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EDICIÓN 98 JULIO DE 2021 || POLÍTICAMENTE INCORRECTO || VALOR: CIVIL || @UNPASQUIN || www.unpasquin.com Foto: EFE / Diseño: Vladdo Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba

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2 UN PASQUÍN — JULIO DE 2021

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EL PERIÓDICO DE LA O

VLADIMIR FLÓREZ —VLADD0—DIRECTOR / PROPIETARIO

Dibujan: Fontanarrosa, Bacteria, Betto, Elena Ospina, Guaica, Jarape y Mheo. || Caricaturas de Vladdo, cortesía de El Papel Periódico y DW en Español.

Escriben: Martha Alzate, Juliana Bustamante, Olgahelena Fernández, Juliana González, Gonzalo Guillén, Santiago Londoño Uribe, Ricardo Sánchez Ángel y Leopoldo Villar Borda.

Edición 98 — JULIO DE 2021

Asesor Gráfico: Gustavo del Castillo

Diseño de portada: Vladdo

Servicios de prensa: Agencia EFE

Producción: VladdoStudio

www.unpasquin.com

Mail: [email protected]

Twitter: @unpasquin

DERECHOS RESERVADOS © 2021 VLADDOSTUDIO

A T R A Z O

L I M P I OLa objetividad es un mito;la libertad, un derecho; la transparencia, un compromiso; la independencia, una obligación.

E D I T O R I A L

Ese odioso bloqueo El embargo es el caballito de

batalla de la dictadura cubana para justificar la violación de los derechos humanos y maquillar los nefastos resultados de su economía estatizada.

Suficiente se ha hablado ya de la inconveniencia del embargo económico que pesa sobre Cuba desde 1962, con el cual Estados Unidos no solo ha estrangulado las finanzas de la Isla, sino que ha impedido que muchos gobiernos, por temor

a las represalias de los gringos, normalicen sus relaciones diplomáticas y comerciales con este país.

Lo paradójico es que al ver los vínculos del Tío Sam con numerosos regímenes autoritarios alrededor del mundo, empezando por China, salta a la vista que la política exterior norteamericana no se fundamenta en la defensa de los valores democráticos, sino de sus intereses estratégicos.

Por otra parte, ese odioso embargo es el práctico caballito de batalla que la dictadura cubana –bajo la consigna “patria o muerte”– ha usado durante casi seis décadas para justificar la violación constante de los derechos humanos y maquillar los nefastos resultados de su economía estatizada.

Basta ver la respuesta a los gritos de “patria y vida”, escu-chados en las manifestaciones contra el gobierno, causadas en buena medida por la escasez de alimentos y medicinas. Tanto el presidente, Miguel Díaz–Canel, como los adláteres del castrismo han salido a esgrimir el bloqueo como detonante de todos los males que hoy aquejan a ese país y a exigir su levantamiento.

Ahora bien, más allá de lo estrictamente económico, ¿qué tiene que ver el embargo con la vulneración de los más elementales principios democráticos en la Isla? ¿Es una razón suficiente para reprimir a la oposición? ¿Es un obstáculo para la realización de unas elecciones libres? ¿Es per se un moti-vo para perseguir y encarcelar a los defensores de derechos humanos? ¿Justifica la restricción a la libertad de prensa?

Sería muy útil hablar también de ese bloqueo interno. Caric

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3 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

DESPEDIDA

Castro Caycedo, gran testigo y cronista de la Colombia real

El escritor y periodista Germán Castro Caycedo, fallecido el 15 de julio a los 81 años de edad, fue un testigo excepcional de la realidad y los conflictos colombianos, que plasmó en magníficas crónicas y numerosos libros publicados a lo largo de medio siglo.

Su frondoso bigote, encanecido por los años, se hizo conocido entre los colombianos desde mediados de los 70, cuando publicó su primer libro, Colombia amarga (Planeta), todo un éxito editorial y punto de partida de una prolija carrera literaria.

En Colombia amarga, publicado en 1976, el escritor y periodista nacido el 3 de marzo de 1940 en la localidad de Zipaquirá, a 50 kilómetros de Bogotá, recopiló sus primeras crónicas sobre un mal endémico del país, la violencia que ha marcado todos los periodos de la historia nacional.

Otra mirada al paísDesde muy joven mostró una pasión por el periodismo, en especial para contar historias, que lo llevó a convertirse en un referente nacional y en campeón de ventas por libros en los que además de la violencia retrató el país a partir de historias de las guerrillas, del narcotráfico, el espionaje policial e incluso de las leyendas populares.

«Fue, por supuesto, un gran periodista, un gran autor, combativo y lúcido, pero lo que a mí más me impresionó siempre fue su generosidad: murió el reconocido periodista Germán Castro Caycedo», lamentó hoy el escritor Ricardo Silva Romero.

Castro Caycedo pasó por varios medios colombianos y su gran salto lo dio en 1967 al ingresar al periódico El Tiempo, donde durante diez años mostró esa faceta de cronista, investigador y reportero inmerso en las tragedias de la Colombia profunda que plasmó en sus escritos.

«Las crónicas, reportajes e investiga-ciones que Germán Castro Caycedo escribió durante 10 años de su vida en El Tiempo han sido referente para varias generaciones de

este diario y del periodismo del país. Se va un periodista gigante», recordó en Twitter el director de ese diario, Andrés Mompotes.

Pionero en periodismo de denunciaLa sensibilidad para escribir historias la llevó también a la televisión en 1976 cuando creó el programa Enviado Especial que llevó el periodismo a las calles y que se mantuvo en el aire durante 16 años enfocado en investigaciones en profundidad y de denuncia.

«Fuimos los primeros que nos echamos una cámara de cine al hombro y nos fuimos a recorrer todo el país, todo yo creo que lo recorrimos; después nos inventamos el periodismo investigativo en televisión; después la denuncia, y en esa etapa nos metimos en mucho tema tabú», recordó hace varios años en una entrevista con el también periodista Bernardo Hoyos.

Su olfato periodístico lo llevó a hacer en esos años las primeras denuncias de problemas que hoy siguen ocupando espacio en los medios, como la industria

de los agroquímicos y los plaguicidas o la contaminación de los ríos, y fue también pionero al tocar el tema del sida en la televisión con un reportaje con un enfermo en los años 80.

Maestro de la literaturaAl compaginar el periodismo investigativo con la literatura, Castro Caycedo escribió algunos de los mejores libros de no ficción basados en grandes historias que recogió en sus viajes por el país, como Perdido en el Amazonas (1978), o Mi alma se la dejo al diablo (1982), sobre el hallazgo del esqueleto de un hombre que murió abandonado en las selvas de El Yarí.

Uno de sus mayores éxitos fue El Karina (1985), nombre de un barco comprado en Hamburgo (Alemania), que fue hundido por la Armada colombiana en el océano Pacífico cargado con armas para la guerrilla del M-19.

El drama de la migración ilegal de colombianos hacia Estados Unidos también lo llevó a la literatura con El hueco (1989), y en años más recientes exploró otros aspectos del conflicto armado colombiano con obras como El Palacio sin máscara (2008), sobre la toma guerrillera del Palacio de Justicia en Bogotá en 1985.

La minuciosa tarea de los servicios de inteligencia colombianos y el espionaje moderno en la lucha contra guerrilleros y narcotraficantes la convirtió en un apasionante relato de crónicas llamado Objetivo 4 (2010), otro éxito editorial.

«Casi el 90 por ciento de mis libros han salido a partir de titulares de diarios. La vida es muy dinámica en Colombia», afirmó en una entrevista con Efe en aquel año.

El último de los 23 libros que publicó fue Huellas (2019), una compilación de crónicas escritas durante toda su vida, algunas de ellas inéditas.

En su larga carrera, Castro Caycedo cosechó numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en varias ocasiones, incluido el Premio a la Vida y Obra de un Periodista (2015), así como el Prix Futura en Alemania (1997); el Mergenthaler-América Latina (1998), y en 2005 el Premio de Periodismo Planeta por su obra Que la muerte espere. / efe

El reportero y escritor Germán Castro Caycedo –fallecido en Bogotá– era un especialista en contar y escribir historias; no había tema que se escapara de su interés. Deja un sólido legado.

Germán Castro Caycedo fue pionero del periodismo investigativo en televisión.

«Las crónicas, reportajes e investigaciones que Castro Caycedo escribió en El Tiempo han sido referente para varias generaciones de este diario y del periodismo del país», escribió en Twitter el director de ese periódico, Andrés Mompotes.

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PORTADA. EL 11 DE JULIO, AL GRITO DE “LIBERTAD” O DE LA POPULAR CANCIÓN “PATRIA Y VIDA”, MILES DE CUBANOS DECIDIERON “COMERSE EL MIEDO” Y TOMARSE LAS PLAZAS Y AVENIDAS EN SEÑAL DE PROTESTA. DESDE 1994 NO SE VEÍA EN LA ISLA UNA MOVILIZACIÓN DE TAL MAGNITUD.

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5 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

ANÁLISIS

CINCO CLAVES PARA ENTENDER LAS MANIFESTACIONES EN CUBA

1 ¿POR QUÉ AHORA? La escasez de productos básicos, alimentos y medicinas, los rutinarios cortes de electricidad en algunas

regiones y la generalización de tiendas de pago exclusivo en divisas motivaron las manifestaciones que estallaron primero en San Antonio de Los Baños (30 kilómetros al este de La Habana) y se extendieron luego a otras localidades, incluida la capital cubana.

Los disturbios se producen con el país sumido en una crisis económica agravada ahora por la pandemia de la covid-19 y el incremento de las sanciones de EE.UU.

2 ¿QUIÉNES LAS LIDERAN? No hay un liderazgo definido. Ciudadanos cubanos de todos los sectores sociales se han sumado

de forma espontánea y pacífica a las protestas organizadas y documentadas en las redes sociales, y de cuya organización el Gobierno culpa a Estados Unidos.

Días previos, un grupo de jóvenes independientes organizó una campaña virtual para recolectar donaciones y enviarlas hacia las regiones más golpeadas por la crisis sanitaria, como la provincia de Matanzas (occidente). Luego, se sumaron a las manifestaciones en las calles.

3 ¿QUÉ RECLAMAN? Los manifestantes reclaman libertades civiles, la renuncia del presidente, ayuda humanitaria

para enfrentar la grave crisis sanitaria, alimentos, medicinas y mejores condiciones económicas.

4 ¿QUÉ DICE EL GOBIERNO? El gobierno tilda de “mercenarios” y “lacayos” a los participantes en las “acciones de descrédito”

como ha descrito las masivas protestas. El presidente Díaz-Canel respondió llamando a sus partidarios a salir a las calles para combatir las protestas.

En una intervención televisada, negó la represión contra los manifestantes, pese a los vídeos que muestran una contundente actuación policial y múltiples denuncias de arrestos a manifestantes.

5 ¿QUÉ HA DICHO EL EXILIO? El exilio político cubano pidió al presidente de EE.UU., Joe Biden, que actúe de “manera

decisiva” para proteger al pueblo cubano de la represión, apoyar sus ansias de cambio y lo instó a no repetir el “error del presidente John Kennedy” de dejarlos desamparados. / efe

Por LAURA BECQUER — La Habana

Miles de personas protagonizaron el pasado 11 de julio las mayores protestas antigubernamentales en 27 años en Cuba, que se saldaron con decenas de detenidos y enfrentamientos tras el llamado del presidente, Miguel Díaz-Canel, a sus par-tidarios a enfrentar a los manifestantes.

Estas son las claves de esa inédita jornada.

Un hombre camina frente a un mural del ‘Che’ Guevara, en La Habana. Días después de las masivas protestas contra el gobierno, la Isla seguía en una tensa calma con presencia policial en las calles. Además, la mayoría de las redes sociales y plataformas de mensajería permanecían bloqueadas en el servicio de internet móvil de Cuba. / efe

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6 UN PASQUÍN — JULIO DE 2021

Por JUAN CARLOS GÓMEZ — Bogotá

Hay un muro invisible que divide América Latina: la posición de los países de la región ante el régimen cubano. La crisis política y social de la isla que derivó el pasado domingo en una movilización sin precedentes en este siglo contra el Gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel ha vuelto a poner de manifiesto las diferencias y matices que cada líder latinoa-mericano tiene respecto al destino de Cuba.

El 11 de julio, centenares de manifestan-tes desesperados por una economía en quie-bra y una situación crítica por la pandemia, salieron a las calles en más de 50 pueblos y ciudades cubanas. Al grito de “Libertad” o de la popular canción “Patria y Vida”, muchos

cubanos decidieron “comerse el miedo” y to-mar las plazas y avenidas en señal de protesta.

Este tipo de respuesta social, aplaudido en cualquier otro punto del continente ameri-cano por líderes de todo calibre, es observado con mucho interés por la mayoría del espectro político latinoamericano.

Desde países incondicionales de la revo-lución cubana como Venezuela y Nicaragua a posiciones como la del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, o del Gobierno chileno de Sebastián Piñera, todos toman partido y se dividen a favor o en contra de régimen cubano.

El embargo resucita la Marea Rosa La izquierda latinoamericana parece que re-coge las cenizas de los Gobiernos progresistas

de la denominada Marea Rosa (Pink Tide) de principio de este siglo y hace equipo en torno al espíritu del fallecido líder de la revolución cubana Fidel Castro (1926-2016) apoyando sin fisuras el discurso de las autoridades de la isla.

Estados Unidos y el embargo que apli-ca a Cuba desde 1962 son los responsables de las penurias de la isla y de su destino trágico. Por lo menos así lo han defendido estos días desde el líder brasileño Luiz Inácio Lula da Silva hasta el presidente de Argentina, Alberto Fernández.

«¿Qué está sucediendo en Cuba de tan especial para que se hable tanto? Hubo una caminata. Inclusive vi al presidente de Cuba en la caminata, conversando con personas. Cuba ya sufrió 60 años de bloqueo económico de los Estados Unidos, todavía más con la pandemia, es inhumano», señaló en Twitter el expresi-dente Lula para referirse a las protestas.

Como Lula, otros dirigentes han acusado a EE.UU. de todos los males de la isla. «Si de verdad los Estados Unidos y los opositores

Desde países incondicionales de la revolución cubana hasta los que asumen posiciones más críticas, todos toman partido y se dividen a favor o en contra de régimen cubano.

CUBA PROTESTAS

EL MURO INVISIBLE QUE DIVIDE A AMÉRICA LATINA

Esta respuesta social, aplaudida en cualquier otro punto del continente, es observada con mucho interés por la mayoría del espectro político latinoamericano.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, llamó a sus copartidarios a salir a las calles para combatir las protestas. / efe

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7 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

extremistas en Cuba quieren paliar y ayudar al pueblo de Cuba, que levanten de inmedia-to todas las sanciones y el bloqueo contra el pueblo de Cuba», destacó el presidente vene-zolano, Nicolás Maduro, al día siguiente de las manifestaciones.

Un apoyo sin condiciones que fue más le-jos: «Yo, desde aquí, desde esta mesa de diálogo y este palacio presidencial, le ratifico, como le dije ayer por teléfono, al presidente Miguel Díaz-Canel todo el apoyo de la República Bolivariana de Venezuela al pueblo de Cuba, al Gobierno revolucionario de Cuba».

Con el mismo entusiasmo, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, arremetió contra EE.UU. «Estados Unidos, principal desestabi-lizador y destructor del planeta, no tiene nin-guna autoridad moral para decir nada, cuando precisamente carga con toda la responsabilidad y culpa de todos los crímenes atroces, de odio y de lesa humanidad que han cometido, y siguen cometiendo, contra los pueblos del mundo».

Bloqueo culpable Los Gobiernos de México, Argentina y Bolivia también consideran públicamente que el blo-queo de EE.UU. es el responsable de la situa-ción de Cuba, pero buscando un diálogo entre las partes.

Así, en su rueda de prensa diaria, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pidió que las protestas cubanas se resuelvan mediante el “diálogo” y rechazó la violencia así como el “intervencionismo” de países extranjeros y de medios de comunicación

El presidente mexicano, del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), abogó por los principios de “no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias” establecidos en la Constitución mexicana.

De forma similar, el presidente de Argentina ha seguido el guion. «No conozco exactamente la dimensión del problema de Cuba. Lo que sí tengo claro, como bien dijo (el presidente mexicano) Andrés Manuel López Obrador, es que, si realmente nos preocupa humanitariamente Cuba, terminemos con los bloqueos», dijo Fernández.

Al otro lado de la frontera En el otro lado de la balanza latinoamericana, los Gobiernos de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Colombia han sido más críticos con el régimen cubano y el debate sobre la isla está formando parte de la dialéctica de política interior.

La Cancillería colombiana pidió a las au-toridades cubanas que garanticen la libertad de expresión de sus ciudadanos, al tiempo que exhortó «a todos los actores» a mantener una actitud pacífica en las protestas.

En la misma línea, tanto el Gobierno pe-ruano transitorio de Francisco Sagasti como el Ejecutivo chileno han respaldado el dere-cho del pueblo cubano a manifestarse “libre y pacíficamente”.

Más directo ha sido Bolsonaro que, desde el primer momento, se mostró contrario a la represión de los manifestantes y llevó el caso cubano al terreno político local.

«Yo apoyo al movimiento que pide li-bertad allá. Pero, ¿qué es lo que piensa Lula? Imaginen si ese bandido fuera elegido presi-dente de la República», afirmó Bolsonaro a un grupo de seguidores, en alusión a las elec-ciones que se celebrarán en Brasil en 2022.

También contundente fue el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, que aseguró que el pueblo cubano demuestra «un coraje digno de admirar» y describió a Cuba como «una dictadura que nos respeta los derechos humanos». / efe

LA ONU PIDE AL GOBIERNO DE CUBA RESPETAR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓNLa ONU dijo que estaba siguiendo el desarrollo de las protestas en Cuba y subrayó la necesidad de que las autoridades respeten plenamente la libertad de expresión y de asamblea de los ciudadanos.

Al día siguiente de las manifestaciones, Cuba amaneció en una tensa calma, sin ser-vicio de internet móvil y con fuerte presencia policial en las calles de La Habana. El apagón de datos dificulta conocer a ciencia cierta lo que ocurre en la Isla.

«Estamos simplemente vigilando lo que ocurre y (...) queremos asegurarnos de que los derechos básicos de la gente, especialmente la libertad de expresión y la libertad de asamblea pacífica, sean respetados», señaló el portavoz Farhan Haq en una conferencia de prensa.

Haq recalcó que, ante estas protestas –las más fuertes que han ocurrido en Cuba desde el llamado “maleconazo” de agosto de 1994–, la ONU mantiene su “posición de prin-cipio” sobre la importancia de respetar esas libertades fundamentales y dijo que espera que ese sea el caso en Cuba.

Cuestionado sobre supuestos ataques a periodistas, el portavoz subrayó que «en cual-quier lugar del mundo la prensa tiene que tener libertad para hacer su trabajo sin acoso y sin violencia o amenazas de violencia».

Rubén Blades, muy crítico con Cuba El cantautor panameño Rubén Blades dijo que «no deben sorprender» las protestas en Cuba, pues es «natural» que ocurran tras «más de seis décadas de una dictadura marxista sos-tenida a través de la represión».

«Lo que me extraña es que existan aún defensores absolutos de un régimen que no permite a su pueblo la oportunidad de elegir su destino democráticamente», dijo el también actor y exministro de Turismo panameño.

Esa es «la misma táctica empleada por Daniel Ortega en Nicaragua y Nicolás Maduro en Venezuela, falsos socialistas que pretenden dar a sus abusos autoritarios un viso de legi-timidad ideológica», afirmó Blades.

«Hoy, en Cuba los marxistas y en Estados Unidos los racistas, pretenden imponer sus co-rruptas ideas utilizando violencia y mentiras como mensaje. En el caso de Cuba, Nicaragua y Venezuela, apoyamos como siempre a los que exigen libertad para expresar su pensamiento, el derecho al voto y condenamos la represión gu-bernamental de sus dictaduras», afirmó. / efe

«Queremos asegurarnos de que los derechos básicos de la gente, especialmente la libertad de expresión y la libertad de asamblea pacífica, sean respetados», dijo el portavoz de Naciones Unidas.

Alberto Fernández, presidente de Argentina, dijo que no conocía «exactamente la dimensión del problema de Cuba», pero exigió poner fin al bloqueo de Estados Unidos.

Desde Colombia, el gobierno de Iván Duque ha pedido a las autoridades cubanas que garanticen la libertad de expresión de sus ciudadanos.

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8 UN PASQUÍN — JULIO DE 2021

Hace 30 años se proclamó la Constitución de 1991. Se trató de un ejercicio democrático que, mi-rando para atrás, resulta

casi inverosímil que haya podido ocurrir. En el contexto de mayor violencia que Colombia ha vivido, en tiempos en el que el narcote-rrorismo y el conflicto armado terminaron mezclados, estudiantes de universidades públicas y privadas del país, apoyados por algunos medios y sectores sociales, se deci-dieron a actuar.

Días después del asesinato de Luis Carlos Galán, en agosto de 1989, se llevó a cabo la Marcha del Silencio en la que la comunidad universitaria se movilizó masivamente en silencio y dio inicio a un ejercicio participativo de reflexión con la idea de que era necesario buscar un cam-bio contundente a la realidad a la que se enfrentaban. Se abrieron los espacios uni-versitarios para el intercambio de ideas y propuestas que terminaron con la inclusión de una séptima papeleta en las elecciones

de 1990 que le preguntara al electorado si estaba de acuerdo con la convocatoria a una asamblea constituyente para refor-mar la Constitución. La fórmula jurídica fue la única que se encontró luego de que otros intentos de reforma en el Congreso fracasaran ante la amenaza en la que se encontraba por parte del narcotráfico. El respaldo de la Corte Suprema para adelan-tar este mecanismo se fundó en el hecho de que fuera una iniciativa popular, del constituyente primario. Este beneplácito fue premonitor de la ambiciosa apuesta que el país estaba haciendo.

La conformación de la Asamblea, por voto popular, fue particularmente diversa e incluyente. Por primera vez, las decisiones más importantes del país estaban en manos de algunos políticos tradicionales, pero so-

bretodo de otros sectores tradicionalmente excluidos: mujeres, indígenas, sindicalistas, reinsertados, sectores de izquierda. En un momento excepcional, donde esas diferen-cias hubieran podido conducir el proceso al fracaso, el ánimo de sacar el proyecto de nuevo pacto social adelante, hizo que la pluralidad fuera el mejor ingrediente para lograr ese catálogo aspiracional ma-ravilloso que es la Constitución de 1991. La presidencia tripartita representada por los grandes sectores políticos de ese mo-mento en Colombia contribuyó sin duda a ese resultado.

A pesar del momento tan difícil que vive hoy el país al llegar la Carta Política a sus primeras tres décadas, hay que reco-nocer que han sido muchas sus conquis-tas: creó un catálogo extenso de derechos reclamables mediante la acción de tutela que acercó la justicia al ciudadano común; creó la Defensoría del Pueblo como en-tidad llamada a defender y promover la observancia de los derechos humanos y la Corte Constitucional como tribunal su-premo para hacer cumplir lo dispuesto por la Constitución de manera definitiva. Todo esto, enmarcado en la estructura básica del Estado Social de Derecho, cuyo centro de acción son las personas y sus derechos, antes que las instituciones.

La transformación planteada por la Carta del 91 ha podido ser el soporte de muchos logros innegables en estos años. Gracias a la gestión de la Corte Constitucional se ha podido avanzar en temas como la eutanasia, el aborto y el

matrimonio igualitario. Se han reconocido derechos concretos a poblaciones margi-nadas como indígenas, afrodescendientes, población LGBTI, víctimas del conflicto, mujeres, personas privadas de la libertad, personas con discapacidad, habitantes de calle, entre otras.

Sin embargo, a pesar de que la Carta Política ha permitido la expedición de la Ley de Víctimas, el marco jurídico para la paz y el acuerdo de paz con la FARC, las ame-nazas que ha sufrido y sigue sufriendo la Constitución, han aplazado ampliamente ese anhelo de paz que inspiró al país a inicios de los noventa. El escalamiento del conflicto, el autoritarismo de la primera década del siglo XXI y de ahora, las prácticas como los falsos positivos, la persecución a la justicia y la prensa, la aplicación de políticas neoli-berales que han producido mayor desigual-dad y exclusión, han terminado alejando al país de esos propósitos primigenios de la Constituyente.

De cualquier forma, es gracias a la Constitución del 91 que hoy en 2021 se vive uno de los momentos más decisivos de la historia colombiana reciente: una revolución social posiblemente sin prece-dentes que exige un país distinto al que se nos está ofreciendo. Es gracias a nuestra Constitución que se marcha, que se re-clama y que se denuncia el abuso. Gracias a ella, la voz popular tiene un valor y el poder represivo del Estado, unos límites. Y aunque el resultado aún esté por verse, esta juventud que hoy se rebela y que se respalda también desde las universidades, es un símbolo de esperanza que remite a aquélla de fines de los 80 y principios de los 90 decidida a no seguir siendo observadora de la tragedia nacional y a reclamar cambios estructurales. Ese estu-diantado de hace 30 años hoy se refleja en la juventud -no toda estudiante, no toda ocupada- que reclama hoy poder vivir en el país que la Constitución propone. Unas voces que hablan desde las carencias, las periferias, la desigualdad y la frustra-ción de no ver un futuro posible que las incluya. La esperanza es que la Nación toda entienda, como entonces, que el mo-mento que se vive hoy es determinante para lograr alinear, por fin, al Estado y al país con ese mandato constitucional supremo.

opinión deJuliana Bustamante Abogada; magister en Derecho Internacional y en Relaciones Internacionales y Derechos Humanos. @julibustamanter

30 AÑOS QUE INSPIRAN

Es gracias a nuestra Constitución que se marcha, que se reclama y que se denuncia el abuso. Gracias a ella, la voz popular tiene un valor y el poder represivo del Estado, unos límites.

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9 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

La celebración de los treinta años de la Constitución se parece a una mortuoria sin pompas fúnebres. Está lejos de la algarabía de los que

pregonan sus realizaciones, sus milagros, en discursos mistificadores sobre su significado.

En tres décadas, la Carta Política ha sido violada tantas veces, prostituida como esclava de los poderes fácticos, legales e ilegales. La criatura que nació y recibió el beneplácito de la opinión pública, deseosa de un nuevo rumbo internacional, social y de paz, muy pronto se encontró con el bautismo del neoliberalismo por el pro-pio gobierno que la sancionó. Se aplicó la apertura económica que favoreció al ca-pital extranjero rentista, flexibilizando la actividad bancaria, financiera y territorial, lo que devino en una orgia de acumulación en los potentados y en un acelerador de las desigualdades, que continuaron todos los gobiernos, a contravía de los derechos so-cioeconómicos de las mayorías. El modelo neoliberal se acompañó de una consoli-dación del narcotráfico, como epicentro mundial, mientras la corrupción controla buena parte del Estado y la sociedad.

Se logró el reconocimiento pleno del derecho internacional de los derechos hu-manos, incluso, durante la vigencia de los estados de excepción y de guerra, algo ex-traordinario en un país provinciano. En simultáneo, el mismo gobierno intensificó la guerra contra las guerrillas y la droga, lo que continuaron todos los gobiernos,

con resultados de horror, muerte y mise-ria. La más grave crisis humanitaria del continente, junto a Haití. Desconociendo el derecho a la paz consignado con todas las letras en la Constitución, hasta el acuerdo de paz de Santos y Las Farc, para, a renglón seguido, desnaturalizarlo, vol-viéndolo pacificación de los vencedores, por parte del gobierno Uribe-Duque, lo cual aviva las guerrillas.

El país logró liberar a la Constitución del Concordato. No obstante, la prepon-derancia de la Iglesia se mantiene, con especial favoritismo del Estado, aunque crece la audiencia de una cultura política entre los indígenas y negros, de manera especial, entre las mujeres, que han sido, durante estos treinta años, sometidas a la violación de su cuerpo y de su alma, de sus derechos y dignidades.

Los gobiernos mantuvieron una po-lítica internacional de subordinación voluntaria a los Estados Unidos, dejando de lado la aplicación de la respice fratelli (artículo 9°), la cual obliga a privilegiar las relaciones con el vecindario, lo que llevó a la vergüenza de andar participando en conspiraciones contra Venezuela y Cuba. A lo que se suma la Operación Haití, que compromete a las Fuerzas Armadas en este nuevo renglón de exportación. Tales actuaciones colocan a Colombia en el des-crédito de la opinión mundial, asombrada por estos desaguisados. El indicador más denigrante es la autorización de tropas de un ejército extranjero en el país.

El logro del derecho a la vida de la natura y lo humano es lo que prioriza la Carta Política y enfrenta al Estado viola-dor. Una constitución ambiental se pro-clamó para vejarla. Los jóvenes buscaron durante este tiempo ejercer los derechos políticos, solo para encontrarse con “el uso excesivo de la fuerza”, la estigmatización y la muerte. La apoteosis de esta violación a la preciosa carta es el genocidio que se está cometiendo contra la protesta durante este gobierno que así celebra el cumpleaños. El informe de la CIDH ha confirmado la violación de los derechos humanos por el Estado, el cual responde robóticamente: “Somos inocentes”. ¡Así proceden los vio-ladores!

Lo que sí reconcilia al Estado con la Constitución es la Fiscalía, instituto li-berticida, y el Banco de la República, un cuerpo antisocial. Sobre todo, el presiden-cialismo, con su cortejo de poderes que son utilizados en forma licenciosa, verdadero orangután con sacoleva, como dijo Darío Echandía. Es esta troika institucional la que ejerce la violación permanente a la Carta Política.

La Constitución nació violada por el Estado, que erigió su omnipotencia contra ella. Mi criterio es que el Estado colombiano es inconstitucional, más allá de “los estados de cosas inconstitucio-nales”, como de manera pía lo declara la Corte. El Estado está desnudo en su crueldad. La Constitución no es cul-pable; sí lo son los partidos y las élites dominantes que gobiernan a Colombia para defender los intereses creados por los poderosos.

LA MÁS VIOLADA

opinión deRicardo Sánchez Ángel Profesor emérito, Universidad Nacional. Profesor titular, Universidad Libre.

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10 UN PASQUÍN — JULIO DE 2021

Colombia y Venezuela son dos hermanos separados al nacer que comparten una frontera larga, com-pleja, porosa y aun en

espera de delimitación. Dos países que compiten y se enfrentan constantemen-te por el reconocimiento y el amor… del otro. Según Louis Perú de Lacroix, Simón Bolivar, el padre desilusionado de ambos hermanos, solía decir que “Colombia era una universidad y Venezuela un cuar-tel…”. Durante el siglo XIX y principios del XX, Colombia fue el hermano platudo (quina, tabaco, café) hasta que las reser-vas petroleras (las mayores del mundo) dispararon los ingresos de Venezuela. En el plano político, y reafirmando la frase del Libertador, a lo largo de su historia

Colombia ha tenido una gran mayoría de gobiernos civiles mientras en Venezuela, salvo 40 años entre el dictador General Marco Pérez Jiménez y la llegada del co-ronel Hugo Chávez, han gobernado los caudillos militares. Sin embargo, la vio-lencia política en nuestro país (guerras civiles del siglo XIX y conflicto armado de la segunda parte del siglo XX y principios del XXI) ha sido un libro largo y doloroso para nosotros, mientras para Venezuela solo capítulos de una novela más amplia y reciente.

Esta semana terminé de leer Los restos de la revolución. Crónicas desde las entrañas de una Venezuela herida de la periodista Catalina Lobo-Guerrero. Una investigación profunda, bien docu-mentada y escrita que describe a fondo la

revolución bolivariana, especialmente a partir de la muerte de Chávez el 5 de mar-zo de 2013 hasta la victoria de la oposición en las elecciones de locales y parlamen-tarias de 2015. El libro, que entrelaza el periodo señalado con eventos importantes en la historia reciente del país como “El caracazo” de 1989, el golpe de estado de Chávez en 1992, la caída definitiva de los partidos tradicionales y el cuestionamien-to generalizado de la institucionalidad y la Constitución en 1998 y el golpe contra Chávez del 2002, es una lectura necesaria para entender no solo la situación política del vecino, también es una alerta sobre la fragilidad y vulnerabilidad de la democra-cia y sus instituciones.

Yo he sido de los que, por descono-cimiento quizás o hasta por orgullo, han advertido que las situaciones de Venezuela y Colombia no son comparables. La his-toria democrática, las instituciones, los mandatarios, la estabilidad económica etc., no permiten que hagamos analogías fácilmente. Me molesta, por simplista y manoseado, el cuento de la amenaza cas-trochavista. La lectura de este libro de Lobo-Guerrero, no obstante, me obligó a ir más allá de los asuntos aparentemente más obvios para intentar entender cómo las sociedades rompen los diques míni-mos de la democracia y se embarcan en aventuras autoritarias.

Cuando Hugo Chávez se entregó después del golpe de estado fallido en 1992 dijo en vivo ante los medios nacio-nales que “lamentablemente, por ahora, los objetivos no fueron logrados”. Chávez sabía que cerca del 66% de la población apoyaba un cambio profundo y que basta-ría esperar y ajustar los medios para llegar

a realizarlo. Los partidos políticos estaban en una gran crisis, las instituciones y la constitución generaban desconfianza, la corrupción era rampante y la economía padecía la caída del precio del petróleo y adolecía por una estructura de privilegios y subsidios insostenible. En 1998, por la vía democrática, arrancó la revolución bo-livariana y el desmonte de la democracia en Venezuela.

En la última encuesta de la firma Invamer-Gallup se confirmó y agudizó un patrón preocupante en el que venimos hace ya muchos años. Los niveles de des-confianza y desaprobación de nuestras instituciones llegan a históricos alarman-tes. Instituciones como la Procuraduría y la Contraloría están por encima de 65% de desaprobación, la Fiscalía en 71% (los entes de control todos entregados a amigos del gobierno), el Presidente en 76% y el Congreso de la República y los partidos políticos por encima de 85%. ¡Estos últi-mos están un porcentaje de desaproba-ción en el margen de error con el ELN! La respuesta del gobierno nacional a las multitudinarias movilizaciones ha sido so-berbia, distante y, en no pocos casos, vio-lenta y autoritaria. La CIDH, tal como lo ha hecho múltiples veces con la Venezuela bolivariana, dejó esto claro.

Al autoritarismo (a la desaparición del Estado social de derecho) no se llega solo por el extremo izquierdo. Ahí está, en el fondo, la lección más importante de la caída de las democracias. Cuando las instituciones democráticas llegan a su punto de quiebre las sociedades quedan en bandeja de plata para cualquier aventura. Desprovistos de una malla de protección democrática, las mayorías arrasan por igual con el régimen económico, los dere-chos fundamentales y las elecciones perió-dicas. Aquellos que impulsan y aplauden la represión de las movilizaciones están, precisamente, abriendo la puerta para que la reacción electoral le apueste a proyectos populistas en contra, entre otros, de la libertad de empresa. A Venezuela también se llega por las aulas de la universidad.

opinión deSantiago Londoño Uribe Abogado; magister en Derecho Internacional

CAMINOS PARA LLEGAR A VENEZUELA

La respuesta del gobierno a las movilizaciones ha sido soberbia, distante; violenta y autoritaria. La CIDH, tal como lo ha hecho múltiples veces con la Venezuela bolivariana, dejó esto claro.

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11 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

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Por estos días soy Otálora. El Otálora de Borges. Solo que con una pequeña pero profunda diferencia frente a aquel profesor ficticio: es que

ya no sé para dónde ni con qué empanizar esta fe para darle sabor.

Hace cinco años, cuando la paz se nos asomaba como una posibilidad, mil veces so-ñada, un grupo de artistas en Berlín nos invi-taron a rellenar un croquis de Colombia con paños de tela. Retazos de colores y texturas variadas. Costureros de ocasión, armados de agujas e hilos, fuimos tejiendo y rellenando a San Andrés y también a Guainía.

Hoy, a tres años del experimento lla-mado Duque, nos damos cuenta de que es posible concentrar la desconexión, la inca-pacidad y la arrogancia en un mismo empaque. Y que el tiempo no siempre juega a favor. Los asesinatos de los líderes sociales siguen salpicando las redes socia-les y nada pasa. En el plan de hacer trizas el Acuerdo de Paz, desmembraron un país entero. La gestión de la pandemia del coronavi-rus nos tiene encabezando el ranking mundial de fa-llecimientos por cada mi-llón de habitantes, y nada pasa. Durante 50 días la primera línea de jóve-nes, de madres, de tantos otros, se lanzaron a las calles para pedir justicia social. De esa misma que en Europa se conoce como estado social de derecho y permite tener un acceso a educación, salud y justicia. El estallido social que ha-bía sido interrumpido por la pandemia del Covid-19, gracias a una injusta propuesta de reforma tributaria cerró, en algunos puntos, la grieta entre los que quieren un cambio sin alterar el status quo y aquellos que entien-den que la inequidad reinante solo dificulta el ascensor social y desperdicia talentos que podrían estar aportando a la innovación, en vez de estar languideciendo mientras

se rebuscan una oportunidad. Y esta vez no puedo decir que no pasó nada. Porque desde la institucionalidad si pasó y fue que se lanzaron una vez más a estigmatizar, se-ñalar y descalificar a las contrapartes, hasta el punto incluso de desaparecer, torturar y dejar tuertos a los manifestantes. De ma-nera reiterativa el gobierno canceló o dio largas tanto al comité del paro como a la

misma CIDH, arrebatándoles el prestigio que le otorgan cuando el escrutinio ocurre en Cuba o Venezuela.

El experimento Duque es el arribismo colombiano visceral. Es la comentarista ra-dial que pide que desconecten internet para que la gente no se anime a participar en el reclamo de sus derechos legítimos. Es lla-mar maquinas de guerra a los menores para justificar un bombardeo. Es la banalidad de hacer un megaconcierto en la frontera con Venezuela con un objetivo tan absurdo que a hoy nadie recuerda. El peligro de la sordera que nos gobierna es que los legados de este experimento se podrán resumir en una placa ilegal en la inauguración de un túnel que no hizo, en el autógrafo en una fachada de una Providencia devastada y

aun no reconstruida, y en el sainete de metidas de pata internacionales, que incluyen un dictador vecino con la llave del cerco, y un escándalo de mercenarios que al pare-cer estarían tras el ase-sinato del presidente de Haití. Este experimento es desidia pura, mientras que los círculos cercanos del poder están intoxica-dos de él.

Falta un año de este largo y peligroso gobier-no. Del experimento de un lobo vestido de oveja, y que en este periodo su “estallido de emprendi-miento” nos ha dejado con una economía devas-tada, con una profunda grieta que había prome-tido cerrar y dejando la vara tan baja para quien

quiera subir a gobernar, que casi casi cual-quiera que lo logre, nos va a parecer una Angela Merkel. Sin duda el experimento tuvo mala suerte con un virus que se atra-vesó en los planes de todos. Pero eso no es suficiente para justificar el dolor que ha causado por acción u omisión desde su banda presidencial.

opinión de Juliana González Analista Política; Máster en Políticas Públicas y Economía para el Desarrollo. @JuliGo4

LEGADOS INSULSOS, PERO NOPOR ELLO MENOS MORTALES

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12 UN PASQUÍN — JULIO DE 2021

En una declaración televisada al país el lunes 16 de mar-zo de 2020, el presidente francés Emmanuel Macron afirmó: “Estamos en guerra.

En guerra sanitaria, cierto. No luchamos contra otro ejército ni contra otra nación pero el enemigo está allí y avanza”.

La política de Francia, al igual que la de Colombia, respecto a la pandemia ha sido intermedia, oscilando entre proteger a la población y salvar la economía, con resul-tados no muy favorables en ambos temas.

Al 15 de abril de 2021 ese país había superado la barrera de los 100.000 muertos por causa del virus. Para Colombia, la fecha fue el 21 de junio del 2021.

Francia –con una población total de 68 millones de personas– comenzó oficial-mente a vacunar el 27 de diciembre de 2020, y al 12 de julio de 2021 llevaba más de 36 mi-llones de ciudadanos vacunados, y cerca de 27,8 millones habían recibido las dos dosis.

En Colombia, con 50 millones de ha-bitantes, se han aplicado 21,6 millones de dosis desde del 17 de febrero de 2021, y cerca de 9 millones han completado el esquema.

En su alocución del pasado 12 de ju-lio, el presidente Macron tuvo un cambio de tono, y de énfasis: vacunación obliga-toria para el personal vinculado a los servicios de salud, y una medida similar para toda la población. Además, a partir del próximo 21 de julio, el pase sanitario (constancia del esquema de vacunación completo) será exigido para acceder a todo tipo de establecimientos abiertos al públi-co: restaurantes, cafés, cinemas, teatros, supermercados, etc.

En palabras del presidente Macron:

“Nuestra decisión es simple, poner res-tricciones a los no vacunados antes que hacerlo sobre toda la población”.

Tanto en Colombia como en Francia, al igual que en el resto del mundo, persis-ten personas que creen tener el derecho a no vacunarse.

Valdría la pena recordar que la base de toda sociedad es un acuerdo entre in-dividuos que lo suscriben compartiendo varios objetivos comunes, en pos de los cuales están dispuestos a sacrificar una porción de su libertad individual a con-dición de que los demás hagan lo propio. Es lo que Rousseau denominó El contrato social.

Las tesis expuestas en el Contrato están fundamentadas en Grecia, más con-

cretamente en La política de Aristóteles.Aunque ni La política de Aristóteles

ni El Contrato social de Rousseau pueden concebirse taxativamente como las rela-ciones sociales que se desenvuelven en los estados nacionales de la modernidad, los principios relativos al acuerdo sobre una visión compartida y la cesión parcial de las libertades individuales siguen siendo los fundamentos de nuestras democracias.

Su negación era considerada tanto por los griegos como por Rousseau como una renuncia a la ciudadanía, una pérdida de todo derecho social.

El cambio de postura de Macron es, en parte, eso: una expulsión de los renuen-tes, dejarlos explícitamente por fuera de los beneficios de vivir en sociedad. Y lo llamativo es que lo hace faltando pocos meses para un proceso electoral en el que se juega su reelección, actuando más como jefe de Estado que como político en campaña.

Recordando que otrora el presiden-te Iván Duque se inspiró en su homólogo francés, podría afirmarse que al gobierno de Colombia no le vendría mal un cambio de postura similar.

Creo que los colombianos entende-mos que la economía es una prioridad, pero eso no quiere decir que olvidemos que la salud también lo es. La mejor ma-nera de preservarlas ambas es la vacuna-ción masiva. Y, si no se desea obligar a los renuentes, al menos habría que considerar algún tipo de castigo en virtud de su com-portamiento individualista.

Habrá que ver que tanto de jefe de Estado le queda a nuestro presidente, o si en su corazón mandan más los inte-reses políticos que lo lleven a continuar adoptando medidas populistas, con los resultados correspondientes.

No hay que olvidar que el tiempo sigue corriendo, que esta pandemia se ha caracterizado por un retraso de los picos u olas de contagio entre Europa y América Latina, y que los estragos de la variante Delta en nuestro país aún están por verse.

opinión deMartha Alzate Ingeniera civil, MBA, candidata a docotora en literatura. @MarthaAlzate_

MEJOR A LAS BUENAS, PERO SI NO…

La base de toda sociedad es un acuerdo en el cual unos individuos con objetivos comunes están dispuestos a sacrificar una porción de su libertad individual a condición de que los demás hagan lo propio.

Caricatura de Elena Ospina

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13 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

A pesar de los esfuerzos y las montañas de dinero de Donald Trump para man-tener el control del Partido Republicano y reconquis-

tar el poder, la derrota a la que el magnate condujo a ese partido cada día parece más definitiva. Un síntoma inconfundible de esto es lo que está pasando en el estado de Virginia, el gran bastión del Sur en la Guerra Civil de 1860 y el símbolo sin igual del conservadurismo y el esclavismo en Estados Unidos.

La debacle de los republicanos en Virginia quedó al desnudo en días pasa-dos, cuando el partido se embarcó en la tarea de escoger su candidato a la goberna-ción. Fue una competencia por demostrar quién era más ‘trumpista’, mostrando una ceguera que solo le puede augurar otra catástrofe al partido que ya no ostenta el timbre de orgullo que significó haber sido el de Lincoln. En Virginia se está

aproximando la que puede considerarse como la segunda rendición ante el adver-sario histórico después de la de 1865, que se protocolizó precisamente allí y cuyo principal protagonista fue el general Lee, un poderoso hacendado admirado por los esclavistas.

El declive de los republicanos en Virginia comenzó hace más de una década, pero se acentuó con la llegada de Trump al poder, que los envalentonó y condujo a cometer muchos errores. El principal fue el de insistir en una agenda extremista de

derecha, ajena a la tradición del partido. Ahora están tropezando otra vez con la misma piedra. En lugar de una primaria decidieron realizar una convención para elegir sus candidatos, con lo cual repitie-ron una de las prácticas más cuestionadas porque impide que aparezcan caras nuevas.

Virginia era uno de los estados más seguros para los republicanos hasta 2008, cuando sus electores votaron por primera vez en forma mayoritaria por un demó-crata para la presidencia. Desde entonces han sido derrotados sistemáticamente en el estado. Un factor importante ha sido la creciente participación de los inmigrantes, que cambiaron la composición demográ-fica de este y de otros estados de la Unión Americana.

Uno de los temas a los que siguen apegados los republicanos es al de ‘corre-gir’ las que consideran fallas del sistema electoral, a las cuales atribuyen la derrota de Trump. En realidad, se trata más bien de su empeño por cerrarle el paso a las ur-nas a la creciente población negra y latina que vota contra ellos. El campeón de esta campaña es Glenn Youngkin, un millonario fanático de la ‘integración electoral’ que se impuso en la convención del partido y se enfrentará al candidato demócrata, Terry McAuliffe, el ex gobernador cuya elección en 2013 marcó el fin del monopolio repu-blicano. Ahora McAuliffe es nuevamente el favorito en las encuestas.

La competencia que ganó Youngkin por la candidatura republicana fue una pugna por demostrar quién tenía más títulos extremistas. En ella participaron Amanda Chase, que visitó varias veces a Trump en Mar-a-lago para pedirle su apoyo; Pete Snyder, un millonario que ganó el apodo de ‘conservador proscri-to’; Kirk Cox, un consentido del estable-cimiento, pero no tan cercano a Trump como los otros. Todos ignoraron las en-cuestas que han mostrado un electorado cada vez más liberal en temas como el del aborto, el seguro médico para todos y las garantías electorales. Contrariando un apotegma electoral demostrado hasta la saciedad en todas partes, los convencio-nistas escogieron al más extremista, que seguramente facilitará el triunfo demó-crata. Una buena señal con miras a lo que será la siguiente campaña presidencial, en la que los estadounidenses enfrentarán el reto de eliminar de una vez por todas el fantasma de Trump.

SEGUNDA RENDICIÓN

opinión deLeopoldo Villar Borda Periodista.

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14 UN PASQUÍN — JULIO DE 2021

Agencia EFE

El consejo asesor de Facebook, un ente independiente que actúa como un tribu-nal sobre los contenidos que se eliminan de la red social, anunció este martes que estudiará si llamar “marica” al presidente de Colombia, Iván Duque, supone un dis-curso de odio y por tanto no puede decirse en la plataforma.

En un comunicado, el consejo explicó que ha aceptado el caso después de que un medio de comunicación regional co-lombiano –no especificó cuál– apelase la decisión de Facebook de retirar un video informativo sobre protestas ciudadanas en junio en que los manifestantes insul-taban al presidente.

Concretamente, en las imágenes podía oírse cómo los ciudadanos dedicaban a Duque cánticos como “deja de hacerte el marica en la tv”, un término que los mode-radores de Facebook consideraron que viola sus políticas contra los discursos del odio.

Así, la red social procedió a la retirada del video, al estimar que el término ‘ma-rica’ describe «negativamente a personas con palabras ofensivas e insultos en base a características protegidas como la orien-tación sexual».

La palabra ‘marica’ está incluida en la lista de términos prohibidos de Facebook.

El video en el que los manifestantes dedicaban este cántico al presidente co-lombiano fue visto 19.000 veces, compar-tido por más de 70 usuarios y denunciado por otros cinco.

Después de que el contenido fuese re-tirado, el medio de comunicación colom-biano apeló la decisión al consejo asesor alegando que se trata de un hecho noti-cioso en el que no se busca dañar a nadie, sino únicamente mostrar la realidad de las protestas callejeras en Colombia.

También defendió la publicación del video al asegurar que «los jóvenes colom-bianos se expresan sin violencia y piden derechos usando su lenguaje habitual».

Las protestas en Colombia, que ini-cialmente fueron convocadas en abril para rechazar una reforma tributaria del Gobierno del presidente Iván Duque, derivaron en una de las peores crisis re-cientes del país y, pese a que la mayoría transcurrió de forma pacífica, en ciudades como Bogotá y Cali estuvieron marcadas por la violencia.

En un informe, la Comisión Intera-mericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció que la respuesta del Estado co-lombiano se caracterizó por “el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza y que en muchos casos la actuación incluyó la fuerza letal”.

La CIDH manifestó su preocupación por el alto número de denuncias de de- saparición durante las manifestaciones en las que fueron detenidas más de 7.000 per-sonas a través de la figura del traslado por protección.

Las cifras sobre el número de muer-tos durante las protestas varían según las fuentes, pero en general se sitúan en varias decenas de personas.

TRINO

Marta Lucía Ramírez @mluciaramirez

En el #UNSC de la @ONU_es reafirmamos lo que hemos dicho en todos los escenarios: Condenamos todas las muertes ocurridas en protestas y buscaremos justicia, independientemente del perpetrador. #ColombiaEnLaONU 7:34 PM · Jul 13, 2021 · Twitter para Android

TRUENO

¿Y entonces por qué, en su intervención en Naciones Unidas, usted no mencionó los abusos perpetrados por la fuerza pública, e insinuó

que todos los asesinatos que hubo en las protestas en Colombia fueron cometidos por vándalos?

TRINO

María Fernanda Cabal @MariaFdaCabal

#SOSCuba Los esbirros de la dictadura están disparando contra el pueblo cubano desarmado que salió a las calles exigiendo libertad de manera pacífica! ¡Cobardes!1:05 AM · Jul 13, 2021 · Twitter para Android

TRUENO

Tiene razón, senadora: es inaceptable que la fuerza pública ataque sin justificación ni compasión a los manifestantes que salen a protestar pacíficamente

en las calles de Cuba. Y también en las de Colombia.

TRINO

Piedad Córdoba @piedadcordoba

A ver imaginen que a Colombia la bloquean 60 años, que no permiten que entren ni salgan productos. ¿Cómo estaríamos?No entiendo por qué columnistas y líderes de opinión serios a quienes leo y sigo, se refieren a Cuba sin decir una sola palabra de un bloqueo de 6 décadas.9:52 AM · Jul 12, 2021 · Twitter for iPhone

TRUENO

Imaginen que en Colombia bloquean 60 años a los defensores de derechos humanos, la prensa, el libre mercado y los principios democráticos?

¿Cómo estaríamos? No se entiende por qué una dirigente seria se refiere a Cuba sin hablar de tanta represión.

T R I N O S

& T RU E N O S

REDES SOCIALES

Facebook estudiará si llamar ‘marica’ a Iván Duque es discurso de odioLa plataforma retiró un video informativo sobre protestas ciudadanas en junio, en el cual los manifestantes insultaban al presidente.

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15 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

TRES EN UNOPor Gonzalo Guillén

Periodista

MARGARITAMargarita Rosa de Francisco me habla por WhatsApp duran-te los recesos de sus grabaciones en México. Me dice que no quiere meterse en política. «No soy apta para eso». Aunque me confiesa que le gustaría ser senadora solamente para entregarle el sueldo oficial «a fundaciones de animales desamparados o de putas o de quien lo necesite más». «Interesante», le respondo. «Se puede», le sugiero, «plantear una campaña así: ‘iré al se-nado para recibir un sueldo que destinaré a la Confederación Nacional de Prostitutas’». Al rato echa un trino con esa idea, se alborotaron los traficantes de estiércol que hacen ‘tendencias’ en Twitter y ella regresa al set.

ALMás tarde, de vuelta, me pregunta con sincera preocupación si sería posible renovar el congreso. «No sé, pero debería existir una manera», supongo. Renovarlo incluso con ladrones latentes, potenciales –eso no importa–, pero nuevos. Así, la plata que de todas maneras se van a robar en el transcurso del cuatrienio que le correspondería (2022-2026) se irrigaría entre una gran parte de la masa poblacional a la que nunca le ha tocado ni un mordisco, porque siempre fluye hacia otros bolsillos. «Tener nuevos ladro-nes también es democrático», es mi propuesta publicitaria. Y le planteo otra posibilidad de armar un lema de campaña: «Usemos la corrupción como herramienta para que al pueblo también le corresponda alguna cosa». Garantizar corrupción democrática en vez de revolución comunista es un discurso para la concordia que no tiene pierde, no genera resistencia y ambas, en la práctica, son lo mismo: la corrupción colombiana y la revolución bolivariana o la mexicana, digamos. «Qué buena manera de ponerlo», me responde Margarita y se retira a repetir una escena.

PODERCuando está de vuelta, le confieso a Margarita, a quien no conozco en persona, que dormiré tranquilo cuando tenga certeza de que los maestros, por fin, pudieron robarse todo el presupuesto de la edu-cación; los campesinos los de Agro Ingreso Seguro y de Fedegán, y los indígenas toda la plata que hay para la comida y la salud de sus niños, que se mueren de hambre y parasitosis, porque se la roban íntegra quienes la manejan. Sería espléndido que mañana tuviéramos un fiscal corrupto que persiguiera sin misericordia al fiscal corrupto de hoy. Defendamos la democracia, Margarita.

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*Terminar intubado en una UCI tampoco.

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17 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

Por Catón

HORIZONTALES1. Gobernante que antes daba la talla y el actual solo ha subido de talla.2. Sonsonete de Prevención y Acción.3. Demostrativo que ofende a las feministas. u Mando (inv.)4. Gordos. u Impide. 5. La de indignación nos puede ahogar. u En medio de la UP del teclado. u

Pronombre.6. Nos visita por placer o para asistir a la plenaria.7. Consonante (INV.). u

Quedará de ultimo.8. Fichaje tributario. u

Planta que niega y reniega.9. Participe ágil del enroque. u Faz inversa. 10. Endemoniado como expresidente enjuiciado.

VERTICALES1. Se las da de café con leche, decía la abuela.2. Decisión que escasea en el gobierno pero que abunda ante la impotencia del mismo.

CRUCIDRAMA

3. Descrestar. u Da comienzo a la treta.4. Eslabones (inv.). u Numero (inv.). u

Consonante doble.5. Eso en USA. u Principio (inv.).6. Pagó el diezmo. u Llega un nuevo asesor a la Casa de Nariño.7. La espantó un fantasma (inv.). u Gústenos o no,

Duque lo hace, aunque lo haga mal (inv).8. El del gobierno se percibe bajo. u Irlanda para crucigramistas.9. Ofrecer soluciones complejas en cien días. u

Sodio (inv.).10. Héroe griego que en las tiras cómicas nos llegó como papá de Cicerón. u Desagrado.

Si usted está más o menos al tanto de lo que se hace y deshace en Colombia, este crucigrama puede resultarle muy sencillo –y hasta entretenido–. Si se da por vencido, busque las respuestas en: www.unpasquin.com/crucigrama

autoritarismo (De autoritario e -ismo).1. m. Actitud de quien ejerce con exceso su autoridad o

abusa de ella.2. m. Régimen o sistema político caracterizado por el ex-

ceso o abuso de autoridad.

—Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua

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18 UN PASQUÍN — JULIO DE 2021

Los dichos de las mamás al final siempre terminan sien-do ciertos… Por ejemplo, uno que siempre me decía la mía era: “dime con quién andas

y te diré quién eres”.Hagamos un juego: Les digo con

quién anda alguien y ustedes descubren quién es. Empecemos:

—Anda con Marta Lucía Ramírez. Vicepresidenta y actual canciller de Colombia.

Su hermano Bernardo fue condenado en EE.UU. por trafico de heroína.

—Anda con Paola Holguín, senadora del Centro Democrático e hija de Frank Holguín, testaferro de Pablo Escobar.

—Con Juan Carlos Pinzón: Actual embajador de Colombia en Washington que tiene a su tío Jorge Bueno Sierra preso con cadena perpetua en EEUU por narcotráfico.

—Andaba –antes de que lo mataran– con  un narcotraficante conocido como el Ñeñe Hernández, que además fue el mayor aportante a su campaña. Como casi todos los narcos, murió en Brasil “en extrañas circunstancias”.

—También anda con Fernando Sanclemente al que descubrieron 3 la-boratorios de coca en su finca cuando era embajador de Colombia en Uruguay. Fue tan descarado que no renunció in-mediatamente, pese a que encontraron  siete toneladas de insumos químicos y 9 mil 453 gramos de cocaína.

¿Ya descubrieron quién es, o quie-ren que les de más pistas?

Bueno, acá van más (por suerte tengo muchas):

—Es del mismo partido de José Obdulio Gaviria, un primo hermano de Pablo Escobar.

—Se la pasa  pegado de Álvaro Uribe quien tiene una cuñada –Dolly Cifuentes–  y una sobrina –Ana María Uribe–, condenadas en EE.UU. por ser parte del cartel de Sinaloa.

—Se le veía muy feliz en fotos con los pilotos  Samuel David Niño Cataño y Juan Camilo Cadena. El primero está desaparecido, pues una avioneta que iba piloteando se fue en picada a tierra en Guatemala. Encontraron,  en los restos del fuselaje, cocaína. El otro piloto con el que salía feliz en las fotos fue captu-rado en Providencia por transportar también droga.

—Contrató para su campaña a una empresa que se llama  “Llanera de avia-ción” que está siendo investigada  por la  fiscalía nacional, por lavado de activos.

—No le molesta en absoluto estar al lado del General Eduardo Zapateiro, comandante del Ejército, quien presentó públicamente sus más sentidas condole-cias a la familia del asesino “Popeye”,  el sicario favorito de Pablo Escobar.

—Trabaja de la mano del alto conseje-ro para la seguridad Rafael Guarín, que es primo de Mauricio Grosso Guarín, uno de los exmilitares colombianos capturados en Haití implicado en el asesinato del presidente de ese país. 

Qué nervios... Creo que ya casi adi-vinan quién es. Aquí va la última pista:

—Es coequipero de Jennifer Arias, quien será la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, cuyo herma-no, Andrés Eduardo Arias, fue capturado en EE.UU. por la DEA, en una operación contra el tráfico de drogas, y su papá fue condenado en 1993 por homicidio. 

Ya me aburrí. Este juego está muy fácil. Me quedan muchas más pistas, pero mejor me voy a jugar ladrones y policías.

• • • Nota. Por todo esto, cuando acá en Colombia uno critica al gobierno de Duque, no lo hace porque sea comunis-ta… Lo hace porque está hastiado de que el narcotráfico esté en el poder… O por lo menos yo lo estoy.

opinión deOlgahelena Fernández Periodista.

DIME CON QUIÉN ANDAS…

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19 JULIO DE 2021 — UN PASQUÍN

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