente.

La» pirám ides parecen ser beneficiosas para nuestros anim ales dom ésticos, especia lm ente para un gran pastor alemán. Aun cuando liem os experim entado con las pirá­mides durante varios años, no le perm itíam os pasar den­tro de ella ya que continuam ente llevábam os a cabo e x ­perim entos. Pero cuando construim os la gran pirám ide exterior, se le perm itió pasar algún tiempo adentro. Pa­recía esta r ansioso de hacerlo y aprovechaba cualquier oportunidad para entrar. D urante m ás de un año había estado parcialm ente inválido por la artritis, pero después de perm itirle entrar a la pirám ide em pezam os a notar una gran d iferencia en su s m ovim ientos. Ahora, por primera vez después de muchos m eses m ostró deseos de ju gar y correr.

N um erosas personas nos han escrito acerca de sus ex­periencias con an im ales dom ésticos y las curaciones que han logrado al exponerlos al espacio piramidal:

En estro perro Sham parecía, tener asma o un problema respi­ratorio, especialmente cuando se excitaba. Esta noche nos perca- tamos tic que esto no ha ouefío a ocurrir desde que se le permite estar en la pirámide con nuestro hija.

E l asm a fu e m en cion ad a por F loren ee M cClure cuándo la en trevistam os: “ Mi pequeño perro, un Boudon terr ier ten ía asm a y todos los dias sufría ataques; no podía recuperar el a liento. Desde que lo m eto a la pirámide conmigo no lia vuelto a padecer asm a. Y tam bién tengo un

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168 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

poodle que ha tenido dolor crónico de la garganta desde que le quitaron las am ígdalas. Desde que em pezó a entrar a la pirám ide ya no ha tenido m ás problem as y su gar­gan ta e stá com pletam ente sana".

Nuestro cocker spaniel tiene diez años de edad y durante niu - dios años ha sufrido de un grave reumatismo. Le construimos una nuera perrera en forma de pirámide y ahora empieza a mostrar algún alivio.

Nuestro perro duerme, en el gara je junto a la pirámide y su pelo ha adquirido brillo y hermosa apariencia. Parece más salu­dable y se siente mucho mejor que antes.

A lgunas g en tes han m encionado que han logrado efec­tos benéficos al tratar papel m etálico dentro de la pirá­mide y colocarlo debajo de la cam a de los perros. Una persona puso el papel m etálico así tratado en la jau la de su pájaro y nos inform ó que han cesado de caérsele las plum as y que nuevam ente h a em pezado a cantar.

La curación de anim ales y de seres hum anos fue m en­cionada por la doctora Olga Worrall en la p lática que m encionam os anteriorm ente: "con los años he descu­bierto que e s ta fuerza curativa no sólo es eficaz para curar a los seres hum anos, sino tam bién a los perros, a los gatos, caballos, pájaros, pollos y aun a p lantas que responden a esta m isteriosa en erg ía”.

Si el uso de las pirám ides es benéfico para los anim ales como parece, esto debe ser una gran noticia para todos los que am an a los an im ales, incluyéndonos a nosotros mism os. Pero fue particularm ente in teresan te en estos inform es la evidencia de que tratam os con algo m ás que enferm edades de tipo sicosom ático. Si los seres h um a­nos dicen recibir beneficios curativos que no pudieran producirse en los anim ales, tenderíam os a sospechar que la pirámide no era sino un placer efectivo. Pero parece que este no es el caso.

Hem os recibido m uchos otros inform es que no m encio­nam os sim plem ente porque m erecen m ás investigación .

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El. FENÓMENO DE LA CURACIÓN 169

Algunos de estos casos tien en que ver con enferm edades muy graves como el cáncer, la tuberculosis, la d iab etes y

facciones cardiacas. Debido a la seriedad de e s ta s en ­ferm edades y al hecho de que no tenem os inform ación

ocum entada, no las hem os discutido por tem or a ofrecer a alguna persona lo que pudieran ser fa lsas esperanzas.

En estos dos capítulos sobre curaciones hem os relatado nuestras propias experiencias y las de otros y hem os tr a ­tado de ofrecer alguna explicación al mismo tiem po. No hay nada m isterioso en n u estras explicaciones... E stam os seguros de que ta l vez pequé de parcialidad. Pero hem os tratado de ofrecer datos científicos h asta donde es posi­ble con la esp eran za de que puedan ofrecer un marco de referencia para in vestigacion es más avanzadas.

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Alquimia de la nutrición11

Las pirám ides no cam bian los m etales básicos en oro sino que llevan a cabo su propia clase de alquim ia con los alim entos. Tal vez en un mundo ju stam en te preocupado por producir suficientes a lim entos y preservar de la con­tam inación los que tenem os, él papel «le la pirám ide será m ás im portante que el cam bio de la estructura de los m etales. De cualquier modo, si alguna vez tenem os éxito en fabricar oro, no pasaría m ucho tiem po an tes de que su valor no superara al de los otros m etales. Por otra parte, n uestras necesidades sobre alim entos continuarán in ­ore m e n tá n d os e .

D urante m ás de tres años hem os usado pirám ides para deshidratar d iversos frutos y vegeta les. A unque la ta sa de deshidratación no es siem pre la m ism a, puesto que en algunas ocasiones toma mayor tiempo que en otras, los a li­m entos parecen no descom ponerse dentro de la pirámide. Cuando están com pletam ente secos, pueden ser alm ace­nados durante un periodo de tiem po indefinido. A juzgar

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ALQUIMIA DE LA NUTRICIÓN 171

por el núm ero de recien tes artículos en los m agazines y en diversos libros sobre el arte de desh idratar y alm ace­nar frutas y vegeta les, e se método de conservación de los alim entos e s tá ganando nuevam ente adeptos. La pirá­m ide sirve como un medio efectivo y sim ple para lograrlo. La carne tam bién se deshidrata m uy bien dentro de las pirám ides. N o hem os experim entado descom posición de la carne ni hem os tenido inform es de su descom posición por parte de otras personas que han usado la pirám ide para e ste propósito.

L as pruebas del laboratorio dem uestran que el creci­m iento de m icroorganism os se retarda o se d etien e com­p letam ente dentro de las pirám ides y la descom posición no ocurre en ausencia de las bacterias. H em os puesto carne desh idratada en alacenas sin refrigeración y la hem os comido m eses después. Su sabor es tan bueno como cualquier carne seca de res o de venado y parece aun m enos dura. Hem os encontrado que el papel alum i­nio puede tratarse dentro de una pirám ide durante va­rios d ías para usarse como un su stitu to de lu pirám ide. A parentem ente absorbe la en erg ía piram idal y puede conservarla durante varios días. Los artículos a lim en ti­cios incluyendo carne, envueltos en papel alum inio tra ­tado, pueden con servarse sin refrigeración durante algún tiem po. Sin em bargo, para determ inar e ste periodo de tiem po se aconseja hacer algunos experim entos con la propia pirám ide, ya que intervienen diversos factores y puede variar el tiem po. Hem os encontrado que el papel alum inio absorbe una carga óptim a en aproxim adam ente catorce d ías y la conservará fuera de la pirám ide durante aproxim adam ente el m ism o núm ero de días.

Cuando tratam os por prim era vez de guardar alim en­tos sin refrigeración, nos preguntam os si los atacarían los insectos. N os sorprendió agradablem ente darnos cuenta de que los insectos entran a la pirám ide pero la abando­nan al poco tiem po. E sto tam bién ocurre en los alim entos envueltos en el papel alum inio tratado. Los insectos se acercan al paquete, ta l vez lleguen a cam inar por su

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172 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

parte exterior, pero después lo abandonan. Puede ser que haya algo acerca del campo de frecuencia o un efecto resonador dentro de la pirám ide que aleja a los insectos. Tenem os a un am igo que decidió probar las cualidades de la pirámide como repelente para insectos con un grupo de horm igas. Tomó a las horm igas de un horm iguero de su jardín y colocó a lgunas de e lla s dentro de la pirám ide y a otras en el exterior. Cerca de cada grupo regó un poco de leche azucarada. Las horm igas dentro de la pirám ide se acercaron a la leche pero pronto se retiraron y se unieron con las horm igas que en el exterior se apresuraban a tom ar la leche. N u estras p lantas dentro de la s pirám ides han estado libres de insectos, pero en las p lantas de con­trol hem os notado la presencia de a lgunos afidios.

Con respecto a la conservación de la carne, el finado Verne Cam eron de E lsinore, California, m encionado en otra parte de este libro por su s investigaciones hace veinte años sobre los cam pos de en erg ía extraños, exp e­rim entó con la deshidrataeión de carne de cei'do, que se descom pone con m ucha rapidez sin refrigeración. Puso un trozo de carne de cerdo fresca dentro de una pirám ide que ten ía dentro de su cuarto de baño. E sta sería una prueba d efin itiva ya que el cuarto de baño ten ía un e le ­vado contenido de humedad, lo que norm alm ente estim ula la descom posición. Al cabo de diez días, Cameron encontró que la carne de cerdo se había momificado. La comió se is m eses m ás tarde después de que la conservó durante todo ese tiem po en la pirám ide del cuarto de baño. Afirmó que la carne era perfectam ente ingerible.

La pirámide tam bién opera su alquim ia en cuanto a la calidad de los alim entos, m ejorándoles el sabor y en al­gunos casos mejorando su digestión. En el capítulo final se discutirán experim entos con la medición de las dife­rencias en las propiedades de los a lim entos dentro y fuera de las pirám ides. Sin embargo, hem os llevado a cabo un núm ero de pruebas ciegas con sujetos, en las cu ales les hem os pedido que elijan alim entos o bebidas

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ALQUIMIA DE LA NUTRICIÓN 173

que han sido tratados en la pirám ide tom ándolos de en tre otros artículos de control. En cada uno de los casos el artículo experim ental y el de control eran partes igua­les del m ism o artículo alim enticio, o de la m ism a botella en caso de líquidos. N ueve de cada diez personas se lec­cionaron el alim ento tratado por la pirám ide como el de mejor sabor.

“Hay una diferencia definida”, nos dijo un am a de casa popular en tre su s am igos como una excelen te cocinera. “ No se necesita ser un gounnet. para decir que los ali­m entos tratados dentro de la pirámide (ella había hecho la prueba con queso chedar, s ir lo in y aderezo de en sa ­lada) están m ás frescas y tienen m ás cuerpo para quien los prueba”.

Pensando que ta l vez estábam os proyectando m ental­m ente las selecciones adecuadas a nuestros su jetos, lle­vam os a cabo una prueba doble ciega. Pedim os que un vecino m arcara los alim entos de tal modo que nosotros no supiéram os cuál era cuál hasta después del experi­m ento. Ocho de cada nueve su jetos que participaron en la prueba continuaron seleccionando los a lim entos tratados en la pirám ide.

D urante un par de años hem os bebido con regularidad el agua de pirám ide y estam os convencidos que mejoró nuestra d igestión . Uno de nosotros padecía de un con te­nido de ácido clorhídrico muy bajo. Cuando el agua de pirámide se tom a con los alim entos, la d igestión parece m ejorar considerablem ente. A lgunas otras personas nos han escrito inform ando resultados bastan te sem ejantes.

El ácido clorhídrico es una enzim a y esto puede ser una de las razones por la cual la comida sabe mejor, es más fresca y se digiere con m ayor facilidad después de haber sido tratad a en las pirám ides. Se sabe que las enzim as tienen un efecto sobre e l sabor de los alim entos. L a carne preparada con com puestos enzim áticos an tes de coci­narse es m ás fresca y, por supuesto, en el cuerpo la s en­zim as atacan los a lim entos para que puedan ser digeri­dos. Ya que la evidencia parece indicar la presencia de

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17-1 El. PODER SÍQUICO L>E LAS PIRÁMIDES

cam pos m agnéticos m ás poten tes dentro del espacio pi­ramidal. puede ser que estos cam pos m agnéticos en ri­quecidos in teractú en , aum entando la actividad de las en ­zim as.

El efecto de los cam pos m agnéticos sobre las enzim as ha sido am pliam ente estudiado por la herm ana Justa Sm ith, Ph. D., directora de la N atural Sciences Concen- tration en el Rosary Ilill College, de B úfalo, y directora de investigaciones para el Hum an D im ensión» Tnstitute.

Como bioquím ica, la doctora Sm ith sostien e que el fun­cionam iento adecuado del cuerpo está directam ente rela­cionado con el equilibrio apropiado de todos los sistem as enzim áticos del cuerpo. La curación y la conservación de una buena salud, de acuerdo con la doctora Sm ith, están relacionadas con las reacciones m ctabólicas de cada cé ­lula cata lizad as por una enzim a. Las en zim as ju egan un im portante papel en la conservación de la salud, como afirm a la doctora Sm ith, y las enzim as pueden resu ltar afectadas por los cam pos m agnéticos. Parece razonable la h ipótesis de que los cam pos m agnéticos generados o increm entados dentro de las pirám ides son responsables en parte al m enos por la variedad de experiencias cu rati­vas que se nos han informado, por el uso de la s pirám ides en los tratam ientos. E ste tem a se estudió ya en los capí­tulos sobre E l fenóm eno de las curaciones.

En sus experim entos con la doctora Sm ith, en d iversas ocasiones Oskar E stebany trató dos probetas con en zi­m as en solución de agua. U na m uestra era normal y la otra había sido dañada con una lám para u ltravioleta . Una tercera m uestra fue tratada con un cam po m agné­tico de 13 000 gauxR.

En cuanto al modo en que se probaron las soluciones, según explica la doctora Sm ith: “ la actividad fue m edida en un subestrato cromogénico; el subestrato es el m ate­rial sobre el que actúa la enzim a. Insisto en la palabra erornogénica porque, como dije anteriorm ente, e sta so lu ­ción parece agua pero al actuar la enzim a sobre el subes- trato produce una m olécula coloreada, por lo tan to es

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AI.QUIMIA 1)E LA NUTRICIÓN 175

m uy sim ple colocar la m ezcla en un espectróm etro y m edir la proporción en que aum entó el color en la solución”.

Cuando se term inaron las soluciones, se encontró que E stebany había hasta cierto punto “curado” las enzim as dañadas y que había aum entado la actividad de las en z i­m as san as h a sta el m ism o grado en que lo había hecho el campo m agnético aplicado a la tercera probeta.

Se puede señalar otro paralelo én tre los efectos de las pirám ides sobre la s en zim as y el de un campo de fuerza m agnético. H em os tratado plantas con cam pos de ener­g ía creados por medio de un oscilador de m icroondas, un aparato que supu estam ente eleva el ritm o de vibración de las célu las, tejidos y dem ás, por medio del estím ulo de microondas. La tasa de crecim iento de e sta s p lan tas fue muy sem ejante al de aquellas conservadas en la pirá­mide. Presum im os, por lo tanto, que la pirámide y el osci­lador de m ultiondas com partían algunos cam pos de fuerza com unes. Uno de nuestros am igos que tien e una cantidad extrem adam ente baja de ácido clorhídrico en su sistem a y que tiene dificultades para conservarse en peso a causa de la falta de ju gos d igestivos em pezó a usar en su s tratam ientos un oscilador de m ultiondas. En muy poco tiem po recuperó el peso perdido, por prim era vez en mucho tiem po, presum iblem ente debido al aum ento de la actividad enzim ática provocada por los campos de fuerza magnéticos. Nos preguntam os entonces, si las personas que usan las pirám ides no experim entarían en sus cuer­pos e s te aparente equilibrio de las enzim as. N uestra pre­gunta pareció tener una respuesta parcial al m enos cuando supim os que algunos de nuestros corresponsales con exceso de peso habían em pezado a perderlo después de iniciar su m editación dentro de las pirám ides. Y poco tiem po después de esto recibim os inform es en el sentido de que personas con problem as de poco peso lo habían ganado por el m ism o método. No deseam os inferir que todos aquellos que sufran de exceso o falta de peso en ­contrarán alivio com pleto a sus preocupaciones dentro de

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I7« EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

las pirám ides. Hay m uchas variables dentro del asunto, algunas pueden ser de origen sicosom ático o un modo positivo de pensar. H asta ahora las evidencias parecen recom endar más investigaciones al respecto.De acuerdo con las leyes de la quím ica v igen tes desde hace m ás de siglo y medio, los e lem en tos pueden com bi­narse pero nunca tran sm u tarse en otros: A y B pueden convertirse en AB, pero A nunca en B.

La prim era negación de e s ta ley ocurrió poco después de iniciarse el siglo con el descubrim iento de la radioacti­vidad, que reveló que alrededor de vein te elem entos te ­nían la capacidad de convertirse en otra cosa. Con el avance de la física nuclear, se crearon ciertos elem entos que se cree nunca han existido en estado natural o que desaparecieron desde hace mucho tiem po.

Sin em bargo, los quím icos todavía sostien en que es im­posible crear un elem ento nuevo por m edio de reacciones quím icas. E ste concepto e s seriam ente refutado por un científico francés, el biólogo L ouis Kervran. A legando que es posible la transm utación biológica, Kervran cita a los pollos como un ejem plo de su teoría. Las ga llin as n e­cesitan calcio para formar los cascarones de su s huevos, pero en un experim ento no se les dio calcio dentro de sus alim entos; en sustitución , su dieta conten ía mica, que es un silicato de alum inio y potasio y sin em bargo las ga lli­n as produjeron el calcio requerido. Parece que el potasio con un ion de hidrógeno fue transm utado en calcio.

Kervran señ a la que cuando los pollos salen del casca­rón contienen cuatro veces más calcio del que estab a presente originalm ente en el huevo, que los berros que c recen debajo de una cam pana de cristal alim entados con agua destilada producen retoños con el doble de azufre que en las sem illas, que las algas producen yodo y así sucesivam ente. En un libro reciente, Biológical Trans- mutations, Kervran afirm a que su propósito es dem os­trar que la m ateria tiene una propiedad que h asta ahora no se ha considerado, una propiedad que no aparece re­gistrada en los actuales conocim ientos de la quím ica o de la física nuclear.

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ALQUIMIA DE LA NUTRICIÓN 177

Siguiendo las id eas de K ervran el doctor R udolf H aus- chka afirm a que la vida no puede in terpretarse en tér ­m inos quím icos como vida ya que no es el resultado de la comh i nación de los elem en tos sino de algo que precede a los elem entos. “¿No es más razonable?”, pregunta en su libro The N a ture o f Subai anee, “suponer que la v id a ex is­tía an tes de la m ateria y que fue el producto de un cos­mos espiritual p reex isten te” .

E ste concepto se relaciona estrecham ente con los mo­delos de vida discutidos en el capítulo El fuego de la ser­p iente. E n e s te capítulo describim os la m aterialización física como paso final en el proceso de energía universal que se m ueve a través de lo que llam am os los s ie te prin­cipios del hombre los cu ales son: espíritu , alm a, m ente superior (in tuitiva), m ente in terior (racional), astral (emocional), etérico y físico. E ste m odelo es com patible con la idea de que las form as físicas pueden ser contem ­pladas más precisam ente como cam pos de energía y que am bas, som etidas a una observación m ás estrecha, se re­velan como estru ctu ras m entales. Desde e ste punto de vista, la conciencia es la sustancia básica del universo.

También hem os descrito la progresión de la vida a par­tir de los estados gen erales, para convertirse en plantas, anim ales, hom bres, de acuerdo con el m isticism o tibetano y de acuerdo con algunos sabios, lo mismo afirm aban las an tigu as escu elas m ísticas egipcias. E ste modelo consi­dera todas la s form as de vida como evolucionando hacia el esp íritu . En otras palabras, todo e stá en el proceso de convertirse en otra cosa ya sea que hablem os de partícu­las subnucleares, seres hum anos o p lanetas. Dentro de la tradición m ística, la transm utación es un requisito para que ex ista la vida. A debe convertirse en B, ya sea que el objeto en cuestión sea orgánico o inorgánico. D esde las partículas hasta los un iversos todo es dinám ico y no es­tático. El único com ponente estab le de acuerdo a esta tradición, e s la m ente universal. E ste punto de v ista debe considerarse sim plem ente m ístico, aunque con rapidez se está conviertiendo en la base de la nueva física.

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178 EL PODER SÍQU ICO DE LAS PIRÁM IDES

Si loa antigu os constructoras de la Gran Pirám ide con­cibieron el concepto de transm utación , nos preguntam os si no pudieron haber incorporado estos principios en su construcción. ¿Fue uno de los propósitos de la Gran P i­rám ide serv ir como una especie de receptáculo m aestro de la alquimia? Si no le encontram os posibilidades para cam biar el plomo en oro, si nos parece que la s pirám ides añaden un ingrediente desconocido que parece e levar los objetos -a lim en tos, agua, hojas de a fe ita r - y los su jetos -h u m an os- hacia su estado óptimo. D espués de beber el agua de pirám ide uno se pregunta si no es lo que el agua debe de ser y después de probar los alim entos tratados dentro de una pirám ide tam bién surge la misma pre­gunta. Al experim entar la in fluencia sublim ad ora de las fu erzas dentro de la pirám ide, quien m edita no puede dejar de sen tirse im pulsado hacia n iveles superiores de su existencia . E sto sería una de las m anifestaciones m e­jores de la alquim ia.

En un rem oto rincón del norte de E scocia ex iste el nuevo jardín del Edén. Hace m uchos años que el pedazo de tierra desolada -u n poco m ás alia del sitio donde se dice que las tres brujas dijeron a M acbeth que sería rey - estaba aquel conjunto desagradable de latas vacías y rem olques autom ovilísticos de desecho.

Fuera de yerbas m alas nada crecía en aquel páramo y nadie creía que podría hacerse cam biar aquello... nadie a excepción de un antiguo je fe de escuadrón de la Real Fuerza Aérea y dos clarividentes. Ahora es un paraíso con vegetación lujuriosa. M illares de personas de todo el mundo, incluyendo científicos em inentes, han visitado el lugar. El m ilagro de Findhorn se ha convertido en una leyenda viviente.

Lo que es muy im portante de Findhorn y la gen te que lo fundó es que representa un nuevo modo de contem plar­las fuerzas del universo. R esu lta una historia m uy bo­nita el decir que la gen te tuvo fe para llevar a cabo el sueño im posible, su jardín creció y que vivieron muy feli­ces. Pero el verdadero m ensaje en los m acizos de rosas y

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ALQUIMIA DE LA NUTRICIÓN 179

en las hojas de té es que ex isten aparentem ente fuerzas que pueden dom inar condiciones que habíam os conside­rado om nipotentes. De acuerdo con la s reglas estab leci­das los únicos factores que participan en el crecim iento de las p lantas son el clim a, la cantidad de hum edad, el contenido de los suelos y el adecuado cultivo y la a ten ­ción.

Pero P eter Caddy y su esposa, E ileen , y Dorothy McLean no pusieron en operación ninguno de estos in ­gred ien tes a excepción del factor cuidado. A final de cuentas fue el único realm ente im portante. Los árboles crecieron, hubo un profuso florecim iento, la s verduras alcanzaron tam año sin precedente y lo único que se aña­dió al suelo y que pudieron comprobar los expertos en agricultura fue una delgada capa de agregado orgánico. No podía ser cierto, decían, pero lo era, y cien tos de per­sonas llegad as de todas partes fueron testigos.

U n experto agrícola de las N aciones U nidas y profesor de agricultura en d iversas universidades, el profesor R. Lindsday Robb, v isitó Findhorn antes de navidad e in ­forma: “El vigor, florecim iento y salud de las p lantas del huerto a la mitad del invierno, en tierras que son casi exclusivam ente arena pulverizada, no pueden explicarse con la m oderada cantidad de agregado orgánico ni tam ­poco por la a u s e n c ia de m éto d o s de cu ltivo de agricultura orgánica. D ebe haber otros factores que ciertam ente son v ita le s”.

Son estos desconocidos “factores v ita les” los que nos in teresan . El m atrim onio Caddy y Dorothy M cLean ad­m itieron finalm ente que su factor X no ten ía nada que ver con fórm ulas secretas de fertilizantes. Procedieron de acuerdo con la inform ación que recibieron por medio de su s poderes de clarividencia y e s te conocim iento es el que e stá detrás de los factores físicos secundarios que contribuyen al crecim iento de las plantas.

El grupo dijo a los reporteros que la contribución más im portante que el hombre puede hacer para el cultivo de plantas es la radiación que pone en el terreno m ientras lo

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M u e s tra de lech e s i tu a d a e n c im a de l a c ú sp id e de u n a p irá m id e d e d o s m e tro s , en u n a t ie n d a .

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ALQUIMIA DE LA NUTRICIÓN

cultiva. D orothy McLean dijo que ella se dio cuenta de que las p lantas están afectadas con stan tem en te por ra­diación de la Tierra y el cosm os. Filia decía que estas radiaciones eran más im portantes que los elem entos quím icos o los organism os m icrobióticos, y que e s ta s ra­diaciones estaban su jeta s fundam entalm ente a la m ente del hombre.

Com entando sobre el fenóm eno de Findhorn, Peter Tom pkins y Christopher Bird afirman en (La vida secreta de las p lan tas , D iana, 1975): “ El desocorrer el velo que oculta otros m undos y otras vibraciones m ás allá del e s­pectro electrom agnético puede ayudar en gran medida a explicar m isterios incom prensibles para los investigado­res que lim itan su búsqueda a lo que pueden ver con los ojos físicos y su s instrum entos de m edición”.

Cuando se analizó la tierra del huerto Caddy se dem os­tró que no ten ía deficiencias, algo sorprendente ya que el terreno de esta área e s tá desprovisto de casi cualquier otro elem ento. En unos análisis del com puesto orgánico agregado al suelo no aparece n ingun a razón que explique la d iferencia. El suelo contenía m inerales que no ex istían a n tes a llí y que no se le aplicaron por ningún medio físico conocido.

En nuestra investigación de las pirám ides hem os en ­contrado que las p lan tas crecen con m ás rapidez dentro que fuera de la s pirám ides. L as p lantas experim entales crecen en el mismo terreno y con la m ism a cantidad de agua y luz que la s p lan tas de control. Hemos hecho cre­cer p lantas dentro de recip ientes hechos del mismo ma­terial y del mismo volum en que las pirám ides, y los resul­tados no son los m ism os. Algún factor X contribuye al crecim iento de la p lanta dentro de la pirámide.

En The S6cret Power o f P yra m id s . describim os n u es­tro trabajo con fotografías d iscontinuadas en las que ob­servam os el m ovim iento de las {dantas dentro y fuera de las pirám ides. Las p lantas experim entales llevaron a cabo giros pronunciarlos en tanto que las plantas de con­trol apenas si se m ovían.

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182 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

La leche que se deja dentro de las pirám ides a menudo se convierte en yogur y recientem ente Vían aparecido en m agazines de circulación nacional, d iversos artículos que señalan que el yogur es m ejor que la leche para el con­sum o humano; contiene m ás enzim as y es más fácil de digerir. La pirámide parece influir para que las cosas se transm uten a estad os de un n ivel superior.

“Aunque el hombre blanco pueda usar todos sus cono­cim ientos -sobre quím ica, biología, botánica, ingeniería, etcé tera -, no será capaz de devolver al suelo, al agua y al aire su pureza originar’. Relám pago Estruendoso, el m é­dico brujo de la tribu Shoshone nos dijo lo anterior en una reunión de científicos que fue patrocinada por la Fundación M enninger hace algunos años. “U stedes tienen conocim ientos técnicos pero no se dan cuenta de las cosas v ita les que no son físicas y que son las que cuentan al fin y al cabo. Sin e s te conocim iento no se pueden penetrar los secretos de la naturaleza. Se n ecesita una sabiduría m ayor que la quím ica para convertir el agua en vino...”.

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12Un lugar especial

El hechicero don Juan le dijo a Carlos C astañeda que hay un punto especial y que él debería encontrarlo. El lugar e s tá en la entrada de la casa y es diferente, ya que si lo encuentra -y esto debe hacerlo so lo- experim ent ará paz y felicidad y fuerza. Carlos C astañeda se s ien ta y descansa, se tiende en el piso pero nada ocurre. Al azar enfoca su s ojos en un punto directam ente situado frente a él: todo adquiere un color am arillo verdoso. Y entonces "súbitam ente, en un punto cercano al piso, me di cuenta de otro cam bio de m atiz” , explica el autor en L as ende- fianzas de don Juan. “En un sitio ubicado a mi derecha, todavía en la periferia de mi campo de visión, el am arillo verdoso adquiere un tono in ten sam en te púrpura. El tono púrpura se desvanecía en un color pálido, pero todavía brillante, que perm aneció sin cam biar durante todo el tiem po que le dediqué mi atención". Trató de acostarse sobre e ste punto, pero “sentí un tem or deconocido. Era m ás bien una sensación física de algo que oprimía mi

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El. PODER SIQUICO DE I.AS PIRAMIDES

estóm ago. Me puse en pie de un salto y retrocedí de un solo m ovim iento. Se me erizaron los cabellos de la nuca. Mis piernas estaban ligeram en te arqueadas, mi tronco inclinado hacia adelante y m is brazos extendidos rígida­m ente hacia el frente con m is dedos contraídos como g a ­rras. Retrocedí involuntariam ente y... me desplom é sobre el suelo". C astañeda había encontrado su punto.

“D urante m uchos años he tenido un lugar favorito en un área boscosa de n uestro terreno. Creo que m ás bien el sitio me encontró a mi en lugar de encontrarlo yo”, nos dijo una atractiva ama de casa. “Voy allí a m editar aun cuando el tiem po no sea m uy bueno y siem pre me siento protegida. Pero les p latico esto porque la prim era vez que en tré dentro de una pirám ide me sorprendió la sensación de estar en otro lugar en especial. Con los ojos cerrados, fácilm ente podía im aginar que estaba nuevam ente en mi lugar boscoso”.

“Xo escojan arbitrariam ente un lugar para m editar sim plem ente porque parezca cómodo o a islado”, nos decía nuestro m aestro de m editación. “No se apresuren, tó­m ense su tiem po, pero una vez que lo encuentren , vayan ahí cada vez que puedan, solos, y traten de proteger este sitio de cualquier otro uso”.

En su s libros Alice A. B ailey describía lugares esp ecia­les de la Tierra destinados a ser usados para ciertos pro­pósitos, ta les como hurtos, m editación, curaciones, e tc é ­tera. E stos lugares son el resultado, dice ella , de un gran diseño de cam pos de energía que rodean la Tierra. Donde estos cam pos se cruzan, se forman retículos de en erg ía y vórtices que tienen una fuerza particular.

Se dice que los antiguos conocían e s ta s sendas de en er­gía, y que donde se cruzaban elegían el lugar para ubicar un tem plo, una escu ela o alguna otra estructura. De acuerdo con e sta teoría, las pirám ides estab an situ ad as en los vórtices y la Gran Pirám ide se convirtió en el eje de toda esta actividad. Ya sea cierto o no, los modelos diseñados de acuerdo con las especificaciones de la Gran Pirámide parecen crear dentro de su espacio un campo

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UN LUGAR ESPECIAL 185

diferente en propiedades de otros espacios del medio am ­biente. Tal vez las pirám ides crean su propio lugar esp e­cial o ta l vez las fuerzas de energía especiales que fluyen alrededor de la Tierra son atraídas por las pirám ides.

Acerca de los retículos de energía, John Michell afirma en Vietv O ver A tlantia: “En lo que hem os visto en los m étodos científicos practicados por los adeptos en el mundo antiguo e s posible sacar dos conclusiones: pri­mero, ellos reconocían la ex isten cia de alguna fuerza o corriente, cuyo potencial nosotros ignoram os, y descu­brieron la forma de la ciencia n atural por medio de la cual podían m anipularla. En segundo lugar, ellos obtu­vieron, aparentem ente por m edios relacionados con el uso de esta corriente, cierto conocim iento directo de los asuntos fundam entales de la filosofía, la naturaleza de Dios y el universo y la relación en tre la vida y la m uerte".

M ichell sugiere que la s civ ilizaciones antiguas se b asa­ban en cam pos invisib les de fuerza que rodean el globo, los cam pos de gravedad y la energía electrom agnética. Él propone que los esfu erzos de los científicos ta les como von R eichenbach y Wilhem Reich “contribuyen a confir­mar la posibilidad, indicada en el folklore de todo el mundo, de que algunas form as de en erg ía n atural eran conocidas desde los tiem pos prehistóricos y que se des­cubrió un m étodo, relacionado con una fusión de espíritu terrestre con las ch isp as solares, por m edio del cual esta energía podía u tilizarse para beneficio de la raza hu­mana".

En The F a ir y Faith in Celtic C<runtrie8 W. Y. E vans- W entz d iscute los centros de la corriente m agnética te ­rrestre:

"... P arece que hay en la Tierra ciertos lugares favoreci­dos donde su s fu erzas m agn éticas y otras aún m ás sutiles son m ás poderosas y m ás fácilm ente percibidas por las personas suscep tib les a e sa s cosas y Carnac parece ser uno de los principales lugares de e s te tipo en Europa y por esta razón, según se ha aceptado, fue probablem ente se-

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186 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

lecciónado por su s constructores-sacerdotes como el gran tem plo de las prácticas relig iosas, para la celebración de los m isterios paganos, para la s asam bleas tribales, para las observaciones astronóm icas y m uy posiblem ente para el estab lecim iento de escu elas en las cu ales educar a los neófitos para el sacerdocio. Tara, con su tributario Valle del B oyne es un lugar m uy sem ejante en Irlanda”.

John M ichell señala que m uchas de las grandes estru c­turas del mundo antiguo fueron constru idas sobre los cam pos de la s retícu las m agnéticas. “Sin em bargo, la evidencia h istórica sugiere que estos lugares fueron con­siderados sim plem ente de im portancia local y que todos estaban subordinados a un solo centro, la gran capital m ágica del m undo”, afirma.

“Si aceptam os la evidencia de la anterior ex isten cia de una civilización universal, debe suponerse que el ca ta ­clism o que la hizo desaparecer, uno de aquellos sucesos recurrentes que ocasionan que se a ltere repentinam ente la form a de los continentes, perturbó el patrón ex isten te de corrientes m agnéticas y crearon un nuevo centro t e ­rrestre. U na vez destru ida la antigua capital, ta l vez sum ergida, los sobrevivientes del desastre prim eram ente habrían localizado e s te lugar y habrían erigido un nuevo instrum ento poderoso como la prim era etap a para el res­tablecim iento del control sobre el campo m agnético te ­rrestre. Y en el mismo centro de todos los con tin en tes del m undo encontram os la Gran Pirám ide”.

Se dice que la Gran Pirám ide e stá en el centro del mundo porque está en el centro exacto de las m asas t e ­rrestres de n uestro p laneta. Si se trazan líneas a través de los ejes N orte-Sur y E ste-O este de la Gran Pirám ide, esta s líneas dividirán en partes igu ales las m asas terres­tres del mundo.

Puede ser que los antiguos constructores tuvieran co­nocim iento de las corrientes de energía y construyeron la Gran Pirám ide como centro de las m asas terrestres del planeta, ya que éste seria tam bién el núcleo de los cam ­pos de fuerza. Por otra parte, la Gran Pirám ide en sí

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UN LUGAR ESPECIAL 187

pudo haber sido la iniciadora o generador central de esta s fuerzas invisib les, y otras pirám ides, tem plos y dem ás estarían ubicados en puntos estratég icos para servir como estaciones retransm isoras. Cualquiera de las dos teorías ofrece posibilidades in citan tes. H em os reci­bido m uchos inform es afirm ando que la presencia de una pirám ide en una habitación cam bia e l campo.

Yo esperaba obtener resultados de los experimentos con las pirámides y no quedé defraudado . S in embargo, esperaba que cualquier cambio ocurriera dentro de la pirámide pero no espe­raba que la simple presencia de la pirámide dentro de una habi­tación alterara nada. Pero puedo ju rar que el aire es más puro y más vibrante en esta habitación. Muestro perro busca. el amparo de esta habitación donde antes no quería entrar y las plantas crecen mejor aún cuando la cantidad de luz no es mejor gv.e en otros lugares.

Inform aciones de e ste tipo parecen respaldar el con­texto de que la pirám ide crea, aum enta o de algún modo captura cam pos extrañ os de energía en el sitio donde está localizada. Si los m odelos de la Gran Pirám ide pro­ducen cam pos de cierta clase tan to dentro como fuera de sus perím etros ¿podemos suponer que el m odelo original tam bién lo hace? T enem os que recordar sin em bargo, que la investigación ha dem ostrado resultados d iferentes para objetos experim entales colocados dentro de la pirá­m ide y los objetos de control colocados en e l exterior y muchos de dichos objetos han estad o muy próxim os a la pirám ide. Las fuerzas del exterior deben tener una cua­lidad m ás sutil o ta l vez d iferente de un modo que no conocem os. En tan to que se han hecho m uchas pruebas sobre los efectos interiores y ex teriores, poco esfuerzo se ha hecho para m edir las diferencias en los fenóm enos con objetos situados en el exterior pero cerca de las pirám i­des y objetos de control ubicados por ejem plo, a una cua­dra de distancia.

Se ha hablado de fenóm enos extraños en la cim a de la Gran Pirám ide y quienes experim entan con modelos han

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188 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

informado sobre un cam po de energía que irradia el ápice. Los c lariv identes dicen que han visto un rayo de luz que surge hacia arriba h asta una d istancia igual a la de la altura de la pirám ide y los zahoríes aparentem ente sien ten un sutil aum ento de energía cerca de la pirám ide y un increm ento de los cam pos por encim a del ápice. A los aviadores se les advierte que no vuelen por encim a de las pirám ides de Gizeh ya que su s instrum entos queda­rán fuera de control y hem os encontrado que una brújula colocada sobre el modelo de una pirám ide a veces m ues­tra varian tes erráticas en su conducta. El hecho de que la brújula no siem pre funcione de e ste modo pudiera in ­dicar una variación en la m agnitud de la fuerza. La can­tidad de en erg ía dentro de la pirám ide tam bién cam bia de tiem po en tiem po como puede ju zg a rse por el número de rasuradas que se obtienen de una hoja de afeitar, la duración del tiem po necesario para la deshidratación, el m ovim iento de las p lantas y otros fenóm enos. Si pueden determ inarse las variables im plicadas en este ir y venir de energía , se habrá dado un gran paso en la definición de las fu erzas de la n aturaleza en ju ego . La hora del día, el calor, la hum edad, la luz, la estación , el estado del tiem po, la actividad de las m anchas solares y otras s itu a ­ciones pueden señalarse corno a lgunas de las variables que influyen en los resultados, pero no bastan para ex ­plicar las diferencias.

Se han usado las pirám ides tanto para dirigir la en er­g ía hacia algún objeto y obtenido algún resultado. Ejemplo: se ha colocado series de pirám ides de igual tam año abajo de lus cam as para mejorar el sueño y con propósitos terapéuti­cos. Este uso de las pirám ides se describe en los capítu los sobre El fenóm eno de las curaciones.

La energía generada dentro de una pirám ide puede transferirse hacia el exterior por medio de un agen te que de ese modo actuará en forma sem ejan te al de la pirá­mide. El papel alum inio puede cargarse dentro de una pirámide y usarse después como envoltura para carne, verduras y otros artículos. Parece que funciona tan bien

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TIN LUGAR ESPECIAL 189

para preservar los a lim entos com o lo hace la pirám ide, aunque, pasado algún tiem po, pierde su carga. Se han usado de modo sim ilar lám inas de m etal. H em os encon­trado que el agua sirve como uno de los m ejores sistem as de alm acenam iento para la en erg ía piram idal. El agua parece conservar una carga durante varios dias y puede em plearse para beber, bañarse, regar las p lan tas o cual­quier otro uso.

No se nos había ocurrido que una persona podía sen ­tarse dentro de una pirám ide, recibir la carga de energía y después com partirla con otras o irradiarla en su medio am biente, como un hada que reparte rayos de sol, hasta que recibimos la sigu ien te nota de Tom Garrett de O klahom a City:

He llegado a creer que la energía generada en la pirámide puede de algún modo unirse a una. persono que se ha Rentado dentro de ella y ser transferida más tarde a otras personas. Por ejemplo: Una noche tenia un terrible dolor de cabeza y me dirigí hacia la pirámide. Después de algunos minuto» en el interior, desapareció m i dolor y me quedé dormido durante unos treinta, minutos. Después de despetar volví hacia la estancia para, co­municar m i éxito a Mary, quien en ese momento se quejaba de cólicos y dolor de cabeza. Le dije que todavía sentía el área donde había tenido el dolor, pero éste había desaparecido. Discu­timos esto durante cinco o diez minutos y me puse en pie para abandonar la habitación. Fue en este momento cuando Mary notó que sus cólicos y dolor de cabeza habían desaparecido y también podía sentir el área donde tenía el dolor pero éste ya no le molestaba. Durante el tiempo en que hablamos yo había tenido el brazo alrededor de sus hombros y creo que el contacto físico pudo haber sido el factor decisivo, si es cierto que hubo una transferencia de energía.

¿Puede atribuirse esto a la sugestión? E s posible. O tam bién que el dolor fuera de origen sicosom ático y fuera desplazado por medio del contacto físico o de la discusión. Sim plem ente pudo haber ocurrido que el dolor siguió su curso y que sólo coincidió con el m om ento en

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190 EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

que desapareció. Hay probablem ente d iversas explica­ciones y hubiéram os estado tentados a seleccionar a l­guna de no ser porque poco tiem po después em pezam os a recibir inform es sim ilares de otras personas. ¿Pudiera ser que la energía generada por una persona dotada de poderes curativos natu rales, por ejem plo Olga W orrall y Oskar E stebany sea la m ism a que la absorbida por una persona que se sien te en una pirám ide y que cuando la abandone pueda com partir e sta en eg ía curativa con otros?

En la obra de M anly Palm er Hall The Secrel Teachings o f A l l Agen encontram os la sigu ien te afirm ación con res­pecto a las in iciaciones dentro de la Gran Pirám ide: “Con el otorgam iento del nombre, el nuevo iniciado se con­vierte a su vez en una pirám ide, dentro de cuyas cám a­ras muchos otros seres hum anos pueden tam bién recibir ilustración esp iritual”.

X uestra im aginación se detiene en e ste punto. Si, nos preguntam os, e s posible inocular a un individuo con las cualidades positivas de la energía piram idal -tran q u ili­dad, salud, p a z- y él e s capaz de com partir e sta s d esea ­bles propiedades con otros, ¿qué cam bios podría producir en el hogar, el vecindario, la com unidad, la nación y el mundo, si pudiéram os conseguir que un núm ero su fi­ciente de g en te iniciara este proceso de maduración? ¿Es posible que la pirámide haya sido d iseñada teniendo en m ente esta idea?

Construí una pirámide de 2.50 n¡. de altura en mi patio tra­sero para llevar a cabo experimentos con plantas. Un día que tuve que hacer un viaje rápido al pueblo dejé abierta la puerta de la pirámide. Cuando regresé, m i perro labrador estaba echado adentro. No había allí nada que pudiera atraerlo. Hacia bas­tante calor, pero, en lugar de buscar una stnnbra fresca, el perro prefirió meterse en la pirámide cuando obviamente había dentro más calor. En alguna* ocasione* lo había sorprendido tratando de abrir con la pata la puerta de la pirámide.

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TIN LUGAR ESPECIAL 191

Poco tiempo después de que com pletam os la pirámide de 3.50 m de altura nuestros dos perros pastor alem án reclamaron su s derechos. O lfatearon el contorno de la parte de adentro y finalm ente se acomodaron en la e s­quina noroeste. Habían abandonado sus cotidianos luga­res en un cómodo cobertizo para cam biarse a la pirám ide a donde siem pre irían a situ arse en la esquina noroeste. Xo consideram os esto particularm ente extraño h asta que tuvim os noticias de otros casos iguales.

Tanto m i gato como m i perro muestran un interés extremo en estar cerca de la pirámide. Después de que construí la pirámide m i gato empezó a maullar a las puertas del garaje para pedir que se le dejara pasar. Esto es m uy raro porque hasta que la pirámide no fu e construida el gato solamente llamaba nuestra atención para salir y nunca para entrar al garaje. Yo no pe-nnito que m i perro entre a la pirámide debido a los experi­mentos que llevo a cabo adentro, pero el animal muestra deseos de echarse cerca de ella. Siempre se echa en la esquina noroeste y no en ningún otro sitio.

Ahora conocem os historias sim ilares de m uchas otras personas. Un amigo que tuvo esta experiencia trató de confundir a su perro. E l perro había descubierto la e s­quina noroeste pero mi am igo sabía que una vez que un perro ha escogido su lugar predilecto y deja su olor allí, norm alm ente siem pre volverá a él. N uestro am igo hizo girar la pirám ide de tal m anera que la esquina noroeste se convirtiera en la esquina suroeste. Observó cuando entró su perro: olió alrededor de la pirám ide, olfateó su propio olor en la esquina suroeste , vaciló durante algu­nos m om entos y finalm ente se fue a echar en la esquina noroeste.

En Su p e r S a tu re , Lyall W atson señala la sensibilidad de los anim ales para ciertos sitios:

“La elección de un lugar para descansar naturalm ente tiene que hacerse de modo m uy cuidadoso con respecto al calor, seguridad y abrigo de los predatores. Pero con fre-

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P r im e ra e ta p a en ia c o n s tru c c ió n üe u n a p irá m id e de 5m . U n la d o de la p irá m id e s e a lin e ó e n posición N o r te -S u r p o r m edio d e u n co m p ás y u n a co rrecc ió n q u e se re a liz ó p a ra su inc lin ac ió n .

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Lado Sur de una pirámide al ñire libre.

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194 e l p o d e r s í q u i c o d e l a s p i r á m i d e s

cuencia un anim al escogerá un sitio que parecerá menos atractivo en estos aspectos que algún otro que está a corta d istancia. Los perros y g a tos dom ésticos m uestran la m ism a conducta y su s propietarios saben m uy bien que no podrán tom ar una decisión en lugar de su s anim a­les, sino que tendrán que aguardar hasta que el anim al escoja su propio lugar an tes de ponerles allí su canasto para dormir. H ay algunos lugares en los cuales los an i­m ales no se echarán por nada del m undo” .

Un anim al aparentem ente sabe que hay lugares esp e­cia les y tam bién que h ay otros, como aprendió Carlos C astañeda, que deben ser evitados. No es sorprendente por lo tanto, que las pirám ides tam bién tengan cam pos a ltos y bajos.

“ He encontrado indicios de que la esqu ina interior su ­roeste del m odelo de pirám ide d ista mucho der benéfico”, señaló Tom Garrett en la agenda que nos entregó. “ Du­rante uno de m is experim entos corté una m anzana en dos y coloqué una mitad dentro de la pirám ide y la otra en el exterior. D espués de solam ente unas cuantas horas la m anzana del exterior había tomado un color pardo obscuro en tan to que la m anzana del interior (al nivel de la Cámara del Rey) había perm anecido blanca y húm eda. D espués de dos d ías la m anzana del interior m ostraba solam ente un ligero obscurecim iento m ientras que la del exterior estaba de color muy obscuro y arrugada. Yo de­seaba tom ar una siesta dentro de la pirám ide y m oví la m anzana del nivel de la Cámara del Rey para dejarme disponible el sitio. La coloqué en la esqu ina suroeste. D espués de cuarenta y cinco m inutos, cuando ya había descansado y estaba preparado para volver a la casa, tom é la m anzana para volverla a poner al nivel de la Cám ara del Rey. Me sorprendí por su apariencia. Había tomado un color muy obscuro, casi sem ejan te al de la m anzana del exterior. En m enos de dos horas había apa­recido el moho y en e se m om ento fue cuando la saqué de la pirám ide. En la m anzana de control no apareció el moho hasta después de dos d ías”.

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UN LUGAR ESPECIAL

E s in teresan te señalar que en el núm ero de enero- febrero de 1975 de The P yra in id Guide Bill Cox m enciona que cuando Bill Kerrell hizo pruebas sobre las d iferentes ubicaciones dentro de una pirámide con un analizador de cam po m agnético encontró que la “ubicación de m ás bajo nivel aparecía en (b) la esquina SO”.

Continuando con su s hallazgos respecto a la esquina suroeeidental G arrett afirma: “A lgunas sem an as d es­pués, estab a yo dentro de la pirám ide con un am igo y de algún modo me coloqué de tal m anera que mi cabeza esta­ba en la esquina suroeste. Después de unos m inutos noté una presión en la cabeza que culm inó con un ligero dolor. Me coloqué nuevam ente m ás hacia el centro y la presión cesó. He llevado a otras personas a situ arse en esa área y todos inform an sen tir una ligera presión que desaparece cuando se alejan del sitio . E sto lo consigo entrando an tes que ellos a la pirám ide y dejando solam ente sitio para que se acom oden en el área su roeste”.

En una ocasión durante el m es de agosto de 1975 Ga­r r e n observó cómo se formaban gotas de agua en la e s­quina suroeste de la parte exterior de la pirám ide. La casa incluyendo el techo, estab a com pletam ente seca en esos m om entos y no había llovido previam ente. Las gotas no han aparecido después, nos dice.

Llevam os a cabo un experim ento con 16 personas. U na por una fueron llevadas al interior de una pirámide s i­tuada al aire libre. La puerta esta b a cerrada y se les dio vuelta para desorientarlos. Cuando se les dijo que volvie­ran el rostro hacia la dirección que les pareciera “ideal", catorce de los d ieciséis vieron hacia el E ste. A propó­sito, esta era la dirección en la cual colocaban a los in i­ciados de las E scu elas herm éticas cuando pasaban por las experiencias para salir del cuerpo. Un am igo que es considerado una autoridad sobre los indios de las plani­cies nos dijo que todos los t ip is o casas de los indios están orientados hacia el E ste.

“Le pregunté si cada uno de los dos puntos ten ía un nombre especial. Él m e dijo que el bueno era llam ado el

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KL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

sitio y el malo era llam ado el enemigo; m e dijo que estoa dos lugares eran la c lave para el b ienestar del hombre, especialm ente para el hombre que busca la sab id u ría ../’ (de Las enseñanzas de don Juan).

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El residente interior

La forma del futuro... e sta fue la m anera en que pen­sam os hace algunos años cuando em pezam os la in v esti­gación de las pirám ides.

En todas las direcciones en la s que hem os encam inado nuestros experim entos se han dado an te nosotros descu­brim ientos nuevos e in teresan tes. “La Gran Pirám ide pudo haber sido una de las s ie te m aravillas del mundo antiguo --decim os- pero su progenie sera una de las m ara­villas del mundo m oderno’'.

Hemos dicho a n u estros am igos y conocidos -ocasio­nalm ente tam bién a un auditorio- que para 19X0 em pe­zaríam os a ver casas construidas en la forma tradicional do la pirám ide, alineadas sobré el eje Norte-Sur y listas para que la gen te viva feliz de ahí en adelante. Parece que nos subestim am os en nuestro papel de profetas, ya que el mundo de m añana se encuentra en tre nosotros. Ya se construyen casas en forma de pirámide; una gran ig lesia piram idal sirve para alojar a un gran número de

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E l . r O D E R SÍQUICO DE LAS P IR Á M ID E S

creyentes; se p lanea un gran edificio de oficinas en forma de pirámide en la ciudad de W ashingtopn, L). C. y ya ex is­ten oficinas pequeñas con esa forma; hay num erosos re­fugios recreativos piram idales; cada vez se construyen m ás, y de m ayor tam año, m odelos experim entales en los patios traseros de las casas; algunos de ellos tien en un doble papel como despensas, y tam bién se hacen muy com unes las perreras y los invernaderos en forma de pi­rámide.

Si nos arriesgam os nuevam ente a profetizar ta l vez aventuraríam os que la tendencia a los edificios en la form a de pirám ide no es una moda pasajera sino que estam os siendo testigos de lo que serán apenas los gestos iniciales de un m ovim iento que segu irá creciendo. Las personas que han gastado 60 000 dólares para construir una casa o m uchas veces esa cantidad para un edificio de oficinas no son personas que se in teresen en modas p asa­jeras; ellos hacen sus planes basándose en razonam ien­to s sólidos.

A lgunas de esta s razones son obvias. Por una parte, finalm ente se hace aprecio, por lo m enos indirectam ente, a la voz de Buckm inster Fuller, inventor del domo geodé­sico, entre otras cosas, quien hace m uchos años afirmó que no deberíam os vivir y trabajar dentro de form as cú­bicas. El fam oso arquitecto dijo que los muros y techos construidos en ángulo recto inhibían el flujo fácil de los cam pos de energía y que estábam os siendo bom bardea­dos por fu erzas distorsionadas. E ste principio parecería haber sido dem ostrado con la construcción de un hospital en Saskatchew an, Canadá, que tiene habitaciones de forma trapezoidal y corredores irregulares en los que se ha informado ex istir porcentajes de recuperación más elevados de los pacientes, que en las otras instituciones san itarias de la localidad.

Karl Drbal el ingeniero radioctécnico checoslovaco a quien se atribuye el descubrim iento de que los m odelos de pirám ides afilan las hojas dé afeitar, dijo a S h eila Os- trander y Lynn Schroeder, autoras de Paychir Dixcove-

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EL RESIDENTE INTERIOR 199

ries Behins The In m Cwrtavn. que las form as de las casas en las que pasam os una gran parte de n u estras vidas influyen en nuestra salud y que las form as esféricas y piramidal tienen efectos benéficos. Las conclusiones de Karl Drbal se basaban en m uchos años de investigación sobre la influencia de las estru ctu ras y form as sobre una gran variedad de objetos. N u estra investigación con plantas y anim ales pequeños tiende a confirm ar esta po­sición. L as p lantas colocadas en pirám ides se desarrollan y crecen con m ayor rapidez que las colocadas en el ex te ­rior y d efin itivam ente m ás que aquellas colocadas dentro de estru ctu ras cúbicas. Cuando alojam os dentro de una pirám ide a nuestro gerbo, un pequeño roedor dom esti­cado, el anim al pareció estar a gusto , comió, atendió su nido y lo m antuvo limpio. Cuando se colocó su jau la den­tro de un cubo del mismo m aterial que la pirám ide, el anim al pareció nervioso, apenas com ía y regó por el piso dé su ja u la los m ateriales de su nido. En am bos casos perm aneció dentro de la misma jaula.

A veces la g en te señ a la que la m ayor parte de m odelos de pirám ide están colocados dentro de habitaciones de form a cúbica y se preguntan si eso no a fectará el campo de fuerza dentro de la pirám ide. E s una buena pregunta y a la cual todavía no se ha podido responder de modo satisfactorio. Sin em bargo, hem os llevado a cabo diversas pruebas con agua, leche, alim entos, estados subjetivos, etcétera , para obtener una com paración entre pirám ides situ ad as en el exterior al aire libre y aquellas situadas dentro de hab itaciones de forma rectangular o cúbica. No hem os podido encontrar n inguna diferencia notoria. E n ­contram os curiosos esos resultados... habíam os esperado descubrir diferencias susceptib les de ser m edidas. E n ­contram os sin em bargo, que las pirámides colocadas en una habitación con una gran cantidad de circuitos eléc­tricos o estru ctu ras de m etal no funcionan tan satisfacto ­riam ente como aquellas situ ad as en habitaciones donde no ex isten m uchas condiciones. La gen te en ocasiones inform a que no hay efectos notorios en sus pirám ides.

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D espués de comprobar, hem os sabido que su s experim en­tos han sido llevados a cabo en hab itaciones cargadas con cables eléctricos y objetos de m etal. E ste es uno de los problemas que existen en la mayoría de los laboratorios.

Puede ser esta una de la s razones por las que la» per­sonas con poderes síquicos en ocasiones tien en proble­m as para dem ostrar su s habilidades en el laboratorio: su s frecuencias pueden esta r en conflicto o ser dism inui­das por los cam pos eléctricos o electrom agnéticos p resen­tes en esas habitaciones. A lgunos individuos con poderes paranorm ales rehúsan hacer una dem ostración de su s habilidades en laboratorios a causa de e sta razón. Ya que n u estras célu las, tejidos, órganos y cuerpos irradian energía y a su vez sufren la influencia de los cam pos de fuerza que nos rodean, nos hace preguntarnos hasta qué punto estam os siendo m anipulados por los circuitos e léc­tricos, las ondas de radio y te lev isión , el hierro, el acero y todo lo que constantem ente nos bombardea. Quizá sea la razón de que deseem os salir al aire libre y declarem os que la hacerlo nos sentim os mejor y que no es sim ple­m ente asunto de ejercicio físico, sino tam bién en parte que nos libram os de las áreas donde se congestionan las frecuencias.

Cuando las pirám ides no funcionan hem os sugerido que se cam bien a otra habitación o construcción y esto generalm ente resuelve e l problema.

Cuando los circuitos eléctricos, la presencia de m etales, etcétera no puedan considerarse como problemas, hemos notado poca diferencia en los resultados de las pirám ides situ ad as bajo techo o al aire libre. En t anto que tod as las habitaciones tienen en cierta m edida circuitos eléctricos y estru ctu ras de m etal, parecería que en ciertos n iveles la pirám ide no resulta afectada y que por encim a de ese nivel s í sufre afectación. Ya que aparentem ente e s te es el caso, se piensa que esta diferencia no ocurre de un modo ta ja n te sino de acuerdo con una graduación. La conclusión a la que se tiene que llegar, por lo tanto , es que las pirám ides bajo techo pueden resu ltar afectadas

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KL RESIDENTE INTERIOR 201

h asta cierto punto por su m edio am biente inm ediato. Puede ser que ocurran alteraciones corno resu ltado de una com binación de factores que influyen. Por ejem plo, la sola presencia de las líneas e léctricas puede tener poco efecto; puede tam bién depender del voltaje, am peraje, tipo de aislam iento de los cables, núm ero de salidas, tipos de instrum entos o aparatos eléctricos que están en ope­ración en el vecindario, el d iseño del cableado alrededor de la habitación y otros factores. Se n ecesitará mucha m ás investigación para conocer los factores que influyen.

De m uchas m aneras, las pirám ides parecen indicar que son com pletas, esto es, que parecen crear su propio am ­biente. En tanto que su actividad puede quedar inhibida por una sobrecarga de fuerzas eléctricas o electrom agn é­ticas, por otra p a n e no hem os tenido mucho éxito al tra ­tar de am plificar los resu ltados. Hem os probado usar pi­rám ides dentro de pirám ides, pirám ides dentro de esfe ­ras y conos y viceversa, pero hem os encontrado poca diferencia en los resultados. E vid en tem en te la pirám ide tiene cierto nivel óptim o en el cual captura, increm enta o libera energía y é sta no puede aum entarse considera­b lem ente m ás allá de esa cantidad determ inada.

A lgunos experim entadores se han dedicado a aum en­tar los cam pos de energía dentro de las pirám ides revis­tiéndolas con lám inas de cobre o usando aisladores de diversos m ateriales. Cuando se han notado diferencias, gen eralm ente se atribuye a la reacción receptiva de las personas que se sientan , duerm en o m editan dentro de la pirám ide. La diferencia puede ser muy real, pero por supuesto es difícil m edir los estados subjetivos. El regis­tro de condiciones fisiológicas ta le s como pulso, respuesta galván ica en la tiroides, ritmo cardiaco, ondas cerebrales, etcétera , revelan una diferencia dem asiado pequeña, por ejem plo, entre una pirám ide com puesta en teram ente por m adera y una que tien e una cubierta galvánica de cobre. L as com paraciones «le los estad os sicofisiológicos produ- eidos en el interior y entre los producidos en el exterior se discuten en el capítulo sobre Experim entos.

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

Pero hay otra razón para construir edificios en forma piramidal. E s una forma estructural excepcionalm ente resisten te . Por todas partes, ya sea en opinión de m eteo­rólogos, clim atólogos, astrónom os y profetas, se nos dice que nuestro clim a esta cam biando, que e s tá propenso a volverse m ás violento y errático durante los sigu ien tes años bajo las form as de huracanes, tornados, sequ ías s e ­guidas de inundaciones y otros fenóm enos. A rtículos re­cientes en algunos m agazines nacionales citan a em inen­te s científicos cuya opinión es que ya no se puede prede­cir el tiem po. A lgunos ecólogos dicen que se debe al abuso de los recursos naturales, a la contam inación, al bombar­deo del espacio con ruidos y a una diversidad de ondas de radio que han destruido e l equilibrio natural, cuyas con­secuencias alteran la n aturaleza y la hacen im previsible. Cierto o no, e s ta s advertencias han im pulsado a d iversas personas a probar tam bién diversos tipos de construcción que puedan resistir e sta s condiciones extrem as de clima. La pirám ide parece llenar esto s requisitos. No tien e su ­perficies horizontales exp u estas al viento, lluvia, granizo o nieve.

Aunque los edificios construidos en la forma piramidal son im perm eables a la m ayoría de los fenóm enos atm os­féricos, no parece que esta sea una de las razones para la construcción de las pirám ides originales. Sin em bargo, las investigaciones sobre la Gran Pirámide revelaron que ha sobrevivido muy satisfactoriam ente u un gran nú­mero de graves terrem otos. En la h istoria relativam ente moderna, dentro de éstos se incluye el de fin es del siglo xni que destruyó la ciudad de El Cairo. Fue después de este terrem oto que el revestim iento pulido de la Gran Pirámide fue demolido para construir nuevos edificios, incluyendo la m ezquita del su ltán H assán en 1356, E vi­dentem ente los arquitectos de la Gran Pirám ide previe­ron en el d iseño catástrofes naturales de ese tipo, como lVt. i Tom pkins lo afirm a en su libro Secretos de la. Gran r irá n itd a (Diana, 1979):

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EL RESIDENTE INTERIOR

“Davidson (David Davidson, un ingeniero civil britá­nico) dice que las cinco cám aras de construcción fueron especialm ente d iseñadas para resistir un im pacto consi­derable. En vez de descansar las v igas superiores sobre un muro de granito duro, los constructores lo apoyaron en muros de piedra caliza, que más fácilm ente pudiera desin­tegrarse en caso de grandes presiones, aliviando la te n ­sión de las h ileras inferiores de las v igas y m anteniendo in tactas las paredes de la Cántara del Rey. Davidson dice que un diseño m ás rígido, uniform e desde la cám ara m ás baja hasta la m ás elevada, hubiera sido bastan te d esas­troso.

Para perm itir la plena realización de este efecto amor* tiguador, la s v ig a s de las cám aras no estaban atad as a los muros E ste y O este. En su lugar se construyeron dos enorm es m uros de piedra caliza, por el lado exterior e independientes de los pisos de granito y los bloques de soporte, en los lados E ste y O este. Como ha señalado Pe- tr ie (William F linders Petrie, m atem ático e ingeniero in ­g lés del siglo xix): ‘E ntre e sta s grandes paredes están todas la s cám aras, sin ninguna ligadura y por lo tanto capaces de un asen tam ien to independiente’”.

E sta construcción se aplica, por supuesto, solam ente a la Gran Pirám ide, y en e ste caso estam os considerando una estru ctu ra construida principalm ente de piedra. No se debe deducir necesariam ente que la form a piramidal por sí sola contribuya a la resisten cia al daño causado, por terrem otos, explosiones nucleares y cosas parecidas.

Como se ha m encionado en otra parte de este libro y en The Secret P ow er o f P yraorids, la investigación pirami­dal no h a alcanzado un plano su ficien te de minuciosidad como para determ inar las diferencias en los m ateriales em pleados en la construcción de modelos de pirámide. Asi, h a sta e ste punto, continuarem os diciendo que se puede usar casi cualquier m aterial con excepción del m etal. Sin em bargo, se nos ha dicho que los constructores de la Gran Pirám ide tuvieron cuidado en seleccionar las piedras, al­g u n a s de las cuales fueron transportadas desde una dis-

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I I l 'OPKR SÍQUICO DE L A S P I R Á M I D E S

tnncin de mil kilóm etros. El problema que surge es si la piedra fue seleccionada por su tam año, resisten cia o si hubo ot ros criterios para el Hurto. Uno se pregunta si los constructores hubieran usado oíros m ateriales, de haber estado disponibles o sr consideraban que el tipo de piedra que ellos eligieron era el m aterial perfecto.

Se sabe que el granito del tipo del usado en la Cámara del Rey produce un efecto piozoeloctrico cuando se le so ­m ete a presión. ¿Acaso los constructores usaron las p lan­chas de granito |>ara procudir una carga eléctrica o se basó la selección tín icam ente en la apariencia y resisten ­cia? Se han escrito muchos libros aceren de las propieda­des extrañas de la piedra. Las sig u ien tes palabras del libro de A. E. Povvell The E lherir Dimitir se refieren prin­cipalm ente a las piedras preciosas, pero sugiere tam bién que otras piedras pueden tener propiedades especiales: “Al ser las piedras preciosas la producción m ás elevada del reino m ineral, tienen gran poder para recibir y retener im presiones... por otra parte, las gem as pueden ser una reserva poderosa de influencias buenas y deseables. Asi es, por ejemplo, que las gem as gnósticas em pleadas en las cerem onias de iniciación hace dos mil años conservan hasta nuestros días algunas poderosas influencias m ag­néticas. A lgunos escarabajos egipcios todavía son efecti­vos, aunque son de una antigüedad todavía mayor que algunas gem as g n ósticas”.

Un siquiatra neoyorquino, el doctor John Pierrakos, ha llevado a cabo una amplia investigación sobre las pulsa­ciones de energía en el hombre, anim ales, p lantas y m ine­rales. En su monografía The Energy Ftelti in Man and AUilt.nr describe la vibración dé d iversos m etales. Tam ­bién discute la pulsación de los árboles y señala que las plantas llam adas “siem pre Verdes", tien en una vibración sim ilar a la del cuerpo hum ano. La continuación de esta s investigaciones podrá revelar que ciertam en te ex iste una diferencia entre el tipo de m ateriales de las especies de madera que se usen, por ejem plo, en la construcción de las- pirám ides.

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Kl. RESIDENTE INTERIOR

Aunque todavía queda mucho por aprender sobre los m ateriales de construcción, se han uniform ado las norm as y alineam iento de la pirámide. Los modelos de pirám ides deben seguir la forma y el alineam iento N orte-Sur de la Gran Pirám ide, para ser efectivos. En la m edida en que se alteren é sta s propiedades lam bién se alterarán los resu l­tados. No se sabe plenam ente por qué ia forma es sagrada.I.a forma se presta para una gran cantidad de interpreta­ciones sim bólicas, al igual que las medidas ex tern as e internas, que ofrecen una considerable inform ación ma­tem ática. Por ejem plo, si se tom a la altura de una pirá­mide como radio de un circulo, la circunferencia de este círculo será igual a la circunferencia de la base cuadrada de la pirámide. Cualquier otra forma piram idal no produ­cirá esta fórm ula. P ara aquellos in teresados en el fasc i­nante estudio de las m atem áticas y de la Gran Pirám ide se recom ienda como ex ce len tes fuentes Secretos de la G ran P irám ide , de P eter Tom pkins, y The Viev; Over Atlantist de John Michell.

Es necesario recordar que los lados de la s pirám ides no son triángulos equ iláteros aunque están muy cerca de serlo. Si los lados fueran triángulos equiláteros, entonces los cam pos de energía se reflejarían en un patrón más lim itado y defin itivo, en cam bio al cam biar ligeram ente la proporción de la longitud de los lados y de la base, el flujo de energía se m overá a lo largo de una senda cons­tan tem en te alterada.

Tam bién deberá recordarse que los lados de la Gran Pirám ide están ligeram ente curvados. Dado que esta s irregularidades no alcanzan m ás de 76 cm, no se notan a m enos que se estab lezcan lín eas especiales de mira. Pe- trie fue el primero en llam ar lu atención sobre e ste hecho que m ás tarde fue confirmado en fotografías aéreas to­m adas por el brigadier P. R. 0 . Groves, el profeta britá­nico del poderío aéreo. Puede suponerse que esta distor­sión altera los cam pos de energía, las longitudes de onda, etcétera , pero 110 tenem os modo de saber si esto fue hecho a propósito por los constructores. H em os trazado y

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20G e l p o d e r s í q u i c o d e l a s p i r á m i d e s

alterado ligeram ente de modo sem ejan te el costado de nuestra pirám ide de cuatro m etros de altura al aire libre, pero hasta estos m om entos no sabem os q u é efectos pue­dan resu ltar de ello. Cualquiera que fuera el propósito de los constructores originales de la Gran Pirámide, el di­seño ciertam en te parece ser el m ás correcto para produ­cir cam pos de energía piram idal.

En tan to que todavía quedan m uchas form as por e x ­plorar y que el trabajo de e s te cam po en particular ape­nas se ha iniciado, todo aquel que construya una pirá­mide grande y costosa com eterá un error si a ltera el di­seño original, a m enos que lo haga en aras de la in v esti­gación. Y las alteraciones pueden ser por ejem plo, colo­car una estru ctu ra debajo de la forma piram idal, anexar habitaciones hacia el exterior, hacer ven tan as o entradas que se extiendan desde el exterior, ven tan as que sobre­salgan y otras cosas por el estilo . E stos cam bios consti­tuyen una forma d iferente y pueden distorsionar el campo original. La distorsión pudiera ser muy ligera por supuesto y tal vez aun benéfica, pero estos problemas deberán ten erse mucho muy en cuenta cuando se planee la construcción.

En el capítulo Un lugar especial hem os discutido la existencia de ciertos lugares que aparentem ente tien en cam pos de energía únicos o enriquecidos. De tiem po en tiem po. Las in vestigacion es señalan los cam pos especia­les generados por ig lesias, tem plos, santuarios, etcétera .

“Los grandes adoratorios generalm ente se erigen en los sitios donde han vivido hom bres santos, donde tuvo lugar algún suceso m em orable, como una iniciación, o donde ex isten reliquias de una persona muy im portante. En cualquiera de estos casos se ha creado un poderoso centro de influencia m agnética que persistirá durante m iles de añ os”, afirm a Powell en el libro m encionado an­teriorm ente.

Y M ichell afirm a en Vicio Otwr Atluntin. “ La práctica de localización de lugares sagrados de acuerdo con el flujo de la corriente m agnética terrestre no se lim ita a

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L a ig le s ia de la U n id ad C r is t ia n a , e n fo rm a p ira m id a l. L a p irá m id e a y u d a a la m e d itac ió n .

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20» EL PODER SÍQUICO DE I.AS PIRÁMIDES

los tiem pos prehistóricos, sino que parece que toda ig lesia c r is t ia n a h a sid o s itu a d a de m odo s im ila r . La orientación de una ig lesia , aun sus dim ensiones y planos arquitectónicos, estuvieron determ inados por las líneas de las corrientes m agnéticas, de cuyos com ponentes ha­bitualm ente el m ás fu erte se ubica directam ente debajo de su torre. En este sitio las in fluencias ce lestia les, atraídas por el ápice de la torre, se combinan con la fuerza terrestre para producir la fusión”.

En vista de estos descubrim ientos es in teresan te señ a ­lar que la s pirám ides aparentem ente dejan tras de si una carga o campo de en erg ía de carácter único. Los v identes pretenden que pueden encontrar e l sitio donde estuvo situada una pirám ide durante algún tiem po. Se ha no­tado que los pájaros se reúnen en sitios donde estuvieron ubicadas pirám ides exteriores y hem os observado que nuestros perros regresan una y otra vez, aun pasados va­rios días, para olfatear en esos sitios.

Un corresponsal de San Francisco nos escribe:Durante unos tres meses tuve una pirámide de madera a va­

rios cientos de metros de la casa. La usaba para experimentos pero la demolí cuando decidí construir una de mayor tamaño más cerco de la casa. Un día noté que mi perro estaba echado sobre esc sitio preciso. :V o le di mucha importancia al hecho hasta que se repitió con frecuencia. Continuó el perro acudiendo a aquel sitio hasta que termine mi otra pirámide, entonces em­pezó a echarse al lado de ésta.

La investigación de cam pos de energía poco com unes en relación con áreas y volúm enes, ha llevado a Benson TIerbert, director de los Laboratorios Parafisicos de In­glaterra, a especular acerca de la relación de la arquitec­tu ra con el poltergeísm o. Sheila O strander y Lynn Schroeder c ita a H erbert como considerando “ la posibili­dad de hacer el diseño de una casa de duendes, de una for­ma tal que pueda estim ular los incidentes paranorm ales, una especie de ‘casa encantada científica' en la que se

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D ibu jo de u n a r t i s t a q u e r e p r e s e n ta u n a c a s a en fo rm a p ira m id a l.

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SUPERFICIE PLANA

re c a m a ra '

14-0 X 14-0 ^■recamara& 14'-CT X 14'O"

CLOSET

hornillo n

COCINAl2*-cfx 12-e"

ENTRADA

COMEDOR

14'-0" X 14-0"ANAQUELES •>

CANTINA CHIMENEA

P R IM E R PISO

PLAN NÚMERO 1274

PRIMER WSO U 11 PIES CUADRADOS SEOL.SQQ PISO )VQ PIES C.‘ADRADOS

101 Al 2\S 3 * ÍS CUADRADOS

P r im e r p iso del m odelo de c a sa en fo rm a p ira m id a l.

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EL RESIDENTE INTERIOR 211

r e c a m a r a

BAÑO

CUARTO MAESTRO

15-0"X 15-0*

SALA DE ESTARP A R T I S U P E R IO R O E LA S A IAI4-0,’X8̂ 0'

HACIA _ ARRIBACOMLOOR

CLOSET

SE G U N D O P IS O

S e g u n d o p iso del m odelo de c a s a en fo rm a p ira m id a l

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212 E l. PODER SIQUIC O Dfc LAS PIRÁMIDES

incorporen rasgos arquitectónicos que he v isto en ciertos castillos escoceses ‘en can tad os’; v isualizo e sta s form as como secciones hipergeom ¿tricas”.

Pero el encantam iento de las personas que han exp e­rim entado el espacio piram idal se ha lim itado a sen sa ­ciones de paz, vitalidad, apartam iento, descanso, cura­ciones y despertar esp iritual. E stas eran la s cualidades buscadas por la congregación de la Ig lesia U nitaria de la Cristiandad de H ouston. Texas.

El nuevo edificio de la ig lesia , que abrió su s p u ertas en agosto de 1973, fue una visión de su m inistro, el R eve­rendo John Rankin. En el núm ero de octubre de 1975 del Houston, l la m e and C arden , se dice: “La congregación había crecido con tanta rapidez que se n ecesitaba un nuevo edificio. Se estudiaron diversos proyectos hasta que Rankin tuvo una poderosa visión de una pirámide dorada. ‘En el a ltar cen tral’, escribe en un libro reciente, .‘estab a un gran sácerdote im partiendo la comunión'. Rankin dice que tuvo el impulso de com partir e sta experiencia con el com ité de construcción a pesar del ex isten te escepticism o hacia todo lo que tuviera aspecto de visionario. A ctualm ente la pirám ide dorada de Rankin recibe a m ás de un m illar de fieles cada dom ingo...”.

La ig lesia tiene una base cuadrada de tre in ta m etros por lado. Un m iem bro del personal del P lanetario Burde Baker de H ouston ayudó a alinear la estru ctu ra sobre el eje N orte-Sur. Rankin nos dijo que el nuevo edificio de la ig lesia duplicó la capacidad de fieles sentados que ten ía el antiguo tem plo pero (pie la asisten cia ha aum entado con tanta rapidez que no bastan las sillas p legadizas que se ponen en los pasillos para acomodar a los fieles. Otros m inistros de d iferentes denom inaciones de d iversos e s ta ­dos del país y de otras naciones le han pedido datos sobre su pirámide.

H asta donde sabem os, la casa-pirám ide de m ayor ta ­maño que se conoce será construida cerca de Oklahoma City. Recibimos una llam ada telefónica de un m atrim onio joven que nos informó de su s deseos de construir una

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EL RESIDENTE IKTEKlOR •m

verdadera casa piram idal, y deseaban que los v isitára ­mos. Pasarnos una noche fascinante con el m atrim onio Sm ith planeando la construcción de su hogar y discu­tiendo los fenóm enos piram idales. Al m om ento de escri­bir e sta s lín eas la casa está en proceso de construcción sobre una base de vein te m etros. Tendrá una altura de cerca de quince m etros y estará coronada por una cu­bierta de vidrio.

Me invitaron a ponerme en contacto con la com pañía constructora que hizo los planos de la casa . Se trata de H eritage Hom es Plan Service Inc., de A tlanta , G eorgia, y supimos que la em presa ha vendido 102 ju egos de planos en d iversos estados, Canadá e Irlanda.

El exterior tiene acabados traslapados, pero puede ser de fibra de vidrio y otros m ateriales de bajo costo de m antenim iento. F ren te a la puerta se usaron losetas de piedra. Cada esquina del prim er piso de la pirámide con­tiene un cuarto. Hay un pasillo en tre las habitaciones, que tienen cinco m uros. H ay dos recám aras, una estancia y un comedor. El vestíbulo, despensa, cocina, área de servicio, esca leras y un baño com pleto están en la por­ción central del piso principal. La estan cia es de dos pisos de altura con una chim enea en una esquina. Todas las habitaciones principales del prim er piso se abren hacia pasillos cubiertos. Todo el segundo piso es una gran re­cám ara principal dotada de un baño en un rincón.

Con la clase de resultados obtenidos en los diversos experim entos, ¿qué tipo de resultados esperam os de la exposición constante al espacio piramidal? E s excitante la especulación en e ste campo cuando nos detenem os a reflexionar que no solam ente los h ab itantes de las pirá­m ides estarán su jetos a la energía piramidal durante m uchas horas, del d ía y de noche, sino tam bién su s a li­m entos, ropas y todos su s objetos personales.

No sabem os en realidad cuál será el resultado final. Los resid en tes de la pirám ide adoptan una actitud vale­rosa. Son los precursores y de ellos aprenderem os más que de cualquier otro modo. ¿Será su desarrollo físico,

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214 F.l. PODER SÍQUICO DE LAS PIRAMIDES

m ental y espiritual tan ev idente y atractivo para el resto de nosotros que las pirám ides lleguen a revolucionar el ramo de la construcción? ¿0 algún día abandonarán su s construcciones, que perm anecerán vacías y abandona­das, com o sitios que darán origen a m itos y supersticiones en loa años futuros? ¿Serán contem plados en el futuro los hijos de los actu ales h ab itan tes de las pirám ides com o la gén esis de una raza hum ana superior, o serán los in a­daptados de mañana? ¿Responderán los h ab itantes de las pirám ides a su prójimo con un nuevo am or, m adurez, ca ­ridad, o encontrarán el am biente exterior tan poco in te­resante que se convertirán en reclusos exiliados de un mundo con el que no desean enfrentarse? E sas id eas son excitantes; y tam bién aterradoras.

¿Cómo deberán d iseñarse esa s casas? ¿Qué habitacio­nes y actividad deberán planearse para las ubicaciones particulares de la estructura? No todas las actividades pueden ten er lugar en el centro de la pirám ide, la Cá­mara del Rey o cerca del ápice. ¿Y que hay de nuestros experim entos con plantas y alim entos... significan algo? ¿Debemos prestar atención a la s lectu ras de n iveles de energía de los clarividentes? ¿Y los efectos indeseables que se registran en la esqu ina suroeste?, ¿o la esquina noreste donde prefieren descansar los anim ales?

La evidencia hasta la fecha indicaría que la pirám ide opera para beneficio del hombre. E s in teresan te señalar que la s personas que sufren claustrofobia han declarado que nunca resultaron afectados de ese modo dentro de una pirám ide, por m ás estrecho que pareciera el sitio.

Pero m uchas de nuestras preguntas deben aguardar respuestas que solam ente pueden provenir de una expo­sición constante a los poderes de la pirám ide. ¿Por qué puertas pasarán para darnos las respuestas?

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14 Experimentos: confirmaciones de laboratorio

Los inform es del laboratorio descansaban en el escrito­rio frente a nosotros. S iete largos días habíam os esp e­rado por esto s inform es y el m om ento de la verdad estaba a la m ano. No era realm ente que, nos decíam os a noso­tros m ism os, si los resultados fueran positivos hubiéra­mos tenido que explicar que no se puede asignar m ucha im portancia a una ser ie de pruebas hechas con sola­m ente cuatro sujetos; si fueran n egativos, sería n ecesa­rio que concluyéram os que hay ta n ta s variables qué con­siderar, que habría que comprobar m uchas cosas y hacer m ás pruebas.

"R ealm ente no podemos im plicar dem asiado en uno o en otro sentido", nos dijim os m utuam ente. Y el eco siem ­pre era, “es cierto, pero...” Sin em bargo era aquel "pero" lo que nos ten ia em ocionalm ente en ascuas y no podía­mos sacudirnos la sensación de que esa s pruebas eran im portantes. D ijéram os lo que dijéram os a otras perso­nas, no podíam os n egar que buscábam os cierta clase de

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

confirm ación. E sta era la cuenta regresiva, y todos los centenares de pruebas que pudieran seguir, todos los re ­su ltados estad ísticos que habría que comprobar an tes de que otros pudieran decir que las pruebas eran sign ifica­tivas, todo aquello era una som bra sobre nuestro opti­mismo. N uestras m en tes nos decían que los inform es m ostrarían en e i m ejor de los casos “direcciones para la investigación", pero nuestros corazones nos decían que allí estaría o no la respuesta.

Tal vez necesitábam os aquel gesto de confirm ación tanto como la “señ a l” que implora un devoto religioso cuando lo atorm entan la s dudas. ¡Cuánto tiem po había­mos trabajado con las pirám ides, buscando y encon­trando una y otra, vez resultados de un tipo y otros que no esperábamos* que habíam os llegado a adquirir una fe en los extraños poderes de las pirám ides! Pero siem pre teníam os dentro de nosotros a un Santo Tomás que nos preguntaba incrédulo cóm o una caja ordinaria, cual­quiera que fuera su form a, podía afectar su s contenidos de modo tan especial.

A sí en e sta ocasión nuestra señ a l sería la capacidad de la pirám ide para alterar ciertos estad os fisiológicos del cuerpo hum ano. Las pruebas habrían de consistir en me­diciones de la tem peratura de la piel an tes y después de la exposición a la pirámide, de fotografías kirlianas de las yem as de los dedos, y una serie de pruebas de sangre, incluyendo la búsqueda de cantidades dim inutas de mi­nerales. Las pruebas tendrían que ser llevadas a cabo por un médico e investigador muy respetado y las m ues­tras tenían que env iarse a un laboratorio bien equipado.

N u estra im paciencia y ansiedad indudablem ente au­m entaron debido al lapso de tiem po que transcurrió desde el día en que hicim os arreglos para que se llevaran a cabo las pruebas y el día en que se realizó esto. A si nos preocuparnos de los resultados en m edida mucho mayor- de la que realm ente m erecían, pero no va le la pena discu­tir con uno mismo en esa s situaciones. Era el momento de retener el aliento.

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«INFIRM ACIONES DE LABORATORIO 217

Muchos experim entáis nos llevaron hasta ese punto. Habíamos experim entarlo y teníam os m uchos inform es do gentes que registraron cam bios «le esLados físicos y m en­tales como resultado del uso de las pirám ides. M uchos com unes denom inadores habían surgido en el proceso de las personas qtie nos relataban sus experiencias sobre curaciones. Y ocasionalm ente ten íam os el respaldo de in­formes m édicos del hospital. Tam bién se había registrado la presencia de cam pos «le en erg ía poco com unes en sóli­dos, líquidos, p lantas, insectos y anim ales, a sí como en seres hum anos, por m edio de una diversidad «le técn icas. Habíamos explorado los cam pos de energía ta l com o los entiende la física occidental, del modo como los eoncepttia- lix.a la referencia oriental al Prana y a las teorías de cam­pos unificados así como en cuanto a la investigación de los fenóm enos síquicos. E stam os fam iliarizados con los in: ibi*mes <iue hablan de varitas m ágicas, el uso «le in stru ­m entos de zahoríes para medir los n iveles de energía den­tro «le las pirám ides. Habíam os decidido que las técnicas «le los zahoríes. si bien son in teresan tes e indudablem ente m iles, eran básicam ente de naturaleza subjetiva en tanto • pie <*1 operador formaba parte del circuito. Los resultados descansaban dem asiado en las habilidades del experim en- I ador m ás «pie en los efectos producidos por las pirám ides.

E stas cosas las teníam os en m ente cuando decidimos llevar a cabo pruebas fisiológicas que pudieran exam i­narse en el laboratorio.

A ntes «le esto , yo (Schul) dediqué m ás de tres años al estudio de la terapia de los alim entos, m edicina Isoeléc­trica, el uso de la fotografía Kirlian como medio de d iag­nóstico y así sucesivam ente. E stas in vestigacion es me perm itieron conocer al doctor Hugh Riordan, un siquiatra «le Wiehita, K ansas, quien se ofreció para llevar a cabo las pruebas fisiológicas, lo cual aceptam os inm ediatam ente.

El 1*1 de diciem bre de 1975, muy tem prano en la ma­ñana. el doctor Riordan, Brenda Scott y Lowanda Cady, asisten tes del doctor, y yo mismo, todos fam iliarizados con los procedim ientos de investigación, nos dirigim os a la

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E L PODER SÍQUICO DE LAS PIRÁMIDES

casa de Ed P ettit, en donde recientem ente él había cons­truido en el palio una pirámide do madera de 5 ni de base. Y a que era la pirám ide m ás grande que habíam os cons­truido, decidim os u tilizarla para el experim ento. F.n el rem olque ten íam os los instrum entos n ecesarios para tom ar m u estras de sangre, adem ás de una centrífuga, una cám ara portátil Kirlian con rollo Polaroid y una má­quina para tom ar la tem peratura de la piel.

Era un dia soleado y cálido, por lo que decidim os reali­zar las pruebas anteriores a las de la pirámide en el cés­ped, cerca de la pirám ide. Decidim os em plear cuatro su je­tos: Cady, S cott y nosotros dos. Las fotografías Kirlian se tom aron de las yem as de los dedos de la d iestra de cada individuo; se registraron los n iveles de tem peratura de la piel; y se tom aron m uestras de sangre. D espués cada uno estu vo por una estan cia de quince m inutos solo en la pirám ide y ahí dentro se nos hicieron nuevam ente las m ism as pruebas.

Desde luego, dos de las m edidas se obtuvieron inm edia­tam ente: la tem peratura y las fotografías Kirlian. Las diferencias en la tem peratura de la piel fueron las s i­gu ien tes en grados F ahrenheit:

La tem peratura de la peí de Cady aum entó dos grados, la de Scott 1.3, la de P ettit dism inuyó 12.6 y la de Schul11.6. No estam os seguros del porque la tem peratura de las m ujeres aum entó ligeram ente, m ientras que la tem ­peratura de la piel de los hombres m ostró un marcado descenso. Las dos m ujeres no habían estado expuestas al espacio de la pirám ide an tes del experim ento, m ientras que los hom bres si lo habían estado. Sin em bargo, lo m ás probable es que las diferencias puedan atribuirse al cam ­bio repentino de la tem peratura am biente. L a lectura an-

AntcsDcHiHtSsC a d y S c o tt P e t t i t S e h u í

KHX 90.3* 77.S 79.1°

89.0° 76.11 88.4* 76.8’

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E l d o c to r R i a rd a n to m a n d o u n a m u e s tra de s a n g re de B ill S c h u l a fu e r a de la p irám id e .

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EL PODER SÍQUICO DE LAS PIRAMIDES

terior se hizo cuando el aire era tibio, pero después que se tom aron las lectu ras de las dos m ujeres (ya dentro de la pirámide) el viento tuvo un brusco cambio dé dirección, de Sur a N orte, y la tem peratura presentó una variación de pnce grados en diez m inutos. E sto representaba aproxi­m adam ente la misma diferencia en la dism inución de la tem peratura de la piel en los dos hom bres, cuyas lecturas dentro se tomaron después del cambio de la tem peratura. E sta resu ltaría la razón más lógica. D esgraciadam ente el cambio en la tem peratura ocurrió en e s te lapso, debido a lo cual s e n a difícil llegar a conclusiones respecto a las lecturas de P ettit y Schul. Sin em bargo, tanto Cady como Scott registraron una tem peratura m ás elevada dentro de la pirámide; lo cual sugiere un estad o de m ayor relajación.

Las fotos Kirlian revelaron a lgunas d iferencias muy in teresan tes, por lo que no nos desanim am os con los re­sultados. Desde luego las fotografías son m ucho m ás elo­cu en tes que las descripciones verbales. Las fotografías que se tom aron después de estos quince m inutos dentro de la pirámide oran más brillantes, los bordes de la corona estaban m enos desgastados, las dendritas eran m ás n íti­das y el modelo estab a com pleto.

Las auras más brillantes parecían indicar una mayor cantidad de energía y equilibrio. Una comparación de las fotografías de an tes y después era sim ilar a aquellas ob­tenidas del aura de una persona que padecía a lguna en ­fermedad o fatiga y el aura posterior a un exitoso tra ta ­m iento. Las fotografías de a lta frecuencia de la yem as de los dedos, que se tom aron an tes y después de la terapia auricular, revelan la presencia de una m ayor radiación de energía y un equilibrio del m odelo después de la ad­m inistración del tratam iento. Fotografías sim ilares se producen an tes y depués de la exposición a la pirám ide.

A ju zgar por las fotografías Kirlian de las yem as de los dedos de personas que presentan condiciones patológicas, tensión em ocional, m ental o fatiga, com paradas con las yem as de los dedos de individuos sanos y tranquilos, los bordes m enos desgastados y las dendritas m ás nítidas

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H u e l l a s d e l a s y e m a s de: l o s « l e d o s d e u n i n d i v i d u o q u e su je to p la c a s a n te s d e q u e é s ta s fu e ra n c a rg a d a s en la p irá m id e .

H u e lla s de la s y e m a s de los d ed o s de u n in d iv id u o qu e s u je tó la s p la c a s d e s p u é s de q u e é s ta s fu e ro n c a rg a ­d a s en la p irá m id e .

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222 El. PODER SIQUICO DE LAS PIRAMIDES

indicáríasn estad os m ás saludables, m enos ten so s y más equilibrados. E sta s com paraciones tam bién podrían apli­carse a n tes y después a estados de exposición dentro de la pirámide.

El m édico francés P. N ogier ha adm inistrado estim u la­ción m agnética a los puntos de ruptura en el oído y ha obtenido fascin an tes fotografías de an tes y después. É stas revelan una radiación de ilum inación m ucho más alta después del tratam iento.

Es in teresan te hacer notar las sim ilitudes entre este juego de fotografías y aquellas obtenidas por m edio de la pirámide. Por lo que uno se pregunta si la n atu ra leza de la estim ulación es sim ilar. D e ser así, esto indicaría que una parte del campo de fuerza que s e produce dentro de la pirám ide, e s de un cam po m agnético aum entado.

En la m onografía “bioelectrónica", el ganador del Prem io Nobel A lbert Szent-G yorgy sugiere un m étodo di­ferente para el exam en de la m ateria en lugar del estudio habitual de la partícula. Afirm a que el estudio de la energía puede ser m ás fructífero y ofrece la h ipótesis de que el tipo de electrones de una m olécula a otra puede ser responsable del m antenim iento de los patrones de la m ateria que llam am os tejidos, núcleos, órganos y cuerpo.

H ay m ás inform ación sobre e ste tem a por p arte del doctor E. II. Frei, director del Departam ento de Electró­nica del Institu to W eizniann. Frei señ a la que los estudios han dem ostrado que los cam pos m agnéticos afectan a las célu las, tejidos, etcétera: “N o ex isten teorías rigurosas para explicar estos efectos m agnéticos aunque el análisis a yro88Q modo m uestra que deben ser muy pequeños en cam pos de hasta varios m illares de gau ss. Sin em bargo se puede presum ir que, en los s istem as biológicos, pueden acum ularse h asta los efectos m ás pequeños y producir cam bios sign ifica tivos”, afirm a en un artículo publicado en el núm ero de octubre de 11)72 del Fiulletin o f lh e A toviic S d a n t is ts .

El doctor Fríe habla de los experim entos con estim ulo m uscular, explicando que “los resultados m uestran que

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C ONFIRMACIONES d e l a b o r a t o r i o 223

prácticam ente todos los m úsculos se contraerán si se al­tera su campo m agnético... un campo eléctrico producido por un campo m agnético cam biante puede enviar una co­rriente a una célula y de e ste modo estim u lar toda clase d e m úsculos” . El doctor F rie sugiere que se use e s te mé­todo en el estím ulo del cortex. “H ay esp eran zas de que m ediante el em pleo de cam pos m agnéticos de tiem po va­riable, adecuadam ente diseñados, se puedan estim ular fenóm enos cerebrales que de otra m anera únicam ente pueden producirse m ediante la inserción de electrodos en el cráneo".

En 1938, G. C. Kimball inform ó que ex istían diferencias en las ta sa s de crecim iento de cu ltivos de levadura ex ­puestos a cam pos m agnéticos. Y en 1946 J. M agrou y P. M anigault produjeron un crecim iento anorm al en p lañ­ías con uso de cam pos m agnéticos. En la investigación mencionada, el doctor F rei afirmó: “...los datos ofrecidos en la geom etría facial polar indican elevados valores de gradiente. La com paración con las p lantas de control es muy notable...”. E stos fenóm enos tam bién se producen dentro de las pirám ides..

Fue con las pruebas de sangre, sin em bargo, donde ob­tuvim os los resultados m ás sorprendentes. Las diferen­cias son difíciles de creer, el hecho de tom ar m u estras de wungre fuera de la pirám ide y unos pocos m inutos d es­pués tom ar las m ism as pruebas y obtener lecturas con variaciones considerables resu lta una experiencia sor­prendente. H asta ahora no podem os ofrecer mucho en « uanto a la interpretación. El in ten to podría conducirnos a «mnclusiones erróneas, ya que se necesitan tom ar se n e s d e pruebas en m uchas ocasiones y con un gran número d o sujetos. En realidad, de todos modos las pruebas ha­blan por si m ism as. Pudiéram os añadir que la exposición w la pirám ide tiende a situ ar las lecturas dentro del rango normal o, cuando ya están en el rango normal, todavía más hacia el centro de este rango. P arecería que ln pirámide funcionara para poner en equilibrio los pro­cesos del cuerpo. En algunos casos, sin em bargo, no lo

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E L PO D E R SÍQU IC O L>E LAS P IR A M ID E S

hace y seria difícil decir sin otras in vestigacion es que esto se debe a las d iferencias individuales de la bioquí­mica -d é las cuales e s m uy amplio el rango de acuerdo con el doctor Roger W illiams, bioquím ico de la U niversi­dad de T exas, en A u slin -, o si e s ta s lecturas son etapas tem porales del a ju ste del cuerpo, y así por consiguiente. A todas luces, las diferencias ex isten y m erecen m ás in ­vestigaciones. D entro del concepto holístico del hombre, cualquier interpretación de lo que sucede en la sangre como resultado de la exposición a la pirámide no debe in ten tarse dentro de solam ente un marco de referencia m ecánico-químico. Todas las funciones del cuerpo - f ís i­cas, quím icas, eléctricas, em ocionales, m enta les y esp iri­tuales no deben considerarse por separado sino como com ponentes de un sistem a dinám ico integrado. En tanto que pudiéram os decir ahora que el rango de c ierta lec­tura es tal y tal, quizá m añana calificaríam os esto aña­diendo “bajo ciertas condiciones”.

D espués de exam inar m uchos inform es con respecto a la aplicación m édica de los efectos de los cam pos m agnéticos, el doctor Frei afirmó: “Uno se sorprende por la diversidad y lo que en ocasiones parecen ser resu ltados increíbles, por ejem plo cuando se habla de la curación de h eridas por m edio de m agnetos. Por otra parte, otras investigaciones parecen estar m ás plenam ente docum entadas; un estudio inform a que el crecim iento de ciertos tum ores se retrasa o inhibe en tanto que otro trabajo describe cómo los tiem pos de aglutinación de los eritrocitos, a sí com o los tiem pos de coagulación de la sangre pueden ser afectados en cierto grado por los cam pos magnéticos*'.

Los sigu ien tes son los resultados de las pruebas de san ­gre de an tes y después:

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CONFIRMACIONES DE LABORATORIO 225

L O W A N D A C A D YRango normal Antes detpué¡f

Glóbulos blancos 5-10 000 mm5 9 600 8 300(¡lóbulos rojos 4-0 000 OOOmm* 4 530 000 4 240 000Hemoglobina 12 17 jf/dl 14.3 13.4Hematócrilo 37-52 % 43 40Diferencial

Segm entado 50-70% 12 33En banda 0-5% 1 ..Lmfoéilos 20-40% 51 64Monocitos 1-6% 0 3Eosinófilos 1-5% w.

Suero SanguíneoCobre 1.00 partes

por millón1.24 1.08

Cinc 1.00 partes por millón

1.00 1.00

Hierro 1.20 parles por millón

1.20 1.08

Glucosa 65-110 91 125

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226 e l p o d e r s í q u i c o d e l a s p i r á m i d e s

BREN D A SCOTTRango orinal A n ten Dexpués

Glóbulos blancos 5-10 000 mmr< 6 500 4 000Glóbulos rojos 4-6 000 OOOmm1 3 020 000 3 960 000Hemoglobina 12-17 *,dl 11,1 U.6Hem atócrito 37-52% 35 35Diferencial

Segm entarios 50-70% 52 42En banda 0-5% 1 ••Linfocítos 20-40% 41 48Monoeitos 1-6% 3 8Eosinó filos 1-5% 3 2

Suero SanguíneoCobre 1,00 partes

por millón2.84 2.86

Cinc 1.00 partes por millón

0.80 1.12Hierro 1.20 partes

por millón0.56 0.66

Glucosa 65-110 76 77

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CONFIRMACIONES L>E LABORATORIO 227

E D P E T T I TRango xorr/ial Ante*

Glóbulos blancos 5-10 OOOmm8 5 000 0 300Glóbulos rojos 1-6 000 OOOmm3 4 64 0 000 4 460 000Hemoglobina 12-17 g/dl 14.8 14.2Hematócrito 37-52% 44 •12Diferencial

Segm entados 50-70% 47 55En banda 0-5% ..Linfoeitos 20-40%. 43 42M (mocitos 1-6% 9 1Eosinófilos 1-5% 1 2

Suero sanguíneoCobre 1.10 partes

por millón1.53 1.32

Cinc 1.00 partes por millón

0.97 1.04Hierro 1.20 partes

por millón0.70 0.58

(¿lúe osa 65110 90 88