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Sistem atización y util idad pedagógica de los géneros literarios la asim ilación de la triada hegeliana en la preceptiva española d el siglo XIX FELIPE GONZÁLEZ ALCÁZAR Universidad Complutense de Madrid Quizás sean los géneros literarios, dentro de la tópica más intrinsecamente propia de los tratados de Preceptiva aquellos instrumentos de ma yor utilidad para configurar una idea precisa de las manifestaciones literarias universales o de una cultura detenninada. Cualquier momento histórico de la teoría poética ha intentado una clasificación que justifique y ordene todos los cauces de expresión literaria. Tal es la importancia de este tratado para la Poética antigua y moderna que nuestro acercamiento a los textos a  n sin tener un profundo conocimiento en cuestiones teóricas, depende de él en gran medida. Esta manera de juzgar a los géneros como instituciones sociales reconocidas por todos se encuentra expuesta a cualquier efectiva intención por parte de los integrantes del sistema comunicativo literario escrit ores, lectores, críticos...) de ser defendida o reformada en sus cauces formales  . En ese sentido destaca siempre la voluntad racionalizadora de una corriente o estadio de la Poética normativista para sistematizar los textos dentro de un esquema genérico sometido a tensiones delimitativas y jerárquicas, mayores cuanto más rigor purista impulsen a los críticos. Merece la pena detenerse a analizar un momento peculiar de nuestro pensamiento teórico-literario: aquel en el cual el triunfo de la triada hegeliana se impone de ntro de los manuales educativos en un intento definitivo de defend er un sistema de géneros lógico filosófico y coherente. Interés que nos despierta de raíz desde la misma incong ruencia de hallarnos dentro de un juego de supe rposiciones entre esa Poética normativista a que aludíamos y las nuevas poéticas de orientación filosófica, fantástica o psicológica, propias de la modemidad y nacidas con el siglo XDC. Proyectaremos en este artículo los procesos y motivos Posiblemente siempre existan condiciones previas que condicionan nuestra aproximación a los géneros. Por ejemplo Claudio Guillén reconocía seis: sociológicas estructurales pragmáticas histári- cas lógicas y de wnversalidad o limitación de cada género. En Entre lo uno y lo diverso Barcelona Crítica 1985 pp. 145 y ss. Castilla 28 29 2003 2004. pp. 111 130

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  • Sistematizacin y utilidad pedaggica de los gneros literarios:la asimilacin de la triada hegeliana

    en la preceptiva espaola del siglo XIX

    FELIPE GONZLEZ ALCZARUniversidad Complutense de Madrid

    Quizs sean los gneros literarios, dentro de la tpica ms intrinsecamentepropia de los tratados de Preceptiva, aquellos instrumentos de mayor utilidad paraconfigurar una idea precisa de las manifestaciones literarias, universales o de unacultura detenninada. Cualquier momento histrico de la teora potica haintentado una clasificacin que justifique y ordene todos los cauces de expresinliteraria. Tal es la importancia de este tratado para la Potica antigua y moderna,que nuestro acercamiento a los textos, an sin tener un profundo conocimiento encuestiones tericas, depende de l en gran medida. Esta manera de juzgar a losgneros como instituciones sociales reconocidas por todos se encuentra expuestaa cualquier efectiva intencin por parte de los integrantes del sistemacomunicativo literario (escritores, lectores, crticos...) de ser defendida oreformada en sus cauces formales i . En ese sentido destaca siempre la voluntadracionalizadora de una corriente o estadio de la Potica normativista parasistematizar los textos dentro de un esquema genrico sometido a tensionesdelimitativas y jerrquicas, mayores cuanto ms rigor purista impulsen a loscrticos. Merece la pena detenerse a analizar un momento peculiar de nuestropensamiento terico-literario: aquel en el cual el triunfo de la triada hegeliana seimpone dentro de los manuales educativos en un intento definitivo de defender unsistema de gneros lgico, filosfico y coherente. Inters que nos despierta de razdesde la misma incongruencia de hallarnos dentro de un juego de superposicionesentre esa Potica normativista a que aludamos y las nuevas poticas deorientacin filosfica, fantstica o psicolgica, propias de la modemidad ynacidas con el siglo XDC. Proyectaremos en este artculo los procesos y motivos

    Posiblemente siempre existan condiciones previas que condicionan nuestra aproximacin a losgneros. Por ejemplo, Claudio Guilln reconoca seis: sociolgicas, estructurales, pragmticas, histri-cas, lgicas y de wnversalidad o limitacin de cada gnero. En Entre lo uno y lo diverso, Barcelona,Crtica, 1985, pp. 145 y ss.

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    que llevaron a los tratadistas espaoles a aceptar la teora del gnero literario deHegel y ofreceremos algunas propuestas sobre el sentido y la utilidad queconfirieron a este aspecto de la tpica de sus manuales, pues afecta de raz a laconcepcin que tenan y enseriaban como modelos de estudio desde la propiainstitucionalizacin y orientacin estatal de la asignatura de Literatura 2 . Laspreceptivas se haban transformado en manuales para bachilleres y universitarios.

    Situmonos previamente en los arios que conducen a la introduccin de loscontenidos de la Esttica del filsofo alemn. Para los tericos neoclasicistas losgneros o "especies"3

    de la Literatura eran asunto muy importante. Solan conferirlesun papel determinante en la capacidad constructiva y normativista que consignabanlas partes y reglas de cada uno de ellos. Adems, estos desvelos iban aparejados de laconsiguiente incidencia en el respeto que les merecan las fronteras entre los mismos,pues uno de sus principios crticos obligaba a respetar la urcidad y la pureza,censurando abiertamente las zonas mestizas, caso comn de la comedia barrocaespaola por insinuar el ejemplo ms popular de oposicin crtica. Pese a talimportancia, no parece que los gneros despertaran demasiados impulsos terico-analticos para la Potica neoclsica, prefiriendo repetir criterios gastados desde lasconsignas de Boileau o incluso anteriores4. Significativamente esta teora de losgneros en el Neoclasicismo deveta en una de las mayores causas de la lejara de esaPotica con la realidad de la creacin literaria de su poca, por tanto no es de extrariarque los testimonios de la reaccin tuvieran especial inters en provocar un cambiodoetrinal del sistema que contribuyera a entenderlos como realidades efectivas, nocomo simples nposiciones de una normativa antinaturalista. Sin Ilegar a esaoposicin todava, los autores esparioles van a Ilevar su propio camino coincidentecon ese reproche sobre la falta de sentido crtico a la hora de aceptar un fondodoctrinal que perpeta la idea de que las obras literarias deben aspirar a convertirse enremedos de poemas buclicos o pastorales, o tragedias clasicistas; en aceptar que cadagnero impone un estilo retrico; en afinnar que existen, jerrquicamente, unos msrelevantes en su canonicidad que otros. Eso explica la continuidad del sistemainamovible en la crtica anterior de Wellek y Warren y la escasa entidad de sus bases

    2 COMO es lgico, no queda bajo la competencia de este artculo asumir el riesgo de implicarse enun esfuerzo terico por clarificar el concepto cie gnero, tampoco de restunir o explicar la ingente bi-bliografia al respecto. Remitimos a cualquier manual reciente que trate de estas cuestiones entre espe-cialistas.3 Asi los llama Luzn en su Potica (1737 y 1789). Para una visin pormenorizada de los sistemasgenricos en el siglo XVIII espafiol remito inexcusablemente a los trabajos de Jos Checa Beltrn,principalmente a Razones del buen gusto, Anejos de la Revista de Literatura, 44, Madrid, CSIC, 1997,pp. 147-163.4 Ren Wellek, Austin Warren, Teora literaria, Madrid, Gredos, 1985, 4" ed., p. 276. Otros comoAguiar admiten la dificultad de explicar la situacin del siglo XVIII, cuyos tericos hubieron de encon-trarse directamente con el cultivo exitoso de gneros mixtos que nacen a la modemidad, por lo general,en estos afios; por ejemplo, la tragedia urbana o la altacomedia. Vid, Vitor Manuel de Aguiar e Silva,Teora de la Literatura, Madrid, Gredos, 1986, p. 167.

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    tericas5 . De manera sefialada, los primeros cincuenta afios del siglo XIX, en lotocante a la materia genrica van a parecemos un campo de discusin abierto a lasconexiones con el pasado: jerarqua de gneros marcados (pica, dramtica),inestabilidad de reas genricas, pretensiones de totalidad, brusca separacin entregneros en verso (poticos) y gneros en prosa (literarios) con la tradicionaldesubicacin de la novela y el cuento... Sobre la aceptacin general del triadismogenrico actuaban en defmitiva los mismos factores de siempre: la presinmoralizante que era proclive a la defensa de un cuarto gnero, la Didctica, en fonnade cajn de sastre (stiras, ejemplos, ensayos o formas autobiogrficas entendidascomo confesiones...), y la falta de estatuto nonnalizado para la lirica dentro de lajerarqua potico-normativa. Esa presencia de la jerarqua 6 se nos hace patente en ladisolucin de poemas liricos en la potica del padre Juvencio y en sus continuadores:tanto Losada, como Velzquez o Masdeu son capaces de distinguir entre "especiesinferiores" o "poemas menores" (formas mtricas, tonos poticos, temas deter-minados...) por un lado, y la dramtica (tragedia y comedia) y la epopeya por otro.Aparte de la confusin de lo que Genette procura llamar por su nombre en un famosoartculo7, si alguna consecuencia debemos extraer de esa idea jerrquica y de ladescompensacin lrica es que no se distingua claramente la importancia de la tradaen la sistematizacin genrica pese a haber estado presente, de una manera u otra,desde el comienzo de la historia de la Potica: o juntan al mismo nivel todos losgneros (Jovellanos, Snchez Barbero), o re nen diferentes poemas liricos bajo laetiqueta de poemas menores (Losada, Masdeu) o decididamente optan por disting-uircuatro gneros, lrica, pica, dramtica y didctica al mismo nivel (Snchez Barbero).Todas esas combinaciones pueden ser incluyentes y casi todas encontrarn

    5 Siempre hay excepcicmes. En Espafia la ms famosa es la que concluce a la doctrina sobre el gnerohistrico de la tragedia whana, definida por el padre Andrs, y tambin llamada comedia lacrimosa, pattica..Sin contar con las pocas palabras de Luzn y de Jovellanos (autor de El delincuente honrado, 1773), hubo deser Santos Dez Gonzlez quien tratara por extenso de ella en sus Instituciones Poticas, Madrid, BenitoCano, 1793. Pese a todo esta obm es una parfiasis de la potica (Venecia, 1718) del pacIre Juvencio, famosapor publicarse jtmto a la retrica (Lyon, 1708) del padre Colonia por los jesuitas para reemplazar a la obm deCipriano Surez. EnDe arte rhetorica libri Villagarsiae, Typis Seminarii, 1726.6 El principio jerniuico actu desde el comienzo por razones inciertas (Ren Wellek, Historia dela crtica moderna (1750-1950), I, Madrid, Grecios, 1989, pp. 32-33), ya fueran estilisticas o temticas,morales o todas a la vez. Checa Beltrn (Razones del op.cit., pp. 157-163) recuerda desde la ambiva-lencia clasicista (para Aristteles la tragedia, para los renacentistas la pica) que el XVIII espahol partede la prirnaca del docere entre los fines y de la irnportancia de las formas mtricas y el estilo: "Cual-quier rasgo defufitorio de un gnero supone frecuentemente, como digo, una implcita valoracin jerr-quica. [...] En la teora clasicista es evidente que la jerarquizacin es tcita en la definicin de cadagneTo." Por el estilo elevado, los temas y los personajes, y la funcin educativo-hedonista, la tragediaconservaba ese primer lugar acornpaada de la pica. Para una vindicacin de la lrica hay que esperarhasta Dez Gonzlez en pleno prerromanticismo.7 "Gneros, "tipos", modos", de 1977, se puede leer traducido en M. Garrido Gallardo (ed.), Teorade los gneros literarios, Madrid, Arco \ Libros, 1988, pp. 183-233.

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    continuidad en los comienzos del siglo XIX y se extendern durante aos8 . Latendencia a expresar el cauce natural de los gneros liter-arios en un sistema tridico9no tera por qu incluir a la lirica, siguiendo el ejemplo de Aristteles 10, peroefectivamente es la revolucin en su estatuto el que supondr un giro en la manera deentender el sistema de grteros. Debera entreverse en el manual que supuso uncambio radical en el devenir histrico del pensamiento literario espariol, la traduccinadicionada de ejemplos hisprcos de las Lectures on Rhetoric cmd Belles Lettres,1783, del predicador escocs Hugo Blair l I Esta obra no era una potica, sino un texto(al igual que su traduccin) concebido para la enserianza en una ctedra de Retrica.Y como tal se entendi y utiliz oficialmente en Esparia por libro de texto obligatoriopara la enserianza de las Humanidades hasta que se decidi cambiar por el deHermosilla (1826). Esta consideracin impone una particular visin generalista delconcepto de Literatura basado en la globalidad educativa, para la cual existe unalgica partitiva entre los gneros en prosa (elocuencia e historia, junto a las novelas) ylas composiciones poticas 12 . De estas ltimas no se puede inferir un mayor inters

    8 Diez Gonzlez, Instituciones..., op.cit; Gaspar Melchor de Jovellanos, Leceione.s de Retrica yPotica, en Obras de..., Madrid, B.A.E., XLVI, 1963, pp.114-146; Luis Jos de Velzquez, Origenesde la Poesa Castellana, Mlaga, Hrdos. de F. Martnez de Aguilar, 1797, 2a ed.; Juan Cayetano Losa-da, Elementos de Potica, Madrid, Vda. e hijo de Marn, 1799; Juan Francisco Masdeu, Arte poticafcil, Valencia, Burguete, 1801; Francisco Snchez Barbero, Principios de Potica y Retrica, Madrid,Imprenta de la admn. del Real Arbitrio de la Beneficencia, 1805.9 La bsqueda de la armona sobre el tres es previa en la teora literaria a la peculiar situacin de lalica en el sistema hegeliano; parte de la particular visin expresivo-retrica que la combinacin deteoras anteriores que Diomedes hizo famosa en el siglo IV y que se traspasa a los esquemas de San1sidoro de Sevilla (activo, narrativo y comn), los genera de la Retrica, la rota Virgilii y las mltiplescombinaciones de las artes poetriae en la Edad Media. Vid. por ejemplo, en el libro conjunto de A.Garca Berrio y J. Huerta Calvo, Los gneros literarios: sistema e historia, Madrid, Ctedra, 1991, p.22 y p. 106.10 No podemos avalar que Aristteles aplicara una base tridica. Tanto si hablamos de registros omodos de imitar como si presentamos histricos esquemas de superposicin de niveles (Huerta Calvo,Los gneros..., op.cit., pp.94-100), debemos tomar el suficiente margen de distancia como para indicarlas causas histrico-tericas de la inexistencia de la lirica como gnero literario mimtico en la Poticade Aristteles (al moclo de Kte Hamburger, La lgica de la literatura, Madrid, Visor, 1995, pp.94-100). En el caso de Horacio tampoco podemos plantear algo semejante, aunque parece orientarse a unatipificacin tridica de manera ms clara que su antecesor. No es de extraar que posteriormente algu-nos autores, alentados por la magia del tres, dieran por sentado que la lrica se vea representada entodos esos escritores a los que se acuda como autoridad en aquellas obras que no fueran dramticas nipicas. Escribe Garca Berrio, Formacin de la teora literaria moderna, I, Madrid, Cupsa, p.94: "Elpaso siguiente fue hacer de la lrica un totum revolutum en el que incluir, genticamente, todas lassubespecies poticas no claramente picas ni dramticas."

    Jos Luis Munrriz, Lecciones sobre la Retrica y las Bellas Letras, traducidas y adicionados apartir del original ingls de Hugh Blair, Madrid, Imprenta de A. Cruzado y ca., 1798-1801, 4 vols.Cito por la 3a edicin, Madrid, Ibarra, 1816-1817, 4 vols.12 Recordemos que para Blair la esencialidad de la poesa no puede defiirse ni por lo ficticio, ni porla imitacin, ni tampoco por la versificacin, sino por el lenguaje de la pasin y la imaginacin. EnLecciones.., op. cit, 1:11, pp. 305-306.

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    por unas u otras, ni un decidido afn por ajustar un sistema coherente y rgido. Sumisin educativa y de prestigio le conduce a describir los ms nportantes tipos dePoesa: pastoral (la buclica), lirica (sinnimo de oda), didctica (stiras y epstolas) ydescriptiva, poesa de los hebreos, pica y dramtica (comedia y tragedia). Sihubiramos de extraer conclusiones determinantes, la primera abonara la opinin deque si bien la lirica tiene una personalidad cerrada todava no ha llegado a suexpansin. Blair-Munrriz distinguen perfectamente las formas (mticas) peroincluye ciertas especies entre los tipos genricos. La falta de creencia en la divisintridica suele siempre afectar a la complejidad de la lrica, pero tambin parece unexponente muy clarificador de la tentacin educativa-moral por la vinculacin muycercana de sta con la complacencia y el hedonismo artstico. La inclusin de lapoesa de los hebreos es una clara muestra de esta falta de coherencia; su inclusinobedece al prestigio del origen semidivino de la Poesa. Pero tampoco podemosderivar de esto que a Blair y su traductor no les interesaba tener claro un sistema degneros. En ese manual hay en principio un intento de diferenciacin global de loliterario bajo un principio binario: hay composiciones en prosa y poticas, lassegundas se distinguen por la defmicin de Poesa. Este principio diferenciador chocacon una realidad, la existencia de la novela entre la prosa, pero definida por sucomponente imaginativo, y con una posibilidad, el hecho de que se pueden dar obraspoticas en prosa. El binarismo de la Literatura, en tanto sinnimo de Bellas Artes yRetrica conjuntamente es bsico; la Poesa queda orientada hacia el mbito de losentimental como rasgo comn especfico por ms que los principios fundamentalesde corte tradicional retrico sean compartidos.

    Ms adelante, por influencia general de Blair, el tratado de gneros en laPreceptiva sigue ininterrumpidamente repitiendo esta particin verso/prosa, peroen la zona de mayor labilidad de lo potico los esquemas dependen de laimportancia concedida a gneros o poemas menores (como los conocen Mata yHermosilla) I3 que acabarn por formar parte de la lrica. Tambin se mantiene,sobre todo en las poticas en verso como la de Martnez de la Rosa (1827) elprincipio purista del neoclasicismo contra la mezcla de gneros. En lasAnotaciones, la nota 2 es clarsima al respecto: "...; pero la mayor dificultadconsiste en no traspasar la breve distancia que a veces separa dos clases diversasde composicin. Al exponer en seguida la ndole peculiar de cada una de ellas, ycmo la han desconocido algtma vez nuestros buenos poetas, aparecer msclaramente la necesidad de no faltar nunca a principio tan importante." I4 En elCanto IV de la Potica, esta fcil indiferenciacin provoca la complacencia endescribir minuciosamente las distintas composiciones que tienen un lmite ms13 Luis de Mata y Araujo, Elementos de Retrica y Potica, Madrid, hiipieiita de J. Mrtir Abelln,1818; Jos Gmez Hennosilla, Arte de Hablar en Prosa y Verso, Madrid, Imprenta Real, 1826, 2 vols.14 Potica y Anotaciones, en Obras de..., II, B.A.E., Madrid, Atlas, 1962, pp. 295. La tradicinhoraciana es dernasiado intensa en los poemas didcticos con origen en el suyo, de tal manera que sereproduce el fonnalismo genrico de adecuacin decorosa entre el tono, el contenido y el metro.

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    npreciso: gloga, idilio, elega, odas... Los siguientes cantos se dedican a ladramtica y la epopeya. En otros tratadistas se observan similares aspectos, enalgunos casos contradictorios, frente la estatismo rgido del Neoclasicismovolcado hacia la educacin ms que hacia la normativa sobre los escritores.

    Cabra esperar de Gil de Zrate (1842) una radical separacin, consciente deque su manual apuntaba a un concepto nuevo de Preceptiva avalado por loscambios legislativos. Acerca de los gneros haba la necesidad de un sistemaarmnico y estructurado que respondiera a los intereses de unos tratados que seencuentran camino de un descriptivismo en tensin con el mantenimiento de unasestructuras de prestigio. De momento slo intenta desmontar elucubraciones. Elpropsito es presentar una clasificacin educativa para lo cual la clave es lautilidad pedaggica y la visualizacin particular de la teora preceptista: "Variosson los sistemas que podramos seguir en esta clasificacin, mas como no ofrecenutilidad alguna, nos contentaremos con la ms general, en esta forma: escritos queslo admiten la prosa; escritos que deben estar en verso, y escritos que usanindiferentemente la prosa y el verso. [...] dividiremos todas las composicionesliterarias en composiciones en prosa, composiciones en verso y composicionesdramticas. 5 Parecer ms interesado en recalcar la importancia jerrquica de ladramtica que en instituir y defender un estatuto particular para la lrica,confundida con la oda y sus tipologas. Hasta ahora, bajo complacencia de lostericos, ha tenido ms importancia la representatividad de los gneros (porejemplo, su influencia directa en el lector) que su sistematizacin. La visin quese tena no naca del seno de la propia interioridad de la Poesa, por no decirLiteratura en sentido extenso, sino de la visin extema del hecho de lo escrito, yde ah hacia la particin genrica.

    No era esa la manera en que los filsofos y crticos del Romanticismoalemn haban abordado la cuestin, que consideraron prioritaria por el mismoconcepto jerrquico que mova a Gil de Zrate: se buscaba potenciar los gnerosque la Edad Media (formas mtricas, cantares de gesta, romances...) o la propiamodernidad (fimdamentalmente el drama de fines del XVIII, considerado unamixtura) haban puesto de moda entre el pblico. A partir de esa idea surgi unanecesidad de enfrentarse a los sistemas clsicos y proponer solucionesalternativas: nuevos gneros, fomento del hibridismo, naturalismo descriptivo oabolicin general y total a cambio de la unidad absoluta de la Poesa. La doctrinaromntica ha sido etiquetada de multiforme y contradictora, en cualquier casodesde el punto de vista de la sistematizacin hay un camino aparente hasta eltriunfo de la triada hegeliana que supone la reconversin de los modos deimitacin, el orden impuesto por Goethe (pica o narrativa, lirica y dramtica)entre los gneros y las formas naturales (Dichtarten y Natwformen), y la15 Antonio Gil de Zrate, Principios generales de Retrica y Potica, Madrid, Gaspar y Roig, 1862,(1842, l a ed.), p. 175.

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    asuncin general de la teora dialctica recibida tambin desde Friedrich Schlegelcomo un trasunto de biologismo evolucionista 16 . Esta teora marcaba un procesode evolucin dinmica ajena al estatismo general de la doctrina anterior. En ciertomodo acentuaba la relacin entre la Potica y el naciente Historicismo, y permitaun verdadero entramado de conexiones deducibles, encajando las realidades de ungnero sobre otro y no simplemente extrado de las taxonomas de la Cienciamoderna al estilo de Linneo 17 . Los propsitos del Idealismo alemn, sobre todo enestos cruciales estadios de comienzo de siglo, son inevitablemente ms complejosy sobre todo conscientes de una pretendida novedad por oposicin a todo loanterior. En cualquier caso, Hegel propone un esquema general que trata deorientar en relacin a su sistema fllosfico dialctico. Su principal investigacin,poniendo en marcha un mecarsmo rgido y pretendidamente inmvil peroflexible a las novedades reales (los gneros histricos no grecolatinos), conduceen diversas fases a asociar el crecimiento en espiral con la linealidad histrica. Asla Poesa es el arte por excelencia, no unido a ninguna forma artstica (simblica,clsica y romntica) pero a la vez el ltimo estadio de un proceso que nace con laarquitectura hasta desprenderse completamente del material sensible.

    Por lo pronto en Esparia empezarn a penetrar las ideas sistemticas deHegel en esquemas parciales, con adaptaciones y bajo la superposicinesquemtica necesaria para el aprovechamiento escolar 18 . Aparece claramente enel tratado de Coll y Veh g . En primer lugar se insiste en la biparticin entre obras

    16 En palabras de Wellek, Historia de la crtica.., 11, op.cit, p.14. El ejemplo fundamental sirvipara explicar los tres estadios de la tragedia.17 Szondi nos recuerda cmo F. Schlegel se haya en la base de la dinmica hegeliana, pues el prime-ro buscaba transformar una clasificacin en un sistema coherente mediante la deduccin de los gnerossiempre vlidos de la Potica pura en combinacin con la serie de tonos (s nilar a los modos) y tiposhumanos: lico, pico, trgico con lo ingenuo, heroico e ideaL Ese sistema slo vlido en serie dinmi-ca supone la misma evolucin, la mezcla necesaria de gneros poticos y el cumplirniento de cada tonoen la serie evolutiva consecutiva: por ejemplo, el cumplirniento de lo pico en lo trgico y de ste en lolico. Vid. Peter Szondi, Estudios sobre Hiilderlin, Barcelona, Destino, 1992, p. 155-212.18 Debemos aclarar que los filtros de innduccin de las ideas filosfico-estticas eran casi siempresecundarios a travs de Francia y en menor grado de otros pases. La tardanza en la traduccin completaal francs provoca muchas de las condiciones cie retraso y de lectura tangenciales o parciales en res -menes u obras de divulgacin cientfica como manuales; esto favorece las malas lecturas, las interpreta-ciones superficiales, pero no la ignorancia total. El caso de Hegel es a n ms complejo que el de Kantpor cuanto la Esttica en su idioma original hubo de ser publicada pstumamente por apuntes de cursoen la elaboracin de su alumno Gustav Hotho entre 1835 y 1838 en tres tomos. Szondi anota la impor-tancia de resaltar la necepcin sobre la influencia ejercida en ciertos autores que, como el hegelianoVischer, desconoca alguno o todos los tomos de esa edicin primera al elaborar sus doctrinas. Vid.Potica y filosorza de la Historia I, Madrid, Visor, 1992, pp.189. En Espatia se conoca por la traduc-cin francesa de C. Bnard, y sobre la 2 edicin de 1874 se tradujeron las Lecciones de Esttica porHennenegildo Giner de los Ros, Esttica, Daniel Jorro, 1908. Hay edicin facsnil moderna en Barce-lona, Alta Fulla, 1988, 2 vols.19 Jos Coll y Veh, Elementos de Literatura, Madrici, hlipleta y estereotipia de M. Rivadeneyra,1856. Cito sobre la r edicin conegida, Madrid, Rivadeneyra, 1857.

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    poticas ("La poesa, como arte bello, entra por completo en la esfera de laLiteratura.") y las que se puedan definir como oratorias y doctrinales (oratoria,historia, obras polticas, dilogos, tratados didcticos... "por lo que respecta a laforma, pertenecen al arte, no obstante que su fin directo sea la investigacin ytransmisin de la verdad o su aplicacin til a la vida del hombre."); provocandouna prnera divisin tridica ("Arte potica, Oratoria, Obras doctrinales"), basede muchas otras clasificaciones posteriores que procurarn acogerse a estadeterminacin20 .

    El captulo de divisin de las obras poticas es un caso interesante de adopcinde criterios y justificacin de esquemas contradictorios. Afirma solemnemente: "Lapoesa se divide en tres gneros: lrico, pico, dramtico." Al modo hegeliano, sincitarlo, identifica al primero con lo subjetivo (cuando el poeta expresa el estadointerior de su alma o sus reflexiones, afectos...), el segundo con lo objetivo (elpoeta canta lo natural, lo externo, como narracin de acontecimientos pasados) yel tercero con lo objetivo y subjetivo a la vez (nos presenta una imagen de vida,representando una accin y los instintos y motivaciones de los distintospersonajes). Esta divisin, como la indirectamente referida sobre las relacionescon los tiempos, presente, pasado y futuro 21 , parta de esquemas trenzados porA.W. Schlegel, adaptados a la construccin dialctica: el Arte nace con la tesis yla objetividad pica22, evoluciona mediante el movimiento antittico por lasubjetividad lrica y se resuelve en la sintesis objetivo-subjetiva mediante ladescompensada modalidad criticada por muchos en su da, como MenndezPelayo, y el desplazamiento de su anterior estatuto en sustitucin de la modalidadmixta de la pica23 . Ese dinamismo24 es ajeno al sistema propuesto por Coll (una"diferencia esencialsima en la manera de concebir y representar la idea potica"),dando idea de un estatismo antihistoricista de correspondencia con las formas20 Op.cit, p.189. A partir de ahora reproducir las palabras de Coll entre pp.189 y 20821 Remitimos al famoso cuadro doblado, ejemplificador desde Humboldt hasta Staiger, dondeGenette considera fundamental la mayor afinidad de lo pico con lo pasado y lo lico con lo presente,resaltando la divergencia del drama. Vid. Teora de los gneros..., op.cit., pp.214-216.22 Genette ejemplificaba las divergencias entre el nac niento de la Poesa con lo lirico-subjetivo enSchelling, triunfante en la mayora de las teoras posteriores tras Vctor Hugo (con precedentes clasicis-tas) o con lo pico-objetivo al modo de la "conciencia general de un pueblo". En art. cit, pp. 210-212.2.3 4.La caracterizacin sinttica del drama es qui7ks el punto ms discutible y forzado en la tipologadialctica de Hegel", resumir Garca Berrio (Los gneros literarios..., op.cit., p.38), si bien ms adelan-te reclaca con toda precisin la "justificacin razonada" de su naturaleza sinttica dentro del sistemageneral dialctico, por razones muy cercanas a las expresadas por Coll: el proceso exterior de la accindramtica es simultnea a la expresin raima del discurso mimtico de las voces ficcionales de losprotagorstas (p. 39).24 Remachemos que para Hegel el sentido dinmico era connatural al sistema. A la representacinde la accin o de la realidad exterior le suce,de lo contrario u opuesto (en la traduccin de Giner, op.cit.,II, p.303), o sea, la subjetividad lirica. Hay un desfase evolutivo-tempor-al que slo se soluciona siapelamos al concepto no evolutivo sino dinrnico de espiral, por otro lado nunca mencionado as en lasLecciones de esttica, segn Szondi, op.cit, p. 278.

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    exteriores de la elocucin: "Pertenece al gnero lrico la forma subjetiva oenunciativa; al pico, la narrativa y descriptiva, y al dramtico, la dialogada." Laconexin entre modos elocutivos y las formas de representacin genrica noremiten al sistema filosfico, se debaten en la esfera de la lgica genrica natural,como refernos arriba de la "base natural de modalidad expresiva". Quedadefender la viabilidad del sistema recalcando la existencia de obras entre fronterasque se confunden ("por falta de gusto, de falta de originalidad o porque el asuntoas lo comporta o tal vez lo exige") o que abiertamente se traspasan ("Hemospresentado los tres tipos fundamentales de la poesa; si hay tipos intermedios, sien las obras del ingenio, y lo mismo sucede en la escala de los seres materiales, latransicin de una especie a otras es imperceptible, no por esto debe concluirse laimposibilidad de una buena clasificacin."). Tres notas adornan la presentacin deeste manual. La prnera, la constatacin de que los sistemas deben ser flexiblespedaggicamente. La Potica descriplivista, presuntamente postnormativa, admitey hasta defiende la secuencia histrica para conocimiento de gneros que porprestigio intrapotico o por potenciacin pedaggica no admiten inclusin en elreparto tripartito: "Todos los dems gneros de poesa deben hallarse compren-didos en la divisin fundamental que hemos establecido. Sin embargo, habla-remos con separacin de la poesa didctica, que es la que tiene por objetoinstruir, y de la buclica, que es la destinada a pintar la vida de los pastores,embellecindola todo lo posible."). La segunda, defender de raz la racionalidaddel sistema. Por ello critica abiertamente la divisin de Hermosilla por laincongruencia de considerar a la pica como gnero mixto: "...si es cierto que enla epopeya intervienen personajes y hablan, no puede negarse que siempre es elpoeta quien directamente refiere los discursos, no dndoles ms valor que el de unhecho pasado." Por fin, su lgica, que parece de origen ms terico-literario quefilosfico, le conduce a situar el espacio del carcter lrico en la base histrica delnacimiento de lo potico hasta la forma actual ms cercana a lo dramtico, "o bajola forma dramtica propiamente dicha"; lo que induce a una nueva interpretacinjerrquica por la relacin de la obra con la realidad social y su reflejo en cuestinde importancia o de influencia. Nunca como ahora se puede juzgar la naturalidadeclctica de su pensamiento, que lo aleja del sistematismo de Hugo ("Nopretendemos deducir de estas observaciones las consecuencias que en el prlogodel Cromwell deduce Vctor Hugo, excesivarnente sistemtico, a pesar de su odioa los sistemas, al fijar y caracterizar lo que l llama edades poticas", coincidentecon la serie que l propone), y que a la vez no ignora que en la base tridica lasformas proponen una dinmica disfinta ("No creemos tampoco hallamos en totalpugna con Hegel, que supone la poesa pica anterior a la lrica") al no tratarsedirectamente de gneros histricos los que propone analizar sino de las formas,por eso habla de lirismo o de carcter pico.

    As pues la propuesta parece incoherente si la interpretamos sobre unasimplificacin del sistema de Hegel. Pensemos en la naturalidad de la base

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    tridica histricamente reconocida (aunque slo fuera como resultado de latradicional divisin expresivo-retrica) y en las contradicciones internas delsistema hegeliano: la situacin de la dramtica, la inconsistencia de sus juicioshistricos o el dificil encaje de la historicidad en la dialctica sistemtica;contradicciones salvadas por la lgica descriptiva, la jerarqua genrica y ladefensa de gneros de prestigio. De este modo, puramente utilitario en su laborpedaggica, es posible encajar las realizaciones poticas.

    Si bien hay algunos autores como Espar o Ruiz de la Peria que insisten en losmodos de imitacin para la distribucin genrica25, en los arios siguientes,siguiendo a Coll, el sistema hegeliano tiende a perpetuarse en manuales decisivoscomo el de Canalejas. ste, que termina su incompleto manual al acabar de tratarde la pica, adapta la sntesis de la dialctica hegeliana: toda la dimensingenrica del arte literario bajo la esencia de la belleza calolgica. Difunde unesquema tridico sucesivo desde los gneros de la Literatura y sus relaciones conla esencia de lo bello (bello y bueno, de kllos) y no con su finalidad: elconsabido esquema esttico de la Poesa ("pura y perfecta realizacin de labelleza por la palabra"), la Oratoria ("exposicin de un pensamiento religioso,moral o poltico en forma imperfecta") y la Didcrica ("exposicin de la verdaden forma artstica, que puede y debe contener belleza"), adquiere un sentidodinmico en las relaciones intergenricas 26 . El volumen 11, que trata del gnero,consiste en una exposicin que adoma ciertas afirmaciones hegelianas27 junto a laconsabida crtica sobre los modos en los que se resuelve que slo existen dos quepertenezcan a la realidad: el pico-objetivo y el lrico-subjetivo, y la mezcla que

    Joaqtn Espar, Elementos de Potica, Barcelona, Hrdos. de la vda. de Pla, 1861; Francisco Ruiz-de la Peria, Rudimentos de Retrica y Potica, Bilbao, Imp. de Larumbe, 1866. Pero Espar slo trata deespecies exegticas (didctica, lirica, buclica y pica) y dramticas, reticente a atribuir a la pica sucondicin de mixta.26 Francisco de Paula Canalejas y Casas, Curso de Literatura General, I La Poesa y la palabra,Madrid, Imprenta de La Reforma, 1868 yll La Poesa y sus gneros, Madrid, Minuesa, 1869. Op.cit., I,p. 33. La referencia a la oratoria merece una explicacin. La dinamizacin genrica aciquiere carta denaturaleza cuando los fmes establecen grados sucesivos de cumplimiento en dos serie: la primera seconduce desde la belleza plena a la intencin primaria del convencimiento sobre la Poesia-Novela-Oratoria, la segunda hacia la verdad bella se cumple en la serie Poesia-Historia-Didctica. En ambas,las fases se cumplen por medio de gneros de transicin que participan a la vez de fmes y modos com-partidos. Idem, pp. 38-40.27 Hegel sita a los gneros en la sintesis del sistema potico cuya tesi es la obra potica y suantitesis probable el lenguaje potico. La serie de formas dinmicas cuenta como sigue: la pica desa-rrolla la relacin con un suceso de la realidad exterior (lo objetivo) que el cantor o rapsoda recita ma-quinalmente, con un ritmo regular y mecnico, por lo general hechos independientes del rapsoda, fuerade l; la Irica, opuesta y subjetiva, obedece a los movimientos interiores del alma, y al pensamientopersonal del poeta, cuya complejidad de mundo interior produce modulaciones variarlas de voz, for-ma...; en la dramtica, lo objetivo (accin ante nuestra vista) y lo subjetivo (pasiones de los posonajes)generan la accin a travs cie fuerzas morales en pugna que cuhninan en la representacin o lenguaje dela accin. Vid. Esttica, op. cit., 11, pp. 301-305.

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    racionahnente no se inclina a ver como una tercera forma. Opta por encontrar untrmino medio que representa la unidad y variedad del arte seg n las fases de laley esttica: de la objetividad de la bella naturaleza a la subjetividad de la fantasasintetizada en la completa unidad del arte. Coincide con Hegel en reconocer a lapica su primaca en el tiempo, ya que la visin de la realidad debe ser previa a la"pltica del mundo interior", bastando el goce de la presencia de esa realidad. Porfin, pretende demostrar su juicio contrario a todas las divisiones hegelianas,excepto las histricas (oriental, clsica y cristiana), predeterminando elcumplimiento de las fases estticas mediante la existencia de gneros detransicin de lo pico a lo lrico (elega, stira y buclica). Este remedo a Hegel, ala par que otros, queda inexplicado en su extensin debido a que no acab sutrabajo. Presenta de esta manera un mayor desarrollo de los esquemas del filsofoalemn aceptados como una normalidad de la teora potica y engarzadosintimamente dentro de la estructura superior del sistema esttico de la Calologaal que iban a tender los sucesivos autores en la distribucin de finalidadesestticas frente al modo imitativo dominante. l pennanece en el camino queparte de los modos de exposicin de la manifestacin potica: narrar hechos, decirel poeta sus sentimientos o creencias y la combinacin perfecta de las anteriores.Despus de esta estructuracin formal, la descripcin de las condiciones quecumple la pica son un resumen de los caracteres que han descrito los preceptistasanteriores a los que cita directamente: Aristteles, Le Bossu, Voltaire, La Harpe,Batteux, Blair, Marmontel, Luzn, de la Rosa, Juvencio, Gravina, Muratori,Sayous, Lefranc, Gil y Zrate y Coll y Veh. No es de extrariar que los caracteresse resuman en la tpica ms clasicista a la que ariade la voluntad de extremar laperiodizacin histrica que comenzaba a estar de moda como realizacionessucesivas de las formas generales de la epopeya griega. Recordemos que elmismo Hegel se bas en la epopeya griega como nico modelo del paradigmahistrico de la pica. Otro tanto hicieron para cada rea genrica los preceptistasesparioles respecto de la tpica de la Potica clasicista.

    Las tendencias sistemticas de los siguientes preceptistas van a considerarimposible la marcha atrs en el sistema tridico hegeliano, con el quesimplemente juegan a adomar o reconvertir a sus intereses con excepcionespuntuales, demostrando cun profiuido fue considerado el cambio sin retomo enla universalidad genrica. Pero a la vez, cun superficial, cun achacablemeramente a cambios de actualizacin y normalizacin pedaggica, pues no deotro modo se entiende la varia sistematizacin entre gneros mixtos, lascontradicciones descriptivas, la situacin de las obras consideradas didcticas(modernamente didctico-ensayisticas) y todas las derivad2s de la incongruencia,curiosamente ajena a aquellos hombres por ms que presente entre nosotros, de ladistincin poesa\literatura. A finales de los sesenta, cuando se impulsan ciertascondiciones para la renovacin de los estudios de la, defmitiva, asignatura deRetrica y Potica, en el caso de la teora de los gneros por principal

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    acercamiento expositivo a la materia literaria distribuida segn su intencionalidadfmal, se pretenda, como opinaba Laverde, no formar poetas y oradores, que sesupona que habran de formarse en la prctica escrituraria, sino la "adquisicindel buen gusto en todos los gneros de escribir que se conocen", que se resume en"educar el gusto" en la percepcin de la belleza de los textos y en "encontrarmedios de expresin adecuados"28 . La confirmacin del fin de lo normativofavoreci la transformacin de la finalidad de las obras poticas hacia eldesinters artstico kantiano, por cuanto los fines agrupados de todo el saberliterario permiten englobar un nuevo conocimiento: el docere es un acto generaldel saber, del conocer y aprender que admite tambin un nuevo delectareintrinsecamente potico.

    As pues, los siguientes autores hasta el manual de Arpa, Ortega y Fras(1870), Ascaso y Prez (1871), Gonzlez Garbn (1872) o Mil (1874), ofrecen elmismo sistema general de raz hegeliana para los gneros poticos pero de cortetradicional y retrico para la divisin general entre textos en prosa y en verso29.Arpa, cuya Teora del Arte Literario de 1874 tiene una perfecta construccintripartita, segn l bajo el mtodo de la lgica constructiva, deja establecidoclaramente el esquema genrico de fmalidades bajo los auspicios de la Estticacalolgica y bajo las necesidades de coherencia que exiga la presencia de gnerosde transicin entre los lmites del sistema. Partiendo de la generalidadconstructiva (del artista productor mediante la ejecucin del material artstico enla sintesis de la obra literaria cuyo resultado son los gneros) los fines estticos seencuentran fcilmente ajustables, con un sentido natural de las cosas que asombraen cierta medida. Cuando queremos mostrar el arte bello surge la Poesa, basadaen la belleza y en su contemplacin, donde todos los elementos se desarrollan enlibertad; confirmando esa traslacin conectiva entre tma nueva paridad docere-delectare a que me acabo de referir. La Oratoria, arte a la vez bello y til, buscaexpresar el bien y la verdad, lo que permite cierta libertad seg n el tema elegido.Por fm la Didctica, arte til, busca la verdad y a ello se supedita junto a la

    28 Gumersindo Laverde Ruiz, Ensayos crticos de Filosofia, Literatura e Instruccin P blica espa-olas, Lugo, Soto Freire, 1868, p. 101.29 Francisco Ortega y Fras, La escuela del poeta, Badajoz, Santamara, 1870; Andrs Ascaso yPrez, Lecciones elementales de Retrica y Potica, Pamplona, Bescansa, 1871; Antonio Gonz1ezGarbn, Curso elemental de literatura preceptiva, Granada, Frartcisco Reyes, 1872; Manuel Mil yFontanals, Principios de literatura General y Espaola, Barcelona, Imp. del Diario de Barcelona,1874, 28 ed. Si acaso merece la pena recuperar algunas deftniciones de Mil, ajeno a lo puramentesubjetivo u objetivo. Para l las obras poticas corresponden a los gneros de la lirica o expansiva,didctica, pica y dramtica o representwIn Se atena a principios inalterados hacia la sentimentalidadde la lica segn su Compendio de 1844 y al sentido comn, que le conduca a rehuir los generalismosdel filsofo alemn considerando que la dramtica superaba la defuticin de mixta u objetivo-subjetiva.Vid. Obras completas, I, Barcelona, Verdaguer, 1888, pp. 196 y ss.

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    descripcin de la realidad30. Bajo estos tres pricipios se abre la variedad degneros literarios. Las zonas de friccin se redistribuyen huyendo del trmino"mixto", pareciendo inconcreto, y apostando por el de "transicin", por participarde caracteres comunes a dos especies31 . El inters por las zonas mixtas, que habaconvertido en exceso de rigidez al sistema neoclsico, encuentra solucin en ladistribucin lgica no normativa, al acabar exento de nportancia el purismopotico, que cede ante la voluntad de mostrar la generalidad del sistema. El deArpa se desarrolla de la siguiente manera:

    Poticapica (objetiva): poema pico, epinicio, cuento , leyenda...Transicin a la lrica: elega, stiraLrica (subjetiva): oda, himno, cancin, romance...Transicin a la dramtica: buclicaDramtica: tragedia, comedia, drama

    Transicin entre Poesa y Oratoria: novela

    OratoriaVariedades de la Oratoria: forense, sagrada...

    Transicin entre Oratoria y Didctica: historia (y sus formas)

    DidcticaVariedades de la Didctica

    Este esquema de gneros ser, en mayor o menor medida triunfante, segnse coloque a la novela o a gneros cercanos al hibridismo en uno u otro lugar.En cierto modo este sistema pedaggico en su funcin, es perfectamente lgicopara los intereses generalistas de un profesor que no desea poner orden en laPotica, sino en la mente receptiva del alumnado de bachillerato o deuniversidad. Tampoco podemos olvidar que conforme el Historicismomanifieste un mayor inters en los textos medievales, menor sentido comienza atener la rigidez neoclsica y mayor la esquematizacin hegeliana de la Potica,tendente a permitir un cauce amplio para la asuncin mental de reas genricas.

    30 Salvador Arpa y Lpez, Teora del Arte literario, Cdiz, Imp. de la Revista Mdica, 1874, pp.235-237.31 Ya se haba enfocado as por Coll. Huerta Calvo refiere el mismo aspecto en la clasificacingeneral de Manuel de la Revilla (Manuel de la Revilla, Pedro Alcnlara Garca, Principios de Literatu-ra General e Historia de la Literatura Espaola, Madrid, Irnp. de Iravedra y Novo, 1877, r ed., 2vols.), conocidos por gneros que se forman "por una combinacin de elementos de los fimdamenta-les", como se repite casi literalmente en muchos autores. Vid. Los gneros literarios..., op.cit., p. 126.

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    La rotura de rigideces sistemticas en contra de la Potica neoclsicapermite especular con un sistema abierto a las progresivas realizaciones delingenio humano en sentido histrico dentro del esquema bsico que naturalizalos modos de expresin. Ese sentido histrico a modo de demostracin de laeternidad modlica del sistema hegeliano es el tema del discurso ledo por FrasFontanilles en 1875, cuyas primeras palabras y el ttulo muestran a las claras suintencin de "indagar a qu obedece la aparicin de distintos gneros",considerando que "aparecen ordenadamente bajo una ley fija y constante".Situado mentalmente en la naturalidad de los tres gneros como un hechoinalterable, se nos invita a un paseo por circunstancias histricas que remiten ala voluntad de cumplir un esquema fijo de aparicin de gneros: primero lapica, luego lrica y dramtica 32. Creyendo que el sistema volver areproducirse, aunque espontneamente y no al modo opuesto a la libertadhumana de la teora de las edades sucesivas de Vico, el discurso consiste en lasuperposicin del fenmeno literario en general en su propia evolucin: primerosurge la Poesa, le sigue la Prosa y por fin el aspecto productivo de lassociedades evolucionadas en la Elocuencia... Todo el folleto acaba por ser unade aquellas generalizaciones tan del gusto de la poca, importando a la vez laeternidad de los ciclos y la vinculacin de los elementos histricos con laformalizacin, "pecado" repetido hace arios por Northrop Frye, que en el fondosigue pareciendo una asimilacin, ya no tridica, de la dialctica hegeliana. Yde alguna manera deban asumir el desarrollismo histrico que sera prontoconvertido en el evolucionismo de Brunetire.

    Pero los dems tratadistas carecen de tiempo o de inters en mostrar cmolos gneros son a la vez irunutables y progresivos, les pareca ms efectivoencajar un sistema global y explicativo del que ya nunca habra de apearse elhegelianismo en la Potica y la misma inclinacin en la globalidad de la poesa,la oratoria y la didctica. As en Alfaro (1876), de la Revilla (1877), Polo(1877), Rabal (1878), Arpa (1880), Mendoza (1884)...33

    Al llegar a estas alturas del siglo, casi en la ltima dcada, los gnerosseguan pareciendo un problema en cuanto a las terminologas concretas (vanariadindose referencias concretas como las apelaciones a la temporalidad de losgneros en presente, pasado y futuro a la manera en que lo extendi el

    32 Isidoro Fras Fontatlles, Ensayo cntico sobre la ordenada aparicin de los distintos gnerospoticos y literarios en general, Tarragona, Puigrub y Ars, 1875, p.11. Sin embargo, poco antes notiene empacho alguno en criticar el excesivo sistematismo de Vctor Hugo y la generalizacin de Hegel,como si un tnnino medio permitiera explicar la distancia entre sincrona y diacrona, no entendiendoque el sistema del filsofo aletnn juega igualmente con la dinamizacin dialctica.33 Manuel Alfaro, Retrica y Potica, Toledo, 1mp. del Asilo, 1876, 2a eci; Manuel de la Revilla,Pedro Alcntara, op.cit.; Claudio Polo y Astudillo, Retrica y Potica, Oviedo, V. Brid, 1877, 4ed.;Nicols Rabal y Dez, Elementos de Literatura General, Soria, Imprenta Provincial, 1878; Federico deMendoza y Rosell, Retrica y Potica, Valencia, Rtis Monfort, 1887.

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    conocimiento superficial de Vischer) y en la colocacin de algunos gneroshbridos, con consideracin especial por la novela. En busca de unaracionalizacin, Snchez de Castro (1887), autor de uno de los ltimos grandestratados, pretende un divisin de la Literatura capaz de superar cualquierincongruencia. La mejor, a su juicio, compete a la finalidad, donde coincide conla archiconocida finalidad de la ley esttica expresada en las obras poticas (quepretenden la belleza), oratorias o morales (el bien) y didcticas (que buscan laverdad); destacando que a la vez hay que buscar cacia uno de esos fines en todaslas obras literarias en general. Conoce dichas variedades como clases, puestoque gnero rernite a un trmino filosfico que implica detenninacin ydiferencias claras entre lmites, que no se produce en modo alguno en larealidad literaria porque all se diluyen los elementos de finalidad y por laexistencia de composiciones, la historia y la novela, de clasificacin confusa34.La razn cientfica termina imponindose por un positivismo logicista: no hayverdaderos gneros (nos atenemos a ellos "para de algn modo arreglar elmtodo y clasificar las obras"), la temporalidad y la transicin genrica nopueden aceptarse (todo puede darse al mismo tiempo: "La Novela, como laHistoria, como la Oratoria, como la Didctica, es producto natural y espontneodel espritu..."35) y los sistemas tienen lmites por cuanto "hay composicionesverdaderamente inclasificables", memorias, prensa, discursos..., que usan unlenguaje potico cuando su finalidad se escapa de esa manifestacin a la par quereclaman un lugar en la libertad formal del espritu humano. Como vemos,Snchez de Castro constata errores en el sistema general que todos los demssuelen atender como excepciones, hecho que acaso pase al fin por su cabezacuando en el tratado particular de cada gnero responda directamente a losprincipios que pretenda inmutables. Por ello, apenas diferir su nmina: Poesa(lrica, pica, dramtica y clases complejas [buclica, stira, novela]), Oratoria(religiosa, poltica y forense), Didctica (obras doctrinales e histricas) y los declasificacin dudosa.

    Tras esa puntual crtica, que si algo muestra es la imperturbabilidad delsistema al ser ya imposible plantearse el hecho literario sin su concurso, lasltimas preceptivas, a pesar de muy numerosas, mantienen un esquemademasiado similar optando por olvidar definitivamente la denominacin de34 Francisco Snchez de Castro, Lecciones de Literatura General y Espalzola, Madrid, Imp. de SanJos, 1887, pp. 24-25.35 Es an ms claro en el texto que sigue: "La teora de la sucesin cronolgica de estas composi-ciones literarias no descansa en base slida; y los supuestos gneros eri su desarrollo completo, en superfeccin, podrn ser ms o menos propios de tales pocas o de tales pueblos; pero en su esencia, en suorigen, son de todas las edades y de todos los pueblos, como producto espontneo del entendisniento ydel corazn ciel hombre." Op. cit., p. 26. Surge, del propio conocimiento, un relativismo contrario aexplicar el arte como urgentico, buscando las variedades genric,as a travs de actitudes naturales enel hombre: "all donde hubo un hombre que trat de convencer a otros, y de persundirlos a hacer algopor medio de la palabra, all hubo un orador." Ibidern

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    gneros de transicin para acabar englobndose en la categora general demixtas o complejas. Proponemos por ello un esquema universalmentecompartido que, dependiendo de mayor o menor ejemplificacin de formasgenricas, casi es un calco o plantilla que abarca a todas ellas en la defmicin delos gneros literarios:

    Poticas: lrica, pica, dramtica, mixtas (didcticas, epstolas, stira,buclica, novela36)

    OratoriasDoctrinales, didcticas e histricas

    En los ltimos arios triunfan unas ideas determinantes que inciden sobreeste esquema adornndolo y limitndolo: ausencia de separacin radical entrelas fronteras genricas literarias 37, la comn denominacin de gneros mixtos amodo de cmodo desahogo para afrontar las rigideces esquemticas,explicacin de fenmenos de cronologa sin llegar al evolucionismo, y laaceptacin acrtica del esquema repetido hasta la saciedad desde haca un cuartode siglo.

    De todas las particularidades que marcan su sello sobre la teora literariadecimonnica en Esparia, las que provocan un ajuste de gneros literarios sonquizs las que ms reflejan las tensiones por mantener un tipo de preceptiva queenlazara las bases neoclasicistas con los imperativos de la modernidad esttica.Nunca como en este intento de domesticar a Hegel se observa con tanta claridadque el pensamiento potico ya nunca se vera libre del todo de suintencionalidad ltima como parte de la formacin de ciudadanos cultos.i,Acaso no ocurre hoy lo mismo con tantos utilsimos y respetables trabajos?Busquemos las causas por las cuales el esquema de dinamizacin propuesto porHegel se adapt perfectamente, como una plantilla fija, a las necesidades deofrecer un sistema que como toda la tratadstica del momento se polariz entreel mantenimiento de constantes del viejo paradigma y los ajustes del nuevo envarios movimientos de oscilacin y superposicin. Desde el purismo clasicistase vena buscando una categorizacin que respetase el estatuto jerrquico yfuera lo suficientemente amplia y racional para contener a la totalidad de los

    36 Persisten reticencias a la hora de consderar potica a la novela por la grave separacin dogmticaentre verso y prosa; as aparece a veces entre las obras de transicin, entre las histricas, o incluso, enclamorosas vueltas atrs casi en el siglo )0C, bajo las expensas de la Retrica por escribirse general-mente prosa. Sobre esto rernito a mi artculo "Teoras sobre la novela en los preceptistas espaoles delsiglo XDC", de pronta publicacin en Dicenda, de la Universidad Complutense de Madrid.37 asEn estos tres gneros no hay separacin radical. Hay Poesa didctica y Poesa Oratoria; hayOratoria potica y Oratoria didctica; hay Didctica potica y Didctica oratoria. Y todo ello es Litera-tura." En Francisco Navarro Ledesma, Lecciones de Literatura, Madrid, Imp. Alemana, 1902, 2a ed.,p. 6.

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    gneros literarios y poticos. Despus de sostener un modelo de reminiscenciasclasicistas, caracterizado por los lmites entre gneros y la yuxtaposicin degneros histricos de prestigio, se adopta la clarividente clasificacin de Hegelcomo marco general, adaptado a los intereses preceptistas. Por ello se afrontacon cierta superficialidad esta base tridica, aumentada hacia lo literario nopotico, para ayudar a poner orden en la mente de los alumnos; as se ayuda areconocer los textos, su tipologa y sus fronteras, y se encajan en un sistemaglobal de referencia. El impulso pedaggico seriala ntidamente el camino quehemos ido describiendo diacrnicamente en estas pginas, hasta el punto de quepoluciona inexcusablemente las posibilidades que ofreca la magnificacreatividad esttica del Romanticismo y de las reacciones posteriores que sevieron as muy mitigadas y restringidas. Declaremos ahora cules parecen, a mijuicio, entre causas y consecuencias, las utilidades pedaggicas que estasistematizacin38 provoca entre los tericos esparioles:

    - Primeramente, acudir a la autoridad de Hegel les permita normar el saberliterario segn criterios esttico-filosficos, uno de los principios fundamentalesy un vrtice legal de este saber transformado en asignatura. El triunfo delIdealismo hegeliano, tras el parntesis eclctico, en este punto determinado delos gneros, explica la acomodacin de los principios que definen a la Literaturacomo una totalidad sobre la que se abre una trimembracin de finalidades:Poesa y Belleza, Oratoria y Bien, Didctica y Verdad. Por no incidir en lalgica acomodaticia y en la gran coherencia del sistema, a pesar de lasdificultades de amoldar la totalidad de los gneros histricos que a n hoy nosacomparia.

    - Presentar una justificacin de la clasicista particin literatura\poesia. En suafn por explicar todo el amplio espectro de lo que el siglo XVIII, rastreable inclusodesde el mundo latino, se concordaba con las Bellas Letras39, el sistema hegelianopennita distribuir de una manera comprensible esquemas superpuestos sobre tresgrandes gneros y fmes: los literarios en sentido extenso de lo escrito conintencionalidad esttica y, lo que es ms importante para nosotros, lo potico. Esoexplica que la modema acepcin de Literatura marcada en lo ficcional o loimaginativo se embride sobre la contencin tradicional de la particin genrica,atribuyndolo a influencia retrica, que se inclina sobre ejes de pares: verso/prosa,

    38 No es momento de discutir sobre Si pica, lirica y dramtica son producto artificial de una soste-nida de una estructwacin de modos literarios o modos naturales de expresividad. En cualqt er c,asopodemos afirmar que muchos autores del CLasicismo terico no lo sostendran, en caso de hacerlo, lanmina de gneros contendra un terceto diferente: pic,a, tragedia y comedia. La jerarqua grecolatinase impota en detrimento de la Irica y frente al hibridismo novelesco, con las consabidas excepcionesque rompen la tradicin. En esa tendencia histrica se encontraba un tratadista del siglo XIX.39 Pero la voz "fiteratura" es rara incluso en el siglo XVII y se generaliza en su concepto modemo amediados del XVILL Vid. Cbitidio Guilln, El primer Siglo de Oro, Barcelona, Crtica, 1988, p. 243.

  • 128 FELIPE GONZLEZ ALCZAR

    literario potico\no potico, cannico/no cannico, culto/popular...; algunos de ellosignorados con toda naturalidad.

    - Sobre el anterior punto, una utilidad significativa del peculiar proceso deoscilacin de paradigmas se reconoce en la posibilidad que Hegel abri con suejemplo de perpetuar la doctrina clasicista. A imitacin del filsofo, lostratadistas podan cumplir con la obligacin de presentar toda la tpica clsicade raz aristotlica, fortalecida por la consistencia del estatuto lrico. Los tresgneros (en puridad reas genricas) poticos son dependientes de la normativa:la lrica sobre el ejemplo de la oda grecolatina, el drama sobre la tragedia ycomedia grecolatinas y la pica sobre la epopeya tipificada en Homero yVirgilio.

    - La doctrina en presentacin de exigencias mximas por su canonicidadtambin es til para encajar los ejemplos en una serie historiada. Por ello eltratado de los gneros sirve a muchos manuales para presentar una historialiteraria sobre el discurrir de la doctrina de cada gnero. La influenciahistoricista se nos deviene en fimdamental para defender esos gneros-tipo yengarzarlos en el sistema: sobre la tpica de la epopeya, por ejemplo, el sistemadinmico hegeliano culminaba en la narratividad a travs del paso por loscantares de gesta y las novelas de caballeras. Nuestros tericos y profesorespreferan mostrar los ejemplos diacrnicamente, as podan hablar de la pica enla Antigiiedad, en la Edad Media o en el Renacimiento. La congruencia delsistema de Hegel no les implicaba por su dinamizacin sino por su coherencia ypor su capacidad de repetir el esquema de la perennidad clasicista, eje delnormativismo preceptista.

    - La historicidad, sin embargo, llevada a su extremo, comprometa laeternidad de las exigencias de unos modelos fuera del tiempo. Bajo losparmetros de tres gneros poticos y unos mixtos o de transicin desde elcomienzo, la tratadstica se orienta abriendo la crtica y la normativa hacia unorden lgico de esquema de trabajo sobre el cual proyectar un eclecticismo parauso del aprendizaje. Ello se pretenda sobre el obstinado esfuerzo del Estado porhacer de la enseanza de la Literatura un principio bsico y com n: formarciudadanos con un nivel de conocimientos determinado para aprovechamientode la sociedad. Uno de los baremos uniformadores pasa por la falta deespeculacin reflexiva (expansiva) frente a la defensa del saber memorstico(uniforme). Eso explica tanto la facilidad de asimilacin de un sistemacoherente como pocos aunque desnaturalizado, y la persistencia en la repeticindeliberada por todos los autores de la misma tpica transmutada en lecciones ocaptulos de similar extensin.

    - La utilidad ltima, prioritaria, una vez desplegado el eje, es la de conocere imitar los modelos literarios de un pas mediante la reivindicacin de suscaracteres pretendidamente fijos a lo largo del tiempo. No olvidemos que las

  • SISTEMATIZACIN Y UTILIDAD PEDAGGICA EN LOS GNEROS LITERARIOS...

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    fuentes del pensamiento literario han permanecido estables hasta mediados delsiglo )0( en los programas educativos esparioles.

    - Debemos tambin poner nfasis en los errores obvios de la asirnilacin deHegel: la incapacidad de situar algunos gneros transformados en prestigiosos,como la novela realista-naturalista del ochocientos; la indecisin de los lmitesen los gneros de transicin, burdo intento de solucionar la etema cuestin delcuarto gnero; los resultados infructuosos a la hora de afrontar la realidadcreativa de su poca, produciendo con su ignorancia ese regusto a saber ariejo einconsistente que los crticos de esa pedagoga elevaron sobre ciertos mritos ycambios elocuentes; la artificiosa neutralizacin de la dinmica del sistematridico y su exposicin en serie historiada...

    La sistematizacin genrica, enlace necesario con la historia literaria, haservido para dar una categorizacin consistente, pero tambin para presentaruna perspectiva histrica de continuidad y cambio. En esa ambivalencia semueven tanto la utilidad como el triunfo y aceptacin de las ideas sobre losgneros literarios de la esttica mxima del Idealismo alemn en nuestro pas.