Dateando en las redes sociales: más participación para una mejor inclusión
Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de ...
Transcript of Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de ...
Usos de la Cultura: Participación Política
e Inclusión de los Afrocolombianos en
Medellín
Sharon Lilie Ciro Florez
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Departamento de Ciencia Política
Medellín, Colombia
2020
Usos de la Cultura: Participación Política
e Inclusión de los Afrocolombianos en
Medellín
Sharon Lilie Ciro Florez
Tesis presentada como requisito parcial para optar al título de:
Magister en Estudios Políticos
Directora: Mónica Maria Uribe Gómez
Doctora en Ciencia Social con Especialidad en Sociología
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Departamento de Ciencia Política
Medellín, Colombia
2020
Agradecimientos
Este trabajo no podría haberse completado sin la compañía de Mónica Uribe, mi asesora; y sin el
apoyo de Ramón, Anny, Naty, Lili, Vale, Ama y mi familia. A ellas y ellos, gracias.
Resumen
Este trabajo se interesa en analizar la forma en la que las organizaciones sociales
Afrocolombianas usan la cultura como un medio para la apertura de mecanismos de
inclusión y participación política en la ciudad de Medellín. Mediante una metodología de
corte etnográfico, con entrevistas semiestructuradas y observación participante, esta tesis es
el resultado del acompañamiento a las organizaciones Corporación Afrocolombiana de
Desarrollo Social y Cultural, Carabantú, y la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del
Servicio Doméstico (UTRASD) con el fin de indagar por las formas en las que la cultura se
convierte en un mecanismo de apertura de los marcos normativos étnicos en la ciudad.
La indagación por los usos de la cultura como mecanismo de participación política de los
afrodescendientes en la ciudad de Medellín, deriva en la inquietud por el análisis de la forma
en la que las particularidades culturales permiten desplegar repertorios de participación
diferenciados para los Afrocolombianos. También, reconocer la importancia que ha cobrado
la cultura para la incidencia de los afrocolombianos en la administración pública, así como
para su inclusión en las dinámicas sociales de la ciudad de Medellín permite visibilizar las
condiciones en las que esta población ha aprendido a relacionarse con la administración
pública y con la sociedad en General.
Palabras clave: Política Pública, Identidad, Cultura, Participación, Afrocolombianos,
Medellín.
2 Introducción
Abstract
This work is interested in analyzing how Afro-Colombian social organizations use culture
as a means of opening up mechanisms for inclusion and political participation in the city of
Medellin. Through an ethnographic cutting methodology, with semi-structured interviews
and participating observation, this thesis is the result of accompaniment to Corporación
Afrocolombiana de Desarrollo Social and Cultural, Carabantú, y la Unión de Trabajadoras
Afrocolombianas del Servicio Doméstico (UTRASD) in order to investigate the ways in
which culture becomes a mechanism for opening up ethnic policy frameworks in the city.
The inquiry into the uses of culture as a mechanism for political participation of Afro-
descendants in the city of Medellin, leads to concern scare over the analysis of how cultural
particularities allow the deployment of repertoires of differentiated participation for Afro-
Colombians. Also, recognizing the importance that culture has taken on the incidence of
Afro-Colombians in the public administration, as well as for their inclusion in the social
dynamics of the city of Medellin, makes it possible to make the conditions in which this
population has learned to engage with public administration and society in General
Keywords: Public policy, Identity, Culture, Participation, Afro-Colombianos, Medellín
3
Tabla de Contenido
Introducción ...................................................................................................................... 4
1. Capítulo 1: Marco Teórico y Marco Metodológico ........................................................ 9 1.1. Marco Teórico .......................................................................................................9
1.1.1 Las lógicas y el lenguaje de la política. .................................................................. 11 1.1.2 Los Análisis de las Políticas Públicas y la Participación Política ............................... 20 1.1.3 Los conceptos de Cultura e Identidad .................................................................... 24 1.1.4 Estudios Afrocolombianos y algunas de las tendencias académicas ........................ 31
1.2. Marco Metodológico ............................................................................................36
Capítulo 2: Antecedentes .................................................................................................. 41 2.1. Población Afrocolombiana en Medellín: algunos datos sociodemográficos ......................41 2.2. Las Organizaciones Afrocolombianas como Sujetos políticos para la participación en
Medellín ........................................................................................................................45 2.2.1 Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico UTRASD .............. 47 2.2.2 Corporación Afrocolombiana de Desarrollo Social y Cultural Carabantú ................... 50
Capítulo 3: Resultados...................................................................................................... 53 3.1. El sujeto político Afrocolombiano ..............................................................................53
3.1.1. Construcción discursiva de la otredad ................................................................... 53 3.1.2 Derechos Peleados, Derechos Ganados .................................................................. 57 3.1.3. Políticas públicas para afrocolombianos en Medellín .............................................. 63
3.2 La cultura como forma de afirmación política y sus usos ................................................71 3.2.1. Cultura y Afirmación política Afrocolombiana en Medellín .................................... 73 3.2.2. Usos de la cultura ............................................................................................... 79 3.2.3. Cultura Afrocolombiana: algunas discusiones alrededor del concepto ....................... 86
3.3 Inclusión y Participación de los Afrocolombianos en Medellín .......................................93 3.4. Conclusiones ......................................................................................................... 100
Bibliografía .................................................................................................................... 104
4 Introducción
Introducción
La población afrocolombiana históricamente ha contado con los indicadores más bajos de
desarrollo humano en el país en tanto existen obstáculos estructurales que les ha impedido
acceder a mejores condiciones de vida y a contar con una atención estatal más eficaz. Los
cambios sociopolíticos del siglo XX no solo dejaron en evidencia las estructuras de poder a
las que eran sometidos los actores étnicos, estos también permitieron la emergencia de
herramientas legales que les brindaron la posibilidad de comenzar las reivindicaciones sobre
sus particularidades culturales y sus formas de vida, así como la apertura del marco de
actuación en la política nacional.
La indagación por los usos de la cultura como mecanismo de participación política de los
afrocolombianos en la ciudad de Medellín, parte de la inquietud por el análisis de la forma
en la que las particularidades culturales permiten desplegar repertorios de participación
diferenciados para ellos. De esa manera, es importante reconocer cómo el lenguaje
propuesto por la ley y por los discursos que le dan sentido a las dinámicas políticas
nacionales, establecen las condiciones de participación de los actores sociales. En este caso,
los grupos étnicos. Esta misma indagación permite poner en relación dos visiones sobre algo
que ha sido llamado Cultura Afrocolombiana que, de un lado se concreta a través de
definiciones legales que son puestas en circulación por medio de las políticas públicas, y del
otro, mediante un conjunto de prácticas que son materializadas por las organizaciones
sociales y su agenciamiento político en la ciudad.
5
Por medio de la cultura, las organizaciones sociales afrocolombianas hacen la gestión
política de los derechos diferenciados en el contexto institucional. La cultura
afrocolombiana puede ser comprendida como un mecanismo mediante el que se logra
materializar la legislación étnica –referente a la población afrocolombiana-, así como la
circulación social de sus valores culturales. De esa manera, la cultura se convierte en un
dispositivo de doble vía para las organizaciones sociales puesto que allí convergen los
discursos de la sociedad y los de la legislación para lograr la divulgación, la comunicación
y la mediación de sus particularidades y sus derechos diferenciados.
La mediación social y legal que hacen las organizaciones afrocolombianas permite
igualmente evidenciar las disputas por la apertura de los marcos simbólicos que se
encuentran en los discursos legales y organizativos. De esa manera, las lógicas y los
lenguajes de las políticas públicas no solo delimitan un público, un problema y unos
afectados. También definen un marco normativo de comportamiento, unas acciones públicas
y permiten el reconocimiento de la dificultad que tiene el discurso legal para comprender la
realidad social en su totalidad. Así, el reconocimiento de las estrategias de comunicación y
divulgación cultural de las organizaciones permite esclarecer la importancia de la cultura
para su consolidación como sujetos políticos.
En la Ciudad de Medellín se encuentran registradas aproximadamente 62 Organizaciones
Afrocolombianas cuyos representantes se encargan, como una de sus funciones, de asesorar
al Municipio en el diseño y la implementación de las políticas públicas para esta población.
También, las organizaciones sociales tienen como una de sus responsabilidades la
protección y ejecución de estrategias que promuevan la participación de la población
afrocolombiana en la vida económica, social, política y cultural de la ciudad.
Con eso, el objetivo principal de este trabajo es indagar por la forma como son puestas en
relación la cultura y la política por las comunidades afrocolombianas de la ciudad de
Medellín. En particular, interesa analizar la forma en la que las organizaciones sociales
Afrocolombianas, en este caso la Corporación Afrocolombiana de Desarrollo Social y
Cultural, Carabantú, y la Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico
6 Introducción
(UTRASD)1 usan la cultura como un medio para la apertura de mecanismos de inclusión y
participación política en la ciudad de Medellín.
Los objetivos específicos propuestos fueron:
1) Indagar por la forma en la población afrocolombiana se ha se ha configurado como
sujeto político - étnico en la legislación colombiana desde 1991.
2) Comprender los usos de la cultura como medio social y legal por parte de las
organizaciones afrocolombianas en la ciudad de Medellín.
3) Identificar la forma en la que las organizaciones afrocolombianas han logrado
generar espacios de inclusión y participación en las políticas públicas de la ciudad
de Medellín.
En materia metodológica se implementaron herramientas cualitativas como el análisis
documental de fuentes secundarias que permitieran reconocer la línea histórica que le da
lugar a la aparición de este nuevo sujeto de derechos. También se realizaron entrevistas
semiestructuradas; el acompañamiento a procesos organizativos; y la observación
participante.
En el capítulo 1, se desarrolla el marco metodológico y teórico sobre participación, cultura
e identidad así como algunos de los desarrollos teóricos más importantes en las corrientes
académicas del país. En el capítulo 2 se presentan como antecedentes algunos datos
sociodemográficos de la población afrocolombiana en la ciudad de Medellín y una
contextualización de las organizaciones afrocolombianas de la ciudad con las que se hizo
este trabajo.
Los resultados se presentan en el capítulo 3 según el orden de los objetivos específicos. De
esa forma, en el numeral 3.1 se trabaja el sujeto político afrocolombiano; el 3.2 se encarga
de la cultura como forma de afirmación política y sus usos; y en el 3.3 se ahonda en la
1 Son dos organizaciones de naturaleza distinta, una más enfocada a los procesos etnoeducativos y culturales
y la segunda enfocada hacia la defensa de los derechos laborales de las empleadas del servicio doméstico. Son
importantes porque ambas hacen una reivindicación cultural mediante estrategias diferentes porque permiten
el contraste sobre los usos de la cultura afrocolombiana como forma de participación política.
7
inclusión y la participación de los afrocolombianos en la ciudad de Medellín. El numeral 3.4
presenta las conclusiones más importantes del trabajo e intenta retomar algunas de las ideas
guía más importantes de las que fueron desarrolladas.
En general, este estudio busca contribuir a los estudios sobre grupos afrodescendientes en
Colombia, y en particular se propone aportar herramientas analíticas para la comprensión de
los mecanismos diferenciados de participación política que se están dando en la ciudad de
Medellín.
1. Capítulo 1: Marco Teórico y Marco
Metodológico
1.1. Marco Teórico
A continuación se presentan algunos debates teóricos que ayudan en la comprensión del
problema de la cultura como forma de participación política de los Afrocolombianos en la
ciudad de Medellín. A la luz de esta indagación cobra relevancia la pregunta por la forma
como son puestas en relación la cultura y la política por las comunidades afrocolombianas
en la ciudad de Medellín, es decir por el reconocimiento de la dinámica social impuesta por
la legislación a través de la configuración de marcos de comprensión de la sociedad y la
adaptación que las comunidades hacen de ella en sus interacciones sociales. Estas
condiciones permiten darle sentido a la argumentación sobre la forma en la que la cultura
sirve como mecanismo de acceso a los derechos diferenciados y como estrategia para la
apertura de los marcos de actuación política.
Si lo que interesa es la comprensión del funcionamiento de las lógicas derivadas de las
definiciones legales, entonces es necesario tener en cuenta la forma en la que han sido
abordados teóricamente los problemas de las políticas públicas y el lenguaje legal, las
disputas sociales en el marco de la institucionalidad estatal, la participación política y los
conceptos específicos del caso que son Cultura e Identidad. Así también es importante
reconocer especificidades del caso como las formas en las que los problemas de las
10 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
poblaciones afrocolombianas han sido abordados, razón por la que se presentan algunas de
las discusiones que han guiado estas indagaciones.
Si bien el apartado presenta la discusión sobre la capacidad de le ley para definir el campo
de acción social, es importante reconocer que la política no el posible sin la multiplicidad
de actores que conforman la nación porque es la condición de la diversidad la que permite
la comprensión de la circulación de discursos sobre las identidades así como la existencia
de un campo de contienda social y política que abre la posibilidad a la apertura de las áreas
de definición legal.
El condicionamiento de las relaciones sociales que se establecen entre los actores políticos,
así como las relaciones de los mismos con las disposiciones legales deja en evidencia las
pugnas no solo por la apertura de dichos marcos de definición, también las lógicas de
identificación que no solo han sido impuestas, sino que han aparecido como respuesta a los
intereses de las clases dominantes a través de las políticas y sus lenguajes legales. Para esto,
este apartado comienza presentando algunos de los desarrollos teóricos de Mouffe, Laclau
y Rancière quienes permiten el reconocimiento en la política de un marco simbólico que
delimita un campo de actuación y experiencia de los actores sociales. Luego se expondrán
algunos abordajes sobre las políticas públicas de manera que sea posible comprenderlas
como el resultado de la interacción entre los actores. La exposición sobre la cultura y la
identidad tiene como fin ponerlas en diálogo con los demás apartados al considerarlas como
estrategias de asociación y de articulación, lo que es importante para comprender la
importancia de las organizaciones afrocolombianas en la ciudad de Medellín.
Antecedentes 11
1.1.1 Las lógicas y el lenguaje de la política.
Partir de una discusión sobre la legislación para hablar sobre la acción política de los
afrocolombianos en Medellín permite reconocer el ámbito en que se relacionan la cultura y
la política. Así, permitirá reconocer los elementos legales que han incidido en la
configuración del actor político afrocolombiano, los medios que permiten la aparición de la
cultura como herramienta política y los espacios de participación diferenciados que son
agenciados por las poblaciones afrocolombianas en la ciudad.
La legislación se encuentra enmarcada en una lógica de ida y vuelta que delimita los marcos
de acción de las sociedades pero al mismo tiempo es cuestionada por las poblaciones quienes
intentan ampliar esos escenarios y adaptarlos a los cambios que las nuevas dinámicas
propician. De esa manera, las lógicas de la legislación y los intentos por subvertir el orden
que imponen hacen necesario un análisis que permita reconocer esas dinámicas de ida y
vuelta en las que hay un marco legal que define las acciones de las personas y que al mismo
tiempo existen quienes intentan romperlo, comprendiendo también que en muchas ocasiones
estos últimos quedan atrapados al no lograr poner en circulación lógicas diferentes a las
propuestas por la ley. Esto la mayoría de las veces se encuentra relacionado con la capacidad
que tengan los actores sociales para incidir en el marco legislativo, por las dinámicas de
poder en las que se encuentran inmersos.
Uno de los casos que permiten comprender esta idea es la dificultad que tienen los grupos
étnicos para reconocer sus particularidades en un concepto genérico establecido por la
legislación; así, el etnónimo establecido por la ley para los afrocolombianos es uno, sin
embargo existen diferentes formas de autoreconocerse por parte de estas comunidades, cada
una de ellas hace referencia a condiciones particulares dadas por particularidades culturales,
por identificación o por ubicación en el territorio nacional, pero quedan atrapados en las
12 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
mismas definiciones legales que les limita el acceso a una atención más específica para sus
necesidades.
Los límites de actuación de las comunidades impuestos por medio del leguaje legal, no solo
reflejan las capacidades de actuación política otorgados, también los significados sociales
que marcan el relacionamiento entre los actores que conforman la nación. El
condicionamiento de las relaciones sociales que se establece entre los actores políticos, así
como las relaciones de los mismos con las disposiciones legales, deja en evidencia las
pugnas no solo por la apertura de dichos marcos de definición, también las lógicas de
identificación que han sido impuestas por los intereses de las clases dominantes a través de
las políticas y sus lenguajes legales al establecer una categorización basada en la
diferenciación racial y en la ubicación territorial como en el caso de la Ley 70/93.
En este sentido, los desarrollos teóricos de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau (2004) sobre
las disputas por los significados sociales de la nación y de Jaques Rancière (2004) sobre las
lógicas del lenguaje legal aparecen como herramientas que abren la posibilidad para la
exploración de las condiciones del relacionamiento entre los grupos étnicos, las leyes y el
estado. Los planteamientos de los autores permiten preguntarnos cómo en este caso
particular el lenguaje legal delimita el campo de experiencia y actuación de estos actores,
cómo reflejan la existencia de un marco simbólico que circula por medio del lenguaje legal
y que delimita un campo experiencia y de actuación de los actores sociales. De esa manera
será posible explorar la forma en la que las organizaciones afrocolombianas usan la cultura,
como medio legal y social, para la apertura de mecanismos de inclusión y participación
política. Así, el lenguaje legal delimita la experiencia de los ciudadanos al establecer unas
condiciones de comprensión y de materialización de elementos concretos como en el caso
de la cultura.
A diferencia de Rancière, Mouffe y Laclau (2004) cuentan con una visión más relacional de
la política, para ellos no existen identidades o intereses políticos predeterminados porque
ello ocasionaría un cierre o un reduccionismo social que impediría reconocer las lógicas de
poder y de funcionamiento de la sociedad. Para ellos, el concepto de hegemonía surge de la
Antecedentes 13
necesidad histórica de hacer alusión a una totalidad que no era plena y a los intentos de
recomposición de esa totalidad para darle sentido a las luchas y a las fuerzas históricas
(2004:15).
La discusión sobre hegemonía, contienda y prácticas hegemónicas es importante a la luz del
tema de investigación porque permite reconocer la existencia de prácticas de articulación de
actores que cuentan con un objetivo común. De esa forma, los autores comprenden la
política como el intento constante de construcción y movilización de identidades alrededor
de tropas discursivas que son comprendidas como intentos artificiales e inestables de cerrar
lo social, por lo que definen la política como una práctica de hegemonía (Legglet, 2013). El
cierre de lo social expresado por los autores hace referencia a la consolidación de discursos
estables sobre las identidades que conforman la nación, estos discursos son movilizados por
medio de la política y sus mecanismos serían las tropas discursivas, en este caso las leyes.
Así, la legislación se presenta como discurso y como práctica de la política por lo que se
convierte en el espacio de aparición y de actuación de conceptos como Cultura.
Con la aparición de una lógica de lo social determinada a través de las identidades que se
movilizan por medio de la política, en otro de sus textos, Mouffe (2003) expone como uno
de los condicionantes del funcionamiento de la política actual que la “revolución
democrática” derivo en un vacío de poder que antes se encontraba personificado en la figura
del rey. Una de las principales consecuencias de este vacío fue el establecimiento de la
democracia no solo como forma de gobierno sino como el medio para la aparición de un
marco simbólico en el que es ejercida esa forma particular de administración de la sociedad
y que confirma la estabilización de las identidades sociales expresadas por medio de la
política. Entre las características de este marco sobresale que es configurado por el discurso
liberal haciendo énfasis en la libertad individual y en los derechos humanos entregando al
individuo la responsabilidad sobre el funcionamiento de la sociedad.
Por consiguiente es crucial comprender que, con la democracia moderna, hemos de encarar
una nueva forma política de sociedad cuya especificidad emana de la articulación entre dos
tradiciones diferentes. Por un lado tenemos la tradición liberal constituida por el imperio de
14 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
la ley, la defensa de los derechos humanos y el respeto a la libertad individual; por otro, la
tradición democrática cuyas ideas principales son las de igualdad, identidad entre
gobernantes y gobernados y soberanía popular. (2003:20)
El marco simbólico aparece como una de las respuestas de la autora a las posturas
Habermasianas de consenso y de discurso ideal (Kapoor 2000). Mouffe argumenta que el
campo simbólico se encuentra configurado por tres significantes flotantes que representan
el discurso autoritario; el primero de ellos es que el significado sólo opera cuando moviliza
un significante mayor dejando de lado y excluyendo otros significantes, en este sentido la
aparición legal de las identidades étnicas, por ejemplo, solo obedece al reconocimiento de
la nación como pluriétnica y multicultural, en la que además se hace una inclusión ambigua
de los actores étnicos, y se dejan de lado las luchas históricas de los indígenas y los
afrocolombianos.
Otro de los significantes que configura el campo simbólico es que los obstáculos para la
realización de un discurso ideal son ontológicos, es decir que son las decisiones subjetivas
las que impiden la materialización del discurso. En consecuencia, basados en la libertad
individual, será el sujeto el responsable de la concreción de la política. Finalmente, la autora
expresa que el consenso sólo puede ser una distorsión del campo simbólico y sólo puede
darse cuando se ha dejado por fuera algo o alguien (Kapoor 2000), así es posible comprender
que la aparición de un sujeto político étnico, indígena o afrocolombiano, excluya las
particularidades específicas de cada pueblo o deje por fuera a aquellos que se encuentran en
los centros urbanos del país.
Esta condición de exclusión abre las preguntas sobre la conservación de la definición de los
afrocolombianos como rurales y ribereños si en la actualidad gran parte de esta población se
encuentra en las zonas urbanas? ¿Cuáles son las consecuencias de esa definición para la
actualidad de las poblaciones? ¿Se ha convertido esa definición en una limitante para la
actuación política de las poblaciones afrocolombianas en los contextos urbanos? Si bien es
cierto que a partir de la promulgación de la Ley 70/93 es que se da la aparición de un gran
número de organizaciones afrocolombianas en el país, es importante preguntarse por los
Antecedentes 15
alcances y las adaptaciones que dicha ley ha propiciado o no en las dinámicas internas de
los colectivos sociales.
Los tres elementos mencionados anteriormente configuran dos de las nociones más
importantes de la autora, el antagonismo y el pluralismo. Para comprenderlos es importante
tener en cuenta que para Mouffe la dinámica de la política es paradójica en tanto se da en un
espacio que busca impedir el cierre total así como la diseminación completa de los actores
que pertenecen al campo de gobierno (2003); el primero de ellos, antagonismo, es
comprendido como los límites que aparecen ante cualquier acto de cierre o de
establecimiento de una totalidad como significados colectivos, la idea de sociedad y/o los
discursos oficiales.
Este concepto tiene dos formas en el trabajo de la autora que son expresados mediante
conceptos diferentes, el primero de ellos, antagonismo, hace referencia a los enemigos, a las
personas que no comparten un espacio simbólico común; de otro lado se encuentra el
agonismo que indica a los adversarios, a los enemigos amistosos, es decir a quienes
comparten un espacio simbólico y se disputan la organización del mismo (Mouffe 2003).
De otro lado, el pluralismo hace referencia al hecho de que las sociedades son campos
abiertos que dan espacio a múltiples identidades y aunque hacen referencia al discurso
general, ellas son no esencialistas y son contingentes; este pluralismo es considerado por
Mouffe como un elemento sustancial en la configuración simbólica del orden social (Kapoor
2000).
Mediante la aparición de los tres conceptos, Mouffe argumenta la existencia de un conflicto
social intrínseco a la democracia en el que el campo simbólico se convierte en el objetivo
de la disputa en la esfera pública. Las disputas se generan por la definición sobre lo que es
bueno para la sociedad y “lo que está en juego es la legitimación del conflicto y la división,
la emergencia de la libertad individual y la afirmación de igual libertad para todos” (Mouffe
2003). En ese sentido, los discursos, las prácticas y las instituciones que establecen el orden
se encuentran potencialmente afectadas por la dimensión de los antagonismos que pueden
16 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
emerger de las relaciones sociales; la autora expresa que esta condición nunca podrá ser
erradicada porque hace parte esencial de las relaciones sociales establecidas en el marco de
la democracia (Mouffe 2009)
Para Mouffe, la democracia siempre ha implicado la delimitación entre quienes pertenecen
al “demos”, nosotros, y aquellos que no, ellos (Mouffe 2003). Sin embargo el “ellos” que
plantea Mouffe es problemático porque no es el opuesto al “nosotros” sino que es la
condición concreta que impide la materialización de la unidad en el “nosotros”; si se mira
desde el antagonismo o desde el agonismo, la esfera pública en la que se materializan las
disputas políticas es un juego de valores simbólicos cuya pugna no solo es el
posicionamiento en el discurso estatal sino también por la circulación de valores culturales
que se conviertan en elementos representativos de la nación.
En esas disputas es cuando se puede reconocer lo que Mouffe y Laclau (2004) han llamado
“Prácticas Hegemónicas”, entre las principales características de estas prácticas se encuentra
la exclusión de las posibilidades de ordenamiento social y de significados diferentes a las
establecidos en los discursos dominantes, así como la materialización de relaciones de poder
que operan como un orden natural.
Los autores centran la mirada en las disputas, las pugnas y las relaciones en donde hay
inequidades claras entre los actores. Consideran el campo de la política como un campo de
múltiples actores en el que las pugnas por el poder se concretan.
Las prácticas de articulación a través de las cuales se crea un orden dado y se fija el
significado de las instituciones sociales son lo que llamamos "prácticas hegemónicas". Cada
orden es la articulación temporal y precaria de prácticas contingentes. Las cosas siempre
podrían haber sido de otra manera y cada orden se basa en la exclusión de otras posibilidades.
Es siempre la expresión de una configuración particular de las relaciones de poder. Lo que
en un momento dado se acepta como el orden "natural", junto con el sentido común que lo
acompaña, es el resultado de prácticas hegemónicas sedimentadas; nunca es la manifestación
de una objetividad más profunda que sería exterior a las prácticas que lo trajeron a la
existencia. (Mouffe, 2009:549)
Antecedentes 17
Así la definición de un sujeto étnico sostenido por unas prácticas culturales precisas deriva
en la consolidación de la cultura como el campo de la hegemonía y de la contienda mediante
el que los actores que se encuentran involucrados en ella miden su poder y su capacidad de
incidencia en el sistema implantado por la legislación. La ostentación de una identidad
cultural, brinda legitimidad en el campo político y dota a los actores de herramientas de
lucha política mediante las que pueden equiparar las fuerzas y mantener abierta la contienda
por las definiciones que los afectan.
Para la autora (2009), el racionalismo liberal no logra aprehender el proceso de las
identidades políticas porque emplea una lógica esencialista de los sujetos en la que la
objetividad es inherente a ellos y olvida que las identidades sólo pueden ser construidas por
medio de la diferenciación de los sujetos y que responden a relaciones de poder cuya
objetividad siempre tiene huellas de los actos de exclusión que ha realizado en su camino.
El principal problema del racionalismo liberal es que despliega una lógica de lo social basada
en una concepción esencialista del "ser como presencia" y que concibe la objetividad como
inherente a las cosas mismas. Por eso no puede aprehender el proceso de construcción de
identidades políticas. No puede reconocer que sólo puede haber identidad cuando se
construye como diferencia y que cualquier objetividad social se constituye a través de actos
de poder. Lo que se niega a admitir es que cualquier forma de objetividad social es en última
instancia política y que debe llevar las huellas de los actos de exclusión que rigen su
constitución. (2009:550)
Mouffe se distancia de las aproximaciones a la democracia deliberativa que consideran las
situaciones ideales del discurso y que establecen que ellas deben ser inclusivas, libres de
coerción, abiertas y simétricas (Kapoor 2002) porque considera que en esas definiciones se
están separando procedimiento y sustancia. Para la autora, existen juegos del lenguaje que
son inconmensurables así como intereses cruzados de los participantes que llevarían a que
cualquier acuerdo sería más producto de las relaciones de poder que de la retórica de un
consenso real (Kapoor 2002); Así, para la autora es importante reconocer el poder no como
una relación externa entre dos entidades sino como un elemento consustancial a las
18 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
identidades que se ponen en juego en el campo social (2003). Entonces la cultura aparece
como elemento de la política en el que se puede ver materializada esa consustancialidad.
Con la identificación de un campo simbólico en el funcionamiento de la democracia, así
como de elementos inconmensurables e intereses que definen el escenario de la contienda
política, es importante entonces indagar por la forma en la que lo simbólico permea el campo
político como una forma de comprender las condiciones que definen el marco de las disputas
y las condiciones de actuación del poder que delimitan los campos de actuación de los
actores sociales.
En ese sentido, y siguiendo a Rancière quien tiene una visión menos relacional y más
individual, es posible reconocer la política como un marco que define una esfera específica
de experiencia a través de los datos sensoriales, de la sensibilidad de las personas,
permitiendo hacer evidentes las condiciones en las que se relacionan los actores. Así, para
el autor la política define lo sensible, lo visible, lo expresable y aquello que se puede o no
presentar (2004).
"La política es ante todo una forma de enmarcar, entre los datos sensoriales, una esfera
específica de experiencia. Es una partición de lo sensible, de lo visible y de lo dicho, que
permite (o no permite) que aparezcan algunos datos específicos; que permite o no permite
que algunos sujetos específicos los designen y hablen de ellos. Es un entrelazamiento
específico de formas de ser, de hacer y de hablar". (2004:10)
Los aportes de Jacques Rancière sobre los efectos materiales del lenguaje y del discurso y
las implicaciones que eso tiene en la realidad política como forma de dominación, de
explotación y de lucha de los individuos se sustenta en que el principio fundamental de
equidad para todos los individuos no encuentra una realización práctica en la vida social, es
decir que no todos los individuos tienen la misma posibilidad de expresar y defender sus
propios derechos, así el discurso de los individuos es confiscado y es en ese momento
cuando comienza la explotación (2003).
El autor tiene una visión individualista de la política al expresar que ella se encuentra
sostenida por los individuos, de la misma manera que Mouffe, Ranciére considera que la
Antecedentes 19
noción de la política fundamenta lo social en tanto el orden social es reducido a individuos
atomizados por medio de un enfoque racionalista que niega la polis como el producto de las
actividades ciudadanas y en cambio la justifica en una escala jerárquica de dominación.
En Rancière, la disputa política se encuentra definida por la pelea por los derechos como
una expresión del reconocimiento de la equidad, sin embargo, el sujeto político se convierte
en una fuente de naturaleza contradictoria porque se puede encontrar entre dos o más
identidades, puede presentarse al mismo tiempo como democráticamente igual y como
dominado, es decir que no existen identidades estables y fijas. En este sentido, el sujeto
político definido no solo alcanzara el reconocimiento completo de la equidad por la que ha
luchado, sino que la subjetivación política se hace imposible porque la lucha por la
autonomía se reduce a la lucha por la identidad
Los postulados del autor francés también dan cuenta de unos juegos del lenguaje que son
aprovechados por la política porque el discurso político logra vincular el significado y la
acción de manera que enmarca la relación entre los expresable y lo visible dándole sentido
al mundo común de las comunidades políticas: "La democracia es más que un estado social.
Es una partición específica de lo sensible, un régimen específico de habla cuyo efecto es
alterar cualquier relación constante entre las formas de hablar, las formas de hacer y las
formas de ser.” 2(2004:14). De esa forma, Rancière establece que el significado deja de ser
una relación entre voluntades y se convierte en una relación entre signos.
A la luz de la discusión propuesta en este trabajo es importante resaltar la discusión la
identidad propuesta por Mouffe a través del pluralismo en la que expresa que las identidades
no son esencialistas, los juegos del lenguaje y las condiciones determinantes de los discursos
para configurar la acción política de Rancière porque por medio de ellas es posible aclarar
que son los discursos los que son esencializantes. Las definiciones que circulan por medio
2 “Democracy is more than a social state. It is a specific partition of the sensible, a specific regime of speaking whose effect is to upset any steady relationship between manners of speaking, manners of doing
and manners of being.”
20 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
de las políticas son las que necesitan llamar a la esencia de las identidades y por eso es que
el conflicto, en este caso de los afrocolombianos, se centra en la apertura de los marcos de
definición de las identidades.
Esto es importante para comprender las luchas de las poblaciones afrocolombianas porque
permite reconocer que la relación entre aquello que dice la ley y lo que hacen las poblaciones
étnicas hace parte de una pugna por el uso y la circulación de los símbolos culturales.
También, por medio de estos abordajes se puede contemplar la existencia de intereses y de
estrategias de acción que son contingentes porque responden a las condiciones del conflicto.
1.1.2 Los Análisis de las Políticas Públicas y la Participación Política
La discusión que se propone alrededor de las políticas públicas es comprenderla como
resultado de la interacción de los actores alrededor de un problema, la forma en la que será
abordado y las soluciones y el discurso que se concreta alrededor de él. Esta forma de
abordar las políticas públicas permite continuar con la propuesta del apartado anterior en el
que se expuso la forma en la que la democracia funciona a partir de un marco simbólico en
el que se materializan las disputas y los conflictos sociales y en el que la legislación aparece
como discurso y como práctica. Comprender esto es importante para este proyecto porque
permite observar estas interacciones como las evidencias del conflicto y su actualidad en la
escena pública. Estos elementos son significativos para analizar la participación política de
los afrocolombianos en Medellín porque es necesario reconocerla como producto de las
interacciones entre los colectivos sociales y la administración municipal.
Las políticas públicas son entendidas como los programas y proyectos que se ejecutan para
una población específica. En ese sentido, se convierten en la materialización de decisiones
estatales en vía de modificar o mantener la (re)distribución de valores y recursos disponibles
Antecedentes 21
mediante la acción sobre el comportamiento de actores sociales (Roth-Dubel 2011:115). Es
decir que las políticas públicas son el instrumento que une al estado y a la sociedad por
medio de la definición de unos marcos de acción.
Según Müeller (1998) una política pública se inscribe en un "marco general de acción", lo
que permite distinguir, en principio, una política pública de simples medidas aisladas, tiene
un público, es decir, unos individuos, grupos u organizaciones cuya situación está afectada
por esa política pública y define, obligatoriamente, metas u objetivos para lograr, definidos
en función de normas y de valores. En ese sentido, la aceptación de una problemática, su
abordaje y las posibles soluciones que se proponen derivan en la construcción de un discurso
(Roth-Dubel 2011:115) en el que se hacen evidentes las tensiones y luchas entre los actores
sociales y políticos que se encuentran involucrados en ella.
El carácter socialmente construido de los problemas significa que la definición dada al
problema, su representación y interpretación, es una entre otras posibilidades potenciales.
De una cierta forma, los problemas (y las soluciones) compiten entre ellos para figurar en la
agenda: un problema que aparece importante en un momento dado puede dejar de interesar
en otro momento, sin que se le haya resuelto. (Roth-Dubel 2011:115)
Los abordajes para el análisis de las políticas públicas, según Roth (2007, 2008), tienen
cuatro ejes fundamentales que han contribuido a comprender su análisis es más complejo
que la elección de solo una de ellas. El primero es el que el autor relaciona con el
positivismo, es en la que se desarrolla el análisis de las políticas públicas y se relaciona con
la idea de que las políticas públicas responden a un modelo normativo de comportamiento
de las personas, las organizaciones y la sociedad (2007:49). El segundo es más cercano al
pospositivismo y al racionalismo crítico al ser más relativista y se relaciona con la idea de
que la realidad no puede comprenderse en su totalidad (2008:72) y que no es posible hablar
de la objetividad del investigador en su comprensión de los fenómenos.
El tercer eje se relaciona con la teoría crítica, es cercano al pospositivismo al considerar que
la objetividad es una ilusión, considera que la política está en todas partes, comprende las
acciones públicas como acciones comunicativas y se interesa en el proceso de reproducción
22 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
de las creencias, los consentimientos y las esperanzas de la ciudadanía (2008:74). Por
último, se encuentra el constructivismo que va más allá de los dos anteriores porque afirma
que la objetividad no existe y que la realidad es relativa (2007:52), este enfoque considera
que las ideas tienen un papel preponderante en la construcción de las políticas públicas
porque ellas se deben a su capacidad de ser creíbles (2008:75). Otros autores como Arias de
la Mora, consideran también que el enfoque constructivista permite comprender las
dinámicas de las Políticas Públicas como:
… un juego para ganar y ejercer poder, [y] este proceso ocurre mediante discursos en
competencia (promovidos y construidos por actores con intereses y preferencias, y en
respuesta a estructuras específicas), que, además, reflejan la distribución del poder en una
sociedad, y la capacidad de los actores de imponer significados, ideas, creencias y valores
(Merino et al., 2010, p. 100). (En: Arias de la Mora 2019:152)
Esta forma de comprender el análisis de las políticas públicas es importante a la luz del
presente informe debido a que permite comprender las políticas públicas como el resultado
de la interacción entre los actores que comprenden la nación y porque permite abordarlas de
diversas maneras teóricas y metodológicas. También, porque reconoce el papel de las ideas
sociales en las políticas públicas (2007:59) al incluir la validez de los discursos en la
aceptación y en la acción de ellas. Así, este énfasis reconoce los factores retóricos y
narrativos de las políticas públicas y su impacto en el comportamiento político de los actores
sociales.
A la luz de este proyecto es importante comprender las políticas públicas como resultado de
la interacción de los actores porque, en el caso de los afrocolombianos, los avances
legislativos se encuentran directamente relacionados con las luchas sociales de los colectivos
que se han interesado por su inclusión y reconocimiento. También, cobra relevancia la
comprensión del papel de las ideas que circulan con los discursos y los argumentos en las
políticas públicas porque ellas terminan moldeando escenarios de posibilidad para los
actores que afectan.
Antecedentes 23
La tarea del análisis de políticas públicas consiste en proporcionar y facilitar la elaboración
de diversos argumentos –que no pueden estar exentos de efectos retóricos– para apoyar la
formación de la variedad de opiniones e intereses existentes en la sociedad, con la finalidad
de mejorar la calidad de los debates políticos y de ampliar los espacios de participación y
deliberación. En este sentido, el análisis de políticas públicas está siempre comprometido
con la realidad social; de allí se desprende la importancia de facilitar la existencia del más
amplio pluralismo posible. (Roth-Dubel 2007:59)
Desde esta perspectiva, el análisis de las políticas públicas cumple la función de convertirse
en una herramienta para evaluar la efectividad de los gobiernos para comprender, comunicar
y controlar las actividades que realizan (Roth-Dubel 2007:60). También, este análisis contribuye
a la explicación de las relaciones de poder que se generan en las relaciones gubernamentales entre
los actores sociales en tanto ayuda a comprender que: “los sujetos no son meros productos de un
choque de fuerzas, lo que los extrae de ese espacio de estar “sujetado” y los sitúa en la
posibilidad de formas creativas” (Arenas & Alzate 2019:67).
Como a apertura del marco de acción de los actores sociales por medio de los enfoques que
permiten comprender las políticas públicas como relaciones de poder en las que los sujetos
son actores activos, abre también el espacio para evidenciar la forma en la que la
participación ciudadana se ha consolidado como una forma de gobierno en el país. Según
Roth la participación ciudadana se intitucionalizó en Latinoamérica en parte por el papel de
los movimientos sociales y a través de mecanismos como
“las políticas neoliberales, los principios de la Nueva Gestión Pública (NGP), la economía
constitucional, la descentralización, el presupuesto participativo, las organizaciones
internacionales como la OIT y la Convención 169 sobre los pueblos indígenas y tribales, y
a través de las orientaciones realizadas por un organismo público internacional de carácter
intergubernamental como el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo
(CLAD)” (2013:4)
La participación de los actores sociales ha derivado en la aparición de nuevos escenarios y
en la diversificación de las prácticas político-administrativas (Roth 2013) al ser retomado
por organizaciones sociales y por organizaciones no gubernamentales para ampliar el
24 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
reconocimiento político administrativo y la legitimidad de los actores sociales en los marcos
de toma de decisiones de la administración pública: “La metáfora de la administración ya
no es la de un mecanismo de relojería o de una gran fábrica perfectamente coordinada en
sus actividades, sino más bien la de un equipo de fútbol dirigido por un capitán (el Estado)
capaz de integrar al conjunto de los jugadores en una visión y en unas acciones colectivas
(Roth, 2007b)”.
Para el caso de los Afrocolombianos en la ciudad de Medellín, las políticas públicas y la
participación han permitido la aparición de un campo específico en la legislación municipal
que le brinda capacidad política y legitimidad a sus organizaciones sociales. En ese sentido
este trabajo hará énfasis en el Acuerdo 11 de 2006 y sus modificaciones, como aquel que le
abre el campo normativo municipal a la agencia política de las organizaciones
Afrocolombianas en Medellín.
1.1.3 Los conceptos de Cultura e Identidad
Los abordajes teóricos sobre la cultura y la identidad tienen múltiples perspectivas que van
desde las estáticas y esencialistas hasta aquellas que son más procesuales y relacionales. Si
bien en este apartado se hará un repaso por algunas de las visiones sobre estos conceptos, el
objetivo principal es poner en diálogo lo expuesto en los apartados anteriores con estas
visiones razón por la cual se hará una exposición sucinta y se hará énfasis en aquellas más
cercanas a lo relacional para, de esta forma, comenzar a darle sentido a la articulación que
posibilitan las organizaciones afrocolombianas alrededor la cultura.
Antecedentes 25
Las visiones sobre la cultura han pasado por su asociación con la transformación de la
naturaleza, con la civilización y en un sentido figurado se habla de la cultura de las artes,
cultura de las ciencias, entre otros “Mientras la idea de raza clasificaba a los seres humanos
desde la biología, la inmutabilidad y la jerarquía, el concepto de cultura clasificaba desde la
vida social” (Grimson 2008). A pesar de las diferentes comprensiones del concepto, su
emergencia ha permitido generar una anticipación sobre las respuestas y las condiciones que
los diferentes grupos humanos tendrían sobre un estímulo particular, así, las descripciones
de la cultura de un grupo humano debían hacerse atendiendo los valores que él asigna a las
cosas, las fórmulas que ellos usan para definir lo que les sucede (Geertz 1994:28).
Con el avance científico del concepto, la cultura también fue asociada a un mecanismo de
control (Geertz 1994:50) en el que se considera que el pensamiento humano es social y
público en tanto las acciones del sujeto siempre están dirigidas a darle significación a la
experiencia (Geertz 1994:51). Los símbolos que se ponen en juego en el proceso de darle
significado a la experiencia del sujeto le han sido dados por medio de la interacción
comunitaria es esto lo que le permite orientarse en el mundo; esta es otra de las derivaciones
de la visión particularista alemana sobre la cultura en tanto la cotidianidad de las prácticas
y la configuración de los significados comunes terminan siendo la base de la unidad política
que direccionará los deseos de la nación.
Sin embargo, no todos los repertorios de significados son de culturas específicas, la
implementación de los discursos de los estados nación que hacen un llamado por una unidad
en el marco de una delimitación geográfica convergen en unos significados que serán
compartidos y que contarán con una duración considerable en el tiempo. En los intercambios
sociales de los valores culturales es posible encontrar significados que permanecen estables
y otros que en cambio son móviles (Giménez 2005:3).
Esta característica de los significados culturales permite que las culturas sean cambiantes y
que las condiciones contextuales definan el uso o el ocultamiento de unos sobre otros. esta
división de las formas culturales permite también reconocer aquellos dispositivos culturales
que se convierten en elementos públicos y que hacen referencia a elementos específicos y
26 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
materiales de la cultura, también aparecen otros que se encuentran “incorporados” o
interiorizados y que son aquellos menos explícitos y que se convierten en sustancia de las
formas culturales. (Giménez 2005:4)
Los significados son los que posibilitan que la cultura se convierta en una herramienta
política porque son los que alimentan los conflictos políticos y permiten la mediación entre
los actores que se encuentran disputando los márgenes estatales de comprensión de la
realidad social:
No se trata sólo de que hay lucha cultural o que toda lucha social tiene una dimensión
cultural, sino que al mismo tiempo la cultura se encuentra en la base del conflicto político
en un sentido diferente. El enfrentamiento, abierto o sutil, no es entre una cultura oficial y
la cultura asistemática de los grupos subalternos. Cultura se refiere más bien a los modos
específicos en que los actores se enfrentan, se alían o negocian. Por lo tanto, no es sólo que
haya una dimensión política en el encuentro entre agentes con formas culturales distintas,
sino también que diferentes actores que participan de una disputa pueden insertar sus
acciones en una lógica compartida y, en ese sentido, pueden pertenecer al menos
parcialmente a mundos imaginativos similares. (Grimson 2005:8)
Esta condición entra en consonancia con las consideraciones expuestas de Rancière y
Mouffe sobre el campo simbólico de la política y sus discursos, así como con el problema
de investigación propuesto porque alinea la cultura con una estrategia de asociación y
articulación de actores en un proceso de circulación de valores sociales. Como podrá verse
más adelante, esta condición es determinante en el proceso de las organizaciones sociales
afrocolombianos en la ciudad porque han logrado agrupar y vincular las demandas, las
expresiones, las acciones y las relaciones con la administración municipal.
En las políticas culturales de las naciones, la cultura se ha consolidado como el macro a
partir del cual derivan otras formas culturales que han sido asociadas a lo identitario, de esa
forma, la cultura nacional se encuentra formada por identidades específicas que comparten
elementos en común por encontrarse compartiendo el mismo espacio geográfico. Los
repertorios identitarios dentro de la nación se convierten la herramienta para delimitar las
fronteras entre comunidades por medio de una gama de símbolos culturales específicos: “la
Antecedentes 27
identidad no es más que el lado subjetivo (o, mejor, intersubjetivo) de la cultura, la cultura
interiorizada en forma específica, distintiva y contrastiva por los actores sociales en relación
con otros actores. (Giménez 2005:1)
La interiorización de unas conductas particulares que permiten la interacción entre actores
sociales, es decir, la identidad, surge como problema de las ciencias sociales en la segunda
mitad del siglo XX dadas las transformaciones socio-económicas y su impacto en la vida
comunitaria (Bastos y Bastos 2010). Con los desarrollos teóricos que se han producido a
partir de ese momento, los abordajes sobre la identidad han devenido en dos perspectivas
predominantes, una de corte inductivo que hace referencia las condiciones psicológicas de
los sujetos, identidad personal, y otra de corte deductivo que se aproxima a sus atributos
sociales, identidad social o cultural.
Bajo la segunda perspectiva, la identidad es vista como una estructura discursiva que dota
de significado tanto los objetos como los agentes individuales y colectivos (Carpentier
2011). De esa manera lo social se caracteriza por la circulación de una multiplicidad de
identidades que le permite a los sujetos la posibilidad de identificarse con los valores que le
son asociados y que les proporcionan sentido a sus acciones. También, esta aproximación
comprende la identidad como lo esencial de una comunidad y como la forma en la que los
agentes sociales se relacionan con un discurso específico (Carpentier 2011).
Este relacionamiento con el discurso define una dialéctica entre lo interno y lo externo de la
identificación colectiva que los vuelve interdependientes y que va a definir las condiciones
del relacionamiento entre los actores:
Esta es la dialéctica interna-externa de la identificación colectiva: la identificación de grupos
y la categorización son totalmente interdependientes. En primer lugar, la categorización
(definición externa) es básica para la definición interna. El proceso de definición de
"nosotros" exige que "ellos" se contrasten con nosotros (…) Es probable que la
identificación del grupo proceda, al menos en parte, a través de la categorización de otros,
positiva o negativamente.
28 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
En segundo lugar, la definición externa -por otros de nosotros- afecta nuestra(s)
definición(es) interna(s), sobre todo porque influirá en cómo orientan su comportamiento
hacia nosotros. Por último, las definiciones internas establecidas pueden proporcionar una
defensa contra la imposición de definiciones externas. Por lo tanto, la categorización puede
fortalecer la identificación de grupos existentes a través de la resistencia y la reacción
(Jenkins 2000:9).
En el ejercicio del diálogo que se genera entre los campos internos y externos de las
identidades sociales, la categorización que un grupo pueda hacer de otro y su legitimación
en las acciones cotidianas es una de las consecuencias más importantes de las dinámicas de
interacción que funcionan en la vida social: “La capacidad de los demás para constituir la
experiencia de la vida diaria es quizás la contribución más importante de la categorización
social a la identificación individual y grupal.” (Jenkins 2000:22). Esta constitución de la
experiencia de la cotidianidad refleja la delimitación de las capacidades y las posibilidades
de un actor específico en el campo social que están dadas por su ubicación en las estructuras
de dominación.
El campo de la política se ha convertido en un espacio privilegiado de materialización de
discursos sobre la identidad. Aunque Mouffe y Laclau (1985) hablan de identidad de clase
porque se encuentran trabajando en la clase obrera su comprensión sobre el establecimiento
de identidades en el campo de la política y las posibilidades de acción que ella le brinda a
los agentes sociales permite aproximarse a la forma en la que el establecimiento de un
discurso que legitima a un actor político específico abre espacio para la contienda política
El campo de la política sólo puede ser una superestructura en la medida en que es un campo
de lucha entre agentes cuya identidad, concebida bajo la forma de «intereses», se ha
constituido en otro plano. Esta identidad esencial estaba, pues, fijada de una vez para
siempre, como un dato invariable, respecto a las distintas formas de representación —
políticas e ideológicas— en las que la clase obrera entraba. (40)
Al mismo tiempo que el establecimiento del discurso abre el espacio para la contienda, los
mecanismos de funcionamiento del estado ponen límites a la acción y definen los espacios
en los que podrá ser llevada a cabo la contienda “La identificación social – saber dónde
Antecedentes 29
estamos y dónde están los otros – es un prerrequisito para la acción social” (Jenkins 2000:8).
La identidad se convierte entonces en una herramienta de identificación en tanto brinda una
posición y unos repertorios de acción a los actores sociales:
“La identidad es una forma de organizar la interacción social, y de enfrentar las condiciones
materiales en que tal interacción tiene lugar. En este sentido, la identidad no es una “simple”
e “ingenua” proyección de lo que “ya se era”, sino una apuesta por redefinir y/o actualizar
las condiciones de la jerarquizada y estructurada interacción social” (Bolívar 2006:19).
La comprensión de la identidad política como una forma de definir las condiciones de la
interacción social permite también revelar su funcionamiento como un mecanismo estatal
de dominación en el que delimita el margen de maniobra de los actores dentro del campo de
la política y de los límites del estado, no así en el campo social que se convierte en otro
espacio de disputa para los actores sociales “el ejercicio del poder implica la competencia
por el acceso y el control de los recursos, mientras que la autoridad es, por definición, solo
efectiva cuando es legitimada” (Jenkins 1994:199). De esa forma, el estado se convierte en
el actor que brinda posibilidades de legitimación de acciones diferenciadas basadas en
diferencias identitarias pero su accionar no permea las estructuras sociales de poder y
dominación:
“La organización política estatal denomina y produce como “culturas” a los grupos que
permanentemente expone a sus ejercicios de dominación. Allí donde las condiciones de
interdependencia social no ha permitido la extensión de la ciudadanía o donde las prácticas
de dominación política estatal se montan sobre viejas formas de control y regulación
preestatal” (Bolívar 2006:5).
La emergencia de los conceptos de cultura e identidad en los contextos políticos y en los
discursos legales ha permitido la aparición de otros campos de disputa simbólica en los que
los actores que han sido históricamente subordinados encuentran herramientas para la
confrontación: “Lo que está en juego en los conflictos es la reapropiación individual y
colectiva del significado de la acción, de forma tal que el presente sea la condición de lo
posible” (Melucci 2002:16). Sin embargo, la delimitación de culturas e identidades
30 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
específicas por parte de las dinámicas legales han profundizado algunos ejes problemáticos
del concepto en tanto interfieren en su resolución por encontrarse asentados en la fijación
de unos rasgos específicos:
el concepto de «cultura», sea entendido como «conjunto de elementos simbólicos» o como
«costumbres y valores» de una comunidad asentada en un territorio, es problemático en
términos teóricos y en términos ético-políticos. Los principales problemas teóricos son:
1. se tiende a considerar a los grupos humanos como unidades discretas clasificables en
función de su cultura como en otras épocas lo eran en función de la raza;
2. esa clasificación se sustenta en el supuesto de que esas unidades tienen similitudes a su
interior y diferencias con su exterior;
3. esto permitiría diseñar un mapa de culturas o áreas culturales con fronteras claras. Es la
idea del mundo como archipiélago de culturas. (Grimson 2008:50)
Para el caso de los afrocolombianos puede encontrarse que al interior de sus grupos y
organizaciones existe una diversidad de miradas, posturas, referentes y expresiones de lo
que se considera “ser afro”, por lo que las definiciones existentes se quedan cortas no solo
al intentar explicar lo que es la afrocolombianidad sino también lo que no lo es. Estos ejes
problemáticos no impiden el reconocimiento del valor que la aparición de la cultura como
concepto dentro del capo jurídico nacional ha tenido para la apertura del marco de disputa
entre los actores que conforman la nación y para la renovación del conflicto por la
ampliación de los márgenes de maniobra. A la luz de este trabajo es importante tener en
cuenta que ha sido la apertura lo que ha dado lugar a la aparición de un nuevo sujeto político
que hace uso de un elemento privilegiado por la legislación, la cultura.
Antecedentes 31
1.1.4 Estudios Afrocolombianos y algunas de las tendencias académicas
La afrocolombianidad ha sido abordada en la mayoría de los casos desde una perspectiva
sociocultural y antropológica. En ese sentido en la literatura colombiana pueden encontrarse
autores como Nina S. de Friedemann (1978, 1984, 1992) quien en su obra no solo introduce
a los afrocolombianos en la escena académica del país, sino que también le da relevancia a
los aportes sociales que le habían hecho a la sociedad colombiana. En sus análisis, la autora
hace un recorrido por la construcción identitaria y sociopolítica de estas poblaciones y
comienza a realizar las conexiones con las raíces africanas.
En su trabajo con Jorge Morales Gómez (1969), se propone indagar por los niveles de
integración y los aportes culturales de las poblaciones Afrocolombianas del pacífico
colombiano a la nación, para concluir con un llamado de atención sobre las condiciones de
invisibilidad a las que habían sido sometidas estas poblaciones. Mientras que en un trabajo
posterior, con Jaime Arocha (1986), explican la trayectoria de los afrocolombianos en el
país a partir de dos procesos de separación, durante la etapa esclavista y luego durante la
reagrupación a través de los palenques y los cabildos. Este análisis es importante porque
permite identificar las dinámicas de reconstrucción cultural, de mestizaje, de aculturación y
de la formación de núcleos de afrocolombianos en el país.
Otros abordajes son los de Peter Wade y Eduardo Restrepo quienes hacen una aproximación
a las condiciones socioculturales de los grupos étnicos en lugares como el pacífico
colombiano (Restrepo 1999, 2000) y al interior del país en ciudades como Medellín (Wade
1987, 1988, 1998) y Bogotá (Restrepo 1999). Estos estudios, además de los de Friedmann,
Arocha (1982, 1992, 1999), Zapata Olivella (1983, 1990, 1997) entre otros, lograron hacer
una caracterización de las poblaciones afrodescendientes y evidenciaron la exclusión y la
invisibilización a la que son sometidas; también, sus aproximaciones contribuyeron a llamar
la atención sobre las condiciones de pobreza y de poco acceso a derechos básicos y su
32 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
incidencia en que estas poblaciones se ubiquen en el índice más bajo de desarrollo en el país.
También Restrepo ha realizado compilaciones bibliográficas (1999, 2008) sobre los
abordajes académicos de las poblaciones afrocolombianas.
Las discusiones sobre los afrocolombianos, el fuero étnico y su inclusión en las dinámicas
de las instituciones del estado se encuentran mediadas en parte, por las condiciones
culturales que los convierten en parte de la nación. La aparición de los afrocolombianos
como sujetos políticos se concreta mediante la promulgación del Artículo transitorio 55 de
la Constitución Política y del que se derivaría la Ley 70 de 1993, a partir de ese momento
las condiciones culturales, sus raíces y la pertenencia territorial, se convirtieron en parte
fundamental de los discursos; como lo argumenta Restrepo (2013) la configuración de las
comunidades afrocolombianas como un sujeto político responde a varios énfasis
conceptuales, entre los que se encuentra el que se ha encargado de seguir el desarrollo de
los movimientos organizativos de los afrocolombianos, así como las transformaciones en
las políticas de la representación en el país (pg.17).
Este énfasis ha explorado las articulaciones del movimiento afrocolombiano con las
instituciones del estado por medio de la dimensión identitaria y performativa de la
movilización en términos étnicos. En ese sentido, este trabajo se articula a tal tendencia en
tanto se interesó en comprender las dinámicas de diálogo e interacción entre el movimiento
afrocolombiano en la ciudad de Medellín y las instituciones municipales.
Siguiendo esta línea, la etnicidad afrocolombiana ha sido estudiada por autores como Asher
(2009), Ng’weno (2007), Escobar (2010), Oslender (2008), Pardo (2002), Offen (2003),
Wade (1997, 2001, 2004); Los autores consideran la etnicidad afrocolombiana como una
derivación de las tendencias internacionales de la multiculturalidad y al mismo tiempo
problematizan la aparición del concepto y su diferencia con el de raza. Ng’weno (2007)
comprende la etnicidad como parte de las estructuras legales que lo asocian a la indigenidad
al relacionarlo con unos valores culturales específicos y a un territorio; así, el proceso de las
reclamaciones jurídicas para el reconocimiento de los derechos ha dejado de estar atado a la
consideración de la raza como elemento legal y ha pasado a concentrarse en la etnicidad sin
Antecedentes 33
que ello implique una renuncia a los condicionamientos raciales de las instituciones y sus
funcionarios, ni a las reivindicaciones raciales por parte de las organizaciones
afrocolombianas.
Para Wade, por ejemplo, la afrocolombianidad en Colombia no puede pensarse por fuera
del racismo debido a que él se ha instalado en el sentido común en tanto su posición ha
estado mediada por la inclusión y la exclusión simultánea como parte de la nación. Es decir,
los afrocolombianos son tratados discursivamente como nacionales y no nacionales al
mismo tiempo (1997). Esta forma de segregación indirecta, según el autor, se encuentra
relacionada con los discursos de nación sobre los que se sostiene la idea de la triada racial
que compone a Colombia y que no depende de una relación directa con una pertenencia
territorial específica pero que se encuentra vinculada con las raíces africanas que sobreviven
en sus formas culturales abriendo el espacio a las condiciones de exclusión de proyecto
nacional.
Restrepo (2004) llama la atención sobre las limitaciones derivadas de la definición legal de
las poblaciones negras en el país, habla del agotamiento de la identidad afrocolombiana por
asociarla únicamente a una comunidad ribereña rural, a unas prácticas tradicionales
asociadas a la territorialidad y a la autoridad tradicional. El mismo autor (2013), considera
que la aparición de la organización social afrocolombiana y la apertura para la participación
de representantes afrocolombianos en diferentes escenarios institucionales han contribuido
a su visibilización y explora la configuración del sujeto político “comunidades negras” como
resultado de relaciones, contradicciones, tensiones, narrativas y prácticas entre las
comunidades, las ONG´s, las instituciones, las políticas públicas, entre otros. Por lo que la
identidad afrocolombiana va mucho más allá de la triada de condiciones que se han definido
como marcadores legales de la pertenencia étnica.
Una de las críticas que se le hace a este enfoque etnicista de las comunidades
afrocolombianas es la consideración de los procesos de su reconocimiento legal como la
insinuación de la invención de rasgos culturales específicos a estas comunidades o la
instrumentalización de la cultura como herramienta para acceder a beneficios legales. Entre
34 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
los estudios sobre los afrocolombianos en Antioquia se destaca el trabajo de Domínguez
(2015), quien se encarga de explorar las condiciones bajo las que las comunidades
afrocolombianas en Antioquia argumentan la ancestralidad territorial en los procesos de
titulación colectiva concerniente a la aplicación de la ley 70/1993. Si bien la autora hace una
crítica a la construcción unívoca que implicaría la categorización de las poblaciones
afrocolombianas como “grupos étnicos” expresada por Restrepo (2013), expone que en
lugar de eso, las condiciones en las que se materializan las políticas públicas étnicas son el
resultado de disputas y negociaciones entre los actores que intervienen en ellas.
Para la autora es importante reconocer que los elementos identitarios se construyen en la
interacción con otros actores que en este caso se encuentran involucrados en la definición
los territorios colectivos. Para la comprensión de la conformación del estado como resultado
de unas dinámicas relacionales en las que se materializan las disputas por los marcos legales
de reconocimiento de los actores que lo conforman y el reconocimiento de las comunidades
afrocolombianas, la autora encuentra que los funcionarios del estado, en el proceso de
titulación colectiva tienen como modelo de verificación, la necesidad constante de encontrar
huellas de africanía y la conciencia de la ascendencia africana; la vinculación directa con los
territorios que ocupan y su aislamiento como una forma de garantizar la “pureza de la raza”
(pg. 119). En este sentido, como se verá más adelante, estas preguntas no solo han sido
mecanismos estatales para la titulación de los territorios; también han sido herramientas de
visibilización de las organizaciones afrocolombianas.
Uno de los primeros académicos que dedicó su actividad intelectual a los afrocolombianos
en Antioquia fue el historiador Víctor Álvarez (1980, 1983), quien se ocupó de las huellas
de africanía de los negros antioqueños y de las fuentes documentales que las reseñan. Unos
de los estudios más destacados fueron los realizados por Peter Wade (1988, 1997, 1998)
quién indagó por el mestizaje, las relaciones raciales e identitarias de los afrocolombianos
en Antioquia y en Medellín.
Otros estudios se encargan de aspectos más urbanos y territoriales de los afros en Medellín,
como los realizados por García Sánchez y Montoya (2010) quienes analizan la forma en la
Antecedentes 35
que las poblaciones afrodescendientes en la ciudad han atravesado por procesos de
invisibilización y de definición por medio de estereotipos negativos, lo que ha definido un
cambio en sus saberes culturales dadas las condiciones de relacionamiento. Reflexión
relevante para la actualidad del contexto debido a que, en palabras de los autores, “los
saberes territoriales, los conocimientos legados de su vida en el campo y transmitidos
oralmente y las expresiones artísticas y estéticas, representan el principal instrumento de
lucha cultural y política con el que se afianzan las identidades y se reconstruyen los
proyectos de vida en los nuevos lugares del destierro” (García & Montoya, 2010: 1).
De los estudios y documentos aquí referidos es posible identificar que, la pregunta por la
identidad afrocolombiana ha llevado a académicos a identificar las condiciones
socioculturales de esta población (fuertemente vinculada a las raíces africanas dibujadas por
sus propios discursos) y el estado de su relacionamiento para con el discurso de identidad
nacional representado mediante discursos y formas políticas y legales. Evidenciando la
condición de invisibilidad, de fragmentación de sus comunidades, así como sus dinámicas
de organización y reagrupación como elementos que también entran a hacer parte de la
construcción de su identidad. Las condiciones de pobreza y de inaccesibilidad a instancias
tanto institucionales como de bienestar común y las circunstancias mediante este hecho se
configura, también ha ocupado a los autores referidos, dando a entender que la condición de
persona afrocolombiana, en la actualidad y desde hace más de veinte años, no se desliga de
situaciones de pobreza, desigualdad e invisibilidad; pero tampoco de resistencia, movilidad
y reivindicación histórica.
36 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
1.2. Marco Metodológico
El proceso metodológico mediante el que se realizó este trabajo tuvo tres etapas. La primera
consistió en la exploración teórica e institucional de las condiciones de los afrocolombianos
en el contexto nacional y particularmente en Medellín. La segunda en el acercamiento a
algunas de las organizaciones Afrocolombianas de la ciudad, el acompañamiento a sus
procesos y la realización de entrevistas a algunos de sus líderes para indagar por las posturas
políticas y académicas que guían el trabajo de base de las organizaciones; las expresiones
culturales que sobresalen en el escenario municipal; las dinámicas organizativas que nutren
el movimiento colectivo y las posibilidades políticas. La tercera etapa fue la del análisis y
discusión de los hallazgos por medio de encuentros con los líderes sociales que me
acompañaron el proceso y de académicos que cuentan con experiencia en el campo de los
afrocolombianos en Medellín.
La primera etapa consistió en la identificación de literatura que posibilitara la comprensión
de la configuración del sujeto político étnico afrocolombiano. En ese sentido, la condición
mediante la que son tratados legalmente en la actualidad se encuentra atada a unos procesos
históricos que son importantes para comprender no solo las condiciones de emergencia del
sujeto legal sino también las reivindicaciones sociales sobre las que se asientan dichas
condiciones. Si bien es importante reconocer el avance político de las poblaciones
afrocolombianas a partir de la promulgación de la Ley 70/93, este trabajo no se centra en su
análisis y su alcance porque la ciudad de Medellín cuenta con el Acuerdo 011 de 2006 y sus
modificaciones como política pública municipal especial para ellas. Por medio de esta
exploración se le da respuesta al primer objetivo planteado y a reconocer en el fuero étnico
las condiciones de visibilización de los afrocolombianos, a comprender los discursos que
median en el debate público y a observar los procesos que llevan a cabo en el diálogo entre
el sujeto étnico y el Estado.
Antecedentes 37
En esta misma etapa comenzó a ser identificada la literatura destacada para la
contextualización de las comunidades afrocolombianas en la ciudad de Medellín de manera
que segundo objetivo pudiera tomar forma. Para ello fueron importantes documentos
publicados por instituciones de carácter nacional, como la Universidad Nacional de
Colombia, y por la administración local, Alcaldía de Medellín, en asociación con
organizaciones sociales de la ciudad y documentos elaborados por las organizaciones
afrocolombianas en Medellín. En ese mismo sentido se contó con la posibilidad de acceder
a las bibliotecas de esas organizaciones que es mucho más específica sobre los temas
afrocolombianos y allí poder seleccionar y contrastar los documentos más pertinentes para
este trabajo.
La búsqueda bibliográfica, su selección y organización, estuvo marcada por los conceptos
guía acción política, participación, identidad, etnicidad y cultura. Bajo esas condiciones la
bibliografía existente específica de Medellín es relativamente poca con relación a lo que se
ha escrito de otros lugares de américa como Centroamérica. Sin embargo, los recursos
disponibles permiten reconocer el panorama de las poblaciones afrocolombianas en el país
y en la ciudad con la profundidad necesaria para reconocer las dificultades por las que tienen
que atravesar estas poblaciones para abrirse espacio político en el contexto institucional. La
información obtenida fue organizada en cuadros de Excel de manera que se hiciera más
sistemática la visualización de los hallazgos por cada uno de los conceptos guía.
La revisión bibliográfica fue afinada con estrategias como las entrevistas y la etnografía que
brindaron la posibilidad de profundizar en las dinámicas organizativas que se pretendían
analizar, es decir, los espacios de reflexión y exposición de la cultura afrodescendiente en la
ciudad. Los encuentros con los líderes y acompañantes del proceso organizativo
afrocolombiano en la ciudad se llevaron a cabo por medio de entrevistas semiestructuradas
que se centraron en la aclaración de las condiciones actuales de estas poblaciones, así como
en las dinámicas de los procesos y las actividades que realizan. Como otra de las formas de
la entrevista como estrategia de investigación para la realización de este proyecto se trabajó
de manera conjunta con líderes afrocolombianos acompañando procesos organizativos y con
38 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
representantes del sector académico con experiencia en la temática con quienes se tuvo la
posibilidad de contrastar los hallazgos.
La investigación etnográfica tuvo como eje principal la indagación por las dinámicas
organizativas implicadas en las actividades de expresión cultural que realizan las
organizaciones, en ese sentido, la etnografía acompañó procesos en el ámbito público y
privado de las organizaciones con el fin de reconocer el funcionamiento del proceso de
expresión cultural llevado a cabo por las organizaciones. Las Organizaciones con las que se
ha hecho un acompañamiento a los procesos son las organizaciones Carabantú, y la Unión
Sindical de Empleadas Domésticas, UTRASD.
La etnografía dio inicio en septiembre del 2017 y tuvo como punto final el mes de septiembre
del 2018, tiempo en el que fue posible acercarse a las organizaciones mencionadas y
acompañar diferentes procesos organizativos como la gestión de recursos económicos, y
artísticos. En la actualidad continúa la vinculación con las organizaciones debido al
compromiso que genera el proceso investigativo con aquellos a quienes se acerca, es decir,
la investigación tiene como una de sus consecuencias la creación y el fortalecimiento de
vínculos que se nutren por el recibir y el devolver con aquellos sujetos que están
acompañando el proceso.
Etapa Estrategia Acción
1 Búsqueda
bibliográfica
Recolección de información
relacionada con las condiciones
de vida y de participación
política de los Afrocolombianos
en Medellín
2 Entrevistas
Semiestructuradas
Se realizaron 2 entrevistas a
líderes afrocolombianos, 1 a
funcionarios públicos y 2 a
Líder de Carabantú
Presidenta de
UTRASD
Antecedentes 39
participantes de las
organizaciones. Director del Centro de
Integración
Afrodescendiente
Voluntaria de
Carbantú
Voluntaria Artista de
Carbantú.
2 Observación
participante
Acompañamiento y apoyo de
las actividades del movimiento
como conferencias, reuniones
de coordinación y actividades
culturales. E
7 reuniones internas
de la organización
Carbantú.
5 Cátedras Populares
Ana Fabricia Córdoba
4 Presentaciones
Culturales de los
Afrocolombianos en
Medellín
3 Etnografía del Estado Indagación por la forma en la
que el estado se configura en
prácticas cotidianas que le van
dando sentido a las
instituciones, el gobierno y la
cultura política de los
Afrocolombianos en Medellín,
mediante encuentros con
3 Actividades de la
Alcaldía de Medellín
para las poblaciones
Afrocolombianas de
la ciudad.
1 Asistencia al
Encuentro: La
participación
ciudadana y la
40 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
académicos de la ciudad con
experiencia en el tema Afro.
comunidad
Afrodescendiente en
Medellín
3 Análisis de la
Información
Tabla 1: Metodología utilizada en este trabajo
Antecedentes 41
Capítulo 2: Antecedentes
2.1. Población Afrocolombiana en Medellín: algunos datos
sociodemográficos
A la luz de los datos que serán presentados a continuación será importante tener en cuenta
que las estadísticas presentadas dejan por fuera cuestiones sobre la diversidad al interior de
los grupos étnicos que en ocasiones resultan ser fundamentales para la comprensión de sus
condiciones de vida. Así, los datos estadísticos dejan por fuera cuestiones de género, religión
o discapacidad, sin embrago es importante reconocer que la identidad de grupo le permite a
los individuos asociarse alrededor de propósitos comunes y defender la imagen y los
derechos ganados, en este caso, como minoría étnica.
Las generalizaciones hechas sobre los afrocolombianos en comparación con la población
total colombiana y medellinense, lleva a pensar que al interior del grupo étnico se presenta
una homogeneidad que es engañosa porque esconde la diversidad que se encuentra en su
interior no solo en términos de individuos, sino también con relación a las variaciones que
42 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
puedan existir de aquello que es llamado Cultura Afrocolombiana y que se discutirá en otro
apartado. En la exposición de los datos encontrarán que se hace referencia a las personas no
étnicas para hablar de aquellos que no son ni afrocolombianos ni indígenas por las
complicaciones que puede acarrear referirse a ellos con un nombre específico como blancos
o mestizos.
Se estima que en Antioquia se encuentra el 10.6% del total nacional de población
Afrocolombiana; y, en Medellín el 6.21%, lo que hace del departamento el segundo -por
debajo del Valle del Cauca- en cantidad de población que se autoreconoce como
afrocolombiana (DANE 2005). A pesar de estos datos arrojados por el censo nacional,
existen otros. Entre ellos se enceuntran los de la caracterización sociodemográfica hecha por
la Corporación Convivamos en el 2010 en la que se menciona que por lo menos el 34% de
la población afrocolombiana nacida en Medellín no se autoreconoce como parte de este
grupo étnico (2010:70), también arroja información relevante para la cuantificación y
caracterización de esta población.
Los datos estadísticos disponibles para la caracterización de la población afrocolombiana en
la ciudad presentan variaciones de acuerdo a la institución que los emita, así como con el
año de su presentación. Por ejemplo, las Encuestas de Calidad de Vida de la ciudad que se
presentan cada año tienen indicadores diferentes en cada uno de los informes y, en los
últimos años, ha dejado de hacer la caracterización sociodemográfica de la ciudad por
grupos étnicos; así, según esta fuente, el total de la población afrocolombiana en la ciudad
era del 1,9% en el 2008; en el 2009 del 2,4%; en el 2010 del 2,3%; y en el 2011 del 2,2%
(Álvarez Ossa 2015).
Sin embargo, no hay que desconocer que en la primera década del siglo XXI se producen
varios estudios demográficos con comunidades afrocolombianas en el país. Entre el 2000 y
el 2006 se realizaron seis estudios de carácter nacional mediante los que se buscaba aclarar
las condiciones sociodemográficas de los afrocolombianos. En Medellín, además de la
Encuesta de Calidad de Vida se han realizado cuatro estudios enfocados en las poblaciones
Antecedentes 43
afrocolombianas -todos apoyados por la Alcaldía- en los años 2002, 2006, 2009 y 2010
(Ibid:20).
El informe del 2010 se ha convertido en un referente sobre esta población en la ciudad por
ser el más específico debido a que se realizó por manzanas de familias y por número de
integrantes; en él, se indica que para ese año, Medellín cuenta con un total de 236.222
personas reconocidas como población afrocolombiana. De este número, el 44.91% se
reconocieron como hombres y el 55.09% como mujeres.
La caracterización de los afrocolombianos en Medellín muestra que la mayoría cuenta con
estudios segundarios: el 39,9%; pero solo el 3,55% cuenta con estudios técnicos o
tecnológicos y el 8% con estudios del nivel superior. Esos mismos datos arrojan la existencia
de un 16,05% de la población sin ningún tipo de estudio, hecho que llama la atención sobre
las tasas de desescolarización de estas comunidades en la ciudad y que además, sustenta que
el 17% de los hogares afrocolombianos en Medellín cuenta con algún miembro que no sabe
leer ni escribir (Ibid:2010).
Las tasas de analfabetismo también revelan condiciones de desigualdad con la población
afrocolombiana en la ciudad. Se estima que en la población afro hay una persistencia del
analfabetismo del 9,6% mientras que en el resto de la población es del 8% para las personas
de más de tres años de edad que no saben leer ni escribir; sucede algo similar con la
población mayor de tres años que no ha cursado ningún nivel educativo que para la
población afro es del 7,6% mientras que para la no étnica es del 6,5%. Las personas mayores
de tres años que han cursado algún estudio de educación superior y de posgrado revela para
Medellín que para los afrocolombianos es del 8% y para los que no pertenecen a un grupo
étnico es del 12,4% (Mosquera y León 2009:185).
Según Mosquera y León, (2009:180) Medellín es la ciudad del país en la que se hace más
evidente la brecha de ingresos entre los afrocolombianos y las personas que no se
autoreconocen como pertenecientes a un grupo étnico. En el país, en general, se estima que
los primeros ganan el 68,7% de lo que ganan los que no tienen una pertenencia étnica; sin
44 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
embargo, en esta ciudad el ingreso promedio es del 63,1% (Ibid:224). Las desigualdades
sociales que marcan la cotidianidad de las poblaciones étnicas, en este caso los
Afrocolombianos, son evidentes en otros datos estadísticos. Particularmente en los
resultados del censo del DANE 2005.
Según esta fuente de información, la desigualdad de las poblaciones afrodescendientes en
Medellín tiene un diferencial de 26,9% (Ibid:167) con respecto al resto de la población, es
decir que los afrocolombianos tienen un 26,9% más posibilidades de sufrir algún tipo de
desigualdad. Lo que permite reconocer que tienen un mayor grado de vulnerabilidad de sus
condiciones sociales; en el trabajo desarrollado por el INER (2010) puede aclararse más esta
posición de desigualdad porque hace un abordaje sobre las condiciones de vida en el
asentamiento Esfuerzos de Paz 1 en la Comuna 8, en el que casi el 60% de la población se
autoreconoció como Afrodescendiente, cuando los datos arrojados indican que el 87,4% de
los pobladores étnicos se encuentran en viviendas con algún tipo de riesgo como
inundación, avalancha o deslizamiento (García y Montoya 2010).
La escala poblacional afrocolombiana en Medellín se encuentra dominada por las mujeres
en un 54,3%, y se concentra en un rango de edad entre los cero y los veinticuatro años de
edad, indicando que domina la población joven (Convivamos 2010). También, aspectos
sociodemográficos permitieron observar que el 43% de las mujeres afrocolombianas de la
ciudad son madres solteras y el 39% viven en unión libre (Ibid:30), siendo el primer dato
importante para la comprensión de la necesidad de las mujeres de tomar acciones frente a
sus condiciones económicas; y, el segundo, porque esa es la forma predominante de las
relaciones de pareja de los afrocolombianos en la ciudad. Con esta información también es
posible reconocer la importancia de la emergencia del Sindicato de Empleadas Domésticas.
Otros indicadores sociodemográficos de las poblaciones Afrodescendientes en Medellín
señalan que estas familias son más pequeñas que las del grupo de los que no pertenecen a
un grupo étnico debido a que cuentan con 3.58 miembros versus 3.71 miembros en promedio
respectivamente, aunque la tasa de natalidad es más alta para los primeros que para los
segundos en una relación de 2,22 hijos versus el 1,58. Esta última correlación ubica a la
Antecedentes 45
ciudad con el mayor diferencial en el ámbito nacional entre las poblaciones afrocolombianas
y el grupo no étnico (Mosquera y León 2009:171), es decir que la población Afrocolombiana
en la ciudad tiene una tasa de natalidad mayor con relación a la población no étnica que en
las demás ciudades del país.
Redondeando, de todos estos datos se entiende que la población afrocolombiana en la ciudad
de Medellín es: predominantemente jóven, es una población mayoritariamente femenina que
asume la maternidad sin pareja cuatro de cada diez veces, cuya tasa de natalidad es más alta
que en el resto de la población, que vive en condiciones de desigualdad con respecto a la
población no étnica de la ciudad en términos de acceso a la educación y a los índices de
analfabetismo y cuyos sitios de vivienda se encuentran en un alarmante porcentaje sobre
terrenos inapropiados para habitarlos.
2.2. Las Organizaciones Afrocolombianas como Sujetos
políticos para la participación en Medellín
Las respuestas institucionales que encuentran las comunidades afrocolombianas por medio
de las organizaciones sociales se ha convertido en un motivador y en una fuente de esperanza
sobre sus demandas. La interlocución que han generado con el estado, la solución de
problemas específicos, así como el aprendizaje sobre la burocracia institucional ha
ocasionado que estas poblaciones ganen confianza sobre la demanda y la capacidad de
respuesta de las instituciones.
Aunque todavía encuentran obstáculos, ello no ha significado que tengan una relación fluida
con las instituciones, el conocimiento sobre las funciones y los alcances de las instituciones
46 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
que los atienden en muchos casos les ha permitido convertirse en veedores de los procesos
que adelantan, también las barreras raciales y el desbalance en las oportunidades que el
entorno les brinda ha fortalecido el quehacer organizativo y le ha dado, en muchos casos, un
norte de actuación.
Las leyes y las acciones afirmativas que se ejecutan a partir de la promulgación de la ley 70
permiten la emergencia y consolidación de las organizaciones sociales que son las que
agrupan las diferentes manifestaciones culturales de las poblaciones afrocolombianas y
hacen una administración pública de estas expresiones. En este sentido, las leyes se encargan
de categorizar las poblaciones, mientras los pueblos se ocupan de mantener abierto el
conflicto en un intento por ampliar sus márgenes de acción.
La organización política de las poblaciones afrocolombianas en Medellín aparece como una
extensión de los vínculos familiares mediante los que se fortalecen las relaciones sociales.
La aparición de organizaciones que extienden el marco de acción del enfoque étnico y de
las comunidades también contribuye en la ampliación de las redes de hermandad
afrocolombiana en la ciudad y en la consolidación de estrategias de posicionamiento de la
identidad afrocolombiana.
los vínculos familiares en la cultura afro van más allá de las relaciones de consanguinidad,
ya que se valoran y estiman los lazos de vecindad y amistad, como si estos hicieran parte de
la misma familia biológica , en ellos, se deposita confianza y afecto y no se establecen límites
económicos, parentales o geográficos Van desde el propio cuidado, la crianza y la vivencia
con el otro, que no tiene el mismo apellido pero sí la misma cercanía afrodescendiente; por
ello, se puede decir que la familia afro sobrepasa el concepto occidental, dándole otro valor
representativo a la familia (Valdez y Gómez, 2017:46)
Es así como las organizaciones sociales cumplen un papel importante en el proceso de
construcción de la identidad colectiva porque ellas se encargan no solo de representar a las
poblaciones afrocolombianas ante el Estado también porque ellas están invirtiendo
permanentemente tiempo y recursos en la difusión de información y porque sostienen el
proceso de permanencia y renovación cultural.
Antecedentes 47
A continuación se presentan los perfiles de las organizaciones que sirvieron de apoyo para
la realización de este trabajo. Su elección está dada por la proyección y el impacto que sus
actividades tienen en la ciudad. Carabantú es una organización de un carácter más cultural-
social por lo que el acompañamiento a sus procesos se encuentra más en la línea de
indagación de este trabajo, del lado de UTRASD aunque sus actividades no se enmarcan
explícitamente en la exposición cultural, sus procesos cuentan con un componente
importante de reivindicación étnica por lo que fue importante en para la exploración de las
formas en las que las organizaciones Afrocolombianas usan la cultura en sus procesos de
participación política.
2.2.1 Unión de Trabajadoras Afrocolombianas del Servicio Doméstico
UTRASD
El Sindicato de Empleadas del Servicio Doméstico de origen afro es creado en Medellín en
marzo de 2013 cuando 28 mujeres le dan origen a la Unión de Trabajadoras del Servicio
Doméstico, UTRASD; Como objetivos de la organización se definen: promover la
formalización, velar por el cumplimiento de los derechos laborales y promover el
reconocimiento racial entre otros. La organización gremial surge en el marco y con el
acompañamiento de otros colectivos afrocolombianos de la ciudad por medio de los que
gana visibilidad y legitimidad en el ámbito social Afrodescendiente.
En Medellín, los sindicatos con enfoque étnico aparecen como derivaciones de la
organización social que al mismo tiempo responden a las variaciones que han tenido en los
diferentes ámbitos sociales las redes de apoyo y de solidaridad que contribuyeron a la
consolidación de la población afrocolombiana y de la reivindicación étnica que llevan a cabo
en la ciudad
Lo que nosotras no quisimos en los inicios de Utrasdé fue crear una organización,
como tantas que hay en la sociedad, en representación de lo afro. No queríamos
eso porque, de hecho, la necesidad surgió a partir de unos resultados de una
48 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
investigación que hizo la Escuela Nacional Sindical en asocio con Carabantú (que
es una organización netamente afro). (Presidenta UTRASD, 2018)
Ese es el caso de la emergencia de los sindicatos con enfoque étnico y de género para quienes
no solo es importante velar por el cumplimiento de los derechos laborales, sino que la
organización les permite continuar con el proceso de posicionamiento de la identidad
afrocolombiana en la ciudad de Medellín: “cuando se creó el sindicato, se creó con
veintiocho mujeres afro (…) había que trabajar con fuerza para el reconocimiento de la
mujer negra. Es que, a veces, nosotras mismas nos discriminamos, nosotras mismas nos
sacamos del rol de importancia que tenemos. Por la inseguridad, por la violencia que
muchas han transitado” (Presidenta UTRASD 2018).
El fortalecimiento de los procesos organizativos de las y los afrocolombianos en la ciudad
responde a dos tendencias que marcan la permanencia en el tiempo de la lucha por la
reivindicación de derechos; la primera de ellas es la noción de hermandad en la que sostienen
el trabajo hacia unas metas comunes de reconocimiento social y de derechos, así como de
divulgación de sus particulares culturales en diferentes ámbitos de la vida cultural de la
ciudad. La segunda tendencia es la que algunos líderes afrocolombianos llaman Proceso y
tiene que ver con la participación activa y duradera en los espacios de reivindicación étnica;
así la mayoría de los liderazgos afrocolombianos en la ciudad de Medellín son ejercidos por
personas que cuentan con el reconocimiento de activistas políticos en los escenarios de
participación ciudadana.
De esa manera los sindicatos aparecen como una forma de consolidar la hermandad entre
las y los afrocolombianos así como una alternativa a la continuidad de los procesos políticos
que fueron puestos en marcha a partir de la implementación de la ley 70/93. Uno de los
pilares en los que se sostienen los procesos organizativos es en el racismo como práctica
social de la que son objeto las personas afrocolombianas y los sindicatos no son ajenos a
ella.
También, uno de los argumentos más fuerte para la sindicalización de las mujeres
afrocolombianas en Medellín fue poder tomar acción y ejercer acciones legales sobre las
Antecedentes 49
prácticas racistas de las que son objeto y mediante las que se justifican, en muchos de los
casos, el incumplimiento de sus derechos laborales. Es así como la identidad y la cultura
afrocolombiana permiten la consolidación de un sindicato con enfoque étnico les permite no
solo inscribirse en las dinámicas sociopolíticas de la ciudad sino también participar mediante
la apertura de espacios de reconocimiento de derechos.
Trabajamos: formación sindical, salud sexual reproductiva, formación étnica,
estratega de comunicaciones (que es muy importante porque en el tema del discurso
uno tiene que ser muy cuidadoso y más en una lucha tan dura como esta) en la que
miramos, más allá de ver cuáles son los canales de comunicación, cómo nos
paramos en los escenarios en los que se nos da la oportunidad. (Presidenta
UTRASD, 2018)
Si bien las actividades sindicales de UTRASD no tienen como énfasis la promoción cultural,
en sus procesos de visibilización se encuentra presente la reivindicación cultural
afrocolombiana: “Este grupo de mujeres, como grupo social, no sólo se orientan a la
economía o al Estado, buscan también reivindicar su raza, la construcción y el
reconocimiento de su propia identidad apuntando directamente a la sociedad y su relación
con esta” (Álvarez y Osorio 2018). La promoción mediática de sus actividades tiene como
uno de sus elementos esenciales la puesta en la escena pública de las condiciones sociales y
de los elementos culturales de la población afrocolombiana.
Por esos días, las fundadoras de Utrasd, eran las protagonistas de múltiples entrevistas,
fotografías videos y crónicas acerca de su labor y las condiciones en las que la realizaban,
convirtiéndose en el sindicato que de alguna forma logra conmover a la opinión pública no
sólo por su trabajo mal remunerado, sino por la discriminación a la que han sido sometidas
las mujeres afro en este sector, es una deuda histórica que pone a pensar a la sociedad, y a
través de la identidad, se van uniendo más mujeres quienes sienten que por fin tienen “un
doliente de su situación”. (Álvarez y Osorio 2018)
Esta exposición de las condiciones sociales y de las particularidades culturales
afrocolombianas por parte de UTRASD les permite justificar su proceso organizativo y
50 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
además le da proyección a sus actividades en tanto cuentan con un horizonte de actuación.
De esa forma, la cultura afrocolombiana se convierte en un mecanismo de participación
política en este caso orientado hacia la reivindicación de los derechos laborales de las
mujeres. Por medio de la organización no solo encuentran respaldo para la defensa de sus
derechos, ella también les brinda posibilidades de formación política y de reivindicación
étnica.
2.2.2 Corporación Afrocolombiana de Desarrollo Social y Cultural
Carabantú
La Corporación Afrocolombiana de Desarrollo Social y Cultural Carabantú nace en 2007
con el interés de trabajar por la reivindicación de los derechos de los afrocolombianos en la
ciudad3. Entre sus objetivos se encuentran la promoción de la identidad étnica
afrocolombiana así como generar espacios académicos, culturales y sociales a favor de la
justicia social, la equidad e igualdad de derechos, por esa razón tienen como misión:
La Corporación Afrocolombiana de Desarrollo Social y Cultural CARABANTÚ tiene como
misión promover la defensa de los derechos étnicos, territoriales, sociales, culturales,
políticos y económicos de las comunidades de ascendencia africana de Colombia y
población en desventaja social. De igual modo, generar espacios académicos e investigativos
en pro de la implementación sustantiva de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, la
Etnoeducación y la transformación positiva de las realidades sociales, culturales,
económicas y políticas de las comunidades afrocolombianas y pueblos en condición de
desventaja social. (Carabantú, tomado de la Web)
3 Disponible en: http://www.carabantu.org/quienes-somos/
Antecedentes 51
Entre las actividades que realizan para cumplir con sus objetivos formativos y de
divulgación, Carabantú organiza el Festival Internacional de Cine Comunitario Afro FICCA
Kunta Kinte. Este festival surge en el 2016 como una forma de mostrar los resultados de la
formación político audiovisual que se realiza con niños, niñas, jóvenes y adolescentes
algunos de los barrios de Medellín. Este festival usa el cine como herramienta educativa que
busca rescatar los valores, las riquezas y la diversidad de los pueblos afrodescendientes, así
como para contribuír a la solución de problemas sociales como el racismo.
Otra de las formas de incidencia pública de la organización es por medio de la Cátedra de
Formación Etnocultural ‘’Ana Fabricia Córdoba’’ que se ha consolidado como un proceso
de formación de públicos a través de la que se realizan conferencias con académicos
nacionales e internacionales como una forma de contribuir a la reconstrucción de los
discursos alrededor de los pueblos afrocolombianos y de generar nuevas corrientes de
pensamiento crítico y analítico sobre sus condiciones de vida. El proyecto de la cátedra está
planteado como un proyecto de ciudad para la formación de públicos en temas de diversidad
étnica y cultural.
Imagen 1: Afiche Festival Kunta Kinte 2017. Fuente Carabantú
52 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
Imagen 2: Logo Cátedra Ana Fabricia Córdoba. Fuente: Carabantú
El trabajo en las comunas de la ciudad y las iniciativas que involucran el arte y las prácticas
artísticas de los afrocolombianos en la ciudad son algunos de los valores organizativos por
los que se destaca Carabantú en Medellín. También, la creación de redes con otros ámbitos
de actuación como el académico les ha permitido ganar espacio de proyección e incidencia.
La etnoeducación se encuentra en el fondo de las actividades artísticas de la organización
como uno de los elementos principales de sus actividades y es el elemento más eficaz de
divulgación. Es por medio de este elemento que la divulgación de la reivindicación étnica y
de la cultura afrocolombiana que la organización busca ampliar el margen de impacto de sus
procesos y además les permite mejorar la incidencia en las políticas públicas al mejorar el
capital político de sus actividades.
El uso de la cultura por medio de la etnoeducación como capital social para lograr la
incidencia y la participación en las dinámicas administrativas y sociales de la ciudad le ha
permitido a Carabantú el posicionamiento en el contexto local como una organización
afrocolombiana de alto impacto. La trayectoria de sus propuestas y la cantidad de actores
involucrados en sus procesos
Antecedentes 53
Capítulo 3: Resultados
3.1. El sujeto político Afrocolombiano
3.1.1. Construcción discursiva de la otredad
La emergencia de las identidades étnicas en el contexto político internacional se da durante
la segunda mitad del siglo XX con la aparición de mecanismos como el acuerdo 069 de la
OIT. En el contexto de la emergencia de estas herramientas de afirmación política, la cultura
ocupó un lugar privilegiado convirtiéndose en el eje articulador de derechos diferenciados.
Es decir, la ciudadanía de los grupos étnicos no estaría sostenida en la identidad nacional
heterogénea que se había establecido desde el nacimiento de la república, sino que serían
reconocidas sus diferencias culturales de manera que se aceptaba que en una misma nación
se podrían encontrar diferentes culturas y así mismo pertenecer a una sola república.
A diferencia de las identidades indígenas, quienes tuvieron un marco legal de actuación
desde la ley 1890 de 1889 y a partir de ahí los siguientes desarrollos organizativos con la
54 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
aparición de las organizaciones y asociaciones indígenas, los negros en Colombia no cuentan
con un reconocimiento legal hasta la promulgación de la ley 70 de 1993 sujetándose a un
artículo transitorio de la Constitución Política de 1991. Si bien lo negro ha hecho parte de
la historia de la consolidación de la nación, el ocultamiento político de las identidades
afrocolombianas corresponde a prejuicios sustentados en la idea de pertenencia y de raíz en
el mito fundacional de la república.
En el recorrido histórico de los expertos en negritud en Colombia se mencionan al menos
tres momentos en los que su abordaje ha cobrado relevancia. El primero de ellos corresponde
a los Siglos XVII y XVIII en los que la clasificación social no se hace sobre el color de la
piel pero sí sobre la limpieza de sangre mediante la que las élites sociales y políticas del país
establecieron una escala social de castas en la que posicionó a los negros y a los indígenas
en la base social, sosteniendo que las clases altas no habían “manchado” su sangre con
sangre indígena o afrodescendiente.
El segundo momento corresponde al siglo XIX con los movimientos abolicionistas,
movimientos de intelectuales que hacían reivindicaciones sobre conceptos como la libertad,
independencia y progreso, así como con la consolidación de la nación en la que los
movimientos negros buscaban el reconocimiento de su condición como ciudadanos (Wade
1997:39). El tercer momento corresponde con las primeras décadas del Siglo XX en las que
se da una racialización científica de la negritud mediante la argumentación de la
degeneración racial y la medicalización de la población (Restrepo 2013:33).
Finalmente, en la segunda mitad del siglo XX los abordajes sociales de las poblaciones
afrocolombianas -especialmente desde la Antropología (de Friedmann 1978, Wade 1997,
Restrepo 2013)- comienzan a hacer una descripción de las particularidades culturales
influenciadas por los avances en términos de lo indígena y su posicionamiento en el contexto
nacional. Estos abordajes se hicieron con base en las huellas de africanía de las poblaciones
afrocolombianas en Colombia e intentaban hacer una descripción socio-cultural de las
comunidades que se encontraban en las zonas rurales pero no desde su inscripción en las
dinámicas de la nación. Es por ello que temas como la raza y la discriminación racial solo
Antecedentes 55
comienzan a ser tenidos en cuenta a finales del Siglo, cuando dejó de hablarse de las huellas
de africanía y comenzó a consolidarse la idea de las poblaciones afrocolombianas.
Por último, es posible hablar de un quinto momento en el que la construcción del sujeto
político étnico toma una forma concreta con la promulgación de la Ley 70 de 1991 y que es
en el que este trabajo hace énfasis al poner la cultura como elemento central de este nuevo
sujeto político. Esta Ley reconoce las comunidades afrocolombianas que han ocupado los
baldíos ribereños de la costa pacífica; además, reglamenta las condiciones étnicas de las
comunidades afrocolombianas colombianas. Los condicionamientos para acceder a la
propiedad colectiva y al reconocimiento de las particularidades culturales permiten
evidenciar la creación de un “otro” nacional en quién depositar algunos de los valores como
la ancestralidad, el arraigo y la historia.
La territorialidad se ha fijado como el rasgo más importante de la legislación étnica. La
pertenencia territorial delimita el campo de acción y el alcance de las acciones legales de las
comunidades afrocolombianas. Adicional a ello, además del reconocimiento cultural e
identitario, la normatividad étnica abre espacios que buscan garantizar la participación
política por considerar que se encuentran excluidos del sistema general del Estado y que
existen unos condicionantes estructurales que les impide participar de él.
Las cuotas universitarias y parlamentarias se suman a las políticas y medidas de acción
afirmativa que tienen como objetivo incidir no solo en la inclusión, sino también en la
transformación de los imaginarios sociales que operan sobre estas poblaciones y que se
convierten en estructurantes de la discriminación. El relacionamiento con las poblaciones
afrocolombianas se ha transformado en la medida en que ha habido una apertura de las
condiciones de participación en las instituciones del estado y en las políticas públicas; sin
embargo, todavía existen elementos de la estructura social que son más difíciles de
transformar y que tomarán mucho más tiempo en tener una eficacia real en las dinámicas
del racismo y la exclusión.
Las diversas posiciones sobre las políticas de discriminación positiva y las críticas a
tendencias como el Multiculturalismo, evidencian la existencia de estructuras de
56 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
desigualdad en las que las comunidades afrocolombianas se ven envueltas y que trascienden
los ámbitos de la economía y política porque tienen su asiento en las prácticas sociales. Si
bien algunos de los cuestionamientos a estos abordajes de la diversidad tienen asiento en la
realidad –esto quiere decir que es posible que la discriminación positiva en lugar de integrar
genere más separación-, es importante señalar la importancia de algunas de sus derivaciones
como la emergencia de organizaciones afrocolombianas que dinamizan no solo los espacios
de la política sino también los espacios culturales de la nación.
El recorrido por la trayectoria de la afrocolombianidad en la política colombiana permite
establecer que hay dos condiciones, para los grupos étnicos, cuyas márgenes están siendo
negociadas y reconfiguradas todo el tiempo: uno sustentado en la reglamentación estatal;
otro en lo tradicional y lo cultural. En ese sentido es posible reconocer que lo cultural tuvo
incidencia en la formulación de la legislación especial y que al mismo tiempo la legislación
tuvo influencia en las dinámicas culturales. Los debates de los límites entre ellos, además
de evidenciar la confrontación por la ampliación de los márgenes culturales en los marcos
legales, también permite ver la relación dialéctica de lo identitario: el diálogo entre la
política y la identidad étnica y las relaciones que se pueden generar o que pueden derivar de
tal encuentro.
De todo esto se identifica que, en el proceso de construcción de la otredad para las
comunidades afrocolombianas, los afrocolombianos han sido tanto desconocidos como
reconocidos a partir de la diferencia. En primera instancia, negando mediante discursos,
prácticas y mecanismos estatales que impiden la participación de estas comunidades en su
aparataje; y, en seguida, mediante la apertura de estos mismos dispositivos institucionales,
pero a partir del reconocimiento de esa identidad del “otro” afrocolombiano como diferente
a la identidad general de la nación colombiana.
Antecedentes 57
3.1.2 Derechos Peleados, Derechos Ganados
La normatividad existente para la protección y exigibilidad de los derechos de las
poblaciones afrodescendientes en Medellín van desde los acuerdos internacionales firmados
por Colombia hasta algunos acuerdos municipales promulgados en la ciudad. Si bien las
normas de alcance universal tienen como eje común la eliminación de la discriminación
racial, ellas están enfocadas a diferentes esferas como el convenio C111, firmado en París
el 14 de diciembre de 1960, para la no discriminación laboral ni en los espacios educativos.
El convenio C169 de la OIT, firmado en Ginebra en el año 1989, se ha convertido en una de
las herramientas más eficaces cuando de la exigibilidad de los derechos se trata porque
establece la obligación de la consulta previa a las poblaciones cuyos territorios se verán
afectados por proyectos de gran envergadura. La Convención Internacional para la
eliminación de todas las formas de racismo firmada en 1965 tuvo una actualización en 2001
mediante la Conferencia Mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y
las formas conexas de intolerancia en la ciudad de Durban, Sudáfrica; esta última busca
fomentar la reparación, el resarcimiento y la indemnización de quienes han sido objeto de
estas prácticas excluyentes.
En el ámbito nacional, solo hasta 1981 se adopta la convención para la eliminación de todas
las formas de racismo que se había promulgado en 1965 y es hasta 1991 que se establece
como Ley, Ley 21 de 1991, el acuerdo 169 de la OIT. La afiliación a los parámetros
internacionales de protección a las comunidades negras fue el primer paso de la política
colombiana para el reconocimiento de estas poblaciones que después sería complementada
con la promulgación de la Constitución de 1991 y con ella AT55, que dos años más tarde se
convertiría en la Ley 70 de 1993, confirmando el interés nacional y el esfuerzo de las
comunidades negras por su inscripción en las dinámicas estatales de manera diferenciada,
reivindicando sus particularidades culturales.
58 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
A partir de la ley 70/93 la legislación relacionada con las poblaciones afrodescendientes en
el país tiene como punto de partida las nociones de multiculturalidad y el respeto por las
diferencias étnicas. Hasta el 2004 las leyes, decretos y sentencias de la corte constitucional
tenían como eje el cumplimiento de la ley 70, a partir de ese momento se comienzan a
promulgar normas con un componente más relacionado con la reparación por las dinámicas
de violencia en las que se vieron inmersas durante el conflicto colombiano; es así como
aparecen la Sentencia T-025 de 2004 en la que se hace la declaración del Estado de cosas
inconstitucionales de la población en condiciones de desplazamiento en especial de las
minorías étnicas y el Auto de Seguimiento 005 de 2009 en el que se declara la protección de
los derechos fundamentales de la población afrodescendiente víctima de desplazamiento.
Sin embargo, la ley también es el resultado de movimientos sociales afrocolombianos que
cuestionaban el funcionamiento del aparataje estatal. Durante las primeras décadas el siglo
XX la consolidación de un pensamiento negro en Colombia se dio mediante los aportes
académicos de algunos pensadores que habían tenido la educación como una forma de
ascenso social y cultural en las élites nacionales; con ideas como las reivindicaciones étnico-
raciales y mediante los cuestionamientos de la realidad social los liderazgos negros, como
iniciativas individuales, abrieron el espacio para la disputa política de la participación en la
nación y en sus lógicas de gobierno.
Los líderes comenzaron a ganar relevancia en el ámbito regional, la mayoría de ellos en la
costa pacífica colombiana (Restrepo 2013:67) y crean enlaces con las redes nacionales lo
que les permite ir ganando relevancia e ir encontrando una ruta de trabajo que articulara sus
demandas. La emergencia de esos liderazgos y las articulaciones con la vida nacional
derivaron en la aparición de líderes en otras regiones y de manifestaciones de descontento
con la realidad nacional. Una de las más importantes está relacionada con la celebración del
Día del Negro en Bogotá (Restrepo 2013:71) con el que algunos estudiantes motivados por
el linchamiento de unos trabajadores negros en Chicago EEUU, protestaron contra las
dinámicas de discriminación y exclusión de las poblaciones negras e hicieron
reivindicaciones sobre la identidad negra poniendo en la escena pública del centro del país
las condiciones sociopolíticas de estas comunidades.
Antecedentes 59
La década de 1970 es reseñada como el tiempo de nacimiento de los procesos organizativos
afrocolombianos de mayor impacto con el nacimiento del movimiento Cimarrón (Agudelo
2004:183). Uno de los pioneros es el movimiento Población Negra Colombiana quien
convocó en febrero de 1975 en la ciudad de Cali a delegados de todo el país para discutir las
problemáticas políticas y sociales de las personas descendientes de africanos (Restrepo
2013:99) la importancia de evento radica en que fue una de las primeras ocasiones en las
que las poblaciones negras se encontraban para trabajar en una propuesta conjunto debido a
que hasta ese momento muchas de las iniciativas se encontraban lideradas por individuos y
no por colectivos.
Es decir que los procesos organizativos afrocolombianos apenas estaban emergiendo en el
contexto nacional como una forma de incidir en el ámbito de lo político reclamando una
reivindicación étnico racial (Restrepo 2013:103). El evento también marcó un hito en tanto
las conclusiones marcaron una ruta para las réplicas del encuentro que se realizaron en otros
lugares del país. Dichas conclusiones llaman la atención sobre la existencia del racismo en
el sistema, la marginación de las regiones del país en las que se encuentran las poblaciones
negras, el empoderamiento de las personas negras, la salvaguarda de sus características
culturales y la defensa al derecho al trabajo; todas ellas relacionadas con la trayectoria
histórica de lo que había sido el relacionamiento de la sociedad general con las negritudes.
Si bien para ese momento las demandas estaban más relacionadas con el desarrollo propio
de las comunidades, los encuentros posteriores comenzaron a ampliar el marco de actuación
y se comenzaron a hacer reclamos directamente al gobierno nacional como la creación de
escuelas e industrias en las zonas con mayoría de población negra; el encuentro en Tumaco
(Restrepo 2013:110) ese mismo año, 1975, documenta una de las primeras veces en las que
los colectivos afrocolombianos piden la titulación de los baldíos en los que se encuentran
las poblaciones negras más pobres a los pequeños poseedores.
Con los adelantos organizativos y el trabajo conjunto de los líderes afrocolombianos, el
movimiento ganó fuerza y para finales de esa década contaban con un candidato
presidencial. El nombramiento de Manuel Zapata Olivella a la presidencia de la república
60 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
se convirtió nuevamente en un articulador de iniciativas, de encuentros y de procesos
organizativos que los mantenía en la escena política nacional; estas dinámicas también
dieron lugar a un movimiento estudiantil en la ciudad de Pereira, Soweto, que después se
convertiría en el Movimiento Nacional Cimarrón.
Este nuevo movimiento político de las negritudes colombianas tenía cuatro estrategias: la
concientización sobre la afrocolombianidad y los derechos étnicos, generar cohesión social
en el pueblo afrocolombiano a través de la organización como fuente de poder social y
político; la etnoeducación como forma de sembrar conciencia nacional y el empoderamiento
político del pueblo afrocolombiano (Restrepo 2013:128).
El movimiento cimarrón ha sido documentado como uno de los más importantes de los que
antecedieron al AT 55. Los orígenes del movimiento están ligados a las luchas que ejercieron
las personas negras cuando fueron esclavizadas para recuperar su libertad, las estrategias
que se destacan del movimiento son la insumisión, la resistencia y el escape mediante las
que ejercían presión para no continuar siendo obligados a trabajar; esta tendencia hacia la
resistencia como una forma de lucha tuvo una influencia determinante en la aparición de los
liderazgos negros en la segunda mitad del siglo XX (Restrepo 2013:54).
El movimiento negro en Colombia se ve nutrido por dos dinámicas, la primera se relaciona
con los movimientos internacionales de reivindicación racial y el segundo con la defensa
territorial, que trabajaba con los colectivos indígenas, evocando las luchas campesinas con
la diferencia del factor cultural. La literatura sobre el movimiento afrocolombiano de la
década del 1980 deja pistas para comprender las lógicas de actuación de los colectivos
negros en el panorama nacional es necesario abordar los análisis sobre los movimientos
guerrilleros, campesinos, obreros, de mujeres y de indígenas (Restrepo 2013:138) que tenían
lugar en el país debido a que la convulsión social por la que atravesaba, con los reclamantes
de derechos sociales y económicos, ocultaba las nacientes dinámicas de organización social
afrocolombiana.
Las tendencias internacionales de los movimientos sociales negros también tuvieron eco en
las dinámicas nacionales. Los movimientos civiles en EEUU, los movimientos
Antecedentes 61
independentistas de África y los movimientos Anti-Apartheid en Sudáfrica (Restrepo
2013:140) le dieron fuerza política y argumentativa a las iniciativas colombianas que se
interesaban en llamar la atención sobre las condiciones de vida de las poblaciones negras así
como por el reconocimiento de ellos como sujetos de derechos, como parte activa de la
sociedad y como parte fundamental de la nación que se había consolidado; las demandas de
las comunidades negras de participación de la política nacional no solo estaban relacionadas
con la apertura de espacios en lo que sus reclamos fueran escuchados y tenidos en cuenta,
también tenían que ver con demandar una participación más activa en la construcción de la
nación y en ser beneficiados con las oportunidades de progreso y avance que se estaban
generando.
Si bien algunos autores consideran que para esa década el movimiento negro no superaba el
carácter marginal en el campo de la acción política colombiana (Agudelo 2004), el campo
de acción comienza a abrirse al vincularse con otras formas organizativas como las
sindicales, cívicas o cooperativas, lo que implicaba que las reivindicaciones no se hacían
sobre la condición de la diferencia étnica sino sobre las concepciones de vinculación
ciudadana. Solo a finales de 1980 y principios de 1990, la coyuntura de la diversidad racial
permite la aparición del reclamo por el reconocimiento de las particularidades culturales por
medio de la demanda para el reconocimiento de la propiedad del territorio que habitaban y
en el que desarrollaban sus actividades productivas (Agudelo 2004).
Estas tendencias sentaron las bases para los siguientes hitos de la acción colectiva
afrocolombiana en el país que se encuentran relacionados con la promulgación de la
Constitución de 1991. Con la aparición de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC),
colectivos de Cali, Quibdo y Buenaventura realizaron reuniones con el fin de alcanzar unos
acuerdos mínimos sobre sus reivindicaciones y los mecanismos de coordinación para
garantizar su participación en la misma (Agudelo 2004). Entre los mecanismos que se
destacan como formas de presión para su inclusión en la Asamblea se destaca lo que se
conoció como “el telegrama Negro” por medio del que se promovía el envío de telegramas
a la ANC y de la que se recibieron 25.000. También, se realizaron ocupaciones de la catedral
62 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
de Quibdó y de la embajada de Haiti, solicitando la inclusión de los negros en la reforma
constitucional (Agudelo 2004).
La inclusión de los artículos que hablan de una nación diversa se convirtió en la posibilidad
encontrada por los colectivos negros para la incorporación del Artículo Transitorio 55
(AT55) que si bien comparado con los logros del movimiento indígena refleja las asimetrías
en el tratamiento a ambos grupos étnicos (Arocha 2004; Agudelo 2004), se convirtió en uno
de los hitos más importantes de la inclusión y la participación política de los
Afrocolombianos en el país. Así mismo, este logro es considerado por muchos como un
logro parcial porque favorece a las poblaciones rurales del pacífico pero excluye a las
mayorías ubicadas en las zonas urbanas quienes se ven más expuestas a la discriminación
racial.
Para la promulgación de la Ley 70/93 fue convocada la Comisión Especial para las
Comunidades Negras de la que participaron representantes de las comunidades que fueron
en su mayoría representantes de las organizaciones. Según Dominguez (2017) los
comisionados dadas las limitaciones del AT55 que los definía como rurales y ribereños,
decidieron no abrir el espectro delos beneficios de la ley porque esto podría ocasionar que
no fuera aprobada por el Congreso de la República (93) y en lugar de eso optaron por el
fortalecimiento de las capacidades organizativas para la ampliación del marco de actuación
política evocando la unidad cultural.
La nueva estructura de derechos y de participación política, así como la experiencia
organizativa dada al movimiento negro en Colombia a partir de las dinámicas generadas por
la nueva constitución, permitió que ámbitos como los consejos comunitarios y las
comisiones consultivas se convirtieran en espacios de expresión, discusión y defensa
(Arocha 2004) de las diferencias étnicas. Estos espacios concretaron la reivindicación de
una historia común que se encuentra permeada por el racismo y la esclavitud; el relato
común es una herramienta de cohesión política en el que las comunidades dejan de lado las
múltiples identidades grupales así como las identificaciones de clase, género o actividad
profesional (Arocha 2004) para proyectar una acción política conjunta.
Antecedentes 63
La disputa entonces por la inclusión de la población afrocolombiana en los márgenes legales
del estado se ve nutrido por dinámicas locales e internacionales que incidieron en su
configuración como sujetos políticos en la normatividad estatal. Esta misma condición
admite la consideración de los afrocolombianos como actores políticos antes de la aparición
de la norma solo que para ese momento no se encontraban agrupados alrededor de una
identidad étnica. También, a la luz de la materialidad de la norma, el actuar social del grupo
se encuentra con los límites estáticos y escencializantes de la identidad étnica por lo que se
hace necesario desplegar estrategias de negociación que posibiliten la apertura de los marcos
y el reconocimiento de la diversidad al interior del grupo social.
Estas condiciones se convierten en herramientas para reflexionar la relación existente entre
las diferentes visiones de la cultura, unas más estáticas como aquellas que se derivan de la
literalidad de la legislación y otras más dinámicas, como las que son desarrolladas por las
comunidades afrocolombianas y más específicamente, por sus organizaciones. Existe un
vínculo entre la institucionalidad estatal y el accionar organizativo que ha creado la
dialéctica de negociación de los márgenes de acción y de reconocimiento para estas
poblaciones.
3.1.3. Políticas públicas para afrocolombianos en Medellín
El mapa de actores políticos de la ciudad para los afrocolombianos se encuentra organizado
alrededor de 5 actores sobre los que se puede comenzar a reconocer la interacción de las
visiones sobre la cultura. Los dos primeros se encuentran relacionados con la reglamentación
estatal que se materializa por medio de la Alcaldía de Medellín a través de la Secretaría de
Inclusión Social y Familia, así como por la Dirección de Etnias; el otro actor es el del
64 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
Consejo Afrocolombiano en el que confluyen los líderes y lideresas de las organizaciones
sociales, este actor se ha convertido en el mediador del diálogo entre las dos visiones.
Finalmente se encuentran los académicos expertos en el tema y las comunidades de base.
Estos actores son los encargados de poner en marcha las políticas públicas y las acciones
afirmativas que tienen como fin impactar de una forma positiva las condiciones de vida de
las comunidades afrocolombianas que se encuentran en la ciudad, así como la preservación
de sus particularidades culturales.
Si bien la ciudad solo hasta el 2006 cuenta con un instrumento que le permite direccionar
las acciones para la población Afrocolombiana, él se ha convertido en la palanca de
ampliación del marco normativo y de participación de estas comunidades. En Medellín,
mediante el Acuerdo 011 de 2006, derogado posteriormente mediante la promulgación del
Acuerdo 56 de 2015, se crea el Consejo Municipal Para Asuntos y Políticas Públicas de las
Comunidades Afrodescendientes habitantes en el Municipio. Instancia que entra a sumarse
a la normatividad nacional surgida de la Ley 70/93.
Para ese momento se estableció que el Consejo participaría del diagnóstico, preparación
elaboración e implementación de los programas y proyectos de desarrollo para las
comunidades afrocolombianas de la ciudad. Entre los objetivos fundamentales del Consejo
se encontraban:
● Garantizar el estímulo y capacitación a esta población para su participación
activa en la toma decisiones, la formulación y ejecución de programas y
proyectos del Plan de Desarrollo Municipal.
● Garantizar el diseño y la permanente actualización de una política pública
para estas comunidades.
● Garantizar el reconocimiento, protección, aplicación y desarrollo de los
derechos integrales de este grupo étnico,
● Garantizar su plena participación en la vida cultural, social, económica y
política de la ciudad.
Antecedentes 65
● Garantizar su reconocimiento y respeto social4
El acuerdo también acoge las disposiciones de la Ley 725 de 2001 mediante la que se
establece que el 21 de mayo será conmemorado el día de los Afrodescendientes en la ciudad.
Vinculando a las instituciones del estado, a la ciudadanía y a las ONG. Si bien la ley se
promulga como una forma de conmemorar la abolición de la esclavitud en el país, ella se ha
convertido en una herramienta de difusión del hacer y los alcances de las organizaciones
sociales afrocolombianas.
En el 2015 es publicado, en la Gazeta Oficial N°4356, el Acuerdo 56 de 2015 “Por medio
del cual se adopta la Política Pública para la Población Afrodescendiente en el Municipio
de Medellín y se deroga el Acuerdo 11 de 2006”. Tal Acuerdo busca garantizar los
mecanismos institucionales para el reconocimiento, restablecimiento y cumplimiento de los
derechos humanos y diferenciales de la población afrodescendiente en la ciudad de
Medellín5.
La construcción de este Acuerdo se da en cuatro momentos en los que se contó con la
participación de la población afrocolombiana por medio de sus organizaciones: el primer
momento fue el de socialización y sensibilización para la construcción de los lineamientos;
el segundo fue el de comunicación sobre el proceso de construcción de lineamientos; el
tercero fue la elaboración participativa de esos lineamientos de política pública; y, por
último, se realizaron ajustes al documento final sobre la base de los aportes de las personas
que participaron de la construcción del documento.
En esta nueva normatividad, la explicación de los objetivos específicos no se da en términos
de las garantías institucionales que deben ser brindadas a las poblaciones Afrocolombianas.
4 Disponible en: http://www.concejodemedellin.gov.co/webcon/concejo/concejo_gallery/546.doc 5 Disponible en: https://www.medellin.gov.co/irj/go/km/docs/pccdesign/SubportaldelCiudadano_2/PlandeDesarrollo_0_15/Publicaciones/Shared%20Content/GACETA%20OFICIAL/2015/Gaceta%204356/ACUERDO%200056%20DE%202015.pdf
66 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
En cambio, se expresa más en términos de acciones concretas de la administración local. Es
así cómo, en lugar de hablar de garantizar el reconocimiento, en la nueva norma se habla de
“ampliar las oportunidades existentes que permitan a la población afrodescendiente el
acceso con celeridad a los bienes, servicios y beneficios para su bienestar” (Artículo 2).
El cambio en la expresión de los deberes institucionales deja en evidencia que el papel de la
administración pública trasciende la veeduría de los procesos sociales y, en cambio, la
involucra como un actor activo en las dinámicas de ciudad y en los avances o retrocesos que
en ella puedan darse. Otro de los elementos que llaman la atención sobre la redacción de la
nueva norma es que ya no menciona la obligación de garantizar una participación plena en
la vida pública de la ciudad y, en cambio, habla de “generar acciones para la reparación
histórica de la población afrocolombiana por los efectos del proceso de esclavización y el
racismo estructural que aún padece e impide su desarrollo integral” (Artículo 2).
Esto es importante en el sentido en que la norma misma reconoce que existe un racismo
estructural de nuestra sociedad sobre el que las poblaciones afrocolombianas tienen poca
capacidad de actuación y que en cambio restringe sus posibilidades de acceso a mejores
condiciones de vida y oportunidades sociales; así mismo, en el momento en el que menciona
la falta de desarrollo integral como consecuencia del racismo está reconociendo que nuestra
sociedad esta cimentada en una escala de desigualdad de la que ellos participan ubicándose
en la base.
Un comparativo entre los principios sobre los que fueron promulgados ambos acuerdos
permite evidenciar la congruencia sobre cuatro de ellos que son: equidad,
corresponsabilidad, participación e integralidad y concertación. Estos cuatro valores
demuestran el carácter de reparación sociopolítica para estas poblaciones en tanto todos ellos
hacen referencia al diálogo entre las instituciones y los sujetos, así como la importancia de
generar mecanismos de respuesta a las demandas de estas poblaciones.
En el acuerdo del 2006 pueden encontrarse otros valores como el de la solidaridad y el de la
identidad cultural que no fueron tenidos en cuenta en el del 2015, en este último se incluye
un nuevo principio que es el de Acción sin Daño mediante el que hacen referencia a la
Antecedentes 67
preocupación ética por la revictimización de las poblaciones que han sido históricamente
excluidas y/o victimizadas En ese mismo sentido, los enfoques del acuerdo refuerzan la idea
de reparación y de diferenciación étnica en el sentido en que ellos hacen referencia a sus
especificidades culturales y a la oportunidad de crear alternativas de futuro basadas en esas
diferencias.
Entre los enfoques destacan el étnico-racial que es el que hace referencia a la orientación de
la política y a la generación de acciones afirmativas para esta población; el enfoque de
reparación histórica que es el que pretende que todas las medidas que se tomen para atender
a la población afrocolombiana esté intencionada hacia la reparación por las afectaciones
históricas causada por la esclavización y por el racismo estructural e institucional. El
enfoque de Etnodesarrollo mediante el que se incluyen las particularidades poblacionales en
las políticas de desarrollo de la ciudad; Otros de los enfoques son el de género, el de derechos
y el diferencial.
Como líneas estratégicas se definen el fortalecimiento Organizativo y la Participación, la
economía y buen vivir, la ciudad, cultura y etnoeducación; Género y mujer y finalmente
derechos humanos. Estas líneas fueron identificadas como las mayores necesidades de la
población afrocolombiana en la ciudad por lo que ellas son posicionadas como los ejes de
desarrollo de estas poblaciones; es así como en la línea de economía y buen vivir se
relacionan los asuntos de trabajo digno, apoyo a microempresas y emprendimientos,
superación de la pobreza, entre otros. De otro lado, la línea de ciudad, cultura y
etnoeducación se encarga de trabajar temas como el derecho a la ciudad y el acceso
diferencial a una vivienda digna, así como la dinamización cultural y el desarrollo de la
etnoeducación (Artículo 6).
En el caso de la línea estratégica fortalecimiento organizativo y participación es importante
porque ella es la que se encarga del fortalecimiento de las organizaciones afrodescendientes
para que sean eficaces en su propósito de incidir en la vida pública de la ciudad. La línea
también pretende impulsar diferentes áreas del proceso organizativo para que ellas impacten
de manera positiva desde sus prácticas culturales diferencias, así como para que exista una
68 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
inclusión efectiva de la población afrocolombiana en las dinámicas de participación en la
ciudad así como en la oferta municipal, busca garantizar espacios de expresión y desarrollo
identitario.
Como se ha mencionado antes, las organizaciones sociales afrocolombianas cuentan con un
amplio respaldo de las comunidades de base porque existe una interacción constante entre
ellas debido no solo a la relación que las organizaciones establecen con la administración
municipal, también porque se han convertido en medios de acceso a otros espacios como a
las cuotas universitarias o porque se vuelven espacios de desempeño laboral. Sin embargo,
una de las dificultades que se han reconocido en el movimiento es la poca articulación de
las organizaciones para el trabajo conjunto lo que ha derivado en la atomización de procesos
que tienen un objetivo común.
En el acuerdo se establece también que la administración municipal contará con un registro
de las organizaciones de base afrocolombianas a las que le hará seguimiento y control de su
participación en las acciones de la política pública. Estas organizaciones deberán estar
registradas en el municipio y deberá cumplir con los requisitos que disponga la dependencia
municipal competente; estas organizaciones contarán con la participación en la elección de
los consejeros del Consejo Municipal de Comunidades Afrocolombianas y al que también
podrán postularse en asambleas que cuenten por lo menos con una representación del 30%
de las organizaciones registradas por periodos de dos años que podrán ampliarse por dos
años más. En este sentido la ley generar dinámicas de traspaso del poder de las
organizaciones, así como brindar las condiciones para que el consejo adquiera un carácter
democrático.
El Consejo Municipal de Comunidades Afrocolombianas es un mecanismo de participación
en el que se eligen 5 consejeros y cada uno de ellos representa un eje temático de los que
componen el consejo, ellos son: Cultura y Comunicaciones, Desarrollo Social y Económico,
Territorio y Medio Ambiente, Derechos Humanos, Etnoeducación. Este espacio ha buscado
convertirse en una herramienta de diálogo entre las organizaciones y el gobierno municipal
por medio del que se propone, diseña y evalúa la política pública afrodescendiente y se
Antecedentes 69
brindan garantías de reconocimiento de las poblaciones afrocolombianas. Uno de los
elementos de mayor especificidad entre las funciones del consejo es que debe brindar las
garantías necesarias para que esta población pueda expresar y desarrollar su identidad.
Otro de los mecanismos de participación con los que cuenta la población afrocolombiana en
la ciudad es el por medio del Consejo Municipal de Participación Ciudadana en el que
cuentan con un representante. Esta instancia de participación tiene como objetivo asesorar
al gobierno municipal en la definición, promoción, diseño, seguimiento y evaluación de la
política pública de participación ciudadana mediante la creación de estrategias que motiven
la articulación de espacios, instancias, sujetos, instrumentos y acciones de participación
ciudadana6.
En la actualidad se encuentra en construcción el Plan Municipal Afrodescendiente que se
encuentra regulado por el artículo 7 de este mismo acuerdo por medio de la activación de
mesas territoriales coordinadas por las organizaciones sociales y de las que participa la
sociedad civil. La implementación de este acuerdo es responsabilidad de la Secretaría de
Inclusión Social y Familia y es ella la que coordina el diseño del plan que debe tener una
visión a diez años y en la que se deben tener en cuenta objetivos, líneas estratégicas,
proyectos, estrategias, actuaciones, responsables, recursos, metas, indicadores y evaluación
para su implementación y financiación.
Con la aparición de una normatividad específica para los Afrocolombianos de la ciudad, se
logra acercar el proceso organizativo afro a la administración municipal porque se les brinda
participación directa en espacios de toma de decisiones como el Consejo. También, por
medio de estas herramientas se garantiza el derecho a la asociación alrededor de valores
comunes en tanto la política pública busca directamente el fortalecimiento de las
organizaciones. Una de las preguntas que surgen de la asociatividad alrededor de unos
6 Alcaldía de Medellín: http://cmpcmedellin.com.co/gallery/convocatoria%20cmpc.pdf
70 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
valores y unos propósitos comunes en el marco legal municipal de los Afrocolombianos de
la ciudad
Aún cuando existen herramientas políticas que buscan garantizar la participación ciudadana
en la vida pública de la ciudad, estudios han demostrado que las comunidades
afrocolombianas no cuentan con una asistencia constante a estos espacios. El estudio
realizado por la corporación Convivamos en 2010 arrojó datos entre los que se destacan que
de una población de 5336 personas ellas participan principalmente de Eventos del programa
Familias en Acción, con un 2,1%, eventos de carácter religioso, con un 1,9%, y de espacios
de recreación y cultura con un 1,8%; al ser indagadas por las razones para la no participación
de las actividades las que tuvieron mayor incidencia fueron: No tiene tiempo, con el 41%,
por desconocimiento, con el 31,2%, y No le interesa con el 23%.
Si bien las acciones afirmativas han permitido la emergencia de herramientas institucionales
de participación de las poblaciones afrocolombianas así como su inclusión en la agenda
pública por medio de instrumentos como los Planes de Desarrollo municipales, los discursos
que sostienen la práctica de la política pública se encuentran concentrados en dos
condiciones: la pobreza y la cultura. En el segundo de ellos el énfasis en la visibilización de
las expresiones culturales como instrumento para “desarrollar otras manifestaciones de la
cultura como la memoria, el patrimonio material e inmaterial, la creación cultural, los
procesos organizativos y comunitarios propios, la construcción de territorialidad, la
construcción de saber propio, la formación intercultural, la investigación cultural, el dialogo
intercultural y la comunicación intercultural.”7
Esa mistificación de los rasgos culturales y de la ancestralidad refleja una de las dificultades
de ser un actor étnico y es el llamado permanente a la demostración de una identidad
particular. En el contrato establecido entre los actores étnicos y el estado al momento de ser
7 Alcaldía de Medellín:
https://www.medellin.gov.co/irj/go/km/docs/pccdesign/SubportaldelCiudadano_2/PlandeDesarrollo_0_17/In
formes/Shared%20Content/2015/COMPSE%20Medellin%20Pol%C3%ADtica%20p%C3%BAblica%20pob
laci%C3%B3n%20afrodescendiente%20abril%209%202015.pdf
Antecedentes 71
objeto de una legislación especial, las comunidades adquirieron la responsabilidad de
salvaguardar el patrimonio vivo nacional y de reproducirlo como una forma de sostener el
bien colectivo de las raíces culturales; sin embargo ello deriva en una doble militancia de
los sujetos debido a que ellos en unos espacios hacen uso de los privilegios que les otorga
la ley diferencial y en otros se comportan como ciudadanos no étnicos dependiendo de las
necesidades del momento y de las posibilidades del entorno.
Los discursos de las Políticas Públicas y las acciones afirmativas Afrocolombianas dejan
clara la importancia de la cultura como instrumento de participación política mediante la
expresión y la divulgación de las particularidades étnicas. En ese sentido las organizaciones
sociales cobran relevancia a la luz de ser las mediadoras entre la administración municipal
y las comunidades de base, así como por el papel que cumplen mediante la etnoeducación y
la formación política de sus participantes.
3.2 La cultura como forma de afirmación política y sus usos
Lo Afrocolombiano en la ciudad de Medellín se encuentra relacionado a lo foráneo, a algo
que no pertenece. Por lo mismo los discursos y los afrocolombianos en la ciudad se sostienen
sobre esa premisa, por ejemplo, el Acuerdo 11 de 2006 habla de las poblaciones
afrocolombianas habitantes en el Municipio de Medellín, no habla de ellas como
pertenecientes a la ciudad sino como un grupo que se encuentra en ella. Esta forma de
referirse a ellas cambia en el Acuerdo 56 de 2015 en el que pasa a hablarse de la población
afrodescendiente en la ciudad de Medellín, aunque todavía no se habla de Medellín como
72 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
una ciudad Afrocolombiana, en este último se hace referencia una y no a varias como el
primero de ellos.
En ese mismo sentido, lo Afrocolombiano entonces se asocia con unos rasgos culturales que
no se encuentran relacionados con aquello que es considerado lo paisa que sería aquello que
es de acá, que pertenece. Así entonces la identidad afrocolombiana en la ciudad se encuentra
relacionada a elementos diferenciados y diferenciadores desde muchos ámbitos de la vida
cotidiana y colectiva como por ejemplo el uso de algunos alimentos específicos como el ajo
y el pescado, o algunas expresiones artísticas como la música, las chirimías y los alabaos y
gualíes.
También, existen algunos valores que son resaltados como propios de estas comunidades y
que hacen parte de fundamental de su relacionamiento y funcionamiento colectivo como es
el caso de la solidaridad de grupo. Estas condiciones han sido consideradas como las
particularidades culturales de los Afrocolombianos en la ciudad, siendo la condición de la
diferencia el principal marcador de las relaciones sociales que se establecen con este grupo,
y en ella, la cultura como el elemento predominante para su inclusión en las dinámicas de la
ciudad.
La cultura Afrocolombiana en los escenarios urbanos en el país, se ha basado en
representaciones como comunidades inmigrantes, desplazadas y casi forzosamente
apegados a un origen que no está en la ciudad (Agudelo 2010:174). Desde esta perspectiva
se puede reconocer que el ejercicio que pueden hacer estas poblaciones de los derechos
diferenciados se ve impactado por la imposibilidad de comprender las problemáticas
sociales propias de las comunidades afrocolombianas de los contextos urbanos porque se
parte de la dificultad para brindarles las condiciones para el desarrollo propio
Si bien parece haber un consenso sobre aquello que es considerado la cultura afrocolombiana
entre su comunidad, al interior de las organizaciones, entre las organizaciones y en los
círculos sociales de la población de la ciudad reconocen la existencia la diversidad al interior
de lo que se entiende como lo Afrocolombiano, las diferencias en muchos de los casos están
dadas por condiciones del lugar de origen. También, al interior de las organizaciones
Antecedentes 73
Afrocolombianas existen discusiones sobre las demandas y las articulaciones con redes
nacionales e internacionales de trabajo y de activismo político.
Como se verá a continuación, la etnoeducación aparece como el movilizador de los procesos
culturales afrocolombianos y como la maniobra para darle trascendencia al discurso de los
pueblos afrocolombianos. Así, una de las formas en las que la cultura es usada como
estrategia es por medio de la etnoeducación porque le permite ampliar el margen de acción
y de maniobra de las organizaciones y darle sentido social a sus luchas llevándolas hasta las
bases, permitiendo que dejen de estar en el ámbito académico y contextualizándolo en las
realidades colectivas.
3.2.1. Cultura y Afirmación política Afrocolombiana en Medellín
Las luchas sociales por el reconocimiento y la apertura de marcos normativos diferenciados
que brinden legitimidad y autenticidad a unas prácticas culturales particulares ha derivado
no solo en la promulgación de leyes especiales que reflejan el sentido de las luchas sino que
también ha permitido que esos rasgos diferenciadores se conviertan en la plataforma de
acceso y circulación de valores culturales en ámbitos en los que antes no tenían margen de
maniobra. Es así como mediante la promulgación de la ley el conflicto deja de estar en el
ámbito de lo jurisprudencial y se muda al campo social en el que la batalla política se libra
de una forma diferente.
Esta variación del conflicto implica la puesta en circulación de valores culturales
considerados propios, como la solidaridad y la alegría, en la cultura dominante por medio
no solo de discursos sobre la reivindicación, también por medio de actividades culturales
que les permita dar a conocer sus particularidades. Es así como muchas de las organizaciones
afrocolombianas en la ciudad de Medellín cuentan con un componente de actividades
culturales muy importante en su agenda de trabajo comunitario.
74 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
Estas actividades (los festivales, las cátedras públicas, los talleres de formación, las
presentaciones artísticas, los recursos audiovisuales) les permiten a las organizaciones y a
los líderes ganar adeptos no solo afrocolombianos, también atraer a aquellos quienes sienten
afinidad por los valores de “lo afro” y que se suman a las actividades y reflexiones
propuestas; una de las formas de adscripción a las dinámicas que proponen es por medio de
los voluntariados mediante los que las organizaciones ganan fuerza de trabajo para llevar a
cabo sus actividades y mediante los que se dan vida en el contexto social, cultural y político
de la ciudad.
Los festivales, las cátedras públicas y los talleres les permiten a las organizaciones abrir
espacios para que las bases del movimiento se enteren de las discusiones que se dan en los
ámbitos académicos y en los círculos de activismos político. Estas actividades cuentan con
la presencia de expertos temáticos que ayudan en la contextualización de las discusiones y
en algunas ocasiones le brindan herramientas prácticas para los participantes. Por medio de
estas acciones las organizaciones buscan contribuir en la formación política y en la
comprensión de las demandas sociales que nutren el movimiento. Aunque estas actividades
también es posible contar con muestras artísticas que difunden elementos de la identidad
cultural afrocolombiana como los ritmos, los peinados y/o la alimentación, la prioridad de
estos espacios es difusión de los argumentos que sostienen la contienda política.
Otras de las actividades tienen una intencionalidad más estética, no por ello menos política,
y se encuentran relacionadas con las presentaciones artísticas y los recursos audiovisuales
como las series web y los cineforos. Por medio de estas las organizaciones influyen en la
circulación y actualización de particularidades identitarias, por ejemplo las condiciones y
estilos vida de los afrodescendientes, generando recursos que permitan la identificación al
interior que les permita reconocerse como comunidad y al mismo tiempo hacia el exterior
porque muestra las condiciones que los hacen particulares en el contexto de la ciudad.
La dialéctica que se genera entre la identidad afrocolombiana que establece la ley y aquella
que es puesta en la escena pública por las comunidades y sus organizaciones genera unos
marcos de identificación no solo en la relación Estado-Grupo Étnico, sino también en la que
Antecedentes 75
se da entre comunidades afrocolombianas. La apropiación de las especificidades culturales
y su asociación a lugares específicos de la geografía nacional, así como la diferenciación
por medio de la alusión al lugar de origen, la forma en la que acompañan el etnónimo
afrocolombiano con el raizal, por ejemplo, van en la dirección de la protección colectiva, así
como de la promoción política ante el Estado (Bolívar 2006:21) llamando la atención sobre
la diversidad cultural de lo afrocolombiano en el país.
Esa diferenciación interna y externa que se hace con, y que hacen, las poblaciones étnicas
se convierten en orientaciones del comportamiento en la dialéctica identitaria. La
interdependencia que se crea entre las definiciones internas que permiten articular las
demandas sobre lo que “queremos, deseamos y necesitamos” como comunidad particular;
esto es contrastado con las definiciones externas permitiendo evidenciar el marco de
posibilidades y orientando el comportamiento de ambas posiciones en tanto el contraste de
definiciones sobre un actor particular, los afrocolombianos, provee un acervo de expresiones
y acciones de relacionamiento y con ello influencia su comportamiento.
La asimilación de prácticas sociales y del medio en el que se desenvuelven les ha brindado
como herramientas de reivindicación el posicionamiento de un discurso académico mediante
el que legitiman su identidad étnica y que mantienen activo a través de la generación
constante de espacios de reflexión y divulgación.
“En cuanto a los mecanismos utilizados para el diálogo de saberes se observa cómo
los procesos organizativos y ceremoniales aparecen como herramientas naturales de
carácter colectivo para la pervivencia y fortalecimiento cultural. En este sentido, las
mingas indígenas, las urambas africanas, los convites campesinos, las
organizaciones propias, las conmemoraciones, las fiestas y los rituales, convocados
por estas comunidades generan dinámicas de encuentro” (Gómez et al. 2015:124)
La resistencia y la narración de la propia historia comienza a tomar nuevos escenarios y es
a través de prácticas como los seminarios, las actividades etnoeducativas, los talleres que
sensibilizan sobre las diferencias culturales de los afrocolombianos en Medellín por medio
76 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
de las organizaciones sociales permiten notar que la condición étnica se presenta de dos
maneras. La primera de ellas es que pareciera que ha permanecido casi inalterada porque
hay estructuras que se renuevan constantemente por medio del condicionamiento legal sobre
la permanencia de esas particularidades; la segunda está relacionada con las adaptaciones
socioespaciales de esas diferencias en tanto deben responder a nuevos contextos y a nuevas
dinámicas sociales en espacios en los que se ven obligados a generar herramientas de
divulgación y de posicionamiento étnico en la ciudad.
También, la participación en la difusión y consolidación de los discursos los va convirtiendo
en agentes políticos que reflexionan sobre sus realidades y hacen demandas sobre el
cumplimiento de la ley. La fuerza organizativa con la que cuentan las comunidades
afrodescendientes ha tenido otras consecuencias que inciden positivamente en sus realidades
y es la sofisticación de los argumentos mediante los que se relacionan con la administración
pública. En el proceso de aprendizaje, adaptación y relacionamiento con las instituciones
del estado, los líderes afro han aprendido no solo la jerga jurisprudencial, también las
posturas corporales, los tonos de la voz y han identificado los espacios en los que su voz
tienen mayor trascendencia porque es lo que les permitirá una incidencia real en sus
condiciones sociopolíticas.
Otro de los elementos es que los líderes han comprendido que la participación de los
espacios institucionales en los que se discuten temas sobre los que tienen intereses les va
dando elementos de reflexión, análisis e interacción con otros líderes u otras formas de
liderazgos que les va dando experiencia en el relacionamiento político. Esta experiencia
permite que sus redes sociales sean cada vez más amplias y por lo mismo que su capacidad
de acción sobre hechos concretos sea cada vez más efectiva porque comienzan a reconocer
los conductos regulares y las vías de acceso a las plataformas políticas que les permitirán un
manejo más eficiente del capital político existente para la atención a estas comunidades.
La experiencia que estas comunidades han acumulado en su relacionamiento con las
instituciones y los discursos estatales permite reconocer que esos mecanismos no se
actualizan a la luz de la actualidad de los actores étnicos y que siguen estando definidos por
Antecedentes 77
la misma base de hechos históricos que marcaron su surgimiento. El marco normativo de
fuero étnico define el espacio de actuación política de los afrocolombianos en el país pero
al mismo tiempo las políticas culturales marcan los espacios de divulgación de un discurso
sobre el deber ser étnico que ya ha sido cooptado y definido normativamente y mediante el
que se abren espacios de denuncia sobre la dominación pero no solo siguen siendo reducidos
en términos de la cantidad sino también controlados por medio de convocatorias nacionales
En términos culturales es posible reconocer que la identidad étnica les ha permitido poner
en marcha repertorios de participación política dependiendo del ámbito de actuación de los
afrocolombianos como actores sociales. Así, la cultura les permite poner en marcha
herramientas de actuación externa como los espacios de participación política en el ámbito
municipal, pero al mismo tiempo contribuye en la consolidación de mecanismos internos de
agrupación y agenciamiento.
El fortalecimiento de los procesos organizativos de las y los afrocolombianos en la ciudad
responde a dos tendencias que marcan la permanencia en el tiempo de la lucha por la
reivindicación de derechos; la primera de ellas es la noción de hermandad en la que sostienen
el trabajo hacia unas metas comunes de reconocimiento social y de derechos, así como de
divulgación de sus particularidades culturales en diferentes ámbitos de la vida cultural de la
ciudad. La segunda tendencia es la que algunos líderes afrocolombianos llaman Proceso y
tiene que ver con la participación activa y duradera en los espacios de reivindicación étnica;
así la mayoría de los liderazgos afrocolombianos en la ciudad de Medellín son ejercidos por
personas que cuentan con el reconocimiento de activistas políticos en los escenarios de
participación ciudadana.
La hermandad es una derivación de las redes de solidaridad comunitarias y es comprendida
como la capacidad de trabajo en equipo, desinteresada: La hermandad, para mí, es esa
conexión que hay entre nosotros los afrodescendientes, los negros. (Voluntaria Carabantú,
2018).
78 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
la hermandad es uno reconocer que hay cosas en común, que hay luchas en común.
La hermandad también implica respeto. Es eso. Son esos elementos: hay luchas en
común que, para lograrlas, tenemos que poner cosas todos. Eso es la hermandad,
realmente: comprender que hay dificultades, que hay que superarlas, que hay que
estar ahí en esos momentos complejos, que hay que tener confianzas, que hay que
dar luchas, que hay que dar sacrificios (Líder Carabantú, 2018).
De otro lado, la idea de proceso hace referencia al conocimiento y la capacidad de darle
continuidad a la movilización y a la reivindicación de los derechos de los afrocolombianos
en la ciudad Es conocer cómo son las dinámicas de la gente negra en la ciudad
(Voluntaria/Artista Carabantú, 2018). Hace referencia a la capacidad de permanencia en los
procesos que de adelantan de los líderes y de las personas que hacen parte del movimiento:
son construcciones que la gente va caminando y va ajustando de acuerdo a las situaciones.
Como su nombre lo dice: no es algo que esté terminado ni es algo que esté dado por sí
porque, en un proceso, tú vas a encontrar muchas situaciones que van dependiendo de las
dinámicas y de los procesos históricos y vas ajustando. Eso es un proceso (Director Centro
de Integración Afrodescendiente, 2018).
Si bien los líderes reconocen que se han ampliado los márgenes de actuación para los
afrocolombianos en la ciudad, se muestran escépticos frente a las posibilidades de su
implementación y el impacto que ellas puedan tener sobre las condiciones de vida de los
afrocolombianos en Medellín: sí se reconocen los avances, pero cómo se crean las
condiciones reales para que se empiece a avanzar frente a estas acciones (Líder Carabantú,
2018). Sin embargo, son conscientes también del impacto que han tenido las acciones que
realizan
Se ha visto un cambio, que no sea abismales o sustanciales, pero creo que no
podemos decir: en un año vamos a hacer esto y a prometerles esto, no. Creo que el
cambio es en cómo nos ven, cómo nos respetan, en los barrios donde vamos, hay un
cambio muy fuerte de disposición al cambio, que hay más líderes que nos apoyan a
nosotros. Eso es bonito. Claro, nosotros hacemos un trabajo serio, responsable y
Antecedentes 79
los líderes se van pasando la bola: mira, está esta gente que trabaja de tal forma.
Vos trabajás bien y tienes las puertas abiertas en las comunidades (Director Centro
de Integración Afrodescendiente, 2018).
Las ideas de hermandad y proceso son valores culturales afrocolombianos que se han
convertido en elementos esenciales para el relacionamiento y la actuación de las
organizaciones y los líderes afrocolombianos en Medellín. Es por medio de elementos como
este par de ideas que se concreta la credibilidad y la posibilidad de impacto de la labor que
realizan. El reconocimiento de las bases sobre la trayectoria de sus líderes en la labor de
mediar con las instituciones de la administración pública en Medellín, es asociada y
evaluada a la luz de esos valores, así elementos culturales se convierten en mecanismos de
afirmación política y social.
La politización de la cultura afrocolombiana por parte de las organizaciones sociales de la
ciudad de Medellín se puede reconocer de varias formas en el accionar organizativo. Una de
ellas es a partir de la identificación de las actividades formativas y de divulgación como un
discurso de doble vía en el que de un lado se exhibe la diversidad reconocida
constitucionalmente y del otro se pone en circulación un correlato a los prejuicios que operan
en la cotidianidad ciudadana sobre las comunidades afrocolombianas. También por medio
del reconocimiento de las particularidades específicas del movimiento afrocolombiano de la
ciudad en el que se han puesto en juego valores que se consideran propios como la
solidaridad y la lealtad.
3.2.2. Usos de la cultura
Las leyes y las acciones afirmativas que se ejecutan a partir de la promulgación de la Ley
70 permiten la emergencia y consolidación de las organizaciones sociales que son las que
agrupan las diferentes manifestaciones culturales de las poblaciones afrocolombianas y
80 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
hacen una administración pública de estas expresiones. En este sentido, las leyes se encargan
de categorizar las poblaciones, mientras los pueblos se ocupan de mantener abierto el
conflicto en un intento por ampliar sus márgenes de acción: “la invención o clasificación de
un comportamiento como cultural es la expresión y el resultado de una intensa lucha política.
Invención, por cuanto aquello que emerge como cultural no se deprende de la “naturaleza”
de las cosas, aun cuando tampoco se desprende libremente de la voluntad de los actores”
(Bolívar 2006:5).
Para el caso de los Afrocolombianos en la ciudad de Medellín, la cultura aparece como un
mecanismo que les permite sostenerse en la disputa política porque por un lado les permite
relacionarse con las instituciones municipales para la gestión de los derechos diferenciados
otorgados y del otro proporciona espacios para la exposición y la divulgación de sus
particularidades en el ámbito social.
nosotros siempre, dentro de nuestros componentes, sabemos que ese es un elemento claro
que, políticamente, lleva a entender, comprender y acercar a la realidad de las personas
afro descendientes. Mucha gente lo puede ver como baile, como una pintura, como una
imagen, como una película; pero esa película y ese baile tienen un trasfondo claro, tienen
una apuesta clara. Entonces, como lo decía el maestro Malcom Equis, hay que utilizar todas
las estrategias que sean necesarias para llegar a la gran mayoría de gente de manera clara
y contundente y de una forma que, yo digo, que le haga fáciles las cosas a la gente (Líder
Carbantú, 2018)
Es por medio de esas organizaciones que para las comunidades es mucho más fácil ganar
terreno político porque ellas les permiten acceder a recursos y ser beneficiarias de políticas
públicas. La importancia de las organizaciones sociales en el caso de las poblaciones
afrocolombianas en Medellín radica en que ellas se encargan de la representación social y
política de estas comunidades por lo que se genera una interdependencia entre las
organizaciones y la reproducción cultural por lo que se asumen labores de promoción,
divulgación y etnoeducación con el fin de asegurar la reproducción y la resignificación de
los símbolos culturales:
Antecedentes 81
“Los conflictos sociales contemporáneos no son solo políticos, pues afectan la producción
cultural del sistema. La acción colectiva no se lleva a cabo simplemente para intercambiar
bienes en el mercado político o para incrementar la participación en el sistema: también
altera la lógica dominante en la producción y apropiación de recursos” (Melucci 2002: 71)
Es así como la ley 70/93 se ha usado como una plataforma de posicionamiento político en
el ámbito de lo público en la ciudad logrando que emerjan organizaciones que posicionan la
identidad afrocolombiana y que visibilizan sus prácticas. Si bien una de las mayores críticas
es que la ley 30 estatiza la identidad afrocolombiana en un espacio y en un tiempo
determinados para garantizar su reconocimiento como sujeto político, las comunidades
también la han utilizado para posicionar la narración de la propia historia y para cuestionar
las prácticas de la cotidianidad nacional mediante las que son subordinados en las dinámicas
sociales de poder.
Nosotras, parte de la reivindicación que hacemos, todo tiene que ver con lo político; pero,
una situación de estos días que estábamos hablando: la gente que cree que el pelo afro está
de moda. El pelo afro no está de moda. El pelo afro se está poniendo desde un asunto
político, de que el Gobierno y la sociedad vea que somos unas mujeres que nos aceptamos
y nos reconocemos como somos y que no tenemos que buscar otro prototipo de mujer porque
nosotras somos esto. No tenemos que blanquearnos con un polvo porque estas caras son
bellas.
Ahí ya empieza a haber un reconocimiento de la gente que tiene una mirada más crítica,
más seria de la situación. Ellos dicen: esto no es una moda. Estas mujeres están haciendo
es un pronunciamiento general de que ya se cansaron de estar ridículas con las extensiones
que justo se hacen es para mujer mestiza, para ridiculizar a las negras (Presidenta UTRASD
2018)
La emergencia de la legislación étnica no solo les brindó la posibilidad de organizarse
alrededor de una identidad étnica común, también consolidó la asociación en colectivos que
asumen la vocería y que son derivaciones de los colectivos comunitarios mediante los que
se hace la vinculación con las administraciones locales. También, les ha permitido acceder
82 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
a respuestas institucionales sobre las demandas de las comunidades afrocolombianas al
estado:
La ocupación, un poco, es cómo concretar esas acciones que están escritas, porque
¿cuántos decretos, cuántos COMPES han existido para poblaciones negras? Las políticas
públicas que se han creado o la Política Pública para la ciudad de Medellín, son avances
que hay que reconocer. Hay entidades al interior de… al menos al interior de la Alcaldía
de Medellín, hay un equipo de etnias y de profesionales que se piensan el tema. En
Gobernación de Antioquia, hay una gerencia afro descendiente que está dedicada a trabajar
el tema afro a nivel departamental. Esos son avances, son logros; lo que uno diría es cómo
dar, realmente, el mayor sentido y valor a este tema (Director Centro de Integración Afo,
2018)
La interlocución que han generado con el estado, la respuesta a problemas específicos, así
como el aprendizaje sobre la burocracia institucional ha derivado en que estas poblaciones
ganen confianza sobre la demanda y la capacidad de respuesta de las instituciones. Aunque
todavía encuentran obstáculos, ello no ha significado que tengan una relación fluida con las
instituciones, el conocimiento sobre las funciones y los alcances de las instituciones que los
atienden en muchos casos les ha permitido convertirse en veedores de los procesos que
adelantan.
durante años hemos sabido que han existido muchas organizaciones afro que siempre están
tratando de reivindicar eso: lo cultural, desde lo artístico, desde la gastronomía,
asociaciones de mujeres que se preocupan porque no se pierda el tema de los alimentos y
las preparaciones.
Nosotras, por las características de sector, podríamos recoger casi de todo eso. Si no todo,
sí nos aproximamos a todo porque esta organización, en su mayoría, somos mujeres negras
que estamos en situación de migración interna, con bajo nivel de escolarización (aunque ha
venido cambiando paulatinamente) porque ahora hay mujeres que se esfuerzan por sacar
su primaria y su bachillerato. (Presidenta UTRASD 2018)
En el relacionamiento con la legislación y mediante el uso de la cultura como mecanismo,
las organizaciones afrocolombianas de la ciudad han aprendido a activar repertorios
Antecedentes 83
discursivos que los posiciona en el ámbito público. Ese es el caso de las barreras raciales y
el desbalance en las oportunidades que el entorno les brinda, ello ha terminado fortaleciendo
el quehacer organizativo y definiendo, en muchos casos, un norte de actuación colectivo:
la educación con una perspectiva crítica, es un elemento que ayuda a acabar con el racismo.
Todo lo que nosotros hacemos (ya lo tenemos más consciente, al menos, porque antes no lo
verbalizábamos como yo ahora lo hago), es el posicionamiento de donde se ubica uno,
entender dónde se ubica uno y hacia dónde va, así pasen cien años para que se acabe el
racismo. Entonces, lo etnoeducativo permite educar desde otra perspectiva, asumir las
cosas desde otras posibilidades, asumir los saberes, los conocimientos de la gente negra; y,
lo cultural que lo asumen como lo artístico. Nosotros entendemos lo cultural como ese
elemento que arropa a toda una población; y lo artístico (si vamos a entender lo cultural
como lo artístico) ha sido esa estrategia de lucha y de resistencia de la gente afro. Para
nosotros, esa siempre ha sido una apuesta clara en los espacios, en los trabajos que nosotros
desarrollamos. Entonces, creemos que ahí hay una fuerza muy grande para la
reivindicación de los derechos y para acabar con el racismo. Eso son los dos elementos que
hemos decidido trabajar (Director Centro de Integración Afo, 2018)
La cita propone un debate interesante en la diferenciación entre lo cultural y lo artístico en
tanto se entiende lo primero como algo mucho más amplio que aquello que ha surgido como
estrategia de lucha y de resistencia. Las expresiones culturales, es decir los bailes, los cantos,
los peinados, etc. Son los mecanismos visibles de la reivindicación pero son solo elementos
que hacen parte de todo conocido como la cultura afrocolombiana. En ese sentido las
organizaciones hacen uso de estas expresiones como mecanismo de circulación de valores
sociales en los ámbitos públicos para la consolidación de una idea sobre lo afro.
Son las organizaciones afrocolombianas las que permiten mantener abierto el espacio para
la negociación de las dinámicas del poder en las que la identidad étnica se ha constituido
como capital simbólico para la legitimación de las reivindicaciones colectivas (Pulido 2011:
96). La consolidación de unos valores culturales como estrategia del proceso político
afrocolombiano en la ciudad de Medellín ha implicado la emergencia de procesos
formativos de los actores que participan de ella así como su agenciamiento:
84 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
El rescate de la cultura como campo de lucha política no sólo supuso conjugar en la misma
mirada recursos e identidades sino, yendo más lejos, la exploración de “modernidades
alternativas” que promueven movimientos como el de la gente negra y que profundizan las
nociones de democracia y ciudadanía, llegando incluso a construir espacios políticos por
fuera de la institucionalidad hegemónica. Este tema es importante pues entroncó con los
estudios sobre el discurso del desarrollo ya que, a la vez que los proyectos alternativos de
los movimientos sociales fueron objeto de atención, también se propuso “exotizar” y hacer
explícita la especificidad histórica de las construcciones sociopolíticas, culturales e
históricas de la modernidad para desnaturalizarlas y dar cabida a otras visiones del mundo.
(Pulido 2011: 74)
La cultura como mecanismo de exposición y divulgación social de los afrocolombianos en
la ciudad de Medellín se asienta en el reconocimiento y la afirmación de los valores positivos
que circulan en los discursos sobre lo afrocolombiano. La reivindicación del valor social
que tienen las particularidades étnicas es una de las condiciones más importantes de este uso
de la cultura porque les brinda raíces históricas y de pertenencia
¿Y cómo una profesora de escuela se vuelve una cantadora?
Voluntaria Artista Carabantú: Eso va en la sangre. Yo nací y me gustó ser cantante,
bailarina, compositora. Inclusive, cuando yo tenía como nueve años, me escucharon
cantando unas señoras y les gustó: ay, esa niña como canta de hermoso. Entonces, me
invitaron a la emisora Ecos del Atrato del Chocó. Ahí yo empecé a cantar y competía con
una muchacha Tamara a la que le gané. Yo era buena para la composición, teatro, yo soy
música (Voluntaria/Artista Carabantú 2018)
Las Organizaciones Afrocolombianas en la ciudad han incidido en la generación y la
realimentación de las redes de solidaridad y de hermandad les brinda la posibilidad de
mantear abierto el conflicto por la determinación de qué es la cultura afrocolombiana y
cuáles son sus símbolos. Esas mismas redes de solidaridad les ha permitido contar con un
fuerte y eficaz sistema comunitario que los soporta. Las dificultades por las que atraviesan
en su experimentación de la ciudad van haciendo que emerjan liderazgos y que las
Antecedentes 85
estructuras sociales se fortifiquen alrededor de las condiciones que deben superar, es así
como las organizaciones sociales tienen un campo fértil de emergencia y consolidación.
Carabantú hace un trabajo en los barrios de la ciudad. Entonces tú ya empiezas a ver otras
dinámicas que incluso acá en la ciudad, tú te sientes como en una parte de tu pueblo. Es el
trato de la gente, la comida, el respeto… todavía las dinámicas de la gente de amanecer
escuchando música y uno llega al barrio y la gente está con esas dinámicas. Que vos: ay,
tengo un dolorcito acá. Y la gente te diga: tómate esta hierba, vete a la Minorista que allá
la venden. Ese tipo de cosas, a ti todavía te dicen: bueno, estas fuera del lugar donde naciste
pero llegaste a otro lugar, conociste a otro tipo de personas y, todas esas personas, no son
alejadas de lo que sos vos. Entonces, esa fue mi experiencia en lo organizativo. (Voluntaria
de Carabantú)
Al mismo tiempo que la cultura les permite consolidarse como un colectivo social concreto,
los afrocolombianos de la ciudad reconocen que la exposición de sus símbolos y la
interacción
Los cantos, la chirimía, los alabaos, los gualí, las comidas. A ustedes hasta les está gustando
mucho la comido chocoana: esos sancochos que llevan las cuatro carnes… yo creo que todo
lo que es cultura nuestra, es muy hermosa. La cultura de ustedes, es una belleza, hermosa;
pero yo siento que, esta cultura de nosotros, es la gente contenta que vive feliz. Ustedes,
con su cultura, también; pero nosotros nos sentimos muy contentos de nuestra cultura
porque tiene algo muy bonito, algo qué aprender. (Voluntaria Artista Carabantú)
De la interacción ha surgido también, una de las mayores dificultades en el relacionamiento
que no ha logrado ser resuelta ni por las instancias legales ni por los entornos sociales y es
lo que denominan el racismo estructural. Por racismo estructural comprenden las dinámicas
sociales e institucionales que les impiden alcanzar condiciones de vida digna,
El racismo estructural es como la pobreza, el empobrecimiento que ha mantenido las
condiciones reales y materiales de la gente afro descendiente y de la gente negra. Uno, hoy
lo puede ver evidenciado en varias situaciones, digamos: el empleo en la ciudad de Medellín
(y quiero ser reiterativo en que no estoy hablando de cosas particulares, sino de una
colectividad, de algo que se repite en la gran mayoría de población. Sabemos que, en el
86 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
segmento, ha habido gente que ha logrado salir delante de manera individual, pero la
generalidad es otra) (Lider Carabantú, 2018)
El racismo es una de las condiciones que más se activan para la exposición de los repertorios
culturales de los afrocolombianos en la ciudad en tanto el relacionamiento con quienes no
pertenecen a su colectivo está marcado por una demanda para la no discriminación de su
población y al mismo tiempo consideran que deben contribuir a la comprensión de sus
particularidades y sus símbolos por medio de su expresión cultural:
si la gente negra, si la gente afro descendiente no utilizara el arte (entendiendo que dentro
del arte hay muchas expresiones, no solo la danza, la pintura o el teatro), la gente afro no
hubiese sobrevivido al proceso de la trata transatlántica. Hoy, a pesar de las condiciones
de subsistencia que vive la gran mayoría de la gente afro, la gente afro recobra muchos
elementos en lo que (algunos dicen) es la danza, el teatro. No es solamente la danza, sino
son otros elementos que la gente ha llevado y que le ha permitido sobrevivir frente a todas
las situaciones y las problemáticas que viven. (Director Centro de Integración Afo, 2018)
La configuración de la cultura como mecanismo legal y social de los afrocolombianos en la
ciudad de Medellín ha permitido no solo la exposición de los valores culturales propios y la
consolidación como sujeto político, también ha posibilitado la aparición de dinámicas que
activan la apropiación de discursos que nutren el diálogo entre el interior y el exterior
comunitario. Así, las dinámicas derivadas de la exposición de los valores culturales y de la
gestión de las organizaciones sociales permiten que las comunidades afrocolombianas se
activen en las lógicas de la participación política en la ciudad de Medellín.
3.2.3. Cultura Afrocolombiana: algunas discusiones alrededor del
concepto
A la luz de la discusión propuesta, es importante para este trabajo intentar exponer las
principales características sobre aquello que se considera como “Cultura Afrocolombiana”,
Antecedentes 87
tanto por la legislación como por las organizaciones que son el objeto de esta investigación.
El principal consenso es que la cultura afrocolombiana se encuentra dotada de unas
características propias en términos estéticos, organizativos, de prácticas sociales, entre otros,
que le dan un lugar de relevancia en el marco de la nación colombiana. También esta
condición es la que les permite la asociación bajo el amparo de la identidad étnica que se
refuerza con los datos estadísticos que indican que son una minoría representativa.
Por medio de la constitución, el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural
(A7) y la obligación de protegerla (A8). En ese mismo sentido, la Ley 70/93 reconoce como
comunidad negra: “el conjunto de familias de ascendencia afrocolombiana que poseen una
cultura propia, comparten una historia y tienen sus propias tradiciones y costumbres dentro
de la relación campo-poblado, que revelan y conservan conciencia de identidad que las
distinguen de otros grupos étnicos” (Ley 70/93:C1 A2). Sin ser muy específica, la cultura
en un sentido amplio puede comprenderse, según la legislación, como una conciencia de
identidad compartida por un grupo.
La definición legal sobre qué es aquello que se nombra como cultura afrocolombiana es
inexistente en la Constitución, porque se trata de definiciones generales, y demasiado
específica en la Ley 70/93 porque la reduce a las zonas rurales ribereñas de los ríos de la
Cuenca del Pacífico. Si bien en la constitución se habla de Archipiélago de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina y de la protección de la identidad cultural de sus habitantes
(A310) no hace referencia a ellos como Afrocolombianos y se refiere a las condiciones
geográfícas especiales del archipiélago. Esta ambigüedad entre la generalidad y la
especificidad de la norma constitucional ha derivado en la necesidad de concretar aquello a
lo que se refiere al hablar de una identidad compartida por una comunidad o por un grupo
de Afrocolombianos en lugares que no están mencionados en la norma.
Desde la constitución es obligación del Estado facilitar la participación de todos en las
decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la
Nación (A2) y de las administraciones municipales promover la participación comunitaria,
el mejoramiento social y cultural de sus habitantes (A311) así, la identidad compartida se ha
88 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
convertido en el motor de las acciones de los afrocolombianos que no se encuentran
mencionados en la norma porque permite reconocer de fondo la asociatividad grupal
alrededor de valores comunes y abre la posibilidad de mantener abierta la contienda política.
Esta condición les brinda la posibilidad a las organizaciones de llenar de contenido aquello
a lo que hace referencia el concepto de cultura Afrocolombiana y para ello usa la cultura de
varias formas.
Una de ellas es como mecanismo para la apertura de los marcos de actuación política, es
decir que las organizaciones hacen uso de lo que se reconoce como la cultura
afrocolombiana para activar las garantías legales y constitucionales que les han sido
atribuidas. Este mecanismo es el que les permite agruparse alrededor de la identidad étnica
y convertirse en actores políticos diferenciados en el marco de la institucionalidad estatal
para, de esta manera, administrar instrumentos de participación, conservación y gestión de
los recursos a los que acceden por medio de la cultura.
Lo que se pone en juego por medio de este uso de la cultura es la capacidad política de las
organizaciones como actores, es decir, la aptitud de las organizaciones para agrupar al
colectivo afrocolombiano o a una porción de él, y gestionar sus requerimientos en la
administración municipal. Una de las utilidades de esta estrategia consiste en que les permite
acceder a los espacios de toma de decisiones y proyectarse como colectivo apelando al
reconocimiento como minoría representativa. Existen otras como el acceso a recursos
económicos, sin embargo, la capacidad de incidir en el direccionamiento de las políticas
públicas que les competen les ha permitido ganar espacios políticos a los que antes no tenían
acceso.
Con la cultura como mecanismo, las organizaciones afrocolombianas se convierten en las
mediadoras entre las comunidades de base y la administración municipal bajo la
responsabilidad de salvaguardar el patrimonio de la nación. La salvaguarda del patrimonio
se da por medio de la conservación de la memoria cultural al convertirse en archivos vivos
no solo de aquello que de entrada se asocia con particularidades culturales como la música,
la danza y los rituales; también porque amplían el sentido de los cultural al incluir elementos
Antecedentes 89
más cotidianos como las formas de saludarse, de leer, de escribir, de construir (Gutmann
2008:273), de comprender la realidad. La protección del patrimonio también se da en otro
sentido y es por medio de la reproducción de elementos característicos como los ya
mencionados a través de plataformas como los festivales y los recursos audiovisuales,
preservando el bien colectivo de las raíces culturales.
Sin embargo, este uso de la cultura por medio de la formalización legal de los elementos de
la identidad para la participación como grupo diferenciado en las dinámicas estatales tiene
consecuencias como la derivación de la responsabilidad del desarrollo social y económico
de estas poblaciones que deja de estar en manos del estado y pasa hacia las organizaciones.
Esta condición de la democratización para Comaroff y Comaroff (1997) coincide con la
crisis de los estados-nación porque las personas son empoderadas en la política del estado
cuando este se está volviendo irrelevante porque las políticas realmente importantes se están
moviendo hacia otro lugar: procesos e instituciones globales, el mundo corporativo, los
medios de comunicación y los movimientos sociales. Para ellos la democracia se ha
atomizado de tal manera que se encuentra en todas pares y en ninguna (127)
Otra de las condiciones problematizantes de esta visión de la cultura es que la pertenencia
étnica puede coartar la posibilidad de las personas para “pensar, actuar o imaginar más allá
de “su Cultura”” (Gutmann 2008:273). No es posible afirmar que la cultura, en este caso la
cultura afrocolombiana, brinde las condiciones necesarias y suficientes para la libertad y la
igualdad civil las personas porque esto tendría como correlato la homogeneidad al interior
de la comunidad y las organizaciones que niega la capacidad de las personas de tomar sus
propias decisiones y su criterio para elegir por fuera de aquello que es considerado como
suyo.
Así, una de las mayores dificultades del término cultura es que usado en un sentido amplio
establece las condiciones para que un grupo identitario sea definido por los marcadores
sociales que les han sido asociados, entonces la cultura se convierte en un elemento que
poco sirve para comprender las diferencias que existen al interior de estos grupos. El
concepto cultura aparece como condición para el funcionamiento de procedimientos
90 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
políticos que buscan resolver conflictos sociales de manera pacífica, pero se convierte en un
elemento puede interferir en cuestiones asociadas con el desarrollo de las personas al interior
de los grupos y sus campos de acción y de elección.
Otra de las formas en las que es usada la cultura es como herramienta para la apertura de los
marcos de actuación lo que le abre la posibilidad a las organizaciones de diversificar los
marcos de actuación y los repertorios de participación. Mediante esta forma, la participación
de los afrocolombianos en la ciudad deja de restringirse a los espacios de toma de decisiones
y tiene su correlato en la vida pública de la ciudad. En este sentido la participación se da
mediante la expresión y la divulgación de las particularidades étnicas, lo que se pone en
juego por medio de este uso de la cultura es la relación entre las expectativas colectivas de
lo que se considera cultura afrocolombiana y lo que es, o lo que las organizaciones
proyectan.
También, este uso de la cultura permite reconocer la manera en la que las estructuras sociales
de los Afrocolombianos en Medellín, permean el campo político al reflejar las redes de
solidaridad existentes en el entramado organizativo con el fin de ampliar el impacto. La
aparición en el movimiento de la hermandad y del proceso como valores propios permite
darle herramientas de identificación al colectivo y un sentido común de actuación porque
dirige la actuación política en un sentido con el que las personas de las bases pueden sentirse
reflejadas.
Bajo este uso de la cultura es importante reconocer que existen marcadores de la identidad
colectiva que conllevan expectativas sociales acerca de las personas de un grupo en
particular: cómo se espera que piensen, que actúen o hasta qué apariencia se espera que
tengan (Gutmann 2008:273) y que se convierten en marcadores sociales. Los rasgos
diferenciadores se convierten en la plataforma de acceso y circulación de valores culturales
en ámbitos que antes eran limitados porque permiten la promoción de la cultura
afrocolombiana en espacios de diferente naturaleza, por ejemplo, mientras en un evento se
puede hacer solo la representación de algunos bailes reconocidos como tradicionales
afrocolombianos, como el currulao, y en otro evento solo la exposición del algún académico
Antecedentes 91
sobre sus reflexiones temáticas; en otro pueden combinarse ambos al hacer peinados al
mismo tiempo que hacen presentaciones con expertos hablando sobre las condiciones de
vida de los Afrocolombianos en la ciudad.
Estos marcadores sociales en muchas ocasiones limitan el quehacer de las organizaciones y
de las personas porque definen lugares de reconocimiento que se vuelven estáticos y que
dejan por fuera el carácter cambiante de las identidades culturales. De esa manera los
cambios que puedan surgir con el tiempo o las interpretaciones personales que presentan
variaciones sobre esos marcadores sociales difícilmente encuentran eco en el diálogo entre
el interior y el exterior de las organizaciones porque los marcadores se convierten en
estereotipos y en un deber ser que no les deja espacio a las variaciones. Esta condición refleja
las dificultades entre la existencia de una cultura oficial determinada por la legislación y
aquella que se encuentra permeada por las dinámicas de la cotidianidad y que les abren
espacio a otros campos de la imaginación y de la acción social.
El reconocimiento de la cultura como sustrato para la identidad del individuo lo deja en
desventaja para realizarse plenamente no solo desde su reivindicación identitaria sino por
fuera de ella porque limita su participación en la sociedad como persona (Agudelo
2010:176). La identidad étnica tiene una condición ambivalente entre la imposición y la
autoidentificación, el universalismo y el relativismo, tanto desde el ámbito legal como desde
el campo social, que llevan a reconocer una porosidad (Dominguez 2015:121) sobre la que
se establecen las disputas tanto al interior como al exterior de las comunidades.
Para el caso de las Organizaciones Afrocolombianas de la ciudad, la etnoeducación aparece
como la mediadora en la diléctica entre esos usos de la cultura, el concepto y sus
porosidades, y abre el campo para generar nuevas expresiones sobre lo que es la cultura
afrocolombiana. Es por medio de la etnoeducación que las organizaciones establecen
procesos hacia dentro del movimiento para promover cultura política y para mantener activa
la contienda y hacia afuera porque permite permear los discursos y los estereotipos que
hablan de la cultura afrocolombiana.
92 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
La etnoeducación es uno de los mecanismos de adquisición de la conciencia de ser negro en
Medellín y las implicaciones políticas que esa condición establece, es decir, el aprendizaje
sobre la historia de los Afrocolombianos y las condiciones que han marcado su
relacionamiento como actores sociales y políticos en el marco de la nación. Igual que las
condiciones presentadas por Agudelo para las ciudades de Cali y Bogotá (2010), en Medellín
la participación de los espacios de reivindicación afrocolombiana implica el reconocimiento
de factores determinantes en la reconstrucción de la memoria histórica que inciden en la
contienda política.
De esa forma se tienen en cuenta elementos como la memoria sobre la esclavitud, la
resistencia cimarrona y palenquera, los héroes afrodescendientes que participaron en la
independencia, y elementos importantes como el proceso colectivo adelantado para la
materialización del Artículo Transitorio 55 de la Constitución Nacional de 1991, de la Ley
70 de ‘comunidades negras’ de 1993 (Agudelo 2010:180) entre otros, como base para la
disputa por la reivindicación de la identidad étnica.
Si bien según Agudelo (2010) los mecanismos de la etnización se encuentran concentrados
en el medio académico, en las organizaciones y en las expresiones folclóricas, también han
sido herramientas para la identificación de un campo más amplio de acción política por
medio de la adscripción al contexto global de las demandas locales. La apropiación de
discursos, de ritmos y de expresiones para la diversificación de los repertorios de
participación y la difusión de información le ha permitido entonces comenzar a contar con
el intercambio de experiencias derivadas de las redes globales de reivindicación étnica, así
entonces un líder puede pasar una semana exponiendo sus puntos de vista en eventos y
espacios en Irlanda, y contar con la presencia de sus pares irlandeses en espacios locales
como seminarios y festivales.
Por medio de la etnoeducación, las organizaciones actúan no solo dentro de los marcos
formales que hablan de unas condiciones particulares como las expresiones folclóricas que
establecen unos elementos específicos de reconocimiento al interior y al exterior
organizativo, sino que también permite articular y reconocer nuevos mecanismos que
Antecedentes 93
permiten actualizar y mantener activa la disputa por la reivindicación étnica. Es decir que
asumen las condiciones establecidas por la legislación, pero al mismo tiempo problematizan
esas condiciones que les han sido impuestas. La etnoeducación permite reconocer los usos
que las organizaciones le dan al concepto de cultura porque crea el sujeto en el acto de
representarlo objetivamente con el reconocimiento legal de la organización, y al mismo
tiempo obtiene el “control” (Wagner1981:12) sobre aquello que está representando.
3.3 Inclusión y Participación de los Afrocolombianos en
Medellín
En el trabajo realizado con las organizaciones Afrocolombianas en la ciudad fue posible
reconocer algunos logros importantes de la colectividad no sólo en términos institucionales
sino también mediante la apertura de espacios políticos que articulan y promueven el
ejercicio político con enfoque étnico. De esa manera fue posible observar cómo la apertura
del marco normativo colombiano derivó no solo en la aparición de una nueva figura
ciudadana sino también en la materialización de herramientas políticas que han permitido la
apropiación y la emergencia de discursos propios sobre la forma particular de adscribirse a
la nación.
El movimiento Afrocolombiano de la ciudad de Medellín se ha consolidado mediante las
garantías de asociatividad obtenidas por medio de la promulgación de la constitución de
1991, de la implementación de las acciones afirmativas culturales (Larraín 2017:12) así
como por la comprensión de las dinámicas administrativas para su formalización y el acceso
posterior a los recursos dispuestos por la ley. También, esta asociatividad reforzó los lazos
sociales por medio de la protección de las manifestaciones artísticas y culturales.
Así, las organizaciones afrocolombianas en la ciudad han comprendido que el acceso a los
derechos étnicos está garantizado en la medida en la que ellos como colectivo sean capaces
94 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
de visibilizar y mantener sus particularidades culturales, así como proponer la exposición de
elementos históricos y culturales cuyo objetivo es la defensa de los derechos ganados
mediante el nuevo marco normativo: “nosotros comprendemos lo cultural como ese
elemento que arropa, en este caso, a toda una población” (Líder Carabantú, 2018). De esa
manera las personas y las organizaciones se articulan a procesos como las cátedras y los
festivales en los que la reivindicación étnica por medio de los símbolos culturales cobra
sentido a la luz de las demandas que van apareciendo y de las condiciones mediante las que
se relacionan con el Estado.
La consolidación del sujeto político étnico en la década del 90 fue el producto de una
negociación entre las comunidades, los académicos y el estado. La caracterización desde la
base de una cultura tradicional, la relación armónica con la naturaleza y la identidad
particular tuvo como resultado la definición de los términos del campo político en el que
actuarían las comunidades afrocolombianas (Restrepo 2013:148). Es decir que ese proceso
de negociación derivó en una ampliación del marco normativo y del fuero afrocolombiano
así como en una cerradura sobre las condiciones de permanencia de una identidad étnica que
le brinde raíces a la nación.
Dichos cambios propiciaron la génesis del campo étnico como una expectativa, tanto política
como académica, por conocer esas expresiones humanas que por años no gozaron de espacio
público para participar o manifestarse. El campo étnico es el espacio por medio del cual se
contribuye a la construcción y definición de un sujeto para la política étnica y que, a su vez,
contribuye a la construcción de un sujeto étnico para la política. El surgimiento de este
campo implicó pensar la necesidad de transformar los códigos interpretativos de la realidad,
concibiéndola en transición y cambio constante, hecho que supuso la formación de una
cultura política propia de la diversidad (Larrain 2017:5)
El campo de participación política del nuevo actor étnico tuvo entre sus acciones la
adjudicación de incentivos económicos en materia cultural para la preservación de los
legados culturales y artísticos del nuevo sujeto político y la inclusión de cátedras obligatorias
en el sector educativo público en las que se den a conocer los aportes de las comunidades
afrodescendientes en el país (Larraín 2017:9). Estas circunstancias ayudaron a consolidar la
Antecedentes 95
aparición de organizaciones afrocolombianas interesadas en la promoción y divulgación de
sus valores culturales: “dentro de nuestros componentes, sabemos que ese es un elemento
claro que, políticamente, lleva a entender, comprender y acercar a la realidad de las
personas afro descendientes. Mucha gente lo puede ver como baile, como una pintura, como
una imagen, como una película; pero esa película y ese baile tienen un trasfondo claro,
tienen una apuesta clara.” (Líder Carabantú 2018)
Esto ayuda a reconocer la importancia del fuero étnico en la consolidación de las
organizaciones que en muchos de los casos se concentran en la divulgación de su cultura
mediante aspectos como los peinados y las músicas, pero quienes logran ir más allá porque,
como elemento colateral, promueven la educación y la participación política, como una
forma de darle raíces a coherencia a su historia.
Creo que hay mucho en lo organizativo: duramos como dos años en Carabantú, después se
decidió organizarnos como Centro Popular siguiendo las apuestas de Centro Popular de la
Constitución Política, los Derechos Humanos y eso. Entonces, claro, vos ya tenías una
escuela de formación política y era como una universidad: vamos a ver unos módulos por
un tiempo, nos vamos a formar políticamente. Yo creo que eso era lo bacano. En ese mismo
lugar, tenemos cinco líneas. Una de ellas era el componente político; la línea de autonomía
y buen vivir, que era donde el proyecto macro es la tienda; estamos aquí con el centro de
documentación (no se entiende); con la línea de género… en esa línea aprendí mucho. (líder
Carabantú 2018)
Es importante mencionar la importancia que tienen los voluntariados de los jóvenes
Afrocolombianos para la permanencia del movimiento debido a que son ellos quienes lo
sostienen operativa y logísticamente: Cuando vos comienzas a inquietarte por ciertos temas,
estás obligado a investigar, a leer sobre esos temas. Eso fue lo que me pasó a mí, aunque
yo no soy tan juiciosa leyendo y eso; yo soy más juiciosa en el tema de gestión, operativo.
Que cuando la gente necesite de mí, yo siempre voy a estar ahí: ayudo a administrar las
organizaciones. (Líder Carabantú 2018)
96 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
También, es por medio de estrategias como los voluntariados que la experiencia de los
jóvenes afrocolombianos se amplía en tanto reconocen la existencia de unos incentivos a los
que pueden acceder y su participación en las organizaciones da cuenta de un sujeto formado
políticamente por ellas y que tiene una incidencia en los procesos reivindicativos.
Fue muy bonito trabajar con las niñas porque, al igual, muchas crecieron en esta ciudad;
pero también desconocían el tema. Ellas me comentaban a mí su experiencia personal:
mira, es que él a mí me trata de esta forma pero yo todo lo veo normal. En el colegio me
dicen de esta forma, pero yo todo lo veo normal; ellas empiezan a abrirse contigo y vos,
desde la tercera o cuarta experiencia, ya tenés cómo decirles: tenés que actuar así o así.
Entonces, nosotros tenemos, incluso, un lazo de hermandad: nosotras somos las hermanas
mayores y ellas las hermanas menores. O sea que nosotras, como equipo, hacemos un ritual
en el que nos vamos flotando y, cuando el aura o las energías nos dijeran que teníamos que
parar, ahí parábamos. La hermana menor estaba adelante y tú estabas atrás. Cuando tú
abres los ojos, miras a la nena que tienes adelante y esa se convierte en tu hermana menor.
(Lider Carabantú 2018)
Uno de los elementos más visibles en la justificación de las organizaciones para la
continuidad del movimiento Afrocolombiano en Medellín es el racismo. El accionar de las
organizaciones tiene como uno de sus ejes principales la educación sobre las condiciones de
vida, las particularidades culturales de las comunidades afrocolombianas y las dificultades
con las que se encuentran para acceder a buenas condiciones de vida: “las condiciones
actuales de la población afro en medellín son todavía muy precarias por el racismo
estructural” (Líder Carabantú, 2018); Aunque las políticas públicas afrocolombianas han
tenido como uno de sus ejes mejorar el acceso a los derechos fundamentales, las
organizaciones y sus líderes consideran que en Medellín hace falta avanzar en la
materialización de estos derechos:
“la gente migrante afro aunque hoy mucha gente que vive en la ciudad es de esta ciudad,
más que todo los niños, hay mucha gente migrante que se encuentra ubicada en la periferia
de la ciudad pero también las condiciones laborales son precarias y eso tiene que ver con
el racismo estructural y las posibilidades que tienen entendimiento que estamos hablando
de una colectividad no de sujetos individuales, ahi vamos a ver las condiciones y las
Antecedentes 97
oportunidades que tiene la población afrodescendiente en la ciudad; la gente en la ciudad
vive de la sobrevivencia y del rebusque” (Voluntaria Carabantú, 2018).
Es precisamente a ese vacío de los derechos a lo que le llaman racismo estructural, es la
incapacidad de las instituciones para responder a las necesidades y a las demandas que ya
se encuentran garantizadas en el papel pero que en la realidad no tienen una incidencia
material. Así mismo, el racismo es asociado a dinámicas de la cotidianidad en la ciudad en
las que son señalados “A ti la ciudad nunca te pregunta de dónde eres, la ciudad asume que
todo negro que hay en la ciudad es del Chocó” (Voluntaria Carabantú, 2018).
Los estereotipos que operan en la cotidianidad de la ciudad así como las dificultades para el
relacionamiento y la atención institucionales de estas poblaciones ocasionan que argumentos
como el racismo estructural tengan asiento en las disputas políticas que llevan a cabo: “En
Medellín el tema de lo afro se ha quedado ahí, es decir, hacemos lo que la gente dice que
somos: bulla, jolgorio, rumba; sí, no se niega, pero lo otro, lo político, casi no aparece,
aunque no se niegan avances” (Líder Carabantú, 2018) esto aparece haciendo referencia a
las dificultades a las que se enfrentan cuando intentan cambiar las condiciones y las
percepciones sobre lo que socialmente se considera como cultura Afro
“Cuando nosotros los jóvenes negros salimos de nuestro lugar de origen no entendemos
muchas dinámicas, nosotros no entendemos eso del racismo, la discriminación; bueno uno
en su pueblo todo es normal, estamos entre negros, estamos entre afros, estamos entre afros
y mestizos porque al chocó ha llegado mucha población mestiza por el tema de la minería,
por el tema del comercio” (Voluntaria Carabantú, 2018).
Asociada a la Cultura como valor, la educación aparece en el movimiento afrocolombiano
de la ciudad como una herramienta de triple vía y en la que también se ven involucrados tres
tipos de actores. Por un lado es un mecanismo que se pone en marcha para la reducción del
racismo por medio de la divulgación de su cultura y está dirigida hacia la población mestiza
de la ciudad; también es una forma de darle continuidad a su historia y sus reivindicaciones
por medio de la etnoeducación y las actividades relacionadas que llevan a cabo con los niños,
98 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
niñas y adolescentes en los barrios “creemos que la educación con una perspectiva crítica
ayuda a acabar con el racismo porque es la apuesta de nosotros” (Líder Carabantú, 2018).
Finalmente, la educación es una de las herramientas principales otorgadas por los derechos
diferenciados y que le ha permitido a las poblaciones afrocolombianas concretar el acceso a
algunas de las acciones afirmativas gubernamentales. De esa manera el acceso a la
educación, especialmente del nivel terciario es una de las razones por la que las personas
afrocolombianas continúan migrando hacia Medellín.
“Llegué a Medellín hace diez años porque una tía me dijo que viniera que ella me
colaboraba con el tema educativo, pero claro eso tenía otras retribuciones, yo le servía en
la casa y ella me daba lo del estudio (...) desafortunadamente a muchos jóvenes negros nos
toca estudiar es como por ciclos, porque si tu vas a ver mira empecé por una técnica, luego
una tecnología, luego una carrera profesional prácticamente ya llevaría mucho tiempo
estudiando, pero eso no sería el impedimento como para decir que no voy a seguir porque
yo decidí salir de mi ciudad en busca de esas nuevas oportunidades de vida, en busca del
cambio de mi vida y de la vida de mi familia” (Voluntaria Carabantú, 2018).
El acceso a la educación como una de las mayores fortalezas que la legislación étnica le ha
atribuido a las comunidades afrocolombianas ha permitido el escalamiento de las demandas
en tanto han abierto la posibilidad de un relacionamiento directo con las instituciones y con
la burocracia estatal. Hasta la promulgación del nuevo fuero étnico, las comunidades
afrocolombianas se veían en la necesidad de contar con intermediarios que escalaran las
demandas particulares a los escenarios de toma de decisión gubernamental; mediante la
nueva legislación y con las acciones afirmativas derivadas de los derechos otorgados las
comunidades han podido asumir la vocería sobre sus peticiones y necesidades.
La integración de la legislación por parte de las comunidades afrocolombianas en la ciudad
ha derivado en que las organizaciones asuman la responsabilidad sobre las comunidades y
su preservación cultural como lo deben hacer, según la ley 70/93 los consejos comunitarios
en las zonas rurales. Esta circunstancia ha llevado a que las organizaciones se encuentren
dirigidas por profesionales afrocolombianos, muchos de ellos beneficiados por la ley de
cuotas para el acceso a la educación superior, y que los argumentos de interpelación al estado
Antecedentes 99
sean cada vez más sofisticados, es decir adoptan la terminología estatal como un intento de
hacer sus argumentos más legibles y comprensibles en las lógicas de la institucionalidad
estatal.
La sofisticación de los argumentos de los grupos étnicos en su propósito de ampliar sus
marcos de acción y de integración a la sociedad en general ha sido una de las consecuencias
más importantes para el movimiento afrocolombiano. El refinamiento de los argumentos se
da como resultado de la interacción con el estado y con el aparato burocrático debido a que
han aprendido a relacionarse en los términos que ellos les exigen y a moverse en el
entramado institucional; esas habilidades también dan cuenta de unos mecanismos de
adaptación al sistema que ellos han generado para poder alcanzar los espacios de
participación que se les han abierto, así como del aprendizaje de las dinámicas relacionales
y de gestión de los procesos que les permite acceder a la adjudicación de los recursos.
Es así como el funcionamiento de las redes colaborativas entre las organizaciones en muchos
casos se ve interferido por la competencia que se genera al disputar la ejecución de los
recursos públicos. También, el conocimiento y el manejo de las redes burocráticas
institucionales, así como la articulación con otros sectores sociales nutren el capital político
de las organizaciones y de sus líderes.
El contrasentido de estas dinámicas estatales es que ellas han generado una nueva clase
social y política dentro de las comunidades afrocolombianas debido a que aparecen personas
que se convierten en acumuladores de capital social, económico y simbólico, entorpeciendo
en muchos casos la fluidez de los recursos y de los beneficios de la Ley. La delegación de
la implementación de las políticas públicas para las poblaciones afrocolombianas a las
organizaciones resultó en una lucha por la representación y por la cooptación de recursos
asignados para estas poblaciones en la ciudad;
Con estas variaciones en el accionar organizativo de las comunidades afrocolombianas en
la ciudad las organizaciones han aprendido el valor político de la información y lo
estratégico de su divulgación. El trabajo de campo también permitió reconocer cómo las
10
0 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
organizaciones han hecho de la información particular una de sus fortalezas y uno de los
elementos más importantes en las disputas políticas y por ello se han concentrado en la
salvaguarda de la información específica sobre sus comunidades; con esto se ha limitado el
acceso para los investigadores y en muchos de los casos los avances sobre la recolección de
la información está relacionada con lugares comunes de las luchas políticas que llevan a
cabo y que no han perdido vigencia.
3.4. Conclusiones
La consolidación del sujeto político étnico en la década del 90 fue el producto de una
negociación entre las comunidades, los académicos y el estado. La caracterización desde la
base de una cultura tradicional, la relación armónica con la naturaleza y la identidad
particular tuvo como resultado la definición de los términos del campo político en el que
actuarían las comunidades afrocolombianas (Restrepo 2013:148); es así como la
negociación se definía por un lado permitir ser definidos desde un marco de actuación que,
del otro lado, les brindaría un margen de maniobra sobre los disensos, las alternativas de
futuro, la ampliación de las oportunidades y las críticas sobre los desarrollos que no los
tienen en cuenta.
Es decir que ese proceso de negociación derivó en una ampliación del marco normativo y
del fuero afrocolombiano así como en una cerradura sobre las condiciones de permanencia
de una identidad étnica que le brinde raíces a la nación. La creación, mediante la ley, de una
identidad étnica no solo configura las relaciones de los actores mediante la delimitación de
la diferencia sino que además materializan las relaciones de poder y las jerarquías sociales
que se expresan por medio del relacionamiento político (Restrepo 2013:148-149). La
diversidad de la que hace alarde la nación con la inauguración del nuevo fuero también se
Antecedentes 101
convierte en una representación de las desigualdades sociales que se expresan en el
relacionamiento entre los actores.
La materialización de las relaciones de poder no solo se expresan comprendiendo el Estado
como el actor principal, en ellas es importante darle lugar al papel que juegan las sociedades
en su construcción, promulgación y acción. Esto se convierte en un juego de doble vía en el
que no solo la ley materializa las relaciones de poder, también las relaciones de poder le dan
lugar a la ley porque ella también se convierte en el reflejo de las negociaciones y las
construcciones sociales frente a un tema específico. A la luz de esto, la ley estatiza unas
condiciones sociales de relacionamiento, capacidades y ámbitos de acción, que luego
tendrán que ser renegociadas porque esas condiciones cambian permanentemente y es la
posibilidad de esa nueva negociación la que mantiene abierto el conflicto sobre la definición
de las posibilidades de los actores sociales.
La cultura no solo se ha convertido en un mecanismo para la participación política gracias a
su adopción en el marco legal nacional, también se ha materializado como herramienta para
la gestión de los derechos otorgados a los afrocolombianos como grupo étnico. Para las
organizaciones afrocolombianas la cultura es un medio para incidir en los discursos, las
lógicas de la política y como una herramienta para ampliar la comprensión de la sociedad
que se encuentra mediada por las políticas públicas.
Las políticas públicas definen un modelo de sociedad por medio de las lógicas del lenguaje
que usan en sus discursos, ante eso, las organizaciones afrocolombianas han logrado poner
en marcha unos contra-discursos que dejan en evidencia que la realidad no puede ser
definida en su totalidad a través de la legalidad. Las lógicas y los lenguajes de las políticas
públicas no solo delimitan un público, un problema y unos afectados, ellas también definen
un marco normativo de comportamiento, unas acciones públicas y permiten el
reconocimiento de la dificultad para comprender la realidad social en su totalidad. También,
el reconocimiento de las estrategias de comunicación y divulgación cultural de las
organizaciones permite esclarecer la importancia de la cultura para su consolidación como
sujetos políticos.
10
2 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
La forma en la que las organizaciones Afrocolombianas de la ciudad de Medellín ponen en
relación la cultura y la política permite reconocer que la cultura se ha convertido en un medio
para la apertura de mecanismos de inclusión y participación política en la ciudad de
Medellín. La configuración de un sujeto político étnico atado a unas condiciones culturales
particulares mediante la promulgación de la constitución de 1991 derivó en que esos
elementos identitarios se consolidaran como mecanismo legal y social para la exposición y
divulgación de sus particularidades como grupo social. Así mismo, en la aparición de
dinámicas internas que activan la apropiación de los discursos y la formación política de las
bases sociales de las organizaciones en tanto las actividades amplifican los diálogos que se
generan entre el interior y el exterior comunitario.
El reconocimiento del lenguaje de la ley como el que define las condiciones de participación
de los afrocolombianos en Medellín y al mismo tiempo la forma en la que las organizaciones
sociales despliegan repertorios que les permite ampliar esas condiciones. Por medio de la
Cultura, las organizaciones sociales afrocolombianas hacen la gestión política de los
derechos diferenciados en el contexto institucional y a través de acciones propias como las
actividades culturales y formativas en las que involucran no solo a sus comunidades sino
con las que esperan impactar a aquellos que no se autoreconocen como afrocolombianos.
En ese sentido es importante reconocer que la Cultura afrocolombiana se ha convertido en
un mecanismo normativo, identitario y categórico mediante el logran materializar la
legislación étnica y la circulación de social de sus valores culturales. De esa manera la
cultura se convierte en un mecanismo de doble vía para las organizaciones sociales en el que
convergen los discursos de la sociedad y de la legislación y son ellas las encargadas de la
divulgación, la comunicación y la mediación.
Así, la cultura se ha convertido en el mecanismo que mantiene abierta la disputa por los
marcos de definición que se da entre las leyes étnicas y los afrocolombianos en la ciudad de
Medellín. Por medio de las organizaciones y de la exposición cultural los afrocolombianos
ponen en marcha relatos que los activan como sujetos políticos y que abren la posibilidad
para la participación y la inclusión en las dinámicas de la administración pública. De esa
Antecedentes 103
forma, la cultura y el uso como mecanismo de participación política de los
afrodescendientes, permite el análisis de la forma en la que las particularidades culturales
permiten desplegar repertorios de participación diferenciados para los Afrocolombianos en
la ciudad de Medellín.
Reconocer la importancia que ha cobrado la cultura para la incidencia de los
afrocolombianos en la administración pública, así como para su inclusión en las dinámicas
sociales de la ciudad de Medellín permite visibilizar las condiciones en las que esta
población ha aprendido a relacionarse con las lógicas del estado y la forma en la que han
resuelto su participación en la nación. La Cultura ha sido el mecanismo que les ha permitido
crear una colectividad más o menos homogénea alrededor de unos valores comunes para
trabajar en la superación de las condiciones legales y sociales que los ha mantenido en la
parte baja de la escala social en Colombia.
10
4 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
Bibliografía
Álvarez Ossa, Lorena. (2014). Mujeres, pobres y negras, triple discriminación: una mirada
a las acciones afirmativas para el acceso al mercado laboral en condiciones de trabajo
decente en Medellín (2001-2011). CLACSO, Argentina.
Alvarez Urrego, M., & Osorio León, M. (2018). Construcción de la memoria del sindicato
UTRASD a través de la historia de mujeres afrocolombianas (Trabajo de grado).
Universidad de Antioquia, Medellín.
Appiah, K. A. (2007). La ética de la identidad (Vol. 3017). Katz Editores.
Benhabib, Seyla. (2006). Las reivindicaciones de la cultura: igualdad y diversidad en la era
global. Katz Editores.
Bolivar, I. (Ed) (2006). Identidades culturales y formación del Estado en Colombia.
Colonización, naturaleza y cultura. Bogotá: Universidad de los Andes.
________. (2006). Identidades y Estado: La definición del sujeto político. Identidades
culturales y formación del estado en Colombia: colonización, naturaleza y cultura, 1-45.
Comaroff, J. L., & Comaroff, J. (1997). Postcolonial politics and discourses of democracy
in southern Africa: An anthropological reflection on African political modernities. Journal
of Anthropological Research, 53(2), 123-146.
Cuche, D., & Mahler, P. (1999). La noción de cultura en las ciencias sociales. Buenos Aires:
Ediciones Nueva Visión.
Deranty, J. P. (2003). Jacques Rancière’s contribution to the ethics of recognition. Political
Theory, 31(1), 136-156.
Domínguez Mejía, Marta Isabel. (2015). Comunidades negras rurales de Antioquia:
discursos de ancestralidad, titulación colectiva y procesos de “aprendizaje” del Estado.
Estudios Políticos, 46, Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, pp. 101-
123.
Friedemann, N. S. D., & Morales, J. (1969). Estudios de negros en el litoral Pacífico
colombiano. Revista Colombiana de Antropología, 14.
Antecedentes 105
García, C. I., Aramburo, C. I., Suárez, C. E. P., Arango, V. M., Plazas, J. L. G., de Almeida,
A. W. & Betancur, A. P. (2009). Universos socioespaciales: procedencias y destinos. Siglo
del Hombre Editores.
García S., Andrés; Montoya Arango, Vladimir. (2010). Nuestros saberes, conocimientos y
prácticas culturales!. Afrocolombianidad en Medellín (3/4). Serie: Afrodescendientes en la
ciudad de Medellín, aprendizajes para una interculturalidad equitativa. Medellín: Instituto
de Estudios Regionales, Universidad de Antioquia. Alcaldía de Medellín, Secretaria de
Cultura Ciudadana.
______________________________________ (2010). Afrodescendientes en la ciudad de
Medellín. Aprendizaje para una interculturalidad equitativa: Así vivimos las y los
Afrocolombianos… Recuento del diagnóstico socioeconómico de las poblaciones
afrodescendientes en las comunas 8 y 9 de Medellín. Medellín: Alcaldía de Medellín.
Secretaría de Cultura Ciudadana.
Geertz, Clifford (1994). Conocimiento local: ensayos sobre la interpretación de las culturas
(No. 316.62/. 64). Paidós Ibérica.
Giménez, Gilberto (2005). La cultura como identidad y la identidad como cultura. Consejo
Nacional de la Cultura y las Artes. México.
Grimson, A., & Semán, P. (2005). Presentación: la cuestión ‘cultura’. Etnografías
contemporáneas, 1(April), 11-22.
Grimson, Alejandro (2008). Diversidad y cultura. Reificación y situacionalidad. Tabula
Rasa, (8), ISSN: 1794-2489. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=396/39600803
Gómez, E., Vásquez, G., Betancur, V., Martínez, D., Ocampo, M., Uribe, P., & Nilson, J.
(2015). Diálogo de saberes e interculturalidad: indígenas, afrocolombianos y campesinado
en la ciudad de Medellín. Medellín, Colombia: Pulso & Letra Editores.
Gutmann, Amy. (2008). La identidad en democracia. Katz Editores.
Kapoor, Ilan (2002). Deliberative democracy or agonistic pluralism? The relevance of the
Habermas-Mouffe debate for third world politics. Alternatives, 27(4), 459-487.
Leggett, Will (2013). Restoring society to post-structuralist politics: Mouffe, Gramsci and
radical democracy. Philosophy & Social Criticism, 39(3), 299-315.
10
6 Usos de la Cultura: Participación Política e Inclusión de los Afrocolombianos en Medellín
Laclau, E., & Mouffe, C. (2004). Hegemonía y estrategia socialista. Fondo de Cultura
Economica USA.
Larraín González, A., & Madrid Garcés, P. J. (2017). Expresiones artísticas afroantioqueñas
y multiculturalismo en Colombia. Transformaciones locales. Estudios Políticos, (51), 240-
262.
Melucci, A. (2002). Acción colectiva, vida cotidiana y democracia. Fondo de Cultura
Económica, México.
Mitchel, Mauricio. Sandoval, Juan. Gallo, Nancy (2010). Condiciones de vida de la
población negra, afrocolombiana, palenquera y raizal en Medellín. Corporación Con-
Vivamos, Medellín.
Mosquera, León, Mosquera, Rodríguez, Urrea-Giraldo y Viáfara (2009) Acciones
afirmativas y ciudadanía diferenciada étnico–racial negra, afrocolombiana, palenquera y
raizal. Entre Bicentenarios de las independencias y Constitución de 1991, Investigaciones
CES, Serie Idcarán, Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá, Bogotá.
Mouffe, Chantal (2009). Democracy in a multipolar world. Millennium, 37(3), 549-561.
_____________ (2003). La paradoja democrática. Gedisa editorial. (2007) En torno a lo
político.
_____________ (1999). El retorno de lo político: comunidad, ciudadanía, pluralismo,
democracia radica. Paidós Iberica.
Ng’weno, Bettina (2013). ¿Puede la etnicidad reemplazar lo racial? Afrocolombianos,
indigenidad y el Estado multicultural en Colombia. Revista Colombiana de Antropología,
49(1), 71-104.
Pulido Londoño, H. A. (2011). Construcción y representación de los sujetos
afrocolombianos en el discurso antropológico, 1980-2005 (Doctoral dissertation,
Universidad Nacional de Colombia).
Restrepo, E. (2013). Articulaciones de negridad: políticas y tecnologías de la diferencia en
Colombia en Hegemonía cultural y políticas de la diferencia/Nivón Bolán Eduardo...[et. al.];
coordinado por Alejandro Grimson y Karina Andrea Bidaseca.
Antecedentes 107
_______________ (2004). Biopolítica y alteridad: dilemas de la etnización de las colombias
negras. Conflicto e (in) visibilidad. Retos en los estudios de la gente negra en Colombia,
271-299.
Rancière, Jaques (2004). The politics of literature. SubStance, 33(1), 10-24.
Roth Deubel, A. N. (2013). Democracia participativa en América Latina: el uso del sorteo
como dispositivo democrático para una gobernanza post-estatal.
_______________. (2007). Análisis de las políticas públicas: de la pertinencia de una
perspectiva basada en el anarquismo epistemológico. Ciencia Política, 2(3), 43.
Sen, Amartya. (2007). Identidad y violencia: la ilusión del destino. Katz Editores.
Wabgou, M. (2012). Movimiento social Afrocolombiano, negro, raizal y palenquero: El
largo comino hacia la construccion de espacios comunes y alianzas estrategicas para la
incidencia politica en Colombia. Univ. Nacional de Colombia.
Wade, P. (2007). Identidad racial y nacionalismo: una visión teórica de Latinoamérica.
Formaciones de Indianidad. Articulaciones raciales, mestizaje y nación en América Latina.
Popayán, Envión Editores, 367-390.
Wade, Peter (1997). El significado de raza y etnicidad. Raza y etnicidad en Latinoamérica.
Quito: Abya-Yala.