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Universidad de San Carlos de Guatemala Escuela de Ciencia Política “CONSIDERACIONES SOBRE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN COMO MODELO DE INTERPRETACIÓN SOCIAL EN GUATEMALA” TESIS Presentada al Consejo Directivo de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala Por: BORIS ABELARDO CABRERA CIFUENTES Al conferirle el título de SOCIÓLOGO En el grado académico de LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA Guatemala, Abril de 2003

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Universidad de San Carlos de Guatemala Escuela de Ciencia Política

“CONSIDERACIONES SOBRE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN COMO MODELO DE INTERPRETACIÓN SOCIAL EN GUATEMALA”

TESIS

Presentada al Consejo Directivo de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala

Por:

BORIS ABELARDO CABRERA CIFUENTES

Al conferirle el título de

SOCIÓLOGO

En el grado académico de

LICENCIADO EN SOCIOLOGÍA

Guatemala, Abril de 2003

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

RECTOR

Dr. Luis Alfonso Leal Monterroso

SECRETARIO GENERAL

Dr. Carlos Enrique Mazariegos Morales

CONSEJO DIRECTIVO DE LA ESCUELA DE CIENCIA POLÍTICA

Director: Lic. Juan Fernando Molina Meza. Vocal II: Lic. Oscar Rodolfo Gomar López.

Vocal III: P.C. Walter Giovanni Chacón Marroquin. Vocal IV: Br. Edwin Jahir Dabroy Araujo. Vocal V: MEPU. Ciriaca Herminia Díaz Tacén. Secretario: Licda. Geidy Magalí de Mata Medrano.

TRIBUNAL QUE PRACTICÓ EL EXAMEN GENERAL O TÉCNICO PROFESIONAL

Examinador: Lic. Manuel Cupertino Rivera Rivera Examinador: Lic. Jorge Arriaga Rodríguez Examinador: Lic. Raúl Ancelmo Zepeda López Examinador: Lic. Jorge Adalberto Ruano Estrada Examinador: Lic. Juan Fernando Molina Meza

TRIBUNAL QUE PRACTICÓ EL EXAMEN PÚBLICO DE TESIS

Director: Lic. Juan Fernando Molina Meza Secretario: Lic. Licda. Geidy Magali De Mata Medrano Asesor: Lic. Jorge Arriaga Rodríguez Revisor: Lic. Manuel Cupertino Rivera Rivera

Examinador: Lic. Francisco Ernesto Rodas

Nota: “Únicamente el autor es el responsable de las doctrinas sustentadas en la tesis” (Artículo 74 del

Reglamento de evaluación y promoción de estudiantes de la Escuela de Ciencia Política).

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ÍNDICE INTRODUCCIÓN/2

I. CONSIDERACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS/6

1.1. Consideraciones sobre el desarrollo científico-social/6 1.2. Los modelos para el estudio del desarrollo del conocimiento social/ 7 1.3. Hacia un modelo explicativo sobre el desarrollo de la interpretación social/15 1.4. El método, la metodología y las técnicas empleadas/16

II. LA SOCIOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA Y GUATEMALA HASTA LA DÉCADA DEL SETENTA DEL SIGLO XX/18

2.1. El desarrollo de la Sociología en América Latina hasta la década del setenta/18 2.2. El desarrollo de la Sociología en Guatemala hasta la década del setenta/23

III. EL ADVENIMIENTO DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN EN GUATEMALA EN LOS AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XX/31

3.1. La Sociología en América Latina en la década del ochenta/31 3.2. La Sociología en Guatemala en la década del ochenta/37

VI. HACIA UNA CARACTERIZACIÓN DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN COMO MODELO DE INTERPRETACIÓN SOCIAL EN GUATEMALA/47

4.1. Consideraciones teóricas sobre la Teoría de la Transición/47 4.2 Principales componentes teóricos de la Teoría de la Transición en el caso guatemalteco/53

4.2.1. Orientación de la práctica científico-social/53 4.2.2. Naturaleza del discurso científico-social/53 4.2.3. Modelo teórico-metodológico/54 4.2.3.1. Diálogo teórico/54 4.2.3.2. Nociones y concepto fundamental/55 4.2.3.3. Rasgos del método/57

4.3. Hacia una valoración de la Teoría de la Transición en Guatemala/59

4.3.1. Respecto a la Teoría de la Transición de alcance mundial/59 4.3.2. Respecto al desarrollo de la Sociología en Guatemala/59 4.3.3. Algunos nudos problemáticos encontrados en la Teoría de la Transición en su versión guatemalteca/60

V REFLEXIONES FINALES/61 VI BIBLIOGRAFÍA/63 VII APÉNDICES/67

Esquema 1/68 Esquema 2/69 Esquema 3/70 Cuadro 1/74 Cuadro 2/75 Glosario/76

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INTRODUCCIÓN Las ciencias sociales guatemaltecas y particularmente la sociología han venido experimentado cambios significativos en los últimos veinte años1. Sin duda han sido afectadas por el período de cambio político que viene desarrollándose en el país desde principios de la década del ochenta y que ha sido denominado como transición a la democracia. Sin embargo, la preocupación por el estudio de tales transformaciones en su seno, todavía ocupa un lugar marginal, especialmente en el plano teórico. Es notable la falta de una evaluación crítica y pormenorizada de los desarrollos más recientes en la interpretación social guatemalteca. En ese sentido, uno de los fenómenos más significativos es la ruptura teórica con el marxismo que se produce a principios de la década del ochenta, particularmente en el entorno académico que se constituye alrededor de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y que tuvo importantes desarrollos especialmente en la década del sesenta y del setenta. La explicación a este cambio de perspectiva tiene determinaciones que pueden ubicarse en dos momentos. Primero, es el resultado de la violencia política que llega a su punto máximo en aquellos años, y de la crisis económica, que sin duda afectó a la universidad como parte del Estado. Segundo, como efecto de los cambios políticos e ideológicos internos y externos a las disciplinas sociales, que se fueron imponiendo en los años subsiguientes y que catalizaron dicho proceso. En el plano teórico e ideológico este momento ha sido explicado vagamente como resultado del fin de la historia y de las ideologías, del fin de los meta relatos, de la llegada de la posmodernidad o de la crisis de paradigmas. Sin embargo, en el trabajo de tesis que se presenta se sostiene que la concepción paradigmática del desarrollo científico en las ciencias de factura kuniana, con algunas precisiones puede ser válida para explicar teóricamente la situación que se alude. Puede afirmarse que el fenómeno señalado, es el resultado de la ruptura del paradigma marxista de interpretación social que significó la muerte súbita y pacífica de la teoría marxista, la que fue prácticamente sepultada viva sin el ajuste de cuentas propio de otras experiencias similares en el desarrollo histórico de las ciencias sociales2.

1 En el informe de tesis que se presenta, se ha focalizado el estudio de la Sociología como elemento de referencia de las ciencias sociales, sin embargo algunos de los puntos aquí desarrollados es posible que no puedan generalizarse. 2 Dos ejemplos. El Estructural-Funciononalismo que se impone como modelo de interpretación en los Estados Unidos entre los años veinte y cincuenta del pasado siglo, es erosionado por la denominada sociología del conflicto y finalmente superado. El marxismo alemán es perseguido por los nazis en la primera y segunda Guerra y logra reconstituirse, aunque con importantes alteraciones en la década del sesenta a través de la Escuela Crítica de Frankfurt. Véase ANDERSON, Perry. Consideraciones sobre el marxismo occidental. Siglo XXI, México, 1979, 153 p. y ALEXANDER, Jeffrey. Las Teorías Sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial. Gedisa, Barcelona, 2000, 315 p.

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El desenvolvimiento de las ciencias sociales a partir de este punto de inflexión puede enmarcarse en un contexto que se especifica por el proceso de transición democrática. El fin del exilio y de la criminalización subversiva de los científicos sociales y el paulatino desplazamiento de las ciencias sociales del ámbito universitario estatal al ámbito privado son dos de los rasgos más significativos de esta época. Paulatinamente la sociología se fue reinstitucionalizando y en el clima del reformismo y la modernización política fue ganando importancia pública e institucional. El científico social y la investigación social comenzaron a profesionalizarse justo cuando se impuso la lógica del mercado. ¿Qué fue lo que sucedió posteriormente a esta ruptura en términos teóricos? Un análisis del material más significativo producido durante los últimos veinte años sobre la región Centroamericana y especialmente sobre Guatemala, revela una serie de regularidades y elementos recurrentes3 que han llevado a confirmar la hipótesis planteada en la presente investigación de tesis. En el informe que se presenta, se sostiene la tesis de que desde de principios de la década del ochenta se viene constituyendo como modelo de interpretación emergente la Teoría de la Transición, a manera de un consenso relativo hegemónico dentro de las ciencias sociales guatemaltecas y en particular en la sociología. Se trata de un modelo teórico cuya influencia es apreciable implícita o explícitamente, no sólo en el quehacer científico social que se viene desarrollando en el país, sino en el discurso político y el análisis periodístico. Es posible afirmar que se trata de un modelo de interpretación social en la medida que los trabajos inscritos en esta perspectiva se ajustan en mayor o menor grado a los siguientes criterios: una serie de preocupaciones comunes, un proyecto discursivo particular y un modelo teórico-metodológico. Contradictoriamente, la Teoría de la Transición no guarda ninguna relación directa con la tradición sociológica más genuina, y aunque es perceptible encontrar en sus premisas teóricas la influencia de M. Weber y de algunas de las teorías sociológicas contemporáneas, en realidad se trata de una teoría política de manufactura norteamericana. La Teoría de la Transición trata de explicar y conducir el paso de un régimen político autoritario a otro democrático y forma parte del boom de la literatura científica referida al tema de la democracia, que fue paulatinamente ocupando un lugar destacado dentro de las ciencias sociales desde la posguerra. Esta teoría cobró renovado ímpetu a partir de

3 Generalmente detrás de un léxico científico social, de ciertas preferencias temáticas, orientaciones y estrategias metodológicas hay una teoría (y posiblemente un consenso teórico) fundamentada en estudios que se consideran sus clásicos. Por ejemplo, no es lo mismo citar a N. Poulantzas y A. Cueva que a G. Sartori o a S. Huntington.

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experiencias políticas en Europa Mediterránea y Sudamérica. En estos países, desde mediados de la década del setenta comenzaron a declinar las dictaduras militares. En su versión guatemalteca la Teoría de la Transición comenzó a perfilarse dentro de la interpretación social como parte de un proceso de una continuidad en los intereses temáticos de los análisis de principios de la década del ochenta y que pueden ser calificados teóricamente como estructural-marxistas, cuyas preocupaciones eran fundamentalmente políticas y estaban ubicados en el plano de la sociología política4. Desde principios de la década del noventa, paulatinamente la Teoría de la Transición se fue constituyendo en el discurso oficial y dominante de la denominada transición democrática. Sin duda, el proceso de paz y la a firma de los Acuerdos de Paz (1996) impusieron una orientación temática dominante que se evidencia en la investigación social y en el uso de un particular léxico5. Es evidente la inflación de estudios sobre los obstáculos que imposibilitan la construcción de la democracia, y con ella la imposición de un tipo de análisis y de investigación social de tipo evaluativo, descriptivo y coyuntural, que aunque revela un acento antes no considerado dentro del análisis social, en muchos casos revela una escasa pretensión teórica y capacidad explicativa. La investigación de tesis desarrollada, evidencia en el caso guatemalteco un intento por superar algunas de las críticas que se le ha hecho a la Teoría de la Transición en el plano mundial, pero también la continuidad de otros puntos problemáticos dentro de su argumentación teórica6. En el desarrollo histórico de las ciencias sociales estas inconsistencias o sospechosos consensos han sido abordados por diversas vías, ya sea mediante la crítica a los modelos de interpretación existentes, la innovación teórica o bien la recuperación de legados teóricos o pensamientos sociales olvidados. En Guatemala, en general ninguna de estas

4 Existe una diferencia apreciable entre las afirmaciones ¿Quién destapó la caja de Pandora? de principios de los años ochenta del siglo pasado y “…se destapó el ánfora, y el genio que estaba en su interior salió definitivamente…” de finales de este siglo. La primera se refiere a la euforia revolucionaria vivida por los movimientos populares y la segunda a los efectos “disruptivos” que tuvieron las elecciones que llevaron a civiles al gobierno desde 1985. Véase Revista Polémica No. 13. ICADIS, Costa Rica, 1984, 66 p. y TORRES-RIVAS, Edelberto y Gabriel Aguilera. Del autoritarismo a la Paz. FLACSO, 1998, 241 p. 5 En una actividad académica una conferencista afirmaba que “las ciencias sociales están en transición…se manifiesta una crisis y abandono de paradigmas que ya no están de moda y una orientación que imponen los Acuerdos de Paz…hay un énfasis en el análisis de coyuntura”. Instituto de Estudios Interétnicos. Universidad de San Carlos de Guatemala. Mesa Redonda: La Investigación en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala, 11 de Octubre de 2002. 6 Esta circunstancia parece revelar dentro de la misma, el asomo leve de lo que podría llegar a constituirse en una autocrítica. Al parecer, la importancia de algunas circunstancias imprevistas o condicionantes estructurales no han sido valoradas suficientemente dentro de sus análisis y con cierto malestar y pesimismo, se ha llegado a plantear que la ausencia de un control teórico crítico puede llevar a la confusión conceptual y a su vulgarización. Véase TORRES- RIVAS, Edelberto. Usos y abusos del concepto sociedad civil. Revista Diálogo No.3, FLACSO, Guatemala, 2001, 8 p.

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alternativas parece estar explorando, únicamente se ha planteado que la etapa pesimista que se vive es resultado de que los intelectuales también están en transición7. Tampoco se pretende desvalorizar esta producción científico-social y sugerir una regresión hacia ciertos debates teóricos ya superados. De la misma forma, no se pretende criticar ninguna institución o persona, aunque los trabajos estudiados estén relacionados con una entidad y con científicos sociales de su entorno8. En realidad, a través de esta producción las ciencias sociales guatemaltecas han venido desarrollando respeto en el ámbito académico y social, y han adquirido el sentido de utilidad social y peso relativo en las decisiones económicas, políticas, sociales y culturales que siempre han procurado las ciencias sociales desde su constitución. Mediante el análisis de contenido de una muestra significativa de los estudios inscritos en esta perspectiva, se cubrieron los objetivos planteados, los que corresponden a cada uno de los capítulos del informe de tesis que se presenta y cuyo contenido a continuación se describe. Primero, se presentan las consideraciones teórico-metodológicas del estudio. Segundo, se caracteriza los antecedentes de la ruptura que se ha descrito, tanto en el ámbito nacional como regional. Tercero, se caracteriza el contexto en que la Teoría de la Transición se impone y se explica algunas de las razonas de su rápido ascenso. Cuarto, se expone sus principales afirmaciones teóricas y se hace una valoración de las mismas. Finalmente, se presentan algunas reflexiones generales. Debido a las características de la investigación de tesis desarrollada se deben hacer algunas precisiones. A pesar de que los ensayos estudiados tienen un enfoque regional el análisis se ha concentrado en el caso guatemalteco. Se ha considerado el trabajo más significativo de los científicos sociales nacionales más destacados ubicados por su filiación como sociólogos9. La valoración desarrollada no se refiere específicamente a la validez científica de la propuesta teórica estudiada, por el contrario se optó por una aproximación desde una serie de problemáticas y debilidades que la teoría presenta en su conjunto. Sin duda, por tratarse de un trabajo exploratorio y controversial, quedan aún muchas interrogantes, las que solamente mediante investigaciones posteriores es posible responder.

7 POITEVIN, René. Los intelectuales en una época de transición. Revista Diálogo, No. 6, FLACSO, Guatemala, 2001, 8 p. y TORRES-RIVAS, Edelberto. Acerca del pesimismo en las ciencias sociales. Debate No. 49, FLACSO, Guatemala, 2001, pp 13-43. 8 Peyorativamente se ha calificado a los estudios que constituyen el objeto de reflexión del informe de tesis que se presenta como transitología o pensamiento flacsoniano. 9 Esto ha representado dejar de analizar a profundidad importantes autores como los politólogos Mario Solórzano o Gabriel Aguilera, sin embargo sus textos principales han sido considerados.

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I. CONSIDERACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS En este capítulo se presentan las consideraciones teórico metodológicas. En primer lugar, los aspectos relacionados con el desarrollo del conocimiento científico social. En segundo lugar, se caracterizan algunos de los modelos explicativos que se han planteado dentro de la sociología para aprehender el desarrollo de la interpretación social. En tercer lugar, se presenta el modelo explicativo en el que se fundamentó la investigación. Finalmente, en cuarto lugar, se describe el método, la metodología y las técnicas empleadas. 1.1. Consideraciones sobre el desarrollo del conocimiento científico-social El conocimiento es un elemento presente en el desarrollo histórico de la humanidad, es una de las características definitorias del ser humano. En todas las sociedades y culturas, siempre hay una dosis de conocimiento que muestra cómo actuar sobre el mundo ya sea natural o social. La posibilidad de que este conocimiento sea consciente de sí y que se defina como tal sólo emerge cuando el ser humano comienza a reflexionar la posibilidad de separar lo que se conoce de lo que no se conoce, el conocimiento del error. Esto le condujo al planteamiento original sobre la posibilidad del conocimiento, propuesto por los Griegos, pero que sólo es posible como método y como programa cuando aparece la ciencia en el Renacimiento Europeo. Sin embargo, la emergencia de la ciencia no es condición suficiente. Es necesario además que el conocimiento se problematice y se cuestione hasta el punto de que sea necesario re-examinarlo para dar lugar así a un conocimiento del conocimiento. Y para esto, es condición primaria un contexto social donde esa reflexividad teórica resulte relevante e importante, que tenga un sentido práctico para quienes la emprenden. Esta condición dentro de las ciencias sociales generalmente se ha considerado una pérdida de tiempo, que en el peor de los casos supondría una forma de obviar la mirada hacia otros problemas mucho más relevantes o apremiantes, de índole práctica o teórica, conectados a problemas sociales más significativos. Sin embargo, a medida que las ciencias sociales se han desarrollado, se ha manifestado paulatinamente de parte de algunos autores la preocupación por su orientación, en la búsqueda de su fundamentación y depuración. Esta preocupación cobra renovada importancia, toda vez que las ciencias sociales han arribado al nuevo siglo en un contexto donde cada vez más se cuestiona su status científico y se demanda de estas disciplinas respuestas inmediatas y prácticas a problemas concretos. Contradictoriamente, es sabido que los resultados de la investigación social, aunque reflejan en muchos casos la situación real de la sociedad, generalmente son desestimados y no se introducen en la práctica social, en la toma de decisiones o en apoyo para la adopción de leyes y políticas de impacto social.

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Es evidente que en los últimos años se han venido manifestado cambios significativos en el espacio donde las ciencias sociales se desenvuelven. En el campo político, económico, cultural, institucional, laboral, etc., se viene redimensionando el papel del científico social y de la investigación social ante la sociedad. Pero también a nivel teórico, las ciencias sociales se encuentran ante muchos desafíos. Las fronteras disciplinarias entre estas son cada día es más difusas y parece evidenciarse una tendencia para romper con las clásicas distinciones que se hicieran en su seno, durante el proceso de institucionalización que experimentaron10. Esto evidencia la dificultad endémica que representa el caracterizar a un determinado estudio como sociológico y la dificultad que implica utilizar la denominación interpretación social, porque prácticamente desde cualquier disciplina social se puede hacer una interpretación de esta naturaleza. En la actualidad, pareciera que el criterio para seleccionar un trabajo como sociológico deba ser la ubicación y formación académica del autor, antes que la naturaleza del estudio que presenta, esto porque muchos científicos sociales pertenecientes a otras ramas disciplinarias están haciendo sociología. En ese mismo sentido, la distinción entre pensamiento social y teoría social también viene desdibujándose, sobretodo en momentos en que el carácter científico de las ciencias sociales es cuestionado no solo desde su misma crisis teórica y epistemológica, sino también desde la crítica posmoderna, cuyo relativismo ha revivido la vieja polémica entre cultura, política y teoría social. De la misma forma, esta el hecho de que las ciencias sociales son profundamente dependientes de la sociedad en que se desarrollan, dado que su evolución no puede saltar por encima de las condiciones materiales mínimas para su reproducción y que en los países de la periferia su dependencia externa es un factor considerable en su desarrollo. Sin duda, parte de un proceso que pueda coadyuvar a la revitalización de las ciencias sociales implica una reflexión sistemática sobre su desarrollo histórico, epistemológico y sociológico11. 1.2. Los modelos para el estudio del desarrollo del conocimiento social El análisis sobre la construcción del conocimiento social supone una aproximación compleja a los factores de su ocurrencia histórica y presente, y una difícil precisión de los elementos fundamentales para su interpretación. Respecto al modelo a emplear, la tendencia contemporánea parece dirigirse a considerar que resulta inevitable el pluralismo cognitivo y metodológico para ordenar y estructurar

10 DOGAN, Mattei. Las nuevas ciencias sociales: grietas en las murallas de las disciplinas. Unesco-Muni-k´at-INAP. Guatemala, 2000, pp 27-47. 11 GONZÁLEZ OQUENDO, Luis J. Las ciencias sociales en América Latina: condiciones y particularidades. En el desarrollo de las ciencias sociales en América Latina. Contribuciones a un balance. FLACSO, Costa Rica, 1998.

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el quehacer sociológico, dada su heterogeneidad y complejidad social. Aunque esto no significa cuestionar la existencia de un núcleo teórico y metodológico mínimo. Sin duda, una estrategia propia para el análisis de acuerdo a la investigación de tesis que se presenta debe atender al estudio interno y externo de los eventos científicos considerados en su contexto particular, tomando en consideración que no existe siempre una relación directa y unívoca entre teoría y realidad social. En esta perspectiva, se debe considerar tanto los factores contextuales de ocurrencia histórica, como los que se relacionan con los científicos sociales dentro de su grupo social, en sus diversos ambientes. Dos ramas o campos especializados dentro de la sociología están directamente relacionados con la problemática del desarrollo del conocimiento social: la sociología del conocimiento y la sociología de la sociología. La sociología del conocimiento12 surge y se desarrolla al ritmo que lo hace la misma sociología. Se constituye paulatinamente como un campo especializado, cuyo objeto de estudio es la ciencia como fenómeno social, indagando las variables que favorecen/dificultan la construcción y emergencia del conocimiento. Se trata entonces, de un tipo de conocimiento especial. La sociología del conocimiento ha enfrentado importantes controversias en su desarrollo, algunos de ellos aún son objeto de polémica y pueden resumirse en cinco puntos: a) La posibilidad de romper con el presupuesto de la ciencia moderna que distingue

entre objeto y sujeto del conocimiento. b) Si el conocimiento como objeto de reflexión engloba el sentido común y el

conocimiento religioso. c) Si el conocimiento es distorsionado por los valores o la ideología. d) Si es posible una sociología del conocimiento natural. e) La naturaleza de la relación que existe o que debiera existir entre la sociología del

conocimiento y la epistemología. Particular interés cobra la discusión centrada en la relación entre la sociología del conocimiento y la epistemología, entre la génesis social del conocimiento y su validez teórica y científica.

12 LAMO de ESPINOZA, Emilio, et. al., La Sociología del Conocimiento y de la Ciencia. Alianza Editorial. España, 1994, 632 p. Según los autores, actualmente es difícil precisar si es una rama de la sociología o una problemática central y constituyente de la sociología misma, debido a la creciente importancia que ha cobrado dentro de la disciplina.

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Se trata de una aparente contradicción, pues si los conocimientos emergen en condiciones sociales particulares y concretas porque el sujeto del conocimiento es un sujeto empírico e histórico, entonces cada forma social generaría sus propios conocimientos relativamente válidos, por lo que no habría un criterio de objetividad de validez universal, y por tanto, la sociología del conocimiento no tendría ninguna razón de ser. Esta controversia se resuelve restringiendo el campo de actividad de la sociología del conocimiento de la actividad epistemológica, aunque esto no signifique que pueda entrar en el terreno de la producción de conocimientos nuevos y de la producción de criterios de demarcación, o sea de las causas que facilitan o dificultan que se reconozca como verdaderos ciertos conocimientos. Entonces, aunque los temas de la sociología del conocimiento podrían estar enfocados en las categorías del conocimiento (presupuestos básicos del conocimiento y de la ciencia) y los criterios de validez del conocimiento (epistemología), su programa estaría dirigido fundamentalmente a la génesis histórica de la ciencia (como institución y como stock de conocimientos), a la distribución del conocimiento científico (canales de información y circulación), y a las consecuencias de los conocimientos (percepción y conductas). Por su parte, la sociología de la sociología es un campo más reciente que se ha constituido dentro de la sociología, ocupado de analizar el quehacer sociológico (una búsqueda de autonocimiento) indagando el contexto social en el que se genera la producción sustantiva sociológica13. Las preocupaciones de la sociología de la sociología se han enfocado en la reconstrucción de la manera cómo a partir de la sociología se estudia y concibe la sociedad, y el papel que esta especialidad puede desempeñar en la depuración del quehacer sociológico y la fundamentación de la disciplina. Esta última dimensión (epistemológica) aborda las distintas concepciones que existen sobre el objeto de la sociología, los modelos que utiliza, las variables privilegiadas, las metodologías que se siguen y las problemáticas seleccionadas. Los desarrollos de la sociología de la sociología se han orientado fundamentalmente en: a) La búsqueda de objetividad dentro de la disciplina sin excluir las valoraciones. b) La identificación de las más notorias escuelas de pensamiento con propósitos críticos. c) La comparación entre los diversos modos de hacer sociología, tanto temporal como

geográficamente. d) El estudio del proceso de estructuración de la comunidad de sociólogos como

colectivo con relación a la sociedad (su actuación pública y producción teórica)14. 13 GINER, Salvador, et. al., Diccionario de Sociología. Alianza Editorial. España. 2001. pp 724-725. 14 LAMO de ESPINOZA, op. cit., p 581.

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Descritos algunos de los campos de estudio y problemas sobre el desarrollo del conocimiento social y sociológico es posible establecer que aunque son muchos los factores que intervienen en este proceso, es posible focalizar algunos de estos aspectos de acuerdo a los propósitos de conocimiento que se tengan. En la presente investigación de tesis se ha enfatizado en aquellos elementos que explican el desarrollo de conocimiento social a nivel de tradiciones científicas y en aquellos elementos que pueden permitir caracterizarles y valorarles. Con este propósito se destacan dos aspectos sobre la base de las consideraciones presentadas: a) Analizar el desarrollo del conocimiento social no remite directamente al problema de

su validez científica (epistemológico) aunque no lo excluye. b) Interesa enfocar el desarrollo del conocimiento social desde la perspectiva de las

orientaciones y modelos de investigación presentes en determinado momento, con relación a las distintas escuelas o tradiciones científicas.

Los desarrollos de la sociología de la sociología han evidenciado que dentro de la disciplina se manifiestan distintas tradiciones de investigación, fundamentalmente porque su actividad se compone de un conjunto de diversas orientaciones ontológicas e ideológicas y de distintos modelos explicativos; y de diferentes escuelas y colegios invisibles derivados de los procesos sociales de estructuración de la actividad sociológica. Los autores de las principales tesis que se han ocupado de estudiar la diversidad de tradiciones de investigación contemporánea en la sociología, defienden puntos de vista distintos, aunque convergen en caracterizar a esta ciencia como una actividad científica que no es independiente del componente plural. De esa manera, una tradición podría estar definida por la manera como los sociólogos: a) Conceptualizan los componentes que creen básicos en la ciencia social como la

naturaleza de la acción o el orden social15. b) Por los paradigmas que dominan la disciplina16.

15 ALEXANDER C., Jeffrey, op. cit. El autor construye una tipología basada en la distinción analítica a partir de lo que las tradiciones sociológicas suponen es la naturaleza de la acción (racional o irracional) y sobre el problema del orden (individualista o colectivista). Las permutaciones lógicas de estas presuposiciones integrarían las tradiciones fundamentales de la sociología, dando lugar a teorías racional-individualistas, racional-colectivistas, normativo-individualistas y normativo-colectivistas. Se trata de combinaciones que habrían formado parte del abanico de posibilidades de la teoría sociológica clásica. 16 RITZER, G. Teoría Sociológica Contemporánea, McGraw Hill, Madrid, 1993. El autor, basado en la propuesta de Kuhn, ha identificando tres paradigmas que a su juicio dominan la disciplina sociología: el de los hechos sociales, el de la definición social y el de la conducta social. Cada uno estaría compuesto por una imagen del objeto, por un ejemplar, por una concepción metodológica para abordar el objeto de estudio y por un conjunto de teorías de menor alcance que se encuadra dentro de la definición genérica que de la práctica sociológica hace cada paradigma. Respectivamente, se preocuparían de las macroestructuras; la

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c) Por el nivel con que se contemplan y analizan los fenómenos sociales, y los factores que se consideran independientes o prioritarios en la explicación social17.

d) Por los elementos ideológicos y organizativos presentes en la práctica sociológica18. Queda entonces planteado establecer el mecanismo por el que unas tradiciones son reemplazadas, sustituidas, relegadas o se convierten en hegemónicas en un momento determinado. Es clásico el debate sobre la posibilidad de acumulación de conocimiento o progreso científico en las ciencias sociales y la determinación de los factores que favorecen/dificultan ese proceso. Al respecto hay una gran diversidad de opiniones de los teóricos del método y de la filosofía de la ciencia respecto de la función de los mecanismos de sustitución en el modo de adquirir conocimientos. Las proposiciones han ido variando y acomodándose a las distintas aportaciones individuales, aunque puede distinguirse tres etapas que reflejan modos de ver la importancia y características del método científico en general y del método sociológico en particular: la interpretación y concepción de las ciencias naturales del siglo XIX que impone el método de las ciencias físico-naturales como método científico; la filosofía de la ciencia que se proyecta en las primeras décadas del siglo XX, en especial con la aportación del empirismo lógico de K. Popper y del Círculo de Viena; y el momento en que se comienza a considerar la influencia de los factores sociales en el proceso de investigación, especialmente a partir de la década del setenta del siglo XX. El centro de la polémica se ha desarrollado en torno a dos aspectos fundamentales: si existe similitud o diferencia entre el conocimiento natural y social; y si el desarrollo del conocimiento obedece a una lógica racional/acumulativa o irracional/sustitutiva19. La respuesta a estos problemas se han desarrollado en por lo menos en cuatro visiones fundamentales20 que sin ánimo de profundizar pueden resumirse así: acción, la interacción y la construcción de la realidad social; y la conducta del individuo dentro del grupo social. 17 LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 589-590. A. Effrat señala el nivel (micro/macro) o sea la acción social individual a pequeña escala como la estructura social o el régimen político; y las variables materiales, afectivas, interaccionales e idealistas o simbólicas. 18 Ibid., pp 590-591. J.F. Marsal propone el factor ideológico, que se refiere a la actitud ante el sistema político dominante (consensualista/disidente) y el factor organizativo al locus institucional (académico/no académico). El resultado serían cuatro posibilidades de práctica sociológica: las sociologías científica, profesional o aplicada, humanista y crítica. 19 La tendencia actual se orienta a afirmar que incluso en el conocimiento natural existen causas e implicaciones sociales. Por ejemplo, A. Einstein fue perseguido por los Nazis debido a su teoría de la relatividad, la que no tenía ninguna implicación política, cultural o religiosa. Sin embargo su teoría en relación a los postulados de I. Newton, es uno de los casos típicos dentro de la ciencia en los que aparecen nuevas teorías que confirman la validez de los resultados derivados de sus antecesores, pero que avanzan en una serie de nuevas predicciones que permiten establecer distinciones determinantes entre ambas perspectivas. Ver SAGAN, Carl. El cerebro de Broca. Reflexiones sobre el apasionante mundo de la ciencia. Grijalvo, México, 1984, 428 pp. 20 PÉREZ ADÁN, José. Sociología. Conceptos y usos. Eunsa, España, 1997, pp. 33-39.

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a) Racionalista, que asume que la capacidad de ser rebatidas por la experiencia hace caducas y sustituibles a las proposiciones, de esa manera K. Popper opone la falsabilidad frente a la verificación.

b) Irracionalista, que plantea que la transmisión de un paradigma a otro es una transición

entre tradiciones científicas irreconciliables, lo que produce revoluciones científicas a manera de conversiones individuales. T. Kunn atribuye el desarrollo científico a la sustitución de paradigmas o modelos explicativos.

c) Racionalista-irracionalista, que afirma que una teoría es aceptable científicamente

cuando posee respecto a sus predecesores o rivales, un plus de contenido empírico probando que facilita el descubrimiento de meros hechos. I. Lakatos introduce el falsacionismo refinado, basándose en la intuición.

d) Posmoderna, la que parte del hecho de que muchas veces lo que cuenta no son tanto

los argumentos y su consistencia, sino por ejemplo, ciertas formas de presentación. El relativismo de P.K Feyerabend plantea la contrainducción, o sea el azar.

En el presente informe de tesis se ha privilegiado la posición kuniana, la que con ciertas consideraciones puede ser válida, en particular sus planteamientos referidos a la dinámica que experimentan las teorías científicas21. Señala Rodrigo Flores que esta propuesta “puede servir de base para explicar por qué el conocimiento sociocultural, incluyendo sus teorías y muchas de sus metodologías, han sido creadas, abandonadas y vueltas a recrear para abordar y explicar la vida en sociedad”22. La crítica de Kuhn23 dirigida contra el positivismo y el racionalismo puede sintetizarse en tres ideas clave: a) Privilegia una metodología descriptiva, antes que una prescriptiva o normativa (como

se comportan los científicos sociales antes que en cómo deben hacerlo). b) Afirma que la acumulación de conocimiento no tiene un carácter lineal o dialéctico,

sino que se debe cambios de percepción dentro de la comunidad de científicos respecto a la relevancia o irrelevancia de los mismos24.

21 GOMÁRIZ, Enrique. La crisis de las ciencias sociales. Un estudio comparado. FLACSO, Costa Rica, 1996, p 22. 22 FLORES GUERRERO, Rodrigo. Alcances para una conceptualización constructivista del concepto de acción social. En La Cinta de Moebio. Revista Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales. No. 2, Diciembre de 1987. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales. 23 LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 120-122. 24 De esta manera, Kuhn propone que la ciencia no es un fenómeno aislado de la comunidad científica y que existe una interrelación entre quienes la producen y su contexto inmediato, aspecto fundamental para situarse en el conocimiento científico.

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c) Introduce la posibilidad del análisis de la ciencia natural con los métodos de la sociología del conocimiento.

Desde el punto de vista de Kuhn, el progreso científico se desarrolla sobre la base de la sustitución de paradigmas o modelos explicativos, como resultado de controversias entre tradiciones científicas irreconciliables cuyo efecto son revoluciones científicas a modo de conversiones individuales. Un paradigma estaría definido como “el conjunto de realizaciones científicas que durante un tiempo proporcionan modelos y ejemplos de problemas y soluciones a la comunidad científica”25. De esta manera, Kuhn combina tanto elementos teóricos y empíricos, ya que la comunidad científica crea un paradigma pero está también constituida por él. Sin embargo, enfatiza el aspecto empírico porque la variable clave es la comunidad de científicos y no las teorías científicas, porque éstas tendrían un carácter más limitado. Los miembros de una comunidad científica compartirían más que una teoría, una matriz disciplinar (generalizaciones simbólicas, modelos particulares, valores y ejemplos) preestablecida como un marco lógico en uso26. De esta manera, las revoluciones en el campo científico no se explicarían solamente por la lógica y la experimentación, porque el ámbito cognitivo del quehacer científico es más amplio y más profundo que el limitado a las teorías. En esta perspectiva existen dos factores externos o no racionales presentes: a) Psicolosociológicos, asociados a la idiosincrasia, la personalidad o la biografía de los

científicos expresados como declaraciones de fe sobre las bondades/maldades de un determinado paradigma.

b) Sociológicos, cuando las instituciones no satisfacen las necesidades creadas por ellas

mismas. La propuesta de Kuhn a recibido numerosas críticas, sobretodo por el carácter ambiguo y polisémico que este autor le dio a términos como paradigma o revolución científica, y por las definiciones que de los mismos conceptos emplearon autores posteriores. Sin embargo, sus planteamientos resultan útiles para una investigación de tesis como la que se presenta, aunque haciéndoles algunas acotaciones. En primer lugar, es necesario considerar la noción de paradigma, en el caso de las ciencias sociales (y a diferencia de las naturales) como un consenso hegemónico relativo y transitorio, porque en estas siempre existen desacuerdos fundamentales. Así, una crisis

25 KUHN, T.S. La Estructura de las Revoluciones Científicas. Fondo de Cultura Económica, México, 2000, p 13. 26 LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 122-124.

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de paradigmas se produciría en una coyuntura en la que, incluso esta hegemonía se rompe27. En segundo lugar, parece adecuado precisar que las revoluciones científicas se reducen a determinados momentos del quehacer científico y que se restringen a rupturas cognitivas y sociales que de forma conjunta se producen en la vida científica, y que tienen que ver con la radical y súbita sustitución de una matriz o tradición de investigación por otra28. Es evidente que la presencia de un paradigma predominante en las ciencias sociales condiciona la percepción que se tiene sobre el conocimiento social, el predominio de ciertas teorías sociales, el carácter de la investigación que se realiza, las orientaciones de la comunidad de investigadores sociales, la focalización de determinadas preocupaciones, etc. En algunos casos y momentos, este predominio puede expresarse a través de la inhibición para abordar determinados problemas económicos, políticos, sociales o culturales. Según Enrique Gomáriz29 existen por lo menos cinco posibilidades fundamentales para las causas de la muerte de las teorías sociales: a) Debido cambios permanentes en la realidad social. b) Por reacción de la propia realidad social (destrucción de la comunidad científica). c) Por el contagio de crisis desde otras áreas de conocimiento (filosofía o ideología

política). d) Debido a su enterramiento bajo alguna moda intelectual. e) Por la pérdida de su capacidad propositiva o uso ideológico, antes que por sus

capacidades de diagnóstico y de explicación. De manera que es posible que una teoría que explique la realidad social sea abandonada no porque en su desarrollo haya sido criticada en algunos de sus elementos o porque haya dejado de explicarla, sino por un conjunto de factores internos y externos, y sin que ello sea producto de su sustitución por una teoría mejor, es decir un caso de muerte natural.

27 Kuhn también reconoce la existencia de cambios graduales a través de los cuáles avanza la ciencia normal y que generalmente van agregando nuevos conocimientos a las teorías ya existentes o a nuevas teorías emergidas de las anteriores. Los cambios revolucionarios por el contrario, generalmente son antecedidos por crisis que se revelan en la inadecuación entre teoría y el paradigma que la sustenta, haciendo necesario una especie de conversión hacia un nuevo paradigma. Véase RIVAS HURTADO, Pilar. Las revoluciones científicas de Kuhn y la teoría moderna de la evolución. Una analogía más allá de la casualidad. En Revista Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales La Cinta de Moebio. No. 2, Diciembre de 1997. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales; y GOMÁRIZ Enrique, op. cit., pp 9-11. 28 LAMO de ESPINOZA, op. cit., pp 506-513. 29 GÓMARIZ, Enrique, op. cit. pp 22-26.

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De la misma forma, puede ser que el deterioro de una teoría social también puede ser atribuido a su asociación con la voluntad propositiva con que fue planteada, o simplemente con su uso político. También es posible, como accidentalmente ha ocurrido en la historia de la sociología, que una teoría operativa ha parecido desaparecer por un tiempo, para reaparecer después, bien bajo la misma forma que en el pasado o bien con leves modificaciones. En ese sentido, Enrique Gomáriz señala que, a menos que quiera confundirse la capacidad de diagnóstico con capacidad propositiva o uso ideológico, las teorías sociales deben evaluarse fundamentalmente por su consistencia explicativa, sin dejar de considerar que toda teoría afronta una situación de crisis, que parte de un complejo proceso de desarrollo social. 1.3. Hacia un modelo explicativo sobre el desarrollo de la interpretación social De acuerdo a los aspectos desarrollados en el apartado anterior es posible construir un marco de lectura integral para estudiar el desarrollo de las ciencias sociales y particularmente de la sociología, considerando tanto los eventos científicos internos como externos30. En el primer nivel, se encuentran la realidad social, el científico social dentro de su grupo social y ambiente institucional, y los paradigmas presentes. En el segundo nivel, los paradigmas, los que son especificados por diferentes interpretaciones cristalizadas en teorías y modelos de interpretación social, que reúnen tres elementos: a) Una orientación de la práctica científica enfocada en ciertas preocupaciones (temas y

problemas). b) La prevalencia de un proyecto discursivo (concepción del mundo y del conocimiento

social). c) Un modelo teórico-metodológico. A su vez, cada modelo teórico-metodológico se compone de: a) Ciertos debates o diálogos teóricos. b) Ciertas nociones, concepciones y categorías de análisis. c) La presencia de ciertas técnicas de análisis y recopilación de la información.

30 Se ha integrado este modelo a partir de GONZÁLEZ OQUENDO, Luis J., op. cit. y de AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio. Convergencias y divergencias entre los Annales de 1929 a 1968; y El marxismo. Ensayo de balance global. En Construir la historia: entre Materialismo Histórico y Annales. Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala, 1993, pp 117-152.

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De esa forma, se parte del supuesto de que la dinámica del conocimiento social está limitada dentro de ciertos paradigmas presentes en determinados momentos, por lo que el análisis debe concentrarse en la forma cómo se estructura la discusión sobre lo social a partir de dichos paradigmas, analizando la manera en que las prácticas científicas se organizan en el tiempo. Ver el Esquema 1 y el Glosario de términos en los Apéndices. 1.4. El método, la metodología y las técnicas empleadas Una vez especificados en la parte introductoria la hipótesis fundamental y los objetivos planteados, y dadas las características del objeto de estudio propuesto y el tipo de investigación de tesis desarrollada, a continuación se detallan aspectos relacionados con el método, la metodología y las técnicas empleadas en su desarrollo. El método de análisis de la información se fundamentó especialmente en el análisis de contenido de los materiales documentales seleccionados con el propósito de argumentar la hipótesis planteada. Previamente, se construyó un modelo, estableciendo las unidades de análisis que permitieron estudiar tales documentos. A partir de diferentes argumentos, nociones, conclusiones o ejemplos desarrollados por los autores y contenidos en los textos estudiados (párrafos, frases, vocablos, referencias, notas o citas) se estudiaron formas de tratamiento, puntos de vista o tomas de posición, con el objeto de llegar a ciertas conclusiones, en la dirección de ilustrar y argumentar las proposiciones planteadas previamente. Ver el Esquema 2 en los Apéndices. La selección de la muestra de documentos analizados se fundamentó en los siguientes criterios: a) Publicados exclusivamente por autores nacionales cuya filiación profesional explícita

fueran sociólogos. b) Los más conocidos, referidos y citados en los marcos teóricos de investigaciones,

informes y tesis publicados. c) Los de mayor contenido teórico. d) Los publicados en cierta temporalidad, de acuerdo a parámetros previamente

definidos en la hipótesis y objetivos. Con respecto de este último aspecto, es necesario precisar que los criterios de selección de los textos analizados estuvieron definidos analíticamente de acuerdo al tiempo en que fueron publicados esperando que evidenciaran:

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a) Los rasgos fundamentales de la interpretación social de la década del setenta (t1)31 b) La discusión teórica de principios de los años ochenta (t2)32. c) El viraje teórico que se produce a principios de los ochenta (t3)33. d) La agenda teórica e investigativa de finales de los ochenta y principios del noventa

(t4)34. e) El aspecto teórico-conceptual más importante dentro del modelo de interpretación

social emergente(t5)35. f) El desarrollo los primeros balances sobre el proceso de transición democrática (t6)36. En el Esquema 3 que aparece en los Apéndices se encuentra una muestra del análisis documental desarrollado en los textos seleccionados.

31 TORRES RIVAS, Edelberto. Notas sobre la dominación burguesa en América Latina en Benítez Zenteno, Raúl et. al. “Clases sociales y crisis política. Siglo XXI, México, 1977, pp 13-70. Aparece también en Crisis de poder en Centroamérica. EDUCA, Costa Rica, 1989, 251 p. 32 TORRES-RIVAS, Edelberto. La democracia posible; Escenarios, sujetos, desenlaces. Reflexiones sobre la crisis centroamericana; y Centroamérica: guerra, transición y democracia. En Centroamérica: la democracia posible. EDUCA-FLACSO, Costa Rica, 1987, pp 53-74; 113-136; y 139-176. 33 TORRES-RIVAS, Edelberto. Democracias de baja intensidad y La transición autoritaria hacia la democracia. Cuaderno de Ciencias Sociales No. 36. FLACSO, Costa Rica, 1990, pp 23-51 y 53-75. 34 POITEVIN, René. Los problemas de la democracia. pp 11-45. En AGUILERA PERALTA, Gabriel et. al. Los problemas de la democracia. FLACSO. Guatemala, 1992, 142 p. 35 GÁLVEZ BORRELL, Víctor. Gobernabilidad e intermediación política: las exigencias de la democracia en Guatemala. FLACSO-Guatemala, 1994, p57-75. En POITEVIN, René/Comp. Gobernabilidad y democracia en Centro América. 77 p. 36 TORRES-RIVAS, Edelberto. Los desafíos del desarrollo democrático en Guatemala. Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 1996, p 7-40.

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II. LA SOCIOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA Y GUATEMALA HASTA LA DÉCADA DEL SETENTA DEL SIGLO XX

En este capítulo se presentan algunos de los rasgos del desarrollo de la Sociología en América Latina y en Guatemala hasta la década del setenta del siglo XX, enfatizando en su desarrollo institucional y en los modelos teóricos que predominaron. 2.1. El desarrollo de la sociología en América Latina hasta la década del setenta Las ciencias sociales y particularmente la sociología se desarrollan en América Latina de forma tardía con relación a la experiencia euronorteamericana. Mientras que la denominada ciencia de los fenómenos sociales se consolidaba plenamente en Europa a lo largo del siglo XIX, en América Latina sólo en la segunda mitad de dicho siglo puede hablarse de una fase de pioneros, con alguna pretensión científica. En esas circunstancias, su desarrollo estuvo condicionado por la dependencia y el atraso permanente a nivel epistemológico, teórico y metodológico, porque no inicia sobre la base de un conjunto de teorías autóctonas, sino más bien se desarrolla como corrientes seguidoras de las tradiciones, teorías y autores europeos primero, y norteamericanos después. Mientras que por un lado su desarrollo y expansión fue rápido porque principia con herramientas heurísticas ya desarrolladas, por el otro, su orientación autocentrada fue limitada porque tuvo que quemar etapas respecto a los desarrollos que tomó de referencia. Como resultado, la sociología latinoamericana estuvo matizada desde su inicio por sus limitaciones teóricas y por su sincretismo metodológico debido a ese entrecruzamiento cultural. A esto, posteriormente se sumaría su débil autonomía institucional, resultado de su temprana dependencia del Estado, de los organismos internacionales y de los fondos de cooperación para el desarrollo, que condicionaron su orientación. Las elaboraciones teóricas fueron frecuentemente de autores particulares. Con respecto a este tema, existe consenso entre los autores que lo han estudiado, al señalar que en este proceso pueden identificarse etapas claramente definidas y que cada una surge como continuidad o crítica a la anterior. Si bien las denominaciones pueden tener alguna variación según el autor, en general se identifican tres etapas: la primera época y la más prolongada es la denominada sociología de los pensadores sociales, que se proyecta hasta finales del siglo XIX. La segunda, la sociología científica, que se establece en las universidades al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Finalmente la tercera, la sociología de la dependencia que nace a finales de la década del sesenta y que declina a finales de la década del setenta37.

37 WERZ, Nikolaus. Acerca del desarrollo de la Sociología y de la Ciencia Política en América Latina. Nueva Sociedad, p 107.

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En cada una de estas etapas, la interpretación social regional estuvo matizada por la influencia de ciertas escuelas, la presencia de ciertos temas y debates, así como por el ejercicio de ciertos estilos de investigación social. Luis González Oquendo38, afirma que en general y con algunas excepciones, las corrientes dominantes en las ciencias sociales en América Latina, hasta mediados de los setenta, se habrían asentado en el paradigma tradicional-moderno. Desde esta perspectiva, aunque éstas se hayan diferenciado en sus estrategias analíticas y propuestas, compartieron una misma base epistemológica positivista, así como la idea de promoción controlada del cambio social hacia sociedades modernas como práctica científica, fundamentada en una racionalidad modernizante. A continuación se describen algunos rasgos generales de cada una de las etapas señaladas. En América Latina, según se afirmaba, sólo hasta la segunda mitad del siglo XIX puede encontrarse una fase de pioneros y esto en los países que experimentaron procesos de industrialización en el último cuarto de este siglo, como Argentina, Brasil o México39. Estos pioneros eran un segmento de un universo más amplio constituido por los llamados pensadores sociales (juristas, historiadores, literatos). Se trataba de un grupo sincrético desde el punto de vista teórico, en el que bajo la línea general del positivismo se manifestaba un cientificismo de diferentes escuelas organicista-darwinista, sicologista y analítico-empírica, propio del clima mundial de la época, cuya producción fundamental era el ensayo, la mayoría de veces interpretaciones sociales y culturales globales de las sociedades sudamericanas y centroamericanas40. Sin embargo, estas lecturas de la realidad latinoamericana no fueron necesariamente copias del positivismo europeo. Puede observarse en estos autores dos grandes grupos, que giraban en torno a su toma de posición respecto a lo extranjero con relación a su idea de América Latina, identificándose los europeizantes y los hispanoamericanos41. Según Luis González Oquendo42 el positivismo fue el primer enfoque claramente sistematizado en la región como guía para leer la realidad, para la acción política y para la organización social. Sus características más fundamentales eran: a) Una visión empirico-positivista del mundo. b) Concepción evolutiva lineal para la humanidad desde, lo tradicional a lo moderno. c) Visión eurocéntrica cuyo referente es la civilización occidental.

38 GONZÁLEZ OQUENDO, Luis, op. cit. 39 GOMÁRIZ, Enrique, op. cit., p 35. 40 Ibid, p 35. 41 WERZ, Nikolauz, op. cit., p 109. 42 OQUENDO GONZÁLEZ, Luis, op. cit. p 25.

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d) Concepción reformista que asume que basta con eliminar los obstáculos que impiden la transición a la modernidad.

e) Concepción teórica abstracta, en la que todos sus referentes y componentes teóricos

son vacíos de contenido social. La influencia del positivismo, que se expande rápidamente por el continente, supuso la inclusión en las ciencias sociales de la región del paradigma tradicional/moderno, expresado primero mediante la dualidad civilización/barbarie, y luego como ciudad/modernidad y campo/tradición. A finales del siglo XIX se manifiesta un proceso embrionario de institucionalización de las ciencias sociales en la región. Se establecieron en algunos países cátedras de sociología, pero no se hizo investigación. En este momento aunque se mantiene un rasgo sincrético de la etapa anterior, con influencia de la sociología europea, siendo la novedad la introducción de M. Weber. La sociología científica o de cátedra está asociada al proceso de institucionalización plena de la sociología como materia universitaria, lo que ocurre durante los primeros cincuenta años del siglo XX, cuando aparece como materia de diversas carreras y facultades particularmente en las de Filosofía o de Ciencias Jurídicas. Esta etapa estuvo marcada por la difusión de autores extranjeros de los Estados Unidos y por la influencia de científicos sociales europeos exiliados. Se crearon también instituciones de investigación social como el Colegio de México (1940) o la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO- (1957) e inició la publicación de revistas especializadas como la Revista Mexicana de Sociología y la traducción al español de textos de teóricos clásicos por editoriales como el Fondo de Cultura Económica43. En este momento se manifiesta una reacción a las orientaciones filosóficas de la etapa anterior, en la búsqueda establecer una sociología latinoamericana en el sentido contemporáneo, sintetizar los conocimientos existentes para pensar la región y profundizar en una búsqueda epistemológica de sí misma. En esa dirección se observa un desplazamiento de la sociología hacia el empirismo y particularmente hacia el estructural funcionalismo neopositivista. La sociología científica se vincularía estrechamente con las teorías de la modernización en boga en la época. Sin duda, determinaron esa orientación el auge de la concepción modernizante del momento, resultado de la inestabilidad que se produce en la región, cuando el acelerado proceso de industrialización en algunos países encuentra oposición con el problema no resuelto de la constitución de las sociedades nacionales, y que coincide con la Revolución Rusa (1917), la crisis económica (1929) o las guerras mundiales.

43 WERZ, Nikolauz, op. cit., pp 110-111.

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En este acento marcadamente desarrollista contribuyó la fundación de organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina –CEPAL- (1948), cuyas proposiciones van adquiriendo progresivamente una visión de lo económico en relación con las estructuras sociales. La propuesta cepalina asumía que el cambio social y el desarrollo serían posibles mediante un proceso de promoción estatal que debería minimizar los efectos inhibidores del crecimiento económico resultado de la inserción desigual de la región en la economía internacional. De esta manera, la oposición civilización/barbarie se reconceptualiza como centro/periferia, y se explica como el resultado del desarrollo desigual entre los estados industriales y los países exportadores de materia prima. Para superar esta situación era fundamental el papel activo del Estado por medio de un programa de desarrollo programado. A partir del paradigma tradicional/moderno, el cambio social hacia la modernidad se constituyó en el principal foco de preocupación y en el área temática fundamental. La tesis de la modernización y después la del desarrollo recogieron las herramientas heurísticas de la teoría social imperante en Norteamérica, aunque esta vez más preocupada por el cambio social. La profesionalización de las ciencias sociales se aceleró en los años treinta, como respuesta a la necesidad de personal especializado con la capacidad de controlar científica y racionalmente los procesos de cambio social, particularmente las políticas de desarrollo implementadas por los Estados de la época. En sus primeros trabajos se percibía un estado de ánimo optimista que afirmaba que América Latina se encontraba en el paso de una sociedad agraria y tradicional, a otra industrial, moderna y dinámica. En ese sentido, la tarea del investigador sería, mediante investigaciones empíricas, interpretar los momentos inhibitorios y dinamizantes, a fin de acelerar de ese modo el proceso de modernización que ya se estaba llevando a cabo44. Con el tiempo el reduccionismo económico del enfoque cepalino fue cediendo ante propuestas de análisis que afirmaban que el desarrollo no era posible si se obviaba la estructura social. Se comenzó a argumentar que el modelo de sustitución de importaciones promovido por esta entidad tenía que ir acompañado de otros procesos, como la reforma agraria, la redistribución del ingreso o la planificación de objetivos por el Estado. A pesar de que dentro del enfoque de la CEPAL a finales de la década del sesenta surgieron reflexiones de carácter sociopolítico, no pudo escapar a las críticas que venían gestándose dentro de las ciencias sociales en la región. De esa manera se reformula la tesis cepalina para las economías periféricas, argumentándose que el desarrollo desigual de los países estaba relacionado con la naturaleza del sistema social interno y externo, articulado históricamente en las relaciones políticas y económicas.

44 WERZ, Nikolauz, op. cit., p 112.

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Como resultado, se configura la idea de la oposición centro/periferia, que más adelante se llamó dependencia, y que se constituyó como una propuesta de interpretación histórica y social, elaborada y defendida por un importante grupo de científicos sociales en la década del setenta, y que se denominó sociología de la dependencia. La tesis dependentista planteada como teoría social alcanzaría un consenso amplio desde distintas posiciones políticas, entre el centro y la extrema izquierda45. Es preciso destacar dos fenómenos de este momento. El primero fue la penetración del estructural-funcionalismo norteamericano con énfasis antropológico, conocido como cultural funcionalismo, el que se insertó en las ciencias sociales de la región una vez profesionalizadas. Según Luis González Oquendo46 este modelo de interpretación tenía una orientación claramente empirista, centrado fundamentalmente en la investigación de campo y en la comprobación de proposiciones asociadas al desarrollo de técnicas y solución de problemas reducidos y segmentados, sin ocuparse de la sociedad como un todo, así como por un marcado desprecio hacia la reflexión epistemológica. El segundo, fue la penetración y difusión desde la década de los sesenta de las teorías socialistas y marxistas, como resultado de la experiencia cubana, lo que produjo un viraje importante en la dirección de las ciencias sociales de la región, porque permitió una nueva jerarquización de temáticas que puso en boga temas ligados a la vida política de la sociedad como el poder, la lucha contra el imperialismo o la inviabilidad del Estado populista. Desde la perspectiva marxista, se desarrolló una fuerte crítica contra el dualismo estructural de los enfoques de la sociología de la modernización y de la corriente cepalina, a las que reprochó principalmente el hecho de no haber reconocido el carácter histórico-cultural del desarrollo de la región y las condiciones externas del mismo. De esa misma forma, se pronunció en contra de la influencia de las nuevas corrientes antropológicas norteamericanas mencionadas. De tal cuenta, dentro de la sociología de la dependencia se identificaron por lo menos dos grupos: un ala marxista revolucionaria y un ala nacionalista reformista. Ambas tenían concepciones e interpretaciones diferentes del problema de la dependencia, llegando a conformar como un todo un bloque teórico bastante heterogéneo, que mezclaba la teoría leninista del imperialismo, conceptos marxistas aislados y un objetivo totalizante47. En su ala marxista llegó a conformar más que una propuesta analítica, un programa político revolucionario para la izquierda, que hizo posible la convergencia entre el

45 Existe una vieja polémica acerca de sí es pertinente calificar a la dependencia como una teoría social o simplemente como una noción. 46 GONZÁLEZ OQUENDO, Luis, op. cit., p 36. 47 WERZ, Nikolaus, op. cit., p 122.

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dependentismo como alegato a favor de la nación, con el marxismo como denuncia antiimperialista48. En muchas de las críticas posteriores a la sociología de la dependencia se argumentó sus escasos resultados científicos, en detrimento de su compromiso político, debate que se desarrolló incluso en su propio seno. Se criticó además, su acento economicista, la sobredimensión del carácter de la dependencia externa y la ausencia de análisis e interpretaciones concretos en esta perspectiva. Haciendo un balance de las ciencias sociales y de la sociología hasta la década del setenta, Enrique Gomáriz49 señala que evidencian: Primero, importantes limitaciones, principalmente en lo que se refiere a la articulación entre los planos teóricos y empíricos. La ausencia de una base cuantitativa no fue resuelta por el positivismo desarrollista, por su parte la sociología de la dependencia dirigió su crítica fundamentalmente a cuestiones interpretativas, de neutralidad valorativa y de lógica metodológica, por lo que no fue frecuente encontrar teorías bien apoyadas por correctas lecturas empíricas. Segundo, una obsesión por la temática del desarrollo socioeconómico y por el cambio social, matizada por un reduccionismo estructural, que desdibujaba la acción social de los actores sociales, y desvalorizaba los aspectos políticos, culturales y sectoriales. Tercero, una tendencia a pasar rápidamente del diagnóstico a la construcción de estrategias posibles para ofertarlas a los actores sociales o a la discusión de la acción política, afectando su autonomía como disciplinas cognoscitivas. Esto se explicaría por la natural incontinencia de los científicos sociales de la región a considerarse como hombres políticos y la dificultad de organizaciones políticas y organismos públicos de generar sus propios intelectuales orgánicos. Finalmente, en cuarto lugar, una difícil y lenta formación de la comunidad científica, en la que las ocasiones para discutir y discernir en el ámbito académico fue muy escaso. 2.2. El desarrollo de la sociología en Guatemala hasta la década del setenta El desarrollo de las ciencias sociales en el caso guatemalteco hasta la década del setenta, guarda correspondencia con el desarrollo de las mismas en América Latina, aunque con algunas especificidades derivadas de su particular desenvolvimiento histórico. Es importante señalar el evidente retraso en el proceso de institucionalización universitaria de las ciencias sociales y la sociología. A mediados del siglo XX, la producción científico social aún se encontraba en un proceso incipiente. Un caso excepcional será la Antropología, como se verá.

48 TORRES RIVAS, Edelberto. Acerca del pesimismo en las ciencias sociales. FLACSO, Guatemala, 2001, p 7. 49 GOMARIZ, Enrique, op. cit., pp 39-48.

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Las características del desarrollo social guatemalteco fueron poco propicias para el desenvolvimiento de las ciencias sociales a todo lo largo del siglo XIX y hasta la mitad del siglo XX, en la que se sucedieron gobiernos conservadores y liberales, que encabezaron un Estado dictatorial intolerante. Alrededor de este tema, existe consenso entre los autores al afirmar que es posible identificar en este caso, tres etapas claramente especificadas: el positivismo, el estructural-funcionalismo en su versión culturalista y el marxismo. El positivismo y el darwinismo social fueron difundidos en la sociedad guatemalteca por el grupo de intelectuales que dio sustento ideológico a los gobiernos liberales que ejercieron en el poder a partir de Revolución Liberal (1871). Este proceso significó cambios sustanciales en la sociedad guatemalteca, entre otros la separación entre el Estado y la Iglesia, la introducción de la educación laica y la introducción de ideas democráticas con relación a la etapa anterior. Sin embargo, el discurso liberal fue siempre contradictorio con el carácter oligárquico y dictatorial con que los gobiernos liberales ejercieron el poder. En este caso, se trataba de formas embrionarias de pensamiento social marcadamente influenciadas por las ideas de A. Comte y de H. Spencer. Se trata fundamentalmente de crónicas historiográficas con un fuerte acento literario, cuyo objeto de interés fue la cultura nacional entendida en sentido amplio. Su principal reflexión radicaba en el desarrollo del país, visto desde la oposición civilización/barbarie, de allí que dentro de sus preocupaciones principales estuviera el atraso de la masa indígena y consustancialmente la inmigración extranjera; el carácter de la educación, la que según esta óptica debía ser laica y empírico-práctica; y su postura cientificista antifilosófica50. El positivismo tuvo marcada influencia en los ámbitos universitarios, pero sobre todo en la interpretación historiográfica caracterizada por el marcado acento simplista y lineal con que concibió y desarrolló la historia oficial que apareció en los textos educativos. En ese sentido, se ha criticado el hecho de que la interpretación positivista de algunos de hechos históricos deliberadamente no se ajustó a la verdad y que fueron fines ideológicos de autolegitimación los que llevaron a los liberales a interesarse particularmente por escribir la historia del país de forma más o menos sistemática51. Es preciso enfocar la atención en dos fenómenos de principios del siglo XX, que especificaron el ulterior desarrollo de las ciencias sociales y que dieron origen a dos 50 MEDINA CIFUENTES, José Roberto. Los modelos sociológicos en la interpretación histórica de Guatemala. Tesis de Sociología. Universidad de San Carlos de Guatemala, Escuela de Ciencia Política. Guatemala, 1996, p 5. 51 PINTO SORIA, Julio. Guatemala: de la historiografía tradicional a la historiografía moderna. Revista Política y Sociedad No. 25-28, Escuela de Ciencia Política, Universidad de San Carlos, Escuela de Ciencia Política, 1991, pp 159-186.

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corrientes de interpretación, que incluso llegaron a confrontarse, en los principales debates teóricos de los años sesenta y setenta: el cultural-funcionalismo y el marxismo. Un hecho excepcional en el desarrollo de las ciencias sociales guatemaltecas lo constituye el trabajo de interpretación antropológica de factura norteamericana que se proyecta desde la década del treinta del siglo XX y que tenía antecedentes en la colonia y en el siglo XIX. Con la fundación del Instituto Indigenista Nacional (1944) y el Seminario de Integración Social de Guatemala (1955) se institucionaliza y desarrolla considerablemente la investigación antropológica en la perspectiva cultural-funcionalista52. Estas instituciones fueron creadas en el marco de los procesos de modernización de la época, que planteaban fundamentalmente la necesidad de la integración nacional para alcanzar el desarrollo, en este caso mediante la integración social de los indígenas al mundo ladino. El principal planteamiento del culturalismo fue la concepción dual de la sociedad guatemalteca, escindida en dos mundos distintos con una dinámica diferente, el de los ladinos y el de los indígenas. La sociedad indígena es concebida como una sociedad tradicional, compuesta por comunidades delimitadas por el municipio y aunque fueron constituidas como unidad, con su propia historia, lengua y cultura, estarían atravesando a través del contacto cultural por un proceso aculturación que paulatinamente las ha ido transformando y asemejando a la sociedad ladina53. Se trataba del efecto de un proceso de movilidad social horizontal, directamente relacionado con el movimiento geográfico del individuo y la posterior transculturación inducida a niveles de grupo. Como catalizadores del mismo se consideraban factores no culturales, como los cambios ambientales y demográficos; y culturales, como los económicos, políticos, religiosos y las acciones gubernamentales. Aunque en su momento, esta escuela de interpretación fue conocida y criticada como adamcismo en honor a uno de sus fundadores, en el terreno teórico-metodológico estos autores tuvieron marcadas diferencias y filiaciones intelectuales, dentro de las que se encuentra el evolucionismo, el historicismo y el funcionalismo, aunque su punto de encuentro fuera algo más amplio, que fue denominado culturalismo54. Las principales críticas al cultural funcionalismo desde el lado marxista se orientaron al hecho de que dicha corriente de interpretación haya sobrestimado la importancia de las diferencias culturales sobre la diferenciación de clases y que en realidad, con algunas excepciones no formara discípulos que proyectaran esa escuela de interpretación social.

52 Seminario de Integración Social Guatemalteca. Vol. 1. Guatemala, 1956, p 7. Además de realizar algunos eventos académicos, esta institución tradujo y publicó diversos estudios editados en idiomas extranjeros sobre cuestiones sociales y culturales del país. 53 MEDINA CIFUENTES, José, op. cit., p 19. 54 Ibid., p 14.

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Al parecer, tales planteamientos y apreciaciones fueron cambiando, sobretodo cuando en la década de los ochenta las comunidades donde habían desarrollado sus estudios estos antropólogos se vieron presa de la violencia política y de la crisis económica, que se expandieron en el ámbito nacional55. Por otra parte, y en el contexto de las primeras décadas del siglo XX aparecen una serie de trabajos, algunos de orden estrictamente literario, que plantearon el tema del Estado oligárquico, el autoritarismo, el terror y la miseria social; y otros de carácter marxista producidos por intelectuales nacionales y extranjeros marxistas o simpatizantes del marxismo que estaban o regresaban del exilio. Carlos Figueroa Ibarra señala que a partir de la Revolución de Octubre (1944) se propiciaron ciertas condiciones que permitieron el regreso de una buena parte de exiliados guatemaltecos y el arribo de intelectuales extranjeros, lo que creó un ambiente de desarrollo intelectual para una nueva generación de intelectuales56. Esto explica el hecho de que durante el período revolucionario se hiciera alusión al resurgimiento del marxismo en Guatemala, sobretodo luego de la fundación del Partido Comunista de Guatemala (1949), la creación de escuelas de formación política y la difusión de publicaciones marxistas, que se difundieron profusamente sobretodo en el ámbito académico universitario. Con la Contrarrevolución (1954) se interrumpe la línea de desarrollo del marxismo guatemalteco, debido fundamentalmente a la represión política derivada de la guerra fría, lo que significó que los trabajos marxistas fueran desarrollados a partir de ese entonces en el exilio o en la clandestinidad. En esta etapa de desarrollo de las ciencias sociales guatemaltecas, mientras la vertiente de la antropología culturalista siguió su desarrollo, el marxismo se trasladó a la clandestinidad, o salió al exterior del país, y aunque se constituyó en expresión ideológica de un movimiento político, su influencia en el terreno de la academia fue limitado57. Uno de los debates más significativos dentro del marxismo guatemalteco fue el carácter de la Revolución de Octubre (1944-1954). Se discutió si tal experiencia podía calificarse como un proceso de reforma o de revolución, en el sentido marxista del término y cuáles habían sido los errores de concepción y conducción en el seno del gobierno. En esta perspectiva, se trataba de valorar este hecho histórico con relación al carácter del programa que el sujeto revolucionario debería enarbolar para aglutinar a grandes sectores de la población en pro de la revolución58.

55 CARMACK, Robert M. Guatemala: cosecha de violencias. FLACSO, Costa Rica, 1991, p 17. 56 FIGUEROA IBARRA, Carlos. Ciencias sociales y sociedad en Guatemala. En Revista de la Asociación de Estudiantes Universitarios de Guatemala (AEU), Universidad de San Carlos, Año 1, Número 1, enero-marzo, 1988, Guatemala, p 15. 57 Ibid., p 22. 58 Ibid., p 18.

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A principios de los años sesenta se acelera el proceso de institucionalización de las ciencias sociales, como cátedras específicas en algunas facultades de la Universidad de San Carlos de Guatemala, contituyéndose un ámbito propicio para su desarrollo. Como resultado, cabe destacar la conformación un núcleo de desarrollo científico-social en las facultades de Ciencias Económicas y de Ciencias Jurídicas y Sociales, que desarrollaron trabajos de interpretación social. Como grupo compartían su simpatía por la Revolución de Octubre y combinaban posturas keynesianas, marxistas, socialdemócratas, entre otras. Es considerable la producción que se desarrolla alrededor del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales –IIES- (1959) desde la perspectiva socioeconómica, cuyos órganos de divulgación fueron la revista y el boletín Economía. En esta revista se abordaron desde 1962 temas como el desarrollo del capitalismo, el desarrollo agrícola e industrial, la crisis económica, las políticas económicas de los gobiernos, el imperialismo, la soberanía política, el subdesarrollo, la dependencia, etc.59 Mientras tanto, en 1968 se iniciarían los primeros cursos de Ciencia Política tanto en la Universidad de San Carlos (el embrión de lo que fue posteriormente la Escuela de Ciencia Política) como en la Universidad Rafael Landívar, donde se fundó el Instituto de Ciencias Político-Sociales (1970)60. Otro debate de importancia dentro de las ciencias sociales guatemaltecas se desarrolló a principios de los años setenta alrededor de la naturaleza étnico-nacional y de las clases sociales, en el entorno de la universidad estatal, con la publicación de dos textos que cuestionaban ampliamente la historia oficial guatemalteca. El primero de estos textos61 se inscribía en sociología de la dependencia. Se trataba de un análisis de la sociedad colonial con relación al desenvolvimiento social guatemalteco de principios de los años setenta. La afirmación principal del trabajo era que el ladino y el indígena eran las dos clases fundamentales de la sociedad guatemalteca, y que el ladino a través de su ideología indigenista explotaba al indígena. Por tanto, en la lucha de clases el indígena era un factor fundamental para la destrucción del orden establecido, en alianza con el ladino consciente y revolucionario. Dicho texto suscitó una amplia discusión, sobretodo en los ambientes intelectuales de la izquierda universitaria, al considerarlo una crítica a la izquierda ortodoxa y colonizada, aunque también fue calificada por otro sector como divisionista y peligrosa. Según sus autores, este texto representaba una reacción a la vertiente culturalista que había sobrestimado lo cultural, por encima de las contradicciones sociales y también contra las interpretaciones marxistas que habían subestimado la cuestión étnica, al considerarla 59 Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales –IIES-. Catálogo de publicaciones de la Revista Economía 1962-1998. Universidad de San Carlos de Guatemala, 57 p. 60 THESING, Josef. La introducción de la Ciencia Política en Guatemala. Política y Sociedad No. 40, Universidad de San Carlos de Guatemala, Escuela de Ciencia Política, 2002, pp 108-117. 61 GUZMÁN BÖCKLER, Carlos y HERBERT, Jean Loup. Guatemala: una interpretación histórico-social. Siglo XXI, México, 1972, 205 p.

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irrelevante y confundirla con la cuestión campesina, a la hora de destacar la lucha de clases. Casi al mismo tiempo, se publicaría dentro del mismo debate el segundo texto62 que también desarrollaba una explicación histórica a la cuestión étnica, mediante el análisis del indígena en la colonia. Según el autor, el indio sería un producto cultural colonial que sobrevive y se expande a todas las clases sociales que conforman la sociedad y que no puede identificarse con una clase social particular, como en términos sustanciales se pudo haber hecho en el período colonial. Ambos textos son el reflejo de un acalorado debate dentro de las ciencias sociales marxistas de la región de la década del setenta, cuyo núcleo giraba en torno a la discusión sobre los modos de producción coloniales63. En el caso guatemalteco ambos trabajos llamaron la atención sobre el tratamiento étnico con relación a lo social y económico; y respecto al sujeto revolucionario, el que hasta entonces había sido concebido como fundamentalmente proletario y urbano64. De esta cuenta, en estos años el proceso de construcción de las ciencias sociales aparece dentro de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en un complejo debate alrededor de la naturaleza étnico-nacional y de las clases sociales. Carlos Figueroa Ibarra65 al referirse a ese momento señala que debido al escaso desarrollo de las ciencias sociales en el país, los pioneros de la sociología estaban empleando diversas clasificaciones sociales que se presentaban como esfuerzos individuales y no como resultado teórico de un trabajo de equipo. A lo largo de la década del setenta se producen otros desarrollos en las ciencias sociales guatemaltecas, entre los que destacan la publicación de revistas especializadas como Alero o Ciencias Sociales, y el desarrollo de cursos de Sociología de Guatemala en diversas facultades de la Universidad de San Carlos, en donde se difunde el materialismo histórico. En ese sentido, un paso significativo fue la creación de las escuelas de Ciencia Política (adscrita a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales) e Historia dentro de la Universidad de San Carlos. De igual forma, la creación en 1976 del Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales –IIPS-, el Centro de Estudios Urbanos y Regionales

62 MARTÍNEZ PELÁEZ, Severo. La patria del criollo. Ensayo de interpretación de la realidad colonial guatemalteca. Fondo de Cultura Económica, México, 1998, 543 p. 63 S. CARDOSO, Ciro Flamarion. Los modos de producción coloniales: Estado de la cuestión y perspectiva teórica. Revista Estudios Sociales Centroamericanos. Costa Rica. Enero-abril. 1975, pp 87-105. 64 FLORES ALVARADO, Humberto. El Adamcismo y la sociedad guatemalteca. Piedra Santa, Guatemala, 1973, 399 p; las revistas Economía 41-42; y Alero 1 y 3. 65 FIGUEROA IBARRA, Carlos. El proletariado rural en el agro guatemalteco. Editorial Universitaria de Guatemala, Guatemala, 1980, p 21-22.

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–CEUR- y el Centro de Estudios Folklóricos –CEFOL-. En 1979 se creaba la carrera de sociología dentro de la Escuela de Ciencia Política66. En estos años aparecieron numerosos estudios desarrollados en la línea marxista, que abordaron temas como la conformación del Mercado Común Centroamericano, el desarrollo del capitalismo en el agro, el proceso de industrialización, y el desarrollo del movimiento obrero y el sindicalismo. Estos estudios aparecieron en el marco de la constitución del Mercado Común Centroamericano, la expansión de la industria y el desarrollo de la clase obrera industrial. A raíz de este proceso, la inversión extranjera, antes concentrada en los ferrocarriles, el banano y la electricidad, se traslada a la industria y al comercio, y con ello se incrementó la base obrero industrial, antes concentrada en las capas medias urbanas. Algunos de estos temas fueron publicados en artículos en las revistas Política y Sociedad del Instituto de Investigaciones Políticas y Sociales –IIPS- y Economía del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales –IIES-. En general, en estos trabajos se afirmaba que: a) La contrarrevolución (1954) no podía considerarse como un fenómeno que tuvo

consecuencias negativas o de estancamiento en cuanto al proceso de desarrollo capitalista en general.

b) El cuadro de las clases sociales revelaba que el proletariado industrial en sentido

estricto era una minoría en relación a otras formas de subsunción real del trabajo por el capital, como el proletariado agrícola o el semiproletario (extensa masa de trabajadores que se confunde con el campesino pobre y medio).

c) El proceso de descomposición de la economía, aunado al lento y dificultoso proceso

de industrialización y la crisis económica estaba aumentando la masa de desempleados y subempleados, una superpoblación que se expandía sobre las ciudades y que se aglutinaba informalmente en el subproletariado y el lumpen y d. que la presencia de las capas medias (trabajadores, intelectuales, oficinistas, maestros, estudiantes) en la estructura social y en las luchas populares no era despreciable en relación al incremento de la participación obrera.

A finales de la década del setenta en medio de la crisis económica, el nivel de confrontación armada y la represión política se incrementó en el país. Las experiencias de Nicaragua y El Salvador propiciaron un clima favorable para los movimientos de izquierda armados que buscaban cambiar a un Estado que progresivamente había incrementado su carácter represivo.

66 CAZALI ÁVILA, Augusto. Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala: Epoca Republicana. (1821-1994). Editorial Universitaria, Guatemala, 2001, p 423.

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Este fenómeno se desarrolla al mismo tiempo que se observa a nivel mundial un proceso de derechización, cuya expresión más significativa fueron los gobiernos conservadores que se establecieron en la década de los ochenta, fundamentalmente en Estados Unidos e Inglaterra. En ese clima, se afirmaba que las orientaciones de las ciencias sociales centroamericanas en aquella época paulatinamente fueron evidenciando una actitud revolucionaria o anti imperialista en donde el problema de la democracia era tratado como el problema de la democracia revolucionaria y que los científicos sociales estaban comprometidos en estos procesos, vinculados en los programas de diversos partidos y movimientos67. En esos años el IIPS publica artículos relacionados con la represión política, las luchas políticas y sociales, los partidos políticos, al mismo tiempo que diversos documentos relacionados con la situación política del país y con el triunfo de la revolución Sandinista, algunos de estos artículos aparecerían publicados a nivel centroamericano68. Un balance de las ciencias sociales y de la sociología en Guatemala hasta la década del setenta parece revelar cierta coherencia con el desarrollo que exhibe América Latina: a) El positivismo, el cultural-funcionalismo y el marxismo estuvieron asentados en el

paradigma tradicional-moderno. b) Estuvieron influenciadas por la antropología norteamericana y la economía política

marxista. c) Se observa su institucionalización plena influenciada por el marxismo, pero

contradictoriamente en un ambiente político y económico cada vez más desfavorable para su desarrollo.

d) Se percibe un síntoma optimista respecto a que es viable la transición al socialismo. A finales de los setenta la disciplina se orienta cada vez más a los aspectos políticos siempre dentro de la perspectiva marxista, influenciada considerablemente por el marxismo-estructuralista69. Esta es la línea de desarrollo que se interrumpe y se traslada abruptamente al exterior del país.

67 CUEVA, Agustín. Ciencias sociales y marxismo en América Latina Hoy. Revista Sociológica, Año 1, Número 1, 1986, versión electrónica, p 2. 68 Revista de Extensión Cultural de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas –ECA-, El Salvador, 1978, 560 p. 69 El marxismo estructural es considerado una corriente neomarxista enfocada en el estudio de las contradicciones y estructuras subyacentes en el sistema capitalista, del concepto de hegemonía y autonomía relativa, de la reificación y conciencia de clase, y de la relación entre subjetividad y la dialéctica. En ciertos casos, se ha considerado una postura revisionista del marxismo. Se considera como sus principales exponentes a L. Althusser y N. Pulantzas. Ver PÉREZ ADÁN, José. Sociología, op. cit., p 60.

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III. EL ADVENIMIENTO DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN EN GUATEMALA EN LOS AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XX

En este capítulo se analiza los cambios teóricos e institucionales que experimentan las ciencias sociales y particularmente la sociología en América Latina y Guatemala, a partir de la década del ochenta, cuando el marxismo comienza a declinar como modelo de interpretación por excelencia en ciertos ámbitos académicos. 3.1. La Sociología en América Latina en la década del ochenta A mediados de la década de los setenta se produce un fenómeno particularmente interesante en las ciencias sociales latinoamericanas: el abandono repentino del debate en torno de la dependencia y su concentración analítica en cuestiones políticas, en sentido amplio. Este fenómeno se desarrolla al mismo tiempo que la crisis económica mundial de los años ochenta y que el auge y caída de los regímenes militares en toda la región, y es acompañado al interior del pensamiento político por el fracaso de la modernización, del modelo desarrollista de Estado y por la denominada crisis del marxismo. Mientras en los años sesenta y setenta el debate político-intelectual giraba en torno a la inviabilidad del modelo capitalista de desarrollo en América Latina y en consecuencia la necesidad histórica de una ruptura revolucionaria, en los años ochenta el tema central es la democracia. Esta situación de las ciencias sociales en la región comenzó a denominarse como crisis de las ciencias sociales o crisis de paradigmas en cuanto se afirmaba que las corrientes teóricas dominantes eran insuficientes para explicar los nuevos procesos sociales que estaban aconteciendo. Entre los autores que han reflexionado sobre este momento de particular importancia en el posterior desarrollo de las ciencias sociales en la región se manifiestan los siguientes puntos de vista: Nikolauz Werz70 afirma que se trata de un cambio de paradigma y de un nuevo pragmatismo que condujo a nuevos planteamientos interpretativos y que guarda relación con los contradictorios procesos políticos (surgimiento de regímenes militares) y por una crisis al interior del pensamiento político en América Latina. En ese sentido, Enrique de la Garza Toledo71 señala que las teorías de la dependencia que habían prosperado en la década anterior fueron incapaces de predecir el futuro de los regímenes políticos en la región y mucho menos el carácter de las fuerzas políticas que contribuyeron a estos cambios, por lo que se trató del agotamiento de un paradigma sin sustituto inmediato.

70 WERZ, Nikolaus, op. cit., p 138. 71 DE LA GARZA TOLEDO, Enrique. Historia de la epistemología, la metodología y las técnicas de investigación en la sociología mexicana. Revista Mexicana de Sociología, 1989, México, pp 130-133.

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Por su parte, Enrique Gomáriz72 señala que la llegada de los ochenta estuvo marcada por una crisis de paradigmas, en el sentido general del agotamiento de proposiciones anteriores, pero que no se trata de una crisis general de la disciplina, porque su crecimiento orgánico e institucional ha sido considerable. Se trataría de una crisis de carácter regional en el ámbito de la teoría, cuyo desenlace aún no es predecible. Finalmente, Luis González Oquendo73 indica que se trata de un acelerado alejamiento de las tesis dogmáticas y rígidas para replantear las formas de construcción del conocimiento social, que se manifestaba como un cierto estado de desencanto respecto de la sociología de la cuál se aguardaban recetas para un rápido cambio social. A parecer este cambio no fue abrupto, porque hubo un momento teórico de transición. El itinerario de esta reorientación fue “de la revolución a la democracia…cuyo punto de partida lo constituía la crítica a los supuestos propios, generalizantes de los años sesenta…después de un comienzo con un análisis teórico algo abstracto acerca del Estado…pasando por el estudio de los movimientos populares…se dirigió hacia un debate…sobre la política y las formas de gobierno”74. De esa manera, con la instauración de las dictaduras militares en casi todos los países de la región en la década del setenta, proliferaron los estudios sobre el Estado y la democracia. El golpe de Estado en Chile (1973) llamó significativamente la atención, incluso de teóricos norteamericanos y europeos. Según Norbert Lechner75, el debate sobre el análisis de los orígenes y naturaleza de los regímenes autoritarios de la década del setenta condujeron directamente a una crítica a la concepción estatista de la política, vigente hasta entonces. Según este autor, tres elementos explicarían este posicionamiento: a) La contraposición de una lógica política a una lógica de la guerra que apuntaba a

romper la concepción amigo/enemigo anterior. b) La concepción de una política democrática a partir de las diferencias y no de la

unidad social o alguna identidad presocial, que significó la aceptación de la construcción del orden democrático a partir de la pluralidad de sujetos.

c) Una revisión autocrítica de la izquierda y la ruptura con una concepción

instrumentalista de la política, que condujo a una revalorización de la sociedad civil. De esa manera, ya no se trataba de conocer la dinámica socioeconómica y de poder de la realidad latinoamericana, sino las raíces de la derrota histórica de las fuerzas de cambio

72 GOMÁRIZ, Enrique, op. cit., p 49. 73 GONZÁLEZ OQUENDO, Luis, op. cit. p 45-45. 74 WERZ, Nikolaus, op. cit., p 146. 75 LECHNER, Norbert. Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y política. Fondo de Cultura Económica, México, 1995, p 17-22.

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que arrastró consigo al Estado de Derecho. Esto provocaría un cambio de perspectiva y llevaría a repensar las formas de hacer política, cuestionando la idea firmemente arraigada dentro de la izquierda latinoamericana de que la ampliación de la intervención estatal era condicionante de la emancipación social, hecho que fuera cuestionado por las dictaduras militares. En los debates de la época se analizaba tales regímenes a partir de las tesis sobre el fascismo latinoamericano y sobre el Estado burocrático autoritario. En estos trabajos se aplicó un modelo de análisis sincrético, una novedosa combinación que adoptó una amplia gama de conceptos que provenían de tradiciones de pensamiento y teorías absolutamente diferentes, incluso opuestas, como algunas categorías y conceptos de K. Marx y M. Weber, y la prevalencia de enfoques de las teorías de la modernización y la dependencia. Paulatinamente, autores como G. O’Donnell o J. Linz se convirtieron en los teóricos del Estado latinoamericano por excelencia76. Al respecto, se señala que estos estudios sobre el Estado y la democracia respondieron a las obsesiones del momento y que no llegaron a constituirse con entidad suficiente como para asumir un carácter paradigmático. A finales de los setenta “coexistía en la región la declinación de la tesis dependentista, con la emergencia de nuevas preocupaciones…las que desde el principio aparecen sin demasiada capacidad paradigmática”77. La corta temporalidad de los estudios sobre el Estado desde esta perspectiva se interrumpe a principios de la década de los ochenta, por lo que su prevalencia fue interpretada como un factor de moda de la época que contribuyó a la desorientación teórica y la diáspora de buena parte de sus teóricos78. Con el advenimiento de los procesos de redemocratización o transiciones a la democracia que se sucedieron en la región desde principios de los ochenta, los estudios sobre el Estado alteraron considerablemente su dirección. El foco de la atención paulatinamente se trasladó a los procesos de redemocratización, transición y consolidación de la democracia y comienza plantearse la necesidad de una Teoría de la Democracia. Este fenómeno, por el contrario evidenciaría que “la fuerza y la extensión con que se ha impuesto el tema de la democracia en América Latina en la última década muestran que no se trata de una simple moda pasajera. Tanto en el debate intelectual como en la lucha política estamos en presencia de un cambio histórico cultural de muy profunda significación…no se trata así, de una reproducción de los antiguos debates sobre la inestabilidad democrática o política”79.

76 WERZ, Nikolaus, op.cit., p 142. 77 GOMÁRIZ, Enrique, op. cit., p 55. 78 LECHNER, Norbert, op cit., p 21. 79 GARRETÓN, Manuel Antonio. Reconstruir la política. Transición y consolidación democrática en Chile. Capítulo I. En Democracia, transición y consolidación un esquema general. Andante, Santiago de Chile, Noviembre de 1987.

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El denominado reencuentro con el Estado y la revalorización de la democracia representativa en las ciencias sociales latinoamericanas tuvo un impacto determinante en su posterior desarrollo y produjo significativos cambios en las formas de problematizar la realidad en América Latina. El análisis de la democracia en estos años en América Latina contiene una preocupación distinta de la que predominó hasta los golpes de Estado de los años sesenta y setenta, en la medida que “ya no se trata de una reflexión crítica de la democracia burguesa o formal, ni tampoco de una reflexión centrada en ingredientes ideológicos ligados a un objetivo de transformación radical de la estructura social y política, identificada con la revolución…es una reflexión que busca legitimar un tipo de régimen político en las condiciones especiales de la redemocratización”80. De esa forma ¿irreversible? “muchos intelectuales en sus exilios europeos o latinoamericanos, tomaron distancia rápidamente de sus posiciones anteriores, y bajo las influencias de los escritos de A. Gramsci, M. Weber y N. Bobbio, entre otros, se abrieron bastante a las estrategias del consenso democrático”81. No se discutieron más los problemas generales del desarrollo político en la región, sino los casos de cada país y los procesos de transición a la democracia que se llevaban a cabo en ellos, así las ciencias sociales “fueron paulatinamente alterando su dirección teórica, soltando temas y técnicas y abandonando modelos conceptuales-ideológicos”82. Este momento significa desde el punto de vista teórico la culminación del proceso de rechazo a las teorías globales y a estrategias revolucionarias con alcance latinoamericano. Los temas de compilaciones y proyectos de investigación no fueron más el imperialismo, el sistema mundial capitalista o la dependencia, sino las formas de gobierno, la democracia, los partidos o la cultura política. Si transición significa en las décadas del cincuenta y sesenta el paso de un tipo de sociedad tradicional o dual, semi moderna y semitradicional, a una sociedad moderna, avanzada, desarrollada o industrial y en la década del setenta el paso del capitalismo al socialismo, en los ochenta significa el paso a la democracia política83. El objeto de preocupación fue acceder a una teoría de la transición, la que extrayendo las lecciones de experiencias de países como Grecia, España y Portugal que años atrás 80 ZAPATA, Francisco. Democracia en América Latina. Fondo de Cultura Económica, México, 2000, pp 134-139. 81 WERZ, Nikolaus, op. cit., p 146. 82 TORRES-RIVAS, Edelberto. Acerca del pesimismo en las ciencias sociales. FLACSO, Guatemala, 2001, p 12. 83 GARRETÓN, Manuel Antonio, op. cit. Según el autor, la democracia es uno de los regímenes políticos históricamente conocidos que intenta resolver el problema de la relación institucional entre Estado y sociedad civil, el de las mediaciones entre ambos. Es decir, cómo se representa la sociedad, cómo esta se gobierna y qué relaciones se establecen entre la gente y el Estado, o sea la cuestión de la ciudadanía. Sus rasgos son la vigencia del Estado de Derecho con libertades públicas garantizadas, división de poderes del Estado, principios de soberanía popular, sufragio universal, elecciones competitivas, alternancia en el poder y pluralismo político.

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habían vivido este proceso, posibilitara explicar e impulsar el proceso en aquellos países latinoamericanos que aún estaban bajo dictaduras militares. Se trata de un nuevo cambio esbozado en el modo de pensar, donde incluso dentro de la misma izquierda, el socialismo o la democracia popular paulatinamente se desdibujaron del horizonte utópico de los proyectos de izquierda84. La idea del pacto y la estrategia de concertación comenzó a perfilarse como “una aspiración generalizada por una institucionalidad estable y participativa, una restauración de las “reglas del juego” fundamentales, la negociación de un itinerario y un temario mínimo para la transición, así como el establecimiento de mecanismos de concertación socioeconómica”85. El juego democrático se situó entonces entre la reconstrucción del sistema político, las exigencias de gobernabilidad y la secularización de la política. De allí que quedara planteada la tarea central de la democratización como un cambio de la cultura política, cuyas posibilidades y tendencias estarían condicionadas por los criterios de normalidad y naturalidad que desarrolla la gente común en la vida cotidiana. Las explicaciones a este fenómeno varía entre los autores. Nobert Lechner afirma que fueron cuatro factores, inmersos dentro de la violencia institucionalizada de la época, los que contribuyeron a modificar la producción intelectual y a revalorizar la democracia como opción entre los intelectuales de izquierda: a) La dramática alteración de la vida cotidiana. b) El exilio y la circulación internacional de los intelectuales antes desconocida. c) La apertura intelectual ante el dogmatismo de los sesenta. d) La creciente profesionalización académica de los intelectuales y su menor

compromiso político. Por su parte, Nikolauz Werz señala como factores explicativos la dependencia de fuentes externas que empezaron a mantener las instituciones privadas que desarrollaban investigación social y el hecho de que el desarrollo de las ciencias sociales en las universidades estatales haya retrocedido como consecuencia del autoritarismo y la crisis económica. Mientras, Enrique Gomáriz lo explica a partir de cambios externos como internos a la disciplina, primero sociopolíticos y luego socioeconómicos, en una coyuntura relativamente corta, destacando los siguientes factores: a) La emergencia de nuevas preocupaciones (estudiar las dictaduras) que rebasó (aunque

no superó en un primer momento) la tesis dependentista. 84 WERZ, Nikolaus, op. cit., p 148. 85 Ibid., p 30-32.

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b) El impacto de la crisis sociopolítica (en una sociología directamente relacionada con la proposición y la acción política) que provocó en muchos científicos sociales su desorientación y diseminación teórica

c) El giro en la realidad social debido a la crisis económica regional y la irrupción de la

economía dura (neoliberalismo). d) Los cambios en el campo valórico y la ideología política relacionado con la crisis

mundial del marxismo y en la izquierda, que afectaron por extensión las ideas autóctonas del cambio social revolucionario, hizo necesario pensar la realidad desde la derrota y provocó la revalorización de la democracia representativa.

e) La irrupción del posmodernismo, del humanismo crítico y la percepción artístico-

cultural que afectó el discurso sociológico al dar lógica al reino de la parcialidad y la diversidad (con la ventaja de relajar la necesidad de reconocer sentidos y globalidades); y favoreciendo la idea de que el estado natural de la realidad social es la desestructuración y que no es necesario ofrecer paradigmas o relatos dotados de totalidad y sentido.

f) Las transformaciones en la actividad profesional y en el tipo de investigación como

resultado de que el apoyo financiero a la investigación social procede cada vez mas de fondos privados y de cooperación exterior y menos del Estado y de las Universidades.

Manuel Antonio Garretón86 señala que el tema de la tema de la democracia significó una ruptura significativa con las problemáticas del desarrollo o modernización y la revolución o transición al socialismo, en las que el tema del régimen político había sido subordinado y planteado como un reflejo de las transformaciones globales de la sociedad. Esto significaría el privilegio del problema del régimen político, de lo político de la creatividad política, de la capacidad de creación histórica colectiva y el distanciamiento de proyectos globales de sociedad. Según Luis González Oquendo, las ciencias sociales de la región se encontraron en aquella época ante el ascenso y predominio de un nuevo paradigma, en respuesta (no en oposición) al tradicional/moderno, cuyo elemento constitutivo fue plantearse la realidad social de una nueva forma. Dicho paradigma es definido como relacional/contingente, porque concibe la realidad social como espacios de construcción en el que los actores o sujetos juegan un papel fundamental. Este conjunto de cambios en el cuadro teórico y ejercicio disciplinario tuvo importantes repercusiones en la sociología latinoamericana. En sentido negativo, dispersión y eclecticismo teórico y refugio en proyectos delimitados. En sentido positivo, mayor

86 GARRETÓN, Manuel Antonio, op. cit.

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flexibilidad, apertura teórica y amplitud temática, y menor tendencia a crear teóricamente esquemas político ideológicos87. Se ha señalado que le imprimió “un acento caótico a su desarrollo en cuanto se hicieron presentes los resultados provisionales, parciales, dispersos que desembocaron en el relativismo y la noción de indeterminación de los social, a contrapelo de la mejor tradición sociológica latinoamericana de los primeros fundadores…un nuevo pragmatismo que privilegia el saber tecnológico sobre el social, en un ambiente donde se evidencia un síntoma de poca inquietud intelectual y disposición al cuestionamiento…a partir del consenso alrededor de las bondades de la revalorización de la democracia y de las nuevas formas de hacer política”88. Desde el punto de vista político, las ciencias sociales bajo esta perspectiva comenzaron a situarse críticamente entre el marxismo ortodoxo y el pensamiento neoliberal, inclinándose marcadamente hacia el pensamiento socialdemócrata. Según Enrique Gomáriz89 el influjo del neoliberalismo operó particularmente en la economía y en menor grado en la ciencia política, la antropología y la sociología, de manera que ha sido poco lo que ha producido y parecería excesivo pensar que la desaparición silenciosa de ciertas temáticas dentro de la sociología latinoamericana hayan tenido que ver con el influjo indirecto de ese pensamiento. 3.2. La sociología en Guatemala en la década del ochenta A finales de los años setenta y principios de la década del ochenta, el nivel de la confrontación en Centroamérica llegó a su máximo nivel. En medio del optimismo provocado por el proceso revolucionario de Nicaragua y por el desarrollo del conflicto armado alcanzado en El Salvador y Guatemala, la represión política afectó considerablemente las ciencias sociales en la región. Se afirmaba que las orientaciones de las ciencias sociales centroamericanas en aquella época mantenían todavía “una perspectiva en general revolucionaria, centradas en el estudio de profundos problemas que van desde las características de la agresión imperialista hasta los de la organización social y política y desde luego de la construcción de una nueva sociedad…incluso el problema de la democracia es tratado en estos casos como el problema de la democracia revolucionaria”90. No solamente muchos científicos sociales estaban directamente comprometidos en los procesos, sino también se manifestaba una marcada influencia de las ciencias sociales en los programas de los diferentes partidos y movimientos de la época. Se señalaba que 87 SONTAG, Heinz. ¿Nuevos temas, nuevos contenidos? Nueva Sociedad-UNESCO, Venezuela, 1989, pp 132-134. 88 TORRES-RIVAS, Edelberto, Acerca del pesimismo…, op. cit., p 13. 89 GOMÁRIZ, Enrique, op. cit, p 57. Una de las investigaciones pendientes dentro de la sociología guatemalteca es el análisis del pensamiento neoliberal y su probable constitución en teoría social, en oposición a la Teoría de la Transición. 90 CUEVA, Agustín. Ciencias sociales y marxismo…, op. cit., p 2.

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entre 1980 y 1982 que “muy pocos científicos sociales ponían en duda que la construcción de la democracia en Guatemala sería el resultado de una convulsión revolucionaria que inauguraría cambios estructurales y que por tanto era necesaria hacer una revolución para lograrlo”91. En Guatemala, debido a la violencia política, muchos científicos sociales e investigadores, aún de posiciones moderadas fueron víctimas de la represión, algunos fueron asesinados y otros partieron al exilio. En un primer momento se dio continuidad a los estudios de sociología política, dentro de la perspectiva marxista-estructuralista que se venía desarrollando. Muchos de ellos aparecieron publicados principalmente en Costa Rica en revistas como Polémica y Estudios Sociales Centroamericanos, en los primeros años de la década del ochenta. En estos trabajos en general se discutía principalmente dos cuestiones íntimamente relacionadas con la crisis política centroamericana: Primero, la naturaleza y el carácter del Estado guatemalteco que se instaura entre 1963 y 1982, buscando explicar la implantación del terrorismo de Estado y la violencia política como su efecto más significativo. De esa manera el Estado guatemalteco fue calificado como Dictadura reaccionaria de clase, dictadura militar contrarrevolucionaria o dictadura militar fascista92. Segundo, las características de los papeles que cada clase social desempeñaba en proceso político del país y particularmente en la confrontación, tratando de aplicar el marxismo a las condiciones concretas de la formación social guatemalteca ante la importancia creciente de las clases medias y de los indígenas. En una crítica al obrerismo, se definió como sujeto popular-revolucionario al grupo heterogéneo que se articulaba en torno a la explotación (no a la dominación) como movimiento social y que no estaba directamente vinculado a una o varias clases específicas93. Un ensayo emblemático de principios de la década de los ochenta (t1)94 evidencia que la discusión teórica en este momento giraba en torno a la crisis política regional. Su contenido puede resumirse en las en las siguientes proposiciones: a) En el análisis de la crisis latinoamericana se manifiestan tres tendencias explicativas:

como resultado de desequilibrios en la esfera político-ideológica, susceptible de corregirse con base en el mejoramiento del régimen y satisfaciendo algunos requisitos de cultura política (autonomía política); como efecto de la imposibilidad estructural de desarrollo del capitalismo dependiente con una clase dominante débil, corregible mediante la sustitución de esa dominación más allá del modo capitalista de producción; y como resultado propio de la sociedad subdesarrollada.

91 FIGUEROA IBARRA, Carlos, op. cit., p 34. 92 Ibid., p 32. 93 TORRES RIVAS, Edelberto. ¿Quién destapó la caja de Pandora? Reflexiones sobre la crisis y los sujetos del conflicto en Centroamérica. Polémica No. 13, Costa Rica, 1984, pp 4-15, 94 TORRES RIVAS, Edelberto. Notas sobre la dominación burguesa en América Latina…op. cit.

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b) La crisis política es resultado del funcionamiento económico-social resultado de las contradicciones, desajustes y limitaciones del desarrollo capitalista de la región. Esta debe ser vista en el marco de un proceso histórico a largo plazo para establecer la forma en que repercuten en la forma y naturaleza de las relaciones políticas.

c) La crisis de 1930 no desembocó en un mayor desarrollo capitalista sino en un

reforzamiento oligárquico a través de golpes militares. En esas circunstancias el capitalismo se expande en la región para consolidar una economía exportadora y una burguesía agraria-comercial oligárquica débil, subordinada y dependiente como resultado de su articulación al sistema capitalista mundial.

d) Posteriormente, la expansión del capitalismo, el crecimiento económico y la

modernización política diversificó la estructura social de manera desigual y excluyente, produciendo inestabilidad debido a la necesidad de reacomodamiento del dominio de clase a nivel superestructural (político e ideológico) expresándose como crisis de hegemonía.

e) Ante la agudización de la lucha de clases y amenaza de una posible salida

revolucionaria debido a la emergencia de los grupos medios y las masas, la burguesía ha acudió al arbitraje y el reformismo militar para la defensa táctica del sistema capitalista.

f) En el caso de la burguesía, revela una debilidad económica aparente (que ni la

sustitución de importaciones y el crecimiento industrial resolvieron) porque en realidad existe una correspondencia (asimétrica) con los grupos económicamente dominantes en los países imperialistas, principalmente con la fracción más ligada a las inversiones internacionales.

g) Por su parte, las clases explotadas actúan espasmódicamente como masas sin

organización y cohesión ideológica subordinadas bajo dirección de la clase media (1944) la que por su parte se conduce como personera de las contradicciones entre las clases fundamentales (burguesía y proletariado) expropiándoles la política, ya fuera como actividad guerrillera con ausencia de masas o como apoyo político al orden social, mediante el reformismo o la contrarrevolución.

h) La revolución guatemalteca (1944-54) evidenció el imposible liderazgo burgués para

dirigir el establecimiento de la democracia liberal y el desarrollo capitalista con independencia nacional, la capacidad de las masas populares para desafiar el poder no para tomarlo y la actitud ambigua de la clase media que aunque tomó el poder oligárquico, finalmente se alió con la burguesía y los intereses extranjeros.

i) En conclusión, la posibilidad de una democracia burguesa en la periferia del

capitalismo no corresponde a la dinámica de su desarrollo interno y a las necesidades o posibilidades de su estructura económica y social (desarrollo económico con independencia bajo liderazgo burgués). Aunque dentro de los márgenes del capitalismo dependiente es posible el crecimiento económico, no puede resolverse la

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crisis política cuya resolución puede llevar a una alternativa, que desde la experiencia cubana es el camino de la revolución socialista.

Este estudio puede caracterizarse teóricamente como marxista-estructural, porque a partir del análisis sobre el Estado capitalista de N. Poulantzas se trata de establecer las relaciones entre superestructura (poder político) y estructura (económica) mediante la teoría de las determinaciones estructurales que explica que la crisis política tiene en última instancia determinaciones estructurales. El análisis está apoyado por trabajos de A. Cueva, Cardoso y Faletto, F. Weffor, C. Furtado y R. Zavaleta, conocidos dependentistas de la época95. La crítica a ese ensayo96 puede sintetizarse en los siguientes aspectos: a) El análisis da un peso excesivo a lo político. b) Entre la crisis económica y la crisis política no hay una correspondencia causal, sino

mediaciones políticas y económicas. c) Las transiciones no siempre conllevan una crisis permanente de hegemonía. d) La contradicción burguesía-proletariado no abre fatalmente una perspectiva socialista. e) El capitalismo no ha llegado a su madurez plena en toda la región y no se diferencia

del metropolitano solo por ser dependiente. f) En el análisis no es apropiado buscar originalidades ni estudiarlas como casos sui

generis o aberrantes sino como combinaciones estructurales específicas, a las que la dependencia imprime modalidades particulares al desarrollo del capitalismo y los modos de producción subordinados, sin abolir sus leyes fundamentales de funcionamiento ni sus efectos sobre la estructura y la lucha de clases.

A partir de 1982 en Guatemala, impulsado por fenómenos a nivel mundial y regional, y por dinámicas internas se comenzó a configurar un proceso que viene siendo denominado como Reforma y Modernización del Estado. Dicho proceso posibilitó el desarrollo de diversos cambios en el régimen político guatemalteco, con vías a instaurar una democracia liberal como alternativa para resolver la crisis del Estado que se produce desde los años sesenta y que significó la presencia de sucesivas dictaduras militares represivas. En ese sentido, se comenzó a plantear la posibilidad de la construcción de la democracia a través de una transición que trajera consigo la paz política. Con la Constitución Política

95 Se ha afirmado que no todos los científicos sociales Latinoamericanos de la década del sesenta y setenta pertenecían a la izquierda política y que muchos eran ciudadanos de sistemas políticos destruidos. En el caso guatemalteco, el uso de marcos teóricos marxistas es evidente. 96TORRES RIVAS, Edelberto. Notas sobre la dominación burguesa en América Latina…op. cit., pp 71-112. Los comentarios son de Víctor Durand Ponte, Enrique Contreras Suárez y Agustín Cueva.

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(1985) se comienzan a desarrollar las condiciones para impulsar tales cambios. Además de crearse las instituciones que facilitarían este proceso, las elecciones generales llevaron a un civil al frente del gobierno (1986). En cuanto al desarrollo de las ciencias sociales y particularmente en el campo de la Sociología en estos años se producen tres fenómenos significativos: En primer lugar, el estancamiento que presenta la investigación social en el campo de la sociología en la Universidad de San Carlos, sólo compensado por los proyectos que se vienen desarrollando en la Dirección General de Investigación –DIGI-, algunos de ellos publicados como artículos en la revista Política y Sociedad de la Escuela de Ciencia Política. En segundo lugar, el paulatino traslado de la investigación social a entidades privadas y ONGs. Particularmente significativa es la creación en el país de entidades como la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales –AVANCSO- (1986) o la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO- (1987). En tercer lugar, el regreso del exilio de muchos científicos sociales como consecuencia de la liberalización del régimen y su reincorporación a las actividades académicas, muchos de ellos en el ámbito privado. En el plano teórico, puede observarse en el año 1982 un punto de inflexión sumamente importante para el posterior desenvolvimiento de las ciencias sociales en el país, al alterarse significativamente la manera como se caracterizó al Estado guatemalteco, ahora definido como un régimen en transición entre el autoritarismo y la democracia97. De esta manera, se consideró como objeto de reflexión las perspectivas de la democracia en el país, por lo que paulatinamente el tema de la democracia política se convierte en el centro de su atención. Tomando como referencia la democracia liberal occidental se comienza a discutir las condiciones necesarias para desmontar la dictadura militar y la posibilidad de permitir la libre conformación de partidos políticos dentro de la legalidad. Este fenómeno tuvo importantes implicaciones en el plano teórico y metodológico de las ciencias sociales guatemaltecas. Paulatinamente se fueron desdibujando en las interpretaciones sociales las causas estructurales o históricas, y que alteró el desarrollo de los debates tal y como se venían desarrollando en los últimos años98. Respecto de este fenómeno existen pocas explicaciones. Carlos Figueroa Ibarra lo explica como resultado de un momento en el que, según sus palabras, “el Estado…todavía no ha podido cooptar a las ciencias sociales y usarlas para construir su visión de mundo que 97 SOLÓRZANO MARTÍNEZ, Mario. Guatemala: entre el autoritarismo y la democracia. Ponencia presentada ante el VI Congreso Centroamericano de Sociología, Panamá, marzo, 1984. 98 ¿Curiosamente? se trata de un viraje que coincide temporalmente con el fracaso de la izquierda armada de principios de la década, pero no así, con el fracaso del proceso revolucionario en El Salvador, el ocaso de la Revolución Sandinista o la caída del Muro de Berlín, eventos se suscitaron a finales de dicha década y comienzos de los noventa.

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hecha sentido común, irradie por toda la sociedad y se convierta en uno de los principales sustratos de la estabilidad y vigor estatal” 99. Sin duda se trata del fin de una etapa en la que el carácter subversivo impregnó a las ciencias sociales y donde se alteró su relación con determinada concepción política. En forma retrospectiva se afirma que esta crisis fue resultado de “la pérdida de certeza para conocer y cambiar la realidad a partir de perspectivas holísticas y del surgimiento de un pesimismo respecto a la capacidad de explicar una realidad cambiante, que asume que sólo es posible conocer parcialmente y en fragmentos”100. Con el regreso del exilio de muchos de los teóricos se introdujeron en el país a autores y teorías no marxistas, que años atrás eran consideradas burguesas. Una de las preocupaciones más significativas de estos años fue la implantación de renovados sistemas electorales en la región y la realización de elecciones, lo que permitió en algunos casos la llegada de gobiernos civiles al poder. Las proposiciones generales de ensayo representativo de este momento (t2)101 dan cuenta de la orientación de la discusión: a) Los intelectuales están retrasados para enfrentar el desafío de la democracia como

régimen político, un hecho que el desenlace de la crisis política regional ha colocado en el centro del debate teórico.

b) El Estado-de-Excepción y la democracia de fachada (1962/82) fracasaron como

instrumento de legitimidad porque fueron llevados a su límite represivo con el propósito de obstaculizar la organización institucionalizada de la protesta social, que llegó a conformarse como movimiento popular revolucionario que articula vanguardia y masa.

c) La crisis política centroamericana se constituye, a finales de la década del setenta

cuando entra en crisis la democracia de fachada efecto de la fractura dentro del grupo inter-dominante ejército/burguesía en medio de la crisis económica y de la derrota táctica de la guerrilla en los primeros años de la década del ochenta-.

d) La manera de iniciar la transición democrática ha estado condicionada por la

necesidad de civilizar el poder convocando a elecciones (1984/85) bajo la tutela militar, en el marco de la doctrina de seguridad nacional contrainsurgente.

99 FIGUEROA IBARRA, CARLOS, op. cit., pp 34-36. Según el autor, el reformismo, transformismo o gatopardismo buscaba la centralización y estabilización del Estado con vías a legitimarse y aunque no era socialismo, tampoco podía ser aceptado por el mundo burgués. 100 TORRES-RIVAS, Edelberto. ¿Es la Economía una ciencia en crisis? Conferencia. Universidad de San Carlos, Facultad de Ciencias Económicas, 24-01-2003. Señala el expositor que la crisis también es de la enseñanza, cuando se pretende formar a partir de conocimientos superficiales y prácticos, apartados de una filosofía de la historia. 101 TORRES-RIVAS, Edelberto. La democracia posible; Escenarios, sujetos, desenlaces…op. cit.

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e) Si durante la crisis política no hubo un Estado de Derecho, en primera instancia la democracia posible se satisface con la democracia formal y la oposición tolerada. Sin embargo, existe un vínculo no unidireccional entre democracia política y democracia social, ya que la modernización política con diferencias socioeconómicas debilita la posibilidad de existencia de la ciudadanía.

f) El desenlace está planteado por un período de transición hacia un nuevo tipo de

sociedad ya sea por la vía del mantenimiento del control del Estado a costa de una inmensa derrota popular, por un desmoronamiento del sistema capitalista (al estilo de Nicaragua) y en último caso por la intervención norteamericana. Sin embargo, la concepción de sociedad democrática es sinónimo de socialismo y pertenece al plano de la utopía.

Puede percibirse en este estudio que, si bien hay continuidad con la discusión de los años anteriores y que el horizonte socialista todavía está presente, la posibilidad de salida de la crisis por la vía democrático-liberal comienza a considerarse. En el plano teórico, el análisis aún tiene rasgos del marxismo-estructural, fundamentándose en los planteamientos teóricos de N. Poulantzas o L. Althusser, aunque es perceptible la desaparición de autores dependentistas latinoamericanos y la aparición tempranamente de G. Sartori como referencia bibliográfica. En los años posteriores se llevaron a cabo procesos de negociación (1987-1996) para resolver el conflicto armado que enfrentaba principalmente al Estado con la izquierda armada. Para finales de la década del ochenta, el debate teórico se concentra en la denominada transición democrática, fundamentalmente en las precondiciones para el establecimiento de regímenes democráticos. Se afirmaba que el proceso de democratización era parcial debido a que se reducía a procesos electorales y porque se estaba desarrollando desde el autoritarismo y en un ambiente contrainsurgente (t3)102. A principios de los noventa la mayoría de estudios científico-sociales comienza a producirse de nuevo en el país. El debate ahora se concentra en los obstáculos de la transición democrática, aceptándose la vía democrático-liberal como válida, aunque perfectible, planteando que la democracia no es un modelo a imitar y que tampoco hay grados en su desarrollo, debido a que existen factores económicos, culturales e institucionales que condicionan su dirección (t4)103. Desde el punto de vista teórico, comienza a percibirse la influencia de M. Weber y del Individualismo Metodológico. El análisis ahora está fundamentado por teóricos de la ciencia política como N. Lechner, G. Sartori y N. Bobbio.

102 TORRES-RIVAS, Edelberto. Democracias de baja intensidad y La transición autoritaria hacia la democracia…op. cit. 103 POITEVIN, René. Los problemas de la democracia…op. cit.

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Para mediados de ésta década el eje de la discusión sería el problema de la democracia, concebido como el desafío del desarrollo democrático de las nuevas democracias y entendido como un problema de gobernabilidad, definida como el medio de conducción del Estado receptor de intereses y promotor de consensos en las de denominadas transiciones difíciles donde la cultura política es aún baja (t5)104. De esa manera se va poniendo en boga un particular léxico de conceptos como transición, régimen democrático, legitimidad o sociedad civil. Desde el punto de vista teórico, esta discusión está fundamentada principalmente en la obra de G. O’Donnell y P. Schmitter105 los que paulatinamente se convierten en los teóricos más citados en los trabajos sobre la transición democrática. La firma de los Acuerdos de Paz (1996) fue la culminación del proceso de negociaciones y con ello se dio vida institucional a un programa de reformas para resolver los problemas nacionales. En ese sentido, llama la atención la pérdida de sentido crítico de gran parte de las ciencias sociales respecto. El carácter de los Acuerdos de Paz no fue discutido desde una óptica crítica y excepcionalmente se llegó a señalar que “el dogmatismo ideológico imperante en nuestro medio pensante no admite críticas de esta índole…la firma de los Acuerdos de Paz, no ha contribuido hasta ahora a la superación…de la paz social106”. Para finales de la década del noventa y principio del Siglo XXI el análisis se transforma en un balance de la transición democrática y en evaluaciones del desempeño democrático examinando los factores que se oponen a la misma. Se llega a proponer que si bien el este proceso es difícil (no imposible) de revertir, su destino es aún incierto, debido (una vez más) a obstáculos económicos, sociales, culturales e institucionales. En ese sentido, se afirma que los procesos electorales tuvieron como consecuencia efectos no previstos en el camino de la democratización, más allá de lo planteado en un primer momento por los actores autoritarios. En el caso guatemalteco, la etapas de la liberalización y la democratización se habrían desarrollado prácticamente al mismo tiempo y el proceso de instauración estaría pendiente por las causas apuntadas. Teóricamente el análisis ahora está abiertamente fundamentado en las obras de G. O’Donnell, P. Schmitter, J. Linz y N. Lechner (t6)107. Esta es la tendencia dominante en análisis social guatemalteco y puede encontrarse en diversos informes elaborados para instituciones internacionales, publicaciones, o

104 GÁLVEZ BORRELL, Víctor. Gobernabilidad e intermediación política…op. cit. 105 O’DONNELL, Guillermo y SCHMITTER, Philippe. Transiciones desde un gobierno autoritario. Conclusiones tentativas sobre las democracias inciertas. Volumen Cuatro. Paidós, Argentina, 1988. 106 FLORES ALVARADO, Humberto. Comentarios críticos sobre el significado político-social de los Acuerdos de Paz. Guatemala, 1997, 97, p 5. 107 TORRES-RIVAS, Edelberto. Los desafíos del desarrollo democrático en Guatemala…op. cit.

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informes de tesis108, llegando a conformarse como un modelo de interpretación cuya influencia es perceptible en diversos órdenes, fundamentalmente en la concepción de la sociedad y del quehacer de las ciencias sociales, en las preocupaciones que le ocupan, en su discurso social y en las categorías y conceptos que utiliza. A pesar de la aparente multiplicidad de temas y debates109 y grado de desarrollo institucional de las ciencias sociales, sin duda gran parte de la investigación social que se ha venido desarrollando en el país está relacionada de una u otra forma con lo que en conjunto, en este trabajo de tesis se ha denominado la Teoría de la Transición, en su versión guatemalteca. Se ha llegado a afirmar que se trata de “un proyecto directamente ligado al diseño de una nueva estructura de poder, en la que el sistema político y la sociedad busquen en todo momento consenso, la integración y el orden, descartando así las divergencias, los conflictos o las posturas que no se inserten en esos propósitos...hasta ahora, el régimen democrático resultante se caracteriza por altos grados de exclusión social y por niveles decrecientes de integración política”110. Este fenómeno evidencia un sentido contradictorio, pues en el momento en que la sociología llega a institucionalizarse plenamente, la influencia de la ciencia política la empuja más allá del debate teórico mundial que se viene desarrollando dentro de la disciplina. Se trataría de “uno de los diversos rasgos que vienen caracterizando a la crisis de la sociología…su penetración –de temas e intereses- por la ciencia política…la politologización del análisis social empezó con la derivación de los estudios del desarrollo hacia los del Estado, el poder y el gobierno…la crisis del neoliberalismo como política económica para profundizar el capitalismo y la crisis de las formas autoritarias como cobertura de ese frustrado intento modernizador, produjeron a contrapelo de cualquier predicción pesimista, democracias electorales de diversa viabilidad. A partir de tal experiencia, han florecido los estudios sobre la democracia, partidos políticos, elecciones, nuevos movimientos sociales, etc. Esta temática reforzó la orientación politicista del análisis, sin que se haya avanzado mucho en desentrañar la verdadera naturaleza de la transición democrática y las premisas de su implantación exitosa”111. En el momento actual, la sociología experimenta importantes desarrollos. Existe una generación de sociólogos graduados en el país (anteriormente se trataba de abogados con maestría en sociología). 108 Véase en los Apéndices los cuadros 1 y 2 en donde se evidencia la tendencia temática de los artículos publicados por la Revista Política y Sociedad elaborados por sociólogos guatemaltecos y la orientación de las tesis de sociología de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad de San Carlos de Guatemala. 109 Algunos de los temas de moda son el poder local, la participación ciudadana, los partidos políticos, los movimientos y las organizaciones sociales, la violencia común, la seguridad pública, los militares, entre otros. 110 ZAPATA, Francisco, op. cit. 111 TORRES-RIVAS, Edelberto. Política. Teoría y Métodos. EDUCA, Costa Rica, 1990, p 9.

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En el aspecto institucional destaca la creación de las carreras (a nivel de licenciatura) de sociología en la Universidad del Valle de Guatemala –UVG- (1997), de sociolinguística en la Universidad Mariano Gálvez –UMG- y el Doctorado en Sociología por la Universidad de Salamanca, entre otros esfuerzos. Es importante también mencionar el desarrollo de importantes actividades científicas, sin duda particular significado tuvo el desarrollo del XXIII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Ciencias Sociales –ALAS- (2001) que reunió a expertos de todo el continente. En cuanto al proceso de constitución de una comunidad científica de sociólogos, es algo aún incipiente debido a que por la poca promoción no ha sido posible la conformación de un ente colegiado.

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IV. HACIA UNA CARACTERIZACIÓN DE LA TEORÍA DE LA TRANSICIÓN COMO MODELO DE INTERPRETACIÓN SOCIAL EN GUATEMALA

En este capítulo se presentan aspectos relacionados con la Teoría de la Transición tanto a nivel mundial, regional como nacional. En primer lugar el contexto de su surgimiento y sus componentes teóricos más significativos, haciendo un esfuerzo por sistematizarla como una teoría social. En segundo lugar, a partir de los ensayos analizados, se presenta las principales proposiciones de esta teoría para el caso guatemalteco. Finalmente, en tercer lugar, se hace una valoración de sus componentes teóricos. 4.1.Consideraciones teóricas sobre la Teoría de la Transición La Teoría de la Transición es una teoría política que surge dentro de la ciencia política contemporánea y que manifiesta su desarrollo a finales de la década del setenta y principios de los ochenta, fundamentalmente en los Estados Unidos. Al parecer, fueron los procesos de cambio de régimen político acaecidos en países como Portugal, Grecia o España los que influyeron en la ciencia política y luego en las ciencias sociales en general, provocando el boom de la literatura referente al tema de la democracia. Posteriormente, el estudio de las condiciones en que se fueron produciendo las transiciones democráticas en aquellos años, primero en los países de América Latina y luego, con la caída del socialismo real en Europa del Este, comenzaron a constituirse como objeto de estudio central de los análisis de las ciencias sociales a nivel internacional. La Teoría de la Transición pasó a conformarse como “un conjunto de estudios que pretenden explicar y a la vez conducir el paso de un régimen autoritario a uno democrático, analizando la emergencia y trayectoria de los procesos de democratización contemporánea, particularmente las transiciones democráticas”112. En estos análisis se pretendía construir una teoría que tratara de explicar las condiciones en las que la democracia es posible, se debilita o es sustentable, tomando como eje de análisis la dicotomía democracia/autoritarismo. En su desarrollo se han manifestado dos enfoques metodológicos que representan momentos o etapas de su desarrollo: la etapa de las interpretaciones globales (enfoque estructural), y la etapa del análisis coyuntural y de los actores (enfoque estratégico). El primer tema que motivó dichos estudios fue analizar las pre-condiciones económicas y sociales que favorecían la emergencia y la estabilidad de las democracias, y tratar de explicar las razones por las cuáles se producía la quiebra en las mismas. Se trataba de relacionar los resultados de los procesos de transición con sus factores determinantes, tratando de distinguir entre la génesis de la democracia y la estabilidad de las mismas. Estos estudios se caracterizaban por ser evaluaciones de carácter general y estructural de los procesos de transición, en la búsqueda de la revelación de sus características, leyes,

112 SANTISO, Javier. Sobre la condición histórica de los transitólogos en América Latina y Europa Central y Oriental. En Revista Foro Internacional. Volumen XXXVII, No. 3, Colegio de México, México, 1997, pp 408-438.

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lógicas y regularidades, para conformar un cuerpo teórico y proponer esquemas de análisis y líneas guía para impulsar la democratización y sugerir recomendaciones sobre las acciones a seguir para que dicho proceso se llevara a cabo sin incidentes. Según Javier Santiso, se trataba de “encuestas sobre el pasado autoritario y las democracias posibles ricas en analogías y tipologías, cargadas de optimismo democrático, pero que evidencian una concepción marcadamente naturalista de las ciencias sociales, al pretender buscar leyes, generalizaciones y reglas”113. Las variables analizadas era los niveles de renta per capita, la difusión de la educación y las comunicaciones, el predominio de las clases medias o la aceptación social de valores culturales liberales114. En estos análisis, se trataba de extraer lecciones comparando ejemplos pasados (estrategias, elecciones y consecuencias) y ofrecer consejos (conceptos y enseñanzas) privilegiando la evaluación de consecuencias futuras, posibles o probables en las acciones emprendidas en el presente inmediato. Este enfoque experimentaría un significativo cambio de orientación. Mientras que los fracasos democráticos en numerosos países de Europa como Alemania, Italia, España y Portugal y los países bálticos de los años veinte y treinta dieron base al enfoque estructural, los nuevos proceso de democratización en Europa meridional, América Latina y Europa oriental abrieron paso a nuevas perspectivas. Sin duda, coadyuvaron en este viraje la creciente complejidad de las sociedades contemporáneas y el aumento de las indeterminaciones económicas, políticas, sociales y culturales; la rapidez con que sucedían los cambios políticos y la dificultad que representaba para analizarlos; y el relativo abandono dentro del pensamiento social de las concepciones que se calificaban como naturalistas e historicistas. La crítica a estas obras se concentra en la interpretación de las correlaciones de las estadísticas entre variables socioeconómicas y variables políticas como explicaciones causales, ya que los mismos datos permitirían establecer la hipótesis de una relación en sentido contrario: desde la democracia hacia la modernización social y la cultura cívica. Otros aspectos de la crítica estuvieron dirigidos a su énfasis estructural marcadamente determinista que condenaba a la impotencia política; la imposibilidad de conformar un cuerpo teórico válido y aplicable a todos los procesos, debido a la indeterminación de los mismos; la dificultad que significaba la comparación a partir de modelos de contextos políticos y ambientes geográficos y temporales marcadamente diversos que desestimaba las especificidades de cada país; y los resultados inesperados e imprevistos que se produjeron en algunas experiencias.

113 SANTISO, Javier, op. cit. 114 GINER, Salvador, op. cit., p 798-799.

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Se señalaron algunos contraejemplos de democracias estables en plena crisis económica y social, especialmente durante el período entreguerras, como Noruega y Holanda, y se comenzaron a desarrollar análisis comparativos de las transiciones basados en el papel del liderazgo y las instituciones políticas, constituyéndose un enfoque estratégico inicial. Paulatinamente estos estudios se convirtieron en descripciones más modestas sobre aspectos aislados, en un intento por cuestionar y superar dentro del análisis, la libertad y la autonomía de los actores, la pretensión historicista, la concepción lineal del tiempo, y la sobre pretensión teórica, analítica y global. El centro de análisis entonces se trasladó a las estrategias, interacciones y habilidades de los actores, analizadas, precisadas y modeladas con la ayuda de la Teoría Económica Clásica y del Individualismo Metodológico, en las que se subraya el papel de las decisiones estratégicas de los actores con distintas creencias, preferencias, expectativas, actitudes e intenciones. Las expectativas de los actores, las negociaciones basadas en promesas y amenazas, los acuerdos inspirados por una información imperfecta y la asunción de riesgos habría encontrando así, definiciones apropiadas de las que cabría extraer múltiples implicaciones. Mientras el enfoque estructural se prestaba atención sobre todo a los contextos objetivos, en el enfoque estratégico se analizan los procesos subjetivos. Así, en la primera perspectiva, la democracia debería consolidarse sobre la base de su eficacia y legitimidad sustantiva, en la segunda, la democracia es concebida básicamente como reglas procedimentales del juego político, compatibles con diferentes resultados socioeconómicos. En el enfoque estratégico, el proceso de transición democrática es explicado como el cambio de un régimen político preexistente por otro, que conlleva la sustitución de los valores, normas, reglas de juego e instituciones asociados por éste por otras diferentes. Este cambio está determinado por la acción política de actores racionales políticamente significativos. Los actores desde este punto de vista son élites que tienen una naturaleza esencialmente racional en sus acciones y están sujetas a una guerra posiciones. Desde esta óptica la transición democrática es el proceso mediante y durante el cual las reglas del juego son transformadas hasta producir un nuevo orden democrático, que influye en la capacidad decisoria y los intereses de los actores. Estos principios son complementados por otras consideraciones respecto a los procesos de transición: a) Están marcados por la incertidumbre, lo que dificulta definir de antemano las

estrategias y comportamiento de los actores involucrados

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b) Existen factores que delimitan la ruta e itinerario de la democratización y que catalizan o inhiben el proceso (características del régimen, de la coalición gobernante, ciertos factores económicos y políticos nacionales o internacionales y el nivel de interrelación entre la coalición dominante, los partidos políticos y la sociedad civil).

c) Para reducir los riesgos de una regresión autoritaria juega un papel determinante el

aprendizaje político. En su etapa más reciente, la preocupación más importante dentro de la Teoría de la Transición es quizás la determinación de los factores que se consideran directa o indirectamente relacionados con la sustentabilidad de las nuevas democracias. Se trataría de explicar las debilidades y tareas pendientes de las instituciones democráticas, centrando su atención en identificar y evaluar las diferentes opciones de fortalecimiento y mejoramiento de las instituciones democráticas115. En ese sentido, considera que existen algunos factores que permiten a la democracia funcionar: a) La preservación de la integridad territorial nacional (ante el peligro de la posible

desintegración multinacional). b) La relación adecuada entre Estado, ciudadanía y democracia. c) Un contexto político y cultural propicio para que se desarrolle. d) Abordar ciertos temas relacionados con la crisis económica, las reformas del mercado

o el crecimiento económico. En consecuencia, los temas abordados en las investigaciones son generalmente la vigencia del Estado de Derecho, las instituciones democráticas, las relaciones cívico-militares, la sociedad civil, la cultura política o las privatizaciones. Sin duda, uno de los elementos analíticos que significan una diferencia considerable del enfoque estratégico respecto al enfoque estructural es que en este caso, se toman en cuenta los temas económicos, los que generalmente estaban desligados de los análisis políticos sobre la democracia y la ciudadanía. Uno de los puntos cruciales del enfoque estratégico es el papel que corresponde al Estado como el promotor por excelencia de la ciudadanía y creador de las condiciones económicas de crecimiento sostenido, y que le sitúa políticamente en oposición al neoliberalismo. La controversia central dentro de la Teoría de la Transición es la dificultad que implica la transición a un régimen en condiciones de crisis económica, porque a mayor democracia, mayores exigencias y expectativas civiles, políticas y sociales de la ciudadanía, ante un Estado debilitado en una economía liberalizada. 115 PRZEWORSKI, A., et. al., La democracia sustentable. Paidós. Argentina. 1998.

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Según Graciela Medina “en la actualidad se considera a la democracia como la mejor forma de organización política, como el aspecto político de una modernidad cuya forma económica es la economía de mercado…y aunque ante las formas autoritarias de gobierno…aparece como la forma de gobierno óptima para incluir los disensos…la democracia contemporánea enfrenta diversos problemas”116. El dilema de las nuevas democracias sería combinar la consolidación de las instituciones políticas nacientes con un deterioro profundo de las condiciones materiales y, el peligro principal, la amenaza de desintegración social debido a la violencia colectiva que debilitaría aún más al Estado. En ese sentido, Manuel Antonio Garretón117 señala que es posible ligar la consolidación y la estabilidad democrática futura a tres factores: a) Desarrollar un modelo de desarrollo y de condiciones estructurales compatibles con

un régimen de democracia política. b) La rearticulación autónoma entre Estado, sistema político y sociedad civil. c) La reestructuración de un sistema político partidario. Buena parte de la crítica al enfoque estratégico ha cuestionado su insistencia en el enfoque comparativo y en desestimar que el éxito de las democratizaciones pueda estar condicionado por las condiciones del pasado, porque en sus estudios, los factores estructurales y socioeconómicos (factores objetivos) aunque se consideran, son poco significativos con relación a los factores determinantes del desarrollo político. Se señala que existen modalidades de construcción de la sociedad civil que anteponen lo colectivo a lo individual (pueblo, movimiento, trabajadores) lo que significaría replantear la noción de ciudadanía hasta ahora manejada, ya que “no todas las luchas pueden ser aprehendidas desde la perspectiva de la transición política o de construcción de democracia política, porque muchas de ellas se insertan en procesos defensivos y de autoafirmación de identidad, otras se ubican en la dimensión revolucionaria, y otras apuntan a la democratización global118”. Igualmente, se indica que las relaciones de dependencia y dominación no han desaparecido con el proceso de globalización de la economía y la cultura, y que no se le ha prestado atención a temas como el problema de la deuda externa, que constituyen un agujero negro por donde se van la mayor parte de los recursos escasos disponibles de muchos países.

116 MEDINA, Graciela. Un abecedario de la Democratización del Orden y la Política. En Revista Electrónica de Epistemología de Ciencias Sociales La Cinta de Moebio. No. 7, Marzo de 2000. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales. 117 GARRETÓN, Manuel Antonio, op. cit. 118 Ibid.

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Una consideración importante es el hecho de que muchos de los analistas que se inscriben dentro la Teoría de la Transición paulatinamente se convirtieron ellos mismos en actores de los procesos políticos, especialmente como funcionarios de Estado o como analistas en instituciones internacionales. De acuerdo a las anteriores consideraciones una caracterización teórica de la Teoría de la Transición con enfoque estratégico, revela las siguientes características: a) Preocupación central por la democracia, entendida como democracia política al estilo

occidental, que se constituye como su referente político119. b) Concepción del cambio social como democratización política de la sociedad,

mediante la creación, adaptación y mejoramiento de las instituciones políticas y de ciertos procedimientos que le son inherentes, cuyo fundamento es la creación de una nueva cultura (valores y prácticas democráticas) que se expanda en el modo de vida cotidiano.

c) Presencia de un análisis descriptivo que tiende a privilegiar los rasgos superficiales de

los fenómenos y describir ciertos procesos (el cómo) antes que explicar sus causas e implicaciones más profundas (el porqué) y cuya preocupación teórica y analítica no es considerable.

d) Presencia de una noción constructivista de la acción social120 que tiende a considerar

la realidad social como construida, donde el análisis social se concentra en las estrategias y habilidades políticas de los actores sociales y explica el cambio como resultado de dichas estrategias.

e) Manifestación de un enfoque prospectivo del desarrollo y el cambio social, en el que

el análisis retrospectivo-cognitivo (lecciones pasadas) y proscritivo-propositivo (consejos, enseñanzas, conceptos) tiende a privilegiar el horizonte-futuro a partir de la evaluación de las consecuencias futuras, posibles y probables de las acciones emprendidas en el presente inmediato, por encima del pasado y de las determinaciones estructurales.

119 Para definir los límites de la democracia en el capitalismo se difundió el concepto de democracia burguesa, con el objeto de poner en relieve el hecho de que en las sociedades capitalistas se toleran formas democráticas de gobierno, sólo mientras éstas no pongan en cuestión la subsistencia misma del dominio del capital. Esto remite al tema de la naturaleza del vínculo entre capitalismo y democracia y al de la expansión de las instituciones democráticas con relación al proceso de modernización inherente a la ampliación de las relaciones capitalistas de producción. 120 Véase FLECHA, Ramón, et. al., Teoría Sociológica Contemporánea. Paidós Studio, España, 2001, pp 66-70 y el glosario de términos que aparece en los apéndices del presente trabajo de tesis.

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4.2. Principales componentes teóricos de la Teoría de la Transición en el caso guatemalteco De acuerdo a los esquemas 1 y 2, y las definiciones planteadas se ha desarrollado el análisis de los trabajos indicados en el apartado sobre las consideraciones teórico-metodológicas, llegando a las siguientes proposiciones: 4.2.1. Orientación de la práctica científico-social a) El análisis social se concentra en el proceso de construcción de la democracia (la

democracia es un constructo histórico) estudiando la trayectoria de la transición democrática a partir del examen de las precondiciones (factores) para el establecimiento de regímenes democráticos y para su funcionamiento.

b) El tema principal que aborda es la democracia política, concebida como un régimen

político liberal-occidental (formal) deseable, en construcción y perfectible (democracia sustantiva) como condición primaria para alcanzar el desarrollo. Se trata de una valoración secularizada del régimen político sin subordinarlo a otras dimensiones de la sociedad.

c) El problema fundamental es que si bien la salida a la crisis política inicia con la

democracia política y que ésta puede desarrollarse a pesar de las desigualdades sociales, existen factores estructurales que obstaculizan la construcción democrática, porque son causa y efecto de la vida democrática. Estos factores son económicos (crisis económica e inserción en la globalización), sociales (pobreza, salud, educación y vivienda), culturales (heterogeneidad cultural y cultura política autoritaria), institucionales (crisis de partidos políticos y la cuestión militar) e internacionales (ambiente favorable/desfavorable).

4.2.2. Naturaleza del discursivo científico-social En los ensayos estudiados puede percibirse un discurso propositivo121, algunas veces escéptico que paulatinamente se ha conformado como el lenguaje oficial y común de la denominada Democratización del Estado y que coexiste en conflicto no abierto con el neoliberalismo, lo que le da su especificidad crítica y revela su acento marcadamente socialdemócrata. En estos trabajos se considera a la democracia como la forma viable de organización política, como el aspecto político de una modernidad cuya forma económica (a regañadientes) sería la economía de mercado y con ello se asume que la teoría (a priori)

121 Por su naturaleza y atendiendo a sus caracteres más fundamentales el discurso científico-social puede tener dos características principales: ser esencial y profundamente crítico, construido en base de la desestructuración y el desmontaje polémico y a contracorriente de discursos dominantes oficiales que les preexisten, a los que de manera radical intenta sustituir; o bien tratarse de un simple discurso positivo y propositivo que coexiste sin conflicto al lado de otras interpretaciones o visiones en competencia, que puede llegar incluso a conformar el lenguaje común y oficial. Véase AGUIRRE ROJAS, op. cit.

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tiene una misión: la conducción de la sociedad hacia la democracia política y social, lo que le lleva a cumplir una función de legitimidad del sistema social. Se ha señalado que se trata de un síntoma reformista y de “un discurso del orden y de la estabilidad. En esta perspectiva, las instituciones políticas y la construcción democrática parecieron ser problemas que se resuelven por acuerdos entre las partes que superaron el conflicto o por fuerzas sociales que sólo tienen vida en el terreno acotado de la política. En síntesis, las ciencias sociales tienden a volverse –como expresión de crisis o como una moda- conservadoras”122. 4.2.3. Modelo teórico-metodológico 4.2.3.1. El diálogo teórico se concentra en los siguientes aspectos: a) No existe un modelo de referencia y finalista de la democracia. Se trata de un

fenómeno histórico y específico propio de cada experiencia nacional, que depende de la persistencia de factores políticos, económicos, sociales, culturales e institucionales (que se constituyen en indicadores de los avances democráticos en relación al autoritarismo).

b) La democracia en Guatemala surge a medida que la democracia de fachada se fue

agotando en el seno de la crisis política que se generalizó en la década del setenta y fue impulsada por actores autoritarios (se transita por vía autoritaria).

c) Si bien una revisión de los aspectos estructurales conduce al pesimismo y a pensar

que el desarrollo democrático es incierto, porque es un fenómeno que revela un alto grado de indeterminación de las estrategias de los actores políticos y sociales, no manifiesta síntomas de ser reversible, aunque esto no es improbable.

d) Se trata teóricamente de una experiencia de consolidación pasmada que no ha sido

exitosa, de un proceso de instauración (J. Linz) que reunió los momentos de la liberalización y democratización, y que no tiene prisa por su consolidación (O’Donnell).

e) La democracia además de un referente empírico (democracia formal) contiene un

referente utópico (se trata de un problema y un proyecto). La constitución de un régimen político es el primer paso de la construcción de una sociedad democrática (la facilita, pero no se agota en este).

f) Si bien la representación por la vía electoral no es suficiente, los procesos electorales

desarrollan en el camino efectos imprevistos (por los actores autoritarios) que coadyuvan al proceso democrático. Contradictoriamente aunque la transición política puede ocurrir en el punto álgido del enfrentamiento político, sus alcances y contenidos aunados a factores geopolíticos y a la dependencia internacional posibilita que actores –izquierda/derecha- acepten las reglas del juego de la democracia liberal

122 TORRES-RIVAS, Edelberto. Política: Teoría y Métodos…op. cit., p 10.

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g) El Estado es un actor fundamental de la transición democrática, porque es el promotor

de los consensos sociales y el creador del espacio de realización de la ciudadanía (democracia social). Debe ser funcional para desarrollar un grado aceptable de asimilación de las necesidades e intereses colectivos de la población (gobernabilidad). El éxito del neoliberalismo debilita aún más al Estado y con ello pone en entredicho el proceso democrático.

h) Se debe apelar al fortalecimiento de la sociedad civil desde la óptica de la

participación social democrática individual, pero siempre orientada a los intereses colectivos.

4.2.3.2. Las nociones y el concepto fundamental son los siguientes: a) La realidad social es construida porque el rumbo de la dinámica social está

determinado por la acción social individual (la democracia es construida por quienes creen en ella) a pesar de la existencia de factores objetivos estructurales de corta y larga duración (diferencias socioeconómicas, heterogeneidad cultural, diferencias de clase, etc.).

b) Mediante un proceso de identificación de intereses la acción social individual deviene

en colectiva (identidad) y puede expresarse en organizaciones e instituciones políticas, sociales y culturales (sujeto/actor social) posibilitando el ejercicio de la ciudadanía y la democracia.

c) La acción social individual (ciudadano) es subjetiva (voluntad, estados de ánimo,

intenciones, creencias, preferencias, expectativas) y apreciativa (experiencias) y se expresa como práctica social (comportamiento, conducta, actuación concreta) colectiva o grupal (actores y sectores sociales, sociedad civil) a manera de voluntad política.

d) La ciudadanía supone la interiorización (empoderamiento123) de la democracia en la

sociedad mediante el desarrollo y promoción de una cultura política cívica fundamentada en valores liberales (igualdad política, libertad, tolerancia, libertad de acción) que orienta la práctica democrática.

e) La ciudadanía puede y debe ser inducida por un proceso educativo y re-educativo que

promueva el desarrollo de una cultura cívica y el fomento de la participación social (cultura de paz).

123 El concepto empoderamiento parte de una visión positiva e idealista de la problemática del poder, ya que se le asocia a la capacidad colectiva para resolver problemas que de manera individual sería más difícil. Se ha señalado que propone una visión simplista de la organización y la participación, sin especificar el tipo de organización o tipo de participación que se promueve, revelando una idealización de “lo comunitario”. De la misma forma, que su aplicación es limitada en cuanto a situaciones económicas y políticas de carácter estructural. Véase MACK, Luis Fernando. Concepciones generales sobre el concepto de Empoderamiento. Universidad de San Carlos, Escuela de Ciencia Política. 5 p.

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f) Es necesario y prioritario reconstruir y modernizar el tejido social (noción de comunidad) fomentando la sociabilidad, el asocianismo y el liderazgo, encontrando en su seno a los actores sociales capaces de coadyuvar al desarrollo democrático (líderes, élites)

g) La precondición del desarrollo social (cambio social) es el cambio político

(democracia política) porque la crisis centroamericana fue fundamentalmente política (del sistema político autoritario). El rumbo del proceso social está relacionado con el desarrollo democrático, a partir de la instauración de regímenes democráticos y la consolidación de la vida democrática.

h) La construcción democrática supone además del desarrollo formal (eventos

electorales periódicos) la modernización institucional (arreglos institucionales), de los procedimientos políticos (aceptación de las reglas del juego por todas las fuerzas políticas y sociales, democratización del poder político) y la construcción de ciudadanía (cultura política democrática).

i) La dirección del proceso social y la posibilidad de una regresión autoritaria depende

de la existencia/ausencia de voluntades y prácticas democráticas/autoritarias organizacionales e institucionales, en la medida que existen actores y mentalidades decisivos en la construcción de la democracia y opuestos a ella (no todo lo que se origina en la sociedad es democrático).

j) La gobernabilidad (concepto fundamental) es posible cuando el Estado (depositario

del poder) se constituye en el instrumento democrático que asimila las demandas (haciéndose representativo) y posibilita la democracia social (a través de la creación y desarrollo de políticas, leyes, regulaciones, instituciones) dando lugar a un régimen político que alcanza niveles deseables de eficacia y legitimidad (democracia sustentable)124.

k) Para que el Estado desarrolle con éxito su tarea (reproducir consensuadamente el

poder) necesita una mediación fluida (cultura política democrática sólida mediante la estructuración, codificación y traslado dinámico de las demandas); y la existencia, funcionalidad, operatividad y eficiencia de sus entes (modernización institucional) dando como resultado el ejercicio del poder con relativa estabilidad.

l) Cuando el universo de intereses colectivos (demandas, algunas veces en choque) no

pueden ser expresadas de manera fluida, eficaz y consensuada por los canales de intermediación (por excelencia deberían ser los partidos políticos, aunque pueden ser los medios de comunicación, las ONGs y distintas organizaciones sociales y culturales) hacia el Estado se produce el riesgo de regresión autoritaria. Una crisis de

124 Se considera que existe una doble gobernabilidad, por parte del Estado y por parte de la sociedad civil, aunque se especifica que lo gobernable es la sociedad civil y quien gobierna el Estado. Véase GÁLVEZ BORREL, Víctor. La gobernabilidad en Centroamérica: sectores populares y gobernabilidad precaria en Centroamérica. FLACSO, Guatemala, 1995, pp 16-17.

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gobernabilidad es el resultado de la ausencia de consensos y de la prevalencia de mentalidades autoritarias125.

m) A la gobernabilidad democrática se opone la gobernablidad conservadora cuyo

propósito principal es la estabilidad (posibilidad de establecer procesos que canalicen los conflictos sociales de manera que las demandas de los actores sociales no rebasen los límites institucionales y no comprometa la sociedad toda, y sobretodo el poder del Estado establecido).

n) La diferenciación social está expresada a partir de actores y sectores (organizaciones

e instituciones) políticamente significativos que se constituyen en líderes y élites sociales y políticas que interaccionan enfrentados en una guerra de posiciones126.

o) Los conflictos sociales no son indeseables ni inevitables porque provienen de

diversas fuerzas sociales y de distintas movilizaciones y porque la democracia es el ejercicio permanente del consenso127. Pero si las demandas o el descontento social no son canalizados apropiadamente, y regulados y gestionados consensuadamente por el Estado, se produce una crisis de gobernabilidad que puede desembocar en una regresión autoritaria.

4.2.3.3. Los rasgos del método empleado Tomando en consideración los elementos anteriores, puede percibirse en los ensayos estudiados una reorientación de la teoría social como resultado de la desaparición del marxismo, un sincretismo epistemológico y una tendencia al eclecticismo teórico. Estas afirmaciones pueden resumirse en los siguientes aspectos: a) La presencia de un marcado determinismo (énfasis) que asume lo político como

prioritario en la explicación social. En todos los ensayos analizados el tema del poder, y con ello, de la democracia y su gobernabilidad son recurrentes, aunque haya factores estructurales que obstaculizan el proceso128.

125 La gobernabilidad sería el resultante de la forma cómo actúa el Estado y de las expectativas y evaluaciones que sobre ello hacen miembros de la sociedad civil, de donde pueden inferirse los apoyos que potencialicen la gobernabilidad o bien, situaciones críticas o cuestionamientos que la debiliten, dando como resultado períodos de crisis de gobernabilidad o períodos de estabilidad. 126 En esta perspectiva, cuando no hay un rechazo al concepto clase social este es considerado simplemente como una de las múltiples posibilidades de “constitución de la identidad del sujeto”. 127 Un orden democrático se sustentaría en el reconocimiento de las diferencias, de la pluralidad, del conflicto y de la contingencia. Pero además, debería contar con consenso, con un acuerdo colectivo sobre qué se entiende por orden democrático, y en especial sobre cuál es el orden democrático posible en una sociedad determinada. Como el orden no es algo dado, sino una construcción social, la tarea de construir un orden democrático sólo podría ser emprendida colectivamente. Véase MEDINA, Graciela, op. cit. 128 Se privilegia el régimen político (mediaciones institucionales entre Estado y sociedad); lo político de la creatividad política y la capacidad de creación histórica colectiva; y la concepción de la sociedad como un sistema de actores y un campo regulado de lucha entre diversos proyectos. Véase GARRETÓN, Manuel Antonio, op. cit.

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b) La explicación de la dinámica social (el cambio social) se fundamenta en la acción social individual (individuos, grupos, élites) que deviene en colectiva (actores sociales) mediante el proceso de construcción de ciudadanía, lo que evidencia la presencia de una noción constructivista de la acción social.

c) La consideración de la acción social como individual y electiva (racional, abierta,

libre) lleva a considerar las clases sociales o grupos organizados como actores, haciendo uso libre de conceptualizaciones reservadas a ámbitos micro sociales, revelando la presencia de una postura microsociológica basada en el individualismo metodológico129.

d) El individualismo metodológico conduce directamente a la teoría de la elección

racional y de la teoría de juegos130. e) Es evidente la influencia de la conceptualización weberiana del poder131 asociada al

concepto de legitimidad132 que se reduce al problema de gobernabilidad de los gobiernos.

129 El estudio de la acción ha dominado el desarrollo de las ciencias sociales desde su nacimiento. Uno de los debates centrales en esta línea de análisis es si la acción social puede ser reducida a la acción individual. El individualismo metodológico es una postura que afirma que todos los fenómenos sociales (su estructura y cambio) son en principio explicables de un modo que sólo implica a los individuos (unidad social), a sus propiedades, sus objetivos, sus creencias y sus acciones. Se ha señalado contrariamente que la acción social no puede remitir a la individualidad, pues lleva a términos estrictamente personales e incluso psíquicos y excluye la posibilidad de dar cuenta de lo social. Véase FLORES GUERRERO, Rodrigo, op. cit. y OLIN WRIGHT, Erick et. al. Marxismo e Individualismo Metodológico. En TORRES-RIVAS, Edelberto. Política: Teoría y Métodos. EDUCA, Costa Rica, 1990, p 204. 130 Propuestas teóricas con antecedentes en la economía neoclásica, el racionalismo, el pragmatismo y la matemática. En ambos casos, se asume que los individuos actúan en base a lo que ellos creen que les traerá mejores beneficios (racionalmente) por encima de los aspectos estructurales. De esa cuenta, las acciones están sujetas a las restricciones (físicas, económicas, legales y psicológicas) y a las preferencias y oportunidades. Sin embargo, no todas las acciones son racionales, porque existen normas sociales y preferencias emocionales que generalmente las condicionan y se manifiestan en la propensión a cumplir normas que el grupo social a interiorizado. La teoría de juegos ha sido aplicada principalmente para analizar los procesos de negociación de la paz. Véase AGUILERA PERALTA, Gabriel. Realizar un imaginario: La paz en Guatemala. En TORRES-RIVAS, Edelberto, et. al. Del autoritarismo a la paz. FLACSO, Guatemala, 1998, pp 123. Uno de los desarrollos más reciente de la teoría de la elección racional en el aspecto político es la idea de la democracia deliberativa en la que se plantea que los individuos argumentan y pactan (no sólo agregan) sus preferencias y las transforman, introduciéndose la posibilidad de la subjetividad en la acción racional normativamente regulada, a través de la negociación en la que varios individuos coordinan su acción negociadora. Véase ELSTER, John. La democracia deliberativa. Gedisa, España, 1998, p 13. 131 La capacidad de que un actor en una relación social pueda imponer su propia voluntad a otros, a pesar de su resistencia e independientemente de las bases sobre las que descansa esta probabilidad. 132 Se trata de un término incorporado a las ciencias sociales en la década de los setenta, para dar cuenta de algunas dificultades institucionales que experimentaban las sociedades desarrolladas. Se refiere a la capacidad de valorar y aceptar racionalmente, a través de un sistema de creencias y valores, los mandatos emanados de quienes detentan el poder, momento en el que se realizan las condiciones propias del poder, que es aceptado por voluntad y por consenso. Se acepta que sólo existe poder político cuando existe legitimidad.

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4.3. Hacia una valoración de Teoría de la Transición en Guatemala El examen de la Teoría de la Transición en el caso guatemalteco revela algunos aspectos que es necesario considerar. 4.3.1. Respecto a la Teoría de la Transición de alcance mundial a) Un intento por resolver la dicotomía estructural/estratégica, aunque su énfasis es

principalmente estratégico. b) Respecto al enfoque estructural supera: el intento por deducir leyes, generalizaciones

y reglas para la transición democrática –superando la concepción naturalista de las ciencias sociales; el énfasis determinista general o estructural; y, su optimismo democrático, ya que desde su proyección se manifiesta cierto escepticismo al respecto de la transición democrática. Sin embargo, conserva su carácter proscriptivo (recetario) para llevar a cabo la transición sin incidentes y la idea de que la democracia debe consolidarse sobre la base de su eficacia y legitimidad.

c) Con relación al enfoque estratégico supera la poca importancia dada a los factores

objetivos y estructurales; el peso de las condiciones derivadas del pasado; la desatención dada a los resultados imprevistos; su atención a las especificidades nacionales regionales; la idea del aprendizaje político para evitar regresiones autoritarias; y, la consideración del papel central que juega el Estado como promotor de la democracia. No obstante, conserva la idea de que la democracia puede alcanzarse por un proceso inducido de cambio de valores (acción política de actores racionales/élites) y normas, reglas de juego e instituciones, por lo que el análisis se reduce a establecer las tareas pendientes de la democracia; y, su bajo interés en aspectos relacionados con la dependencia y la dominación externa, que se han fortalecido con la globalización.

d) El problema central para la Teoría de la Transición en su versión guatemalteca es el

mismo que su similar regional: hacer sustentable el desarrollo democrático en condiciones de crisis económica (sistema necesario/crisis social) partiendo de un análisis que asume en principio que el cambio social parte del ámbito político (que lleva a pensar más o menos autónomamente lo político) teórica y políticamente acotado en el margen de la democracia liberal.

4.3.2. Respecto al desarrollo de la Sociología en Guatemala a) En sentido positivo: el abandono de cierto léxico y de ciertos conceptos que fueron

generalmente imprecisos; un intento por atender el sentido de la acción social individual y grupal; el abandono de la visión estadocéntrica; y, una ampliación temática antes desconocida.

b) En sentido negativo: la tendencia al sincretismo y eclecticismo teórico (no a la

síntesis); la manifestación de pesimismo e incertidumbre en el sentido teórico; la

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orientación hacia la investigación empírica y evaluativa, sin pretensiones teóricas; la desconexión de los debates teóricos mundiales dentro de la disciplina; la obsesión por el tema de la democracia; la evidente ausencia de una crítica teórica a los supuestos y conceptos en que está fundamentada teóricamente; y, la aceptación de la democracia liberal como referente político-límite.

4.3.3. Algunos de los nudos problemáticos encontrados en la Teoría de la Transición en su versión guatemalteca se refieren a: a) La posibilidad de que la crisis política centroamericana de principios de los años

ochenta pueda resolverse finalmente, en primera instancia por medios políticos. b) La probabilidad de perfeccionar la democracia y minimizar el grado de desigualdad

social sin romper con el margen de la democracia liberal. c) El peligro de que el participacionismo (y por ende la sobredemanda) rebase la

capacidad del Estado. d) El hecho de que la participación de los actores autoritarios pueda provocar efectos no

deseables para la democracia133. e) El riesgo que significa sobrepasar el estado de ánimo democrático de la población, en

relación al desencanto con la política (partidista). f) El peso determinante que los diversos factores y actores internacionales tienen en el

desarrollo democrático. g) El problema teórico central sigue siendo la naturaleza de los vínculos entre estructura,

subjetividad y acción social.

133 Se considera que dos problemas cruciales para la transición democrática son el control o influencia que en el gobierno tienen los militares y el tema de la justicia respecto a los hechos ocurridos durante el conflicto armado. En el segundo caso, desde esta perspectiva, un gobierno democrático debería aplicar la ley y hacer justicia, sin embargo esta posibilidad estaría reducida a “la naturaleza” de los “actores” de la transición: si son fuerzas nuevas y democráticas o “continuadores” de la dictadura. Véase TORRES RIVAS, Edelberto. Prólogo: La metáfora de una sociedad que se castiga a sí misma. En Comisión para el Esclarecimiento Histórico –CEH- Guatemala: Causas y Orígenes del Enfrentamiento Armado Interno. F y G Editores. Guatemala, 2000, pp xv-xxxi.

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V. REFLEXIONES FINALES Para fines expositivos y una mejor valoración del presente trabajo de tesis se considera pertinente presentar las siguientes reflexiones: La aprehensión del desarrollo del conocimiento social es un esfuerzo complejo en el que se deben considerar tanto los eventos internos como externos a las ciencias sociales, ya que este proceso es menos racional de lo que aparenta. La interpretación kuniana sobre el desarrollo científico-social con algunas precisiones, es válida como marco de lectura para dar cuenta de la dinámica a que se ve sometido el conocimiento social. Desde esta perspectiva, la discusión sobre lo social está limitada dentro de ciertos paradigmas presentes en ciertos momentos del desarrollo histórico-social. En Guatemala, en los últimos veinte años se ha venido constituyendo dentro de las ciencias sociales y particularmente en la sociología la Teoría de la Transición como modelo de interpretación social dominante. Su proyección es el resultado de la muerte pacífica dentro de la línea de desarrollo de la tradición marxista-estructural dentro del entorno de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Esta ruptura abrupta, es producto de fenómenos internos y externos a la disciplina que ocurrieron en la década del ochenta. En un primer momento, como efecto de la violencia política y el exilio de muchos científicos sociales. En un segundo momento, como consecuencia de la crisis económica, el desenvolvimiento de la crisis política en la región y por la crisis ideológica a nivel mundial del marxismo. La Teoría de la Transición es una teoría política que manifiesta en el plano discursivo un acento marcadamente reformista y en el plano teórico-metodológico una tendencia al sincretismo y al eclecticismo. Es preciso señalar que en sus últimos desarrollos ha vislumbrado un síntoma de autocrítica, en la medida que el proceso de democratización se revela cada vez más complejo y que sus análisis siempre están acotados por la democracia occidental como referente-límite. En relación al desarrollo de la Sociología, puede considerarse su influencia positiva, porque la disciplina evidencia mayor flexibilidad teórica, más atención a las determinaciones individuales de la acción social, mayor amplitud temática y una posición político-ideológica menos dogmática. En sentido negativo, su hegemonía revela una tendencia teórica acrítica legitimadora, el determinismo político en sus análisis, la desvinculación con los debates y desarrollos teóricos mundiales de la disciplina y la orientación hacia la investigación evaluativa y empírica.

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Puede afirmarse que mientras la disciplina finalmente se ha institucionalizado, ha ganado considerable importancia pública y ha dejado de ser estigmatizada como subversiva, la influencia de la Teoría de la Transición no ha posibilitado la crítica, la innovación y la recuperación teórica y del pensamiento social guatemalteco que puede tener alguna validez. Por tanto, sigue siendo necesario distinguir y no oponer la teoría social y la crítica social (cambio social/política). Son dos momentos interrelacionados de la disciplina que no pueden autoexcluirse. Un programa de investigación teórica siempre es pertinente.

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VII APÉNDICES

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Esquema 1. Elementos intervinientes en el desarrollo del conocimiento social

Historia externa de los eventos científicos

Historia interna de los eventos científicos

Factores contextuales de ocurrencia histórica, estructurales y coyunturales

Estructuración de la discusión sobre lo social a partir del desarrollo de paradigmas

El científico social dentro de su grupo social y en su ambiente institucional

Teorías y modelos de interpretación social

Modelo teórico y metodológico

Problemas y temas

Focalización de intereses y prácticas cietíficas

Debates y diálogos teóricos

Nociones, concepciones y categorías de análisis

Proyecto discursivo

Concepción del mundo y del conocimiento social

Técnicas de análisis y recopilación de información

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Esquema 2. Elementos que constituyen un modelo de interpretación social.

Focalización de intereses y prácticas científicas

Modelo teórico y metodológico

Naturaleza del discurso científico social

Conflicto social

Análisis social

Método

Acción social

Tema

Concepto fundamental

Cambio social

Debate o diálogo teórico

Problema social

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Esquema 3. Muestra del análisis documental desarrollado a partir de los textos estudiados.

UNIDAD DE ANÁLISIS ARGUMENTOS CATEGORÍAS Focalización del análisis social (t2)

Se concentra en el proceso de construcción de la democracia

“El ensayo sobre la democracia posible es solamente un intento por reflexionar de manera muy preliminar sobre la tradición histórica y la coyuntura contemporánea en relación con la construcción de regímenes democráticos...” (p 16) “El conjunto de fenómenos que están asociados de diversa manera con el origen y desarrollo de la crisis política regional han colocado, en el primer plano del debate teórico y de las prácticas cívicas, el problema de la democracia”. (p 53)

Tema principal (t2) La democracia política concebida como régimen político-occidental

“El punto de partida de nuestra reflexión no es la democracia como un tipo de sociedad sino como régimen político. Aunque no es el equivalente histórico, ello puede corresponder a la dicotomía que existe, al uso, entre democracia formal y democracia real. Lo formal se satisfaría con la existencia de un Estado-de-derecho y por lo tanto, previsible, en el que los ciudadanos pueden encontrar enunciada la defensa legal de sus derechos: el reconocimiento de los mismos”. (p 11) “Para que no haya confusión acerca de lo que estamos entendiendo por democracia en este trabajo, utilizaremos una noción de sentido común, basada en regularidades históricas, observadas en diversos países y momentos y que, con cierto rigor, están presentes…en eso que…(se)… llama “democracia liberal” (para situarla históricamente)…En ella se reconoce tanto en el gobierno como en los cuerpos legislativos electos, directa o indirectamente, por medio de elecciones periódicas, con sufragio universal; cuando a los electores se les concede normalmente la posibilidad de optar por diversos partidos políticos. Todo ello en el marco de libertades civiles relativamente suficientes (libertad de palabra, de prensa, de asociación, etc.) para asegurar que el derecho de optar sea efectivo, es decir, relativamente libre; existe una igualdad ante la ley y algún tipo de protección de las minorías, así como una aceptación general del principio máximo de libertad individual, compatible con la misma libertad para los demás”. (p 61 y 62)

Problema fundamental (t3) La solución de la crisis centroamericana inicia con la democracia política

“Centroamérica exhibe hoy día una variedad de experiencias históricas que tienen en común la búsqueda de alguna modalidad democrática que a su vez pueda constituir el punto de partida para alguna forma de crecimiento con desarrollo. El estancamiento de todos estos años es tan grave como la guerra o la dictadura y sin cambios profundos en la desigual estructura del

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reparto de la riqueza social no habrá ni paz ni democracia. Los déficits sociales son agudos…La democracia no es un tipo de régimen político ni una determinada forma de sociedad. Aquí nos interesa más lo primero que luego facilita lo segundo. Es más fácil alcanzar un régimen político democrático que una sociedad que también lo sea”. (p 53 y 54)

Naturaleza del discurso científico-social (t2)

La teoría tiene la misión a priori de conducir la sociedad hacia la democracia política y social

“Hay que admitir que la elaboración teórica de esta propuesta fundamental ha sido pobre. Los intelectuales de izquierda estamos lamentablemente retrasados al enfrentar este desafío”. (p 13)

Diálogo teórico (t4) No existe un modelo de referencia y finalista de la democracia

“La idea de democracia tiene varias dimensiones…es una idea que trasciende la organización inmediata de la sociedad y se convierte mas en un referente general que sin ser un modelo a imitar presenta ciertos requisitos básicos para calificar a una sociedad de democracia o no, o de menos o más democrática…no se trata de ninguna manera de una fórmula cuyos componentes le otorguen a una sociedad la calidad de democrática…esta forma simplista y grosera de ver el proceso social y la democracia es la que en la práctica lleva a posiciones extremas y sin matiz, y a la introducción de apellidos al término, con el ánimo de situar sus imperfecciones, distinguir sus logros, así se habla de democracia política, social, electoral, formal, etc…esto no hace sino dimensionar un sólo aspecto de la idea de democracia calificando todo proceso en una sociedad desde un punto de vista undimensional…” (p 12 y 13)

Naturaleza de la acción social T5

La acción social es individual y subjetiva

“Esta subjetividad de la acción social contribuye a hacer de la gobernabilidad, un problema más complejo del que en apariencia podría tener. En efecto, según Philippe Schmitter…“La clave de los diferentes grados de gobernabildad se encuentra no tanto en las magnitudes objetivas de los resultados macroeconómicos, las diferencias sociales o las relaciones de clase, como en la manera en que se lleva a cabo la mediación de intereses bien diferenciados entre la sociedad civil y el Estado”…Esta hipótesis no sólo pone en evidencia la importancia del estudio de la mediación entre la sociedad civil y el estado para el caso de la gobernabilidad, sino para el de otra categoría básica…la democracia”. (p 60 y 61)

Determinantes del cambio social (t6)

La construcción democrática supone además del desarrollo formal la construcción de una ciudadanía basada en una cultura política democrática

“Hablamos de desarrollo democrático como un proceso histórico de constitución de ciudadanía políticas activas, de la ampliación sucesiva de la participación pública, de la profundidad en el uso de los derechos que la Constitución y las leyes establecen y regulan. La ciudadanía se va construyendo en relación con las instituciones políticas y las oportunidades de ejercitar los derechos correspondientes, hasta configurar una democracia política…conduce a sociedades donde en términos operativos el ciudadano tiene libre oportunidad para organizarse en función

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de los diversos intereses que la vida en sociedad produce, de informarse y opinar, de participar en forma activa o testimonial en el debate público, verbalmente o por escrito, criticar, concertar e influir en las decisiones públicas, todo ello en condiciones de libertad y seguridad que el Estado tiene la obligación de mantener para todos, ejercitando sus derechos sin mas limitaciones que las que establecen la ley y los derechos de los otros. La suma de los derechos sociales y políticos que todo ello supone, forman los derechos del ciudadano, en una sociedad democrática, que se define primero, como una democracia política”. (p 7 y 8)

Concepto fundamental (t5) La gobernabilidad es posible cuando el Estado se constituye en el instrumento democrático que asimila las demandas y posibilita la democracia social dando lugar a un régimen político que alcanza niveles deseables de eficacia y legitimidad

“Entre los fenómenos que se originan en el estado y que determinan diversos grados de gobernabilidad, cabe mencionar los que se derivan del desempeño del gobierno….la oportunidad, efectividad, eficiencia, coherencia y aceptación social de las decisiones del Estado….igualmente hay que considerar el tipo de liderazgo, el diseño y funcionamiento de las instituciones públicas, las relaciones entre los organismos de estado, el equilibrio y los conflictos de las elites representadas en este último, el papel del estado y de los partidos políticos, etc…En cuanto a las circunstancias que se sitúan en la sociedad civil, deben citarse las desigualdades sociales, la exacerbación de los conflictos, la inseguridad ciudadana, las expectativas y los déficits sociales acumulados, la cultura política, etc.” (p59 y 60)

Diferenciación social (t4) Se expresa como actores y sectores (organizaciones e instituciones) “políticamente significativos”

“…una de las tareas fundamentales y urgentes en una sociedad como la guatemalteca es el reconstruir la noción de comunidad, encontrando en su seno a los actores sociales capaces de interactuar enfrentando los problemas del desarrollo y la democracia”. (p 24) “…en la sociedad guatemalteca los sujetos sociales en tanto que actores capaces de asumir y orientar derroteros de la sociedad ofrecen grave dificultad para organizarse…el problema de la heterogeneidad…impide que el actor pueblo pueda constituirse con capacidad suficiente para influir de manera determinante en la vida política”. (p 26 y 27)

Naturaleza del conflicto social (t2)

Los conflictos sociales no son indeseables ni inevitables porque provienen de diversas fuerzas sociales y de distintas movilizaciones y porque la democracia es el ejercicio permanente del consenso

“La posibilidad de acuerdos o transacciones aparece en la experiencia histórica directamente vinculada a la instalación de regímenes democráticos…Los regímenes políticos dan paso a formas democráticas porque pueden establecer y respetar normas destinadas a enfrentar el conflicto social y a resolverlo. Sin esa condición ninguna estructura democrática es posible, cualquiera que sea la definición que se intente proponer…Ya se trate de un conjunto de instituciones o prácticas, se una herramienta para facilitar la toma de decisiones para la mayoría, o un medio para construir el consenso, sea un programa reivindicativo, lo que resulta

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imprescindible es que se trate de un proceso de modificación, de cambio que asegure que los conflictos de intereses, las luchas reivindicativas, puedan conducir a nuevas formas de participación política, de integración social, de representación…La democracia posible es la estructura política de fuerzas sociales que se proponen ir más allá de lo existente, como un esfuerzo utópico permanente (como programa o proyecto) para modificar las relaciones del Estado con la sociedad; de gobernantes con los gobernados. En el centro de la idea de democracia posible está el conflicto social que la amplía y la lleva hasta sus límites históricos. No se busca la unidad; es la diversidad de fuerzas sociales cuyos conflictos puede y deben llevar al consenso”. (p 53-55)

Método empleado T5 Presencia de una noción constructivista de la acción social

“En el estudio de la mediación, existen varios campos a considerar dentro de los que destacaremos únicamente dos: a. los procesos que permiten estructrurar los intereses de los actores sociales, lo que supone identificarlos, explicar sus causas y presentarlos formalmente al conjunto de la sociedad y al estado (es decir, codificados y dentro de una estrategia discursiva adecuada y eficiente para alcanzar los resultados esperados); y b. la existencia y el funcionamiento de instancias especializadas del estado dedicadas a captar, recibir, procesar y hacer compatible ese tipo de intereses”. (p 66)

Bibliografía básica (t2) (1) Theda Skocpol. States and Social Development, 1979; McPherson. La democracia liberal y su época, 1981; A. Przeworski. Democracy as a contingent out come of conflict, 1984 (2) Carlos Sarti. “El proceso de Estructuración de la Dictadura Militar”. Polémica 7-8, 1983; N. Poulantzas. “Poder Político y clases sociales en el Estado Capitalista”, 1977; M. Solórzano. “Centroamérica: democracias de fachada”, 1983; G. Aguilera. “El nuevo sujeto de la lucha en Guatemala”, 1983; L. Althusser. “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”; E. Laclau. “Política e ideología en la teoría marxista”, 1978 (3) F. Engels. “Las guerras campesinas en Alemania”, 1971; R. Adams. “Crucifixion by power”, 1970; G. Aguilera. “El conflicto bélico en Guatemala”. 1986; G. Sartori. Thoerie de la Democracie. 1973.

Información primaria (t4) Cuadros: Sindicatos-federaciones-confederaciones inscritas según sector; indicadores sociales; situación de alfabetización; y población fuera del sistema de educación.

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Cuadro 1. Distribución temática de las tesis del área de Sociología elaboradas en la Escuela de Ciencia Política

AREA TEMÁTICA 1985-1989 1990-1999 2000-2002 Teoría 1 1 Metodología Pensamiento social 2 Formación 1 1 Religión 5 Lo étnico 2 El Estado 5 12 2 La política 1 Estructuras 3 3 Procesos 2 8 2 Actores 14 6 TOTALES 8 49 14 * Puede observarse la gran concentración en temas relacionados con el Estado, principalmente con las políticas públicas y con actores (organizaciones sociales). Las tesis con enfoque marxista son un porcentaje muy bajo: 1985-1989 (2), 1990-1999 (2) y 2000-2002 (1). Fuente: Elaboración propia.

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Cuadro 2. Distribución temática de los artículos elaborados por sociólogos y publicados por la Revista Política y Sociedad

AREA

TEMÁTICA 1976-1979 1980-1989 1990-1999 2000-2002

Teoría 1 Metodología 1 Pensamiento social

1

Formación 1 Religión 1 1 Lo étnico 1 El Estado 1 La política 3 1 Estructuras 3 1 Procesos 3 2 12 4 Actores 2 1 1 TOTALES 8 5 21 7 * Puede observarse la concentración creciente en temas asociados al Proceso de Paz. Los ensayos con enfoque marxista son relativamente pocos: 1976-1979 (5) y 1980-1989 (1). Fuente: Elaboración propia.

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GLOSARIO DE TÉRMINOS

Realidad social: Rasgos generales que exhibe la sociedad en el ámbito nacional, regional y mundial, donde se desarrollan las ciencias sociales, fundamentalmente en aspectos económicos, políticos, sociales, culturales e intelectuales, desde el punto de vista estructural y coyuntural. Paradigma: Posiciones epistemológicas de base presentes en la investigación social que brindan explicaciones sociales que subtiende, pero no se confunde con las divisiones en numerosas corrientes, escuelas o modelos de interpretación social. Para el caso de América Latina, un ejemplo sería el paradigma tradicional-moderno. Modelo de interpretación social: Interpretaciones de los paradigmas que generan determinadas prácticas científicas. Son maneras de describir, comprender y explicar los universos sociales. En el caso de América Latina, ejemplos de estos modelos son el Cepalismo, el Depentismo o el Marxismo. Proyecto discursivo científico-social: Discurso intelectual y científico propio de las disciplinas sociales que supone la comprensión de lo social y de sus perspectivas a futuro como una empresa razonada de análisis y que especifica su concepción del mundo y del quehacer científico, porque responde a un conjunto de preocupaciones. Modelo teórico-metodológico: Preferencias epistemológicas teóricas y metodológicas que especifican un modelo de interpretación social. Se trata de la “bandera esencial” de toda corriente de interpretación y se caracteriza por la presencia de disputas y diálogos teóricos, el uso de determinadas nociones, concepciones y categorías de análisis; y por el uso frecuente de ciertas técnicas de recopilación y análisis de la información. Un modelo teórico-metodológico, es en parte epistemología, metodología y técnica, combinadas con su concepción del mundo y del quehacer científico. Práctica científico-social: Problemáticas y temáticas que el proyecto intelectual privilegia y pone en el centro de sus preocupaciones y desarrollos esenciales. No son disyuntivas, sino extremos de un continuo en que las investigaciones se insertan combinándose en mayor o menor grado. En el caso de América Latina, un ejemplo de problemática sería el desarrollo y de una temática, el cambio social. Constructivismo Social: Postura epistemológica que considera que la realidad social es construida y no natural o dada para siempre y que la sociedad es creada por las personas. Enfatizando la dimensión culturalista, afirma que son construcciones humanas tanto la sociedad, como el conocimiento que tenemos de ella. En términos generales, presenta los hechos como resultado de alguna actividad, afirmando que todo sucede en el nivel de la acción y la deliberación práctica, y que los agentes tendrán motivos y demandas subjetivas, pero terminarán por acatar ciertas reglas compartidas, para facilitar el entendimiento mutuo.

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Al privilegiar la idea de que la acción social tiene consecuencias fácticas y, por eso es anterior a los hechos, sostiene que el conocimiento accede básicamente de aquellas entidades que los agentes han construido o son capaces de construir.La explicación del constructivismo social se fundamenta en tres procesos: a) Externalización. El orden social es un producto humano por génesis (en el pasado fue

construido por personas) y por existencia (sólo puede existir ese orden en el presente, si existen personas que lo sostienen).

b) Objetivación. Proceso que convierte los productos de la actividad humana en algo exterior a ella, incluyendo la institucionalización (repetición de la acción que se convierte en típica y que, al pasar a otras generaciones, aparece como objetiva); y la legitimación (los conocimientos y normas que abarcan y justifican las instituciones).

c) Internalización. Implica la asunción subjetiva de algo que viene de fuera y que aparece como objetivo, aunque, en realidad, es una construcción subjetiva de otras personas. Cuando hay suficiente grado de internalización para considerarse miembro de la sociedad, se habla de socialización (primaria y secundaria).

La crítica a esta postura sostiene que hay hechos sociales que no dependen del acuerdo humano y que tampoco se basan exclusivamente en las interacciones de los individuos, porque la conciencia de los sujetos individuales es generada en sus relaciones intersujetivas con los demás.